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Prologo

A pedido de nuestro hermano Xabier, el editor de este trabajo, con o


rgullo y placer he aceptado hacer un póstumo homenaje a la memoria de nuestra madr
e dedicando los momentos más importantes de la vida de ella en mí vida por su gran i
nfluencia en mi existencia. Es una historia familiar complicada por dos guerras
que nuestros padres vivieron y fueron victimas de ellas: la Guerra Civil Española
y la Segunda Guerra Mundial.
Nuestra madre era de una personalidad serena, con mucho sentido común,
integra, devota, precisa, práctica, no soñaba, obraba, muy trabajadora, cumplidora,
comprensiva, dedicada a la familia y renuncia de si misma y muy leal a su fe y
su fe le ayudaba. Uno de sus dichos favoritos era Dios aprieta pero no ahoga. No i
mportaba lo cansada que estaba, ella rezaba el rosario con letanía cada noche y no
s invitaba acompañarla y nosotros aunque a veces no muy contentos lo hicimos. Tenía
una gran habilidad para hacer con sus manos maravillas, sabía como transformar alg
o ordinario en extraordinario. Dominaba el arte de la cocina, del tejido, costur
a, tapicería, pintura y jardinería. Su agilidad para los números era insuperable, y er
a una gran administradora. Tenía valor y confrontaba con situaciones que nuestro p
adre no podría enfrentar. Ella evitaba darle disgustos a nuestro padre ocultando m
uchas de las cosas que nosotros no hacíamos muy bien. Las circunstancias que le to
có vivir fueron extraordinariamente difíciles, pero ella siempre estaba dispuesta a
sobrepasar cualquier obstáculo si con ello traía felicidad y paz a nuestro padre y a
nosotros. La ausencia de su segunda hija fue muy dolorosa durante toda su vida
. Así como nuestro padre nos enseñó a pensar, a conocer y amar el euskera y a Euskadi,
Ama nos enseñó a rezar, amar y a obrar.
Durante los siete años de mi niñez, que estuve lejos del cuidado de nuestros padres,
viví bajo el cuidado de los hermanos y el anciano padre de ama. Residí en el mismo
pueblo que nuestra madre nació y creció, asistí al colegio donde ella se educó, y tuve
a la misma profesora que a ella la educó. El legado más preciado que ama me ha dejad
o, ha sido confianza en mi misma y su gran fe cristiana que no le abandonó a ella
aun en los peores momentos de su vida, por el contrario le dio fortaleza para po
der navegar a la deriva por diferentes países y en difíciles circunstancias. Fue una
cruz para nuestros padres vivir lejos de todo lo que les fue más querido y dejado
atrás para siempre.
Nuestro padre de verdadera fe cristiana fue trabajador incansable
por la causa vasca, y en su pueblo natal de Algorta, Getxo, se erigió una plaza q
ue lleva su nombre como homenaje póstumo al gran orador, escritor, traductor y ama
nte de su estirpe vasca. El fue un gran hombre y junto a un gran hombre siempre
hay una gran mujer, la que fue su esposa y compañera fiel toda su vida, nuestra ma
dre. A la muerte de aita, ama recopiló las memorias de todos sus años juntos. Escrib
ió nueve cuadernos que más tarde transfirió a quince casetes que ella grabó. En estas c
intas magnetofónicas describió los pasajes de los años vividos juntos, con la misma em
oción que los vivió y con ellos a su muerte nos ha dejado un legado inolvidable a no
sotros sus hijos y nietos.
Aita en el ocaso de su vida le dedicó este pequeño poema a nuestra madre
que resumía sencillamente lo que ella fue para el. El se lo entrego el día de su cu
mpleaños, 10 de setiembre de 1968. El moriría cinco meses mas tarde.
FELICIDADES
Para la noviecita
Más rebonita
Que fue después esposa
Fiel y amorosa
Y la madre tierna
El hogar gobierna
Y la abuelita
Que con mimo y cariño
La pena quita
A la que fue en cada estado
Y en cada edad
Supo ser un dechado
Felicidad!
Aita

Bibliografía
1. La principal fuente de información ha sido Recuerdos de Ama: Cassettes grab
ados por ella, con narraciones de su vida entre los años 1926 y 1970, los 15 casete
s grabados por ama, terminados en febrero, 1972. Estos casetes son una historia
oral de los años convividos con nuestro padre.
2. Robert P. Clark, The Basques: The Franco Years and Beyond (Reno, Univers
ity of Nevada Press, 1979).
3. Ana López Asensio, Colegio Madre Del Divino Pastor (Getxo: Ayuntamiento de
Getxo, 2004).
4. Don Félix Acha, Recuerdos de Las Arenas, dos tomos (Las Arenas: Imprenta A
renas, 2004, 2005).
5. Don Carlos M. Zabala Altube, Guecho, Anteiglesia del señorío (Bilbao: Editor
ial La Gran Enciclopedia Vasca, 1968).
6. William Wiser, The Twilight Years: Paris in the 1930s (New York: Carroll
& Craft, 2000).
7. Dorothy Legarreta, The Guernica Generation: Basque Refugee Children of t
he Spanish Civil War (Rena, NV: University of Nevada Press, 1984.
8. León Grinberg and Rebecca Grinberg, Pyschoanalytic Perspectives on Migrati
on and Exile, traducido del español por Nancy Festinger (New Haven: Yale Universit
y Press, 1989).
9. Mirentxu Amezaga, Nere Aita (San Sebastian: Editorial Txertoa, 1991).

LA VIDA DE MERCEDES IRIBARREN DE AMEZAGA


GURE AMA
TRIBUTO A NUESTRA MADRE
POR
Mirentxu Amezaga

CAPITULO I
ECOS DEL OLVIDO
Nuestros padres eran Vicente de Amezaga, natural de Algorta, Getxo, y Mercedes I
ribarren oriunda de Las Arenas, Getxo. Mis hermanos y yo somos productos de dos
fuentes vascas: una de origen marítimo por parte de aita y la otra de origen piren
aico por parte de ama.
Los resultados de información genética, ADN que mi esposo y yo hemos hecho recientem
ente nos dicen que por la línea paterna nuestros ascendentes Amezaga salieron hace
10.000 años de lo que es hoy el sur de Rusia y Ucrania, donde residían lo que los g
riegos llamaban Escitas, (un grupo de nómadas y seminómadas con los que habían entrado
en contacto en la región del Mar Negro). Vinieron por mar atravesando la costa At
lántica y atravesando diferentes países europeos llegaron a Euskadi viviendo desde e
ntonces en la zona entre montaña y mar, área divisoria existente hoy en día.
Por línea materna, Iribarren, somos descendientes de gente de la Edad de Piedra, l
os primeros pobladores de Europa. Hace unos 45.000 años desde el Medio Oriente, e
ntraron al Valle del Baztán donde permanecieron por los últimos 25.000 años. El Valle
del Baztán está en el norte de Navarra enclavado en el Pirineo Atlántico, lugar de pra
dos y colinas, palacios y caseríos de piedra rosácea con grandes balconadas, monaste
rios, puentes medievales, monumentos megalíticos y cuevas que nos hablan de su época
paleolítica. Formado en la cuenca alta del Río Bidasoa que en esta zona recibe el n
ombre de Río Baztán, a 59 kilómetros al norte de Pamplona y al este del País vasco-Francés
. Paraje donde tuvo lugar la Batalla de Roncesvalles (15 de agosto de 778) en qu
e el ejercito de Carlomagno fue derrotado por los vascones. Ver foto del pueblo
de Valcarlos, en el Valle del Baztán.
Para el siglo XVII, cuando el nombre de la familia Iribarren empieza aparecer ce
rca la provincia de Guipuzcoa, es claro que los Iribarren estaban dejando los Pi
rineos yendo a pueblos y ciudades mas prósperas cerca de la costa Cantábrica. En 186
4, en el pueblo costero de Motrico nació nuestro abuelo Inocencio. Sus padres eran
Pedro José Iribarren (1828) originario de Motrico, Guipuzcoa, y su madre Juana Eg
aña (1837) de Escoriaza, Guipuzcoa. Inocencio era el miembro más jóven de la familia q
ue creció en este placentero pueblo guipuzcoano de pescadores, Motrico, Guipuzcoa,
a orillas de Mar Cantábrico en el límite con Vizcaya. Sus costas son acantiladas do
nde se abren dos pequeñas bahías, una es con el núcleo urbano y el puerto y la otra la
s playas que comparte con Ondarroa. La villa de Motrico fue fundada en 1294 y to
ma su nombre del río en cuya desembocadura se ubica el río Deva. Tiene una gran play
a que es su atractivo turístico principal. En otra época hubo un puerto comercial im
portante, en la actualidad se utiliza como puerto deportivo y de recreo.
En 1872 nació nuestra abuela Juliana Gorostegui en Deva, Guipuzcoa. Este nombre de
familia Gorostegui se origina en el pueblo de Bergara, al oeste de la provincia
de Guipuzcoa, probablemente acerca del siglo XVII, y en vasco se traduce como l
ugar europeo donde crece el acebo. Sus padres eran José Antonio Gorostegui (1829)
oriundo de Abaltxisketa, Guipuzcoa, y María Josefa Urkidi (1844) de Motrico, Guip
uzcoa.
A Deva le rodean los montes de 800 a 900 metros de altitud que están a poca distan
cia de la costa. La cueva de Ekain es una cueva con importantes pinturas rupestr
es de Deva. Entre las que se destaca, un grupo de caballos que son de máxima relev
ancia del periodo magdaleniense (15.000-12.000 AC) y hacen que Ekain este consid
erada como uno de los principales santuarios prehistóricos europeos. Esta cueva es
tá incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
Para nosotros la historia de los Iribarren comienza en 1876 al final
de la segunda guerra carlista. Inocencio nació en 1864 y Juliana Gorostegui, a pr
incipios de 1870. Y en sus juventudes presenciaron una lucha monumental en España
entre fuerzas de modernización y centralización por un lado, y los que apoyaban libe
rtades, regionales y tradicionales llamados los fueros, por el otro.
Es importante incluir la historia de nuestro bisabuelo Elías Iribarren, que luchó a
favor de los Carlistas en la segunda guerra. Después de terminar la guerra, Elías vo
lvió a su casa, pero era perseguido por las fuerzas liberales que habían sentenciado
a todos los milicianos ex-carlistas al exilio o la muerte. Un día, ellos vinieron
a detener a Elías, que estaba escondido en el pajar. Sin poder encontrarlo los so
ldados decidieron irse cuando se le ocurrió al comandante preguntar a los niños que
estaban jugando afuera donde estaba su padre. El mas pequeño, Inocencio, sin darse
cuenta que sellaba la suerte de su padre apuntó el pajar y los soldados al encont
rarlo lo fusilaron allí mismo
Deva, el pueblo de nuestra abuela Juliana queda a 3 kilómetros de Motrico. Creemos
se conocieron los dos en las fiestas patronales de Deva, festividad de San Roqu
e el 14 de agosto. Juliana era una atractiva joven de delicadas facciones. Desp
ués de casados fueron a vivir a Motrico. Inocencio era maquinista naval pero el ma
r le mareaba y decidió probar suerte abriendo una empresa relacionada, con lo que
más le gustaba, el mar con una fábrica de construcción de barcos y grúas, y para ello fu
eron a vivir a Las Arenas, Vizcaya en 1895.

LAS ARENAS, GETXO


Las Arenas había sido un indeseable desierto, con una solitaria playa. En 1880 las
dificultades para abastecer con agua potable se superaron con un aljibe con bom
ba de agua y un molino de viento destinado a desecar las marismas. Una caseta v
ieja, llamada El Consulado, y una taberna vieja eran los únicos edificios que exis
tían en 1860. El molino estaba en el lugar donde luego se erigió mas tarde la parro
quia de Las Mercedes.
A mediados del siglo XIX, el comerciante e industrial bilbaíno Máximo Aguirre, que f
ue alcalde de Bilbao. Y Aguirre que había sido cónsul en Estados Unidos adoptó las cos
tumbres americanas e inglesas comprando terrenos en lo que hoy en día es Las Arena
s, Santa Ana y Lamiako y convirtió el terreno en una zona residencial en que las éli
tes pudieran adquirir su segunda vivienda. Para ello tuvo que encauzar los curs
os de los ríos Gobela y Udondo e inició la desecación de las marismas y la fijación de l
a tierra mediante la plantación de pinos, tamarindos y argomales, y pronto se conv
irtió, debido a la moda de los baños de mar, en una importante zona residencial y de
turismo. El plano era un rectángulo que en su centro estaba la ermita santa Ana y
con el Establecimiento de Baños de Mar Bilbaínos.
En 1903 se empezó a idear una nueva urbanización entre Algorta y Las Arenas, que se
le llamaría Neguri (villa de invierno) como su nombre lo dice estaría destinada a se
r habitada durante todo el año y algo típico de este nuevo barrio fue la idea de imp
eler el deporte con la edificación de instalaciones deportivas. Y lo que era antes
un desierto arenoso se transformó en lo que era ahora un pueblo simétrico y moderno
, un balneario de chalets y pequeños palacios que estaban habitados en los meses d
e verano. El resto del año estas casonas estaban vacías, dando la impresión de ser un
pueblo fantasma, pero pronto se llenó de edificios de apartamentos.
En 1864 se construyó la primera iglesia, la ermita de Santa Ana, uno
de los más antiguos ejemplos del estilo neogótico de Bizkaia. La obra fue realizada
bajo encargo de la familia de Máximo Aguirre, pero pronto esta ermita no sería sufi
ciente grande para la población que se acrecentaba. En 1872 el medio de transport
e era un tranvía que unía la importante ciudad de Bilbao y el barrio de Las Arenas.
Hasta 1887 que le sustituyo el ferrocarril con la misma trayectoria. En 1882 c
ontaba solamente con 212 habitantes. En los próximos 20 años se edificaron más de 120
edificios. Ver foto de la estación de Las Arenas en los años cuarenta. En 1887 se
inauguró la iglesia de Las Mercedes diseñada en 1885 por Severino de Achúcaro según el
modelo neogótico.
El primer colegio privado en Las Arenas era el colegio de La Divina Pastora , hoy l
lamado Colegio Madre del Divino Pastor, a cargo de las hermanas franciscanas, y
fundado el 25 de junio de 1904. Era una finca, estilo chalet de estilo francés que
lindaba al Norte con la estación de tren, al Sur con la calle Gobelas. Yo me acu
erdo desde la clase haber oído los pitidos del tren. Comenzaron por ofrecer tres año
s de enseñanza de todas las asignaturas, agregando labores, pintura, francés, y música
. Destacándose ama en las dos primeras: labores y pintura. Su maestra fue la Madre
María Luisa.
El 28 de julio de 1893 fue inaugurado en Las Arenas una única atracción, el primero
del mundo de este tipo. El Puente Colgante- la más notable estructura de ingeniería
por el cual la ciudad es famosa. Su construcción se debió a la necesidad de unir lo
s balnearios existentes en ambas márgenes. El transbordador tiene una barquilla qu
e traslada pasajeros y vehículos y en varios minutos cruzan de un margen al otro d
e la ria o Río Nervion. Realizar el trayecto en el transbordador del puente ahorra
un camino por carretera de casi 20 kilómetros, el cual une la margen izquierda co
n la derecha. El 13 de julio de 2006 fue declarado Patrimonio de la Humanidad de
la UNESCO que considera al Puente de Vizcaya como una de las mas destacadas obr
as de arquitectura del hierro de la Revolución industrial y destaco su uso innovad
or de los cables de acero ligero trenzado.
A doce kilómetros de Las Arenas estaba la ciudad más grande del País Vasco e industria
l de Vizcaya, Bilbao, en existencia desde 1300 pero su resonancia industrial, da
ta desde mediados del siglo XIX. Bilbao que para 1886 tenia 50.000 habitantes se
halla a orillas del Nervion que haciendo zigzags a través de la ciudad desemboca
en el Mar Cantábrico pasando antes por varios pueblos y ciudades que una vez tuvie
ron existencia independiente pero ahora se han convertido en suburbios de Bilbao
. Uno de estos suburbios es Las Arenas.
El pueblo estaba ya listo para recibir a los abuelos Juliana e Inoce
ncio Iribarren que llegaron a Las Arenas con sus dos hijas mayores Lola y Juli.
Poco después el abuelo compró una parcela de tierra cerca del pueblo de Erandio a la
orilla del Río Nervion y ahí fundó lo que se llamó Talleres Erandio de industria especia
izada en la construcción de grúas y cascos de grandes barcos comerciales transatlántic
os. Cinco años después de llegar nuestros abuelos fueron a vivir en el 4º piso de La Ca
sa Grande en la calle de Las Mercedes. Este gran edificio de piedra queda frente
a la Iglesia de Las Mercedes en 1900. Estaba recién construida por Domingo Usobiag
a también llegado de Motriko. En Las Arenas nacieron tres hijos más: el único varón, Ino
; Mari; y Pascu.
Para principios del siglo XX, la sociedad fundada por Inocencio, Tall
eres Erandio estaba en auge y la familia Iribarren gozaba de un estilo de vida co
nfortable de la creciente clase media de Vizcaya. El abuelo tenía una extensa bode
ga que según cuenta la leyenda familiar ellos mismos transformaban la sólida uva ver
de en un fino y delicioso aunque ácido líquido llamado chacolí que consumían con gusto.
INFANCIA DE AMA
El año1905 seria particularmente recordado en los registros mundiales porque vería l
a Revolución rusa como preámbulo a su cruenta revolución. Sigmund Freud lanzó su controv
ersial hipótesis psicoanalítica Tres ensayos de la Teoría de la Sexualidad . Los hermanos
estadounidenses Wright, pioneros en la historia de la aviación, volaron el primer
vuelo con motor de la historia. Pero un detalle exclusivo para considerarlo en
papeles históricos al inolvidable año 1905 como Annus Mirabilis (año milagroso) de la ci
encia, fue la producción científica del por entonces desconocido físico de 26 años Alber
t Einstein de sus cuatro transcendentales artículos de investigación concebidos desd
e su silenciosa oficina de patentes y que transfiguraron la física moderna con sus
propuestas para explicar al mundo la Teoría de la Relatividad y la Teoría Cuántica.
Y en este año milagroso nuestra madre vino a este mundo. La hija mas joven de los
abuelos Juliana e Inocencio nació el 10 de septiembre de 1905. Le bautizaron con e
l nombre de Pascuala María Mercedes y le llamaban Pascu. Mas tarde nuestro padre l
e instó cambiar y usar su nombre Mercedes y con este nombre será conocida durante el
resto de su vida.
Esta foto muestra a los 5 hermanos cada uno sosteniendo un símbolo de
su afición favorita. Lola, una ávida lectora; la pequeña Pascu, un ramo de flores; Ju
li, una revista de modas; Inocencio, una raqueta de tenis, tiempo después seria ju
gador de football del Arenas Club . El hobby de la tía Mari era tocar el piano, pero
obviamente no podía demostrar fácilmente su hobby. Esta foto la sacaron para darle a
su madre enferma. Mercedes perdió a su madre a la edad de 13 años después de una larg
a enfermedad dejando a su padre viudo y al cargo de los 5 hijos más dos niños adopta
dos. Les ayudaban dos tías que estaban al cuidado de la casa.
De la niñez de nuestra madre sabemos poco. No hablaba mucho de si mism
a. Nos contaba que el abuelo era un ávido cazador y ella estaba a cargo de prepara
rle la ropa para que temprano a la mañana fuera de caza en su moto a Navarra. Tamb
ién que una vez ama enfermó con alta fiebre que no la dejaba. Estando muy mal, el me
dico vino a verla, y sin saber mas que hacer pidió a la familia trajeran de la bod
ega la botella mas sucia para el poderle inyectar a ama, lo que hoy en día llamaríam
os penicilina. Pero esta era casera y a pesar de que su brazo se puso enorme, la f
iebre desapareció y mas tarde el médico cuando le vio en la calle le dijo mi borrache
ra te salvó la vida porque solamente bajo la influencia de alcohol podría haber presc
rito semejante medicamento. El primer ensayo clínico de la penicilina no fue hasta
el año 1941 y en 1943 comenzó la producción comercial en Estados Unidos. En otra ocas
ión, siendo ella pequeña le regalaron un impermeable de color celeste que le gustaba
mucho, pero le quedaba un poco grande, y por miedo a que lo devolvieran fue afu
era y estuvo bajo la lluvia toda la tarde para poder quedarse con su apreciada p
renda.
Cuando se reunían en la casa con amigos el abuelo presionaba un poco a su hijita p
equeña Pascu a que cantara a los invitados el Gora Euzkadi y con espontaneidad la niña
entonaba su letra: Gora Euzkadi bizi bedi, gora Sabino Arana Goiri . Toda la famil
ia creía y profesaba los programas de aquel tiempo del Nacionalismo Vasco. Varias
veces le dijeron a Inocencio que el no podía asistir a Misa con la insignia de la
bandera vasca en su solapa. Inocencio y Juliana eran euskaldunes, hablaban el va
sco como primer idioma, y a principios del siglo XX tanto la presión social como l
a doctrina religiosa desanimaban a el uso del Euskera. La clase media porque veía
la lengua vasca como una señal de vida rural y la iglesia porque la lengua vasca e
ra usada antes del cristianismo, es decir pagana, y negaban el permiso de bautiz
ar a los niños con nombres vascos. Luego mas tarde, los gobiernos de España y Franci
a pasaron leyes prohibiendo explícitamente enseñar hablar la lengua vasca. Ahora es
completamente diferente. Hoy en día el uso del euskera es una marca de una clase m
edia bien educada en el País Vasco, pero en aquel tiempo de todos los hijos la única
que hablaba el euskera era la mayor, Lola.
Los cinco niños Iribarren estaban envueltos en el teatro donde partici
paban de diferente manera. Lola dirigía las producciones; Juli cosía el vestuario; M
ari estaba encargada de la música; Inocencio dirigía los efectos especiales como apa
rentar una tormenta de truenos y eso lo lograba dejando caer sacos de papas por
las escaleras; y Pascu a cargo de la actuación que lo hacia con gusto y con amor.
JUVENTUD DE AMA
Pascu se convirtió una joven agraciada de delicadas facciones, intelig
ente, y de mucho sentido común. Ella lucia dulce, delicada y bella con su cabello
castaño y grandes ojos oscuros. Una de sus muchas habilidades era la matemática, le
oímos decir varias veces que uno de sus sueños hubiera sido trabajar en la Bolsa de
Valores. Después de terminados sus estudios en el colegio ella llevaba la administ
ración del taller de su hermana Juli en su negocio de costura. Su pasatiempo princ
ipal en sus años de juventud era actuar en el teatro primero en el batzoki, nombre
que quiere decir en vasco lugar para reunirse . Son sedes políticas y sociales del
Partido Nacionalista Vasco (PNV) por ello además de oficinas y salas de reuniones,
tienen bar y restaurantes. Hay uno en cada pueblo, pero fueron clausurados tras
el triunfo franquista en la Guerra Civil. Más tarde representó en la Casa Social Pa
rroquial de Las Arenas que era un centro religioso, cultural y recreativo. Fue e
l hogar y centro de reunión, formación y entretenimiento de toda la juventud de Las
Arenas que se movía en torno a la parroquia y a los jóvenes de Acción Católica. El bello
salón que tenía una capacidad de 500 personas, hizo la delicia de todos con su cine
y teatro. Allí pudieron ver los habitantes de Getxo las primeras películas de sonor
o y tomaron parte activa, o como simple espectadores, en innumerables obras teat
rales representadas por la gente del pueblo. Durante esa misma fue muy notable l
a actividad socio cultural en conferencias y charlas sobre los temas de la actua
lidad de la época. A Pascu le gustaba actuar y lo hacia muy bien como todo lo que
se proponía. La siguiente foto muestra un grupo de jóvenes del Colegio de la Divina
Pastora vestidas antes de su actuación en una obra de teatro. Pascu está de pie, a
la izquierda.

Los muchachos de Algorta entre ellos José Antonio Aguirre, Juanito Sarria y un jov
en estudiante de abogacía, Vicente de Amezaga, bajaban a Las Arenas frecuentemente
a ver las obras que se presentaban en la Casa Social. El vecindario de Algorta
estaba compuesto en su mayor parte de acaudalados capitalistas. En el siglo XVII
Algorta contaba con 100 casas, próximas al puerto la mayoría de ellas. Hasta 1859 A
lgorta estaba completamente incomunicada. La antigua playa de Las Arenas era el
camino único para el algorteño que deseaba tomar la diligencia o el vapor. En 1853 s
e abrió una carretera que iba desde la Casa del Consulado, frente a Portugalete, h
asta el barrio San Martín. Lo que es hoy la Avanzada es donde comenzaban los arena
les que eran un terreno que no merecían la atención del algorteño. Las distancias entr
e Las Arenas y Algorta eran salpicadas por palacetes y chalets habitados solamen
te en los meses estivales, quedando cerrados el resto del año.
Vicente de Amezaga, que había sobresalido en sus estudios en el cole
gio de San Bernardo de Algorta perdió a su padre repentinamente cuando el contaba
17 años. Al poco tiempo se encerró en el desván de la casa y a aprendió el vasco el solo
en seis meses y lo llegó a dominar de tal manera que mas tarde seria fundador del
Instituto Americano de Estudios Vascos de Buenos Aires (1943), fue profesor de C
ultura Vasca en la Universidad de Montevideo (1947-1955) y de Lengua Vasca en el In
stituto de Cultura Superior de la misma ciudad. Fue nombrado miembro correspondi
ente de la Academia de la Lengua Vasca en 1957. En 1926 se graduó en derecho en l
a Universidad de Valladolid y ahora estaba preparando para las oposiciones de no
toria en las Islas Canarias. Fue nombrado Juez Municipal de Getxo en 1931, y com
o tal casó a su amigo José Antonio Aguirre, primer presidente del Gobierno Vasco. A
l mismo tiempo Don Resurrección María de Azkue, (1864-1951) fundador de la Academia
de Lengua Vasca, sacerdote, músico, escritor y académico, figura clave en la recuper
ación de la lengua vasca ofreció una beca para enviarle a Alemania, pero la guerra s
e interpuso en todos estos proyectos.
NOVIAZGO
Una de las veces en que ama actuaba, fue protagonista de la comed
ia Canción de Cuna de Gregorio Martínez Sierra, que es la historia de una recién nacida
abandonada en las puertas del convento y criada por las monjas. Vicente que la h
abía visto actuar varias veces se dio cuenta del talento de ella y de su delicada
belleza y se enamoró. Salían en grupos hasta que un día le pidió reunirse en la Avanzada
al día siguiente a la cual ama respondió discretamente, como era la costumbre en aq
uel tiempo: si no llueve igual pero fue en su bicicleta y allí el 23 de agosto de 1927 V
icente se le declaró. Se hicieron novios. Su noviazgo a finales de 1920 nos hace v
olver al mundo tradicional que ha desaparecido hoy por completo. Aita que vivía en
Algorta bajaba a Las Arenas para recogerla más o menos a las 6 de la tarde para d
ar un paseo hasta Neguri. A veces iban a la pastelería Zuricalday y paseaban por e
l precioso Paseo Zugazarte, preciosa avenida con numerosos pequeños palacios y til
os centenarios a lo largo del paseo, creando una atmosfera agradable y acogedora
cerca del mar. Siempre escoltada a una distancia prudente por sus hermanas y am
igas de estas, hasta las nueve de la noche que era cuando Vicente le dejaba en c
asa y volvía en el tren a Algorta. Los fines de semana iban al cine (películas ameri
canas eran populares en aquellos tiempos) o iban a Bilbao en el tren hasta el Te
atro Arriaga, teatro de opera de estilo neo-barroco y nombrado en honor a Juan C
risóstomo Arriaga, bilbaíno, conocido como el Mozart Vasco . En la primavera iban a Fra
ncia acompañados por Juli. Visitaban los casinos; a las dos hermanas le gustaba mu
cho jugar y apostar, a Vicente no mucho, pero lo toleraba al verla a ella feliz.
Asistían a los partidos de futbol, apoyando siempre al Arenas. Merendaban en el
Hotel Continental de Las Arenas frente al Puente Vizcaya, y también iban al cine p
arroquial.
Por este tiempo se cambiaria su nombre a Mercedes, que era su
segundo nombre, porque a aita le gustaba mas. Ella era persona de mucha fe. Su v
ida religiosa siempre fue de suma importancia toda su vida y lo mismo para Vicen
te y ahora durante su noviazgo también sus vidas religiosas seguían siendo intensas.
Los domingos siempre estaban dedicados a la iglesia, la Misa y a la tarde tal
vez un evento parroquial o ir a apoyar al Arenas donde jugara. La conmemoración de
la Semana Santa era especial para ellos. Jueves Santo ama arreglaba el Monument
o, altar que dicho día se instala en las iglesias, haciendo gala cada barrio del s
uyo. A las cuatro de la tarde salían juntos para recorrer las siete Estaciones com
enzando por la Divina Pastora, colegio en el que ama se educó, la Parroquia de las
Mercedes, Ermita de Santa Ana, El Hospital, San Ignacio, los Trinitarios, San N
icolás. El Viernes Santo era día de más recogimiento, participaban en las procesiones,
a veces iba Vicente como dignatario, vestido de frac, o como simple ciudadano.
Sábado Santo todos lucían contentos, estrenando vestidos. Ama nos dice durante el mes
de mayo, el mes más florido en que todo se vestía de fiesta con sus flores llenas d
e colorido hacían las Flores que consistía en rezar el rosario con completa letanía y
oír los cantos entonados por el coro del pueblo. El altar estaba decorado cada día d
e diferentes colores con flores que los feligreses recogían de sus jardines, unos
días con rosas rojas, jazmines blancos, lirios, alelí y en el medio de esa gama de c
olores la imagen de la Inmaculada Concepción con su manto azul. Ellos dos contaban
esta escena con deleite y con pena de que la juventud nuestra no tuviera estas m
iras espirituales en sus vidas. Todo esto aliviaría sus espíritus en este tiempo de
gran tensión.
Solían hacer juntos las novenas más nombradas como la del pueblo
, la Virgen de las Mercedes, y la novena de la Virgen de Begoña en Bilbao. Para es
ta novena salían a las seis de la mañana de casa y subían 300 escalones y luego santif
icados merendaban el famoso chocolate con bizcochos. Al comenzar en serio sus re
laciones a mediados de los años 30 ellos empezaron a forjar su futuro y ella con p
ena dejó de actuar. Años más tarde ella describiría la vida de aquellos tiempos como sen
cilla, tranquila y de fe profunda . Desafortunadamente el mundo que ellos conocían
estaba a punto de explotar y de hecho ellos poco sabrían de mucha paz otra vez.
Ahora pensaban en formar su nido y para ello eligieron una ca
sita de ladrillos blancos de dos pisos en el pueblo costero de Sopelana, a cinco
kilómetros de Algorta. La casa era pequeña pero soleada. Tenía un bonito comedor, sa
la, cocina y baño. El dormitorio tenía una terraza que se abría al jardín en el que esta
ba bordeado por árboles frutales, y ama soñaba con las flores y las verduras que iba
n a plantar en el bonito y espacioso jardín. Visitaban la casa frecuentemente en l
a compañía de la abuela María, madre de aita, para agregar alguna que otra decoración al
inmueble. Ya habían comprado muebles para el comedor y la sala, y las monjitas le
estaban bordando su ajuar y todo les hacia soñar con un futuro bueno, lleno de es
peranza, pero la guerra interrumpió sus sueños cuando tuvieron que abandonarlo todo
para vivir en el exilio el resto de sus vidas. Ella hablaba de ese tiempo de no
viazgo como el mejor de su vida.

PRIMER LEHENDAKARI
El Gobierno Vasco Autónomo se instaló como tal el primero de octu
bre de 1936 porque el parlamento español, las Cortes, no dieron su voto final de a
probación hasta entonces. Su primer presidente José Antonio de Aguirre y Lecube juró
el cargo de lehendakari en la Casa de Juntas de Guernica. La instalación del prime
r lehendakari fue el 7 de octubre de 1936. Aita fue nombrado Director General d
e Primera Enseñanza del recientemente formado Gobierno de Euskadi. La Guerra Civi
l Española fue un conflicto bélico que estalló tras el fallo del golpe de estado de un
sector del Ejercito de España contra el Gobierno legal y democrático de la segunda
Republica Española y que asoló el país entre el 17 de julio de 1937 y el 1o de abril d
e 1939, concluyendo con la victoria de los rebeldes y la instauración de un régimen
dictatorial de carácter fascista, a cuya cabeza estaba el general Francisco Franco
. Este acto significaba el fin del experimento democrático realizado en España desde
abril de 1931, y que daba paso a la Guerra Civil Española. Esta guerra fue una de
la precursoras de la Segunda Guerra Mundial.
GUERRA CIVIL ESPANOLA
El General Mola anunció en la radio Si una sumisión no es inmediata arra
saré con Vizcaya hasta no dejar nada de ella Y empezaron con los bombardeos en Vizca
ya con el pueblo de Durango el mismo día, el primer uso en la historia de bombarde
o aéreo a una población civil indefensa. En menos de un mes Guernica era la meta y l
uego Bilbao incluyendo los pueblos vecinos de Las Arenas y Algorta.
El 26 de abril de 1937 la villa sagrada de Guernica de gran signific
ación para el pueblo vasco con su Casa de Juntas y su Roble fue bombardeada dejand
o un sueldo de 1.000 muertos, con 70% de los edificios destruidos y 20% de los i
nmuebles inhabitables. Mercedes y Vicente estaban ese día en Mundaka comiendo con
el alcalde después de la inauguración de la ikastola, (escuela en lengua vasca) y vi
eron con preocupación pasar a la aviación alemana. El alcalde les regaló una gallina po
nedora ya que todos los días les ponía un huevo, muy buen regalo en esos tiempos de t
anta escasez. Cuando Mercedes llegó a Las Arenas el pueblo había sido bombardeado y
estaba a oscuras y ama temió por su familia. El pueblo parecía la antesala de la muer
te nos cuenta ama. Cuando llegó a la calle Las Mercedes vio colgando del balcón de su
casa el piano. Subió acongojada pensando en su anciano padre y vio al destrozo de
la bomba que al entrar por el balcón había ocasionado quemando la alfombra y alguno
s muebles más que en aquel momento no le parecieron nada al cerciorarse de que su
padre y hermanos estaban bien.
Con las noticias alarmantes los bombardeos my cerca de ellos decidier
on casarse por lo civil el 14 de mayo de 1937, paso necesario para su boda en la
iglesia ya planeada hacía tiempo.
Se rompió el Cinturón de Hierro de Bilbao, un sistema de fortificación for
mado por túneles, búnkeres y trincheras que se construyó durante la Guerra Civil Español
a a través de la costa y los montes que rodean Bilbao para defenderla, pero los pr
opios encargados del diseño en un acto de traición entregaron a los enemigos los pla
nes e hicieron posible su fracaso.
El 21 de marzo de 1937, domingo de Ramos, hubo más de cien detencione
s en Las Arenas, muchos de ellos lo oyeron estando aun en misa celebrada en la c
apilla del colegio La Divina Pastora . Dos meses después se corrió la voz de un cercano
bombardeo en el pueblo. El 13 de junio de 1937 Portugalete fue bombardeado. En
junio de 1937 con cuatro tremendas detonaciones de dinamita volaron la fuerte es
tructura de hierro del Puente Colgante que une a Las Arenas con Portugalete. El
travesaño se precipitó sobre las aguas. Cinco días después, la guerra terminaba. El puen
te fue reconstruido y finalmente puesto en servicio nuevamente, el 19 de junio d
e 1941.
La Madre Ma. Luisa de la Divina Pastora, antigua maestra de nu
estra madre y mía escribió La noche del día 14 y el día 15 se oyeron unas explosiones tan
terribles que parecía había volado medio pueblo y fue tanto el estrépito que hizo que
saltáramos todas al suelo a la vez que bajábamos al sótano sin luz y temblando que suc
edería habían volado el Puente Vizcaya y algunas de las Hermanas podían ver el incendio
e la parroquia Mas tarde en el refugio sin comer y muertas de miedo, pues no se oían
mas que bombas y cañonazos vinieron dos milicianos al refugio y con pistola en man
o nos dijeron que había que evacuar a Santander o a Bilbao y que iban a volar con
dinamita todas las casas de la población. (López, p.102.) Para el día 17 de junio la of
ensiva era desde Portugalete y todos deberían evacuar. Las Arenas y a los chalets
abandonados los convertían en cuartel. El 13 de junio, Portugalete fue bombardeada
por 21 trimotores Junkers alemanes arrojando sus bombas y en los depósitos de pet
róleo que estaban ardiendo.

