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Entendiendo el autismo: 

de Winnicott a la teoría del apego y la intersubjetividad

Liliana Ráez

Con este trabajo buscamos compartir algunas ideas y aportes de Winnicott y de los hallazgos de la corriente intersubjetiva actual
en el psicoanálisis, para intentar entender algo más sobre la característica principal de la estructura autista, cuya falla está referida
a la incapacidad relacional y de comunicación con el otro.

La corriente intersubjetiva se desarrolla a partir de la observación de infantes y reconoce el modelo de relación bipersonal interno,
no verbal, como elemento básico de la estructura psíquica y del establecimiento de la comunicación humana.

La intersubjetividad postula que entendemos mejor la naturaleza de lo mental a partir de la observación de las interacciones
sociales, la interacción moldea nuestros estados mentales, y les da existencia; de esta manera entender e interpretar al otro es
posible solo si creamos un territorio común entre él y nosotros. (Wittgenstein en Quintqnilla, 2005), en palabras de Winnicott un
espacio u objeto transicional donde logren encontrarse los que interactúan.

Relaciones de afecto y conexión intersubjetiva

Gracias a investigaciones actuales sobre la relación temprana del niño y sus figuras parentales (Stern, 1985; 1995; Beebe y
Lachman 1997; Fonagy y Target, 1998), sobre la trasmisión intergeneracional y estudios prospectivos sobre el apego (Main,
Kaplan y Cassidy, 1985; Main y Goldwyn, 1994; Bailey y col. 1999), así como sobre la función reflexiva (Fonagy y col, 1991,
1998b, 1999; Waters y col., 1995). Se ha podido destacar el papel que desempeña el adulto cuidador y sus mensajes (Laplanche,
1987) y como estos repercuten en el inconsciente del niño (Lacan, 1966).

A partir de estos hallazgos es que intersubjetividad logra consolidarse como paradigma del origen y estructuración del psiquismo
del niño.

Partimos de la premisa de que el afecto es el principal organizador de la vida relacional y de que el niño va integrándose
afectivamente a partir de que sus adultos significativos reconozcan y lean sus sentimientos y estados internos. Gracias a este
proceso es que el niño logrará establecer las raíces intersubjetivas de la comunicación humana. En palabras de Winnicott no existe
bebe si no está inmerso en una relación con su madre.

La estructura de interacción temprana se forma a partir de las acciones biológicas que el bebe emite, sensaciones, y experiencias
del funcionamiento del cuerpo; que la madre ira decodificando y semántizando, devolviéndoselas en palabras y acciones. En este
interjuego cara a cara , encontraríamos el primer esbozo del vínculo humano que lleva a la simbolización.

Winnicott reconocía la importancia de la adaptación de la madre " suficientemente buena" a las necesidades del bebe y destacaba
la manera como está llevaba a cabo el sostenimiento físico y emocional (holding) y la manipulación (handing) del mismo, como
elemento fundamental para la estructuración del psiquismo.

Esos hallazgos de Winnicott a partir de su práctica clínica, tienen relación con la conexión intersubjetiva propuesta actualmente;
donde la madre logra descifrar e interpretar los estados emocionales del bebe y sus acciones y darles sentido, a partir de que el
bebe es reconocido como otra persona con deseos y necesidades propios y capaces de ser entendidos y descifrados desde el
principio

Íntimamente ligado a la cualidad del vínculo que la madre logre establecer con su bebe, estudios actuales reconocen aspectos
genéticamente heredados en el bebe en relación a la disposición, que muestra desde el inicio, a buscar comunicarse con un otro
(Stolorow, Orange y Alwood, 1998) y también en relación a la importancia de un estado emocional en la madre que le permita
adecuarse al bebe, reconocerlo y representarlo en ausencia de proyecciones y distorsiones personales (Stern, 1995) y sin la
interferencia de "fantasmas intergeneracionales" que condicionen su rol materno. (Selma Fraiberg, 1980). Sólo si es posible
establecer una relación diádica que contemple estos principios, es que la madre podrá sentirse libre para ser espontánea y dedicarle
su atención y escucha al bebe y ayudarlo a implementar el canal de comunicación adecuado, hacia el mundo exterior.

Ya Winnicott en 1966, al reflexionar sobre el autismo, daba cuenta de la importancia de la presencia, deseos y fantasías
inconscientes de la madre como un elemento fundamental para permitir el desarrollo del niño.

"Si los padres se ocupan de todas las minucias del cuidado de un bebe- lo cual a menudo incluye no hacer nada más que estar
junto a él- es muchísimo lo que ocurre en términos del desarrollo emocional del bebe: ..... El proceso de integración que lo lleva a
ser autónomo, la capacidad de avenirse a su propio cuerpo y los primeros pasos del bebe en las relaciones objetales se verán
favorecidas". (1966)

Actualmente se hace hincapié en el encuentro primario, el cual se da dentro de patrones de relación no verbales, localizados en
registros corporales y afectivos, coreográficos (movimientos) y sobre todo cinestésicos (experiencia del self de estar con el otro);
que sirve como pilar para que el niño logre desarrollar más tarde las formas verbales simbólicas de comunicación, que tienen que
ver con el lenguaje y la inmersión al mundo social.

En palabras de Meltzoff este es el origen de la intersubjetividad presimbólica. Aquel estado en que se está intentando coincidir de
forma intencional. Hay un proceso mutuo entre la mamá y el bebé que permite nacer a una mente: la sensación de que el otro es
similar a uno mismo, y que otros tiene estados similares al propio. .

El establecimiento del lenguaje y la comunicación por lo tanto parece ser esencialmente intersubjetivo e interactivo y el
significado parece constituirse a partir de una respuesta frente a la acción del bebé, en el marco de la interacción con su madre.

La constitución del triángulo adulto-niño-objeto, en sentido de solicitar la acción del otro, así como de dejarlo intervenir, son
modalidades de compartir intenciones y significados de la actividad, lo cual favorece el despliegue de la conexión intersubjetiva
(Trevarthen 1977).

De la no integración a la integración

Para Winnicott el bebé muestra una tendencia innata a la integración,-que parte de la experiencia psicosomática, y las fuerzas
inherentes al desarrollo y al crecimiento individual se van desplegando y es la capacidad de la madre de responder a la percatación
del bebé de sus experiencias subjetivas lo que le va permitiendo estructurarse en un andamiaje sólido y armónico, para construir
su self.

La mirada de Winnicott estaba dirigida sobre la interrelación con una madre suficientemente buena, que sostiene la estructuración
yoíca del bebé, y el niño con un yo fortalecido gracias al apoyo de la madre, se convierte desde temprano en un sí mismo
auténtico.

El niño ira reconociendo gradualmente su mundo, su pertenencia e ira sintiéndose acogido en sus procesos internos que incluyen
separación, individuación y diferenciación de la madre. Todo esto dentro de una relación armónica y emocionalmente equitativa,
como el baile acompasado planteado por Daniel Stern.

El ambiente suficientemente bueno posibilita que el bebe desarrolle el "gesto espontáneo" para ir descubriendo y redescubriendo
su mundo primero a través de la motilidad y luego de la simbolización: el juego y el lenguaje.

