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El lenguaje Bíblico

P. Alejo

Como todo libro, la Biblia tiene su lenguaje. Los autores sagrados


utilizan una forma literaria para comunicarnos su pensamiento, sus
ideas. El conocimiento del lenguaje bíblico es importante, porque nos
ayuda a entender lo que Dios quiere comunicarnos.

Como todo libro, la Biblia tiene su lenguaje. Es la forma literaria como está
redactada. Los autores sagrados utilizan una forma literaria para comunicarnos su
pensamiento, sus ideas. El conocimiento del lenguaje bíblico es importante, porque
nos ayuda a entender lo que los autores sagrados se proponen decirnos y, por
consiguiente, saber lo que Dios quiere comunicarnos.

El lenguaje de la Biblia es variado y hermoso

La Biblia ha sido redactada por muchas personas, y a lo largo de los siglos, en


culturas y ambientes diversos e, inclusive, en distintos idiomas. Estos factores
hacen que el lenguaje bíblico sea muy variado. De hecho, éste refleja el modo de
pensar y de sentir de mcuhos siglos como, también, el modo de pensar y sentir de
los numerosos autores bíblicos, que en esos siglos vivieron.

Además de variado, el lenguaje bíblico es hermoso, sencillo, preciso, claro y digno


siempre del mensaje religioso que lleva. Según las ocasiones es fuerte, escueto,
dulce, apasionado, violento o sublime. Nunca es rebuscado o vulgar. Expresa, casi
siempre, gusto y sensibilidad artística. Es embellecido por el uso frecuente y
abundante de imágenes literarias como antropomorfismos, parábolas, metáforas,
alegorías, símbolos, sentencias, refranes. Estas imágenes literarias constituyen una
característica sobresaliente del lenguaje bíblico.

El distinto uso del lenguaje bíblico

Al escribir sus libros, los autores sagrados usan, por supuesto, un lenguaje
apropiado al contenido de los mismos. Así, el lenguaje bíblico es empleado con
distintas modalidades llamados géneros literarios.
Los géneros literarios fundamentales en la Biblia son tres y corresponden a la triple
clasificación, que ya conocemos de los libros bíblicos como históricos, proféticos y
diácticos. Hay pues un género literario histórico, uno profético y otro didáctico.

Los libros históricos de la Biblia tienen su clásico lenguaje narrativo: conciso,


lineal, a veces con largas disgresiones y, a veces, reducido a listas de nombres.

Los libros proféticos tienen su peculiar lenguaje simbólico: elocuente, patético,


recio, visionario.

Los libros didácticos tienen un lenguaje doctrinal: sentencioso, claro, directo y con
frecuencia poético.

Con excepción del género profético, exclusivo de la Biblia, el género histórico y el


género didáctico son muy conocidos y usados en cualquier literatura. Debemos, sin
embargo, tener en cuenta que el modo actual de escribir un libro formativo o un
libro de historia es muy distinto de como se hacía en los tiempos en que se
escribieron los libros bíblicos. En especial, en lo que se refiere a la historia.

¿Cómo narra la Biblia la historia?

Los antiguos narraban la historia con criterios bastante distintos a los usuales en
los tiempos modernos. Hoy en día la historia es una ciencia: se procura narrar con
toda exactitud el hecho histórico, se busca ir a fondo hasta en los detalles. Se
cuenta, a tal fin con muchos medios de investigación.

Para los antiguos, la historia era un arte y procuraban sacar del hecho histórico las
correspondientes enseñanzas más que la minuciosa y detallada descripción del
mismo.

Por otra parte, los antiguos contaban con escasos recursos para la investigación.

Así, los historiadores bíblicos, según los criterios de sus tiempos, procuraron
transmitirnos más que una detallada narración de los hechos históricos, las
enseñanzas provenientes de los mismos.

Resulta, pues, que el cuadro histórico de las narraciones bíblicas es serio pero
incompleto.
El entendimiento del lenguaje bíblico

Cualquier lector puede captar y entender, en su conjunto, el lenguaje bíblico. Más


aún: con una atenta y continua lectura de la Biblia, va uno familiarizándose poco a
poco con el modo de escribir y de pensar de los autores sagrados, de tal forma que
fácilmente se puede entender con exactitud lo que ellos quieren comunicarnos.

