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I

INTRODUCCIÓN

1 . ¿Lógica? Sí, lógica

Quejarnos porque 1a cuenta del restaurante es


alta no nos dará ningún resultado : no lograremos
convencer a1 mozo y pasaremos por mezquinos .
Pero sí encontramos algún error en 1a suma provoca-
remos una consulta y obtendremos, junto con 1a en-
míenda, las correspondientes excusas : tal es e1 poder
de 1a aritmética, que ní los comerciantes se atreven
contra ella . Y 1a aritmética no es una invención
diabólica, ni e1 arma secreta de 1a administración
impositiva : es, simplemente, un sistema teórico que
reconstruye, en abstracto, las relaciones que todos
aceptamos entre las cantidades concretas . Dos
más dos es igual a cuatro en cualquier tiempo y 1u-
gar, se trate de dólares, camellos o vueltas en cale-
síta; y e1 conjunto de las relaciones de este tipo,
reunidas en una teoría matemática universalmente
20 LOGICA, PROPOSICION Y NORMA

admítída, nos permite verífícar formalmente 1a


exactitud de cualquier cálculo .
Lo mismo ocurre con 1a lógica . Si alguien nos
endílga un largo discurso sobre un tema que ígno-
ramos, nos será dificil formarnos una idea sobre 1a
verdad o 1a falsedad de cada una de sus afirmacio-
nes; pero sí entre ellas hay dos que resulten contra-
díctorías entre sí, no necesitaremos averiguar más
para saber que en esa cháchara hay algo que no
funciona bien. A1 razonar de este modo habremos
utilizado un sistema teórico -1a lógica- que reco-
pi1a, generaliza, abstrae y reconstruye en fórmulas
las relaciones aceptables entre las proposiciones,
aun con total prescindencia de su contenido : es
decir, de modo completamente formal .
En otras palabras, 1a lógica es un sistema que
entre otras cosas- permite verificar 1a corrección
de los razonamientos . ¿Qué es esto de 1a correc-
ción de los razonamientos? Lo entenderemos mejor
a través de algunos ejemplos .
Ejémplo 1 : Toda música se compone de sonidos.
E1 tango es música . Por 1o tanto, e1 tango se com-
pone de sonidos.
Ejemplo 2: Como e1 cíelo es azul y las nubes son
blancas, me siento alegre y optimista.
Ejemplo 3 : Como todas las cucarachas tienen
alas y yo soy una cucaracha, yo tengo alas .
A primera vista los dos primeros ejemplos pa-
recen muy "razonables", en tanto e1 tercero parece
INTRODUCCIÓN 21

ridículo . Pero sí nos quedamos con esta ímpresíón


no fremos muy lejos en nuestra capacidad de racío-
cínío y seremos fácilmente engañados por una retó-
ríca falaz. Examinemos los ejemplos uno por uno,
con más cuidado .
E1 ejemplo 1 propone dos premisas y una con-
clNsíón . Y cualquiera que 10 lea advertirá que 1a
conclusión es una consecuencia necesaria de las pre-
misas . En efecto, podemos no saber gran cosa de
música, y podemos ignorar por completo 1a existen-
cía del tango; pero si nos informan que 1a música
se compone de sonidos y que e1 tango es una forma
de música, en esos datos se encuentra contenido,
implícitamente, e1 resultado que aquel razonamien-
to hace explícito : que e1 tango se compone de so-
nídos .
E1 ejemplo 2 también contiene dos premisas y
una conclusión, pero ésta no se desprende necesa-
ríamente de aquéllas . Puede ocurrir, por cierto,
que una persona de talante contemplativo se sienta
impulsada a un irresistible optimismo por 1a mera
comprobación del color del cíelo y de las nubes ;
pero también sucede que a veces uno tiene un dolor
de muelas, y entonces e1 cíelo y las nubes carecen
de toda eficacia como talismanes de buen humor.
Y aquí aparece -entonces- un importante dato
sobre 1a lógica : una deducción válida no es 1a que
eventualmente lleva a un resultado verdadero, sino
1a que necesariamente lleva a un resultado verda
dero siempre que las premisas también 1o sean.
22 LOGICA, PROPOSICION Y NORMA

Esto podrá comprenderse mejor a partir del


ejemplo 3 que, contra 1o que podría suponerse a
primera vista, es absolutamente uá1Ø. No, por
cierto, porque quienes esto escriben hayan sufrido
alguna metamorfosis kafkiana y se dediquen a revo-
lotear por las cocinas, sino porque 1a conclusión
se desprende necesariamente de las premisas . En
efecto, si fuera verdad que todas las cucarachas tie-
nen alas, y sí fuera exacto que yo pertenezco a tan
poco apreciada especie, entonces también sería eíer-
to que tengo alas. Nótese que no existe otra posi-
bilidad lógica : sí yo no tengo alas no puedo ser una
cucaracha (porque hemos supuesto que todas las
cucarachas las tienen ) ; y si no tengo alas y a pesar
de eso sigo siendo una cucaracha, entonces no pue-
de ser verdad 1a hipótesis general sobre e1 vuelo cu-
carachìl. De modo que e1 ejemplo 3 es una deduc-
ción correcta, a pesar de que tanto sus premisas
como su conclusión son obviamente falsas .
Claro está que aquí puede surgir una reflexión
escéptica : si 1a lógica aprueba un razonamiento se-
gún e1 cual todas las cucarachas tienen alas y yo
soy una cucaracha alada, también podría aprobar
que los chanchos escriben poemas, y que 1a ínfla-
cíún no existe, y que 1a luna es una bola de queso
Gruyère . Entonces ¿para qué sirve 1a lógica, si no
permite distinguir 1o verdadero de 1o falso? Esto
vale tanto como preguntar para qué sirve 1a televi-
sión, sí los programas son tan malos. Sí e1 espee-
táculo no nos gusta, haremos bien en apagar e1 re-
INTRODUCCION 23

ceptor, pues no obtendremos de é1 mayor utilidad .


