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. _ CAPITULO 7: 4POR QUE ESTA PROHIBIDO EL CANABIS? LA CONSPIRACION DE LA MARIHUANA Canabis, marihuana, hachis. Muchos nombres ha recibido esta pe- quefta hierba de aspecto inofensivo. Tiene defensores acérrimos y detrac- tores furibundos. La droga mas consumida en el mundo después del alco- hol y el tabaco. Un inmenso negocio que mueve miles de millones de délares cada afio, generando un ctrculo de intereses creados, una telara- fta de politica oculta que pocos conocen, pero que constituye un elemen- to importantisimo dentro de las tramas del poder oculto internacional. Enel imperio de la droga, el Canabis es el rey. efectivamente, también en este caso, también respecto a la pequefia plan- ta de curiosos efectos, existe una conspiracién, De hecho la consideracién y la prohibicién de esta planta como una droga es un hecho relativamente moderno. Pensemos que los EE.UU. se convirtieron en uno de los principales productores mundiales de Canabis, con plantaciones que se extendian en toda la extensién que abarcaba fa vista, El verde esmeralda de la manhuana tapizaba las extensas plantaciones americanas alternéndose con los copos inmaculados del algodén. Incluso los padres de la patria americana, Thomas Jefferson y George Washing- ton, dedicaban abundantes hectireas de sus respectivas fincas al cultivo de Canabis. Es increfble, pero cierto, Se trataba de un cultivo rentable y productivo ue en absoluto Se encontraba mal visto en aquellos dias. 84 isn Hay que especificar que en aquella época fumarla era uno de los usos menos extendidos de esta hierba. Sus utilidades eran muchas y variadas, y a su alrede- dor habfa una industria perfectamente estructurada para aprovechar esta explo- {aci6n. Su uso principal era en la medicina, empledndose especialmente en el ‘tratamiento de afecciones bronquiales, migrafias e incluso como tratamiento del glaucoma, De hecho, su uso en aquella época como estupefaciente era casi marginal en occidente, prefiriéadose otras para este fin. Asf durante muchos aflos el Canabis formé parte importante de la farmacopea occidental, compartiendo cartel con otras sustancias como ta morfina o la cocaina que actualmente se encuentran igualmente mal vistas Asimismo otro de sus usos principales era como fuente de materia prima para Ia industria textil. Es mas, sin el concurso de esta planta la conquista del Oeste se hubiese dificultado enormemente, pues las lonas que cubrian las cono- Cidas carretas de los pioneros estaban fabricadas de este material Banderas de marihuana La historia americana, de hecho esté repleta de Ia presencia de esta planta Miles de banderas americanas fueron hechas con tejido de céfiamo. Los primeros pantalones Levis, también estaban confeccionados de este mis- ‘mo tejido, mucho més duro y resistente que el de los actuales vaqueros de algo- dén, De esta manera, siendo un poco frivolo, aquellos primeros pantalones ‘aqueros podian pricticamente ser fumados. Toda una curiosidad del mundo del vestido, Por supuesto, también estin las tradicionales cuerdas de céflamo que se empleaban en todos los sitios y con las cuales se realizaban en nuestro pais todo Lipo de trabajos de eesteria, Pero es més, el céfiamo seria une fuente inigualable de la industria papelera, generando un papel libre del empleo de Scides y por tanto completamente ecol6gico. Si sefiores, ef maravilloso mundo de la marihuana, del Canabis, lo incluye todo. Sus pantalones podrian estar hechos de este material 0 el toldo de su terra- 220 sus pastllas para el dolor de cabeza, incluso este libro. ¥ es que para su uso en pasta de papel, el céfiamo indico tiene una produccién por hectarea cuatro veces superior a su equivalente en arbolado. Con él se acabarfan los problemas 85 de deforestacién, de lluvia écida y de polucin que genera la industria papelera, altamente contaminante en sf misma. Un panorama ciertamente idilico para los ecologistas pero que la situacién politica dista mucho de hacer viable, Claro que hay alguien que no desea ver los campos de labranza de todo el mundo, extendiéndose con el caracteristico verde brillante de esta planta de hojas serradas a pesar de los indudables beneficios que para el medio ambiente del planeta tendria el que se extendiera el uso de este cultivo como fuente prin- cipal de produccién de papel. De hecho hubo un tiempo en que fue asf y el 90% del papel de todo el