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FABIENNE BR A D U
No, no hay ni puede haber una ciencia de la tra- turarse que algunos poemas de Versiones y Diversiones
ducción, aunque ésta puede y debe estudiarse corresponden efectivamente a una admiración poéti-
científicamente . ca, otros a un reto para el arte del traductor y otros
Octavio Paz, “Literatura y literalidad”, El sig- más, tal vez los menos, a la voluntad de dar a cono-
no y el garabato. cer en lengua española a un poeta poco o mal difun-
dido, proponiendo una muestra que algo rebase lo
osé Bianca afirmaba que al leer una traducción que el estricto gusto hubiera recogido. “Un amigo, al
hecha por Octavio Paz, su primera reacción era leer mis versiones de unos cuantos poemas de Wi-
resistirse a la propuesta y la segunda, casi inme- lliams, me impulsó a traducir otros más para hacer un
diata, ceder al encanto con resignada aceptación. pequeño libro. Cedí -aunque yo hubiera preferido
“Cuando leí su traducción del Soneto en ix -le expli- traducir a Wallace Stevens”, explica Octavio Paz en
ca a Danubio Torres Fierro en entrevista’- me cos- el frontispicio a Versiones y Diversiones, para ilustrar
taba reemplazar aboli bibelot por espiral espirada. Se lo su reticencia a la sistematicidad.
escribí a Juan García Ponce. Ahora te diré que pre- El solo título de las traducciones recogidas basta-
fiero espiral espirada. La aliteración me parece más le- ría para entender el espíritu que rige el trabajo. “Ver-
ve, más aérea. Se me ocurre que Mallarmé la hubiese siones”, cuyo plural no indica solamente la suma que
preferido también.” Este doble movimiento contra- ofrece el volumen sino también la multiplicidad de
dictorio es seguramente el que anima a muchos de las posibilidades, es otra manera de sostener que “la
los lectores de las traducciones de Octavio Paz. Al traducción literal no es traducción”. “Diversiones”
menos, reconozco algo de mi propia experiencia en despoja al resultado de la solemnidad que suele
la confesada por José Bianco. acompañar los juramentos de fidelidad; también in-
Como suele suceder en la obra de Octavio Paz, la troduce una noción de juego, una apuesta lúdica, que
reflexión corre paralela a la práctica. Octavio Paz ha da cuenta del goce que inevitablemente interviene
dedicado varios ensayos, conferencias y comentarios en las manipulaciones con el lenguaje. Volvemos a
al espinoso problema de la traducción poética. Sin lo mismo: accidente-apuesta/ juego-placer.
embargo, cuando reunió los poemas traducidos de Otra omisión es elocuente de la concepción que
distintas lenguas y tradiciones en el volumen Versio- tiene Octavio Paz de la traducción poética: Versiones
nes y Diversiones, omitió reproducir, por ejemplo, y Diversiones no reproduce la versión original del po-
“Literatura y literalidad” de El signo y el garabato, y ema, como tampoco la ofrecen los capítulos del
prefirió sustituirlo por una breve declaración de fe: segundo tomo de las Obras Completas: Excursio-
“...no es un libro sistemático ni se propone mostrar o nes/Incursiones. Dominio extranjero, que baraja anti-
enseñar nada. Es el resultado de la pasión y de la ca- guos y nuevos ejercicios de traslación. “El punto de
sualidad.“’ La advertencia es pertinente para enten- partida del traductor no es el lenguaje en movimien-
der qué clase de traductor es Octavio Paz. Ante todo, to, materia primera del poeta, sino el lenguaje fijo
no es un traductor profesional que, a solicitud de una del poema. Lenguaje congelado y, no obstante, per-
casa editorial, agota la obra de un autor en un trance fectamente vivo. Su operación es inversa a la del po-
servil, utilitario y más o menos afortunado. El impul- eta; no se trata de construir con signos móviles un