Pero e1 día que haya un programa bueno ¿cómo ha-
remos para verlo sin un aparato que funcione ade-
cuadamente?
Del mismo modo, exigir a 1a lógica que nos en-
señe 1o verdadero y 1o falso es injusto : 1o que no
han logrado hacer todavía 1a ciencia y 1a filosofía
no puede conseguirse del mero razonamiento, que
es sólo una herramienta intelectual, y no 1a fuente
de 1a verdad . Sí partimos de premisas falsas, nín-
guna seguridad tendremos de llegar a conclusiones
verdaderas ( si 1o hacemos, será por casualidad ) .
Pero, sí tenemos 1a fortuna de hallar premisas ver-
daderas para alimentar e1 razonamiento, éste nos
proporcionará nuevas y relucientes afirmaciones,
tan verdaderas como aquéllas de las que partimos .
Es que 1a lógica, pese a su utilidad, no es omni-
potente. Recordemos e1 ejemplo del principio : e1
de la cuenta del restawante. La aritmética no
puede evitar que nos cobren por algún plato más
de 1o que vale ( de otro modo existiría gran deman-
da de textos sobre matemáticas ) ; pero ya es algo
que nos permita controlar 1a suma para ver sí tam-
bién ahí alguien pretende quedarse con nuestro di-
nero.

2. Lógica y bloqueo mental, o el valor de la sonrisa

"Claro, lógico", solemos decir ( no siempre con


propiedad ) cuando oímos una afirmación que flQ
4
2 LÓGICA, PROPOSICIÓN Y NORMA

parece sencilla y plausible. Pero cuando e1 adjeti-


vo se vuelve sustantivo y nos hablan de 1a Lógica,
la imaginamos con una L mayúscula, alta como un
muro en e1 que nuestra capacidad de comprender
se estrellará irremediablemente .
Por supuesto, esta predicción casí siempre se
confirma . Con ella ocurre 1o mismo que con los
rumores de 1a Bolsa : sí hacemos correr 1a voz de
que determinada acción va a subir, 1a gente 1o cree,
1a demanda aumenta y e1 precio efectivamente
sube . De idéntico modo, nuestra concepción de 1a
lógica como un instrumento de tortura ( imagen se-
mejante a 1a que solemos tener de las matemáticas )
tiende a crear un bloqueo mental que a menudo no
nos permite siquiera averiguar sí hay algo de cierto
detrás de aquella idea.
Lo primero que debe advertirse es que 1a lógica
no es un pasatiempo para chiflados ociosos. Tiene
aplicación práctica, y está mucho más cerca de
nuestra experiencia cotidiana de 1o que suele supo-
nerse . Todos sabemos algo de lógica y 1a usamos
constantemente ; pero, como e1 burgués gentilhom-
bre de Molière, que hablaba en prosa sin saberlo,
estamos tan habituados a ella que no sabemos verla .
Sí juegan Boca Juniors y River Plate y nos informan
que uno de ellos ganó, automáticamente tenemos 1a
certeza de que e1 otro perdió . Sí extraviamos algo
junto ßa1 Obelisco, no se nos ocurre ír a buscarlo a
Ja sombre de 1a Torre de los Ingleses. Y, puestos
ι
INTRODUctIÓN 25

a comprar una ficha para hablar por teléfono, es-


peramos que e1 cajero nos 1a dé o nos 1a niegue,
pero nos sentimos burlados sí nos contesta : "toda-
vía me quedan algunas, pero se me terminaron" .
Todas estas actitudes son aplicaciones de leyes 16-
gicas antiguas y muy conocidas, , pero que tienen

sonoros nombres en latín y se disfrazan con cierto


empaque académico cada vez que un texto de lógi-
ca nos las propina.

La receta para encarar satisf actoríamente e1 es-


tudío de 1a lógica incluye, pues, dos remedios, que
deben administrarse en forma conjunta. E1 prime-
ro consiste en advertir 1a importancia de 1a lógica

como exposición de un sistema explícito que nos


permite ordenar, controlar y -en caso necesario-
reformular 1a enorme cantidad de razonamientos
que de todos modos desarrollamos cada día . Y e1
segundo, no dejarnos intimidar y tomar 1a lógica
con calma, con buena voluntad y -sí es posible
con una pizca de sentido del humor. Si conseguí-
mos pertrecharnos de este modo estaremos en con-
dícíones de ádquí rir, sin grave desgarramiento afec-
tívo, un ínstruménto de valor inestimable . Pero
para lograr este resultado es indispensable aceptar
e1 desafío intelectual que 1a lógica nos propone y
jamás, por ningún motivo, murmurar para nosotros
"ésto no 1o voy a entender nunca".
26 LÓGICA, PROPOSICIÓN Y NORMA