La motilidad para Winnicott sería una pulsión de amor y odio, que caracteriza la experiencia de estar vivo, desde esta perspectiva
quizá los movimientos estereotipados de los niños autistas pudieran leerse como un intento de entender algo inentendible con la
esperanza de encontrar a alguien que logre nombrarlos para poder ser integrados .

Las pulsiones irán surgiendo e integrándose adecuadamente, si la madre logra contenerlas; ella es la persona con quien el bebe
puede vivir la experiencia pulsional como no persecutoria, y en presencia de una respuesta adecuada, el bebe podrá integrar sus
pulsiones de amor y odio a su self , regularlas y lograr la integración de la personalidad en una unidad.

Este logro de integración hace posible que el otro sea reconocido como una persona total y permite desarrollar la capacidad de
preocupación por el otro. El reconocimiento del otro esta acompañado por una necesidad de dependencia, que la madre respetará
en un principio y posteriormente se encargará de convertir gradualmente y en el tiempo adecuado, en una necesidad de
independencia y diferenciación en el niño. La madre sabrá cuando ilusionar y frustrar a su bebe, presentándole paulatinamente la
realidad.

El reconocimiento del otro sea quizá la tarea más difícil de lograr, y comienza desde la actitud que toma el adulto en su primer
encuentro con el bebe y es un elemento fundamental para la constitución de un self saludable. El primer encuentro estaría
caracterizado por las subjetividades del adulto y del bebe relacionándose en un encuentro intersubjetivo donde los dos reconocen
un tercer objeto común frente al cual reaccionan y tienen creencias, el mundo objetivo; que en un inicio sería el espacio
transicional planteado por Winnicott.

Entre la no integración y la integración, se da la transicionalidad, que sería el espacio intersubjetivo, el espacio potencial, en donde
tiene lugar el juego y donde surgirá el objeto transicional que acompañará y hará más llevadera la separación y la diferenciación
con el mundo.

Sería un espacio potencial - intersubjetivo, donde aún las reglas del lenguaje social propiamente dichas se disipan para dar cuenta
del encuentro en un lenguaje pre verbal , predominando lo intuitivo y lo sintónico, intentando dar cabida a lo armónico y cuidando
no irrumpir el momento del encuentro con elementos externos, para permitir conectar los sistemas motivacionales del bebe y la
capacidad para conectar intersubjetivamente con el otro, característica de la cual carecen los niños del espectro autista.
Es reconocido el valor del juego y la capacidad de jugar, como elementos fundamentales para que el bebe logre el tránsito a la
diferenciación; y para que pueda crear y recrear el objeto hasta incorporarlo y aceptarlo como parte del mundo externo y así
construir un self verdadero; es frecuente ver juegos de aguús y gorgogeos entre mamás y niños de cuna.

En el niño con características autistas, pensamos que habría distorsión en la creación del vínculo primario. La falla en el inicio le
impide reconocerse a sí mismo como persona y construirse como sujeto integrado, sintiente y pensante, y el niño en soledad,
queda dominado únicamente por las sensaciones, sin poder nombrarlas ni acceder a lo simbólico y representacional de la
comunicación relacional.

.Para los intersubjetivistas, la integración sensorial y táctil sería entonces el primer peldaño para la estructuración del psiquismo,
luego vendría la regulación de estos elementos, y posteriormente la integración de lo motor; donde el desarrollo perceptivo
sensorial es inseparable del desarrollo de la motricidad, de la acción.

Pero el logro de esta integración es posible solo, si paralelamente a este proceso y como elemento contenedor, se da el desarrollo
de la comunicación intersubjetiva pre-verbal, antes descrita, para servir como base al desarrollo del habla.

 Entendiendo la estructura autista

Esto nos remonta a la pregunta planteada por Cesar Estrella en su ponencia: ¿Qué pasa con el niño del espectro autista?; ¿con su
capacidad para vincularse con el mundo?;¿con su evolución comunicativa? Y asimismo, ¿cómo influye lo anteriormente planteado
en la interacción con la madre y en la estructuración de su psiquismo?

En el intento de entender las dificultades de contacto y la sensación de extrañeza que muestran los niños autistas en su relación
con el mundo, quisiéramos dar énfasis al aporte de la corriente intersubjetiva, en términos del desarrollo del vínculo, la cual
subraya que en los niños autistas se ven afectados los sistemas motivacionales y la capacidad para conectar intersubjetivamente
con las personas.

Los intersubjetivistas coinciden con Winnicott en que al margen de las causas médicas o heredadas, hay que tener en cuenta cómo
el bebé se inserta en el mundo, en un contexto histórico parental y vivencial, Cómo lo experiencia desde el principio? Conocer
esto es fundamental para entender el sistema de interpretación más primitiva que usa el bebé para relacionarse con el mundo. Y
dar cuenta de esto implica el encuentro con otro capaz de sentirse un agente que reconoce que hay una manera particular como el
mundo se presenta para cada bebé, y a partir de esa premisa conectarse con él, observarlo, dar sentido a sus vivencias, e invitarlo
afectuosamente a tomar parte del mundo real y así ir creando una historia en el tiempo que lo lleven al niño a tener un yo.

La madre "suficientemente buena", conoce del bebe desde su capacidad de sentirlo, una experiencia que no puede ser sometida
solo a la forma de pensar; de igual manera el bebe reconoce el mundo y se inserta en él de acuerdo a como la madre se lo vaya
presentando. Entendiendo este sentirlo como una capacidad de conectarse desde lo sensorial y confiando en su propia intuición y
espontaneidad.

Desde esta perspectiva el conocer al otro para el niño deja de ser sólo un acto de inteligencia, como un intento de apropiación del
objeto, y pasa a ser una cuestión de acercamiento, de presencia, de acción, de amor.

El descubrimiento del espacio intersubjetivo reflexivo, dentro de una relación afectuosa, le permite en el bebe un emergente
sentimiento de seguridad en la continuidad del propio self y sobre la fiabilidad del mundo de los objetos.

Winnicott postulaba que el bebe asumía los estados emocionales no reflexivos de los padres y se identificaba con ellos como
reflejo de los propios, en una experiencia de sentirse humano como el otro. Para los teóricos intersubjetivistas, la sensación del
niño de reconocerse como sujeto sintiente en la mirada del otro lo ayuda en el proceso de integración. (Arrieta Slade, 2000). Un
ejemplo de ello en el caso de Marcos es la manera como la terapeuta sintiendo logra descifrar sus necesidades.

"...Cuando se agitaba y deambulaba se cansaba pronto y prefería esta echado en la alfombra o en el sofá mostrando una gran
distensión corporal, dando la impresión de haber perdido la poca sensación de cohesión corporal. Estas emociones y sentimientos
se expresaban directamente a través de su sensorialidad y aunque aún no podía expresarse verbalmente y tampoco en el juego,
comunicaba su sentir.”