mundo estaba fabricado de esté material {,Qué ha pasado pues, para que este vegetal que vistié a los cowboys ameri- anos, que sirvi6 para amarrar a los barcos de la Armada Invencible y sobre e! que se escribieron las maravillas obras literarias de todo el mundo, halla pasado a ser algo virtualmente proscrito, visto como un enemigo de la civilizaci6n y del ‘género humano en vez. de como el aliado que fue en un tiempo? {Qué pas6 aqui para que una de las plantas amigas del hombre desde épocas remotas, pasara literalmente a ser borrada de la faz de la tierra? Ciudadano Hearst Para hallar Ia respuesta a esta pregunta tendrfamos que remontamos a la ddécada de los afios 30 y a un hombre, William Randolph Hearst, el hombre més rico del mundo, viviendo en un palacio de ensueiio, en una barroca cacofonia arquitecténica que inclu‘a su propio zoolégico privado, Parece extraflo que un magnate de estas caracteristicas tuviera algo que ver con la marihuana, De hecho, sus intereses y negocios apuntaban aparentemente hacia otra direeci6n. Este hombre fue tomado por Orson Welles como principal inspiracién para su mitica pelicula «Ciudadano Kane», una perfecta alegorfa de los extre- ‘mos a los que se puede Hlegar en el ejercicio extremo del poder. ‘A Hearst no le hizo ninguna gracia la pelicula, pero hay que reconocer que cen cl asunto que vamos a tratar a continuacién el magnate real hizo honor al per- sonaje de ficcién, Y es que William Randolph Hearst debfa practicamente Ia totalidad de su for- ‘tuna a la industria del papel. La cadena de periddicos de la que era propietario era tun monstruo oraz que estaba sediento de papel. Para alimentarlo no encontré mejor procedimiento que hacerse con el mayor dispositivo de produccién papele- 86 +a de todo el pais. La raz6n de que en la industria se pasase del papel de céfiamo al de madera era estrictamente econémica, una mera cuestién de costes de pro- duccién. El cultivo del Canabis, requiere una mano de obra de labranza bastante abundante: cuidados, siembra, recoleccién, los mil y un requerimientos que exige un cultivo de plantasién como éste y que son enormemente caros. La madera, en cambio, simplemente hay que ir al bosque y cortarla, los doles erecen libres en el bosque y, por 0 tanto, no requieren més mano de obra que la de! momento de abatiros, io cual baja ostensiblemente cualquier tipo de gastos de produccién. Es indudable que esta caracteristica, muy atractiva para los accionistas de las ‘empresas papeleras, fue determinante a la hora de relegar el Canabis al olvido en cesta industria. Eso sf, el procesado de la pasta de papel es una técnica industrial bastante més perjucicial para el medio ambiente, ya que implica procedimientos quimicos sumamente agresivos. ‘Tanto por el desastre ecol6gico que supone el talar incontroladamente los bosques del mundo, como lo contaminante que es por si misma la operaci6n qui- ‘mica que incluye el procesado de la pasta, el empleo de la madera en la industria papelera es una contrariedad econdmicamente aceptable. La edad de los inventos Pero en la década de los afios 30 pas6 algo que podia haber dado la vuelta a esta situacién. Un acontecimiento inesperado que hubiera supuesto, de discurrir le historia de otra manera, el indulto para centenares de drboles en todo el mun- do, Bra la época del maquinismo, de los grandes inventos, y uno de ellos estaba Hamado a devolve: al Canabis a su justo lugar en Ia industria, Se trataba del descortezador mecénico, una pieza de maquinaria agricola especialmente diseftada para la industria del Canabis y que eliminaba la necesi- dad de mano de otra humana en una de las operaciones més trabajosas de cuan- tas implicaba este cultivo: el descortezado. Corrfa el mes de junio de 1935, y ante la industria se abria la posibilidad de obtener una fuente de papel muchisimo mas barata y sencilla de procesar que la madera. El descortezador estaba llamado a convertirse en una gran fuente de beneficios econémicos para todos. Los agricultores, especialmente los estadou- nidenses, ya se frotaban las manos pensando en los beneficios que les iba a reportar !a préxima cosecha, 87 Una nueva época de prosperidad y oportunidades venfa de la mano de este cultivo recuperado para su uso industrial Pero William Randolph Hearst no compartia esta alegria en absoluto. No solo no se frotaba las manos sino que se enfrentaba a la mayor crisis que hubie- +a visto en toda la