3. De qué se trata, o a qué vamos a jugar

Formuladas las advertencias preliminares, co-


rrespondería mostrar ahora las características con-
cretas del estudio que . nos proponemos emprender .
Pero no es fácil hacer esto con 1a lógica, que es un
sistema de relaciones abstractas; y enumerar los
problemas que están o han estado incluidos bajo
este título llevaría a una exposición histórica bastan-
te larga : en veinticinco siglos de desarrollo, 1a 16-
gica occidental ha recorrido un camino largo y muy-
varíado. Para nuestros fines bastará decir que 1a
lógica busca formular y sistematizar las relaciones
Ømisibles entre las proposiciones, y se preocupa
por establecer métodos para decidir si una proposí-
ción se desprende o no de otras a través de un razo-
namiento válido .
Aristóteles trató de cumplir esta tarea a través
del mismo lenguaje que usamos todos los días (lla-
mado lenguaje natural) , a1 que incorporó vocablos
especialmente definidos y aun ciertos símbolos abs-
tractos (letras como A o B, por ejemplo, para repre-
sentar 1a estructura de una proposición con sujeto
y predicado ) . Aristóteles emprendió así, proba-
blemente, e1 primer estudio sistemático de 1a 1ó-
gíca formal ; y puso en ello tanto genio que aun hoy
sus obras sobre e1 tema se leen con admiración . E1
mismo camino siguieron los que vinieron después,
y se prolongó a través de 1a Edad Media y del Rena-
INTRODUCCION 27

cimiento. Pero en ocasiones e1 intento chocaba


con ciertas dificultades, a pesar del gran desarrollo
alcanzado por 1a lógica aristotélica y medieval ; e1
lenguaje natural contiene una grande y en buena
medida inevitable dosis de imprecisión ( vaguedad,
ambigüedad y otras intoxicaciones semánticas ), de
modo que, por muy riguroso que fuera e1 propósito
de establecer relaciones unívocas, siempre existía
e1 riesgo de interpretaciones diversas y de aparición
de seudoproblemas bajo 1a forma de disputas verba-
les. Aparte de esto e1 lenguaje natural está com-
puesto por palabras que se supone tienen sígnifíca-
dos concretos ; y esta presencia constante de los con-
tenídos semánticos tiende a oscurecer 1a diferencia
entre distintos tipos de demostración : "todas las
madres tienen sexo femenino", por ejemplo, es ver-
dadera por razones semánticas, ya que 1a feminei-
dad es característica definitoria de "madre" ; pero
"sí llueve y hace frío, llueve" puede demostrarse sin
recurso alvino a1 significado de las palabras "11ue-
ve" ni "hace frío", ya que su verdad resulta directa-
mente de 1a estructura lógica de 1a proposición .
Esta demostración,' así como otros desarrollos mo-
demos de 1a lógica, corresponde a una etapa en que
quedó superado en gran medida e1 uso del lengua-
je natural.
Esta etapa comenzó con Leibniz (1646-1716),
pero se desarrolló a 10 largo del siglo xix en los
trabajos de De Morgan (1806-1876), Boole (1815-
1864), Free (1848-1925) y Peano (1858-1932) .
28 LOGICA, PROPOSICION Y NORMA

entre otros, hasta quedar firmemente establecida a


principios del siglo xx, cuando Russell y Whitehead
publicaron su obra Principia Mathernatica (1910-
1913 ) . Estos autores aplicaron a 1a 1óica un for-
midable instrumento proveniente de las matemáti-
cas, campo donde ya había demostrado su utilidad .
Este instrumento es e1 lenguaje formal, en e1 que
símbolos convencionales, distintos de las palabras
que conocemos y definidos con rigurosa precisión,
según 1a función que cumplan, pueden combinarse
entre sí a través de reglas deliberadamente cons-
truídas .
Este nuevo desarrollo recibió distintos nombres,
que pretendían diferenciarlo de 1a lógica tradícío-
na1 : "lógica matemática", "lógica simbólica" . Al-
gunos 1o llaman "1ógica formal", a pesar del carácter
relevantemente formal del análisis aristotélico .
Pero, a medida que pasa e1 tiempo y 1a gente se
habitúa a1 manejo de los símbolos ( a 1o que contrí-
buye mucño e1 aprendizaje de 1a teoría de conjuntos
en las escuelas), 1a importancia de estas denomina-
ciones disminuye y todo empieza a llamarse, pura
y simplemente, lógica . Esta evolución es concep-
tualmente importante, porque ayuda a señalar que
1a nueva lógica no se opone a 1a antigua, sino que
1a complementa, 1a enmarca, en parte 1a corrige y
en buena medida 1a supera, sin que por ello Aris-
tóteles deba bajar de su pedestal .
Existen hoy muchos temas -tradicionalmente
englobados en 1a lógića- que resultan alcanzados
INTRODUCCION 29

poco o nada por e1 uso actual del lenguaje ió


líto : e1 análisis de las funciones del lenguaje, por
ejemplo, 0 1a teoría del significado y de 1a defini-
ción, o e1 estudio de las falacias no formales, 0 los
conceptos relacionados con cl razonamiento índuc-
tívo. Pero nosotros aceptaremos directa e ínmedía-
tamente e1 desafío de que hablábamos antes y -sin
menospreciar 1a utilidad de aquellos temas, sobre
los que existen excelentes textos nos lanzaremos
a1 asalto de las fórmulas .
Para esto estudiaremos primero las relaciones
entre proposiciones (lógica proposicional) , para 11e-
gar luego a las lógicas modales : alétíca y deóntica .

