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Por esto realmente los seres humanos no conocemos hasta dónde lo que
percibimos es un producto de nosotros mismos (sentimientos y emociones) y
de nuestras expectativas (es decir, siempre estamos esperando o deseando)
culturales y sugestiones aceptadas por nosotros. Que a través del medio
ambiente y la educación como instrumentos coercitivos nos han impuesto
desde nuestra niñez quienes organizan y administran un estado.
Para explorar o examinar los hechos como son, tenemos que estar libres de
prejuicios, libres de cualquier condicionamiento, de cualquier filosofía o
creencia o miedo.
El analizador es el censor, la entidad que se arroga la autoridad para analizar porque supone tener
conocimiento para ello.
Y es así como, en resumen se puede decir que toda la realidad que
aprehendemos es una realidad ya interpretada y a priori, y todo esfuerzo de
conocimiento es siempre una interpretación de otra interpretación. Debido a
ello, Cézanne solía decir: Que difícil es acercarse a la naturaleza con
ingenuidad. Sin embargo para hacerlo es necesario deponer todas nuestras
creencias y sobretodo aprender cómo detener el dialogo interior y todos los
procesos cognitivos.
El analizador es el censor, la entidad que se arroga la autoridad para analizar porque supone tener
conocimiento para ello.
Por esta misma razón, las observaciones, datos o hechos científicos carecen
de existencia propia independiente, y están siempre ligados de manera
inextricable al contexto situacional y personal del observador, realidad que
conviene tener muy presente a la hora de interpretar un hecho o un evento
determinado.
Aristóteles señaló que lo que está dado a los ojos (es decir, lo que se percibe)
es la intención del alma. Con esto quiso decir que la intención (el intento), el
interés o deseo con que miramos las cosas u objetos del mundo físico tiene
tanto poder sobre nuestros órganos sensoriales que acomoda o transforma
estos objetos, adaptándolos perceptivamente a su perspectiva.
La intención con que examinamos, por ejemplo, una casa (si deseamos
adquirirla para vivir en ella, comprarla para revenderla, pasar en ella un fin
de semana o verla para pintar un cuadro artístico), nos lleva a ver un objeto
diferente, y aun las mismas cosas tienen un significado especial en cada caso
o situación.
El analizador es el censor, la entidad que se arroga la autoridad para analizar porque supone tener
conocimiento para ello.
Esta masa de conocimiento resultaría abrumador, confusa e inútil, e incluso
podría afectar mentalmente a una persona determinada al no saber cómo
controlarla o utilizarla adecuadamente. Debido a ello, nuestra percepción
selecciona lo que es prácticamente útil y necesario. Nuestra observación
(interna e externa) de cosas y hechos está guiada por una INTENCION y un
propósito determinados. Lo que impone desde un principio a nuestra
percepción un conjunto estructurado, una estructura total que posee un
significado personal.
El mundo que nos rodea es un misterio. Y los hombres no son mejores que
ninguna otra cosa. Si una planta es generosa con nosotros, al proporcionarlos
sus frutos como alimento. Por lo tanto, debemos darle las gracias, o quizá no
nos deje ir. De igual manera con los animales.
El analizador es el censor, la entidad que se arroga la autoridad para analizar porque supone tener
conocimiento para ello.
En la ciencia, el proceso de nuestro conocimiento tiene ordinariamente como
meta aprehender los universales; estos universales, una vez concebidos, se
llaman conceptos. Podríamos definir el concepto como la esencia de una
cosa en el pensamiento. Sin embargo, también podemos conocer las
realidades en su individualidad, singularidad y unicidad, las cuales sólo
formarían parte de un concepto general y perderían gran parte de su riqueza
idiosincrásica: pensemos por ejemplo, en lo mucho que desconocemos de
una persona cuando de ella sólo tenemos una serie de conceptos generales,
como el hecho de que sea italiana, extrovertida, político, católico, etc.
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El analizador es el censor, la entidad que se arroga la autoridad para analizar porque supone tener
conocimiento para ello.
Hacerse responsable
Cuando un hombre decide hacer algo, debe ir hasta el fin, pero debe aceptar
la responsabilidad por lo que hace. Haga lo que haga, es decir, cualquiera que
sea su actividad productiva, y luego seguir adelante con sus acciones sin
tener ni remordimientos ni dudas acerca de ellas. Por ejemplo, Martin
Lutero, y el protestantismo, logró construir un parte aguas en la historia.
