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Olivier Dollfus | EL ESPACIO | GEOGRAFICO BIBLIOTECA DE DANIEL HIERNAUS “Tiaduccién de Damia de Bas nts an on nai estan 1978 acm en nun cena 1982 Sere neon en tenpua craton 1990 Espace CEOGRAPHIOLES a1 Ohno Conte © Pests Univestaes de France 1976 sav £4-26102038 Deposio apa #-21.287-1980 Cumerm de Btco © ovosteu, 8.3 ho an porte eproauceln ta pact oe ets tra, ‘sinpasen ev un stars omits Ses aman en cua Yrm @ or euaauer madi, {aso lscttnen merbnen par econ Te sejavo e por ons meso Fraps aur Coser oa terme Season douse de ora koe, = 5 ncustie toa y cant Moteur 12:4 “O8Ia0 Classe de Ma osreions) Indice Trent 7 1. Los caractares del espacio geogréfico 9 Un espacio lacalizabie y ciferenciado 8 Un espacio cambiante que ge describe n La homogensidad de ls espacios geogréficos 20 a nocién de escola apical espacio geogrifico | 23 2. | hombre ¥ 8f espacio geogratico a Paissies naturales, patsnies modiicados y palsies ‘Ordanaios : 2 Los tips fe ordenacion de ui 'iamo medio natura’ 36 Ls nocion de recursoe naturales 39 Lp nocién de obstscula natural 40 3. El hombre y el medio 4 La intencis et medio en e! hombre a El homore y ol medio modiicado a El especie googratico os un espacio percibidey sortiéo. 53 4, El signifi Densidades diferentes en unos medios semeiantes ‘Mismas densidades y significado diferente . . Gstime de poblaci6n, superpoblacién y subpoblacién. fade de las densida 55, Espacio rural y espacio urban El espacio rural El espacio urbana La influsneia de las ciudadas sobre su entomo 6. El espacio regional Las familias de regiones . El cometido de las ciudades en la formacion de las regiones La avolucion de Ia regién 7. Los tines de organizacion del espacio geogrético. Los espacios recoridos, pero no organizsdos ‘Les espacios acondicionados por sociadados xno dess- rrolladass Les espacios an los paises subdesarrollados La organizacién del espacio en los paises industtiales. Conctusién Biblogratia 57 57 58 81 n n 80 94 101 102 105 108 mm 1 12 115 1B 123 128 Introduccién En su sentido més amplio, el émbito del espacio geogréfico es Ia «epidermis de la Tierran (J. Tricart), 28 decir, la superficie terrestre y la blosfera, En una acep- cién solo en apariencie més restrictiva, es el espacio habitable, a orkuméne de los antiguos, alll donde las condiciones naturales permiten la organizacién de la vida en sociedad. Hasta una fecha reciente la orkurné- ne coincidia poco més 0 menos con las tierras cultivables y utilizables para la agriculture y la ganade- fa, Quedaban excluidos los desiertos en donde no es posible la irrigacién, y los espacios helados de las altas latitudes y de alta montaita. Pero esta nocién de la oikuméne debe ser revisada. Lo constataba el pro- pio geégrafo Max. Sorre, quien lo desarrollé y emple6 mente: «Al igual que para los antiguos, para nosotros la oikuméne sigue siendo |a tierra habitada aunque con sus anexos; el érea de extensién del géne- To humano tiende a confundirse con la superficie de! planetay. El espacio geografico es «el espacio acce- 2 El espacio grogratico sible al hombre (J. Gottman), usado por la huma- nidad para su existencia. Por lo tanto, incluye los mares y los aires. El espacio geografico os localizable, concreto, di- riamos ttrivials, usando une expresién del economista F. Peroux. Aunque cada punto del espacio puede ser localizado, lo que importa es su situacién con relacién @ un conjunto en el cual se inscribe y las relaciones, {que mantiene con los diversos medios de los que for- ma parte. Lo mismo que el espacio de los matemati- 08 6 los de los economistas, el espacio geografico se forma y evoluciona partiendo de unos canjuntos de releciones, pero estas relaciones se establecen en un marco conereto: el de la superficie de la Tierra. El espacio geogréfico es cambiante y diferencia do, y su apariencia visible es el paisaje. Es un espacio recortado y dividida, pero en funcian de las luces que le aportamos. Espacio troceade cuyos elementos son desigualmente solidarios unos con otros. ¢La idea de area de extension incluye la de limite, que le es inseparable y que ofrece distintos grados de determi- nacién, desde el Ifmite lineal hasta la zona limite, con sus franjas de degradacién» (Max. Sorte). El espacio geografico se presenta, pues, como el soporte de unos sistemas de relaciones, determindn- dose unas @ partir de los elementos del medio fisico (arquitectura de los volmenes rocosos, clima, vegeta- Cin), y las otras procedentes de las sociedades huma~ has que erdenan el espacio en funcién de la densidad del poblamiento, de la organizacién social y economi- ‘ca, del nivel de las técnicas, en una palabra, de todo el tupido tejido histérico que constituye una civilizacién. ——————E Ss 1. Los caracteres del espacio geografico Un espacio localizable y diferenciedo Todos los puntos del espacio geogrdfico se locali- zan en la superficie de la Tierra, definiéndose por sus coordenadas y por su altitud, pero también por su ‘emplazamiento (que es su asiento), asi como por su posicion, que evoluciona en funcion de un conjunto de relaciones que se establecen respecto a atros puntos y-a otros espacios. Como espacio localizable, el espa- clo geogrdfico es cartografiable. Y la geografia pone en primer plano de sus formas de expresién a la repre- sentacién cartogréfica, que permite situar los fenome- nos y esquematizar los componentes del espacio de acuerdo con la escala elegida y con las referencias adoptadas. Este espacio es asimismo un espacio diferencia- do. Debido a su localizacién y al juego de las combina- clones que preside su evolucion, cualquier elemento del espacio y cualquier forma de paisaje son fenéme- 10S Unicos que jamés encontramos estrictamente 10 El espacio geogrsfico identicos en otra parte ni en otro momento. Una civ- dad. una montana o un rio, tienen una personalidad y tina identidad, Jamés un’ paisaje es ostrictamente igual a otro, Dentro de una vision somera del espacio, esta diferenciacién puede parecer incompatible con la nocisn de homogeneidad del espacio; nada menos Cierto. Como veremos més adelante, la homogeneidad fs la consecuencia de la repeticién de determinado numero de formas, de un juego de combinaciones que se reproducen de una manera parecida, aunque no perfectamente idéntica, en una determinada supert- tie. Pero, como consecuencia de las desigualdades que se presentan, incluso dentro de les familias de for- mas y de sistemas, el espacio geografivo se presenta dotado de clerta rugosidad, que hace que las compe- raciones y las esquematizaciones répidas sean més difidies No obstante, al propio tiempo que muestra lo que constituye [a originalidad de su esfora, el gedarafo que analiza el espacio localizado y diferenciado se esfuerza al mismo tiempo por poner de relieve los elementos de comparacién que permiten el reagrupamiento de los principales elomentos, de las formas, de los siste- mas ¥ de los procesos en grandes familias. Aunque la Ofignalidad unicamente puede surgir por compara- ign con situaciones anélogas, lo mismo que la excep- cidn Unicamente aperece una vez conocido el término medio. £1 gedgrafo puede parafrasear a Goethe escri- bierdo que «todas las formas son semejantes y que ninguna es igual a las dems», El gedgrafo describe 2 la vez lo nico y lo cambiente, poniendo de relieve, si no unas leyes en el sentido do las ciencias exactes, por lo. menos unos grupos de combinaciones dinami- as que explican las formas y facilitan su clasificacion, indispensable para las comparaciones. Gada dia es més necesario el uso de las matemé- ticas para el establecimionto de las correlaciones, para Los caractares det espacio geogrstico " la determinacién de las interrelaciones, y para cifrar ciertos vollimenes. Este uso exige unos datos que sean a la vez localizables, precisos y comparables. Pero muchas veces los datos utilizados por los geo- grafos no se pueden cuantificar tan fécilmente como fos que emplean los economistas, y de ahi unas inves- tigaciones que @ menudo son més oualitativas que cuantitativas. No obstante, parece vano comparar les, ventajas de una investigacin cualitativa con les de tuna investigacion mAs cuantitativa. No existe més que una Gnica y misme investigacién, que puede perfec cionarse por medio de unos anélisis que no son cuantificables, aunque algunos de cuyos resultados pueden expanerse mas claramente gracias a una formulacién cifrada, y de ahi |a utilided del instrumen- tal matematico. Un espacio cambiante que se describe Le faz de la tierra se modifica continuamente. Cualquier paisaje que reflele una porcién del espacio lleva las sefiales de un pasado mas 0 menos lejaro, desigualmente borrado 0 modificado, pero siempre presente. Es como un palimsesto en el que los andlisis, de las herencias permiten rehacer sus evoluciones. El ‘espacio geogréfico estd Impregnado de historia, y por ello se diferencia de los espacios econémicos, que casi siempre dejan de lado la profundidad historica. Este espacio conerato y localizable es un espacio cuya, apariencia —el paisaje— se describe. Vidal de Le Ba- che, uno de los fundadores de la geografia francese a principios de este siglo, para nombrer al paisaje empleaba igualmente la palabra «fisonomian. La originalided de una parte del espacio terrestre se ‘expresa por su, ""isonomia” en un estilo particular de org: figacion espacial nacido de la union de ia naturaleza y dela 12 El espacio geogrstico historia en ots palabras, en lo que més tarde lamaremos Unpalsaje Vidal de La Blache ha puesto al servicio de esta rhueva nacion su arte Incomparable de a deserigcién. ave Sabe ~mmecianta ta eleccion de los detalles tpicos, pot la Fablidad de lo generaizectén, poe el resuman de dortas comparaciones. ofrecer un cuacro evocador ¥ preciso da fstos "sores geograticos” quo son los paisajes (E Jullard, Region et résionaisation| La descripcién es indispensable para la explica- cior, y los trémites de la investigacién estén constitui- dos por un constante vaivén entre la deseripci6n y la expicacion. Debido a este juego entre descripcion y expicacién existe una dialéctica de la gestion geogré- 2 La descripcion valora, clasifica y ordena los ele- ‘mentos del paisaje que son motivo de anélisis. La des- Cripci6n permite planteer los problemas y buscar las relaciones entre les combinaciones. Es una condicién previa al estudio, aunque es mucho mas quo una con- dicion previa, En las diferentes etapas de la explica- Cién se scude a le descripcion. En el anélisis del espa- cio geogréfico se parte de lo que esté presente, de lo ‘que es visible, para aquilatar la importancia de las horencias y la velocidad de las evoluciones, para des- cifrar los sistemas que son les estructuras que actan sobre el espacio. Los altiplanos cristalinos del Macizo Central fran- cés son elevadas superficies onduladas, con pequerios valles repletos de derrubios y fandos himedos; en ‘estas superficies los rios estan encajados en gargan- tas, La relativa horizontalidad de los altiplanos es una horencia de las superficies de erosi6n terciarias, ela- boradas bajo climes casi siempre himedos y célidos que favorecen las alteraciones, y a veces més secos, y de ahi los esparcimientos debidos a le arroyada. Una pare del material de descomposicion y de disgrega- ién, que se remonta a las fases célidas del Terciario, fue feorganizada por fendmenos de solifiuxi6n an los peratios frios del Cuatemario, lo cual provocd el relle~ Los caracteres del espacio geogratico 9 nado de ciertos valles y retocé el perfil de las pendien- tes, El corte de las gargantas es una consecuencia de los movimiantos tecténicos de la segunda parte del Terciario, que levantaron las superficies de erosidn, ya veces las bascularon. La red hidrogratica principal se hunde en mesetes formadas de un material rocoso. resistente a la erosi6n (granitos, esquistos cristalinos, ‘etc,), de donde la lentitud en el ensanchamiento de los valles, que quedan estrechos (Sioule, Dordogne). Este paisaje tiene su explicaci6n, pues, al encontrar en los distintos conjuntos topografics los testimonios de las formas heredadas de un pasado mas o menos lejano. No obstante, también sabemos que una herencia so conserva mejor © peor, y que constantemente se al- tera, Pero las superficies planes proximas a la horizontalidad pueden mantenerse duraderamente, lo ‘que expiica la conservacién de las superficies de ero- sién en rocas duras, mientras que /as entalladuras lineales pueden formarse répidamente a escala de los tiempos geoldgicos. Asi, es posible que la excavacion dal Gran Cafién del Colorado, que rebasa los 2.000 m, tuviese lugar en sus rasgos esenciales en el transcurso del Cuaternario, es decir, durante los dos tltimos millones de aiios. El analisis de un paisaje urbano es asimismo revelador de su historia y de sus condiciones de desarrollo, y muestra el peso del pasado en le organi- zacion del espacio urbano en la época contemporé- nea. Numerosas ciudades de Europa occidental poseen un nucleo medieval con caliejuelas estrechas, amontonado alrededor de la iglesia o de la catedral. Las antiguas fortificaciones que limitaban el area urbana contribuyendo a su defensa se han podido suprimir, y su emplazamiento se ha utilizado para la bonstruccién de una avenida circular, més alla de la ual se extiendan los barrios més recientes; a menutlo, los del siglo xix se construyeron en las proximidades 4 El espacio geogratica de a estacién del ferrocartil. A veces en la trama urba- na todavia encontramos el dibujo de la parcelacion rural, lo cual a la ver sefiala la extension de la ciudad por el campo y la inercia que permite conserver una estuctura antigua dentro de une estructura de naturaleza distinta. Pero, asi coma los altiplanos del Macizo Central francés estén cortados por gargantas, el viejo barrio medieval se ha cortado con arterias mejor adaptadas a la circulacién automovilistica, pero que rompen la organizacion viaria medieval Algunas zonas de Europa occidental o del norte de Africa conservan todavia testimonios de la coloni- zacién romana. El cuadriculade agrario dle ciertos sec- torgs de la Emilia es el resultado de la distribucién del ‘espacio que hicieron los centuriones. En la disposicién de algunos campos del llano de Alsacia encontraria- mcs alin las huellas de la organizacién de los terrenos del Neolitico. Los ejemplos de este tipo podrian multiplicarse. El andlisis de las herencias partiendo de la obser- vaci6n del paisaje lleva necesariamente al estudio de las interacciones, que es una de las bases de la ges- tin geoardfica Una mentafa levantada por movimientos tectoni- cos queda expuesta inmediatamente a los ataques de la erosidn, Pero, como sea que la velocidad del levan- tamiento es superior al borrado debido a la erosién, se forma un relieve culminante. El aumento del volumen. montafioso provoca una modificacién del clima regio- na y local. Las formaciones vegetales experimentan un cambio a consecuencia del escalonamiento si la amplitud de las desnivelaciones es suficiente, y al mis- mo tiempo debido a la evolucién del sistema de pen- dientes, sistema que depende de Ia tectOnica, de la erosion y de las caracter'sticas de los volmenes roco- sos sobre los que se ejerce'la erosion. Todos los relie- ‘ves terrestres san el resultado de las interacciones Los caracteres del espacio geogrstico 15 entre las fuerzas endégenas, tectogenas, y las fuerzas exdgenas, vinculadas en gran medida con el clima, No obstante, los tiempos de respuesta a las transforma- clones no son los mismos para los distintos grupos de fendmenos ni para las diferentes escalas, La consti:u- clén de un inlandsis, de un gran glaciar continental, requiere decenas de millares de aos, mientras que la de un glaciar alpino Gnicamente unos siglos. Por su landsis acarrea modificaciones climéti- cas regionales y generales, que durante un tiempo favorecen su crecimiento (retroacciones positivas relacionadas con el enfriamienta) y luego actuan en sentido inverso (retroacciones negativas, aumento de la sequia). El inlandsis responder muy lentamente a un cambio climético, y las consecuencias de un cam- bio climatico se dejarén sentir en [as margenes glacia- res Gnicamente varios siglos después del desencade- hamiento de los fendmenos. El tiempo de respuesta de un glaciar alpino seré mucho mas corto: en pocos aflos acusaré una modificacién del clima. Pero la fusi6n de un inlandsis unida 2 un aumento duradero de la temperatura tendré toda una serie de conse- cuencias generales, regionales y locales. La fusion de grandes masas de hielo entrafa Ia liberacién del agua Capitalizada y provoca una elevacién del nivel general de los océanos: es el glacieustatismo. El aumento de la temperatura del agua del mer contribuye, aunque jeramente (a raz6n de 2 m por cada °C de calente- miento medio), al aumento del volumen liquido: es el termoeustatismo. El aumento del volumen oceanico se traduce en transgresiones que modifican la disposi- cién de las lineas de costa al borde de todos los océa- nos, repercutiendo en el curso inferior de los rios, y ello lo mismo en las zonas fries que en las zonas céli- das. Aunque con cierto retraso, se elevan los sectores liberados por la fusion del inlandsis, cuya masa pesa- ba sobre la corteza terrestre. Diez milenios despues de 16 EI espacio geogrdtico la desaparicién do los glaciares, las costas del golfo de Botnia continvan elevandose por compensacion isos- tética, lo cual ocasiona un desplazamiemo de los puertos aguas abajo. Cuaiquier cambio tiene lugar partiendo de una situacién dada, y se alimenta a partir de herencias. En Un periodo determinado se depositan en el fondo de nvalle unas capas de guijarros. Luego, al cambier el lima, se modifican las relaciones entre el caudel y la carga del rlo; entonces el rio hace una inoisi6n en las ‘capas aluviales, que se convierten en terrazas. Pero la mayorla de los guijarros que el rio transporta durante Jae crecidas proceden de las formaciones eluviales depositadas en el periodo precedente. El desplaza- miento de un elemento rocoso casi nunca se efectiia ‘con continuided, sino por una serie de intermitencias de fases de movimientos separadas por prolongadas fases de «silencio; tal desplazamiento se efectia @ trevés de una serie de sistemas de erosion, a veces muy diferentes, y en cada fase el fragmento se trans- forma y cambia de identidad. Un fragmento rocoso se desprende de una pared bajo le acci6n del hielo del agua que actiza dentro de las grietas; rodando, pasa a acumularse en un cono de derrubios, por el que des- cenderé lentamente, en una sucesion de pequefios movimientos. Con motivo de un cambio climatico puede ocurrir que un glaciar lo capte y io convierta en Un elemento de una morrena, desgastandole ligera- mente las aristas. Las aguas de fusion se lo llevan ‘como carga y lo transforman en canto rodado y en arena. Si queda depositado en una caps aluvial puede alterarse y quedar reducido al estado de arenisca, la ual es arrastrada por el rio que erosiona la terraza, 0 bien, en el caso de que el clima se preste 2 ello, los elementos més finos pueden ser desplazados por la accion del viento. Incluso cuando parece efectuarse de manera con- ns Los caracteres del espacio geogrsfico 7 tinua, la evolucion tiene lugar casi siempre por medo de sacudidas, por crisis. Unicamente es continua en relacién con la escala de tiempo adoptada para el estudio del fenomeno, En su obra sobre Les phéno- ménes de discontinulté en géographie (CNRS, Paris, 1968), R. Brunet ha tenido el mérito de insistir en el significado de la discontinuidad. En una region en donde reine un clima semidrido la arroyada sé elerce sobte superficies que no estén totalmente cubiertas de vegetacién, y tiene lugar con motivo de violentos aguaceros. Durante un lapso de tiempo muy corto una importante masa de derrubios es transportade por a arroyada. Pero estas fases activas estén separadas por dilatados periodos de inmovilidad. No obstante, si las lluvias fuesen menos violentas pero estuviesen menos distanciadas, favorecerian el establecimiento de una cobertura vegetal continua, y en tal caso los procesos erosivos serian distintos. Generalmente se observa que el vigor de les transformaciones se ve favorecico or el paso de un sistema a otro 0 la sucesién de siste- mas distintos en el tiempo. En alta montafia una fase fria y relativamente seca ayuda a la gelifraccién; la fragmentacién de las roces bajo el efecto del hielo del agua dentro de las grletas proximas a la superticie al- menta los taludes de derrubios al pie de las paredes. Pero el aumento del volumen del talud quedaré oro- gresivamente frenado a modida que la superficie roco- sa sometida a la accién del hielo se reduzca 8 cause de que la pared va quedando protegida por sus pro- pios derrubios. El paso 2 una fase més htimeda, pero igualments fria, ocasiona Ia formacién de un glacier, Que se lleva los derrubios, despeja el pie de la pared y transporta aguas abajo los fragmentos rocosos, que 2 continuacién son captados por las aguas de fusion, De este modo la erosién, de la que depende la Importan- cie del material arrancado a la alta montafia, seré mas vigorosa si en un mismo lapso de tiempo hay una 18 E) espacio geogrstico alternancia de fases periglaciares y glaciares, que si los procesos periglaciares o glacieres ejercen solos su accién. Una fase climatica célida y himeda origina suelos nacidos de la alteracién de la roca viva y de la existen- cia de una cobertura vegetal. El paso a una fase més seca se traduce por un cambio de la vegetacién, que Se vuelve dispersa, y por una arroyada que seré tanto més eficaz, por lo menos durante un tiempo, cuanto frés carga pueda tomar de productos de