4. Bueno, pero ¿por qué a mí?

E1 programa que acabamos de enunciar entu-


siasmaría, seguramente, a una persona con ínclina-
cíones matemáticas ; pero e1 caso es que este libro
no está dirigido a ingenieros ní a estudiosos de las
ciencias exactas . Y entonces e1 lector -profesional
o estudiante de •derecho, de sociología, de ciencias
políticas o, en fin, de disciplinas tradicionalmente
humanísticas- puede sentirse como aquel niño a
quien regalaban una moneda por cada cucharada
que 1e daban de un desagradable remedio . . . y cu-
yos padres rompían 1a alcancía, cada vez que estaba
llena, para comprar otro frasco del mismo remedio .
Las ciencias humanísticas se consideran tradícional-
30 LOGICA, PROPOSICION Y NORMA

mente como un refugio contra las matemáticas, a


cubierto de 1a insidiosa infiltración de las fórmulas ;
y quien las ha elegido para sí con esa esperanza
puede sentirse defraudado . Por supuesto, podría
observarse que más vale advertir e1 fraude que ig-
norarlo ; pero, como quiera que esta reflexión no
suena muy estimulante, convendrá hacer algunas
aclaraciones sobre e1 punto .
La lógica es una de las disciplinas humanísticas
más tradicionales ; pero 1e ha sucedido 1o mismo que
a 1a mayoría de las ciencias que, cuanto más se per-
feccíonan, más se acercan a las matemáticas . Gran
parte del progreso científico ha consistido en adver-
tir que dos o más conceptos diferentes no eran sino
distintos estadios de una misma realidad contínua,
y en medir 1a diferencia entre ellos sobre cierta es-
cala común . Así es como, por ejemplo, las relacío-
nes entre e1 espacio y e1 tiempo y entre 1a mate-
ria y 1a energía han provocado una verdadera revo-
Iucíón en 1a física, con ramificaciones sobre otras
disciplinas ( incluida 1a filosofía ) . Pues bien, las
ciencias sociales adolecen desde su origen de 1a ín-
sufíciencía de sus métodos para aislar los fenóme-
nos, compararlos y medirlos. En 1a medida en que
esto se consigue poco a poco, e1 lenguaje formal se
introduce para abstraer cierta relación o cierto as-
pecto de un fenómeno complejo con independencia
de su contexto contingente ; y una vez hecho esto
aparecen las fórmulas para establecer los vínculos
hallados entre aquellas abstracciones . De modo
IN'fl ODUCCIóN 31

que esta suerte de matematiza.ción de las ciencias


sociales parece una tendencia inevitable, en 1a que
1a lógica se presenta como un simple caso particular .
¿Y por qué precisamente 1a lógica? Ante todo
porque cualquier sector de 1a ciencia que emplee
e1 lenguaje y e1 razonamiento debe someterse a 1a
prueba de 1a validez de su propio método ; pero una
ciencia que no sólo emplee e1 lenguaje como herra
mienta sino que además tenga por objeto de estu-
dío argumentos que se suponen lógicamente enca-
denados -como las ciencias políticas y jurídicas-
no puede privarse de analizar 1a estructura de su
propio objeto .
Esta circunstancia es particularmente sensible en
e1 caso de los sistemas normativos . En efecto, en-
tre los significados que pueden simbolizarse con e1
lenguaje hay algunos que nos afectan profundamen-
te en nuestros intereses : son las normas, que nos
obligan a cumplir ciertas conductas y nos prohiben
otras; que limitan e1 universo de nuestra libertad
y -en e1 caso del derecho- hasta nos amenazan
con e1 embargo, e1 desalojo, 1a prisíón o 1a muerte .
Y existen personas ćuya profesión es razonar sobre
las normas, inventar y refutar argumentos sobre
ellas, describirlas, esgrimirlas y manejarlas . Los
abogados -de ellos se trata- no están todos de
acuerdo sobre 1a justicia y 1a injusticia de cada nor-
ma ( como no 1o están los comerciantes sobre 1a ren-
tabilidad de determinado precio ni los científicos
sobre 1a verdad de ciertas afirmaciones de hecho) ;
32 LOGICA, PROPOSICION Y NORMA

