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CRONOPIOS
Nº 2 setiembre 2010
ALMACEN DE LITERATURA Y ARTE
Directores
ROMULO MONTES
Consejo editorial
Comité Académico
Editorial………………………………………………………………….4
Francia, España etc. desde allí, los nuevos amigos nos han llenado de sugerencias
Esperamos que disfruten de la selección que hemos hecho y les recordamos que
Hasta la próxima.
Julio Cortázar
Instrucciones y Cronopios (selección)
Lo particular y lo universal
Un cronopio iba a lavarse los dientes junto a su balcón, y poseído de una
grandísima alegría al ver el sol de la mañana y las hermosas nubes que corrían por el
cielo, apretó enormemente el tubo de pasta dentífrico y la pasta empezó a salir en una
larga cinta rosa. Después de cubrir su cepillo con una verdadera montaña de pasta, el
León y cronopio
Un cronopio que anda por el desierto se encuentra con un león, y tiene lugar el
diálogo siguiente: León.-Te como. Cronopio (afligidísimo pero con dignidad).-Y bueno.
León.-Ah, eso no. Nada de mártires conmigo. Échate a llorar, o lucha, una de dos. Así
no te puedo comer. Vamos, estoy esperando. ¿No dices nada? El cronopio no dice
nada, y el león está perplejo, hasta que le viene una idea. León.-Menos mal que tengo
una espina en la mano izquierda que me fastidia mucho. Sácamela y te perdonaré. El
cronopio le saca la espina y el león se va, gruñendo de mala gana: -Gracias,
Androcles.
Flor y cronopio
Un cronopio encuentra una flor solitaria en medio de los campos. Primero la va a
arrancar, pero piensa que es una crueldad inútil y se pone de rodillas a su lado y juega
alegremente con la flor, a saber: le acaricia los pétalos, la sopla para que baile, zumba
como una abeja, huele su perfume, y finalmente se acuesta debajo de la flor y se
duerme envuelto en una gran paz. La flor piensa: «Es como una flor».
Fama y eucalipto
Un fama anda por el bosque y aunque no necesita leña mira codiciosamente los
árboles. Los árboles tienen un miedo terrible porque conocen las costumbres de los
famas y temen lo peor. En medio de todos está un eucalipto hermoso, y el fama al
verlo da un grito de alegría y baila tregua y baila catala en torno del perturbado
eucalipto, diciendo así: -Hojas antisépticas, invierno con salud, gran higiene. Saca un
hacha y golpea al eucalipto en el estómago, sin importársele nada. El eucalipto gime,
herido de muerte, y los otros árboles oyen que dice entre suspiros: -Pensar que este
imbécil no tenia más que comprarse unas pastillas Valda.
Tortugas y cronopios
Ahora pasa que las tortugas son grandes admiradoras de la velocidad, como es
natural. Las esperanzas lo saben, y no se preocupan. Los famas lo saben, y se burlan.
Los cronopios lo saben, y cada vez que encuentran una tortuga, sacan la caja de tizas
de colores y sobre la redonda pizarra de la tortuga dibujan una golondrina.
Hermann Hesse
La leyenda del rey indio
En la antigua India de los dioses, muchos siglos antes del advenimiento de Gotama
Buda el excelso, sucedió que los brahmanes ungieron a un nuevo rey. Este joven
monarca gozó de la confianza y las enseñanzas de dos sabios varones que le
enseñaron a purificarse mediante el ayuno, a someter a la voluntad los impulsos
tormentosos de su sangre y a preparar su mente para el entendimiento del Todo y
Uno.
En efecto, por esta época habían estallado entre los brahmanes ardorosas
polémicas sobre los atributos de los dioses, sobre las relaciones de unas divinidades
con otras y sobre las de éstas con el Todo y Uno. Algunos pensadores empezaban a
negar la existencia de múltiples divinidades, y postulaban que los nombres de éstas no
eran más que denominaciones de los aspectos sensibles del Uno invisible. Otros
negaban con apasionamiento estas doctrinas y se aferraban a las viejas divinidades,
sus nombres y sus imágenes; ellos precisamente no creían que el Todo y Uno fuese
un ser concreto, sino sólo un nombre aplicado al conjunto de todas las divinidades. De
manera similar, para unos las palabras sagradas de los himnos eran creaciones
temporales, y por consiguiente mudables, mientras otros las tenían por primigenias y
la única cosa auténticamente inmutable. En estos aspectos del conocimiento de lo
sagrado, lo mismo que en los de... se manifestaba el afán de llegar a conocer las
verdades últimas, y por eso dudaban y discutían sin descanso de qué fuese el Espíritu
mismo, o sólo su nombre, otros rechazaban esta distinción entre el Espíritu y la
palabra, considerando que el ser y su imagen eran entidades inseparables. Casi dos
mil años más tarde los mejores ingenios de la Edad Media occidental discutirían casi
exactamente los mismos puntos. Y aquende como allende hubo pensadores serios y
luchadores desinteresados, pero también hubo prebendados desprovistos de espíritu y
de caridad a quienes preocupaba únicamente que tales discusiones no redundasen en
el desprestigio del culto o del templo, ni que la libertad de pensamiento o de discusión
sobre la naturaleza de las divinidades fuese a mermar, por ventura, el poderío ni las
rentas de la casta sacerdotal. Lo que ellos querían era seguir viviendo como parásitos
del pueblo; cuando el hijo o la vaca de alguno caían enfermos, los sacerdotes se le
Hermann Hesse
El rey Yu
La historia de la antigua China ofrece escasos ejemplos de monarcas y
estadistas que fuesen derrocados a causa de haber caído bajo la influencia de una
mujer y de un enamoramiento. Uno de estos raros ejemplos -y uno muy notable- es el
del rey Yu de Tchou y su mujer Bau Si.