disgregacion heredados de Ja fase precedente. Sin embargo, las fases y la actuacion de las inte- reeciones no son simétricos, ni en el tiempo ni en sus efectos, En une regién en la linde de un desierto, en un asahely, el mantenimiento de una asociacion vegetal —por ejemplo, la de acacias y de gramineas que rever- dean esporadicamente con ocasién de las lluvias— vo unida a la existencia de unos equilibrios precarios. Basta con que los ciclos de aos lluviasos se espacien, ‘bien que la intervencién humana provoque la des~ tucci6n de los Arboles, para que el desierto se instale rapidisimamente y de un modo dificiimente reversible, ‘a menos de un profundo cambio del clima. £1 umbral para el paso de la estepa al desierto se frnquea con fnucha facilidad, pero es mas dificil que un desierto pueda convertirse en una estepe arbustiva. El andlisis de los ritmos de los cambios conduce a la investigacién de los umbrales mas alld de los cuales 32 modifican los procesos, Cada proceso es activo uni- camente entre dos umbrales, dos limites. Cuando se rebasa un umbral se desencadena un proceso y otro se extingue. Asi, la arroyada solo acta sobre una superficie dade si la lluvia es lo suficientemente inten- 52.0 si é! suelo est saturado de agua. Una lluvia que fotalice a misma cantidad de precipitaciones, pero tepartida por una duracién mayor y con gotas de dis- finto calibre, tendré diferente efecto. Como conse- Los caracteres del espacte geografice 19 cuencia del juego de las interacciones, basta con que se modifique un proceso para que cambie de naturale za todo un sistema. Asi ocurre con el proceso del hielo. Pero, como hemos visto anteriormente, los umbreles no son los mismos segin el lado por el que son abordados: por otra parte, si bien determinados umbrales pueden determinarse claramente debido a su diafanided (por ejemplo, el hielo a 0 °C), otros experimentan unas franjas de incertidumbre, de inde- tetminacién, que hacen acto de presencia cuando varios fenémenos actian en la misma direcci6n. El estudio de los umbrales es tan importante para la comprensién de los fenémenos que intervienen para modificar el medio natural como pera los que figen la organizacién de las sociedades que ocupan el espacio. Sabemos que cualquier equipamiento y que cualquier servicio Gnicamente pueden funcionar entre dos limites: un limite inferior més allé del cual el servi- clo ya no es rentable, y un limite superior que si se rebasa hace que la congestién paralice el tréfico. Entre ambos existe una zona de utilizacién éptima. La cons- truccién de una autopista no es rentable para un tréfi- co de 200 vehiculos al dia; pero si su capacidad hor ria es de 3.500 coches, el aflujo de 5.000 paralizard el trafico, Como consecuencia de las relaciones que se com- binan, el franqueo de un umbral generalmente supone toda una cascada de transformacianes, consecuencia del juego de los procesos acumulativos. Un paisaje de montafia acondicionado no puede ser conservado si tuna parte de la poblacién lo abandona. El manter miento de los servicios es demasiado oneroso para quienes se quedan, y el cuidado de los campos es una carga demasiado pesada para los habitantes que no han emigrado. Campos y prados se ven invadidos por la landa y el bosque. Eventualmente puede acelerarse Ja erosién: las terrazas que no se cuidan se hunden, 'o 20 EV espacio ovogrético cual provoca el desarrollo de los fendémenos torenciales. La carga sélida de los rlos aumenta y entvafa un aumento del aluvionamiento en los llanos. situados mas abajo, provocando inundaciones, como en Florencia en octubre de 1966. Un paisaje ardenado lenramente en el curso de los siglos cae hecho afiicos fen 20¢as décadas como consecuencia dal éxodo rural. Esto es lo que se observa en las montafas de Umbria desde 1960, descritas por H. Despianques. ‘Una evolucion jams conduce al punto de partida. Una superficie de erosién levantada por un movimien~ to tecténico sera atacada, disecada; otra superficie de ercsién podra formarse, y no serd ya la misma. No hay verdaderamente ciclo en el espacio geografico, sino el cico de elementos fisicos que intervienen como agen- tes en el espacio, como el ciclo del agua o el ciclo de las estaciones. Ciertamente, es posible utilizer este término por comodidad didéctica, como ha hecho uno de los fundedores de la geomorfologia, el american W.M. Davis, pero a condicién de saber que le llegada jamas estard en el punto de partida. Asi pues, parece preferible reemplazar el término «ciclo» por ol de «rit~ fron, que admite el avance y la evolucién, y que sobre todo permite descubrir las kanomalias» dentro de un ritmo dado, y ver lo que constituye la originalided de luna situaci6n en el interior de una familia de formas, de un sistema, 0 de una evolucién que se inserta en el espacio. Le homogeneidad de los espacios geograficos La nocién de espacio homogéneo es de un uso) tan cortiente entre los geégrafos como entre los eco- nomistas. Para J. R. Boudeville', un espacio homogé- + Boudevite. 3. A Lesespaces économique, cl sue sabe? num: 950, ur. Pas Los caracteres del espacio geopratico a neo 88 un espacio continuo, cada una de cuyas partes constituyentes, o zona, presenta unas caracteristicas tan cereanas como las del conjunto. En una determi- nada superficie hay, pues, una identidad pasiva 0 acti va de los lugares y, eventualmente, de los hombres que Ia ocupan. La identidad puede proceder de un ele- mento que imprime una nota determinante al paisaje, © bien de un tipo de relaciones que queda indirects- mente marcado en el paisaje La homogeneidad puede ser externa: en tal caso, una regién homogénea serd ia que corresponde al érea de extensién de un paisaje; la homogeneidad ia proporciona entonces una formacién vegetal depen- lente del clima (el predo, el bosque), 0 bien un tipo ce topogratia que se repite jiaalternencis de colinas y ce valles de Armagnac). Puede deberse a un tipo de ‘ordenacién en un espacio bastante poco diferenciado: el bocage del este de Francia, con los campos y los prados cerrados y la dispersion del nébitet rural. A veces la homogeneidad esta vinculada a determinada forma de ocupacién del espacio que corresponds a una densidad regular, sefialando la presencia de un grupo étnico que se individualiza por técnices originales, como la region Serer, en el sur de Senegal, en donde el cultivo de secano esté asociado con la genaderia, y en donde el peisaje tiene el aspecto de eraue, salpicado de kad, érboles que se pueblan de hojas en la estacién seca (lo que representa un forraje muy apreciadol, pero de parque compartimentado con empalizadas para proteger del ganado a los cultivos La homogeneidad también puede ser interna; la estructura que rige la organizacién del espacio res- ponde a dos condiciones: como escribe C. Lévi- Strauss, es un sistema, regido por une cohesién interna; y esta cohesion, inaccesible a la observecion de un sistema aislado, se revele en el estudio de las transformaciones, gracias las cuales encontramos a 22 Er espacio geogrstica prosiedades similares dentro de sistemas aparente- eeeate vistintosy: como la organizacién de los Estados Gn las sociedades industriales, lo mismo si son etoialistas como si estan regidos por la economia de torcado. Un Estado nacional en el que los ciudadanos Gedecen las mismas leyes constituye igualmente un espacio homogéneo. La homogeneidad nace de. un Sizema de relaciones que determina unas combina- Giones que se repiten, andlogas en una determinacla fraccién del espacio geografico. Ademés, es posible qua en vez de [a expresion khomogéneo» se profiers la Ge eisoesquema», como hace R. Brunet, quien usa la palabra esqueme en funcion de la definicion que de Bila da el diccionario francés Robert: estructura © crovimiento de conjunto de un objeto, de un proceso». Inmediatamente vemos la riqueza y la ambigiie- ded de la nocién de homogeneidad aplicads al espacio ‘geografico. Cualquier porcién de Ia epidermis de te giyra pertenece @ varios espacios homogéneos. En funcion del enfoque del anélisis damos preferencia tal o cual tipo de las relaciones que se establecen en el espacio. Por ejemplo, las grandes zonas climaticas, fon sus consecuencias derivades biogeograficas © fidrolégicas, son cespacios homogéneosy, con el mis- mo rango que una peauena parte de la superficie Torestre cuya originalidad se debe a un clima local, tomo por ejemplo un valle seco en fos Andes colom- Banos, entye montafas himedas, o el valle de Magdalena, cerca de Girardot (Francia), entre las coruilleras oriental y central abundantemente regadas. Tos paises industriales de Europa occidental forman tnespacio homagéneo si nos situamos a escala mun- tial y ai la observaci6n se consagra priaritariamente @ fas formas de organizacion econémica y 8 los niveles de desarrollo, Pero, por ejemplo, !@ Beauce es por si misma un espacio homogéneo original, caracterizado por un tipo de paisaje agrario aplicado a una topogra- Los earacteres del espacio geagratice 2 fig de meseta baja; forma parte del con} z forma parte del conjunto de tos Ile- ese eee re Means beriscnas, en donde se practica la tgran agricultura», Es un espacio homa- eee es Gatinis) y de indeterminacion thacia el Hurepoia ro la Beauce es un elemento dentro de espacics romostnege ms vets, espe nao frances, (ses de Europa occidental, zona templada, etc. see andlsis dela omogeneldad del espacio s6lo es recedora cuando recutre a la noci6n de os feronomia de ios fenémencae imp e estudio ce ayoas de extension de as formas y do ios sistemas y de los procesos que los engencran, por el camino de Ias\consecuenciss. Este andlsis plantea el problema deta relacién de las formas dentro de conjuntos mis 08, Y snicamente él permite las comparaciones que nutren la cultura geogréfica. Es por ello por lo qua se sittia en el centro de la reflexion geogréfica. La nocién de escala aplicada al espacio geografico sie cress de, cuslauer sspscio geourticn, de tualquier elemento que interviene en su composicin ¥. de cuslquier combination de procesos ave actin ony sobre al espacio no devine nteligible més gue s tne lugar ono interior de un sistema de escales oe Iagnitud. Nadie compare is poblacion yas modalide les su cstbucon entre Cost Rica y Bras aun- ue en arybos casos se rate de Estados pertenecor- tes 2 América Latina, Nadie estudia con fas mises jos ni con las mismas perspectivas el maci Breapino le la Chartreuse yal conunio dele lier alpinas, aunque en ambos casos la palabra coral ia pal imontanay 26 aphaue a esos rievos Tambign saber mos que al cambiar de esala fo fendmenas cambian solamente de magnitud, sino también de naturale- 24 espacio geogrstico 2a. Una ciudad de un millon de habitantes no puede compararse con veinte aglomeraciones de cincuenta tail aimas, a peser de que ol totel de la poblacién es ‘auivalente, porque un mismo término esté aplicado @ Ges realidades diferentes. El equipamiento urbano y fos servicios, pero también el ritmo de vida de los habitants, no son iguales en una aglomeracion millo~ aria y en una ciudad de cincuenta mil habitantes. La Gtlizacion de una misma palabra induce 2 ambigheda- Yes a confusiones cuando engloba realidades de dis- {into orden dimensional. Por lo tanto, cuando se trate de comprender el significado de una forma —ya sea un ‘Sieve un paisaje o una aglomeracion—, es necesario tomperarla con formas parecidas para ver las snelo- fas. que hay entre los procesos y las combinaclones gue intervienen en la evolucién y permiten explicarla te llamada geografia «general» tiene por objeto cstablever comparaciones entre formas y sistemas de saeracoion basados en elementos similares. Sabiendo {que [ae formas son plenamente inteligibles solo en el Giso de que estén situadas on su medio, la compren- Sion de los hechos Gnicamente tiene valor cuando Sstos se colocan en unas escalas de magnitud Comparable, Asi, el problema de la escala interviene Ge dos maneras: a nivel de las comparaciones —que Gs esencial para comprender la generalidad, y, en con- Secuencia, la originalidad de un fenémeno o de une Sjuacién.. y a nivel de las transferencias de escalas Gentro de un mismo conjunto, Cuando estudiamos un (racizo montafioso es tan indispensable que conozca~ nos su luger en el sistema de relieve como que aneli- Tomos los elementos que lo componen. Las funciones: de una pequetia ciudad se definen con relacién a la ted urbana de le que forma parte y por sus relaciones: ton su entorno rural; tales funciones deben comparar- Se asimismo con las que poseen otras pequefias ciu- dades andlogas. Los caracteres del espacio geografico 25 Se han presentado diversos intentos cion de is eopacios googtétoos, tanto oor parte gedarafos orientados hacia el estudio de las for 3 del pie Sarge por geégrafos «humanos». ot Ente moaelé des chaines pis y Treat lesan os montanes de scuerco con sete Yat erdenes de magnitud besados ene super sso se puede habe otros erties de ase Siow por elemplo, ls génesis 0 ls ampltuc del vou. men montafoso,o la atu relativa ovabsoluta de las Cimas. El ertero fundamental es de orden espacial primer orden de magnitud es el de. las. grandes Cordilleres que, junto con los escudos, consttuyen el pee de los continentes: las cordilleras aloe de América, que tenen 18.000 km de extensién des- fe Alaska hasta la Tiera Go Fuego, y cubren milones de kildmetros cuadrados, 0 bien el conjunto elpino- himalayo, que corte al sesgo el dominio maditerraneo ¥ una gran parte de Asia, EV segundo orden procede de Sn sterner division del precadant: po ejempo ih ‘co antillang 0 los Alpes. E/ tercer orden de magnitud = Un elemento del ndmero precedente, asi dentro del ec montafioso del Oeste americano, las Coast eae iss iced Naas con el gran valle californiano ane mots, Avoncardo hci le ez nerve legamos al séptimo orden, eostiido por un ne oe sion del sector implicado es de unos kilome- El ostavo orden puede sera fianco de un plegue una parte de una vertiente, en cuyo caso el territoro Salado barca aol elgune contenares de mets ae la orden de magnitud le corresponde un enfoque pore del ania A ion sepia rece. |meroa érdenes el : primere hevia la tectonics y la sie del lobo. que ere ana a ee de! conjunto montafio- curso de dliatados periodos goole 0 Gran parte au evelucisn, Perl conver el etude a Ei espacio geogranco Los earacteres del espacio geografico 27 le evolucién de una vertiente se dediea a te forma de la pendiente y a su evalucién en funcién de los proce- S08 de erosion que intervienen sobre el material que | afiora 0 cubra |e vertiente. ‘Una clasificacién de este mismo tipo puede basarse en los climas. En cabeza figuran las grandes zonas climaticas que dependen de los fenémenos pla~ hetarios: al final de la escala encontramos ol clima focal que posee una identidad gracias a unos elemen- tos particulares que pueden estar vinculados con la topografia: una posici6n resguardada proporcionade por una pantalla montafiosa, y en el tiltimo nivel el ! microciima, que es el clima de un volumen de aire res- } {tingido, particular y muy localizedo: el clima de una | pared rocosa o de una sala. § & ‘ys00 1.000.000 ‘ve00000 200.900 7100000 1Ys0.000 a 15000 000 10"? 10 nt 3 ales isoesquemas Es posible dividir el espacio en funcién de los hiveles de desarrollo: los paises subdesarrollados y los i paises desarrollados, con las etapas de transicién o de Gogradacién; en los paises subdeserroliados hay une rencia muy considerable —no solamente relaciona~ || de con la dimensién nacional o poblacién— entre Boli- } via y Venezuela, 0, en los paises desarrollados, entre Suecia e Italia: A continuacién es posible recortar Cada espacio en funcién de unos criterios especiticos. : ‘spin Roger Brunet ever simpitcado) ee etiutsa de sites, A, Brunet present una ca Eigoeln por conuntes espctlesfeoesauomes ie i por su dimension y su especificidad ofrecen cierta uni- | Bas*ate easiicacon (presercada equ belo une for || Snalspiieady sone el martoexsncial de itr en into oer de magnitude sifererteselomentos wade meio falco came del meio humana cna contuyen a le rganizacén y 2 fa evolcion de Be cists partes del eapocta atte de ls closticacton de acuerdo, con Is eecaia de ios fenomenos, es posible ver como se | $Rttuiozan Ios combinacones yanalzar ol comet ce los procesos en funcién del tiempo y de la dimen- unr onan se agai El: 6a lessens ele Escalas de los conjuntos esp comarca anna owinwo, Provincia necion Clase ' lM 28 Er espacio yeograticn sién. El andlisis de un paisaje agrario requiere que lo situemos en una zona climética, un clima regional, qu veamos los eventuales matices debidos a un cli- me local que favorecen o perjudican tel 0 cual activi- dad agricola, que conozcamos las caracteristicas de los suelos. Pero es necesario saber a qué tipo de sociedad pertenacen los hombres que lo trabajan y lo han trabajado en el pasado, que expliquemos las rela- cianes tanto sociales como econémicas a nivel local y regional, nacional e internacional, que conozcamos las, técnicas de ordenacién del espacio utilizadas en fun- cién de la densidad de los hombres, pero también de las formas de apropiacién del suelo, Al estudiar una montafia granttica, el geamorfologo sabe que es nece- sario situarla en el conjunto morfoestructural del que es una de las partes, pero también que es preciso conocer los caracteres petrogréficos de los vollimenes rocosos; su comportamiento frente a las presiones tecténicas 0 a las acciones metedricas, que son distin- a5 segiin los climas que hayan podido sucederse en el transcurso de los tiempos. Le es necesario trabajar tanto a escala del millar 0 de la decene de millares de kilmetros cuadrados, como a escala del microscopio polarizante, que permite la observacién de los cristales; debe intentar descifrar una evolucién en el curso de los iiltimos millones de afios, pero saber tam- bién cémo reacciona esta superficie rocosa ante el hielo o frente a un aguacero. Y Unicamente por medio de esta sucesién de anélisis efectuados en todas las dimensiones y con técnicas y un instrumental adecus- dos a cada escala de estudio se podré llegar a una explicaci6n coherente del palsaje y de las formas que lo caracterizan, La cartografia es una técnica que, al permitir la figuracién y la esquematizacién del espacio localizan- do sus elementos, implica obligetoriamente la elec- clén de una escala. La escala de reproduccién y las Los caracteres de! espacia geogratico 28 necesidades de la figuracién grafica exigen que se seleccionen légicamente y de una manera perecida los fendmenos que deben figurar en el documento. A ‘cada escala le corresponde una forma de representa- Gi6n, que no siempre es posible transcribir a otras escalas. A escala 1/10.000 el catastro sefiala las parcelas de las propledades, dibujando la forma y la situacion precisa de las construcciones. El mapa a escala 1/50.000 permite ver la disposicién de las aglomeraciones, el trazado de las calles principales y la distribucién de los bosques y de los prados, mencio- nando todos los lugares habitados; partiendo de este documento se puede analizar el emplazamiento de las aglomeraciones y la distribuci6n del habitat. EI mapa a escals 1/200.000 sefala la localizacion de las aldeas; Jas aglomeraciones estén representadas por un simbolo que expresa la cifra de su poblacién o bien su Importancia administrativa; los caserios y los edificios aislados desaparecen de ‘la representacién. por la menos en las regiones densamente pobladas. Con el Mapa s escala 1/200.000 podemos estudiar ia situs: clén de las agiomeraciones, su distribucién, y ciertos ‘gspectos de la vide de relacién. Un mapa a escale 1/10.000.000 unicamente menciona las grandes ciu- dades 0 séio indica los grandes conjuntos del relieve. El andlisis y la comprensién de los fendémenos locali- zados on el espacio geogréfico pasan necesariamente por le utilizacién de documentos cartogréficos, en donde son seleccionados y representados unos ele- Mentos de natureleza distinta en funcion de las escalas usadas. 