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Hora de comer.

Óleo sobre lienzo, 30 por 65cms.


Pared de la oficina del autor, 2006.
Por Jair García-Guerrero

Me miraba con ojos fríos. A su lado, un mono enlistado le hacía segundas.


Parecían hermanos de un mismo secreto, ambos poblados de vello. Era la hora
de comida, y yo me echaba unos tacos. Luego vino Juan Luis: ¿Y eso?
Es mi nueva asistente, le respondí. Y lo mejor es que no come.
Pero cuando volví la mirada, el changuito ya no estaba ahí.
Sólo escuché un ¡Glug! de cuando el velo superior de la faringe desciende, la
epiglotis se eleva y alguien traga.
¡La vieja se tragó el changuito wey! Juan Luis miraba con ojos de plato.
No es ninguna vieja wey, es Frida Khalo.

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