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Resumen Clase Nº 4 De Educación Ambiental – Prof.

Yajaira Olivo
Ecología: Conceptos básicos

Introducción

Todos los seres vivos tienen una manera de vivir que depende de su estructura y fisiología y también del
tipo de ambiente en que viven, de manera que los factores físicos y biológicos se combinan para formar
una gran variedad de ambientes en distintas partes de la biosfera. Así, la vida de un ser vivo está
estrechamente ajustada a las condiciones físicas de su ambiente y también a las bióticas, es decir a la
vida de sus semejantes y de todas las otras clases de organismos que integran la comunidad de la cual
forma parte.(1)

Cuanto más se aprende acerca de cualquier clase de planta o animal, se ve con creciente claridad que
cada especie ha sufrido adaptaciones para sobrevivir en un conjunto particular de circunstancias
ambientales. Cada una puede demostrar adaptaciones al viento, al sol, a la humedad, la temperatura, la
salinidad y otros aspectos del medio ambiente físico, así como adaptaciones a plantas y animales
específicos que viven en la misma región.(2)

La ecología

Se ocupa del estudio científico de las interrelaciones entre los organismos y sus ambientes, y por tanto
de los factores físicos y biológicos que influyen en estas relaciones y son influidos por ellas. Pero las
relaciones entre los organismos y sus ambientes no son sino el resultado de la selección natural, de lo
cual se desprende que todos los fenómenos ecológicos tienen una explicación evolutiva. A lo largo de
los más de 3000 millones de años de evolución, la competencia, engendrada por la reproducción y los
recursos naturales limitados, ha producido diferentes modos de vida que han minimizado la lucha por el
alimento, el espacio vital, el cobijo y la pareja.(1)

También podemos definir el término ecología como el estudio de las relaciones mutuas de los
organismos con su medio ambiente físico y biótico. Este término está ahora mucho más en la conciencia
del público porque los seres humanos comienzan a percatarse de algunas malas prácticas ecológicas de
la humanidad en el pasado y en la actualidad. Es importante que todos conozcamos y apreciemos los
principios de este aspecto de la biología, para que podamos formarnos una opinión inteligente sobre
temas como contaminación con insecticidas, detergentes, mercurio, eliminación de desechos, presas
para generación de energía eléctrica, y sus defectos sobre la humanidad, sobre la civilización humana y
sobre el mundo en que vivimos.

La voz griega oikos significa "casa" o "lugar para vivir", y ecología (oikos logos) es literalmente el estudio
de organismos "en su hogar", en su medio ambiente nativo. El término fue propuesto por el biólogo
alemán Ernst Haeckel en 1869, pero muchos de los conceptos de ecología son anteriores al término en
un siglo o más. La ecología se ocupa de la biología de grupos de organismos y sus relaciones con el
medio ambiente. El término autoecología se refiere a estudios de organismos individuales, o de
poblaciones de especies aisladas, y sus relaciones con el medio ambiente. El término contrastante,
sinecología, designa estudios de grupos de organismos asociados formando una unidad funcional del
medio ambiente. Los grupos de organismos pueden estar asociados a tres niveles de organización:
poblaciones, comunidades y ecosistemas. En el uso ecológico, una población es un grupo de individuos
de cualquier clase de organismo, un grupo de individuos de una sola especie. Una comunidad en el
sentido ecológico, una comunidad biótica comprende todas las poblaciones que ocupan un área física
definida. La comunidad, junto con el medio ambiente físico no viviente comprende un ecosistema. Así, la
sinecología se interesa por las numerosas relaciones entre comunidades y ecosistemas. El ecólogo
estudia problemas como quién vive a la sombra de quién, quién devora a quién, quién desempeña un
papel en la propagación y dispersión de quién, y cómo fluye la energía de un individuo al siguiente en
una cadena alimenticia. El ecólogo trata de definir y analizar aquellas características de las poblaciones
distintas de las características de individuos y los factores que determinan la agrupación de poblaciones
en comunidades.(2)
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Biomasa y energía

La red alimentaria de cualquier comunidad también puede ser concebida como una pirámide en la que
cada uno de los escalones es más pequeño que el anterior, del cual se alimenta. En la base están los
productores, que se nutren de los minerales del suelo, en parte procedentes de la actividad de los
organismos descomponedores, y a continuación se van sucediendo los diferentes niveles de
consumidores primarios, secundarios, terciarios, etc. Los consumidores primarios son pequeños y
abundantes, mientras que los animales de presa de mayor tamaño, que se hallan en la cúspide, son
relativamente tan escasos que ya no constituyen una presa útil para otros animales.

La biomasa es la cantidad total de materia viviente, en un momento dado, en un área determinada o en


uno de sus niveles tróficos, y se expresa en gramos de carbono, o en calorías, por unidad de superficie.
Las pirámides de biomasa son muy útiles para mostrar la biomasa en un nivel trófico. El aumento de
biomasa en un período determinado recibe el nombre de producción de un sistema o de un área
determinada. La transferencia de energía de un nivel trófico a otro no es totalmente eficiente. Los
productores gastan energía para respirar, y cada consumidor de la cadena gasta energía obteniendo el
alimento, metabolizándolo y manteniendo sus actividades vitales. Esto explica por qué las cadenas
alimentarias no tienen más de cuatro o cinco miembros: no hay suficiente energía por encima de los
depredadores de la cúspide de la pirámide como para mantener otro nivel trófico.

Ecosistemas

Los ecólogos emplean el término ecosistema para indicar una unidad natural de partes vivientes o
inertes, con interacciones mutuas para producir un sistema estable en el cual el intercambio de
sustancias entre las plantas vivas e inertes es de tipo circular. Un ecosistema puede ser tan grande como
el océano o un bosque, o uno de los ciclos de los elementos, o tan pequeño como un acuario que
contiene peces tropicales, plantas verdes y caracoles. Para calificarla de un ecosistema, la unidad ha de
ser un sistema estable, donde el recambio de materiales sigue un camino circular.

Un ejemplo clásico de un ecosistema bastante compacto para ser investigado en detalle cuantitativo es
una laguna o un estanque. La parte no viviente del lago comprende el agua, el oxígeno disuelto, el
bióxido de carbono, las sales inorgánicas como fosfatos y cloruros de sodio, potasio y calcio, y muchos
compuestos orgánicos. Los organismos vivos pueden subdividirse en productores, consumidores y
desintegradores según su papel contribuyendo a conservar en función al ecosistema como un todo
estable de interacción mutua. En primer lugar, existen organismos productores; como las plantas
verdes que pueden fabricar compuestos orgánicos a partir de sustancias inorgánicas sencillas por
fotosíntesis. En un lago, hay dos tipos de productores: las plantas mayores que crecen sobre la orilla o
flotan en aguas poco profundas, y las plantas flotantes microscópicas, en su mayor parte algas, que se
distribuyen por todo el líquido, hasta la profundidad máxima alcanzada por la luz. Estas plantas
pequeñas, que se designan colectivamente con el nombre de fitoplancton, no suelen ser visibles, salvo si
las hay en gran cantidad, en cuyo caso comunican al agua tinte verdoso. Suelen ser bastante más
importantes como productoras de alimentos para el lago que las plantas visibles.

