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Universidad de Chile

Facultad de Filosofía y Humanidades


Escuela de postgrado
Departamento de Literatura
Perversión, Obscenidad y subversión en la literatura hispanoamericana

La construcción alegórica del poder en


El fiord de Lamborghini

Profesora: Luz Ángela Martínez


Escrito por: Manuel Alvarez
16/12/2010
La construcción alegórica del poder en El fiord de Lamborghini

Creo que con el tiempo mereceremos no tener gobiernos


Jorge Luis Borges

El presente trabajo se plantea como un análisis del texto El fiord de Osvaldo


Lamborghini (1969), entendiéndolo como una representación crítica, social y política de la
sociedad argentina de los años 70. Siguiendo esto, el texto será analizado insertándolo
dentro de una línea literaria argentina tradicional fundada por obras como El matadero de
Esteban Echeverría y el poema La refalosa de Hilario Ascasubi, los que se centran en la
representación de la realidad argentina que se produjo por la pugna entre federales y
unitarios a mediados del siglo XIX. La relación que se da entre el discurso de Lamborghini
y estos dos textos se da por un misma problemática: el retrato de las relaciones de poder y
como éstas se reflejan en los individuos que conforman la realidad. Aun así la diferencia
entre estos textos radica en la forma representacional que ellos toman, pues, si en El
matadero se aboga por una especie de romanticismo criollo, reflejado en el ambiente
mismo del matadero, y en La refalosa lo que se expresa presenta rasgos de poesía popular y
gauchesca; en El fiord estamos frente a una representación determinada por el fundición de
una situación social y los discursos políticos con los aspectos más exaltados del sexo, la
perversión y los placeres (orales, anales, genitales), de que aquello que no aceptado
abiertamente pero que nos configura y que será entendido desde el concepto de abyección.
Veo entonces una representación que apunta hacia la alegorización de la sociedad
argentina, a través de cada uno de los personajes, y el uso exacerbado del lenguaje por
medio de la juerga política, el lunfardo, el aglutinamiento de palabras, neologismo, etc. que
deviene en una total explotación y rompimiento de los cuerpos. En este sentido, el análisis
se dirige hacia una compresión de la forma representacional llevada a cabo por
Lamborghini frente a un problemática de condición política permanente dentro de la
literatura argentina.
El matadero de Estaban Echeverría, escrita el año 1838, se inscribe como un texto
fundador en cuanto al reflejo y crítica de una realidad social y política en argentina marcada
por la barbarie como concepto clave para caracterizar a quien detentaban el poder (Juan
Manuel de Rosas y sus partidarios), y que, como temática, luego se verá cultivada con
mucha mayor profundidad en textos como Facundo: civilización y barbarie de Domingo
Faustino Sarmiento o Amalia de José Mármol. En el texto de Echeverría se relata la
situación de Buenos Aires luego de la Revolución de Mayo, momento en el que Juan
Manuel de Rosas llega por primera vez al poder, y, puntualmente, la época de la cuaresma
católica. En conjunto con este contexto un diluvio ha aquejado a un lugar un poco marginal
de la ciudad de Buenos Aires, donde se encuentra emplazado el matadero, lo que ha llevado
a una escasez de alimentos o al aumento de precios de los mismos, lo que produce que las
clases marginales sufran las consecuencias. En vista de esto, Rosas envía al matadero,
centro representativo del partidarismo hacia Rosas, varias cabezas de ganado con el fin de
contrastar la escasez y mantener contento al pueblo y sus partidarios. Con esto se da pie a
una de las escenas más crudas del relato y se debe a las disputas de las tripas y las vísceras
de los animales entre el barro y la sangre de las personas que, por satisfacer sus
necesidades, se encuentra presente en el matadero. El relato dice así:

“La perspectiva del matadero a la distancia era grotesca, llena de animación. Cuarenta
y nueve reses estaban tendidas sobre sus cueros y cerca de doscientas personas
hollaban aquel suelo de lodo regado con la sangre de sus arterias. En torno de cada res
resaltaba un grupo de figuras humanas de tez y raza distinta […]a sus espaldas se
rebullían caracoleando y siguiendo los movimientos, una comparsa de muchachos, de
negras y mulatas achuradoras, cuya fealdad trasuntaba las arpías de la fábula, y
entremezclados con ellas algunos enormes mastines, olfateaban, gruñían o se daban de
tarascones por la presa ” 1