BODA Y ESCAPE
En la madrugada del dia 14 de junio aita le llamó a ama que s
obresaltada por ser la llamada antes de las 6 de la mañana para decirle que el salía
para Las Arenas. Debían de casarse porque era peligroso para él quedarse y tenían que
escapar. Ama de temperamento generoso, puso apresurada en su pequeña maleta algun
os de los trajes de verano que su hermana Juli había terminado de hacer, pero no h
abía tiempo ni lugar para acarrear todas las prendas de su ajuar, dejando atrás much
as cosas de las que le fue difícil desprenderse y con su pequeña valija a la madruga
da se dirigió a la Iglesia. Allí le esperaban aita y el párroco. No flores, no música, n
o familiares ni amigos, pero ella aceptó sin quejarse su futuro incierto al lado d
el hombre que amaba. A las 6 de la mañana el párroco de Las Mercedes, Don Manuel Esc
auriaza les casó en la sacristía de la Iglesia de Las Mercedes (ver foto), que sería b
ombardeada, incendiada y destruida por una compañía del batallón de Malatesta dos días m
as tarde a las 3 de la madrugada del 16 de junio de 1937 fue. Los recién casados
se despidieron de la familia y emprendieron el viaje que les llevaría al exilio.
Saliendo de la iglesia salieron apresuradamente para Portugalete
que estaba incendiada. Sus primeros momentos de casados les rodeaba la tristeza
y la desolación. Ante sus ojos tenían un paisaje desolador viendo el lindo pueblo d
e Las Arenas hecho cenizas y el famoso Puente Vizcaya que fue una gigantesca obr
a de eco internacional ahora yacía en ruinas. En el bote, atravesaron el Río Nervión,
rodeados de hierros retorcidos caídos sobre la ria, y escapando de los soldados qu
e llegaban quemando casas dejando el pueblo en llamas. Al otro lado de la ria no
era mejor panorama, más de una vez se tuvieron que esconderse en las alcantarilla
s porque con el amanecer los ataques aéreos se habían reiterado. Empezaron a subir l
a cuesta de Portugalete exhaustos y hambrientos en su jornada, divisaron a lo le
jos a Juanito en el coche de la delegación que les recogió. El habia ido a buscarle
a aita para llevarle al Hotel Carlton. Después de dejar a su recién estrenada esposa
en un hostal en Carranza, el mayor valle de Vizcaya, aita y Juanito prosiguiero
n para Bilbao a la reunión en la sede de la presidencia con consejeros del Gobiern
o vasco y asesores del lehendakari. El hostal donde ama se hospedaba corría peligr
o por estar situado en un cruce de carreteras y al lado de la central telefónica y
se les sugirió a los huéspedes fueran a esconderse a los montes. Su hermana Juli q
ue se habia unido a ella y ella pasaron dos noches escondidas y medio perdidas e
n el monte. Así pasó sus dos primeras noches de luna de miel.
SANTANDER
Dos días más tarde llegó aita con una caravana de coches del gobierno va
sco a recogerles y seguir viaje a Santander. El 19 de junio Bilbao cayó en manos d
e tropas franquistas y tras la caída de Bilbao el Gobierno Vasco y decenas de mile
s de vascos se trasladan a Santander, provincia controlada por el Frente Popular
. Tras tanta miseria que vivían en el pueblo se sumaba el dolor de lo perdido y la
escasez de víveres, sobre todo de pan. Lola y su anciano padre evacuaron a Santan
der como pudieron.
La situación en Santander era caótica, los confesionarios usaban en las
calles de garitas, y las capillas como teatro. Los hoteles estaban abarrotados
y no había lugar para nadie. Nuestro padre había sido nombrado director de la coloni
a, tenia a su cargo 500 niños para dar alojamiento en Santander y buscar un barco
para salir con ellos de esta ciudad. Aita que ahora actuaba en nombre del lehend
akari pidió hablar con el gobernador y le pidió al gobernador alojamiento para los n
iños y lo consiguió en el Hotel Real. Construido en 1917 que se encuentra ubicado en
la zona mas privilegiada de la ciudad a 500 metros de la playa.
Foto del Hotel real, izquierda.
A los aitas les ofrecieron alojamiento en el convento e iglesia de Santa Lucia
construida entre 1851 y 1868 de arte paleocristiano, de las monjas Salesas Reale
s que estaba tomada por los militares. Aunque les pusieron en la habitación de la
abadesa cuando apagaron la luz el ruido de cientos de chinches llenaron la cama
y las paredes y les hizo imposible quedarse. Salieron para la estación a las 2 de
la madrugada y allí en las banquetas del andén y medios dormidos quedaron esperando
ya que cuatro horas mas tarde llegaría el tren que traía a los niños y las maestras, a
si pasaron su dilatada noche de bodas. Foto del convento de las Salesas Reales.
Cerca de 20.000 niños vascos entre 5 y 10 años tuvieron que dejar a sus padres y a s
u tierra para ir a países como Dinamarca, Francia, Inglaterra, Méjico, Suecia, y Unión
Soviética de culturas y lenguas diferentes. Los niños fueron a estos países como refu
giados de la Guerra Civil Española debido a la desesperación de los padres después del
terrible bombardeo de Guernica y Durango. Para 1937 más de 200.000 vascos fueron
al exilio a causa de la guerra. La tía Lola a cargo de su padre y la tía Antonia ha
bían huido con estos a Santander, pero ama no los pudo localizar para darle el últim
o adiós a su padre.
La guerra acarrea destrucción y consecuencias nefastas no solamente a
los que están luchando y a sus familias, pero también a los que huyen de ella yendo
al exilio tratando de salvar sus propias vidas. La guerra de cualquier clase es
a gran costo, y no terminan sus secuelas con el último disparo sino que sigue como
un eco en las siguientes generaciones. En el caso de nuestra familia es la hist
oria de los eternos emigrantes debido a dos guerras, de la Guerra Civil Española y
de la Segunda Guerra Mundial. Todos en nuestra familia hemos sido y seguimos, q
ueramos o no, siendo victimas de Franco y de Hitler.
COMIENZO DEL EXILIO
El 22 de junio de 1937 se embarcaron en un pequeño barco carbonero fra
ncés, el Plus-Vernet, con un médico, 23 maestras, 2 cocineros y ayudantes, un medico
, dos enfermeras, 3 sacerdotes y otros ayudantes, y los 500 niños. Nuestros padres
emprendieron su viaje al exilio. Su destino era San Jean Pied-de Port (Donibane
Garazi), la vieja capital de la Baja Navarra, Francia, en los Pirineos al lado
del río Nive, solamente a 3 kilómetros de la frontera. Veinte cuatro horas mas tarde
el grupo llegó a Bayona y viajó en tren a su destino. (Foto de la estación) Esta esta
ción centenaria cubre los 58 kilómetros de distancia que separan ambas localidades a
los pies de Pirineo.
Cuando bajaron del tren y caminaban hacia el fuerte en Donibane Ga
razi, les gritaban gorriak por la fama de los vascos de ser comunistas. Todos ello
s se alojaron en un fuerte medieval abandonado que se llamaba La Ciudadela, sin
luz, agua, camas o mantas. En 1628 el gobierno francés para mejorar las defensas d
e este pueblo llevó a cabo la construcción de este fuerte y en 1680 agregaron las mu
rallas para defensa al sur de Río Nive. La Ciudadela está en el punto más alto de la c
iudad. El fuerte no había sido abierto por 20 años, desde la Gran Guerra (1914-1918)
, y había sido el lugar donde estaban encarcelados soldados alemanes prisioneros d
e la guerra. Estaba sucio, frío y oscuro, inapropiado para dar cobijo a 500 atemor
izados niños. El papel de los adultos estaba duplicado en tratar de mejorar el lug
ar para dar confianza a estos niños.
Abajo se ven fotos de las paredes exteriores del fuerte, de nuestros padres, de
la capilla y de la colonia reunida en la plaza central del fuerte. Ama pronto c
onvirtió el frío y desolado lugar en algo que recordaba al calor del lejano hogar, y
con sus hábiles manos cosió primorosas cortinas, y sobrecamas. Todos tenían un trabaj
o especial. Ama estaba a cargo de cuidar y adornar la iglesia de la colonia, era
la sacristana, teniendo todo listo para el sacerdote, el paño del altar, los ciri
os, el misal, y las flores que diariamente recogía de la campa para adornar la gra
nde iglesia donde se celebraba Misa todos los días. A la tarde se rezaba el rosari
o afuera y dividiendo el grupo en dos, oraban en vasco y en erdera.

En enero de 1938, seis meses después de llegar a Donibane Garazi aita fue enviado
a Barcelona pero antes los dos fueron a Paris. Ama decidió ir a vivir con su herma
na Juli que vivía en esta ciudad. Ella era modista y diseñadora de Alta Costura, y v
ivía en la Rue Bonaparte #18, barrio #6 en un barrio bohemio a dos cuadras del río S
iena. (Ver foto abajo.) Ama estaba de cuatro meses de embarazo de su primer hij
o. Aita pasaba mucha hambre y peligro en Barcelona y ama fue hablar con Aguirre
y Leizaola para liberar a aita. En abril nuestro padre en el carro de Aguirre ll
egó a Paris con el nombramiento de secretario del Ministro de Educación y Cultura tr
abajando para Jesús de Leizaola en la delegación del gobierno vasco. El gobierno vas
co, sus ministros y ayudantes formarían pronto el Gobierno Vasco en el exilio en s
u oficina central en Paris, en el #11 de la Rue Marceau.

PARIS
Para 1938 cuando nuestros padres llegaron a Paris la ciudad no era el chispeante
centro global de cultura que había sido antes, ahora el ambiente no era hospitala
rio debido al rápido crecimiento de refugiados. Por media década, los refugiados de
toda Europa se habían aglomerado en Paris: Republicanos de la Guerra Civil Española,
Judíos escapándose de Polonia y Alemania, escritores rusos y otros intelectuales, y
miles de otros.
Mientras ama preparaba con ilusión y amor el ajuar completo para su
primer hijo. El 7 de mayo de 1938 a las 9 de la noche nací en la Clinique de Vince
nnes, 36 Cours de Vincennes. El obstetra de ama era el famoso doctor Fernand Lam
aze que ya le esperaba en la clínica. Cuando el medico la examinó no vio bien la cos
a y le dijo a aita no se va a poder salvar a la criatura aunque la madre no corre
peligro , pero parece ser yo tenia otros planes. Sin hacer especulaciones se pod
ría decir que en manos de otro obstetra menos experto, mi nacimiento podría haber te
rminado trágicamente. Fue un largo y laborioso parto. El doctor Lamaze fue años más ta
rde (1951) el fundador del parto sin dolor.
A las 9 de la noche el Dr. Lamaze apareció sudoroso aun con la bata puesta para an
unciarle a aita hemos salvado a la criatura, es una niña sana y fuerte de casi 4 ki
los. Me pusieron en una cunita junto a ama en la habitación. Ama siempre había querid
o siempre que su primer vástago fuese una niña y estaba feliz y mirando al nuevo mie
mbro de la familia, los dos orgullosos olvidaron por un momento las sombras de l
a guerra. Ahora se sentían menos inmigrantes con una hija francesa.
El bautizo se llevó a cabo en la iglesia más vieja de Paris, St. Germain des Près, que
parte de ella data del siglo VI. Fue una abadía benedictina y la iglesia fue edif
icada para guardar la reliquia de la Cruz traída de España en el año 543. En la época me
dieval la iglesia era tan poderosa, ambos religiosa y culturalmente hablando, qu
e llegó a ser como un pueblo dentro del pueblo. Es de estilo romanesco que parece
más bien un fuerte medieval. Ama la describe en el año 1938 como una maravilla, pero
cuando yo fui años mas tarde la encontré vacía y oscura. Parece ser se usa ahora para
conciertos dominicales.
Los aitas querían bautizarme con el nombre de Miren Escarne Joana pero no se podía p
oner el nombre en vasco, por razones políticas y religiosas, y lo hicieron en fran
cés. Me pusieron el nombre de Marie Mercédès Jeanne, en honor a ama y nuestra abuela p
aterna, pero en casa me llamaban Mirentxu.
Para febrero de 1939 la Segunda Guerra Mundial parecía inminente, pero
no parecía preocuparle mucho a los parisienses ni en general a los franceses. Se
sentían confiados por la defensa de la Linea Maginot, una línea de fortificaciones
de hormigón y obstáculos para tanques, puestos de ametralladoras y otras defensas qu
e Francia construyó a lo largo de sus fronteras con Alemania e Italia antes de la
Segunda Guerra Mundial. Era la mayor línea de defensa militar construida en el mun
do moderno y consiste de 108 fuertes principales a 15 kilómetros de distancia entr
e sí, multitud de pequeños fortines, y más de 400 kilómetros de galerías.
A mediados de agosto la Delegación le mandó a aita a Londres por unos meses para la
inspección de las colonias vascas en Inglaterra. El llamaba constantemente a ama y
le escribía todos los días, hasta que un día le sugirió se reuniese con el en Londres,
ama buscó una amiga del pueblo que era enfermera y vivía en Bayona para cuidarme a mí.
Para mis padres esos dos meses fue la verdadera luna de miel ya que ellos se ha
bían casado entre bombardeos y guerra. Volvieron a Paris contentos de llegar a cas
a. Mientras tanto en casa se seguía la rutina diaria, y nuestros padres se dejaban
llevar por el optimismo que les rodeaba.
Ama siempre le gustaba levantarse temprano, poner la casa en orden, hacer la com
ida y para media mañana salir de compras o a pasear, y en la bella ciudad parisina
había mucho para ver y hacer. En esta ciudad adoraban las criaturas y paraban el
tráfico para ceder el paso a una madre con su infante. En los almacenes cuidaban
con esmero al bebe mientras la madre hacia sus compras, en los autobuses le ayud
aban a subir. Cuando ama me llevaba a pasear al parque de Chaillot que quedaba c
erca de casa, aita se reunía con nosotros al salir de la delegación al mediodía. A el
siempre le habían gustado las criaturas y tener la suya propia era muy especial.
Me mimaba mucho y cariñosamente me hablaba en euskera, y ama contaba que desde que
aprendí a caminar cuando aita llegaba a casa yo que reconocía el timbre iba a la pu
erta a recibirle con sus zapatillas. El me daba de comer todos los dias con plac
er y escribió un poema dedicado a esa impuesta tarea suya.
Los fines de semana escogían ir a pasear lugares tranquilos para respira
r aire puro a aita le gustaba decir. Frecuentaban los jardines de las Tuileries,
cerca de casa, el Bosque de Boulogne al oeste de la ciudad, con lagos, cascadas
y jardines con árboles majestuosos donde la monarquía francesa iba a cazar. Lugar qu
e inspiró a pintores famosos como Monet y Van Gogh. El Bosque de Vincennes al este
de la ciudad, es enorme y tiene zoológico, campos de deporte como velódromo e hipódro
mo. Estos dos inmensos parques forman los dos pulmones de Paris.
Visitaban a los museos. Ama era una entusiasta del arte, visitaban las maravill
osas iglesias que estaban cerca, como la Madeleine y la de Chaillot que era nues
tra parroquia. En esta última se celebraban bodas elegantes y ama le acompañaba a la
tía Juli disfrutaba y conseguía detalles para diseñar sus vestidos. La costura en eso
s momentos disfrutaba de buena clientela y les hacia olvidar un poco las malas n
oticias que se oían en la radio. Los vascos seguían optimistas, aunque ya se empezab
a hablar de irse a América. La delegación se quedaba en Paris por ahora, asi que ell
os no pensaban en salir de allí. En esta foto, estoy jugando con mi perrito en el
balcón de nuestro apartamento en Paris, mientras ama teje en la espera de su próxim
o vástago.
En vísperas de la Segunda Guerra Mundial y ama esperaba su segundo hijo, Paris est
aba movilizándose, todos huían a la campiña, nadie quería quedarse, temiendo a los gases
lacrimógenos por la experiencia de la anterior guerra. Ama me contaba que cuando
las sirenas sonaban tenían que huir al refugio. Ellos tenían que ir con linternas po
rque Paris, la ciudad luz, estaba a oscuras y teníamos que ponernos las máscaras de
gases, pero parece ser que yo les tenía terror y lloraba luchando para que no me
la pusieran. Adentro de casa se tenía que instalar doble cortinones para que la lu
z no traspasara al exterior.
De los familiares dejados atrás, supieron mas tarde que a la abuela María, nuestra a
buela paterna, le habían dejado en la calle por tener hijos criminales que habían cau
sado la ruina de Vizcaya . A nuestro abuelo materno le quitaron la casa y muebles,
pero la habilidosa hija Lola encontró como reponer sus perdidas, aunque nunca pud
ieron conseguir vivir en la Casa Grande ni con los mismos lujos de antes.
A finales de agosto de 1939 su médico, Dr. Lamaze, le dijo a ama que el estaba enl
istado y debía de encontrar otro doctor y tal vez otro hospital. Pensaron ir al ho
spital de la Roseraie en Biarritz. La Roseraie era El verdadero orgullo del gobie
rno vasco en el exilio al sur de Francia era el magnifico hospital con 500 camas
, establecido en una mansión privada en Biarritz. Mas de 800 gudaris heridos de gu
erra fueron atendidos en esta facilidad, además atendían gratuitamente a refugiados
y varios centenares de ninos nacieron es este hospital.
La Segunda Guerra Mundial empezó el 1º.de setiembre de 1939 con la invasión de Alemani
a a Polonia y terminó con la rendición de Alemania e Italia el 7 de mayo de 1945. Fu
e el conflicto armado más grande y sangriento de la historia mundial. Fuerzas arma
das de más de 70 países participaron en combates aéreos, navales y terrestres y murier
on unos 60 millones de personas, siendo los civiles la mayoría de los muertos. Est
a guerra era un conflicto militar global ya que contaba con la intervención de la
mayoría de las naciones del mundo, incluyendo todos los grandes poderes y causó la m
ovilización de más de 100 millones de personal militar convirtiéndola a esta guerra la
más extensa de la historia
Aita y ama compraron los tickets para salir en el tren el 2 de seti
embre temprano a la mañana, pero cuando se levantaron a ama se le presentaron los
dolores de parto. Llamaron al hospital que lo cerraban al día siguiente. Aita salió
a la calle a parar un taxi mientras ama sentada en los escalones del portal espe
raba ansiosamente, pero nadie paraba, todos en una huida desenfrenada querían sali
r de Paris. Pero el chofer de Rafael Picavea, delegado del gobierno vasco de Eu
skadi en Paris, que pasaba en esos momentos les llevó a la clínica a tiempo. Mi herm
ana nació dos horas más tarde. Le bautizaron de emergencia en la misma clínica con el
nombre de Miren Begoña de la Paz, y la pusieron en un cuarto tapizado de corcho. S
e oían las sirenas durante toda la noche nos contaba ama sin poder descansar ni do
rmir mucho.
En el otoño la gente volvía a Paris, pero la ciudad seguía a oscuras, y habia que ir a
la calle con linternas. Paris lucia triste y la gente preocupada por el futuro
incierto.
El 14 de junio de 1940 los alemanes entraron a Paris. La Línea Maginot no cubrió el ár
ea elegida por los alemanes para su primer ataque que fue a través de las montañas b
elgas. Una región forestal y montañosa primariamente en Bélgica y Luxemburgo extendiéndo
se a Francia en valles esculpidos por ríos de rápidas corrientes. Terreno difícil para
maniobrar grandes escalas de operaciones militares. Sin embargo en la Primera y
Segunda Guerra Mundial los alemanes tuvieron éxito en cruzar a través de los Ardenn
es para atacar la relativamente débilmente defendida zona de Francia.
Los alemanes que ahora ocupaban Francia tambien edificaron la llamada Pared del A
tlántico que era parecida a la Linea Maginot. Esta pared se hizo a través de la linea
costera Atlántica de Francia pero a ellos tampoco les resultó llegado el momento, p
orque los Aliados encontraron la manera de invadir Francia por Normandía, y esto s
e debió en gran parte a la eficacia de los agentes vascos. Desde 1940 a 1945 la Re
sistencia vasca se envolvió en actividades para contribuir con los Aliados en la l
ucha contra Alemania. El consulado Americano en Bilbao llegó a ser el centro de re
copilación de datos de Inteligencia cuando los mensajeros vascos sometiendo inform
acion conseguida en Francia acerca de las operaciones de las bases alemanas. Uno
de los esfuerzos más extraordinarios de la clandestinidad de la guerra en que los
agentes vascos cooperaron con el maquis francés para remover arena de varios lug
ares de las playas de Normandía y ponerlos bolsas y pasarlas de contrabando por el
borde a Bilbao, donde ellos podrían analizar y darles la pista de los mejores lug
ares para acuatizar vehículos pesados durante la invasión a Francia en 1944.
Paris ya resultaba una ciudad peligrosa. Jesús de Leizaola le pidió a aita fuera a B
urdeos para ver de encontrar una casa para transferir la delegación vasca a esa ci
udad. La tia Juli me llevó con ella a Biarritz. Ama y aita llevaron a Begoña con ell
os a Burdeos
Ocho millones de personas estaban en las carreteras, seis millones de estos eran
franceses. La gente apilada de una manera caótica en pueblos superpoblados en su
camino sur y oeste con condiciones insoportables dado al calor, al gentío y al cao
s, Francia tuvo suerte de haber escapado de una gran epidemia. En retrospectiva
parece ser que los peligros y los problemas de quedarse enfrentando a los aleman
es eran menos que los riesgos de enfrentar en la carreteras. Escuelas, hospitale
s y cárceles fueron evacuados. Inicialmente la evacuación era más grande por tren, per
o las vías se llenaron rápidamente y los trenes eran el blanco para los aviones enem
igos. Lo mejor era ir en bicicleta porque con esta se desviaba fácil de los camino
s abarrotados de gente, Burdeos quedaba a casi 600 kilómetros de Paris. En estos m
omentos era un caos total y los alemanes bombardearon la ciudad antes de ocuparl
a. Nuestros padres se dieron cuenta que nada se podía hacer y volvieron a Biarritz
en un tren, aunque los trenes estaban tan abarrotados que no había lugar para ens
eres, y tuvieron que dejar en los andenes las maletas y demás cosas que habían sacad
o de la casa de Paris. Ama le dolía dejar allí todo ello pero no quedaba otro remedi
o.
El 1º de abril de 1939 Franco anunciaba La guerra ha terminado con la victoria del b
ando nacionalista y la derrota de los republicanos. Ahora comenzaba una de las
mas desgarradoras consecuencias de la Guerra Civil que era el éxodo de miles de ci
udadanos huyendo de la persecución y venganza franquista obligados a vivir en tier
ras extrañas y como nuestros padres huyendo a Paris se enfrentaron a la Segunda Gu
erra Mundial.
Cuando llegaron a Biarritz la ciudad estaba plagada de alemanes, y el temor de e
ntrega era inquietante para aita. Se sabía que un tal Basagoiti fue enviado por lo
s alemanes a España. A Luis Companys, un político y abogado catalán, líder del partido
político Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), partido independentista, declara
do ilegal por Francisco Franco después de tomar el poder in 1939, y Companys fue e
ntregado por los agentes alemanes y enviado a España y allí fue arrestado y fusilado
el 14 de octubre de 1940.
Antes tales noticias aita decidió salir de Francia e irse a Inglaterra, pero después
de esperar varias noches por un barco y no conseguir nada decidió agarrar el tren
para Marsella para conseguir un barco que le sacara de Francia. Pero para ello
primero se tuvo que presentar en la Kommandatura alemana , oficina central de los m
ilitares alemanes, y según palabras de ama aita iba más muerto que vivo pero le dieron
el pase sin problemas y pudo conseguir un tren a Marsella. Mientras ama, la tía J
uli mi hermana y yo nos quedamos en Biarritz.
Esta foto de ellos conmigo en la playa de Biarritz unos meses antes.
MARSELLA
Al llegar a Marsella aita se enteró de que pronto vendría un barco, pero solamente l
os hombres podían embarcar, y aita deseaba que ama estuviera con el hasta ese mome
nto. Las comunicaciones entre aita y ama esos dias era casi imposible. Las líneas
telefónicas estaban cortadas y el correo era interceptado y leído por el gobierno de
Vichy. Al poco tiempo encontró a un vasco que entregaba mensajes de manera clande
stina entre Biarritz y Marsella y le mandó a ama el mensaje apremiante que le decía D
eja todo y ven, tal vez haya un barco y marche, tu puedes estar conmigo hasta qu
e salga, solamente permiten hombres.
Ama no tenia manera de comunicarse con el, pues al dicho mensajero lo mataron por
espía. Ama dudaba entre la alternativa de dejar a dos niñas tan pequeñas e indefensas ,
dejarle al esposo solo que partiera para America. La tia Juli le sacó de la duda,
ella le animó a que no dejara a su esposo solo, que ella cuidaría de nosotras y ama
pensando que tal vez seria cuestión de semanas decidió reunirse con nuestro padre e
n Marsella, dejándonos a nosotras con la tía Juli. Aunque para ella era muy doloroso
escoger, animada por su hermana Juli decidió ir al lado de nuestro padre. Esperó a
que mi hermana y yo dormíamos la siesta, para darnos la despedida y llorando nos c
ubría con besos dejándonos dormidas. Le pesaba dejarnos tan pequeñas en una Francia oc
upada y racionada. Ella refirió mas tarde que ante la situación angustiosa del momen
to uno reacciona como una autómata en el cual uno no piensa . Mi hermana Begoña tenía 13
meses y yo 29 meses de edad. A las dos de la tarde salió en tren para Marsella. Re
petidas veces ella decía que esta decisión le afectaría y pesaría toda su vida.
Durante su viaje en el tren de Biarritz a Marsella ella lloraba, le partía el alm
a pensar en la hora que nos despertaríamos y ella no estaba alli con nosotras, y s
abia que yo me daría cuenta de su ausencia mas que mi hermana y preguntaría por ella
. Ama relata Pasé años muy amargos separadas de las niñas
Abajo está la última foto de ama con nosotras antes de salir ella para Marsella en
la playa de Biarritz. Otra vez más ir a lo desconocido
En Marsella pasaron hambre con comida racionada de leche condensada
, zanahoria, higos, pan y huevo y sin sueldos. El viento Mistral, viento fuerte
y frío del noroeste no se aplacaba y pasaban mucho frío para hacer mas angustiosa la
situación. Se empezó hablar de que podrían embarcar las esposas y familias. Ama trató d
e convencer a la tia Juli que viniera a Marsella con nosotras para salir todos j
untos para America, que habia sido siempre el sueño de su hermana Juli. Ellos ya t
enían los pasaportes para nosotras y para ella, pero la tia prefirió volver a Euskad
i para ver a su padre viejo y enfermo, y nos llevaría a nosotras con ella ya que e
lla creía que el viaje en barco era peligroso para nosotras y estaríamos mas seguras
y bien cuidadas con ella, y así lo hizo para desmayo de ama que no quería partir si
n nosotras.
Unos días antes del embarque ama fue a pasear sola en la playa contemplando el mar
que le recordó de sus dias en la playa de Biarritz con nosotras dos, sacó de su car
tera la diminuta fotografía en blanco y negro que llevaba de nosotras en tal playa
, y al ver a un pintor cerca de ella le pidió transformara la pequeña foto en una pi
ntura grande para poder colgarla en la pared, y el pintor conmovido ante la con
goja de la madre lo hizo y en colores y ella besaba y abrazaba a su pintura que
le daba un poco de consuelo. Esa pintura la puso enci
ma de su cama en el camarote del barco y estuvo en casa en lugar de honor aunque
después de ella morir la pintura ha desaparecido.
Pero esta otra foto también sacada en Biarritz y es mi favorita, tal vez por su de
licado gesto maternal hacia mí que tanto necesité durante nuestra separación en mi inf
ancia y en mis peores momentos de dudas y lucha interna la memoria de esta fotog
rafía me ayudó para reencontrarme con aquella niña querida de Biarritz.
En un frío enero de 1941, después de esperar en Marsella por tres meses
un barco apareció en el horizonte. Era francés, el Alsina, construido en el año 1921
de 8,043 toneladas. Su itinerario era Dakar-Bahía-Río de Janeiro-Santos-Montevideo y
Buenos Aires. El barco zarpó el 15 de enero de 1941 con 150 vascos y 38 niños desde
la edad de 1 mes a 14 años de edad. Fue muy doloroso para ama ver a las familias
con sus hijos pequeños al lado y ella sin nosotras sabiendo cuanto la necesitábamos,
y cuanto ella nos necesitaba también. Se encerró en su camarote a llorar, no quería q
ue aita la viera sufrir para no añadir mas pena a él. Estuvo varios días un poco enfer
ma con una fiebre inexplicable. El barco que les sacaría a ellos y a 188 vascos de
aquella sangrienta guerra y estarían a salvo en 15 días. Nuestros padres se despidi
eron de tierra europea muy tristes de tener que dejar atrás dos hijitas pequeñas y a
su vieja Europa.
SEGUNDO EXILIO
Al mismo tiempo Franco y su partido de la Falange impusieron
la Ley de que los niños repatriados tenían que volver a España por tener especial int
erés en recuperar los hijos de los derrotados. Ellos les llamaban los niños recuperad
os para la patria donde les sometieron a un proceso de reeducación ideológica. Y Fran
cia siendo el refugio de la mayoría de niños de Euskadi fue inmediatamente el blanco
. Un evacuado vasco a Inglaterra a los 14 años comentaba en su casa en Begoña, Bilba
o 43 años mas tarde, Yo me imagino que los fascistas pensaron que prolongando nuest
ra estadía en países democráticos o socialistas maduraría las semillas de futuros enemig
os. Otro muchacho de la Citadelle (St. Jean Pied-de Port) expresó; Ninguno de nosotr
os quería volver, pero nos encontrábamos a la merced de ellos. En la Citadelle nos s
entíamos como en casa y ahora estábamos volviendo a lo desconocido. En la frontera,
los guardias trataron de hacernos saludar a la bandera de Franco, pero nosotros
solo la miramos. Cada vez que estalla un conflicto bélico, es la infancia la que m
as sufre porque además de separarlos de todo y único que conocen y necesitan, ellos
no entienden el porque de lo que pasa a su alrededor.
La mayoría de los niños, eran mayores de 6 años, que habían salido dura
nte la guerra civil española fueron repatriados, aunque muchos de ellos nunca volv
ieron de su exilio. Nuestro caso fue diferente, en plena segunda guerra mundial
nuestros padres emigraron dejándonos en Biarritz, Francia, y ambas sufrimos de la
carencia maternal desde la tierna edad de 1 y 2 años y medio de edad respectivamen
te, ambas muy jóvenes para ser separadas de nuestros padres, pero sobretodo de nue
stra madre. La dolorosa decisión trajo tristeza a ama y a nosotras por el resto de
nuestras vidas. Ella relata Pasé años muy duros separada de las niñas...Un constante r
esquemor, ¿por que no las hemos traído? se mezclaba con la ansiosa preguntas ¿que nos es
peraba y adonde iríamos? Y ante esa incógnita pensaba era mejor que nosotras no estuv
iéramos en el barco.
Debido a que los alemanes no dejaban a barcos de la Francia de Péta
in cruzar el Atlántico, Hitler desde el aire tiraba sus bombas a los barcos que os
arían tal hazaña. Por ello cuando llegaron a Dakar, Senegal, doce dias después, tuvie
ron que esperar a conseguir un barco neutral. En la larga espera en Dakar un niño
murió de malaria y otra persona de fiebre amarilla, y era en esos momentos que nue
stros padres se consolaban pensando que era una bendición no tenernos a nosotras d
os con ellos.
Celebraron Semana Santa en el barco usando barriles de vino como a
ltar, y cantando en vasco y francés. Preparándose para ello se ofrecían confesiones y
se dió la Comunión en el reclinatorio que ama cubrió con su abrigo rojo. La diva Doña Ma
ría de traje negro y largo les daba conciertos. Aita daba clases de vasco durante
este tiempo y ama trataba de aprender, pero su alma dolorida por nuestra ausenci
a no le dejaba a su mente concentrarse muy bien para aprender como hubiese queri
do. Sabia que para aita era importante que ella aprendiese. El jefe de la policía
de Dakar era vasco-francés y hablaba vasco y subió al barco y les invitó a una treinte
na de ellos a su casa y les dieron bien de cenar y cantaron hasta muy tarde.
Después de 5 meses de estar anclados en Dakar los volvieron para atrás
a Casablanca, Marruecos. Cuando llegaron a esta los llevaron a un campo de conc
entración, Sidi-el-Ayachi, en autobús y allí con toallas mojadas en la cabeza y pies e
n el agua la pasaron bastante mal en cuanto a comida, calor, y aseo. Había 40 pers
onas en un galpón con techo de zinc, suelo de piedra y sacos rellenos de paja en e
l suelo que hacían de camas, las paredes de cal y ratones comiendo la ropa colgada
, moscas por los caballos que estaban alrededor. Afuera no había sombra por falta
de arbolado y de comida les daban de comer sardinas, huevo duro. A un niño le mord
ió un alacrán y los gritos del niño a medianoche eran alarmantes. Ama dice tenia el pe
nsamiento constante en nosotras.
Al final, tal vez por buena conducta, les enviaron a vivir a
Casablanca hasta que pudieran embarcar. Pasaban los meses y aunque vivían mejor a
quí que en el campo de concentración, lo mismo los días se hacían largos, pasados sin ha
cer nada más que sobrevivir con la poca comida que podían obtener.
Ama se enteró que barcos con marinos vascos llegaban a Casabl
anca y ama les pidió el favor de llevarnos dos muñecas de celuloide vestidas por ell
a con todo primor. Una vestida de recién nacida para Begoña y la otra como una niña pa
ra mi. Los marinos encantados cumplieron con dicho encargo, y yo me acuerdo reci
bir mi muñeca que la bauticé Nicole, y la llevaba a todas partes comigo. Parece ser
que yo preguntaba por ama y aita y a la tía me decía están yendo lejos, a America , y yo
le repliqué y porque no vienen aquí para estar conmigo . La tía Lola me abrazó sin decir n
da más. Mas tarde ama nos dijo que el dolor que sentía al no tenernos a su lado era
intenso, y mas cuando veía a su alrededor otros matrimonios exiliados con sus hijo
s pequeños que corrían y jugaban, y el vestir a las muñecas para nosotras mitigaba en
algo su dolor porque haciéndolo nos sentía a Begoña y a mi mas cerca de ella.
Al fin un barco apareció en el puerto, el Quanza era barco portugués y podría atravesa
r el Atlántico por ser de país neutral. A bordo de este barco ama participó en el naci
miento de la tercera hija de sus amigos Bilbao. El médico mareado en una litera le
daba instrucciones a nuestra madre para proceder al parto. Todo fue bien y nació
una niña que se llamaría Aintzane. Este les llevaría a las islas Bermudas, (Gran Bretaña
), Veracruz, (Méjico), y a la Habana, (Cuba).
Desembarcaron en la Habana y alli tuvieron que esperar tres meses antes de poder
partir en el barco argentino Río de la Plata que les llevaría a Montevideo, Uruguay
, y finalmente a su destino Buenos Aires, Argentina. Un submarino les intercepto
, pero pudieron proseguir viaje. Desembarcaron el 15 de abril de 1942 en el puer
to de Buenos Aires. Un viaje de 15 dias se convirtió en una odisea de 15 meses.
Estos tres barcos fueron testigos del dolor de ellos y demás inmigrant
es europeos de la segunda guerra mundial. La suerte de los tres barcos que llev
aron a nuestros padres de la triste y sangrienta Europa a la joven y libre tierr
a americana es la siguiente. Desde que comenzó hasta que termino la Segunda Guerra
Mundial el Océano Atlántico era el mayor teatro de operaciones.
El primero fue barco francés Alsina que les transportó desde Marsella, Francia a Cas
ablanca, Africa, fue hundido en un bombardeo aéreo el 13 de noviembre de 1942 cerc
a de las costas de Algeria por un avión alemán.
El segundo barco portugués Quanza que les llevó desde Casablanca, a la Habana, Cuba,
fue el único de los tres barcos que terminó de manera natural, pero sin embargo est
a lleno de historia. El barco Quanza tiene raíces legales e históricas en America po
rque traía casi un centenar de judíos escapando de las garras de Hitler. Llegando a
Nueva York no les fue permitido desembarcar no por ser judíos sino por no tener vi
sas, y se decidió el barco regresaría a Europa llevando su carga judía, quienes de seg
uro les esperaba la muerte. Para restablecer el combustible (carbón) antes de atra
vesar el Atlántico tuvieron que hacer escala en Norfolk, Virginia. Estando encalla
do en este puerto la esposa del presidente, Eleanor Roosvelt, se enteró de lo suce
dido e intervino con su esposo Franklin para que les dejara desembarcar en dicho
puerto, y así el 19 de agosto de 1940 ochenta judíos quedaban a salvo. Ellos agrade
cidos mandaron un ramillete de rosas a los Roosevelt junto a una tarjeta que leía C
on eterna gratitud por vuestro gesto humano de los refugiados del Quanza . Esto su
cedió 14 meses antes de que ama y aita embarcaran en este navío. La biblioteca de la
facultad de abogacía de la Universidad de Richmond, de la ciudad del mismo nombre
y capital de Virginia, atesora toda la historia y cultura del estado Virginia.
Para celebrar el 50 aniversario de tal acontecimiento se llevó a cabo la conmemora
ción y entre otras cosas se exhibiría una maqueta del mismo barco. Fue vendido para
demolición el 12 de octubre de 1968 en Castellón de la Plana, España.
Bob y yo visitamos la universidad para ver la reproducción del buque. Y lleve la f
oto de ellos sacados en dicho navío. Allí dentro de una vitrina de cristal estaba la
nave que sacó a nuestros padres de aquel caliente continente africano. Fue emocio
nante verlo porque tenemos una foto de ama y aita frente al salvavidas que indic
a el nombre de este barco. El diseñador del modelo, constructor de maquetas náuticas
me dijo que cuando lo eligieron a él para hacer el trabajo no le fue fácil porque s
olo podía basarse en fotos viejas, y en dibujos de barcos mercantes de la época. Per
o para mi fue perfecto. Bob pudo ubicar a nuestros padres en la popa del barco s
obre las 3 o 4 de la tarde gracias a la foto y la maqueta del barco puestos junt
os.
El tercer barco argentino Río de la Plata que cubrió la última parte del largo viaje d
esde Cuba a Buenos Aires, Argentina fue incendiado el 18 de agosto de 1944 con
perdida total de la nave y descansa en el fondo de la Bahía de Acapulco, Méjico.