Los organismos consumidores son heterótrofos, por ejemplo, insectos y sus larvas, crustáceos, peces y
tal vez algunos bivalvos de agua dulce. Los consumidores primarios son los que ingieren plantas; los
secundarios, los carnívoros que se alimentan de los primarios, y así sucesivamente. Podría haber
algunos consumidores terciarios que comieran a los consumidores secundarios carnívoros.

El ecosistema se completa con organismos descomponedores, bacterias y hongos, que desdoblan los
compuestos orgánicos de células procedentes del productor muerto y organismos consumidores en
moléculas orgánicas pequeñas, que utilizan como saprófitos, o en sustancias inorgánicas que pueden
usarse como materia prima por las plantas verdes. Aún el ecosistema más grande y más completo
puede demostrarse que está constituído por los mismos componentes: organismos productores,
consumidores y desintegradores, y componentes inorgánicos. La estructuración de un ecosistema consta
de la biocenosis o conjunto de organismos vivos de un ecosistema, y el biótopo o medio ambiente en
que viven estos organismos.
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La misión del ecólogo

Tanto en el medio rural como en el urbano son muchas las tareas que debe llevar a cabo el ecólogo en el
presente. Su misión fundamental, desde el punto de vista práctico, puede resumirse en una sóla
palabra: prevenir. Cualquier acción irracional que se produzca en el medio biológico trae como
consecuencia verdaderas reacciones en cadena. El consejo del ecólogo debe llegar antes y no
después, porque una vez iniciado el proceso destructivo del ambiente resulta muy difícil detenerlo. La
segunda misión del ecólogo es conservar, que no sólo implica evitar la destrucción sino favorecer, a
veces artificialmente, a las poblaciones cuya existencia peligra.

Factores Abióticos

Todos los factores químico-físicos del ambiente son llamados factores abióticos (de a, "sin", y bio,
"vida). Los factores abióticos más conspicuos son la precipitación (lluvia más nevadas) y temperatura;
todos sabemos que estos factores varían grandemente de un lugar a otro, pero las variaciones pueden
ser aún mucho más importantes de lo que normalmente reconocemos.

No es solamente un asunto de la precipitación total o la temperatura promedio. Por ejemplo, en


algunas regiones la precipitación total promedio es de más o menos 100 cm por año que se distribuyen
uniformemente por el año. Esto crea un efecto ambiental muy diferente al que se encuentra en otra
región donde cae la misma cantidad de precipitación pero solamente durante 6 meses por año, la
estación de lluvias, dejando a la otra mitad del año como la estación seca.

Igualmente, un lugar donde la temperatura promedio es de 20º C y nunca alcanza el punto de


congelamiento es muy diferente de otro lugar con la misma temperatura promedio pero que tiene
veranos ardientes e inviernos muy fríos. De hecho, la temperatura fría extrema –no temperatura de
congelamiento, congelamiento ligero o varias semanas de fuerte congelamiento– es más significativa
biológicamente que la temperatura promedio. Aún más, cantidades y distribuciones diferentes de
precipitación pueden combinarse con diferentes patrones de temperatura, lo que determina numerosas
combinaciones para apenas estos dos factores. Pero también otros factores abióticos pueden estar
involucrados, incluyendo tipo y profundidad de suelo, disponibilidad de nutrientes esenciales, viento,
fuego, salinidad, luz, longitud del día, terreno y pH (la medida de acidez o alcalinidad de suelos y
aguas). Como ilustración, tomemos el terreno: en el Hemisferio Norte, las laderas que dan hacia el norte
generalmente presentan temperaturas más frías que las que dan hacia el sur. O considere el tipo de
suelo: un suelo arenoso, debido a que no retiene bien el agua, produce el mismo efecto que una
precipitación menor. O considere el viento: ya que aumenta la evaporación, también puede tener el
efecto de condiciones relativamente más secas. Sin embargo, estos y otros factores pueden ejercer por
ellos mismos un efecto crítico.

Resumiendo, podemos ver que los factores abióticos, que se encuentran siempre presentes en
diferentes intensidades, interactúan unos con otros para crear una matriz de un número infinito de
condiciones ambientales diferentes.

Factores Bióticos

Un ecosistema siempre involucra a más de una especie vegetal que interactúan con factores
abióticos. Invariablemente la comunidad vegetal está compuesta por un número de especies que pueden
competir unas con otras, pero que también pueden ser de ayuda mutua.

Pero también existen otros organismos en la comunidad vegetal: animales, hongos, bacterias y otros
microorganismos. Así que cada especie no solamente interactúa con los factores abióticos sino que está
constantemente interactuando igualmente con otras especies para conseguir alimento, cobijo u otros
beneficios mientras que compite con otras (e incluso pueden ser comidas). Todas las interacciones con
otras especies se clasifican como factores bióticos; algunos factores bióticos son positivos, otros son
negativos y algunos son neutros.

¿Qué es el hábitat?
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En Ecología hábitat es el ambiente en el que habita una población o especie. Es el espacio que reúne las
condiciones adecuadas para que la especie pueda residir y reproducirse, perpetuando su presencia. Un
hábitat queda así descrito por los rasgos que lo definen ecológicamente, distinguiéndolo de otros
hábitats en los que las mismas especies no podrían encontrar acomodo. El Día Mundial es el 6 de
octubre.

El hábitat es el lugar donde un organismo vive y halla lo que necesita para sobrevivir: refugio, aire,
agua, alimento y espacio. Los seres humanos, como organismos vivos, para poder vivir en nuestro
medio, necesitamos tener todos estos elementos.

Naciones Unidas y el Hábitat

Dada la importancia del hábitat, el crecimiento de la población y las condiciones del medio en que
vivimos, la Asamblea General de la ONU en 1985, decidió elegir el primer lunes de octubre para celebrar
el Día Mundial del Hábitat, el cual empezó a celebrarse a partir de 1986. Asimismo, la ONU creo una
agencia especializada en la gestión y el desarrollo integral de los Asentamientos Humanos, la -CNUAH
(Hábitat). El Centro de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos, trabaja principalmente por el
logro del derecho de todo ser humano para contar con un lugar en el cual vivir en paz y dignidad, tanto
en los países en desarrollo como en los países desarrollados. De igual forma busca mejorar las
condiciones de vida y de trabajo de los más necesitados en los asentamientos de bajos ingresos.
Cada año el Día Mundial del Hábitat elige un tema diferente, que generalmente está relacionado con el
hábitat del ser humano: la ciudad y la vivienda.

