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Índice

Introducción……………………………………………………………………………5

Capítulo I: Las fiestas patronales………………………………………………………8

Capítulo II: Una más de caciques………………………………………………………9

Capítulo III: Moción de Censura en Benidorm………………………………………..11

Capítulo IV: El pueblo lentamente se quedaba vacío……………………………...….13

Capítulo V: Una economía con pies de barro………………………………………....15

Capítulo VI: Las facturas municipales………………………………………………...18

Capítulo VII: Sorolla regresa con honores a Valencia………………………………...21

Capítulo VIII: Un 70% de fracaso escolar…………………………………………….24

Capítulo IX: Clara Campoamor y su ardua lucha……………………………………..26

Capítulo X: Benito, el eterno maestro krausista………………………………………28

Capítulo XI: El código ético krausista……………….………………………....………31

Capítulo XII: Un nuevo episodio de presunta corrupción……………………………..34

Capítulo XIII: Un descendiente de Frédéric Bastiat…………………………………..36

Capítulo XIV: El constitucionalismo de Blanco White……………………………….39

Capítulo XV: Mayor carga impositiva, menor competitividad turística………………41

Capítulo XVI: Adolfo Suárez bien merece un Nobel………………………………….43

Capítulo XVII: Diferencias entre planteamientos intervencionistas y liberales……….45

Capítulo XVIII: Era obvio que Libertad necesitaba ayuda…………………………….48

Capítulo XIX: Supuestas arbitrariedades en las licitaciones municipales…….………..50

Capítulo XX: Desmanes intervencionistas en materia urbanística……………………..53

Capítulo XXI: Las controvertidas Modificaciones Puntuales del Planeamiento………56

Capítulo XXII: Supuesta relación entre partidocracia y corrupción…………………...58

Capítulo XXIII: Contradicciones constitucionales del sistema electoral vigente……...61

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Capítulo XXIV: La representación electoral de las minorías…………………………65

Capítulo XXV: Ser de España………………………………………………………...68

Capítulo XXVI: Nacionalismos y regionalismos españoles (I)……………………….74

Capítulo XXVII: Nacionalismos y regionalismos españoles (II)……………………...76

Capítulo XXVIII: El país de los ciegos………………………………………………..79

Capítulo XXIX: La irrupción de las revoluciones liberales……………………………82

Capítulo XXX: El constitucionalismo español hasta la Restauración………………….86

Capítulo XXXI: ¿Está nuestro actual sistema político agotado?.....................................89

Capítulo XXXII: El sistema político de la Restauración……………………………….93

Capítulo XXXIII: Resulta perentorio reformar nuestro sistema político………………97

Capítulo XXXIV: La Revolución desde arriba……………………………………….102

Capítulo XXXV: Vuelva usted mañana………………………………………………104

Capítulo XXXVI: La mal usada vía de urgencia……………………………………...107

Capítulo XXXVII: Irrupción de los partidos de masas……………………………….110

Capítulo XXXVIII: El socialismo ha muerto…………………………………………113

Capítulo XXXIX: PSOE, del marxismo al pragmatismo liberal……………………...117

Capítulo XL: ¡Españoles: reconstruid vuestro Estado!.................................................120

Capítulo XLI: Las dos Españas……………………………………………………….123

Capítulo XLII: Un sistema más justo y equitativo……………………………………126

Capítulo XLIII: Rápida desvirtuación de una joven democracia……………………..129

Capítulo XLIV: La Constitución de la Segunda República…………………………..138

Capítulo XLV: Del bienio reformista al radical-cedista………………………………141

Capítulo XLVI: La dictadura de Francisco Franco Bahamonde……………………...147

Capítulo XLVII: La Transición, Suárez y el Rey……………………………………..153

Capítulo XLVIII: De la ley a la ley…………………………………………………...156

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Capítulo XLIX: Los Pactos de la Moncloa……………………………....….………160

Capítulo L: El Estado de las Autonomías…………………………………..………...163

Capítulo LI: La dimisión de Adolfo Suárez…………………………………..………168

Capítulo LII: El aciago 23-F…………………………………………………..………172

Capítulo LIII: La consolidación de una ficticia democracia………………….………176

Capítulo LIV: Adolfo Suárez, centro-reformista y liberal……………………………179

Capítulo LV: La disputa por el centro………………………………………………...181

Capítulo LVI: ¿Estamos finalizando una Segunda Restauración?................................186

Capítulo LVII: Saturno devorando a un hijo………………………………………….191

Bibliografía……………………………………………………………………………196

Datos del autor………………………………………………………………………...200

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Introducción

“Historias de un pueblo” nació con vocación de hallar una respuesta para


determinada pregunta que me hacía insistentemente: ¿por qué nuestra situación
democrática vigente se ha desvirtuado considerablemente? Y más aún, ¿por qué
siendo de tal gravedad las circunstancias por las que atravesamos, no existen
apenas debates sobre la concreta cuestión? Apoderándose de nuestro ánimo una
pueril huida hacia delante.

Una reflexión que me llevó, de la mano de las vicisitudes de unos personajes,


acaecidas en un hipotético pueblo español, Matahambre, a abordar los principales
problemas que corroen los cimientos de nuestro Estado y que comienzan por el
primer escalón, los Ayuntamientos. Una novela de corte político donde cobra especial
relevancia aquel famoso lema de la Restauración: “para los enemigos la ley, para los
amigos el favor”, y su máximo representante, el cacique. Incidencias que en otras
latitudes (Estados Unidos, Australia, Noruega o Irlanda) ya se han solventado
modificando la figura del strong-mayor, utilizada en España, por la del city-manager,
con lo que han logrado prácticamente erradicar el clientelismo político y la picaresca de
ciertos administradores.

Interpelándome además, cómo ante la galopante crisis que sufrimos, podremos


proseguir sosteniendo el inmenso aparato gubernamental nacional. El Estado de las
Autonomías, inaugurado con la Constitución Española de 1978, donde el gobierno
central casi no posee herramientas para la fiscalización del funcionamiento de tales
comunidades. Siendo paradójicamente mayores los recursos de los que dispone Europa
para controlar a sus países miembros. Una compleja organización compuesta por 7.286
corporaciones locales, correspondiendo el 80% a circunscripciones con menos de 5.000
residentes, y un 73% inferior a mil. Lo que resulta llamativo si lo comparamos con el
Reino Unido, nación que cuenta con 60 millones de habitantes, nosotros sólo somos
alrededor de 46 millones de españoles, y 340 entes locales.

Haciendo un punto y aparte en cuanto al diagnóstico de nuestro régimen electoral


se refiere, el cual ha propiciado el dominio absoluto de los partidos sobre la
ciudadanía. Derivando en una abyecta partidocracia, en la que unos pocos usurpan
el poder decisor al pueblo valiéndose de las listas cerradas y bloqueadas.
Organizaciones aquejadas mayormente de una febril regresión paranoide. Sugiriendo
cambiar la regla D’Hondt, que robustece a las grandes formaciones por la de Lagüe o el
método Danés, que se muestra sustancialmente más benevolente con las fuerzas
minoritarias. Proponiendo instaurar la doble vuelta, a tenor de lo prescrito por el
sociólogo francés Maurice Duverger a mediados del siglo XX, en pro de tender al
multipartidismo y lograr que la variedad de posturas que albergan los españoles se
encuentren debidamente representadas dentro del arco parlamentario.

Sin olvidarme de recordar los valores del incipiente “Estado liberal de derecho”, el
cual derivaría posteriormente al “Estado democrático de derecho” y terminaría en el
hoy por hoy “Estado social y democrático de derecho”. Como la necesaria separación

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de poderes ideada por Montesquieu, líneas que debían separar nítidamente al
ejecutivo, del legislativo y el judicial, las cuales se han ido difuminado muy lentamente.
Con un legislativo controlado por el ejecutivo, y ¿un judicial? Panorama en el que se
mancillan reiteradamente derechos fundamentales, inalienables al ser humano, como la
presunción de inocencia. Por otro lado aquel anhelo liberal que aspiraba a mostrar
un sistema jurídico ordenado, que favoreciera la seguridad y posibilitara que su
destinatario supiera a qué atenerse en cada momento, se encuentra desbordado.
Calculándose que en España coexisten 100.000 leyes y reglamentos, a lo que hay que
sumar las normativas europeas de ejecución directa, configurando una telaraña de difícil
comprensión y entendimiento y todo gracias a esa absurda “reglamentitis” que aqueja
a nuestros gobernantes. Haciendo realidad lo vaticinado por Frédéric Bastiat en su obra
“lo que se ve y lo que no se ve”. En la que el autor asevera que los efectos de la
intervención estatal no son inmediatos, sino que suelen aflorar a largo plazo,
desvirtuando normalmente la intención inicial.

Describiendo las dos concepciones ideológicas que han marcado el devenir de


nuestra reciente historia: la socialista y la liberal. Esta última bautizada en
España, en los últimos tiempos, como de centro, reformista y liberal. Destacando el
pensamiento de grandes autores y políticos liberales nacionales: Blanco White,
Mariano José de Larra, Antonio Cánovas del Castillo, Francisco Giner de los Ríos y su
“Institución Libre de Enseñanza”, Joaquín Costa, Miguel de Unamuno, Vicente Blasco
Ibáñez, José Ortega y Gasset, Salvador de Madariaga, Clara Campoamor, Adolfo
Suárez,…O pintores igualmente adscritos a la corriente liberal de la talla de Francisco
de Goya y Lucientes, Joaquín Sorolla y Bastida. Deslizándome además por la
concepción de las dos Españas, en palabras de Ortega y Gasset: Una “que se
obstina en prolongar los gestos de una edad fenecida”. Y otra “España vital, sincera,
honrada, la cual estorbada por la otra, no acierta a entrar de lleno en la historia.”
Mas decantándome por la Tercera España, denominada así por Salvador de
Madariaga, la de la libertad, la integración y el progreso.