Como es posible ver lo grotesco no está exento en esta escena y se encuentra fundado en la
expectación que la escasez de los alimentos producía en la población. Pero también se
observa a representación de los estratos marginales de la población de una forma
menospreciativa por medio de denominaciones caracteres negativos como el negro, el
mulato, personas similares a bestias y arpías. En sentido, la crítica pasa también por el
hecho de la configuración de quienes eran partidarios del caudillo, como seres opuestos a
la razón y guiados mucho más por el instinto o en una palabra, bárbaros.
El relato continúa dando cuenta de la situación dentro del matadero, hasta que luego
de ya acabada la matanza grotesca de animales en pos de la satisfacción de seres que
también se comportan como tales, aparece un joven en caballo que es reconocido por la
multitud como un “unitario” debido a su apariencia que contrasta fuertemente con los
personajes que hasta ese momento son presentados. La muchedumbre decide apresar al
1
Echeverría, Esteban. El matadero.
http://www.biblioteca.clarin.com/pbda/cuentos/matadero/matadero.htm
“salvaje unitario”, someterlo y torturarlo por orden expresa del juez del matadero. Una vez
lo tienen maniatado en una meza destinada a la tortura se da paso a la mayor demostración
de poder que hay en el relato y que se encuentra estructurada con miras a demostrar el
salvajismo y la barbarie de los partidarios de Rosas:

-Abajo los calzones a ese mentecato cajetilla y a nalga pelada dénle verga, bien atado
sobre la mesa […]
Atáronle un pañuelo a la boca y empezaron a tironear sus vestidos. Encogíase el joven,
pateaba, hacía rechinar los dientes. Tomaban ora sus miembros la flexibilidad del junco,
ora la dureza del fierro y su espina dorsal era el eje de movimiento parecido al de la
serpiente. Gotas de sudor fluían por su rostro grandes como perlas; echaban fuego sus
pupilas, su boca espuma, y las venas de su cuello y frente negreaban en relieve sobre su
blanco cutis como si estuvieran repletas de sangre […]
Sus fuerzas se habían agotado. Inmediatamente quedó atado en cruz y empezaron la obra
de desnudarlo. Entonces un torrente de sangre brotó borbolloneando de la boca y las
narices del joven, y extendiéndose empezó a caer a chorros por entrambos lados de la
mesa. Los sayones quedaron inmóviles y los espectadores estupefactos.
-Reventó de rabia el salvaje unitario -dijo uno […] 2

Finalmente el joven muere de rabia frente a la tortura de la que lo hacen objeto los
federales y a pesar de sus intentos de liberarse. El episodio en sí está para dar cuenta de los
métodos por los cuales los federales, estos partidarios de Rosas que se aglutinan en el
matadero, someten y defienden la causa del caudillo. El poder se encuentra desplegado en
manos de quien lo detenta, sino en manos de quien le dio esa facultad de poder sobre los
otros. El ejercicio del poder se encuentra en manos de los personajes del matadero quienes
a través del salvajismo de su actuar legitiman las formas represivas que el mismo Rosas
consideraba correctas frente aquellos que se opusieran a su régimen. Con esta escena, y
con el relato en su totalidad, Echeverría busca dar cuenta no sólo de un reflejo de la
sociedad sino que, además, de un reflejo del funcionamiento de la tiranía de Juan Manuel
de Rosas por medio de la barbarie, como también la incondicionalidad de las clases
marginales para con su líder caudillo, algo que se observa mucho en la historia de
argentina y que también está presente en el texto de Lamborghini.
El poema La refalosa escrito el año 1839 es, al igual que El matadero, otra
expresión literaria que muestra las relaciones sociales a través del poder. Y también, como
en el texto de Echeverría, se representa la pugna entre federales y unitarios en relación el
régimen de Juan Manuel de Rosas. En el poema hay la interpelación de un miembro de la

2
Echeverría, Esteban. Op.cit.
“mazorca” a un gaucho, y le relata a éste cual es el accionar que llevan a cabo los federales
cuando encuentran a un unitario con la intención de intimidar al gaucho para que se una al
bando federal o esté listo para recibir “refalosa”.