2. El hombre y el espacio geogréfico La accién humana’ tiende a transformar el medio hombres aparecieron en Africa oriental hace dos te de intervencién en el espacio geogréfico date sola- de la historia del mundo, es una pelicula que ostenta "George #. Lectin humaine, col SUP, PUF, Pa, 1988. =e eee £1 espacio geogratico 2 paisajes naturales, paisajes modificados y paisajes ordenados comodidad y_ pare cm, naturals 0 «vir fe natural. — EI patsae «net ie El False ible de un medio que, on ™e- 3ope ose as en posible sabero, noha exer, Sra por lo menos en vna fecha fad [a huella de} hom 2 manos na ec sfante, Inmmodiatamente vemos on us int achat gaa nur ne =e no se insoriben en el oikumén 8 aoe ea ge reglonas no opts pare la actvdados cigs 0 la ganaderia, por razones climéticas pm? agrees © 1 gop regiones nalades de ls alta eit, dealt Tiertos tice 0 calldes, @ veces extensions forestsos 0 pantanoses °, scortromos inatalaienes tame, on sigunes Fina actividades procises: bases i radon a unas activida x ba ue espa cewatégioas de [as alts latitudes, mings ior alenos.o en (alta mont. El costae gnoia del hombre moderne les presencia del olevado a causa del clima, de la ot maodigs #8 twLsmunicaciones y del eisariente, Ex Gultad ase ce reduce la duracion de la estancie. de estas Roitantes, que generalmente son {éoniCOS us nehstws de elevada cuaiiicacion, Aunaue. '¢ intstacion pumtual del hombre, eos ohio contribuir a modifi | vacios puede rimodo queda afectado el caréot ai del cenjunto. : ou general do eragones vbrides, solvéticas 0 estéices, puedes ser recorridas por pequefies gu El hombre y #1 espacio geosrstco 33 dores y de recolectores. Los quayaki de Paraguay se limitan 9 perseguir animales, » buscar moluscos y a recolectar bayas; mientras pare le caza no utilicen al fuego, no ejercerén en el medio una accién fundamen- talmente distinta a la de determinados snimales. Pero ello no quiere decir que estos grupos némadas no ten- gan une clara percepcién del espacio por el que se desplazan, de sus limites, y de sus posibilidades de utilizaci6n para su género de vida. El paisaje modificado. — Aunque no ejerzan act- vidades pastoriles ni agricoles, estas colectividades de Cazadores y de recolectores en constante desplaze- miento pueden modificar el paisaje de manera itreversible. La préctica del fuego en la maleze 0 en el bosque par Ia caza desemboca en una transforma- cién del medio. Ello es visible principalmente en las lindes de los grandes dominios forestales tropicales, alli donde Ia selva es més fécilmente combustible que Ia selva permanentemente verde. Este es el motivo por el cual a menudo se discute sobre el origen de las sabanas. En qué medida es la sabana una formacién inaria, y en qué medida esté relacionada a una empresa humane a veces lejana e inconsciente de sus consecuiencias? Asi, las cimas redondeadas cubiertas de prados, y los pajonales que cubren las colinas rodeadas de selva en las lindes de la Amazonia perue- fra, ¢se deben a la ruptura de un equilibrio ecolégico eausado por el fuego de los indios que encontraron en estas colinas areniscosas un medio més permeable, y or ello més favorable a le combustion que le vecina selva, tan himeda? La pregunta sigue en pie. Obser- Wemos que 4 menudo existe la convergencia de dos elementos: un medio local, més fragil por razones edéficas que su entorno, ser modificado mas féci- mente por el fuego ~ya sea accidental o bien provoca- do por los cazadores— que una espese selva. as Ei espacio geoarstico ‘aunque unas actividades pastoriles presenten tuellas vsibles en forma de cerca’ de abrevade- Tes, provooan igualmente und modificacion del medio. 108, Pret elimentacion, los Bueyes, 10S ‘corderos y [28 Rare ou ligen determinadas plantas, / ‘cual motiva cabrranstormacién de la alfombra ‘vegetal; el pisoteo ane weVertiontes 0 de las orilas, de Tae corrientes de ggue favorece los procescs e/siter ‘etc. Asi, con los sau dios de matorrales y, ol Raster aunque sea ince civo, se llega a la nocion de PASAT ‘modificado: extermpe un equilib y otro tend instaurarse, ¥ Se rorimpos hay un periodo de campics ‘més o menos Shpidos que pueden ser desastroses De une manera ‘pieral, cuando unos, fenomence patureles —cuye gene corriente, media, es lente Y Bre ‘apta pare Fy Spservacién directa— empiez0” & Qvolucionar a une cceptibles, se corre 12 Reidad que los hace visibles y Por ve oto de desembocar en catastrofes, eventualmen- jaciones humanas. Algu- cles Pruaimente casi deshabitedas ¥ O° pobladas, son de hecho patos sectores transrormados ¥ ‘depauperados por une unos sneonscientemente Oevastador4 del hombre. La Siva que se extiende al sur d& ‘Yucatén, selades de frontera guatemaltects ‘esté casi desha- midades tro asta region fue uno de IO focos de la biteoyon maya hace unos mil GhOs En el aspecto Cigale, esta civiizacion se basae $h el cultivo del sariieipracticado en claros ablerios a selva; el malrdono de este medio fue debido posiblemente a le anaiy do los suelos consecutiva @ Ane rotacion dema- Gado rapida de los cultivos come, ‘consecuencia del siado vt de Ta poblacion. Salvo ave |e regian se vol” sumer alubre, pot une razon todavia ‘desconocida. viese pre los paisajes modificados 10 2 fen el Sen seed una deterioracion del medio natural, sino que ueden constituir une transielOn, Un ‘paso hacia 105 paisajes ordenados. El hombre y ol espacio geogréfico 35 Los pai ee pesiseies: pices — Son el reflejo de una pean s certada y continua sobre el = Accién medit meditada, es di se esfuerz: te dé clarion: ae east por Secor pate de cet slementes cel Se pa ene ans go a esac a ee ventas pars evi ce lain. El rp organ 23 espacio en funién de stems econdmico, de Sr esirustra society de ine tdnicns de cue di me Si acon guns ei genes dea izacion, ees jourou es «uns mn a8 cant nt rans Ya tein nem ne veg AeTen concerted. es decir. que no os el pace: ee luo que acta solo, sino he | las tareas se ré io ins psbidades Ge os INGE oa aur waclo sus categorias social a sei arala toa cos, de au cigar uiscseaiecdin leer ie — Accién continua. Es ; , sta no Gi de ne dos aacones PececerienlUatotaer ots ;cesariamen' irae te crcion para que.el medio cea modesty “ ta curio pare a io sea modificedo Pon sca pai neo pues, una acaba aus oe rela on fancin do an fro 708 Ijano ye enge ins exfierns cesarean Reeisceten produccién que sea el resultad ea le los trabajos y el producto t i Rade, Recoger una penta de oo or stor onan rio no Ee ain ate producto per ig epictacin eal Bet fero yt Medios rudimentaric a ae cede raids gat cribedo y fo én, constituye una accién productive, nh gece s_gcondicionamientos “que ‘transformant ls medio geografico dey ni ureloze como del grado de evelucion esonb- 1 espacio gordon 36 7 vided, y son eb resultado de colectividad, y son ae rina y sil 48 6 SS eas terices de oT Grevntro 00 ots del espacio. erdenacion medio. natural ade origina ral {o virgen) Pues 9 amo medio natural sani nagar ies Sits. Aaa e, No ba ete ee? de su historia, une patente, en un MEMENS quo une soa posi i og mas que une So sociedad @ Veeder el eanaclo gue OCH ued nse OPI bre on tal 80 siSLe 0 1 virgen seg 1a terminolo- Los tipos de de un mismo Ga selva oe Oro ser utes siondo une seve Pri art ; is i mente, ¥ el ofa. eee da _periddicamenté, ie Nees poe yn amo came (Oe yatatas); el cam” a ‘© cinco afios, ces se aba esta Seanaaria bro gar asa dona y fa selva SP E5bG de quince, vente, ¢ verge momento en Gus Sp rotura de nue See Hee da. Se trata is a ive tale fame a fuego 28 S8t icera, eScasamee ona aominio took ose ero muy extender epnuco an Venezuels Tile A sidental, ray 2 sien ooskenal 2 gen mite cubrit modesto eee sociedad de agricul ee ee ientas, y mantiene oe condicion, NO ‘opstante, de que tes Soe asi no proporciona axcede mporales asi ‘ttvos, 0 bien ejemplo mandioce, ‘0 esté en activo Fasta el agotamient u mezcl maiz, Bi ‘durante tres, Cuatro, eaolbgico Bones ro 96 @ El hombre y 6! espacio geografica ” comercializables. El instrumental es rudimentario: azada, machete, o incluso bastén de caver; la densi- dad de ocupacién permanece escasa, quedando limi- tada a unos pocos habitantes por kilémetro cuadrado, salvo cuando este sistema se asocia a cultivos perma- ngntes. Solamente una fraccién del espacio utilizable, del orden de una décima parte, se usa en un momento dado. — La selva puede ser roturada y reemplazada por un cultivo arbustivo permanente: cacao, jebe, cafeto, agrios, etc. En este caso se llega a una utilizacion més © menos permanente del suelo. La produccién se ‘organiza de acuerdo con la venta en los mercados nacionales o internacionales. El sistema de propiedad y de explotacién del suelo puede ser distinto para una misma planta y para un mismo producto. La plante- cién esté en manos de pequerios cultivadores autéc- fonos que comercializan sus cosechas a través de cooperativas 0 de sociedades comerciales, o bien per- tenece a grandes empresas con importantes capitales (United Fruit para los frutos tropicales en América Central, o plantaciones de jebes en Vietnam del Suri La densidad de ocupacién varia desde veinte hesta sien habitantes por kilémetro cuadrado. — El mismo terreno puede igualmente ser roture- do y reemplazado por pastos que alimenten un gana- do pare carne o produccién léctea. De este modo tenemos cuatro formas de utilize- cién de la selva densa, que pueden estar muy proxi as. Asi, en el piedemonte amazénico de los paises andinos encontramos atin restos de selve primarie: calveros temporales se abren en una selva periédica- Mente roturade por agricultores itinerantes, mientras que unas plantaciones o unas granjas genaderas Sefialan las implantaciones fijas de une colonizacién Orgenizada para una produccién comercializada. Even- tualmente esta vecindad va acompafada del estable- 38 £1 espacio geogratico cimiento de relaciones de complementariedad: un modesto agricultor puede ir a trabajar eventualmente 2 la plantacién, 0 bien proporcionar algunas legum- bres para el avituallamiento de Ia mano de obra asale- riada de la gran empresa. También pueden presentar- se conflictos: los cultivadores itinerantes necesitan vastas superficies, cuyas mejores porciones pueden Ser acaparadas por explotaciones més pujantes que ‘ocupan el suelo permanentemente, y de ahi se derivan litigios y tensiones. ‘A veces estas formas de utilizacion del espacio se suceden en el tiempo y en un mismo emplazamiento. Elcultivo en chamicera desaparece ante la plantacién, y esta puede verse reemplazada por una granja gana Gera si las ventajas econémicas son superiores: entre os Andes y el sur del lago Maracaibo, en Venezuela, a selva densa fue roturada al mismo tiempo que se suprimia la malaria y que se construia la carretera aslaitada panamericana. Muy a menudo la etapa del ‘tcnuco, de la roturaci6n practicada por los agriculto- Fes bajados de los Andes o llegados de Colombia, ha precedido a la creacién de las haciendas ganaderes Que posee la burguesla de Maraceibo. A orillas del lag, una plantacién de cafia de azicar se ha transfor- mado progresivamente en granja ganadere que produ- ce came y leche para los mercados urbanos. ‘A través de este tipo de ejemplo, que podrlamos rultiplicar, vemos que el medio natural no es més que un elemento en el establecimiento de un paisaje acon- Gcionado. Una estepa herbécee sirve de soporte a una explotacién pastoril extensiva, que mediante irri ‘gacién y con el empleo de abonos puede convertirse en un sector agricola y ganadero intensive. Los ‘ejemplos abundan: basta con analizar las sucesivas transformaciones de la pampa argentine, de las prade- ras canadienses o de una parte de las estepas del Asia central soviética para ilustrar este punto. Estas modifi- caciones van unidas @ un aumento de la densidad, 0 lo EI hombre y e/ espacio geoarstico 93 motivan, implcando une modifizacién a do utileacign. del espacio en. igs gue. imtonianen aquelias relacionadas con la produccién (meceaniza- Gidn y motorzacién agricoles, uso de abonoe etc fas de los transportes a gran distancia, con une organ zacién de los mercados dentro do unos vestos cosun: {os econdmicos: el de los pales socialites para os estepas del Asia central soviética, y el de los pais el norte del Atléntico para Canada = ogi las soeledades, le velocidad y el ritmo ins wenformaciones son extremadoments desigusias igs sucesivos scondiienaintos dl vale el Nose especian por une cincuamtens So sllos, gorse apres Weehamionto de las estepas y de los desatos de noroeste de México por medio de Ia irrigacién se ha hecho en dos décadas Enel primer easo ne conta zamos ol esfuerzo. de las. gonoreciones,sucesves xcepto cuando una gronredlzacion mociice deter Minados elementos, como la creacion do la pres Se AssUén en Egiptor en ol segundo caso nes exforamos por render ai méximo inversion ofecaega y pot amortizarla en un espacio de tiempo dado. La nocién de recursos naturales Los «recursos naturales» de un espaci de senen valor dricarente en felon oun soso. dad, de una época,y de unas técnicas de produecion leterminadas; estén en relecién con una forma de Broducci6n y con a coyuntura de una 6poce, Le propia fecutsos naturales se presenta singular. mente estética, ye menudo su inventario tiene. de irisorio. La nocién de recursos neturales plates Ge tun modo falso las relaciones entre el hombre y el medio. Sabemos gue, desde un punto de vista absols- 10, los recursos no exsten: un krecureo» thicamante fs utiizable con relacién a cierto nivel de desarrollo ico y @ la situacién geogréfica de un espacio. Un EES EE wee SS = 40 Et espacio geogralico siglo atrés una mina de uranio no era un recurso. Pero ln recurso puede perder su utilidad y su significado: aunque las bellotas eran la base de la alimentaci6n de los indios yana californianos a principios del siglo pasado, actualmente ya no las consumen los habi- tentes de la California urbana... La mineta de Lorena, mineral de hierro fosforoso, no fue apro- vechable por la siderurgia hasta que se descubrié un procedimiento de reduccién del mineral; hoy este mineral de bajo contenido ha perdido una parte de sus vantajas, cuando los grandes barcos para transporte de mineral han permitido transportar @ buen preci hasta los puertos de las regiones industriales un mine- ral de hierro de alto contenido extraide de lejenos yacimientos. Par este motivo, Lorena quede en infe- rioridad frente a Dunkerque, y a no tardar frente a Fos. Un mismo recurso ofrece distintas posibilidades de utilizacion segiin las épocas y las técnicas. Un rio puede hacer girar las ruedas de los molinos, sum tar el agua necesaria para un perimetro de regadio, Usarse para un molino papelero 0 una fabrica textil, contribuir a la refrigeracién de una central térmica, ali- entar de agua potable e una aglomeracién urbana, 0 servir de soporte a los transportes fluviales. Existe, pues, una posible pluralidad de las utilizaciones de un mismo recurso, © bien competencia por su uso: puede tratarse de la eleccién entre el agua pare una cluded y Ia central térmica, entre la irrigacién y la hidroelectrici- dad en los rios de llanura. Uno de los problemas de le ordenacién del territorio es el del mejor uso posible de tun elemento del espacio en funcién de las necesida- des de la sociedad. Le nocién de obstaculo natural El significado de los distintos obstéculos naturales que suponan subordinaciones en la ordenacién del agpacio es también cambiante segiin las épocas y les Elfhombre y el espacio geogratico a técnicas. Un espacio pusde ser mas 0 menos per meable y ms 0 menos franqueable, Una vertiente en pendiiente se acondiciona en for- ma de terrazas para permitir su aprovechamienta agricola. Para un campesinado que tinicamente se si ve de la energia muscular, los trabajos agricoles en una pendiente no son mucho més dificiles ni mas cos- tosos que en un campo més llano. Si la vertiente ofre- ce suficientes desniveles, el escalonado de acuerdo con la altitud permite tener diferentes producciones 0 cosechas en distintos periodos del afo, segiin la alt tud: de este modo es posible tener producciones ala yez més varladas y eventualmente complementarias len unos espacios reducidos, como el campo de ciertas aldeas andinas, escalonados de 1.500 a 2.000 m de desnivel y que comprenden, de abajo a arriba, bana- fos, campos de maiz y drboles frutales, en el piso intermedio trigo y alfalfa, y m&s arriba cebada y pata- ‘as, mientras que a partir de los 4.000 m la puna (es- tepa herbdcea) sirve de pasto para una genadoria extensiva. Cuando los transportes se efectGan a lomos de animales, no representarén una gran dificultad los caminos de herradure, Por el contrario, la introduccién de la rueda, de los ejes, y de la traccién motorizada, modifica profundamente los elementos de utilizacién de un espacio en pendients, La agricultura de las ver- tientes esté en inferioridad de condiciones comparada con la agricultura del llano, en donde la mecenizaci6n Y la motorizacién permiten grandes aumentos en le productivided del trabajo y en la produccién, y su Mecanizacién seré diffcil y su coste particulermente oneroso a causa de la necesaria especializacion del material adaptado a la pendiente, y los gastos de fun cionamiento més elevados, para una misma unidad de superficie, en comparacién con una agricultura de lia No. A causa dal relieve, a menudo los campos estén divididos, tienen formas irregulares y son de pequerias ————————E—E—— a2 Ef espacio geogratico dimensiones, lo cual constituye un freno suplementa- Fio para el uso de maquinaria. Finalmente, el suelo pusde ser pedregoso y estar sembrado de bloques focosos, féciles de evitar cuando la tierra se labra a mano, pero que estropea las maquinas. La ventaja de poder obtener en pequefias superficies (a escala Eomarcal) unas producciones variadas gracies al eszalonamiento, pierde todo interés en una economla més comercial y con las posibilidades de transporte @ grandes distancias y a bajo precio. En cambio, 6! desplazamiento motorizado por una pendiente es cos- toso, y requiere la construcci6n de carreteras a un coste muy elevado, en ciertos casos verias veces Superior al de la construccién de carreteras en terreno Ilzno, y cuya conservacién es onerosa. También las regionas montafiosas se presentan menos favorecidas en una sociedad industrial que en una sociedad rural tradicional, en donde la rueda tractora no se utilize Ello explica el éxodo masivo que desde hace un siglo afecta a la _mayoria de las montafas europeas. Muchos municipios rurales han perdido la mitad 0 las tres cuartas partes de su poblacién en unos cien afios, Y los paisajes ordenados se desmoronan, a pesar de {ue 2 mediados del siglo pasado estas regiones tenian tnas densidades rurales bastante préximas al prome- do nacional, excluidas las ciudades. Podrlamos encontrar numerosos ejemplos, ya se trate del significado de los rios, de las selvas o de doterminados suelos, en la ordenacién del espacio. Existe asf una valorizacion 0 una desvalorizacion de Gertos espacios geograficos en funcién de limitacio- hes naturales que, aun siendo las mismas, tienen un valor, un significado cambiante, segtin las sociedades, u nnivel técnico y econémico, y las finalidades que tales sociedades persiguen. 3. El hombre y el medio’ Uno ¢e los problemas planteados por el anélisis del espacio geogréifico es el de las relaciones entre el hombre y el medio fisico que le rodea. En el capitulo precedente hemos visto que un mismo medio puede dar lugar a paisajes humenizados distintos. Ahora es necesario estudiar en qué medida el medio fisico ejer- ¢@ una accién sobre el hombre al actuar sobre su fisiologia y su comportamiento, y cémo responde la sociedad a las coacciones de! medio natural Una vez rebasada la fase de la localizacién y de la nomenclatura, la geogratia intenté investigar las rele- iones de causalidad entre el hombre y la naturaleze Gon ello se planteaba el probleme del determinismo geoaréfico, que fue uno de los debates de la geogratia en el siglo pasedo y a principios del actual. Bajo la influencia de Comte, de Taine y de Buckle, la geogra- fla_pretendidamente cientifica tendié 2 subestimar Unilateralmente y de una manera @ veces somera la 44 E/ espacio geogrsfico influencia del medio sobre el hombre. Uno de los mé~ ritos de Vidal de La Blache consiste en haber demos- tredo que no existe un determinismo absoluto y con- vergente, y subrayado que todo cuanto concierme al hombre esté aquejado de contingencia. Sefialé tam- bién que cada medio afrece una serie de posibilidades que podemos combiner de maneras distintas. Pero ‘conviene ver cudl es el margen de combinacién otor- ‘gedo al hombre frente a la naturaleza, y cudles son las posibles soluciones para interpretar el medio, habida venta del nimero de hombres, su densidad, las técni- cas de que disponen, y su organizacién social. Pero asimismo, es necesario plantear on otros términos Ia Guestion del determinismo: estén 0 no relacionados on la influencia duradera del medio fisico la fisiologta y el comportamiento del hombre que vive en socie- dad, y su eptitud para la innovacién y las transform: clones? La influencia del medio en el hombre La influencia de la naturaleza puede ejercerse a través de unos circuits mas 0 menos largos, de unos fitros mas © menos complejos, 0 de una serie de carambolas. Estas acciones pueden ser obra del clime y de! complejo biol6gico que de él deriva, Primeramente, existe el caso de la adaptacién de unas poblaciones due viven en regiones de clima dificlisimo, helado. to- Trido, muy seco 0 muy hiimedo, en las franjas del o/ku- méne en sentido estricto. Es un tema apasionante fara la biologia, pero que quizés es de un interés geo- {rAfico algo mas limitado # causa de la escasez numé- fica de las poblaciones implicades - Las poblaciones del Artico, los esquimales por ejemplo, tienen que habituarse a la larga noche inver- El hombre y ef medio ss nal, soportar grandes frios y vientos violentos, y tener luna alimentacién basada principalmente en proteinas y grasas. Estas poblaciones amarillas poseen una extraordinaria resistencia al frio (que encontrébamos iguelmente en Ios fueguinos que vivian casi desnudos entre los fuertes vientos helados de la Tierra de Fue- gol. Tienen una capa de grasa protectora; los inter- Cambios a través de los poros de la piel estén reduci- dos; su sistema digestivo esté adaptado para digerir un gran consumo de grasas, altamente calorificas, y os menudillos significan slimentos selectos gracias a su variadad en materias nutritivas. Sus posibilidades de hibernacién son destacables, lo que les permite tener una existencia hibernal aminorada. Los reghei- bat, grandes némadas del oeste sahariano, soportan bien un aie muy seco, cuyo contenido en humeded puede descender por debajo del 10%, y unas tempe- Taturas exteriores superiores a la del cuerpo; al igual que los tubu de Tibesti, tienen una temperatura corpo- ral inferior al promedio de la humanidad, tensién ar- terial baja, y reducida tasa de sudoracién; al ser altos y delgados, la superficie de su cuerpo es importante fen felacién con su peso. Los aymaré del altiplano peruano-boliviano, que viven a més de 3.800 m de altitud, poseen un musculo cardiaco y una caja toréci- a desarrollados; pero, por otro lado, constatamos que luna parte de los anticuerpos que permiten resistir a luna serie de agresiones microbianas han desapareci- do debido al ambiente de aire puro de la gran altitud; para estos indios ello entrafia una menor resistencia