historia de su gran imperio financiero, La base de su holding era Jas serrerfas enclavadas en bosques por todo el pais y las plantas procesado- ras de papel que contaminaban los rfos més importantes de Norteamérica El asunto era tan serio que amenazaba con llevar a la ruina a Hearst convir- tiéndole en una tanta de tantas victimas que por aquellas fechas estaba generan- do el desarrollo tecnolégico. Claro que Hearst era un hombre construido de una ppasta especial, duro, hecho a si mismo, un ganador nato al que nada podia dete- ner ni desanimar. El no se podfa quedar cruzado de brazos esperando ver como sus cifras de ventas, como sus beneficios descendfan en picado. ‘Tal vez otro se hubiera resignado y hubiese pensado en salvar del naufragio Jo més posible. Pero é1 no. Hearst no era de los que se resignaban, La base de su poder econémico era el papel, pero la base de su poder politico era la prensa. Decidié por tanto poner una de sus grandes armas al servicio de la defensa de la otra, : Elcuarto poder Asi, el San Francisco Examiner, buque insignia de la cadena de periécicos Hearst, inici6 una ofensiva informativa con el propésito de satanizar la marihua na, convirtiéndola a ojos de la opinién piiblica en una droga perniciosa y social- mente devastadora, Mientras Hearst tuviese un periddico, la batalla no estaba perdida. Claro que en los periédicos Hearst no se recogfan los estudios, muchos, que existfan en aquella época y que designaban a la marihuana no solo como una droga inofensiva sino incluso como beneficiosa. Esto no solo no interesaba a Hearst sino quc iba dircetamente en contra de ‘sus intereses. Su linea, de amarillismo indisimulado, esta vez. estaba al servicio de los intereses econdmicos del propietario y no se andaron con pafios calientes ala hora de zanjar la cuestién. ‘Asf el diablo de la marihuana comen76 a crecer y tomar fuerza en las mentes de los amerivanos influidos por la propaganda de Hearst, un peligro nuevo en forma de cigarrillo empezaba a acechar a la vulnerable opinién pablica america- 88. na, El caso de Hearst y la marihuana es uno de los ejemplos més claros del poder que a veces puede ‘ener la prensa si se dedica de manera interesada un determi- nado interés. Hearst posefa una colosal maquinaria propagandistica que sabfa utilizar con rmaestrfa. Pero la opinién piblica no bastaba, era simplemente un punto de apo- yo. Lo que querfa Hearst era apuntar directamente al poder legislativo, la ‘marihuana tenia que ser prohibida, erradicada de los Estado Unidos. Claro que Hearst aunque poderoso, estaba solo. [Necesitaba un aliado y lo fue a encontrar en la empresa petroquimica Dupont ‘cuyas enormes faciorfas aunque coronadas de gigantescas chimeneas que cons- tantemente escupfan humos, t6xicos de todos los colores se extendfan alo largo y ancho de los Estados Unidos. Dupont no era insensible ni mucho menos al pro- ‘blema de la marihvana. Todo lo contrario. De hecho pars ellos el asunto tenia un doble vertiente, no s6lo tenfan la patente del dcido sulfirico que se emplea en el procesamiento de la pasta del papel, sino que ademas se acababan de desarrollar dos fibras sintéticas el ray6n yel nylon, con el cue competfan directamente la fibra y el céfiamo. Sus pérdidas fen el caso de que ésta se volviera a popularizar y a extender su uso serian astro- némicas. Y si Hearst ere un personaje controvertido Dupont tenfa los contactos nece- sarios en las altas esferas americanas, como para Hevar a buen fin su propésito. Siel principal de sus contacto era Andrew Mellon, presidente del Mellon Bank, fuente principal de los recursos financieros de la firma Dupont, Este hombre tenfa una sobrina que providencialmente se encontraba casada con Harry Ans- linger comisionado del departamento federal de narcéticos. Un hombre que en muchos otros asuntos turbios, como el caso MK-ULTRA proporcion6 a ciertas, agencias gubernamentales americanas narcéticos para llevar a cabo inconfesa- bles experimentos. La «Santa Alianza» Eleje, Anslinger-Dupont-Hearst, tuvo su principal éxito en el testimonio del primero, en el Congreso respecto al tema de la marihuana que consistié en una serie de articulos del periddico Hearst, lefdos en voz alta ante los miembros del legislative norteamericano, articulos sensacionalistas, escritos con un evidente 89 propésito propagandista, reportajes en los que se podia leer burdas y tan absur- das como: «si el horroroso