so de traducir responde en él a un accidente y tam- texto inamovible sino desmontar los elementos de
bién, a “un deseo, un amor, y junto a este amor, el ese texto, poner de nuevo en circulación los signos y
deseo de compartirlo.“3 Pero, por otro lado, se rehúsa devolverlos al lenguaje’14, explica Octavio Paz con su
a asimilar la antología que a lo largo de los años van habitual claridad para dar cuenta de los complicados
conformando las traducciones realizadas, con una se- nudos de una operación literaria. Y esto lo lleva a
lección únicamente guiada por el gusto. Puede aven- asumir el ideal de la traducción poética formulado
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por Valéry como “producir con medios diferentes En lo que concierne el dominio francés, vuelven
efectos análogos”, que equipara en una medida igua- a encontrarse los distintos impulsos que mueven al
litaria traducción y creación. Por lo tanto, un cotejo Paz-traductor. El “Soneto en ix” de Mallarme parece
con la versión original resultaría vana en virtud de la responder al aguijón del reto: ofrecer una posible
creación de un poema nuevo, independiente, casi versión de lo que se antoja imposible. Los poemas de
autónomo de su soporte inicial, como lo quisieron Apollinaire seguramente pasaron al español en vir-
Baudelaire o Pound antes que Paz. Eso significa que tud de la admiración que el propio Octavio Paz ha
la decisión de omitir los poemas en su lengua origi- reiterado en varias ocasiones hacia el Enchanteur
nal es coherente con la concepción del ejercicio que pourrissant. Pierre Reverdy, un poeta no muy lejano a
siempre ha sostenido Octavio Paz en obediencia al Apollinaire, movió al mexicano a ensanchar el coto
linaje de los grandes poetas-traductores. del secreto: “Aunque Reverdy es poco leído ahora,
Sin embargo, porque la curiosidad humana es in- incluso en su tierra, es un poeta secreto que tiene
conmensurable o porque lo omitido la despierta aún lectores también secretos. Soy uno de ellos y con mis
más, he sentido la necesidad de ir a buscar los poemas traducciones quisiera, sin disiparlo, extender ese se-
franceses que inspiraron las versiones de Octavio Paz. creto, compartirlo”, le escribía Octavio Paz a Jaime
En rigor, no existe otra manera de entender cómo se García Terrés, en una carta-preámbulo a la publica-
realiza la recreación del poema en el paso de una len- ción de sus versiones. De André Breton, los tres poe-
gua a otra. Pero, antes que una investigación policia- mas que aparecen en Versiones y Diversiones se
ca, el cotejo debe concebirse como una observación al antojan una apuesta selectiva. Si bien nadie negaría
ralentí del juego de pasa pasa que subyace al traslado. la importancia del movimiento surrealista en la obra
No obstante, hay que reconocer que se nos escamotea y vida de Octavio Paz, como tampoco podrían ob-
esta peculiar duración durante la cual los signos están viarse los profundos lazos de amistad que unieron a
de nuevo en movimiento en la mente del traductor, los dos poetas, creo que el aprecio de Paz por Breton
antes de volver a fijarse, a congelarse, a inmovilizarse no pasa por un escrupuloso rescate de su obra poéti-
en la versión de llegada. Es decir, que escasamente en- ca, como, por lo demás, suele sucedemos a muchos
trevemos el puente que reúne las dos orillas. Sin em- de los lectores actuales de Breton. Sólo ciertas de sus
bargo, no es imposible describir algo de la madera con creaciones poéticas están a la altura de la honda hue-
la que este puente está construido. lla que dejó en el siglo: paradójicamente, la impor-
“En teoría -advierte Octavio Paz-, sólo los po- tancia decisiva de Breton en la literatura moderna
etas deberían traducir poesía; en la realidad, pocas tal vez haya de buscarse al margen de su obra poética.