Las ciudades como hábitat

Hoy en día la mitad de la población del mundo vive en ciudades y para el año 2030, las poblaciones
urbanas habrán crecido hasta duplicar el tamaño de las rurales. Además, se calcula en mil millones la
población del mundo que se aloja en viviendas inadecuadas: de éstos, más de 100 millones carecen por
completo de hogar.

Las ciudades crecen porque ofrecen oportunidades y prometen una vida mejor. Desafortunadamente, en
las zonas marginales de la ciudad, sus habitantes no disfrutan de muchas de las ventajas de la vida
urbana, incluido el acceso a servicios básicos ; la mayor parte de ellos no tienen acceso a los servicios
esenciales, ni a los sistemas oficiales de financiación que les permita mejorar sus condiciones de
vivienda.

El Centro de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos-CNUAH- (Hábitat) trabaja para
mejorar las condiciones de vida de las ciudades, sobre todo en aquéllas más grandes y más densamente
pobladas, que se han convertido en megaciudades, con más de diez millones de habitantes y que tienen
tendencia a encontrarse en el Sur.

Los Biomas del Mundo

Las grandes subdivisiones de la biosfera


La cualidad más relevante del ecosistema estriba en su independencia energética, su autarquía, ya que
se conjugan en el marco de esta categoría ecológica todos los eslabones necesarios para constituir un
ciclo energético completo. El ecosistema viene a ocupar entre todas las categorías de organismos
ecológicos un lugar principal porque representa la unidad de convivencia energéticamente autárquica
más pequeña. Por debajo de este lugar en el escalafón no se encuentran, en consecuencia,
combinaciones de organismos y ambientes capacitadas para desarrollar un ciclo completo de
transferencias energéticas. Sin embargo es posible construir, en un plano abstracto, unidades ecológicas
superiores de mayor cuantía. Es así como se agrupan todos los ecosistemas de estructura y organización
semejante bajo el concepto de "bioma", término propuesto por el ecólogo vegetal norteamericano
Clements en 1916.

Un bioma es una comunidad de plantas y animales con formas de vida y condiciones ambientales
similares e incluye varias comunidades y estados de desarrollo. Se nombra por el tipo dominante de
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vegetación; sin embargo, el complejo biológico designado bajo el término de bioma engloba también al
conjunto de organismos consumidores y detritívoros del ecosistema. El conjunto de todos los biomas
viene a integrar por último la biosfera. Los biomas no se distribuyen en forma aleatoria sino, por el
contrario, con una cierta regularidad tanto en el plano horizontal (o mejor dicho, en latitud) como en el
vertical (altitud).

Distribución según la latitud

La distribución de los grandes biomas terrestres según la latitud está primeramente condicionada por la
de los climas; los restantes factores abióticos intervienen ya en mucha menor cuantía. Si caminamos
del ecuador a los polos, podremos observar una cierta simetría en el gradiente de biomas atravesados
en cada uno de los dos hemisferios.

Los bosque pluviales tropicales o selvas alcanzan su máxima extensión en el ecuador y forman una
banda casi contínua dentro de la zona intertropical. Son las regiones de la biosfera que reciben la
máxima cantidad de insolación; además el flujo solar es prácticamente constante a lo largo del año. Las
precipitaciones que recibe la selva tropical son superiores a 1,500 mm. Estos bosques están
caracterizados por la predominancia de árboles gigantes con hojas de gran superficie. También las lianas
(plantas trepadoras) y epifitas que crecen sobre troncos y ramas constituyen grupos dominantes y
típicos de estos ecosistemas. Ningún otro ecosistema terrestre alberga una cantidad de biomasa tan
elevada como la selva tropical. Tanto la densidad de materia viva como la diversidad de especies son
máximas en comparación con el resto de los biomas terrestres. El bosque pluvial tropical alcanza su
máxima extensión en una zona comprendida entre los 10º de latitud N y S.

Si nos alejamos fuera de estos límites, la pluviometría se reduce rápidamente dando lugar a la aparición
de estepas – llamadas sabanas en África y América –, que aunque en principio incluyen un estrato
arbóreo abierto, van haciéndose cada vez más pobres en plantas leñosas a medida que nos apartamos
del ecuador. En las sabanas, el estrato herbáceo de este bioma está formado por gramíneas que
alcanzan a veces más de un metro de altura. En África, la abundancia de las herbáceas durante la
estación húmeda permite la multiplicación de los ungulados de gran tamaño: cebras, búfalos, antílopes,
gacelas y otros herbívoros. La biomasa de los mamíferos llega a alcanzar valores inigualables: en
ninguna región del mundo aparece espontáneamente tal concentración de grandes mamíferos.

Los desiertos, cuya extensión máxima se establece al nivel de los trópicos, suceden a la sabana sin
transición neta. Vienen caracterizados por las mínimas precipitaciones que reciben, inferiores a los 200
milímetros/año, y por el elevado grado de aridez, tanto más grande cuanto menores y más irregulares
son las lluvias: en las zonas hiperáridas de la biosfera llega a haber más de doce meses seguidos sin
agua. La cubierta vegetal es escasísima y está constituida por plantas vivaces leñosas y xerófilas o por
anuales de período vegetativo muy corto. Las partes subterráneas de estos vegetales están muy
desarrolladas como adaptación a la extrema sequía y a la poca variación de temperatura. La biomasa es,
por consiguiente, muy pequeña, igual o inferior a unas 20 toneladas/hectárea, y pobre la diversidad de
especies.

Más allá de los 30º de latitud la pluviometría vuelve de nuevo a ascender, de forma que las comunidades
se diversifican y su biomasa vuelve otra vez a ser considerable.

Los ecosistemas mediterráneos, muy variados y complejos, corresponden a zonas templado-cálidas


caracterizadas por un período más o menos largo (que supera en ocasiones los cuatro meses) de sequía
estival. Las precipitaciones, a menudo torrenciales, se distribuyen principalmente durante los equinoccios
de primavera y otoño. Aparecen estos biomas en ambos hemisferios entre los 30º y 50º de latitud,
principalmente en torno al mar Mediterráneo, desde Marruecos y la Península Ibérica hasta el Cáucaso,
pero también en otras regiones del mundo como Australia, Chile y en el Oeste de Estados Unidos.

