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La “chicha”, cultura urbana que resiste Juan GARGUREVICH REGAL L. bdsqueda en un diccionario de | Acostymbrados « tratar con intermediarios peruanismos dard poces luces sobre el real significado de "Chicha", extrata palabra, pues sélo diré “bebida a base de maiz” ? pero hoy los pervanos la reconocen como el vo- cablo que mejor describe una floreciente in- dustrio cultural urbona que no teme enfren- tor las grandes industras del entretenimien- to, con expresiones musicales, editoriales, ar quitecténicas y lingUisticas. Las informociones sobre las megaempre- sas producto de las grandes fusiones de la industria del ocio y del entretenimiento y que una visién catfica acuse de avenzor hecia la demolicién de los cuturos locales, preocupo- ron en el Peri, como en el resto de Lofinoamérica, Pero la llamado “cultura chi- cha’ parece desmentirlos malos augurios. Las super-fusiones del Norte Los académicos pervanos de lo comuni- cacién, tal como sus colagas de muchos pat- ses, montaron vigiloncia yo al iniciarse ta década de los 90s. cuando sucesivas noticias del mundo de los negocios anunciaban que los industios del entretenimiento del Norte se sumaban alo corriente de los grandes fusio- nes. Recordabon que la Kinney National Service, del millonario Steven Ross, comprd Warner-Seven Arts en 1969 por apenas 400 millones de délores, permitiéndole crear Warner Comunications®, Y que a la ver ha- bio surgido WorldCom en operaciones que superaban yo los 14 mil millones de déla- res. Es decir, que lo danza de millones habia comenzado! locales, los empresarios de televisi6n, cine, espectéculos en general, no parecieron teac- clonar ante los constantes avisos, salvo en sefiembre de 1999 cuando se publicé que Viocom, fa duefia de MTV y de Paramount, ‘ompliabo su reino al comprar a la famosa CBS por 37 mil millones, colocéndose en el segundo lugar luego de Time Warner, que ya controlaba CNN con todo y Ted Turner. Esta fusién hocia quedar pequenos los 18 mil mi- Ilones que Disney pagé en 1995 por CapitolCities/ABC.§ No sorprenderia tonto, entonces, la super- fusién anunciada y eprobada por la Comi- sin Federal de Comercio de los Estados Uni- dos entre America Online Inc. y Time Wormer Inc. por un total de 110 mil millones (otros informes hablan de 160 mil millones) y que un periodista describié ost: “Ahora asi, la com- binocién de medias y entretenimiento no tiene més limites”? De hecho no se podia permanecer indife- rente onte el onuncio de que una sole formi dable empresa reuniera a muchas otras que incidian de manera muy fuerte en el mercado loco! del entretenimiento, en particular en cine, misica y television. En Limo, los nom- bres Time Warner, Time, CNN, Warner Bros, People, HBO, Cartoon Network, Fortune, Looney Tunes, CompuServe, Netscape, ICQ, Digitol Cty... son familiares para el delgado segmento econémicamente activo que invier te en el entretenimiento. Las opiniones estuvieron dividides, pues surgieron inmediatamente reclamos sobre la ‘amenaza que constifvirfa una especie de ente Enees2002 : En Die /2002 superior copoz de tomar decisiones sobre la calidad de la informacién y la culture en ge- neral que debia consumir el resto del mundo. Importantes estudiosos ya nos habian lanza- do advertencias preocupantes? sobre este rubro. Muchos recordarén también las investiga- ciones de Matielart a principios de los ofos 70 cuando, leyendo cabalmente a Horkheimer y Adornc®, propuso desde el Chile de Allen- de su texto sobre la creciente importancia econémica de la industria cultural, con cifras objetivas, diciendo: “Lo cultura de mosos no puede definirse histéricamente. Los modos de producir esta. cultura y sus contenidos estén ligados intima- mente o los combios y adecuaciones que se operon en la é, . estructura n un universo donde econdmica bi ae by . del polo im- no se sabe quién fabrica —seriaista y Ja serie de tv y quitn els proyecto Jy 4 : sions. cohete, es dificil SeQuir Enanvnior definiendo la industria sodonde v0 se