veces los poetas son buenos traductores. No lo son Por ello, quiero ver en “Girasol”, “En la ruta de San
porque casi siempre usan el poema ajeno como un Romano” y “Mujer y pájaro”, una elección de Octa-
punto de partida para escribir su poema”.5 Como casi vio Paz, en pocas palabras, la afirmación de un gusto
siempre sucede en los ensayos de Paz, el ideal se ex- y una manera de mostrar qué privilegiaría del con-
presa junto con las acotaciones que lo limitan o lo junto de la obra poética de André Breton. El puñado
relativizan. El ideal es inseparable de la crítica y la de poemas de Paul Eluard, René Char, Henri Mi-
aspiración formulada conlleva su inevitable parte de chaux que se publicaron en Versiones y Diversiones y
autocrítica. La elevada aspiración que a menudo ex- aparecerán en el tomo XIV de las Obras Completas,
presan los ensayos de Paz no cumplen una función de junto con el rescatado Georges Schéhadé, Jules Su-
anticipada exculpación, sino, al contrario, la de su- pervielle y Jean Cocteau, serán resultado de esos ac-
brayar que, pese a la conciencia de lo imposible, se cidentes a los que aludía Paz, sin menoscabo al gusto
intentará alcanzarlo. Así sucede en los ensayos que poético o al incentivo amistoso en algunos casos.
desarrollan una teoría de la traducción como en los Gérard de Nerva1 ofrece, al igual que Mallarmé, una
más que se explayan sobre la teoría poética a secas. conjunción entre el gusto literario y el reto para el
De entenderse así, como creo que deben entenderse, traductor. “El Desdichado” y otros sonetos presentan
resultaría vano tomar a los ensayos de teoría de la dificultades, si no tan extremas, al menos igualmente
traducción como la vara con la que ha de medirse la espinosas como el “Soneto en IX”.
práctica de la traslación. Precisamente porque ad-
vierte y define los riesgos que encontrará el G U ILLAUME APOLLINAIRE
poeta-traductor, Paz no se excluye a sí mismo de los
embates compartidos. Por lo tanto, siempre resultará Hay que decirlo muy claramente: Octavio Paz es un
más provechoso estudiar cómo sortea estos distintos traductor audaz y por ello, sus versiones son polémi-
riesgos que pretender que los desaparece. Además, cas. Pero él es su primer y principal contricante. Paz
ningún traductor digno de este nombre podría rehu- tiene la elegancia de nunca nombrar a los traducto-
sarse a correrlos. res que lo antecedieron en el intento, ni de descalifi-
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to de suprimirlo en la traducción? Hay una invoca- emanan del afán de inmovilizar el tiempo.
ción a Dios y un Apollinaire quejumbroso, desespe- Entonces, ¿se cumpliría la fatal advertencia de
rado, casi lloriqueante, que implora la conmiseración Paz: “pocas veces los poetas son buenos traductores
divina. Cuando la mayoría le reprocha a Apollinaire (...) porque casi siempre usan el poema ajeno como
sus festejos al uniforme militar y a la repoblación, en un punto de partida para escribir su poema”? Stricto
fin, sus acentos patrioteros, parecería que, en cam- sensu, sí se cumpliría, sobre todo si se comete la im-
bio, a Paz le molestan las escasas muestras de misti- prudencia de echar un ojo a otras traducciones de los
cismo en Apollinaire. (Sin embargo, como mismos poemas. Es evidente que, en el transcurso de
sumándose al coro de los reclamos, en “La linda peli- la traslación, Paz recubre el poema con un velo in-
rroja”, Paz baja las mayúsculas de la “artillería” y la confundible, tejido con una trama muy parecida a la
“infantería” que corresponden en Apollinaire a un de su propio tejido poético. Es como si le pegara so-
gesto de enaltecimiento del ejército francés). La mis- bre el rostro del poema una máscara que, a un mismo
ma sospecha despierta la traducción de otro poema tiempo, reprodujera las facciones originales y le con-
breve: “El adiós“, en el que el verso: “NOUS ne nous firiera una tez distinta. La singularidad de Paz -y en
verrons plus sur terre” cobra en español un leve matiz, eso consistiría también su singular maestría -es que