Las formaciones potenciales de estos ecosistemas son los bosques esclerófilos (con dominancia de
especies vegetales con hojas perennes duras y gruesas como los géneros Quercus y Eucalyptus),
aunque en algunas ocasiones lo son de bosques perennifolios de coníferas. El hombre ha favorecido
esta última formación ampliando notablemente los pinares en la región mediterránea. Cuando el bosque
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esclerófilo se degrada se transforma generalmente en formaciones arbustivas (chaparrales, maquis o
garrigas) de carácter xeromorfo.

Las regiones templadas, situadas en latitudes medias, están ocupadas fundamentalmente por dos
biomas. En primer lugar, en aquellas regiones con abundante pluviometría los inmensos ecosistemas
forestales que allí se establecen están caracterizados por la presencia de especies de hoja caduca.

Este bioma de los bosques caducifolios templados cubría antiguamente toda la Europa templada
(incluso la parte meridional de Escandinavia) desde el Atlántico hasta la vertiente siberiana del Ural,
China septentrional y central y las regiones del continente norteamericano situadas al este desde el
meridiano 100 hasta la latitud de Saint-Laurent. Estos ecosistemas son, por el contrario, casi
inexistentes en el hemisferio sur (salvo en Australia y Nueva Zelanda), debido a la escasez de tierras
emergidas más allá del paralelo 40º S.

En Europa este bioma está representado por bosques de robles y hayas, según las variaciones locales en
humedad atmosférica, dentro de los que se encuentran otras especies menos abundantes como tilos y
arces. El bosque caducifolio templado, de diversidad de especies bastante elevada, posee una clara
estratificación arbustiva y herbácea. Las especies que componen estos estratos poseen cortos períodos
vegetativos y están adaptadas a las particulares condiciones del subsuelo del bosque que permanece
sometido a una intensa penumbra desde el comienzo de la estación cálida por la rápida e intensa
entrada en foliación de las especies arbóreas. El bosque caducifolio templado alberga una importante
biomasa que, no obstante, es inferior a la de los biomas tropicales. El robledal puede llegar a tener más
de 400 toneladas en materia viva por hectárea, mientras que la selva tropical supera las 500
toneladas/hectárea.

En las zonas templadas en que las precipitaciones son insuficientes para permitir el desarrollo de los
árboles, en lugar de bosques aparecen enormes estepas, muy frecuentes en el hemisferio boreal. La
«pradera» norteamericana es un buen ejemplo de este bioma, caracterizado por la predominancia del
estrato herbáceo de gramíneas. Los suelos de las estepas presentan grandes diferencias con los de los
bosques templados establecidos en análogas latitudes y sobre unos mismos substratos geológicos. Son
mucho más ricos en humus que los suelos forestales equivalentes; en efecto, por causa de la brevedad
del ciclo vegetativo de las plantas herbáceas, se produce una importante acumulación de materia
orgánica, de tal forma que la humificación es más fuerte que la mineralización. Además, y en razón del
clima, la evaporación es superior a la pluviometría, lo que se traduce en una ausencia de lixiviación y en
una acumulación de sales minerales – particularmente de calcio y potasio – en las capas superficiales.
No es raro por consiguiente, que ciertos suelos de estepa como los chernozem (tierras negras de Europa
oriental Y América del Norte) figuren entre los más fértiles del globo. Las estepas de las zonas
templadas, antaño pobladas por grandes herbívoros, han sido desde hace mucho tiempo utilizadas por el
hombre para el pastoreo o para el cultivo de cereales en aquellas zonas en las que la pluviometría lo
hacía posible. La sobreexplotación de estas regiones estépicas ha conducido hacia la degradación
irreversible de estos ecosistemas y a su transformación en desiertos.

La taiga o bosque boreal (subárctico) de coníferas es uno de los más importantes biomas del
hemisferio norte. Cubre el escudo siberocanadiense a lo largo de una docena de millones de kilómetros
cuadrados, extendiéndose aproximadamente entre los 45º y 57º de latitud norte. No obstante,
sobrepasa localmente el círculo polar en Alaska, en Siberia y en Escandinavia. El bosque boreal de
coníferas se establece en unas regiones en las que las precipitaciones son bastante débiles (entre 400 y
700 mm), pero distribuidas a lo largo de todo el año, con un máximo estival. A causa de las condiciones
climatológicas y de la cubierta vegetal, los suelos boreales, en permanente lixiviación, son de pH ácido y
pobres en cationes, sobre todo en los horizontes superiores del suelo, en los que se acumula la materia
orgánica. La diversidad de especies de este bioma es bastante reducida y su biomasa, inferior a la de
otros sistemas forestales, aunque no obstante alcanza las 250 toneladas/hectárea.

La tundra es el bioma que ocupa las regiones comprendidas entre el límite natural de los árboles hacia
los polos y las zonas parabiosféricas árcticas y antárcticas. Su distribución es casi enteramente boreal
por causa de la ya comentada escasez de tierras emergentes entre el paralelo 45 y la Antártida, en el
hemisferio austral. Ocupa sobre todo territorios situados más allá del círculo polar en el antiguo
continente, pero desciende por bajo de los 60º N en Alaska y Labrador. La tundra está formada por un
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mosaico de ecosistemas cuya composición botánica está condicionada por factores edáficos y climáticos.
La brevedad de la estación vegetativa (sesenta días de media) y la parquedad de las temperaturas
estivales (siempre por debajo de 10º C) constituyen sus principales factores limitantes. A causa de la
gran duración del período invernal y del rigor de las temperaturas, el suelo de la tundra (permafrost)
está helado permanentemente en profundidad, sólo unos cuantos decímetros de las capas superficiales
pueden deshelarse durante el exiguo verano. Esta estructura y génesis edáfica impide el drenaje de las
aguas superficiales y origina formaciones particulares de estas regiones árcticas como los suelos
poligonales.

La composición florística de los ecosistemas es poco diversificada, y varía localmente según la latitud, las
precipitaciones y otros factores ecológicos. Las plantas arbustivas (brezos, sauces y abedules enanos)
aparecen en las zonas menos septentrionales y frías. En otras situaciones son plantas herbáceas –
gramíneas y Carex principalmente – y criptógamas – como los líquenes del género Cladonia – los que se
establecen y sirven de alimento a los herbívoros (renos y caribús). La biomasa es pequeña, del orden de
30 toneladas/hectárea, es decir apenas superior a la de los desiertos. Como en éstos últimos, aunque
por causas climatológicas muy distintas, el estrato subterráneo es muy importante.

Zonación en altitud

En función de la altitud, la zonación de la biosfera está todavía más definida que en latitud. Desde el
fondo de las profundidades oceánicas hasta la cima de las más altas montañas, presenta una sucesión
de medios muy diferentes.