Pero para interpretar nuestro presente, hemos de conocer nítidamente nuestra


historia. Es por ello que en “Historias de un pueblo”, se narran los dispares
episodios de nuestro pasado constitucional, lo que explica en cierta medida la deriva
hacia el panorama actual. Arrancando con la irrupción de los partidos políticos de
notables o de cuadros, que darán lugar a los de masas y culminarán en los calificados
como “atrapa-todo”. Partiendo de la Constitución de 1812, pasando por la de 1869, el
proyecto de Constitución federal que no se llegó a promulgar de la Primera República,
la de 1876, la Constitución de 1931 de la Segunda República y la actual de 1978.

Finalmente me hago eco de una comparación, a mi modo de ver sorprendente,


sobre la gran similitud existente entre el convulso y denostado largo periodo de la
Restauración (1874-1931) y la etapa democrática actual. Iniciándose ésta última con
la promulgación de la Constitución de 1978 y nuevamente con la subida al trono de los
Borbones.

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Instando a ejecutar cuanto antes la proclama de Antonio Maura, destacado
político regeneracionista de la Restauración, “La Revolución desde arriba”: “(…)
más que nunca es ahora necesario restablecer aquella ya casi olvidada, de tiempo que
ha que fue perdida, confianza entre gobernantes y gobernados; y ya no hay más que un
camino, que es la revolución (…) desde el Gobierno (…). Nunca habría sido fácil la
revolución desde el Gobierno, nunca habría sido recomendable, si hubiera podido
dividirse la facultad y esparcirse la obra en el curso del tiempo; pero cada día que
pasa, (…), es mucho más escabrosa, mucho más difícil, y el éxito feliz mucho más
incierto; y no está lejano el día en que ya no quede ni ese remedio (…)”.

¿Serán capaces nuestros gobernantes de acometer las perentorias reformas que requiere
ineludiblemente nuestro Estado? ¿Abriremos al menos el debate? ¿O continuaremos con
la política del avestruz? Yo prefiero pensar que queda, aunque sea, una nimia esperanza,
y que más pronto que tarde seremos conscientes de la exigencia del cambio, pero no de
color político, sino de estructuras y fundamentos. Porque como aclamara Adolfo Suárez
en las Cortes, el 9 de Junio de 1976, parafraseando al celebérrimo poeta Antonio
Machado:

“Está el hoy abierto al mañana.


Mañana, al infinito.
Hombres de España: ni el pasado ha muerto
ni está el mañana,
ni el ayer escrito.”

Sin más, espero que disfruten, tanto como yo al escribir esta novela, de su lectura.
Y quizás, quién sabe, nuestras humildes deliberaciones nos conduzcan a construir
un pensamiento colectivo que contribuya, aún incipientemente, a la mejora de
nuestra sociedad. Pues hay quien asevera que las utopías del ayer, siempre son las
realidades del mañana.

Ibiza Melián
“Historias de un pueblo”

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Capítulo I: Las fiestas patronales

El intenso calor, a pesar de su molestia, servía para relajar la desmesurada tensión en el


ambiente, la desconfianza y recelos se palpaban por doquier. La voz de fondo
predominante era la del párroco, eso sí, los cuchicheos daban lugar a un homogéneo
murmullo, cual acompañamiento coral. Como siempre, las fiestas patronales no
estaban presididas por la virgen a la que se veneraba, sino por disputas y múltiples
rencores. Porque al fin y al cabo, lo queramos reconocer o no, lamentablemente
aún existen lares donde se gesta lentamente otro renovado Puerto Hurraco.

A la salida de la eucaristía la banda comenzó a tocar los tradicionales pasodobles. Y tras


ellos aprendices y veteranos, con su corte de alcahuetes respectivos. Sujetos que
cantarán mil loas o se arrastrarán por el fango, con tal de lograr para sí la dádiva
prometida.

Resulta, según se mire, bastante gracioso o triste. Si el que te empleaba antaño, ahora ya
no estaba, de omnipotente prohombre cubierto de máximas virtudes pasaba a criatura
monstruosa a la que se le atribuyen todo tipo de males. El poder de transformación que
conferían los lisonjeros superaba a cualquier leyenda mitológica.

Gracias a supuestos intereses, los enemigos de ayer eran casi hermanos hoy.
Aunque para mantener en cierto grado las apariencias, procuraban no dejarse ver juntos
en demasía. Olvidando injurias vertidas en otros tiempos contra propios y extraños,
contestadas en aquel momento a modo de promesas eternas, consistentes
básicamente en jamás otorgar el perdón. Esa clásica ristra de estridentes
grandilocuencias que se lanzan al viento y que la brisa erosiona con suma facilidad. Hay
quien cuenta incluso que en estas historias siempre cohabita un padrino, y como tal es
mentado reiterativamente por sus favorecidos.

Y allí estaban ellos en el centro de la plaza con exagerados y falsos abrazos. Hipocresía
en estado puro. Con conversaciones huecas y vacías, repletas de subliminales mensajes.
Quedando delatados inevitablemente por su lenguaje no verbal. Mientras hablaban del
tiempo se frotaban las manos, relamiéndose ya por los pingües beneficios. Se tocaban la
oreja o nariz, trasladándole por consiguiente al receptor la emisión de una burda mentira
más. Total, entre tantas, de seguro que pasaba desapercibida.

Poco a poco se fue yendo la gente. Y allí de pié, pensé en lo que hace años me dijo un
buen señor: “para lograr abrirse paso en un sitio, se ha de conocer primero lo que hay
alrededor del camino”. Y ahora afirmo que este lugar tiene todavía mucho que
enseñar y mostrar. Una historia subyacente repleta de: odios, desilusiones y
confabulaciones.

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Capítulo II: Una más de caciques

Una crisis galopante. Destrucción de empleo sin parangón. El déficit corroe


lentamente las arcas institucionales. Y las mentiras no paran de proliferar. Aunque
algunos se auto-convencen una y otra vez de que los ciudadanos son tontos y como tal
con las típicas marrullerías siempre serán capaces de engañar.

Si alguien osase levantar la voz, disponen de un remedio infalible. O bien lo amedrentan


con su integridad física personal, o ponen en marcha multitud de resortes: presionar para
que despidan a un familiar, inspecciones varias,... Eso sí, sin dejar rastro, ni prueba, que
para algo valdrá mantener tan robusta corte de satélites asesores. Y es que aquella frase
que esgrimían durante la Restauración los caciques locales, tal vez no diste
demasiado de la época actual: “para los enemigos la ley, para los amigos el favor”.

En este ambiente se mueve mi pueblo, al que año tras año degradan un poco más.
Donde los condenados por la justicia, manejan los resortes de una deleznable política
clientelar. Aupando a sus apadrinados al poder público y organizacional, en pro de
continuar sosteniendo su entramado particular. Al que se suman allegados y ajenos,
buscando lograr para sí toda clase de favores. El egoísmo en estado sumo: nada importa
las penurias que pasen el resto de conciudadanos, si en algo ellos salen beneficiados.
Una especie de “Sodoma y Gomorra” renacida cual ave Fénix de la España más
profunda y cañí.

La Administración lo controla todo, hasta la decisión más insignificante. No dejando


nada al azar y arrinconando completamente la libertad individual.

Por cierto, ahora caigo en la cuenta, de que llevamos un largo rato conversando, mas no
me he presentado. Me llamo Pedro Gutiérrez, pero mis amigos me llaman Pedrín.

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Vivo en una pequeña circunscripción de la Comunidad Castellano Manchega. Donde el
ocre de las llanuras se confunde con el azul turquesa del cielo. Hermoso rincón de
nuestro territorio patrio, mayormente caracterizado por su desbordante hospitalidad.

Soy un joven pastor de ovejas, orgulloso como ninguno de su profesión y raíces. Para
más reseñas elaboro un queso excepcional, que conste que no es publicidad, sólo pura
realidad, jajajajaja. Más adelante, si así lo desean, los invitaré a un pedazo de este
riquísimo manjar para que lo puedan comprobar. Ya sé lo que me van a contestar: que
no tengo abuela. Sin embargo, es la verdad, puesto que por más que lo intente estoy
incapacitado para la falsedad. Mis amigos se ríen de mí porque aseguran que no sé
poner cara de póquer, resultándome por ello harto difícil encontrar pareja para jugar a
las cartas en el bar municipal.

Bueno, que nos perdemos. El lugar donde resido recibe el nombre de Matahambre,
si bien, paradójicamente, aquí nadie mata el hambre. Es uno de esos lares donde a
pesar de encontrarse inmerso en pleno siglo XXI, concretos y supuestos ilustres señores
aún muestran comportamientos propios del XIX.

A partir de ahora, si me lo permiten, les voy a narrar las venturas y desventuras de este
pueblo. Vaticinando, en este preciso instante, que con él muchos de ustedes incluso
lleguerán a sentirse especialmente identificados.

Os dejo por hoy, que mis ovejas a estas horas han de estar pensando que las quiero
abandonar. Y nada más lejos, estimándolas soberanamente por su franca autenticidad.
Cosa que, con los tiempos que corren, no me arriesgaría a aseverar de los demás.

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Capítulo III: Moción de censura en Benidorm

El viento se colaba por los resquicios del tejado, recreando un ensordecedor sonido
similar a un vendaval. Pero allí estaba él impertérrito, como cada noche junto al fuego.
Sentado en su perenne silla de ruedas, a la que estaba atado desde hace ya una década o
más, cual jaula de cristal que jamás podrá abandonar. Noche tras noche esperaba
ansioso a que regresara de pastorear, para que le leyese las noticias aparecidas
durante el día en los diferentes medios.

Y es que mi padre pertenece a una época ya pasada. Curtido por los miedos de la
infancia, la hambruna de la guerra, por los odios fratricidas de una España
dividida,…Desde muy joven se quedó huérfano, teniendo que trabajar a muy temprana
edad con tal de subsistir. Sí, como tantos otros coetáneos de su mismo periodo, no
sabe leer ni escribir. Si bien mantiene unos pensamientos claros y congruentes como
ninguno, rebosantes en ciertos instantes de suma brillantez, propios de la experiencia y
el sufrimiento de su niñez. Por lo que las tertulias políticas en mi casa se suceden con
bastante asiduidad. Lo han adivinado, Pedro se llama él también.