CAPITULO II
LAS ARENAS, GETXO
Tanto los niños, los padres como los países sufren intensamente con las guerras. Los
niños son uno de los sectores de población que mas sufren en las guerras ya que hay
muertes, desnutrición, enfermedades y traumas psicológicos al estar forzados a con
tinuos desplazamientos. Para nuestros padres era una mutilación cultural, añadido el
dolor de haber dejado tan lejos y en zona de guerra a sus dos hijas tan pequeñas.
Para los vascos la Guerra Civil Española y luego la Segunda Guerra Mundial arrancó
de Euskadi a un nutrido y un gran número de intelectuales de los más destacados y pr
estigiosos.
Mientras nuestros padres partían rumbo a America la tia Juli salió con nosotras de B
iarritz. En tren atravesó la frontera con nosotras dos sin tener documentación ni au
toridad para sacarnos de Francia. La nueva Ley de Franco ayudaba a tal plan ya q
ue con nuestra entrada España se recuperaba las hijas de los derrotados. Sin embar
go Begoña recientemente explicó que la tía Juli pudo hacerlo, porque diseñaba y cosía ropa
para la esposa del embajador de España en Francia, José Félix de Lequerica Erquiza, c
uando vivían en Paris. Ahora su intervención hizo posible que la tia cruzara la fro
ntera con dos niñas francesas y 14 baúles de telas, vestidos y diseños suficientes par
a empezar su negocio de alta costura en Donosti
Lequerica fue a Francia en 1939 como embajador, ocupando después la embajada en el
régimen de Vichy aliado de la Alemania nazi. Como embajador se destacó por la perse
cución implacable a que sometió a los exiliados de la guerra en España. Consiguió la det
ención de Lluis Companys y otros dirigentes republicanos, entregados a las autorid
ades franquistas como Julian Zugazagoitia y Joan Peiro que tambien fueron fusila
dos. El fue enemigo acérrimo del nacionalismo vasco.
Al otro lado de la frontera nos esperaban el tío Ino y la tía Lola (la f
oto es del tío con nosotras recién pasadas la frontera, en San Sebastian). La tía Juli
decidió quedarse a residir en la bella Donosti abriendo aquí un taller de costura.
Ella se quedo con Begoña y a mí me llevaron a Las Arenas, a unos 120 kilómetros de dis
tancia para vivir con los tíos y el abuelo. Separaron a las dos hermanas sin pens
ar en la terrible pérdida que ya habíamos sufrido.
Nuestro abuelo materno había perdido su piso y sus enseres de la Casa G
rande y fue a vivir a un piso más modesto en el barrio de Santa Ana. Un primer piso
en la calle Gobelas #24, mano derecha de Las Arenas. La casa era soleada y clar
a ya que todas las habitaciones daban al exterior. Tenía tres dormitorios, una amp
lia sala y comedor, baño y una inmensa cocina que funcionaba con fogones de leña y c
arbón con amplia fresquera. Con el abuelo vivían su hija mayor, Lola, y su único hijo
varón Ino que en estos momentos manejaba las acciones de sus hermanas y la suya pr
opia y era Vicepresidente de la sociedad en Talleres Erandio. Su otra hija Mari
se había marchado a Francia y más tarde a Caracas, Venezuela, con su esposo Luis y s
u hija Ma. Luisa. Ella era profesora de piano y se abriría paso dando clases. En e
l 4º piso vivía su sobrina Elvira.
Yo tenía un cuarto amplio con un balcón grande que daba al jardín de atrás
con huertas de unos 22 metros cuadrados por familia. En ellas se criaban pollos
, gallinas, o se cultivaban las hortalizas. Al frente de la casa había un jardín gra
nde rodeado por una cerca. Mi cuarto era soleado y grande y lo compartía con la tía
Lola. La habitación contenía una cama grande, y encima de la cabecera una recién adqui
rida pintura del Angel de la Guarda protegiendo dos niños a cruzar un puente pelig
roso. La tía Lola y yo rezábamos cada noche para que me amparara de noche y de día a mí
también, que seria la mayor preocupación de ella; encima de la mesa de luz estaban m
uchas fotos y todas protegidas por un cristal. La favorita mía era una de ama que
llevaba un collar de cuentas de cristal que la tía guardaba y me lo dejó tener. Yo l
o miraba a través de los rayos de sol que generosamente bañaban mi cuarto, tratando
de imaginar algún paisaje desconocido, el collar era de color verde esmeralda. Com
plementaba mi cuarto un armario grande, y uno pequeño de juguetes para guardar las
ropas de mi muñeca Nicole, un sillón y en un pequeño estante guardaba la colección de l
os libros de los hermanos alemanes Grimm con cuya lectura me nutrí los siete años qu
e viví en Las Arenas.
Llegamos a Las Arenas. En un solo viaje me quedé sin padres, hermana, y sin la tía c
on la cual había vivido desde que nací. Al abuelo parece le hizo ilusión mi presencia
en su casa y me llamaba Merceditas, tal vez por recordarle a su lejana hija. En
Las Arenas tenia dos tías para cuidarme. La tía Lola, que decía que yo traía el sol a l
a casa me apodó Solete . Ella estaba a cargo de mi vida religiosa, me llevaba a Misa
con ella y visitábamos todas las iglesias de alrededor en Semana Santa, y en el co
legio era apreciada por las monjitas, a las que visitaba frecuentemente pregunta
ndo por mis adelantos académicos . Así como me llevaba a visitar el Santuario de Arrate
.
Arrate, que en vasco quiere decir entre piedras, es un monte que esta situado so
bre la ciudad de Eibar (Guipuzcoa) con una altitud de 556 metros. Junto a la cim
a, coronada por una gran cruz de piedra hay una zona de recreo que rodea el Sant
uario de la Virgen de Arrate. En su interior se venera una imagen de la Virgen d
esde principios del siglo XIV.
Allí jugábamos en aquellos bosques de pinos y hayas mochadas, recogiendo moras, a ve
ces con Begoña y siempre con los hijos de la tía Andresa, hermana del tío Pedro. En in
vierno y con nieve veíamos al tío persiguiendo a los lobos que moraban la región y asi
stir a clases que el tío Pedro dictaba a los niños de los caseríos vecinos.
El capellán del Santuario de Arrate era Don Pedro Gorostidi (1915-2001) un fotógrafo
magnífico y conocedor de primera en electrónica y el funda la primera emisora de ra
dio en euskera en Eibar Arrate Irratia a finales de diciembre de 1959. El pintor I
gnacio Zuloaga, oriundo de Eibar, probablemente el mas importante pintor vasco d
e finales del siglo XIX, el dono algunas de sus obras al Santuario entre ellas l
a pintura de Nuestra Señora de Arrate que se exhibían en el pequeño recinto del altar
. A la tía Lola y a Elvira les gustaba ayudar a su primo carnal, el tío Pedro, sobr
e todo en la fiesta especial como la del 8 de setiembre, la Virgen de Arrate. Le
visitábamos muy a menudo invierno o verano. Nosotros íbamos en tren desde Las Arena
s a Eibar y desde allí subíamos el estrecho y sinuoso camino a la cima del monte Arr
ate. A Begoña y yo subíamos dentro de las cestas del burro. Nos daban barras de choc
olate y algunos Tebeos, historietas dedicadas a la infancia como Anita Diminuta , r
ubia con trenzas que enfrentaba innumerables peligros y horribles enemigos como
brujas me imagino para tenernos quietas, mientras las tías iban hablando atrás. Ade
más de actos religiosos, en que yo participaba en la procesión, había concursos de bai
le, pruebas de deporte rural vasco, danzas vascas y concurso de bertsolaris.
La tía Elvira adoraba a los niños, y mentía sin medida para cubrir mis tr
avesuras y me malcriaba trayendo golosinas casi diariamente. Ella estaba a cargo
de mi vida social, me llevaba los domingos a la tarde a visitar a mi abuela pat
erna y a mis primos de Algorta. También íbamos a Bilbao para visitar antiguos amigos
de mis padres que tenían dos niñas de mi edad o al enorme mercado de la Ribera. Ir
a Portugalete en el transbordador para comer chocolate con churros o asistir a l
as ferias del pueblo. A mi hermana Begoña la veía cuando había algún acontecimiento fami
liar o en las fiestas de Navidad. Foto con la abuela María en Algorta.
Esta es mi primera obra de labores que hice y mandé a mis padres, y la firma es Merc
editas, la fecha es del 31 de octubre de 1941, yo tenía tres años y medio. Ama guardó
como un tesoro mis tarjetas de labores.
Nos visitaba a menudo una sobrina del abuelo, la tía Antonia, alta, delgada y usab
a bastón, siempre vestida de negro como yo me acuerdo. Cuando nos pusieron teléfono
en la casa, tal vez por el color negro ella no lo quería usar para hablar con su h
ermana que vivía en Madrid porque creía que tal aparato era un invento del diablo.
Poco menos de un año desde que llegué de Francia empecé el colegio de La Di
vina Pastora . Hoy en día se llama La Madre del Divino Pastor y queda enfrente a la qu
e fue casa de mi abuelo. Yo tenía tres años y medio. Me gustaba el teatro y mi prime
ra actuación dije un verso de veinte palabras a la Madre Superiora que aun lo teng
o. Parece ser que todos aplaudieron y yo entusiasmada hice lo mismo. Para ahora
mi abuelo y yo estábamos creando muchos problemas. Nos entendíamos los dos muy bien,
y nadie podía con nuestras fechorías.
Nuestros padres estaban al tanto de lo que hacíamos nosotras dos. La tía Lola escribía
cartas y describía con entusiasmo mis últimas hazañas y mi mala conducta, pero añadía mi
simpatía sobrepasaba cualquier castigo. (Todavía guardo esa carta). Y la tía Juli escr
ibía los progresos de Begoña. Ella daba menos trabajo que yo.
Foto del colegio como yo lo recuerdo.
El 24 de setiembre, la fiesta patronal de la Virgen de Las Mercedes el pueblo de
Las Arenas se vestía de fiesta celebrando con gigantes y cabezudos, toros de fueg
o, y concurso de cazuelas de caracoles. Con esa idea mis amigos y yo hacíamos conc
ursos de carreras de caracoles. En la huerta teníamos muchos de ellos y los poníamos
a trepar la pared de la casa, y pasábamos horas haciendo campeonatos. También jugábam
os a las canicas, uno de los juegos más antiguos, o a las tabas, (tabas son los hu
esos del juego de la rodilla de las patas traseras de los corderos) conocido des
de la Antigüedad clásica y uno de los más populares en aquellos momentos entre nosotro
s. El juego de la escondida lo hacíamos en proporciones grandes, ya que íbamos por t
odo el centro del pueblo y elegíamos jardines de los chalets inhabitados. Uno fre
nte a la estación era nuestro favorito, los dueños de estos chalets solamente venían e
n meses estivales. Hacerle bailar a la trompa era otro pasatiempo favorito. El
heladero del barrio guardaba en el pequeño garaje de nuestra huerta su carrito, y
si estábamos todavía afuera jugando cuando él venía nos repartía el helado que le quedaba.
El 28 de diciembre se celebraba en casa con gran pompa el cumpleaños del abuelo.
(La foto de nuestro abuelo con Begoña y yo en el paseo del Muelle en Las Arenas.)
Días antes habían llegado familiares de pueblos y caseríos cercanos para ayudar a la
opípara cena. Horas antes en la cocina todas las mujeres alrededor de una palangan
a enorme mataban y desplumaban pollos y hasta la hora de cocinarlos los dejaban
colgados en el balcón para conservarlos frescos, a mi no se me ocurrió mejor idea qu
e agarrar uno y tirarle al perro Txiki de los vecinos de abajo que seguro se rel
amía olfateando tanto pollo. Yo no me acuerdo lo que pasó cuando llegó la hora de coci
narlos y se dieron cuenta que faltaba un ave, pero seguramente que la tía Elvira m
e sacó de apuros con alguno de sus famosos embustes.
Con la llegada de dos txistularis de Algorta, se empezaba la fiesta. Al postre u
na amiga de la familia, María Basañez, tocaba el piano y todos bajo la batuta del tío
Ino cantaban el Boga-Boga con solemnidad. La casa estaba llena de gente, muchos
habían llegado días antes para ayudar a las tías a preparar la gran cena en honor a nu
estro abuelo. Mi hermana y yo seguíamos la juerga saltando en la cama de mi cuarto
como yo me acuerdo. La cena duraba hasta las tantas de la madrugada. Se brindab
a especialmente por los ausentes. Ama contestaba con nostalgia escribía sobre ello
y sus deseos de volver. Las tías le contestaban pronto será .
Todo a mí alrededor era bueno y festivo, menos cuando yo visitaba mis amigas y las
veía a junto a sus padres, resentía mucho no tener a los míos aunque no era algo que
me gustaba pregonar, me sentía triste que no vivían mis padres conmigo. Era tal ansi
a de tener a mis padres que a veces cuando llegaba del colegio antes de tocar la
aldaba de la casa, gritaba ama, aita abrirme la puerta para que mis amigas oyera
n y creyeran que mis padres ya habían regresado. Mientras yo vivía todas estas exper
iencias mis padres estaban en Casablanca, Marruecos, Africa. Ya llevaban seis me
ses esperando por un barco neutral para cruzar el Atlántico e ir a la Argentina. E
llos habían estado en un campo de concentración en las afueras de Dakar, Senegal, A
frica. Yo no sabía todo eso en esos momentos. A mi que me gustaban las joyas me p
uso feliz cuando recibí de ellos un collar de ámbar que todavía lo conservo Foto con
mi muñeca Nicole con la tía Lola en Las Arenas.
Al día siguiente de Reyes sin tener tiempo para jugar con nuestros nu
evos juguetes mi hermana y la tia Juli se iban a San Sebastian y nos daba pena d
espedirnos. Nos llevábamos muy bien aunque éramos muy diferentes de temperamento, y
físicamente. Ella era rubia con grandes ojos color caramelo, cara preciosa y pequeña
de estatura, yo era de pelo castaño, pecas, y esbelta. También nuestro estilo de vi
da era distinto, y ello nos iba a modelar diferente. Ella vivía más aislada de otros
niños, porque dejó de ir al colegio después que los niños le llamaban hija de rojos con
esprecio. Una andereño venía a dar clases a la casa. Ella era más tímida y más tranquila q
ue yo, mi temperamento era mas inquieto, yo era o trataba de ser la líder, y ella
me seguía tanto como podía. Necesitábamos ambas la compañía de la otra, pero pocas veces l
a teníamos.
Mis padres habían llegado a Buenos Aires, Argentina. Ama escribía a menu
do y los tíos les tenían al tanto de nosotras constantemente. Nos anunciaron la lleg
ada de una nueva hermana Arantzazu que había nacido el 21 de enero de 1943 con la
cual podríamos jugar pronto. Ellos estaban convencidos que su vuelta era inminente
.
El abuelo sufría de arterioesclerosis y usaba en sus últimos meses de vida silla de
ruedas. Su muerte fue repentina a los 79 años de edad. A mi me dijeron que el dormía
y durante su velada y entierro estuve viviendo con unos amigos de la familia en
el piso de arriba y pude ver el funeral por la calle Gobelas, con el sacerdote,
los monaguillos con sus cirios y gente detrás vía a la iglesia, pero no creo me dab
a cuenta de lo que estaba ocurriendo. Yo tenía cinco años. El abuelo falleció sin pode
r nuestra madre darle el último adiós.
Un año después de la muerte de nuestro abuelo la tía Lola decidió ir a Carac
as para estar con su hermana Mari que estaba muy enferma en ese momento, y ahora
se iba de mi vida otra persona que había sido importante para mí. En la casa yo que
daba bajo la tutela del tío Ino y la nueva tía Carmen. Yo quería mucho al tio, y la ti
a Carmen era muy buena conmigo. Cuando yo no estaba en la escuela iba de compras
a la plaza con ella como lo habia hecho con la tía Lola. Llevaba mi pequeña cesta,
y casi siempre venia a casa con algunas cosas que las caseras me daban en la pla
za. Para cuando volvíamos de las compras la comida ya estaba casi hecha, y olía riquís
imo ya que se habían hecho a fuego lento en la cocina de carbón y pronto llegaba el
tio a comer con nosotras. Los tíos me llevaban a menudo a pasear a Bilbao, lo que
mas me acuerdo es ir al Arenal de Bilbao en la Semana Grande para andar en las c
alesitas.
Al tío le gustaba contarme de la época cuando el Arenas Club fue campeón de
España en 1919, y subcampeón en 1925 y 1927 disputadísimo ganando el Arenas al Barcelo
na por 5 a 2 en el campo de Racing de Madrid. . Y juntos cantábamos la canción sobre
tal evento Alirón, Alirón el Arenas Campeón El jugaba al futbol en el Arenas Club y te
na foto grande en la salita de estar con las firmas del equipo. La foto mostraba
a los jugadores y me acuerdo de unos pocos de aquellos exitosos tiempos como Peña
, Careaga, Monacho y Robus los tres primeros a los cuales llegué a conocer. El Clu
b del Arenas se formó en 1912; primero jugaba en un campo de football en Lamiako,
pero pronto se fue al club deportivo de Jolaseta en Neguri. Ama nos contaba de l
a temporada de gloria de nuestro tío porque una vez metió un gol. Cuando el tío jugaba
toda la familia asistía, y le incitaban para que metiera un gol o la tía Lola no le
daría la paga.
También le gustaba llevarme al balcón al anochecer para ver juntos la ilu
minación fogosa de los Altos Hornos, enormes hornos donde se fundía el hierro, pero
a mi el me decía que era el lugar donde iban los que se portaban mal. Una vez me l
levó para ver la botadura de un barco al Río Nervion. Fue un momento de gran expecta
ción cuando dejaron caer al barco desde lo alto del dique hasta la superficie de l
a ría, con horror vimos que se zarandeó bastante hasta que finalmente reposó tranquilo
en las aguas.
Por estos días, yo tuve un pequeño accidente que pudo ser grave. Jugando en la casa
de mi amigo Miguel A. y se nos ocurrió crear nuestro propio tren poniendo sillas e
n línea y viajar debajo de ellas, tal vez por estar tan cerca de casa la estación del
tren y oír sus constantes pitidos. Una de las sillas tenía un clavo saliente que en
tró en mi región frontal, sangraba y me dolía mucho y la madre de mi amigo aterrorizad
a me llevó en brazos por las escaleras, ellos vivían en el tercer piso, mientras yo
lloraba inconsolablemente y en medio de mis sollozos llamaba a ama, tenía casi 6 año
s. Difícil momento para la tía Carmen. Me hicieron las curas, y la cicatriz de un ce
ntímetro era visible en la frente, invisible hoy en día.
Cuando nuestros padres supieron que a Begoña y a mi nos habían separado
no les gustó nada porque no estábamos creciendo como hermanas, pero viviendo lejos e
ra difícil para ellos evaluar las circunstancias y estaban muy agradecidos de que
nos atendieran bien. Poco después de irse la tía Lola, la tía Juli pidió me invito ir a
pasar una temporada a San Sebastian, y decidieron probar solamente por los tres
meses de verano, ya que yo iba a la escuela. Abordaba el tren el correo en la esta
ción de Atxuri de Bilbao, y cinco horas mas tarde entrábamos en la estación de Amara e
n San Sebastian. Allá me estaban esperando Begoña acompañada de Contxesi. Ella era una
aldeana guipuzcoana euskaldun, y cocinera de primera, la mano derecha de mi tia
que adoraba a mi hermana Begoña. Ella y Contxesi se entendían muy bien y hablaban e
n euskera. Yo sabía algunas palabras que aprendí de mi abuelo, para él el erdera era su
segundo idioma. Mi hermana estaba feliz esperándome y yo tambien de verla.
San Sebastian antiguamente fue una ciudad fortificada y pueblo de pescadores. A
hora era la Bella Easo. La foto muestra la casa, la tercera de izquierda a derec
ha, indicada con una flecha. La tía Juli vivía en General Echagüe #15. La casa tenia
dos plantas. En el sótano estaban la cocina, baño, habitación de Contxesi, y dos grand
es habitaciones que ocupaba el taller de costura donde trabajaban una docena de
modistas. La planta de arriba estaba elegantemente decorada destacándose los color
es granate y azul cielo. La entrada con un mueble de caoba precioso donde estaba
el teléfono con una silla tapizada y alfombra de color granate. Tenía un elegante c
omedor con una enorme chimenea de azulejos y madera, alfombra y sillones de cuer
o color granate. Era también dormitorio ya que el armario de día, se convertía en cama
de noche. El comedor se comunicaba por medio de unas puertas correderas a una s
ala dedicada a los desfiles de moda, lucía alfombras y sillones de color azul clar
o y con mucha iluminación tenue tipo antorchas incrustadas en las paredes que daba
un aspecto acogedor y señorial, seguido por una salita de espera del mismo estilo
y últimamente un cuarto de prueba, y un enorme baño tan grande como el comedor. To
das las habitaciones tenían enormes ventanales que daban al Río Urumea. La casa esta
ba ubicada en la esquina de General Echagüe y el Paseo Salamanca. El lugar era pre
cioso, y me acuerdo dormirme al son de las olas pegando a las piedras en las márge
nes del río. El edificio era de gruesa piedra construida en el siglo XIX, de cinco
pisos de altos techos. La tía Juli que era una verdadera artista en cuanto a diseño
y costura tenía su negocio de alta costura. Era más una casa de negocios. Ella viaj
aba bastante durante la semana, pero cuando estaba en casa trabajaba en el talle
r o haciendo pruebas, y muchas veces solamente la veíamos durante el almuerzo. Los
domingos nos llevaba a Misa a la Catedral del Buen Pastor y a veces veíamos las r
egatas en la bahía antes de venir a casa a comer. Siempre íbamos primorosamente vest
idas. Pero para mi lo mejor de esta ciudad era jugar con mi hermana ya que nos l
levábamos muy bien, aunque estábamos viviendo diferentes experiencias ella en esta e
legante, protegido pero solitario ambiente, y yo en más modesto, pero más libre y co
n más amigos. En esta preciosa ciudad de San Sebastian, no teníamos la libertad de
ir afuera solas porque el Paseo Salamanca era muy traficado.
A los pocos meses del nacimiento de nuestra hermana pequeña en Buenos Aires, nuest
ros padres se fueron a vivir a Montevideo, Uruguay. El presidente de los vascos
José Antonio Aguirre que en aquellos tiempos estaba viviendo en Nueva York le enco
mendó a aita estar a cargo de la semana cultural vasca de 1943 en Uruguay que vivía
un régimen democrático, y muy amigos de la democracia, en tanto que en Argentina se
producía el 4 de junio de este año un golpe de Estado con positivismo hacia el franq
uismo. Aita aceptó la nueva responsabilidad de organizar la Semana Vasca que comen
zó el 30 de octubre y se dilató hasta el 13 de noviembre de 1943. Una de sus princip
ales labores era la elaboración de comisiones de honor, compuesto en su totalidad
por destacados miembros de la vida pública e intelectual de la sociedad uruguaya.
Le facilitó el tener como lejano pariente al entonces presidente de la Republica J
uan José Amezaga, sus abuelos eran hermanos. Aquella semana vasca nuestro padre tr
abajó mucho para tener la participación de poetas, pintores, escritores, escultores,
músicos, dantzaris. También Aguirre decidió proseguir con la Delegación Vasca en Montev
ideo. En la primavera de 1943 Aguirre pidió a su viejo amigo Vicente tomar el pue
sto como Director de la Delegación Vasca en Montevideo, que era equivalente a ser
embajador en Uruguay, pero desde luego titulo honorario solamente. Después de dos
visitas para estudiar la situación, aita accedió y se mudaron a Montevideo en setiem
bre de 1943. Ellos parecían felices, aita muy con la gran tarea de dar a conocer l
a cultura vasca en esta ciudad en que no se conocía, y ama con su labor social, au
nque para nuestra madre, ella solía decirnos, la sombra de nuestra ausencia apenab
a su corazón constantemente.
En mi continuamente vibraba una inquietud que mi hermana no compartía, y era el de
seo de estar cerca a nuestra madre y reunirnos con nuestros padres fuera donde f
uera, pero como aun estábamos en guerra había peligro en cruzar el océano y tampoco ha
bía nadie que se responsabilizara por nuestro cuidado, por ahora no se podía hacer m
ucho. Siempre nos decían los tíos el año que viene estaréis todos reunidos , pero los mese
pasaban y los años también sin que eso sucediera.
Ahora que ya sabía escribir les podía contar todo esto y la vida que yo
hacía a nuestros padres. Recibíamos con frecuencia sus noticias. Acababa de nacer nu
estro hermano Joseba Bingen el 18 de abril de 1945, y la guerra estaba ya casi a
su fin. Nuestros padres empezaron hablar de reunirnos a Begoña y a mí con ellos. Qu
erían que fuésemos las dos juntas, a lo que la tía les contesto que el viaje por barco
de Bilbao a Montevideo, Uruguay, era muy largo, en aquellos años un mes de travesía
, y que sugirió mejor hacer el viaje una y ver de luego ir la otra. Que era mucho
viaje para las dos y más yendo solas. Nuestros padres aunque no contentos asintier
on. Yo inmediatamente empecé a hacer planes de lo que hasta ahora había sido solamen
te un sueño, primero tratando de convencer a Begoña de emprender juntas semejante ha
zaña. Creo que si hubiéramos vivido bajo el mismo techo hubiera sido un hecho.
Llegué a Las Arenas con tiempo de empezar el colegio, extrañaría a mi herm
ana, pero con mi regreso la felicidad volvió a mis tíos. Ellos no podían tener hijos y
parece ser yo llenaba sus vidas muy bien, y yo estaba contenta de ir a la escue
la y ver a mis amigos.
Un día de octubre de 1945 mi abuela paterna, María, que vivía en Algorta yendo a la m
isa diaria a la iglesia de los Trinitarios tropezó en el peldaño de la puerta, (ver
foto a la derecha) se cayó y se rompió la cadera. La operaron, pero murió al poco tiem
po de neumonía a los 83 años de edad, sin tener a su hijo menor cerca de ella. Aun m
e acuerdo de su funeral. Yo tenía 7 años, después de su muerte me llevaban esporádicamen
te a visitar a los tíos y primos de Algorta con los cuales jugábamos muy bien. Su mu
erte abría la herida de la separación en nuestros padres que no pudieron dar el últim
o adiós a sus respectivos padres.
Aita como delegado en Montevideo se convirtió en líder de una red de espionaje de me
dia docena de vascos que recogía información de inteligencia acerca de los agentes f
ascistas en Uruguay y lo pasaba a los vascos de Nueva York que entonces lo envia
ban a Washington. El dinero que ganaba con este servicio era parte vital del ing
reso familiar a principios y mediados de los 40. A principios de 1947 Estados Un
idos dio una gira de 180 grados a sus preocupaciones fascistas, con el comienzo
de la guerra fría. El comunismo llegó a ser el enemigo y España se hizo aliada en esa
lucha. Y ahora el departamento de Estado y la CIA quitaron su apoyo económico al g
obierno vasco, un paso que sucumbió el esfuerzo de los exiliados de una crisis fin
anciera por la que nunca se recobraron. Y en casa la familia ahora estaba pasand
o por momentos difíciles financieros.
Ya estábamos en el año 1947, ama nos escribió que para mi cumpleaños te
ndríamos un nuevo/a hermanito/a y me ofrecieron ser la madrina. Yo contenta tomand
o como un regalo para mí, aunque cambiaron de opinión lo del madrinazgo, tal vez yo
era muy joven, iba a cumplir 9 años. En el colegio las monjitas empezaron a prepar
arme para hacer la Primera Comunión.
Los aitas querían estar presentes para este día tan grande y fue un
desgarrón para ellos que yo la hiciese lejos de ellos. Pero iba a cumplir 9 años y n
o se sabía cuanto mas se iba a esperar. Fuimos a la casa de fotos Cañada a sacar fo
tografías oficiales para mandarles. Mi precioso vestido largo de organdí estaba hech
o en el taller de la tía Juli. El celebrante era el tío Pedro, la fecha; 7 de mayo,
mi cumpleaños, lugar; la capilla del colegio. Iba a ser una ceremonia privada. La
pequeña iglesia estaba preciosa adornada con las flores de mayo. Enfrente al altar
había tres reclinatorios decorados de terciopelo rojo que serian ocupados por mis
tíos Ino y Carmen y en la mitad de ellos el mío, forrado de tul blanco. Flores y lu
ces abundaban en la capilla. Era un día muy bueno para todos aunque la ausencia de
nuestros padres era la única sombra. Cuando me incliné en mi reclinatorio pedí con fe
rvor reunirme con nuestros padres muy pronto. Siete meses más tarde estaba en un b
arco rumbo a Montevideo, Uruguay. A los cuatro días de hacer mi Primera Comunión, el
11 de mayo de 1947, nació nuestro hermano menor, Xabier Iñaki.
El capitán del Monte Amboto , Capitán Gastiarena, amigo del tío le dijo que ellos iban a
Sur America haciendo escala en Montevideo, Uruguay, el próximo diciembre y el se h
aría responsable de nosotras dos, pero Begoña seguía sin deseos de partir. Era una tra
vesía larga y yo iría sola, sin mi hermana ni nadie que yo conocía. Su negativa no dis
minuyó mis fuertes deseos de reunirme con nuestros padres. Así es que se empezó a prep
arar solamente mi viaje. Los meses siguientes pasaron rápido. Yo no me acuerdo que
pasaba por mi mente, cuando estaba a punto de dejar todo lo que me era tan fami
liar y bueno para embarcarme sola a un lejano lugar para ir a conocer a mis padr
es y tres hermanos más pequeños. Pero no creo tenia dudas sobre el paso que iba a da
r, pero sin saberlo cambiaria mi vida por completo así como la de mis padres y her
manos.
En uno de mis últimos viajes a Donosti otra vez le propuse a Begoña que m
e acompañase en el viaje a America. Yo no podía creer que a ella no le apetecía algo q
ue yo deseaba tanto. Era pleno verano y estábamos las dos en el Paseo Nuevo patina
ndo y puse énfasis en lo necesario de este viaje ir juntas, esta vez me dijo muy s
eria y yo me acuerdo exactamente de sus palabras, Me da miedo viajar en barco yen
do tan lejos y no me hace mucha gracia convivir con hermanos pequeños. Me acuerdo d
e ese día porque al mismo tiempo que nosotras discutíamos sobre nuestro futuro nos f
ijamos en algunas de las personas sentadas en los bancos del Paseo Nuevo leían el
periódico que con grandes titulares decía Murió Manolete. Pero aunque la noticia no nos
decía mucho a mi hermana o a mí cuando llegamos a casa las chicas de la costura habl
aban del suceso contando que el torero más grande y legendario de la historia había
muerto por una profunda cornada que le atestó el toro (perforando con el asta la v
ena femoral y tal evento lo convirtió en un mito de la España de la postguerra) y es
o sucedió un 29 de agosto de 1947. Años más tarde cuando hice una presentación oral en
el colegio en Montevideo cubriendo cultura de la Península Ibérica, yo explicaría en c
lase sobre este suceso con mucha elocuencia como si hubiese estado presente en t
al suceso.
Salí de San Sebastian para Bilbao, el tío me fue a buscar a la estac
ión de tren en Bilbao. Yendo a Las Arenas en el carro en silencio, después de una pa
usa larga me dijo, tu sabes que no tienes que ir si tu no quieres. Yo asentí, pero y
o ya había tomado la decisión y nadie me podía convencer lo contrario. Esta foto, sac
ada en la playa de Las Arenas en el verano de 1947, es la última mía antes de embarc
arme para Uruguay.
Días antes de mí partida los tíos me regalaron una bella pulsera de oro
con cuatro piedras preciosas amatistas, de tonalidad lila claro, llamada Rosa de
Francia ellos me dijeron que siempre que cuando me la pusiera me acordara de ell
os. Y la lleve puesta durante el viaje y hoy en día la tengo como un pequeño tesoro.
He aprendido que esta roca tiene faceta calmante y tonificante en caso de tener
estrés, nervios, miedo y angustias y es uno de los cristales más importantes del pl
aneta. Y según la mitología griega, Dionisio, dios del vino y el desenfreno, pretendía
a una doncella llamada Amethystos, la cual deseaba permanecer casta. La diosa A
rtemisa escuchó sus plegarias, y transformo a la mujer en una roca blanca. Dionisi
o, humillado, vertió vino sobre la roca a modo de disculpa, tiñendo así de púrpura los c
ristales. El cristianismo adoptó la amatista como símbolo de renuncia a los bienes t
errenales y castidad, y aun hoy la llevan en forma de anillos muchos cardenales
y obispos. La amatista simboliza la sabiduría divina.
Llegó el 17 de diciembre de 1947 y fuimos al puerto en Bilbao todos
y embarcamos. El capitán nos esperaba, no tenia ni barba ni pipa como yo me lo había
imaginado, muy amable nos llevo al puente de mando, lugar donde se dirige la na
ve, y nos mostró sus catalejos y el timón de rueda. Mis tíos inspeccionaron mi camaro
te. Mi cama estaba arriba a la derecha y al lado de la ventana (ojo de buey). El
los me abrazaron y me besaron con lágrimas. Yo me emocioné mucho, y pensaron que había
cambiado la idea de partir, me dijeron luego. Poco después el barco implacable co
n su ruidosa sirena anunciaba el comienzo del viaje. Begoña no estaba conmigo. Yo
quedé sola en cubierta mirándoles a ellos en el muelle. Los tíos siguieron en coche po
r la vera de la ría al barco pasando muelles, dársenas, astilleros, los Altos Hornos
, fabricas, casas y los astilleros Euskalduna frente al cual estaba el tío Churchi
ll agitando un gran pañuelo. Yo me acuerdo haberle gritado No te olvides de la here
ncia . El y la tía Cris eran los tíos de la tía Carmen e íbamos a visitarlos de vez en cua
ndo a Bilbao. Ellos vivían en el barrio Basurto, en el 5º piso, por la ventana de la
cocina se veía el estadio San Mames. El mejor palco del barrio. Mientras ellos ch
arlaban frente a la ventana, yo oía música en el tocadiscos RCA, y parece ser me gus
taba mucho, tanto así que me prometieron dejármelo de herencia; y es debido a ello m
i suplica. Al llegar al puente colgante mis tíos sacaron los pañuelos para darme el úl
timo adiós y yo seguí mirando hasta que ellos se convirtieron una línea en el horizont
e. Enfrente a mi muy pronto estaría el mar, y más mar.
Después de un mes de cruzar muchos husos horarios y la percepción de q
ue dejé algo querido detrás creció mas fuerte llegando a mi destino. Cambie la hora en
mi reloj de oro, regalo de los aitas para mi Primera Comunión, al horario apropia
do.
Paramos en Vigo, Lisboa, Santa Cruz de Tenerife, Montevideo. Cuatro puertos en
un mes que duró el viaje, abundaban días de navegación atravesando la inmensidad del
Atlántico donde solo se veía el horizonte alrededor, lo que permitía una estancia mas
calmada a bordo. Para matizar las horas yo me acuerdo jugar con mi juego favorit
o, Laberinto, colorear y leer. (Foto de mi cabina) No había ningún niño de mi edad par
a jugar. Torino, que era un camarero de Las Arenas, me llevaba por todo el barco
de paseo y los domingos bajábamos a la cocina en la bodega donde estaban los gran
des calderos llenos de chocolate y allí me obsequiaban con extra churros y rosquil
las. Me acuerdo celebramos la Navidad y en Reyes tuve obsequios del capitán.
En Vigo paramos lo suficiente para que el capitán me llevara al circo. Navegamos a
través de las Islas Canarias y paramos en el puerto de Tenerife por varias horas,
para luego atravesar el Océano Atlántico. En medio del océano enfrentamos una torment
a bastante grande, hacia frío, el viento soplaba en forma despiadada y el mar esta
ba alterado. Adentro nos bamboleábamos un poco siguiendo los locos designios del m
ar y me entró un poco de miedo la furia del mar. El capitán se acercó y tratando de ca
lmarme diciéndome que el Amboto estaba preparado para estas tormentas, y me contó la
historia del viaje de Kon-Tiki; un aventurero que unos pocos meses antes, atrav
esó otro mar más grande que el nuestro e iba solo y a bordo de una balsa hecha solamen
te de juncos, que son parecidos a los juncos que rodean las márgenes del río Gobelas
. Parece ser la calma volvió a mi espíritu porque corrí a contarle a Torino para que el
no se asustara .
Casi llegando mi ansiedad creció acerca de mi nuevo y desconocido m
undo de mi nueva familia y país. Llegamos a la costa de Brasil, pero yo ya no pre
staba mucha atención a nada porque mi inquietud se acrecentó llegando a la altura de
Río. Ahora la temperatura era más templada. Había salido de Bilbao en invierno y llegáb
amos a Montevideo en verano. Al fin llegó el día, elegí ponerme un vestido de verano,
creo el único que traía. Despacio el barco estaba entrando en el Río de la Plata, y pr
onto en el puerto de Montevideo que ya estaba casi enfrente a nosotros. La fecha
era 15 de enero de 1948, siete años exactamente desde que nuestros padres habían de
jado Europa.
Recibí del Museo Marítimo Ría de Bilbao, de Bilbao esta pequeña reseña del barco Monte Amb
to .
El Anboto Mendi fue botado el 5 de septiembre de 1928 en los astilleros Euskaldu
na, para la naviera Sota y Aznar. Se trataba de un buque tipo convencional, dest
inado a carga general, provisto de cubierta corrida y 4 bodegas. Desde el comien
zo de la Guerra Civil española, en 1936, estuvo navegando bajo pabellón republicano
y controlado por el Gobierno Vasco hasta el 24 de agosto de 1937, cuando la trip
ulación se pasó al bando nacional. Así, navegó bajo pabellón del Gobierno de Burgos hasta
el final del conflicto armado. Sería entonces entregado a la Naviera Aznar, pasándos
e a llamar Monte Amboto.
Estuvo destinado a navegar en tráficos de gran cabotaje y altura, como buque tramp .*
Posteriormente, el buque sufrió una transformación, convirtiéndose en buque mixto con
capacidad para acomodar a 72 pasajeros, navegando desde entonces y durante much
os años, en la línea regular Norte de España-Sudamérica con escalas en Bilbao, Vigo, Lis
boa, Santa Cruz de Tenerife, Montevideo y Buenos Aires. También lo haría en la línea M
editerráneo-Mar del Plata. Desguazado en Santander el 3 de marzo de 1977.
* La característica de este medio de transporte son su gran capacidad de carga y s
u adaptabilidad para transportar toda clase de productos, de volúmenes y valores.