El país de Tchou lindaba por el oeste con los territorios de los bárbaros
mongoles, y la sede de su Corte, Fong, se encontraba en medio de una región poco
segura, que de vez en cuando se veía expuesta a los asaltos y saqueos de aquellas
tribus bárbaras. Por ello fue preciso ocuparse de reforzar al máximo las fortificaciones
fronterizas y, sobre todo, de proteger mejor la Corte.
Los libros de historia nos dicen que el rey Yu, el cual no era un mal estadista y
sabía prestar atención a los buenos consejos, supo compensar las desventajas de su
frontera adoptando inteligentes medidas, pero que todas estas inteligentes y meritorias
obras quedaron destruidas por los caprichos de una bonita mujer.
En efecto, con ayuda de todos sus príncipes vasallos, el rey estableció en la
frontera occidental una línea de defensa, línea de defensa que, como todas las
creaciones políticas, presentaba un doble carácter, a saber: moral, por una parte, y
mecánico, por otra. El fundamento moral del tratado era el juramento y la fidelidad de
los príncipes y sus oficiales, cada uno de los cuales se comprometía a acudir con sus
soldados a la Corte a socorrer al rey a la primera señal de alarma. A su vez, el
principio mecánico, del cual se ocupaba el rey, consistía en un bien pensado sistema
Marcel Proust
Sodoma y Gomorra (fragmentos)
Antonio Machado
1. El crimen
2. El poeta y la muerte
3.
Se le vio caminar...
Labrad, amigos,
de piedra y sueño en el Alhambra,
un túmulo al poeta,
sobre una fuente donde llore el agua,
y eternamente diga:
el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!
El canon occidental
Harold Bloom
Conclusión Elegiaca
Lo que presento aquí no es ―un plan de lecturas para toda una vida‖, aunque
esa expresión sea ahora anticuadamente encantadora. Siempre habrá (eso espero)
incesantes lectores que seguirán leyendo a pesar de la proliferación de nuevas
tecnologías para llenar el ocio. A veces intento visualizar al Dr. Johnson o a George
Eliot contemplando la MTV Rap o experimentando la realidad virtual, y me anima
pensar en lo que considero sería su irónico y radical rechazo de entretenimientos tan
irracionales. Después de toda una vida enseñando literatura en una de nuestras
universidades más importantes, tengo muy poca confianza en que la educación
literaria sobreviva a su enfermedad actual.
Comencé mi carrera como profesor hace casi cuarenta años, en un contexto
académico dominado por las ideas de T. S. Eliot; ideas que me enfurecían, y contra
las que luché tan vigorosamente como pude. Ahora me encuentro rodeado de
profesores de hip-hop; de clones de teoría galo germánica; de ideólogos del sexo y de
las diversas tendencias sexuales; de multiculturalistas sin límite; y me doy cuenta de
que la balcanización de los estudios literarios es irreversible. La numerosa caterva de
Resentidos del valor estético de la literatura no va a desaparecer, y engendrará a
Hazlitt expresa una cautela apropiada a una época en la que abundan los
epígonos. La superpoblación de libros (y autores) provocada por la extensión y
complejidad de la historia escrita del mundo es el dilema central canónico, ahora más
que nunca. La cuestión ya no es ―¿Qué debo leer?‖, puesto que ahora, en esta época
de cine y televisión, leen muy pocos. La cuestión práctica es ahora: ―¿Debo
molestarme en leer?‖
Tan pronto como uno acepta cualquier parte del dogma de la Escuela del
Resentimiento y admite que las selecciones estéticas son máscaras de los
condicionantes sociales y políticos, tales cuestiones se convierten enseguida en fáciles
de responder. Mediante una variante de la Ley de Gresham, los malos textos
desplazan a los buenos, y el cambio social viene servido por Alice Walker en lugar de
por cualquier autor de más talento e imaginación. Pero ¿dónde encontrarán esos
Partí hacia la Argentina un mes antes de que estallara la guerra y allí permanecí
los siguientes veintitrés años. Todo sucedió por casualidad. ¿Casualidad?. Un día en
el café Zodiac, en Varsovia, conocí a un escritor de mi edad, Czeslaw Straszewicz. Me
dijo: ‗‘Viajo a Sudamérica.'¿Cómo?‘‘ En un mes el nuevo vapor transatlántico polaco
Chorbry sale para Buenos Aires. Su viaje inaugural. Fui invitado como escritor, para
escribir algunas columnas para los diarios. ‗‘¿Te parece que me invitarían también a
mí?' 'Puedes probar. Voy a mencionar tu nombre. Quién sabe, quizás funcione. La
travesía sería más divertida si somos dos.‘‘
Funcionó. A veces leo en los diarios que fui a la Argentina para escapar de la guerra.