sabe cultural como una quien es industria ligera, —qviée, svién fabrica la se- rie de TV y quién el cohete, es dificil seguir definiendo {a industria cultural como una in dustria ligera...”", Lo que denunciaba entonces Mattelart era la estrecha relacién entre la gran industria norteamericana, incluso militar, y lo produc- cién de la cultura, en una especie de oparén- te confusién entre los roles originoles, diversificando cada vez mds sus inversiones. Por ejemplo, la RCA, pionera de la radio, el cine y la TV, comprab la agencia de alquiler de autos Hertz, empresas alimenticias, firmas de construccién, y ya penetraba en el sur Lati- no participando en Canales de TV en Vene- zuela, México, Barbados, Jamaica, etc. Todo esto, que preocupaba hace ya trein- ta afios, es hoy asumido con naturalidad. No seria el conocido estudioso el Unico, por su- puesto, porque se alzaban muchas voces de- nunciando que los medios masivos de co- municacién eran presa apetecida del gran capital del Norte en la medida en ave, de- cian, se buscaba dominar la cultura. Importantes sectores de pensamiento latinoomericano aceptaron Ia tesis de la “in- vasién cultural” que propuso Paulo Freire: “La invosién cultural (...) implica una vi- sién, una percepcién estética de los cosas y la imposicién al otro de una concepcién del mundo. Implica la ‘superioridod’ del invasor ya ‘inferioridad! del invadido, ol mismo tiem- po que la imposicién de valores que oquél posee a éste!’ Surgiria asi un verdadero modelo de de- nuncia de Ia llamado invosién cultural, que fue popular en América Latina en por lo me- nos dos décadas, debiéndose sefalar el alien- to que tuvo en los sectores progresistas de Jos afios 70 y, por supuesto, de la Revolucion ‘Cubana. Aquel ardor denuncionte ha decrecido o por lo menos ha cambiado de signo, pues los estudiosos de los efectos de la comunico- cién no aceptan ya las influencias lineales, “hipodérmicas", complejizando mas bien sv vision del fenémeno de la globalizacién y sus consecuencias en lo cultura, Y sin embargo, los fusiones de los éltimos afies, y en particular la de AOL Time Warner, podria abonar mucho mejor a las hipdtesis anteriores pues han surgido cambios en el sistema de comunicaciones que porecen pro- bar que se esté influyendo coda vez més en el terreno de la cultura. Moragas decio que ya no se puede recomendar a la gente que apague la television, mientras las cudiencios aumentan en todos partes del mundo”? Finalmente, los 12 empresas dominan- tes —también llamadas “imperios”— son: Disney Capital Cities-ABC; AOL Time Warner-Turner; News Corporation (Rupert Murdoch); Bertelsman; General Electric- NBC; Westinghouse-CBS; Newhouse/ Advanced Publications; Viacom; Microsoft; Matra-Hachette-Filipacchi; Gonnet; TeleCommunicotions le (TCI) La industria cultural latinoamericana No se quedorian airés los grandes em- presorios latinoamericanos de los mass-me- dia en el terreno de los fusiones. El grupo Televisa, de México (la familio Azcérraga) yo reunia en 1997 un impresionante conjunto de empresas, pero que estaban a su ver li- godes a Ia industria norteamericana"*. Lo Unico que preocuparia, al final, o los norte- ‘omericanos, seria la pretensién de Univisién de ingresar al mercado estadounidense de noficios en busqueda de los migranies lati- nos. Los importantes brasilefios de lo Rede Glo- bo manejaban audiencias superiores y so- bre todo influencia, debido a sus populares telenovelas'’. Sélo la “Rede” controla 86 es- taciones; y ha avanzado hacia las indusirias, gréfica, musical, editorial, de manera espec- facular. Pero haste hace muy poco era descono- cida lo envergadura de los capitales que mo- vilizabon las industries culturales andinas aun- ‘que por supuesto se intuia las diferencias con el norie, Un estudio del Convenio Andrés Be Ilo ofrecié cifras reveladoras, como estas: lo facturacién en Colombia de nueve de las 12 industrias culturales estudiadas, fue de US $ 1,406 millones en 1998; en el Perd, de siete industrias estudiadas fue de 1,315 millones; en Venezuela, de las 12 industrias, fue 893 millones. Y en Ecuador, de cinco de las 12 industrios, 316 millones'® Los més rentables fueron Television, Li- bros, Teatro, Cine y Misica, pese 0 los di mensiones notables que alcanza la pirate- ria, que alcanza cifras ciertamente sobrecogedoras, compitiendo con el merca do formal. Este movimiento econdmico “pi rola” impide conocer a ciencia cierta las ci fros reales de circulocion de productos cul- turales, En México, més de 8 millones de perso. ras son ofectadas en su economia por la pi- rateria de discos, en particular!