CAPITULO III
MONTEVIDEO
A las 2 de la tarde el capitán y yo juntos en la cubierta mirábamos al muelle al que
lentamente nos estábamos acercando. Los dos ansiosos esperábamos a que el barco anc
lara en el puerto. Sintiéndome sola y buscando desesperadamente caras familiares,
le pregunté al capitán ¿Quienes son mis padres? Antes de que el pudiera contestarme, mi
hermana Arantza de casi cinco años y mi hermano Bingen de dos años y medio venían corr
iendo por el muelle gritando mi nombre. Ahora ya no era Merceditas, me llamaban
Mirentxu. Por cada situación en mi corta vida tenia un nombre nuevo. Desde muy tem
prana edad me llamaban diferentes nombres, según en la situación que me encontraba.
La primera carta que escribí a mis padres en vísperas de mi tercer cumpleaños en Las Are
nas, 1941, mi firma es Merceditas. Los primeros meses en Montevideo los niños en el
parque me llamaban la españolita por mi acento europeo, cuando llegué a Venezuela las
compañeras de trabajo me llamaban María Mercedes, los amigos ché por mi acento uruguayo.
Cuando me nacionalicé como ciudadana americana en 1970 firmé Mirentxu que lo usé hast
a que me di cuenta que resultaba difícil para pronunciar y el dulce nombre era tra
nsformado en Merencho , así que opté por mi nombre de pila Marie. Mi nombre en vasco co
ntinúa en la familia, siendo nuestra hija mayor Anne Miren y nuestra primera nieta
Gizelle Mirentxu. Los varios nombres que llevo y las distintas nacionalidades q
ue he tenido es una de las razones por las cuales el lema en el escudo de Paris
es apropiado para contar un poco de mi historia Fluctuat nec mergitur o sea arrojad
a por las olas, ella no se hunde.
Un poco nerviosa, desde la cubierta cambie unas pocas palabras con ama en el mu
elle. Aita agitaba sus manos y sonreía. Los demás nos miraban, pero nadie decía mucho.
Me acuerdo que pregunté por mi hermano Xabier de 8 meses al que no lo veía, y ama r
espondió que el me esperaba en casa. El capitán me llevó a su cabina para recibir a mi
s padres en privado y para entregarme oficialmente a ellos. Los minutos pasaban
lentamente, me parecían horas, cuando aita apareció en la puerta de la cabina e iba
seguido por el resto de la familia y unos pocos amigos. Aita lleno de emoción me b
esaba y abrazaba llamándome nere maitea . Ama con lágrimas en sus ojos me tuvo abrazada
junto así por mucho tiempo diciéndome Que felices nos haces hija mía. Mis hermanos me a
brazaron. La emoción del momento fue intensa por parte de mis padres, y la mía por c
onocerlos a todos ellos. Cuantos deseos de hacerlo y por tanto tiempo, pero una
vez hecho yo estaba lista para volver a casa con los tíos otra vez. Tal vez porque
me di cuenta que todo lo que me rodeaba era muy diferente a lo que yo había vivid
o hasta ahora.
Después de despedirse muy cariñosos el Capitán y Torino salimos del barco y pronto lle
gamos a la casa en Juan Paullier 1615, tercer piso. El apartamento estaba ubicad
o a media cuadra de la Avenida 18 de Julio, famosa y frecuentada con multitud de
comercios. El piso era muy lindo aunque un poco chiquito y en su cochecito esta
ba mi pequeño hermano Xabier que era precioso, gordito y rubio y me ganó enseguida c
on su sonrisa. Cerca estaba Lucinda Martínez llamada en casa La Tata , era la señora qu
e cuidaba a mis hermanos y ayudaba en las tareas domésticas. Ella me dio la bienve
nida cariñosamente. Meses mas tarde la Tata que era muy buena dibujante me ayudaría
diseñando las hojas de mis redacciones escolares. En estas ocasiones ella me conta
ba orgullosa que era oriunda de la ciudad de Melo, capital del departamento de C
erro Largo, cuna de brillantes talentos literarios como la mítica Juana de America
, y de Justino Zabala Muñiz. Su padre había quedado ciego después de una explosión del l
aboratorio donde trabajaba y la familia sufrió económicamente a razón de ello. Mientra
s mis padres entretenían a unos amigos del pueblo fui al cuarto que compartiría con
mi hermana seguida por mis hermanos que querían ver las cosas que yo había traído. Mi
hermana Arantza, era una niña linda, rubia que estaba muy interesada en todo lo qu
e yo decía y hacia y me seguía a todas partes con su muñeca de trapo en brazos que ell
a llamaba la pipi . Mi hermano Bingen era un niño muy guapo con grandes ojos melancólic
os, muy tranquilo, serio, observador y callado, tal vez intimidado ya que hasta
ahora había tenido una hermana mayor para mandarle, y repentinamente tenía dos. Rode
ada de ellos me sentí muy bien, aunque mi papel había cambiado, aquí era la mayor de t
res hermanos, de 4, 2 años y 8 meses. Por la edad todos ellos necesitaban más cuidad
osa atención que yo, y era difícil para una niña de 9 años aceptar esto después de haber s
ido hija sola por siete años. Cuanto cambio!
Al día siguiente de mi llegada nuestros padres me llevaron a conocer la ciudad. To
mamos un ómnibus al Parque Rodó, un centro de atracciones enorme y cerca de la playa
. Arantza y Bingen venían con nosotros. Subimos a los carritos chocadores, y cales
itas, pero a la montaña rusa nuestro padre subió con mis hermanos, porque yo no quería
ir a esta última y ama se quedó conmigo. Nosotras dos fuimos paseando a la parte de
l parque donde abunda una flora incomparable con mucho verde y flores, cosa que
a ella le encantaba. Era la primera vez que tenía a mi madre a solas conmigo desde
que tenía dos años y medio. Cuanta separación de años, experiencias y el lazo de unión qu
e se establece durante este tiempo. Ellos perdieron de mi existencia y yo de ell
os y era difícil o que yo pensé, casi imposible de recobrar. En silencio mirábamos alr
ededor cuando sorprendida observé a un vendedor rodeado de niños que tenia un manojo
de globos (látex) de todos los colores que combinaban con el ambiente multicolor.
Yo nunca había visto globos antes, solamente los blancos que usaban los gigantes
y cabezudos hechos con vejigas de animales y los cuales ellos usaban para pegar.
Ama al ver mi sorpresa me compró dos enormes. Más tarde nos compraron algodón de azúcar
. Yo solamente conocía el agua de azucarillo que acompaña al chocolate caliente. Tod
o resultaba desconocido. Y extrañaba no tener a Begoña conmigo. Muchos años mas tarde
cuando le dije todos los cambios que tuve que pasar hubieran sido mucho mas fácil c
ontigo al lado, a lo que ella me contestó a mi tampoco me gustó que tu me dejaste.
En la sala de casa, debajo de la ventana, había unos estantes con libros. Aita me
señaló una colección de libros que ama había comprado especialmente para mí. Uno era Heidi
la novela acerca de la vida de una niña viviendo bajo el cuidado de su abuelo en l
os Alpes Suizos. Y varios libros de la colección de la Condesa de Segur, cuya aut
ora es rusa y vinieron como exilados ella y su familia a Paris cuando tenía 13 años
(1812). Se casó mas tarde con el Conde Eugene de Segur. Sus novelas están basadas en
la vida de sus tres hijas. Una de sus hijas, Natalie de Segur, fue dama de hono
r de la Emperatriz Eugenia de Montijo. La primera novela de Segur que leí se llama
ba Las Niñitas Modelo se trata de una familia feliz con tres hijas muy buenas, Camil
a, Magdalena y Margarita pero su amiga Sofía era muy diferente. Tenía envidia de sus
amigas. Su madre estaba sin noticias de su esposo perdido en el mar, y en su ca
sa reinaba la infelicidad. La autora enfoca en las tres niñas que a través de sus av
enturas con Sofía aprenden el camino del bien y del mal. Y absorbí con gusto los cu
entos leyendo estos libros varias veces.
En el primer piso vivía una señora llamada Moma, ella era muy buena con nosotros, cu
ando nos oía bajar la escalera dejaba como al olvido, algún dulce en la repisa de la
puerta y nosotros sabíamos que era para nosotros. Era riquísimo, y esto se hizo rut
ina, pronto se reuniría Bingen a esta hazaña. Xabier era muy joven para seguirnos. C
omo ellos no alcanzaban la repisa el poder yo conseguir la deleitosa comida me c
onvertía en una heroína instantánea. Cuando iba a comprar el café a un lugar que se llam
aba El Chaná Arantza casi siempre quería acompañarme. Quedaba en la calle Colonia, a u
na cuadra de casa, y no teníamos pérdida porque el aroma del café se olía desde que salíam
os del portal. A mi hermana le encantaba hacer estas pequeñas excursiones conmigo,
era algo nuevo para ella, aunque seguro que nuestros padres temblaban un poco c
uando los pequeños me seguían porque yo era una novata en la ciudad.
La Tata nos llevaba al parque a las tardes, a tres cuadras de casa. Era el Parqu
e de Los Aliados, nombre en homenaje a las Naciones Aliadas que vencieron en la
Primera Guerra Mundial. El parque es enorme y con todas las variedades de árboles
y plantas así como de mucha fauna, y monumentos como el Obelisco, la Carreta y el
Estadio Centenario. Este estadio fue la sede del primer campeonato de futbol. Ur
uguay fue el primer campeón del mundo en 1930 y nuevamente en 1950 en el famoso Mar
acanazo . La Tata nos daba la merienda, no la barra de chocolate y panecillo que n
os daban en Donosti, sino pan con dulce de leche, dulce típico criollo, que lo sab
oreamos con gusto. Pronto hicimos amigos con un grupo de niños, pero me llamaban la
españolita cosa que me disgustaba porque ese mote hacia resaltar mi diferencia con
ellos, pero nada podía decir para hacerles cambiar de idea hasta que no hablara c
on acento uruguayo.
Y estas cosas que sucedían a diario hacían que de vez en cuando me rebelaba contra l
a injusticia que yo veía y sentía dentro de mí y que por mi corta edad no la sabia exp
resar. Solamente mi conducta y mis estudios daban la pauta de ello. Porque yo co
mparaba la diferencia en la vida que llevaban mis hermanos y lo que fue y era la
mía. Ellos crecieron al lado de nuestros padres, y todo lo tenían fácil, pero yo tuve
que padecer, luchar, dejar y cambiar todo lo que me era familiar por el solo he
cho de querer estar donde por nacimiento me pertenecía. Que difícil era para mí compre
nderlo y aceptarlo. Hoy en día en similares circunstancias todos los miembros de
la familia estaríamos sometidos a una orientación psicopedagógica familiar. Pero ama s
upo superar las trabas con mucha paciencia y amor.
El siquiatra austriaco Sigmund Freud nos dice que muchas culturas h
an hecho hincapié en la tristeza de las madres por estar separadas de sus hijos pe
queños, pero poco se ha dicho históricamente sobre las consecuencias de la pérdida de
las madres sufrida por los hijos pequeños. La necesidad básica de un niño es el amor y
ternura de su madre y en su ausencia su mayor ansiedad es que tal amor se haya
perdido. Así como lo es también la presencia del padre que da seguridad y confianza
al hijo. Las dimensiones de este drama son imposibles de entender para alguien q
ue no lo haya vivido. Ama entendía que yo tenía problemas de ajuste mejor que nadie,
y aunque le era difícil hablar ahora con la niña que ella dejó tantos años atrás, ella su
po esperar a que yo estuviera lista para ello. Para ella era menos difícil sobrell
evar mis rebeldías que lo era para nuestro padre, tal vez porque entendía mejor mi l
ucha que también era su lucha. Me consta que las dos queríamos cerrar la brecha que
se había abierto tras la separación de siete años. Y siempre surgía la pregunta ¿por que n
uestra madre eligió a nuestro padre en vez de mi hermana y a mí? Aita trataba también
de entenderme y acercarse, pero yo se lo hacia mas difícil a el. Y ama lo sabía, lo
sentía en su corazón, lo entendía y doblemente era su pena. Y al oírle a ella expresar s
u dolor me hizo quererla más. Al final su confianza en mí, su preocupación y cariño obra
ron milagros. Cuando alguien confía en nosotros, le añade valor a nuestra vida.
En la casa teníamos disciplina para las horas de las comidas y de ac
ostarnos siempre a la misma hora. Aunque el almuerzo comíamos todos juntos la hora
de cenar nosotros casi siempre comíamos antes que nuestros padres, ya que ellos n
o estaban en casa mucho de los días a esa hora. Nos la servia la Tata todas las no
ches a las siete en punto. El ir a la cama también estaba regido por un horario ca
si inflexible que no nos dejaba estar en sus tertulias o en sus trabajos nocturn
os. Esta rutina la seguíamos todas las noches. Después de nosotros retirarnos a la c
ama, nuestro padre aprovechando la paz de la casa, trabajaba afanosamente en sus
traducciones y trabajos literarios en su escritorio, junto a él en un sillón especi
al, ama cosía la ropa para nosotros o tejía en silencio y así los dos se hacían compañía tr
bajando en lo que con tanto amor hacia cada uno hasta las altas horas de la noch
e. Ama a menudo me pedía le ayudara a devanar las madejas de lana, y me enseñaba el
arte de tejer y con gusto empecé a tejer y hacer cañamazo a su lado y lo he seguido
practicando casi toda mi vida, también alfombras pequeñas para el cuarto de los niños
que ella también hizo.
La baja financiera un poco antes de mi llegada hizo más dramático el
ajuste. Con mi arribo, la casa se hacía muy pequeña, en solo un año llegaron dos hijos
más. A los pocos meses de yo llegar nos mudamos a Francisco Araucho #1235, piso
3º, Apto. 6. El edificio estaba recién construido, lo estrenábamos nosotros. Era más gra
nde, y espacioso y muy bien ubicado, cerca del colegio y frente del parque José Pe
dro Varela al cual íbamos casi todos los días. Dicha plaza es de forma triangular ro
deada por el Boulevard Artigas, la Avenida Brasil y la calle Canelones, es una d
e las plazas más bellas y espaciosas de Montevideo. La parte que da al Boulevard t
iene un precioso monumento de bronce y mármol dedicado al gran educador del pueblo
uruguayo que está tallado en bronce con un libro en la mano izquierda y un lápiz en
la mano derecha y a sus pies varios libros. Foto muestra a la izquierda un balcón
que era la sala, una ventana, cuarto de nuestros padres, y el otro balcón donde a
ita tenía su escritorio y biblioteca.
Una cosa que todavía era ajena en la vida de mis hermanos era la caída de dientes
de leche, y cuando se me cayó uno, un nuevo acontecimiento llegó a casa; la leyenda
del Ratoncito Pérez. Era una novedad para ellos ver que yo colocara el diente deba
jo de la almohada mientras dormía y un ratón me lo cambiaba por un regalo o dinero.
Mi hermana soñaba con el momento de quedarse desdentada. El cuento del ratoncito Pér
ez dice que « Entre la muerte del Rey que rabió y el advenimiento al trono de la Reina
Mari-Castaña existe un largo y obscuro periodo en las crónicas, de que quedan pocas
memorias. Consta, sin embargo, que floreció en aquella época un rey Buby I, grande
amigo de los niños pobres y protector decidido de los ratones...» El era un ratón muy
pequeño, con sombrero de paja, lentes de oro, zapatos de lienzo y una cartera roja
, colocada a la espalda. Nos dicen que el ratón vivía con su familia dentro de una g
ran caja de galletas, en el almacén de una famosa confitería, apenas a cien metros d
el Palacio Real. El pequeño roedor se escapaba frecuentemente de su domicilio y, a
través de las cañerías de la ciudad, llegaba a las habitaciones del pequeño rey Bubi I
y las de otros niños más pobres que habían perdido algún diente, despistando a los gatos
, que siempre estaban al acecho. En la Avenida 18 de julio había una tienda dedica
da al ratoncito Pérez.
Los sábados a la mañana íbamos a la playa Pocitos en el autobús 121. Los
domingos a la tarde visitábamos a los amigos de la familia, a veces nos íbamos al ba
lneario de Carrasco. Este era elegante y sofisticado centro turístico a unos 20 ki
lómetros de la ciudad que tiene los mas variados tipos de arquitectura, el edifici
o del que yo mas me acuerdo era el Hotel Casino, porque el autobús nos dejaba al l
ado, un magnifico edificio rodeado de jardines y esculturas, y de aquí caminábamos p
asando por bellos campos con fragantes eucaliptos que ofrecía un escenario perfect
o para las misteriosas y divertidas historias que nuestro padre contaba a los he
rmanos pequeños. En Carrasco vivía María Ana Bidegaray de Janssen, a la que llamábamos M
arianita, nacida en Hasparen, Laburdi, madrina de Xabier y muy amiga de la famil
ia. (Foto) Era la persona que yo más admiraba en Montevideo, y a su memoria bautiz
amos a nuestra primera hija con el nombre de Anne Miren. No era solamente su cul
tura, su fineza, su delicada figura, pero su inteligencia, su encanto y su human
idad en el trato. Me encantaba oír sus historias del viejo oriente y me acuerdo ob
servar en la salita de estar de su casa dos pinturas relacionadas con las tortur
as de la China medieval que no iban con su persona, pero que ella nos explicó una
vez que la consecuencia de desobedecer al Emperador era tortura y muerte. Ella f
ue la autora el primer libro editado en Uruguay con relación a la cultura vasca, C
una Vasca en 1948. Años después en la despedida a nosotros en Euskal Erria ella me t
omó aparte para hablarme cariñosamente de muchas cosas. Como sabia tanto de mi vida?
Entre ellas, de mi papel y obligaciones de hija mayor, yo con lágrimas en los ojo
s le abracé, y agradecí sus palabras, aunque no me acuerdo haber seguido todos sus s
abios consejos.
A los dos meses después de mi llegada y antes de empezar el colegio, fuimos a un e
studio para sacarnos una foto oficial familiar, ama había confeccionado todas las
prendas que lucimos en esta foto. Esta foto siempre ha estado en el comedor de c
asa. Aita estaba al lado, pero por alguna razón no en la foto. Estábamos en marzo, y
con este mes el primer día de la escuela. Ama, Arantza y yo fuimos a comprar los
uniformes con entusiasmo a la tienda El Cabezón, enorme almacén cerca de casa que te
nia de todo. Y listas la primera semana de marzo empezamos el colegio. Aunque no
conocía a nadie pronto hice de la escuela, Colegio y Liceo Santo Domingo de las H
ermanas Dominicas francesas, mi segundo hogar. La escuela y las hermanas llegaro
n a ser un atesorado santuario a medida que iba creciendo e hice de amigas a las
que seguí escribiendo después de salir de Uruguay hasta la víspera de casarme.
Otras visitas casi mensuales eran a la prima carnal de aita, Ludov
ina Amezaga y su esposo Ambrosio Uriarte. Mientras nuestros padres hablaban con
los primos la hermana melliza de Ambrosio que vivía con ellos nos mostraba las ric
as mermeladas que ella hacia y guardaba celosamente en la amplia despensa. A la
muerte de Ambrosio, Ludovina ya mayor y un poco frágil de salud fue a vivir a una
casa de ancianas donde fuimos a visitarla frecuentemente y la despedimos en vísper
as de partir. En esta última visita me di cuenta del alma tan bondadosa y compasiv
a que en ella abrigaba y de lo ferviente que era su fe, y ese último día la percibí co
mo una santa. Cuando le comente a aita mas tarde, me respondió siendo un Amezaga n
o te quepa la menor duda
Un viernes 7 de mayo de 1948 amaneció lluvioso y triste, y los estruendosos ruidos
de tambores improvisados con tapas de cazuela me despertaron, la familia entera
, incluida la Tata, me despertaron con regalos. Era mi primer cumpleaños en Americ
a, cumplía 10 años. Corriendo y contenta desayuné y vestida con el uniforme estaba lis
ta para ir al colegio cuando ama me dijo que tenían una sorpresa preparada para mi
esa tarde. Cuando volví a la hora de comer, yo no veía ni oía nada más que un débil susur
ro al almuerzo de Zorionak Zurik . Fui al colegio a la tarde, esta vez llevando a m
i hermana Arantza de cinco años, que iba a jardinera . Ama me había dado un poco de cam
bio para comprar uno de mis antojos del momento, chicle bomba, que compartí con mi
hermana, pero aun así ella no me anticipó la sorpresa que me esperaba. Cuando regr
esamos a la tarde a casa, toda la casa estaba iluminada y engalanada con serpent
inas y miles de globos multicolores. En la mesa del comedor había una torta grande
con 10 velas y en el centro una grande y solitaria. Xabier cumplía en pocos días su
primer año, y aunque no lo sabía, el estaba incluido en el agasajo. Enseguida empezó
a llenarse el pequeño apartamento con una docena de hijos de amigos de nuestros pa
dres. Al fondo de la sala una silla especial estaba reservada para Juan Uraga, u
n querido amigo de la familia, exalcalde de Baracaldo, que había salvado su vida d
urante la guerra civil española pasando a Francia cruzando los Pirineos en un camb
io de guardia. Para el no había manjar mejor que el arroz con leche que ama le pre
paraba y lo saboreaba con placer en cada ocasión. Después de soplar las velas mías y l
a única de mi hermano y comer la gran colineta o torta tuvimos una película de Chaplin
que nuestro entrañable amigo de la familia Pedro Arteche siempre nos brindaba. El
había nacido en Bilbao y llegó a Uruguay con sus padres siendo muy joven. El y su e
sposa tenían dos hijas Nora y Marta un poco mayores que yo, era una familia muy qu
erida por todos nosotros.
Ma. Luisa de Biraben durante la fiesta le pidió permiso a ama para llevarme días des
pués al cine, para ver la película musical de fantasía El Mago de OZ que se trata de un
a joven estadounidense arrastrada por un tornado y dejada en una fantástica tierra
donde habitan brujas buenas y malas, un espantapájaros que habla, un león cobarde,
un hombre de hojalata y otros seres extraordinarios. Fue la primera vez que fui
a ver una película en Montevideo, y era muy diferente a las que yo había ido a ver e
n Las Arenas y Bilbao
Ama era la promotora de celebrar festividades familiares, lo mismo qu
e para las ocasiones especiales como cuando nos visitaban los amigos vascos de B
uenos Aires. Ella cocinaba muy bien y disfrutaba haciéndolo. Me acuerdo de algunos
de los visitantes de Buenos Aires como de Pedro Basaldua, los esposos Lasarte,
José María Aldasoro y era toda una ocasión para ama hacer los mejores platos. Se acost
aba leyendo el recetario de cocina. En los aniversarios y cumpleaños nuestros, qu
e nunca se pasaban por alto, eran parte de un legado que ama y aita nos daban es
e día especial al citar sucesos acerca de nuestro nacimiento, historias de ellos d
urante la Guerra Civil Española, y de la Segunda Guerra Mundial vivida en Paris, d
e los abuelos, y los otros miembros de familia. Con todas estas historias ellos
construían en cierto modo la unión familiar, fortalecían la cultura, compartiendo tema
s de interés común y transmitiendo sus valores a nosotros y con ello nos hacían sentir
parte importante del núcleo familiar al dar un sentido de pertenencia a la famili
a y como consecuencia a la sociedad en que vivíamos. Su último trabajo de grabar los
quince casetes fue parte de ese legado.
Parte de lo que decimos a nuestros hijos puede marcar sus vidas para
siempre. Nuestros pensamientos dictan lo que decimos, de la abundancia del cora
zón habla la boca y por ello es mejor hablar positivamente en vez de negativamente
. Lo complicado de todo esto, es aceptar a cada uno de los miembros de la famili
a, apreciarlos y quererlos como son, mostrando interés y preocupación por el otro en
vez de recelo, dándose cuenta también que a veces damos mas de lo que recibimos, y
aceptarlo porque habrá ocasiones en que recibimos mas de lo que damos, y saber ser
agradecido. La armonía y amor familiar es un gran tesoro que todos debemos alimen
tarlo.
Aún en celebraciones familiares nuestra madre no solamente se esmeraba
en la comida sino en la presentación. La mesa lucia con un mantel especial, blanc
o de hilo bordado en azul añil, y la fina loza usada solamente para estas ocasione
s. En todas estas fechas Begoña se hacia presente espiritualmente cuando en una si
lla vacía se ponía su retrato para acompañarnos en las festividades. Aita siempre aleg
raba las festividades con alguna narración a veces chistosa y hasta con una canción.
Esperábamos los postres con alma en pena porque ama siempre tenía sorpresas, ella p
onía vintenes (moneda uruguaya) dentro de la torta y con ansiedad todos nosotros m
irábamos por ello no por el valor sino para sentirnos especiales, pero yo creo que
la que mas gozaba era ella
Viviendo en el Hemisferio Sur la época navideña era en verano, y nos se
ntíamos discriminados porque las postales presentaban a los Reyes Magos con su pes
ada vestimenta invernal en camellos. Nosotros queríamos unos reyes ligeros de ropa
, y a bordo de yates llegando a nuestras playas por el mar, donde nosotros estábam
os casi todos los días en esta época. Nuestras postales en vez de paisaje nevado hub
ieran tenido que ser de arena y palmeras. Pero la realidad es diferente, se nos
dijo, porque en la ciudad de Belén esta época es muy fría con viento y escarcha por es
tar cerca del desierto con nieve en las zonas altas, y por lo tanto el pesebre m
ismo ya que estaba enclavado en lo alto de una pequeña colina.
Navidad para nosotros los hijos era una dulce palabra que evocaba a
la mente dulces recuerdos de regalos y rica comida. Para nuestros padres esta épo
ca era un tanto agridulce añorando las lejanas fiestas dejadas atrás, eran las navid
ades del destierro, como aita las llamaba. Nuestra madre cuando llegaba esta época
exhibía su talento artístico construyendo un precioso Belén con papel mache tratando
de imitar los elementos del país de paisaje árido y rocoso ante el cual ponía las figu
ras sagradas en el pesebre.
amigo Arteche se aparecía en casa con un pan dulce riquísimo, postre que siempre aco
mpañaba al menú tan rico que ama preparaba. Cenábamos, cantábamos y esperábamos a medianoc
he a veces rezando el rosario ya de mayores antes de abrir los regalos. De pequeño
s íbamos a la cama muy temprano para abrir los juguetes al día siguiente.
Xabier, por su edad, era el que mas rápidamente cambiaba, primero cua
ndo empezó a gatear, luego dando sus primeros pasos era un placer observarle lo vi
ctorioso que se sentía consiguiendo dichas hazañas. Era un niño feliz. Se dejaba quere
r fácilmente. A mi me encantaba observar la pedagogía, paciencia y cariño maternal que
ama desplegaba con el para enseñarle los nombres de las diferentes cosas, y canta
rle las pequeñas canciones como Txalopin Txalo Antón Pirulero y que exitoso resultaba p
ra todos nosotros cuando el le respondía positivamente a su esfuerzo.
Yo en este ambiente suramericano aprendía diferentes juegos de los q
ue había jugado en Europa, o al menos muchos de ellos tenían diferentes nombres, no
mas juego de tabas, ahora era la payana y con piedras en vez de tabas, el truco,
que decían era juego de gaucho, a la mancha, que es un juego de persecución y alcan
ce, este era mi favorito y lo jugábamos mucho en el colegio, la gallinita ciega ca
si todos ellos hoy en día fuera de practica menos saltar a la cuerda, y la rayuela
. Esta ultima vemos jugar a nuestros nietos tal vez porque empezó en el mundo prim
itivo del Imperio Romano ya que los soldados romanos lo usaron como entrenamient
o militar, y los niños les imitaban y se pronto se esparció a toda Europa y Las Améric
as.
Mis hermanos se iban perfilando al igual que yo, Bingen tomaba en
general todo en la vida muy en serio incluyendo la religión desde muy pequeño, el er
a claro en su expresión, reservado, muy inteligente, e independiente, sacaba las m
ejores notas en todas las asignaturas, y cuando se le preguntaba que notas había s
acado en tal o cual materia el apuntaba con su dedito al gran cartel pintado en
un edificio enfrente a casa donde se podía leer la palabra OPTIMO. También le gustab
a los deportes sobre todo la pelota. Xabier jugar con los carros que el tenia y
armar cosas era su pasión, el tenía alma de ingeniero, era muy juguetón y con un carácte
r muy jovial. Le seguía a Bingen a todos lados y jugaban juntos muy bien. Arantza
ahora reemplazó su muñeca por el cuaderno y lápiz. Ella vivía en su mundo imaginario con
los caracteres que ella leía, y que les daba vida en sus cuentos, escribiendo muc
ho en prosa, aunque también escribía poemas, la primera poesía la dedicó a las manos de
nuestra madre que ama guardaba orgullosa en su cartera para llegada la ocasión mos
trarlo a sus amigas. La diferencia de edad con mis hermanos se hacia mas obvia día
a día, yo empezaba el bachillerato, diferentes horarios en el colegio y cada día mi
s amigas empezaban a ser mas importante en mi vida. Foto del viñedo de la chacra.
Nuestros padres no nos dejaban olvidar que éramos familia de exiliados
soñando con el regreso a Euskadi. En casa, ama que cocinaba muy bien lo hacia pri
ncipalmente platos de la cocina vasca. Aunque nosotros afuera de casa con los am
igos comíamos pizza, que como yo me acuerdo no era redonda sino cuadrada, también no
s gustaba la faina, el dulce de leche, empanadas, todas típicas comidas criollas q
ue no se probaban en casa. Yo llegué a tomar yerba mate, clase de té servido en una
calabaza que se utiliza como vaso para poner la bebida, y con un pitillo de plat
a para beber a las tardes acompañados con unos bollos dulces riquísimos cuando iba d
e veraneo con nuestros amigos los Biraben a una chacra, rancho uruguayo, en las
afueras de la ciudad. Ma. Luisa era muy amiga de ama y trabajaban juntas en Eusk
al Erria. Ella era mi madrina de Confirmación. Su hija menor de ella, Graciela, er
a dos años mayor que yo y cuando visitaban la chacra siempre me invitaban para ir
con ellos. Graciela y su mamá eran grandes aficionadas a la música francesa del mome
nto, y cuando estaba yo con ellos en la chacra escuchábamos de continuo a Maurice
Chevalier, y a las baladas de Edith Piaf, canciones que Graciela y yo llegamos a
memorizarlas completamente.
Estando en la chacra hacíamos la compra en la única tienda del pueblo de San Jacinto
, a cinco kilómetros de la chacra. Este pequeño pueblo de San Jacinto en aquel enton
ces tenía la iglesia, a la que acudíamos los domingos, una pequeña escuela al lado de
una plaza y un club donde una vez Graciela y yo fuimos a observar como los paisa
nos del pueblo bailaban.
Foto de ama con nosotros, ella parece ser la única feliz saboreando un racimo de u
vas. Fue sacada frente al viñedo durante una visita familiar a la chacra de la fam
ilia Biraben en el pueblo de San Jacinto, Departamento de Canelones, a 48 kilómetr
os de Montevideo. En las dos semanas de vacaciones que nuestro padre tenia al año
ellos extendían la invitación a toda familia, y teníamos toda la chacra para nosotros.
Y todo lo de alrededor los buenos amigos nos dejaban a nuestra disposición. Para
la salud de nuestro padre era muy beneficioso la paz y tranquilidad que en este
lugar se respiraba. La chacra tenía un molino de viento para bombear el agua y ele
ctricidad para la pequeña quinta de la familia Biraben. La inmensa plantación para l
a producción de uvas de mesa, las uvas moscateles estaban en parral. Mi primer tra
bajo pagado fue en esta chacra recogiendo uvas del viñedo que poníamos en grandes ca
nastas, mi salario era un peso por cesta, y allí sentadas en pequeñas banquetas en e
l viñedo, Graciela y yo lo hacíamos, a veces todo el día, hasta la merienda que nos es
peraban las tortas criollas horneadas por María, la señora de servicio de ellos que
cocinaba divino. Preciosos árboles frutales rodeaban el lugar a los cuales ama rec
ogía su fruta pensando en la rica mermelada que ella haría mas tarde. En unos rancho
s cerca vivía una familia italiana, refugiados de la Segunda Guerra Mundial. Era u
na familia de cinco personas que cuidaban del lugar y ayudaban a la cosecha del
misma.
Me gustaba la competición y el desafío. En el colegio participaba con entusiasmo en
los partidos de baloncesto. Y era entusiasta del futbol y jugábamos de vez en cuan
do entre los hermanos. Bingen y yo éramos muy entusiásticos en cuanto a deporte, ama
y aita les interesaba también, tal vez acordándose de sus tiempos juveniles cuando
eran aficionados del Arenas. Bingen era hincha de Peñarol y yo del Nacional, a mi
me gustaba mas por el color del uniforme, celeste y blanco. El uniforme del Peñaro
l era negro y amarillo. Xabier iba a favor de quien ganaba. Arantza no se inmuta
ba por ello. En 1930 Uruguay fue el primer campeón mundial de football en la histo
ria. En 1950 era la primera edición después de la Segunda Guerra Mundial ya que much
os países europeos aun se encontraban en ruinas. Alemania fue impedida de particip
ar como repudio a los crímenes cometidos durante la Segunda Guerra Mundial por los
dirigentes nazis. El día del Carmen, un 16 de julio de 1950 Uruguay había ganado a
Brasil 2 a 1 jugando la final en el recién estrenado Estadio Maracaná en Río de Janeir
o, el mas grande del mundo en aquel entonces que estaba abarrotado con 250.000 e
spectadores. Fue tan inesperado el final que hubo suicidios entre los brasileños,
y amenazas de muerte para el entrenador y para algunos de los jugadores del equi
po brasileño. Unos amigos me invitaron a ir a recibir a los campeones celestes al
aeropuerto de Carrasco. Cuando llego el avión con los héroes del momento, la emoción y
la algarabía eran imponentes. Yo sentía una mezcla de emoción y susto. Al pie del avión
había un autobús esperando a los jugadores celestes. En cuanto ellos bajaron por la
escalerilla del avión las cornetas de las fábricas empezaron a sonar al unísono de la
s cornetas de los carros. Los jugadores se metieron rápidamente al ómnibus y todo el
mundo salía a las calles, era verdaderamente un domingo de gloria. Cuando llegué a
casa ya todos estaban de fiesta, Bingen que tenia 5 años me dijo feliz que había oído
los goles por la radio con aita. Nuestros padres festejaban esta victoria con ca
si la misma ilusión que habían vitoreado al Arenas años antes cantando Uruguayos campeon
s de America y del mundo
Nuestras vidas estaban combinadas entre las amigas uruguayas y la
s amigas de Eukal Erria, (Centro Vasco de Montevideo) fundado el 30 de marzo de
1912. En Euskal Erria se empezó a fomentar cursos de lengua vasca cuando se const
ituyó una entidad denominada Euskaltxaleak (amigos del idioma vasco) con el objeto
de propagar el mantenimiento, desarrollo y exaltación del idioma vasco. Aita era
presidente honorario de esta entidad. Al mismo tiempo que empecé el colegio comencé
a ir los miércoles a las clases de vasco que aita daba. Salía de la escuela a las 4
y media e iba directamente a la casa de las Hermanas Beldarrain que me esperaban
con una merienda sabrosa. Juntas hacíamos las tareas para la clase. A las 6 y med
ia salíamos para la clase de vasco a las que acudían una veintena de personas, inclu
yendo ama. Me acuerdo de Karmele Storace, dos hermanas de Oxacelay, tres hermana
s Beldarrain, Estela Gómez Haedo, José Mendiola, Dr. Miguel Bañales, el era la persona
mas recurrida en Euskal Erria para conocer los orígenes de los vascos en Uruguay.
Siempre iba vestido de traje y con corbata de pajarita, que le daba un aire de
elegancia o excentricidad, nunca usaba sombrero, abrigo o guantes aunque fuera i
nvierno o hiciera mucho frío. Yo era la única jovencita y seguí yendo hasta que aita d
ejó el Uruguay. El libro de estudio que aún lo conservo era La Lengua Vasca gramática, c
onversación y diccionario por Isaac López Mendizábal, También atendí a las clases de cultu
ra que nuestro padre dictaba en el Paraninfo de la Universidad. Aita hacia con e
nergía, amor y entusiasmo, se veía que era su vida.
Los martes en que la Tata tenía su día libre yo estaba encargada de ll
evar a mis hermanos a la plaza. El cruzar la traficada calle Canelones era pelig
roso, y en una ocasión bajo mi cuidado y para terror mío, Bingen se me escapó de la ma
no y fue atropellado por un taxista, aunque sin consecuencias graves, pasé un gran
susto. Por unas semanas llevaba un yeso en la que los amigos le llenaron de autóg
rafos. Después de este episodio aita puso en práctica la leyenda del Hombre de la Bo
lsa, personaje folklórico, si mis hermanos no me obedecían, el hombre de la bolsa lo
s iba a meterlos en un gran saco y llevar a un lugar desconocido. Aunque a nuest
ro hermano Bingen no le gustaba mucho seguir instrucciones, la idea del bichicom
e le daba miedo, y no hubo más atropellos. Sentada en la hierba les
contaba cuentos a ellos y a sus amigos, seis entre todos. No era difícil hablarles
de la ricas experiencias de un mundo que yo había vivido y que en cierto modo lo
añoraba, y que ellos no conocían, y obtenía la completa atención de todos, menos la de X
abier que mas que escuchar mis cuentos le gustaba jugar con su colección de carrit
os por los que tenía fascinación y se pasaba el rato jugando con ellos al lado mío.
Para compensar mis trabajos cuidando a los hermanos pequeños, de vez en cuando nue
stros padres me llevaban de noche al teatro, a mí siempre me ha gustado el teatro.
Los tickets los proporcionaba María Luisa Iribarne de Battle Berres, cuñada del ent
onces presidente de la Republica, Luis Battle Berres, nuestros padres acudían asid
uamente a los espectáculos. De todos los shows que yo iba el que más me acuerdo era
n las comedias de Paquito Busto con el que aita y yo nos reíamos mucho. También íbamos a
ballets y teatro musical en el Teatro Solís. Algunas veces teníamos entradas para i
r al circo, pero ni ama, ni mi hermana ni yo no éramos muy aficionadas a ello. Nue
stro padre y hermanos gozaban bastante de este entretenimiento.
La salud de nuestro padre empezó a resentirse con tanto trabajo y resp
onsabilidad. Tenía vértigos, zumbidos en los oídos, y tensión nerviosa alterada. Los médic
os le dijeron que los problemas del oído eran producidos por el estomago y le mand
aron dieta completa y reposo. Con las pruebas continuas a que le sometían los gast
os seguían subiendo y aita decidió vender los dos apartamentos de Algorta. No se ven
dieron bien en esos momentos, pero mucho no se podía hacer desde tan lejos.
En aquellos días (1950) las Naciones Unidas establecieron para mante
ner paz y seguridad internacional admitir a España como país miembro de las Naciones
Unidas, y el reconocimiento del Gobierno de Franco por parte de Estados Unidos
y por la guerra fría fortaleciendo los países europeos en contra al comunismo. Y con
ese paso mataron las esperanzas para los exiliados políticos como mis padres para
volver a su patria. Aita estaba triste porque sus sueños se hicieron pedazos. Era
difícil para mi no sentir la tristeza y el desengaño que envolvía a nuestros padres,
Yo no quería sentir lo mismo. No era fácil para mí hablar con mis amigas acerca de el
lo, porque ellas no entendían ni siquiera el significado de la palabra exilio apenas
entendían el significado de la palabra vasco porque yo les hablaba de ello de vez e
n cuando. Y en Uruguay el dicho de palabra de vasco era harto sabido que en un vas
co se podía confiar, lo que prometía lo cumplía. Los dos términos usados exilio y vasco
eran el centro de la existencia en nuestro hogar, pero eran palabras desconocida
s fuera en el mundo que nosotros sus hijos vivíamos con nuestros amigos uruguayos.
Con nuestros padres se vivía de manera diferente. Una vida conectada completament
e con el mundo vasco de lengua y cultura y social en el centro Vasco Euskal Erri
a.
Ama era miembro de la Junta de Beneficencia de Señoras, donde estaba el mayor capi
tal de la Sociedad al que empezó en estos momentos la obra de ayudar a los anciano
s vascos recluidos en los asilos. En febrero de 1951 ama fue nombrada presidenta
de la Comisión de Beneficencia e Instrucción de Euskal Erria y había más énfasis para par
ticipar en Euskal Erria. Y yo tenía la edad para ello y así lo hice en diversas func
iones en el centro vasco. Era parte de un grupo de danzas dirigidas por el txist
ulari Antonio Michelena, presidente de la Comisión de Fiestas. Se ofrecían estas dan
zas en las diferentes fiestas vascas durante el año en Euskal Erria y en las afuer
as de la ciudad en el recreo de Malvín que tenia una campa inmensa y al que asistía
mos toda la familia a las romerías y muchos festejos. Mis amigas y yo ayudábamos sir
viendo de 30 a 40 mesas vestidas de hilanderas o poxpoliñas. Las participantes jug
aban al Rummy Canasta, juego de naipes inventado en Montevideo en el año 1940 que
se extendió al resto del mundo por ser muy popular en 1950 que en poco tiempo se c
onvirtió en uno de los grandes juegos de sociedad practicado en todos los círculos.
Había una participación enorme que llenaba el salón de Euskal Erria recientemente deco
rado en bonito y rustico, estilo que evocaba a un caserío. Me acuerdo servir pizza
s, sándwiches y postres como bombas y masas de hojaldre de la confitería que mis ami
gas y yo saboreamos con los ojos mientras servíamos. Eran recién traídas de La Mallorqu
ina , una de las más famosas confiterías montevideanas. Ama era incansable en esta lab
or social e iba de tienda en tienda consiguiendo premios para otorgar en estos c
asos. Viéndola tan llena de vigor Ma. Luisa Biraben me dijo una vez que a pesar de
la dulce fragilidad que ama exhibía, era una mujer de extraordinario vigor y coraje
. Carta agradeciendo los servicios prestados por nosotras.
Estos juegos daban dinero que se usaba para repartos de las cestas de Navidad qu
e se distribuían a las viejitas vascas viviendo en residencias de ancianos o a par
ientes de socios. Estos canastos estaban llenos con turrones, frutas secas y gla
seadas, panes dulces y budines de tipo inglés todo apropiado para la estación navideña
. Verles las caras de contentos a aquellos viejitos era una experiencia gratific
ante que tuve la oportunidad de ver y aprender que con una modesta contribución ha
cíamos alguien tan feliz.
En este recorte de un periódico local, habla de tal acto. En la fot
o de la izquierda nosotras vestidas de hilanderas. De izquierda a derecha, ama l
a segunda a la izquierda, Matilde Ibáñez, esposa del entonces Presidente de la Repub
lica de Uruguay, Luis Battle Berres Tálice, y Ma. Luisa Iribarne de Battle Berres
.
Ama sabía granjearse la simpatía el apoyo y el cariño de sus amigas con su
manera de ser; responsable, cumplidora y leal. Su vida en estos momentos estaba
casi llena; su fe en Dios, su amor y abnegación a nuestro padre y a nosotros era
su vida. La ausencia de Begoña era su única pena. Siguió escribiéndose con muchas de sus
amigas de Uruguay hasta su muerte. Además de Ma. Luisa Biraben, me vienen a la me
moria nombres como Ma. Luisa Iribarne de Battle Berres, Maria Ana Bidegaray de J
anssen, Ma. Ester Real Idiarte, Paquita de Duvigneau, Antonia Salaverria, Aurora
Ezcurra, Ma. Luisa Bidegaray, hija de Marianita, Ma. Luisa Iribarne de Batltle
Berres. Toda su vida social estaba en Euskal Erria y completaba su mundo.
Una vez María Ester y Pepe Real Idiarte dieron una fiesta grande en s
u quinta de la que nuestros padres hablaron bastante porque la cena fue cocinada
en la tierra, nunca visto ni oído antes por ninguno de nosotros. Al enviudar Ma.
Ester pasaba temporadas con su hija, Ana María y familia, que residían cerca de noso
tros y varias veces coincidió con la visita de ama y las dos estaban contentas de
verse y ponerse al día de los amigos en común de Montevideo.
Años mas tarde habiendo sido invitados a cenar Bob y yo tuvimos la m
isma experiencia cuando para cenar nos sirvieron comida cocinada en la tierra. Y
esta vez yo estaba curiosa en percatar todos los detalles. Nuestros amigos nos
dijeron como el día anterior excavaron un gran agujero en el suelo que cubrieron d
e hojas verdes, y añadieron en su interior la carne y cubrieron con verduras relle
nando con piedras calentadas al fuego. Todo ello tapado con tierra se espera a q
ue el calor de las piedras vaya cocinando la comida. Unas 24 horas. Este no era
pavo sino un gran cochino y echaba mucho humo y éramos un grupo grande (60) reunid
os en el jardín alrededor del difunto puerco. Un helicóptero nos acompañaba dando vuel
tas alrededor nuestro y al rato las autoridades policiales para asegurar que no
había un incendio llegó a la casa, también para percatarse de que tenían permiso para ha
cer semejante hoguera en la frondosa vecindad. Todo acabó bien y resultó una cena ex
quisita.
El coraje y abnegación de ama a la familia se hizo presente muchas v
eces. En Montevideo puso su vida en peligro por todos nosotros. Cierto día cuando
al llegar a casa oímos un ruido parecido a un silbido que provenía del baño principal,
por la pequeña ventana arriba de la puerta pudimos ver que salía mucho vapor. Aterr
orizados pensamos en dejar el apartamento porque nos dimos cuenta que el calefón e
staba a punto de explotar. Pero ama no titubeó y ante nuestro asombro abrió la puert
a y el vapor la envolvió por unos segundos que nos parecieron siglos. Se dio cuent
a del problema, y sin pensar dos veces cerró la válvula, el ruido cesó y el vapor se e
sfumó, salvándonos a todos de una explosión por escape de gas.
Ama también era el alma espiritual de la familia. Ella trataba de se
guir con la vida religiosa intensa en que ella creció y entre los dos se esforzaba
n para que la tradición siguiera con nosotros, pero nuestras vida eran diferentes
a las que ellos vivieron, a pesar de todo nosotros participábamos rezando todas l
as noches el rosario con letanía en vasco reunidos frente al cuadro iluminado de l
a Virgen de Begoña. Para ama era muy importante la unidad familiar y la paz mundia
l, y por ello pedíamos. En aquel entonces estaba un dicho del Padre Patrick Peyton
irlandés La familia que reza unida, permanece unida y Un mundo que reza es un mundo
en paz importantes lemas para nuestros padres, que nuestra familia fuera unida, p
ero sobre todo fuera piadosa. No creo que pasaba una noche que antes de retirarn
os a la cama no nos reuniéramos a rezar el rosario. La Semana Santa recorríamos las
siete iglesias como ellos lo habían hecho de novios. Ayuno y abstinencia también se
cumplió siempre.
Nunca, que yo me acuerde, faltamos a la misa los domingos, solamen
te hubo una época en que hubo una epidemia de parálisis infantil y estaba prohibida
la asistencia a ningún lugar publico, pero oímos la misa por la radio. El lugar pref
erido para nuestra obligación dominical era la iglesia de María Auxiliadora en la ca
lle Canelones o la capilla de nuestro colegio. La capilla quedaba a ocho cuadras
de casa, pero sea una u la otra la familia Amezaga corría en ayunas por las calle
s de la ciudad para llegar a tiempo a Misa de ocho y media. El coro cantado por
las hermanas dominicas y la capilla tan bonita y florida valía la pena la correder
a, al menos eso es lo que aita decía.
El exilio es uno de los peores castigos para el ser humano porque uno se desa
rraiga de todo lo que le formó: familia, cultura, amistades. Es verdad que nuestro
s padres tuvieron la suerte de tener dos importantes estructuras sociales de qui
en depender, el apoyo de ambas material y emocional: La Iglesia Católica y el Gobi
erno Vasco en el exilio (y el sueño del nacionalismo vasco) sino hubieran dependid
o de este apoyo no hubieran podido acarrear 30 años y mas como lo hicieron. En su
libro Migration and Exile, León y Rebeca Grinberg nos dicen que la vida en el exil
io es una vida de negación del presente; las vidas de nuestros padres estaban domi
nadas entre el pasado lleno de recuerdos fantásticos y el futuro representado sola
mente con la ilusión del regreso.
Exiliados como nuestros padres había pocos en Montevideo. Todos los
vascos que pudieron escapar de las garras de Franco residían en Argentina, Méjico o
Venezuela. Los vascos que estaban en Uruguay eran vascos que habían salido de Eusk
adi a principios del siglo por razones económicas, o descendientes de vascos por u
na o varias generaciones que habían venido allí cuarenta años antes. Nuestros padres e
ran uno de los pocos quienes habían sufrido un reciente exilio impuesto. Ama aunqu
e hubiera querido volver a Euskadi estaba contenta viviendo donde fuera siempre
que estuviera al lado de nuestro padre, pero aita sentía con pasión su frustración y l
a expresaba trabajando día y noche incansablemente para hacer conocer la causa y l
a cultura vasca en Uruguay. En Euskal Erria las celebraciones de las fiestas tra
dicionales como Aberrieguna, (Pascuas) San Ignacio, (31 de julio) y el día del Eus
kera (Día de la cultura, 3 de diciembre) se celebraba con contagioso entusiasmo y
energía. Estas celebraciones fortalecían los lazos de la comunidad y hacían un fuerte
impacto en todos los que le conocían a nuestro padre ya que el convertía un simple a
cto en un solemne y emocionante evento.
Esta vez fue nuestro padre el que fue el mediador de salvar a ama la
vida. Ama había ido varias veces al Círculo Obrero Católico, institución de Asistencia
Medica Colectiva de tipo Mutualista, por el nacimiento de nuestros hermanos Bing
en y Xabier asistidos ambos por el Dr. Aguerre. Esta vez fue para hacerse un tra
tamiento quirúrgico para tratar de resolver su incontinencia, y al hacerle una tra
nsfusión de sangre hubo incompatibilidad sanguínea y tuvo una grave reacción hemolítica
que pudo ser fatal, ella decía que las oraciones de aita en la capilla de la clínica
durante ese tiempo le salvaron la vida.
Nuestra madre fue nombrada reportera social del periódico de Buenos Ai
res; Euzko Deya, que en vasco quiere decir La Voz de los Vascos , El primer número de
este periódico fue el 10 de mayo de 1939. Los directores responsables eran delega
dos del Gobierno Vasco. Ama escribía para dicho periódico con información relacionada