¡Para nada!. Me preparé para el viaje sin pensar demasíado, y fue sólo por casualidad
(¿casualidad?) que no permanecí en Polonia.
El día antes de partir tenía todo preparado, mis papeles en orden, y pasé por el café.
'Tienes el permiso de las autoridades militares, ¿no?' dijo uno. 'Tengo mi pasaporte.
Presenté todos los certificados militares que tenía, de otro modo no lo hubiese
obtenido.' '¡Con eso no alcanza!' Necesitas un permiso especial de las autoridades
militares. Es sólo un formalismo, pero no te dejarán subir al barco sin él.'
Miré mi reloj. Las siete menos veinte. Las oficinas del ejército cierran a las siete. Me
metí en un taxi y corrí al cuarto piso. Demasiado tarde. Las puertas estaban cerradas.
Habían pasado tres minutos después de las siete. Golpeé de todos modos. Apareció el
portero. 'La oficina está cerrada. Por favor acabe con ese ruido'.
La puerta se cerró una vez más. ¡Adiós, América!. Comencé a bajar las escaleras
apesadumbrado: de repente, abajo, un barullo terrible. Era el equipo de fútbol que
partía a jugar un match internacional en Dinamarca. También habían llegado tarde.
Golpeamos la puerta de nuevo. Esta vez el portero nos dejó entrar, y como favor
especial nos sellaron los permisos. Ya lo ven, mis veintitrés años en Argentina
dependieron de unos minutos...
Cómo habrá sido este asunto de partir... fue como si una gigantesca mano me hubiese
tomado del cuello de la camisa para sacarme de Polonia y arrojarme en esta tierra
perdida en el medio del océano –perdida pero europea... apenas un mes antes de la
guerra. Me pregunto porqué aquella mano no me puso en Europa occidental. Porque,
supongo, hubiese terminado en París. Si no hubiera dejado Europa hubiese vivido en
Allá, en aquella mesita está la Argentina que me fascina silenciosa y sin embargo con
una resonancia de gran arte, no ésta, parlanchina, holgazana, politiquera. ¿Por qué no
estoy allá, con ellos? ¡Aquel es mi lugar! ¡Junto a aquella muchacha como un ramo de
Yo no diría que es una parodia de "El Matadero", sino más bien una especie de
traducción, de reescritura. Borges y Bioy escriben una nueva versión del relato de
Echeverría adaptado al peronismo. Pero también tienen en cuenta uno de los grandes
textos de la literatura argentina, "La refalosa" de Ascasubi. Es una combinación de "La
refalosa" con "El Matadero". La fiesta atroz de la barbarie popular contada por los
bárbaros. La parodia funciona como diatriba política, como lectura de clase, se podría
decir. La forma está ideologizada al extremo. Habría que estudiar la escritura política
de Borges, tiene un manejo del sarcasmo, un tipo de politización de la lengua que me
hace acordar al padre Castañeda. Aquello que dice del peronismo en un panfleto en el
56 ó 57: "Todo el mundo gritaba Perón, Perón que grande sos y otras efusiones
obligatorias". La hipálage como instrumento político. "La fiesta del monstruo" es un
texto de violencia retórica increíble, es un texto límite, difícil encontrar algo así en la
literatura argentina.
¿No te parece sin embargo bastante típico de cierto estilo de representación de las
clases populares en la literatura argentina?