les enfermedades que hacen estragos en las regiones célidas, dificultades de supervivencia, y una tasa ele- vada de morbosidad en el dominio tropical de las bajas altitudes (trabajos del equipo del profesor Rut- fig). Todas estas modificaciones patolagicas y fisiolé- gicas manifiestan una larga y progresiva adaptacion a nas condiciones climaticas dificiles para el hombre, a 46 £1 espacio geogratico con una seleccién que se opera en el curso de las gereraciones. En ello vemos una indiscutible accién de un medio fisico riguroso sobre el hombre, y la demostracién de su aptitud para modificar su stock genético por un largo periodo. También con ello vemnos que la nocién de fijeza racial no constituye mas que un modelo puremente teérico. Existen modalidades més indirectas de adapta- cin del hombre @ un medio dado: J. Bernard y J. Ruf- fié citan un ejemplo interesante en L’hémotypologie géographique. Los muong {o moi) viven actualmente en la regién media de le cordillera annamita, siendo los restos de_un poblamiento de origen indonesio repartido antafo por el conjunto de la peninsula indo- china, que fueron empujados a las montafias por los invasores llegados de China meridional, y que consti- tuyen el actual pueblo vietnamita. La parte alta de la montafia fue ocupada por grupos meo, lolo y thai: asi, los muong quedaron atrapados entre los vietnamitas y Jos pueblos montafieses, y se mantienen en la region media, aunque estén menos organizados que los viet- namitas y sean menos combativos que los montafie- se3. Ahora bien, se observa que la alta regién, debido al frescor de las temperaturas, esté al abrigo del palu- dismo, y que en el llano un cuidadoso aprovechamien- to contribuyé a le supresién de esta enfermedad y de ‘sus vectores; por el contrario, el piso ocupado por los muong esta plagado de anofeles vectores: el paludis- mo ataca a los recién llegados, mientras que los mwong no padecen esta enfermedad gracias ¢ la pre- sencia en su sangre de hemoglobina E. De este modo, ‘estén protegidos de las invasiones por su resistencie al paludismo, elemento de superioridad con respecto a los vietnamitas y a los pueblos montafieses’ Al tema de la influencia del medio fisico sobre el hombre se le pueden aporter otros elementos. La + Aotunimante a mlaea eet en cimin de dessperecr ci ropen mace El hombre y e/ medio a abundancia de enfermedades especificas en el domi rio tropical (paludismo, amibiasis variadas, filarisis, bilharziosis, anquilostomiasis, etc., sin hablar de le fiebre amarilla, actualmente yuguiada) contribuye debilitar una parte de las poblaciones de las regiones célidas. A todo esto se afiaden las enfermedades carenciales (avitaminosis) y todo el cortejo de las enfermedades de la pobreza, consecuencia del subdesarrollo. Pero esta enumeracién de graves enfer- medades no impide que ciertas regiones tropicales figuren entre las més pobladas del mundo: Java y los ljanos deltaicos del Asia monzénica tienen densidades iguales y superiores a las de las regiones industrializa- das de Europa occidental. Estas altas acumulaciones de poblaciones primordialmente rurales Gnicamente son posibles en zonas célidas y himedas, en donde el volumen de produccién vegetal es muy superior al que con métodos comparables se obtiene en zonas més frescas. Estas altas densidades, que s6lo son posibles gracias @ un cuidadoso aprovechamiento del espacio, muy a menudo van acompariadas del saneamiento del medio. Y ya es sabido que determinadas regiones tropicales han albergedo a brillantes caracterizadas por una sblida organizacién politica y or vigorosas expresiones artisticas, desde los mayas de América Central hasta los khamers camboyanos No obstante, hay que destacar que en la zona templa- da es donde han tenido efecto desde hace un sigio y medio los principales inventos y el peso del descubri- miento a su aplicacion préctica mediante la técnice industrial. Desde hace algunos sigios la voluntad de acometer se ha sefialado mas vigorosamente en ls zona templada que en la zona tropical. Pero la dnica relacién «hombre - medio fisico» casi siempre he side incapez de proporcioner explicaciones satisfactorias. Las correlaciones —que sobre ol mapa son ap: rentemente féciles de establecer— entre caracterist 48 El espacio geogrsfico cas del medio y comportamientos humanos y sociales, ‘se revelan generalmente muy complejas y se estable- ce a través de numerosos intermediarios. Cuando, a principios de este siglo, A. Siegfried distinguié en las lindes armoricanas una actitud politica diferente en sus habitantes, segin se encontraran en el antiguo macizo cristalino 0 en la cobertura sedimentaria cali- 22 n0 redujo su anélisis de ciencie politica a la simple confrontacién del mapa geolégico con el mapa de los votos en las elecciones, sino que hizo intervenir los datos sociales, econémicos, con sus eventuales enla- ces con el medio fisico para la explotacién agricola o las actitudes religiosas; en toda esta combinaciOn le ealiza y el granito intervienen s6lo oblicuamente. El hombre y el medio modificado Hemos visto que hay tipos de adaptaciones més © menos iindirectas a determinadas coacciones del medio natural; también sabemos cudl puede ser la accién del hombre transformando y ordenando el medio bruto. Por ejemplo, la cuidadosa explotacién de los llanos aluviales del Asia himeda y célida para el cuitivo del arroz va acompatiada de la disminuoién y de la desaparicién de la malaria, lo cual entratia toda una serie de importantes consecuencias para el pobla~ miento: la roturacién desconsiderada de bosques que cubrian las pendientes montefiosas provoca una catastréfica erosién de los suelos, ¢ inundaciones de los llanos. No obstante, a estas acciones del hombre sobre la natureleza conviene efiadirles las consecusn- cias que sobre el mismo hombre provoce el medio por 41 creado, tanto sobre su fisiologla como sobre su comportamiento. El clima de las grandes ciudades industriales ya no es el de los campos circundantes, hombre y ef medio 48 pues en la zona templada se caracteriza por tempera- turas invernales més elevadas que las del espacio tural vecino, por una luminosidad celeste disminuida, Y por més neblinas, constituyendo el polvo unos ndcleos de condensacién. La vida urbena es parcial- mente indiferente a las estaciones: los locales en los que el habitante de la ciudad pasa la mayor parte de su tiempo, tienen calefaccién en invierno, y eventual- mente estén «climatizados» en verano, La misma all. mentacién cada vez esté menos diferenciada por las ptoducciones de cada estacién, y a lo largo de todo el afio 8 muy igual. El ruido, el aire contaminado y con- finado, las tensiones de la vida cotidiana, y la ausencia de sjercicio fisico por parte de numerosisimos habi- tantes de la ciudad, contribuyen a crear una patologia Particular en tales individuos, siendo el estado de fati- ga solamente uno de sus aspectos. En el andlisis de las ‘elaciones entre el hombre y el medio es Indispensable estudiar el papel extremadamente complejo que representa ei madio creado y segregado Por las sociedades, sobre las propias sociedades ¥ los individuos que las componen. Para numerosas colect- vidades, e1 entorno del hombre es cada dia menos atural. La geografia no desprecia el estudio de estas interacciones entre el hombre y su obra Al analizar un espacio, el geégrafo debe integrar | conjunto de los datos, buscar correlaciones en los distintos niveles, medir las interacciones. Entonces | uitiizacion de las mateméticas puede mostrar les correlaciones, y com- binar las interacciones. Pero las mateméticas no son mas que un instrumento, neutro como cualquier ins ‘cumento; por una parte, los resultados obtenidos Gependen de la calidad de los datos tratados, y por otra de jos métodos empleados. Las matemaéticas Pueden también servir de lenguaje para acortar le Nie 5G El expacio geogrético demostracién y abreviar el discurso; @ este respecto, fe! conocimiento de las mateméticas presta los mayo- res servicios en el andlisis del espacio geogréfico, aun- que su uso es bastante mAs delicado que en el trata- riento de los espacios econémicos, en los cuales pueden ser cifradas la mayoria de las relaciones. Ello explica cierto retraso en el empleo de las mateméticas por parte de la mayorla de geéarafos en comparaci6n fan sus colegas economistas. Muchos elementos que intervienen en el espacio geogréfico son cificilmente ‘lantificables, de donde una aproximacién m4s cuali- fativa de las cuestiones, y una interpretacion més his~ tbrica de los fendmenos. El ge6grafo sabe que existe una relacién entre un paisaje y una historia, y se esfuerza por saber cual ha fido la respuesta de una sociedad en deseffo. con la naturaleza, traduciendo asi la expresi6n challenge and reponse, tan querida de A, Toynbe El ejemplo de Egipto es bien conocido: a una fase desértica en el Neolitico, sucedi@ una fase algo més hameda, haré unos 7.000 afios; en el Alto E scompafiada de la extensién de una vegetacion sude- hesa frecuentada por grandes mamiferos, seguidos por los cazadores y los pastores. El retorno a una fase tnés seca esté sefalado por la disminucién de la caza nas variaciones climaticas, aunque sean débiles, dueden tener importantes consecuencias en estos pspacios secos del dominio subtropical. Aqul vuelve 2 parecer la importancia de los umbrales més allé de fos cuales intervienen unos fenémenos diferentes; con la desertificacion se ofrecieron dos soluciones a estas poblaciones hamitas: una emigracién hacia zonas mas Favorables para la caza, 0 bien Is intensificacion de la produccién por medio de la irrigacion en el valle del Nilo. La solucién que se adopt6 fue esta ditima: las limitaciones naturales provocaron el progreso técnico. Se trata de the challenge of dessication, el desatio de El hombre y 1 medio ar {a desecacién, al cual re 5 sponde la sociedad me inovecionestuctfres, Como esc Con Tole reas Un Gonstrucién de candles y ls oareslociin del t+ {as arables supcniane) conocimiento de a agrmonsura asada en las matematicas, La prdties dele rigaicn Impicaba Jaden dela oni calendar besace en bservacin de los atros y las condones stmosfaricas to problemas therloos planteadon pore easton Suelo ol duro trabelo de aprovechemienta dieronorigon's tas clencias, prtcularmente a las metomstices. lg esc. va ya l2 geodesie, El control del agua, su distrib stata. via reglemantacén de ins cesavenancin con sll elaignadas|inioamenie padian sor atondos con Ingnircion do une orgarzocan kein parse eae Si, del aj. especilizanén protesional. yo organ Zeon del trabajo levaron a una conrazacion potica y + lafomacgn demos stems de goers "igi or hy Ferarguzecin complicaca de In poblacién tanto desde o unto de vista socal com jurice..va coneaouontia fe ta formacion de ne poblacion no rural ow locadades entrals ycludedes en as cuales so nicualze un cat reaanos yd comercantes Aulfuv como fou inn totalmente des producer Y ae up como'se fer fogel lama una civilizeeion “hideaulca’'y pueda 2d2ptacion a as condiciones de un medio dado ude set ol resultedo de unas contingencias histor lectividades a buscar refugi 4 2c2plerse e mecice a pir dees. Las comuie: es ilstianas arrojadas por los turcos a las montahas d "eS adoptaron un género de vid Aés y poblaon densemente las montanes, monies Qué el llano, @ menudo vuelto insalubre, estabs dom= {fd Por las explotaciones extensivas de los grandes ferrateniontes turcos. sl encanttamos por todo el undo numerosisimos ejemplos de minuciosos acon- Goionemientos de montefas por parte de unas pobla- Flohes refugladas, desde los beréberes del norte de Alica hosta los bamileké de la meseta de Dschang en Sisgamertn, grupos aue a veces constituyeron eolect caracterizadas por un género de vida adapta- —— EV espacio geogritico do al marco montafioso, cuando en su origen se trata~ ba de poblaciones diversas (notoriamente en el caso de los bamiliké). ‘Son muy frecuentes los ejemplos de inadeptacién a las condiciones del medio natural; los encontramos fn todas las épocas y en sociedades muy variadas. Su estudio para la comprensién del hombre-habitante es fan interesante como el de las adaptaciones. En Haiti, y después de la revolucién de Toussaint Louverture @ principios del siglo xix, desaparece el sistema colonial de la plantacion, en el que se basa- than la sociedad y la economia de la isla; los propieta- Fos criollos son exterminados, o bien regresan @ la hetrépoli, © se van @ otras isis de las Antillas: los Esclavos insurrectos y liberados se distribuyen por las montafias y los llanos. Entonces se asiste a una dis- persion casi total del habitat; pero se trataba de traba- Jadores de plantaci6n que no tenfan tradiciones cam- pesinas, incapaces de encontrar unas précticas fgricolas bien adaptadas al medio. Como sea que era preciso sobrevivir, cada familia sembraba aquello que fe era necesario: algunas judias, mandioca, maiz, bananos y cafetos; el trabajo se efectuaba con técni- cas muy rudimenterias y sin buscar la produccion mejor adaptade al medio, y de ahi unos rendimientos bajos, un relativo despilfarro de energla, y una eviden- te regresion técnica con relacién a las sociedades afri- canas de las que estos haitianos habfan surgido, ¢ incluso con relaci6n a la plantacién En el noroeste de la India, en Punjab y en Uttar Pradesh, la agricultura se basa primordialmente en el trigo, que se siembra y cosecha en Ia estacion secs, y por ello se obtienen mediocres rendimientos y es Recesario lievar a cabo costosos trabejos de irrigacion para paliar la falta de agua durante la estacién Agricola, Por el contrario, en el momento de las liuvias Ae verano, en plena expansién vegetal, los campos EI hombre ye! medio 63 permarecen en barbecho. Esta nadeption tas Situaciones’ climatices. es prople det sonics indoeuropeas de origen ao, cue han Gonsbnrseo ores costumbres alimentaries a base de trigo, aunque a tause de las migraciones su nuevo marge de neon Gi sa poco fevoraba para esto culo. La conserve Ee Pesce alimentarias ha sido més fut ion del medic ido te gue a presion dol modi ela, cual see serico oe La ren tradicional de Hokkaido no est4 concebi- da pry en Into og on Scone arroilego nin, sino ae eid vinelca ga cs, que amteriormente vivian ot ie is ce sr con invemos més tompiade ore eos ie pen © no supieron cambiar su tipo de itaculo, inadaptado a la crudeza de los inviernos. El espacio geogrs €s un espacio percibido'y sontide EI espacio geogréfico es un es fle un espacio perc sentide por os hombres tanto en funcion de su site, eee como de sus necesidades, A le irae Nee espacio real —campo, aldea, ciudad— Se aaden o se combnen unos elementos iacionales miioos 0 religfosos. Ast. as grandes montana Sono sede de los doses, desde el Olimpo pars los griegos hata ol Annapurne pera las poblacionesnepeesas El co bared ‘ada de significado: manantiales o lagos son sagredes, aungus lo sagrado puede estr rise aio con i utifacién precisa do un elemento dl ee ' ‘ada grupo humano tiene una percepcién Bropia del espacio que ocupa,y que de-ute forma u ie oe eee Teodora Kroeber, en /shi, indica que les ndios yenatenfan una idea muy prevva del ecb. recorrian, que hasta el siglo xix fue una parte 58 El espacio geogrético de la vertiente occidental de ta californiana Sierra Nevada, desde el monte Lassen hasta el valle de Sacramento. Alli, en los encinares recolectaban las Eellotas que servian para sus papillas, en los prados- Eosque arrancaban el trébol, y cuando remontaban los torrentes pescaban el salmén; el gamo y el oso eran cazados en los bosques de pinos, asi como en el cha- parral. Era un territorio a la vez variado y limitado, conocido en sus menores detalles, y cuyas fronteras estaban a varios dias de marcha unas de otras. Era un espacio de los que sélo se abandonan como titimo recurso y de los que no se violan. Casi todas las pobla~ ciones de pescadores, de cazadores y de recolectores poseen una visién precisa, aunque especializada, alre- dedor del conocimiento de los medios que permiten su supervivencia, del espacio que frecuentan; esta percepci6n a la vez exacta y concreta del espacio pue- de doblarse o superponerse a una vision mitica 0 ‘cosmolégica de la naturaleza. Lo mismo ocurre con las poblaciones campesinas. En la época precolonial, los indios de los valles andinos conacian el espacio de cada comunidad; el | mite de la colectividad estaba dispuesto en forma de ‘aureolas o de fajas segtin el escalonamiento, o bien en sectores alejados unos de otros, pero establecidos en unos medios diferentes que ofrecian posibilidades de producciones complementarias. Asi, las comunidades Ae Huanuco, en los Andes centrales, tenian su centro en un ancho valle situado a 2,000 m de altitud, pero poseian tierras en un medio célido y himedo, unos sampos hacia los 3.400 im para los cultivos templa- os, y pastos en la estepa herbécea de la puna, por ancima de los 4.000 m; las diversas partes estaban separadas unas de otras por decenas de kilémetros, ‘Al proceder al reagrupamiento de las comunida- des alrededor de los nacleos urbanos proyectados de acuerdo con el plano cuadriculado castellano, los El hombre y ol medio 56 espaiioles reunieron también las dispuesto en continuidad: con est tig un mejor contol del pas, rompieren cierto concen to del espacio para reemplazario 4 ° zarlo por el cone romane de un espacio continue. ited, apropids le ahi surgieron los conflict UE rio . i a aursarn ls 05 que varios sigios des Gallais indica que en i q sus investigaciones en dala intair det Niger, en Walle Ro sts nana llegar a captar ia percepcisn que los habitantes tienen fertitorio que ocupan para comprender el paisaje: una ie vaaue prolongasamante ono nse reporalco bate lnfa une reign natura vgorore unas reine iadas y su teraza soca, Do ote parte, ors tama de pequefias regionas Hotere terres en un espacio ta politica que permi- Jando ermpect «abla pou ‘me desveld ou nomena ea ri edministratvo me pola el azar do los circunstoncias Ningun documento cartogrd La necesidad de descubsir 6! conocim! ead sociedad poses de su espacio ee ndfopensabis fanto para os andlisis del gosgrato como pe og og ginsiogs,y tambien es ith par el hstoader Uso se fos mertos de Fernand Broudel consste er: hates Mostrado cul oa lo percepcion del espacio mesic, aint res mediterraneos de la época El significado del espacio cambie segcin duos y sus funciones.y también sequin os Boocwe a {ha soca en qua la velocidad de cosplzartonta era lamisma pare todos, cuando dnleamente se chesisbe a pie 0 Eabalo, a ctancia se expresebe en urehe e tiempo iguales, cualesquiera que hese a) ee ae 56 Et espacio geogritico individuo y el pals. Las medidas del espacio eran las mismas’ para todos, pero Ia escala de su utilizacién no era ia misma para el campesino que vivia entre su campo, su aldea y el burgo (en el marco de una ‘comarca, espacio homogéneo que se podia recorrer en una jornada), y el mercader veneciano que comer- claba con Oriente, Actualmente el espacio y la distan~ ci expresados en tiempo de recorrido son variables segin los paises y las categorlas sociales: para le mayorla de los campesinos de los llanos aluviales del ‘Asia monzéniea, al espacio practicado es el terrufio, te se puede cruzar en una o dos horas; el espacio del notable de la aldea es mas vasto y esté situado a dos niveles: nivel local y a nivel regional, en el que es el interlocutor privilegiado de las autoridades y el aboga- do interesado por los asuntos locales; para el trabaja~ dor de la cludad, e! espacio practicado es el area cer- ‘cena al domicilio y al lugar de trabajo, y eventualmen- te el lugar de las vacaciones; para el responsable de na gran firma, es ol area de aprovisionamiento o de mercado, que puede ser un pals, un conjunto de naciones, 0 el mundo entero en las més pujantes ‘empresas. Para comprender a una sociedad es preciso, conocer los espacios que frecuentan sus diferentes miembros, las razones de esta frecuentacién, y la idee que ellos tienen de su organizacion. 