a la vida de la colectividad vasca uruguaya, para dar a conocer en la ciudad po
rteña las actividades de los vascos en Montevideo.
En esos tiempos no había televisión e ir a ver un informativo era de interés común. Uno
de los adelantos tecnológicos que presenciamos viviendo en Uruguay fue la naciente
producción de televisión que solo vimos una y en un lugar publico, y el otro fue lo
s semáforos dos años antes de salir del país. Empezaron en un tramo especifico en 18 d
e julio, y me acuerdo que tratábamos de memorizar lo que significaban los tres col
ores el ámbar, rojo y verde y Bingen era el mas entusiasta porque le recordaba a l
os colores de ricos chupetines.
Unas de las excursiones con nuestros padres al centro de la ciudad e
ra ir a ver Films. El autobús nos dejaba al lado del Monumento al Gaucho cerca del
Palacio Municipal en la Avenida 18 de Julio. El gaucho en bronce se erige en u
n pedestal de mármol y frente a este héroe del folklore nacional que simboliza la li
bertad y la independencia de Uruguay. Aita nos hablaba del protagonista anónimo d
e las luchas por la independencia como si el se identificaba con el sentimiento
nacionalista y de autonomía personal del gaucho. Cruzábamos la calle y entrábamos al I
nstituto americano, no me acuerdo del nombre, y veíamos películas de tipo educativas
. De lo que yo más me acuerdo es de un documental del Paralelo 38 que se trataba d
e la guerra en Corea. El paralelo fue establecido como línea de límite entre las zo
nas de ocupación soviética el norte y estadounidense el sur. No creo a nosotros nos
gustaba el tema pero para los aitas era un documental interesante.
Los carnavales de Montevideo nunca han llegado a tener la fama de los de Río Janei
ro, Brasil, pero si había brasileñas que bailaban el candombe y música africana no vis
ta en Uruguay en otros tiempos del año. Carnaval siempre se celebra tres días antes
del Miércoles de Ceniza, pero yo creo que en Montevideo oíamos por muchos días los son
idos de los tambores. Su carácter principal es el Rey Momo, alto y gordo, dios de
la burla y la locura en la mitología griega. Este es un periodo de exceso permitid
o antes de la abstinencia de la Cuaresma. La gente se pinta y se disfraza. Hay b
ailes, desfiles que se recorren los diferentes barrios con murgas, hombres disfr
azados con caras pintadas que actúan, cantan y bailan candombes al ritmo del bombo
y platillos y al atardecer se presentan espectáculos en los Tablados. Íbamos la fam
ilia entera a ver los tablados, y luego comentábamos en casa sobre ello. El carnav
al era teatral por excelencia.
En esos momentos con tanto bullicio y desorden festejando el carnaval yo pensaba
en la paz que se respiraba en el colegio y lo prefería. Aita me embromaba con una
pequeña lírica musical acerca de las Hermanas Dominicas celebrando el carnaval, que
empezaba con; Las dominicas tenemos todo, el cuerpo alegre y el alma loca, nos d
ivertimos en el convento
El 20 de noviembre me gradúe terminando el bachillerato, (Foto de mi graduación, ter
cera fila, primera a la izquierda) pero no podía hacer ningún plan para el futuro po
rque no estaba todavía decidido. Hay un poeta portugués que dice que la patria de un
o es el lugar en el que uno vive la adolescencia, porque es la época donde se hace
n los amigos. Y estoy de acuerdo, mis amigas con las que crecí estaban aquí en Monte
video, y las iba a dejar para siempre y seguía luchando en contra a esta realidad.
Me costaba pensar que era una realidad y no quería saber de salir del país, y menos
indefinidamente. Y en medio de todo este laberinto de cosas ama sabía como templa
r mi carácter, me habló de tomar clases de piano, que yo había deseado siempre, y con
este gesto ya no podía quejarme más. Tomé clases de solfeo por dos meses hasta la vísper
a de embarcar. La realidad seguía, pero me percate del sacrificio de ama y tome co
n más resignación la decisión de mis padres. Décadas mas tarde compraría un piano y tomaría
clases de piano, que sigo practicando. Bingen sin aprender solfeo, memoriza conc
iertos que toca cuando nos visita.
Aita decidió, no sin gran dificultad, de probar la oportunidad que se le presentab
a en Caracas, Venezuela. Yo no quería irme de Montevideo ni dejar otra vez mi vida
a medias, yo quería terminar una carrera y seguir viviendo en aquel ambiente en e
l que no solamente yo sino toda la familia estábamos tan contentos, ama trataba de
calmarme y me explicó que ella entendía como yo me sentía, y que ella sentía lo mismo,
y que las razones para salir del país eran únicamente económicas. Aita también quería calm
arme y en vísperas de salir me llevó con el una noche a ver la obra de teatro del Cab
allo de Troya o Troiako Zaldia como el lo llamaba, en la Facultad de Arquitectura,
muy cerca de casa. La familia estaba pasando por momentos económicos difíciles donde
nuestro padre proveía a la casa con combinación de diferentes trabajos, y el ahora
tenia 54 años y se sentía ansioso por las posibilidades a largo plazo para el y para
nosotros. Dos hermanas de ama (Lola y Mari) y una sobrina, Ma. Luisa, hija de M
ari, que vivían en Venezuela le apremiaron a ir a Caracas porque la ciudad estaba
en auge económico y ciertamente el podía conseguir trabajo mejor remunerado.
El plan era de ir a Caracas aita solo. Ama y nosotros nos reuniríamos con él si en C
aracas encontraba la solución al problema. Nuestros amigos con los que ama y yo s
eguíamos escribiendo nos decían que la crisis económica del país comenzó a desatarse desde
1955 ellos agregaban no sabían si era tras la caída de los precios de los artículos e
xportables de la economía monocultura uruguaya o por la partida de nosotros del país
. ¿Como no querer a un país donde sus ciudadanos nos ofrecían tanta ayuda y nos estima
ban tanto? Ama decía. A su despedida nos dio a todos los hijos un recuerdo suyo
. A mí me regaló dos libros: La Imitación de Cristo escrito por el místico alemán Thomas
Kempis, y El Salterio, que son los Salmos de David, ambos muy apropiados para mí e
n esos momentos. Con pena nuestro padre dejó Montevideo un 17 de julio de 1955. El
nos escribía muy a menudo contándonos sus impresiones de la ciudad y de su nuevo tr
abajo. Un mes después de llegar a Caracas aita se reunió con viejos amigos en el Cen
tro Vasco de Caracas que era como el santuario para los vascos refugiados desde
1942. Su viejo amigo José Ma. Lasarte, padrino de Bingen, le propuso el trabajo de
Secretario General del Centro Vasco, y el aceptó y aunque era buen salario pagaba
menos que el ofrecido anteriormente, pero era trabajar para y con los vascos, y
para el era suficiente.
Poco después el lehendakari José Antonio Aguirre estando de paso en Caracas sostuvo
una conversación con nuestro padre sobre la gran preocupación de él; la cultura vasca
en la post-guerra. Franco seguía ferozmente persiguiendo y suprimiendo la lengua
vasca. Le explicó la idea que él tenía de la formación de un seminario permanente con es
critos y trabajos de archivos, en que se recogería para el futuro de las próximas ge
neraciones serian cuatro a seis personas. No seria mucho el sueldo, el lugar ser
ia un pueblo de la parte vasca-francesa, y en un par de meses le confirmaría ya qu
e él tenía que proponer en Paris tal sugerencia y si fuera factible aita estaría a car
go de ello. A nuestro padre le ilusionó mucho la idea, era un trabajo soñado y capac
itado para llevarlo a cabo y muy importante, estaría cerca de casa.
La esperanza y la alegría de aita fueron intensas, de inmediato escrib
ió a ama, para que ella preparara un viaje a Euskadi. Y con esa esperanza, aunque
ama más realista, ella no estaba muy convencida de que resultara algo tan perfecto
para el, empezó a preparar el viaje. Sería la ocasión de conocer a su segunda hija Be
goña ahora de 16 años de edad.
Ama llevó a cabo un trabajo gigante ella sola, porque nosotros los hijos estábamos o
cupados en nuestros propios mundos, con la casa para poner en subasta. La biblio
teca de nuestro padre la tenía que salvar, y tuvo que hacer un intenso y minucioso
escrutinio de todos los libros de de nuestro padre, página por página, para asegura
rse de que no hubiera ningún papel comprometedor dentro de los mismos. Algunos lib
ros imposibles de llevar con ella por el tema y tuvo que enviar por correo. Tamb
ién ama estaba a cargo de vender los seguros en que aita había trabajado hasta dejar
Montevideo, y estando ella llevando este trabajo hubo un caso de incendio que a
ma tuvo que enfrentar. Con tanto para hacer y la Tata se enfermó y tenia que estar
en reposo por tres meses. Y ama enfrentaba a todo y a todos con valentía y energía.
Nuestro buen amigo Pedro Arteche, al que ama le llamaba la tabla de salvación porq
ue le sacaba de muchos apuros, proclamó seriamente que ama merecía una estatua y cuant
a razón tenia.
Con gran pena nos despedimos de Uruguay, dejando a lo que tanto queríamos. Los ami
gos, el país, todo que nos era tan familiar y agradable, y yo me di cuenta que mis
sueños de una carrera estaban rotos, aunque yo no creo que era factible esperar q
ue mis padres hubieran podido pagarme una carrera de medicina, pero en esos mome
ntos yo no me daba cuenta de ello. Esta foto fue sacada en la despedida a la fa
milia entera por la familia de Martita Pizza Nogueira, amiga de mi hermana en Ca
rrasco.
Las despedidas nunca son buenas. Fueron días llenos de emociones y de mucho traji
nar sobre todo para ama. Todos nuestros amigos nos mostraron su cariño. Las dos últi
mas semanas antes del viaje teníamos casi todos los días despedidas de amigos y veci
nos con comidas acompañadas con canciones. El famoso tango era tocado una y otra
vez Adiós Muchachos de Carlos Gardel, actor y cantor de tangos famoso en Uruguay y A
rgentina. Mis amigas me dieron la despedida en un salón de té. Los amigos de mis her
manos les invitaron a un churrasco. A ama tuvo una gran despedida por los miembr
os de Euskal Erria con unas emocionadas palabras. Ama expresaba que No había buena
manera de decir adiós a tan generosos y cariñosos amigos .
En esta foto estamos los cuatro hermanos de excursión en Río de Janeiro, al pie de l
a estatua de Cristo el Redentor, en la cima del monte Corcovado. Con este viaje
nuestra familia tomó otro rumbo. El plan era para nosotros esperar en San Sebastia
n a que aita llegara a San Juan de Luz y reunirnos allí con el. De esta manera tod
os viviendo cerca de casa podrían estar cerca de Begoña cuya ausencia de la familia
se había convertido en un gran problema. Eso le daba ánimo a ama para hacer el viaje
.
En horas tempranas de la mañana del 7 de abril de 1956 embarcamos en el barco fran
cés Provence , y nuestros amigos en el puerto se despidieron de nosotros. Con lágrimas
en los ojos dijimos adiós por última vez mientras el barco se iba alejando despacio
saliendo del Río de La Plata e introduciéndose en el Océano Atlántico. No era ni para am
a ni para mí la primera vez que teníamos este sentimiento de dejar algo bueno que qu
eríamos para ir sin rumbo a algo desconocido. Cuando ya no podíamos ver más a ellos po
r las lágrimas y la distancia fuimos al precioso comedor en el que nuestra mesa er
a la única vacía, porque ya se estaba sirviendo el almuerzo.
El itinerario del viaje era parar en Santos, Río Janeiro, Bahía, Dakar y Barcelona n
uestro destino. Bajamos en Santos y nos embriagaba el aroma riquísimo de café que cu
bría la ciudad. Nos dijeron que 50 años atrás fue el puerto de entrada de la plaga bubón
ica a Brasil. La entrada a Río es espectacular, cadenas de montanas rodeándonos has
ta llegar a la maravillosa y exótica ciudad de Río de Janeiro. Visitamos al Cristo R
edentor que esta en la cima del monte Corcovado y desde allí podíamos observar la vi
sta fantástica de la playa Copacabana, del monte Pan de Azúcar. Caminamos en el barr
io de Copacabana famosa por sus calles cubiertas de azulejos que imita los movim
ientos de las olas. Compramos el café aromático sin igual. Tienen razón cuando los br
asileños dicen Dios es el artista y Río su obra .
La próxima era Bahía, es esta ciudad visitamos la iglesia de San Francisco forrada d
e oro. Esta ciudad es llamada la Roma Negra por el alto porcentaje de iglesias y
población negra.
En Dakar ama fue con Bingen y Xabier, a visitar la ciudad, y Arantza y yo decidi
mos ir con nuestros amigos. Cuando volvimos nos percatamos que ama y los hermano
s no estaban en el barco. Una hora más tarde oímos la sirena del barco avisando su p
artida y aun no habían vuelto. Fui a decirle al capitán que esperara un poco porque
nuestra madre no había llegado aún. No se como el habría respondido a mi pánico, pero po
r suerte en ese mismo momento vimos venir corriendo por el muelle a ama y los he
rmanos.
Temprano al mañana nos anunciaron que estábamos dejando el Atlántico y entrando en el
Mediterráneo y pudimos y enseguida pudimos observar a lo lejos el Peñón de Gibraltar q
ue consiste en un peñasco que no tiene ríos y el agua se almacena en aljibes se nos
dijo. Es el contacto más cercano entre Africa y Europa.
Aún en medio de nuestra congoja de dejar el querido Uruguay, la travesía fue feliz p
ara nosotros los hijos. Nos hicimos amigos de un grupo de jóvenes, y desde el prin
cipio nos caíamos muy bien un joven francés y yo, y durante todo el viaje andábamos ju
ntos, al final del viaje Arantza me entregó un poema que se titulaba Mi Primer Amor .
Todo era bueno para nosotros los jóvenes, no tanto para ama que sola y ansiosa es
peraba conocer a su segunda hija y a un futuro incierto. Celebramos el cruce de
la línea del Ecuador interrumpiendo la rutina de a bordo y se declaró día festivo. Un
a autoridad, en este caso, el capitán del barco, se disfrazó y representó el papel del
dios Neptuno. Desde el puente por medio de altoparlantes se anunció su llegada y
en un improvisado trono llegó en procesión de Neptuno seguido por sus séquitos. Cerca
de la piscina bajo de su trono y bautizó a los neófitos exigiendo tributos y concedi
endo mercedes. A mi me pusieron el nombre de Estrella de Mar. Después de este rito s
in titubeos le tiramos a la piscina al capitán. El momento de cruzar la línea se mar
có con un repique de campana. Pero todos los jóvenes estábamos ocupados porque esa ta
rde la juventud del barco se disfrazó. Una señora estaba al mando de los disfraces y
ella eligió para Arantza un disfraz que representaba a una vendedora de cestas de
Bahía, y para mi me concedió el del misterioso disfraz de odalisca. A la noche hubo
baile de gala que yo asistí, pero ama vino a buscarme para ir a la cama mucho ant
es de lo que yo hubiera deseado.
Fue una travesía muy buena, hasta la víspera del desembarco en que nuestro hermano X
abier, que por ser el mas joven del grupo siempre nos seguía corriendo y alguien d
elante de el sin saber que el venia atrás cerró una de las pesadas puertas del barco
y su mano quedo atrapada y necesitó ayuda médica en la enfermería del barco y luego e
n Barcelona. Sus gritos y lloros despertaron la compasión de todos los pasajeros.
La comunicación en aquellos tiempos, los años de los 50, de nuestros padres o nosotr
os, los hermanos con Begoña era a base de carta que demoraba de una a dos semanas
en llegar a su destino. No teníamos todavía la idea de vuelos supersónicos, la comuni
cación instantánea para escribir y hablar que tenemos por medio del Internet que nos
facilita las llamadas internacionales gratis, y el uso de un teléfono celular. Ta
mpoco recibíamos muchas fotos de ella, la tía no era muy aficionada a la fotografía, y
tampoco a escribir mucho por la vida tan ocupada y ajetreada que llevaba, y Beg
oña nunca ha sido inclinada a escribir mucho. Trataron varias veces nuestros padre
s de llamarle por teléfono, pero era toda una odisea por lo caro, lo breve y mucha
s veces la mala comunicación. Cuando amigos de nuestros padres viajaban a Euskadi
los aitas les pedían encarecidamente visitaran a Begoña. Pero ninguna de estas visit
as era positiva porque ella permanecía callada durante todo el tiempo por el miedo
a que le iban a llevar con ellos a América. Todo ello impedía tener una relación estr
echa de nuestra hermana con la familia y viceversa que habría preparado mejor a to
dos para el encuentro que se estaba a punto de realizar.
BARCELONA
El Provence ancló en Barcelona el domingo 22 de abril de 1956 poco después del almue
rzo. Fuimos al puente y nuestro grupo de amigos trataban de encontrar a Begoña, y
pronto la reconocimos en el muelle y todos a coro gritábamos su nombre. Begoña albor
ozada de su repentina popularidad nos miraba asombrada y contenta. Al fin ella s
ubió a bordo con la tía Mari, su nieta Ana Mari, y amigos de la familia, Julita y Ju
an. De todos los miembros de la familia ella solamente me conocía a mí. Cuando ama y
nuestra hermana se abrazaron fue muy emocionante para ellas y para nosotros ver
las. Ama perdió el conocimiento por unos segundos. Ese día fue la primera vez que lo
s cinco hermanos estábamos reunidos en el mismo lugar, y pasarían 50 más para volver a
repetir esta hazaña. Y en aquel momento de alegría para todos creíamos que nuestra he
rmana Begoña se iba a quedar con nosotros, pero por desgracia no fue así. Habían corri
do muchos años de separación para reparar el daño de tanta ausencia. Nos preparamos pa
ra salir del barco y nos pidieron los pasaportes y cuando ama mostró el suyo se lo
quitaron y le dijeron que tenía que sacar otro salvoconducto en un mes porque ese
no valía. Era su purga. Los libros y demás, gracias al buen amigo Araquistain, pasa
ron la aduana sin abrir las cajas. Nos alojamos en el Hotel Astoria y el hijo de
Mary Pallin que estaba en esta ciudad, nos llevó a las tres hermanas a conocer la
ciudad durante el tiempo que estuvimos en esta preciosa capital catalana. Visit
amos el Monasterio de Montserrat, el Parque Tibidabo, Montjuic, un centro de art
e, entretenimiento y cultura y la Iglesia del Sagrado Corazón. Al cabo de unos días
tomamos un avión bimotor que nos llevaría a Bilbao.
En el aeropuerto de Sondica, nos esperaban los tíos Elvira, Ino y Carmen. La alegría
y sorpresa de reencontrarnos fue grande, para ama eran casi 20 años desde que dej
ara su pueblo, y sus familiares. Fuimos a la casa de los tíos y después de comer vin
ieron la familia de Algorta. Cuantos recuerdos se agolparon en mi mente y corazón,
ahora yo miraba con diferentes ojos lo que me rodeaba y lo que había sido tan fam
iliar cuando niña, se lo dije a ama, y ella replicó que a ella todo le parecía mas peq
ueño, como si fuera sacado de una estampa de Nacimiento. Pero sus emociones estaba
n ahora enfocadas en su segunda hija Begoña.
Begoña tenía 16 y yo casi 18 años, la edad en que creíamos que la vida era fantástica y el
mundo nos pertenecía. Nos llevábamos tan bien como cuando jugábamos juntas muchos años
atrás. Las experiencias de los años pasados en diferentes países, hablando con diferen
te acento y sin mucho parecido físico confundía a los amigos de ella que no creían éramo
s miembros de la misma familia y lo triste es y fue, que pertenecíamos a dos mundo
s diferentes, por lo tanto había y hay diferencias entre las dos, aunque siempre n
os unió y nos seguirá uniendo la triste experiencia de nuestra infancia. Pero la única
disimilitud que sentíamos en aquellos momentos era que ella era hincha del Real S
ociedad de San Sebastian y yo del Athletic de Bilbao. Begoña hizo lo imposible par
a formar conmigo el dúo inseparable de nuestra niñez para desmayo de nuestra madre,
porque con ello le relegaba a ella a un tercer plano. Nuestros dos hermanos siem
pre han crecido juntos en la familia y país y siguen haciéndolo sin la disparidad qu
e Begoña, Arantza y yo hemos vivido en el que las tres hemos crecido en diferentes
lugares, en diferentes circunstancias y por consiguiente con diferentes experie
ncias.
Al mismo tiempo que nosotros llegábamos a Barcelona aita recibió noticias de Aguirre
que su proyecto había sido postergado indefinidamente por falta de fondos. Aita a
pesar de su tristeza confiaba en la tenacidad de su amigo José Antonio con espera
nza en que se llevaría a cabo en el futuro, ama no era tan optimista. Fue un gran
contratiempo cuanto mas necesitaban, pero en estos momentos para ama lo más doloro
so era la confirmación de lo que temía, había perdido a su segunda hija y parecía ya tar
de para ganarla de vuelta. Había pasado mucho tiempo y no se podía recobrar en pocas
semanas el trabajo de tantos años. La guerra seguía marcando a sus victimas.
En pleno verano la ciudad preciosa de San Sebastian a orillas del Mar Cantábrico o
frece vistas espectaculares. La ciudad esta rodeada de tres playas Ondarreta, La
Concha y la Zurriola, y tres montes. El Monte Urgull, montaña de 135 metros de al
tura que esta situada entre la Parte Vieja de Donosti y el Paseo Nuevo, junto al
mar. En su cima esta la estatua del Sagrado Corazón que domina toda la ciudad. El
Monte Igueldo de 184 metros de altitud en cuya cima tiene un Parque de Atraccio
nes y un torreón que servia de atalaya tiempos atrás. El Monte Ulia de 231 metros de
altura con un escenario privilegiado, poblado de árboles con abundantes ruinas es
condidas en la maleza y con acantilados costeros que deparan vista de la costa g
uipuzcoana frente al Mar Cantábrico. La dictadura mantendría a San Sebastian el pape
l de ciudad Capital de Veraneo. Francisco Franco durante el mes de agosto se alo
jaba en el Palacio de Ayete desde los años de 1940 a 1975.
Mientras que yo vivía en la casa de la tía Juli, ama, Bingen y Xabier dormían en una h
abitación alquilada al lado. Begoña y yo pronto nos hicimos de un grupo de chicos co
n los que salíamos asiduamente. Nos reuníamos en la playa de Ondarreta a las mañanas y
en la Avenida al anochecer. Una noche llegamos un poco tarde y el sereno, antig
uo vigilante nocturno de un barrio que tenía las llaves de todas las casas y velab
a por la tranquilidad de las calles, nos abrió el gran portalón de la casa, y me rec
ordó a lo que aita nos decía de los serenos de su tiempo en Algorta. Ellos eran como
relojes hablados y meteorólogos, cantaban la hora y el estado del tiempo a cada
hora durante la noche. Nuestros hermanos, de 9 y 11 años en Donosti participaban e
n carreras de veleros en una gran fuente cerca de casa, verdadera olimpiadas, ha
cían excursiones escalando el Monte Urgull, el Monte Ulia, caminando 9 kilómetros a
Hernani, alquilando bicicletas recorrieron7 kilómetros para llegar a Renteria, a s
us habitantes se les conocía como galleteros ya que en dicha localidad, se fabrica
ban las riquísimas galletas Olibet, especulamos que ellos fueron alli por dicho du
lce, pero nunca nos dijeron a ciencia cierta el porque de sus excursiones, e iba
n solos, y el hacerlo a escondidas les sabía mejor. Siguieron en ese tren hasta el día
anterior de empezar el colegio. Solamente les veíamos a las horas de comer. Arant
za de 13 años le gustaba estar en Las Arenas. Cuando ella visitaba San Sebastian n
o lo pasaba muy bien porque nosotras no la incluíamos en nuestros planes, y se enc
ontraba sola. Yo recién cumplidos los 18 años, halagada y festejada estaba absorbid
a en esta nueva aventura con Begoña al lado en la preciosa Donosti y no me daba cu
enta que ella me necesitaba. Resentida volvió con ama a Las Arenas donde tenía un gr
upo de amigas con las que se reunía en la playa o haciendo excursiones. En una de
estas salidas con sus amigas y subiendo al Monte Serantes, una pequeña montaña cuya
cima esta situada en Santurce a la orilla de la Ría de Bilbao y visible desde todo
s los lugares de la comarca sirviendo como punto de referencia, Arantza se cayó po
r un barranco resultando con rotura del tobillo, muchos moretones y pérdida de con
ocimiento. Ama que estaba haciendo unos trámites en Francia acongojada dejó todo y c
orrió a su lado. Aunque la tía Carmen la cuidaba con mucho mimo, era problemático para
ama tener tantas cosas para arreglar y a sus hijos separados y tan lejos de ell
a sin su cuidado y supervisión, pero éramos muchos y teníamos que repartimos en difere
ntes casas que los tíos ofrecieron generosamente.
Un día la tía Juli me pidió ser modelo para un pequeño desfile de modas porque Carmen, l
a modelo oficial de la costura, estaba enferma. Nerviosa accedí y mas tarde la tía m
e dejaba usar las prendas del desfile a fiestas. Foto con uno de los vestidos he
cho por la tía Juli para estas ocasiones. Los fines de semana íbamos al club de teni
s donostiarra del cual Begoña era miembro. La temporada que viví en Las Arenas también
tenia una vida social activa. Fui invitada a boleras, guateques, fiestas con co
mida y baile que se dan en una casa, a bailes al Real Club de Josaleta en Neguri
al que asistí con mis amigas Madariaga de Bilbao. Ama no estaba muy feliz que yo
hiciera este tipo de vida social tan agitada cuando aita estaba trabajando tan d
uramente para mantener a la familia, pero la tía Juli interfirió a mi favor, y me de
jó seguir yendo.
Nuestro padre que se sentía deprimido por la negativa de la oferta en Francia y ac
recentó su pena y desilusión el estar viviendo solo en una pensión en Caracas le pidió a
ama que aceleraba su viaje para estar junto a el sin entender todo lo que ama e
staba viviendo en ese momento. Quería y necesitaba rehacer su hogar, es decir busc
ar casa, comprar muebles y logrado esto llevarnos a nosotros con ellos. Ama ante
la insistencia de nuestro padre y sin terminar la cantidad de compromisos y obl
igaciones que aún tenía pendiente y dejándonos con pena a los hijos corrió a su lado. Un
a vez reunida con aita y en un pequeño apartamento mi hermana Arantza se reunió con
ellos y después de previo examen empezó de inmediato el colegio. Dos años pasaron ante
s de que mis hermanos y yo nos reuniéramos con ellos. Por ahora Bingen, Xabier y y
o vivíamos en San Sebastian. Yo tuve que preparar el viaje a Caracas mas rápido de l
o que esperaba porque aita no aprobaba unas relaciones que acababa de empezar co
n un ingeniero español. Mi partida se dilató varios meses los cuales fueron un torme
nto para nuestro padre, ama me contaba más tarde. Debido a la crisis del gobierno
venezolano en esos momentos que terminó con la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez.
MADRID
En una fría mañana de abril de 1958 salimos de San Sebastian. Me acompañaban Begoña, la
tía Juli, Esperanza y su chofer Ramón y partimos rumbo a Madrid cubriendo unos 500 k
ilómetros en coche. Paramos en Logroño, La Rioja, para almorzar en un restaurante y
aunque no me acuerdo del nombre, ni del menú, si recuerdo el asombro nuestro porqu
e tenía calefacción radial en el suelo, y que estaba a la vera del Río Ebro. Y cruzand
o este río ahora estábamos oficialmente en España pensé yo recordando palabras de aita.
Proseguimos viaje a Burgos, donde bajamos para visitar la Catedral de Santa María
de Burgos, una majestuosa iglesia de estilo gótico del siglo XIII. Seguimos viaje
y aunque no paramos desde la carretera se nos anunció la vista de El Escorial com
o la histórica residencia del Rey de España. Casi llegando a Madrid paramos para ver
el Valle de los Caídos en la Sierra Guadarrama, concebido por Franco en honor a l
os muertos en la Guerra Civil Española. Media hora después llegamos al hotel en Madr
id. Cenamos y fuimos a descansar, a la mañana siguiente todos iban a visitar el Mu
seo del Prado, pero yo me quedé en el hotel, no me sentía con muchas ganas para ello
tal vez pensando en lo que me esperaba en este nuevo país caribeño. Foto de Begoña y
yo en el aeropuerto de Barajas.
Finalmente llegó la hora de la partida y después de despedirme de todos
subí al avión que por estar viviendo en la era de los aviones de hélices el viaje de M
adrid a Caracas duró 11 horas.
Nuestros hermanos Bingen y Xabier terminaron sus clases varios meses después y ar
ribaron en Caracas, ya la familia estábamos reunida otra vez, aunque a mi personal
mente y a todos nos hubiera encantado que Begoña se nos hubiera sumado a la famili
a, pero ahora creo era esperar mucho de ella.
CAPITULO IV
CARACAS, VENEZUELA
En vísperas de cumplir 20 años, abril 1958, salí del aeropuerto de Barajas, Madrid, ru
mbo a América, estaba vez a la zona del Caribe. Hicimos paradas en Lisboa, Bermuda
s y Caracas, Venezuela. Después de once horas de vuelo desde el avión ya podía divisa
r las magníficas montañas que encuadran las playas de esta costa tropical. La vista
era sobrecogedora. Mis padres y mi hermana Arantza estaban esperándome. Nos abraza
mos, estábamos contentos de estar juntos otra vez.
En silencio subimos varios kilómetros entre montañas en una enorme autopista que sub
e a la ciudad y cruzábamos túneles y puentes a través de estos montes. Las laderas de
las montañas están llenas de precarias construcciones llamados ranchos . La ciudad está e
n un valle entre montañas a 15 kilómetros del Mar Caribe y a 900 metros de altitud.
Era mediodía y hacia mucho calor. Cuando salí de Madrid en la temprana primavera eur
opea hacia frío y este país tropical me recibía con un calor estival abrasador. Caraca
s tiene mucha influencia americana desde que el petróleo le hizo cambiar de sus días
tempranos de la colonia. Es un país con mucha belleza tropical con un clima tropi
cal alternando periodos de lluvias que a veces son torrenciales con épocas de calo
r, sol y sequía.
Uruguay y Venezuela tienen muy diferente clase de cultura. Uruguay p
ersonifica la cultura Europea, Venezuela representa la cultura Caribeña, andina, y
llanera. Dejamos atrás los tangos de Gardel con su bandoneón para entrar al país del
joropo acompañado del arpa y las maracas. Atrás quedó el ceibo con sus hermosas flores
rojas para entrar al país de la orquídea de delicados colores. Vinimos de la ciudad
abierta de Montevideo con un cinturón de playas integradas al casco urbano al est
recho valle de Caracas encerrado por los majestuosos Andes venezolanos. La comid
a, el clima, los amigos, todo era muy diferente a lo que habíamos vivido en Montev
ideo. También aquí nosotros éramos los últimos vascos exiliados en llegar, nuestros fami
liares y amigos ya habían superado los arduos comienzos del emigrante, mientras qu
e nosotros teníamos que empezar todo de nuevo, éramos todos mayores y era más difícil el
camino donde reinaba el ambiente un poco desafiante. Al poco tiempo de llegar m
e puse a trabajar para ayudar a la casa con tantos gastos y poder ponernos al día
nuestra nueva vida. Si bien es verdad que cuando nosotros llegamos a Venezuela e
l país estaba en auge económico, y era más fácil obtener bienestar económico que en ningún
tro país, y podíamos abrimos camino más fácilmente que en Montevideo, ama y yo seguíamos p
ensando, extrañando y escribiéndonos con nuestros amigos en Montevideo.
Para nuestros padres en esta ciudad era la quinta vez que empezaba
n desde cero a poner una casa con todo lo que ello incluye. Abandonando lo que p
udo ser su primer hogar en Sopelana, siguiéndole su casa Paris, Buenos Aires, Mont
evideo y ahora Caracas. Aunque sentían la nostalgia de las cosas dejadas atrás, a ve
ces muy buenas, nunca nuestros padres se quejaron y ama con trabajo, esfuerzo e
ilusión ponía en cada una de ellas su sello tan personal y cálido convirtiéndolas en con
fortable hogar.
Siempre aita insistía que el mejor tesoro que nos podía dejar era una bu
ena educación, y en eso el hacía mucho hincapié. Se sacrificaron para mandarnos a los
mejores colegios. Aunque educándonos aumentamos la calidad de vida para alcanzar u
n nivel económico (que no siempre es lo mejor) nuestro padre nunca hizo énfasis en h
acer dinero como meta. El nos daba su ejemplo con su sed de aprender leyendo sin
cesar. Era políglota sabiendo ocho lenguas para poder leer los libros en sus leng
uas originales. Era escritor y poeta con amor a los libros clásicos y gran admirad
or de la cultura griega por su rica y destacable tradición literaria, por su arte
y arquitectura y por su sentir un gran vinculo a su pasado. Pero aun con todo su
saber le oímos decir el dicho del filosofo griego Sócrates que la verdadera sabiduría
esta en reconocer la propia ignorancia.
De nuestros padres aprendimos admirar las personas con sentimientos
nobles que tenían cualidades espirituales tales como bondad, rectitud, justicia y
perdón. También admiraban la sencillez y la elegancia de las personas.
Ser millonarios no era la meta de ninguno de nosotros. Hay cantidad de parábolas
que en la Sagrada Escritura se refieren a cuestiones de finanzas, y Dios adviert
e que el afán, el amor al dinero, es el principio de todos los males. Ama citaba
al autor bíblico del libro de Eclesiastés que se concentra en el propósito y valor de
la vida humana ¡Vanidad de Vanidades! ¡Vanidad de Vanidades! ¡Todo es vanidad! usado par
deplorar el vacío y la nada de las cosas de esta vida.
Sin embargo a nuestra madre le gustaba probar suerte, le gustaba el
juego en general, apostando a las carreras de caballos, las llamadas 5 & 6 y después
de venir de Misa como distracción y con esperanza apostaba por sus caballos favor
itos. Luego preparaba la comida especial dominguera y. Y con nuestra primera tel
evisión seguía estas carreras que se llevaban a cabo religiosamente todos los doming
os a la tarde y eran televisadas desde el Hipódromo de la Rinconada, seguía la carre
ra de caballos disfrutando de este deporte de reyes. Como distracción a las noches
para ellos era ver las noticias El Observador Creole , Radio Rochela o su show fav
orito El Fugitivo y algunas veces nos uníamos algunos de nosotros para ver al presti
gioso medico Dr. Kildare en busca de un manco, verdadero asesino de su esposa. A
mi me gustaba un show, no me acuerdo del nombre, de televisión el cual era memori
zar para acertar, yo practicaba frecuentemente y cuando lo empecé a dominar escribí
a los estudios de televisión Televisa. Recibí la invitación y como a nuestra madre le
gustaba el show le invite y feliz me acompañó. No conseguí estar frente a las cámaras, y
nos resignamos a sentamos en la audiencia. Lo pasamos bien y al salir, en el lo
bby vimos el famoso productor y animador de televisión, Renny Ottolina, hablando c
on los productores del show y las dos nos consolamos narrando a todos sobre dich
o evento.
Ama también le gustaba jugar al julepe y al póker y un sábado al mes se
reunía con sus dos hermanas Lola y Mari, esta última vivía con su hija Ma. Luisa y fam
ilia en La Castellana. Aunque nuestros padres eran los únicos que jugaban íbamos tod
a la familia y volvíamos a las tantas de la noche. Ama tenía bastante suerte y ganab
a casi siempre y eso le daba el incentivo para acudir a estas reuniones familiar
es. Nosotros tuvimos la oportunidad de ver a nuestra prima Ma. Luisa (Goian Bego
) viviendo con toda clase de lujos. Tenía dos casas, una en Altamira de tres pisos
alquilado, y otra muy lujosa en La Castellana de dos pisos con un jardín de preci
oso verdor y piscina de tamaño olímpico al pie del monte Ávila, ambas residencias en m
uy buenos barrios de la ciudad, sino los mejores. En la entrada había una gran esc
alera espiral que separaba la sala del comedor, cocina equipada al último detalle,
varias mucamas, salita de de diario donde nos reuníamos para jugar. Sus closets
estaban repletos de ropa, preciosas amplias habitaciones, un Mercedes Benz a la
puerta, y viajaba a Europa cada seis meses con su esposo e hija. Dos años atrás su s
egunda hijita de apenas un año de edad, Mari Cris, se puso muy enferma, le diagnos
ticaron leucemia aguda linfoblástica. La llevaron a Nueva York, y la hospitalizaro
n en el Mount Sinai Medical Center pero ya nada se podía hacer, y murió al mes de ingr
esar. Pasaron muchos años sin comunicarnos, pero al enterarme que estaba enferma
establecí comunicación hablando con ella asiduamente durante los dos últimos años de su
vida. Ella estaba muy sola. Su esposo y sus otros dos hijos habían muerto en aquel
tiempo. Y en esas condiciones naturalmente muy deprimida. No me recordaba en na
da a la vibrante y glamorosa prima que yo había conocido y tratado años anteriores.
Nuestros padres eran ávidos nadadores, pero en esta ciudad teníamos muy p
ocas ocasiones de ir a la playa. Eramos invitados a la casa de nuestra prima par
a nadar y refrescarnos del calor tropical muchas veces, y un día y después de comer
en que todos estábamos gozábamos de la piscina salimos todos nosotros del agua quedó a
trás aita. Cuando vimos con terror que hacia gestos desesperados y parecía se hundía y
era necesario actuar rápido, sin pensar ama se arrojó a salvarlo, y al aferrarse el
a ella los dos estaban en peligro, la tía Mari les ofreció el recoge-hojas, y se pu
dieron aferrar a el y salir a salvo. Fue un momento de mucho pánico para todos. Fo
to en la piscina junto a Xabier en la casa de nuestra prima María Luisa.
Lo mismo que en Montevideo participábamos toda la familia de una mane
ra activa en el Centro Vasco de Caracas que fue inaugurado en 1942 con la llegad
a a Venezuela de los primeros exiliados de la guerra y comienza a formarse una c
olonia. En conjunto parece ser el más grande de todos los centros vascos del mundo
. Tiene frontón, donde se juegan famosos partidos de pelota. Aquí era diferente que
en Montevideo, ya que aita era Secretario General del Centro Vasco, y los fines
de semana estaba trabajando en la oscura oficina toda la tarde. Para ama no era
muy atractiva la idea de reunirse con sus amigas solamente para charlar, y eran
largas y aburridas estas jornadas del fin de semana, pero lo hacia por nuestro p
adre. Ella había disfrutado mucho acudiendo con nuestro padre a reuniones cultural
es y a fiestas, así como de la compañía de sus amigas organizando actos de beneficenci
a, y ambas cosas había experimentado plenamente en Montevideo. Ese había sido su mun
do que encajaba muy bien con su personalidad y ahora tanto lo extrañaba.
Aunque no conocía a nadie pronto hice de un grupo de amigas y amigos
que pertenecíamos a Eusko Gaztedi. Esta foto muestra mi primera excursión, primera
fila tercera a la izquierda, a Los Venados en el monte Ávila, frente a una estanc
ia en la que en la época colonial se cosechaba café.
Tampoco las calles de Caracas eran tan seguras como eran o habían sido
las de Montevideo. Un día yendo de compras ama por el Boulevard de Sabana Grande,
el mas largo y famoso de la ciudad congestionado durante la semana y aun mas lo
s fines de semana que tiene toda clase de negocios imaginables. Ama disponía de un
a cantidad de dinero para algo específico que iba a comprar. Antes de que se diera
cuenta un ratero se acercó y le arrancó la cartera que ama llevaba aferrada a si. N
uestra madre peleó, gritó y corrió detrás del bandido que medio asustado se metió en un ba
r, pero ama eso no la amainó y lo siguió y entró al establecimiento y el ladrón al ver a
mi madre tan empeñada tiró la cartera al suelo y ama consiguió recobrar la cartera y
pudo hacer su compra.
Para ama ir de compras era su pasatiempo favorito, ver los atractivos escaparate
s, y ventas de precios razonables. En Montevideo a veces nos llevaba a mi herman
a y a mí con ella. Para nosotras era como ir de safaris por la jungla, una aventur
a llena de peligros y riesgos comenzando por las peripecias para llegar a las ti
endas que estaban en la congestionada Avenida 18 de Julio y luego tratar de paga
r era otra odisea, cuando llegábamos a casa estábamos exhaustas, pero no ella.
Después de trabajar un año de secretaria, perdí el trabajo porque la verdad que como s
ecretaria yo no valía, no me resultaba suficiente desafiante, era aburrido estar t
odo el día en una pequeña oficina con papeles para escribir y para ordenar. Con el d
inero del despido me inscribí en un curso intensivo de un año de lunes a sábado de 8 A
M a 5 PM en el Hospital Clínico de Caracas, en la Ciudad Universitaria. El curso e
staba basado en un programa de estudios dado en Chicago, Illinois, USA, al término
del cual adquiríamos el diploma con el titulo de Bibliotecaria de Historias Medica
s . Era la primera vez que se ofrecía en Venezuela: la directora era graduada de la
Universidad de Chicago, USA. El tema ligado a la medicina me seguía interesando, y
pude hacer el curso presentando el certificado de Secundaria de Uruguay. Comencé
en enero de 1960 y termine en diciembre del mismo año. Dos semanas después de gradua
rme me ofrecieron el trabajo con más del doble de sueldo que el de secretaria. Aho
ra trabajaba de codificadora de enfermedades, trabajo en el que procesaba la inf
ormación de un diagnostico de enfermedad u operación y convertía la información a un códig
o para ser comunicada a los médicos para evaluación o investigaciones médicas. Y esto
me interesaba y trabajaba con gusto.
El hospital esta en los terrenos de lo que es hoy la ciudad universitaria que ha
bían estado ocupados por la famosa Hacienda Ibarra que representó una de las propied
ades más famosas de la colonia por ser productora de azúcar y por hacer el mejor ron
de sus tiempos. Los Ibarra de origen vasco, fueron propietarios de la hacienda
y de la casona por más de tres siglos hasta ser adquirida por el gobierno venezola
no en 1947. Esta hacienda sirvió también de hospedaje al Libertador Simon Bolívar que
ideó el futuro de Venezuela y su universidad en tierras de la hermosa Hacienda Iba
rra. Alexander Humboldt, el gran naturalista alemán permaneció en la casa por más de d
os meses deslumbrado por el monte Ávila, el río Guaire, y los ricos cultivos colonia
les.
Era fascinante para mí trabajar en este ambiente pensando en mi futuro. Trataba de
aprender mucho de diferentes clases de enfermedades que las historias medicas d
escribían, presenciaba las operaciones desde las cristaleras del quirófano, y una ve
z fui invitada por uno de los cirujanos para observar la operación junto a el en e
l mismo quirófano. Caracas siendo un país tropical y con cierto nivel de humedad hac
e que los microorganismos se diseminan fácilmente; era importante estar al tanto d
e ello y asistí a conferencias de diferentes enfermedades tropicales, Mal de Chaga
s, el Dengue, Brucelosis y algunas más que no me acuerdo. Todo ello me atraía, y hab
laba en casa de ello, ama lo soportaba, pero aita no quería ni oír hablar de hospita
les o de enfermedades.
Como empleada del hospital abrí una historia médica para cada miembro de la familia
en caso de una emergencia. Nuestros padres eran atendidos gratis. El primero en
ir fue nuestro padre al acusar un dolor en el hombro derecho, le diagnosticaron
bursitis del hombro, y le inyectaron una dosis de cortisona y se le fue el dolo
r. El no le dijo al doctor que había estado toda la tarde anterior tirando piedra
s a los mangos. El mango es una fruta exótica, dulce, refrescante, parece que se o
riginó al noroeste de India hace 6.000 años y se fue extendiendo a regiones tropical
es y subtropicales. Hay que recolectarlos cuando están de color amarillo claro y a
ita le daba de duro a todos que lucían de ese color pensando solamente en la merme
lada de mango riquísimo que ama hacía. En Montevideo nuestra madre preparaba unas me
rmeladas de tomate y de naranja de la mejor calidad. Para nosotros eran horas et
ernas las de pelar estas frutas, pero el resultado era muy bueno cuando comíamos e
l dulce con tostadas y pensando en ello creíamos valía la pena ayudar, aita amenizab
a estos momentos con historias interesantes.
Estando trabajando varios años en este Hospital Clínico Universitario conocía y estaba
en contacto diariamente con los médicos. Y un día hablé con uno de los mejores ciruja
nos y le presenté el caso de ama que sufría de incontinencia por mucho tiempo, había t
enido tres operaciones y todas ellas un fracaso. El me prometió hablar con un urólog
o y poco después los dos se ofrecieron a hacer la operación que casi nos aseguraban
iba a dar buenos resultados. Hasta ahora no había sido así y ella había estado sujeta
a muchas pruebas y tres operaciones pero ninguna satisfactoria. Un poco temeroso
s afrontamos el nuevo desafío. La operación duró casi tres horas y ella la aguantó muy b
ien. Esa noche decidí pasar las noches con ella y las siguientes yo dormí al lado de
ella por si necesitara algo. Ya que el departamento de Historias Medicas estaba
en el primer piso, y ella estaba en Cirugía, creo tercer piso. Pusimos unos almoh
adones en el suelo y eso creo le confortaba a ella saber que yo estaba al lado y
nuestro padre también quedaba mas tranquilo. De día la podía visitar a menudo por uno
s minutos. La operación fue un éxito quedando ama completamente bien después de las fr
ustraciones pasadas en las operaciones anteriores.
El problema de trabajar en este hospital es que está ubicado dentro de la ciudad u
niversitaria. En aquel entonces no había metro, solamente había autobuses, o el fam
oso y popular carrito por puestos , en el que 5 pasajeros comparten un carro que cu
bre una ruta predeterminada, pero era caótico, incomodo, inseguro y toda una avent
ura y a ninguno de ellos les era permitido entrar a la universidad. Y sin acceso
a ningún tipo de transporte público, excepto taxis, llegó el momento en que era neces
ario comprar un carro para llegar a mi trabajo. Manejar en Caracas no era fácil li
diando con el infierno del tráfico. Decidí tomar lecciones de manejo. Ama le gustó la
idea y ella también quiso hacerlo. Las dos fuimos a la escuela de conductores a la
s siete de la mañana, antes de entrar al trabajo, y en quince días las dos conseguim
os la licencia de conducir, pero cuando ama chocó fue el final de su carrera detrás
del volante. A mi me gustaba manejar aunque nunca sabia adonde iba, porque mi se
ntido de orientación es fatal. Poco después compré un carro inglés, Hillman, de segunda
mano, tapizado en cuero rojo por dentro, de color crema y rojo de dos puertas, l
ento de subida, pero hizo buen servicio. Foto con mi carro.
Como yo era la única que manejaba les llevaba a todos de vez en cuando al a la pla
ya, lugar que les gustaba tanto a nuestros padres que crecieron junto al mar, y
ver el mismo mar que besada las aguas a Euskadi. No me acuerdo el nombre de las
playas que fuimos, pero eran hermosas playas, de arena blanca y aguas cristalina
s y en una de ellas aita perdió los lentes cuando salía del agua, y nos dijo acongoj
ado, pero antes de terminar su frase sin darnos tiempo a pensar, ama apresuradam
ente se metió al agua y después de bucear un poco apareció triunfante con ellas en la
mano.
Xabier era mi mecánico preferido y si lo tenia de co-piloto podía manejar a la China
. Pero un día desafortunado yendo al trabajo cayó un palo de agua , torrencial aguacero
tropical, con mínimo de tres horas que colapsó el sistema de drenaje y las calles s
e desbordaron. En la mitad de la autopista y con el agua llena de lodo subiendo
rápidamente alrededor mío necesitaba hacer algo, y no sabia que, pero súbitamente un
coronel en su jeep se puso a mi lado y por señas me sugirió salir del carro y al abr
ir la puerta y ver el lodo entrar en mi carrito fue un drama, pero el me trasladó
a lugar seguro. Cuando me dejó en una calle cercana, de mi coche, que no era anfib
io, solo se veía su techo rojo. Hubiera tenido que bucear para salir de aquel el l
odo, barro y escombros que rodeaban mi pobre carro. Más tarde una grúa se lo llevó al
taller, pero adentro el lodo lo había maltratado y el costo del arreglo era muy ca
ro. Ama me acompañó a la casa de seguros, al Ministerio de Transporte y entre las do
s aireamos nuestro furor, pero no estaba cubierto para semejante aguacero y así te
rminó por el momento tristemente nuestra aventura.
En casa no tuvimos muchos animales domésticos, un pollito, ganado en una kermes de
l colegio de nuestros hermanos, un gato y un canario, y por unos días un perrito p
recioso llamado Zuribeltza por su color blanco y negro. A todos nos gustaba juga
r con ellos, pero ama era la única que definitivamente los cuidaba. Aita prefería e
l gato a ningún otro animal doméstico, siempre le había gustado tener un gato. Decía que
son excelentes mascotas y compañeros al mismo tiempo que independientes y se adap
tan fácilmente a cualquier ambiente. Su idea era de tenerlo a su lado mientras esc
ribía en su escritorio. Tanto repetía que le convenció a nuestra madre y un día ella le
encontró a su compañero ideal. Un gato de angora dorado de aspecto elegante, con oj
os de color azul. Era curioso, ágil y activo y le gustaba escalar lugares altos de
la casa, y tal vez por ello, un día saltó al marco de la ventana de la cocina preci
pitándose al vacío de nuestro octavo piso y murió. Decidimos no tener otro gato después
de perderlo tan trágicamente.
Pero ama quedaba sola en casa todas las mañanas cuando nosotros salíamos todos de ca
sa en diferentes direcciones, trabajos, colegio y universidad, y pensé ella necesi
taba compañía y decidí comprarle un precioso canario. Era vivaz, alegre y cantarín. Cant
aba y participaba en la excitación general de nuestra familia saltando y gorjeando
en su jaula. Ama colgó su jaula en medio de las plantas y flores que abundaban en
la amplia terraza ofreciendo un lugar muy acogedor para el cantarín canario a qui
en ella cuidaba con mimo.