Otro de los hallazgos intersubjetivos fundamentales para lograr entender la mente autista es la capacidad de mentalizar, que parece
estar ausente en los niños con dificultades de interrelación social. la cual es entendida como la posibilidad de darle sentido a los
propios sentimientos y conductas y darle sentido a las conductas de los otros y sus motivaciones, esto como una manera para
lograr regular nuestra experiencia afectiva y llegar a conocer lo que pasa en la mente del otro (Fonagy, 1995). La capacidad
reflexiva implicaría el reconocimiento y respeto del otro como alguien diferente, auténtico y real. Así el describir nuestros estados
mentales y la propia capacidad de tener estados mentales se constituyen en nuestra habilidad para interpretar a los otros y para ser
interpretados.
El niño necesita de un adulto de referencia que no perfore su autenticidad, sino que la facilite, lo acompañe y le provea un
ambiente seguro. Sin embargo cuando esto no sucede se convierte, en un ser encapsulado, omnipotente e indefenso, o esto lo
conduce a la construcción de un falso existir.

En la intrusión, en vez de experiencias individuales que permitan la integración, se dan reacciones defensivas frente a la invasión
y lo único posible es construir una defensa frente al mundo, un bloqueo, un falso ser, imposibilitando la integración corporal y la
fusión pulsional con el odio, el cual queda escindido, flotando e intentando proyectarse afuera o interfiriendo el propio sentir y el
pensar.

Desde la intersubjetividad, cuando el bebe se ve sometido a aceptar los estados emocionales del adulto cuidador o a inocular sus
traumas generacionales como propios, sin ningún reconocimiento y consideración a sus estados internos, llega a sentir estos
estados ajenos como la única forma de contacto, anulando su propio ser.

En palabras de Winnicott, propiciaría el desarrollo de la organización de un falso self. Donde no hay diferenciación entre el yo y
el objeto, y más bien hay una asignación coercitiva de los estados mentales intolerables o insoportables de ser pensados del adulto,
al bebe.

En opinión de Fonagy, la conciencia que el niño tiene de la intrusión, sobre todo de elementos agresivos de parte del cuidador es
excesiva para ser tolerada, y hace que inhiba la capacidad de reflexionar sobre los estados mentales de sí mismo y del otro, lo que
a su vez dará lugar a representaciones no integradas e inconsistentes de las relaciones importantes, e interferirá el canal de
comunicación (Fonagy, 1991).

Winnicott nos recuerda que cuando la función materna se ve interferida en el holding, provoca una intensa angustia en el niño,
incrementando su sensación de desintegración, y su sentimiento de que la realidad externa no puede usarse como reaseguración; y
cuando la falla se da en el handing interfiere la capacidad del niño para disfrutar de la experiencia del funcionamiento corporal y
de la experiencia de ser.

Ambas posturas parecen confluir en una verdad, las fallas en el vínculo primario relacional, no permitirá en el niño el reconocerse
como humano sintiente; e interferirá la integración del sí mismo, como unidad coherente y única, que es la verdadera experiencia
de sentirse persona, vital y con un sentido para la vida; bloqueando el impulso que trae el niño al nacer, de relacionarse con el
mundo.

Conclusiones:

Entonces ¿qué pasa con el niño autista?, que pasa en la construcción de esta membrana limitante que le permite discriminar un
adentro y un afuera de sí mismo?; ¿que pasa con la distinción progresiva de un yo y un no-yo?; ¿que pasa con la posibilidad de
distinguir fantasía de realidad y de relacionar lo interno con lo externo hasta la constitución de un aparato psicológico que le
permita ordenar de manera cada vez más sofisticada un intercambio simbólico consigo mismo y con el otro?. Entendiendo como
simbólico la concepción del espacio intermedio de Winnicott, como un espacio que no es ni dentro ni fuera; ni realidad ni fantasía
y sin embargo es todo al mismo tiempo. ¿Qué pasa con su capacidad de leer la mente del otro, de inferir sus propios estados
psicológicos y poder relacionarse y comunicarse empática y afectivamente?.

Aunque no tengamos la respuesta absoluta a esta interrogante en términos de proceso, nos queda claro, siguiendo las enseñanzas
de Winnicott y a partir de la posición intersubjetiva, la intención activa del bebe y el deseo de relacionarse y de buscar de una
manera espontánea una respuesta externa, que le permita la entrada al mundo humano. A la espera de un encuentro afectuoso y de
comunicación, que lo decodifique, lo mentalice y dispare la motivación y el hilo de su desarrollo como persona humana.

Pensamos que es en este primer encuentro, teñido de elementos pre verbales, sensoriales y táctiles, una cualidad intuitiva,
espontánea de la madre suficientemente buena, donde se encontraría la clave de la construcción del canal de comunicación
personal y social, tan difícil de implementar para los niños con transtornos del desarrollo.

En el caso presentado por Martha Bercello, Marcos fue encontrado por la terapeuta en un estado que parecía aún estar integrando
sus sensaciones y expresando sus necesidades de ser entendido y su deseo de poder comunicarse aún a través del lenguaje pre-
verbal. El vínculo con la terapeuta que entiende su sentir y su funcionar y lo acompañe desde donde se encuentre decodificando
sus sensaciones corporales, su sentir emocional, sus temores y fantasías le permitió desarrollar sus ganas de entrar al mundo de las
relaciones comunicacionales. La descripción de la siguiente viñeta de Marcos es una muestra de esto:

"Daba vueltas sobre sí mismo a la vez que se trasladaba haciendo círculos concéntricos en el ambiente, el movimiento del niño
produjo en mi imágenes contratransferenciales: viéndolo moverse pensé en el movimiento de rotación de la tierra sobre su propio
eje y a la vez en el movimiento de traslación alrededor del eje del sol. También atrapaban mi atención su respiración agitada e
intensa, y sus manos. Agitaba sus dedos en un movimiento rápido, intenso y dirigido hacia su carita, movimientos que terminaron
en una autoestimulación sexual.
Luego continúo explorando y reconociéndo el ambiente, miraba a la terapeuta por el rabillo del ojo, le señalé su deseo de saber
donde estaba y de mirar qué cosas habían aquí y cómo era este lugar. Señalé también su deseo de mirarme, de saber quién era yo.
Mi comentario produjo una sensación de alivio a su agitación y ansiedad y permitió un contacto emocional más tranquilo.

Thevarten (1998) nos habla de una comunicación entre dos participantes, de mentes mutuamente sensibles. Una comunicación
pre-verbal y un motivo primordial para comunicar. Un lenguaje en doble vía antes del lenguaje: Las protoconversaciones;
caracterizadas por la sincronización rítmica y la equivalencia del movimiento.

Daniel Stern nos explica lo importante que es el ritmo en esta sincronización donde hay un acoplamiento en el movimiento; donde
el tiempo, la forma y la intensidad son elementos importantes en esta coordinación intersubejtiva y donde los dos participantes van
dando respuestas frente a algo que surge en el espacio intermedio. Dentro un proceso bidireccional en el que uno cambia con el
otro; llamando a estos momentos de acoplamiento mutuo el proceso de entonamiento afectivo.

Nos preguntábamos si de esto se trata también nuestra labor como terapeutas en el trabajo con niños de espectro autista, que quizá
se encuentren detenidos en el camino de su desarrollo y a la espera de sintonizar con alguien en una frecuencia que les permita
entender de que se trata esto de las interrelaciones humanas, partiendo desde lo presimbólico e intentando construir juntos,
paciente y terapeuta, dentro de un espacio potencial a lo largo de todo el proceso, los elementos que lleven a la integración de un
ser verdadero.