No creo. Hay una cosa muy interesante en todo este asunto y es el estilo de
divulgador en Borges. Borges en realidad es un lector de manuales y de textos de
divulgación y hace un uso bastante excéntrico de todo eso. De hecho él mismo ha
escrito varios manuales de divulgación, tipo El hinduismo, hoy, ha practicado ese
género y lo ha usado en toda su obra. En esto yo le veo muchos puntos de contacto
con Roberto Arlt que también era un lector de manuales científicos, libros de
sexología, historias condensadas de la filosofía, ediciones populares y abreviadas de
Nietzsche, libros de astrología. Los dos hacen un uso muy notable de ese saber que
circula por canales raros. En Borges como biblioteca condensada de la erudición
cultural al alcance de todos la Enciclopedia Británica, y en Arlt las ediciones populares,
socialistas, anarquistas y paracientíficas que circulaban por los quioscos entre libros
pornográficos y revistas deportivas. Las obras de Ingenieros se vendían así hasta no
hace mucho.
Hay un momento de viraje hacia fines de la década del 30. Antes de eso, hay dos o
tres datos muy divertidos. En el 27 ó 28 la formación del comité de intelectuales
jóvenes de apoyo a Irigoyen donde están Borges, Marechal, González Tuñón, Oliverio,
incluso Macedonio creo, y ese comité de hecho es el que rompe y liquida Martín Fierro
porque la dirección de la revista publica una declaración para desvincularse de ese
comité y entonces Borges renuncia. Eso es en el 28, y después en el 34 ó 35 Homero
Manzi lo invita a Borges a integrarse a Forja, pero Borges no acepta.
Sí. Y que se les haya ocurrido invitarlo prueba que en esos años era verosímil que
Borges andaba cerca.
Una cesantía borgeana en todo sentido. Vos decías que el cambio se da durante la
década del 30.
Sí, no hay un momento preciso. Durante la década del 30, por ejemplo, Borges
colabora en Sol y luna que es la revista del cursillismo católico, del nacionalismo,
donde ya está Marechal. La guerra polariza todo después. Yo creo que hay un
momento clave, un año muy interesante, habría que escribir un libro reconstruyendo
ese año de 1942. Es el año que muere Arlt y las reacciones o no reacciones que
provoca su muerte son un dato. Es también el año en que los expulsan a Cancela y a
Marechal de la SADE por nacionalistas o medio fascistas, el presidente de la SADE
Claro, una polarización rara. Borges es enfrentado con los aparatos oficiales de
consagración. A la vez Marechal y Cancela excluidos de la comunidad de escritores.
Arlt se muere casi sin ser notado. El peronismo agudiza, me parece, tendencias que
ya están latentes en la cultura de esos años.
Yo creo que sí. Aunque el problema es complicado, porque cuando uno dice
ideología en literatura, está hablando de formas, no se trata de los contenidos directos,
ni de las opiniones políticas. Lo que persiste es una problemática, digamos así, a la
que Borges se mantiene fiel. Un conglomerado que se define en los años del
irigoyenismo. Y lo más interesante es que cuando cambia sus opciones políticas y se
vuelve "reaccionario", digamos, lo que hace no es cambiar ese núcleo ideológico, sino
mantener la problemática pero cambiar de lugar. Vuelve a la polémica de los 20, para
decirlo así, pero invierte su posición. Por eso se afilia al partido conservador, como si
dijera soy anti radical. Sobre todo vuelve a Lugones, al Lugones anti democrático que
es el gran antagonista intelectual del irigoyenismo. Se hace cargo de la misma
problemática que existía en los 20...
H. Bustos Domeq
LA FIESTA DEL MONSTRUO
Aquí empieza, su aflición,
HILARIO ASCASUBI. La Refalosa.
