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moni ah PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE Y DEL INTELIGIBLE (DISERTACION DE 1770) Versi6n castellana de Ramon Cefial Lorente Estudio preliminar y Complementos de José Gomez Caffarena CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTIFICAS AL AUGUSTISIMO, SERENISIMO Y POTENTISIMO PRINCIPE Y SENOR, SENOR FEDERICO, REY DE LOS PRUSIANOS, MARGRAVE DE BRANDENBURGO, S. RL. ARCHICAMARERO Y ELECTOR, SOBERANO DE SILESIA, ETC., ETC, ETC. CLEMENTISIMO PADRE DE LA PATRIA, COMO A SU INDULGENTISIMO REY Y SENOR, estas primicias del cargo que le ha sido encomendado con devota mente oftece su fiel stibdito IMMANUEL KANT. {l] SECCION I DE LA NOCION DE MUNDO EN GENERAL Sol En el compuesto sustancial, asi como el andlisis no termina sino en la parte que no es un todo, es decir, en lo SIMPLE, ast también Ia sinte- sis no termina sino en el todo que no es parte, es decir, en el MUNDO. En la exposicién de este concepto basico, ademés de a las notas, que pertenecen al conocimiento distinto del objeto, he prestado también algu- na atencién a su doble génesis a partir de la naturaleza de la mente; exposi- cién que puede servir de ejemplo, para mas penetrar en el método que se debe seguir en el campo de la metafisica y que por lo mismo, a mi parecer, es muy recomendable. En efecto, una cosa es, dadas las partes, concebir la composicién del todo por medio de una nocidn abstracta del intelecto, y otra cosa es, cual si se cratara de un problema de raz6n, realizar esta nocién ge- neral por medio de la facultad cognoscitiva sensible, es decir, representdr- sela mediante una intuicién distinta. Lo primero se obtiene por medio del concepto de composiciénen general, en cuanto que bajo él se contienen mu- chas cosas (que dicen entre si mutuo respecto), esto es, por medio de ide- as intelectuales y universales; lo segundo se apoya en las condiciones del tiempo, en cuanto que, afiadiendo sucesivamente una parte a otra, el con- cepto de composicién es posible genéticamente, es decir [2), por SINTESIS, y est sometido a las leyes de la intwicién. Del mismo modo, dado un com- puesto sustancial, facilmente se llega a la idea de partes simples, eliminan- do de modo universal la nocién intelectual de composieién; porque supri- mida toda unién, lo que queda son partes simples. Pero, seguin las leyes del conocimiento incuitivo, no ocurre Jo mismo, es decir, no desaparece toda composicién sino retrocediendo desde ef todo dado hasta todas las partes po- sibles, es decir, por 1388| andlisis (*), el cual, a su vez, se apoya en las con- 9 A fos eérminos «anilisis» y «sintesis» se les atribuye comtnmente un doble sig- nificado. A saber: a sintesis, o es eualitasive, progreso on la serie de cosas subordinadas desde el principio 0 razén a lo fundado, o es cuantitativa, progreso en la serie de cosas coordinadas desde na parte dada, mediante sus partes complementarias, al todo. Del PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE Y DEL INTELIGIBLE diciones de tiempo. Ahora bien, requiriéndose para el compuesto multitud de partes y para el todo omnitud [totalidad de partes], ni el andlisis ni la sintesis serdn completos, y por lo mismo, ni por el primero surgiré el con- cepto de parte simple, ni por la segunda el concepto de todo, si ambos no pueden ser tetminados en un tiempo finito y designable. Sin embargo, puesto que en el cuanto continuo el regreso desde el to- do a las partes dables y en lo infinito el progreso desde las partes al todo dado carecen de término, y por lo mismo, de una parte el andlisis com- pleto y de otra la sintesis completa son imposibles: ni es posible en el pri- mer caso pensar completamente el todo segtin las leyes de la intuicién, respecto de la composicién, ni es posible en el segundo caso pensar com- pletamente el compuesto, respecto de la totalidad. De aqui se hace paten- te por qué, teniéndose comuinmente irrepresentable e imposible como tér- minos del mismo significado, son rechazados por muchos los conceptos de continuo y de infinito, puesto que su representacidn, segiin las leyes del conocimiento intuitivo, es absolutamente imposible. Sin embargo, aunque aqui no defiendo la causa de estas nociones (**), rechazadas, principal- mente la primera, por no pocas escuelas, es sin embargo de maxima [3] importancia advertir [389] que caen en gravisimo error los que usan de tan perversa manera de argiiir. Porque, en efecto, lo que repugna a las le- mismo modo, el andlisis, comado en el primer sentido, es el regreso desde lo fiundado a su fundamento, et. el segundo sentido es el regreso desde el todo a sus partes posibles 0 mediatas; ¢s decir, a las partes de las partes, y por esto no es division, sino subdivisién del compuesto dado. Tomamos aqui sintesis y andlisis solamente en el segundo signi ficado. (**) Los que rechazan el infinito matermatico actual no se ven en tanta dificultad. En efecto, construyen tal definicidn de infinito, de la cual puedan extraer alguna [3] conttadiccién. Para ellos infinito dice: Una maguitud cuanea, mayor que la cual toda otra es imposible; y el infinito matemitico dice: wna multitud (de una unidad dable), mayor ue la cual toda otra es imposible, Pero poniendo aqui maximo en el lugar de infinito, y siendo una muleitud méxima imposible, ficilmente concluyen contra el infinito fingi- do por ellos mismos, O bien a la multitud infinita fa llaman simero infinito y mues- tran que esto es absurdo, lo cual ciertamente es claro; pero, esto supuesto, no se lucha sino contra sombias imaginarias. Por e! contrario, si hubierun concebido el infinito ma- temitico como una cantidad, la cual, respecto de su medida, considerada como uni- dad, es una multinud mayor que tado niimero; v, ademis, si hubieran advertido que aqui a mensurabilidad s6lo denota relacién a la medida del intelecto humano, por el cual sélo se puede llegar al concepio determinado de multitud, abadiendo sucesivamente uni- ded a unidad, y por cl cual sélo se puede llegar al concepto completo lamado msimero, realizando esa progresién en tiempo finito, hubieran visto con plena claridad que lo que no se conciliz con una determinada ley de un determinado sujeto, no por eso ex- cede toda inteleccién; en efecto, puede darse un intelecto, no humano ciertamente, el cual, sin aplicacién sucesiva de una medida, con una sola vista vea una multitud dis- tintamente, PRINCI2I0$ FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE Y DEL INTELIGIBLE, yes del intelecto y de fa razén, es ciertamente imposible; pero lo que, siendo objeto ce la razén pura, simplemente no obedece a las leyes del conocimiento intuitivo, no es imposible. En efecto, este disenso entre la Facultad sensitiva y la intelectual (cuya indole expondré en segutida), aqui sélo denora que la facultad cognoscitiva no siempre puede realizar en concreto y transformar en intuiciones las ideas recibidas del intelecto. Es- ta reluctancia subjetiva a veces intenta falazmente pasar por repugnan- cia objetiva, y facilmente engafia a los incautos, al tomar los limites que circunscriben Ja mente humana por limites de la misma esencia de las cosas. Por lo demés, suptiesto, por el testimonio de los sentidos, 0 por cual- quier otro medio, que se dan compuestos sustanciales, facilmente se ha- ce evidente, con argumento tomado de las razones del intelecto, que se dan partes simples y mundo. Por esto, en nuestra definicién he apunta- do tambien a Jas causas, que estén contenidas en la indole del sujeto, pa- ra que la nocién del mundo no parezca arbitraria ni solamente fingida, como ocurre en las matematicas, para deducir de ella consectarios. Pues la mente, ocugada en resolver y componer [4] el concepto de com- puesto, se exige y presume términos, en los cuales pueda descansar tan- to a priori como a posteriori. § 2. Los puntos, a los cuales se debe atender en la definicién del mun- do, son éstos: J. La MATERIA (en sentido trascendental), es decir, las partes, que aqui son consideradas como sustancias. Podriamos desentendernos del acuerdo de nuestra definicién con Ia significacién corriente de la pala- bra [«mundo»]. pues, c6mo puedan muchas sustancias constituir con- juntamente algo uno, y en qué condiciones estribe que esto uno no sea parte de otro, es sélo cuestidn pertinente a un problema que surge se- piin las leyes de la razén. Pero nos sale al paso todavia la significacién del vocablo tal como es entendido vulgarmente. Porque nadie contara como partes del mundo los aceidentes, sino que los atribuird a su estado, como determinaciones suyas. Por esto el mundo llamado egoistico, que se resuelve en una sustancia unica y simple, impropiamente es llamado mundo, a no ser tal vez considerandolo como imaginario. Por la misma razén no es Kcito atribuir al todo mundano como parte suya la serie de las cosas sucesivas (es decir, de los estados); porque las modificaciones no son partes de un sujeto, sino algo fundado por él. Finalmente, no he examinado aqui la naturaleza de las sustancias, que constituyen el mun- PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE Y DEL INTELIGIBLE do, si son conringentes, o nel390|cesarias, ni intreduzco gratuitamente tal determinacién en la definicién [del mundo], para después, como suele hacerse, deducirla de ella con una especiosa forma de argumentacién; mas adelante, sin embargo, mostraré que la contingencia puede ser con- cluida plenamente de las condiciones aqui establecidas. Ti. La FORMA, que consiste en la coordinacién de las sustancias, no en su subordinacién. Porque las cosas cvordinadas se miran muruamen- te como complementos de un todo, las subordinadas, como lo causado y su causa, o en general, como el principio [o fundamento], y lo fun- dado. La primera relacién es reciproca y homénima, de manera que cualquiera de los términos correlativos mira al otro como determinante y ala vez como determinado; la segunda es heterénima [no reciprocal, esto es, de una parte es sdlo relacién de dependencia y de otra de cau- salidad. Esta coordinacién se concibe como real y objetiva, no como. [5] ideal y fundada en el mero arbitrio del sujeto, por el que, sumando segtin el propio gusto una multitud cualquiera, se pueda formar un todo. En efecto, reuniendo juntas muchas cosas se puede hacer sin dificultad un todo de representacién, pero no por lo mismo la representacién de un todo, Por la misma raz6n, si por acaso se dan todos de sustancias, no li- gados entre si por ningtin vinculo, su conjunto, por el cual la mente re- duce una multitud a un todo ideal, no dirfa ya sino una multitud de mundos abrazados por un tnico pensamiento. El nexo empero, que constituye la forma esencial del mundo, es considerado como el princi- pio de ios inflyios posible de las sustancias que consticuyen el mundo. Porque los influjos actuales no pertenecen a su esencia, sino a su esta- do, y las mismas fuerzas transeuintes, causas de los influjos, suponen un cierto principio, por el que sea posible que Jos estados de muchas cosas, cuya subsistencia por otra parte es independiente entte si, puedan mi- rarse mutuamente como fundados unos por otros; si se prescinde de es- te principio, no cabe admitir como posible una fuerza transetinte en el mundo. ¥ esta forma, esencial al mundo, es por lo mismo ciertamente inmutable y no esta sujeta a ningtin cambio; y esto, primeramente, por una razén légica, porque todo cambio supone la identidad del sujeto, siendo por su parte sucesivas las determinaciones. Por esto el mundo, permaneciendo el mismo a través de todos sus estados sucesivos, con- serva la misma forma fundamental. Porque para la identidad de un to- do no basta la identidad de las partes, sino que se requiere la identidad de la composicién caracteristica. Pero el ser idéntico se sigue principal- mente de un principio real. Porque la naturaleza del mundo, que es el primer princip‘o interno de todas las determinaciones variables, que per- tenecen al estado del mundo, no pudiendo ser opuesta a si misma, es asimismo por naturaleza, esto es, por sf misma, inmutable; y por esto se PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE Y DEL INTELIGIBLE, da en el mundo, cualquiera que sea éste, una cierta forma, constante, invariable, que ha de ser atribuida a su naturaleza, como 13911 principio perenne de toda forma contingente y transitoria, propia de un estado del mundo. Quienes tengan esta disquisicién por superflua son enga- fiados por los conceptos de espacio y de tiempo, cual si fueran éstos con- diciones dadas por si mismas y primitivas, esto es, tales que por su vir- tud, sin ningun otro principio, no sdlo fuera posible [6], sino también necesario, que muchas cosas actuales se miren mutuamente como com- partes y conscituyan un todo. Pero mostraré en seguida que estas no- ciones no son de ninguna manera racionales ni ideas objecivas de nexo ninguno, sine fendmenos, y que dan testimonio de algun principio co- main del nexo universal, pero no Jo explican. TL. La UNIVERSIDAD [ Universitas], que es la absohuta omnitud de las partes conjuntas. Pues, habida cuenta de un compuesto dado, aun considerandolo como parte de otro compuesto, sin embargo, siempre se da en él una cierta omnitud comparativa, es decir, de las partes que per- tenecen a [dicho todo] cuanto. Pero aqui se considera como puesto con- juntamente todo lo que pertenece como comparte a un todo cualquie- ra. Esta toralidad absoluta, aunque es aparentemente un concepto coti- diano y facil, principalmente enunciada de un modo negative, como ocu- tre en su definicién, sin embargo, si se la examina més a fondo, parece conyertirse en una cruz para el filésofo. En efecto, dificilmente se pue- de concebir cémo pueda reducitse a un todo, que abarque completamente todas sus vicisicudes, la serie, que nunca puede Hegar a su término, de los estados del universo, que se suceden unos a otros eternamente. Porque. por su misma infinitud, es necesario que carezca de sévmina, y, por lo mi mo, no se da una serie de cosas sucesivas que no sea parte de otra. de manera que por la misma causa la perfecta completez, es decir, la « lidad absoluta parece estar aqui compleramente destertada. En efecuo. aunque la noci6n de parte puede ser tomada universalmente, v aunczs todo Io que cabe bajo esta nocién, si se considera como dado en misma serie, constituye algo uno, sin embargo, el concepto de rode pa- rece exigir que todo ello sea considerado como dado simultdneamen Jo cual en el caso en cuestién es imposible. Porque, no signiendo na a toda la serie, y, por otra parte, supuesta una serie de cosas que se ceden unas a otras, no se da cosa ninguna, a la cual nada siga, a no la que es la tiltima: de aquf resulta que se daria en la eternidad algo al timo, lo cual 2s absurdo. Tal vez piense alguno que esta dificultad. ¢ afecta al infinito sucesivo, no tiene lugar en el infinite simultdneo, pre: to que la siinultaneidad parece enunciar claramente un conjunto de co- sas, todas ellas dadas a un mismo tiempo. Pero si se admite el infinito multéneo, se ciene que conceder también la totalidad del infinito suce- PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE Y DEL INTELIGIBLE sivo, y negada la segunda {7] también queda suprimida la primera. En efecto, el infinito simultaneo suministra materia inagotable a una eter- nidad, para progresar sucesivamente e in infinitum por sus partes innu- merables, serie, sin embargo, que se daria |392/ total y perfecta en el infi- nito simultineo, y por lo mismo, la serie que nunca puede ser acabada por adicién sucesiva [de sus elementos], se podrfa dar, sin embargo, to- da entera, El que quiera desembarazarse de esta espinosa cuestidn, ad- vierta de una vez para siempre: la coordinacién de muchas cosas, ya su- cesiva, ya simultinea (porque se apoya en los conceptos de tiempo), no pertenece al concepto intelectual de un todo, sino solamente a las con- diciones de la intuicién sensible; por lo mismo, aunque no sean conce- bibles sensiblemente, sin embargo, no por ello dejan de ser intelectua- Jes, Para este concepto basta lo siguiente: que se den, como quiera que sea, cosas coordinadas y que todas ellas sean pensadas como pertene- cientes a algo uno. SECCION If DDE LA DIFERENCIA DE LO SENSIBLE Y DE LO INTELIGIBLE EN GENERAL § 3. La sensibilidad es \a receprividad de un sujeto, por la que es posible que el estado representativo del mismo sea afectado de deteeminada ma- nera por la presencia de algiin objeto. La inteligencia (racionalidad) es la facultad de un sujeto, por la cual es capaz de representarse lo que por ra- 26n de su condicidén no puede penetrar en sus sentidos. El objeto de la sensibilidad ¢s lo sensible; y lo que no contiene sino lo que s6lo puede ser conocido por la inteligencia, es lo inteligible, Lo primero se llamaba en las escuelas antiguas fendmeno; lo segundo, notimeno. El conocimiento, en cuanto sometido a las leyes de la sensibilidad, es sensible, en cuanto sometido a las leyes de la inteligencia, es intelectual o racional. § 4 Por consiguiente, todo lo que hay de sensible en el conocimiento de- pende de la indole especial del sujeto, en cuanto que es capaz de tal o cual modificacién por virtud de la presencia de un objeto, indole que, seguin la variedad de los sujetos, puede ser en unos diversa de la de los otros; por el contrario, todo conocimiento que esta exento de tal con- dicién subjetiva sélo mira al objeto. De donde se sigue: [8] lo pensado sensiblemente es representacién de las cosas como ellas (se nos] aparecen, Jo pensado intelectualmente, de las cosas como elas son. En la represen- tacién de fos sentidos se da en primer lugar algo, que se puede llamar materia, esto es la sensacién, y ademas algo que puede llamarse la forma [species de lo sensible, que surge al coordinarse, segin una cierta ley na- tural del alma, la variedad de datos que afecta al sentido. Ademéas: 1393! de la misma manera que la imppresién sensorial que constituye la mate- ria de la representacién sensible, arguye ciertamente la presencia de al- go sensible, pero en cuanto a su cualidad depende de Ja naturaleza del sujeto como modifiable por dicho objeto: asi también fa forma de di- 10 PRINC.PLOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE ¥ DEL INTELIGIBLE, cha representacion testifica ciertamente un cierto respecto 0 relacién de Jo impreso sensorialmente, pero propiamente no es un esboz0 0 como esquema del objeto, sino una cierta ley, sita en la mente, de coordinar entre si las impresiones recibidas y provenientes de la presencia del obje- to. En efecto, los objetos no hieren los sentidos por su forma o especie; y por lo mismo, para que lo diverso del objeto, que afecta al sentido, se retina y constituya un todo de representacién, es necesario un principio interno del espfritu, por virtud del cual aquella variedad de datos reci- ba una cierta forma o especie, segtin leyes estables e innatas. § 5. Asi, pues, al conocimiento sensible pertenece: una materia, que es lz sensacién, y por razén de la cual los conocimientos se dicen sensiti- vos, ¥ una forma, por razén de la cual las representaciones, aunque se den sin ninguna sensacién, se dicen sensibles. Por otra parte, por lo que se refiere a lo intelectual, conviene ante todo notar bien que los usos del intelecto, es decir, de la facultad superior del alma, son dos: de los cua- les por el primero se dan los conceptos mismos, de fas cosas o de sus re- laciones, y este es el USO REAL; por el segundo [los conceptos], sea cual fuere su origen, solamente son subordinados entre si, esto es, los infe- riores a los superiores (las notas comunes), y son conferidos entre sf, se- gtin el principio de contradiccién, y este USO se llama LOGICO. El uso Tégico es comin a todas las ciencias, no asi el uso real, En efecto, un co- nocimiento, sea dado del modo que fuere, es considerado, 0 como con- tenido bajo una nota que es comin a muchos, o como opuesto a ella, y esto, o bien de modo inmediato y préximo, como ocutre en los juicias, en orden al