4. El significado de las densidades Densidades diferentes en unos medios semejantes Pesca nataoes pacinken noe asad ‘secuencia de toda una historia, e! tefiejo de una civili 58 Et espacio geogratico jstendidas, en una relacién de uno @ quinientos, o incluso @ mil ello sin que en la mayoria de los casos [as condiciones del medio fisico pueden consttur unos explcaciones suficientes, casi vacio deta del Orinoco contrasta con la densidad de ocupacién del Ita del Ganges. Gels interpretecion do las densidades no os la. mis- mma segiin [8 sscela considerada. En 1970; Perd tenia Una densidad nacional de 11.6 12 hebitantes por klé- motto cuadrado; pero s6lo muy excepcionelmenta Gheont’emos. este’ promedio 2 escala focal. Vastos Seotates del desierto, dela alta montariey de [a selva amazonica estén deshabitados, mientras que algunos nicleos de poblacién soportan densidades superiores 2.50 6 100 habitantes por klémetro cuadrado, Esta Gistorsién entre la densided media considerada a pequerta escals y la que se observa a gran escale, es tne de ios rasgos caractersticos del peblamiento de la América andina, que tiene lugar en. forme. de tarchpielagos.habitedoss. No obstante, debido @ la estructura agraria se notaben diferentes densidedes én un mismo medio. Antes de la reforma agrara, los alticlonos de la estepa herbéces de la puna, en los Andes centrales, a mas de 4.000 m de altitud, tenfan una densidad de 30 habitantes por kilémetro cuadra~ do en los terrenos sobrecergedes de pastoreo de les Comunidades indies, mientras que las grandes hacien- das genaderes mantenfan une densidad préxima @ un abtente por klémetro cuadraco, Mismas densidades y significado diferente A escala local y en un mismo pais, parecidas den- sidedes tienen un contenido geogrético diferente. Los cantones rurales de Alsacia y de Bretafa tienen una misma densidad. En Brotafa se trata de una poblacién 1 significado de las densidades 29 que se ha mantenido esencialmente agricola y se reparte en caserfos que salpican el bocage. En el campo alsaciane, en donde domina el openfield con campos en forma de tiras, la poblacién se agrupa en aldeas. Pero el porcentaje de familias de agricultores ino cesa de declinar. principalmente a partir de las dos liltimas décadas; la mayorta de la poblacién activa tra. baja en las ciudades 0 en fabricas. Las mentalidades, el estilo de vida y la disposicién de las viviendas no Mos en uN municipio en al que el 25% de la poblacién depende de la agricultura y el resto de actividades secundarias y terciarias, y en un municipio fen el que el 75% de sus habitantes vive directamente del trabajo de le tierra, La densidad de ocupacién del suelo Gnicamente tiene valor si se le compara con el espacio conereto en, el gue esté inscrita, en relacién con la estructura socioprofesional de la poblacién, su forma y su nivel de vida, as{ como la vida de relaciones que la anima. No habria ningiin interés en comparar densidades andlogas, en cifras absolutas, en un pals desarrollado yen un pais subdesarrollado, si no fuese para notar el significado de las diferencias. Las densidades de los deltas del Rhin y del Mosa no pueden compararse on las del Ganges, a pesar de que las cifras son semejantes. En los llanos aluviales del Asia monzénica la uti zaci6n del suelo se basa principalmente en la agricul- tura, acompanada de una gran movilizacion de trabajo humano para una produccién que es escasa, aunque on relacién a la unidad de superficie pueda parecer Satisfactoria como consecuencia de los minuciosos Cuidados puastos en las labores de los campos, y de nas condiciones climaticas que permiten un ciclo vegstativo ampliamente escalonado durante el ao. A la débil productividad del trabajo se afiede una alta Concentracién de empleos por unidad de superficie. La i 60 EI espacio geoarstico existoncia de densidades de varios centenares de habitantes por klidmetro cuadrado en los campos de Bengala tiene como corolario un nivel de vida baifsi- ‘mo, primordialmente marcado por una alimentacién insuficiente, esencielmente vegetal, puesto que el cambio para la produccién animal seria demasiado costoso en calorias (es sabido que la produccién de una caloria animal requiere, por lo menos, el consumo de siete calorias vegetales). Se observa un complejo de pobreze. Como consecuencia de la estructura sorial y de las mentalidades, y de la miseria fisiol6gica de los habitantes, se nota une gran dificultad de adap- tacion a los cambios y una ineptitud 0 una imposibili dad de innover. El bloqueo de la innovacion se debe a todo un sistema. Los intercambios quedan limitados en volumen y se inseriben en una escasa superficie. El Circuito entre el trabajo, ia produccién y el consumo es corto, y son locales. Cuando existen, los escasos exce- dentes productivos se los quedan los propietarios de las tierras, los usureros o los comerciantes que gozon de rentas de dominio. Es imposible disponer de unos ahorros, por limitados que sean, capaces de reinvertir- se en actividades de produccion. Cuando existe, el ahorro se gasta en fiestas y en ceremonias momenté- neamente liberadoras 0 que constituyen un olvido del presente. Por el contrario, en los Palses Bajos la poblacién 5 urbane en su gran mayorla. Profesionalmente esté en extremo diversificada a causa de la apuradisima divisién del trabajo caracteristica de las sociedades industriales. Solamente una pequefta parte de la poblacién se dedica a las actividades sgricolas, que son altamente productivas a la ver bajo el punto de vista de le productividad de la tierra y del empleo. La gran meyoria de la poblacién activa esta empleada en Ia transformacién de los productos, en su comerciali- zacién y en las actividades de servicio. En el espacio. El significado de las densidades or las comunicaciones representan una funcién absolute- mente capital, y todo el sistema esté basado en uns vida de relaciones muy densa y diversificada, que entrafia flujos de productos, de hombres y de comuni- caciones, a la vez locales, regionales, y que se insertan en un conjunto muy vasto. En todas las actividades se persigue la productividad. El progreso nace de una serie de ajustes, y la capacidad de innovar es el motor de la evolucién Todas estas circunstencias se inscriben en el espacio y se reflejan en los paisajes, lo cual es eviden- te si comparamos densidades andlogas de sociedades diferentes, incluso en el caso de que la poblacién de estas regiones tenga actividades aparentemente pare- cidas. EI Condado Venosino no tiene el mismo aspec- to que determinadas partes de oasis préximas a Lima, igualmente dedicadas a cultivos horticolas para el mercado urbano, La fisonomla del habitat y la densi- dad de equipamiento no componen el mismo paisaie, luiera dejando de lado diferencias del medio geo- grafico. y no obstante se trata de unos espacios que tienen poco mas o menos las mismas densidades (su- periores a 100 habitantes por kilémetro cuadrado) y Gon producciones aparentemente comparables. Pero en el Condado Venosino Ia rente por habitante es del ‘orden de las 75,000 pesetas anuales. y en los oasis de a costa central peruana es de unas 18.000. Sptimo de poblacién, superpoblacién y subpoblacién Las observaciones precedentes, esqueméticas y Fapidas, llevan a una critica de las nociones de éptimo de poblacién y de las que se desprenden de esta, Como la superpoblacién y la subpoblacién. Pierre George ha hecho acertadamente su critica en la Intro- (ee ete SM. 62 EV espacio geogrético duction géogrephique 4 [étude de la population. Tales nociones se relacionan con una situacién dada y son independientes de la cifra de densidad bruta. El Gptimo de poblacién Gnicaments puede existir mediante un equilibrio estético entre el nimero de habitantes y los recursos de que estos disponen durante cierto lapso de tiempo y en un espacio deter- minado, Mas allé 0 mds acé de este dptimo dismi- nuyen la productividad por habitante y las rentas. En opinién de Malthus, !a superpoblacién nace del ‘aumento de una poblacién que dispone de una super- ficie limitada, y cuyos recursos no pueden aumentar. Implica a la vez dinamismo demogréfico, estance- miento técnico y rigidez social, que conducen a la imposibilidad de innovar. Cada hombre suplementario constituye una sobrecarga que contribuye a disminuir la 2arte de los demés, puesto que la suma global de los bienes disponibles permanece fija. Como sea que, en el sentido estricto del término, el umbral es el mini- mo vital, la poblacién dnicamente puede permanecer estable durante un largo perlodo gracias @ unos cons- tantes ajustes. Al cabo de un tiempo més o menos prolongado, el aumento de la poblacién se ve acom- patiado de un aumento de la mortalidad, a causa de las carestfas y el hambre. De este modo se tendrian unas «mecanismos reguladoress que mantendrian @ la podlacién dentro de ciertos limites a uno y otro lado de! promedio. En efecto, la verdadera superpoblacién se observa en el Ambito animal, pero felizmento es mucho menos frecuente en las sociedades humanas, puesto que Malthus no tiene en cuenta las posibilida- des de trensformar el espacio para hacer frente @ un aumento de la poblacién. La superpoblacién es casi independiente de le cifra bruta de densidad, ya que puede haber ‘superpoblacién incluso en un medio muy escasame te poblado. Una sociedad de cazadores vive en equi 1 significado de las densidades 63 brio y en simbiosis con los animales que son la bese desu alimentacion; si el niimoro de hebitentes aumenta, se persigue més @ los animales, y estos fescaseen: el volumen total de las presas disminuye, y el hambre puede cebarse en el grupo. En este caso la superpoblacién esté originada por el paso de una den- idad media de 2 a 3 por kilémetro cuadrado. Pero igualmente puede nacer a cause de una accion inde- pendiente del hombre, como una epizootia que afecte a los antilopes. Asimismo, puede producirse en rela- aién con unas consecuencias derivadas del crecimien- to demogréfico: un grupo que practique el cultivo itt nerante en chemicera —el cual requiere vastos espa- cios~ ve aumentar su poblacién; el ritmo de las rota- ciones se acelera, y en los poriodos de reposo la tierra ya no tiene tiempo para reconstituir sus elementos fertlizantes, acarreando un empobrecimiento de los suslos, una disminucion de las cosachas, y el hambre. Posiblemente esto fue lo que provocé el'fin del impe- tio maya en el Yucetén. Para que exista «superpoblacién» en el sentido maltusiano de la expresion, es preciso que la sociedad no puede: = roturar nuevas tierras para hacer frente el aumento demogréffco (si se trata de una poblacién agricola) — cambiar de técnicas de utilzacion del espacio para permitir un aumento de los rendimientos, por ejemplo pasando de una agricultura de secano a una agricultura de regedio ~ encontrar otras actividades productores (desarrollo de la industria} — emigrar. Le superpoblacién nace en una sociedad cerrada, inepta para ol cambio, y que ocupa un espacio cir Cunserito; pero, no obstante, puede aparecer en una Sociedad que se viese privada de una parte de sus medios de produccién a causa de una presién exterior, eo El espacio geogrético en el caso de que un grupo o una poblacién domi- ante le quitese arbitraria y autoritariamente une frac- tién de su produccion. En el mundo encontramos casos de superpobla- cién dimperfectos», En las isias de las Antillas o del oceano Indico la tierra disponible es limitada, y Yeoes esta acaparada en gran parte por grandes pro- jetarios que se dedican a producciones destinadas @ ‘a exportacion. La poblaci6n aumenta, pero en una sociedad rigida como consecuencia de las divisiones sociales y étnices, Las relaciones de dependencia con respecto a la metropoli, y cierta ineptitud para el cam- bio. y la imposibllidad de ahorrar y de invertir, Nlevan a un avasco del sistema, lo cusl acarrea un aumento del ‘subempleo. Paro existen unos exutorios; ¢l circuito no esta cerrado: aunque limitada, es posible le emigra- tién, y del exterior llegan ayudas financieras bajo dis- {intas modalidades (compras a un precio superior al Gal mercado mundial de los productos exportados, prestaciones sociales, etc.), Pare determinadas socie- Gades campesinas de los llanos aluviales del Sudeste Asiatic, el caso es mas trgico: el cociente de tierra agricola se reduce con cada habitante suplementario, ¥ las posibilidades de transformacién y de innovacion Xon extremadamente limitadas. El exutorio es casi siempre la emigracion a las ciudades, en donde el probleme del empleo se plantea de una forma dramé- Hes, La emigracién hacia la ciudad corre entonces el fiesgo de no ser otra cosa que una transferencia de pobreza, Pero el descubrimiento de nuevas variedades Ge plantas cultivadas —como un arroz filipino de alto rendimiento- y las inversiones llegadas del exterior y Orientadas hacia la formacién de los hombres y hacia {a oreacién de nuevos empleos, pueden paliar las con- secuencias de la superpoblacién. Es preciso no confundir paro obrero, subempleo y superpoblacién. El paro obfero no es un indiclo de El significado de las densidedes 65 Desires santa mace vente Peer jera de una sociedad para transformarsi ere nte al aumento de la poblacién o a fe funlrse Ja superpoblacién con la congestién: la con- genic ees ran ciertas grandes aglomeraciones Perwccesnan cuter oene i cetao ee son quo conto a ener ls ectvidades roanae Pe recen ton atenaomnees teeter bara ct encuentra en la iposblded&e funcionar cs seustde ie lormas @ causa de una disminucién de la fee cuore ie sociedad que desea modificar su bablaién que sobrevive no puede mantener inst Bbpotiork XvI_Y Xvil. Los campos franceses estén sxode rural prntpsinante on los eoeney cera able comparada con las normas nacionales. (a 66 1 espacio geogrético organizacion del transporte escolar es casi imposible Grciertos cantones de los Alpes franceses del sur; Shronces los servicios son mediocres. y en consecuet Sy muy costosos, ya sea para la colectividad 0 bien fara 108 individuos; la vida es cada vez més diffol pare Ralenes se quedan; el paisaje ordenado a través do los figlos se estropea progresivamente. Contrariamente, [os campos australianos, escasa- mente ocupados por una poblacién con un alto nivel Je vida, no estén subpoblados: su ordenacién tiene en Monta el aislemiento; el elevado coste de determing aoe servicios esta compensado por la alta productiv Gea del trabajo por persona active. El estilo de vide Sota ‘organizado en funcién de cierto aislamiento Lg hocién de poblacion éptima es el corolario de las dos precedentes. El dptimo es el resultado de un tcquilibrio entre un tipo de sociedad y un espacio geo grafico, Se estime que la cifra dela poblacion y eu cis Sipucion profesional y geografica permiten obtener Tha producci6n méxima, habida cuenta de las técni- one Ge organizacion del espacio y del sistema econd- Pita y social. Cualquier aumento o cualauier disminu (jon de la poblacién implica un descenso de la pro Guccién global y de la renta individual. No obstante, 'a oecion de Optimo de poblacién se presenta singular” rome estériea, puesto que no intervienen en ella | Gieareismo de la poblacién ni sus capacidades de snevacién en el ambito de la ordenacion del espacio imgminada a una produccién maxima obtenida al Srejor costa. Pero esto no quiere decir que la invest Gaean de un Sptimo sea un andlisis intel. Esta inves, SGaclon exige un estudio completisimo de la sociedad tigeciis relaciones con el espacio; lleva al estudio de fr, timbrales v de la interaccién de los fenémenos: y armite conocer el efecto de tal o cual medida y. ¢n Pe ecuencia, es un elemento de una Investigacion Gperacionel. Por ejemplo, podemos suponer que con £1 significado de las densidedes eo Cet eer i (varios centenares o mil . Eile dan pol win ar miento de cierto naimero de aioe peeeieies y sanitarios. No obstante, a maneerralen cs ee ae region de cultivos especializados, es ft ai ee ge a poblacion activa se dedique ee Bean alte po ib cr Semph i le determinadas f&bri ° ; fags an en ag a 5 nde 100 it iléme. elo @ 120 habitantes por kiléme- Bee mrs ievpromecoter one wees ne jorgofia, la agricultura ha podido moder- sue oe soba oe mae see ee in por kilémetro cuadrado. Si bien el espacio sees ie su «6ptimo de poblaciéna con ama fe ee ce it Semper ne mtctiai ee SUTIN! de ease Go fer parte de sosedacesdndmenn yw 298 ora demogrta o bien por su apg al cumbia eh es oe in profesional de la poblacién. Son posible: yee a Ssoluciones, pero, como ya hemos obser = dena rs Sits i ge a 68 EI espacio geoarstico de tierras vacantes, puede extender su dominio acon- Gisionado sin modificar sus técnicas de ocupacion del espacio. El crecimiento demogréfico en la Europa del Siglo xili estuvo acompafiado de una enjambrazon del habitat en los limites de los municipios, lo que se tre dujo en roturacion de los bosques. Pero en el siglo xx Sl crecimiento demogréfico de Gran Bretafa fue el responsable de la emigracion a Australia, @ Nueva acon de estas nue- jucciones contribuyen al abaste- Winiento de la madre patria, asi como a la concentra~ Gon de la poblacion en las ciudades, por la necesidad de una mano de obra industrial. La industrializeci6n de Europe occidental desde hace un siglo y medio es el elemento motor de Ia urbanizecién, ya que provoca una demanda de mano te obra que puede acudir de los campos del pals 0 bien del extranjero, o de ambos a la vez. Pero son posibles varias soluciones. En las comarcas renanas e} Bumento de la poblacion urbana iba acompafiado del inantenimiento de la poblacién rural, que era estable fasta hace un siglo; no obstante, una porcién cada vez nds importante de esta poblacién abandona las act- Yidades agricoles por le industria. En Francia, pals de baja Gemografia durante el pasado siglo y la primera ‘nitad del presente, la urbanizacién y la industrializa- 3ién —aunque llevadas aun ritmo menos répido que en Alemania y en Gran Bretafia— se traducen en un éxodo rural que deja vacios ciertos campos (mesetas Gel este y del sudeste de la cuence parisiense, monta- fia media), y por la inmigracion de trabajadores extranjeros. Asi pues, hay dos situaciones: por un fado, en Francia, regiones rurales envejecidas, empo- brecidas y mal pobladas, en las cuales el patrimonio inmobiliario. se degrada (aldeas abandonades), en donde es dificil y costoso mantener los servicios y el equipo necesarios para la poblecién que se ha queds- Etsigniticado de las densidades 68 do, y en donde los problemas a econémicos Galmente darcles! por oa lao. en Ronania, unos , pero en los cuales sélo una peque- fa tracclén de le ‘poblacién residente sigue sienco agricola, £1 contrasto es parculermente acusad antre Lorene “con campos o menuc erengies degradedos,| con aalomeraciones ‘mediocrements acondicionades ls cusncasferfresy hulleres, en fas a a fete de une poltice industrial arrastra al una parte de los trabsjadores, qu Imanudo son de orgen extranjero—y ls regions de femberg, en donde, com Julllard en L'Europe rhénene, klos campos so urban rhénene, «los campos i zan, lo cual no quiere decir cmenie, , que se transformen Subutbio, sino que salen de sy aslemiento vaue par ticpan do las mismas veraies de equipemiontos ectivos, de movilidad y de posibil Sorlel quo las Cudadem,” “ PomDuidad ce ascenso 5. Espacio rural y espacio urbano El espacio geagréfico esté organizado y dividido al mismo tiempo. La division puede hacerse de acuerdo ‘on criterios funcionales que se traducen en el paisaje. De este modo los paisajes acondicionados se reparten entre ciudades y campos, entre el espacio urbano y el espacio rural. Cada uno de estos espacios se caracte- fiza por su fisonome, por ritmos de actividades, densi- Gades humanas y flujos diferentes, Pero en las socie- dades industriales las fronteras entre espacio rural y espacio urbano son cada vez mas vagas y cambiantes. Vagas. porque es dificil dar una definicién a la vez pre- cisa y completa de cada uno de los espacios, y cam- Biantes, puesto que el espacio urbeno aumente a ®xpensas del espacio rural. El espacio urbano deja de Ser puntual para extenderse en forma de manchas como consecuencia de la urbanizaci6n, y, en la meci- da_en que proporciona a los campos unos equipa- mientos y unas formas de consumo andlogos a los de las ciudades, esta urbanizacién se extiende por las 7] El espacio geogrético ransformadas profunda- regiones rurales, que se ven transfo - mento on su condicion de vide. Sin embargo, e8 nece sario conserver la distincién entre espacio rural y espacio urbano, a la vez por razones de comodidad y de contenido. n su sentido corriente, la expresién espacio rural signea el campo, Aperec® na superficie de i erra con ocasién de la érevolucién neoliticay, acom= pafado de los inicios do la agricultura y las primeras ordenaciones del espacio oncaminadas a une produc~ @6n agrfoola, en Egipto v en Mesopotamia, hace siete mllenjos. Luego abarca casi por completa los limites del oikuméne en su sentido més estricto. Ast, en Fran- 68, el espacio rural ocupe aproximadamente les cua tro quintas partes de la superficie total del pals. Pero este poreentaje os mucho més bajo en peises como Peri, en donde los desiertos, las eltas montai y la selva densa no roturada, cubren més de nueve mas partes del territorio. wee espacio rural 8 -Y pneipalmente fue prime- ramente el, dmbito de ze actividades agrcolas, y fastolles, Pero las actividades agricolas y le ganade- fa, que a escala mundial ostentan un lugar pine en el espacio rural. no son de ningin modo exclusivas ¢¢ otras formas de utilizacién de las superficies. En tagiones rureles de los pelses industrales el espacio sirve asimismo para el descanso y el recreo. El espacio tural angloba con el mismo derecho os bosques acon dicionados y os terrenos agricolas,v sirve de residen- éia'a uno poblaci6n de la que golamente una fraccion fe dedica @ la agriculture faccién que no cesa de dis- minulr. Por otra parte, es conveniente que precisemo: Espacio rural y espscio urbana 79 los términos: todo lo que concieme al campo es rural Por lo tanto, la poblacién rural es la que reside en el campo. Ahora bien, en los campos de los paises industriales Gnicamente una minoria trabaja la tiorre, En Francia, lo poblacién rural pasé de 26 millones 2 17,900,000 entre 1856 y 1962, y la poblacién agricola que constituye uno de sus elementos declind de 18.500.000 @ 7.300.000. El descenso es alin mas acusado en Alemania o en Gran Bretafa, En el curso del pesado siglo los campos de Renania permanecie- ron densamente poblacos y se mantuvieron sus efec. tivos globales; en la actualidad, la sexta parte de la poblacién activa de los campos renanos se dedica « tina actividad agricola, A este respecto es flagrante le diferencia con los paises subdesarroliados, que con- servan una poblacién rural que, en el caso de la India, €5 agricola en sus cuatro quintas partes, Esta fue la situacién de Europa occidental hasta el siglo xvii Pero, aunque la importanciade los agricultores no cese de disminuir en los campos de Europa acciden- tal, todavia las utilizaciones agricolas del suelo ocupan la mayor parte del espacio rural, y dan a los paisajes furales una gran parte de sus rasgos dominantes, De las 55.134.000 hectéreas de la superficie total de Francia, inicamente 4.881.300 hectareas se conside- fan pertenecientes a sectores extraagricolas, y 8.692.000 hectareas del dominio agricola no estén en explotacién. Incluso en el caso de que los eriales pro- Gresasen desde ahora