El dominio oceánico se extiende desde las fosas más profundas (aproximadamente 11,000 m) hasta la
cota 0 (superficie de los mares). La profundidad media es de 3,800 metros. La existencia de una
plataforma continental, delimitada por una brusca ruptura de la pendiente (talud continental) situada
hacia los -200 metros permite distinguir: una provincia nerítica, con concentraciones en bioelementos
muy variables según los aportes fluviales y otros factores, y una provincia oceánica, más alejada de las
costas, con aguas de gran constancia fisioquímica y con profundidades por encima de los 200 metros.
Esta última ocupa una superficie igual a los 9/10 de la oceánica total.

La zonación vertical de las biocenosis terrestres aparece muy netamente en las regiones continentales
de relieve acusado. Desde muchos puntos de vista, la distribución en altitud de las comunidades
ecológicas es muy parecida a la distribución latitudinal de los principales biomas. La extensión vertical
máxima de la biosfera se alcanza en las regiones ecuatoriales y disminuye progresivamente hasta el
nivel del mar en las zonas polares.

El límite superior de los vegetales fotosintéticos está situado entorno a los 6,000 metros de altitud. Por
encima de este nivel entramos en la región de nieves eternas. Para los humanos, el límite superior de su
hábitat se sitúa en la región de las praderas alpinas, a 5,200 metros de altura (en los Andes). La pradera
alpina es una tundra de montaña, desprovista de árboles; está ocupada por hierbas o sufrútices
(=plantas semejantes a arbustos, generalmente pequeñas y solo lignificadas en la base) de porte
almohadillado. Las especies vegetales que allí se establecen están adaptadas a las particulares
condiciones climáticas reinantes (gran insolación, variaciones térmicas de marcada amplitud, menor
presión atmosférica, etc.).

El límite superior de los bosques se encuentra a 4,500 metros, aunque realmente éstos raramente
superan los 4,000 metros, incluso en las regiones ecuatoriales. La actividad agrícola tampoco es posible
por encima de los 4,500 metros, ni siquiera en las zonas tropicales. La altitud media de los continentes –
875 m – corresponde pues con la zona de desarrollo óptimo de bosques, praderas y cultivos,
ecosistemas éstos de importancia relativa en función de la región considerada.

Biodiversidad
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Somos totalmente dependientes del capital biológico. La diversidad dentro y entre las especies nos ha
proporcionado alimentos, maderas, fibras, energía, materias primas, sustancias químicas, industriales y
medicamentos.

La diversidad biológica, es la variabilidad entre los organismos vivientes, terrestres, marinos y acuáticos
y los complejos ecológicos de los cuales forman parte; esto incluye la diversidad dentro de las especies,
entre especies, y dentro y entre los ecosistemas.

La diversidad cultural humana podría considerarse como parte de la biodiversidad. Ya que cuenta con
algunos atributos que podrían considerarse soluciones a problemas de supervivencia en determinados
ambientes (nómades, rotación de cultivos). Además ayudan a las personas a adaptarse a la variación del
medio. La diversidad cultural se manifiesta en, la diversidad del lenguaje, de las creencias religiosas, de
las prácticas de manejo de la tierra, en el arte, en la música, en las estructuras sociales, en la selección
de cultivos, en la dieta y todo atributo de la sociedad.

Gran parte de los ecosistemas menos alterados en su biodiversidad de todo el planeta se encuentran en
Latinoamérica (Patagonia, Amazona, bosques tropicales de montaña, las concentraciones de fauna
marina atlántica o del Pacífico sur y los Tepuyes a ellos debe sumarse además la Antártida).
Los bosques tropicales constituyen el almacén clave de la diversidad biológica del mundo. El mismo fue
desarrollado por 100 millones de años de actividad evolutiva, (formando un banco genético
irremplazable). Ocupan sólo el 6 % de la superficie terrestre, y viven en ellas más de la mitad de todas
las especies de la tierra.

La reducción de biodiversidad es una consecuencia directa del desarrollo humano, ya que muchos
ecosistemas han sido convertidos en sistemas empobrecidos que son menos productivos, económica y
biológicamente. Se podría decir que, el uso inadecuado de los ecosistemas además de perturbar su
funcionamiento también implica un costo.

La conservación de la diversidad biológica supone un cambio de actitud: desde una postura defensiva
(protección de la Naturaleza frente a las repercusiones del desarrollo) hacia una labor activa que procure
satisfacer las necesidades de recurso biológicos de la población al mismo tiempo que se asegura la
sostenibilidad a lo largo del tiempo de la riqueza biótica de la Tierra.

BIODIVERSIDAD EN VENEZUELA

Las riquezas naturales hacen afortunados a los países. Venezuela es rica en petróleo, pero también lo es
en otros productos naturales, y por ello, nuestro país es considerado megadiverso, en una expresión de
resaltar lo rico que somos en vida animal, vida vegetal y paisajes. También son megadiversos Brasil,
Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, México, entre los países latinoamericanos.

Dada la ubicación geográfica de Venezuela en el norte de Sudamérica, donde se recibe la influencia del
Océano Atlántico y del Mar Caribe, y con la existencia de grandes cordilleras a lo largo de nuestra costa,
en oriente (en la zona de los tepuyes), y en occidente (en la frontera con Colombia), se produce una
variedad de paisajes o zonas de vida, donde se alojan todas las especies de fauna silvestre y de la flora
venezolana.

A la vez, estas zonas de vida están recorridas por arroyos y ríos, y contienen lagos y ciénagas, que
convierten al país en una verdadera fábrica de agua dulce, aquella que justamente es tan escasa en
otras regiones del planeta, haciéndola apta para el desarrollo de selvas, de bosques, de pastizales, de
sembradíos.

Y en esta tierra de gracia, se desarrolla la variedad de vida. Existen aproximadamente 15.500 diferentes
especies de plantas; es decir, somos muy ricos en helechos, en orquídeas, en bambúes, en gramíneas,
en árboles. La riqueza también se extiende a los animales silvestres, donde hay aproximadamente unas
1200 especies de peces, unas 300 especies de anfibios e igual número de reptiles, unas 1300 especies
de aves y unas 350 especies de mamíferos. Los insectos también son muy numerosos, probablemente
con más de 150.000 especies! Otros animales también abundan.
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Pero la riqueza en biodiversidad hay que manejarla para que ella se manifieste. Por una parte, muchas
especies han sido aprovechadas por la agricultura y en labores de caza y pesca. El cacao, los tomates,
las papas, tabaco, algodón, maíz, aguacate, guayabas, guanábanas y anones, palmitos y mereyes, han
sido productos de esta región y tradicionalmente aprovechados por las etnias iniciales de este país, así
como por los habitantes que continúan ocupando estas tierras. Se suma a ello el permanente consumo
de venados, lapas, picures, pavas, patos, conejos, chigüires, y babas, entre otros animales de cacería, y
de todos los peces inimaginables, a través de la pesca, que han provisto la carne de monte donde va la
proteína que consumen muchos de los indígenas y campesinos venezolanos.

