You are on page 1of 11
Christopher Clark Sonambulos Como Europa fue a la guerra * en 1914 ~ + Introducci6n La paz teinaha en el cemntinewte europea la mafana del 28 de junio de ty14, cuando el arckiduque Francisco Fernando y su esposa Sofia Chotek llegaron a la estacidn de ren de Sarajevo. Teeinta y site dias después, estaba en guerra. Fl conflicto que comen76 ese verano movili- 26.0 65 milloncs de soldados, sc cobré tres imperios, 20 willuues de muertos entre militares y civiles, y 21 millones de heridos, Los horcores dela Europe del siglo xx aacieron de esta cardstrofe; fe, en palabras del historiador norteamericano Fritz Stern, «la primera calamidad del slo Xx, la calamiclad de Ia que surgieron todas las demas calamidades».' Eldebate sobre por qué ocurri6 empezd antes de que se produjeran los primeros disparos y se ha mantenida desde entonces. Ha genetado una lireracura hist6rica de magnitud, soisticacion ¢ intensidad moral inigua- lables, Para los teéricos de las relaciones internacionales los eventos de 194 siguen constituyendo ls crisis politica por excelencia, o bastat- ce compleja como para admitir cualquier cantidad de hipsresis, Elhistoriador que trate de entender la aénesis de la Primeea Cerra Mundial se enfrenta a varios problemas. El primero y mas obvio es un exceso ce oferts informativa. Cada Estado beligerante produjo edicio- nes de varios voluimenes de documentos diplomsticos, obras enormes de trabajo de archivo colective. Hay corrientes sraicioneras en este cocéano de informacién. La mayor parte de las ediciones de documen- 103 oficiales realizadas en el periodo de entirgues as Litt uth Seago apologético. La publicacién alemana dé cincuenta y siete tomos, Die Grosse Politik, que comprende 15.889 documentos organizados cen 300 reas ternéticas, no se realiz6 teniendo en cuenta objetivos pu ramente acaddémicus se esperaba que la divulgacion de los archivos de proguerra bastaria para rebatir la tesis de fa «culpa de la guerra» in- que Labia comstide un error Fictico al trata de neyo- ae can Viena a teavés de Berlin durante la crisis de julio, pero el error ST huicto al que aliuda era secundario y l comemrarinrefejaba un est- To ingles pico de wutodesprecio mas que una auténsica admision de ‘eeponsabilidad,y™ También haba pooblemas de memoria, Schmitt sie tia ly pista a Peter Bark, antiged ministro de Finanzas ruso, ahora Aynguero en Lonaies. Ln r9£4, Bark haba participado en reunlones a ins que se fomacon decisiones de vital importancia. Sin entbargoy svando Schmitt se encontrd con él, Bark insist eit que “apenas ve ceavelaha de los sueesos de aquella época»."’ Afortunadamente, los apurntes romados en ¢30s dias por el propio exmiistro dan spas info Chanda el investigador Luciano Magrini viajé a Belgrado en potoiio de 1937 para enteevistar a codes los personajes supervivientes « Meslados a la conspirarién de Sarajevo, encomtcd que algunos testi sos dab fe de asuntos de los que no podian saber nada, otros «ne ‘Weetan ui palabea o daban falsa rnenta de lo que sabjan» y otros que sclormaban sus declaraciones o ms que nada les inreresaba quecar bens.” Por ova parte, nuestro conocimiento tiene todavia lagunas impor- santos, Muchos intercatubius interesantes entre actores principales Eue- von verbales y no quedaron registrados; solo se pueden reconstruit a Garde de pruebas indirectas 0 testiwonios posteriores, Las organiay eines serbias vineuladas al asesinato de Sarajevo eran sumamente her~ hone y casi ao dejaron castro de papel, Drautin Dimitrijeit jefe de Trinteligencia militar serbia y figura clave en ¢i complot para asesinat atchidaque Francisco Fernando ea Sarajevo, quetaabs sus papelee on regitaridad, El contenido exacto de las primeras conversaciones cikke Viena y Berlin sobre fo que deberia hacerse en respucsta i los 2 Sado asesinatos de Sarajevo sigue sin conocerse en gran parte, Nunca se en- contraron las actas de las reuniones af mas alco nivel que celebraron los dirigentes