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Período organogenético

Octava semana del desarrollo


Kimberly Cedeño
16/05/2010

Cátedra de Embriología
El bebé
En la semana anterior comenzó a dividirse el cerebro, en tres estructuras diferentes. El bebé tiene
la forma y tamaño de un cacahuete grande, pesando alrededor de 0,25 gramos y con una longitud
de 7 a 17 milímetros.

A comienzos
Los dedos de la mano están separados aunque membranosos.
La especie de cola sigue presente pero es corta y gruesa.
Aparece el plexo vascular del cuero cabelludo y forma la característica banda alrededor de
la cabeza.
Se observan surcos entre los rayos digitales de los pies en forma de abanico.
Se visualizan las regiones de las extremidades, los dedos se han alargado y separado.
Se producen movimientos intencionados de las extremidades.
Comienza la osificación en las extremidades inferiores reconociéndose primero en el
fémur.

A las 8,5 semanas


El embrión ahora se asemeja a un ser humano.
Los rasgos faciales continúan desarrollándose.
Los genitales externos comienzan a formarse.
El conducto anal se abre, pero la membrana rectal permanece intacta.
La circulación a través del cordón umbilical está bien desarrollada.

A finales
El plexo vascular del cuero cabelludo forma una banda hacia el vértice de la cabeza.
Tiene características humanas definidas.
Aparecen los párpados y comienzan a cerrarse por fusión epitelial.
El intestino sigue en la porción proximal del cordón umbilical.
Los pabellones auriculares comienzan a tomar su forma final.
Desparece todo vestigio de la cola.
Manos y pies se acercan ventralmente.
La cabeza constituye la mitad del embrión.
La región del cuello se establece.
No se puede identificar claramente el sexo a pesar de las diferencias en el aspecto de los
genitales externos.
Alcanza a medir de 1,5 cm a 2 cm.

El embrión que hasta entonces dependía del saco vitelino, ahora que ha pasado a la etapa de feto,
ya no necesita de él para su alimentación, por lo que el saco vitelino se marchita y la placenta pasa
a ser la encargada de darle al feto todos los nutrientes necesarios para desarrollarse
correctamente. Mediante el cordón umbilical que conecta a la placenta que recubre al feto, es que
se le transfiere a su sangre todo lo que necesita: agua, oxígeno y comida. Pero así como le llega
todo esto de su mamá, también se les transfiere aquello nocivo que la mamá pueda ingerir.
Ya están en pleno funcionamiento el corazón y el hígado, aunque siguen desarrollándose. En una
ecografía ya se puede reconocer claramente la columna vertebral del futuro bebé dado que su piel
aún es traslúcida.

La madre
En la primera visita prenatal, el médico hará un análisis de sangre. Este análisis se realiza para
comprobar si los glóbulos rojos de la madre contienen el factor Rhesus (Rh). Si la madre es Rh
negativo y el padre es Rh positivo, es posible que el niño sea Rh positivo. En ese caso, su cuerpo
podría fabricar anticuerpos contra el Rh positivo del feto, con graves consecuencias para la salud
de éste.

En algunos casos puede ser necesario un tratamiento y pruebas adicionales, quizás en una fase
temprana de la gestación. Pero lo normal, para evitar que esto suceda, es administrar a la futura
madre una inyección que contiene una sustancia llamada 'anti-D' si tiene pérdidas de sangre por
cualquier causa durante el embarazo, o si se realiza alguna técnica invasiva como la amniocentesis.

Muchos médicos recomiendan administrar una dosis a las madres primerizas alrededor de la
semana 28. Así se neutralizan los glóbulos rojos del bebé que puedan pasar a la corriente
sanguínea de la madre. Si el bebé es Rh positivo, también se administra una dosis después del
parto para proteger futuras gestaciones.

Un dato curioso es que la explicación a los antojos que se tienen es biológica, el cuerpo de la
madre instiga a generar deseos de alimentarse, para asegurar que el bebé recibirá lo que necesita.

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