en el siglo xix Considero que todo artista debe ser testigo de su tiempo, no en el sentido del espectador pasivo de la actualidad que se sienta frente al televisor para deprimirse en sus horas libres, por el contrario, a través de su activismo el artista deja huella. Pero será un activismo no inmediato, debe pasar por el filtro de la experiencia y de la reflexión. En el libro de Susan Sontag que dedica a la fotografía de guerra encuentro una frase de Tennyson que me llama la atención: Experiencia, esa sucia enfermera... y esto me transmite de algún modo un estado por el cual deben pasar los artistas antes de poder llegar a decir lo que quieren.
Carlos Armando Castillo cód 110100012010 Artes
plásticas y visuales Historia del arte 2 Universidad del Tolima Maestro Cesar Augusto Fonseca. Tenemos entonces a estos tres precursores del arte moderno: Goya y su mensaje oscuro acerca del sentido de la humanidad: una serie de seres desquiciados que abusan del poder, asesinan a sus semejantes, desmembran a los suyos, solo por el placer de hacerlo. Delacroix, a quien Baudelaire considera el último de los clásicos, el primero de los modernos, la transición entre un mundo ideal y de armonia demasiado perfecta, demasiado plana, a cierta visceralidad que comienza a respirar por todos los poros la vida moderna. Courbet, políticamente incorrecto según el canón tradicional de una naciente burguesia triunfante en donde la vida cotidiana entra como un ventarron en sus planos y personajes antes negados toman su lugar, anuncia a la distancia las revoluciones pictoricas que se hubieron de constituir con la irrupción de la fotografía en la historia, cuando el mero reproducir académico ya deja de tener sentido.
Carlos Armando Castillo cód 110100012010 Artes
plásticas y visuales Historia del arte 2 Universidad del Tolima Maestro Cesar Augusto Fonseca. Retomando la cuestión que se dejo abierta en el primer parrafo y tratando de hilar algunas reflexiones más o menos sensatas acerca de la excusa que sirve para redactar las presentes lineas, diria que el deber del artista en cuanto testigo de su tiempo es el de expresar según sus emociones y pulsiones internas aquellos acontecimientos que le atormentan, que no le dejan dormir como para decirlo de la manera más grafica posible. Creo que lo que une de algún modo a estos tres grandes pintores (así parezca algo totalmente arbitrario desde cierto punto de vista) es precisamente esa capacidad que tuvieron para no dedicarse tan solo a reproducir el mundo externo que tenian a la vista, dotaron a esas formas conocidas de su particular expresión y se hicieron únicos e irrepetibles.
La experiencia vino a curarlos con sus medicinas
amargas: es significativo que en el caso de Goya y de Delacroix ejecutaron algunas de sus obras más significativas sobre acontecimientos históricos de hondo calado en las conciencias nacionales de sus respectivos países, pero en lugar de proceder de manera apresurada e irresponsable, dejaron sedimentar la fuerza de los hechos originales en beneficio de la propia creación. Courbet por su parte me parece que comienza a desprenderse sociológicamente del tipo de artista dependiente de los poderes de antaño para configurar un tipo por así decirlo más "bohemio" o independiente en lo que busca expresar a través de su obra: su ciclo vital se ubica precisamente en un arco revolucionario que sacude la sociedad burguesa de Francia recien constituida, pero tambien se hace
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plásticas y visuales Historia del arte 2 Universidad del Tolima Maestro Cesar Augusto Fonseca. patente la influencia que la fotografía comienza a tener sobre el ambito pictórico.
Cuadros como El origen del mundo o Los
Picapedreros anuncian rápidamente el advenimiento de la tendencia contraria al impresionismo [paradojicamente tambien anunciado por Courbet] el hiperrealismo del siglo xx como un intento desesperado de superar el verismo fotográfico a través de la perfección técnica y la habilidad manual del artista, sin embargo es evidente que ambas obras no son capaces de sustraerse a esa nueva fuerza, más bien la contienen, la replican en su misma ejecución: lo fotográfico a quien muchos deseaban ver como simple sirviente de las artes y las ciencias, pero que empieza de manera irrevocable a fabricar su lenguaje particular.
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