politicos franceses y rusos en San Perersburgo los dias 20 23 de junio, documentos de una importancia porencial enorme para ‘entender la diltimna fase de la crisis (es muy probable que los protocoios rusos e perdieran; el equips franeés encargado de editar los Doct ments Diplomatiques Francais [Documentos diplomticos francescs] no lograron encontrar la versign francesa). Los holeheviques si pu- blicaron machos documentos diglomsticos muy importantes como iedida paca desacreditar las inerigas imperialistas de las grandes: po- tencias, pero aparecian a incervalos irregulares sin un orden particular yy centrdadose en general en asuntos esperificys, como los planes rusos fen el Bosforo. Algunos documentos (todavia se desconoce el mimero ‘exacto} se perdieron en el traslado duramte el caos de la Guerra Civil y Ja Unidn Soviética nunca cred un archivo documental recopilado siste- maticamente que rivalizara con las ediciones britanica, francesa, ale- mana y austriaca." Los datos publicados por el lado ruse distan mu cho, a dia de hoy, de estar completes. La estructura extraordinariamente complicada de esta crisis ¢s otra asgo caracteristico. .a crisis de los misiles cubanos fue bastante com- pleia pese a que solo participaron dos protagonistas principales (EEUU yla Unin Soviética), ademas de una serie de representantes y actores secundarios, Por el contraria, lz histaria de cémo se produjo la guerra debe dar sentido a las intezacciones multilaterales ence cinco actores auténomos de la misma importancia —Alemania, Avstria-Hungria, Francia, Rusia, y Gran Bretafia— seis, si sumamios Italia, mvs diversos aciores vuberanos estratépicamente significativos ejgualmente aur6n0 ‘mos, como el Lmperio Otomano y los estados de la peninsula de los Balcanes, una region de alta tensidn c inestabilidad politicas durante: los afios previos al estallido de la guerra. tro elemento de complicacién surge del hecho de que muchas ve- ces los procesos de claboracién de politicas dentro de los estados atra- pados en la crisis no eran ni mucho menos transparentes. Se puede pensar que lo ocustido en julio de x94 fue una crisis «internacional», término que sugiere un conjunto de naciones-estado, concebidas como, entidades compactas, auténomas, diferenciadas, como bolas de billar fen una mesa. Pero las estructuras soberanas que crearon politicas du- rante la criss estahan profundamente desunidas. Habfa incertidumbre {y la ha habido desde ensonces entre los historiadores} sobre dénde se utr situaba exactamente el poder para ¢ versos ejecutivos, y las «py ducian a politicas de varios tipos~ 0 cima del sistema; poxlian proceder di tico, de mandos militares, de funci embajadores, que muchas veces era cho propio. De este modo, las fuentes super sas, amenazas, planes y prondsticos por qué cl estallido de esta guerra s apabutlante de interpretaciones. No sobre sus origenes que no puedan re ponibles. Y esto a su vez. contribuy sire los worigenes de la Primera Co dimensiones tan enormes que ning nae de ficeién que domine todos lo rar leerla mientras viva: hace veinte liseratura actual sumaha 25.000 libe han centrade en Ja culpabilidad de ‘counts hat side Tenant, pero ub ur escapade a alguna imputacién de res repartido la culpa o han buscaco fal saficiente complejidad como para n alla de los debates de los historiador tiones de culpabilidad 0 de la relaci condicionantes esteucturales, hay al nes internacionales en le que cates distensidn y la inadvertencia, o mee. var como el equilibrio, la negociacis plano. Si bien el debate sobre este t hay ningema razén para ereer que hi ero sel debate es amigo, ee ids fresco y viene mie al caso aho: Los cambios en nuestro mundo han los sucesos de x94. Ducante las dé encanto de época se acumulb er lac sucesus de 19.14. Resultab ficil ina no» de Europa como un drama de & cadentes ¥ los uniformes estridentes. nro 35 vstuaba exactamente cl poder para determinar la politica entre los di versos ejecutivos, y