Sin embargo, el lenguaje bíblico no está libre de verdaderas dificultades para


nosotros, tan lejanos lectores y con una mentalidad tan distinta de sus antiguos
redactores. Hay el riesgo de no entender lo que dice el autor sagrado. Existe la
posibilidad de interpretar mal sus palabras. Las mayores dificultades pueden surgir
por las imágenes literarias y por el género histórico.

¿Cómo interpretar las imágenes literarias y el género histórico?

Ya vimos cómo abundan en el lenguaje bíblico las imágenes literarias. Son medios
para comunicarnos el pensamiento. Cometeríamos un grave error al tomarlas al pie
de la letra, como hechos reales. Ya vimos, también, cómo los hechos narrados por
la Biblia son histórcos, aún cuando no sean referidos con la exactitud científica de
detalles que exigen nuestros actuales criterios para narrar la historia. Debemos,
pues, leer la historia bíblica con el mismo criterio con el cual fue escrita y tener en
cuenta que el fin del escritor sagrado no es ponernos al tanto de hechos históricos,
sino de transmitirnos el mensaje de la salvación (mensaje salvífico) que a través de
la realidad d elos mismo se viene realizando.

El examen del contexto

Hay una disciplina eclesiástica que enseña las reglas para entender el significado de
los libros sagrados. Se llama hermenéutica. La principal norma que sugiere es el
examen del contexto: una atenta lectura de lo que viene antes y de lo que viene
después, nos ayuda a entender párrafos o capítulos que se presentan difíciles y
oscuro. 
LA COMUNICACION EFECTIVA DEL MENSAJE
Objetivo: Proveer el conocimiento adecuado, para comunicar el mensaje de una
manera sencilla que satisfaga la necesidad del oyente.
 

Comunicación

Es la transmisión de información, ideas, emociones y habilidades, por medio de


palabras, símbolos, sonidos o figuras.

Mensaje

Es la comunicación de algo a otra(s) persona(s) o animales en lo cual queremos


que reaccionen la forma que deseamos.

Homiletica

Es la ciencia o arte de la predicación. Se deriva de dos voces griegas: "Homo"


que quiere decir "lo mismo" y "Letos" que significa "Decir o sentir" por lo que
decimos que el que predica, siente el mismo problema que siente la gente.
 

La Predicación

Es el arte de comunicar la verdad divina con el propósito de persuadir. Es la


comunicación del evangelio de Cristo y se convierte en una obligación para el
cristiano. I Cor. 9:16; Mt. 28:19 y Mr. 16:15
 

El fin de la Predicación

Es llevar al hombre al conocimiento y obediencia a Dios.


 

El carácter de la predicación

La predicación tiene un carácter cristológico, evangélico, antropológico, eclesial.

Su punto de partida esta en el amor de Dios y la revelación de ese amor es la


causa de la predicación. La predicación tiene su energía en el poder de Dios, por
tanto su mensaje es poderoso y es el medio que Dios usa para salvar al hombre.
Rom. 1:21

El carácter Cristológico de la predicación

La predicación es Cristocéntrica, aunque debe relacionar todas las cosas con


Cristo: el orden socioeconómico, político, cultural, educativo y religioso.

El carácter Evangélico de la predicación

La predicación no es solo un discurso moral, político o religioso. Es la


comunicación de las buenas nuevas de Dios para el hombre. La preocupación de
la predicación es la comunicación de las buenas nuevas.
 

El carácter Antropológico

En la predicación el receptor es el hombre. Podemos notar que la predicación


cumple su fin cuando penetra en la vida del hombre e influye en su
comportamiento. Eso quiere decir que tanto el "Que" y el "Como" tienen que
tener presente al "Quien" se le envía el mensaje.

Carácter eclesiologico

La predicación se dirige al hombre como un ser alejado de Dios, sin comunión.


Con la familia de Dios, por lo tanto llama al hombre a la comunión con la iglesia,
la edifica, la nutre, y la hace crecer.

Factores que debemos tener en cuenta al predicar

La necesidad del oyente. Esta se detecta por la observación simple y por oír.

Para conocer la necesidad del oyente es necesario visitar y platicar con la gente,
escuchar las pláticas de los hermanos y ver sus actuaciones. Las Epístolas se
escribieron para satisfacer la necesidad de los hermanos. (La Carta de los Efesios
se escribió del capitulo 1 al 3 para satisfacer la necesidad doctrinal, el cap. 4 para
enseñar sobre la verdadera conducta del cristiano y el 5 y el 6 para regular las
relaciones familiares y patronales).

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