Lo anterior se da, debido a que las personas nunca se interesan por ilustrar el
espíritu. Se la pasan todo el tiempo en lamento tras lamento (excusas y
pretextos), toda la vida porque nunca se hacen responsables de las
decisiones, si se hubieran hecho responsables de alguna actividad, y bajo la
dirección de una disciplina, y un método entonces otra cosa seria.
Por ejemplo, un cazador sabe que atraerá a sus trampas una y otra vez, así
que no se preocupa. Preocuparse es ponerse al alcance, sin quererlo. Y una
vez que te preocupas, te agarras a cualquier cosa por desesperación; y una
vez que te aferras, forzosamente te agotas o agotas a la cosa o la persona de
la que estas agarrado.
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El analizador es el censor, la entidad que se arroga la autoridad para analizar porque supone tener
conocimiento para ello.
Un cazador usa su mundo lo menos posible y con ternura, sin importar que el
mundo sean cosas o plantas, o animales, o personas o poder. Un cazador
tiene trato íntimo con su mundo, y sin embargo es inaccesible para ese
mismo mundo.
Pero para ello, el cazador debe tomarse tiempo para observar los sitios
donde comen o anidan los animales, es decir, conocer todas las actividades
que realizan como cosas cotidianas, con el fin de determinar la colocación de
las trampas; luego las instala por la noche, y al día siguiente todo lo que tenía
que hacer era asustar a sus presas para que estas se dispersen y cayesen en
las trampas.
Por ello, un buen cazador conoce sobretodo una cosa: conoce las rutinas de
su presa. Eso es lo que lo hace un buen cazador.
Ser cazador es mucho más que solo atrapar animales. Un cazador digno de
serlo no captura animales porque pone trampas, ni porque conoce las rutinas
de su presa, sino porque el mismo no tiene rutinas. Esa es una ventaja. No es
de ningún modo como los animales que persigue, fijos en rutinas pesadas y
en caprichos previsibles: es libre, fluido y sobre todo imprevisible.
Para ser cazador uno tiene que romper con las rutinas, es decir, dejar de ser
previsible. Ya que todos los seres humanos nos comportamos como la presa
que perseguimos. Eso, por supuesto, nos hace ser la presa de algún otro.
Ahora bien, el propósito de un cazador, que conoce todo esto, es dejar de ser
el mismo una presa.
Pero hay ciertos animales que son imposibles de rastrear. Hay ciertas clases
de venado, por ejemplo, que un cazador con mucha técnica puede encontrar,
a lo mejor, una vez en su vida.
El analizador es el censor, la entidad que se arroga la autoridad para analizar porque supone tener
conocimiento para ello.
Un cazador, en cambio cuando se adentra en el monte, nunca se mete a
ninguna parte sin fijar sus puntos de protección; por lo tanto, se pone de
inmediato a cubierto. Deja caer su poncho al suelo, o lo cuelga de una rama,
como señuelo, y luego se esconde y espera a ver qué hace la presa.
Todos los seres humanos, como cualquier hombre merecemos todo lo que es
la suerte de los hombres, es decir: la alegría, dolor, tristeza y la lucha, y la
naturaleza de nuestros actos carecían de importancia siempre y cuando
actuáramos como guerreros.
Por ello, se puede decir que, lo más difícil en este mundo es adoptar el ánimo
de un guerrero. De nada sirve estar triste y quejarse, o sentirse justificado de
hacerlo, creyendo que alguien nos está siempre haciendo algo. Nadie le está
haciendo nada a nadie, mucho menos a un guerrero.
Así que, por mucho que el ser humano se compadezca de sí mismo, tiene que
cambiar para darse cuenta de las hermosas cosas que suceden en este
planeta tierra. Y solo así podrá apreciar y disfrutar las maravillas.
Una de las grandes desgracias que aquejan al ser humano, es que ninguno de
nosotros tiene tiempo suficiente para llevar a cabo o en plenitud el gran
proyecto o planes de nuestra vida, y la continuidad no tiene sentido en este
mundo pavoroso y de misterio.
El analizador es el censor, la entidad que se arroga la autoridad para analizar porque supone tener
conocimiento para ello.
Debemos de ponerle atención al lazo que nos une con la muerte, sin
remordimiento ni tristeza ni preocupación. Debemos de poner atención en el
hecho de que no tenemos tiempo, y dejar que nuestros actos fluyan de
acuerdo con eso.
