El panamericanismo (pan= toda, América) es un movimiento que
pretende fomentar las relaciones y la colaboración entre los Estados de
América, en el cual lo más interesante es observar la peculiar vinculación entre Estados Unidos y el resto de las repúblicas del continente. La primera observación es que el panamericanismo se convierte precisamente en la unión de dos elementos: Estados Unidos el resto del continente. En este sentido, lo que perseguía Bolívar con su panamericanismo latinoamericano era ante todo defender los intereses de la Gran Colombia contra amenazas que no tenían mucho que ver con los jóvenes (y aun no muy fuertes) Estados Unidos de Norteamérica, quienes acababan de salir de su segunda guerra de independencia contra los británicos (1812 a 1815.) Las amenazas se encontraban más bien al otro lado del Atlántico. En aquel tiempo algunas potencias europeas formaban la llamada Santa Alianza, la cual soñaba con restaurar las estructuras políticas que existían antes de las guerras napoleónicas, y parte de esa restauración incluía devolverle a España sus colonias. Y si la Santa Alianza se decidía a intentarlo, el lugar casi seguro para el desembarco de las tropas europeas era Venezuela, precisamente donde también habían desembarcado la mayoría de tropas españolas durante la guerra de independencia. Así, unos de los objetivos inmediatos que Bolívar intentaba lograr con un tratado panamericano de confederación y defensa mutua era el comprometer a las demás repúblicas latinoamericanas a suministrar dinero y tropas para la defensa de Venezuela en la eventualidad de que una invasión de la Santa Alianza llegase a ocurrir. La efectividad, estabilidad y fortaleza de la confederación panamericana iba a depender de tres factores: I) Que para mantener la paz existiera un equilibrio de fuerzas entre todos los países latinoamericanos, donde "ninguno sería débil respecto a otro: ninguno sería más fuerte"; II) Que estos fueran al mismo tiempo países prósperos y estables; IIII) Que además existiera entre ellos una entidad mediadora que sirviera como elemento "conciliador, en fin, de nuestras diferencias". Las acciones de Bolívar en el sur no fueron más que un intento por lograr estas tres condiciones. Para entender plenamente sus motivaciones hay que pasearse por el escenario geopolítico global que el Libertador contemplaba. La historia de la comunidad de naciones europeas había sido una trágica secuencia de frecuentes guerras internas, y las más terribles de todas hasta ese momento, las guerras napoleónicas, acababan de terminar (batalla de Waterloo, 1815). Bolívar necesitaba crear las condiciones y mecanismos que evitarían que tal historia se repitiera en este lado del Atlántico. Eran la paz y los intereses de Venezuela los que estaban en juego, los que en ese momento particular coincidían en buena medida con los intereses de los demás países latinoamericanos, siempre y cuando estos estuvieran convenientemente divididos y al mismo tiempo sometidos a los tratados de una confederación, y que además ninguno fuera más fuerte que la Gran Colombia. En términos del lenguaje domestico, se puede decir que lo que el padre de la patria quería legarnos a los venezolanos no era solo un hogar estable (la Gran Colombia) sino que este estuviera en un vecindario bueno, afluente, tranquilo y bajo control. Al final el panamericanismo de Bolívar fracasó, y en buena medida por los recelos de los gobernantes latinoamericanos, quienes veían en el Congreso de Panamá un instrumento hegemónico de la Gran Colombia. Pero viniendo de testigos presenciales de su época, tales recelos son el mejor testimonio de que para sus contemporáneos Bolívar nunca actuó como si su patria fuera América.