monstruo de Frankenstein se encontrase frente a fren- te con el monstruo de la marihuana, caeria muerto de miedo», articulos en los que se acusaba a la marihuana de generar la violencia callejera. Es curioso porque en 1944, un informe elaborado por los médicos del hospi- tal neoyorquinos de La Guardia, decfa que los efectos de la marihuana eran jus- tamente los contrarios. Claro que nuestro hombre tenia respuesta para préctica- ‘mente todo, entonces cambié el tono de su discurso diciendo que si la marihuana hacia pacifica a la gente, no eran precisamente pacifistas lo que necesitaba los Estados Unidos para luchar en sus guerras. Era una batalla que la marihuana tenia perdida de antemano. Habja demasiados intereses en contra de la influyente hierba y asf en 1937, la marihuana fue definitivamente prohibida en los Estados Unidos. Como es légico el tipico efecto dominé, Mas tarde 0 mas temprano esa prohibicién se haria extensible al resto de los pafses del mundo, Este caso si bien no es uno de los més terribles que se recogen en el presen- te libro, es quizé uno de los més ejemplificadores respecto al poder que pueden Iegar a tener las grandes corporaciones en las sociedades democréticas occi- dentales. Hearst, el Banco Mellon o la petroquimica Dupont, juntos 0 por sepa- rado pudieron dictar una ley que estuviera acorde con sus intereses econdmicos. El poder econdmico acaba influyendo determinantemente en las decisiones del poder politico. Son cosas que no s6lo son propias de tiempos pasados, cosas que pueden Hegar a suceder actualmente, porque de hecho Ia historia de Ta ‘marihuana no acaba aquf. Se podrfa decir que en ese punto de 1937 es cuando realmente empieza. Prohibicién y contrabando Tal y como pas6 con el alcohol en Ia época de la prohibicion americana, en el momento en que se proscribe la sustancia comienza la truculenta historia de su tréfico ilegal. Un contrabando que a los contribuyentes de todo el planeta les cuesta millones de d6lares de sus impuestos gastados en su represién, a la vez que se enriquece a mafias que obtienen pingiles beneficios vendiéndolo a preci- ‘sos desorbitantes poniendo como excusa la clandestinidad de todo su proceso de plantacién, elaboracién y comercializaci6n. Un proceso en el que cuando existe 90 ‘una intromisién poliial siempre terminan por caer los mas débiles, mientras que las cabezas de todas las mafias contrabandistas permanecen en el anonimato, De hecho, en EE,UU. la paranoia ha Ilegado a tal extremo que las plantacio- nes de Canabis propias y de otros paises son rociadas desde el aire con Paracuat, tun veneno extremadamente activo, situacién que en el colmo de lo surrealista ha hhecho protestar al propio presidente de Chevron, la empresa que manufactura esta sustancia en los BE.UU. y que considera una verdadera atrocidad que su producto sea utilizaco en este tipo de operaciones ya que podrfan acabar intoxi- cados seres humanos de resultas de este comportamiento. ‘Ademés sigue habiendo importantisimos intereses econdmicos en contra de Ja legalizacién del Canabis. Existe una empresa farmacéutica, la Eli Lilly, de la cual fue director entre 1977 y 1979, ni mas ni menos que el ex presidente ame- ricano George Bush, y que tiene un multimillonario negocio por las patentes de la reproduccién sintética de los principios activos del Canabis, parte fundamen- tal de muchas medicinas entre ellas una de consumo muy extendido llamado Darvon. Si el Canabis fuera legalizado, las pérdidas de esta empresa farmacéutica, cuyos contactos en las altas esferas americanas son muy poderosos, serfan rui- nosas y le harfan entrar en un proceso de crisis. Asf pues, tenemas por fin la explicacién de por qué drogas mucho més per- niciosas para la sociedad como pueden ser el alcohol y el tabaco, cuyo coste social asciende a miles de millones de délares anuales siguen siendo legales y no Joes el Canabis. Una situacién aparentemente absurda pero que obedece a una situacién muy conereta, {Cual? Muy sencillo, con el alcohol y el tabaco no se pueden hacer fibras tex- tiles ni papel, ni medicinas baratas. No sirven para otra cosa que para ser const- midos, Por esta misma razén a nadie le importa que el alcohol y el tabaco sean legales o ilegales, independientemente de los cénceres de pulmén o los acciden- tes de tréfico que provoquen por doquier. Querdmoslo 0 no el mundo es asf. 91

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