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P. Alejo
Como todo libro, la Biblia tiene su lenguaje. Es la forma literaria como está
redactada. Los autores sagrados utilizan una forma literaria para comunicarnos su
pensamiento, sus ideas. El conocimiento del lenguaje bíblico es importante, porque
nos ayuda a entender lo que los autores sagrados se proponen decirnos y, por
consiguiente, saber lo que Dios quiere comunicarnos.
Al escribir sus libros, los autores sagrados usan, por supuesto, un lenguaje
apropiado al contenido de los mismos. Así, el lenguaje bíblico es empleado con
distintas modalidades llamados géneros literarios.
Los géneros literarios fundamentales en la Biblia son tres y corresponden a la triple
clasificación, que ya conocemos de los libros bíblicos como históricos, proféticos y
diácticos. Hay pues un género literario histórico, uno profético y otro didáctico.
Los libros didácticos tienen un lenguaje doctrinal: sentencioso, claro, directo y con
frecuencia poético.
Los antiguos narraban la historia con criterios bastante distintos a los usuales en
los tiempos modernos. Hoy en día la historia es una ciencia: se procura narrar con
toda exactitud el hecho histórico, se busca ir a fondo hasta en los detalles. Se
cuenta, a tal fin con muchos medios de investigación.
Para los antiguos, la historia era un arte y procuraban sacar del hecho histórico las
correspondientes enseñanzas más que la minuciosa y detallada descripción del
mismo.
Por otra parte, los antiguos contaban con escasos recursos para la investigación.
Así, los historiadores bíblicos, según los criterios de sus tiempos, procuraron
transmitirnos más que una detallada narración de los hechos históricos, las
enseñanzas provenientes de los mismos.
Resulta, pues, que el cuadro histórico de las narraciones bíblicas es serio pero
incompleto.
El entendimiento del lenguaje bíblico
Ya vimos cómo abundan en el lenguaje bíblico las imágenes literarias. Son medios
para comunicarnos el pensamiento. Cometeríamos un grave error al tomarlas al pie
de la letra, como hechos reales. Ya vimos, también, cómo los hechos narrados por
la Biblia son histórcos, aún cuando no sean referidos con la exactitud científica de
detalles que exigen nuestros actuales criterios para narrar la historia. Debemos,
pues, leer la historia bíblica con el mismo criterio con el cual fue escrita y tener en
cuenta que el fin del escritor sagrado no es ponernos al tanto de hechos históricos,
sino de transmitirnos el mensaje de la salvación (mensaje salvífico) que a través de
la realidad d elos mismo se viene realizando.
Hay una disciplina eclesiástica que enseña las reglas para entender el significado de
los libros sagrados. Se llama hermenéutica. La principal norma que sugiere es el
examen del contexto: una atenta lectura de lo que viene antes y de lo que viene
después, nos ayuda a entender párrafos o capítulos que se presentan difíciles y
oscuro.
LA COMUNICACION EFECTIVA DEL MENSAJE
Objetivo: Proveer el conocimiento adecuado, para comunicar el mensaje de una
manera sencilla que satisfaga la necesidad del oyente.
Comunicación
Mensaje
Homiletica
La Predicación
El fin de la Predicación
El carácter de la predicación
El carácter Antropológico
Carácter eclesiologico
La necesidad del oyente. Esta se detecta por la observación simple y por oír.
Para conocer la necesidad del oyente es necesario visitar y platicar con la gente,
escuchar las pláticas de los hermanos y ver sus actuaciones. Las Epístolas se
escribieron para satisfacer la necesidad de los hermanos. (La Carta de los Efesios
se escribió del capitulo 1 al 3 para satisfacer la necesidad doctrinal, el cap. 4 para
enseñar sobre la verdadera conducta del cristiano y el 5 y el 6 para regular las
relaciones familiares y patronales).