El niño, el juego y el analista Sobre la clínica infantil de D. W. Winnicott


Alicia Pelorosso

Rompiendo modelos: las sesiones ha pedido, adaptar la clínica al paciente.

Esta presentación trata de mostrar a través de un caso clínico, publicado con el nombre de "Psicoanálisis de una niña
pequeña", The Piggle o Gabrielle, una importante modificación que D. W. Winnicott introduce a la clínica tradicional
para poder atender a una niña pequeña que vive a una larga distancia de Londres (donde él residía) y ofrecerle un
tratamiento que no perdiera las cualidades mas ricas del Psicoanálisis

En este texto Winnicott nos muestra minuciosamente, según su costumbre, en un importante trabajo analítico la
atención a pedido de su paciente niña, o como el mismo describía para generalizar y normalizar la tarea un
"psicoanálisis a pedido". Estas es una de las diversidades que Winnicott inaugura y que su excelente amigo, alumno,
colega, consultante y ocasionalmente supervisor de Winnicott, Isaac Ramsy, (1980:17) explicita ampliamente en el
texto –"Psicoanálisis de una niña pequeña"- como una "adaptación a la necesidad del paciente".

Considerando históricamente el pasaje de Winnicott de consultor pediátrico de un hospital a psicoanalista de niños y


adultos; que vivió entre dos guerras y que ejerció múltiples funciones durante la ultima de estas, estas variedades se
pueden describir como "adaptaciones a las posibilidades que el medio social nos permite".

Las variedades clínicas, tuvieron siempre un mismo objetivo, resolver problemas. Estos podían ser (al igual que en
nuestra contemporaneidad) de atenciones numerosas en hospitales públicos, para resolver este problema creó la
tecnica del "Garabato" , (Winnicott, 1971) que abarca la tarea de realizar simultáneamente una entrevista terapéutica
y un diagnostico clínico. Para los paciente mas enfermos, (según sus propias palabras, "aquellos que van a estar
siempre ocupados en diferenciar la realidad externa de su mundo interno", y que denomino fronterizos y esquizoides
de acuerdo a la clasificación psicoanalítica de la época) crea las sesiones prolongadas que posibilitan "la regresión a
las etapas de no integración del Self" y volviendo a nuestro tema, las sesiones a pedido del niño, para solucionar la
atención de pacientes pequeños, que se encuentran a largas distancias.

Gabrielle o The Piggle

"Gabrielle o The Piggle", como cariñosamente llama a su pequeña paciente, es un valioso testimonio del tratamiento
del análisis de una niña que se inicia cuando tenia solo dos años y 5 meses, concurriendo a las sesiones de acuerdo
a su deseo de ver a Winnicott. También en el texto se incluye la importante colaboración realizada por los padres al
tratamiento, participan de algunas sesiones iníciales, o interviniendo con observaciones que comunican en las cartas
que le envían.

En este escrito, Winnicott escribe detalladamente sus notas y apreciaciones de su trabajo y de las cartas y las
llamadas telefónicas que recibe de los padres.

Si bien encontrar una forma clínica que se encuadre dentro los parámetros por demás ortodoxos de la clínica
psicoanalítica de su época, puede ya justificar la tarea, es visible que la segunda intención, es quizás mas importante
para él. Las minuciosas notas registradas a lo largo del trabajo, paralelas a la actividad de Gabrielle, tienen una
intención de comunicación con sus colegas noveles. En este texto no se obvia la exploración de todas las áreas que
se desarrollan en el análisis de un niño, ni una exposición de su método personal, que tiene la coherencia de la
unidad entre la teoría y la práctica. Pero fundamentalmente cumple con el objetivo tantas veces explicitado de
documentar por escrito las sesiones a los fines de realizar debates y supervisiones, más que nada como una
contribución esencial dentro de la formación del analista que debe completarse ineludiblemente con su propio
análisis.

Un Estilo Particular

Aun con una lectura un tanto superficial, es fácil comprender que las libertades tomadas por Winnicott para adaptar la
clínica al caso, son parte de una ideología general, que podemos definir como la libertad para construir, modificar y
para crear. Esto es lo que se respira a lo largo de toda su obra, tema complejo que merece un contexto de estudio y
debate y donde el limite se encuentra en como ya se menciono, en el análisis del analista.

Debemos mencionar que era característica de sus colegas contemporáneos, una absoluta rigidez tanto clínica como
teórica, adhiriendo obligadamente a una u otra línea teórica de la Sociedad Psicoanalítica Británica, por lo que estas
variedades clínicas fueron cuestionadas intensamente por no corresponder a las formas corrientes del análisis. Este
cuestionamiento surgió en el coloquio del pre-Congreso de la Sociedad Británica en 1969 en que Winnicott presenta
por primera vez públicamente el caso, y que a su propio pedido, fue supervisado por Isaac Ramsy

Finalmente, el libro que fue publicado en 1977, 6 años después de su muerte, ocurrida en 1971. Esta lectura nos
ilustra en un Winnicott maduro y creativo.

Un poco de historia

No existe un analista o terapeuta que no sea producto de su época, en su propia trayectoria profesional los principios
fueron hechos como para muchos analistas, dentro de lo que podemos describir como una función publica en el
hospital publico. Su experiencia en la función pediátrica en el Hospital estatal de niños de Paddington Green en
Londres, le dio el aval para sentirse capaz de llevar el psicoanálisis al hospital y a la casa. No por nada, cuando los
biografían sus colegas, dicen que en el transcurso de los cuarenta años de trabajo, atendió sesenta mil casos.

Winnicott reprochaba a sus colegas 1 médicos, por los errores de diagnóstico y tratamiento para con los niños,
tratados como cuerpos biológicos o con los psicóticos, por las frecuentes leucotomías y electroshock de la psiquiatría.
Era y aun hoy lo es, realizar una lectura exclusivamente orgánica de todos los pacientes infantiles o adolescentes que
consultaban en el hospital.

Frente a esto tenemos un Winnicott que produce, inventa, imagina, escribe, busca formas diversas para que muchos
puedan aprovechar las virtudes esenciales del psicoanálisis; para los pacientes fronterizos, los psicóticos, los
pacientes hospitalizados, los psicosomáticos y para los que no pueden acceder fácilmente a los tratamientos.

-"Lo esencial será el cuidado del trabajo con la transferencia y el inconsciente y no los acuerdos formales de la
situación analítica, ni la frecuencia y regularidad de las sesiones"2.-

Para completar ejemplos podemos recordar el caso "Juanito" (S. Freud, 1909), realizado por su propio padre y "El
caso Dominique" de F. Dolto,3 (1997). Ambos son formas más que irregulares, que quedarían fuera del campo del
psicoanálisis para niños si todo dependiera de la frecuencia.