®. En Santio- go se denuncié que la pirateria disquera chi- lena superoba ya a la de Argentina y Brasil, | dejando a los productores de Chile pérdidas por més de 15 millones de délares. Y en el Peri, el conocido escritor Alfredo Bryce des- cribié asi la dramética dimensién de la pira- teria editorial: “por cada libro legalmente vendido en el Perd se venden seis més en edicién pirata””, Los siguientes cifras, recogidas por Ancizar Narvéez'®, aunque un poco gruesas Y No aclualizadas nos sirven sin embargo para ilustramos sobre la abismol diferencia entre industries cultvrales. Nombre Vertes (USE millones] Emploodos [Grape Clorin rg) 1,769.00, 1.461 Televisa Mx) 1,692.70 15,419 Editor Abril (ra) 753.00 2 TY Azteca (Mix) 453.00 2.419 Fotha do Monha (Bros, 413.40 a [Globo Cobo {Bras 378.00 a 0 Estodo de SP (Bros) 9.20 2 Foes: Amsco Econom. 26 de nko 1999 Py. 6897 Industria Cultural en los Estados Unidos [Nombre [Ventas (US $ milonesf mpleados | Tine Wore mss | 9.72 | [iat Bony Baez | 120,000 Novem taco | ‘ae'ye ess 780 | 39.000 Osh Nerd Saxe | aoe Evers occ | 20,680 Passing & Pain] stc090_—_| 207.498 Fuente: Fortune. April 17, 2000, Afiadiremos solamente que a esta mira- da somere de la diferencia, debe agregarse que las empresas del sur estén ligadas o las nortefias en la medida en que son sus clientes | principales, por lo menos en el caso de la televisidn y el cine. Hacia las definiciones Los definiciones de “induslria cultural” son miltiples y complejos. Van desde el rechozo absoluto hasta la comprensién amable. Vea- mos esia, como ejemplo, muy critica y popu- lar en importantes sectores: “El conceptode Industrio Cultural; propues- fo por los fronikfurtionos, alude-a la produc- cién en serie, de la homogeneizacién y, en consecuencia, del deterioro de los potrones culturales. Una exploracién comercial de bie- nes culturales refuerza la dominacién'técni ca que impone el sistema, generondo pasi- vided. Con la intervencién técnica y los me dios de reproduccién masiva, la cultura pier- _Enesbis20 ener eo0e de su “oura” y paso a ser mercoderio sin cardcter en cuanto manifestacién artistica. Moldeada para agrador « los patrones de fa moso consumidoro, lo cultura de masas rebasa el nivel de los productos aristicos; es una relacién entre artistas y publicos mediado por técnicos. Sus produclos estén cargados de ideologio dominonte, causan- do el conformismo””. La Unesco ha matizado su definicion ori- ginal, que decfa que la industria cultural esta- ba basada mas en consideraciones econd- micas que en una preocupacién por el desa- rrollo cultural”, afirmando ahora que el tér- mino se aplice « aquellas industrias que com- binan la creacién, produccién y comer- cializacién de contenidos de naturaleza intan- gible y cultural. “Las industrias cuturales pue- den legor 0 consti- a cultura es un Wen < curso ec0- conjunto de valores que namico una colectividad establece ™ im portante como forma de p00 el representacion de si misma es" en un dindmico proceso Pere interactuante con el "¥ visiones context... iodovio, que re: chazan lo citada en primer lugar adjudicén- dole al discurso contestatorio de los oftos 70, porque ya no serio fa industrio norteamer'- cana lo dominante en el mercado puesto que es posible advertir flujos significativos hacia el norte. Aimeé Vega cito a Sinclair, quien propone dividir el mundo en regiones geolingiiisticas como “bloques” que no son definidos slo por su situacién geogrética sino por lo extensién