Que cada uno de nuestros actos sea la última batalla sobre la tierra. Solo bajo
tales condiciones tendrán nuestros actos el poder que les corresponde. De
otro modo serán, mientras vivamos, los actos de un ser humano tímido.
Pero si el ser humano, está consciente de que va a morir no hay tiempo para
la timidez, sencillamente porque la timidez te hace agarrarte de algo que solo
existe en tus pensamientos. Te apacigua mientras está en calma, pero luego
el mundo de pavor y misterio abre la boca para ti, y entonces te das cuenta
de que tus caminos seguros nada tenían de seguro. La timidez nos impide
examinar y aprovechar nuestras capacidades y habilidades como hombres
excepcionales y maravillosos que somos.
El analizador es el censor, la entidad que se arroga la autoridad para analizar porque supone tener
conocimiento para ello.
Un hombre de conocimiento (un guerrero) es alguien que ha seguido de
verdad las penurias del aprendizaje. Un hombre que, sin apurarse ni
desfallecer, ha llegado lo más lejos que puede en desentrañar los secretos y
los misterios del poder personal. Y solo se preocupa por como almacenar ese
poder personal y utilizarlo adecuadamente.
Para ello, tienen que pasarte cosas muy drásticas (dolor y sufrimiento) para
que permitas a tu cuerpo aprovechar lo que has aprendido.
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El analizador es el censor, la entidad que se arroga la autoridad para analizar porque supone tener
conocimiento para ello.
Hoy en día, aun se puede apreciar que, la educación formal, la ciencia, la
religión organizada, la propaganda y la política han fracasado. Ellas no nos
han traído paz, aun cuando el hombre ha progresado tecnológicamente en
forma increíble. Éste, sin embargo, continúa tal como ha sido por muchos
años: pendenciero, codicioso, envidioso y agobiado por grandes sufrimientos.
Por lo tanto, para examinar qué haremos, en un mundo tan perturbado, tan
brutal, tan completamente infeliz, tenemos que examinar no sólo que es el
vivir, pero antes de ello, es importante conocernos a nosotros mismos.
Así, pues, mirar significa observar con cuidado, con afecto, de manera que
juntos veamos lo que realmente es, pero para ello, es necesario estar libres
de la imagen que tenemos de nosotros mismos.
El analizador es el censor, la entidad que se arroga la autoridad para analizar porque supone tener
conocimiento para ello.
Es muy importante, aprender a ver, a observar. ¿Y qué es lo que
observamos? No es únicamente el fenómeno externo, sino también el estado
interno del hombre.
De manera que sólo nos interesa averiguar si el hombre, tal como es, puede
transformarse radicalmente a sí mismo, no de acuerdo con una teoría o
filosofía en particular, sino viendo realmente lo que es. Tenemos que
observar y ver por nosotros mismos lo que realmente somos. Para ello es
necesario conocernos a nosotros mismos.
Tenemos que vivir libremente –no para hacer lo que nos guste, sino para vivir
felices jubilosos. Un hombre que tiene el corazón lleno de júbilo no siente
odio, ni violencia, ni acarreara la destrucción de otro. Ser libre significa que
no hay condenación, en forma alguna, de lo que vemos en nosotros mismos.
Es decir, la mayoría de nosotros condenamos o interpretamos, o justificamos;
nunca miramos sin justificar o condenar.
Cuando utilizamos la lucha de los contrarios, este hecho nos impide observar
lo que realmente somos.
El analizador es el censor, la entidad que se arroga la autoridad para analizar porque supone tener
conocimiento para ello.
Cuando hayamos comprendido la violencia en nosotros mismos, puede que
entonces no sea necesario observar la externa, porque lo que somos
internamente es lo que proyectamos fuera. Esa violencia en nosotros mismos
es el resultado de la propia naturaleza, de la herencia o de la llamada
evolución de la humanidad.
Desde la niñez nos educan para ser violentos, competidores, brutales unos
con otros.
Significa que uno mismo ve muy claramente, y por lo tanto, sin selección, la
forma en que esa división entre el observador y lo observado crea malestar,
confusión y sufrimiento.
El analizador es el censor, la entidad que se arroga la autoridad para analizar porque supone tener
conocimiento para ello.