El análisis de Gabrielle duró tres años en los que hubo 14 sesiones donde la niña solicitó a sus padres "querer ir a
visitar al doctor". Reconocemos en este pedido el encuentro con el deseo de Gabrielle por su análisis, unido al deseo
de curación. Winnicott, (1980:23) cuenta que al igual que con los adultos, Gabrielle parecía preparar el problema a
exponer cuando acudía al tratamiento; él tuvo casi siempre la impresión de ser informado por la niña de un problema
específico, aunque había áreas de juego indeterminado o conversaciones aparentemente sin ningún fin, es decir con
asociación libre.

Los soportes teóricos

Toda modificación congruente a un modelo teórico debe apoyarse en conceptos teóricos, así nos hace revisar los
criterios mas tradicionales del análisis de un niño y de la función que le otorga al análisis y a la vida. Revisando
algunos de estos aportes conceptuales, nos encontramos con los principales que hacen a la construcción de su
teoría : 1-el juego no es solo "proyección de pulsión", 2-el analista si bien es abstinente "no es pasivo", 3-el analista
reedita las funciones maternas tempranas de sostén y manipulación, -las sesiones pueden no ser fijas, el paciente
puede llamar a su analista y pedir verlo, 4-el dibujo, los garabatos, los juguetes, todos estos elementos son parte de
un espacio que comparten, el niño, el analista como lugar para destrabar, desanudar el síntoma, 5-la sesión es el
lugar en que se instala una zona de juego, lugar para iniciar un campo simbólico, un espacio de transición, 6-la madre
y el padre no son "los malos padres", ni están afuera o lejos del análisis de sus hijos, son "activos participes" dentro
del mismo-. Proponemos al lector una lectura más amplia si desea profundizar y extenderse en estos puntos.

Estas posiciones teóricas nos dicen sobre la libertad del analista, libertad que solo puede ejercerse luego de su paso
por el propio análisis, las supervisiones públicas y privadas y el estudio profundo de la teoría, es decir, una libertad
con conciencia y mucha formación. Así define las adaptaciones clínicas: "Si fuera necesario y posible un análisis
prolongado procedía a realizarlo, sino siempre seremos analistas en el ejercicio de cualquier técnica que
consideremos adecuada"4-

El hecho de que en este marco el tratamiento no pudiera llevarse a cabo en el momento solicitado, como ocurrió por
ejemplo entre las sesiones 11 y 12, podía tener violentas repercusiones y al decir de Winnicott, sobre todo ponía a la
niña al borde del desastre interior5.

Sobre la Función Parental

En acuerdo al criterio y concepto de las funciones maternas y paternas de sostén, (si pudiéramos graficarlas, serian
circuelos concéntricos), en que el padre protege y sostiene a la madre con el bebe, es claro que en el análisis de un
niño pequeño, los padres no pueden estar ausentes o afuera del mismo. Esto implica que participen activamente,
sean colaboradores del tratamiento, "-el niño esta en sesión unas pocas horas, con sus padres mucho tiempo"-, a
ellos les encarga el cuidado de su hijo, la atención, la observación, el ser participe, no los padres que delegan y
desconocen. Al analista la tarea de la interpretación y la guía del tratamiento. La función que en general Winnicott
pacta con los padres y en este tratamiento no fue en ningún modo particular, confirma la necesidad de crear
alrededor del mismo un clima y un medio ambiente de acuerdos y objetivos comunes como criterio general. La lectura
del caso Iiro6, puede colaborar en esta interpretación de la orientación a padres.

El medio ambiente facilitador no es solo un concepto, es el marco analítico, el "setting" puesto en marcha. Muy pocas
veces, los analistas de niños hacen mención a que lugar y función le dan a los padres de sus pacientes niños, por lo
general hacen mención a la transferencia con ellos o entre sí, son unos otros, desconocidos y no participantes. Hay
una parte de responsabilidad en la etiología del síntoma del niño, que Winnicott se ocupa de descubrir y esclarecer a
estos padres.

Busca producir en los padres un efecto de confianza y de colaboración; remarco la palabra "confianza",
imprescindible y necesaria para que el bebé pueda avanzar en su desarrollo emocional. Busca que los padres
puedan participar del proceso de crecimiento emocional y de reparación a modo de un yo-auxiliar: No provoca lo
frecuente en el análisis de niños: la rivalidad y la competencia con el terapeuta de los padres, permitiendo que la
relación con el niño, el terapeuta y los progenitores se desarrolle como parte del proceso terapéutico total.

Funciones materna y paterna que pondrá en marcha para sostener a Piggle, función paterna que no es duplicar a la
madre ni sumarse a ella, sino ocuparse del medio en beneficio de esta. Apuntalarla en la necesaria fusión del bebe al
cuerpo de ella, en una continuidad con el embarazo que debe fisurarse cuidadosamente, hasta adquirir -"un esquema
corporal propio" y una membrana delimitante psique-soma que marque ese yo-no yo. Continuidad de la existencia
imprescindible para poder pensar en el narcisismo y el yo como parte de estructuras. (Winnicott, 1980:19).

Sobre la confianza v la libertad

La confianza que Winnicott trata de instalar con los padres o la que propone para el desarrollo emocional del bebe, se
sostiene sobre la base de la ausencia de la ley del talión por parte de la madre y en su correlato de la sobrevivencia
del analista frente al ataque y destrucción del paciente en la clínica. Es el concepto del -uso del objeto- a través de
la confianza en la presencia sostenedora sin arrebatos agresivos o amorosos del analista, confianza que Winnicott
hace extensivo hacia los padres.

La libertad inicialmente interior, se constituye en la matriz de la capacidad para la confianza, la fiabilidad y la


constancia de objeto y un cierto respeto por las ilusiones que nos hacemos. Libertad que en desarrollo dialéctico
propone también para el pensamiento psicoanalítico creador y posteriormente para la vida en sociedad. Una abierta
crítica a los colegas contemporáneos por abandonar (olvidar) el desarrollo y la experiencia individual dentro del
territorio de la experiencia cultural, punto en el que pone mucho énfasis.

El Juego de Piggle v la experiencia cultural

En la introducción de The Piggle, nos dice que se divierte haciendo análisis y siempre piensa con ilusión el fin del
mismo. "El análisis por el análisis mismo no tiene sentido para mi". Las sesiones con Gabrielle, eran trabajo y juego
placentero, ambos creaban la tercera zona intermedia, lugar del juego creador, reparador, simbolizador, sublimador y
de placer. Área para la confianza, la libido amorosa y la agresiva, tan parecida y tan distinta al sueño. El jugar
conduce en forma natural a la experiencia y constituye su base. La experiencia vincula el pasado, el presente y el
futuro, ocupa espacio, tiempo. Esta conexión entre el espacio potencial, matriz generativa de la experiencia cultural,
lo lleva a ocuparse de los factores y medio ambientes que el niño y el adolescente necesitan en su pasaje por la vida,
para poderla vivir con el sentimiento de realidad, no fútil y detectando aquellas fallas en el desarrollo temprano por
ausencias irreversibles o faltas del uso del Objeto Transicional que harán del individuo un niño sano o con tendencias
antisociales o adicciones.