—Te prevengo, Nelly, que fue una jornada cívica en forma, Yo, en mi condición de pie
plano, y de propenso a que se me ataje el resuello por el pescuezo corto y la panza
hipopótama tuve un serio oponente en la fatiga, máxime calculando que la noche
antes yo pensaba acostarme con las gallinas, cosa de no quedar como un crosta en la
performance del feriado. Mi plan era sume y reste: apersonarme a las veinte y treinta
en el Comité; a las veintiuna caer como un soponcio en la cama jaula, para dar curso,
con el Colt como un bulto bajo la almohada, al Gran Sueño del Siglo, y estar en pie al
primer cacareo, cuando pasaran a recolectarme los del camión. Pero, decime una
cosa ¿vos no crees que la suerte es como la lotería, que se encarniza favoreciendo a
los otros? En el propio puentecito de tablas, frente a la caminera, casi aprendo a nadar
en agua abombada con la sorpresa de correr al encuentro del amigo Diente de Leche,
que es uno de esos puntos que uno encuentra de vez en cuando. Ni bien le vi su cara
de presupuestívoro, palpité que él también iba al Comité y, ya en tren de mandarnos
un enfoque del panorama del día, entramos a hablar de la distribución de bufosos para
el magno desfile y de un ruso, que ni llovido del cielo, que los abonaba como fierro
viejo en Berazategui. Mientras formábamos en la cola pugnamos por decirnos al vesre
que una vez en posesión del arma de fuego nos daríamos traslado a Berazategui,
aunque a cada uno lo portara el otro a babucha, y allí, luego de empastarnos el bajo
vientre con escarola, en base al producido de las armas, sacaríamos, ante el asombro
general del empleado de turno ¡dos boletos de vuelta para Tolosa! Pero fue como si
habláramos en inglés, porque Diente no pescaba ni un chiquito, ni yo tampoco, y los
compañeros de fila prestaban su servicio de intérprete, que casi me perforan el
tímpano, y se pasaban el Faber ca-chuzo para anotar la dirección del ruso. Felizmente
el señor Marforio, que es más flaco que la ranura de la máquina de monedita, es un
antiguo de esos que mientras usted lo confunde con un montículo de caspa, está
pulsando los más delicados resortes del alma del popolino, y así no es gracia que nos
frenara en seco la manganeta, postergando la distribución para el día mismo del acto,
con el pretexto de una demora del Departamento de Policía en la remesa de las
1
Mientras nos reponíamos con ensaimadas, Nelly me manifestó* que en ese momento el pobre murió sacó la lengua de referencia.
(Nota donada por el joven Rabasco).
2
El cantor más conocido de aquélla temporada.
II
Muchos nuevos pintores sólo pintan cuadros carentes de verdadero tema. Y las
denominaciones que hallamos en los catálogos interpretan el papel de los nombres
que designan a los hombres sin caracterizarlos.
Así como existen ―Legros‖ que son muy flacos y que son muy morenos, 3 he
visto lienzos llamados: ―Soledad‖, en los que había varios personajes.
En estos casos, a veces se consiente en utilizar palabras vagamente
explicativas como ―retrato, paisaje, naturaleza muerta‖; pero muchos jóvenes artistas-
pintores se limitan a utilizar el vocablo general ―pintura‖.
Esos pintores, aunque sigan observando la naturaleza, ya no la imitan y evitan
cuidadosamente la representación de escenas naturales observadas y reconstituidas
mediante el estudio.
El parecido ya no tiene importancia, ya que el artista lo sacrifica todo por las
verdades, por las necesidades de una naturaleza superior que supone sin descubrirla.
El tema ya no cuenta o cuenta muy poco.
3
Juego de palabras intraducible. Las expresiones ―Legros‖ y ―Leblond‖ se asemejan a apellidos franceses
corrientes, y significan ―El gordo‖ y ―El rubio‖ respectivamente. (N. del T.)
III
IV
Los grandes poetas y los grandes artistas tienen la función social de renovar
constantemente la apariencia que reviste la naturaleza ante los ojos de los hombres.
Sin los poetas, sin los artistas, los hombres se cansarían en seguida de la
monotonía natural. La sublime idea que tienen del universo caería a una velocidad
vertiginosa. El orden que se manifiesta en la naturaleza y que no es más que un efecto
del arte se desvanecería enseguida. Todo se desharía en el caos. No más estaciones,
no más civilizaciones, no más pensamiento, no más humanidad, no más vida incluso,
y la impotente oscuridad reinaría para siempre.
Los poetas y los artistas determinan de común acuerdo el rostro de su época y
la posteridad adopta dócilmente su opinión.
La estructura general de una momia egipcia se ajusta a las figuras trazadas por
los artistas egipcios y sin embargo los antiguos egipcios eran muy diferentes los unos
de los otros. Se ajustaron al arte de su época.
Es propio del Arte, de su papel social, el crear esta ilusión: el tipo. ¡Dios sabe lo
que nos hemos reído de los cuadros de Manet, de Renoir! ¡Pues bien! Basta con echar
VI
VII
4
Puede deducirse de la aclaración de Apollinaire que éste conocía la filosofía de Bergson que tanto en su
obra Introducción a la metafísica (1903) como en La evolución creadora (1907) apuntaba el papel
desempeñado por el paso del tiempo en la experiencia. Así, con el transcurso del tiempo, un observador
acumula en su memoria gran información sobre un objeto dado del mundo visible externo. Esta
experiencia acumulada constituye la base para el conocimiento conceptual por parte del espectador. No
hay duda de que algunos cubistas recibieron influencias de la filosofía bergsoniana y por ese motivo
Apollinaire lo definiría como un arte de concepción.