conocimiento distinto, o bien de modo mediato, como ocu- rre en los racwocinios [9], en orden al conocimiento adecuado y pleno. Dados, por consiguiente, los conocimientos sensibles, por el uso Iégico del intelecto unos conocimientos sensibles son subordinados a otros cono- cimientos sensibles como conceptos comunes, y los fenémenos son su- bordinados a las leyes mas generales de los fendmenos. Pero es de ma- xima importaacia advertir lo siguiente: los conocimientos deben ser te- nidos siempre por sensibles, por mucho que se extienda sobre ellos el uso légico del intelecto. Porque los conocimientos son llamados sensi- bles por razdn de su génesis, no por razén de su comparacién en orden a sut identidad u oposicién. Por esto las leyes empiricas més generales, no obstante [este carécter], son siempre sensitivas, y los principios de la for- ma sensible, cue se encuencran en fa geometrfa (las relaciones determi- nadas en el espacio) no exceden el orden de lo sensible, por muche que PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE ¥ DEL INELIGIBLE opere sobre ellos el intelecto, argumen|394ltando a partir de to dado sen- siblemente (por intuicién pura) y segtin las reglas logicas. En lo sensible yen el fendmeno, lo que antecede al uso ldgico, se llama apariencia, y se llama experiencia el conocimiento reflejo originado a partir de miiltiples apariencias comparadas por el intelecto, No se da, por consiguiente, camino de la apariencia a la experiencia sino por medio de la reflexién, segtin el uso logico del intelecto. Los conceptos comunes de la expe- sencia se laman empirieas y los objetos fendmenos, y las leyes de la ex- periencia y en general de todo conocimiento sensible se llaman leyes de Jos fendmenos. Asi, pues, los conceptos empiricos no se hacen intelec- tuales en sentido real por su teduccién a una mayor universalidad, ¥ no exceden el medo del conocimiento sensible, sino que permanecen in- definidamente sensibles, por mucho que se eleven por abstraccién. § 6 Por lo que toca a lo intelectual en sentido estricto, acerca de lo cual el us0 del intelecto ex real, (digo:] tales conceptos, tanto de los objetos co- mo de sus relaciones, se dan por la misma naturaleza del intelecto, y no son abstrafdos a partir de ejercicio alguno de los sentidos, ni contienen forma ninguna del conocimiento sensible en cuanto tal. Aqui es nece- sario notar la maxima ambigiiedad de la palabra abstracto, la cual es ne- cesario eliminar de antemano, para que no vicie nuestra indagacién del conocimiento intelectual. Esto es: en propiedad se ha de decir: abstraer de algo y no abstraer algo (10). Lo primero indica que en un determina- do concepto no atendemos a lo que esté, de la manera que sea, conexo con él; lo segundo, que no se da sino en concreto y as{ que es separado de lo que esta unido con él, Por consiguiente, el concepto intelectual abs- trae de todo lo sensible, perono es abstraido de lo sensible, y seria mejor decir que es concepto absirayente que abstracto. Por lo cual es mas acon- sejable llamar < los conceptos intelectuales ideas purasy llamar] abstractos a los conceptos que se dan emp{ricamente. 8 7. Por lo dicko se ve que se declara mal lo sensible {diciendo que es] lo conocido confisamente, ¥ lo intelectual (diciendo] que es aquello cuyo co- nocimiento es distinto.Porque éstas son diferencias puramente légicas y que no aféctan alo dado, sujeto de toda comparacién légica. Puede por su parte set lo sensible en sumo grado distinto, y lo intelectual en sumo 12 PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE Y DEL INTELIGIBLE grado confuso. Lo primero lo encontramos 1395] en la geometria, pro- totipo de conocimiento sensible, lo segundo en ef érgano de todos los conocimientos intelectuales, la metafisica; es patente cémo se esfuerza és- ta por disipar las nieblas de la confusién, que oscurecen al intelecto or- dinario, aunque no siempre lo logra con el feliz éxito de la primera. Sin embargo, cada uno de estos dos conocimientos conserva el signo de su origen, de manera que el primero, por muy distinto que sea, por razon de su origen siempre es llamado sensible, y el segundo, por muy confu- so que sea, siempre permanece intelectual, cuales son, por ejemplo, los conceptos morales conocidos, no por experiencia, sino por el mismo in- telecto puro. Temo que el clarfsimo WOLFF con aquella diferencia entre sensible e intelectual, que para él es puramente ldgica, anule por com- pleto fa excelente doctrina de la antigtiedad acerca de la constitucién de los fendmenos y notimenos, con mucho dafio de la filosofia, y asi apar- te los énimos de su indagacién para Ilevarlos a las que son muchas ve- ces puras minucias légicas. § 8. La Filosofia, que contiene los primeros principios del uso del intelec- to puro, es la METAFISICA. Es propedéurica para esta ciencia la que [11] ensefia la diferencia entre el conocimiento sensible y el intelectual; de ella presentamos una muestra en esta disertacién nuestra. Asi, pues, no dindose en la metafisica principios empiticos, los conceptos en ella pre- sentes no se han de buscar en los sentidos, sino en la misma naturaleza del intelecto puro, no como conceptos iznatos, sino como abstrafdos de las leyes connaturales de la mente (habida cuenta de su ejercicio con oca- sién de la experiencia) y son por lo mismo adguirides. Son de esta clase [los conceptos de] posibilidad, existencia, necesidad, sustancia, causa, €Xc., con sus opuestos o correlativos; Jos cuales, no siendo nunca partes de ninguna representacién sensible, no pueden ser de ningiin modo abs- traidos de ella. § 9 Elfin de Jos congcimientos intelectuales eadable; el primero es elén- tico, por el cual su utilidad es negativa, esto es, la de impedir que lo con- cebido sensiblemente invada el terreno de los novimenos, y aunque no promuevan el mas minimo progreso de Ta ciencia, sin embargo, la in- munizan del conragio de errores. El segundo es dogmatico, segin el cual 1B PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE Y DEL INTELIGIBLE, los principios generales del intelecto puro, cuales son los que brinda la ontologia o la psicologia racional, se constituyen en un cierto ejemplar, | 1396] que no puede ser concebido sino por el intelecto puro, que es a su vez, por lo que se refiere a la realidad, medida comtin de todo !o demés, es decir, la PERFECCION NOUMENO. Esta puede ser tal en sentido teoré- tico {*) 0 practico. En el primero es el Ente Sumo, Dios; en el segun- do sentido es la PERFECCION MORAL. Ast, pues, la filosofia moral, en cuanto que suministra los primeros principios del juicio [moral], no es conocida sino por el intelecto puro y pertenece a la filosofia pura; por este, EpICURO, que reduce sus criterios al sentido del placer o del has- tio, es con suma razdn censurado, juntamente con algunos neotéricos, que en cierta manera le siguen de lejos, como SHAFTESBURY y sus secua- ces. En todo género de cosas cuya cantidad es variable, lo maximo es la medida comin y el principio del conocimiento. Lo maximo de perfeccién se llama ahora Ideal, en PLATON, Idea (cual es [12] su idea del Estado) y es el principio de todo lo contenido bajo la nocién general de alguna per- feccidn, en cuanto que los grados menores son considetados como sélo determinables por limitacién de lo maximo; y Dios, el cual, como ideal de perfeccidn, es principio de conocimiento, es a su vez, como realmente existente, el principio de la produccién de toda perfeccién. § 10. De lo intelectual no se da (al hombre) intuicién, sino solamente un conocimiento simbélico, y solo nos es dada la inteleccion en abstracto por conceptos universales, no en concreto por un [concepto] singular. Por- que toda nuestra intuicién esté atada a un cierto principio formal, sélo bajo el cual puede la mente veralgo inmediatamente, esto es, como sin- gular, y no sélo concebirlo discursivamente por conceptos generales. Es- te principio formal de nuestra intuicidn (el espacio y el tiempo) es la con- dicién para que algo pueda ser objeto de nuestros sentidos, y asi, como condicién del conocimiento sensible, no puede ser medio de intuicién intelectual. Ademas la mareria de codo nuestro conocimiento no se [nos] da sino por los sentidos; por el contrario, un notimeno en cuanto tal no puede ser concebido por medio de representaciones tomadas de Jas sen- saciones; por esto el concepto de lo inteligible en cuanto tal estd des- provisto de todos los datos de la intuicién humana. Es decir: la intuicibn 0) Consideramos algo teoréticamente, cuando no atendemos sino a lo que le con- viene como ente, pricticamente, cuando consideramos lo que deberfa ser propio de el por razén de la libertad. 14 PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE ¥ DEL INTELIGIBLE, de nuestta capacidad cognoscitiva es siempre 13971 pasiva, y por lo mis- mo solo es posible en tanto en cuanto que algo pueda afectar a nuestros sentidos, Pero la intuicién divina, que es principio de sus objetos, y no algo principiado, como independiente que es, es arquetipo y por lo mis- mo perfectamente intelectual. § Ib Pero los fendmenos, aunque sean propiamente especies [copias} de Jas cosas, no ideas, y no expresen la interna y absoluta constitucién de los objetos, sin embargo, el conocimiento de ellos es absolutamente ver- dadero. Porque, primeramente, en cuanto que son conceptos 0 apre- hhensiones sensibles, como causados testifican la presencia del objeto, contra lo que afirma el idealismo; ademds, si se atiende a los juicios so- bre lo conocido sensiblemente, consistiendo la verdad [13] en la con- formidad del predicado con el sujeto dado, y por otra parte, no dando- se el concepto del sujeto, en cuanto fenémene, sino en relacidn con Ja facultad cognoscitiva sensible y dandose a su vez como conformes a la misma los predicados en cuanto observables sensiblemente, de aqui re- sulta evidente que las representaciones del sujeto y del predicado se pro- ducen segtin leyes comunes y asi dan base a un conocimiento muy ver- dadero. § 12. Todo lo que se comporta como objeto respecto de nuestros sentidos es un fendmeno, y lo que no tocando a nuestros sentidos contiene so- lamente la forma singular de la sensibilidad, pertenece a la intuicién pu- ra (es decir, vacia de sensaciones, pero no por ello intelectual). Los fe- némenos se registran. y declaran, primero, los del sentido externo en la Fisica, después, los del sentido interno en la PsICOLOGIA empirica. Pe- ro la intuicién pura (humana) no es un concepto universal o légico ba- jo el cual, sino un concepto singular en ef cual se piensan todas las cosas sensibles, cualesquiera que sean, y por esto contiene los conceptos de es- pacio y de tiempo; los cuales, como no determinan nada de lo sensible en cuanto a su cualidad, no son objeto de ciencia sino en relacién con la cantidad. Por esto, la MAYEMATICA PURA considera el espacio en la GEOMETRIA, el tiempo en la MECANTCA PURA. A estos conceptos hay que afiadir otro concepto, en si intelectual, pero cuya actuacién en concre- to exige los conceptos subsidiarios de tiempo y de espacio (afiadiendo 15 PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE ¥ DEL (NTELIGIBLE sucesivamente y juntando uno a uno lo multiple): es el concepto de mui- mero, de que wata [a ARITMETICA. Segtin esto [a matematica pura, que expone la forma de todo nuestro conocimiento sensible, es el drgano de todo conocimiento intuil398ltivo y distinto: y puesto que sus objetos, no sélo son los principios formales de toda inuuicién, sino que ellos mis- mos son intuiciones originarias, brinda un conocimiento en sumo grado verdadero, que es al mismo tiempo el modelo de la suma evidencia pa- ra los otros conocimientos. Asi, pues se da ciencia de lo sensible, aunque, siendo fenémeno, no se da de ello inteleccién teal, sino solamente légi- ca; por donde se ve claramente en qué sentido debe interpretarse la ne- gacién de ciencia acerca de los fenémenos sostenida por los que se ins- piraron en la Escuela Eledtica. 16 (14] SECCION III DE LOS PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE. § 13. EJ principio formal del universo es lo que contiene la razén del ne- xo universal, por el que todas [as sustancias y sus estados pertenecen a un mismo todo, que se Hama mundo. El principio formal del mundo sen- sible es lo que contiene la razén del nexo universal de todas las cosas en cuanto fendmenos. La forma del mundo inteligible denota un principio objetivo, es decir, una causa, por la cual se da la unién de las cosas en cuanto existentes en si. El mundo, considerado como fendémeno, esto es, en relacién con la sensibilidad del espiricu humano, no reconoce mis principio formal que el subjetivo, es decir, una cierta ley del espiritu, por razén de la cual es necesario que todo lo que puede set objeto de los sen- tidos (por virtud de su constitucién) aparezca necesariamente como per- teneciente a un mismo todo. Sea, pues cual fuere el principio formal del mundo sensible, en todo caso no abraza sino las cosas actuales en cuan- to que se las considera cayendo bajo la drbita de los sentidos, y por esto no pueden ser objeto de los sentidos ni las suscancias inmareriales, que, en cuanto tales, por definicién, ya caen totalmente fuera de los sentidos externos, ni la causa del mundo, puesto que por ella la misma mente existe y estd dotada de algtin sentido. Estos principios formales del Uni- verso como fendmeno, absolutamente universales, catdlicos, y que son ademas como el esquema y condicién de todo lo sensible en el conoci- miento humano, son dos, el tiempo y el espacio: lo demuestro a conti- nuacién. § 14. DEL TEMPO 1. La idea de tiempo no nace de los sentidos, sino que es supuesta por ellos, En efecto, que lo que llega a los sentidos sea simultincamente 0 sucesivamente, esto no puede ser representado sino por 13991 la idea de tiempo; ni tampoco la sucesién engendra el concepto de tiempo, sino 7 PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE ¥ DEL INTELIGIBLE que apela a él, Por esto la nocién de tiempo, cual si fuera adquirida por la experiencia, muy mal se la define por la se{15]rie de las cosas actua- les existentes unas después de otras. Porque, qué signifique ef vocablo después, no lo eatiendo, si no antecede ya el concepto de tiempo. Por- que existen unas después de otras las cosas que existen en tiempos diver- sos, de la misma manera que son simudidneamente las que existen en ui mismo tiempo. 2. La idea de siempo es singular, no general. Porque cualquier tiem- po tiene que se: pensado como parte de un inico tempo inmenso. Si piensas dos aftos, no te los puedes representat sino en una posicién de- terminada del uno respecto del otro, 0 unidos por un cierto tiempo intermedio, si no se sigue el uno al otro inmediatamente. Pero de los tiem- pos diversos, cual sea anterior, cual posterior, no se puede definir por no- tas concebibles por el intelecto, a no ser que se quicra incurrir en un circulo vicioso, y la mente no lo discierne sino por una intuicién sin- gular. Ademés, todo lo actual lo concibes como puesto en el tiempo, no bajo su. nocién general como una nota comin. 3. Por consiguiente, la idea de tiempo es una intuicibn, y puesto que es concebida previamente a toda sensacién, como condicién de las relacio- nes dadas en Jas cosas sensibles, es una intuicién, no sensual, sino pera. 4, Ell tiempo es un cuanto continuo y el principio de las leyes de lo continuo en las mutaciones del universo. Pues lo continuo es un cuanto que no consta de partes simples. Ahora bien, puesto que por el tiempo sdlo son pensadas relaciones, sin que se den entes ningunos que estén en- tre sf en mutus relacién, en el tiempo, como cuanto, se da una com- posicidn, la cual, si se la concibe como totalmente suprimida, no queda hada absolutamente. Pero es asi que un compuesto, del cual no que- da nada, si se suprime toda composicién, no consta de partes simples. Luego, etc. Por consiguiente, cualquier parte de tiempo es tiempo, y lo que cs simple en el tiempo, es decit, los momentos, no son partes suyas, sino términos, entre los cuales se da un tiempo. En efecto, con dos mo- mentos dados sélo se da un tiempo en cuanto que en ellos algo actual su- cede a algo actual: por esto es necesatio que, ademas del momento dado, se dé un tiempo en cuya parte posterior se dé un momento distinto. La Ley metafisica de la continuidad es ésta: Todas las mutaciones {16} son continuas, fluyentes, es decir, los estados opuestos no se suceden unos a otros sino a través de una serie intermedia de estados diversos. En efec- to: siendo dos estados diversos en diversos momentos de tiempo, y por su parte dandose siempre entre dos momentos algiin tiempo interme- dio, en cuya serie infinita de momentos 1400! la sustancia no esta ni en uno ni en otto de los estados dados, ni tampoco en ninguno; de aqui se sigue que estari en divetsos [estados] y asi in infinitum. 18 PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE Y DEL INTELIGIBLE El célebre KASTNER, examinando esta ley de LEFBINIZ, conmina a sus defensores (*) 2 que demuestren: el movimiento continuo de un punto por todos los lados de un tridngulo es imposible; lo cual, ciertamente, conce- dida la ley de la contintidad, serfa necesario probar. He aqui la de- mosttacién pedida. Signifiquen las letras «®< los tres vértices de un tridngulo recto. Si un mévil se mueve con movimiento continuo por las lineas ab, bc, ca, es decir, por todo el perimetro de la figura, es ne- cesario que por el punto & se mueva en la direccién aé, y que por el mismo punto se mueva en la direccién 6c. Siendo estos movimientos diversos, no pueden ser simuluéneos. Luego el momento de la presencia del punto mévil en el vértice 4, en cuanto moviéndose en la direccién ab, es distinco del momento de la presencia del punto mévil en el mis- mo vértice 4 en cuanto moviéndose en la direccién bc. Pero es asi que entre los dos momentos se da un tiempo, luego el mévil est4 presente en el mismo punto por algtin tiempo, es decir, estd en reposo, y, por con- siguiente, no se mueve con movimiento continuo, lo cual es contra la hipétesis; [a misma demostracién vale para el movimiento en toda li- nea recta, que incluya un Angulo dado. Luego un cuerpo no muda su direccién en el movimiento continuo, sino segiin una Ifnea que no ten- ga ninguna parte recta, es decir, que sea curva, conforme al parecer de LEIBNIZ. 5. El tiempo no es algo objetivo y real, ni sustancia, ni accidente, ni relacién, sino que es una condicién subjetiva, y en virtud de la natura- leza humana necesaria, de coordinar entre s{ todo lo sensible segtin una cierta ley; y es una intuicién pura. En efecto, coordinamos las sustancias y los accidentes, segiin la simultaneidad y segtin la sucesién, por medio del concepto del tiempo; y por to mismo, la nocién de éste, como [17] principio formal, es anterior al concepto de aquellos. Pero por lo que se refiere a Jas relaciones 0 respectos, sean del orden que fueren, en cuan- to que son manifiestos a los sentidos, el que sean simulténeos 0 unos después de otros s6Jo implica posiciones determinables en el tiempo, en un mismo instante o en diversos. Los que scstienen la realidad objetiva del tiempo, 0 bien lo con- ciben como un cierto fluido, que existe de modo continuo, pero sin cosa alguna existente (lo que es una invencién absurdisima), como ptincipalmente piensan los filésofos ingleses, o bien como algo real abstraido de la sucesién de los estados internos, como lo definen Le1- NIZ-y sus seguidores, Empero I401I la falsedad de la segunda opinion se hace patente de modo bien claro con el circulo vicioso [cometido] en la comtin definicién del tiempo; ademas desariende a la simulta- (') Héhere Mechanik, p. 354. 