Nuestros futuros se iban perfilando. Begoña que seguía viviendo en San Sebastian, se
había graduado de Perito Mercantil y era una excelente administradora en el negoc
io de la tía Juli, y trabajaba en la Cruz Roja como enfermera. Ella heredó la habili
dad de ama para los números y negocios. Arantza estaba por graduarse de la Univers
idad Central como bibliotecaria, y ya tenia un buen trabajo en la Electricidad d
e Caracas. Hoy en día es una fructífera novelista. Bingen era estudiante de medicina
y se graduaría años mas tarde de la Facultad de Medicina como cirujano cardíaco y ser
ia Jefe del Departamento de Cardiología. Xabier entraría dos años después a la Facultad
de Ingeniería, en su segundo año eligió otro campo y ahora se dedica a la planificación,
diseño e implementación de sitios Web y páginas Web en español y en inglés. Yo estaba en
mi último año de la revalida del bachillerato, como siempre, luchaba el doble para c
onseguir lo mismo. Pero no me desanimaba ello, al contrario me daba más aliciente
a seguir. Ya pasados los exámenes de equivalencia por libre aun me quedaba hacer c
ompleto el último año. En setiembre de 1964 me inscribí en un liceo nocturno de Bello
Campo y aunque entre los estudios y el trabajo no tenia mucho tiempo libre, esta
ba contenta de que en pocos meses cumpliría con mi meta. No llegue a terminar la r
evalida en Caracas, pero años mas tarde conseguiría uno de mis sueños haciendo mi carr
era universitaria en Estados Unidos.
En el aspecto cultural el centro vasco ofrecía bastante a menudo con
ferencias a menudo ofrecidas por nuestro padre o personalidades invitadas para t
al o cual conmemoración. Casi siempre era aita el que programaba o daba ideas sobr
e cualquier acto cultural. Sus conferencias eran magnificas llenas de emoción y pa
triotismo como solamente el podía hacerlo. Arantza y Bingen siguieron sus pasos y
conquistaban la audiencia con sus palabras. Aunque no era lo que mejor que yo ha
cia, enfrentarme a un publico, aita me pidió ser parte de un grupo de jóvenes los cu
ales presentamos una conferencia sobre Jesús de Galíndez y presente el destierro con
sus nostalgias y amores .
Ahora mas de lleno en mi vida social en el centro vasco y con mas en
tusiasmo seguíamos haciendo excursiones mensuales yendo a diferentes lugares en au
tobús rentado para esos fines y alegres cantábamos en el camino boleros de Lucho Gat
ica, cantante chileno de boleros que estaba en moda en aquel tiempo, algunas can
ciones criollas venezolanas, y unas pocas vascas, que entonábamos siempre en nuest
ras expediciones.
Los domingos en el Centro veíamos películas que Euzko Gaztedi alquilaba. Me encantab
a participar en las danzas, aunque los ensayos a veces eran agotadores, también pa
rticipaba en el coro de Gabon, los villancicos (aguinaldos) en Navidad. Esto lo
hacíamos con ganas. Nos repartíamos en grupos y visitábamos diferentes casas en las qu
e cantábamos y nos daban dulces, bebidas y recaudar dinero para mandar al gobierno
vasco en Paris. Misas y retiros no faltaban, y el grupo en general era muy unid
o y divertido. Tenía dos amigas especiales, una era recién graduada de la Universida
d como ingeniera, Trini, y la otra en sicología, Beatriz, y salíamos juntas para tod
os lados, pero siempre terminábamos en el centro vasco.
Los jóvenes decidimos que era hora de nuestra independencia y que b
ajo la austera mirada de los mayores no podíamos socializar de acuerdo a nuestros
gustos porque los señores de la vieja guardia se escandalizaban ver que bailábamos a lo
agarrado . Como teníamos en el grupo gente profesional en el área de construcción decid
imos construir una pista de baile lejos de la supervigilancia de los mayores, so
lamente para nosotros. Yo participé aunque no me acuerdo que parte me tocó hacer, pe
ro entre todos realizamos una gran obra, convirtiendo un terreno sin utilidad en
una terraza de cemento para bailar con un pequeño muro para sentarse a media luz
afuera.
EUSKADI, 1963
Al Departamento de Historias Medicas vinieron a visitarnos dos médi
cos de Madrid porque estaban interesados de abrir un programa igual en el hospit
al el cual ellos trabajaban. Les dimos una gira, y antes de irse nos dejaron sus
tarjetas para poderles contactar en caso de ir alguna de nosotros a España. Meses
después cuando preparaba mi viaje a Donosti me puse en contacto con dichos doctor
es. Quedamos en que ellos vendrían al aeropuerto de Barajas para recibirme. Lista
para irme y antes para salir al aeropuerto Pello Irujo, el novio de Arantza, nos
sacó esta foto de la familia. Antes de mi viaje a Euskadi los aitas me regalaron
una magnifica cámara de fotos, Canon, con película en rollo, no como ahora en digita
l. A mi me gustaba sacar fotos, y saqué bastante en este viaje, pero siempre Xabie
r nos ganaba a ama y a mi en cuanto a calidad. El tiene un ojo fotográfico, aptitu
d artística y técnica que lo transforma en muy buen fotógrafo. Personalmente siempre h
e pensado que es un arte que enriquece nuestras vidas.
Toda la familia vinieron conmigo al aeropuerto de Maiquetía, y a
un me acuerdo que después de despedirme de todos y caminando por la pista de aterr
izaje y despegue y ya cerca de las escalerillas para subir al avión, oí el grito de
ama MIREN que me llamaba para darme el último adiós. Tal vez ama pensó en la posibilidad
de yo instalarme en Euskadi con un trabajo, o por ir sola a la aventura, o como
un presagio, pero me di la vuelta y le sonreí para darle ánimo. Aunque el viaje fue
bueno toda la noche, al amanecer y todavía volando sobre el Atlántico el avión empezó a
sacudirse violentamente y era como si perdíamos altura por unos segundos. Uno de
los pasajeros, cerca de mi asiento, fue a la cabina de los pilotos, y cuando reg
resó me pregunto si yo tenia miedo, y entendí el porque de su pregunta, categóricament
e le negué aunque estaba aterrorizada, entonces me dijo pausadamente que habíamos pe
rdido un motor y el piloto se disponía para hacer un aterrizaje de emergencia. Yo
miraba por la ventana y no veía tierra por ningún lado. Empecé a rezar fervorosamente.
Al cabo de un tiempo, que parecían siglos, el piloto dijo que íbamos aterrizar en L
isboa sin entrar en muchas explicaciones. Y allí ante nuestros ojos divisamos tie
rra. Pronto se podrían divisar casas con techos de terracota por doquier. Nos aloj
aron en un lindo hotel donde pasamos el resto del día y la noche antes de partir p
ara Madrid al atardecer del segundo día. Después de dejar las maletas comimos, y el
postre era un pastel de nata riquísimo. Luego nos dieron una gira de varias horas
por el centro histórico de esta pintoresca ciudad que tiene colinas, algunas de el
las muy empinadas que ni el autobús hubiera podido ascender.. Lisboa fue uno de lo
s pocos puertos atlánticos europeos neutrales siendo una puerta de salida de refug
iados. Cuando llegamos a Barajas ya era de noche. Yo tenía planeado conectarme por
tren mi viaje a Donosti. Los dos médicos me esperaban a pesar del retraso y me ll
evaron a la estación de Atocha para que tomara el tren para Donosti no sin antes h
acerme toda clase de preguntas y darles una copia de mis notas. Estaban de verda
d interesados. Pude conseguir tren esa misma noche y llegue a la Estación del Nort
e en San Sebastian como ocho horas después. Mi estancia en San Sebastian fue muy b
uena y tanto Begoña como yo lo pasamos muy bien, aunque ahora las dos mas maduras
cada una pensaba en forjarse un futuro más seriamente que años anteriores. Tiempo más
tarde uno de los médicos me escribió que habían empezado a gestionar para abrir el pro
grama y me ofrecían un puesto. Me alegraba pude ayudar en algo, pero yo tenia mis
planes de mi carrera en Caracas. En Donosti también había posibilidades de poner práct
ica el programa y tal vez empleo para mí, pero por problemas presupuestarios me of
recían la mitad de sueldo que en Caracas.
CARACAS
Después de este último viaje en 1963 volví a casa con la idea de que era
mejor comprar un piso que rentarlo. La tía Juli acababa de comprarse un estudio m
uy lindo en los altos de una casa de apartamentos en San Sebastian y me contagió s
u entusiasmo en poder hacer una inversión semejante. Nosotros en ese momento vivíamo
s en el Edificio Naiguatá , un apartamento bien situado, espacioso y soleado, pero re
ntado. Cerca de aquí había en construcción un hermoso edificio de propiedad horizontal
al que visitamos un domingo después de Misa.
Nos encantó, sobre todo a nuestro padre, por sus vistas magnificas al
lado del campo de golf y del Monte Ávila, al mismo tiempo que era en un lugar céntri
co. Al edificio le rodeaban jardines, piscina, pequeño parque de niños, y le rodeaba
el campo de golf dándole todo ello sensación de paz aun en medio de la estrepitosa
Avenida Miranda. Nos reunimos la familia en sesión plenaria para discutir sobre el
costo y los ingresos a la casa. En ese momento solamente trabajábamos aita, mi he
rmana y yo. Bingen no podía trabajar por estar en primero de medicina que le absor
bía todo tiempo libre. Nosotros podríamos aportar mensualidades pero el problema era
la cuota inicial. Desanimados reflexionábamos sobre ello cuando y ama sonriendo s
atisfecha nos dio la gran sorpresa. Ella encargada siempre de hacer malabarismos
con los recursos disponibles había estado ahorrando secretamente con la misma ide
a en mente y tenía lo suficiente ahorrado para empezar nuestro proyecto exitosamen
te. Compramos esta hermosa residencia en Campo Alegre.
La piscina era una de las cosas que mas nos gustaba en esta nueva c
asa. Mis hermanos y yo disfrutábamos de este deporte de la natación e ir a la playa
era imposible ya que yo no tenía carro. Según la hora teníamos toda la pileta disponib
le para nosotros solos. Solamente bajar diez pisos con nuestras toallas y lentes
de sol y nos esperaba un refrescante ejercicio en este país tropical. Nos encanta
ba tirarnos del trampolín y hacer carreras acuáticas entre nosotros. Xabier no solam
ente traía la requerida toalla sino que venía armado con todo un equipo de natación en
cima como gafas de buceo, tablas, tubos respiratorios, chapaletas, y tapones par
a los oídos tipo Azteca, ellos llevaban tapones en los oídos para mostrar su rango d
e importancia, no creo que nuestro hermano podía ni mojarse con tanto aparato enci
ma.
Poco después de nuestra mudanza el Centro Vasco prescindió del trabajo
de aita. Fueron momentos angustiosos para todos nosotros, mis hermanos aun estab
an estudiando, y nuestro padre tenía 63 años, un poco mayor y extranjero para conseg
uir fácilmente un empleo. Pero consiguió gracias a su amigo Pedro Grases, que le había
ayudado antes y volvió hacerlo ahora y en lo que más le gustaba trabajar a nuestro
padre, es decir, investigaciones históricas. Grases nacido en Cataluña (1909-2004) y
llegado a Caracas en 1937 escapando de la Guerra Civil Española, era escritor, hi
storiador y crítico literario. Una avenida de Caracas en La Castellana donde vivió p
or más de medio siglo lleva su nombre. El estimaba y reconocía lo que valía nuestro p
adre y siempre estaba listo para darle la oportunidad que nuestro padre merecía. H
ace falta valer uno mismo para apreciar el valer de otros.
En estos momentos en el Departamento de Historias Médicas se hablaba de una beca p
ara ir a Chicago, Illinois, para hacer como un post-grado y yo me iba a registra
r para ello, aunque lo único que sabia en inglés era la terminología médica, y creo que
lo hubiera conseguido, pero algo se interpuso en mis planes. El hombre propone y
Dios dispone dicho que se atribuye al escritor alemán Kempis, autor de la Imitación de
Cristo y que ama decía repetidamente para hacernos ver que nuestros propósitos depen
den de la voluntad divina.
En noviembre en la fiesta americana de Acción de Gracias. Es una
fiesta tradicional de Estados Unidos y Canadá. En los Estados Unidos se celebra e
l cuarto jueves del mes de noviembre. Generalmente en esta festividad se reúnen en
torno a la mesa familiares y amigos a compartir un banquete. Con aita trabajaba
un estudiante americano y nuestro padre le invito a cenar ese día con nosotros, a
el que le gustaban las comidas que ama preparaba aceptó encantado. El plato princ
ipal tradicional para la cena es un gran pavo asado relleno de maíz y salvia. Se s
irve con una jalea agridulce de arándanos rojos, platos de verduras, batata dulce,
puré de patata con una salsa hecha del jugo de pavo. Los postres son variados sie
ndo el pastel de calabaza el más popular, pastel de nuez y el de manzana. Días antes
de la fiesta George, que así se llamaba nuestro amigo, le pidió a nuestro padre si
le importaría invitar a otro estudiante americano recién llegado al país que estaba ta
mbién solo. Aita accedió enseguida.
Ama desde luego no siguió este menú al pie de la letra, pero la comida resultó a gusto
de todos. Copia del menú; parece ser que no intentamos impresionarles mucho.