El tiempo vivido por Winnicott

Sensible a las consecuencias de la destrucción y desorganización social provocadas por la guerra (en la actualidad
por los cambios de la globalización del mercado y los medios), preocupado por la ruptura de la estructura familiar, por
el aumento de las conductas antisociales tempranas y los cuadros psicóticos posguerra, nos da un modelo teórico,
técnico y ético muy importante para estos tiempos en que vivimos. Tiempos en donde está en interrogante el que
hacer de los adultos para con los niños y de los jóvenes.

Notas

1 Winnicott, D. W.: (1987): El gesto espontáneo Comp. Buenos Aires, Paidós 1990.

2 y 5, Winnicott, D. W. (1980): Psicoanálisis de una niña pequeña -Gedisa. Bs. As.

3 Dolto, Francoise, ( 1997): El caso Dominique. -México, Siglo XXI

4 y 6 Winnicott, D. W. (1992: Clínica Psicoanalítica Infantil. Buenos Aires. Hormé.

Bibliografía

Dolto, Francoise, (1958): Psicoanálisis y pediatría -México Siglo XXI

Dolto, Francoise, (1997): El caso Dominique. -México, Siglo XXI.

Romano, Esther, E.: (1977): Objeto transicional. Su estatus psíquico. Revista de Psicoanálisis. XXXI- 3-1977.

Freud, S. (1909): Análisis de una fobia en 1 niño de cinco años. Estándar Edition 10:3-149. Hogart Press 1955

------------(1948): Obras Completas. Biblioteca Nueva. Madrid

 Capítulos: "El Principio del placer" –t. I, "Los dos principios del suceder psíquico". T.II: 43.
 "El poeta y la fantasía". –t. II,: 965

Ramsy, Isaac (1980: 17): Prologo, en Psicoanálisis de una niña pequeña -Gedisa. Bs. As.

Pelorosso, A.(1982): el Caso The Piggle. Gaceta Psicológica. APdeBA. Bs. As.
Winnicott, D. W. (1958): Escritos de Pediatría y Psicoanálisis – Laia. barcelona.

------------------(1974): Fear of Breakdown International review of Psychoanalysis Nr. 1, London.

------------------(1971): Clínica Psicoanalítica Infantil. Buenos Aires. Ed. Hormé, 1992. Therapeutic Consultations in


Child Psychiatry, London:Hogarth Press. & the Inst. of Psa; New York: Basic Books, 1971.

-----------------(1978): Autores Varios- Winnicott. Trieb. Bs. As.

------------------(1979): Realidad y Juego. Gedisa- (1980)

------------------ (1980): Psicoanálisis de una niña pequeña -Gedisa. Bs. As.

------------------- (1987): El gesto espontáneo. Buenos Aires, Paidós, 1990.The Spontaneous Gesture. London &
Cambridge, Mass: Harvard University Press.
¿Qué se juega en el análisis con niños?
Rita Martinez

Y marcaste mi cuerpo: probé con tu boca,


sentí con tu piel, ví a través de tus ojos,
oí tu melodía y me perdí en tu aroma.

Mara-Is.

A modo de introducción

Tanto para el caso de niños y adultos, la experiencia analítica implica la puesta en marcha del inconciente como
suposición. La transferencia la soporta el sujeto supuesto saber, y el analista con su acto, ofrece garantías a este. Se
trata a mi entender, de producir un sujeto en relación con el saber. Saber en dirección a su deseo, lo cual justifica la
intervención de un analista en tanto ‘‘portador’’ de ese saber supuesto.

En la clínica con niños quienes consultan primeramente son los padres. Ellos no solo traen al niño sino que además
nos hablan de él. Resulta vital para el sostenimiento de la situación analítica intervenir en relación al niño y al mismo
tiempo sostener una posición transferencial con los padres. ‘‘En transferencia, un sujeto que sufre desea comunicar a
otro que ejerce la función de analista, su padecer. Dentro de esa relación transferencial, todo lo que un sujeto dice, está
determinado por sus complejos inconscientes. Freud llamaba a esto determinación psíquica, y creía ciegamente en
ello’’ 1. Las palabras conforman más que una mera información sobre el niño o sobre los padres mismos. El juego
manifiesta esta dinámica inconciente y es mi intención elaborar un breve recorrido sobre estas cuestiones.

Desarrollo

Me dijeron que en el Reino del Revés  


cabe un oso en una nuez, 
que usan barbas y bigotes los bebés  
y que un año dura un mes.

María Elena Walsh –El reino del revés

‘‘El psicoanálisis se juega en la transferencia, con los niños se juega en transferencia y si bien todo paciente trae a
sus padres simbólica e inconscientemente al espacio analítico, en el caso de los niños el análisis no es sin los padres
y esa es su condición. El niño por estructura y para avanzar en su estructuración, necesita de los adultos y muchas
veces estos trastabillan en sus funciones, por ese motivo en el análisis, el niño le hablará a sus padres a través de su
analista’’. 2

En su origen las palabras son constitutivas y no hablan de las cosas sino que hacen cosas. Continuando por la vía de
los padres y tal como sostiene Lacan: ‘‘El síntoma del niño esta en posición de responder a lo que hay de sintomático
en la estructura familiar. El síntoma puede representar la verdad de la pareja familiar’’. Un sujeto comienza a verse
con los ojos de la madre, su cuerpo y su ser son bañados por esas palabras.

Michel Silvestre afirma: ‘‘El niño con su juego formula una pregunta en la que aquellos que nos vienen a consultar,
sus padres, se han mostrado desfallecientes en el momento de responder’’.

Me orienta aquello que sostiene Francoise Dolto; que el rol del psicoanalista consiste en ‘una presencia humana que
escucha’, ya desde la primer entrevista, se ponen en evidencia la intrincación de las fuerzas inconcientes entre
progenitores, ascendientes y descendientes.

¿Qué se juega en el juego? 3

En "Más alla del principio de placer" Freud incluye al juego en las series de las formaciones inconcientes. El juego le
permite al niño expresar sus experiencias más profundas y subjetivas; nos va a aportar datos sobre sus relaciones, su
visión sobre el mundo adulto, nos va a dar cuenta acerca de su forma de expresarse, su creatividad y el
desenvolvimiento frente a distintas situaciones del mundo real manifestadas por medio de lo lúdico. El juego se
presenta como una sustitución y al igual que la palabra, funciona acotando o transformando la relación del sujeto con
lo real.

Aunque Freud no realiza específicamente una teoría sobre el juego, descubre aquello que lo determina y de lo que es
efecto. Por esto en el juego se despliegan: fantasías, compulsión a la repetición, identificaciones, poder mágico de
palabras y actos, posibilidad de sustitución, omnipotencia y sublimación, todos componentes que dan cuenta del
funcionamiento psíquico del niño.4

Tanto el juego como el análisis poseen fuertes coincidencias. En ambos existe un efecto metafórico del lenguaje, esto
se juega por ejemplo en el: dale que?...propuesta conocida por los niños como así también en los fallidos, sueños o
recuerdos que por su poca nitidez trasforman la realidad en los adultos.

El jugar infantil tiende a tramitar, elaborar aquello que insiste, lo que incluso es atemporal. En el armado de una
historia, por medio de un dibujo o en una dramatización le permiten al niño repetir una escena que puede referir al
conflicto o trauma infantil.