5
Apollinaire cita dentro de este apartado a Picasso (Málaga 1881-Mougins, Provence 1973), Georges
Braque (Argenteuil-sur-Seine 1882-París 1963) y Juan Gris, seudónimo de José Victoriano González
(Madrid 1887-París 1927), que son los llamados cubistas ortodoxos. Junto a ellos cita también a Jean
Metzinger (Nantes 1883-París 1953) y a Albert Gleizes (París 1881-Avigrion 1953) que realizaban un tipo
de pintura cubista bastante diferente de la de los artistas anteriores, sobre todo desde un punto de vista
cromático. No obstante, Apollinaire debió valorar la aportación teórica de estos dos pintores a quienes se
debe el primer escrito sobre esta tendencia (véase nota 2). Incluía asimismo dentro del cubismo científico
a Marie Laurencin (París 1885-1956), pintora poco inclinada a dejarse influir por la geometrización
cubista, pero que había sido el gran amor de Apollinaire entre 1907 y 1913. La había conocido en la
tienda del que sería el primer marchante del cubismo, el ex clown amigo de Picasso, Clovis Sagot.
6
Henri Le Fauconnier (Hesdin, Paso de Calais 1881-París 1946) gozaba en aquella época de bastante
fama, motivo por el cual Vasili Kandinsky había pensado en él para que escribiera los textos sobre la
situación artística en Francia del Almanaque de Der Blaue Reiter. Sin embargo, en el único número que
se publicó del Almanaque no aparece ningún articulo suyo.
7
Dentro de la tendencia órfica, la más inventiva del cubismo, sitúa a Fernand Léger (Argentan 1881-Gif-
sur-Yvette 1955), a quien el crítico Louis Vauxcelles había bautizado como ―tubista‖, por las
configuraciones cilíndricas que aparecen en su pintura y a quien Ramón Gómez de la Serna en su libro
Ismos de 1929 le dedica el capítulo de tubularismo; Francis Picabia (París 1879-1953) y Marchel
Duchamp (Blainville 1887-París 1968), ambos más conocidos por su relación con el dadaísmo que con el
cubismo; Robert Delaunay (París 1885-Montpellier 1945) cuya obra de la etapa cubista posee ciertos
puntos de contacto con la de los expresionistas alemanes de Múnich.
8
Apollinaire no cita ningún artista dentro de esta tipología de cubismo. Afirma que, como movimiento,
tiene muchos seguidores en el resto de Europa. Efectivamente, en Checoslovaquia hubo un nutrido grupo
de artistas que se dejaron influir de manera notable por las primeras aportaciones dentro de esa corriente
de la escuela de París.
9
La afirmación de que los últimos cuadros y acuarelas de Cézanne pertenecen al cubismo es excesiva,
pero, sin duda, hace referencia a la peculiar técnica de los passages, inventada por Cézanne que tanto
influyó en los cubistas. Además, es obvio que la restricción cromática de Cézanne a los colores cálidos de
la gama de los ocres-beiges-anaranjados y a la gama de los fríos azules-verdes-grises también la tuvieron
muy en cuenta tanto Picasso como Braque en su etapa inicial cubista. En ese sentido, cabe afirmar que
Cézanne fue el auténtico precursor del cubismo. Recordemos que incluso para muchos historiadores del
arte, el primer período cubista, el que cubre los años 1908-1909, es la llamada etapa cézanniana.
Franz Kafka
Un artista del hambre
En los últimos decenios, el interés por los ayunadores ha disminuido muchísimo.
Antes era un buen negocio organizar grandes exhibiciones de este género como
espectáculo independiente, cosa que hoy, en cambio, es imposible del todo. Eran
otros los tiempos. Entonces, toda la ciudad se ocupaba del ayunador; aumentaba su
interés a cada día de ayuno; todos querían verlo siquiera una vez al día; en los últimos
del ayuno no faltaba quien se estuviera días enteros sentado ante la pequeña jaula del
ayunador; había, además, exhibiciones nocturnas, cuyo efecto era realzado por medio
de antorchas; en los días buenos, se sacaba la jaula al aire libre, y era entonces
cuando les mostraban el ayunador a los niños. Para los adultos aquello solía no ser
más que una broma, en la que tomaban parte medio por moda; pero los niños, cogidos
de las manos por prudencia, miraban asombrados y boquiabiertos a aquel hombre
pálido, con camiseta oscura, de costillas salientes, que, desdeñando un asiento,
permanecía tendido en la paja esparcida por el suelo, y saludaba, a veces,
cortésmente o respondía con forzada sonrisa a las preguntas que se le dirigían o
sacaba, quizá, un brazo por entre los hierros para hacer notar su delgadez, y volvía
después a sumirse en su propio interior, sin preocuparse de nadie ni de nada, ni
siquiera de la marcha del reloj, para él tan importante, única pieza de mobiliario que se
veía en su jaula. Entonces se quedaba mirando al vacío, delante de sí, con ojos
semicerrados, y sólo de cuando en cuando bebía en un diminuto vaso un sorbito de
agua para humedecerse los labios.