19 PRINCIZOS FORMALFS OFL MUNDO SENSIBLE Y DEL INTELIGIBLE, neidad (*), que es una consecuencia importantisima del tiempo; y de tal manera per-urba todo ejercicio de Ia sana razén que [dicha opinién] exige, no que se determinen las leyes del movimiento segtin la medida del tiempo, sino que el tiempo mismo sea determinado, en cuanto a su naturaleza, por lo observado en el movimiento o en alguna serie de mutaciones inceriores: con lo cual se anula toda la certidumbre de las reglas. Empero que no podamos apreciar la cantidad del tiempo sino en concreto, es decir, por el movimiento o por la serie de los pensa- mientos, esco proviene de que, sosteniéndose el concepto del tiempo solamente en una ley interna de la mente y no siendo una intuicién innata, por lo mismo aquel acto del espiritu, por el cual éste coordi- na lo percibido sensiblemente, solamente puede ser producido con la ayuda de los sentidos. Sin embargo, tan lejos esta [18] el que alguien pueda alguna vez deducir y explicar el concepto del tiempo con la ayu- da de la razén o desde algiin otro origen, que el mismo principio de contradiccién més bien presupone dicho concepto como condicién suya. Porque A y no-A no repugnan sino pensados de lo mismo y si- multdneaments (es decir, en un mismo tiempo), pero lo uno después de lo otro (en tiempos diversos) pueden convenir a una misma cosa. De aqui se sigue que la posibilidad de las mutaciones sélo es pensa- ble en el tiempo; y no es el tiempo pensable por [as mutaciones, sino al revés. 6. Aunque el ziempo en si y consicterado absolutamente es un ente imaginario, sin embargo, por lo que toca a la ley inmutable de lo sensi- ble como tal, es un concepto muy verdadero, que es a su vez condicién de toda representacidn intuitiva y que se extiende indefinidamente so- bre todos los objetos posibles de los sentidos. En efecto, lo simulta- neo en cuanto tal no puede hacerse presente a los sentidos sino por obra del tiempo, y a su vez las mutaciones no son pensables sino por vir- tud del tiempe: de donde se sigue que este concepto contiene fa forma universal de los fenémenos: y por esto a su vez todos los eventos obser- ©) Las cosas simmultdneas no son tales porque no se suceden unas a otras. Porque suprimida la sucesi6n, se suprime ciettamente una cierta unién producida por la serie del tiempo, pero no por ello surge inmediatamente ofra relacion verdadera, cual es la conjuncién de todo en un mismo momento, Porque lo simulcineo se junta en un mis- mo momento de tiempo por la misma razén que lo sucesivo en diversos momentos. Por esto, aunque cl ticrpo tenga una tinica dimensidn, sin embargo, su wbicuidad (pa- ra hablar como NEWTON), por la cual zado lo pensado sensiblemente es en algsi tiem (po, aiiade a lo cuanty actual otra dimensién, en cuanto que lo hace come depender de lun mismo instante de tiempo. En efecto, si se describe el tiempo por una linea recta prolongada hasta el infinite y lo simuleineo en un instante de tiempo por lineas apli- cadas otdenadamente, la superficie asi formada representaré al mundo como fendmeno, tanto en cuanto ast susancia como en cuanto a sus accidentes. 20 PRINCI?105 FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE ¥ DEL INTELIGIBLE vables en et mundo, todos los movimientos, todos los cambios internos, concuerdan necesariamente con los axiomas, que pueden ser co- nol402lcidos acerca del tiempo y en parte expuestos pot nosotros, pres- t0 que no pueden ser objeto de los sentidos, ni coordinarse entre si sino bajo estas condiciones. Asi, pues, es absurdo querer armar a la razén contra los primeros postulados del tiempo puro, por ejemplo, la continuidad, sien- do as{ que siguen leyes, respecto de las cuales nada hay anterior ni més antigua, y siendo asf que la misma razén en el uso del principio de con- tadiccién no puede carecer del apoyo de este concepto: asi es de pri- mitivo y originario. 7. En conclusién: el tiempo es un principio formal, absolutamen- te primero, del mundo sensible. Porque todo lo que es de algiin modo sensible no puede ser pensado sino como puesto o simulténeamente 0 después (de otra cosa], y por esto como englobado en el decurso de un tiempo Unico y como mirando [a las otras cosas sensibles] desde una de- terminada situzcién; de manera que por virtud de este concepto prima- tio de todo lo sensible nace necesariamente un Todo formal, que no es parte de ningtin otro, esto es, el mundo como fendmeno. § 15. DeL Espacio A. El concepto de espacio no es abstraido de las sensaciones externas, [19] Porque no me es dado concebir algo como puesto fuera de mi, si- no representindolo como en un lugar divetso [del lugar} en que estoy, ni [puedo concebir] las cosas fuera unas de otras, sino colocindolas en diversos lugares del espacio. Asi, pues, la posibilidad de las percepciones externas en cuanto tales supone el concepto de espacio, no lo crea; como también, lo que est en el espacio afecta a los sentidos, pero el espacio mismo no puede set extrafdo de los sentidos. B. El concepto de espacio es una representacion singular, que com- prende en s/todo, no una nocién abstracta y comtin, que contiene [todo] debajo de si, Porque los llamados espacios muilsiples no son sino partes de tun mismo espacio inmenso, las cuales, por su determinada posicién, se miran unas a o:ras; y ni siquiera se puede concebir un pie aibico sino como determinado por un espacio ambiente que le abraza en todas di- recciones. C. Por consiguiente, el concepto de espacio es una insuicién pura, puesto que es un concepto singular no compuesto de sensaciones, sino la forma fundamental de toda sensacién externa. Facil es de descubrir esta intuicién pura en los axiomas de la geometria y en toda construc- cién mental de sus postulados 0 problemas. Que en el espacio no se den 21 PRINCIFOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE ¥ DEL INTELIGIBLE nada mas que tres dimensiones; que entre dos puntos no pueda darse sino una recta; que dado un punwo en una superficie plana con una rec- ta se pueda describrir un circulo, etc., esto no puede concluirse de una nocién universal de espacio, sino que es visto 14031 en él como en con- creto. Qué es lo que en un espacio dado esta mirando a una parte y qué a otra, esto no lo puede describir discursivamente el intelecto mas do, esto es, no lo puede reducir a puras notas inteligibles; igualmente en los sdlidos perfectamente semejantes e iguales, pero no congruentes, cuales son Jas manos izquierda y derecha (en cuanto concebidas sola- mente segtin su extensién), o cuales son los tridngulos esféricos de dos hemisferios opuestos, se da una diversidad, por la que es imposible que coincidan los términos de su extensién, aunque por todo lo que se pue- de decir de ellas por notas inteligibles pueden sustituirse entre sf de donde resulta aro que aqui la diversidad, es decir, la no congruencia, sélo puede ser advertida mediante una intuicién pura. De aqui que la geometria use de principios, no sdlo indubitables y discursivos, sino que 720] caen bajo la Intuicién de la mente, y de aqut [también] que la evi- dencia en las demostraciones (que es la claridad del conocimiento cier- to, en cuanto que se asemeja al conocimiento sensible), no sdlo en ella es maxima, sino que también es la tinica que se da en las otras ciencias puras, y es el ejemplary el medio de toda evidencia en las otras ciencias; en efecto, considerando la geometria las relaciones del espacio, cuyo con- cepto contiene la forma misma de toda intuicién sensible, nada puede ser claro y perspicuo en Jo percibido por el sentido sino mediante esa misma intuicién, en cuya consideracién se ocupa aquella ciencia. Por fo demés, la geometria no demuestra sus proposiciones universales, pen- sando el objeto por un concepto universal, como se hace trarindose de lo puramente racional, sino poniéndolo ante los ojos por una inuicion singular, como ocurre en lo sensible (*). D. El espacio no es algo objetivo ni real, ni sustancia, ni accidente, ni relacién; sino algo subjetive e ideal, que brota de la mente, segan ley estable, como un esquema coordinador de todo lo sentido externamen- te. Los que defienden la realidad del espacio, o lo conciben como un ve- ©) Que el espacio se haya de concebir necesariamente como un cuanto continuo, Jo omito aqui, pucsto que es de ficil demostracién. De aqut resulta que lo simple en el espacio no es parte, sino término. Término es, en general, lo que en un cuanto conti- nuo contiene la raz6n o fundamenco de los limites. El espacio que no cs término de owo, ¢s completo (lide). El tézmino del sélido es la superficie, de la superficie fa linea, de la linea el punro, Son tes, por consiguiente, las especies de términos en el espacio, come son tres las cimensiones. De estos términos, dos (la superficie y la Kinca) son ellos mismos espacios. Bl concepto de término no entra sino en el cuanto espacial o tem- poral. 2 PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE Y DEL INELIGIBLE ceptdculo absoluro ¢ inmenso de todas las cosas posibles, opinién que, des- pues de los ingleses, satisface a muchos geémetras, 0 sostienen que es da misma relacién de las cosas existentes, que se desvanece totalmente su- primidas las cosas y que sélo es pensable en virtud de las cosas actuales, como, después de LeIBN1Z, afirman muchos de nuestros autores. Por lo que se reficre a [o primero [hay que decir que} es vana invencién de la taz6n, que pertenece al mundo de las fabulas, puesto que imagina ver- daderas relaciones infinitas, sin [cosas algunas reales] relacionadas entre si. Pero los que se acogen a la segunda opinidn, caen en error mucho mis pernicioso, En efecto, mientras aquéllos se oponen y ofenden a cier- tos conceptos [21] racionales, que pertenecen al mundo noumenal y que estan, por otra parte, muy ocultos al intelecto, y crean dificultades, por ejemplo, a las cuestiones acerca del mundo espiritual, de la omni- presencia, etc, éstos se enfrentan y contradicen abiertamente a los fe- ndémenos y a su universal y fidelfsimo intérprete, la geometria. Porque, dejando a un lado el ciclo [vicioso] en que necesariamente se ven im. plicados, cuando tratan de definir el espacio, arrojan a la geomeufa de ia alteza de su certeza y la reducen a ese orden de ciencias cuyos princi- pios son empiricos. Porque, si todas las propiedades del espacio no son obtenidas sino por la experiencia, a partir de las relaciones externas, los axiomas geométricos sdlo tendran universalidad comparativa, cual es la que se adquiere por induccién, esto es, una universalidad que sdlo se ex- tiende a cuanto es observable, y sélo tendran una necesidad segiin las le- yes establecidas de la naturaleza, y una ptecisién arbitrariamente esta- blecida; y, como acontece en las cosas emipiricas, se dard la esperanza de descubrir un espacio dotado de otras propiedades primitivas y aun tal vez. una figura formada por dos rectas. E. Aunque el concepto de espacio, como algo objetivo propio de un ente real o de una propiedad suya, sea imaginatio, sin embargo, respec- to de todo lo sensible, no sdlo es muy verdadero, sino que es también el fundamento de toda verdad en el orden de la sensibilidad externa. En efecto, las cosas no pueden manifestarse a los sentidos bajo ninguna es- pecie, si no es mediante esa virtud del espiritu, que coordina todas las sensaciones segiin la ley estable y propia de su naturaleza. Asi, pues, no pudiendo darse nada a los sentidos, sino (como la geomeutia lo prescri- be) de acuerdo con los axiomas primitivos del espacio y sus consecta- tios, no obstante que el principio de éste no es sino subjetivo, se con- formard, sin embargo, necesariamente con ellos, porque, siendo asi, se conforma consigo mismo, y las leyes de la sensibilidad serdn leyes de la naturaleza en cuanto que éta puede caer dentro de la esfera de los sentidos. Asi, pucs, la raturaleza esté totalmente sometida a los preceptos de la geomertia, por lo que se refiere a todas las propiedades del espacio en 23 PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE ¥ DEL INELIGIBLE ella demostradas, y esto a partir de una hipétesis dada intuitivamence, no fingida, como condicién subjetiva de todos los fendmenos en los que la naturaleza puede y podré siempre hacerse manifiesta a los sentidos. Ciertamente, si el concepto de espacio no fuera dado originariamente por la naturaleza de la mente (de tal manera que el que precende inventar otras cualesquiera relaciones distintas de las que establece dicho concepto [22], pierde en vano su trabajo, 1405! porque se ve obligado a usar de ese mismo concepto en apoyo de su ficcidn), el uso de la geometria en la filosofia natural setfa poco seguro; porque se podria dudar de si esta misma nocién, habiendo sido sacada de la experiencia, estd suficiente- mente de acucrdo con Ia naturaleza, habiendo sido negadas las determi- naciones, de las cuales ha sido abstraida; sospecha ésta que ha asaltado aalgunos. Por consiguiente, es ef espacio principio formal, absolutamen- te primero, del mundo sensible, no sélo porque tinicamente mediante su concepto los objetas del universo pueden ser fendmenos, sino princi- palmente por esta razén: porque por esencia es tinico, abarcando tocal- mente todo lo externamente sensible, y por esto se constituye en prin- cipio de la Universidad [omnicud], esto es, de un todo, que no puede ser parte de otro [todo]. COROLARIO He aqui los dos principios del conocimiento sensible, los cuales no son, como en el orden inteligible, conceptos generales, sino intuiciones singulares, si bien puras; en los cuales, no como prescriben las leyes de la raz6n, las partes, principalmente las simples, contienen la razén 0 fundamento de la posibilidad del compuesto, sino, segtin el modelo de la intuicion sensible, lo infinite contiene la razin de toda parte de cual- quier cogitable, en tiltimo término, de lo simple, o por mejor decir, del término, En efecto, solamente si se dan un espacio y un tiempo infini- tos, es designable por limitacién cualquier [espacio 0] tiempo determi- nados, y ni el punto ni el momento pueden ser pensados por s¢ mistnos, sino solamente pueden ser concebidos en un espacio y en un tiempo ya dados, como términos suyos. Por consiguiente, todas las propiedades primitivas de estos conceptos estén fuera de los limites de la razén y por esto no pueden explicarse intectualmente de manera ninguna. No obs- tante esto, estda sometidos al intelecto, que puede concluir, segiin las le- yes de la légica, los consectarios de los datos intuitives primeros, y esto con la maxima certeza. De estos conceptos ef uno [el espacio] se refiere propiamente a la intuicién del odjero, el otro [el tiempo] al estado, prin- cipalmente representativo [del sujeto]. Por esto, el espacio se aplica, co- % PRINCIPIOS FORMALES DET. MUNDO SENSIBLF. Y DEL INTELIGIBLE mo tipo [o modelo] al concepto del tiempo, representindolo por una ff- nea {23} y sus términos [momentos] por puntos. El tiempo, por su par- te, se acerca més al concepto universal y racional, abarcando todo absolu- tamente con sus relaciones, esto es, el mismo espacio y ademds aquellos accidentes, que no estan incluidos en las relaciones del espacio, como son los pensamientos del alma. Ademés, cierto es que el tiempo no dicta leyes a la raz6n, pero establece, sin embargo, las principales condiciones, con cuyo fitvor, segtin las leyes de la razén \406| puede la mente conferir sus nociones, ast, qué cosa sea imposible, no puedo juzgarlo sino predi- cando de un mismo sujeto y al mismo tiempo A y no-A. Y sobre todo, si hacemos que el intelecto preste atencién a la experiencia, las relacio- nes de causa y causado, en los objetos externos, requieren ciertamente relaciones de espacio, pero en todos los objetos, externos e internos, la mente no puede conocer, qué sea antes y qué sea después, esto es, qué sea causa y qué sea causado, sino con la ayuda de la relacién temporal. Y aun también la centidad del espacio, no se la puede hacer inteligible, sino es declarindola por un numero, es decir, refiriéndola a una medi- da como unidad, ntimero, que no es sino una multitud conocida dis- tintamente, esto es, numerandola, o sea, afiadiendo en un tiempo dado y sucesivamence una unidad a otra. Finalmente, a todos sale al paso casi espontdneamente esta cuestin: si ambos conceptos son innatos 0 adquiridos. Esto dltimo parece quedar refutado con lo ya demostrado; lo primero, por otra parte, no se puede admitir tan a la ligera, puesto que abre camino a esa filosofia perezosa, que, recurriendo a la Causa Primera, declara invalida toda ulterior in- dagacién. Pero sin duda, ambos conceptos son adqutridos, no ciertamen- te a partir de los objetos de los sentidos (pues la sensacién da la mate- ria, no la forma del conocimiento humano), sino [adquitidos) a partir de la operacién misma de la mente, que coordina todo lo sentido segin leyes perpetuas, [que son] como tipos inmutables y por lo mismo cog- noscibles intuitivamente. Porque las sensaciones excitan este acto de fa mente, pero no producen la intuicién, ni se da aqui otra cosa innata si- no ¢sa ley del espiritu, segdn la cual, todo Lo sentido en virtud de la pre- sencia de un objeto, el mismo espiritu lo une de un modo determi- nado. [24] SECCION IV DEL PRINCIPIO FORMAL DEL MUNDO INTELIGIBLE § 16. Los que tiznen él espacio y el tiempo por un vinculo real y absoluta- mente necesario de todas las sustancias posibles y de sus estados, creen que no es necesatia ninguna otra cosa para concebir, si existen muchas sustancias, cémo se da entre ellas una relacién originaria, que sea como la condicidn primitiva de Jos influjos posibles y el principio formal esen- cial del Universo. Porque, segtin su opinién, todo lo que existe estd en alguna parte y por lo mismo les parece superfluo inquirir por qué esté en determinada telacién con todo lo demas [situado en el espacio}, puesto que est de suyo determinado por razén de la universalidadi407I del espa- cio, que todo lo abtaza. Pero, dejando a un lado que este concepto, como queda demostrado, mis se cefiere a las feyes de Ja sensibilidad del sujeto que a las condiciones del objeto, y aun concediéndole la méxima reali- dad, no denota, sin embargo, sino la posibilidad dada intuitivamente de una universal coordinacién, y asi, no obstante, queda en pie esta cues- tidn, que sdlo es dado resolver al intelecto: en qué principio se apoya esta misma relacién de todas las sustancias, que considerada intuitivamente se Ula rma espacio. Ast, pues, la cuestién acerca del principio formal del mundo inteligible, gira toda ella en torno a este punto: hacer patente de qué mo- do es posible gue miilsiples sustancias estén en mutuo comercio™” y de esta manera pertenercan aun mismo todo llamado mundo. Pero aqui consi- deramos el mundo sin atender a su materia, es decir, a las naturalezas de las sustancias de que consta —si son materiales 0 inmateriales, sino aten- diendo a la forma: esto es, cémo puede darse un nexo entre multiples sus- tancias y cémo puede darse entre todas ellas una totalidad. § 17. Dadas miilriples sustancias, ef fiindamento del posible comercio entre ellas no consiste en su sola existencia, sino que es necesaria ademas otra 26 PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE Y DEL INTELIGIBLE cosa, por la que se expliquen las mutuas relaciones. En efecto, por ra- z6n de su misma subsistencia no dicen referencia necesaria a otra cosa, si no es [25] a su causa; ahora bien, la relacién de lo causado a su cau- sa no es comercio, sino dependencia. Por consiguiente, si se da y media mucuo comercio entre las sustancias, se necesita un principio peculiar, que determine precisamente esto. Y en esto ciertamente consiste el mpUtov peVSog [de la teoria] del influjo fisico, segtin el sentido ordinario de esta doctrina, que asume temerariamente un comercio de las sustancias y unas fuerzas tran- setintes cognoscibles suficientemente por la sola existencia de aqué- llas y, por lo mismo, no es tanto un sistema, sino mas bien el aban- dono de todo sistema filosdfico, que con tal argumentacién resulta superfluo. Si libramos de esta tacha ese concepto, tenemos un géne- ro de comercio, el cual merece ser dicho el tinico real y a partir del cual el todo mundano merece ser llamado real, no ideal o imagina- rio. § 18. Un todo de sustancias necesarias es imposible. Porque siendo cada una de ellas plenamente suficiente por su propia existencia, sin de- pendencia nirguna de cualquiera otra, la cual no tiene lugar ninguno en la sustancia necesaria, de aqui resulta evidente que no solamen- te no se sigue el comerl408Icio de las sustancias (esto es, la depen- dencia reciproca de sus estados) de la existencia de las mismas, sino que no puede darse en ellas, en cuanto necesarias, de ninguna ma- nera. § 1. Asi, pues, un todo de sustancias es un todo de cosas contingentes, y el mundo, por exencia, no consta sino de cosas puramente contingentes. Ade- més, ninguna sustancia necesaria tiene vinculo alguno con el mundo, si no es como fa causa con lo causado, y, consiguientemente, no como par- te con sus partes complementarias en orden a un todo (porque el nexo de las compartes es de mutua dependencia y ésta no cabe en el ente ne- cesario). Por consiguiente, la causa del mundo es un Ente extramunda- no, y por lo mismo no ¢s alma del mundo, ni su presencia en el mun- do es local, sino virtual. 