pero 1a mayoría de ellos está dispuesta a admitir que


existen entre las normas ciertas relaciones formales,
y que sí una conducta x está prohibida, por ejemplo,
sería dif ícil aceptar simultáneamente que 1a misma
conducta x es obligatoria ; y esto ocurre aun cuando
no sepamos en qué consiste dicha conducta, ní sí
prohibirla es un acto de buen gobierno o una mues-
tra de insufrible tiranía .
Existe, pues, desde hace aproximadamente me-
dio siglo, una lógica formal de las normas, también
llamada lógica cleóntica o normatíva.
Este esquema o sistema teórico, a 10 largo de
sucesivas versiones, permite ejercer un control for-
mal sobre e1 discurso normativo, equivalente a1 que
tenemos sobre los cálculos mediante 1a aritmética o
sobre e1 discurso en general a través de 1a lógica
proposicional . Como en los otros casos, este instru-
mento conceptual no nos otorga un dominio abso-
luto sobre los fenómenos a que se refiere ( para ello
habría que tener poder sobre las premisas como e1
legislador 1o tiene sobre las leyes que dicta ) ; pero
a1 menos nos enseña a extraer conclusiones válidas
a partir de las premisas que se nos imponen ; y no
es poca cosa encontrar así una base común de razo-
namiento en una materia como 1a normatíva, tan
polémica que 1a gente mata y muere por ella .
Si una lógica deóntica merece, pues, un lugar
preeminente en 1a metodología de 1a ciencia jurí-
dica, conviene también señalar que esa importancia
está perdiendo rápidamente su ropaje especulativn
INTRODUCCION 33

para hacerse cada vez más práctica y cotidiana. En


materia tecnológica e1 derecho es e1 pariente pobre
de las demás ciencias, y e1 jurista maneja aún . . sís-
temas y procedimientos conceptuales que no han
variado casí en milenios . Pero, como ya se ha vis-
to, asistimos aquí también a un avance incontenible
de las matemáticas, de 1o que puede ser medido,
pesado, contado, calculado y . . . computado . Las
normas son información ( en e1 sentido que a esta
palabra atribuye 1a ínf ormátíca ) ; y las computado-
ras han aprendido ya a manejarlas, clasificarlas, re-
copilarlas y reproducirlas para facilitar e1 trabajo de
abogados, jueces y legisladores . Incluso se estudia
en nuestros días 1a posibilidad de instituir proce-
sos de decisión automática, en los que 1a solución
de un caso surja directamente de 1a norma, a tra-
vés de un mero cálculo lógico . E1 aprovechamíen-
to de estas realidades y perspectivas exige a1 jurista
moderno una precisión de conceptos y una exacti-
tud de razonamientos a las que e1 abogado tradi-
cíonal no está habituado, cuya fuente es 1a lógica
formal y cuyo instrumento es 1a abstracción conte-
nída en las fórmulas . .

3. Lógica .
II

DE LA PROPOSICIÓN A LA FÓRMULA

1 . Concepto de proposición

En e1 uso corriente del lenguaje es común que


tomemos como sinónimas expresiones tales como
"enunciado" y "proposición". Decimos, por ejem-
plo, "este párrafo contiene siete proposiciones" o
"no creo en los enunciados de 1a astrología" y, aun-
que de una manera vaga, sabemos qué queremos
decir con ello . La propia gramática española suele
usar con e1 mismo significado los vocablos "propo-
sícíon , enuncíadó , oration y asercion . Pero
para 1a lógica algunas de estas denominaciones ad-
quieren un sentido más preciso, y se refieren a con-
ceptos distintos .
A1 hablar nos expresamos mediante enunciados ;
esto es, oraciones como "este es un libro de lógica",
"tengo sueño" o "1o que estoy leyendo es tremenda-
mente aburrido" . Estos conjuntos de palabras son
38 LÓCICA, PROPOSICIÓN Y NOEMA

oraciones porque cumplen con e1 requisito de ser


significativas, de expresar cabalmente una idea . No
ocurre 1o mismo, en cambio, con expresiones como
"verde e1 es campo", o "cigarrillo cenicero e1 e1 en
está". A pesar de estar compuestas por palabras
conocidas, su desorden interno ( respecto de las re-
glas de 1a construcción castellana ) las priva de síg-
nífícado y con ello les impide constituirse en enun-
cíados u oraciones.
Supongamos ahora tres enunciados : "hace frío",
"í1 fait froid", "ít is cold". Salta a 1a vista que ellos
son diferentes : están compuestos por palabras dis-
lintas, y hasta corresponden a diversos idiomas .
Pero también advertimos que los tres tienen algo
en común: quieren decir 1o mismo . Y para esto no
hace falta siquiera recurrir a otros lenguajes : "e1
presidente de Bolivia fue derrocado por e1 ejército"
y "e1 ejército derrocó al presidente de Bolivia" son
también enunciados distintos que quieren decir 10
mismo : es decir, tienen idéntico significado. Cuan-
do varios enunciados tienen e1 mismo significado,
decimos de ellos que expresan 1a misma proposición 1.
Una proposición es, pues, e1 significado de un

1 También puede ocurrir a la inversa : enunciados idénticos ex-


presan proposiciones diferentes . En efecto, según e1 sujeto que las
pranuneie y las circunstancias de tiempo y lugar en que lo haga, las
palabras "ahora salgo para allá" pueden significar que José Fernández
se dispone a viajar de Mendoza a Córdoba el 15 de febrero de 1979 o
que Margarita Farinelli proyecta trasladarse desde la esquina de Co-
rrientes y Uruguay hasta Montevideo 528, piso 5Q, oficina 506, el 23
de octubre de 1981 entre las 16 .10 y las 16 .25.
ι