Allí frente a la chimenea charlamos durante horas. Debatiendo intensamente sobre


lo que el periódico elmundo.es publicaba en relación al pacto antitransfuguismo. Y nos
reímos con grandes algaradas. Siempre me he preguntado la razón por la que sobre esta
cuestión aún no se ha legislado. Limitándose a suscribir únicamente un mero documento
de buenas intenciones, al que pisotean constantemente las distintas formaciones.

Es más, les cuento. El Ayuntamiento de mi pueblo, uno como tantos otros del territorio
nacional, ya ha cambiado de manos en esta legislatura cuatro veces. Apoyando a varios
tránsfugas representantes de los partidos que ahora mismo se tiran los trastos a la
cabeza, a razón de la hipotética moción de censura planteada en Benidorm. Incluso,
me dijo mi tío Juan, un abogado del Estado jubilado, que el artículo 73.3 de la Ley
57/2003, de 16 de Diciembre, de medidas para la modernización del gobierno local,
establece lo siguiente: “(…) Los derechos económicos y políticos de los miembros no
adscritos no podrán ser superiores a los que les hubiesen correspondido de permanecer
en el grupo de procedencia (…)” Cosa a la que han hecho igualmente caso omiso,
endosándose el transfugado tres o cuatro puestos más.

El tránsfuga por lo normal es aquel individuo que un día te jura y te perjura que jamás te
abandonará, para acto seguido desaparecer con el firme propósito de a otro alcalde
proponer. No sin antes registrar la moción censurante, la cual suelen firmar en una
notaría del extrarradio, por eso de mantener la intimidad y alevosía exigidas. Durante
diez días hábiles, más los festivos que se encuentren entre ellos, se esconden en un
paradero desconocido, ilocalizables para familiares y amigos. No vaya a ser que
perturben su concentración excepcional, requerida para que en el pleno convocado
transcurrido el plazo estipulado levanten la mano y no chafen el plan por un iluminado
trazado. Y donde yo vivo de esto mucho sabemos, ostentando tan penoso récord, me
atrevería a decir que del planeta entero. Amén de meritorias repúblicas bananeras en
ejercicio.

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Siendo ello de fácil comprobación, simplemente con pedir un acta a la Comisión
Nacional del Pacto Antitransfuguismo. Si algún día los periodistas hicieran esto,
lograrían publicar un jugoso artículo con el que a más de uno pondrían colorado, en
cuanto a su hipocresía y tremenda desfachatez. Pensándose otra vez, el no esgrimir nada
cuando ellos mismos presuntamente alientan y fomentan este tipo de actos. Cobijando
bajo sus siglas a militantes que acceden a sus cargos públicos mediante tránsfugas ya
declarados. Por lo que consecuentemente una vez estén debidamente informados y el
hecho comprobado vía certificación de la Comisión, están obligados a expulsar a esos
miembros con inmediatez. Y alguien me dirá, que el castigo pertinente provendrá de los
Estatutos por los que se rija la organización afectada. No obstante, los mencionados
textos “son como el chicle bazooka, que si lo estiras siempre te toca”. Es decir, que se
interpretan dependiendo de la ocasión y del personaje en cuestión.

Aquí en Matahambre, hemos llegado a la conclusión de que como no salimos en los


telediarios cualquier acto es permitido. Entre lo que en este pueblo hacen y lo que en
las sedes nacionales dicen: “se parece como un huevo a una castaña”. Acordándose
de nosotros sólo cuando se van a celebrar elecciones. Y mirando para otro lado
cuando nos dirigimos a ellos para reclamar nuestros legítimos derechos e intereses.
Obviando nuestras deficiencias y necesidades.

Ya bien entrada la madrugada optamos por irnos a dormir, a pesar de la amena


conversación. Y allí tumbado en la cama, escuchaba nítidamente los intensos bramidos
del aire que perturbaban mi sueño enormemente. Ruidos salidos de la lúgubre oscuridad
que tocaban mi ventana como para que los dejara entrar. Quizás alaridos del más allá
que presagiaban que algo andaba mal. Sin embargo, mi cansancio pudo más,
apoderándose lentamente de mi ser consciente la inevitable somnolencia que nos acecha
durante la nocturnidad.

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Capítulo IV: El pueblo lentamente se quedaba vacío

La tetera comenzó a silbar, avisándome de que el té estaba listo. Mi cabeza daba vueltas
tras la pesarosa noche. La cual estuvo repleta de sueños que se intercalaban fugazmente
entre enigmáticas sombras y susurros. No podría precisar con exactitud las imágenes
que en mi mente recreé, aunque soy consciente de que me alertaban de un inminente y
nefasto augurio.

Me serví una taza de la caliente infusión, sentándome en la mesa ensimismado en mis


pensamientos. Intentando una y otra vez descifrar qué me intentaban decir la multitud
de aparentes presagios que se dirigían hacia mí. Cuando de repente tocaron en la puerta.
Mi padre aún estaba dormido, por lo que me apresuré en abrirla para que no se
despertara por ese ruido. Era Luis, mi eterno amigo. Me saludó con un rostro
sumamente compungido. Y me preguntó si podía desayunar conmigo.

Le noté que no sabía como empezar. Su mirada era ausente, sin posarla en un sitio fijo.
Sin embargo, lentamente las palabras brotaron de su boca, cual río deseoso de
desembocar pronto en el mar. Y lo soltó. La próxima semana partiría de
Matahambre, dejando en el pueblo a sus familiares y seres más queridos.
Tornándose vocablo a vocablo aquella conversación en una triste y amarga despedida.

Luis estudió Empresariales. Y recién salido de la Universidad, montó su pequeño


negocio en la calle principal: “Gestoría la Verdad”. Al principio todo fue bien,
ganando lo suficiente para mantenerse él y mi prima Libertad. Por cierto, no os la he
presentado. Es la hija de mi tío Juan, el abogado jubilado del Estado. Es concejal.
La novia de Luis desde que eran niños. Perteneciente a esa especie de políticos
idealistas que anhelan las cosas arreglar y que tarde o temprano acaban
enormemente decepcionados, arruinados y apartados. Desilusionados de un
sistema que fomenta intensamente la mediocridad.

La cuestión es que hace años mantuvo un fuerte enfrentamiento con el Alcalde anterior,
para más señas hoy condenado por prevaricación. Quien desató sobre ella y sus
allegados la furia de los más oscuros resortes del poder. El ex-regidor quería eliminarla
fuese como fuese del panorama municipal, ya que su presencia le resultaba
tremendamente molesta. Principalmente porque hipotéticamente podría desentrañar sus
corruptelas y entramados, e instigar a la población para que modificasen su opinión
sobre tan siniestro señor. Sujeto que se mostraba ante los vecinos como padre
benevolente y protector, disponiendo a su antojo de la corporación local a cambio de
unas cuantas migajas de pan.

Golfi, se llamaba el ex-primer edil. En sus tiempos mozos fue camarero. No pasando
sus estudios del graduado escolar. Aunque, durante sus 8 años en el cargo, supo amasar
una enorme fortuna, invirtiéndola rápidamente en lejanos países. Él justificaba que su
capital provenía de su maestría empresarial al frente de un pequeño local de venta de
tuercas y tornillos. Opinando Luis y Libertad que si eso fuese cierto, harían bien en
declararlo Doctor Honoris Causa en Ingeniería Financiera. Incluso nominarlo para el

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premio Novel quizás, por ser capaz de obtener la máxima rentabilidad a un producto
con tan escaso margen de beneficio.

Cuando “Gestoría la Verdad” inició su actividad, lo hizo gestionando ya una


importante cartera de clientes. Los cuales se convirtieron con el tiempo en los auténticos
publicistas de la sociedad y más concretamente de su director. Pregonando por doquier
sus bondades como buen profesional y mejor persona. Estimando por encima de todo su
loable honestidad.

No obstante, cuanto más se recrudecían las disputas entre Golfi y Libertad, más
presiones recibían los clientes de “Gestoría la Verdad” para que desistieran de su
apoyo a la entidad, amén de sufrir dilataciones en sus futuros trámites burocráticos, o
bien cualquier sanción o penalización. El objetivo era dejar a la ilusa concejal sin pan
que echarse a la boca, en pro de abocarla a emigrar. Empujándola sutilmente a que
buscara en otras tierras la paz, tranquilidad y el bienestar de los suyos. Cualquier acto
valía con tal de que continuara Matahambre en las garras de los que siempre habían
manejado sus hilos. Y finalmente esto que tanto ansiaban parcialmente lo habían
conseguido. Luis se marchaba a Mallorca para trabajar en la administración de un
hotel en la ciudad de Palma, la capital insular, ante la imposibilidad de aquí
encontrar puesto alguno para él. Ya que Golfi en la comarca lo había vetado,
mediante coacciones y amenazas tanto en el ámbito público, como privado.

Rendido y con la triste pena enquistada en el corazón, me decía adiós entre sollozos y
quejidos. Encomendándome encarecidamente cuidar de su amada Libertad, su
bien más preciado en este mundo. La brillante luz que ilumina su camino, por la
que merece la pena luchar hasta el final, cumpliendo así su destino.

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Capítulo V: Una economía con pies de barro

La estación estaba en silencio. Alcanzando sólo a escuchar el repiqueteo de la lluvia al


caer sobre el suelo. Libertad permanecía de pie, ausente, incapaz de articular
palabra. Quizás albergando aún la esperanza de que aquello fuese un sueño del que
pronto se despertaría. Pero no, Luis nos dijo adiós ese mismo domingo, en una tarde
gris de Septiembre. Quedando Matahambre tras su marcha cada vez más triste,
vacío y frío.