Lo cual significa que debemos estar libres del pasado. Para mirar
necesitamos gran energía, debemos tener intensidad. Sin pasión no podemos
mirar. A menos que tengamos gran pasión e intensidad, no podemos mirar la
belleza de una nube, o las maravillosas montañas que existan en algún lugar.
Tenemos que darnos cuenta no solo de las cosas externas, sino también del
movimiento interno de la vida, del movimiento interno de los deseos,
motivos ansiedades, temores, sufrimientos.
Desde luego, darnos cuenta sin elección es darnos cuenta del color de la ropa
que alguien usa, sin decir me gusta, o no me gusta, sino simplemente
observar; mientras estamos sentados en algún lugar debemos de observar el
movimiento de nuestro propio sentimiento, sin condenar, sin justificar, sin
elegir.
El analizador es el censor, la entidad que se arroga la autoridad para analizar porque supone tener
conocimiento para ello.
Cuando miramos de ese modo vemos que no existe el observador. Ya que el
observador es el censor, que depende del pasado, y cuando el pasado mira,
es inevitable que separe, condene o justifique un hecho o una acción
determinada.
Por lo tanto, vivir en el pasado es estar libre del tiempo; y cuando usted dice
si, está introduciendo el tiempo. Y el tiempo constituye el más grande
sufrimiento.
A menos que la mente (la psiquis humana) este absolutamente libre del
temor, toda clase de acción engendra más perjuicio, mas desdicha, más
confusión.
Para aprender tiene que haber libertad, un gran interés, y tiene que haber
intensidad, pasión y urgencia. No puede aprender si les falta pasión o
energía para investigar. Si existe cualquier clase de prejuicio, cualquier
predisposición de agrado o desagrado, de condenación, no es posible
aprender, porque entonces uno meramente distorsiona lo que observa.
A menos que la mente esté absolutamente libre del temor, toda acción
genera más perjuicio, más desdicha, más confusión.
El analizador es el censor, la entidad que se arroga la autoridad para analizar porque supone tener
conocimiento para ello.
Temores físicos y psicológicos
El proceso total del presente nunca es libre porque tiene sus raíces en el
pasado, el pensamiento nunca es nuevo. No hay libertad en la selección
porque el pensamiento está funcionando cuando seleccionamos. El
pensamiento tiene que ser utilizado eficientemente, objetivamente, sin
sentimiento o emoción alguna.
El analizador es el censor, la entidad que se arroga la autoridad para analizar porque supone tener
conocimiento para ello.
Desde la niñez se nos educa para ser católicos, protestantes, americanos, o lo
que sea. Somos el resultado de propaganda repetida y nosotros
continuamos repitiéndola. Somos seres humanos de segunda mano.
Para comprender todo esto, uno tiene que observarse a sí mismo. Uno es el
resultado del mundo; uno es un ser humano que forma parte de otros seres
humanos, quienes tienen los mismos problemas, es decir problemas
humanos.
Únicamente entonces podrá uno vivir como un ser humano total, sin jamás
hacer daño alguno.
Uno tiene que comprender y aceptar que la mente humana parlotea, porque
la mente pasa de una cosa a otra continuamente, es decir, nunca cesa o para
de estar procesando pensamientos.
El analizador es el censor, la entidad que se arroga la autoridad para analizar porque supone tener
conocimiento para ello.
Si cambias las ideas (patrones cognitivos y afectivos), cambias los estados
emocionales (es decir, las siguientes emociones: histeria, enojo, ira,
depresión, tristeza, ansiedad, preocupación, autoconcepto, etcétera.
producen un estado emocional que se manifiesta en cargas psíquicas o
emocionales), y existe mayor probabilidad de construir y transformar la
realidad inmediata y circundante, y así se logra comprender la felicidad y la
alegría.
Todas las cosas o eventos que se manifiestan las atraemos por nosotros
mismos, a través de nuestros pensamientos y sentimientos (procesos
cognitivos y afectivos positivos o negativos), por ello es importante reconocer
El analizador es el censor, la entidad que se arroga la autoridad para analizar porque supone tener
conocimiento para ello.
que los pensamiento y sentimientos se transforman y se manifiestan en
hechos cotidianos, es decir, en cosas o sucesos diarios.
Por ello, cuando enfocas o intencionas algo con gran intensidad y además lo
visualizas como si ya existiera, entonces esa gran pasión y entrega hacen que
las cosas o eventos se materialicen y suceden con mayor rapidez.