27 PRINCIPIOS PORMALES DEL MUNDO SENSIBLE ¥ DEL INTELIGIBLE § 20. Las sustancias mundanas son entes dependientes de otro, pero no de di- versos, sino todas de Uno. En efecto, supongamos que son causadas por miltiples entes necesatios: no se darfa comercio ninguno entre los efec- tos de causas, que son ajenas a toda relacién mutua. Luego la UNIDAD en la conjuncién [26] de las sustancias del Universo es consecuencia de la dependencia de todas ellas de Uno. De aqui se sigue que la forma del uni- verso da testimonio de la causa de la materia, y slo /a causa tinica de to- das y cada une de las cosas es causa de la Universidad, y no se da un Ar- quitecto que no sea a la vez Creador, § 21. Si fueran muchas Jas causas primeras y necesarias, sus obras serfan mundos, no un mundo, porque de ningdn modo se coligarian en un mis- mo todo; y viceversa: si se dan muchos mundos actuales exteriores los tanos a los otros, se dan muchas causas primeras y necesarias, de tal ma- nera empero que no existiria comercio entre un mundo y ovo, ni entre la causa de uno con el snundo causado por el orto. ‘As, pucs, muchos mundos actuales, exteriores fos unos a los otros, no son imposibles por su mismo concepto (como WOL¥F concluyé falsa- mente de la nocién de complexus o multitud, que pens6 que, como tal, bastaba para un todo), sino solamente bajo esta condicidn: si existe una causa tinica necesaria de todo. Pero, si se admiten muchas, habra, en sen- tido estrictisimo metafisico, muchos mundos posibles, exteriores los unos a los otros.|4091 § 22, Asi como desde el mundo dado vale la consecuencia a la causa tni- ca de todas sus partes, asi, recfprocamente y de modo semejante, pro- cederfa la argumentacién desde la causa dada, comin a todo, al nexo de todas las cosas entre si y por lo mismo a la forma del mundo (aun- que confieso que esta conclusién no me parece igualment clara); y si as{ es, el nexo primitivo de las sustancias no seria contingente, sino ne- cesario, por rzz6n de la conservacién de todas las cosas por un principio comin, y asi la armonfa proveniente de su misma subsistencia y fun- dada en la causa comin, procederia segtin reglas comunes. A tal armon{a, fa llamo yo armonia establecida generalmente, mientras que la que tiene 28 PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE Y DEL INTELIGIBLE dnicamente lugar por razén de que los estados individuales de una sus- tancia se adaptan a los estados de otra, es una armonia establecida sin- gularmente; y asi como el comercio procedente de la primera es real y fisico, el comercio procedente de la segunda es ideal y simpatético. [27] Segtin esto, todo el comercio de las sustancias del universo esté estable- cido externamente (por la causa comin de todas ellas), 0 bien estableci- do generalmente por un influjo fisico (un tanto corregido), o bien in- dividualmente concordado con sus estados [respectivos]; esto ultimo, a su vez, 0 bien fundado originariamente pot la primeta constitucién de cada sustancia, o bien impreso con acasién de cada cambio; lo primero se llama armenia preestablecida, lo segundo ocasionalismo. Por consi- guiente, si es por la conservacién de todas las cosas por Une por lo que resulta necesaria la conjuncién, por la que todas ellas se hacen uno, el comercio de les sustancias seré por Anflujo fisico y el mundo serd un to- do real; si no es asf, el comercio ser simpatético (es decir, armonia sin verdadero comercio) y el mundo sera solamente un todo ideal. Para mi, aunque no demostrado, resulta lo primero abundantemente probado por otras razones. Escouo Si fuera licito alargar el pie mds allé de los limites de la certeza apo- dictica, que ala metafisica conviene, merecerfa la pena indagar algo, que pertenece, no sdlo a las leyes, sino también a las causas de la intuicién sensible y que sélo pueden ser conocidas por el intelecto. A saber: la mente humana no es afectada por las cosas exteriores y ef mundo, por su parte, no es patente in infinitum a su mirada, sino en cuanto ella misma es conservada junto con todas las otras cosas por la misma virtud infinita del Ser Uno. De aqui que no sienta las cosas externas sino por 1a pre- senl410Icia de la misma causa conservadora comtin, y por esto el espa- cio, que es condicién universal y necesaria de la presencia de todo lo conocido sens’blemente, puede llamarse la OMNIPRESENCIA como FE- NOMENO. (En efecto, la causa del universo no estd en todas y cada una de las cosas, porque estd en los lugares de las mismas, sino que se dan lugares, es decir, relaciones posibles entre las sustancias, porque aquélla esta intimamente presente a todas ellas.) Ademas, porque la posibilidad de las mutaciones y sucesiones de todas las cosas, cuyo principio, en cuanto conocido sensiblemente, reside en el concepto de espacio, supo- ne la perdurabilidad del sujeto, cuyos estados opuestos se suceden, y por otra parte aquello cuyos estados fluyen, no dura [28] si no es conserva- do por otro, [de aqui resulta que] el concepto de tiempo, como tinico, 29 PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE Y DEL. INTELIGIBLE infinito e inmutable (*), en el cual estan y duran todas las cosas, es la Exernidad de la causa general {como} fendmeno. Pero parece mis aconse- jable costear el litoral de los conocimientos ororgados a la mediocridad de nuestro intelecto, que no lanzarse a la alta mar de tales indagaciones misticas, como hizo MALEBRANCHE, cuya opinién no esta lejos de la ex- puesta aqui: a saber, que intuimos todas las cosas en Dios. (©) Los momentos del tiempo no parecen sucederse unos a ottos, porque de esta manera habria que hacer anteceder otto tiempo a la sicesién de los momentos; pero por la intuicidn seasible lo actual parece descender como por una serie continua de mo- mentos. 30 SECCION V DEL METODO EN LA METAFISICA, EN RELACION CON LO SENSIBLE Y CON LO INTELIGIBLE § 23. En todas las ciencias, cuyos principios son dados intuitivamente, 0 por intuicién sensuel (experiencia), o por intuicién, ciertamente sensible, pero pura (conceptos de espacio, de tiempo y de ntimero), es decir, en la ciencia natural y en la matemitica, e/ uso da el método, y asi, una vex que la ciencia, por tentativas y descubrimientos, ha llegado a una cierta amplitud y cohe- rencia, apareceri claro qué camino y proceso debe seguir, para alcanzar la perfeccién, y para que, eliminadas las manchas de errores y confusas ideas, resplandezca con mayor pureza; al modo como la gramstica, después de un més rico uso del lenguaje, y el estilo, después de los ejemplos elegantes de los poemas y discursos, dieron pie alas reglas y a la disciplina, Pero en tales Giencias, cuyos principios primitivos y axiomas son dados por ineuicién sen- sible, el uso del mtelectol4 les solamente légico, es decir, tal, que por él so- Jamente subordinamos los conocimientos entre si, segtin su universalidad y conforme al principio de contradiccién: los fendmenos a los ferdmenos mis generales, los consectarios de la intuicién pura a los axiomas intuitivos. Pero en la filosofia pura, como es la metafisica, en Ia cual el uso del intelecto acerca de los principios es real, esto es, [en la cual] los conceptos primitivos de las cosas [29° y de sus relaciones y los mismos axiomas son dados origi- nariamente porel mismo intelecto puro, y, no siendo intuiciones, no estan inmunes de error; en tal filosofia, ef meétodo antecede a toda la ciencia, y w- do lo que se intente, antes de establecer firmemente y probar satisfactoria- mente sus preceptos, parece que se debe tener por temerariamente conce- bido y que debe ser rechazado como vano suefio de la mente. En efecto, siendo asf que aqui el recto uso de la razén establece los principios mismos, y tanto los objetos como los axiomas, que deben ser pensados acerca de los mismos, son conocidos en primer término por sola la indole de la misma mente, la exposicién de las leyes de la razdn pura es la génesis misma de la ciencia y la disc:iminacién de estas leyes de las leyes subrepticias es el crite- rio de la verdad. Ahora bien, siendo asi que en nuestro tiempo no esta di- 31 PRINCDIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE ¥ DEL INTELICIBLE, fundido para esta ciencia otro método sino el que prescribe la légica en ge- neral para todaslas ciencias, y siendo ast plenamente ignorado el que es con- forme al peculiar espiritu de la metafisica, por esto no es extrafio que los que se ocupan con esta investigacién, dando vueltas eternamente a su piebra de Sisifo, parezca que hasta ahora apenas han Jogrado hacer algtin progreso, Sin embargo, aunque aqui no tengo dnimo ni ocasién para disertar més larga- snpente sobre asunto tan seftalado y amplio, quiero descubrir brevemente ot go, que constituye una parte no despreciable de este método, a saber, lo que se retiere al contagio, que el conocimiento sensible ejerce en el intelectual, no tan sdlo en cuanto que seduce y engafta a los incautos en Ja aplicacién de los principios, sino también en cuanto que él misino produce ficticiamente principios espurios con apariencia de axiomas. § 24. Todo el método de la metatisica acerca de lo sensible y de lo inte- lectual se reduce principalmente a este precepto: se ha de evitar cuida- dosamente gue los principios peculiares del conocimiento sensible traspasen sus limites y afecten a lo intelectual. En, efecto, puesto que el predicado de todo juicio enunciado intelectualmente es condicidn, sin la cual se afir- ma que el sujeto no es cogitable, y siendo por lo mismo el predicado principio de cenocimiento: de aqui se sigue que el concepto, si es sen- sitivo, no serd sino condicién del conocimiento sensitivo posible y por esto cuadrara perfectamente con un sujeto de juicio, cuyo concepto seal412i asimismo sensible. Pero si se aplica a un concepto intelectual, tal juicio no ser4 valido sino segtin leyes subjetivas [30] y consiguiente- mente no debe ser predicado de dicha nocidn intelectual ni afirmado ob- jetivamente, sino sélo como condicién sin la cual no hay lugar para el co- nocimiento sensible del concepto en cuestién (*). Ahora bien, pudiendo la- () Es fecundo y ficil el uso de este criterio al tratar de discernir los principios, que s6lo enuncian leyes del conocimiento sensible, de los que, ademés de esto, prescriben al go acerca de los mismos objecos. En efecto, si el predicado es un concepto intelectual, aunque sca pensado sensitivamente, la referencia al sujeto del juicio denoxa siempre una nora, que compete al objeto en si mismo. Pero si el predicado es un concepto sensible, no siendo las leyes del conocimiento sensible condiciones de la posibilidad de las cosas mis- mas, no valdra del sujeto del juicio pensado intelectualmente, ¥ por lo mismo no podré set enunciado objetivemente. Asf en aquel vulgar axioma: tede to que existe, extd en algtin ku- gar, conteniendo el predicado condiciones del conocimiento sensible, no pods4 scr coun- ciado [este predicado] generalmente del sujeto del juicio, esto es, de todo ser exisrentes por esto esta férmula como precepro objetivo es falsa. Peto si se invicrte la propasicién, de manera que el predicado se haga un concepto intelectual, resulta una proposicion muy verdadera, como ei ésta: todo In que extd en alguna parte, existe. 32 PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE ¥ DEL INTELIGIBLE, marse vicio de subrepcién las ficciones del intelecto producidas por la intromisién de un concepto sensible como si fuera una nota intelectual, asi la permutacién de lo intelectual por lo sensible ser4 vicio metafisico de subrepcién ( fenémeno intelectuado, si es permitida la barbara expresién), y por lo mismo tal axioma Aibrido, que proclama lo sensible como ne- cesariamente adscrito a lo inteligible, lo llamo axioma subrepticio. De es- tos axiomas subrepticios han brotado principios, que han engarfiado al intelecto y que han invadido del modo més pernicioso toda la metafisi- ca. Pues bien, para que tengamos a mano un criterio bien cognoscible de estos juicios y como una piedra lidia, con la que los distingamos de los auténticos, y para que tengamos como un arte probatoria, con cuya ayuda se pueda hacer justa estimacién de lo que es propio de lo sensi- ble y de lo que es propio de lo inteligible, tengo por necesario penetrar mas a fondo en esta cuestién. GDL, He aqui el PRINCIPIO DE REDUCCION de todo axioma subrepticio: Cuando se predica, de modo general, de un concepio intelectual algo que per- tenece a las relactones de ESPACIO y de TIEMPO, esto no se puede enunciar objetivamente y sblo denota la condicién, sin la cual el tal concepto \413! no es cognoscible sensiblemente, Que un axioma de tal especie sea espu- rio, y si no falso, que sea al menos afirmado temeraria y precariamente, se ve claro por esto: porque el sujeto del juicio, siendo concebido inte- lectualmente, pertenece al objeto, mientras que el predicado, conte- niendo determinaciones de espacio y tiempo, solamente pertenece a las condiciones ddl conocimiento sensitive humano, las cuales, no siendo necesariamente propias en todo conocimiento de dicho objeto, no pue- den ser enunciadas uniyersalmente del mismo concepto intelectual. Que s¢ incurra tan facilmente en este vicio de subrepcién procede de que se es victima de otra regla, por su parte muy verdadera. En efecto, supo- nemos rectamente: lo gue no puede ser conocido por ninguna intuicién, no es de modo algino cogitabley pot lo mismo es imposible, Ahora bien, por- que otra intuicidn, fuera de la que se produce segiin las formas del es- pacio y del tiempo, no la podemos alcanzar con ningtin esfuerzo de la mente y ni siguicra podemos imagindrnosla ficticiamente, de aqui re- sulta que tengamos por absolutamente imposible toda intuicién que no esté sometida a estas leyes (desconsiderando la intuicién pura intelectual y exenta de las leyes de los sentidos, cual es la divina, que Platén Hama Idea), y por lo mismo someremos todas las cosas posibles a los axiomas sensibies del espacio y del tiempo. 33 PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE ¥ DEL INTELIGIBLE § 26. ‘Todas las falacias de los conocimientos sensibles bajo apariencia de intelectuales, que son el origen de los axiomas subrepticios, pueden re- ducirse a tres especies, de las cuales las reglas generales son éstas: 1, La condicién sensible, sélo bajo la cual es posible la intuicién del objeto, es ella misma condicién a su vez de la misma posibilidad del objeto. 2. La cordicién sensible, sélo bajo la cual se pueden comparar los datos en orden a formar un concepto intelectual del objeto, es ella misma condicién a su vez de la misma posibilidad del objeto. 3. La condicién sensible, solo bajo la cual es posible /a subsuncién de un objeto bajo un concepto dado intelectual, es ella misma condicién también de la posibilidad del mismo objeto. 132] § 27. Axioma subrepticio de la primera clase es éste: Todo lo que existe es- td en alguna parte y en algin tiempo (*). Por este principio espurio todos los seres, aunque sean conocidos inl414itectualmente, quedan someti- dos en su existencia a las condiciones del espacio y del tiempo. De aqui pululan las vacuas cuestiones acerca de los lugares de las sustancias in- materiales (de las que, por ser tales, no se da ninguna intuicién sensible ni representacién ninguna bajo tal forma), acerca de la sede del alma, y otras del mismo jaez; y mezclando desatinadamente lo sensible con lo intelectual, muchas veces ocurre que parezca que uno de los conten- dientes ordefia el macho y el otro pone debajo un cedazo. Pero la presen- cia de lo inmacerial en el mundo corpéreo es virtual, no local (aunque asi se la lame impropiamente); y el espacio no contiene las condicio- nes ie las acciones mucuas sino para la materia; qué sea, por su par- te, lo que constituye para las sustancias inmateriales las relaciones ex- © EHlespacio y el tiempo son concebidos, como incluyendo en sf todo lo que se offece a los sentidos. Por esto no se da, segiin las leyes de le mente humana, intuicién de ningan ser 14141, sino como contenido en cl expacia y en ef tiempo, Con este prejui- cio se puede comparar este otro, que no es propiamente axioma subrepticio, sino es- pejismo de la fantasia, y que se puede expresar con esta formula general: En todo lo gue existe se da espacio y tiempo, es decis, voda sustancia es extensay sujeta a continua mutta cin, En efecto, aunque aquellos, cuyos conceptos son mds crasos, estin Brmemente ata- dos a esta fey de ka imaginacidn, sin embargo aun ellos mismos verin ficilmente que esto slo petteneee al esluerzo de la fantasia por esbozar una imagen de las cosas, pero no a las condiciones de su exisvencia 34 PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE ¥ DEL {NTELIGIBLE, ternas de sus fuerzas, ya entre si, ya respecto de los cuerpos, se escapa totalmente al iatelecto humano, como el perspicacisimo EULER, gran in- vestigador por lo demés y arbitro de los fenémenos, advirtié aguda- mente (en carta a una princesa alemana). ¥ cuando se trata ya del con- cepto del Ente Sumo y extramundano, no cabe decir cin grande es el engafio producido por estas sombras que rodean el intelecto. Se imaginan una presencia de Dios local'y envuelven a Dios con el mundo, como si estuviera también contenido por un espacio infinito, aunque intentan después compensar esta limitacién con una localizacién concebida como por modo eminenctal, es decir, infinita. Pero es absolutamente im- posible estar en muchos lugares [33] simulténeamente, porque los hi- gares diversos estén unos fuera de otros, y por lo mismo lo que est en muchos lugares esta fuera de si mismo y esté presente a si mismo exter- namente, lo cual es absurdo. ¥ por lo que hace al tiempo, no sélo lo li- beran de las leyes del conocimiento sensible, sino que ademé4s, mas alli de los limites cel mundo, Jo transportan al mismo Ente extramundano, como condicién de la existencia del mismo, con Io cual se ven implica- dos en inextricable laberinto. Con esto atormentan los ingenios con cuestiones absurdas, por ejemplo, por qué Dios no cred el mundo mu- chos siglos an:es, Estan persuadidos de que se puede concebit ficil- mente, cémo ye Dios las cosas presentes, esio es, las cosas actuales del tiempo en que El es, pero cémo pueda ver las cosas futuras, esto es, las cosas actuales de un riempo en que todavia no es, 1415 lo juzgan dificil de entender. (Como si la existencia del Ente necesario fuera pasando su- cesivamente por todos los momentos del tiempo imaginario y, consu- mida ya una parte de su duracién, la eternidad, que todavia le queda por vivir, la viera anticipadamente a una con los sucesos simulténeos del mundo.) Todo lo cual, bien entendida la nocién del tiempo, se desva~ nece como humo. § 28. Los prejuicios de la SEGUNDA especie, imponiéndose al intelecto poz razén de las condiciones sensibles a que estd sujeta la mente, cuando ex ciertos casos quiere llegar a un concepto intelectual, se ocultan mas ro- davfa. De estos [prejuicios] el uno afecta al conocimiento de la cantidac