Por otra parte, frente a ese uso agrícola y de caza y pesca, la biodiversidad busca aprovechar a todas las
especies en el futuro y con un sentido además sostenible. Con el avance tecnológico se espera obtener
los principios activos de muchas plantas y animales, produciendo fármacos a usar en diferentes
enfermedades. Cada planta, cada animal, podría proveernos con sustancias muy especiales que
aprovecharíamos en el futuro, incrementando nuestra salud, la de los animales domésticos, así como la
del medio ambiente. Como ejemplos de esto, se sabe que las plantas solanáceas (tomates y tomatillos)
tienen sustancias que actúan como repelentes de insectos; del veneno de las serpientes, se obtienen
sustancias que actúan como activadores cardíacos. Esta es la razón por la cual las grandes empresas
farmacéuticas y agroindustriales son las más interesadas en conocer y aprovechar la biodiversidad.

Adicionalmente las universidades, algunas ONGs e instituciones dedicadas a la investigación en ecología,


a lo largo de las últimas décadas se han encargado de realizar investigaciones científicas, que han dado
abundantes productos emanados del conocimiento, manejo y conservación de los recursos de la
biodiversidad.

El que Venezuela permanezca como país megadiverso depende de la interacción gobierno -


comunidades, para preservar y proteger todos los recursos animales y vegetales. El que nuestro país sea
capaz de aprovechar sus recursos con sentido sostenible depende de la interacción gobierno -
universidades, para desarrollar el conocimiento y manejo de la biodiversidad.

Venezuela, país megadiverso (Algunos Datos)

Nuestro país cuenta al menos con 1.380 especies de aves surcan los cielos venezolanos y utilizan sus
ambientes para refugiarse, alimentarse o reproducirse. Ello permite poseer un honroso 15% del total de
especies de aves existentes en el mundo y un 40% de las aves del neotrópico.

Entre los mamíferos, se han contabilizado aproximadamente 355 especies, cerca de la mitad de las
cuales son murciélagos. Se conocen también al menos 341 especies de reptiles, 284 de anfibios y unas
1.800 especies de peces, números que pudieran incrementarse en la medida que los estudios científicos
permitan profundizar este conocimiento, explorando regiones del país poco estudiadas.

Un dato curioso lo constituyen los insectos presentes en Venezuela, los cuales se estiman en al menos
110 mil trescientas especies. Por su parte los hongos, superan las 1.100 especies, seguidos por las Algas
y Líquenes con al menos 2.200. Venezuela posee al menos 650 tipos de vegetación, con unas 16 mil
especies de plantas superiores distribuidas principalmente entre bosques, arbustales, herbazales y
manglares. Cabe destacar, por ejemplo, que solamente en Manglares, Venezuela es el quinto país en el
mundo en mayor cobertura.

A nivel de ecosistemas, Venezuela destaca por su especial condición geográfica de ser al mismo tiempo
Amazónico, Andino, Atlántico, Caribeño y Llanero, una real expresión del neotrópico, con una diversidad
de ambientes que van desde nieves perpetuas en los Andes, hasta zonas desérticas o semi desérticas en
Falcón, pasando por una enorme variedad de hábitat que incluyen arrecifes coralinos, sabanas, tepuyes
y morichales, entre muchos otros.

EL CLIMA

El clima es el conjunto de los valores promedio de las condiciones atmosféricas que caracterizan una
región. Estos valores promedio se obtienen con la recopilación de la información meteorológica durante
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un periodo de tiempo suficientemente largo. Según se refiera al mundo, a una zona o región, o a una
localidad concreta se habla de clima global, zonal, regional o local (microclima), respectivamente.

El clima es un sistema complejo por lo que su comportamiento es muy difícil de predecir. Por una parte
hay tendencias a largo plazo debidas, normalmente, a variaciones sistemáticas como el aumento de la
radiación solar o las variaciones orbitales pero, por otra, existen fluctuaciones caóticas debidas a la
interacción entre forzamientos, retroalimentaciones y moderadores. Ni siquiera los mejores modelos
climáticos tienen en cuenta todas las variables existentes por lo que, hoy día, solamente se puede
aventurar una previsión de lo que será el tiempo atmosférico del futuro más próximo. Asimismo, el
conocimiento del clima del pasado es, también, más incierto a medida que se retrocede en el tiempo.
Esta faceta de la climatología se llama paleoclimatología y se basa en los registros fósiles, los
sedimentos, las marcas de los glaciares y las burbujas ocluidas en los hielos polares.

Clima y tiempo, dos conceptos distintos

La diferencia fundamental entre ambos conceptos radica en la escala de tiempo. Mientras el tiempo nos
habla del estado de las variables atmosféricas, de un determinado lugar, en un momento determinado,
el clima informa sobre esas mismas variables, promedio, en el mismo lugar, pero en un periodo
temporal mucho más largo, usualmente 30 años.

Parámetros climáticos

Para el estudio del clima local hay que analizar los elementos del tiempo: la temperatura, la humedad, la
presión, los vientos y las precipitaciones. De ellos, las temperaturas medias mensuales y los montos
pluviométricos mensuales son los datos más importantes que normalmente aparecen en los gráficos
climáticos. Hay una serie de factores que pueden influir sobre estos elementos: la latitud geográfica, la
altitud del lugar, la orientación del relieve con respecto a la incidencia de los rayos solares o a la de los
vientos predominantes, las corrientes oceánicas y la continentalidad, que es la distancia al océano o al
mar.

Factores que modifican el clima


• Latitud
• Altitud
• Relieve
• Masa de agua
• Vegetación
• Distancia al mar

Elementos del clima


• Temperatura
• Presión atmosférica
• Viento
• Humedad
• Precipitaciones

Latitud geográfica

La latitud determina el grado de inclinación de los rayos del Sol y la diferencia de la duración del día y la
noche. Cuanto más directamente incide la radiación solar, más calor aporta a la Tierra. Las variaciones
en latitud son causadas, de hecho, por la inclinación del eje de rotación de la Tierra. El ángulo de
incidencia de los rayos del Sol no es el mismo en verano que en invierno siendo la causa principal de las
diferencias estacionales.