Por ello, es muy importante que con aquello que deseas intensamente seas
muy prudente. Ya que todas las cosas que imaginas como deseos, anhelos y
necesidades en cualquier momento determinado pueden manifestarse o
construirse.
El origen de todos los problemas del ser humano son las cargas emocionales,
los pensamientos habituales, ES DECIR la historia personal.
El miedo siempre existe en relación con algo, es decir, no existe por sí mismo.
El analizador es el censor, la entidad que se arroga la autoridad para analizar porque supone tener
conocimiento para ello.
Si alguien tuvo dolor; existe el recuerdo (sensación) de ello y no quiere que se
repita mañana.
El analizador es el censor, la entidad que se arroga la autoridad para analizar porque supone tener
conocimiento para ello.
¿De qué depende la percepción en la descripción de la realidad?
¿Por qué y para qué el censor o analizador, juzga, evalúa, condena y justifica?
El analizador es el censor, la entidad que se arroga la autoridad para analizar porque supone tener
conocimiento para ello.
El origen de todos los problemas del ser humano son las cargas emocionales,
los pensamientos habituales, ES DECIR la historia personal.
PELICULAS
1. EN BUSCA DE LA FELICIDAD
2. EL ILUSIONISTA
3. MENTE INDOMABLE
4. MENTE BRILLANTE
5. EL ÚLTIMO EMPERADOR
6. SIETE AÑOS EN EL TIBET
7. LA TERMINAL
8. PATCH ADAMS
9. EL VIDENTE
10.A PRUEBA DE FUEGO
11.CICATRICES
12.GLADIADOR
13.EL PIANISTA
14.MÁS ALLA DE LA SIGUIENTE MONTAÑA
15.QUE REALMENTE SABES DE LA REALIDAD
16.EL GRAN SECRETO
17.MARTIN LUTERO
18.NOSTRADAMUS
19.HOMBRES DE HONOR
20.CONVERSACIONES SON DIOS
21.EL CAMINO DEL GUERRERO
22.EVITA PERON
23.TITAN
24.LA FAMILIA DEL FUTURO
25.ALICIA EN EL PAIS DE LAS MARAVILLAS
26.EL CONDE DE MONTECRISTO
27.ROCKY BALBOA
28.HITCH
29.EL PRINCIPITO
30.EL VUELO DEL AVE FENIX
31.EL JARDINERO FIEL
32.LAS MANIAS DE LA MENTE
El analizador es el censor, la entidad que se arroga la autoridad para analizar porque supone tener
conocimiento para ello.
33.LOS ULTIMOS SOLDADOS
34.LOS CAMPEONES
35.PERL HARBOR
36.LOS JOGIES DEL TIBET
37.EL BUDISMO
38.KPAX
39.EL CIRCO DE LA MARIPOSA (CORTO METRAJE)
40.CRIMEN Y CASTIGO (DOSTOSKY)
41.LOCOS DE IRA. NICHOLSON AND SANDLER.
42.LA TEMPESTAD.
43.TODO POR AMOR.
44.LAS CINCUENTA CITAS.
45.EL HOMBRE BICENTENARIO.
46.EL ÚLTIMO SAMURAI.
47.CRUZADA.
48.LO QUE EL SEÑOR PUEDE CAMBIAR.
49.LAGRIMAS DE SOL.
50.VOCES INOCENTES.
FUENTES BIBLIOGRAFICAS
1. SHIDARTA GAUTAMA, HERMAN HERSSE
2. EL LOBO ESTEPARIO.
3. EL LOCO: LÁGRIMAS Y SONRISAS. JALIL GIBRAN
4. EL PROFETA. JALIL GIBRAN
5. EL CABALLERO DE LA ARMADURA OXIDADA
6. EL ALQUIMISTA
7. CONFESIONES DE UN PEREGRINO
8. BRIDA
9. EL GUERRERO DE LA LUZ
10.EL MUNDO DE SOFIA
11.EL MONJE QUE VENDIO SU FERRARI
12.TUS ZONAS ERRONEAS
13.EL CIELO NO ES EL LÍMITE
14.EL LIBRO DE LOS SECRETOS. DEEPAK CHOPRA
15.YO SOY LA PUERTA. OSHO
16.EL REBELDE
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FUENTES BIBLIOGRAFICAS
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PALABRAS CLAVE
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conocimiento para ello.