de su lenguo y cultura Y pora probarlo cita el caso de las populares telenovelas, en que México y Brosil se impo- nen en Espaiia y Portugal, respectivamente”, Efectivamente, América Latina puede ex- hibir éxitos casi universales de su industria cultural como el caso reciente de la telenovela colombiana “Betty la Fea” que fue vendida a 22 paises , facturando millones de délares. El caso brosilefio es muy conocido; recuér- dese solo que le célebre "Esclova Isoura", hacen ya 20 afios 0 més, se transmitid con gran éxito en Chino y que hoy, las peripecias de los migeantes de "Terra Nosiro” estreme- cen o piblicos masivos. El fendmeno de las telenovelas ha sido ya abordado por estudiosos, que expresan ret servas: “Si bien es una industric cultural de primera importancia, la comercializacién in- ternacional de las novelas es menos relevan- te desde un punto de vista econdmico que por su impacto cultural" Asi, nos preguntomes, ante las dimensio- nes colosales que ya tienen las industrias det norte, como hemos visto éseria posible acoso para América Latina pretender competir mas alld del impacto cultural? Noes totalmente cierto, de otro lado, que lo cultura de masos del norte sea ovasalladora. La cultura es un conjunto de valores que una colectividad establece como forma de representacién de si misma en un dinamico proceso inferactuante con el con- texto. 2Y qué sucede cuando a pesar de todas las condiciones y cifras adversas, una socie- dad en acelerado proceso de cambios desa- rrolla una nueva manera de verse a si mis- mo, de representarse, utilizando precisamen- te las armas que le franquea la globolizacién? El examen del mundo macro de la indus- trializaci6n cultural nos esté distrayendo de los brotes de resistencia de amplios sectores po- pulares, que saben combinar sin problemas y aspavientos los fiestas ancestrales con las marcas de fabrica transnacionales. La resistencia del Sur Ante los evidencias de la presencia de for- mos distintas de entretenimiento, informacién, elc., que los propuestas por el Norte, se ha buscado explicaciones, como ésta: “Lo cultura populor es un espacio de re. produccién desigual y conflctiva en lo reali dad social. En ese sentido alberga Io repr0- duccién de discursos del Poder Hegeménico, como también recepciona los procesos de resistencia y diferenciaci6n social. Se pro: ceso asi una creativided cultural impregno- da de asimilacién y lectura del poder como de construccién de su alteridad contestato: fart En otras polabros, la cultura popular no rechaza oquelio que proviene de los llamo dos aparatos dominantes. De otra manera no. se explicaria la presencia de elementos ex- ternos en producciones culturales reconoci- das como endégenas y que proclaman pu- reza y autenticidad. De otro lado, en cuanto a los soportes y vios de transmisién de los productos cultu- rales del norte, fa globalizacién y su primer efecto, lo desregulacién y la apertura de mer- cados posa también su factura a las empre- s05 transnacionales, que ven amenazados sus ontiguos predios, Es el caso de competitiva zona de las telecomunicaciones. Aqut el mer- cado latinoamericano se !o reparten la es- pafola Telefénica, Telecom, Bell Conado International, Portugal Telecom, BellSouth, MClIWorldCom y France Telecom, no habién- dose descartado que avancen hacia fusiones que garanticen la expansién del creciente mercado de los teléfonos celulares”®. Una cultura llamada “Chicha” Con los marcos citados, es decir, las gi- gontescas fusiones de la industia del ocio y el entretenimiento que ponen decisiones en pocas manos, y la comprobacién de que es posible ol surgimiento de versiones culturales populares o contrapelo de aquellas decisio- nes, es que proponemos exominar la cultura urbana pervana llamada “chicho” Quispe Lézar0, especialista en el tema, reflexionaba: “El trdnsito al siglo XX! nos al- canza inmersos en un contexto de fensiones y conflictos en todos los érdenes. Uno de ellos es la tension entre la globalizacién y la cultu- ra nacional y/o local: Zavasallamiento