“Unitario que agarramos


lo estiramos o paradito nomás
lo agarran los compañeros
por supuesto, mazorqueros
y ligao con maniador doblado
ya queda coco con codo
y desnudito ante todo
¡Salvajón!” […]

“[…] a su queja
abajito de la oreja
con un puñal bien templao
y afilao
que se llama quita penas
le atravesamos las venas
del pescuezo
¿Y que se le hace con eso?
larga sangre que es un gusto,
y del susto
entra revolver los ojos”3

Aquí la violencia física, la tortura y el convencimiento de que se hace lo correcto son los
móviles bajos los cuales opera el poder y bajo los que se describen la relaciones sociales
entre bandos. El mazorquero en todo su canto lo que hace es describir detalladamente el
uso del cuchillo en el cuerpo del unitario, el fluir de la sangre que fascina y a la vez
degrada al otro cuando se refala, tambalea y cae por la sangre hasta fallecer.
La intención de presentar estas dos expresiones literarias, es para hacer referencia,
primero, a la necesidad de ciertos escritores argentinos en dar cuenta de una situación
política y social que los aqueja y frente a la cual es necesario tomar ciertos
posicionamientos críticos y, en un sentido, ambos, a mi entender, se configuran en una
relación directa con el relato El fiord de Lamborghini, pues la problemática en éste
también está dada por el contexto político de la Argentina en los años setentas, a partir
también de una figura política potente, ya que si en estos relatos todo se da en relación con
el caudillo Juan Manuel de Rosas, en El fiord, todo el texto se estructura temática y

3
Ascasubi, Hilario. La refalosa. En http://es.wikisource.org/wiki/La_refalosa.
críticamente alrededor de la figura de Domingo Perón. En segundo lugar, el motivo de
entender y revisar estos dos textos del siglo XIX es que de cierta forma ya hay una
necesidad de patentizar las relaciones sociales y de poder por medio de la violencia, y que
esta característica, que es tenue en estos escritos, pues son muy localizados, es un rasgo
que en la poética de Lamborghini se ve extremado por medio de lo que no se escribe, lo
callado, lo expulsado, lo rechazado, en fin lo abyecto; con el fin de inscribir a punta de
sangre y excremento, en la conciencia y porque no en la piel del lector, la crítica a un orden
y dinámicas sociales expresadas en el terror político del que nadie se salva y muy pocos
son inocentes. Lo abyecto será entendido a partir de lo que plantea Julia Kristeva en
Poderes de la Perversión como “[..:] aquello que perturba una identidad, un sistema o un
orden. Aquello que no respeta los límites, los lugares, las reglas.” 4 Y, por lo tanto, la
escritura misma de Lambroghini se planteará como tal al jugar con el desborde de las
formas de representación, el desborde de un lenguaje configurado a partir de la ruptura y,
por supuesto, por medio de la representación de las formas más bajas de lo humano, de la
perversión y de aquellos instintos que los sujetos deben reprimir para insertarse dentro de
un orden social determinado. Esto porque en el relato se ve que el sostenimiento de las
relaciones de los personajes está estructurada por la amoralidad, el desenfreno pulsional y
por la posibilidad que el lenguaje literario mismo presenta como el significante que
permite la plasmación de todo ello. El fiord es la narración de la infamia, “es decir es la
narración de la desmesura, del sin límite, de lo impensable, de lo insostenible, de lo
insimbolizable […] la repetición incansable de una pulsión que, propulsada por una
pérdida inicia, no cesa de errar insatisfecha, engañada, desvirtuada […]”5
En El fiord se narra el nacimiento de Atilio Tancredo Vacán, quien está siendo
parido por Carla Greta Terón con quien tendrá una relación incestuosa, y además se narra
el asesinato y fagocitación de El Loco Rodríguez, padre del recién nacido, quien terminará
siendo asesinado y fagocitado dando, por tanto, fin a su régimen y estableciendo un nuevo
orden. “un parto que instiga una orgía, que luego da lugar a un traición que termina en
canibalismo [es una naturaleza desencadenada que] se hace visible en el detalle exacerbado