Ya en el coche, mientras nos dirigíamos hacia la casa de mi padre, pues esa noche
teníamos cena familiar, irrumpió a llorar desconsoladamente. Culpándose de lo
ocurrido y preguntándose si no podía comportarse como los demás. Era tan simple
como callarse y mirar para otro lado. Transformarse en un ser carente de empatía,
ajeno a las injusticias y capaz de relegar al olvido la verdad. Total a quién le podría
importar la cruda realidad.

El olor de las migas llegaba hasta la puerta. Servidas en una reluciente cacerola
colocada sobre la mesa. Durante gran parte de la velada nos limitamos a
contemplarlas cabizbajos, atados con los lazos de nuestros profundos pensamientos
a las sillas. Mirando con ojos aguados tan legendario plato de nuestra gastronomía

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tradicional. Era como si un ángel hubiese pasado en esos momentos. O así lo define al
menos la creencia popular a este insólito hecho acaecido en el seno de la familia
Gutiérrez, caracterizada por su habitual locuacidad. Llevándose con él los ruidos y
quejidos de este mundo terrenal.

Fue mi tío Juan, el abogado jubilado del Estado, padre de Libertad, el que fuera esposo
de la única y difunta hermana de mi padre, Clara se llamaba, quien se aventuró a
romper el hielo. Conversando al respecto de la situación de la economía nacional.

Y es que España ya se acerca al 20% de paro. Hay quien vaticina incluso que
superará el 22% en no demasiado tiempo. Por si esto fuera poco, aseveran que será a
partir del 2013 cuando factiblemente comencemos a crecer a un rito del 2%. Lo que
significaría que atendiendo a lo ocurrido en otras épocas, será en ese instante, y no
antes, cuando se empiecen a crear nuevos empleos. Restando por delante un duro
periodo de no saber lo que va a pasar, dominado por la incertidumbre de si a ti también
te podrá tocar. Verte con una carta de despido en la mano después de tantos años
trabajados.

Ostentando nuestro Estado el pésimo record de poseer el mayor número de


“mileuristas”. Puesto que el 63% de la población activa cobra menos de 1000€. Cuando
el promedio en los países europeos como Francia, Gran Bretaña, Bélgica y Holanda se
mantiene en el 15%. Si bien ya auguran los entendidos que dichos contratados a
“ochocientosuristas” pronto serán degradados.

Una economía cual barco que pareciera que navega desorientado. No transmitiendo su
timoneo la seguridad y confianza requeridas. Propiedades indispensables para
reactivarla mediante el empuje de la actividad empresarial y el consumo. Pilares
fundamentales sobre los que se sustenta la riqueza en cualquier lugar del mundo. Y es
que si resulta más fácil abrir un negocio en Zimbabue que en España, escasa
credibilidad al inversor emitimos. Lo que merma nuestra competitividad y capacidad de
reacción ante un eventual ciclón como el que atravesamos hoy.

Los rumores se disparan, informando los medios de comunicación de múltiples


versiones provenientes del Ejecutivo. Supuestas divisiones internas filtradas que se
apresuran a desmentir acto seguido de ser publicadas. Abandono de la política de
legendarios ex-ministros. Aderezándolo además con dispares opiniones de las reformas
que pretenden implantar.

Si bien la futura subida de impuestos es lo que al ciudadano de a pie más le


preocupa. Primero porque van a tocar los indirectos, es decir los menos equitativos.
Cuyo desembolso se hará no atendiendo a la capacidad de tributación de cada cual. A
nadie le preguntan cuando va a pagar una barra de pan si su nómina es de 1000 ó 3000€.
Por lo tanto con un alza de dos puntos del IVA de seguro que nuestro bolsillo, ya de por
sí exiguo, se resentirá. Amén de las nefastas consecuencias que al sector comercial esta
medida le podrá acarrear, y más tal como está.

16
Y de los hidrocarburos tampoco nos olvidamos. A veces pareciera que desconocemos
que los medios de locomoción se mueven con combustibles. Imprescindibles para
transportar las mercancías también de primera necesidad. Con lo que la cesta de la
compra inevitablemente se encarecerá unos cuentos céntimos más.

Por otro lado el Banco Central Europeo amaga en el 2010 con incrementar el
Euribor, mayormente debido al buen funcionamiento de otros países que se encuentran
dentro de la zona euro. Buscando con ello evitar que se repita un nuevo ciclo de
inflación, recesión, deflación. Si este hecho se llegase a producir, aquel que tenga
una hipoteca firmada se encontrará inmerso una vez más en una renovada
pesadilla como la de años atrás. Ya que la diferencia entre los sueldos que se perciben
y la cantidad del recibo a abonar a la entidad financiera correspondiente, consumará la
peor fatalidad, que muchos finalmente pierdan su vivienda habitual.

Por cierto, ¿quién era el que afirmaba que el IRPF no se tocaría? Quizás no el
gobierno central. ¿Pero y los regionales? ¿Estamos verdaderamente convencidos de que
no lo harán, mostrando déficits tan elevados como los actuales?

Si el recuerdo de Luis nos hizo meditar, lo comentado comiendo aún lo empeoró


más. Nuevamente esa noche al irme a la cama transité entre la vigilia y las lúgubres
imágenes que se escondían en los recovecos de mi subconsciente, arropadas por la
efímera somnolencia que se apoderaba de mí en la sepulcral nocturnidad. Silbándome al
oído de que algo pésimo aún quedaba por llegar.

17
Capítulo VI: Las facturas municipales

El camión de limpieza del ayuntamiento lavaba lentamente las calles del pueblo. A esas
horas el adoquinado de las aceras, a pesar de su opacidad, se mostraba sorpresivamente
reluciente. El olor de los almendros impregnaba el aire. Cantando los gallos su perenne
letanía anunciando que el nuevo día pronto comenzaría.

No paraba de pensar en Libertad y en cómo lo estaría pasando, tras la marcha de


Luis. Es por ello que me propuse esa mañana acompañarla para desayunar. Mas
previamente pasaría por el bar municipal a por churros y porras, que de seguro a
ella le encantarían.

Desde la calle se escuchaba la música de fondo de “Radio Vecindad”, la emisora local.


Y es que antes de iniciarse la tertulia política matutina, el programa “te rondará
morena” deleitaba a sus oyentes con las mejores canciones del panorama nacional.
Concretamente en ese preciso instante sonaba el famoso tema de Pedro Guerra: “debajo
del puente”. El cual nos habla de las dos realidades que conviven en un mismo lugar.
Una aparente a ojos de todos. Y la otra subyacente, la que por su crudeza optamos
normalmente por obviar.

Manuel limpiaba la barra vacía. Y es que tan temprano la única compañía factible era
la amena conversación que tan alegremente compartía este entrañable hostelero con sus
escasos madrugadores clientes. Le dije lo que quería y mientras esperé a que me lo
preparase Soledad, la taciturna cocinera del bar municipal. Cuando de repente el
cantinero se soltó a hablar:

-“Estoy harto Pedrín, de tanta hipocresía. Si esto sigue así, yo también dentro de poco
cerraré”.

Le pregunté por qué barajaba esa drástica decisión, a lo que me respondió:

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-“Te acuerdas de Miguel, el del taller de enfrente. Al igual que hizo con Luis, Golfi lo
ha vetado. Y cómo siempre todos sus órdenes se han tragado. Por lo que en breve nos
abandonará. Avocado a buscar en otro sitio su sustento.

Golfi pretendía que le comprara a él las tuercas y tornillos. Como no quiso, ya te


supondrás lo que pasó. Asimismo sabes que este año empezó a reparar los coches del
consistorio. Sin embargo, después de la moción de censura, colocando Golfi a su
apadrinado de alcalde, la cosa cambió. O incrementaba el importe de lo facturado o de
la lista de proveedores oficiales era tachado. Y sabes que cuando de estas cosas te
hablan, te suelen coger a solas para no dejar pruebas de tremendo despropósito y
desfachatez.

A mí como no les río las gracias, los recibos de lo que aquí han comido, tardan hasta
un año en abonarme. Después se jactan en decir que pagan en 60 días. No obstante, el
truco está en que el periodo que cuentan de cara a la galería es desde que se aprueba
el gasto por Junta de Gobierno, pasando la autorización posteriormente a tesorería. Si
bien desde que yo presento el cargo hasta el instante de pagarme, transcurren
habitualmente varios meses. Ocasionado porque lo debido es por el máximo regidor
retenido en intervención, alegando que no está conforme con el importe u otra tonta
razón. Obligándote a desplazarte hasta su despacho, con el propósito de humillarte y
recordarte de quién en el pueblo manda.

Y es que aquí no existe el libre mercado, el cual a otras circunscripciones numerosos


beneficios ha llevado, aumentando la calidad de vida de sus ciudadanos. Este rincón
español se rige por el más puro intervencionismo. Cuando al primer edil se le confiere
tanto poder, o bien está dotado de una inmensa benevolencia y ecuanimidad, o se
dedica a controlar hasta la última nimiedad.

¿Cómo es posible que si yo quiero montar una fábrica, por poner un ejemplo, sea el
alcalde quien me reciba y me transmita verbalmente la oportuna autorización? Lo
coherente sería que el departamento técnico y jurídico fuera el que revisara las
instancias presentadas, informando si cumplen o no con el reglamento vigente. Golfi,
no era abogado, ni arquitecto, y a parte de marrullerías, pocas cosas sabía. El que está
ahora se mantiene en la misma corriente, fiel a su maestro protector, para más señas
cómplice en sus fechorías y sentado en el sillón gracias a los transfugados. Amén de
que fue el menos votado en los comicios pasados. Puesto que no resultaba apropiado
que Golfi se presentase al estar condenado por prevaricación.

Hoy leí en el periódico que el tiempo estimado para abrir un negocio en España es de
47 días, necesitando rellenar 10 documentos. Frente a las 10 jornadas de Singapur,
donde se requieren exclusivamente 4 impresos. Si analizamos lo que ocurre en
Matahambre ni te cuento. Que si revisaran los expedientes consistoriales con grandes
sorpresas se toparían.