hasta fines de este siglo, no habria més del 15% del territorio que no estuviese ‘Scupado por la agricultura, la ganaderia o las explota- clones forestales, La fisonomia del espacio agricola y de sus compo- entes esté estrechamente vinculado a las contingen- Glas climéticas, cualquiera que sea el grado de desarrollo de la agricultura. Las actividades siguen el ritmo de las estaciones: alternancia de una estacién OU 74 1 espacio geogrdtico seca y de una estacion hameda en el dominio tropical, y de una estacién frla y de otra célida en las latitudes medias, Las opciones en la utllizaci6n agricola del suelo dependen igualmente de la naturaleza fisica y quimica de las tierras, que pueden ser profundamente modificadas por las formas de cultivo y los abonados. Casi no hay relacién entre el suelo esquelético de un desierto y el que encontramos unos afios después en el mismo lugar en lo que se ha convertide en un perl metro irrigado. Le accién humana tiende a modificar el suelo, Un mismo suelo no evolucionaré de la misma manera si se labra, 0 si soporta unos prados 0 un bos- que. La importancia del medio fisico cambia de signifi- cado segin las técnicas agricolas: unos suelos ligeros y faciles de labrar les parecerén «buenos» a unos agri- cultores que Gnicamente dispongan de instrumentos rudimentarios para trabajar la tierra, mientras que tunes suelos aduros» y que después de les lluvias que~ den mal avenados, serén repulsivos para los mismos ‘campesinos. En cambio, para una agricultura mecani- zaia disminuye el obstéculo de la «dureza» de las tierras. Una vez abonados con cal, los suelos dcidos pueden convertirse en buenas tierras para cereales; Bretafia es un ejemplo de ello desde hace un siglo. Asi pues, en el espacio agricola el significado de! suelo cambia de acuerdo con las técnicas y los objetivos econémicos de la sociedad que lo utilize. Lo mismo sucede en el caso de los obstdculos y las ventajas del clima: la genética contribuye a desplazar los limites climaticos de los cultivos. Un ejemplo reciente nos lo proporciona la extensién del maiz hibrido en las llanu~ ras de Francia, al norte del Loira. A menudo el lugar de origen de une planta cultivada se presenta luego ‘como un sector poco favorable, si bien no para su cultivo, sf para la obtencién de la maxima productivi- dad: precisamente los Andes tropicales no son el mejor sitio donde la patata da mejores resultados... Espacio cural y espacto urbana 75 No obstante, y esto es esencial, las limit naturales pesan siempre on la utleacon del espace agricola, y dificilmente son reductibles, aun en el caso de que cambien de direccion: unas lluvias caidas en el momento oportuno permiten lograr una buena cose- cha de trigo. Para una sociedad que viva ampliamente fen régimen de autoconsumo —como clertos poblados de Penjab— el ao es excelente por el hecho de que existen silos que permiten la conservacién del trigo, Para unos agricultores que vivan en economia de mer. ado, en Ia cual las transacciones y los intercambios se efectian a larga distancia, une buena cosecha local puede tener dos significados: 0 bien la coseche es mala en otras regiones productoras, los precios suben, Yel aio es excelente para el sector climatico privile- Gedo. o bien las cosschas son buenas en todas par ios se derru {es, lo precios so derrumban, y le cbuena cosecha» se El espacio agricola es un extenso espaci 8 puntual 0 lineal en fos oasis 6 en los calvoros dela selva. Es un espacio marcado por una economfa difu- 5a. Principalmente en los paises tropicales, observa- mos un estrechisima relacién entre la densidad de ecupacién humana y la manera en que la agriculture utiliza el suelo. Entonces las densidades pueden estar Muy desplegadas: desde unos pocos habitantes por Kilémetro cuadredo en las fajas ¢sahlianasy del Africa sudanesa, hasta el millar de habitantes por kilémetro Suadrado en ciertos sectores de los llanos aluvieles el Asia monz6nica o de Java. En este caso existe un estrechisimo vinculo entre la productividad agricola de la superficie y la densidad. Esta relacion pierde gran arte de su significado on los campos de los palses dustriales, de una parte porque la productividad del Suelo es independiente del ndmero de gentes que tra- balan la terra, y de otra porque le mayoria dela poble- iON rural es «no agricola» y elerce otras actividades, $$$ 76 Ei espacio geogrstico ya sea en la industria 9 bien en los servicios, Pero en hingdn punto del espacio agricola observamos densi~ dades andloges a las de las ciudades. Incluso en las regiones de agricultura intensiva y altamente produc- tiva, el valor producido por unidad de superficie y por Unidad de tiempo es muy inferior al que se obtiene en las ciudades. La competencia por el terreno es menos acusade, y ademds los precios se expresan en distinta uridad de superficie: en metros cuadrados e! suelo turpeno, y en hectéreas (10.000 rm?) e! suelo agricola. El espacio agricola comprende los terrutios, es decir, segin la definicion que da Pierre George, ¢el cenjunto de las tierras labradas por una colectividad sccial unida por lazos familiares, culturales, y por unas tradiciones més 0 menos vivas de defensa comin y de solidaridad de la explotacién». EI terrutio, espacio cultivado por una colectividad agricola, es distinto dol término municipal, nocién que se aplice al espa- cio ocupado y juridicamente reconocide. Los terrufios se caracterizan por la forma de los campos, su disposicién, su parcelacién, y la trama de los caminos. Ei andlisis del espacio rural engloba el habitat, que es la forma de distribucion de la pobla- cién dentro de un espacio dado, Las familias de terrufios son muy numerosas, pero pedemos agruparlas en algunos tipos caracteristicos, En Francia, al norte del Loira, los terrufios se reparten en «campifasn, 0 comarcas ‘de campos abiertos, en donde los grandes conjuntos de campos, de prados y de bosques, estén bien repartides sin que se imbri- ‘quen estrechamente, y en «bocages» en donde los ‘campos estén cercados y en donde existe compene- tracién entre campos y predos, a menudo sembrados de Srboles. Pero entre bocage y campifia existen unas formas de transiciOn: en el Pays de Caux los caserios estén rodeados de setos plantados, y las praderas préximas @ las casas de campo estén encerradas entre Espacio rural y espacio urbana 7 terraplenes; los campos son ablertos, fuera de un ticle de aspecto arbéreo que sefiala el emplaze miento del caserio. El openfie/d puede tener varios aspectos: el paisaje de «opentield en mosaico» de Brie, en donde las parcelas de grandes dimensiones s3 imbrican como los elementos de un mosaico, no tiene la misma fisonomia ni la misma génesis que el open- field en tiras, con campos estrechos y alargados, de la Francia del este. El bocage de amplias manchas y de estrechas hileras del Pays de Bray en nada se parece al bocage de la Vendée, de anchas hileras y campos cubiertos de plantaciones. Es bastante corriente que un bocage vaya acompafiado de un hébitat disperso en caserios o casas de labranza aisladas; pero existen ‘excepciones, como en la regién francesa de Thiérache, en donde el bocage tiene un hdbitat agrupado de aldeas. Las comarcas de campos abiertos casi siem: pre tienen un habitat en aldeas, a veces con caserios 0 grandes explotaciones aisladas en la periferia del dominio. Bocage y campifia son la expresién de unas sociedades agrarias, son paisajes «construidosy que, como cualquier construccién, conservan las huellas del pasado. Pero estos paisajes evolucionan. El bocage del oeste de Francia, que en clertas comarcas quizé se remonta a la 6poca carolingia, tuvo Su apogeo, su méxima extension, a fines del siglo Pasado. Las razones de su constitucién son distintas ‘segtin las regiones y segiin las épocas: lo mismo pue- 2 influir un factor juridico (limite de propiedad), como lun factor técnico (los setos protegen el campo de las divagaciones del ganado), un factor climético (protec- Gi6n contra los vientos del oeste), o bien un factor ét nico (el pretendido individualismo de los celtas, segtin Meitzen). A veces intervienen diversos factores, perc también puede haber una convergencia de formas surgida de relaciones de causalidad diferentes. Asi, ‘como en toda interpretacién, como en toda explica- EEE 78 El espacio geogrético clén de! espacio’geogratico, intervienen elementos de naturaleza diferente, pero cada uno de ellos con su eso especitico. El bocage puede asimismo deshacer- se, transformarse, como en la actualidad en vastos settores del oeste de Francia. Se destruyen los setos, desaparecen los caminos encajonados, se modifica la red vieria de explotacién, se agrandan las parcelas y los arboles se arrancan de los campos: es la conse- ‘cusncia de la modernizacién de la agricultura, con la motorizacién y la mecanizacién. Estas transformacio- nes vienen facilitadas, y se hacen menos costosas y més répidas, gracias a las grandes excavadoras que allanan los terraplenes, mientras que la politica de concentracién parcelaria subvencionada por fondos pilalicos interviene para facilitar la reagrupacion de las, arcelas y el nuevo trazado de la red viaria. Encontra- mos anélogas modificaciones en las regiones de cam- os abiertos: también alll, hay una reorganizacion parcelaria (menos onerosa que en el bocage); los cam- ies en la rotacién de los cultivos son cada dia mas complejos, por razones técnices, y al propio tiempo para responder a las necesidades del mercado: El espacio rural —por lo menos en los paises industriales— tiene encomendadas otras funciones ademas de las que se relacionan con la produccion agricola, las cuales localmente son y seran cada vez més secundarias; 6s un espacio de descanso, de ocio v ce residencia, en donde nos esforzamos por preser- var y utilizar lo mejor posible los escasos recursos de las sociedades urbanes: el silencio, la tranquilidad, el aire puro, el agua y el verdor. En ciertas estaciones tur'sticas esta funcién de descanso puede monopoli- zar el espacio. A veces existe compatencia entra las, diversas actividades practicadas en un mismo espa- clo. y de ahi la necesidad de una eleccién: en ciertos bosques no siempre es compatible la presencia turisti- ca con la 6ptima explotacién del bosque, aunque Espacio rural y espacio urbano 78 Generalmente haya complementariedad. Sin la agr- Gultura, muchos de los paisajes buscados por los hab tantes de las urbes durante sus vacaciones dejarian da ser cuidados y perderian una parte de sus envantos. En las mismas sociedades 61 espacio rural esti bajo tutela, ampliamente subvencionado-y eventual, mente mordisqueado por la urbanizacién, que puede degrader algunas partes de 61 en las proximidades de las grandes aglomeraciones; es un espacio cortado v troceado por las vias de comunicacion (vies férrees autopistas, etc.). Sirve efectivamente de soporte a las comunicaciones que permiten las relaciones interur. banas. Eventualmente podemos establecer una distin. cién bastante formal entre las redes que enlazan las ciudades y les redes de segundo o de tercer arden gue contribuyen al servicio del espacio rural, Pero le densidad de las redes no es comparable con la que dren las cludades. En el espacio rural las nodalidades de las redes viarias son elementeles: son las que se. flalan las aldeas, los burgos y las pequefias cludades soni? S2tiedad que ocupa el espacio rural esté profe sionalmente mucho menos diferenciada que la socie- dad urbana, y el nivel de vida medio y el nivel de con. Sumo de sus individuos son inferiores a los de los habitantes de las ciudades, por lo menos en los paises Subdesarrollados: de un lado, porque la poblacién fural es en parts agricola, y globalmente la poblacion agricola es pobre, porque la poblacién rural a menudo 8 vieja y contiane una fraccién importante de perso- fas en situacién de retiro, y finalmente porque las ele vadas remuneraciones y las rentas altas se localizan fn las ciudades. Pero ia poblacién rural aspira benefi. slarse de unos servicios basicos anslogos a aquellos e que disponen los habitantes de las cludades, Esta busqueda de la paridad acarrea la urbanizacion de los €ampos. Ya en Gran Bretafia y en Estados Unidos, por to menos en las regiones de aspecto rural situadas en —— at El espacio geourstico roximidades de las ciudades, la poblacién que fexidovenel campos (sin que trabsje en él dspone ae rentas andloges, 0 incluso superiores, a las de los habitantes de los barrios urbanos. y de prestaciones da servicios equivalentes. En este caso la distincion antre ciudad y campo acabe por borrarse, y entonces tenemos regiones urbanizadas con una densidad de ocupacién més 0 menos alta, zonas de ruido y zonas, de silencio. E| espacio urbano: racteristicas del espacio urbano. — El espa- cio urbane of in supercie ceypeda por fs cludes, © por lo menos la que se necesita para el funcionamien- tc interno de la aglomeracion, y comprende las super- ficiesedificadas, la red viria urbana, as implantacio- nes de las empresas industriales y de transportes, los jardines, y los terrenos de esparcimiento y de ocios inmediatamente accesibles al ciudadano. Durante rucho tlempo no hubo ninguna dificultad para distin- uir el espacio urbano del espacio rural: le ciudad era de superficie limitada (algunas decenas de hectéreas, ‘0. lo sumo algunos kilémetros cuadrados), y a menu- do estabe rodeada de forificaciones; basta con recor. dar las ciudades medievales. Un derecho particular dstinte del de los campos gobernaba a sus habitan- tes, pudiéndoseles atribuir algunos privilegios. La bur- guesia, clase social urbans, se constituyé en Europe ocidental a finales de la Edad Media alrededor dee defensa y de la extensién de estos privilegios. De hecho, la distincién en el terreno y dentro de la socie~ dad, ontre ciudad y campo, no supuso précticamente ringtn problema hesta la segunda mitad del siglo pasado, ¢ incluso hasta ol actual. puss era localizable ‘estaba codificada. Con la extensién superficial de las Espacio rural y espacio urbana a aglomeraciones, la penetracién fisica de la urbaniza cién en el medio rural, y los intercambios incesante- mente més nutridos y diversificados entre ciudades 7 campo, las delimitaciones y las distinciones son cade vez de més delicada fijacion, sobre todo en las socie- dades industriales, Si bien la definicién de la ciudad no plantea dif: cultades para el caso de las grandes aglomeraciones, y ello facilita la delimitacién del espacio urbano, no Ocurre lo mismo para los niveles inferiores. El geogra- fo Derruau indica que. aunque la nocién de ciudad cada uno de nosotros la vemos clara, es dificil dar de ella una definicién que sea precisa en sus términos y gue al mismo tiempo abarque la gran variedad de la: aglomeraciones consideradas como urbanas. Casi Siempre la cludad implica la nocién de aglomeracién Continua, de tejido sélidamente construido y de con- vergencia de las redes (carreteras, vies de ferrocarrl, Canalizaciones de traida de aguas, redes telefonicas, eléctricas, de desagiies, etc.). Es muy cémodo, y sobre todo necesario, adoptar un criterio estadistico: se con sidera ciudad cualquier aglomeracién continue que Fetina mas de 2.000, 5.000 6 10.000 personas, segin los paises. Otros palses definen la ciudad baséndose en sus funciones administrativas y pollticas y en el ‘equipamiento de que dispone, para sf y para los habi- tantes de su entomo. Los propios estadisticos no se Sonforman con criterios Gnicamente cuantitativos, y or ello propusieron en la Conferencia de Praga de 1966 la siguiente definicion de la poblacién urbana: (est) «formada por el conjunto de personas que resi- den en una agrupaci6n de viviendas compacta en nti. mero minimo de 2.000, a condicién de que en los Riicleos de menos de 10.000 el efective que viva del trabajo de la tierra no rebase el 25%. Por encima de esta cifra, cualquier agrupamiento sera considerado come urbano». Esta definicién es aceptable para Euro a oa Ef espacio geogrético ‘occidental, y obliga @ considerar como urbanas Siyunde aglomeraciones de la India o de Nigeria que pueden aleanzar las 50.000 personas, y cuye pobla- Gion activa es en.su mayoria agricola. Pero, por el con- trario, se expone a dejar de lado a las nuevas creacio~ nes americanas, provistas de un ndcleo central de se Visios separado de los conjuntos residenciales consti tuidos por casitas rodeadas de jardines, por sectores ho construidos, bosques, prados, tierras de labor © incluso desierto. Aqui podemos observer los limites de Una ¢istincién demasiado formal entre espacio urbano y espacio rural en los palses técnicamente adelanta- dos y con un alto nivel de vida. En su diversidad, el espacio urbano puede ser definido casi en todo 6! mundo mediante cierto néme- fo de datos, Se caracteriza por la concentracién del habitat en una superficie limitada, muchas veces con | amontonamiento de la poblacién en los inmuebles de pisos. Es un espacio completamente equipado que, fa cause de la alta densidad ce las instalaciones y de le ‘acusada competencia para la utilizaci6n del terreno. ‘es caro, lo cual por exigencias de la rentabilidad indu- @ a la concentracion de actividades altamente pro- Cuetivas por metro cuadrado. Es el soporte de unas actividades muy densas. Sus transformaciones se han Quelto mucho més delicadas y onerosas que en el espacio rural, no s6la debido al precio del terreno, sino tomo consecuencia de la densidad de os flujos en una superficie reducida. Es, pues, un espacio dificil mente permeable a las transformaciones y que, sin embargo, como consecuencia de los envites de que es objeto, experimenta profundisimas _modificaciones desde hace unas décedas, a la vez debido a unos cam- bios en los transpartes (el automévil trastoma la tex- cura de las viejas ciudades}, al cambio de las activida- des, y principalmente a la extensién de todas las ciu- Hades del mundo. Espacio rural y espacio urbano 63 El espacio urbano es un espacio limitado que en los mapas a pequefia escala esté representado por puntos, y por manchas a veces alargadas en forma de estela 0 dispuestas como nebulosas. Los quinientos millones de hombres —es decir, la séptima parte de la poblaci6n mundial— que viven en aglomeraciones de 100.000 habitantes y més, para sus viviendas y luge- res de trabajo probablemente ocupan una superficie ‘que casi no debe exceder los 200.000 kilémetros cue drados, 0 sea, las dos quintas partes de la superficie de Espafia. A pesar de su crecimiento ectual, que practicamente supone doblar la superficie urbana mundial 2 cada generaci6n, las superficies urbanes son limitadas. Se trata de unos nicleos en el centro de un plasma rural o de un «tejido intersticialy, usando lune expresién que emplean ciertos especialistas de le ordenacién del territorio. Pero, para subsistir y funcic- nar, estas superficies requieren la movilizacion de unos recursos que proceden de espacios mucho més, vastos, para la alimentacién de la poblacién al mismo tiempo que para su abestecimiento de agua y de ener- gfa. Le movilizacién y el transporte de estos recursos, Fequieren la instalacién de redes cuyas lineas conver- gen hacia las ciudades. Como ya hemos observado, el espacio urbana es caro, @ causa de su escasez, de las ventajas de situa cidn, y del equipamiento que se encuentra en él, Hace algunos afos se estimaba que el precio de una hects- fea junto a los Campos Eliseos parisienses representa- ba un valor equivalente ai del conjunto de las tierras agricolas del departamento francés de los Basses- Alpes. Pero se trata de casos excepcionales. En las ciudades es donde tienen lugar la mayoria de las acti- vidades terciarias, es decir, del comercio, de la Adm nistraci6n, y de los servicios en el sentido mas ampli, ¥.de las actividades secundarias, es decir, industriales, Esto hace que de la manera més natural se otorgue 3 e Et espacio geoarétcn las cludades un poder de mando y de direccién sobre ‘su entorno rural. El poder econdmico de las ciudades es muy superior a |a sola ‘concentracién de la poble- cién. Los quinientos millones de hombres de las ciu- dades de 100.000 habitantes (alrededor del 14% de la poblacién mundial) reGnen en sus manos un tercio iafgs rentas mundiales. Las diferencias entre las ren- ‘tas medias de los habitantes de las grandes ciudades ‘con relaci6n a los de los campos se encuentran tanto ‘en Colombia como en Espafa, por ejemplo. El desarrollo del espacio urbano es un hecho capi- ‘tel de la 4poce contemporanea. En el afio 1800, de ura poblacién mundial calculada en 500 millones de personas, 18 millones, sea el 1'7%, vivian en ciuds- des de mas de 100.000 habitantes; en ‘al afio 1950, de 2.400 millones, 320 millones, es decir, el 13°1% $o Zoncentraben en aglomeraciones de 100.000 habi- tantes y més. En 1969, una séptima parte de la pobla- cién mundial, calculada en 3.500 millones de hom- bres, habita en las grandes ciudades, El crecimiento tibeno tuvo lugar ene siglo xix en Europa occidental, y luego en la segunda mited del siglo en Estados Uni- dos. Actualmente tiene efecto princi almente en Asia, que cuenta con tantas grandes ciudades como Euro- pa, y en América Latina. Mientras que durante la pri- mera mitad del siglo xx en Europa el crecimiento de las ciudades fue de! 100%, en Asia ha alcanzado el 450%. En América Latina la tasa de crecimiento del ramero de habitantes de numerosas cap! ales, funda- cas en el siglo xvi por los espafoles (Lima, Bogoté, Santiago, etc.), aumenta del 6 al 7% anual, y la super- ficle de tales ciudades se ha doblado en el curso de los Uitimos quince aflos. Por todas partes aparecen gran- des ciudades, a veces en medio de regiones que @ principios del presente siglo estaban escasamente pobladas y mediocremente urbanizadas. Baste