Una mayor inclinación en los rayos solares provoca que estos tengan que atravesar mayor cantidad de
atmósfera, atenuándose más que si incidieran perpendicularmente. Por otra parte, a mayor inclinación,
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mayor será la componente horizontal de la intensidad de radiación. Mediante sencillos cálculos
trigonométricos puede verse que: I(incidente) = I(total) • cosθ

Altitud

La altitud de una región determina la delimitación de los pisos térmicos respectivos. A mayor altitud con
respecto al nivel del mar, menor temperatura. Además, si aumentamos la altitud cada 180 m la
temperattura (Tº) descenderá 1 ºC. En la zona intertropical existen 4 pisos térmicos:

1. Macrotérmico (0 a 1 km): su temperatura varía entre los 20 y 29 °C. Presenta una lluviosidad
variable.
2. Mesotérmico (1 a 3 km): presenta una temperatura entre los 10 y 20 °C, su clima es montañoso.
3. Microtérmico (3 a 4,7 km): su temperatura varía entre los 0 y 10 °C. Presenta un tipo de clima de
Páramo.
4. Gélido (más de 4,7 km): su temperatura es menor de -0 ºC y le corresponde un clima de nieve de
alta montaña.

El cálculo aproximado que se realiza, es que al elevarse 180 m, la temperatura baja 1 ºC.

Orientación del relieve

La disposición de las cordilleras más importantes con respecto a la incidencia de los rayos solares
determina dos tipos de vertientes o laderas montañosas: de solana y de umbría. Al norte del Trópico de
Cáncer, las vertientes de solana son las que se encuentran orientadas hacia el sur, mientras que al sur
del Trópico de Capricornio las vertientes de solana son, obviamente, las que están orientadas hacia el
norte. En la zona intertropical, las consecuencias de la orientación del relieve con respecto a la incidencia
de los rayos solares no resultan tan marcadas, ya que una parte del año el sol se encuentra incidiendo
de norte a sur y el resto del año en sentido inverso.

La orientación del relieve con respecto a la incidencia de los vientos dominantes (los vientos planetarios)
también determina la existencia de dos tipos de vertientes: de barlovento y de sotavento. Llueve mucho
más en las vertientes de barlovento porque el relieve da origen a las lluvias orográficas, al forzar el
ascenso de las masas de aire húmedo.

Continentalidad

La proximidad del mar modera las temperaturas extremas y suele proporcionar más humedad en los
casos en que los vientos procedan del mar hacia el continente. Las brisas marinas atenúan el calor
durante el día y las terrestres limitan la irradiación nocturna. En la zona intertropical, este mecanismo de
las brisas atempera el calor en las zonas costeras ya que son más fuertes y refrescantes, precisamente,
cuanto más calor hace (en las primeras horas de la tarde). Una alta continentalidad, en cambio,
acentúa la amplitud térmica. Provocará inviernos fríos y veranos calurosos. El ejemplo más notable de la
continentalidad climática lo tenemos en Rusia, especialmente, en la parte central y oriental de Siberia:
Verjoyansk y Oimyakon rivalizan entre sí como los polos del frío durante los largos inviernos boreales
(menos de 70º C bajo cero). Ambas poblaciones se encuentran relativamente cerca del Océano Glacial
Ártico y del Océano Pacífico, pero muy lejos del Atlántico, que es de donde proceden los vientos
dominantes (vientos del Oeste). La continentalidad es el resultado del alto calor específico del agua, que
le permite mantenerse a temperaturas más frías en verano y más cálidas en invierno. Lo que es lo
mismo que decir que el agua posee una gran inercia térmica. Las masas de agua son, pues, el más
importante agente moderador del clima.

Corrientes oceánicas

Las corrientes marinas o, con mayor propiedad, las corrientes oceánicas, se encargan de trasladar una
enorme cantidad de energía en el sentido de los meridianos y explican en algunos casos, las anomalías
climáticas más importantes del hemisferio Norte. Por ejemplo, no se explicaría que Islandia, la costa
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norte de Noruega y la costa de la península de Kola hasta Múrmansk, en Rusia, permanezcan libres de
hielo durante los fríos inviernos de la zona ártica, si no fuera por la influencia muy poderosa de la
Corriente del Golfo, que trae aguas cálidas desde las latitudes intertropicales. En cambio, las costas de
Labrador, Terranova, Nueva Escocia y otras partes de las costas orientales norteamericanas, ubicadas a
una latitud mucho menor, tienen unas temperaturas invernales mucho más frías.

Las corrientes frías también ejercen una poderosa influencia sobre el clima. En la zona intertropical
producen un clima muy árido en las costas occidentales de África y de América, tanto del norte como del
sur. Estas corrientes frías no se deben a un origen polar de las aguas, que no se explicaría en el caso de
las corrientes frías de California y de Canarias ya que ambas están ubicadas entre corrientes cálidas a
mayor y a menor latitud. La frialdad de las corrientes se debe al ascenso de aguas profundas en dichas
costas occidentales de la Zona Intertropical. Ese ascenso lento pero constante es muy evidente en el
caso de la Corriente de Humboldt o del Perú, una zona muy rica en plancton y en pesca, precisamente,
por el ascenso de aguas profundas, que traen a la superficie una gran cantidad de materia orgánica.
Como las aguas frías producen alta presión atmosférica, como se explica en el artículo sobre la Guayana
Venezolana, la humedad relativa en las áreas de aguas frías es muy baja y las lluvias son muy escasas o
nulas: el desierto de Atacama es uno de los más áridos del mundo. Los motivos de la surgencia de las
aguas frías se deben a la dirección de los vientos planetarios en la zona intertropical y a la propia
dirección de las corrientes ecuatoriales (del norte y del sur). En ambos casos, es decir, en el caso de los
vientos y de las corrientes marinas, el desplazamiento se produce de este a oeste (en sentido contrario a
la rotación terrestre) y alejándose de la costa. A su vez, este alejamiento de la costa de los vientos y de
las aguas superficiales, crea las condiciones que explican el ascenso de las aguas más profundas, que
vienen a reemplazar a las aguas superficiales que se alejan. Por último, en la zona intertropical, los
vientos son de componente Este debido al movimiento de rotación de la Tierra, por lo que en las costas
occidentales de los continentes en la zona intertropical soplan del continente hacia el océano, por lo que
tienen una humedad muy escasa. A una escala mucho más reducida, este fenómeno puede comprobarse
en las playas levantinas españolas: cuando sopla el viento de Poniente, el Mediterráneo se encuentra sin
olas (rizado, cuando mucho) pero las aguas en la playa se notan mucho más frías de lo normal. Y en el
caso de la isla de Margarita es mucho más evidente, porque en ella soplan los vientos del Este durante
todo el año y a cualquier hora: la temperatura de la playa de La Galera en Juan Griego es mucho más
fría, aunque sin ningún oleaje perceptible, que la de Playa El Agua o la Playa de El Tirano, en las costas
orientales de la isla, ubicadas apenas a unos 15 km hacia el Este.