En Estados Unidos la cadena de tiendas departamentales de Macy s en Manhattan, Nue


va York realiza un gran desfile por las calles que atrae millones a la avenida B
roadway para ver los enormes globos gigantes y presenciar las actuaciones de art
istas invitados. Para competir con ello decidimos hacer nuestro propio show. Yo
cantaba la canción ranchera, popular y más famosa de la historia musical mejicana El
la de Pedro Infante. Para ver Pedro Infante cantando esta canción, ver YouTube a e
sta dirección: http://www.youtube.com/watch?v=1jjnA0LV4k0/ Acompañada de Bingen a
l cuatro, instrumental musical típicamente venezolano, de origen llanero, que cons
ta, como lo dice su nombre, de cuatro cuerdas, es un instrumento muy antiguo dan
do origen a la guitarra de hoy. Estábamos listos para competir con el gran desfile
de Macy s.
Xabier abría la puerta y se ocupaba de los menesteres de los comensales, Arantza l
e dirigía ama con instrucciones sobre dicho festejo. Aita no estaba muy confiado q
ue la cosa iba a salir muy bien y estaba un poco nervioso.
A las seis en punto sonó el intercomunicador y Xabier empezó a cumplir con su tarea.
Pronto en la puerta estaban George y su amigo Robert, este con una botella de v
ino, estaban presentes. Pello nos alegro con sus sonoras carcajadas y todo salio
bien para respiro de nuestro padre. Después de la cena Bingen y Xabier, se fuero
n al centro vasco, aita y ama prudentemente se retiraron, y nosotros cinco salim
os a la terraza para charlar, y lo hicimos animadamente hasta la 1 de la madruga
da.
Bob, que así le llamábamos en casa, me llamo a los quince días y salimos para comer un
a arepa y un refresco, y pronto empezamos a salir juntos y estas relaciones se t
ornaron mas formales un 19 de marzo, fiesta de San José y feriado en Caracas. Bob
y yo fuimos a pasar la tarde al Monte Ávila.
La ciudad de Caracas esta ubicada a los pies del Ávila, una montaña de
2.765 metros al que se llega por un teleférico hasta la cima. El viaje dura de 15
a 20 minutos, es un viaje pintoresco de la naturaleza venezolana. Se pasa por l
as diferentes tipos de plantas como palmeras, helechos, flores, como orquídeas y árb
oles como el bucare, el más bello árbol de Venezuela con hojas de color naranja. Lle
gando casi a la cima es como estar en la selva, el verdor más hondo y tupido y la
temperatura mas fría. Su verdor es constante que contrasta con el cemento seco de
la ciudad.
En la cima apenas hay lugar para caminar porque es un pico, pero en esa estrecha
área se erige el famoso Hotel Humboldt de estructura cilíndrica con 14 pisos, y ofr
ece una vista de 360º en su último piso. Desde la cima mirando hacia el sur observam
os la ciudad que ahora era silenciosa en la distancia, y al norte contemplábamos e
l Mar Caribe. Y allí en este romántico paraje Bob me propuso matrimonio y yo acepté. E
n el lobby del hotel hay un comedor, pista de patinaje sobre el hielo, mirador,
cafetería. Entramos en esta última y allí brindamos por nuestro futuro con una Coca Co
la cada uno. Foto sacada por un turista aquel día sin saber el momento histórico par
a nosotros.
A la primera persona que le dije de nuestro compromiso fue a ama, nos dimos un a
brazo, y fuimos a decirle a aita. Para los dos era una alegría mezclada de tristez
a mayormente porque yo abandonaría la casa y el país. Casi lo primero que hizo nuest
ro padre después de recibirle a Bob en la familia, es comprarnos una bandera vasca
para tenerla con nosotros siempre, cosa que lo hemos hecho, está encuadrada y en
sitio de honor en la sala, Ama aunque tenía confianza en mi sólida fe le preocupaba
que Bob no era Católico, y para calmarla aita nos llevó a su escritorio y allí miramos
y estudiamos el origen e historia de los Metodistas, nombre de la religión en que
había sido bautizado, y leímos toda la información que necesitábamos. El seguía de cerca
mis relaciones con Bob, le gustaba su sentido de responsabilidad, su seriedad, p
untualidad y su afán por los estudios, y en general les caía muy bien.
Después de nuestro compromiso el tiempo voló. Tantos detalles para preparar y tan po
co tiempo para ello. Ama me ayudó a comprar casi todo el ajuar, me dio consejos de
administración del hogar y de cocina que a mi mucho no me preocupaba, pero sus le
cciones las puse en práctica poco mas tarde. Ella nos acompañó a elegir las invitacion
es y participaciones. Cosíamos y tejíamos con rapidez. Ahora necesitaba ropa de otoño
e invierno que no tenía. Ella me había enseñado a tejer años antes y me gustaba hacerlo,
y nos contaba como aprendió tejiendo las chaquetas con las señoras del batzoki que
tejían para mandar a los gudaris en el frente.
El 23 de junio decidimos Arantza y yo, Pello y Bob casarnos por lo civil. Simple
ceremonia en familia. Del juzgado fuimos a casa donde ama tenia preparada uno d
e sus famosos banquetes. Fijamos la fecha de boda por la iglesia el 15 de setiem
bre. La tía Juli diseñó mí vestido de boda, simple y muy bonito, con un largo velo y una
corona de azucenas de seda. Ama y yo fuimos caminando a la iglesia la víspera de
la boda para arreglar y decorarla con flores. En el camino ama me dijo lo que el
la anhelaba para mi lo que ella había esperado y obtenido de su matrimonio; ser am
ada, cuidada y comprendida. Hablamos de muchas cosas que me esperaban en el futu
ro y de la que ambas queríamos compartir de mas cerca, y ama me dijo con voz incie
rta, iremos a visitaros . La pequeña capilla lucia sencilla y humilde, pero preciosam
ente decorada.
El miércoles 15 de setiembre de 1965 era soleado y todo estaba listo para nuestro
gran día. La pequeña iglesia estaba llena de flores. Ama era la madrina de boda. Con
música suave entramos a la iglesia sobre una alfombra roja que llegaba hasta el a
ltar. Nos casó el Padre José Mari Mendizabal (Goian Bego). El Padre José Mari habló sobr
e la mujer vasca y su carácter como para recordarle a Bob que en el País Vasco la es
posa es la que esta a cargo de todo. Ama era el mejor ejemplo de ello. Bob estab
a sereno y feliz yo estaba menos pensando en tantos cambios que me esperaban. Ot
ra vez la felicidad del momento se vio un poco enturbiada por las despedidas a l
os míos, y también la sombra de la guerra en Vietnam que estaba presente. Esta guerr
a se había recrudecido en la primavera de este mismo año, y a Bob le esperaba dos años
de servicio militar después de conseguir su doctorado. Esta foto la sacó Xabier por
que el fotógrafo oficial llegó después de comer, por haber sufrido un accidente de tráfi
co.
Fue muy triste para ellos dejarme ir y para mi dejarles, no sin lágrimas en los oj
os todos nos dijimos adiós. Pensando en otra separación mas y cuando nos volveríamos a
ver. Fuimos al Macuto Sheraton y dos días más tarde antes de embarcarnos llame a ca
sa para despedirme de ama y al atardecer embarcamos para Houston, Tejas. Esa tar
de tropical en el puerto de La Guaira no pude evitar de sentir que dejaba atrás un
a parte de mí ser que nunca la recuperaría. El barco se hizo a la mar. Esta tercera
vez otro barco me llevaría a un destino diferente dejando atrás a mis seres queridos
, para empezar otro nuevo capitulo en mi vida de emigrante. Hoy en día puedo decir
que he recibido todos los sacramentos y cada uno en país diferente, Bautismo en P
aris, Primera Comunión en Las Arenas, Confirmación en Montevideo, Matrimonio en Cara
cas y Unción de los Enfermos en Washington.
Habíamos hablado ama y yo de mi total desconocimiento en materia de coc
ina que me preocupaba y poco después ama me mandó para animarme lo que fue su primer
recetario de cocina Mi cocina Vizcaína Económica de Mercedes Ledezma. La autora era p
rofesora de la academia de cocina que funcionó en Bilbao y a la que todas las chic
as casaderas acudían a tomar lecciones. Posiblemente la primera academia de este t
ipo que se formó en esta ciudad. Ama sabia que yo aprendería y sacaría provecho del pe
queño recetario, y así fue, aunque luchaba con las equivalencias de medidas.
En este año 1965 hubo muchos cambios mundialmente, que nos afectaron a Bob y a mí pe
rsonalmente; la situación en Vietnam se había empeorado, el presidente Lyndon Johnso
n ordenó mandar tropas para prevenir que el sur Vietnam colapsara, y la guerra sig
uió recrudeciéndose. El Concilio Vaticano II convocado por Juan XXIII fue uno de lo
s eventos que marcaron el siglo XX. Duró desde el otoño de 1962 hasta su clausura en
Diciembre de 1965. La meta era modernizar y renovar a la Iglesia Católica. Y las
decisiones finales de este Concilio fueron drásticos cambios como reemplazar el al
tar por una mesa, el sagrario moverlo a un costado, remover la barandilla para c
omulgar, el sacerdote celebrar la Misa de cara al pueblo, las mujeres no necesit
aban llevar velo dentro de la iglesia y cambiar el idioma litúrgico, la Misa celeb
rada en latín por centenares de años ahora seria en vernáculo, que en mi caso ahora se
ría en inglés. Si bien es verdad que todos estos cambios se llevaron a cabo paulatin
amente durante cuatro años después de acabado el Concilio, eran cambios que se agolp
aron encima del gran cambio que estaba viviendo en estos momentos.
Ama y yo estábamos de acuerdo que no nos gustaban mucho todos estos cambios litúrgic
os. Aquí se puede agregar lo que el Profeta Jeremías nos dijo. No mires mas con nost
algia al pasado, deseando que las cosas pudieran ser como fueron antes. Exaltemo
s a Dios en el presente y dejemos que El nos mueva para adelante. Y así ha sido.
La Biblia tiene gran influencia, aunque no nos percatamos, de la h
uella que ha ido dejando en nosotros históricamente no solamente en el aspecto soc
ial y cultural sino en el arte, ciencia, literatura y música. Ama en su lenguaje c
otidiano usaba muchos dichos procedentes del mundo bíblico.
Algunas de las expresiones sacadas de la Biblia y dichas por ama;
De todo hay en la viña del Señor (Mat. 20:1-7)
Jesús enseñando la igualdad entre todos los discípulos en cuanto a la recompensa de la
vida eterna.
En un abrir y cerrar de ojos (1 Cor. 15:52)
Un escenario apocalíptico que nos dice debemos de estar despiertos porque en un mo
mento dado la trompeta final sonará y todos vivos y muertos seremos transformados
Espada de doble filo (Prov. 5:4)
Discreción y entendimiento previenen de la adultera que lleva al deshonor, derrame
de sangre y que trae remordimiento al final, comparando a la felicidad conyugal
que trae felicidad y seguridad.
Hacer la pascua a alguien (Ex 11:4-5; 12, 29)
En este pasaje Dios le dijo a Moisés que mataría a todos los primogénitos de Egipto
Llorar como una magdalena (Luc 7:38-44)
Lección de la relación entre perdón y amor. Solo el amor y el reconocimiento interior
de ser pecador trae la misericordia y el perdón de Dios.
Pasar las de Caín (Gen. 4:11-14)
El primer homicidio en la historia, Caín mata a Abel.
Tener mas paciencia que el santo Job (Sant 5:11)
El libro de Job es un exquisito poema dramático, se trata del sufrimiento de un in
ocente. Es un tema de paciencia o perseverancia en medio de las pruebas.
Sembrar cizaña (Mat. 13:24-30)
El trigo y la cizaña creciendo juntos era la mejor expresión de que la iglesia es un
a mezcla de bueno y malo, como el resto del mundo. Pero al final todos serán juzga
dos y la justicia triunfará.
Vanidad de Vanidades (Ecl. 1:2)
Es una expresión de todo el libro de Eclesiastés y se refiere a algo que puede ser r
eal, pero que tiene poca o ninguna sustancia.
Venderse por un plato de lentejas (Gen 25:29-34)
Venta de la progenitura de Esaú y Jacob. Cambiar la honra por bienes materiales y
renunciar a algo importante por un beneficio mínimo pero inmediato,
Ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio (Mat. 7:3-5)
Jesús dijo no juzgar para no ser juzgado.
Ver los cielos abiertos (Hch. 7:56)
Ver la gloria de Dios exclamó el primer mártir cristiano Esteban, al tener la visión d
e Jesús resucitado en la gloria antes de ser apedreado de muerte.

CAPITULO V
WASHINGTON, ESTADOS UNIDOS

Salimos del puerto de La Guaira al atardecer y nuestra primera parada fue en el


puerto de Curazao. La llegada al puerto de Curazao fue sorprendente porque el ba
rco entraba al puerto pasando muy cerca de una hilera de pintorescas casas de di
ferentes colores. Aprendimos el significado del nombre de la isla. Curazao quier
e decir isla de curación porque cuando llegaban al puerto barcos con marineros sufri
endo la enfermedad de escorbuto se curaban al tomar las deliciosas frutas que of
rece la isla. Nuestro segundo y último puerto era Aruba antes de llegar a Houston,
Texas. Fue un viaje feliz de ocho días cruzando un intercambio del Mar Caribe sal
picado de islas y el amplio Golfo de México. Viajar en un crucero por el Caribe es
apasionante e inolvidable cuando se recorre el mar caribeño y mas yendo de luna d
e miel. Fueron días felices y Bob y yo disfrutamos ampliamente.
Al plantar nuevas raíces, muchos de nosotros encontramos nuestras mentes vagando a
través de los mares a las montañas o a los valles de la tierra de nuestros padres o
de las tierras que dejamos atrás en otros peregrinajes. Alguien dijo que el mar p
uede ser una frontera sicológica que nos protege de las heridas escondidas y de la
s memorias amargas. Nuestros padres navegaron en las mismas aguas que fueron cam
po de batalla en innumerables conflictos bélicos de los submarinos alemanes destru
yendo y hundiendo con torpedos buques aliados.
Yo estaba viviendo mi experiencia como inmigrante por cuarta vez en 27 años. Podría
decirse que ya era ciudadana del mundo . Hacer las maletas, despedirse de los sere
s queridos, llegar a tierras desconocidas, escuchar lengua extraña, orientarse por
la ciudad, adaptarse a las nuevas costumbres y modismos, y cambiar todo lo que
se conoce radicalmente, todo esto lo he experimentado siendo niña, joven y adulta.
Todas estas mudanzas tienen sus pros y sus contras. Es verdad que nos da una v
isión distinta, con una mentalidad más abierta y nos adaptamos e integramos con alma
y corazón en la sociedad que nos toca vivir y comprender más fácil a otras mentes y c
ulturas, pero todo ello acarrea un gran costo, que es la falta de raíces.
El sábado 24 de setiembre muy lentamente entramos en el Canal de Houston y arribam
os en el puerto de tierra de Houston, Tejas. El puerto está a 40 kilómetros adentro
del Golfo de Méjico, y solamente a un kilómetro del centro de la ciudad. La hermana
de Bob y su familia nos hospedaron generosamente. En Houston disfruté de fantásticos
desayunos que en realidad eran más bien brunches incluyendo panqueques y sirope.
Tres días después emprendimos viaje de Houston a Washington en ocho días, recorriendo
los estados de Louisiana continuando nuestra luna de miel pasamos varios días en
la preciosa ciudad de Nueva Orleans, atravesamos el estado de Misisipi, en Alaba
ma y visitamos a uno amigo de Bob de la universidad y su esposa. En Georgia pase
amos por Atlanta, el corazón del sur, donde se filmó Lo que el viento se llevó . Cruzamos
Sur Carolina, y en Norte Carolina festejamos el cumpleaños de Bob en el camino, y
llegamos a Virginia, la capital del sur, al mediodía la cual la atravesamos en tr
es horas. Y finalmente llegamos a Washington aquel atardecer que nunca olvidaré.
Para llegar al centro de la ciudad tuvimos que cruzar el Río Potomac por uno de lo
s numerosos puentes que añaden especial fascinación a Washington. Atravesamos el pue
nte que confiere la entrada más grandiosa a la ciudad porque esta revestido con el
patriotismo americano sugiriendo que estamos entrando a la capital, el Memorial
Bridge. Nos alojamos en un hotel y a la mañana siguiente antes de salir a buscar
una vivienda describía en una carta larga a nuestros padres y hermanos todas mis i
mpresiones, alegrías y preocupaciones.
Pronto encontramos y nos instalamos en un precioso y diminuto apartamento en un
barrio céntrico cerca de la Universidad de Johns Hopkins donde Bob era estudiante.
El apartamento de liliputienses medidas tenía una preciosa sala que de noche se c
onvertía en dormitorio. Dos ventanales grandes decorados con cortinones color most
aza y un sofá-cama tapizado en celeste y crema, sillones y mesitas de estilo francés
. La sala-dormitorio tenía chimenea de leña que nos calentó en el invierno y dos close
ts, un escritorio pequeño antiguo, cocina grande con closet enorme, y un baño alegre
que bañaba el sol por una gran ventana. Estaba muy bien ubicado en cuanto a educa
ción cultural de la vida americana y entretenimiento, ya que estaba a solamente a
pocas cuadras de la Casa Blanca, del Capitolio, numerosos museos de diferentes t
ipos, de la National Gallery of Art con sus salas de concierto que acudíamos los f
ines de semana, de los majestuosos monumentos, de la Biblioteca del Congreso, l
a entrada cultural mas antigua en los Estados Unidos que sirve como la institución
de investigación para el Congreso, y es una de las mayores bibliotecas del mundo.
También estábamos cerca del Washington Monument, un obelisco hecho de mármol blanco
de 185 metros en el terreno del Mall. Bob y yo tratamos de romper el record cuan
do subimos a pie los 897 escalones de la escalera de hierro en 20 minutos. Pero
quedamos atrás ya que el record muestra que ha sido escalada al piso de observación
en 6 minutos y 42 segundos. La iglesia también estaba cerca, y era la histórica Cat
edral de Saint Matthew, una iglesia enorme, el exterior se parece a las iglesias
en Italia, es de ladrillos rojos que contrasta con la rica decoración interior co
n mármol y piedras semipreciosas. Los confesionarios tenían la bandera para indicar
las diferentes lenguas en que se ofrecían las confesiones. Allí íbamos todos los domi
ngos a Misa, y Bob me acompañaba siempre. Eso le gustó ama.
Al comienzo de la primavera Washington se viste de gala con los cerezos en flor.
Y fuimos a pasear por el florido camino una mañana dominguera aunque un poco fría,
pero el espectáculo era precioso. Es una conmemoración anual de 3000 árboles de cerezo
s que Japón regaló a Washington en 1912 como recuerdo de la amistad entre Japón y Esta
dos Unidos. Gentes de todo el mundo se reúnen aquí para dar la bienvenida a la llega
da de la primavera.
El 4 de julio, el día de la Independencia de los Estados Unidos, del Reino de Gran
Bretaña y el cumpleaños de aita en Washington se celebra a la orilla del Río Potomac
con millones de kilos de explosiones que son lanzados al aire en lo que es el ma
yor espectáculo pirotécnico del mundo. Para asistir a estos festejos hay grandes des
cuentos en los pasajes aéreos, hoteles, paquetes turísticos, restaurantes y centros
comerciales. Bob y yo íbamos de picnic después una corta caminata para presenciar la
hora que el cielo se llenaba de magia.
Los padres de Bob vinieron de Londres donde el trabajaba como geólogo de petróleo, d
irigiendo la búsqueda de petróleo en el Mar Norte. Llegaron a Washington y estuviero
n con nosotros una semana. Tratamos de hablarnos en Spanglish y acertábamos la may
oría de las veces, muy bellas personas y la verdad que me trataron con mucho cariño.
Fue un año excitante para nosotros. Eran tantas cosas que se presentaban para ha
cer y para ver. Yo emocionada compartía todas estas experiencias de esta excitante
ciudad con nuestros padres y hermanos. Nuestro padres estaban entusiasmados por
lo que les contaba y querían venir a visitarnos pronto. Aita desgraciadamente nun
ca pudo hacerlo, ama vino cuatro años mas tarde y le pudimos mostrar los lugares q
ue yo le había descrito en cartas. La foto en nuestro apartamento con mis suegros.
Hoy en día este apartamento está convertido en una Galería de Arte, Corcoran, conserván
dose solamente la fachada exterior.
Mientras tanto aita que le había prometido a Bob enseñarle el euskera por correspond
encia empezó a preparar y mandarle las clases, y ama participaba también acompañando l
as lecciones con dibujos que ella diseñaba. Y Bob que tiene mucha facilidad para l
as lenguas aprendió rápido en el poco tiempo que duraron las clases. (Ver abajo fot
o de una de las lecciones.)
En junio de 1966 Bob se graduó de Johns Hopkins con el doctorado de Relaciones Int
ernacionales e inmediatamente el ejército le llamó para hacer dos años de servicio. El
primer año fue asignado al hospital militar de Walter Reed en Washington. Las som
bras de la guerra que yo presentía en nuestra boda se hicieron realidad en una pre
ciosa mañana de abril de 1967 en que Bob recibió órdenes para ir a Vietnam. La guerra
de Vietnam era el conflicto bélico de cuyo origen fue la determinación de las guerri
llas comunistas (el llamado Vietcong) de Vietnam del Sur, apoyadas por el Vietna
m del Norte de derrocar al gobierno sur vietnamita. El enfrentamiento desemboco
en una guerra de ambos países que pronto se convirtió en un conflicto internacional
cuando Estados Unidos y otros 40 países mas apoyaron a Vietnam del Sur mientras Ru
sia y China suministraron municiones al Vietnam del Norte y al Vietcong. En esta
guerra cruenta murieron 57.685 estadounidense y unos 153.303 fueron heridos, y
2.500 desaparecidos
Pudo retrasar la partida un poco porque pronto nacería nuestro primer hijo. Pero t
ristemente a la persona asignada para reemplazarle durante ese tiempo lo mataron
en una emboscada.
Ama me mandaba ropita hecha por ella primorosamente. Ella quería estar conmigo en
esos momentos tan importantes de nuestra vida, pero no pudo ser.
Nuestra primera hija Anne Miren nació felizmente en una importante fecha como es e
l 7 de julio de 1967, día de San Fermín, celebración importante para todos los navarro
s, así como también en el hospital más famoso de Washington, en Walter Reed Army Medic
al Center en Washington DC. Este gran hospital fue nombrado en memoria del médico
y Comandante Walter Reed que estaba a cargo de un equipo que confirmó que la fiebr
e amarilla era transmitida por mosquitos y no por contacto directo, y como conse
cuencia de este importante descubrimiento no solamente se salvaron muchas vidas,
sino que también se pudo llevar a cabo la construcción del Canal de Panamá. Las enfer
meras estaban muy curiosas por saber donde yo había comprado unas ropas tan finas
que Anne Miren lucía al salir del hospital.
Este año 1967 fue un año de triunfos con los nacimientos de los dos primeros hijos y
nietos y de desafíos con la ida de Bob a Vietnam y Pello encarcelado por asistir
a un Aberrieguna con una cámara de fotos.
El sábado 29 de julio a las 8 de la noche la ciudad de Caracas se estremeció con un
fuerte sismo, conocido como Terremoto Cuatricentenario de Caracas porque la ciudad
festejaba en esos días los primeros cuatro siglos de existencia. En el momento qu
e ocurrió ama estaba cocinando chipirones para el almuerzo del día siguiente, mientr
as nuestro padre trabajaba en su escritorio. Ama sintió el movimiento pero pensó que
era un pequeño mareo de ella, hasta que vio la araña de luces del comedor moviéndose
de lado a lado y se dio cuenta que era un temblor. Llamó a nuestro padre que parec
e ser no se había percatado, y allí en la sala los dos abrazados esperaban su fin. P
ero todo quedó en calma y bajaron apresuradamente los diez pisos saliendo con los
demás vecinos a la calle. Mas tarde oyeron por la radio las tristes noticias. Los
barrios de Altamira, Los Palos Grandes y la parte central del litoral fueron los
más afectados por el sismo. Bingen y Xabier estaban ilesos y se dedicaron a ayuda
r en la labor de rescate. Arantza y Pello corrieron a su casa de Los Palos Grand
es donde vivían para buscar a su niño de seis meses que estaba con la niñera, y llegan
do a su casa pasaron por edificios de 6 y 10 pisos convertidos a la altura de un
piso, pero con gran suerte su edificio estaba en pie y allí en la calle cerca de
su apartamento encontraron al niño en brazos de la mulata que le salvó la vida. Aque
lla noche que comenzó feliz para muchos cambió cuando repentinamente todo se oscurec
ió y la tierra se estremeció. La felicidad se convirtió en dolor y pánico. El primer tem
blor duró de 35 a 55 segundos de 6.5 en la escala de Richter, pero fue suficiente
para que la aterrada población saliera a la calle como alma en pena y para que más d
e 400 pobladores de Caracas y el litoral fallecieran. Hubo miles de heridos y daño
s materiales incalculables. En el centro de la ciudad, la Cruz Patriarcal de la
Catedral de Caracas se desprendió desde lo alto de la iglesia y dice la tradición qu
e al caer al suelo el terremoto ceso y como testimonio de ese hecho quedo su mar
ca grabada en el piso. A las pocas semanas recibí una carta de ama con los detalle
s de este terremoto y la triste noticia de la muerte de unos amigos vascos cuand
o el edificio donde vivían se vino abajo.
Mientras tanto yo recién llegada a la casa del hospital y con la niña en brazos empe
cé mi ardua y dulce tarea de ser madre sin más ayuda que la de Bob cuando llegaba de
l trabajo. No teníamos a ningún familiar cerca para celebrar su llegada o para recib
ir consejo o ayuda. Bob había conseguido una señora para ayudarme en la limpieza de
la casa. Era una negra alta y esbelta de sombrero y guantes que ceremoniosamente
después de saludarnos a la niña y mí iba canturreando por la casa haciendo la limpiez
a. Yo podía descansar junto a mi hijita que tranquila dormía al son de las canciones
de la mulata en el blanco moisés que yo lo había forrado con el tul de mi velo de n
ovia.
A los 15 días le bautizamos en la iglesia Memorial de Walter Reed de asp
ecto rural inglés de piedra gris. Hicimos una pequeña fiesta en que invitamos a Peri
co Beitia, delegado del Gobierno Vasco en Washington, Yaione Bilbao y esposo que
estaban de visita en la ciudad, y algunos amigos nuestros. Pocos días después levan
tamos la casa y los tres partimos para Houston, Texas, donde Anne Miren y yo viv
iríamos cerca de la familia de Bob durante la ausencia de Bob que partió para Vietna
m. Bob con su recién estrenado doctorado ahora estaría encargado de planear y coordi
nar la seguridad de caravanas y camiones que llevaban medicinas, comida y munici
ones. Fue muy triste nuestra despedida, ambos llorando con nuestra recién nacida e
ntre ambos.
Tres meses más tarde mis suegros me invitaron a visitarlos a Bogotá, Colombia, una d
e las ciudades más altas estando del mundo, a 2640 metros sobre el nivel del mar,
y también una de las más grandes de Latinoamérica. Esta ciudad ofrece un contraste ent
re casas de una rica herencia colonial y modernos edificios y esta rodeada por l
as enormes montañas Andinas. En las calles se veía gente arropada con ponchos de col
ores oscuros que le daba un aspecto más dramático. Estábamos hospedados en el Hotel y
Residencia Tequendama, ubicado en el centro de la ciudad. Estuvimos un mes con e
llos en Bogota al cabo del cual hicimos muchas compras. Visitamos la Quinta Bolívar
una casa preciosa, jardines lindos, con mosaicos en el suelo hechos de huesos de
oveja. Fuimos a Misa a la iglesia de San Diego, luego al Museo de Cobre cerca d
el hotel donde se exhiben miles de objetos de cobre. Viéndolos pensé en la típica rust
ica cocina vasca y no me acuerdo donde, pero compramos diez objetos de artesanía d
e cocina de cobre para decorar en nuestra cocina. Compramos ponchos, joyas con p
iedras de esmeraldas. Terminada nuestra estancia en Bogota mis suegros nos acomp
añaron a Caracas para conocer a mis padres y hermanos. Anne Miren y yo estuvimos c
inco meses en Caracas.
CARACAS
Llegamos a Maiquetía y toda la familia nos esperaba. Mis suegros lueg
o de cenar una comida muy rica preparada por ama se fueron a descansar al Hotel
Tamanaco donde se alojaban, y al día siguiente vinieron a casa. Mi suegro y yo fui
mos a la Embajada de Estados Unidos para notificar mi nueva dirección y teléfono. Mi
entras en casa los aitas y mi suegra se entendían muy bien haciendo nuestro padre
de traductor. A la noche ellos invitaron a toda la familia a cenar al Hotel Tama
naco. Yo no pude quedarme porque Anne Miren no cesaba de llorar y el bueno de mi
suegro nos trajo a casa a las dos. Ama me contaba que lo pasaron muy bien y a n
uestros padres personalmente les caían muy bien los padres de Bob.
Una de las primeras cosas que hicimos ama, la niña y yo era visitar l
as ruinas de las casas caídas durante el terremoto. Habían pasado cinco meses y Cara
cas y aun se veían las calles deterioradas, edificios en ruinas, terrenos baldíos do
nde antes había edificios, pero los ánimos serenos tal vez con la esperanza de la Na
vidad. En casa el aitona (abuelo) le hablaba en vasco a Anne Miren con mucho car
iño. Ama estaba encantada de hacerle vestiditos y sacarla a pasear. Todos eran muy
buenos con nosotras pero yo no podía disfrutar enteramente porque eran malos mome
ntos para mí pensando en Bob y en la dichosa guerra de Vietnam de la cual no se oían
muy buenas noticias. En abril de 1968 sin poder esperar más nos volvimos a Housto
n para esperar el regreso de Bob. Antes de irme Aita me entregó un ejemplar de su
recién publicado libro el cual me dedicó y que se titulaba El Hombre Vasco. Me llenó
de orgullo y no lo esperaba. Otra vez y con tristeza nos despedimos. En estas f
otos, sacadas en Caracas en 1968, aita y ama están con sus primeros dos nietos, An
ne Miren, nuestra hija, y Xabier Irujo, hijo de Arantza y Pello.