Aparte de los espectadores que sin cesar se renovaban, había allí vigilantes
permanentes, designados por el público (los cuales, y no deja de ser curioso, solían
ser carniceros); siempre debían estar tres al mismo tiempo, y tenían la misión de
observar día y noche al ayunador para evitar que, por cualquier recóndito método,
pudiera tomar alimento. Pero esto era sólo una formalidad introducida para
tranquilidad de las masas, pues los iniciados sabían muy bien que el ayunador,
durante el tiempo del ayuno, en ninguna circunstancia, ni aun a la fuerza, tomaría la
más mínima porción de alimento; el honor de su profesión se lo prohibía.
(Praga, 1883 - Kierling, Austria, 1924) Escritor checo en lengua alemana. Nacido en el seno de una
familia de comerciantes judíos, Franz Kafka se formó en un ambiente cultural alemán, y se doctoró en
derecho. Pronto empezó a interesarse por la mística y la religión judías, que ejercieron sobre él una
notable influencia y favorecieron su adhesión al sionismo.
Su proyecto de emigrar a Palestina se vio frustrado en 1917 al padecer los primeros síntomas de
tuberculosis, que sería la causante de su muerte. A pesar de la enfermedad, de la hostilidad manifiesta de
su familia hacia su vocación literaria, de sus cinco tentativas matrimoniales frustradas y de su empleo de
burócrata en una compañía de seguros de Praga, Franz Kafka se dedicó intensamente a la literatura.
Su obra, que nos ha llegado en contra de su voluntad expresa, pues ordenó a su íntimo amigo y
consejero literario Max Brod que, a su muerte, quemara todos sus manuscritos, constituye una de las
cumbres de la literatura alemana y se cuenta entre las más influyentes e innovadoras del siglo XX.
En 1913, el editor Rowohlt accedió a publicar su primer libro, Meditaciones, que reunía extractos de su
diario personal, pequeños fragmentos en prosa de una inquietud espiritual penetrante y un estilo
profundamente innovador, a la vez lírico, dramático y melodioso. Sin embargo, el libro pasó
desapercibido; los siguientes tampoco obtendrían ningún éxito, fuera de un círculo íntimo de amigos y
admiradores incondicionales.
El estallido de la Primera Guerra Mundial y el fracaso de un noviazgo en el que había depositado todas
sus esperanzas señalaron el inicio de una etapa creativa prolífica. Entre 1913 y 1919 Franz Kafka escribió
El proceso, La metamorfosis y La condena y publicó El chófer, que incorporaría más adelante a su novela
América, En la colonia penitenciaria y el volumen de relatos Un médico rural.
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/k/kafka.htm
Celebración de la subjetividad
Yo ya llevaba un buen rato escribiendo Memoria del fuego, y cuanto más escribía más
adentro me metía en las historias que contaba. Ya me estaba costando distinguir el
pasado del presente: lo que había sido estaba siendo, y estaba siendo a mi alrededor,
y escribir era mi manera de golpear y de abrazar. Sin embargo, se supone que los
libros de historia no son subjetivos.
Se lo comenté a don José Coronel Urtecho: en este libro que estoy escribiendo, al
revés y al derecho, a luz y a trasluz, se mire como se mire, se me notan a simple vista
mis broncas y mis amores.
Y a orillas del río San Juan, el viejo poeta me dijo que a los fanáticos de la objetividad
no hay que hacerles ni puto caso:
—No te preocupés —me dijo—. Así debe ser. Los que hacen de la objetividad una
religión, mienten. Ellos no quieren ser objetivos, mentira: quieren ser objetos, para
salvarse del dolor humano.
Celebración de la amistad
En los suburbios de La Habana, llaman al amigo mi tierra o mi sangre.
En Caracas, el amigo es mi pana o mi llave: pana, por panadería, la fuente
del buen pan para las hambres del alma; y llave por...
-Llave, por llave -me dice Mario Benedetti.
Y me cuenta que cuando vivía en Buenos Aires, en los tiempos del terror, él
llevaba cinco llaves ajenas en su llavero: cinco llaves, de cinco casas, de
cinco amigos: las llaves que lo salvaron.
Huellas
Caminares
Tengo el cuerpo todo lleno de palabras. En los análisis de sangre, siempre aparecen
más palabras que glóbulos:
--El colesterol está dentro de los límites, pero las palabras... -me dice el médico, y
frunce el ceño.