en general, el otro al de las cualidades. El primero es: Toda mutritud. tual es dable numéricamente, y por esto todo cuanto es finito: el segun- do es: lo que es imposible, es contradictorio consigo mismo. Ni en uno ni en otro entra, ciertamente, el concepto de tiempo en [a nocidn del pre- dicado, ni cuenta entre fas notas del sujeto; sin embargo, sirve de me- 35 PRINC:PIOS YORMALES DEL MUNDO SENSIBLE Y DEL INTELIGIBLE dio para formar el concepto del predicado, y por esto afecta como con- dici6n al concepto intelectual del sujeto, por cuanto no Megamos a éste sino con la aynda de aquel. Por lo que se refiere a lo primero [digo]: todo cuanto y toda serie no son conocidos distintamente sino por coordinacién sucesiva, y por esto el concepto intelectual de cuanto y de multitud solamente se producen con la ayuda [34] de este concepto de tiempo y no Ilegan a ser comple- tos, si la sintesis no puede ser terminada en un tiempo finito: de aqui resulta que, conforme a los limites de nuestro intelecto, no puede ser comprendida distintamente una serie infinita de elementos coordina- dos, y por esto, en virtud del vicio de subrepcién, parece imposible. Es decit: segiin las leyes del intelecto puro, toda serie de cosas causadas tie- ne un principio, esto es, no se da regreso sin término en la serie de las cosas causadas; pero segtin las leyes de la sensibilidad, toda serie de co- sas coordinadas tiene un comienzo designable; proposiciones éstas, de las cuales fa segurda implica la mensurabilidad del todo, la primera su de- pendencia; y por lo mismo, erténeamente se tienen por idénticas. De la misma manera, al argumento del intelecto con que se prueba que, dado un compuesto sustancial, se dan los principios de su composicin, esto es, las partes simples, se afade algo supositicio, proveniente subrepti- ciamente del conocimiento sensible: a saber, que en tal compuesto no se da regreso infinitivm en la composicion de sus partes, esto es, que en todo compuesto se da un ntimero definido de partes; pero el sentido de esto tiltimo no es idéntico a lo primero, 14161 y por esto sin fundamen. to pretende sustituirle. Por consiguiente, que lo cuanto mundano sea Ii mitado (no miximo), que tenga que reconocer un principio, que los cuerpos consten de partes simples, todo esto puede ser conocido con certeza bajo el signo de la razdn. Pero que el universo, en cuanto a masa, sea matemdticamente finito, que su tiempo ya transcurrido mensurable, que sea definido el mimeto de partes que constitayen ux cuerpo, todas éstas son proposiciones que dicen claramente su origer : partir de la naturaleza del conocimiento sensible, y por muy verdadesas que puedan ser, sin embargo, llevan y padecen el estigma indudable ce su origen, Por lo que concieme al segundo axioma subrepticio, se origina de una temeraria inversién del principio de contradiccién. Este juicio conlleva el concepto de tiempo, en cuanto que es patente la imposibilidad de que se den en una misma cosa al mismo siempo atributos que se oponen e2- tre si contradictoriamente; fo cual se enuncia asi: lo que simulanear te es y no es, es imposible. Aqui, predicando el intelecto algo en an c2ss. que [35] se da segtin las leyes de la sensibilidad, el juicio es periecrams verdadero y ev.dentisimo. Por el contrario, si invirtiendo ra la experiencia de concordar fielmente, siendo asi que son indepen: tes de ella?s tales preguntas dejan siempre una insuperable oscuridad en relaci6n con nuestra facultad intelectiva: de donde pueda venirle cordancia con las cosas. Platén asumié una pristina intuicién espiritual de la dit mo fuente originaria de los conceptos puros del entendimiento principios. Malebranche asumi6 un intuir permanentemente durace-o de dicho Ser originario. Varios moralistas asumen algo asi en reiacién con las primeras leyes morales. Crusius, por su parte, ciertas reeizs juicio y conceptos que Dios, sea como sea, ha plantado en las alpzzs ==: manas para que se armonicen con las cosas. De tales sistemas, el primero podria lamarse del influjo hiperfisico, el tltimo el de la armoniz lectual preestablecida, Pero el recurso al Deus ex Machina es lo mas d: certado que se puede elegir al cratar de detetminar el origen yvalide: ce nuestros conocimientos; ademas de introducir un cfrculo engan la serie de nuestros conocimientos, tiene la desventaja de dar apovo 2‘: fantasia y a todas las quimeras piadosas 0 sofiadoras, Buscando de esta manera las fuentes del conocimiento intelecrzz! [132], algo sin lo que no es posible determinar la naturaleza ¥ limites de la Metaffsica, Negué a dividir esta ciencia en partes esencialmente =< rentes y busqué reconducit la filosofta trascendental, quiero decir. ro los conceptos ce la razén totalmente pura aun cierto mimero de <= gorias —pero no como lo hizo Aristételes, que los yaxtapuso al azar. <2! como los iba encontrando, en sus diez predicamentos— sino tal come ellos por si mismos se distribuyen en clases segtin unos pocos principics del entendimiento. Sin poder ahora explicarme detenidamente sobre |2 serie completa de investigaciones Ilevada ya a buen fin, puedo decir que he obtenido un resultado feliz para lo esencial de mi intencién y que me encuentro en condiciones de presentar una Critica de la Razén pu ra, que abarque la naturaleza asi del conocimiento teérico como dei practico en tanto es puramente intelecruak de la que ante todo trabaie~ ré la primera parte, relativa a las fuentes de la Metafisica. su méxodo + sus limites, para después pasar a los ptincipios puros de le moraica por lo que se refiere a la primera, estaré lista para publicacion en apro- ximadamente tres meses. 49 PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE ¥ DEL INTELIGIBLE En una tarea intelectual tan delicada nada dificulta mds que el ocu- parse mucho en meditar temas ajenos. La mente debe, en los momentos tranquilos o felices, mantenerse siempre y sin ininterrupcién (aunque no siempre tensa) abierta a las sugerencias casuales que pudieran ofrecér- sele. Las actividades y el descanso deben conservar las fuerzas del espi- ritu en su ductilidad y movilidad; de modo que esté uno siempre dis- puesto para observar el objeto desde diversos angulos y para ensanchar el horizonte desde uaa observacién microscépica hacia una visién ge- neral; adoptando todos los puntos de vista pensables, hasta que reci- procamente se verifique desde uno el juicio emitido desde otro, Queri- do amigo, ésta y no otra ha sido la causa del retraso de mi respuesta a sus para mi tan amables cartas; pues escribirle sin contenido no parecia set lo que Vd. pedia. En cuanto a la obrita de Vd., escrita con gusto y profunda reflexi6: ha sobrepasado en muchos pasajes mi expectacién, No puedo, por la ra~ z6n dicha, (133] entrar aqui en ningtin detalle. Peto, amigo mio, el efec- to que empresas de este género tienen en el puiblico erudito, dado el es- tado de las ciencias, es tal que, si empiezo a preocuparme por el pian de las obras para mf mds importantes y que tengo incluso en buena parte listo ante mis ojos —en razén de las indisposiciones que amenazan in- terrumpir su realizacién—, me consuela muchas veces que tales traba- jos quedarian igualmente perdidos para el interés piiblico si se publica- ran como si pe-manecieran inéditos. Porque habrfa que ser un escritor de més fama y elocuencia para atraer al lector a ocuparse a fondo con la obra. He visto recenstonada su obra en el periddico de Breslau y, hace po- co, en el de Gartingen. Cuando el puiblico juzga asf el espititu de un es- ctito y su incencién principal, estd todo trabajo perdido. Incluso un jui- cio negativo es més agradable para el autor, si el recensor se ha tomado el trabajo de captar lo esencial del escrito, que una alabanza vana y li- sonjera. El recensor de Gottingen se entreciene en ciertas aplicaciones de la doctrina en si contingentes y respecto de las cuales yo mismo he cam- biado algo, con to que la intencién principal se ha, incluso, enriqueci- do. Una carta de Mendelssohn o de Lambert acttia mas eficazmente so- 50 PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE Y DEL INELIGIBLE, bre el autor para hacerle recapacitar que diez tales juicios de pluma li- gera. El hontado pastor Schultz, la mejor cabeza filoséfica que conozco entre nosotros, ha visto bien la intencién del nucleo sistemtico; deseo que pueda también ocuparse de Ja abrita de Vd. Hay en su juicio sobre tal nticleo dos malentendidos de interpretacidn. El primero es que el es- pacio podria ser, en vez de forma del fenémeno sensible, una yerdadera incuicién intelectual y, por tanto, algo objetivo. La respuesta clara es &- ta: no puede el espacio estar dado como objetivo y como intelectual, ya que nosotros, cuando descomponemos su representacién, no encontra- mos ni una representacién de las cosas (que no pueden ser sino en el espacio) ni un enlace real (que no puede haber sin cosas), es decir, ni efec- tos ni relaciones que [134] podamos pensar como fundamento; no te- hemos, pues, ninguna representacién de una cosa o algo real que inhie- raa las cosas, por lo que [debemos concluir que] el espacio no es nada objetivo. E\ segundo malentendido le lleva a proponer una objecién que me ha dado qué pensar: parece ser la objecién esencial que se puede ha- cer a la docttina, la que le viene a la mente a cualquiera y me hizo el St. Lambert. Se formula asf: los cambios son algo real (segtin testimonio del sentido interno); pero son sdlo posibles presuponiendo el tiempo: lue- go el tiempo es algo real, que inhiere a las determinaciones de las cosas en si mismas. Por qué —me preguntaba yo a mf mismo—, no coneluir paralelamente a este argumente. ‘los cuerpos son reales (segdn testimonio del sentido externo), pero lo son sélo bajo la condicién del espacio, lue- go el espacio es algo objetivo y real, que inhiere a las cosas mismas? La causa [de lo diferente de los casos] esta aqui: se advierte facilmente que no se puede concluir de la existencia de representaciones a la de objetos en lo que respecta a las cosas exteriores; pero en el sentido interno es el pensar, o el existir del pensamiento, idéntico conmigo mismo. La clave para esta dificultad estd en esto. No hay duda de que no debo pensar mi propio estado bajo la forma del tiempo, ni de que, por tanto, la forma de la sensibilidad incerna no me da [s6lo] el fendmeno de cambios. Que los cambios son algo real es algo que no niego, como ni que son reales los cuerpos: aunque [esto ultimo} lo entiendo en cuanto que algo real corresponde al fendmeno. Ni siquiera puedo decir: «el fenémeno inter- no cambia», pues za través de qué podria yo observar el cambio, si no apareciera a mi sentido interno? Si alguien arguye que de ah{ se sigue que todo en el mundo es objetivamente y en si mismo inmutable, vo res- ponderfa que las cosas no son ni cambiantes ni inmutables igual que 51 PRINCIPIOS FORMALES DEI. MUNDO SENSIBLE ¥ DEL INTELIGIBLE Baumgarten, en el § 18 de su Metafisica, dice que lo que es absoluta- mente imposible no es, hipotéticamente, ni posible ni imposible, por- que no puede ser concebido bajo condicién—s asf también: las cosas del mundo, objetivamente o en s{ mismas, no son en diferentes tiempos ni en estado idéntico ni en diferentes estados; ya que, entendidas asf, sim- plemente no son representadas en el tiempo. Pero, sobre esto, basta por ahora. Parece que no se hace uno oir [135] cuando enuncia frases pu- ramente negativas; uno debe construir alli donde ha destruido; o al me- nos, cuando ha desterrado ef fantasma, hacer dogmaticamente concebible la pura asercién intelectual y definir sus limites. A esto me aplico ahora y esta es la causa por la que, contra mi propésito, quito con frecuencia ala respuesta a las cartas de los amigos esas horas libres en que mi cam- biante sitaacién corporal me permite reflexionar, para abandonarme 21 impulso de mis pensamientos. Renuncie Vd., en lo que a mi respecta. al derecho a la represalia, privindome de sus cartas al encontrarme tan negligente en las tespuestas. Cuento con su inconmovible simpatia ¥ amistad, como Vd. puede estar siempre seguro de la mfa. Si prefiriera Vd. contentarse con breves respuestas, no le faltaran éstas en el futuro. Pero, entre nosotros, la seguridad de una leal participacién de cada uno en lo del otro suple a las formalidades. En sefial de una sincera reconci- liacién de su parte, espero préximamente una carta suya, que me sera muy agradable. Llénela de noticias, que no le faltaran viviendo en la se- de de las cienc.as, y perdéneme la libertad con la que se lo pido. Salu- deme a los Sts. Mendelssohn y Lambert, asi como a Sultzer, y presénte- les, por las mismas razones, mis excusas. Permanerca siempre amigo mio, como yo suyo. Koenigsberg 21 febrero 1772 I. Kant ©) «FENOMENO», CATEGORIAS Y UNIDAD DE LA APERCEPCION (1775) (Ak. XVII, 643-669) [4674] Los principios del fenémeno ([+] en general) son sélo de la forma, es decir, el tiempo. El principio [’] de la exposicién de los fenémenos es el fundamento de la exposicién en general de aquello que estd dado, La exposicién de Jo que es pensado reposa sélo sobre la consciencia, pero la de lo que es- ta dado, si se mira la materia como indeterminada, reposa sobre el fun- damento de toda relacidn y de la concatenacién de las representaciones (ensaciones). La concatenacién no se fundamenta (asf como tampoco el fenémeno sobre la mera sensacién, sino en los principios internos de |a forma) sobre «l mero fenémeno, sino que es una representacién de la accién interna de la mente dirigida a conectar representaciones; no sim- plemente a yuxtaponerlas en [a intuicidn, sino a hacer de ellas un todo segtin la materia. Hay aqui, pues, unidad no en fuerza del ‘en donde si- no del ‘por lo que’ lo multiple es tlevado a unidad, y, con ello, validez universal. Por ello, no es sobre formas sino sobre funciones sobre lo que reposan las relaciones(’] de los fendmenos. Asi pues, la exposicién de los fendémenos es la determinacién del fundamento, sobre ef que reposa, en ellos, la conjuacién de las sensaciones. Bajo un concepto universal de algo dado [’] sensiblemente, en el que se indica la realidad y al mismo tiempo su relacién a la condicin sensible, entendemos la accién de determinar sensiblemente un obje- to segiin tales condiciones; por ejemplo, ‘lo gue sucede’ significa lz accién por la que se determina algo en el tiempo segin la sucesion. Llamemos %’a eso determinable, que contiene las condiciones de la determinacién; y ‘@’al mismo acto de determinar en general, No hav. entonces, que admirarse si en %, ademas de la accién de determinar. se contiene algo mds, que podemos expresar por % ([+] Se contiene atin mas que el concepto 7; algo que pertenece al determinarlo en la mente, es decir, el modo de conocer cémo es producido o especifica- 53 PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE Y DEL INELIGIBLE do en la mente, o qué fluye de su especificacién o le esta vinculado como condicién.) En los juicios sintéticos no es representada propiamente [a relacién bajo los conceptos de modo inmediato (esto ocurte sélo en los analiti- cos), sino en ks condiciones de su concreta tepresentacién en el sujero, urdtese de intuicién o de fenémeno. Este sujeto contiene las condicio- nes de la representaci6n de todo aquello de lo que tenemos conceptos y en cuya sensibilidad debe, no obstante, ser determinado lo objetivo de la misma. ‘’ significa siempre el objeto del concepto 12: Pero no puede ser objeto sino o del intuir puro o del empirico. En cuanto concierne al ultimo, puede el concepto 'z’teferitse a un objeto dado de los sentidos, %, o bien a condiciones de sensibilidad, bajo las cuales un objeto debe ser dado como correspondiente sélo al concepto: ‘7 bajo las cuales pue- de sdlo ser conocido en cuanto adecuado al Esto es una prueba de que el espacio es una condicién subjetiva; ya que el que las proposiciones sobre él sean sintéticas y por ellas puedan ser conocidos {[+] objetos) 2 priori seria imposible si el espacio no fue- ra una condiciin subjetiva de la representacién de esos objetos. Por el contrario, los juicios sintéticos de la experiencia son conoci- dos a posteriori, porque se dirigen inmediatamente a objetos dados. ‘Bdebe ser una determinacidn de ‘z’y no un predicado analitico. Los predicados analiticos son idénticos y tautolégicos. De los analiticos, jui- cios hipotéticos. Disyuncién, dicotomia, ({+} Los categéricos son la ba- se.) El concepts ‘substancia’ y aecidens [’] da en si mismo una séntesis [’], igual que ‘causa y efecto’ y ‘multitud en una unidad real’. Que la Natu. raleza, segtin las diversas relaciones, deba estar para el sentido interno enteramente bajo una de estas sénresis [’]. Asi pues, %’es lo determinable (objeto) que yo pienso mediante el concepto @; y ‘es la determinacién del mismo ([+] 0 manera de de- terminarlo). En la Matematica, %’ es la construccién de @ en la expe- riencia, es X’lo conereto [’], avistado por una representacién inherente o pensamiento 1 general, por la fancién del pensat en general en el Su- jeto; y asi el concepto ([+] real|’]) ‘z’es en tral determinado: 1) por el sujeto, 2) en relaci6én a la sucesidén por el fundamento, 3) en relacion a la coexistencia por la composicién. ([4] ¥cs ol objeco. Este puede ser dado por la construccidn a prio- ri; pero en la exposicién (que es algo totalmente diverso de la observa- Gién, que no tiene @ priori nada vinculado con 7) pueden set recono- 34 PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE ¥ DEL INTELIGIBLE, cidas en el Sujeto las condiciones a priori, bajo las cuales en general ‘2’ se refiere a un objeto, es decir, a algo real. Este objeto puede ser repre- sentado sslo segtin sus relaciones y no es otra cosa que la representacion subjetiva misma (del Sujeto), pero hecha universal, ya que yo soy el ori- ginal de todos los objetos. Es, pres Ia conjugacién como fancién lo que hace el exponente de una regha.) La realidad debe estar dada ([+] en la sensactén). La cantidad, po- demos construirla ({+] segtin la intuicién). La sénesis [’] real no nos es dada simplemente en Ia sensacién y tampoco puede ser construida, pe- to yace en el fendmeno [aunque] no como incuicién ni como sensaci6n: ya que la experiencia nos da a conocer ‘substancia,, ‘causa y efecto’ y ‘to- talidad’ (aunque no podamos a priori pensar la ultima, es decir, cémo de muchas cosas cada una recfprocamente determine todas las otras ¥ sea determinada por ellas, y sdlo en los pensamientos podamos tomar juntamente lo mucho). Estos tres conceptos se refieren a objetos feno- ménicos (posibilidad, etc. sdlo como conceptos a priori); en las canti- dades no necesito de ninguna sensacin, sino sdlo del tiempo, en la sin- tesis real canto de la sensacién como del tiempo. (Triple dimension de la sintesis ["].) Cémo, pues, podemos representarnos a priori posiciones ['] de los postulados de la séntesis |. Son las tres funciones de la aper- cepcidn, que st encuentran en general en el pensar de nuestro estado y alas cuales, por tanto, debe acomodarse todo fendmeno, porque en é- te en sf mismo no hay ninguna sintesis si la mente no la afiade o la ha- ce a partir de los datos [’]. La mente es, pues, ella misma el prototipo de una tal sénzesis['] mediante el pensar originario y no derivado. Los conceptos dan sélo el esbozo de objetos, es deci, aquello que es un signo de su representaci6n. ‘6’es comparado cada vez con el objeto por medio de 2, pero %x’no siempre es sdlo considerado en el con- cepto a en el tiltimo caso, ‘6’ mira o bien al modo como el objeto i’es dado en la intuicién, sea a priori ((+] objetivamente (']) sea a posteriori en la experiencia, o bien a priori pero en la percepcién subjetiva de la apercepcidn. Fsta tiltima se refiere sdlo a casos de la percepcién, y, por cierto, a la simesis | en la misma, es decir, a la relacién. Apercepcién es la percepcidn de si mismo como un Sujeto pensante en general. La apercepcidn es la consciencia del pensar, es decir, de las repre- sentaciones segtin ellas son puestas