Clasificación climática clásica

Describe los climas del mundo en función de su régimen de temperaturas y de precipitaciones.

• Clima árido: precipitaciones escasas. Se produce gracias a las cadenas montañosas y las corrientes
marinas, estas últimas condensan la humedad y evitan la precipitación.
• Clima intertropical: cálido, las temperaturas fluctúan poco durante el año. Con o sin período(s) de
sequía.
• Clima mediterráneo: caracterizado por veranos cálidos y secos, e inviernos húmedos y templados.
• Clima alpino: frío a causa de la altitud.
• Clima continental: característico de las regiones interiores. La variación de temperaturas entre
estaciones puede ser muy grande.
• Clima oceánico: característico de las regiones de temperaturas templadas cercanas al mar.
Precipitaciones a lo largo de todo el año y temperaturas que no varían mucho a lo largo del año.
• Clima polar: temperaturas generalmente bajo 0° C, escasas precipitaciones

En función de la temperatura

• Climas sin inviernos: el mes más frío tiene una temperatura media mayor de 18 ºC.
• Climas de latitudes medias: con verano e invierno.
• Climas sin verano: el mes más caluroso tiene una temperatura media menor a 10 ºC.
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En función de la altitud

En la Zona Intertropical existen 4 pisos térmicos (también llamados pisos climáticos o pisos bióticos) ya
que los cinco elementos o parámetros del clima que se han indicado varían con la altitud. Como se ha
indicado, estos 4 pisos son:

• Macrotérmico, con las temperaturas siempre elevadas y constantes, ubicado entre el nivel del mar
y los 800 a 1000 msnm(metros sobre el nivel del mar), según los criterios de distintos autores.
• Mesotérmico o piso templado, entre los 800 a 1000 m, hasta los 2500 a 3000 m de altitud.
• Microtérmico o piso frío (llamado en algunos países hispanoamericanos como "piso de páramo"),
desde los 2500 ó 3000 msnm hasta el nivel de las nieves perpetuas (aproximadamente, a los 4700
msnm.
• Gélido, helado o de nieves perpetuas, a partir de los 4700 m de altitud, cota donde se ubica,
aproximadamente, la isoterma de los 0 ºC.

Y a medida que avanzamos en latitud, el número de pisos climáticos va disminuyendo porque la


influencia de la altitud va siendo sustituida por la de la misma latitud. Esto significa que el primer piso
que desaparece (ya en las zonas templadas) es el piso macrotérmico. Y la diferencia esencial entre los
pisos térmicos o climáticos en la zona intertropical y en otras zonas geoastronómicas es que en aquella
sólo encontramos climas isotermos, es decir, con las temperaturas semejantes a lo largo de todo el
año.

En función de la precipitación

• Árido
• Semiárido
• Subhúmedo
• Húmedo
• Muy húmedo

Con relación a los umbrales que separan unos climas de otros según las precipitaciones respectivas,
existen diversas interpretaciones (según distintos autores), que deberían estar basadas, además de los
montos pluviométricos de las estaciones ubicadas en un clima dado, en las temperaturas medias
mensuales de esas mismas estaciones, tal como se indica en el artículo sobre el índice xerotérmico de
Gaussen ya que no es lo mismo una pluviosidad de 40 mm para un mes determinado en una estación
meteorológíca de un clima cálido que si se trata de un clima frío. De hecho, una escasa precipitación en
un mes de apenas un litro de agua por m² (es decir, 1 mm) no tendría ningún efecto cuando se trata de
un clima cálido, ya que ese valor de la precipitación quedaría anulado rápidamente por la evaporación:
pero si hablamos de un clima de tundra durante el invierno, en el que las temperaturas medias fueran
inferiores a los 0 ºC, ese litro de agua permanecería en el suelo en forma líquida o sólida, por la casi
ausencia de evaporación que se presenta con esas temperaturas.

Clasificación climática de Köppen

Basada en límites de temperatura y precipitación y en la observación de la vegetación nativa de cada


región de estudio. En el mundo los tipos de clima se clasifican en tres grupos.

Cálidos

• Clima ecuatorial (región amazónica, parte oriental de Panamá, Península del Yucatán, centro de
África, occidente costero de Madagascar, sur de la Península de Malaca e Insulindia)
• Clima tropical (Caribe, Llanos de Colombia y Venezuela, la mayor parte de Brasil, este de Bolivia,
norte de Argentina, Paraguay, centro y sur de África, sudeste asiático, norte de Australia, sur de la
India, Polinesia).
• Clima subtropical árido (suroeste de América del Norte, norte y suroeste de África, oriente medio,
costa de Perú, norte de Chile, centro de Australia).
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Templados

• Clima chino (sudeste de Estados Unidos y Australia, sur de China), noreste de Argentina, sur de
Brasil y Uruguay, norte de la India y Pakistán, Japón y Corea del Sur).
• Clima mediterráneo (zona del Mediterráneo, California, centro de Chile, sur de Sudáfrica, suroeste
de Australia)
• Clima oceánico o atlántico (zona atlántica europea, costas del Pacífico del noroeste de Estados
Unidos y de Canadá, sureste de Australia, Nueva Zelanda, sur de Chile, costa de la Provincia de
Buenos Aires, Argentina.
• Clima continental (centro de Europa y China y la mayor parte de Estados Unidos, norte y noreste
de Europa, sur y centro de Siberia, Canadá y Alaska)
• Clima continental árido o desierto continental (Asia Central, centro-oeste de América del Norte,
Mongolia, norte y oeste de China).

Fríos

• Clima de tundra (región ártica y subantártica subglaciar, Groenlandia, parte de Siberia), Tierra del
Fuego (Argentina, Chile)
• Clima polar (en el Ártico y en la Antártida).
• Clima de montaña (zonas montañosas de más de 3.500 msnm cerca del ecuador terrestre, de unos
2.000 ó 1.500 msnm en las zonas templadas, y menos de 1.000 msnm en regiones frías).

Microclimas

• Climas urbanos:
• Incendios: ver tormenta ígnea
• Erupciones:

Un microclima es un clima local de características distintas a las de la zona en que se encuentra. El


microclima es un conjunto de afecciones atmosféricas que caracterizan un contorno o ámbito reducido.
Los factores que lo componen son la topografía, temperatura, humedad, altitud-latitud, luz y la
cobertura vegetal.

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