DE LA PROPOSICIÓN A LA FÓRMULA 37

enunciado declarativo o descriptivo . No es e1


enunciado mismo, que está compuesto por palabras
de algún idioma determinado, ordenadas según
ciertas reglas gramaticales : es e1 contenido del
enunciado, que es común a las diversas maneras de
decir 1o mismo . Y exigimos que e1 enunciado sea
desc riptivo para desechar expresamente los otros
usos del lenguaje : frases como "¡cáspita!" o "páseme
1a mostaza, por favor" no expresan proposiciones,
en e1 sentido que aquí damos a este concepto Z.
Esto ocurre porque 1a lógica ( a1 menos, 1a parte
de 1a lógica que estamos estudiando ) se maneja a
través de los llamados valores de verdØ, que -en
un sistema bivalente como e1 que analizamos- son
dos : verdadero y falso ( algunos prefieren decirlo
de modo más abstracto y utilizan los símbolos 1 y
0) . Cuando un enunciado hace referencia a ciertos
estados de cosas, de tal suerte que sea posible deter-
minar si es verdadero o falso, decimos que es un
enunciado descriptivo o declarativo, cuya verdad
depende de 1a existencia real del estado de cosas
descripto . E1 enunciado "está lloviendo", por ejem-
p1o, es verdadero śí en efecto sucede e1 hecho ex-
presado y falso sí, por el contrario, el sol brilla en un
cíelo sin nubes . No importa en este momento ave-

2 El lenguaje puede usarse en sentido descriptivo ( "la tierra es


redonda"), expresivo ("¡atiza!"), prescriptive o directivo ("váyase y no
vuelva nunca más") y operativo o perf ormativo (" buenos días, señor
jefe" ) . Sobre este tema pueden consultarse Carrió, Genaro R ., Notas
sobre derecho y lenguaje, Bs . As ., 1965, p. 15 y ss . ; y Copi, Irving, In-
troducción a la lógica, Bs. As ., 1967, p. 34 y siguientes.

3$ LÓGICA, PROPOSICIÓN Y NORMA

riguar sí es verdadero o falso ( en todo caso, siémpre


podemos mirar por 1a ventana o extender e1 brazo
fnera de ella ) . Lo relevante es que, si e1 enun-
ciado puede ser verdadero o falso, entonces es des-
criptivo y constituye materia prima para 1a gran
maquinaría lógica . Tal cosa no ocurre, en princi-
pio, con e1 enunciado "tírese a1 río": éste expresa
una orden que puede ser válida o no, justa o injusta,
disparatada o aceptable, pero nunca verdadera ni
falsa. Para este tipo de enunciados se ha creada
una lógica algo diferente, que más adelante examí-
naremos .

2. Variables, conectivas y signos auxiliares.


Simbologia y notación

Como ya sabemos, 1a lógica (lógica simbólica o


matemática) utiliza un lenguaje formal compuesto
por símbolos convencionales . Estos símbolos per-
míten manejar las proposiciones según las relaciones
que tengan entre sí, y sin prestar atención a su con-
tenído. En esto 1a lógica se parece a1 álgebra, que
hace 1o mismo con e1 cálculo numérico . Suponga-
mos, por ejemplo, 1a siguiente fórmula algebraica :
a+b=b+a
No nos interesa saber qué número puede asignarse
a cada una de las letras minúsculas utilizadas, síem-
pre que cada una de ellas tenga en todos los casos
dentro del mismo cálculo- un valor idéntico .
r
DE LA PROPOSICION A LA FORMULA 39

Así, sí suponemos que a es 4 y que b es 5, 1a


fórmula debería interpretarse de este modo :
4+5=5+4
donde cada letra ha sido reemplazada por e1 mismo
número en todas sus apariciones.
Pero, como podemos asignar a "a" y a "b" cual-
quier valor que queramos, 1a fórmula algebraica
mencionada en primer término resulta especialmen-
te útí1 para mostrar una relación general, a saber :
que si sumamos dos números cualesquiera, e1 resul-
tado será idéntico sin que importe e1 orden de los
sumandos .
En 1a lógica proposicional las letras minúsculas
no representan números, sino proposiciones. Se
llaman por esto variables proposicionales, ya que
podemos asignarles como contenido cualquier pro-
posición concreta que deseemos ( suponiendo que
queramos asignarles alguno, 1o que en general no
sucede ) . Este es e1 nombre más extendido, pero
algunos autores las llaman también "letras esquemá-
tícas" o "letras sentenciales" 3 . Por costumbre se
usan preferentemente las letras p, q, r, s, t, w, z ;
y cualquiera de ellas puede representar una propo-
sición. A su vez, cada variable puede representar
cualquier proposición, y aun distintas proposiciones
en diferentes contextos : en una demostración, por
ejemplo, podemos suponer que "p" simboliza "hace