y homegeneizacién cultural, versus resistencia, adaptacién y/o revitalizacién de las culturas locales y/o regionales?"5, Lo respuesta es evidente y esté o lo vista Ho surgido un vigoroso movimiento cultural que ha encontrado vios de adaptacién en nuevos condiciones y que resiste, sin propo- nérselo, ol presunto ovosollamiento cultural Enesmes2002 total del Norte. Lo polabro hallé fortuna primero en el mundo musical peruano gracias a que en busqueda de renovacién, grupos musicales del centro del pois mezcloron la cumbie co- lombiana con sones andinos, naciendo lo “misica chicha”. Hoy versiones sobre esto his- toria, pero se coincide en que fueron “Los Demonios del Mantaro” quienes en los afios 60 comenzaren a inlerpretar con ritmo pe culior “Lo D sungide wn chichera”, cuya graba- cién, en 1966, vigoroso movimiento cultural que ha encontrado vias de batié records de vento. En 1970, el lider del grupo “Los Ecos", edit6 un discoen el que adjetiveba su Bg misico con ot CONAICIONES y Que término “Chi- cha"™, dicien- al presunto avasallamiento cultural total del men lo de Norte. ‘chicheros’ o ‘chicho! por el peyorativo manejo que hacen del término, otros si se sienten orgullosos” do en una en- irevista que “Aunque mu- chos no asu- ro estudioso del tema nos amplia la ex- plicacién sobre el término que en algin mo- mento posa de lo sencillomente descriptivo dela famose bebide andina, a ser un voca- blo calificador: “Lo chicha he tenido en general una con- notacién despectiva, siendo menospreciada yentendida, muchas veces, sélo como diver- sién de lo genie “achorada’, “maleado”, asociéndola asi no sélo con la misica en si, sino con un determinado fipo de personas social y culturalmenie cuestionados. Esa connotacién tiene su origen, sobre todo, en los prejuicies sociales que siempre han existido en contra de los sectores de me- nores recursos y por los cuales se considera banal y denigrante todo lo que produce el pueblo, valoracién ampliamente difundida adaptacion en nuevas resiste sin proponérselo por los medios de comunicacién de tenden- cia conservadora y parciolizada"®. Elfenémeno ya habia sido advertido por antropélogos como Degregori quien ob- serv que la musica chicha era expresion de un fendmeno cultural que tenia que ver con las nuevas presencias andinos en lo capital. En 1984 escribid: “La chicha per- mite lo cohesién grupal de esa inmensa maso de migrantes andinos, articulados cada vez més estrechomente o aquellos que no migraron, regresaron, 0 se apres- tan racién a migrar (...) lo chicho es cada vez més el remate final y multitudinario de infinidad de fiestas andinos, folkléricas y patronales en sierra, selva y costa (...) el piblico criollo, lime, ho deseriado del vals criollo por la "salsa" como ritmo favo- rito de las fiestas, pero incluso ésta es de- rrotada ampliamente por los huaynos y la chicho, que llenan coliseos y desbordan estadios...””. Ya abordando los aiios 90, efectivamen- te, los locales para bailar la cumbia andina eran jlamados "chichédromos" y estoban en el centro de Lima. En amplios terrenos que servian para estacionar autos en el dio, se improvisaban estos lugares: “Entre el opacible suspiro de lo capital en domingo, el jirén Lampa es la excepcién. Jévenes y odultos comienzon a llegar a las puertos de los chichédromos desde las tres de lo tarde. "Haz tu cola, chochero” gritan alos advenedizos. Por 4 soles el vacilén ests ‘asegurado, of menos en un primer nivel, yo que para aumentar sazén a las jvegas las chelas son el ingrediente infaltable..”