recor- dar el rosario de grandes ciudades del ‘Asia central sovidtice Espacio rural y espacio urbane 85 La ciudad en el es; noth pacio. — Toda ciud - fine anal espacio goeaico tou pose : FSU emplazamiento; se trata d hciones dtntas, cy andi regular le uzecon de documentos de escola diferente. La sitvacién de una cuded se estudla en mapas de escala mediana o i zamiento ‘ibe parti et se describe partiendo de ara Derruau’, dla situaci6 vase’ Deru! i6n @8 la posicién citer leon ‘con los roines Tas ae comunicacin que fjan ls releciones necesarias para iz fe las funciones urbanasy; i Georue sl poicién puede ser dtrde come fs Sb ciudad en relacién con un atalas susceptbies on el pasado y en's] presene de elercer une influncle sobre su desarallo, este ane 10 con la facilidad de su irradiaci Se.vate de una roc relat queso express on fu Gion de los factores circunstanciales del deserrolio lbano, factores que pueden ser técnicos,econdmicos ® _politicos: téenice: Laroche Migennes, relevo de as de vapor en la linea Paris-Dijon xperiments el mayor tréfico ferroviario de Francia, Biorde una parte de su cometido cuando le electrifice: fi6n suprime la necesidad de un depésito: politico fisn2. capita de imperio eustrohingaro de los Habs- ui nvierte en una ciud si Fenn chet age ae ntricamente con relacién al in 4 c al pais. La sit a na fe twee Bistencie de los grandes ejes'de comunicaciones, Nn relacion al eje del Rédan desemboca en el Mediterraneo, pero asimisms con » Darusy. Fane eas Mc te de toate hams, Cl Pais ra ged seo humana Vearevan Barca, 1972) Ginger de growata sosna ‘he Becaons, 1 —_ ES es E/ espacio geogratico ralacién a los Alpes, cuyos puertos permiten el acceso al norte de Italia. Para precisar la posicién de una ciu- dad es conveniente utilizar mapas de escala mediana, como 1/200.000, 0 bien mapas de pequefia escala, como. 1/1.000.000 6 1/5.000.000. «El emplazemiento es el asiento de la ciudad, ta ubjeacién precisa del espacio construido en sus rela~ ciones con la topogratie locals (Derruau). «El emplaza- misnto se define por el marco topogréfico en el cual ha arraigado a ciudad, por lo menos en sus orlgenes» (P. George). Puode que se trate de una loma facil de de‘ender en Spoca de inseguridad, de uns terraza al amparo de las inundaciones, de la proximidad de un vado fécilmente frangueable, o de un estrechamiento de rio en el que se puede construir un puente. Para el andlisis del emplazamiento debemos usar mapas a gran escala (1/20.000 6 1/50.000). El emplazamiento e una ciudad cambie 0 se desplaza: el emplazamien- to de Lyon en la época romana era fa colina de Four- viere, por encima del Sadne; en la Edad Media se excendia por las colinas situadas a uno y otro lado del Sane; en el siglo xvi, por estas mismas colinas y la peninsula entre el Sane y el Rédano: mientras que en Ios siglos xx y xx a urbanizacién se escalona por los llanos y terrazas de la orilla izquierda del Rédano, en donde la construccién de nuevos barrios es posible sin grandes estorbos topogréficos. En el curso de la historia un emplazamiento puede valorizarse y desarrollarse. Ya hemos observado el aspecto relativo de una posicién cuyo significado cambiaba con los medios de transporte: a partir de la segunda mitad del siglo xix, Le Mans, situado en una importante encrucijada ferroviaria a la entrada del ‘este de Francia, prevalece sobre Alencon, situado en una via férrea secundar. El propio emplazemiento es inmutable, aunque ciertamente puede ser modificado por la accién humana (un lieno inundable se protege Espacio rural y espacio urbano a7 gon un dique, una marisma se deseca, la cima de una colina se alana). Pero el interés del emplazamiento original varie segdn las 6poces: lo cue puede conceder valor # un emplazamiento en una época determinade puede constituir luego un obstéculo para el desarrolla urbano, lo, cual es cierto en casi todos los antiguos emplazamientos defensivos, Las colinas, as oppide que dieron origen a tantas ciudades, no son propias pare una extensién urbane, y su acondicionamionto pera los moderos medios de transporte es oneros También muchas veces las ciudades abandonan el p mitivo emplazamianto para extenderse por al liano de mas abajo. El emplazamiento se lige en funcion de unas técnicas espectficas de utilizacion del espacio urbano que se modifcan a posicién de numerosas ciudades esté vincula- a un emplazamianto determinado, Les clldedes que nacen a partir de les necesidades de la vide de felacion se establecen en la convergencia o en el encuentro de diferentes medios de transporte. Rust se construyé 4 orillas del Sena, en un liano aluvial fodeado de un anfiteatro de taludes cretéceos, en el punto en donde la navegaci6n maritima cede ol paso a la navegacién fluvial, pero iguelmente alli donde el rio odia ser franqueado fécilmente por un puente, el uti mo antes de la Mancha hasta la reciente construccién al puente de Tancarvilie. Londres, Hamburgo, Bur- deos y Nantes estén en posiciones y en emplezamien- tos andlogos. Pero estos emplazamientos y estas situaciones privilegiados perdieron su valor Cuando aumentaton los tonelajes de los barcos, haciéndose cada vez més dificil para estos remontar los estuorios. Por citimo, las modernas técnicas de construccion de Puentes permiten tenderlos sobre anchos estuarios La posicién puede jr unida al contacto de dos grandes Sonjuntos topograficos diferentes, como por ejemplo stllano y la montaria. Turin y Milén son ciudades de la 88 Et espacio geogrético llanura del Po, pero estén en le proximided de los grandes valles alpinos y en su desembocadura, Muchas ciudades estén situadas en el punto de cruce de un rio; de ahi el cometido de los puentes; la exis- tencia de puentes puede justficar a la ciudad, @ la vez ‘que constituir une dificultad para las relaciones entre lag dos partes de la aglomeracién establecidas a ambas orillas del rio. El caudal de un fo, que en una ép0ca servia de eje de transporte, en otra época pue- de representar un elemento indispensable para la vida de una gran agiomeraciOn, permitiendo, agues arriba, el abastecimiento de agua, y aguas abajo sirviendo de exutorio para las aguas asimismo y facilitando en las orllas del rola instalacién de industrias consumidoras de agua (quimicas, papeleras y centrales térmicas), Poro es convenient evitar caer en un determinis- imo facil en lo tocante al emplazamiento de las ciuda~ des y 2 su posicién. El dinamismo urbano da origen @ muchas situaciones; la ciudad crea la encrucijada Paris hubiese asimismo podido perfectamente desarrollarse en la confluencia del Oise y del Sena, 0 partiendo del vado de Montereau; mas que su posi- Cién, lo que explica el destino de la capital francesa es ia instalacién en Paris de los Capeto y su victoria. En otros casos es [a voluntad de un hombre la que induce @ le creacién de una ciudad en un emplazamiento a veces desfavorable, pero en una posicién que se basa fen una eleccién politica: Sen Petersburgo se instal6 en las pantanosas orillas del Neva por orden de Pedro el Grande, que quiso que Rusia se abriese a los paises del norte de Europa; por el contrario, tanto Madrid, Como Ankara o Brasilia, son un ejemplo de la voluntad de desarrollare! interior del pais anclando all la capi- tal politica, Las nociones de emplazamiento y de posicién conservan todo su valor para explicar la localizacién de las cludades, aunque deben ser interpretadas Espacio rural y espacio urbane 89 teniendo en cuenta la historia del espacio urbano y las funciones que justfican la presencia de las cludedes y su crecimiento, Los aspectos del espacio urbano. spacic famente como consecuencia de ia variedad de los tuyen uno de sus refljos, pero también por la escal, Sottln “ao Ricans 2 eee tee prende de su caracter rural y la aglomeracién de Tokio hay una relacién de dimensién de 1 a 5.000. La naturaleza de la aglomeracién cambia al paser de un nivel urbano ai nivel siguiente: una ciudad de 100.000 habitantes no equivale en absoluto a 10 ciudades de pone mien ices penaeege Si importantes, y también es un estilo de vida diferente guess fable Na he nse en une ciudad de 100.000 habitantes que en una aglomeracién milloneria. Ni los problemas del despla- zamiento cotidiano entre e| domicilio y el lugar de tra- tmismos términos. Asi, al analizar el papel de /a talla de los organismos urbenos, vemos claramente que las también de naturaleza. ee eee Por la disposicién de sus barri iv aula SR ese it Sin icing ene haem hea wre cion en el espacio de una evolucién econémica y oe 90 Ei espacio geogratico miento y de declive, Atenas y Roma marcan v 0 siglos de historia. La ciudad es un organismo vivo ‘cuyos elementos se transforman, decaen, renacen 0 se desplazan, El espacio urbano es extremadamente diferencia- do, a la vez como consecuencia de la localizacién de las funciones ya sean complementarias o bien exclu- sivas— y de la composicién social de la poblacién. E1 paisaje urbano, que es obra del hombre, refleja mas claramente que el espacio rural la fisonomia de la sociedad de la cual es la expresién. La localizacién de las funciones responde @ una serie de exigencies, a menudo contradictorias. En la gran ciudad comerciante generalmente se observa Una concentracién de los comercios, pero asimismo bancos y oficinas de seguros en el centro, alli donde hay una convergencia de vias de comunicacién, de redes que valorizan las superficies comunicades, y de ahi, por un fenémeno de interaccién, los elevados pre- clos del terreno, que Gnicamente se justifican por una alta rentabilidad financiera de las actividades por uni- Gad de superficie. Es el fendmeno de city. No obstan- te, los elevadisimos precios y como consecuencia de los efectos de congestion— las dificultades de acceso, particularmente para el automévil, incitan a la busque- da de vastas superficies facilmente accesibles, y en donde el precio del terreno no sea excesivamente ele- vado pata la instalacion de los nuevos comercios, a la vez que de ciertos establecimientos de crédito o de seguro. De este modo, las «grandes superficies comerciales instaladas en la periferia de las aglome- raciones conducen a una aperture de la ciudad y com- piten con las actividades del centro, La instalacién de las industrias responde a cierto numero de exigencias: posibilidades de acceso para la mano de obra, facilidades de aprovisionamiento y de ‘expedicién gracias a la existencia de buenas vias de Espacio rural y espacio urbano 1 gomunicacion, y disponibilidad de terrenos. Las gone- faciones de industrias corresponden a generaciones de medios de transporte: en la segunda mitad del siglo XIX, las industrias «urbanas» se situeron en lo inmediata proximidad de las vias férreas, y en muchos g980s 2 orilas de las vias fluvialas. Actualmente asist: mos, tanto en Népoles como en S80 Paulo, , de kregién homogéness, de cregion polarzs- de> eto, Quizés esta variedad os ia contrepartda dela figueza del concepto de éregiéns, ya que no esté hecha pera simplifcaro, De hecho, aqui encontramos fe idoe fundamental de que a xnecion de aspecio ffemplaza ale caduceda nocion de elemento (Gaston ln método, 0, si'se preier, una manera de cota derar las cost as y los sere a; rar (Bonah 8S en su relaci6n con la tie ____ Ei espacio geogrstico 102 Las familias de regiones de eae viejas nociones geogréficas, Gave mn a apel determinante de los elementos a ee njunto distinguido por el lima, Se Teen ea atte see ss raeatiee Tere earn we @ ila: una region natural puede abarcar mi eee: dacenas de kilémetros, Rae neo Or 4 La region histéria, — Le eegionhitéican nace de un dilatado pasado vivido en comun Peru ee $Sidod ue eoupa un tertore. Ouran vas genera. Jones 10s hombres. se han guiado por las mistas ‘ las, han experimentado las mismas vicis ae {Etes, han tendo Tos mismos soberenos do a el nocimiento de unas costumes y, @ veces, de une (elurted do vivir colaciva que de au dentdad el gw Je personas que vven en dicho tertorio. En este Bepecto Borges. una ereion Piston cuves ‘ ‘ragion-progre yrgar rcontramos en fa 709 a ues edgar de Dijon, Pero muchas veces [ae El espacio regional 103 histérica es todo lo ue queda de un territorio que no logré convertirse e1 n Estado o en nacién, y que fue absorbido por una unidad politica de mayor dimen- sién. Desde este punto de vista el ejemplo borgondn 85 pertioularmente significativo, No obstante, tales Fegiones «histéricasy tienen unos limites que pueden mentenerse a través de la historia, incluso cuanco haya desaparecido su raz6n de ser. Asi, en los Andes centralos de Peru, los limites de los departamentos ce Huancavelica, de Junin y de Lima, corresponden poco més 0 menos a los limites de tres etnias indias prein. caicas que dejaron de existir en calidad de tales: los Kastor, los «chunku» y los larawe. Ahora bien, estos [= mites se conservaron en el imperio inca, en la époce colonial, y sirven atin de marco @ la orgenizacion administrativa contemporénea. Con la tregion histor, €a9 el pasado aspecto politico prevalece sobre el pal. saje. La regién, area de extension de un paisaje, — Pare Max. Sorre la regién corresponde al éres de extensién de un paisaje. Tampoco en este caso inter- viene mucho la escale. Un paisaje geogrético nace cle la repeticién de elementos sobre determinada super sie, elementos debidos a combinaciones te formas, y Gue pueden ser tanto fisicos como humanos, 0 surgit el encuentro de un medio natural y de una comun- dad humane, y que dan a esta porcién de espacio su individualidad en comparacién con los sectores vec os. Lo mismo puede tratarse de una region «natura jqcemo Ia selva amaz6nica~ como de una region cuya Individualidad nace de la impresién en el medio de un tipo de ocupacién agricola y de ordenacién del espa. Glo: los campos cerrados del oeste de Francia, los Wifiedos del Lenguadoc, 0 el Ruhr. Un tipo de paisaje &parece igualmente con la ocupacién del espacio por Parte de una etnia que posea sus técnicas de organi. __— 104 E/ espacio geoarético zaci6n del medio, alas que corresponden determinada Gensidad y un tipo de distribucién de la poblacién, y ‘que posea la conciencia de que constituye una colecti- Vidad regida por las mismas reglas y por las mismas ‘ostumbres. En Africa no faltan ejemplos de este tipo: se ha citado ya el del pals «serer», on el Senegal. La Correspondencia entre una densidad regular y una estructura agraria, que dan cierta originalidad @ un paisaje, se encuentra en la mayoria de las regiones de antigua civilizacién rural, desde ol Asia lluviosa haste Europe occidental. En el norte de Portugal, el Minho es un altiplano esquistoso irrigado y cortado por numerosos rfos que Gescienden hacia el Atiéntico. En su paisaje rural se ssocian el prado, la huerta y el campo, con una estre- cha imbricacién’ de exiguas parcelas. El hébitat esta igperso en forma de caserios muy cercanos unos de otros. Cada explotacién es de dimensién pequefia, pero se esfuerza por reunir en una superficie limitada fp que se necesita para le alimentacién familiar, Mediante un trémite intelectual muy comprensible, muchos gedgrafos han elegido para sus estudios monogréficos unas regiones dotadas de acusada individualidad, tanto fisica como humana, y en las cuales el palsaje sea ol resultado de la accién de una sociedad sobre un medio natural definido. Los tres tipos de espacios regionales descritos en Jos precedentes pérrafos son espacios que en uno u otro aspecto se han vuelto chomogéneos». unos por el delsaje,y los otros como consecuencia de une dilata- da historia cman. ‘Las nociones de «region naturaln y de éregién his- toricay han sido eriticades, muchas veces equivocada- mente. Tales nociones no son falsas en si mismas, Sino que su significado es especifico. Puede que el contenido espacial de una regién histérica haya perdi- do toda utiidad debido a la ordenacién contempors- EV espacio regional 105 Perrone Ven mene pet come ovbien sda ia explicaclon de clrtes fontare nee ae como administrativas. El conocimiento den su formacién, pudiendo constituir una base o un ordenaciones del espacio cuyo eje est4 constituido dio de las 4reas ocupadas por una etnia es particuler- recurre 2 los anélisis del historiador, del ‘etnélogo y del El cometido de las ciudades en la formacién de las regiones _En la mayorie de los paises del zacién del espacio hebitade depende cade ver fs co las relaciones que se establecen partiendo de [as elu dades. A principios del presente siglo, Videl de La Bla- che observaba que las ciudades y las carreteras son unas iniciadoras de unidad que crea la solideridad ce las comarcas». Cinouenta afios después, Lebasse dio aproximadamente lo mismo cuando escribié que lee Fagiones viven gracias a su centro, 8 procesos de polarizacién ana r economistas generalmente se. Cosaralonparenco de las grandes aglomeraciones urbanas, en las que 2 encuentran los. eontros banesrios, adminstratvos ¢ industriales, y en las que se tomen las decisiones Francois Peroux caracteriza un polo como «un con- ee ue £/ espacio geogrstico junto de unidades motrices que ejerce efectos de arrastre en relaci6n con otro conjunto definido econé- mica y territorialmenter, Ahora bien, tales conjuntos de unidades motrices se localizan preferentemente en las grandes aglomeraciones urbanas. La polarizacién Gnicamente es posible con la existencia de una red convergente y diversificada de vias de comunicacién y de lineas de telecomunicaciones. De este modo, las regionas se forman a partir de las ciudades, gracias al nacimianto de los lazos de complementariedad es- tablecidos entre las ciudades y el campo, y gracias @ las relaciones més o menos jerarquizadas que se establecen entre las ciudades pertenecientes a una misma red urbana. Lyon se ha forjado una region gra- as al dinamismo de sus empresarios, de sus comer~ clantes y de sus banqueros, quienes han instalado un haz de relaciones econémicas que se extiende por una parte de la fachada oriental del Macizo Central fran- 6s, por los llanos del Saéne y del Rédano, por el Jura maridional y los Alpes del norte. Se trata de un con- junto heterogéneo desde el punto de viste del relieve, de la utilizaci6n del suelo y de las densidades, y que jams ha constituido una region histérica. Asi pues, la region lyonesa se ha polarizedo partiendo de la anti- gua metrépoli de los galos; pero una parte de su pujanza se la arrebata Paris, que es la sede de las mayores sociedades francesas, hacia donde algunas ‘grandes empresas lyonesas han transferido su sede social, y que sin la intervencién lyonesa mantiene rela- cisnes directs e intensas con Grenoble o Saint- Etienne. No obstante, la creacién de la aregién Rhone- Alpes», con la metrépoli de equilibrio lyonesa a su cabeza, viene a reforzar administrativamente la posi- clén de Lyon, Las regiones polarizadas no constituyen sistemas cerrados: aunque nacen de la pujanza econémica de uno 0 de varios centros, dnicamente se comprenden £1 espacio regional 107 en funcién de las relaciones que manti regiones polarzadas y con el conjunto nacional Olas Finacional més vasto del que forman parte, La iogon lyonesa s6lo asume todo su significado cuando se Ia coloca en el espacio francés, dirigido por Paris, pero asimismo relacionada con las vinculaclones que man. tiene con el Mediterréneo por Marselia, con Italia por los puertos de los Alpes, y con Ginebra por el valle del Rdano. Esto es lo que sefale B. Kayser cuando, en géographie active, escribe: «La regién es una frac. cién do la superficie terrestre que se inscribe en un ‘marco natural que puede ser homogéneo o bien diver. sificado, que ha sido ordenado por unas colectividedes unidas entre si por relaciones de complementariedad, y-que se organizan alrededor de uno o de varios cen, ‘ros. pero que dependen de un conjunto mas vaston. AsI, en los Estados centralizadios, la region se nos pre. senta como un intermediario entre el poder nacional las colectividades locales municipales, i n desglose del territorio que puede originar: la regionalizacion esta relacionad con sl Gomtecias Rolitco y aconémico atripuido a cada region, y depen- tle de la estructura y de las atribuciones que poseen las diversas colectividades territoriales. En Francia, el Problems no consiste en saber si diez o doce regiones on preferibles a veinticinco 0 treinta, sino en conoce: los objetivos de la regionalizacién y en saber, en fun, cién de estos objetivos, cuéles serén las atribuciones Goncedicas a la regién, y las relaciones que esta habr& mantener con el poder central, las colectividades territoriales bésicas, y las demés regiones. Solo una ez se hayan determinado los objetivos y el contenido fos podremos pronunciar sobre la dimension que babremos de dar ala regién, y nos deberemos dedicar los diffciles erbitrajes referentes @ sus limites. a = =— re 108 El especio geogratico La evolucién de la regién Considerada como una individualidad geogréfica, la regién es un organismo que nace, se desarrolla y muere. A cada region le corresponde determinada dis- posicién en Ie organizacién del espacio, y es conve- niente conocer su grado de coherencia intema, pero asimismo sus limites espaciales. Los cambios que afectan 2 una regién pueden ser internos e incumbir a su pfopia estructura, o bien con- cernir solamente a sus mérgenes y a sus limites. Una estructura agraria tomada como elemento de integracion regional puede desmoronarse como con- secuencia del éxodo rural, del derrumbamiento de una produccién, 0 de transformaciones técnicas de la agi fultura. EI dinamismo de una ciuded 0 de una indus- tria motriz puede queda asfixiedo por el vigor de otra aglomeracién o la competencia de otra industria. Tan- 10 la debllitacion, e| refuerzo, como el desplazamiento de las fronteras, contribuyen a modificar el destino de las cludades y de las regiones situadas en su proximi- dad, como se ha visto desde hace un siglo con el ejemplo de Estrasburao y de Alsacia. Un cambio cli- matico entrafta un desplazamiento de las lindes de un desiert. Unos limites regionales son ingales, claros, y otros se caracterizen por unas frenjas de indetermins- cién, y ello tanto en el terreno fisico como en el terre- no humano. El contacto entre una regién de montefa Y una regién de liano puede ser claro y continuo, como por ejemplo el de los Andes orlentales cclombianos y de {os tllanosy; el paso de un piso biogeagréfico a otro ‘85 a veces muy preciso, incluso cuando las situaciones climStices generales que determinan el escalonamien- to s6lo se modifican regular y progresivamente. As en montafa, el descenso de las temperaturas es muy El espacio regional 109 regular en funcién de la altitud (gradiente térmico), pero el paso del bosque al césped alpino tiene lugar en algunas decenas de matros como consecuencia de la intervencién de unos umbrales decisivos, Algunas fronteras de Estados o de las regiones administrativas estén sefaladas en ol terreno mediante unos limites claros y lineales, pero a menudo el area de influoncia entre dos grupos se discute en sus mérgenes y la fon. tera tiene el aspecto de une faja mas o menos movil 8 merced de las fluctuaciones historicas, £1 rea de influencia de los tolteces, cultivadores de la meseto central mexicane, variabs en funcién de la presion que desde el norte elerctan los guerreros chichimecas ‘Se trate de un margen situado en un medio ya seco, en el que la agricultura es posible, pero permenece alea- toria sin el auxiio de la irigacién. Encontramos sjemplos anélogos en todas las regiones somiaridas que toman al sesgo el norte de Aftica, Oriente Medio y Asia Central. El andlisis regional se refiere al érea de extensién de un fenémeno susceptible de dar una individualidad 2 una parte del espacio; este analisis exige el estudio del mecanismo de los procesos que se combinan en sistemas que explican la creacién. el crecimiento y el caso de una regién. Pero, al igual que cualauier investigacién geogrétice, también exigo ol estable miento de comparaciones. Los estudios regionales no solamente consisten en monogratias: estas son indispensables, pero no son més que piezas aportadas al expediente del conocimianto del espacio geografi 0, ¢ igualmente exigen situer cada fenémeno dertro de una escala y ver las relaciones que se establecen fan los distintos niveles, desde las combinaciones locales hasta los grandes conjuntos espacislos. La ‘organizacién del espacio requiere el conacimiento de su erticulacién en todas las escalas taxondmicas, a =e 7. Los tipos de organizacién del espacio geografico La organizacién del espacio es el acondiciona- iento para responder a las necesidades de la comu- nided local, del mosaico constituide por el espacio bruto diferenciado’.» 