3 Orayen, Raúl, Verdad, lógica y significado, en revista "Crítica",


México, 1976, vol . VIII, p . 14 .
40 LOGICA, PROPOSICION Y NORMA

un lindo día", y en otro desarrollo podemos asignar-


1e e1 contenido "mí gato tiene bigotes largos" . Pero
í jual que en e1 álgebra, es indispensable tomar una
elemental precaución : dentro de un mismo contex-
to, e1 significado que se asigne a cada variable debe
ser siempre idéntico . .
Ahora bien ; en e1 lenguaje natural solemos vin-
cular entre sí dos o más enunciados para formar un
enunciado más complejo, de tal modo que e1 valor
de verdad del enunciado resultante depende de
cierta combinación de los valores de verdad de sus.
componentes. Así, "no llueve" será verdadero sí
"llueve" es falso, y viceversa. "Llueve y hace frío"
sólo será verdad si es verdad que 11ueve y también
es verdad que hace frío, y será falso aunque llueva,
sí hace calor, y aunque hiele, sí no llueve. Esta
función vínculatoría es cumplida en castellano
por palabras tales como "y", "o", "sí", "aunque",
"pero", "sin embargo", "sí y sólo sí", "siempre que"
y otras; pero no siempre es fácil, dentro de 1a c1á-
síca ambigüedad del lenguaje natural, establecer
unívocamente e1 tipo de relación que se busca ex
presar. Si alguien nos dice, por ejemplo, "esta no-
che iré a1 cine o a comer" no sabemos con seguridad
si pretende elegir una de dichas actividades o sí
también deja abierta 1a posibilidad de hacer ambas
cosas.
Para evitar problemas de este tipo y facilitar e1
cálculo, e1 lenguaje formal representa aquellos
vínculos mediante signos especiales, que reciben el

DE LA PROPOSICIÓN w LA FÓRMULA 41

nombre de conectivas extensionales ( conectivas a


secas, para los íntimos), signos l6gicos, constantes
lógicas u ØerØores. Pero no existe un acuerdo ge-
neralizado acerca de cómo representar estos signos .
Lsto da lugar a 1a existencia de distintas notaciones,
o sistemas gráficos de escritura de 1a lógica simbóli-
ca. La notación más extendida es 1a llamada in-
glesa o de Russell, en una de cuyas versiones -que
usaremos de aquí en adelante- las conectivas prin-
cipales se representan mediante los símbolos sí-
« y «», .
guíentes •
Por e1 modo en que las conectivas afectat a las
variables a que se refieren, se las divide en monádi-

4 Aunque sea a modo de ilustración, convendrá tener presente que


la mencionada no es la única notación "inglesa" existente . Algunos
autores reemplazan "--" por o por " . " por "A" ; " D " por
-3 o m por f-> .
Hay además una notación completamente distinta, cuyas ventajas
consisten en que no recurre a símbolos diferentes de los alfabéticos y
que no requiere uso alguno de paréntesis, aparte de ciertas facilidades
de cálculo que no vale la pena enumerar aquí . Se trata de la notación
polaca, introducida por Lukasiewiez, cuyas equivalencias con la nota-
ción inglesa son las siguientes :
"Np", equivale a "-p"
"kpq" equivale a "p q"
"Apq" equivale a "p v q"
"Ĵpq" equivale a "p q"
'`Cpq" equivale a "p D q"
"Epq" equivale a "p q"
No usaremos la notación polaca. porque al lado de sus virtudes pre-
senta algunas dificultades, sobre todo para el principiante : su lectura
es menos intuitiva, y cuando las fórmulas se hacen complicadas es más
fácil comprender de un vistazo su estructura general con la notación de
Russell, donde las conectivas diádicas se ubican precisamente entre las
variables conectadas .
42 LÓGICA, PROPOSICIÓN Y NORMA

cas y di4dicas o binarias . E1 signo " " es moná-


díco, porque sólo afecta a una proposición : 1a repre-
sentada por 1a fórmula de 1a derecha . Así, 1a ver-
dad de 1a fórmula "-p" dependerá del valor de
verdad de "p" modificado por e1 operador "=" .
Las demás conectivas mencionadas se llaman diá-
dicas porque afectan a dos proposiciones conjunta-
mente : las situadas a derecha e izquierda del signo
de que se trate . Por ejemplo, e1 valor de "p . q"
depende del valor de verdad de "p" y del valor de
verdad de "q", combinados en 1a forma índica-
da por " . " .
Por e1 momento, conviene que resistamos a 1a
tentación de buscar a cada uno de estos signos un
equivalente en lenguaje natural . Tales equívalen-
cías -aunque existen- no son perfectas ni unívo-
cas, debido a 1a imprecisión del lenguaje natural .
Por esto, como luego veremos, trataremos de defi-
nir cada signo por su función de verdad y sólo
a partir de a11í buscaremos las trØucciones a1 cas-
tellano . Sí hiciéramos a1 revés, correrlamos e1 ries-
go de introducir en e1 lenguaje formal, por 1a vía
de las definiciones, los mismos inconvenientes se-
mántícos que buscamos eliminar .
Aparte de las variables y de las conectivas, 1a
lógica cuenta también con símbolos auxiliares, que
hacen las veces de signos de puntuación y sirven
para separar, en caso necesario, unas fórmulas de
otras . Se trata de los paréntesis "( )", los corche-
tes "[ ]", las llaves "~ }" y las barras "~ I" .