David, 7 años. Vive con una señora que tiene su guarda provisoria desde hace aproximadamente un año. El convivía
con su madre, padrastro y 3 hermanos, 2 mayores que él y otro menor, de 3 años. Llega derivado del servicio de
dermatología por una especie de ‘‘sarna’’ que a pesar de manifestarse como un simple síntoma, no cede ante jabones y
cremas. Hace casi un mes se encuentra así, con picazón, manchas y se lastima al rascarse.

Vanesa (tutora actual del niño) vive sola, era vecina de la familia de David y luego se muda a unas cuadras, David
pasaba largas horas en su casa. La mujer cuenta que David esta con ella porque se escapo de la casa, luego de una
golpiza que recibe de parte de su madre, David le ruega a Vanesa que le permita quedarse con ella, que ya no
soportaba los golpes. Los golpes, insultos y malos tratos eran moneda corriente en el seno de la familia de David. La
última vez su madre vio al niño le dijo: - a vos no te quiero más ni como hijo ni como nada y a vos Vanesa, te lo
regalo!!!

David (fragmentos de diferentes sesiones): [mi madre me ha hecho mucho mal, es una mala mujer]...[yo estoy así
por ella, quiero salvar a mi hermanito que esta ahí todavía pero Vanesa me dice que no puede tenernos a los dos
todavía, yo la quiero mucho a Vanesa]...[me porto mal pero no puedo controlarlo]...[mi mamá es una perra]...[esta
marca en el brazo me la hizo ella con una soga que me pegaba, y esta en la pierna también][tengo sarna parece pero
bah...no me pica tanto ya]

Durante la 3º sesión David agarra de la caja de juegos una hoja y lápiz, comienza a hacer un dibujo. Lo que
David dibuja es un perro dentro de una caja. Al interrogar comenta: [ahhh..me acuerdo de algo...sabes que
enfrente de mi casa, en un baldío dejaron un perrito dentro de una caja, lo abandonaron, yo me lo lleve a casa, lo
escondí en mi pieza y lo acosté en mi cama pero con un trapo para no ensuciar. A la mañana cuando me levanto
Vanesa y lo vio..huyyyy...me reto porque me dijo que era un perro de la calle y que podía estar sarnoso y lo saco
afuera!!!!!]...[pobrecito, estaba lastimado]...[Yo le dije a Vanesa que si el perro se quedaba afuera, yo también. ¿el
perro puede quedarse afuera siendo chiquito? Vanesa me dijo que los perros pueden dormir afuera pero yo soy una
persona y no puedo, las personas duermen en la casa]

Este relato pone de manifiesto el peso de la pulsión sobre el cuerpo y su relación con el significante. Una madre que
David nombra como ‘perra’, tiene por ende hijos perros y los trata como tal. Su síntoma, la sarna cobra dos vertientes
trabajadas en el análisis: por un lado la identificación de David con este perro abandonado y por otro el perro como su
hermano al que intenta salvar llevandolo con él a la casa. ¿Las palabras de Vanesa resignífican algo de estas
identificaciones?...si un perro de la calle ‘hijo de una perra’ puede estar sarnoso...él también podía estarlo. Nunca
Vanesa (según me dijo) hablo de que se podía contagiar, sin embargo David se contagio y lo más raro es que el
síntoma no desaparecía. Algo de esa marca en el cuerpo se desplazo a la hoja y permitió poner en palabras este
síntoma que denunciaba un malestar al mismo tiempo de encontrar en el ‘cierta acomodación’ (satisfacción) bajo un
padecer que después de todo: no molesta tanto. El otro materno (madre biológica) invade a David con sus cinco
sentidos, dar al niño un trato cruel es negarlo como sujeto. La recomendación que le da la médica tratante y su tutora
al traerlo iluminan un pasaje del hacer al decir que le permite al niño dejar de ser objeto y vislumbrar un sujeto.
Después de todo, el perro puede dormir afuera, yo no porque soy una persona...no un perro.

La sarna remitió tan pronto como se pudo trabajar por medio de la palabras estos significantes y su relación con el
sujeto. El niño paso de juegos agresivos, conducta de acción a la posibilidad de hablar y dibujar. Durante el último
mes de tratamiento (8 meses) se le ocurre crear un cuento utilizando hojas, revistas, colores. Este cuento trataba de un
niño y un perro, describía situaciones de cada uno no integrándolos aún el uno al otro, en último momento incorpora a
un hada. Las particularidades de la historia eran situaciones cotidianas de cada uno, sencillas. Cuando finaliza le
propongo ponerle un titulo a su cuento y lo denomina: La historia de David, Vanesa, su compañera madre; y su
amigo el perro.

El análisis y este juego en particular le permite a David diferenciarse del perro, él no es el perro sino que el animal es
su amigo. Al hada la crea para asociarla y distanciarla al mismo tiempo de la madre biológica, recurre a la ficción para
nombrarla como ‘mágicamente distinta’, hizo posible crear otro objeto lo ‘suficientemente bueno’ para sostenerlo y
acompañarlo en la vida.

Ofrecer a David un espacio de confianza y honestidad afectiva donde primeramente hubo que soportar juguetes por el
aire y dejar manifestar su odio haciendo activo lo que padeció pasivamente fue propiciar una experiencia que lo
alojará en un lugar distinto de aquel festín familiar caníbal donde él ofrecía su cuerpo como plato principal.

El juego deja de ser juego cuando cae en estereotipo, cuando se ofrece siempre de la misma manera. Es el momento en
que el analista deberá intervenir y dentro del mismo espacio de juego.

El analista en juego

¿Jugamos a que este palo es un caballo?...¿Dale que estas sillas son un colectivo?...Hagamos de cuenta que yo soy tu
mamá, si?...Voy a dibujar una nena con su papá y su mamá...

Este tipo de propuestas muchísimas veces formuladas por los niños constituyen para el análisis la posibilidad de
compartir un espacio de juego e ilusión. Para que este ‘como si’ se despliegue exige el acuerdo y aprobación de otro,
la presencia de un otro real o imaginario. Mientras el juego se manifiesta el analista sostiene el espacio, esta ahí para
soportar esa transformación que el niño produce mientras como sostiene Freud: ‘va situando las cosas de su mundo en
un orden nuevo, grato para él’.

Al ‘esto es así’ de los dichos primeros que le vienen al niño del discurso del Otro y es así porque aún no se puede
responder ante ello, es un mero ‘oigo’ y por ello su carácter traumático. Permitir un ‘como sí’ donde se juegue voz,
mirada y palabra es la posibilidad de rememoración, repetición y elaboración de esa inscripción significante.

Refiriéndose al juego del Fort-da, dice Freud: ‘‘fue una observación hecha de pasada’’(...) ‘‘pasó bastante tiempo
hasta que esa acción enigmática y repetida de continuo me revelase su sentido’’. Esta observación le permite a Freud
concebir la compulsión a la repetición y el ‘da’, la resolución fantasmática a esa situación traumática.

El Fort-da se convierte en la primera realidad que el niño pone en juego, constituye un espacio entre él y la madre
donde poder situar los objetos. El juego le permite al niño una satisfacción pulsional en ausencia de la madre.

