You are on page 1of 2

Marta Medina Núñez

2º Periodismo y Comunicación Audiovisual


Relato informativo II
Reseña opcional de libro de lectura

LA NOCHE DEL ORÁCULO

Nombre original: Oracle Night


Autor: Paul Auster
Traducción: Benito Gómez Ibáñez
Editorial: Anagrama S.A
Páginas: 264

“Tuve la extraña sensación, no enteramente desagradable, de que entraba en un espacio


imaginario (…) parecía pertenecer tanto al universo de la ficción como al mundo de los
objetos materiales y los seres humanos de carne y hueso.”
(pág 38)

Frontera entre realidad y ficción, La noche del oráculo es, sin duda, un fiel reflejo del
paralelismo de dos mundos: el real y el de la imaginación, fruto de los pensamientos del
protagonista de Auster. Toda una red de historias enlazadas entre sí por un mismo
personaje, Sidney Orr, escritor neoyorquino que, tras sufrir una enfermedad, encuentra
en las hojas de un “cuaderno azul” la ilusión por escribir, toda una vía de escape hacia
un mundo real nacido de su propia fantasía y protagonizado por Nick Bowen, su alter
ego.

Estimulado por una anécdota literaria, la que cuenta Dashiell Hammett en El


halcón maltés sobre el detective Sam Spade, un hombre marcado por el azar, Sidney
dará vida a un personaje cuyo matrimonio ha fracasado, que se ha enamorado de la nieta
de Silvia Maxwell, escritora de renombre, y ha viajado hasta Kansas City para olvidarse
de su pasado y comenzar una nueva vida.

Algo muy característico de la novela es la unión de realidad y ficción en


paralelismo con el juego de tiempos presentes y pasados, diferencia que se materializa
en la estructura formal de las páginas (cada cambio se refleja en un punto y aparte, un
párrafo sangrado y separado del anterior con un espacio de 1,5). Las historias
individuales que viven los personajes están condicionadas por un pasado, y el autor
consigue poner al lector en situación de tal manera que puede llegar a entender por qué
los personajes toman unas decisiones u otras. Resulta curioso observar cómo todos
“tropiezan” con una piedra angular que les hará cambiar el rumbo de sus respectivos
destinos: para Sidney, su cuaderno azul; para Mr. Chang, el propio Sidney; para Nick, la
piedra que le podría haber matado, etc. “Todos hemos pensado alguna vez en dejar la
vida que llevamos, y porque en algún momento todos hemos deseado ser otro” (pág.23);
“si ha perdido su vida anterior debe comportarse como si volviese a nacer” (pág.76).

El libro bien podría compararse con la estructura propia del guión


cinematográfico; no es casualidad, por tanto, que el personaje principal sea guionista de
profesión. Es, además, el narrador protagonista, en primera persona: “En la medida en
que la historia que me dispongo a contar tenga algún sentido, creo que ahí es donde
comienza” (pág.13). En ocasiones se dirige directamente al lector: “por eso os estoy
diciendo eso” (pág.46), se justifica, y explica por qué cuenta lo que sucede. De esta
manera, a pesar de este cóctel de historias, Auster consigue mantener la atención del
receptor sin hacerle perder el hilo argumental. (Las acotaciones a pie de página son
esclarecimientos sobre el contexto de algunos personajes que Sidney presenta a través
de los acontecimientos que experimenta).

Las historias de los personajes de Auster están interconectadas en algún punto: a


partir de Sidney se abre una narración paralela sobre Nick quien, a modo de marioneta,
es manejado por el autor; Sidney es su dueño, el que decidirá si sale o no de la
habitación, si se encontrará con Rosa Leightman o, por el contrario, si su mujer le
rescatará. El lector encontrará, pues, tres narraciones (“narración dentro de la narración”
(pág.71). La primera es la de Auster, con Sidney como protagonista y con un estilo tan
real que parece que existe o alguna vez existió verdaderamente un escritor de apellido
Orr: “Una vez que terminé de perfilarlo en mi imaginación, me resultó
asombrosamente verosímil, tanto que casi podía verlo” (pág.27); la segunda es la de
Sidney, personaje del que nacen otras muchas historias sobre sus amigos -John, Richard
e incluso, su mujer-, además de la novela que escribe acerca de Nick Bowen en el
cuaderno azul (“esos cuadernos son muy agradables, pero también pueden ser crueles, y
tienes que estar atento para no perderte” (pág.55) que, a modo de “puerta peligrosa”
conecta este mundo con el anterior; la tercera es el libro que Nick recibe en su editorial:
La noche del oráculo, que, curiosamente, da nombre a la primera historia, la de Auster.
En conclusión, esta obra es todo un círculo de narraciones donde los hechos ficticios y
los reales traspasan al libre albedrío una y otra frontera, algo que deja abierta la
posibilidad de que los creadores de ficción tengan un cierto dominio sobre la realidad:
el poema de la joven que se ahoga o el sueño de Grace son dos ejemplos de ello.

Me resulta curioso observar cómo el fracaso es un fiel acompañante de muchos


de los personajes aquí nombrados. Antes de conseguir una victoria, de triunfar sobre
algún aspecto de sus vidas, el “destino” (que se materializa en la mano de Auster,
Sidney o Nick) quiere que no lo consigan: el manuscrito de John perdido en el metro,
las llamadas perdidas entre Rose y Nick, etc.

Por todo ello, el autor consigue detener el espacio y el tiempo y darnos la


posibilidad de rozar estos dos mundos tan diferentes. Con toques de humor y de ironía,
la lectura se convierte así en un ameno viaje al presente y el pasado de infinidad de
historias. Se trata, pues, de un laberinto, una prueba de habilidades mentales que el
lector debe estar dispuesto a experimentar.

You might also like