DE LA PROPOSICIÓN A LA FÓRMULA 43

3. Concepto de fórmula proposicional

Hasta ahora hemos hablado bastante sobre las


fórmulas, de modo que resulta oportuno fijar un
contenido preciso para esta palabreja. Una fór-
mula proposicional es una expresión simbólica que
está compuesta exclusivamente por variables pro-
posicionales, conectivas o signos lógicos y símbolos
auxiliares 5. Esta definición puede tomarnos algo
desprevenidos, por 1o que convendrá hacer algunas
aclaraciones sobre ella .
Una fórmula está siempre compuesta, en forma
exclusiva, por los signos apuntados, que constítu-
yen -por así decirlo- su elenco estable . Ningún
actor ajeno a 1a compañía puede introducirse en. 1a
función ( "llueve . hace frío"; "llueve yp"; "p . hace
frio " ) pues e1 resultado no sería una formula ( sería
algo así como mezclar, en una sola frase, palabras
de varios idiomas diferentes : "Ich am going au ciné-
ma domani por 1a noche" ) .
Que variables, conectivas y signos auxiliares for-
men e1 elenco estable del teatro lógico no implica
que todos ellos deban estar siempre en escena: bas-
tará con que haya, por 1o menos, una variable. Así;
"p" es una fórmula ; "-p" y "p . q" también 1o son,
igual que otras más complicadas como :
s )]»
"(p q) D [r v (q

5 Cfr. Orayen, ob . citada .


Ø LÓGICA, PROPOSICIÓN Y NORMA

Por último, no basta que los actores estén en


escena para constituir una función teatral : además
es necesario que desempeñen su papel según cíer-
to libreto y de acuerdo con ciertas reglas que defi-
nen esa actividad . Del mismo modo, los compo-
nentes de una fórmula no pueden estar mezclados
a1 azar : han de respetar las llamadas reglas de for-
maCiÓn ) o normas sintácticas convencionales que ri-
gen 1a estructura simbólica de las fórmulas . Estas
reglas pueden enunciarse así :
1) Una variable proposicional es una fórmula .
cc ιι cc ιι cc ιι
Ej . :
2) Una fórmula precedida por un operador mo-
nádíco es una formula .
cc ι) cc ,, cc ι)
E' -p, -q, r .

3) Dos fórmulas encerradas dentro de un par


de signos auxiliares y entre las cuales hay un opera-
dor diádico ( y sólo un operador diádico) , consti-
tuyen una fórmula .
Ej . : `(P • 4) » "( -P D 9) (P 9) D ( r v s)]".
Las reglas de formación, que en su conjunto
pueden considerarse también como una definición
de "fórmula", permiten excluir de nuestro lenguaje
simbólico todas las expresiones
q ue no se ajusten a
ellas . Así, "~ ", q-, pq, rs, (qv .q) ",
" ( r . ) s" no son fórmulas bien formadas ; y puede
constituir un interesante ejercicio averiguar cuál es
el defecto que aqueja a cada una de tales expresiones .
DE LA PROPOSICIÓN A LA FÓRMULA 45

Conviene aquí hacer una aclaración sobre los


signos auxiliares . Su función consiste en eliminar
ambigüedades : sin ellos, 1a expresión "-p q", por
ejemplo, podría interpretarse de dos maneras :
a) (-p . q ) , donde e1 operador monádíco afecta
sólo a 1a fórmula "p", o bien
b) -(p , q), dondeel operador monádíco afec-
ta a la formula (p . q)
No toda fórmula, sin embargo, plantea semejan-
tes ambigüedades ; y de a11í resulta que puede esta-
blecerse una convención práctica : cuando una ex-
presíón simbólica no es susceptible de ínterpreta-
ciones esquemáticas diversas, es posible eliminar los
signos auxiliares innecesarios : por ejemplo, en 1u-
gar de "( p q ) " puede escribirse "p q"; pero sí
1a misma fórmula lia de relacionarse a su vez con
otra -por ejemplo, en "(p q ) v r" e1 uso de
paréntesis no puede omitirse .

4. Fórmulas atómicas y fórmulas moleculares

Así como e1 lenguaje natural vincula dos o más


enunciados para formar un enunciado complejo, e1
lenguaje simbólico combína las variables -por me-
dio de las conectivas- para constituir fórmulas com-
puestas . Por asociación de ideas con e1 modo en
que los átomos de elementos simples constituyen las
moléculas de los compuestos químicos, 1a lógica ha
adoptado aquí una nomenclatura con reminiscencias
46 LOGICA, PROPOSICION Y NORMA

de 1a física nuclear . Una fórmula atómica es aque-


1la constituida exclusivamente por una variable pro-
no modificada por operador alguno : ``p",
por ejemplo. Las fórmulas en las que aparece un
operador monádico ( "-q" ) o que resultan de una
combinación de fórmulas unidas por conectivas diá-
dicas ( "r v s", "z =- w" ) se llaman moleculares.
Toda fórmula molecular es una función de ver-
dØ de las fórmulas atómicas que 1a componen : es
decir, su verdad o su falsedad dependen de 1a verdad
o de 1a falsedad de las proposiciones representadas
por las variables simples . Pero, como hemos visto
antes, e1 modo en que deben combinarse 1a verdad
01a falsedad de los componentes para determinar e1
valor de verdad de 1a fórmula molecular depende
de las conectivas que aparezcan en 1a misma fónnu-
la. Por esto los operadores resultan ser 1a clave
para desentrañar 1a estructura interna de una fór-
mula. A su estudio, pues, dedicaremos e1 próximo
capítulo .

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