en la mente. Hay aqui tres expo- nentes: 1) ef de Ja relacién al Sujeto, 2) el de la relacién de consecucién entre ellas mis:nas, 3) el del tomarlas unidas. La determinacién de @’en estos momentos (’| de la apercepcidn es la subsuncién bajo uno de estos actos ["] del pensamiento; {[+] se lo conoce como en si mismo determi- PRINC:PIOS FORMALES DEL. MUNDO SENSIBLE Y DEL INELIGIBLE, nable y por tanto objetivo, a saber) el concepto ‘2; si se lo lleva bajo uno de estos actos del pensar, por medio de los cuales cae bajo una regia, Un tal juicio es un principio de las reglas, y asf del conocimiento de los fe- némenos por el entendimiento, por el cual ellos son considerados como algo objetivo, algo que en si mismo es pensado independiente de la sin- gularidad en la cual estaba dado. [4675] La misma entidad puede ser cohetente sucesivamente con predica- dos opuestos. Algo es puesto fuera de nosotros sélo en cuanto su repre- sentacién tiene coherencia y un especifico punto de referencia, Si mi representacién sigue a algo, no por ello sin més lo seguirfa el objeto de fa misma si su representacién no estuviera determinada como una consecuencia, lo cual nunca puede ocurrir sino segtin una ley uni- versal. © bien: ha de ser una ley universal que toda consecuencia sea de- terminada por algo que precede; de lo contrario no pondria yo para la secuencia de las representaciones una secuencia de los objetos. Ya que el poner objetos para mis representaciones implica siempre el que la re- Presentacién esté determinada segiin una ley universal, siendo asf que el objeto consiste precisamente en el punto de validez universal. ‘Tampoco tepresentaria yo nada como fuera de mi, y harfa por tanto del fenémeno una experiencia (objetiva), si no aplicara mis representa ciones a algo que es paralelo a mi yo, mediante lo cual las refiero desde mia otro Sujeto. Tampoco si las multiples representaciones no se de- terminaran enue sf segtin una ley universal. Asi pues, las tres relaciones en la mente exigen tres analogias del fenémeno para transformar las firt- ciones subjetivas de la mente en objetivas y asi hacerlas conceptos del en- tendimiento, cue dan realidad a fos fenémenos. Todo esto se basa en condiciones de la experiencia; por consiguien- te, no es necesario ni es visto como tal, sino que son andlogos ["| de axio- mas, que tienen lugar @ priori, pero sélo como anticipaciones de todas las leyes de experiencia en general, Todo lo que sucede esta conexo a priori; todo lo que es simulténeo esta conexo comitativamente {’]; todo lo que existe estd conexo inhesiva- mente [), Los axiomas tienen una certeza primitiva, las analogias una detiva- tiva, las peticiones una adoptada. La certeza detivativa [proviene] de la 56 PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE Y DEL INTELIGIBLE. naturaleza de nuestro pensar ([+] en general), no como [de] los fend- menos sino [de} acciones del Sujeto, el cual pensar, en tanto debe dar un objeto, ha de estar determinado en una substancia por un funda- mento y en conexién con el todo de la fuerza representativa. Tal certe- za es, pues, derivada de la condicién subjetiva real del pensar en gene- ral. Todo lo que pertenece ([+] objetivamente) a un agregado, estd en reciproca detetminacién, de lo contrario serfa sdlo un todo subjetivo ({+] ideal). La diferencia de todos nuestros conocimientos es o segtin la mate- ria (contenido, objeto) o segtin la forma. Por lo que respecta a la ulti- ma, es 0 intuicién 0 concepto. Aquella es del objeto, en tanto esta da- do, ésta en tanto es pensado. La facultad de la intuicién es la sensibili- dad, Ia del pensar es ef entendimiento (del pensar a priori, sin que esté dado el objeto, razén). El entendimiento se contrapone asf a la sensibi- lidad y a la raz6n. La perfeccién del conocimiento segtin la intuicién es estética, segiin los conceptos es l6gica. La intuicién es 0 del objeto (apre- hensién ())) 0 de nosotros mismos; esta iltima (apercepcién [) llega a to- dos los conocimientos, también los del entendimiento y [a razén. La légica tascendental trata de conocimientos del entendimiento se- gtin el contenido, pero indeterminadamente respecto al modo cémo los objetos son dados. La condicién de toda apercepcién es la unidad del Sujeto pensante. De ahi fluye la conexién ([+] de lo multiple) segtin una regla y en un todo, porque debe bastar la unidad de la funcién tanto de la subordi- nacién como de la coordinacién. Las condiciones subjetivas de los fenémenos, que pueden ser cono- cidas @ priori, son espacio y tiempo: intuiciones, La condicién subjetiva del conocimiento empfrico es la aprehensién en el tiempo en general y por tanto segtin condiciones del sentido in- terno en general. La condicién subjetiva del conocimiento racional es la construccién mediante la condicién de la aprehensién en general. La relacién general de la sensibilidad al entendimiento y a la razén eso bien por a que ellos [jlos objetos 2] son dados a priori, es decir la condicién ([+] sensible) de la intuicién, en segundo lugar la condicién sensible del juicio en general sobre lo que esta dado, firtalmente la con- dicién sensible del concepto a priori, Las reglas ([+] a prion) que enun- cian estas condiciones contienen en general la relacién de lo subjetivo a lo objetivo. O bien de aquello subjetivo por lo cual es dado lo objetivo, 57 PRINCIMIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE ¥ DEL [NTFIIGIBLE o bien de aquello por fo que ello, como dado en general (como objeto), es pensado o determinado a priori. ‘Todo lo que es dado es pensado bajo las condiciones universales de la aprehensién. De modo que lo subjetivamente universal de la apre- hensién es la condicién de lo objetivamente universal de la inteleccién. Todo es pensado a priori bajo la condicién subjetiva de la construccién, si bien ésca es slo problematica, es decir, no esta dada la condicién pe- ro es necesaria pata la construccién. Determinar a priori es construi (4676) Si algo es aprchendido, es asumido en la funcién de Ja apercepcién. Yo soy, yo pienso, hay en mi pensamientos. Son éstas, en suma, relacio- nes que no dan reglas del fenémeno, pero que hacen que todo fenéme- no sea tepresentado como contenido bajo reglas. El yo constituye el substrato para una regla en general y la aprehensién refiere a él cada fe- némeno. Para el surgir de una regla se requieren tres elementos: 1) ‘como el dato () pata ana regla (objeto de la sensibilidad, o mejor, representa- cién real sensible), 2) “@’ la iptitud ] para la regia o la condicién por la que en general es referido a una regla; 3) %; el exponente de la regla. Ahora bien, si ha de surgir una norma como regla de los fenémenos en general o de las experiencias, por ejemplo: «todo lo que existe es en la substancia», entonces es %’la sensacién en general como la especificacién [’] de la realidad. Porque es representado como realidad, se hace mate- ria de una reglz, 0 se hace la sensacién capaz de una regla, y '2’es sdlo una funcién de la aprehensién del fendmeno como dado en general. Ahora bien, porque todo ha de ser dado en el tiempo y éste comprende todo en sf, es ‘un acto [’] de la apercepcién, es decir: la consciencia del Sujeto que apercibe, como de aquello que en todo el tiempo esta dado, estd necesariamente vinculada con ello, pues, de lo contrario, no serfa representada la sensaciéa como perteneciente a mi. {4677] Sélo por cuanto es asumida fa relacidn, que es puesta segtin las con- diciones de la intuicion como determinable segtin una regla, se refiere el fendmeno a un objeto; de lo contrario queda en afeccién interna de la mente. Todo lo que es pensado como un objeto de la intuicién esta bajo una regla de la construccién. 58 PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE ¥ DBL INTELIGIBEE Todo fo que es pensado como un objeto de la percepcidn estd bajo una regla de la apercepcién, autopercepcién. ([+] Experiencia en general, © intuicién o sensacién.} El fenémeno se hace objetivo por cuanto es llevado como conteni- do bajo un titulo de la autopercepcion. Consecuentemente, las relacio- nes originarias de la aprehensién son las condiciones de la percepcin de las relaciones ([+] reales) en el fenémeno; y es por cuanto se dice: un fenémeno esti comprendido debajo, por lo que es determinado desde lo universal y es objetivamente representado, es decir pensado, En tan- to no es representado como comprendido bajo las fanciones de la au- tosensacién, sino mediante percepcion aislada, se llama pura sensacién. Podemos, asimismo, dererminarla a priori, desde las fanciones de la per- cepcidn, con vistas a lo objetivo, esto es, a las condiciones que son in- dependientes de las relaciones aisladas de los sentidos, como con vistas a las relaciones de espacio y tiempo. La mente ha de tener una facultad para aprehender y sus funciones son para la percepcién no menos nece- sarias que la receptividad de los fenémenos. Si tuviéramos intuicién intelectual, no harfa falta ningvin tivulo de la aprehensiér. para representarse un objeto. Este no serfa fendmeno. Pe- ro ahora el fendmeno ha de estar subordinado a una funcién para que la mente disponga de él; y ha de set una condicién universal del mismo. pues de lo contrario nada se encontrarfa en él de universalmente valido Todas las proposiciones sintéticas tienen una condicién de la sensi- bilidad (una inicial), 0 antes de la intuicién (pura 0 empirica) o del pen- sar pot el entendimiento o del inteligir por la razén', El ‘’contiene, pues, siempre la condicién. © una objetiva del fenémeno o subjetiva de la pura intuicién, am- bas en los juicios, donde el predicado es sensible, o una objetiva del en- tendimiento con respecto a la inteleccidn o subjetiva de la razén con res- pecto a la concepcidn, ambas en predicados intelectuales. {[+] En una proposicién analitica el sujeto es siempre tomado sus- tantivamente. El concepto de erudicién contradice al de inerudito. + " Hay unas palabras entre Iineas: «construccién, exposicién, especificacion». que no es claro con qué deban relacionarse. Por su posicién, «construcciénm pateceria refe- rirse a «purse, «exposicién» a «empirica» y «especificacién» a «entendimiento~. 59 PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE Y DEL INTELIGIBLE Todos los fenémenos se refieren al concepto de un objeto, que es por st vilido, por ejemplo, los fendmenos de un cuadrado; estan, pues, ba- jo reglas del juicio bajo las cuales este objeto puede ser determinado {aparecer éptico). Las petcepciones no son sdlo fenémenos, es decir, re- presentaciones de los fendmenos, sino de la existencia de los mismos. Por ejemplo: que hay realidad, que esta ordenada, que es igual ([+] con) otra realidad. La percepcién es la posicién en el sentido interno en ge- neral y se dirige a la sensacidn segtin relaciones de la apercepcién de la autoconsciencia, segiin la cual somos conscientes de nuestra propia exis- tencia. Toda percepcidn esté, asimismo, bajo una regla de juicio. La presuncién no es una anticipacién, porque no determina, sino s6- lo dice que algo es determinable segiin una regla todavia por descubrir, seguin cierto exponente dado. Sirve, pues, para intentar esa determina cién y para exponer el fendmeno, y es el principio ("| del juicio del mis- mo. Por ejemplo: lo que sucede tiene su fundamento en algo que pre- cede. [4678] Que en el alma hay un principio ("] de la disposicién tanto como de Ja afeccién. Que los fenémenos no pueden tener otro orden ni integrarse de otro modo en la unidad de la capacidad representativa sino por cuan- to se adecuan al comtin principio |’| de la disposicién. Ya que todo fe- némeno con su omnimoda determinacién ha de tener en todo caso uni- dad en la mente y, por consiguiente, estar sometido a tales condiciones por las que es posible la unidad de las representaciones. Sélo lo que es exigido para la unidad de las representaciones pertenece a las condicio- nes objetivas. La unidad de la aprehensién esté necesariamente vincula- da con la unidad de la intuicidn espacio y tiempo, pues sin ella no da- ra la tiltima ninguna representacion real. Los principios de la exposicién deben, por una parte, ser determi- nados por las leyes de la aprehensién, por otra parte por la unidad de la facultad del eatendimiento. Son la medida de la observacién y no se to- man de las percepciones sino del fundamento de las mismas en su tota- lidad. ([+] Originariamente y que abstrae de las mismas.) E] puro pensar (a priori) pero en zelacién a las experiencias, es de- cit, a los objetos de los sentidos, contiene principios que contienen el origen de todas las experiencias, es decir, de aquello que es totalmente determinado para las experiencias. Debemos exponer los conceptos si no podemos construirlos. No po- densos construir los fenémenos, aunque sf intuiciones. Pero debemos te- 60 PRINCLPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE Y DEL INELIGIBLE ner reglas de su exposicién. Estas reglas son realmente reglas de los mis- mos fenémenos, pero sélo en tanto lo interno de los mismos debe ser descubierto en el anilisis de ellos. Las reglas, pues, del andlisis de los fe- némenos son propiamente las condiciones de [a aprehensién en. ranto ella avanza de uno a otro y los une. En una proposicin analitica cae la x, porque @, tomado substanti- vamente (’], esta ya en determinada relacién de identidad con Pero en las proposiciones sintéticas ‘x’ es aquello donde “’es deter- minado por ‘“’y por la condicién de ‘2’ En la ({+] Bor la) construccién 5x’del concepto ‘# (eriéngulo) queda determinado en cl triéngulo la igualdad de la suma de los tres Angulos, etcétera. Por la especificacién x’del concepto @’ queda al mismo tiem- po determinada en este ‘ala relacién ‘° Si determino el surgir expectficamente (’] en el tiempo, es decir, una realidad en ka serie del tiempo, el tiempo es la condicién en la cual; pe- ro la regla es la condicién por la cual. Si X’es la condicién sensible bajo la que @’es determinado especifi- camente, ‘6’es la funcién universal por la que es ahi determinado. [4679} Somos conscientes de nuestras propias acciones y de los fenémenos en tanto nos hacemos conscientes de la aprehensidn de los mismos, sea que por ella los coordinemos entre si o que aptehendamos una sensa- cién por la otra. Un objeto de tos sentidos es sélo aquello que sobre mis sentides ope- ra, 0 acttia y es, pues, substancia. Por ello, la categoria de substancia es principal, Cada comienzo de un estado de Ja representacién es siempre un paso desde uno anterior; de lo contrario no percibirfamos que aquel habia comenzado. De aqui, puesto que el mismo sujeto vale de un ob- jeto y del ono y también la frontera de ambos es comin, pertenece & siguiente al anterior como a aquél que lo determina. En la unidad de la mente sdlo es posible un todo porque la mente determina reciprocamente una representacién parcial desde la otra y porque todas son concebidas en una accidn que vale de todas. xidemin Si ‘@’ muestra la condicién mediante la cual es dado ‘x, se sigue la relacién i: #’segtin el principio de contradiccién y vale universalmen- te sin restriccién, Por ejemplo, en toda realidad {es sdlo dada por la ac- 61 PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE ¥ DEL INTELIGIBLE, cién del Sujeto) hay una relacion de la substancia al accidente |’). %'sig- nifica aqui el sujeto, ‘la aprehensién del objeto. % : a’es, pues, la re- lacién de la accién originarta de [se interrumpe]. La mera eprehensién explica ya que bajo el fenémeno deba haber una substancia, causa de la composicién; pero la observacién y el juicio deben mostra: qué sea la substancia, etc. Donde hay una acci6n, all{ hay substancia, por ejemplo, junto a la fuz calentamiento; pero que la luz sea substancia no fluye de la aprehensién, sino de la exposicion del fe- némeno. Que algo es representado como suceso basta pata que sea vis- to como efecto; pues la aprehensién del mismo es, de hecho, un efecto que aconcece en la mente, etc. Las funciones intelectuales comienzan, pues, en la aprehensién, pe- o la especificacién nos da la regla del uso de este concepto; por ello, s6- lo mediante la experiencia pueden darsenos las reglas determinadas de la sfntesis ["]; pero la norma universal de las mismas a priori. Tntuicién empirica es fenémeno. Fenémeno del que nos hacemos conscientes es percepcién. Cada percepcidn ha de ser llevada bajo un titulo del entendi- miento, pues de lo contrario no da ningun concepto y nada es pen sado en ella. Por medio de estos conceptos nos servimos de los fen menos, 6 mejor, los conceptos muestran el modo como nos servimos de los fendmenos como materia para el pensamiento. 1) de la intui- cidn en general para la cantidad, 2) de la sensacion para decerminar la relacién real en el fendmeno. Decimos: «la piedra pesa, la madera cae, ([+] el cuerpo se mueve)», es deci, acta, por lo que es substan- cia. «El campo est preparado, la pradera seca, el vaso roto»: esto son efectos que se tefieren a una causa. «El muro es sélido, la cera blan- da, el oro compacto»: esto son conexiones en composicidn. Sin tales conceptos los fenémenos en conjunto estarian separados y no vincu- lados entre si, Si tienen iguales relaciones en ef espacio 0 el tiempo, éstas no estan determinadas sino sélo yuxtapuestas desde los objetos de los fendmenos. La experiencia es una percepcién entendida, La entendemos si nos la representamos bajo titulos del entendimiento. La experiencia es una especificacién de los conceptos del entendimiento mediante fenémenos dados. Los fenémenos son la materia o el substrato. Las expetiencias son, pues, sdlo posibles por cuanto se presupone que todos los fenémenos caen bajo titulos del entendimiento, es decir, que en toda mera ‘ntuicién hay cantidad, en todo fendmeno substancia y ac- cidente (}, En Ja relaci6n mutua de los mismos, causa y efecto; en el to- do de los mismos, accién reciproca. Valen, pues, estos principios de to- dos los objetas de la experiencia. Los mismos principios valen también 62 PRINGIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE ¥ DEL INTELIGIBLE, de la mente en relacién con Ja produccién de sus propias representacio- nes y son momentos de la génesis ’]. Pero bajo los titulos de la apercep- cién deben ser llevados todos los fendmenos, de modo que sean cons- truidos segiin la intuicién [se interrumpel. [4680] Todo lo que sucede, en razén de la determinacién de su concepto bajo los fenémenos, esto es, con miras a Ia posibilidad de la experien- cia, es representado como contenido bajo una regla, de la que la rela- cién se expres mediante un concepto del entendimiento. Ast pues, en el fendmeno *, en el que es ‘@’un concepto, deben, aparte lo pensado por @, contenerse condiciones de su especificacién, que hacen necesa~ ria una regla, cuya funcién es expresada por %: No puede ‘a’ determi- narse especificamente de otra manera en el tiempo, si es que sucede, sino por medio de una regla. No puede, pues, tener lugar ninguna ex. periencia de 4'sin regla. Por lo que el principio de razén suficiente es un principio (’) de las teglas de la experiencia, a saber, para ordenarlas, El principio de que todo lo que sigue en el tiempo a algo diverso si- gue segiin una regla o de que con vistas a su consecuencia tiene lugar tna regla, 0 tiene su sede en la especificacién del concepto 2 desde el suceder o fa contingencia, ya que lo significado es s6lo el fondmeno. (Pe- ro el suceder es ya una existencia segiin una regla del tiempo.) La ordenacidn de las experiencias segiin telacidn del espacio y del tiempo exige una regla, como el fenémeno mismo exige una forma. [4681] Ante un suceso debe siempre preceder algo (condicién de la per- cepcién). Lo que precede a un suceso puede ser diverso, pero hay algo en ello alo cual siempre sigue. Una realidad va siempre ([+] en un punto del tiempo y aquello que Jo determina) con lo que la acompafia, por lo que le es determinado el punto del tiempo (condicién de la percepcién). Lo que acompatia es diverso, pero hay algo en ello que siempre