4 cada tipo de sociedad, y a cada etapa de la evolucién histérica, corresponden unas formas de organizacién del espacio que es posible feunir en familias, aunque a veces sea de un modo algo arbitrario. Es conveniente para cade familia anali zar la funcién de las limitaciones naturales en las dife- Fentes escalas, asi como las relaciones jerarquizacas que se establecen entre los elementos constitutives del espacio. Los espacios recorridos, pero no organizados Aqui los sefalamos s6lo de memoria, puesto que Precedentemente ya los hemos mencionado en varias ‘ocasiones. Se trata de los dominios de los recolecto- " Gooras P. Lxeio humaine, 9,37, 20 SUP, PUF. Pais, 1988, Et espacio geogrstico 12 0 tes, de los cazadores,y de los pescedores, quienes foseen un conocimiente muy ntimo, aungue exte Madar espeiazado, del espacio qu recor, Comma sen ns fochas de las migracions cel salon sre [os nescadore a cpoca dele macuracion de os cazadores, se io rato de las bayas entre los racaectores,Algu- fs semenioe dl eapecto pueden sey consderados como sagrados, 0 revestir un significa er aoe rronvana‘o un manera. E espacio que se conoce de ee moners puede sor vastsimo, aus ites general tranta aon preieos nunea son rebasados en eles Stole ninguna inrusio, Las dansidades komt tan son my bee orseegc vation contenaes wocatao vane. milaies de kibmetros cuadrados. Sunguna red estructura este espacio, que no $2 ve modificado por la accién humana. Las ee ee humanas estén acompasadas en funcion eee cr {dos de fos animales cazados,o bien en funcion del thle vauetal Se ae produtos recliadon te Vie fguo y dat grupo depende de les eccigertes tes ipenuroan orto animale venta une enfrme Joa Que afecte as foca tiene inmertirasy dre a sdtvanetas sobre los esqulmales que las cazan. espacios acondicionados por sociedados «no desarrolladasy Casi siempre se presonten como le yoxtaposicion de unas células que para una misma sociedad ofrecen earactersticas comparables. Las células pueden estar Separadas unas de otras por sectores no ordenados 2 ror tocndadon ne desarolsie aerdece ala omades rostonle, que po han so periods" (iis sacadoges ia Tipos de organizacién del espacio geogrético 12 (montafias, desiertos, seivas, etc), lo cual motiva un poblamiento discontinuo, pero que se repite sobre el mismo modelo, 0 bien, por el contrario, pueden estar unidas, en cuyo caso el espacio esté ocupado sin solu. ién de continuidad. Esto no excluye el hecho de que el 4mbito utilizado por la colectividad esté repartida en diversos terrenos situados en diferentes medios ecolégicos, que permiten tener recursos complemen- tarios. Tales terrenos pueden estar situados a gran distancia unos de otros: varias decenas de kilémetros en el caso de las comunidades indias precoloniales, que posefan tierras en los distintos pisos de la monta- ffa andina, e incluso en las dos grandes vertientes de la montafia. El feudo y la misma aldea a veces estaban divididos gaométricaments en dos 0 en cuetro partes, correspondientes a una distribucién a la vez social y ‘eligiosa: ay/fy de las comunidades andinas, y comuni- dades irlandesas estudiadas por Cresswell. Algunas artes del espacio pueden tener un significado sagra- do: los bosques sagrados de los poblados indios y afri anos. El espacio utilizado se compone de sectores homogéneos (campos que a menudo son percelas Foturadas que durante un tiempo vuslvén a ser male- za) que estén «polarizados» a un nivel elemental por la ‘explotacién familiar © la comunidad aldeana. Le red Que pone en comunicacién a las parcelas y permite la vida de relacién con otras aldeas se basa en caminos, 9, si es necesario, en las vias fluviales. La velocidad de ciroulacién es la misma para todos y para los distintos Productos: la de un hombre a pie, o de un animal de silla. La utilizacién del espacio es el refiejo de la civil zacién a la que pertenece el grupo: los lianos aluviales estén cuidadosamente aprovechados por las poblacio~ es chinas, que desprecian las laderas, mientras que los grupos indobirmanos del Himalaya medio nepalés modelan con todo esmero las pendientes en forma de terrazas de cultivo. Segin los tipos de ordenacién, les aS eS 118 EV espacio geograticn densidades pueden ester muy relajadas en medios feturales vecinos, pero en el interior del grupo encon- tramos formas de ocupacion del espacio y densidades Comparables. El crecimiento interno de la poblacién se stectua preferentemente mediante enjembrazén, con ja constitucién de células que tienden @ asemejarse @ ia oflula de origen, Por el contrario, la penetracion de inmovaciones se efectdia con lentitud, lo mismo si tales innovaciones proceden del interior del grupo como del exterior, esta penetracién choca con el bagaje de las tradiciones y de las costumbres adquiridas progresive- mente. La produccién varfa en funcién de las fluctuacio- nes cimétices. Es dificil paliar las consecuencias de na escasa cosecha, debido a la insuficiencia de los adios de transporte a gran distancia y a la falta 0 2 la gscaser de moneda, A menudo una buena cosecha plantea problemas de almacensie. A veces el tiempo Ete transcurre entre el agotamiento de las existencias ‘ia proxima cosecha son momentos de hambre. Los jitercambios fuera del grupo son de un volumen limi- tado a causa de la poca cantidad de excedentes y de Ia dificulted de transporte, a pesar de lo cual estos intercambios existen, aunque pueden limitarse a uno © dos productos (por ejemplo la sal, a cambio de un poce de trigo 0 algunos animales), y efectuarse en finos momentos precisos del afc. A veces se estable- ten entre poblaciones étnicamente distintas —por Sjemplo, pastores peul y campesinos sudaneses, en Africa tienen luger cuando intervienen unas rela- Siones de complementariedad, relativamente iguales. 5 bien por via del dominio de un grupo sobre el otro: én la tradicional sociedad tuareg, los cultivadores eran Gaclavos negros: los haratin. Los intercambios ‘no requieren la creacién de ciudades, y de este modo la polsrizacién queda a un nivel estrictamente local, aun- Gue puede tener lugar sobre grandes distancias, pero Tipos de organizaciOn ae! espacio geoerdtico 116 sin que tenga continuidad en el tiempo ni sic eae ereatingelans La Meca, Benarés, ete. fre sea eae ra agente del fisco. A menudo la polarizacién limit da pees eorablon: ise le algunas decenas de kilémetros Fa cnrars “at Han al Sues a ge ran_estos espacios no desarrollados en espacio f lad espacios Los espacios en los paises subdesarrollados Bajo la dable presion del creci 8 resin del crecimiento demogr (ene 01 15 y 1 3'5% anual) “que rompe las cote, lures antiguas yprovoes moviniontos migratorios= gel ecciones te dominio exterior ~ecompuraces sl desartollo dela economia monetaria Stein de deteminados recuisosexpotacn,y de a izacic sistimo: ut ic al ed Partr de las ciudades que se a : ue se desarolian ritmo jamés alcanzado en la historia del mundo bajo) —— ll 196 1 espacio geoarsfico efecto del aumento de la poplacién y del éxodo rural, se crean unas redes modernes que se superponen y se saltan las reds tradicionales. Pero casi siempre estas feces modemes estén establecidas para organizer ‘el drenaje de los recursos primarios hacia el exterior (vias mineras de la América andina y oleoductos de Oriente Medio), o para bombear la sustancia del campo en beneficio de las aglomeraciones. En el espacio rural podemos tener, dentro de un mismo_conjunto, unos sectores homogéneos pero muy diferenciados unos de otros por la intensidad y la forma de produccién, por la organizecién social y la densidad de poblamiento. Estos sectores son diferen- tes unos de otros, pero no indiferentes unos a otros. Agi, el sector de la gran plantacién requiere capitales oxteriores, técnicas de produccién modemas, emplea una mano de obra asalariada —que puede proceder de \gjos—. busca el mayor rendimiento del capital inverti- do, y trabaja para lejanos mercados, de los que depen- de para desarroller o disminuir su produccién. Los centros de polarizacién de estas empresas general- mente estan situados fuera del pais en el que estén implantadas. Este sector de plantacién puede ser veci- ne de un campesinado autéctono en el que la produc- tivided por unidad de superficie y por hora de trabajo 5 baja, y en donde una gran parte de la produccién se censume lacalmente, De ello hay numerosos ejemplos fen América Central. Pero a veces la gran plantacién ha echado al campesinado local hacia tierras no tan bue- nas, marginales. Las consecuencias de las desviaciones climaticas fuera de la media no son las mismas para los distintos sectores de la produccién agricola: un «buen afion, favorable para la produccién de la plantacién, puede Tepresentar una sobreproduccién y una caida de los precios, mientras que, cuando las condiciones climéti- ‘cas aotéan en el mismo sentido en la agricultura de Tivos de organizacién del espacio geogrstico 7 subsistenca,tendréefoctos benéficos paral a tacion do le poblacion, Invesamant, un ernel nies puede tener sfecios, dosestaaos ay aires Boro con dietinta repercusionsy, por io mee seca a la produccién de subsistencia, el efecto no seré el mismo que en las sociedades rurales tradicionales, Durand-Dastés analiza un clemplo de sie arate alana une mal cosecha onuna egies compensada mesiante importaciones Pocedentes se extaniere, gracias 3 loc wansportes meanest Obstante, ia rogién. puede: tener fteutagee sens financier estes importones temporeras ae rome tos alimentos, Cuends so prove one ae espectledores compran el grave y lo ainscerants calisa de a especulacion hay une entcweetn ie xcaser.y de ah un ana de Ibe proces nner oe ficutadse pera la poblacion local on unde heer oe en quo puede que fs site estan ene También en las grandes ciudades observamos la yustaposicion do formas y de itmos de veo dfren, tas, que se acuseran el todo urbano, Lge ae ents negocios est inetslados sobre un madeoorrence mente sinilar los des grandes cudedes de ere fe industrials, pero en ous nmedieter Rosireeens encontamos visjos barios en vias de decoracocng Bien. en boron do ehabolae, 0 ince en ferteo do feelonte construccion ‘de. precios sontrfeng ke nueva’ sociedad ‘bana’ que iments reeiero ne Medio socil sobre un modelo a veces iepiade ana Miedo rural, en conde lo aolandadee ean Ginicas sigue siendo scusdas a ade de neon posal agen de cuskuir ves socal onternon Asi, unos lazos de dependencia se cruzan a dife- Tentes scales en 6] eopocle de, los naeee it dessrolados, enste una einartedlacione eece | sogp DUM DOS FG 1a £1 espacio geogrsfico vocabulario de los economistas) entre las diversas partes del espacio geografico que evolucionan y viven fa ‘itmos desiguales. Unos sectores «tradicionales» conservan su fisonomia, pero esta se altere progresi- vamente; la mayoria de las veces esta fisonomia no es més que una mascara: el crecimiento demogrético lle- va al desmenuzamiento de las posesiones, al éxodo de Jos jovenes, a las conflictos generacionales que penen en entredicho la vieja organizacién. Los intereses personales se endurecen. A la informacién local, oral, se le superpone la informacién general que proporcio- na el «transistors. La carretera y el amin sustituyen al camino y a la caravana y modifican los circuitos. El meroader —ya sea local 0 ajeno al grupo— se vuelve més poderoso y extrae una renta cuyo mantenimiento es tanto més pesado cuanto menos monetaria es la ‘economia. En las ciudades la economia y Ja circula- cién se basan en redes modernas, aunque estes sean deficientes y pronto se vean degradadas. El embutido de elementos homogéneos del espa- clo conduce a una heterogeneidad del conjunto en la que las acciones de polarizacién estan mediocremente jerarquizadas. Muchas veces la polarizacion que ejer- ‘cen las inmensas ciudades s6lo es una imantacién en detrimento del campo, y generalmente estas ciudades no son mas que repetidores de unos polos de decision situados fuera de les fronteras nacionales del pais. La organizacién del espacio en los paises industriales La organizacién del espacio se basa en la existen- cia de un tejido densisimo de redes diversificadas, complejas y complementarias, dispuestas de acuerdo ‘con una trama cuyos fuertes nudos son los del arma: z6n urbano, Los equipos de infraestructura se impr Tipos de organizaci6n del espacio geagratico 119 men en el espacio, permitiendo Ia articulacién de las actividades localizadas. Como consecuencia del enca- denamiento de las relaciones, una decision afecta a vastos sectores: si la modificacién del precio de la leche o del trigo tiene cierta amplitud, puede acarrear un cambio en la composicién del paisaje agricola de un pais, Una huelga en una industria motriz bloquea en una y otra direccién toda una cadena de producolo- nes y de operaciones comerciales, Se trata de inter- venciones directas de unas decisiones en el espacio ‘comtin —en el espacio geogrdfico— que afectan 2 los tres tipos de espacios econémicos definidos por Francois Peroux: espacios homogéneo, polarizado y plano. Para comprender la articulaci6n de los espacios geogréficos de los paises industriales se hace necess- Tio analizar los diversos niveles de homogeneidad y las relaciones de polarizacién. A titulo de ejemplo, podemos intentar establecer ‘| ajuste de los espacios desde el nivel inferior hasta el nivel nacional, para un pais de Europa accidental. Para el habitante de la cludad, en la base esté el barrio de residencia y el barrio de trabajo, que consti- tuyen sectores frecuentados cotidianamente que se inscriben en una agiomeracién més o menos vasta, y de [a que el individuo recorre unicamente ciertas par- tes. Hay que afiadir los lugares de vacaciones y de dis- traccién, a los que va eventualmente el finde semana © con motivo de las vacaciones. Para el habitants del campo, agricultor, encontramos el barrio rural en el que se inscribe la explotacién. Ei barrio rural es un espacio homogéneo de algunos kilémetros cuadrados que se define por un paisaje, una disposicién de los, campos y del habitat (R. Brunet). El conjunto est Polarizado por la aldea o le pequefa ciudad, en donde 5¢ localizan los servicios elementales: escuelas, médi- cos, farmacia, tiendas de comestibles y de ropas, foo T—Eeee 120 Ei espacio geogratico co-reos, Aqui las categorias més modestas de la poblacién rural encuentran lo esencial para sus nece- Sicades. Pero muchas veces este nivel se lo «salta» el jefe de una gran empresa agricola, que se traslada directamente a le mas cercana gran ciudad, en donde encuentra una mayor variedad de servicios y una cali- dad superior. Para el empresario agricola, las eleccio- nies en. las producciones vienen determinadas. por unos criterlos de rendimiento econémico que depen- den de los precios fjados a nivel nacional a internacio- nal. La capital comarcal y su entorno rural se sittan en Una comarca, en une de les «pequefias regiones acricolas», regiones homogéneas caracterizadas por Ur paisaje que se individueliza con respecto 2 los espacios inmediatamente vecinos. Las limitaciones naturales actin en el escalén del barrio rural a causa de determinada calided de suelos, de una topogratia ‘que puede influir en la organizacién del terreno aldea- fio; también actdan a nivel de la comarca a causa de lunos eventuales matices climéticos, cel relieve que favorece 0 perjudica @ esta «comarcan con respecto @ sus vecinas, Se observa que la topogretia interviene céda dia més vigorosamente en la organizacion de le vita local en comparacién con los sigios precedentes La pendiente es un factor més desfavorable hoy que hace un siglo en el acondicionamiento del espacio local y regional, y de ahi la desvalorizaci6n de las regiones de montafa, que ya hemos comentado en un anterior capitulo. Una parte de las actividades se organiza conjunte- mente con la capital provincial, colectividad local bas- tante gtis y apagada, pero marco administrativo extre- madamente estructurado. Por afinidad psicolégica, tstas provincias pueden pertenecer a un conjunto més Vasto (antigua regign histérica, como Galicial, 0 bien depender ampliamente de una metrépoli de equilibrio como Lyon. A escela de Francia, por ejemplo, «las aloes ce agar punden cr conan a occidental, de la que forma parte ° as cmoat cea um carci ao rasonesan tanto de tiempo como de dinero. edad i Conclusién Cualquier espacio geogrdfico esta organizado. Esta organizacién depende de multiples factores, algunos de los cuales estén vinculados al medio natu- ral, y otros a las necesidades y a las aspiraciones de las colectividades humanas. Este espacio diferenciaco y localizable se refleja en el paisaje. Tal como obser- va Ph. Pinchemel, su anélisis puede enfocarse en tres direcciones, que son complementarias: —morfolégico: requiere el estudio de las formas, su disposicién, su repeticién, similitud y originalidad — estratigréfico: implica la investigacién de las diver- sas etapas del paisaje, que practicamente es siem- pre poligénico, tanto en lo referente al medio natu- Tal como @ sus aspectos vinculados a la accién humana ~ dindmico: estudia la velocidad de las evoluciones, los ritmos y los umbrales. Cualquier proyecto consciente de ordenacién del territorio debe tener en cuenta estos tres aspectos, rea Fl espacie googratico Las acciones de ordenacién del espacio googratico estén orientadas por dos serles de preocupaciones “as de los medios de vide, con la locslzagion de las actividades y de los emploos — as del marco de vide, gue tienen un doble conte- ach nido: un contenido soctolégico, con le comunidad Bibliografia que plantea el problema de las relaciones de los Hombres entre i; yun contenido biologico y este fico, con las relaciones de los hombres y el medio natural En el espacio geografico, la ordenacién del territo- ‘io.es a Impresién de una polltica econémica con sus Consecuencias sociales, pero es més bien una tome de conciencia, por parte de sus ocusantes, del hecho do que son los depositarios y los avaladores de un patri- menio que es convenierte utilizar cel mejor modo oslble para las necesidades del momento, al mismo fempo gue lo ordenan ¥ lo preparen pars fas neces? dades del futuro, Lo que constituye el soporte de nuestro marco do vida es el conocimiento. dirgido hacia la accion del espacio geogratica Boveri Ro Les esbcer anomie Que nse nim 80, LE ‘Sina Pts. tons, rand etc, evn Pate 068. Doin, ear zeopran (Se pms plonosh dane det Iisa esesan) Gece PC acoon hanna, cl eSUPs FUT, Paa, 868 PSS Cae Aen cratratsnon spats en incense Srgansuén on fesnce Nara, Pae 1068 feed canelan x Saentsdn det ene, cin Ge Cau Se Soni oslo, 19731 ies - Z ewan. Gogaahic des pases, ol sQue sl eP an 1262,PUF oes 1868 = is mara or hori sr Tare (id. cesta habe on Ta, ab, iceaeelons, 1967.1 = ew J ealome de Tre, Mastn, Pe a. atlanta emit

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