4
Kristeva, Julia. Poderes de la Perversión. México: Siglo XXI editores, 1989. Pp. 11
5
Kristeva, Julia. Op.cit. pp. 35
de la fisiología, como exceso y desborde, como fuerza que arrastra los cuerpos, que los
deforma y los altera”6
Entre estas dos acciones, el nacimiento y la muerte, se representa el despliegue del poder y
el terror, que se encarna y desencarna en cada personaje sometido del relato, por medio del
accionar constante de las pulsiones sexuales en lo que el relato denomina “la fiestonga del
garchar”. En este relato no hay necesidades en ningún sentido, sino que se está en
presencia del exceso y el desborde representados por medio del vejamen sexual del cual
son objeto cada uno de los personajes inscritos en el relato. A los personajes ya
mencionados hay que sumar a Alcira Fafó asistente del parto, quien le quiere disputar el
acunar al recién nacido a la madre, pues ambas ven en él un potencial sexual dado por su
falo anunciado así: “yo quiero acunarlo […] a ese chico ya se le para. ‘Mierda: tomá tomá
y tomá ¡es pa mí nomás!, se opuso Carla Greta Terón. Alcira Fafó se le abalanzó para
degollarla con una navaja, y como se lo impedimos le gritó a la otra que se revolcaba
garchando con su hijo […]”7. También son parte de la representación Sebastían y el
narrador, el primero marcado por su cuerpo y el maltrato del que es objeto, como también
por ser siempre el espectador y nunca un personaje que participe en la “fiestonga”;
mientras que el segundo no sólo es la voz que nos da el relato, sino también es un
personaje cuya sexualidad y posición transita o cambia, ya que es tanto objeto sometido al
poder del Loco Rodríguez, como también ejerce unión sexuales que lo llevarán a
posicionarse frente al patrón en el momento en que éste sea despojado de su posición. Aquí
la relación del poder y los cuerpos no es visto como lo plantea Foucault en relación con el
cuidado, la pulcritud o la ortopedia (entendida en función de la corrección y
homogenización de los seres dentro de la sociedad), aquí no se observa la necesidad de
establecer el poder por medio del cuidado sano de los cuerpos de la sociedad donde se
expulsa a todo aquel que no entre en la dinámica de la normalidad o normatividad, “A este
cuerpo [que] se le protegerá de una manera casi médica: en lugar de los rituales mediante
los que se restauraba la integridad del cuerpo del monarca, se van a aplicar recetas,
terapéuticas tales como la eliminación de los enfermos, el control de contagiosos, la

6
Giorgi, Gabriel. “El crimen, el experimento, la literatura: Osvaldo Lamborghini y la naturaleza”. En Y todo el
resto es literatura: ensayos sobre Osvaldo Lamborghini. Comp. Dabove, Juan Pablo y Natalia Brizuela.
Buenos Aires: Interzona editora, 2008. Pp. 231
7
Lamborghini, Osvaldo. El fiord. Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 2003. Pp. 16
exclusión de los delincuentes”8, ya no se está e presencia de la concepción de mente sana
en cuerpo sano que entiende el filósofo francés propio de los controles sociales. Por el
contrario, aquí el cuerpo está mostrado en toda su degradación, es el cuerpo enfermo,
caracterizado por la deformidad, la desnutrición, la expulsión de todo tipo d secreciones
corporales. Ese es el cuerpo que bajo el que se estructura el relato y por tanto la sociedad
que intenta describir. “(como nunca le dabamos de comer parecía, el entrañable Sebas, un
enfermo de anemia perniciosa, una geografía del hambre, un judío de campo de
concentración –si es que alguna vez existieron los campo de concentración–, un miserable
y ventrudo infante tucumano, famélico pero barrigón).”9
La poética de la obra de Lamborghini ha sido entendida por la crítica como una
poética perteneciente al neobarroco latinoamericano o neobarroso como lo denomina
Nestor Perlongher por la oposición o diferencia que tendría con el realismo propio de la
literatura gestada a las orillas del Rio de la Plata. Respecto del barroco y neobarroco
Perlongher afirma: “El lenguaje podría decirse, “abandona” (o relega) su función de
comunicación, para desplegarse como pura superficie, espesa e irisada, que “brilla en sí”:
“literaturas del lenguaje” que traicionan la función puramente instrumental, utilitaria de la
lengua para regodearse en los menados de los juegos de sones y sentidos.” 10 En El fiord se
observa un uso del lenguaje desde una perspectiva plástica, en el que la alegoría, la
metonimia, la metáfora y neologismos se transformarán en el recurso textual, e incluso
visual, para la expresión o que incluso lo extreman, pues donde el neobarroco quiere
plasmar o inscribir el signo en la página, en el texto de Lamborghini se observa la
necesidad de rajarla por medio de la violencia que no se encuentra sólo al nivel del
contenido sino que además en la estructuración del lenguaje del texto donde se busca
superar y violar las formalidades de la representación y los significantes a los que se hace
referencia.
Ejemplos de lo anterior están dados de manera múltiple dentro del relato donde la
alegorización y el juego metonímico forman lo que se puede entender como la dinámica de
poder político que se busca retratar. Ya los nombre son expresión de esto, cada uno de
ellos hace referencia a un personaje, sector o colectivo de la sociedad política argentina de
8
Foucault, Michel. Microfíscica del poder. España: ediciones la piqueta, 1992. Pp. 103
9
Lamborghini, Osvaldo. Op. Cit. Pp. 11
10
Perlongher, Nestor. Introducción a la poesía neobarroca cubana y rioplatense. En Revista Chilena de
Literatura N° 41. Santiago: Abril, 1993. Pp. 50
los años setenta. Así El Loco Rodríguez es Perón, figura imponente y autoritaria que regía
las relaciones sociales en esos años; Carla Greta Terón es un personaje que aglutina dos
entidades, es tanto Eva Perón como la Confederación General del trabajo de la república
Argentina, ambas ligadas obviamente a Domingo Perón; Atilo Tancredo Vacán, “el
muchacho de mierda” engendrado por El Loco Rodríguez y Carla Greta Terón hace
referencia a Augusto Timoteo Vandor, dirigente sindical que dirigió la CGT durante el
período de la dictadura de Juan Carlos Onganía y que propugnaba un peronismo sin
Perón11; Alcirá Fafó referente significante de las fuerzas armadas de Argentina, quienes
ejercieron un papel determinante en el panorama político de la época y que dentro del
relato se observa por medio de que es ella quien remata al Loco Rodríguez y quien corta y
cocina el miembro de éste para repartirlo entre el resto de los personajes12; Luego Sebastían
o el Sebas, referente de las bases o el pueblo, siempre apartado del poder, mero
observador, pero fundamental en cuanto al establecimiento de las relaciones sociales de
poder y las manifestación de rebelión que se llevan a cabo en el relato; Finalmente, el
narrador, ex seminarista, representante de la moral y tradición de la sociedad argentina,
siempre funcional al poder.
Cada nombre se configura como una representación alegórica, entendiendo siempre
a la alegoría como una representación más o menos artificial de generalidades y
abstracciones perfectamente inteligibles y expresables de otra manera y en contraposición
al símbolo como única expresión posible de lo simbolizado, del significado que aquello
simboliza; pero también entendiendo a la alegoría como una concatenación de imágenes o
significantes que expresan y representan un pensamiento más complejo. En este sentido,
también observo en El fiord una intención de plasmar como representación teatral, visual,
o puesta en escena a la realidad social argentina sobre los cuerpos de aquellos que
participan en esa representación, pues la alegoría se inscribe sobre los cuerpos. Tal como
fuera la forma representacional de los auto sacramentales en el texto de Lamborghini cada
personaje puede ser entendido como una alegoría en sí, pues representan valores y
entidades abstractas o generalizadas, que se desplazan y desarrollan como si estuvieran en