La semana pasada tu prima Libertad me habló del sistema en EEUU implantado y


como con ello la corrupción allí ha bajado. Eliminando la figura del strong-mayor

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actual, por la del city-manager. Es decir, ponen a un profesional al mando, y limitan la
capacidad de decisión de los políticos. Evitando cambios continuos en las medidas a
ejecutar. Por lo demás motivando la labor del funcionariado. Valorándose para cada
vacante no sólo los datos académicos, sino los laborales y cualidades personales: don
de gentes, trabajo en equipo, aptitud para la resolución de conflictos,…Donde se cubre
exclusivamente el puesto necesitado y ni uno más. Ya que entienden que es el tejido
empresarial el que genera riqueza y empleo, siendo ahí donde los ciudadanos han de
ser contratados. Relegando con ello la abominable práctica política de estos lares: un
puesto a cambio de un voto. Que a lo único que conduce es a subir los impuestos en pro
de mantener tan colosal entramado, y que ahora queda evidenciado al no disponer de
las entradas que anteriormente provenían de las licencias de construcción concedidas”.

Manuel me dio los churros y las porras. Con la bolsa en la mano caminé con paso
firme, dirigiéndome a la casa de mi prima Libertad. Apesadumbrado por las
desgracias de una comarca que cada vez retrocedía más en lo andado. Trágico
hecho mayormente propiciado por las absurdas caciquerías de un grupo de
desalmados.

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(Joaquín Sorolla y Bastida 1863-1923)

Capítulo VII: Sorolla regresa con honores a Valencia

Toqué, pero nadie me abrió. Empujé la puerta y la vi en el salón. Tendida en el


sillón, con la cabeza recostada. Un libro tirado en el suelo. Seguramente a media
noche el sueño de ella se apoderó y allí se quedó.

Recogí el texto. Dándome cuenta de que un fragmento estaba subrayado, en el que


Larra, su periodista costumbrista preferido, en sus últimos días relató:

“Una nube sombría lo envolvió todo. Era la noche. El frío de la noche helaba mis
versos. Quise salir violentamente del horrible cementerio. Quise refugiarme en mi
propio corazón, lleno no ha mucho de vida, de ilusiones, de deseos.

¡Santo cielo! También otro cementerio. Mi corazón no es más que otro sepulcro. ¿Qué
dice? Leamos ¿Quién ha muerto en él? ¡Espantoso letrero! ¡Aquí yace la esperanza!

¡Silencio, silencio!”

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Y en aquel preciso instante se despertó. Alcanzando a pronunciar tan sólo un tímido:
“buenos días”. Su rostro parecía cansado, vencido por las largas horas de vigilia
pasadas en soledad. Con la única compañía de las páginas rubricadas por distintos
autores liberales, que en la mayoría de los casos hace mucho que este mundo
abandonaron. Buscando insistentemente entre sus hojas una respuesta a las numerosas
afecciones que castigan a nuestro pueblo.

Frente a ella, colgado sobre la chimenea el cuadro que la inspiraba, y del que
sacaba fuerzas para proseguir en su ardua lucha: “Sol de la Tarde”. Pintado por
Joaquín Sorolla y Bastida en 1903 y que representa el inicio de la madurez pictórica
del genio valenciano. Donde sobresalen las figuras de rudos hombres por su trabajo
curtidos, que pelean con un mar embravecido. Ciudadanos anónimos, que crean con su
sudor la verdadera historia del pueblo español.

Litografía que le regaló su madre, cuando aún era una niña. Cuya obra original,
perteneciente a The Hispanic Society of America de Nueva York, estará expuesta desde
el 1 de Octubre hasta el 28 de Enero en el Centro Cultural de Bancaja en Valencia.
Junto a los impactantes murales de “Visiones de España”. Después de cosechar un
colosal éxito en el Museo del Prado.

Lienzos donde el pintor muestra su patria influenciado por la corriente institucionista,


liderada por su amigo Francisco Giner de los Ríos. El que estuviera al frente de la
mítica Institución Libre de Enseñanza, la cual, en cierta medida, la irrepetible Edad de
Plata potenció. Bocetos que contienen tres elementos constantes: el pueblo, el paisaje y
el patrimonio monumental. Escenificando la esencia de la españolidad. Persiguiendo los
intelectuales nacionales desde el siglo XVIII espiar los males que azotan a nuestro
Estado. Utilizando para ello las distintas facetas del arte, ya sea mediante la literatura,
pintura o incluso la ciencia.

Y es que Clara, su progenitora, sintetizaba a las dos Españas. Una negra, repleta de
chismes y supersticiones, corroída por la envidia, “la carcoma del alma española”,
como así la definía Unamuno. Y otra blanca, liberal, que ansiaba lanzarse a los brazos
del progreso, esperando enterrar algún día su más oscuro pasado, para con ello sus
sangrantes heridas cicatrizar. No buscando encontrar culpables, sino simplemente
olvidar. Mas quedándose con el aprendizaje proveniente de los errores que en otras
épocas cometió.

O como José Ortega y Gasset manifestó: “Una España que se obstina en prolongar los
gestos de una edad fenecida. Y otra vital, sincera, honrada, la cual estorbada por la
otra, no acierta a entrar de lleno en la historia.”

Clara amaba la luz de Levante, la playa de la Malvarrosa. Lugares que evocaban


hermosos pasajes de los veranos disfrutados junto a Juan, su esposo, el abogado
jubilado del Estado y su hija Libertad. Pero no sólo se enamoró de los dibujos de
Sorolla, sino asimismo del vibrante lenguaje empleado por el celebérrimo escritor
e íntimo amigo del pintor: Vicente Blasco Ibáñez. Implicado cual ninguno con los

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problemas que aquejaban a la sociedad del momento y que tan magistralmente supo
describir en sus novelas. Recordadas por todos gracias a las populares series televisivas
de los 70: “Cañas y barro” o “La barraca”. Actuando en esta última una jovencísima
Victoria Abril.

Y es que ella eligió el nombre de Libertad para su hija, tras conmoverse leyendo
un artículo del autor. En el que se mencionaba a un aeroplano, el cual con este término
también era llamado. Cuya misión estribaba en aterrizar cuanto antes en nuestro país.
Solicitando el literato a través de las palabras impresas la colaboración de los
españoles para lograr tan noble causa. Quedando intensamente prendada de una frase
que este ilustre personaje pronunció en dicha ardiente soflama:

-¿Tienes derecho, egoísta –me decía una voz interior- a permanecer impasible viendo
la anormalidad en que vive tu país, como si fueses un hombre sin patria?...

Preparé la mesa, depositando los churros y porras en una reluciente fuente que encontré
en la alacena de la vieja cocina. En unas blancas tazas serví el chocolate caliente.
Sentándonos a las 09:00 en la mesa para desayunar. Mas Libertad continuaba
ausente. Su cuerpo presente, sin embargo, su espíritu se había quedado en la
estación. Anclada en el segundo en el que su amado Luis le dijo adiós.
Permaneciendo, cual cuerpo astral, de pie junto al andén, triste y sola. Así como
Matahambre cada vez más vacío y frío.

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Capítulo VIII: Un 70% de fracaso escolar

La algarada juvenil comenzaba a escucharse. Era el inicio del recreo. Nítidamente se


percibían los juegos y las risas de los muchachos que se divertían en el patio del centro
educativo colindante a la casa de mi prima Libertad. Disfrutando ajenos de la honda
aflicción que poco a poco se apoderaba de las almas de los que residían en Matahambre.

Recogí la mesa. Tornando Libertad a su sillón y sus libros. Cual espíritu errante se
volvió a sumergir en sus más profundos recuerdos. Albergando la incipiente
esperanza de encontrar un pasaje escrito que le mostrara el modo de expiar su pena.
Cerré la puerta y la dejé allí. En aquella casa solariega de paredes blancas, salpicada
de coloridas flores que cubrían casi por completo su fachada. Aunque hoy algo era
diferente en el ambiente. Depositados en la acera multitud de pétalos que anunciaban
que el otoño ya estaba aquí, y con él las interminables tardes de lluvia con sus nubes
grises.

A escasos metros me topé con Benito, el director del “Instituto de Educación


Secundaria Manuel Bartolomé Cossío”. El que fuera mi maestro y el causante del
interés de Libertad por la literatura liberal. De pie ante la entrada del centro
educativo, limpiaba la placa que presidía la institución y en la que se podía leer:
“Debes afirmar la verdad sólo porque y en cuanto la conoces, no porque otro la
conozca: sin el propio examen no debes afirmar ni negar cosa alguna”. Fragmento
extraído de los postulados del filósofo alemán Friedrich Krause (1781-1832).
Declarándose Benito un consumado krausista.

Buenos días le dije, a lo que me respondió contrariado: “serán para ti”. Fue
entonces, tras semejante contestación, cuando le inquirí por lo que le pasaba. Iniciando
el sempiterno docente un encendido alegato:

-“¿Sabías Pedrín que en este pueblo el 70% de los adolescentes abandonan la escuela
antes de terminar cuarto de la ESO? Se marchan sin un mínimo título bajo el brazo.
Su única aspiración estriba en que por medio de Golfi en el Ayuntamiento sean
contratados.

Con casi 18 años son empleados en la corporación, dedicándolos a labores varias.


Nadie les exige, ni les anima a que con sus estudios prosigan. Trabajan unos meses y
otros están en el paro, viviendo de la correspondiente prestación. Cuando pasan de
los 25 se encuentran en la calle, sin profesión, ni oficio y es más sin futuro, ni
beneficio. Carne de cañón cuando llega una crisis como por la que actualmente
atravesamos.

Y es que a veces pareciera que nadie comprende que los organismos públicos se
mantienen de los impuestos que abonan las personas físicas o jurídicas. Si no existe
actividad empresarial escasos recursos se podrán ingresar en las arcas municipales.
Con lo que consecuentemente el consistorio se verá obligado a reducir plantilla y
servicios. Mermando nuestra calidad de vida local.