*. Se vendian carteles, discos. El grupo fo- vorito era Los Shopis, y la estrella maximo *Chacalén", que reunid « 20 mil personas en su entierro diez afios mas tarde. El publi- co era facil de identificar, jévenes migrantes © hijos de migrantes, de bajo nivel sociocultural. Alli se popularizd también la lengua “chichera” Todo este cuadro de alguna manera repi- ti6 lo sucedido con la primeras olas de migrantes del interior y la creacién de coli- seos en la importante avenida Grau, la fun- dacién de cientos de clubes sociales en es- fuerzo por conservar y cultivar lo cultura pro- vinciana, y el tabloide “Ultima Hora” como légico consecuencia de Ia presencia de pé- blicos distintos a las que conocian los dia- rios tradicionales. Los cambios sociales pe- ruanos de los tltimos afios han sido muy es- tudiades y remitimos ol lector interesado a fos especialistas™”. Si una definicién de cultura urbana debe incluir misica particular, modos distintos de expresion verbol (0 ergo), produccién edito- ‘ial, estilo arquiteciénico, la “chicha" perva- na mereceria ser intitulada uno cultura, 0 *subcultura” que ha crecido al lado de los populores tradi del norte ionales y de los importadas “Chicha” de exportacion No es sélo ya local la misica chicha, es- peciclmente en su ultimo expresion, la “tecnocumbia". Sea por lo diésporo pervo- na de los tilimos aftos que ha llevado a cien- tos de miles de compotriotas « diversos poi- ses 0 por la atraccién misma de las melodios chicheras (de ritmo sencillo y facil de bailar), es posible encontrar sus expresiones mucho més allé de las fronteras peruanas.. En Argentina, por ejemplo, donde hay una numerosa colonia peruana, han surgido ver- siones locoles, reelaboradas, forméndose gru- os importantes y adopténdose allé también la coslumbre de reunirse en grandes locales ("bailanias", lo que en el Per llamamos " chichédromos”) . También ha llegado a Eu- ropa, como lo comprueba Quispe, y a los Estados Unidos. Hay grupos chicheros en Ecvador, Colombia, Brosil, Chile y Bolivio, que reénen a grandes piblicos admiradores de los estrellas méximas de la tecnocumbio Otras expresiones Chicha Lo ave viene a diferenciar a esta expre- sién urbana de otras latinoamericanas es la presencia de otras manifestaciones llamadas. igualmente “chicha”, apelativo originolmente peyorative que siguié el mismo camino de la misica para trasladarse también al terreno de la prensa popular de bajo precio. La co- nocida “Tex-mex", por ejemplo, que podria equipararse a la missica chicha por algunas caracteristicas similares no tiene sin embargo presencia significative més allé de la zona fronteriza entre los Estados Unidos y México. En contrario, el periodismo popular perua- no ha desorrollado uno versién que encaja con lo llamado “chichero”, es decir, aquel producto de la presencia andina en la costa osimilada a lo criollo preexistente. “La musi- co y la prenso son privilegiadas manifesta- ciones de una sociedad”, dice un observador del fenémeno, porque efectivamente coptu- ran y asumen conducios ¥ estilos populares, proponiéndolos y recibiendo aceptacién®. Lo prensa popular peruana nacié con el formato tabloide en 1912 cuando se fundé el diario La Crénica, que recogia las propues- tas de los diarios sensacionalistas de los Es- tados Unidos. Pero fue recién en 1950 que el diario Ultima Hora recogié elementos po- pulares para sus titulos principales; asi por ejemplo, cuando en plena guerra de Corea un gran ejército de China ingres6 a la con- frontacién, el diario puso en grandes letras “Chinos como cancha en el paralelo 38" Era la primera vez que se apelaba al cé- digo linguistico restringido propio del ham- po, pero que ya habia sido adoptado por los sectores populares migrantes*, Decir “como cancha' es decir “muchos”. Fueron los perio- distas quienes se percataron del fendmeno y lo utlizaron con éxito explosivo pues de la jer 0 0 replana posaron a las teméticas popu- lores fundomentales, y entre éstas lo misica Los migrantes trafan sus aires folcléricos andinos, pero no tuvieron problemas para adaptarse a los criollos costefios e incluso a lo importacién, como la misica tropical cu- bona, el mambo. Una famoso concién de la 6poca se titulé precisamente “Mambo de Machaguoy’®s En la década de los afios 80 hubo ires renovadores en la prensa y aparecié e! tabloide El Popular, con paginas llenas de color, en 198: periddicos, qud combibdidn OctEHC bo. guoje restringidp cq aporténdose cI noticiabilidod comunes prefiriendo la informa- cién de entretenimiento. A iniciarse