Las palabras me caminan adentro, mientras yo camino. En mis ires y venires a lo largo
de la costa de Montevideo, las palabras van y vienen todo a lo largo de mí: ellas se
buscan, se encuentran, se juntan, y juntas crecen y se van convirtiendo en cuentos
que quieren ser contados. Entonces las palabras golpean a las puertas de mi cuerpo,
la puerta de la boca, la puerta de la mano, queriendo salir, queriendo darse, mientras
yo me dejo ir por la orilla del río ancho como mar. Fue a la orilla de ese río-mar donde
alguna vez también yo golpeé a las puertas de un cuerpo, queriendo salir, queriendo
darme, y fui nacido.
La memoria
Los geólogos andaban persiguiendo los restos de una pequeña mina de cobre que se
había llamado Cortadera, que había sido y ya no era y que no estaba en el mapa ni en
ninguno de los lugares donde ellos la buscaban.
En el pueblo de Cerrillos, alguien les dijo:
El profesor
En el patio de baldosas, sonó un estrépito de botas con espuelas. Desnudo, tirado
boca abajo sobre el charco de su sangre, el Tito Bernal alcanzó a entreabrir un ojo. Y
pudo ver las botas plantadas ante su cara, botas que olían a cuero mojado, y desde
ellas, la larga sombra que partía en dos el patio. Le ardió en el ojo la blancura del
patio, blanco de luna.
Allá en lo alto de las botas, tronó una voz. El Tito la reconoció. Era la voz de Alcibíades
Britez, jefe de policía de Asunción, un servidor de la patria que cobraba los sueldos y
recibía las raciones de setecientos policías muertos. El Tito había escuchado esa voz
cada una de las muchas veces que había sido molido a palos por causa de las ideas
que creía y la gente que quería, porque andaban haciendo alboroto los campesinos sin
tierra o porque se estaba llenando la ciudad de panfletos y pintadas que no eran para
nada cariñosos con el superior gobierno.
La flor
Parece orquídea, pero no. Huele a gardenia, pero tampoco. Sus grandes pétalos, alas
blancas, tiemblan queriendo volar, irse del tallo: en Cuba la llaman mariposa.
Alessandra Riccio plantó, en tierra de Nápoles, un bulbo de mariposa, traído desde La
Habana. En tierra extraña, la mariposa dio hojas, pero no floreció. Y pasaron los
meses y los años, y seguía sin nada más que hojas cuando unos cubanos amigos de
Alessandra llegaron a Nápoles y se quedaron en su casa durante una semana.
Entonces, en los alrededores de la planta, sonaron y resonaron las voces de su tierra,
el antillano modo de decir cantando: la planta escuchó esa música de las palabras día
tras día y noche tras noche, porque los cubanos hablan despiertos y dormidos
también. A la semana, Alessandra dijo adiós a sus amigos. Y cuando regresó del
aeropuerto, una enorme flor blanca la estaba esperando. Las alas desplegadas
brillaban, luminosas, en la noche de su casa.
La cárcel
En 1984, enviado por alguna organización de derechos humanos, Luis Niño atravesó
las galerías de la cárcel de Lurigancho, en Lima. Luis se abrió paso a duras penas y se
hundió en el sopor, en el dolor, en el horror. En aquella soledad llena de gente, todos
los hombres estaban condenados a tristeza perpetua. Los presos, desnudos,
amontonados unos sobre otros, balbuceaban delirios y humeaban fiebres y esperaban
nada.
Después, Luis quiso hablar con el director de la cárcel. El director no estaba. Lo recibió
el jefe de los servicios médicos. Luis dijo que había visto muchos presos en agonía,
vomitando sangre o comidos por las llagas, y no había visto ningún médico. El jefe
explicó:
--Los médicos sólo entramos en acción cuando nos llama el enfermero.
--¿Y dónde está el enfermero?
--No tenemos presupuesto para pagar un enfermero.
Fuente http://www.brecha.com.uy/numeros/n600/contra.html
NOTAS
v. 2. Dada la forma de cono invertido o de embudo del infierno, cada círculo era más estrecho y ceñía
menos espacio que el anterior.
v. 4. Minos, rey mitológico de Creta, hijo de Zeus y de Europa, fue famoso por su sabiduría y por su recta
administración de justicia. En cuanto perteneciente a la mitología, Dante le hace figurar como demonio
revistiéndole de características terroríficas, e incluso grotescas, en contraste con lo que hace al referirse a
los Centauros y a otras figuras míticas. Aparece en Eneida VI. 432-433 juzgando a las almas pero sin
caracteres grotescos.
v. 34. Se puede interpretar, de acuerdo con otros pasajes del Infierno, que la «ruina» es uno de los
desprendimientos de rocas causados por el terremoto que se produjo al descender Cristo a los infiernos.
v. 56. Es decir, para evitar que fuese criticada su desordenada conducta, consideró legales las formas de
erotismo tenidas antes por ilícitas.
Julio Cortázar
BOLERO
Y este fragmento:
CORDOBA - ARGENTINA