que añade un verso al poema, así como una misterio- procede por depuración y no por añadidura de las
sa vuelta de tuerca. Paz descompone el verso en estos marcas de su propio estilo. (Es significativo, por lo
dos: “nunca más sobre esta tierra/nos veremos con demás, que la mayoría de sus modificaciones se cum-
los ojos”. Me resisto a creer que la sola exigencia mu- plan por omisión y no por tergiversación). El proble-
sical haya ocasionado la precisión que Paz introduce ma de un “buen” traductor de poesía no reside, a mi
en el segundo verso: “nos veremos con los ojos”. ¿A juicio, en el solo argumento que aduce Paz. Su pro-
quién se refiere Apollinaire en el verso final: “recuer- pio caso mostraría que, a pesar de “pacianizar” a
da que yo te espero”? Pese o gracias a su brevedad, el Apollinaire, no lo traiciona. A lo sumo, a veces lo
poema resulta enigmático en cuanto al destinatario prolonga en ecos personales que reactualizan el poe-
de los “recuerda”. ¿Está hablando a la mujer amada? ma en una nueva creación. El problema más bien pa-
Si así fuera, Apollinaire, sin afirmarlo, deja entrever rece estar en el desastroso contraste entre un “buen
que tal vez exista la posibilidad de un reencuentro en poeta de partida” y un “mal poeta de llegada”, como
el más allá para los amantes. Si después de cancelar lo demostrarían esas otras traducciones, más fieles a
cualquier reencuentro en esta tierra, Apollinaire con- la letra que al espíritu de origen. Podemos efectiva-
cluye “recuerda que yo te espero”, ¿habrá que deducir mente discutir las versiones de Paz, haciéndole coro
que cree en la posibilidad de otro reencuentro? Paz es a sus propios desencantos, pero, más allá de la distan-
más radical de Apollinaire: no hay más vida que la cia o de la cercanía que las versiones conservan ha-
que se cumple en esta tierra, es decir, para los aman- cia el original, debemos de admitir que nunca suenan
tes, no existe la posibilidad de verse de otra manera mal, ni suenan desafinadas con respecto a la melodía
que “con los ojos”, o sea, en la realidad del cuerpo, primeriza. El aire de familia que recogen las Versiones
como en múltiples ocasiones lo ha expresado en su y Diversiones es doble: las versiones de Paz se parecen
poesía. No creo que se trate de buscarle tres pies al a los poemas de Apollinaire y las versiones de Apo-
gato, sino de entender las intenciones que puedan Ilinaire se van pareciendo a los poemas de Paz. Pero
subyacer a los matices que cobran una traducción. siempre las reúne un idéntico espíritu de juego con el
No todo es cuestión de sonido, también el sentido lenguaje: la estruendosa risa de Guillaume Apolli-
resulta levemente corregido por las profundas con- naire vuelve a sonar en las acrobacias verbales de
vicciones del poeta-traductor. Octavio Paz.
De manera general, Paz activa los poemas breves
de Apollinaire con una tendencia a una mayor pre- PIERRE REVERDY
sencia de verbos (en lugar de adverbios, por ejemplo)
y también a pasarlos al presente, marcando así una Mientras los poemas escogidos por Paz en la obra de
mayor normatividad, que refuerzan los plurales con- Apollinaire se reparten bastante equitativamente
vertidos al singular. Con esta tendencia que resume entre Alcools y Calligrammes, los que selecciona de
los cambios más reiterados, los poemas parecen más Pierre Reverdy pertenecen casi todos al volumen ti-
transparentes e inmutables que en la versión original, tulado: Les ardoises du toit, de 1918. (Paz nunca men-
como si el español de Paz los hubiera blanqueado en ciona de qué libros saca los poemas). Son, en su
sucesivas aguas depuradoras. El presente, el singular y mayoría, poemas breves y hasta brevísimos. Después
la activación de los verbos tienden a emparentar la de precisar lo que reúne y diferencia a Reverdy de
poesía de Apollinaire con la de Paz, sobre todo en los Apollinaire, Paz trabaja en la traducción, exagerán-
formatos breves, donde la claridad y la luminosidad dola en algunos casos, lo que más caracteriza a Re-