lo década de los 90 era evi- dente el crecimiento de un periodismo distin- to, colorido, desinhibido, francamente sen- sacionalisto, que pronto recibié el apelativo de “chicha”. Una caracteristica central era su interaccién con la television local pues sus temas favoritos eran, y lo son, escéndalos comunes @ Ia llamada Prensa del Corozén de otros pofses. Hoy nadie duda en reconocerla: en los numerosos kioskos de las principales ciuda- des pervanas cuelgan, emblematicos, los dia- trios “chicho” que con mu- DA; cho fecven- 1 iniciarse la grandes fo. década de los 90 era tos de las es- trellas... chi- Hoy mos COlorido, deshinibido, “chicho” t0- francamente dovia que re- . . eee sensacionalista, que que ores pronto recibio el colmeria lo, APelativo de «chicha»». cal han encontrado que si bien no hoy pla- tos propiamente chicheros, los nuevos limefios prefieren mezclar los platos tradicio- nales en combinaciones que a muchos les parecen imposibles de consumir®6, "Comida chicha" la lloman Arquitectos estudiosos de los nuevos esti- los de construccién favoritos en las casas, han observado los preferencias de los migrantes 0 sus descendientes, apuntando que optan por los dormitorios pequefios y los salones amplios propios para hacer bai- les o fiestas. Lo chichero esté también en la television y en porticular en lo versién pervane de los "tolk evidente el crecimiento de cha, un periodismo distinto, Ene.Dig 2002 shows”, un género que exhibe descarnada- mente problemas de todo tipo enfatizando en los conyugoles; oll se dice y muestra todo ante cenormes audiencias. La reina indiscutida de este tipo de programas es Loura Bozzo, captada por Telemundo y llevada a los Estados Unidos paro producir y lanzar desde all sus especté- culos tragicémicos o tode América Latina, Finalmente. Probablemente la Chicha desapareceré tan pronto como vino y, ayudada por el con- fexto, surgiré una variante que la reempla- zaré en el gusto popular. De hecho lo chicha esté variando tanto en sus expresiones mu- sicales como periodisticas, buscando nuevos espacios y formas de expresién. La ejana Time-Wamer-AOL no tiene to- davia nada que ver con todo esto porque slo representa, desde su omnipotente visién del marcado mundial, una mindscula traza lo- cal que no afecta sus estructuras mercanti- les. Aunque también es cierto que esté siem- pre interesada en subsumir cualquier expre- sién popular exitosa paro agregarla a sus ca- tdlogos. Si esto es ost, si la megaempresa compra la Chicha... los chicheros la habran derrotado. ' Ponencia presentada al Encuentra Ponamericano “Indu ‘ris Culluraes y dislogo de civilizociones en los Amér: ‘at", realizado en Montreal, en abil de! 2002. 2 *Chicha es lo palabra americana que designa 0 uno bebide ‘lcohélica prepareda a base de divarsos cerecls |.) 50 sabe que no es de origen quechuo (.) lo més probable es ‘que #8 hoya tomado de la lengua de los indios cunas de Ponomé". En “Fervanismes" de Morthe Hildebrand. Moncioa ‘Compodénico Edtoces. lime. 1969. P 131, Pero ene hable populr tiene miliplssignificados, como puede les eno "Diccionario del orgo limes o jergecrolla del Peri” de Guillermo Bendens. Eitoro Lima. Limo. 1977. 3 The Wall Street Journal Americ. 31.12.99. p.24 «Ibid * Dethecho ante la contided de fusiones, la empresa editora ‘American Lawyer Medio Inc. deidib publicay @ fines de 1999, “The Dolly Deol” un perédico dedicado a las fusio res yadauisiciones. 16.88.99, p.25, 14. 15.12.00, p.B5. * Ch. Noom Chomsky y Edward S, Hermon. Manufecuring Consent. The poiiicl economy of he mass medio, Pantheon Books. New York. 1988. Adore, Theodor. lo industio cullural. Golem. Buenos Aires, 1967. © Armand Mattelart. Lo industria culture! no es uno industrio lige. fn “Cosa de las Américas". Marzo-obri. Af Xl 1978. N. 77. Pp 28-29, Foulo Freire. En *Pedagogio del Oprimido” citodo por Heriberto Muraro en “Invosién cultural, economia y co- ‘municacién’. Editorial Legasa, Buenos Altes, 1987. R 18, 7 Moroges, Miguel de. 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