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Mas llegados a este punto. Algunos políticos iluminados optan por subir los ya de por
sí elevados impuestos, gravando abusivamente las propiedades que tantos años nos ha
costado pagar. Pequeño patrimonio que uno espera algún día legar a sus hijos y que a
este paso dejaremos inevitablemente por el camino. Provocando con ello que se pongan
más viviendas a la venta, lo que altera el libre mercado. Ocasionando rápidamente una
mayor caída de precios al existir más oferta de la que se demanda. Disipándose en un
instante los frutos de décadas de ardua labor, de sacrificios: sin años de vacaciones,
sin fines de semana de cine, sin cenas románticas, o utilizando la misma ropa
temporada tras temporada. Lo que previamente se cuantificaba en 300.000 en este
momento ya no vale ni 100.000€.

Aún así Golfi y los suyos prometen colocar en el Ayuntamiento a todo aquel que su
apoyo les quiera dar. Gastos que sufragarán incrementando la tributación, con especial
incidencia en el Impuesto de Bienes Inmuebles. Aplastando más las posibilidades del
sufrido contribuyente. Invirtiendo en viajes y agasajos. Y quitando de las partidas
dedicadas a educación. Que cuanto menos sepa el pueblo más fácil resultará su
engaño. Y para cuando esos jóvenes de hoy, que disponen de un sueldo en el bolsillo
cada mes para en diversos menesteres gastar, alcancen los 25 y se den cuenta del
camelo, ya será demasiado tarde. Quedándoles a partir de ahí una larga vida por
delante repleta de penurias y lamentos.

¿Y Golfi dónde estará? Riéndose en tierras lejanas de la enorme fortuna que logró en
una comarca donde él se quedaba el pan, a cambio de regalar exiguas migajas
esporádicamente a determinados vecinos. Mientras en Matahambre lloraremos de lo
mucho que hemos perdido.”

Ya era la hora de almorzar y caminé calle abajo hacia mi casa. Meditando sobre las
amargas palabras de Benito, el maestro krausista. Sin tampoco olvidar la historia de
Miguel o Manuel ó inclusive la de Luis y su amada Libertad. Ni tan siquiera la de la
taciturna Soledad.

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(Manifestación de sufragistas en la ciudad de Nueva York)

Capítulo IX: Clara Campoamor y su ardua lucha

El olor a cocido traspasaba la puerta, guiándome su aroma hasta un rebosante plato


servido sobre la mesa. Hoy mi padre había puesto el mantel que guardaba celosamente
en la alacena, blanco salpicado por multitud de rosas, caladas décadas atrás por las
laboriosas manos de mi difunta madre. Por lo que aquel pedazo de tela se confería como
el más valioso tesoro de nuestra humilde morada. Al centro una cacerola repleta de pan
humeante, recién sacado del horno de leña erigido en el patio.

Y es que Pedro Gutiérrez a pesar de permanecer atado a su perenne silla de ruedas,


gustaba mostrarse al mundo con su mejor cara, aspirando hasta el último instante de su
existencia. Viviendo su ocaso entre los recuerdos de un ayer fenecido y el cariño de sus
seres más queridos.

Fue uno de aquellos niños de la guerra. Huérfano desde su más tierna infancia. A
su madre nunca la conoció, pues murió en el mismo momento del parto. De su
padre jamás supo su identidad. Criado por sus abuelos, junto a su hermana gemela
Clara, a la que inmensamente idolatraba. A ninguno de los dos nadie les enseñó a
leer ni escribir en su niñez, ni tan siquiera a contar. Pues Pedro debía arar las tierras de
Don Oprobio, el amo y señor de la finca donde habitaban. El que fuera progenitor del
actual Alcalde. Mientras Clara cosía en su casa a cambio de unas míseras monedas.

Mi bisabuela me contaba, que su hija eligió el nombre de Clara en honor a Clara


Campoamor, con la que se sentía plenamente identificada. Principalmente por lo que
aquella política liberal e independiente significó en una época en la que la mujer era
menos que nada. Quien lograra incluir en la Constitución de 1931 el siguiente mandato:
“Los ciudadanos de uno y otro sexo, mayores de 23 años, tendrán los mismos derechos
electorales conforme determinen las leyes.”

26
Pero no sólo propició la instauración del denominado voto femenino, sino que luchó
denodadamente por la igualdad legal de los hijos dentro y fuera del matrimonio. En
definitiva por una España más justa y equitativa. En su primer libro, editado igualmente
en 1931, “El derecho de la mujer”, ya preconizaba: “El siglo XX será, no lo dudéis, el
de la emancipación femenina…Es imposible imaginar una mujer de los tiempos
modernos que, como principio básico de individualidad, no aspire a la libertad”.

Y como ella, mi tía, ya a avanzada edad, gracias a su esposo Juan, inició sus estudios.
Licenciándose en Derecho muchos años después. ¿Quién sabe si el espíritu de
superación de Clara Campoamor de ella se apoderó, conectando místicamente con
sus pensamientos y su mente? Para terminar enraizando poderosamente en el alma
de su hija Libertad.

Lamentablemente cada una de ellas sufrió, en mayor o menor grado, la


humillación e incomprensión de los rescoldos de un machismo acerado. Larvado en
la mentalidad de siniestros sujetos que silenciosamente entretejían los designios de
Matahambre.

27
(Montesquieu 1689-1755)

Capítulo X: Benito, el eterno maestro krausista

Frente al plato, entretanto rebañaba con el pan los últimos vestigios de tan
exquisito manjar, retornaron a mi mente las quejas de Benito. El eterno maestro
krausista del “Instituto de Educación Secundaria Manuel Bartolomé Cossío.” Su
hondo penar por una juventud obnubilada por las promesas de dinero y diversión
sin esfuerzo que Golfi les planteaba. Y como ciertos políticos, ante el escalofriante
dato de un 70% de fracaso escolar, no barajan como factible solución la de incentivar y
desarrollar el vigente sistema educativo. Partidas que probablemente en los próximos
presupuestos se verán significativamente mermadas. Mas al contrario, se inclinan por
sugerir a los padres que no trabajen tanto, en pro de cubrir las deficiencias en materia
cultural de los niños.

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De seguir el consejo ¿cómo pagarán los progenitores las elevadas hipotecas suscritas
años atrás con los bancos al no disponer de dos sueldos en el hogar? Y si no viviesen en
régimen de propiedad sino de alquiler, tampoco cuadrarían sus cuentas. Pues si
finalmente los Ayuntamientos elevan la contribución, lógicamente el casero repercutirá
su desembolso en las mensualidades de los recibos que el inquilino ha de abonar. Sin
contar el descalabro que el alza de los mencionados Impuestos de Bienes Inmuebles
acarrearía al sector inmobiliario, al lanzar consecuentemente más oferta al mercado, de
por sí colapsado. Numerosos inmuebles puestos a la venta por propietarios vencidos,
incapacitados para hacer frente a tal magnitud de dispendios surgidos. Ralentizándose
más si cabe las transmisiones, al encarecerse además las casas 2.000 € de media con la
reciente subida pretendida por el Gobierno central del IVA.

Mientras en el resto de Europa adaptan el plan docente al concepto de familia actual.


Cubriendo el horario escolar desde por la mañana hasta las 17:00. Con el objetivo de
apoyar a aquellas parejas cuya jornada laboral se extiende a lo largo del día. Sin
embargo, aquí en Matahambre hacemos justo lo contrario. Expulsando a los menores
del comedor si sus tutores no pueden sufragar dicho gasto. Inclusive existe hasta quien
se decante por retornar a los anacrónicos turnos partidos.

El “cheque bebé” lentamente va desapareciendo, la conciliación laboral y familiar


continúa siendo una utopía. ¿Con esto qué persiguen? ¿Enclaustrar nuevamente a la
mujer en los avernos de su morada en pro del demagógico y recurrente bien social?
Epíteto, que cual cajón desastre se usa para avanzar en un sinuoso terreno abonado por
un desproporcionado intervencionismo.

Cuando Golfi ostentaba el cargo de máximo regidor lo escuché decir una vez por
“Radio Vecindad”, que aquí no requeríamos de nadie de fuera del lugar para nuestros
problemas arreglar. Puesto que ya poseíamos la suficiente sapiencia para resolverlos por
nosotros mismos. A tenor de una conferencia sobre derechos y libertades que Benito
organizó en la Biblioteca municipal, invitando como ponente al más importante filósofo
liberal del momento. Replicándole inmediatamente el docente al alcalde, después de
quedarse espantado con las desafortunadas declaraciones radiadas: "Todos somos muy
ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas." Parafraseando
a Albert Einstein, el que fuera cofundador del Partido Liberal Democrático Alemán y
Premio Novel en 1921.

Mostrando esta actitud de Golfi un nulo compromiso con otra mítica frase esbozada por
el físico artífice de la teoría de la relatividad: “La libertad política implica la libertad de
expresar la opinión política que uno tenga, oralmente o por escrito, y un respeto
tolerante hacia cualquier otra opinión individual.”

Cuanto más recuerdo aquel episodio, más lamento que poco a poco hayamos ido
distorsionando el Estado Liberal ideado por Montesquieu a mediados del siglo XVIII.
Sustentado en la división de poderes: ejecutivo, legislativo y judicial. Concebido en pro
de obtener el máximo equilibrio, y no conferir a un solo hombre o grupo, los designios
de nuestra sociedad. Porque los humanos, somos seres terrenales, dotados de defectos y

29
virtudes. Los Mesías o iluminados que todo afirman lograr, se esconden bajo el manto
de una absurda quimera. Ya que es al pueblo unido al que le debemos los grandes
cambios conquistados por la humanidad desde el comienzo de nuestra era, y a nadie
más.

