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Perspectivas Económicas para el 2009

Rodrigo Botero Montoya - Medellín | Publicado el 22 de enero de 2009

Una manera de enfocar las perspectivas del año que comienza es bajo el signo de la incertidumbre. El
problema, que al principio se consideró circunscrito al sistema financiero norteamericano, ha adquirido las
características de una crisis económica mundial. A lo largo del año 2008, los estimativos de crecimiento de
las naciones industrializadas se han ido revisando a la baja. La pretensión inicial de algunos gobernantes
latinoamericanos de que sus respectivos países se beneficiarían por haberse desacoplado de la economía
norteamericana resultó ser ilusoria.

Todas las economías emergentes, sin excepción, están siendo afectadas por la recesión mundial. En la
actualidad, el tema relevante es tratar de cuantificar el impacto del choque externo sobre la economía local.
Ese ejercicio lleva implícito disponer de algún grado de certeza acerca de variables tales como la profundidad
y la duración de la recesión en Estados Unidos, el comportamiento del sistema financiero internacional, los
precios del petróleo y los flujos de comercio mundial.

Tal como lo demuestra la volatilidad reciente, la incertidumbre respecto a esas variables le imprime un
carácter preliminar y tentativo a cualquier estimativo acerca del desempeño previsible de la economía
colombiana en el año 2009. Conviene tener en cuenta que, además de los canales conocidos de transmisión
de la turbulencia externa a la economía nacional, el comercial y el financiero, existe también un efecto de
contagio sicológico cuya importancia no debe subestimarse.

La tasa de crecimiento esperada para este año oscila entre 1 y 3%. Habida cuenta de la severidad de la
crisis externa, la cifra definitiva podría situarse en la parte inferior de ese rango. Las exportaciones
colombianas equivalen a 20% del PIB. Una caída del orden de 5% en la demanda externa implicaría una
reducción de 1% del PIB. El acceso al mercado internacional de capitales se ha hecho más costoso. Es poco
probable que el país obtenga este año la aprobación del TLC con Estados Unidos o el grado de inversión para
su deuda soberana.

La coyuntura externa, así como los factores de demanda, permiten prever una trayectoria descendente en el
ritmo de inflación. La recesión mundial debería tener un efecto moderador sobre el nivel interno de precios,
siempre y cuando la política comercial logre evitar distorsiones proteccionistas. En ausencia de choques de
oferta por concepto de alimentos, y con un manejo económico coherente, es previsible una convergencia del
ritmo de inflación hacia un nivel del orden de 5% anual.

El logro de esa meta tendría varios efectos positivos. Un menor ritmo de inflación contribuiría a aumentar el
ingreso disponible de los hogares. La aceleración de la inflación durante el año 2008 tuvo un impacto
negativo sobre la actividad comercial en rubros distintos a los alimentos, por la reducción resultante en el
ingreso familiar disponible. Así pues, la moderación inflacionaria ayudaría a aumentar el crecimiento
económico. La reducción en las expectativas inflacionarias también le daría margen al Banco de la República
para adoptar una política monetaria tendiente a reducir las tasas de interés del sistema financiero.

Si bien la economía colombiana no es inmune a los choques externos, su vulnerabilidad es menor a la que
existía en 1999. La base exportadora se ha diversificado, el sector financiero está saneado y la
competitividad del sector empresarial ha aumentado. La tasa de cambio fluctuante y la política monetaria
han actuado como factores de estabilización.

No obstante estos elementos atenuantes, el 2009 será un año difícil. El entorno internacional deja poco
margen para errores económicos. El gobierno, las empresas y las familias tendrán que ajustar sus
presupuestos para hacer frente a esa realidad.

Expectativas de inflación del sector financiero son cada vez más altas señala encuesta del Emisor

Los bancos, fondos de pensiones, corporaciones financieras y comisionistas de bolsa pasaron de


estimar que este año el nivel de precios aumentaría 5,9% en el sondeo de junio, al 6,57% en el de
julio.
Las mayores expectativas reforzaron las apuestas con respecto a que en la próxima junta del
Emisor, el 25 de julio, sus codirectores optarán por realizar un nuevo incremento de sus tasas de
interés, pues lo que buscarían con ello es precisamente corregir esas estimaciones, dado que está
comprobado que un componente importante del incremento de la inflación se produce cuando la
gente espera que los precios suban.

Los bancos son los más pesimistas frente al aumento del costo de vida, pues prevén que este
ascenderá 6,68 por ciento en el 2008, mientras que los comisionistas son los más optimistas dado
que calculan un 6,51 por ciento. Sea como sea, todas las estimaciones están por encima de la meta
máxima establecida para este año, que es de 4,5 por ciento.

"Lo más preocupante de los resultados de la encuesta es que ya está en juego el cumplimiento de
la meta de inflación del 2009. Si bien esta aún no se ha fijado, el Banco de la República ya se
comprometió con un punto medio de entre 3 y 3,5 por ciento y el sondeo muestra que los agentes
esperan un 5,52 por ciento anual para julio del año entrante", sostiene un reporte del
Departamento de Investigaciones Económicas del Banco de Bogotá.

Año de la revaluación

La encuesta del Emisor también revela las proyecciones de los agentes financieros frente a la tasa
de cambio. En promedio esperan que ésta termine el año en 1.821,88 pesos, lo que implicaría un
revaluación del 9,57 por ciento. No obstante, es un precio mejor al que tiene hoy el dólar

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