11
Lo cual es muy decidor en cuanto a la relación que se establece dentro del relato entre la criatura que ha
nacido y el hecho de que fornique con su madre, haciendo una clara alusión al complejo de Edipo y a lo
tratado por Freud en Totem y Tabú, lo que será revisado más adelante.
12
Esta escena también es de importancia y muy aclaradora en cuanto al simbolismo del poder centrado en el
Falo de El Loco Rodríguez, quien mediante el sometimiento sexual de los otros ejerce el poder.
un escenario, un escenario complejo y detallado caracterizado por la suciedad, lo
escatológico, lo inmundo, lo sórdido. Este escenario es la patria o la imagen de nación, y
ya no el portal de una iglesia, donde la relaciones de poder como las que se expresan
dentro del relato son posibles, se representa a la patria pero para la patria o hacia la patria;
cumpliendo de esta forma también con una función propia del auto sacramental y es la
reflexión filosófica o religiosa a partir del desarrollo de una idea alegórica hacia un
público. David Oubiña señala respecto a esta capacidad de El fiord: “El texto puede ser
leído como una teatralización de los conflictos en el seno del peronismo durante el período
de la resistencia […] Pero lo curioso es que los personajes no representan esos conflictos
sino que los encarnan. La lengua política de El fiord es su lenguaje de los cuerpos.”13
Respecto a las características del texto de Lamborghini desde una poética
neobarroca, en el texto tienen especial significancia la composición misma del lenguaje. En
la lectura del relato se encuentran la utilización de un lenguaje con una fuerte carga
significante, cambiante en este aspecto y que va siguiendo el curso alegórico y violento de
lo presentado. “Lo que caracteriza a esta escritura es el relato hiperbólico, la puntuación
criminal, las perversiones léxicas, las asociaciones fónicas contra natura, la sintaxis
jadeante y brutal. ¿cómo hacer quela violencia habite el lenguaje? Violentando el
Lenguaje.”14 Se busca hacer que el lenguaje agreda y lo hace sobre los cuerpos, cuando se
expresa sobre ellos, en lo excrementicio, en lo abyecto, pero también lo hace cuando se
presenta a sí mismo. Ejemplo de esto, ocurre en el momento del derrocamiento de El Loco
Rodríguez, momento en que lo despedazan y luego es fagocitado. Ahí se da un fenómeno
particular y es que a medida que esto va pasando, el nombre del Patrón Rodríguez va
siendo cortado, mostrando no sólo la muerte y la verdadera fragilidad de su cuerpo, sino
alegorizando la pérdida de su poder y como estaba configurado a partir ya desde su
nombre: “Patria o muerte: reaccioné con todo. Me le prendí con los dientes del carnudo
hombro al restellante Loco”, “Diez centímetros de distancia, apunté: la mira del revolver
enfocaba la rodilla izquierda de Rodríguez. Oprimí el gatillo […] La cara, el cráneo entero
del Iguez se puso negro” “la situación estaban en las manos de la implacable Alcira Fafó
[…] que me apartó de un empujón y clavo en la nuca del Sangrante un esterilizado punzón
13
Oubiña, David. “De la literatura entendida como delirium tremens”. En Y todo el resto es literatura:
ensayos sobre Osvaldo Lamborghini. Comp. Dabove, Juan Pablo y Natalia Brizuela. Buenos Aires: Interzona
editora, 2008. Pp. 74
14
Oubiña, David. Op. Cit. Pp. 75.
de cincuenta centímetros de largo. Rez murió en el acto.”15 Ejemplos como éste abundan
dentro del relato, a veces se da en palabras o afirmaciones donde se reemplaza a uno por
otro, así en vez de “inminente” encontramos “inmierdente. O también en el caso de los
nombres de cada personaje que van siendo cambiados en el relato sin que se pierda por eso
la capacidad representadora del personaje, o que se confunda quien es el personaje; Alcirá
Fafó, es también Amena Forbes, Aba Fihur y por último La Loca del Alfiler cuando acaba
con el derrocamiento de la figura de El Loco Rodríguez. Sebastián es Sebas, Basti,
Bastíansebas; así con el resto de los personajes. Esto da a entender que lo que importa no
es la denominación en sí, sino el potencial alegórico que esa nominación implica.
Escapando a además a la normalización lingüística impuesta al lenguaje por parte de las
gramáticas, pues no sólo dicen lo que se debe decir, también establecen lo que no. Y
Lamborghini se ocupa de mostrar y hacer patente eso, ahí radica la perversión y la
abyección. “El Fiord se juega en el plano del lenguaje. Si hay una subversión potente y
patente, ella afecta al lenguaje. El autor del postfacio habla de una "escritura de la
destrucción" y no, advierte, de una "destrucción de la escritura". El ataque se dirige al
meollo de la significación, develando la resquebrajada convencionalidad y vacuidad final
del signo. Pero, volviendo a la carnavalización, la barroquización opera por minorización
de todas las lenguas, de todas las voces: al encastrarlas en el enchastrado entretejido, las
engarza, como joyescas, o las engruda, mucilaginosas.” 16, dice Perlongher respecto a esa
característica.
Todas las características hasta ahora revisadas se encuentran, sin embargo, en
función de una demostración de las relaciones de poder. Ella se enfrascan en el relato
dadas por la fuerza impositiva, perversa y sexual que las condiciona. Hay, a mi entender,
dos formas de entenderlo. La primera dice relación con la parodia de Tótem y Tabú que
hay en el relato. Estamos frente al nacimiento de un niño engendrado por quien gobierna el
núcleo de desarrollo de la narración, toda tipo de relación está determinada por la figura de
El Loco Rodríguez. Las señas son claras, el niño que tiene un potencial sexual igual al de
quien lo engendra, potencial que lo hace peligroso ya que él podría establecerse como el
sujeto del poder y, por tanto, apoderarse de las relaciones y de la ciudad. Esto se hace más