las «politicas» 0 al menos las iniciativas que con- luciai# pulicivas de varius tipos- uo proveniau aecesariamente de ha ima del sistemas podian proceder de ia periferia del aparato diploma- tivo, de mandos militares, de funcionarios ministeriales ¢ incluso de embajadores, que muchas veces eran cesponsables politicos por dere- sho propio. De este modo, las fuentes supervivientes ofrecen tn caos de prome- sas, amenazas, planes y prondsticas, y esto a su vez ayuda a explicar por qué el estallido de esta guerra se ha prestado a una variedad tan apabullante de interpretaciones. No hay practicamente punto de vista sobce sus origenes que no puedan respaldar algunas de las fuentes dis- ponibles. Y esto a su vez contribuye a explicar por qué la literatura sabre Ins enrigenes de la Primers Gnerra Mundial» ha adquiride nnas dimensiones tan enormes que ningiin historiador (ni siquiera un perso nuje de ficcion que domine todos los idiomas necesarios) podria espe- rac kerla mientras viva: hace veinte afis, una visién de conjunto de la itcratura actual sumaba 23.008 libros y erticulos.'* Algunos relatos 5¢ shan centrado en Ia culpabilidad de un estado problematico (el més soindn ha side Alemania, pero ni uuta sola de las grandes pouruicias ha «escapado a alguna imputacion de responsabilidad principal}: otros har repartid la culpa o han. buscado fallos en el «sistema». Siempre hubo suficiente complejidad como para mantener viva la polémica, Y mas ali de los debates de los historiadores, que han solido girar sobre cues- tones de culpabilidad o de la relacién entre la accién individual y los vondicionantes estructurales, hay abundante literatuza sobre relacio- nes internacionales en la que categorias tales como la disuasién, la listension y la inadvertencia, © mecanismos que se pueden universali- zrar como ol equilibrio, la nepociacion y el seguidismo, estén en primer plano. Si bien el debate sobze este tema tiene ahora casi cien afios, no hay ninguna ravém para ereer qe ha perrlida vigencia 'S Pero siel debate es antiguo, el tema atin estd fresco; de hecho, esta nas freseo y viene mas al caso ahora que hace veinte 0 treinta aiios. |Los cambios en nuestro mundo han alterado nuestra perspectiva sobre Joy sucesos de 1924. Durante las décadas de 1960-9 lo, una especic de encanto de época se acumulé en la conciencia popular alrededor de los sucesos de 1914, Resullaba (4cil imaginar el desasire del «alto vera no» de Furopa como un drama de época eduardiano. Los rituales dee vadentes y los uniformes estridentes, el «ornamentalismo de un mun- a6 ruins do que en gran parte segvia organizado en torne a una monarquia hereditaria tavo un efecto de distanciamiento en lo que hoy dia se xe~ cucrda, Parceian scalar que los protagonistas eran personas de otro. mundo ya desaparecido, Se reafirmaba la suposicién de que silos som- breros de los actores llevaban vistosas plumas de avestruz de color verde, probablemente sus pensamientos y motivaciones las llevaban tambien." Y sin embargo, a cualquier lector del siglo xx que siga el eurso de Ja crisis del verano de r914 le sorprenderd su cruda modernidad. Em- 6 con un escuadrn de bombarderos suicidas y un desfile de auco- moviles. Detras del atentado de Sarajevo habia una organizacién te- rrorista de reconocido calto al sacrificio, la muerte y la venganzas pero esta onganizaciOn era extraterritorial, su ubicacién geogratica 0 politi- ca no estaba clara; estaba diseminada en cClolas a la largo de las fron— teras politicas, era inexplicable, sus vinculos con cualquier gobierno seberano eran indirectos, oculeos y sin duda muy dificiles de discernir. desde fuera de la organizacién. De hecho, basta padciansos decir que julio de x914 est menos lejos de nosotros 4 menos incomprensible ahora que en la década de 1980. Desde el fin de la Guerra Fri tema de estabilidad bipolar global ha dado paso a wna serie de (uerzay mas complejas e imprevisibles, entre ellas imperios en

You might also like