Cuando observo lo que ocurre en Matahambre no puedo dejar de pensar en aquel


amargo presagio que Alexis de Toqueville esgrimió a mediados del siglo XIX: “Veo
una masa inmensa de hombres parecidos e iguales (…) Por encima de esta masa se
eleva un poder enorme y tutelar que se encarga de asegurar sus placeres y de velar
por su destino: es (un poder) absoluto, detallista, regular, previsor y delicado.
Parecería el poder de un padre, si como en el caso de éste, tuviera por objeto preparar
a los hombres para cuando fueran mayores; pero al contrario, no hace nada más que
mantenerlos irremediablemente en su infancia.(…)Convierte a las naciones en
rebaños de animales tímidos e industriosos, dirigidos por el Gobierno, que es su
pastor.”

Si mi abuela y mi tía Clara levantaran la cabeza, de la impresión volverían rápidamente


a desvanecerse en el aire. Y mi pobre prima Libertad, ¿qué opinará? Cada vez más triste
y sola, encadenada a las murallas ideológicas fuertemente controladas de Matahambre.
Asiéndose, como postrera esperanza, a las obras de sus autores liberales preferidos.
Alentada por Benito y sus teorías krausistas, al cual mucho han criticado por enseñar a
la juventud de este pueblo otro camino distinto, fundamentado en el propio raciocinio y
no en las imposiciones de los que rigen los designios de este lugar. No obstante, quienes
de él tanto han blasfemado por sostener diferentes creencias ¿conocen siquiera algo del
krausismo y en qué consiste?

30
Capítulo XI: El código ético krausista

Benito, el eterno maestro del “Instituto de Educación Secundaria Manuel Bartolomé


Cossío”, es un defensor a ultranza de los preceptos promulgados por el krausismo.
Movimiento filosófico que influyó poderosamente en la corriente educativa y
liberal de la España contemporánea. Concretamente durante el periodo
comprendido entre finales del siglo XIX y el inicio de la dictadura franquista.

Sus orígenes se remontan a las teorías del filósofo idealista alemán, Karl Christian
Friedrich Krause (1781-1832). De las cuales se hizo eco el jurista español Julián Sanz
del Río alrededor de 1840. Tras leer un libro, traducido al castellano, escrito por
Heinrich Ahrens, uno de los discípulos de Krause. Texto que recogía el manual docente
del Curso de Derecho Natural que Ahrens había impartido en la Sorbona en 1833.

A partir de ahí Julián Sanz del Río esboza un ideario de fuerte componente moral,
que da a la razón el predominio sobre todas las cosas. Sin negar la vertiente
mística, pues cabe reseñar que el jurista era profundamente católico. Sin embargo,
afirma que sólo a través del conocimiento y la ciencia podrá avanzar nuestra
sociedad. Relegando las creencias religiosas al ámbito privado. Consagrando la
sinceridad y la honradez como valores fundamentales de la conducta humana.
Concibiendo un hombre de fuertes principios. Uno de sus postulados, que quizás más
definan el carácter abnegado al que se aspiraba sería: “haz el bien por el bien mismo”.
Comportando un ascético estilo de vida.

Pensamientos que propagará abiertamente desde 1854, valiéndose para ello de su


puesto de docente en la Universidad de Madrid. Y de los que Francisco Giner de los
Ríos (1839-1915) rápidamente se hará acopio. Desarrollándolos y poniéndolos en
práctica en la Institución Libre de Enseñanza (ILE). Centro que inaugurará en
1876 y en el que colaborarán otros catedráticos. En el artículo 15 de la ILE se
recoge: “Esta Institución es completamente ajena a todo espíritu e interés de comunión
religiosa, escuela filosófica o partido político, proclamando únicamente el principio de
la libertad e inamovilidad de la ciencia y de la consiguiente independencia de su
indagación y exposición respecto de cualquiera otra autoridad que no sea la de la
conciencia.”

La instrucción de los niños buscaba inculcarles: el respeto, la tolerancia, el diálogo, la


humildad, solidaridad, lealtad, seriedad,…No impartiendo clases a la antigua usanza,
sino tratando de que el alumno dedujera las respuestas por si mismo, guiado por la
batuta de su mentor. Potenciando además sus cualidades deportivas y su sensibilidad
hacia el arte. Con el redescubrimiento del paisaje español, como uno de los principales
exponentes nacionales. Y especialmente el Guardarrama. Lugares que serán reflejados
magistralmente por Sorolla en sus cuadros y que igualmente serán aludidos por los
noventaochistas. Eso sí, para conseguir los objetivos marcados resultaba indispensable
un número reducido de alumnos por aula.

31
Aquel proyecto cultural dio origen a individuos de distintas tendencias ético-políticas.
Pues uno de los axiomas que continuamente se reiteraba a los muchachos era el
siguiente: “Forja tus ideales por convicción y sé coherente con ellos en todo caso. Es
decir, piensa como debes vivir y vive como piensas.”

La ILE contó entre su profesorado con el que llegaría a ser uno de los más
importantes pedagogos españoles de todos los tiempos, Manuel Bartolomé Cossío
(1857-1937). Aunque antes fue el alumno preferido de Giner. Convirtiéndose en el
primer catedrático de pedagogía de la Universidad española. Y declarado ciudadano de
honor por la Segunda República.

De la segunda promoción de la ILE salieron mentes tan ilustres como la de Antonio


Machado. Y de la tercera, por nombrar algunos: Juan Ramón Jiménez o José Ortega y
Gasset.

A comienzos del siglo XX la Administración Pública requerirá del asesoramiento de


Giner en materia educativa. Entendiendo aquellos gobernantes que nuestro país
únicamente lograría el anhelado progreso mediante una adecuada preparación formativa
de sus ciudadanos. Siendo en 1907 cuando la Institución Libre de Enseñanza cierre
sus puertas y nazca la Junta para la Ampliación de Estudios e investigación
científica (JAE). Presidiéndola por muchos años Santiago Ramón y Cajal y contando
entre sus eminentes vocales con el también novel español José Echegaray e Izaguirre.

Una de sus mayores hazañas, surgida por la necesidad de europeizarnos, consistiría


en el envío de pensionados a Europa. Entre sus becados figuran: Severo Ochoa, en
medicina; en pedagogía, Manuel Bartolomé Cossío; en filosofía, José Ortega y Gasset;
en poesía, Antonio Machado o Rafael Alberti; escritores de la talla de Ramón Pérez de
Ayala; matemáticos, como Julio Pastor;…

Otra de las fructíferas iniciativas que la JAE puso en marcha fue la apertura de la
Residencia de Estudiantes en 1910. Cuyo nombre ha quedado ligado a la generación
del 27. Ya que en ella residirían: Federico García Lorca, Salvador Dalí, Luis Buñuel,...
Albergando con asiduidad recitales o conferencias. Albert Einstein y Manuel de Falla,
son un clarificador ejemplo de la categoría de los invitados a estos actos.

Y es que Francisco Giner de los Ríos, en gran medida, fue el artífice de una
brillante etapa de nuestra cultura, la denominada “Edad de Plata”. El culpable de
que un joven Benito Pérez Galdós consagrara su vida a la literatura. Quedando ya su
huella fuertemente plantada a su muerte en 1915. Y que sólo se difuminaría con el
advenimiento del franquismo. Retomándose parcialmente en 1990, con la entrada
en vigor de La Ley Orgánica General del Sistema Educativo (LOGSE).

Para entender el sentimiento que Francisco Giner de los Ríos despertó en los
intelectuales de esa etapa, basta con leer un poema que Antonio Machado escribió al
saber de su fallecimiento. Redactado el 21 de Febrero de 1915 en Baeza:

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“Como se fue el maestro,
la luz de esta mañana
me dijo: Van tres días
que mi hermano Francisco no trabaja.
¿Murió?... Sólo sabemos
que se nos fue por una senda clara,
diciéndonos: Hacedme
un duelo de labores y esperanzas.
Sed buenos y no más, sed lo que he sido
entre vosotros: alma.
Vivid, la vida sigue,
los muertos mueren y las sombras pasan;
lleva quien deja y vive el que ha vivido.
¡Yunques, sonad; enmudeced, campanas!

Y hacia otra luz más pura


partió el hermano de la luz del alba,
del sol de los talleres,
el viejo alegre de la vida santa.
...¡Oh, sí!, llevad, amigos,
su cuerpo a la montaña,
a los azules montes
del ancho Guadarrama.
Allí hay barrancos hondos
de pinos verdes donde el viento canta.
Su corazón repose
bajo una encina casta,
en tierra de tomillos, donde juegan
mariposas doradas...

Allí el maestro un día


soñaba un nuevo florecer de España.”

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Artículo XII: Un nuevo episodio de presunta corrupción

La leña ardía lentamente, calentando cada rincón de la amplia estancia. Aquel viejo
salón repleto de recuerdos de un pasado, tal vez austero en lo material, pero sumamente
opulento en cuanto a lo que vivencias se refiere.

Aquella noche mi padre y yo conversamos sobre la noticia que copaba la portada


del periódico local “El Pobrecito Hablador”. El vespertino rotativo se hacía eco de
la detención de un nuevo alcalde. Según fuentes policiales, a causa de un presunto
enriquecimiento ilícito. Fortuna que hipotéticamente acumuló durante el ejercicio
de su cargo como máximo regidor. Y al unísono exclamamos: “anda como
supuestamente Golfi y el primer edil actual.” Preguntándonos ambos el origen de
este lamentable tipo de sucesos. Para desgracia del contribuyente, ocasionalmente
reproducidos en ciertos puntos de nuestra geografía nacional. Y fue cuando me percaté
de la trascendencia de las enseñanzas de Benito y su código ético krausista. Valores
que quiso insuflar, cual Francisco Giner de los Ríos, en sus alumnos: el respeto, la
tolerancia, el diálogo, la humildad, solidaridad, lealtad, seriedad,…

Desafortunadamente Golfi, con sus mensajes viciados, había destruido la labor


pedagógica que con tanto esmero Benito pretendió inculcar en la juventud de una
época. Muchachos cuya principal aspiración, hoy en día, consistía o bien en trabajar
en el Ayuntamiento, o en ser concejales por algún partido que les garantizara un número
de salida en sus candidaturas a presentar.