HOUSTON-BRYAN, TEJAS
La víspera del primer año de la niña Bob volvió de Vietnam. Celebramos a lo grande con t
oda la familia. Yo llame a caracas para notificar la buena nueva. Ya le habían of
recido su primer trabajo Era en Bryan, Texas, un pueblo universitario a dos hora
s al norte de Houston. Aquí había verdaderos vaqueros, se presenciaban emocionantes
rodeos y sus habitantes eran muy amistosos. Era un pequeño pueblo encantador, per
o que carecía de las actividades culturales o espectáculos de entretenimiento que of
recían ciudades como Washington o Houston. Creo debido a ello, teníamos fiestas de
continuo, y en casi todas se cantaba canciones nostálgicas de los años universitario
s acompañadas por Bob a la guitarra, instrumento musical que yo lo había comprado en
Don Disco, barrio de Chacaito en Caracas como regalo. En este ambiente Bob empe
zó su carrera de profesor, y los tres a proseguir con la vida familiar que había que
dado interrumpida por la separación debido a la guerra.
Me acuerdo que yo le contaba lo que hacíamos en este pueblo de Bryan a ama y ella
me escribía que después del tumultuoso año con los viajes a Bogotá y Caracas y Bob a Vie
tnam me aconsejaba que aprovechara de la paz de este pueblo pequeño y tomara el ti
empo para restablecer nuestras vidas a la normalidad. Y tenía razón. Necesitábamos en
esos momentos de esa tranquilidad que este pueblo nos brindaba.
A las pocas semanas de mi segundo embarazo recibimos noticias de Ca
racas por medio de Bingen, que nuestro padre yendo al Hospital Clínico Universitar
io para hacerse unas radiografías se mareó y lo hospitalizaron. Le encontraron anémico
y le hicieron transfusión de sangre. Bingen se puso en contacto con el gastroente
rólogo que al ver las radiografías diagnosticó probable carcinoma del estómago. Después d
e recuperado por las varias transfusiones se decidió hacer laparotomía exploradora p
ara una diagnosis definida. Bingen estaba optimista y me dijo no me preocupara,
pero lamentablemente era cáncer estomacal con metástasis al hígado. A la semana de la
operación se le presentó una complicación; peritonitis con insuficiencia renal, y murió
con pleno conocimiento y sin dolor. Yo con cinco semanas de embarazo y habiendo
sufrido un aborto meses antes no pude viajar para verlo y estar cerca de él por últi
ma vez. Begoña llegó a Caracas días antes de su operación para estar al lado de su padre
antes de morir y pudieron conocerse y abrazarse. En la foto arriba aita y ama
con el titulo de propietarios de residencias Country que ama triunfante sujeta e
n su mano.
Ama, que no esperaba tal fatal desenlace, me escribía unas cartas muy dolorosas y
difíciles para mí de leerlas y me sentía muy triste por estar tan lejos para ofrecerle
mi apoyo y mi cariño. Xabier me escribía que le llevaba a pasear, haciendo viajes,
cosa que a ella siempre le había gustado, y hacían excursiones por la selva venezol
ana, visitaron los Andes venezolanos y también le llevó a comer uno de sus manjares
preferidos, pastel de almendra a la colonia Tovar, y otros tipos de excursiones
y para estos viajes lo único que ella tenía era hacer era disfrutar de los paisajes
y la comida, y ella disfrutaba ir con ellos, ama me lo decía en todas sus cartas,
ella escribía de estas aventuras con ilusión. Bingen me contaba que le llevaron tamb
ién al cine a ver Fantasía de Walt Disney que le gustó mucho. Los tres hermanos supieron
ser el apoyo para nuestra madre en aquellos difíciles momentos.
Todos estos viajes le llevaban a ama en un jeep Werchmacht alemán de las fuerzas
armadas alemanas de la Segunda Guerra Mundial, sin puertas y techo de lona que m
etía ruido por todas partes. Yo le denominaba El Tanque pero según Xabier era una obr
a de ingeniería en su construcción y lo conducía orgulloso y lo llevaba a todas partes
, una vez se fue manejando hasta Brasil.
Mi suegro me había llevado dos años atrás al Centro Espacial de Houston don
de se controlan todas las instalaciones de la NASA y sirve de entrenamiento de l
os astronautas. Fue una gira interesante que me impresionó. Ahora en una calurosa
mañana de julio sentados frente a nuestra primera televisión en color recién adquirida
, vimos el lanzamiento al espacio del Apollo 11 de Cabo Cañaveral, y cuatro días des
pués, el 20 de julio de 1969 el primer ser humano aterrizó en la luna. El 24 de jul
io aterrizaban en el Océano Pacifico. Solamente le llevo ocho días el ir a la luna y
volver a Neil Armstrong, el comandante del Modulo lunar. Al pisar la luna dijo
la famosa frase Este es un pequeño paso para un ser humano, pero un brinco gigante
para la humanidad . Anne Miren de dos años recién cumplidos no entendía lo sucedido y no
sotros esperamos a la noche para señalarle la luna y describirle lo acontecido, pe
ro no le impresionó tanto como hubiéramos querido. Le escribí a nuestra madre contándole
todo esto y ella me contestó que pensaba lo que aita hubiera disfrutado viendo es
te evento sin igual.
Nosotros le invitamos a nuestra madre a Texas y estar con nosotros
para el nacimiento de nuestro segundo hijo y así lo hizo. Llegó varias semanas antes
del nacimiento, a tiempo para dar los últimos toques con ropita que primorosament
e cosía para la cuna y para el bebé. Kathleen nació el día de las Mercedes, el santo de
ama, el 24 de setiembre de 1969. Ella compartía su cuarto con la recién nacida que
lo decoramos juntas y le tomó mucho cariño a la niña. La atendía día y noche para dejarnos
descansar a nosotros y poder yo estar mas con Anne Miren, y ese cuidado hacia l
a recién nacida le calmaba a su espíritu dolorido. La bautizamos en la iglesia más vie
ja de Bryan, Saint Joseph (1873) con el nombre de Kathleen Elizabeth, nombres de
miembros de la familia de Bob.
Dos meses más tarde mis suegros nos invitaron para visitarles y estar
con ellos unos días en la ciudad de Corpus Christi, Tejas, la llamada Chispeante c
iudad al lado del mar , a 443 Km de Bryan. Ellos residían en estos momentos en esta
ciudad. Yo estaba un poco preocupada de invadir la casa con nosotros cinco, y ma
s con una recién nacida, pero entre ama y Bob me animaron. Ama fue tratada con tod
o mimo, y ella estaba muy agradecida a las atenciones de mis suegros. Le dejaron
a ella el dormitorio principal con su baño privado, las niñas ocupaban un cuarto y
nosotros el otro, mientras que mis suegros dormían en un cuartito adyacente a la s
ala. Ama me decía yo no creo que aita hubiera cedido nuestro cuarto . A mi suegra le
gustaba lo ocurrente que era ama, como cuando ama invento un medio de transporte
para pasear a la niña, como no habíamos traído el cochecito de Kathleen para pasearla
afuera ama la sujetaba al asiento de infante para carro, y la ponía encima de la
mesa rodante para servir bebidas en el jardín, y de esa forma la llevaba a pasear
afuera. Ama dijo la necesidad agudiza el ingenio La verdad que ama lo pasó muy bien
aunque no fuimos a muchos lugares.
Bob y yo preparamos un fin de semana para visitar a Nueva Orleans, seis horas de
viaje. Ama se ofreció cuidar a las niñas. Nos hospedamos en el Hotel Provincial sit
uado en el barrio francés, el más antiguo de la ciudad. Habíamos estado en nuestra lun
a de miel y nos gustó por ser encantador, sencilla elegancia, y muy bien ubicado,
cerca de todo. En el siglo XIX había sido convento de las Hermanas Ursulinas, y lu
ego convertido en hospital militar durante la batalla de Nueva Orleans y más tarde
durante la guerra civil. Nada mas llegar al hotel llamamos para asegurarnos que
todo estaba bien. Anne Miren y ama hablaron un poco y parecía todo estar en orden
. La siguiente noche llamamos otra vez y esta vez la línea estaba ocupada, después d
e media hora aun seguía igual. Sabíamos que ninguna de las tres podía hablar mucho, me
jor dicho nada, y se nos ocurrió llamar a la vecina y deletrearle en español un mens
aje para que se lo entregara a ama. Volvimos a llamar y ama contestó. El teléfono ha
bía estado descolgado porque Anne Miren pensó que yo estaba en la línea todo el tiempo
, ella nos extrañaba y su consuelo era el teléfono. Este episodio me hizo volver tri
stemente a mi niñez ya que yo tenía su misma edad cuando nuestra madre se fue a Mars
ella. Y volvimos a casa.
A Bob se le presento una buena oportunidad de trabajo. Le ofrecieron el puesto d
e jefe del departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Chattanooga en
Tennessee y al aceptarlo dejábamos a Tejas y a los familiares atrás. Nos dio un poco
de pena porque en esta nueva ciudad no teníamos a nadie conocido. La ciudad de Ch
attanooga esta a las dos veras del Río Tennessee y rodeada por los Montes Apalache
s. Rentamos un apartamento en una región histórica en el barrio de la cima del Signa
l Mountain, (Monte Señal) llamado así porque los primeros habitantes, los indios Che
rokee, desde la cima de este monte mandaban señales de humo y fuego a través del val
le. El monte tiene una altitud de 600 metros, la carretera para subir ofrece una
vista panorámica única, pero tiene una carretera muy estrecha y con mucha curva y n
o inspira mucha seguridad al manejar de noche. Al mes compramos nuestra primera
casa, abajo en los suburbios de la ciudad. Toda la región ofrece una naturaleza pi
ntoresca. La ciudad no es muy urbana, más montañera y su cultura gira alrededor de
las artes, música y artesanía folklórica.
Viviendo en esta ciudad tan pintoresca decidí tomar cursos de Decorac
ión Interior que ofrecía la Universidad de La Salle por correspondencia, y así aprende
r a elegir los colores adecuados para la decoración de nuestro hogar y desarrollar
mi creatividad. Con cada lección transformaba las habitaciones empezando por la e
ntrada y terminando con las habitaciones de las niñas. Nada más graduarme, Bob que m
e ayudó en este proyecto y yo terminamos transformando toda nuestra casa. Siempre
me ha gustado que la casa refleje nuestros gustos y personalidades. Tiempo mas t
arde ama tapizó un sillón tal vez como muestra de apoyo a nuestro esfuerzo.
En el año 1972 Bob trabajaba como coordinador en el estado de Tenness
ee de la campaña electoral del senador George McGovern a la Presidencia. Fueron un
os meses de mucho ajetreo, el teléfono no dejaba de sonar hasta altas horas de la
noche, y de día organizábamos y acudíamos a fiestas para la recaudación de fondos, infin
idad de viajes para dar charlas, meeting políticos y finalmente delegado a la Conv
ención en Miami, Florida, que Bob no pudo asistir. Ama seguía de cerca con ilusión la
carrera política de Bob y le mandó a el en forma de arte su apoyo. Ver ilustración. A
mi me mandó un dije de oro para la pulsera, un burrito, símbolo del partido demócrata.
EUSKADI
En el año 1973 viajamos a Euskadi para mostrar a Bob el país del que tan
to le habíamos hablado antes. En ese momento ama estaba viviendo con Arantza, Pell
o y sus tres hijos en Pamplona. Desde que murió aita ella repartía su tiempo entre C
aracas, Euskadi y Estados Unidos. El día de nuestra boda ella me prometió escribir u
na vez a la semana y así lo hizo fielmente, ahora escribía más a menudo sus cartas. En
la primera semana de julio visitamos Pamplona unos días. Anne Miren estaba conven
cida que en Pamplona llena de fiesta y jolgorio estaban festejando el cumpleaños d
e ella. Y al lugar que más acudíamos era a la Pastelería. Durante nuestra estadía Bob h
izo una cantidad de entrevistas con gente de la lucha clandestina vasca que mas
tarde formarían parte de su primer libro sobre la política vasca. La mayoría de las e
ntrevistas fueron posibles gracias a la intervención de ama por medio de sus conta
ctos con políticos en Euskadi.
Yo nunca había vivido en esta ciudad conocida en todo el mundo por las
famosas fiestas de San Fermín. Ama insistió debíamos ir a presenciar el encierro, que
consiste en una carrera de tres minutos delante de los toros y que culmina en l
a plaza de toros. Ella nos despertó temprano para estar segura de que lo íbamos hace
r. Llegamos antes del lanzamiento del primer cohete (txupinazo) y subidos a una
ventana de un banco pudimos vivir el riesgo y la emoción de estos populares encier
ros inmortalizados por Ernest Hemingway en su novela The Sun Also Rises.
Tuvimos la ocasión de llevar a las niñas y sus primos a ver las compars
as de los famosos Gigantes y Cabezudos narradas por mi tantas veces. Con cierto
temor ellas vieron pasar a las parejas de los gigantes y gigantas representando
diferentes razas del mundo y los cabezudos que nos perseguían por toda la calle pa
ra pavor de los niños que gritaban y corrían. Pero no pudimos quedarnos para asistir
a la noche final. El día 14 que se acaba oficialmente los Sanfermines y todo el día
ha habido despedidas y a la noche los navarros se reúnen frente al Ayuntamiento y
con velas encendidas cantan melancólicamente la canción Pobre de mí.
CHATTANOOGA, TENNESSEE
Nuestro viaje a Euskadi y nuestra estadía en ella resulto muy buena
y productiva para todos, estábamos contentos de haberlo hecho. Dos años después vino a
ma a estar con nosotros por una temporada. En este momento vivíamos en Chattanooga
, Tennessee. Ella llegó unas semanas antes del nacimiento de nuestro tercer hijo
que nació 24 de diciembre de 1974 con toda felicidad. A la hora de nacido el pedia
tra nos dijo que la vida del niño corría peligro por padecer de severa anemia asocia
da al factor Rh. Y estaban pensando en hacer una transfusión total de sangre. Como
muchos vascos (de 30 a 40%) yo tengo Rh- negativo. Entre los vascos el factor R
h esta ausente en un alto porcentaje. Robert nació con Rh+ positivo, y sufría de la
enfermedad llamada Eritroblastosis fetal. Le pusieron bajo una luz azul por 10 d
ias. No hubo necesidad de hacerle transfusión, parece que le salvó de ello lo robust
o que era ya que pesaba al nacer 4 kilos 200 gramos. Ama le llamaba aizkolari. A
l mes el niño fue bautizado con los nombres de Robert Vincent en honor a su padre
y a sus dos abuelos en la Iglesia de Saint Jude.
A los pocos meses de irse ama ya estábamos en pleno verano, y la Universidad de Te
nnessee en Chattanooga, donde Bob era profesor, ofreció el picnic anual, esta vez
era en la casa del Rector, el cual tenía su casa ubicada a orillas del Río Tennessee
, cerca de la enorme central hidroeléctrica, la Presa de Chickamagua. Cuando llega
mos al lugar nos impresionó, la casa señorial con el precioso jardín al lado del río de
rápida corriente, un panorama impresionante típico de esta región. Bob y las niñas se fu
eron a jugar con la pelota y yo me quedé con Robert de 8 meses que estaba en su co
checito. Unos minutos después ni el coche ni el niño estaban al lado mío porque este
fue rodando al río. Instintivamente miré al río y en aquel instante pude ver al coche
volcándose en el momento que nuestro hijo caía en el río. Corrí desesperada gritando pi
diendo ayuda para llamar la atención de todos los presentes. Al niño no se le veía, pe
ro puse mis brazos debajo del agua cerca del coche, y por milagro pude agarrarlo
. El empezó a llorar enseguida, llanto que en ese momento nos pareció una dulce melo
día. Todos aplaudieron. Yo temblaba del shock y como Robert tenía un pequeño golpe en
la cabeza salimos corriendo a ver al pediatra. Cuando nuestra madre se enteró del
accidente le apodó al niño Moisés (salvado de las aguas).
Ama volvió a los pocos meses y estuvo seis meses con nosotros. Esta vez vino porqu
e yo fui hospitalizada por una semana para hacerme toda clase de exámenes para des
cartar tumor cerebral después de sufrir alteración del equilibrio y perdida parcial
de la audición. Me diagnosticaron hipoacusia, perdida parcial de la capacidad audi
tiva, sin poder encontrar la causa. Cuando me ingresaron en el hospital lo prim
ero que hice es llamar a Bingen y hablamos sobre el problema. Cuando le contamos
a ama todo esto, a ella le preocupó porque tenía temor a las consecuencias que todo
esto acarrearía, yo solamente tenía 37 años. Aita había padecido del oído toda su vida,
sufriendo tinitus, zumbido de un oído constantemente por lo que le era casi impos
ible comprender las conversaciones en reuniones o fiestas donde había gran número de
invitados, y ama sabia lo frustrante que eso fue para el. Y es lo que yo padece
ría de aquí en adelante. Además de ser físicamente exigente y provocar estrés, supone un
reto en la vida diaria con la disminución de la capacidad de percepción del sonido e
n ambiente con conversaciones y ruidos además de la incapacidad de localizar la pr
ecedencia del sonido. Pero yo no perdí el temple diciéndole a ama una de las frases
más nombradas en la Biblia: No tengas miedo. Yo creo le calmó un poco. La pérdida de mi
oído fue el mismo día que murió Francisco Franco: 20 de noviembre de 1975. Recordamos
a la venganza de Moctezuma por el mal momento que pasa un turista cuando come com
ida picante o chile en suelo mejicano.
Físicamente me recobré rápido y pronto hicimos nuestros planes. A las mañanas teníamos un
horario cotidiano muy reglamentario. Ama tempranito en la mañana dejaba preparada
la cena y a las 10 que salíamos de casa hasta la hora del almuerzo. Generalmente
le llevaba a los centros comerciales que es lo que mas le gustaba a ella. Y com
o disfrutaba de ello. A la tarde después de tomar una siesta tomaba su taza de café
y así reforzada estaba lista para lo que fuera. La mayoría de las veces estábamos en e
l jardín con los niños o hacíamos las labores de rigor como era coser y/o tejer. A las
noches de vez en cuando jugábamos a las cartas. Los domingos íbamos a la Misa y lue
go Bob nos llevaba de excursión para ver algo nuevo. Decidimos ir a visitar la ciu
dad capital y nos fuimos los seis a Washington por una semana. Visitamos a los e
dificios más importantes como la Casa Blanca, el Capitolio, la Biblioteca del Cong
reso y algunos pocos museos de las cuales yo le había escrito tanto unos años antes.
Con pena de nosotros volvió a Caracas. Los niños y ella se llevaban muy bien y yo tu
ve tiempo para hablar con ella de muchas cosas olvidadas atrás. Nos prometió que un
año después volvería para visitarnos otra vez. Cada vez que llegaba traía libros, discos
, y muñecas para las niñas que ella las vestía como lo había hecho en nuestra infancia.
WASHINGTON DC.
La Primera Comunión de Kathleen se llevó a cabo en el día de mi cumpleaños y ama vino a
celebrar con nosotros. Ahora vivíamos en Washington. Con la visita de ama se refo
rzaban las tradiciones familiares de antaño. Ella gozaba mucho con las niñas y les e
nseñaba a memorizar el Txalopin Txalo. Palomita Blanca antes de ofrecerles caramelos
que siempre llevaba con ella. Cantaba con ellos Se va la Barca Mambrú se fue a la G
uerra Sobre el Puente de Avignon Antón Pirulero, y la siniestra canción No me mates co
omate
En este viaje hicimos muchas cosas juntas porque yo tenía mas libertad, ya que la
s niñas estaban en el colegio todo el día. Entre muchas cosas tapizó otro sillón que le
gustaba mucho porque decía era muy cómodo y era su favorito; aun lo tenemos en recue
rdo a ella. Uno de los días ella decidió ir de compras sola al centro de Washington
en autobús. En estas aventuras nunca se perdió, y nunca llegó tarde. En todos los via
jes que ella hacía sola Bob le dejaba en la parada del autobús que esta en la univer
sidad y le recogía a la hora indicada en el mismo lugar. Otro día fuimos a un centro
comercial cerca de casa y compró un equipo de sonido con todo lo necesario (tocad
iscos y cornetas), encargo de Xabier. Y entre ella y Bob estuvieron toda la tard
e embalando para llevarlo a Caracas. No le importaba a ella todo lo que implicab
a semejante paquete si con ello le hacia feliz a nuestro hermano.
Ahora con más confianza por sus anteriores aventuras se desvió de su cam
ino y tomó diferentes líneas de autobuses para llegar a las boutiques del famoso Wat
ergate que es como una pequeña ciudadela de cinco edificios. Es enorme, tiene 25 h
ectáreas, y esta ubicada frente al Río Potomac y al Centro de Bellas Artes John F. K
ennedy. Es considerado el lugar mas deseado para vivir en Washington. Es popular
entre los miembros del congreso y miembros del gabinete del Presidente. Es como
una ciudad dentro de otra ya que tiene, un hotel, apartamentos, restaurantes, m
ercados, clubs de salud física, clínica médica y dental, correos, farmacia, licorería y
tiendas. En 1972 el Comité nacional del partido demócrata estaba situado en el 6º piso
del hotel, caso que se conoce como el escándalo del Watergate que llevó a la renuncia
del presidente Richard Nixon. Y a este lugar se fue nuestra madre de compras. A
mi me compró una falda escocesa con su chal a juego muy bonito. Y llegó contenta de
su viaje y cuantas cosas nos contó aquella noche. Disfrutaba comprando y viendo t
antas cosas que apenas notaba su cansancio. Al despedirnos de este viaje, que se
ria el ultimo que ella haría a Washington, un poco preocupada por mi salud y algo
tristona por dejarnos me dijo Que orgulloso aita estaría de ti.
EUSKADI
En la Navidad de 1978 decidimos volver a Euskadi. Llegamos a Euskadi en una fech
a importante como era la aprobación y publicación de la Constitución Española de 1978 r
atificada el 6 de diciembre que terminaría con la abolición final del anterior régimen
franquista y sustituyendo la dictadura por un sistema democrático de monarquía parl
amentaria con la proclamación del rey Don Juan Carlos I de Borbón.
Se veían ikurriñas y símbolos patrióticos vascos por todos lados y los ánimos estaban buen
os para festejar una buena Navidad. Arantza nos invitó para hospedarnos en Alzuza
y ama nos hizo para esta Navidad un menú de primera: chipirones en su tinta, croqu
etas de jamón, tocino de cielo y compota de orejones y ciruelas es de lo que yo más
me acuerdo. La ultima que yo pasaría con ella.
Por estos días ama invitó a sus dos nietos mayores para presenciar un juego de pelot
a a mano que es un deporte tradicional vasco, en el que participan dos equipos q
ue golpean la pelota únicamente con la mano contra un muro del frontón hasta consegu
ir un tanto. Fuimos al frontón Labrit en Pamplona. Anne Miren y su primo Xabier c
ompetían durante todo el partido y como disfrutaba ama al ver la rivalidad de los
dos primos. Xabier apostaba por un color y Anne Miren por el otro, no me acuerdo
quien era cual. Aunque Anne Miren nunca antes había visto un juego de pelota, le
gustaba el desafío de ganar a su primo. Para alegría de Anne Miren su equipo ganó. Au
nque a su primo no le gustó, el supo afrontar su derrota como todo un caballero y
ama los llevó a los dos a comer chocolate con churros.
Toda la familia, menos ama y yo, decidieron ir a Leitza, cuna de grandes figuras
del deporte rural vasco, para presenciar la llegada del Olentzero. Las dos habl
amos casi todo el tiempo acerca de las memorias que estaba escribiendo y sobre l
os libros de nuestro padre que quería publicar pronto. Hablamos de las fotos del álb
um familiar que ella atesoraba. Yo le pedí tener las fotos de cuando era niña para
mostrarlas a nuestros hijos, pero me dijo que ella gozaba mucho mirando todas la
s fotos de nosotros y no quería desprenderse de ellas todavía. Tristemente nunca la
s podré ver porque a su muerte han desaparecido. En este viaje me regaló un librito
titulado La Perfecta Casada de Fray Luis de León, el poeta lírico español, interpretac
ión de los proverbios de Salomón.
Para la Noche Vieja fuimos todos a San Sebastian para celebrar con mi hermana B
egoña y su familia. Antes de la cena Bob tuvo la buena idea de sacar una foto de a
ma con sus tres hijas, la única que hay, y que habido. Fue la última vez que estuvim
os las cuatro juntas. La otra foto muestra ama con sus tres hijas, dos yernos y
once nietos.
Después de este viaje Anne Miren y ella mantenían frecuente correspondencia, nuestra
hija de 12 o 13 años le escribía de los planes de ella para el futuro. Anne Miren s
iempre le ha gustado escribir y se extendía en sus comentarios que me los mostraba
, pero yo no me acuerdo, lo único que viene a mi memoria era una de las últimas en q
ue le decía a ama que ella iba a comprar una casa tan grande como un castillo y ama
seria la invitada de honor . Ama le hizo gracia ese plan de su nieta y le contestó
enseguida una muy cariñosa. Nunca dejaba ninguna carta sin contestar puntualmente,
ni pasaba ningún encargo sin hacerlo o ninguna fecha especial por alto. Ama era
sumamente cumplidora. Le hacia mucho bien que sus nietos le mostraban cariño, aunq
ue nadie podía llenar el gran hueco que sentía por la muerte de nuestro padre. Ella
vivió con nosotros diferencias experiencias en las llanuras de Tejas, en la montaños
a ciudad de Tennessee, y en la excitante capital del país norteamericano. Y gozó en
diferente forma en cada una
El 9 de abril de 1980 Carlos Garaikoetxea fue elegido Presidente del Gobierno Va
sco, casi 5 años después de que Franco muriera. El era el primer presidente elegido
por el pueblo. Con los ánimos levantados recibimos mucho ánimo para hacer algo por l
a cultura y causa vasca. Ama que estaba en esos momentos viviendo en Aluza vio f
eliz parte de su sueño realizado. Por esos días me escribió tenia reservado un vuelo p
ara Caracas el 14 de junio y para setiembre vendría y pasaría las navidades con noso
tros. En estos días se le presentó una peregrinación de cuatro días a Lourdes que ella q
uería hacer y le acompañaría su nieto mayor Xabier de trece años.
(Nuestra hermana Arantza relata dicho viaje).
En una preciosa y soleada mañana de un jueves 5 de junio de 1980 ama y su nieto Xab
ier, de 13 años, salieron para Lourdes, haciendo parada antes en Zaragoza donde al
morzaron y prosiguieron camino a Andorra llegando a esta a las 4 de la tarde. De
spués de registrarse en el hotel se fueron de compras. Andorra es por excelencia e
l país de las compras y ama estaba en su reino. Se compra sin pagar aranceles ni i
mpuestos en la aduana teniendo los precios mas bajos que en cualquier otro país eu
ropeo. Al día siguiente, 6 de junio, también se pasaron de tienda en tienda, a la no
che después de jugar mus, un juego de cartas de origen vasco muy popular en Euskad
i y el objetivo principal del juego es apostar, con el nieto se fueron a la cama
. Pero a la una de la madrugada ama despertó con nausea y jadeando un poco. Xabier
por pedido de ama llamó al medico del hotel y la llevaron al hospital en ambulanc
ia, su nieto se quedó unas horas con ella en el hospital, la dejo sentada en la ca
ma hablando con un doctor chileno.
En sus últimas horas de vida era como si ella quisiera ser escuchada habló del drama
que ella sufrió y seguía sufriendo. El tema era de las dos niñas dejadas en Biarritz,
asunto del que la tía Lola también habló en el hospital antes de morirse un año antes.
A las tantas de la noche y viendo Xabier que ella hablaba animadamente hablando
se fue a descansar al hotel. De la clínica llamó el guía de la excursión a Alzuza para
notificar el estado de ama, y les dijo el diagnostico era agotamiento y los médicos
recomendaron no proseguir viaje. A las seis de la mañana del día 7, Arantza y Pello
salieron para Andorra, a 6 horas de Pamplona, pero cuando llegaron ama había falle
cido de un ataque cardiaco. Esta foto la sacó Xabier en Navidad de 1979, seis mese
s antes de fallecer ella. Es la última foto que tenemos de ella.
Andorra con mas de 3.000 metros de altura parece ser fue fatal para su corazon e
nfermo. Ella tenía casi 75 años, pero todavia en buena salud, o al menos así lo pensábam
os. La distancia otra vez vino como una sombra gigantesca que había estado y estará
siempre conmigo. Me dolía no haber estado junto con ella en sus últimas horas de vid
a. A la semana de su fallecimiento recibí su última carta desde Andorra que aun la c
onservo como un tesoro en la que me contaba de sus futuros planes con nosotros e
n esta. Era sabido por nosotros sus hijos la gran devoción que tenía a San José, patrón
de la buena muerte, y murió como había pedido tanto al cielo. En brevedad y sin sufr
imiento.
Que vacío mas tremendo sentía sin ella. Extrañaba sus cartas semanales tan puntuales,
sus noticias, sus preguntas, sus atenciones y sus consejos. Tantos proyectos qu
e teníamos para hacer. En mi última carta le pedí su consejo y ayuda porque decidí empez
ar la universidad y requería mucho tiempo y trabajo y los niños todavía eran pequeños. E
lla se puso contenta con mi idea y también de verse necesitada. Una pequeña nota esc
rita por ella a propósito de ello que dice: Vale mas verse solicitada como precisa
y necesaria, que ser rechazada desde luego, como algo que no sirve para nada. M
.
En 1985 volvimos a Euskadi los cinco y nos recorrimos Euskadi de este a oeste y
de norte a sur. La ausencia de ama la sentía profundamente e hicimos varias visita
s al cementerio donde reposan sus restos, en este viaje y volvimos hacer tres años
mas tarde. Plantamos un pequeño arbusto cerca del panteón Iribarren donde ella est
a enterrada.
A su memoria sentí la necesidad apremiante de reunirme con vascos mas
que nunca, que me imaginaba había en esta área metropolitana de Washington, pero no
conocíamos a ninguno. Escribí al senador de Idaho Frank Church, amigo de los vascos
y jefe de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado para que me ayudara con
nombres de vascos en esta zona. A la semana recibí la contestación de su oficina co
n la información pedida. Y ya con un nombre me puse en contacto y pronto conocimos
a una docena de vascos. Al año siguiente en el Aberri Eguna, día de la patria vasca
y celebración festiva del nacionalismo vasco que se festeja en el Domingo de Resu
rrección por ser el día más grande para la cristiandad. Ese día en 1981 Bob y yo invitam
os a unas 20 personas para conocernos y almorzar juntos. En el jardín flameaba org
ullosa la ikuriña. Seguimos reuniéndonos en la fiesta navideña, San Valentín. Y así se emp
ezó a pensar en algo mas serio y a pedido de varios, al año siguiente tratando de fo
rmar un pequeño centro vasco nos reunimos en una asamblea para elegir una Junta Di
rectiva con cinco puestos.
Y por ello antes de la asamblea estudie y traduje al español partes de Robert Rule
s of Order, manual para organizar reuniones efectiva y eficientemente, basado en
los procedimientos usados en el parlamento británico. Son principios aplicables a
cualquier organización en la que haya que tomar decisiones desde el congreso a co
misiones de las comunidades de un club. El arte de convivencia, es decir asociar
se con otros para lograr un fin es parte del talento americano. Uno de los mejor
es pensadores políticos de su tiempo, el francés Alexis de Tocqueville dijo. Los amer
icanos tienen una aptitud especial para el arte de asociación . Así al menos creíamos qu
e estábamos listos para formar oficialmente un centro vasco. En la asamblea éramos 3
5 miembros. Votamos, y Bob y yo salimos sorprendidos un poco de los resultados.
Se había formado un centro vasco llamado Euskalerria y sentía dentro de mí como que ama
había sido la verdadera fundadora.
Siendo la presidenta tenía ante mí una enorme cantidad de planes para realizar y con
gusto decidimos a empezar la obra que apenas duró siete años, pero en los cuales se
hizo muchísimo. Se festejó por primera vez una Misa en vasco, un Aberri Eguna, San
Ignacio, el Día del Euskera. Se imprimieron boletines mensuales, se llevaron a cab
o clases de vasco, de coro y de danzas y con que ilusión hacíamos todo ello! Pasábamos
películas de cultura vasca, invitábamos a profesores de Nevada para explicarnos sob
re la inmigración vasca que vino como pastores fue al oeste hace un siglo. En 1988
cerramos con broche de oro con la visita del Lehendakari José Antonio Ardanza a n
uestro centro en el que le brindamos una gran cena, pero cuanto trabajo, tiempo
y energías poníamos para esta magna obra de crear y mantener este centro vasco que
cerró sus puertas antes de lo que habíamos pensado. Bob y yo dimos nuestro adiós con p
ena y, se cerraron sus puertas para siempre. La semilla reviviría casi veinte años más
tarde con diferente grupo de vascos, pero como siempre con la mira en Euskadi.
El once de agosto de 1988, 19 años de la muerte de aita, y ocho años del fallecimien
to de nuestra madre, el Ayuntamiento de Getxo preside un busto de nuestro padre,
obra del escultor José Luis Butrón en la plaza que lleva su nombre en reconocimient
o a su intensa labor por su pueblo y por la cultura vasca. La plaza esta ubicada
en Arriluce, a poca distancia de la Avanzada, lugar donde aita y ama comenzaron
oficialmente sus relaciones, 60 años antes, y casi enfrente al Cementerio Municip
al de Getxo, donde reposan los restos de ama en la paz eterna. Esta vez fuimos c
on nuestro hijo Robert y alquilamos un apartamento por un mes en el pueblo de Al
gorta, donde aita nació y creció. En la inauguración en nombre de la familia, a pedido
de mi hermana Arantza, improvisé unas pocas y emocionadas palabras. Terminé con la
famosa frase del dramaturgo irlandés George Bernard Shaw y repetidas por Robert Ke
nnedy durante su campaña presidencial y usadas por Ted Kennedy ensalzando la memor
ia de su hermano Robert asesinado durante el funeral celebrado en la Catedral de
Saint Patrick en Nueva York. Algunos ven las cosas como son y dicen ¿Por que? Yo
sueño en cosas que no nunca existieron y pregunto ¿porque no? Una frase a mi parecer
que resume la vida de nuestro padre. La foto muestra el calendario de la Caja de
Ahorros Vizcaína tiene impreso en el día 4 de julio de 1985 de su calendario el nom
bre de aita su nacimiento y nombra la traducción del libro Platero y Yo.
Durante los años que siguieron me gradué con honores de la Universidad
George Mason, y he trabajado como interprete para la Corte y para las escuelas.
Se publicó el libro Nere Aita , dedicado primariamente a aita. Y hoy en día cuando prep
aro el altar para el celebrante y cuido las flores y las plantas de la iglesia y
de nuestra casa, pienso que lo hago con el mismo amor que lo hacía ama en Las Are
nas y en San Jean Pied-de Port. Nuestros tres hijos se casaron y nuestra hija Ka
thleen nos hizo abuelos cuatro veces dándonos tres preciosas nietas y un guapo nie
to.
Foto de mi graduación con la ikurriña en el birrete.
GORRAIZ, NAVARRA
En Navidad de 2008 nos reunimos los cinco hermanos después de haber pas
ado cincuenta años sin haber estado los cinco hermanos juntos en el mismo lugar. L
as reuniones familiares haciendo con ilusión se dice son herramientas claves para
construir un legado familiar. La última y única vez que estuvimos los cinco hermanos
en el mismo lugar fue a bordo del barco Provence el 22 de abril de 1956. La gue
rra cambió no solamente los destinos de nuestros padres sino de nosotros los hijos
, y nuestros nietos. Ahora cada uno de nosotros estamos envueltos con nuestras p
ropias familias, en diferentes culturas, en diferentes partes del globo, en mi c
aso hablando diferente lengua.
Foto en el Hotel Gorraiz de nosotros cinco por primera vez en cinco años, por orde
n cronológico (de izquierda a derecha): Xabier, Bingen, Arantza, Begoña, y la autora
.

Toda la familia frente a la plaza de aita.

Con toda la alegría que nos produjo estar juntos hermanos, sobrinos y primos duran
te esa semana nos hemos dado cuenta cuanta felicidad nos ha sido vedada por el e
xilio, y la emigración de nuestros padres y transmitida a las siguientes generacio
nes a consecuencia de las dos injustas guerras.
Personalmente yo he vivido en cinco diferentes países siempre con la imagen de alg
o querido dejado atrás, y un nuevo sentimiento esperándome en el nuevo territorio re
corriendo con muchos viajes. Y viendo crecer a nuestros hijos y nietos siempre
puedo ver en ellos algo que me recuerde a lo que quedó muy atrás. Este último viaje ha
sido a mis recuerdos especialmente, lleno de nostalgia con la memoria de los me
nsajes, el ejemplo y la imagen de nuestra madre en mi mente y corazón. Pero como d
ice el dicho; El pasado es historia, el futuro es un misterio y el presente un r
egalo.
Mis memorias las dedico al recuerdo de nuestra madre, aunque la mejor manera de
honran la memoria de nuestra madre el 10 de setiembre, es que ella desde el ciel
o vea que reina paz entre sus cinco queridos hijos y que el lazo de amor que ell
a trato de entrelazar entre nosotros reine para siempre en nuestros corazones.
Un agradecimiento muy especial para mi esposo Bob que me ha ayudado pa
cientemente en este proyecto e instalado todas las fotos en el documento.

INDICE
Antepasados
Sus pueblos, sus vidas
Nuestros padres
Guerra Civil Española
Primer exilio
San Jean Pied-de Port
Paris
Nacimiento de las dos primeras hijas
Segundo exilio, travesía en el mar
Tercer exilio, Buenos Aires
Nacimiento de la tercera hija
Cuarto exilio, Montevideo
Nacimiento del cuarto y quinto hijos varones
Quinto exilio, Caracas
Estados Unidos

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