Lo que Winnicott llama saber jugar del analista, no se trata a mi entender de saber el juego, ni siquiera las reglas sino
más bien de no estropear el juego con un saber que le quite al mismo creatividad y espontaneidad. El psicoanálisis le
da crédito al decir más alla de lo dicho y reintroduce la dimensión lúdica de la palabra, como? Dándole lugar a los
sueños, al lapsus, acto fallido, chistes y síntomas, entre otras manifestaciones inconcientes.

Freud sostiene algo muy interesante: ‘‘A los efectos del juego no importa saber si el juego lo invento él (su nieto) ó le
fue dado desde afuera’’. Esta observación que también retoma Winnicott cuando nos habla del objeto transicional, en
tanto no nos preguntaremos si el mismo fue concebido por el niño o le fue presentado desde afuera. Esta consideración
clínica compartida por ambos autores nos orienta en pensar que el análisis tampoco se manifiesta entre el mundo
interno enfrentado con el externo, estaremos abocados a observar e intervenir sobre el las relaciones del sujeto con la
realidad, en el entramado significante que se manifiesta justo en esa frontera, que no es ni dentro ni afuera, zona
intermedia donde se desenvolverá el juego infantil y la creación artística. Esto es valido para el análisis de niños y
adultos.

Conclusión

‘‘...ese constante hacer un alguien de algo...’’

C. Granda

A modo de síntesis y delineando lo antes expuesto, considero que valiéndonos de la transferencia en juego
intervendremos como analistas en ir permitiéndole al analizante (niño ó adulto) la experiencia de separación entre el
cuerpo propio y el goce 5 del Otro. Vale mencionar la importancia del deseo del analista frente a los pacientes
ofreciendo, en un espacio transferencial, que el sujeto retome la capacidad de amar y crear. Siguiendo a Lacan, en
términos lógicos, es la función del deseo en el analista aquella que le permite operar a partir de su presencia.
Considero, la presencia del analista, una condición importante. Se trataría simbólicamente de cierto objeto que
presentifica al analizado el goce y la amenaza de su pérdida.

Si atiborramos al paciente de sentidos le quitamos posibilidad a lo espontáneo, a la palabra sorpresiva , que conforman
ese espacio donde las cosas valen más por lo que metamorfosean que por lo que son en sí mismas. El juego como obra
y como creación, en todos sus sentidos funciona como un refugio del ser y conforma una relación distinta al tan
sentido ‘que se quiere de mi’ que esclaviza y angustia al sujeto y que muy bien fue descrito por Lacan. El acto creador
lejos de dividir ó aislar, reúne porque posibilita un espacio de creación donde la ilusión es siempre compartida.
Ciertamente el mundo no es sin otros pero el acto creador abre la posibilidad a una satisfacción que no exige nada a
nadie y que pone en juego un objeto, que tomado de las profundidades de nuestro ser, nos relaciona con lo
desconocido, con un más alla de lo familiar, de lo ya dado, deja un lugar vacante para el propio deseo y abre la
posibilidad a que advenga algo nuevo.

Lo contrario al acto creador y la imposibilidad de jugar nos muestra en la clínica sujetos dormidos y acomodados en
un goce que los devasta, los aliena y cuya defensa es una enajenación de toda fuente de placer, coraza que sustituye al
cuerpo pulsional sea esto por el consumo de tóxicos en adolescentes y adultos, niños brillantes dedicados solo a
estudiar y portarse bien ó aquellos sujetos atados a normas, obligaciones. Sujetos que sólo responden desde lo que se
espera de ellos, reduciendo lazos sociales a puras formalidades, un deseo en desuso por el que pagan un costo muy
alto, lo hacen sacrificando su propia vida en un todo por el todo sin mediación. ‘‘El sujeto ha caído en las mas grandes
de las trampas, las satisfacciones del padecer. El sujeto constituido en el lenguaje tiene una pasión, la pasión de ser, y
con tal de ser logra hasta lo que daña.’’ 6

Cada analista deberá crear una forma que en la dirección de la cura y en el dispositivo mismo apueste a ese jugar
creativo que al tiempo que detiene la compulsión a la repetición posibilita un acto creador que conmueva posiciones
alienantes y modifiquen relaciones del sujeto con el goce. Si nuestras intervenciones como analistas son felices,
abrirán la posibilidad de algo más, iluminaran un nuevo recorrido asociativo y nuevas producciones dándole al sujeto
la posibilidad de encontrarse con lo inédito, nuevo, fresco en su propia historia.

Una apuesta como analistas es ‘abrir el juego’ y darle al paciente la posibilidad de jugar su Fort-da, aquel que separe
su cuerpo del otro de la constitución para permitir reconocerse él y al Otro, poner un coto al goce y cuando el deseo
retorne a su ser al fin le abra la puerta para salir a jugar.

Lic. Martinez, Rita

Rita@Martinez-Merlo.com.ar

Notas

1 Lic. Diego Soubiate en Dibujos: ¿un grafico de la pulsión?.

2 Lic. Pablo Diego Melicchio en ¿Que es un niño para el psicoanálisis?


3 Cuando me refiero a juego lo hago en todas las formas que puede hacerlo un niño, a saber, sensoriales, motores, de
imaginación ó sociales. Estos no son excluyente para los adultos.

4 Lic. Laura M. Ledesma. Lic. Sandra Sohaido Roca en artículo Juego.

5 Goce en sentido Lacaniano, como lo que esta más alla del principio de placer, donde comienza el dolor. Lo que
pertenece al orden de la tensión.

6 Imbriano, Amelia y Colaboradores. ‘Testimonios de una praxis I, Los conceptos’. Fundación Praxis Freudiana. Pág.
126

Bibliografía

Freud. S. Más alla del principio de placer en Obras completas., Tomo I, Biblioteca Nueva, 1967

Freud. S. El poeta y la fantasía en Obras completas., Tomo II, Biblioteca Nueva, 1968

Hartmann, A. Aún los niños, Psicoanálisis y subjetividad del niño en nuestra época. Ed. Letra Viva, 2º edición-2005-
Buenos Aires- Argentina

Lacan, J: "Dos notas sobre el niño". En Intervenciones y Textos II. Manantial. 1991. Pág. 55

Mannoni, M. Prefacio por Francoise Dolto en La primer entrevista con el psicoanalista

Miguelez, l.V. Jugar la palabra, presencias de la transferencia. Ed. Letra Viva. 2003- Argentina

N. Abalo, A. Farinatti, M. Grosso, A.A. Nemaric, D. Nizcaner, N. Piotte. El Juego: una a-puesta en Desarrollo y
estructura en la dirección de la Cura. Ed. Atuel. 1993- Buenos Aires-Argentina

Silvestre, M. La neurosis infantil según Freud en Mañana el Psicoanálisis. Ed. Manantial. Argentina. 1988

Soubiate, D. Dibujo ¿Un grafico de la pulsión? En Clase Nº 15- Buenos Aires- Argentina

Winnicott, D. El juego en Realidad y juego. Cap. I y V, Gedisa, 1979

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