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Se dice que, la Madre Teresa de Calcuta, siempre inquieta por el deseo de ayudar a
curar las enfermedades en todas aquellas personas que vivían en lugares muy
apartados o que no cuenten con los recursos para pagar los honorarios de un
médico, además adquirir los remedios para sus tratamientos, llegó al TIBET donde
se comunicó con los monjes y maestros de esa zona.
Los monjes, al saber que era lo que quería, le entregaron unos TIBICOS, éstos son
una clase de hongos que tienen una infinidad de propiedades curativas, con la única
condición que no se comercializara, es decir que se obtenga en forma gratuita.
Los tibicos son también llamados tibis, kéfir de agua, búlgaros de agua, “granillos”,
u hongos chinos. En realidad su composición es de asociaciones benignas de
bacterias y levaduras, que se reproducen rápidamente.
Los TIBICOS que se adhieren en el fondo del recipiente son los recién nacidos. Hay
que tener mucho cuidado al tomarlos, sacarlos y lavarlos, en un colador de plástico,
se cuelan con cuidado, se lavan ligeramente con el chorro de agua y se vuelven a
su recipiente habiéndole colocado un trozo de piloncillo al fondo, vaciándole el agua
hervida fría, el agua que queda la que ha estado las 24 horas, se toma en un vaso
en ayunas, NO debe endulzarse ni agregarle nada, el frasco se tapa con una
servilleta de papel abierta para que puedan respirar aire.
A medida que vayas aumentando los TIBICOS, el trozo de piloncillo debe ser más
grande y la cantidad de agua también.
Orígenes
Se dice que es una adaptación durante muchos años del tradicional kéfir de leche
procedente del Cáucaso, pero cultivado en agua.
También se dice que su origen es México. Bajo el nombre de Tibi, que son unos
gránulos que viven en los cactus Opuntia, (nopales que producen la famosa tuna
nombrada Xoconostle, que también es medicinal), alimentándose de las
excreciones azucaradas de estas plantas. Popularmente se les conoce como algas
marinas, búlgaros de agua o como granillo (este último nombre proviene de
Oaxaca) y son generalmente utilizados a nivel doméstico, tanto en nuestro país
como en Inglaterra y Suiza, para producir una bebida refrescante de bajo contenido
alcohólico.
USO Y CUIDADO
Cuando han acabado de trabajar el agua con piloncillo, casi todos los tibicos estarán
en la superficie del agua. Al principio están en el fondo del envase de vidrio –y van
subiendo en la medida en que hacen su trabajo-.
CONTENIDO:
Los gránulos que se utilizan para hacer la bebida son un cultivo vivo de diferentes
microorganismos benignos que viven en simbiosis generando la estructura de
polisacárido que los conforma. Estos microorganismos se desarrollan y los gránulos
se multiplican por división al ser alimentados con azucares en un medio acuoso. En
su desarrollo descomponen los azucares complejos en simples que a su vez son
usados para construir la estructura y al final queda una bebida fermentada muy
baja en azúcar y alcohol y rica en pequeñas colonias que aportan los beneficios al
beberla.
Lactobacillus brevis
Lb. casei subsp.rhamnosus
Lb. Alactosus
Lb. casei subsp. Casei
Lb. Pseudoplantarum
Lb. Plantarum
Streptococci/lactococci:
Streptococcus lactis
S. cremeras
Leuconostoc mesenteroides
Levaduras:
Saccharomyces florentinus
S. pretorienses
Kloeckera apiculata
Candida lambica
C. valida
Para saltarse una tanda del cultivo “2 o 3 días” simplemente dejarlos en el envase
de cristal o vidrio con tapa de tela cubiertos de agua sin cloro, al fresco.
Si nos tenemos que ausentar por mas días, se pueden dejar los gránulos en agua
algo azucarada en el refrigerador. Una semana e incluso un mes, cambiando el
agua azucarada cada semana.
Por un mes se dejan los gránulos en el refrigerador con la mayor cantidad de agua
posible con la proporción de azúcar habitual de 3 cucharas por litro.
Secos: Para secarlos se ponen muy bien lavados y escurridos sobre un paño de
fibra natural, y recubiertos con el mismo u otro paño dentro de una caja de cartón,
volteándolos de vez en cuando hasta que se deshidraten por completo. Si es
necesario se cambia el paño por otro seco y los ventilaremos con un aparato de aire
frío. El grano bien seco sin exceso de humedad debería quedar casi del mismo color
y como piedrecillas terrosas. Si los gránulos se enmohecen están perdidos y hay
que tirarlos por seguridad. Para evitar esto se puede acelerar el secado con un
ventilador de aire frió o templado por debajo de 35º C.
Para reactivarlos en cualquier caso, bien lavados se dejan reposar en agua tibia (20
a 30º C.) hasta que se hidraten por completo, y se cultivan con menos agua de la
habitual. Le costara mas tiempo arrancar y puede que las primeras aguas halla que
tirarlas si la fermentación es débil al principio.
Para hidratar los secos se dejan en agua sin cloro tibia (20 a 30º C.) hasta que
recuperen su consistencia gelatinosa y color traslucido característicos (de 4 a 6
horas). Lavándolos después cuidadosamente y cultivándolos de nuevo de la forma
habitual.
Así secos se pueden meter en una bolsita y ser enviados en un sobre acolchado,
franqueándolo como simple carta, por lo que se evitarán gastos de envío.
Aunque también se pueden enviar frescos con un poco de agua en una bolsita
hermética o una botellita o mini taper hermético que quepa en un sobre acolchado
pequeño o mediano.
Una forma practica y barata es usar dos bolsas sencillas para bocadillos.
INDICACIONES.
Para su óptimo aprovechamiento, se les debe poner únicamente piloncillo (lo que
en otros lados se le llama “panela”), o sea, el jugo seco de la caña de azúcar sin
refinar en lo absoluto; los tibicos “fermentan” el agua y dan una bebida baja en
azúcares. El agua resultante se ve color tamarindo y huele y sabe igual que el
tepache, que es otro fermento, pero derivado de la piña. No sabe mal en ningún
caso, y, como el pulque, puede consumirse “tierno”, de 24 horas, como “maduro”
de 48, o viejo, de más de 48 horas.