15
Lamborghini,Osvaldo. Ibid. Pp. 22 - 23
16
Perlongher, Nestor. Ondas en el Fiord. En http://www.scribd.com/doc/6761664/Per-Long-Her-Nestor-
Ondas-en-El-Fiord
evidente porque al niño “ya se le para” y comete la relación incestuosa con la madre.
Atendiendo a la alegoría política sexual El fiord es una representación del matrimonio
entre Gobierno y Sindicato que tiene como rehén, hijo y víctima de una violación, a los
trabajadores que ocupan el lugar del niño. El núcleo indivisible de la familia tiene a las
partes separadas en las posiciones funcionales que ocupan sus integrantes que gozan del
todo, pero que, sin embargo, ese goce y ese matrimonio es funcional mientras los roles no
sean intercambiados y ese que ostenta el poder no lo pierda debido a la intervención de
otro que se puede desplegar socialmente y políticamente al igual que él (recodar el
Peronismo sin Perón). Además la relación con el texto freudiano está explicitada en la
parte final con el descuartizamiento de El Loco Rodríguez y la fagocitación de su miembro
viril, fuente primera de su poder, llevada a cabo por todos los participantes de la “fiestonga
del garchar” que se configuran fraternalmente como lo asesinos del padre y, por lo tanto,
contribuyen a su totemización y luego a la pugna fraterna de consolidarse en una figura de
poder al igual que el padre, aunque sea siempre un deseo no satisfecho por el hecho
colectivo del fratricidio. Freud lo entiende así:

“La situación creada por la supresión del padre entrañaba un elemento que con
el transcurso del tiempo había de provocar un extraordinario incremento de la añoranza
final. Los hermanos que se habían reunido para consumar el parricidio, abrigaban todos
el deseo de llegar a ser iguales al padre y lo manifestaron absorbiendo en la comida
totémica partes del cuerpo del animal sustitutivo. Pero a consecuencia de la presión que
el clan fraterno ejercía sobre todos y cada uno de sus miembros, hubo de permanecer
insatisfecho tal deseo.”17

Observando esto, se puede incluso ver la relación paródica con el texto de Freud a
través del mito de Cronos. Cronos es un titán, el menor de ellos que por expreso
encargo de su madre gea, lleva a cabo la castración y asesinato de su padre Urano. De
esta forma él se establece como quien gobierna, sin embargo, él estaba destinado a
perecer de la misma forma en que había llegado al poder, es decir, derrotado por su
hijo. Motivo por el cual Cronos cada vez que engendraba a un hijo, se lo arrebataba a
la madre y se los comía evitando así el establecimiento de cualquier otro como una
amenaza y potencial aspirante al poder. Un día Gea convence a Rea, mujer de Cronos,
de que no le entregue a su hijo Zeus, para que sea devorado, Rea accede
inmediatamente y ocultan al crío entregándole a Cronos una piedra envuelta en la ropa
17
Freud, Sigmund. Obras completas. Vol. 13 Tótem y Tabú. Buenos Aires: Amorrortu editores. Pp. 65
de un niño. De esta forma, el destino se vuelve a cumplir, pues Cronos no se da cuenta
del engaño y Zeus crece para vencer a Cronos y salvar a sus hermanos que habían sido
devorados por este y así convertirse en quien rige el universo. La situación dentro de
El fiord no se muy dispar es sólo una vez que se ha conformado la tríada padre, madre,
crío que se dan las dinámicas de poder suficientes para que el Loco Rodríguez sea
derrocado. La función del hijo como amenazador del padre es la misma, sólo que el
Patrón Rodríguez no asume los riesgos que la figura del hijo pueden significar para él,
pues está más centrado en el ejercicio de su propio poder.
La segunda forma de entender estas dinámica de poder, no es contraría ni opuesta a
la relacionada con el incesto y el asesinato del padre, sino más bien es complementaría de
la misma. El poder de El Loco Rodríguez se funda en base a su potencial sexual, a su
capacidad como ser activo masculino y en el despliegue de esa potencialidad frente a los
otros y sobre los otros. De forma similar a como lo entiende Foucault: “Se trata del
principio de isomorfismo entre relación sexual y relación social. Por tal hay que entender
que la relación sexual –siempre pensada a partir del acto-modelo de la penetración y de una
polaridad opone actividad y pasividad– es percibida como del mismo tipo que la relación
entre superior e inferior, el que domina y el que es dominado, el que somete y el que es
sometido, el que vence y el que es vencido.” 18 Esto es apreciable hasta en el mismo
momento del parto de la criatura que ha sido engendrada por él. El Loco Rodríguez,
mientras asiste en el parto a Carla Greta Terón, la golpea y penetra con la fuerza que su
posición y falo le permiten en el centro de la habitación mientras los otros miran:
“Desesperadamente El Loco Rodríguez se le subió encima a la Carla Greta Terón. Vimos
como él se sobaba el pito sin disimulo, asumiendo su acto ante los otros. El pito se fue
irguiendo con lentitud […] Y arrasando entró en la sangrante vagina […] El Loco ya la
cogía a su manera, corcoveando encima de ella, clavándole las espuelas y sin perderse la
ocasión de estrellarle el cráneo contra el acerado respaldar.”19 La salvedad que hay que
hacer a esta escena dice referencia a lo que el filósofo francés entiende como una
sexualidad natural que está determinada por la dualidad Activo/Pasivo y el rol masculino
que el hombre libre griego ejerce sobre el resto de la sociedad, pues acá la sexualidad se se