se da. ([+] En telacién con aquello que es al mismo tiempo, hay en todo tiempo simultancidad (condicién de la percepcién).) Puede ser simulténeo ([+] desde luego con) lo diverso; pero donde algo debe ser considerado como objetivamente unido, hay una recipro- ca determinacién de lo multiple entre si. 63 PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE ¥ DEL INTELIGIBLE Si nada se diera en todo tiempo, algo permanente, estable [’], no habria ningtin punto firme o devertninacién del punto temporal y, por consiguiente, ninguna percepcién, es decir, determinacién de algo en el tiempo. Si nada estable antecediera ([+] ante un suceso), entre lo multiple que antecede no habria nada con lo que lo que sucede formara serie, no tendrfa ningtin lugar determinado en la serie. Mediante las reglas de la percepcidn son determinables en el tiem- po los objetos de los sentidos; en Ja intuicién estén simplemente dados como fenédmenos. Segiin aquellas reglas se muestra una serie totalmen- te diversa de aquella en la que el objeto fue [inicialmente] dado. {(+] Nada sintético puede ser objetivamente vilido sino” aquello me- diante lo cual algo es dado como objeto o aquello mediante lo cual es pensado como objeto lo que fue dado. Objeto sdlo es pensado en tan- ta estd bajo una regla del fendmeno, y es la receptividad de la regla lo que hace al fenémeno objetivo; no son, pues, los fenémenos los que es- tn bajo una regla, sino los objetos que subyacen. Son expuestos segtin esta regla) Sin tales reglas de la percepcién no podrfan ser hechas ningunas ex- petiencias, pues esto son los titulos de los fenémenos, como los conceptos sensibles son titulos de las intuiciones. Regla de las presunciones como enjuiciamiento de los fendémenos provisionalmerte para juicios determinantes. (f+] Pucde verse mucho pero no entendetse nada de lo que apa- rece, sino cuando ¢s llevado bajo conceptos del entendimiento y me- diante ellos en relacién a una regla; esto es la asunciéa por el enten- dimiento.) (Le La statesis[] contienc la relacién de los fenémenos no en la per- cepcidn s.no en el concepto. El que toda relacién en la percepcién pre- suponga también una relacién en el concepto muestra que la mente contiene en si misma la fuente universal y suficiente de la séntesis ('] y que todos los fendmenos son exponibles en ella.) Principios [] de la percepcién. Principios de la observacién o de Ja exposicién de los fenémenos en general. Son presunciones de la experiencia. Analogfas cel entendimiento. Axiomas de las intuiciones, analogias del entendimiento. pet de la razén. * Los editores corrigen, omitiendo algo que Kant olvidé baz: 4 PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE ¥ DEL INTELIGIBLE, Percibimos algo sdlo por cuanto nos hacemos conscientes de nues- ta aprehensidn, por tanto de Ia existencia en nuestro sentido interno y, por consiguiente, como perteneciente a una de las tres relaciones en la mente. Toda observacién exige una regla. Lo intelectual de la percepcién se dirige a la fuerza del sentido in- terno. Las analogias de la observacién se dirigen a la percepcién total o ala percepcién continuamente determinada. ‘Todas las vinculaciones son hechas por la mente, y la mente no vincu- la algo objetivamente {"| sino aquello que es determinado necesariamen- te desde su correlato [’]; de lo contrario, las representaciones quedan yux- tapuestas pero no vinculadas; en la percepcién pero no en el concepto. Sdlo Ilamamos objeto a aquello que es capaz de principios coheren- tes en la mente. Un enjuiciamiento, pues, debe preceder a los juicios ob- jetivos. Ya que todo lo demas, que no acoge tales principios, queda co- mo nada ante nosotros y tampoco puede ser percibido. Ya que Ja per- cepcién exige una conjugacién segdn un fundamento universal. [4682] El concepto ‘lo que sucede’ es una determinacién de la sensibilidad pero por el entendimienco, en tanto algo es puesto en la secuencia tem- poral. Ahora bien, no puede suceder sirio en relacién a algo que ante- cede. Segtin lo cual, dice la regla que lo que sucede es determinado por algo antecedente, no de otro mode que ([+] como que todo esto es de- terminable en e! orden del tiempo) la determinacién de una posicién de la existencia en el tiempo debe suceder mediante el entendimiento y asi segtin una regla. Realidad es aquello mediante lo cual algo es un objeto de la per- cepcién. «En toda realidad hay una relacién del accidente a la substan- ciay quiere decir: la determinacién de una existencia en el tiempo en ge- neral puede séto suceder por algo que esta en todo tiempo. Las analogias del fenémeno quieren decir: si no determinata yo ca- da relacién de los mismos por una condicién universal de Ja relacién en el tiempo, no asignaria su posicién a ningtin fenémeno. Ast pues, los conceptos substancia, fundamento y cotalidad, sirven sélo para asignar su posicién a cada realidad en el fenémeno, en cuan- to cada una representa una funcién o dimensién del tiempo. en el que el objeto que és percibido debe determinarse y hacerse, desde el fend- meno, experiencia. 65 D) ELEMENTOS DE SOLUCION HACIA 1780 a) La imaginacién trascendental (B 12!; Ak., XXIII, 18-20) La unidad de la apercepcién en relacién con Ia facultad de la ima- ginacién es el entendimiento. Reglas. En relacién con la facultad reproductiva la unidad es analitica; en relacién con la productiva, sintética. La unidad sintética de la apercep- cién en relacién con la facultad trascendental de la imaginacién es el en- tendimiento puro. Esta facultad trascendental es la que determina uni- versalmente todos los fenémenos en general respecto al tiempo, segdin reglas vilidas a priori. Las tres primeras facultades no son explicables. La sintesis trascendental de la imaginacién subyace a todos nuestros conceptos del entendimiento. El uso empirico de la imaginacién reposa sobre la sintesis de la apre- hensién de las ‘ntuiciones empiricas, que también puede ser reproduci- da oa cuya analogia puede otta ser hecha. En el tiltimo caso se trata de la imaginacin productiva. La imaginacidn productiva es o pura o empirica. La pura. [No ter- mina]. La imaginacion es una sintesis en parte productiva, en parte repro- ductiva. La ptimera hace posible a la ultima, ya que si no la hemos pues- to antes en marcha en la representacién mediante la sintesis, no pode- mos tampoco vincularla con otras en nuestro estado siguient La imaginacién productiva es: 1) empirica en la aprehensién; 2) pu- ra pero sensible respecto a un objeto de Ja intuici6n sensible pura; 3) tras- cendental de cara a un objeto en generalls] la primera presupone la segunda y ésta la tercera. La sintesis pura de la imaginacién es el fundamento de la posibili- dad de la empirica en la aprehensién, por tanto también de la percep- T Se trata de teflexiones (ca una hoja suclta) no recogidas en la recensidn bisica de Adickes. Bajo la sigla B 12, encabezan lo dedicado a la Critica de la Razén pura en el vohimen de introducciones y complementos (Ak. XXHD. 66 PRINCIDIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE Y DEL INTELIGIBLE, cién. Es posible 2 priori y no produce sino figuras. La sintesis trascen- dental de la imaginacién se refiere sélo a la unidad de la apercepcién en la sintesis de lo matiltiple en general mediante la imaginacién. Por ella es pensado un concepto del objeto en general segtin los diferentes modos de la sintesis uascendental. La sintesis sucede en el tiempo. Todos los fendmenos no me conciernen en tanto estan en los senti- dos, sino en tanto, al menos, pueden encontrarse en Ia apercepcidn, Pe- ro en ésta pueden encontrarse sélo mediante la sintesis de la aprehen- sin, es decir, de la imaginacién[;] ésta empero debe concordar con la absoluta unidad de la apercepcidns por lo que todos los fenémenos son elementos de un posible conocimiento sélo en cuanto estan bajo la uni- dad trascendental de la sintesis de la imaginacién. Ahora bien, las cate- gorias no son sino representaciones de algo (fenémeno) en general en cuanto es representado mediante Ja sintesis trasc[endental] de la imagi- nacién[:] por lo cual todos los fendmenos estin bajo las categorias co- mo elementos de posible conocimiento (experiencia). Todas las intuiciones son nada para nosotros si no son asumidas en la consciencia. De aqui que su relacién a un posible conocimiento no sea sino la relacién a la consciencia. Pero toda vinculacién de lo malti- ple de la intuicién no es nada si no es asumido en Ja unidad de la aper- cepcién|.] Por lo que, de la misma manera, todo posible conocimiento es tal en tanto se integra con todo otro posible en la relacién a una aper- cepcién. Lo miltiple, empero, no puede pertenecer plenamente a una aper- cepcidn sino mediante una sintesis total de la imaginacién bajo las fun- ciones de la misma en una consciencia. Esta unidad trascendental en la sintesis de la imaginacién es, pues, una unidad a priori bajo la cual de- ben estar todos los fenémenos. Pero aquellas funciones son las catego- rias, luego expresan las categotias la necesaria unidad de la apercepcisn bajo la cual a priariy de modo necesario sc integran todos los fendme- nos en cuanto pertenecen a un conocimiento. No hay que admirarse de que el entendimiento pueda prescribir a la experiencia leyes @ priori, que contengan las condiciones de todo lo empirico. Ya que s6lo mediante este entendimiento es posible aquella tunidad que el fenémeno originariamente ha de tener en la apercepcién y por la que puede confluir en una experiencia. El [se interrumpe]. ‘Asf pues, el entendimiento, como fundamento de toda unidad ana- Iitica en los juicios, es también el fundamento de las reglas y la fuente de las mismnas. oT PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE ¥ DEL INTELIGIBLE, La supresién de la restriccién parece ser una amplificacién. Algo y nada[.} Entidad y absurdo[.] Paralogismo de la facultad de juzgar (Uit- heilskrafa. Sensibilidad, imaginacién, apercepcién no pueden ser ulteriormen- te explicadas. Sumario concepto de \a facultad del entendimiento puro respecto a los objetos. Si los objetos que nos son dados fueran cosas en si mismas y no me- tos fendmenos, no podrfamos tener de ellos ningtin conocimiento priori. Pues, silo sacamos de los objetos, seria el conocimiento empiri- co y no a priori: y, si quisiéramos hacernos conceptos de los mismos, in- dependientemente de ellos, no tendrian ninguna relacién a ningtin ob- jeto, por lo que serfan conceptos sin contenido[.] De aqui se ve que han de ser fenémenos. Estos se integran como representaciones en una ¥ la misma apercepcién y como [se interrumpe]. b) Los limites def conocer humano: raz6n y dialéctica (Ak. XVII, 220-231) (5552)? Que debemos poner un esquema bajo todos nuestros conceptos del entendimiento, un modo de sintetizar lo muiltiple en el espacio y el tiempo. Que este esquema esté meramente en Ia representacién sensible del Sujeto; por lo que 1) séto conocemos objetos de los sentidos y, por tanto, no alcanzamos lo suprasensible. (La Geometria.) 2) Pero los con- ceptos pueden extenderse a todos los objetos del pensar en general. No dan, de ese modo, ninguna ampliacién del conacimiento tedrico. Pero, desde el punto de vista practico, donde es la libertad la condicién de su uso, pueden tener lugar conocimientos practico-dogmaticos —Dios, li- bertad ¢ inmortalidad (nacuraleza espitivual). En la Nacuraleza, es decir, en espacio y tiempo, no puede hallarse nada incondicionado; y, no obstante, fo exige la razén como la totali- dad de las condiciones, porque quire ella hacer el objeto mismo. —De aqui, en la Cosmologfa, donde la Naturaleza es considerada como la to- 7 En nota, sefiala el editor que esta ehoja suclta» pucde estar esczita hasca en la pri mera mitad de 1780, en el riempo en que Kant prepataba el manuscrito de la Cristea: no después. 68 PRINCIPIOS FORMALES Dé! MUNDO SENSIBLE Y DEL INTELIGIBLE talidad de todos los objetos de los sentidos, se producen antinomias; en la Teologia, donde sdlo podemos en sentido practico dogmatice disefiar un objeto, la relacién con las cosas del mundo del objeto suprasensible y situado mas alla de la Nacuraleza no puede ser conocida sino segdin la analogia con una inteligencia de la Naturaleza, y aun esto sdlo en cuan- to es pensada en relacién moral al hombre. Lo Incondicionado contiene un triple intelectual ([+] inteligible) (noumenon); y de la libertad y sus leyes puede tenerse conocimiento y por él probar la realidad objetiva de la humanidad como nowmenon en medio del mecanismo del mismo como phaenomenon. Dios como Subs- tancia incondicionadamente necesaria. Libertad como causalidad in- condicionada; e inmortalidad como personalidad (espiritu) como inde- pendiente del comercio ["] con el cuerpo (como condicién). Las categorfas aplicadas a lo inteligible pueden, sf, fundar conoci- mientos practico-dogmaticos, si se dirigen a la libertad y determinan a su Sujeto sélo en relacién a ella; pues asi conocemos a Dios sélo segin la analogfa de la subsistencia de una cosa bajo todo cambio de acciden- tes en el tiempo ([+) duracién), a libertad segtin Ia analogia de la cau- salidad en la conexién de la fuerza con los efectos en la secuencia tem- poral, la inmartalidad seguin la analogia de la conexién de muchos en todo tiempo y con ello el ser simultdneo de [se interrumpe]. [5553] Como [os sentidos se refieren al entendimiento, asi el entendimien- to ala raz6n. Los fenémenos de los primeros reciben en el segundo uni- dad intelectual por conceptos; y los conceptos en la tercera faculead unidad racional por ideas (por prosilogismos se encuentra siempre un sujeto superior, hasta que finalmente no puede ya encontrarse ninguno més, del cual el anterior fuera predicado; lo mismo en las conclusiones condicionales, allf empero prueba el prosilogismo la menor [']). Los conocimientos a priori que se dirigen a los objetos mismos han quedado agotados en [a Analitica trascendental y son las categortas del entendimiento. No puede, pues, la razén dirigirse a los objetos mismos (fenémenos), sino a los conceptos del entendimiento. Cémo pudiera un. concepto racional (en la medida en que los haya) ser objetivo, siendo asi quc no expresa la unidad de la ([+] posible) experiencia (como aquello por lo que nos son dados todos los objetos), sino sélo la de los concep- tos del entendimiento. Deberfan los conocimientos racionales, que son totalmente 2 priori y no contienen unidad empirica, estar tomados de la forma légica de la razén; salvo que deberian encontrar una unidad sin- 69 PRINCIPIOS FORMALES DEL. MUNDO SENSIBLE Y DEL INTELIGIBLE, tética, a la que estuvieran sometidos los conceptos del entendimiento. Y por ella, mediatamente, se dirigirfan a una cierta determinacién de la uni- dad de los fendmenos. Puesto que la raz6n busca llevar los conocimien- tos del encendimiento (juicios) bajo condiciones més altas (universales), en tanto un tal conocimiento atin puede ser tenido por condicionado, puede decirse que es un principio del uso del entendimiento el encon- trar lo Incondicionado para lo condicionado. Ahora bien, los conceptos de relacién no son sino la unidad de lo condicionado y su condicién; y fa razén eleva simplemente esta relacién hasta la condicién que es, ella misma, incondicionada. Asi pues, todos los conocimientos racionales se- rn paralelos a los tres modos de conclusién racional; y mas de los mis- mos no les es posible. El principio de la razén pura: todo conocimien- to condicionado no sdlo esta bajo condiciones, sino, al fin, bajo tales que ellas mismas sean incondicionadas, puede ser una mera peticién o un postulado (algo que aqui no queremos decidir): es, en todo caso, al me- nos el fundamento de toda aplicacién de la razon, al que, al menos, nos aproximamos. Cada conclusién racional no es otra cosa que un juticio mediado por la subsuncién de su condicién bajo una tegla universal, que por tanto es la condicién de la condicién de Ja conclusién. La conclu- sién racional condicionada se llama ast impropiamente, ya que hay mas condiciones de los juicios y no sélo el fundamento respecto a la conse- cuencia (condicién de consecuencia (’}), Hay también una condicién de inherencia, etc. E] juicio: si estd dado lo condicionado, est4 dada también la serie to- tal de las condiciones, por las que lo condicionado es determinado, es correcto si abstraigo de los objetos o lo tomo de modo meramente in- telectual. Lo Incondicionado no puede nunca estar dado, pero debe estar siem- pre en el pensamiento. De aqui, ideas. La absoluta totalidad de las con~ diciones es lo nico incondicionado. Unidad del principio ante la razén. ‘Aproximacién. Reglas de la subordinacién de los conceptos empiricos. Sistema de las ideas trascendentales. 1) Por titulo hay 3 segtin los tres modos de conclusién sacional; por la conclusién dialéctica, hay 4 seguin las cuatro categorfas. En el Ideal de la Razén pura, ya que allf se unen todas las categorias en una idea, no tenemos necesidad de distinguirlas; pues es el Principio de toda posibilidad, por el cual, por tanto son de- terminadas las mismas categorias. Del triple modo de la ilusién trascendental. Hay dos ideas y un Ideal." El paralogismo de Ja razén pura es, propiamente, una subrepeidn tras- cendental, ya que nuestro juicio sobre objetos y la unidad de la cons- ciencia en el mismo es tenido por una percepcién de la unidad del su- jero. 70 PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE ¥ DEL INTELIGIBLE *((a] La primera ilusién esté en que se toma la unidad de la aper- cepcidn, que es subjetiva, por la unidad de un Sujeto como una cosa. La segunda: que la determinacién subjetiva de la sensibilidad y su con- dicién se toma por un objeto, La tercera: que la universalidad del pen- sar por ‘a fazén se toma por un pensamiento de un todo de las posibi- lidades de las cosas.) De las ideas no hay mas deduccién que una negativa. Para conclusién de la dialéctica: que todas las preguntas dialécticas sean totalmente respondidas. Todos los conceptos de la sintesis requieren un tercero: o bien la ex- periencia posible o bien la idea. Respecto a la idea trascendental no pue- den tener validez objetiva, pero si ser deducidos como problema o cues- tién necesaria. En el entendimiento se tigen los conceptos segin la experiencia posi- ble, pero ante la razén, la experiencia posible segtin los conceptos, como también toda vircud en el ejercicio debe regirse por conceptos y sélo asi ¢s posible, An cuando no alcance al concepto. La experiencia posible en el regreso [’] a las condiciones se rige segun los conceptos de Ia razén o ideas trascendentales. En eso consiste la tarea de la razn, en aportar unidad incondicionada al uso del entendimiento en la maxima diversi- dad. Aquel concepto de la razén, que vincula la maxima unidad deter- minada con aquclla universal, concuerda con la experiencia posible y es, en tanto, una regla correcta. Pero objetivamente valido no puede ser el concepro que no (|+]con)siste en ([+] la) relacién a la experiencia posi- ble. El Ideal debe ser omnimodamente determinado, ya que la idea es la medida. Es el ser ilimitado de una cosa y en el que, como miembros de la disyuncién, yacen todas las posibilidades. Todas las tres ideas trascendentales estin vinculadas por una con- clusién racioral. Es decir: todos los objetos de los sentidos est4n final- mente fundados en un notimenon ([+] existente). La razén sirve para dar al entendimiento necesidad y al ambito de su. uso alcance y unidad. El modo de mirar lo particular como una determinacién de lo uni- versal (del verdadero universal, no extraido de lo particular por induc- cién) es una unidad a priori, totalmente distinta de la unidad de la ex- periencia. Entiendo por idea un concepio suficientemente fundado en la ra- z6n, pero parz el que no puede ser dado un objeto en ninguna expe- riencia posible. 