18
Foucault, Michel. Historia de la sexualidad. Vol. 2 Uso de los placeres. Buenos Aires: Siglo XXI editores,
2006. Pp. 198
19
Lamborghini, Osvaldo. Ibid. Pp. 10-11
configura a partir del ejercicio desbordante e incluso enfermizo del mismo, es decir, la
relación está dada sin duda por esos parámetros de dualidad pero además por el nivel de
perversión que se le agrega a ese posicionamiento de poder. Esa determinación entre
dominante y dominado no se presenta sólo por el rol activo de quien lo ejecuta, en este
caso El Loco Rodríguez, sino que se expresa a través de exacerbamiento de la violencia y
la crudeza de la escena que es representada, a través de la descripción de esa penetración
incluso como una forma de amansamiento de un animal. Acá se está enfrente de aquello
mismo que Foucault entendía como la caída en desgracia del hombre, es decir, la
desmesura frente al ejercicio de la sexualidad sólo que en el caso de El Loco, esa
desmesura no se observa como un defecto, sino por el contrario, como la reafirmación y
validación de una figura de poder. Esto es visible también en la siguiente escena del relato:
“Yo estaba preso en la cárcel formada por los brazos del Loco y con la cabeza sumergida
en el bajo vientre de mi cajetoidea Alcira. Mi gran amor se desbordaba. Sentí en el centro
en el cero de mi ser las vibraciones eyaculatorias del pijón del Loco […]”20 Esta es una de
la escenas que hace más evidente la imposición sexual del poder de El Loco Rodríguez,
pues luego de hacer objeto al narrador, mientras éste refocila con Alcira Fafó, Sebas se
encuentra mirando desde un rincón deseoso de participar y cuando se acerca hacia este
representante del poder e intenta tocarlo, el Patrón Rodríguez es advertido, negándole
absolutamente la participación por medio de una golpiza. Así se observa que él es quien
decide quién es objeto de derroche sexual y del poder y quien nunca lo va obtener. La
narración refleja esta dinámica por completo hasta que se empiezan a dar las condiciones
que permitan a los otros seres de esta fauna alegórica, empezar a subvertir la lógicas en las
que opera el poder y empezar a ruinarlo desde sí mismo. El narrador fornica con Carla
Greta Terón, se deshace de su escapulario, se caga frente al amo y señor. Sebas lo distrea
con manifestaciones, planfletos. Lo atacan y los rasgos de este simulacro de poder que era
El Loco Rodríguez muestran su verdadera constitución, su delicadeza, su fragilidad, su
vulnerabilidad. Rasgos todos que culminan con la manifestación libre de las bases,
convertidas en el icono de la lucha, cuando ya no queda ni siquiera un pedazo del cuerpo
del poder.

20
Lamborghini, Osvaldo. Ibid. Pp. 12-13
De esta forma la pretensión es entender como en El fiord la representación de las
formas de poder está orientada hacia la construcción de un reflejo del funcionamiento de
las dinámicas sociales. Esta construcción se da en los más diversos órdenes y por medio de
la utilización de recursos no sólo referenciales, sino como he revisado, su rasgo más
importante está dado por la construcción del lenguaje mismo que al mostrar aquello que es
mejor callar y al hacerlo poéticamente y significantemente complejo, se cumple con el rol
de expresar en su totalidad una representación ideal alegórica de esta sociedad en que todos
se hacen objeto del otro y donde el poder está marcado por el abuso, productivo o no, del
cuerpo, del cuerpo de uno, del cuerpo del otro, de la nación entendida como cuerpo.
Marcando de esta forma la diferencia con la tradición anterior de relatos con una función
crítica respecto a la política y la sociedad argentina, en El fiord, esto es superado por la
capacidad misma de criticar el orden no sólo por cómo funciona en la realidad, criticándolo
desde la forma misma, desde el lenguaje como construcción y reflejos mismo del poder. La
literatura se constituye así, ciertamente, entonces como el lugar de inscripción de aquello,
como el lugar de sostén del derrumbe del orden, minado desde sus propios cimientos.

Bibliografía

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Dabove, Juan Pablo y Natalia Brizuela. Y todo el resto es Literatura: ensayos sobre Osvaldo
Lamborghini. Buenos Aires: Interzona editora, 2008

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http://www.biblioteca.clarin.com/pbda/cuentos/matadero/matadero.htm

Foucault, Michel. Historia de la sexualidad. Vol. 2 Uso de los placeres. Buenos Aires: Siglo XXI
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Freud, Sigmund. Obras completas. Vol. 13 Tótem y Tabú. Buenos Aires: Amorrortu editores

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Perlongher, Nestor. “Introducción a la poesía neobarroca cubana y rioplatense”. En Revista


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Nestor-Ondas-en-El-Fiord

Kristeva, Julia. Poderes de la Perversión. México: Siglo XXI editores, 1989.

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