71 PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE Y DEL INTELIGIBLE A qué apunta, pues, la idea y por qué esté fundada en fa razén al re- ferirse a objews. La idea del alma se finda sobre el hecho de que el en- tendimiento debe referir al yo todos los pensamientos y percepciones in- ternas y tenerlo por el nico Sujeto permanente, para que asf resulte una completa unidad de autoconocimiento. La idea de lo incondicionado para todas las condiciones del fenéme- no estd fundada en la raz6n como una prescripcién de buscar la comple- cién de todos los conocimientos del entendimiento en la subordinacion. La idea de la unidad incendicionada de todos los objetos del pensar en un Ente de los entes |’] es necesaria para buscar parentesco entre todo lo posible y asi incluso su total vinculacién como unidad del Principio. En el derecho son sélo necesarios conceptos racionales, pero en la moral, ideas. A aquellos puede serles dado un objero congruente en la ex- periencia, a éstas no, porque contienen la suprema unidad racional de la libertad, que concuerda consigo misma y con todos los fines de su de- terminacién. La legislacién necesita ideas y éstas nunca pueden set realizadas com- pletamente. Pero no por ello son nulas o superfluas. La Filosofia trascendental necesita de las ideas no menos necesaria- mente que la Moral. Lahiperbilica exalracién de las ideas por Platén, como arquetipos que estin en la Inteligencia suprema, si son personificadas, no es reprensible; son la medidz de las cosas, se limitan mutuamente y nunca alcanzan su fin aisladamente, de modo que ninguna experiencia concuerda con ellas. No va la conchusién desde el alma humana a través de los conceptos del mundo hecia Dios y desde éste retorna a la vida inteligible del alma? Pero zde dénde proviene la ilusién dialéctica en las ideas trascen- dentales? Lo que hace toda ilusién: la confusién de las condiciones sub- jetivas de nuestro pensamiento con las objetivas. No podemos evitarla, pues debemos necesariamente pensar un objeto y no tenemos otro mo- do de pensarlo que el que lleva consigo la indole de nuestro Sujeto. Pe- ro podemos cesarrollar la conclusién capciosa, sea en la forma, sea en la menor o en la mayor ["], porque la sintesis va mas lejos que lo que los da- tos ["] y el modo de conclusién permiten. Es suposicidn [] de la razén pura el presuponer lo que hay que probar y probarlo mediante los ra- zonamientos. Es decir, se presupone lo a priori omnimodamente deter- minado en orden a representarse por ello la omnimoda determinacién de todo lo pesible. Si asumo: Yo no soy ningtin fenémeno del sentido interno sino una realidad en si misma y noumeno, deben entonces mis accidentes [’] in- herentes ser también novimenos. Aqui [']: me represent las series de las n PRINC:PIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE ¥ DEL INTELIGIBLE condiciones en el fenémeno; duego deben estarme dadas en si mismas. Esta conclusién, convertida en menor [’] en el episilogismo, quiere de- cir: si todos los fendmenos estén dados en una realidad en si misma, en- tances la idea que determina las cosas en si mismas est4 dada en alguna Inteligencia. ([4] Se dice que algo es una mera idea, cuando ni siquiera cabe acer- carse a ella.) 1. Lo incendicionado de la inherencia ([+] 0 agregacién). 2. Lo de la dependencia o de la serie. 3. Lo de la concurrencia de todas las posi- bilidades hacia una y de una hacia todas. ((4} Como las conclusiones racionales dererminan un juicio cn ge- neral por subsuncidn, ast determina la razdn los objetos en la toralidad de las condiciones.) En la Psicologia wascendental la unidad, simplicidad y modalidad de Ja existencia pasiva fluyen desde ef tinico concepto de substancia. Lo absoluro es tanto como lo incondicionado; esto como lo perfec- to que es pensado negativamente sin condicién restrictiva. Solo podemos pensar lo universal mediante la ablacién de todas las condiciones restrictivas. La abstraccién de las determinaciones del s{ mis- mo hace que el yo aparezca incondicionado. ([4} Cémo puede la Moral basarse sobre ideas, si se exige que las actuaciones sean adecuadas a ellas, Sélo pueden Ilamarse concepros ra- cionales. En su total pureza son ideas. Justicia.) Podemos ilamar a la razén la facultad de las ideas*. Hay ideas de la sensibilidad, también las de la razén pura. Estas son o prdcticas 0 espe- culativas; las ultimas son ideas trascendentales. Estas son conceptos ra- cionales necesarios, para los que no puede darse ningtin objeto en los sentidos. Pero en cuanto conceptos ([+] puros) deben haber sido tomados de las categorfas; en cuanto conceptos racionales deben ser meramente concluidos; en cuanto conceptos racionales necesarios deben contenet fas condiciones necesarias del uso total del entendimiento, es decir, del uso en su cotalidad; y, en cuanto conceptos trascendentes, esta totalidad debe ir tan lejos que sobrepase toda intuicidén sensible, pues, de fo con- trario, serfan inmanentes. Para esto se requiere lo absoluto, etc. ;C6mo se formula la conclusién racional trascendental? 73 PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE ¥ DEI. INTELIGIBLE, “(Le La razén es una faculad de deteeminar un concepto en? el {mbito toral de sus condiciones. Si digo: Cayo es mortal, tomo en pri- mer luger la mortalidad en el Ambito total del concepto, en el que esta incluido Cayo, es decir, los humanos; y subsumo a aquél en ese dmbi- to, para asi determinarlo. L. Launidad incondicionada ((+] de la sintesis) del Sujeto. 2. La uni- dad incondicionada de fa sintesis de las condiciones en el fendmeno. 3. La unidad incondicionada de la sintesis del pensar en general. Todo mediante las cuatro categorias, cn canto indican unidad incondicionada. La idea trascendental no puede tener como objeto nada que no sea las fucrzas cognitivas 0 representaciones en general referidas a ellas. Asi pues: 1.), Ja apercepcién; en segundo lugar, la aprehension del fend- menos 3.°), el concepto del entendimiento en general. Lo primero es el concepto racional del Sujeto, lo segundo el del objeto en cuanto puede ser dado, el tercero el del objeto del pensar en general. Que la razén pura no tiene ningtin contenido objetivo de sus con- clusiones dialécticas.) [5554] Notimene significa ({+] propiamente) una cosa, a saber, el objeto trascendental de la intuicién sensible ([+] pero esto no ¢s ningtin obje- to real 0 cosa dada, sino un concepto en relacién al cual los fenémenos tienen unidad), pues a ésta debe en todo caso corresponderle algo, aun- que nosotros no conozcamos sino los fendmenos del mismo. Pero no po- demos decir que las categorias ([+] puras) tienen objetos; sino que ellas meramente determinan el objeto trascendental en relacién a nuestra sen- sibilidad mediante la sintesis de lo multiple de fa intuicién. Por lo que no les corresponde ningtin nodmeno []. El objeto trascendental, que corresponde a los fenémenas ([+] 0 tam- bién cada objeto) puede sdlo llamarse noximeno (’] en tanto puede ser re- presentado mediante los conceptos del entendimiento. Ahora bien, esto es imposible riediante las categorfas, por cuanto fallan las condiciones de Ja intuicin, por lo que no tenemos ningtin concepto de nosmenas |’). Sélo podemos utilizar esos conceptos segtin una analogia con los sensibles; pero, puesto que sdlo tienen validez objetiva en relacién a la unidad sintética de Ja aprekensidn en el tiempo, no se refieren en si mismos a ningtin objeto; y, bajo la determinacién sensible, sélo a fend- menos [’]. 7 "Fl editor corrige aqui del modo mas verosimil una evidente incongruencia del texto kantiano. 74 E) SOBRE EL FANATISMO FILOSOFICO(*) (Ak. XVIII, 434-439) [6050] Platén advirtié correctamente que nosotros no conocemos por la ex- periencia las cosas tal como son en si mismas, sino que sdlo aprendemos avincular regularmente sus fendmenos. (Vio, ulteriormente, que cono- cer las cosas tal como son en si mismas exige una intuicién de las cosas en s{ mismas, es decir, una pura intuicibn intelectual, de la que no so- mos capaces.) Advirtié que, para que nuestra representacién concuerde con el objeto, debe ser pensada o bien como producida por el objeto 0 bien ([+] como) produciendo el objeto. La tiltima seria la representacién originaria (dea arqueripica (’}), de la cual, si ha de ser en todos sus as- pectos originaria, no somos capaces los hombres. Por lo cual, las Ideas s6lo pueden encontrarse en la Esencia Originaria. Las Ideas de este En- tendimiento Originario no pueden ser conceptos, sino intuiciones, s6- lo que intelectuales. Creyé él, por otra parte, que todos los conoci- mientos 4 priori son conocimientos de las cosas en si mismas (**); y, pues- to que somos participes de aquellos, lo somos también de éstos. Entre esos conocimientos situé las Matemdticas. Por nosotros solos no pode- mos hacernos participes de ellos; por consiguiente, lo somos por parti- cipacién de las Ideas divinas. Pero, puesto que no somos conscientes de éstas como sélo recibidas histéricamente por tradicién, sine como in- mediaramente intuidas, no debe de tratarse de conceptos implantados que se aceptan por creencia, sino de intuiciones inmediatas que tene- mos de los arquetipos del Entendimiento divino. Pero sdlo trabajosa- mente podemos desarrollarlas. Son, pues, puros recuerdos de las anti- guas Ideas provenientes de la comunién con Dios. Esto, sin embargo, no serfa atin fanatismo, sino una manera de explicar la posibilidad de los conocimientos a priori. Pero se afade una conjetura: la de hacernos todavia ahora participes de la comunién con Dios y de la inmediata in- 75 PRINCIPIOS FORMALES DEL. MUNDO SENSIBLE ¥ DEL INTELIGIBLE, tuicién de las ideas, (intuicién mistica), més atin, de encontrar en ellas el objeto inmediato de todos nuestros deseos, que slo por malentendi- do se han dirigido a los fenémenos como tipos de las mismas (amor mis- tico de Dios). Pero, como es verosimil que entre nosotros y Dios se dé una gran escala de creaturas, que se extienden desde El hasta nosotros, ([4] genios [’), espiritus astrales, eones... , se podria ante todo llegar a la comunién con éstas y con un preludio de las intuiciones intelectuales originarias. Pero, puesto que las Ideas originarias son la causa de la rea~ lidad de sus objetos, podria atin esperarse llegar a ejetcer por este medio dominio sobre la Naturaleza. Y asi fue como la escuela neoplaténica, que se llamé ecléctica por cuanto proclamaba encontrar su sabiduria en to- dos los antiguos por incorporar todas sus ensofiaciones, quedé provista de todo el rabioso fanatismo con el que ha atribulado al mundo. ([+] Fi- nalmente, el Spinozismo (Teosofia por el intuir.)) La filosofia aristotéli- ca deshizo esta ilusién. Se comenzé con conceptos, a los que se llegaba desde la experiencia (nihil est in intellectu... (']). Pero se Megaba a cono- cimientos a priori sin investigar cémo sean posibles segin el principio recién enunciado. Estos se ampliaban y, puesto que todo lo que queda dentro del mundo sensible es siempre condicionado, la raz6n extendia los principios vélidos en ese mundo también por encima del mundo, confiando que darian adquisiciones tan seguras como las que habian da do en Ia explicacién de los datos primeros. Comenzaron asi a ser teni- das las condiciones subjetivas de la razén destinadas a la conceptibilidad por condiciones objetivas de las cosas en si mismas; y, puesto que la ra- z6n no se da por contenta en tanto no ha alcanzado la totalidad, acaba- ron siendo tenidas por conquistas en el mundo suprasentible. Y, ya que no pueden sefialarse limites donde en esto haya que detenerse, se debié finalmente llegar, al haber quitado a las cosas su interna y separada po- sibilidad para existir, a quitarles también su existencia separada, dejan- doles solamente la inherencia en un tinico Sujeto. El Spinozismo es la verdadera conclusién de la Metafisica dogmatizante. La critica de los principios no consigue aqui nada; puesto que no cabe recordar la dife- rencia de lo subjetivo y lo objetivo con vistas a su validez, al no haber- se distinguido de antemano aquellos principios subjetivos que también son objetivos. Se impone la necesidad de admititlos y no se advierte que es simplemente subjetiva. El que la experiencia sea posible slo por prin- cipios @ priori no se le ocurre a nadie. Sélo una Critica de la misma ra- zon puede aqui arreglar algo. Entre tanto, varones de una razén precla- ra, [pero] que descuida el gencral uso y abuso de las opiniones, siguen avin por mucho tiempo reincidiendo en el fanatismo. —Si no se quiere 76 PRINCIPIOS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE Y DEL INTELIGIBLE entrar por la via de la Critica, se habrd de dejar camino libre al fanatis- mo y fefrse de ello con Shaftsbury. () ((+] La gran diferencia del conocimicnto intelectual respecto al empirico seducia a los antiguos eri esto.) ([4] Sectas en China: yo soy el Ser supremo. Sectas en Tibet: Dios es la reunién de todos los santos.) (7) (+1 ¥ es, exactamente, al contrario. Ya que sdlo de las cosas en cuanto fenémenos pueden darse conocimientos sintéticos a priori, al de- jarse conocer, independienremente de todos los objetos, la forma de la sensibilidad en relacién con la intuicién, por estar dada en el sujeto. Es- pacio y tiempo. En esta intuicién pueden darse sintéticamente muchos principios a priori, que valen en consecuencia de todos los objetos de fa experiencia posible (eso sf, de ninguno més); y, aunque los conceptos de los mismos como objetos en general son puramente inrelectuales, no son sino monogramas que no permiten conocer nada en concreto [’], si- no que sélo dan conocimiento en abstracto (’].) ([+] Conocimientos analiticos se ticnen, desde luego, a priori, una vez que esta dado el concepto del objeto, sea empitico sea racional. Pe- 10 juicios sintéticos a priori no serian posibles sin una pura intuicién in- telectual, que solo en Dios se da. Lo que los hombres hayan de conocer sintécicamente a priori debe tener como objeto algo de intuicién sensi- ble.) [6051] (*) El origen de todo fanatismo filoséfico est en [la teoria de] Pla- tén de las intuiciones originarias divinas de todos los objetos posibles, es decir, en las Ideas, ya que nosotros sdlo los intuimos en sus fendme- nos, por tanto, de modo puramente pasivo. Se funda ahi en primer lu- gat la opinién de Platén de que todo nuestro conocimiento @ priori (Matematica), sobre todo el de las perfecciones, sc deriva de la reme- moracién de esta pristina intuicién, que ahora ([+]simplemente) debemos tatar de desarrollar siempre més. Pero de aqui surge el segundo paso del misticismo: que incluso ahora todo lo veamos en Dios; el cual hace in- necesaria toda investigacién sobre el conocimiento sintético 4 priori, ya que Io leemos en Dios. En tercer lugar, puesto que puede haber otros seres mds ccrcanos a Dios, nosotros, por asf decirlo, debemos quizd aprender a conocer las Ideas por reflexién, tratando consiguientemente con naturalezas espiriruales, etc (*) [+ ]¥a antes de Platén se distinguieron los conocimientos in- telectuales de los empiricos y se entendié a éstos lamandolos sensi- bles; y asi se hizo toda una diferencia entre cosas sensibles ¢ inteligi- bles, Se tuvo a todo conocimiento a priori por intelectual: también, nT PRINCIP(QS FORMALES DEL MUNDO SENSIBLE ¥ DEL INTELIGISLE pues, la Matematica. Y, ya que pueden ser conocido a priori algo sen- sible —y propiamente slo esto—, se pensé tener ejemplos de un co- nocimierto presuotamente intelectual. Pero, pata encontrar impor- tante este diferencia, fue necesaria una exigencia de la razén de ir mas allé de Ic empirico, por ser esto siempre condicionado y, por tanto, no realidad cn sf misma (que siempre debe tener completas sus con- diciones) Se incerpreté la necesidad de la hipéresis de un tal Algo como una inteleccién de la necesidad de estas cosas.) El supremo grado del fanatismo es: que nosotros mismos estamos en Dios y en El sentimos o intuimos nuestra exisrencia. El segundo: que incuimos todas las cosas en su verdadera naturaleza sdlo en Dios como en su causa y ea sus Ideas como arquetipos. El rercero: que no las intui- mos pero al menos las deducimos del concepto dei mismo y, por tanto, desde nuestra existencia y nuestros conceptos racionales de las realida- des concluimos la existencia de Dios, sdlo en el cual pueden ellas tener realidad objetiva. Retrocediendo ahora del intimo grado al supremo: Spinoza. [6052] La causa del fanatismo es la falta de © 2 de la misma razén; ya que si yo Mego con mis propias fuerzas hasta Ja derivacién de todas las cosas desde Una, ¢, incluso, a las cualidades ¢e esta Una, gedmo llego a ello? 1: ;Desentrafiando mis conceptos? Exzonces deberia el concepto serme originariamente inspirado. 2: :Por sintesis de las leyes de la expe- riencia? Pero en ese caso no salgo del mundo. 4: :Por principios que no tomo de ninguno de los dos origenes dichos? Deben, entonces, ser una misteriosa intuicién de lo suprasensible. INDICE ONOMASTICO I, Autores citados en el texto de Kant Aristételes, 49 Baumgarten, A., 52 Crusius, Ch. 49 Epicuro, 14, 39 Euler, L., 35, 40 Federico (rey de Prusia), 3 Herz, M., 2, 47 Kastner, A. G., 19 Lambert, J. H., 50, 51, 52 Leibniz, G. W, 19, 23 Locke, J.. 43 Malebranche, N., 30, 49 Mendelssohn, M., 50, 52 Newton, I., 20 Platén, 14, 49, 72, 75, 7— Schulz, J., 51 Shaftesbury, A. A. C., 14,77 Schreiber, G. W., 2 Schréter, G. D., 2 Spinoza, B. 76, 78 Stein, LA, 2 Sulzer, J. G., 52 Wolff, Ch., 13, 28 JL. Citados en el estudio preliminary notas Adickes, E., XXVI, XLVIL, 18, 23, 25, 42, 44, 66 Agustin (San), XVI Allison, H., XVII, XXUI, XLIV, L Aristétcles, XXIX Baumgarten, A., XXVII Berkeley, G., XVII, XLIV Carl, W., XI, XIV, XX, XXVI, XXVIIL, XXIX, XXX, XXXII, XXXIV Cassiret, E., XI Chacén, P, XIV Cefial, R., X, XI, 5 Copérnico, N., XXV Daval, R., XXH, XXII Descartes, R., XVII, XLIV Duque F, XX, XXII Fischer, A., 41 Fischer, K., X Garcia Bacca, D., XI Garve, Ch., XIV 79 INDICE ONOMASTICO. Gomez Caffarena, E., XXII Gomez Caffarena, J., XXV, XXXVI, XL, LY, LVI, 41 Granja Castro, D. M., XVII Haver, J., LIV Hegel, G. W. E, XV Heidegger, M., XXXV, LIV Heimsoeth, H., XLII Herring, H., XLVOL Herz, M., XI, XXIV, XVI. XXIX, XXXVI, XXXVI Hinske, N., X. Hoyos Vazquez, G., XI Hume, D., XI, XIII, XIV, XVII, XIX, XLIX Jacobi, H. J., XLVIL Kant, I., passim Kreimendahl, L., XI, XIV Lamacchia, A., XI Lamarra, A., XI Lambert, J. H., XII, XVIII, XXI, XXVIIL, XLVI Lehmann, K., XXXII Leibniz, G. W., XV, XX, XXIII, XXXI Lichtenberg, Ch., XXXVI Locke, J., XXXIV Lawisch, D. J., XLV Malebranche, N., XXXVI Martin, G., XLII, XLV Mohts, T., XXXI Montero, E, XLVI Mouy, P, XI Paulsen, E, X Philonenko, A., XI, XXVIII Pimpinella, 2, XI Platén, XVI, XXVIIL, XXXVI Reguera, 1, XIV Reich, K., XI Reinhold, K. L., XX, XXIII Riehl, A., X Rivera de Rosales, J., L Rodriguez Aramayo, R., LVI Roser, A,, XXXI Rousseau, J. J., X17 Schmucker, J., XI Spinoza, B., XXXVIIT ‘Tetens, J. N, XXXIV Theis, R., XI Thomas, E., 1, 24 Tieftrank, J. H., LIV Vaihinger, H., X Vaaquez Lobeiras, M. J., XI, XIV Vélez, J., XI Vilar, G., LVI Villacanas, J. L., X, XXX, XXXII Weischedel, W., XI Wittgenstein, L., XLVIL L ‘Wolff, Ch., XV, XX 80 GLAS feo ee Poe te SA th Pe Ww a «Principios formales del mundo sensible» (que hacen un todo intuitivo de los multi- ples datos de percepcién sensorial) son el espacio y el tiempo. Para Kant desde 1770 son la estructura constitutiva (a priori) de la sensibilidad humana. «Principio formal del mundo inteligible» le parecia en 1770 ser Dios mismo, clave ultima de los multiples procesos causales del cosmos. En los afios sucesivos se le problematizo el alcance del conocer intelectual humano: las «formas a Priori» del entendimiento —las categorias— s6lo dan conocimiento «esquematizadas», CoM ME Collec lel eM Moca cole iL el «mundo inteligible» es, pues, en primera instancia funcién del «sensible». Ahora Letom Ne Mee eT) una afirmacion puramente intelectual (nou- menal) de |a libertad y Dios puede ser pos- tulado en «fe racional» como clave ultima de unidad teleoldgica: retorna asi un «prin- cipio formal de! mundo inteligible», aunque en figura mas modesta.

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