Para ello no requerían estudiar, ni tan siquiera esforzarse, simplemente pertenecer a una
amplia familia. Eso sí, se mostraba indispensable que sus miembros estuviesen inscritos
en el censo electoral, detentando el consiguiente derecho a voto en esta circunscripción.
Ansiando proclamarse ediles al objeto de pronto ofertarse al mejor postor. La
manera más certera de medrar económicamente en un corto espacio de tiempo.
Mientras el resto de formaciones políticas consienten, mirando hacia otro lado,
afectadas mayormente por una virulenta cepa de regresión paranoide.

Organizaciones con una clara sintomatología. Fragmentación en diversos grupos,


atrincherados en pequeños reinos que ya no comparten un proyecto común, sino
únicamente el propio. Tendencia a la traición. Ahondamiento de las heridas, hasta
convertirlas en insalvables. Promocionando a caudillos que se valen de cualquier atajo
para sostenerse en su puesto, exclusiva forma de ganarse su sustento. En tanto en cuanto
los demás callan por temor a ser sancionados y verse expulsados de los núcleos del
poder. Avocando a los afiliados de valía a echarse a un lado, con tal de no ser arrollados
por el turbulento vendaval. Amordazando normalmente a su máximo líder, el cual está
obligado a ceder a sus caprichos en pro de no ser derrocado.

Padecimiento del que suelen contagiarse las variadas opciones: rojos, blancos o
amarillos. Y que, parafraseando las palabras de mi prima Libertad, brota a consecuencia
del modelo vigente de gobierno municipal: el strong-mayor. El cual convenientemente
otros países han sustituido por el más óptimo city-manager.

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Y es ahí, en el escalafón inicial, donde se gesta el asalto al resto de estamentos.
Porque es a los munícipes a los que se les exige el mayor esfuerzo a la hora de preparar
unos comicios. Convocando mítines o entregando conjuntamente las papeletas a:
ayuntamiento, cabildo o diputación, gobierno autonómico o central. ¿Y quién dice que
no cuando te esperan casi a pie de urna para comprobar si votaste por quien tácitamente
te encomendaron? Mas teniendo en cuenta que tu licencia de apertura o construcción
aún está en proceso de aprobación, inclusive cabe la posibilidad de que te agilicen o
retrasen el pago de lo facturado a la institución por tu minúsculo negocio regentado, o
de que no te concedan aquella ayuda o prestación solicitada por ti o un pariente cercano,
etc., etc.

Ya nadie se sorprende cuando uno de esos chavales, asegura que apoyó a Golfi no por
ideas, sino a cambio de una cierta cantidad por colaborar en la campaña electoral. O
incluso por la promesa de un empleo en el consistorio. ¿Dónde queda el voluntariado?
¿El defender las creencias, derechos o libertades? Hasta llegan a disculpar las hazañas
del recién transfugado, porque total el hombre estaba necesitado. ¿Y qué pasa con el
resto de los conciudadanos, no se supone que vivimos en sociedad? ¿Se puede justificar
lo injustificable?

Es más, si Golfi y los suyos siguen apretando las tuercas a todo aquel que no se someta
a su yugo, terminará por emigrar hasta el último empresario aquí anclado. Y después,
sin ingresos en las arcas públicas vía tributación, ¿cómo podrán pagar a tanto colocado
en la corporación? ¿Presenciaremos nuevamente otro de esos esperpénticos casos donde
el personal debe esperar hasta cinco meses para ser remunerado?

¿No deberíamos plantearnos lo que mínimamente está bien o mal si


verdaderamente estas deleznables situaciones deseamos erradicar? Lo primero
sería no reírle las gracias a los que tan reprobablemente han actuado. No obstante,
desde un principio, porque echarse las manos a la cabeza sólo cuando los hechos en los
diarios son reflejados aparenta burda hipocresía. Amén de autoconvencernos de que
esto no aqueja a un exclusivo lado del espectro ideológico. Puesto que creyendo eso
nada se consigue, salvo beneficiar a otros sectores que hasta ahora han logrado
camuflar sus hedores. Ya que es algo endémico que se ha de atajar de raíz. Es decir,
proponiendo un cambio de estructuras y no de bastón de mando, si de modificar el
rumbo de los acontecimientos estamos hablando.

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(Claude Frédéric Bastiat 1801–1850)

Capítulo XIII: Un descendiente de Frédéric Bastiat

Si cierro los ojos, aún puedo escuchar el timbre ronco y sonoro de la voz de Don
Pascual, el cura centenario de Matahambre. Quien preside las eucaristías
dominicales desde hace ya casi ochenta años. Todo un récord, y más teniendo en cuenta
su aún lúcido razonamiento.

O las enardecidas soflamas del agnóstico Frédéric, el juez de paz del pueblo. Nieto
de D. Oprobio, nacido del matrimonio de la hija más joven de éste con un reputado
economista del país galo, quien escogió este hermoso y controvertido pueblo para
transitar por los últimos rescoldos de su existencia. Siendo ya un referente de nuestra
historia los reiterados enfrentamientos entre yerno y suegro, a tenor de la disparidad de
opiniones que mantenían sobre la gestión municipal. Quizás esta fuera la razón por la
que mi padre invitaba a sus acaloradas tertulias políticas a Frédéric, acontecidas el
primer viernes de cada mes en el humilde hogar de los Gutiérrez. Al ser descendiente de
una de las pocas personas que osaron enfrentarse abiertamente con el temido cacique
local.

Frédéric es aquí una auténtica institución. Enormemente respetado por su virtuosa


ecuanimidad. Justo lo contrario que su abuelo, Don Oprobio, que lo único que
infunde en los demás es un miedo atroz por su ya consabida arbitrariedad. Tal
disparidad de caracteres sólo se podría explicar si por sus venas fluyese en mayor
cantidad la sangre francesa de sus antepasados. Entre los que, según nuestro
querido Juez de paz, se encuentra la del ilustre economista, legislador y escritor

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Frédéric Bastiat (1801-1850). El que fuera acérrimo defensor de la propiedad privada,
el libre mercado y el gobierno limitado, amén de un convencido pacifista.

Un destacado personaje del siglo XIX, que se quedó huérfano a muy temprana edad,
tras lo que pasaría a estar bajo la custodia de sus parientes más cercanos. A los
diecisiete años se ve obligado a abandonar sus estudios para trabajar en el negocio
familiar. Y será ahí donde se percate de las nefastas consecuencias que el
intervencionismo gubernamental provoca sobre el tejido comercial.

Al cumplir veinticinco heredará de su abuelo una fructífera finca. Lo que le permitirá


dedicarse durante los veinte años siguientes a sus veneradas actividades intelectuales.

En 1834 publicará su primer artículo reivindicando la eliminación de las tarifas cargadas


a productos agrícolas. Sin embargo, su reputación como escritor arrancará a partir de
1844. Después de la edición de un texto donde explicaba los beneficios provenientes del
libre comercio y una monografía sobre Cobden y la Liga Anti-Maíz, fundada en
Manchester en 1838.

El objetivo de la Liga Anti- Maíz era derogar la norma británica que limitaba la
importación del maíz, aunque rápidamente derivaría en solicitar la supresión de la
plenitud de las tasas impuestas al libre movimiento de bienes agrícolas e industriales
entre Gran Bretaña y el resto del mundo. Durante sietes años sus componentes bregaron
incansablemente por divulgar sus ideas. Cuyo esfuerzo se vio recompensado al
conseguir introducir en el Parlamento sus pretensiones a través de sus miembros electos.
Alcanzando su cometido en el año 1846, cuando el Primer Ministro Robert Peel,
mediante una ley promulgada al efecto, abolió las mencionadas restricciones.
Comenzando desde ese momento hasta 1870 una de las etapas anglosajonas más
florecientes.

Bastiat, en pro de culminar la susodicha monografía, empezará a intercambiar


correspondencia con Cobden. Lo que desembocaría en una fortalecida amistad. El éxito
obtenido por el británico en su lucha por el libre comercio inspirará al francés, quien
intentará emular su gesta en su patria natal. Es por ello que se mudará a París, abriendo
una asociación francesa a favor del libre comercio. Asimismo lanzará “Le Libre
Echange”, un periódico afecto a la causa.

En 1848 iniciará su carrera política. Primero como miembro de la Asamblea


Constituyente de Francia y después de la Asamblea Legislativa. Quedando interrumpida
su labor pública al caer enfermo de tuberculosis en 1850, afección que le provocará la
muerte poco después.

La notable difusión de la obra de Bastiat no sólo se debe a sus brillantes


razonamientos, sino también a la sencillez de su lenguaje, lo que la hace asequible al
público en general. Relatos salpicados de fábulas e ironías, persiguiendo con ello la
mejor comprensión del lector. Porque como manifestó el filósofo austriaco Karl Popper

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(1902-1994): “Cualquiera que no sepa expresarse de forma sencilla y con claridad no
debería decir nada y seguir trabajando hasta que pudiera hacerlo”.

Los postulados de Bastiat aún hoy son de obligada consulta. Uno de sus manuscritos
principales, el último que redactó antes de su fallecimiento, es el ensayo titulado
“lo que se ve y lo que no se ve”. Donde el autor asevera que los efectos de la
intervención estatal no son inmediatos, sino que suelen aflorar a largo plazo,
desvirtuando normalmente la intención inicial.

Él concebía el Estado como: “aquella gran ficción por la que todos tratan de vivir a
expensas del resto”. Puesto que afirmaba que la Administración Pública no produce
nada por sí misma, siendo la tributación su casi exclusiva fuente de ingresos. Dinero
que sustrae del circulante en el mercado.

Asegurando que la forma más acertada de llevar la paz y la prosperidad a los


distintos territorios es a través del libre comercio. Preceptos desarrollados en la
actualidad por renombrados economistas. Entre los que figuran el catalán Xavier Sala i
Martín, y su estudio de como la ausencia del libre mercado incide negativamente en el
desarrollo del continente africano.

Postulados a los que no es ajeno su descendiente residente en Matahambre. Teniéndolos


siempre presentes a la hora de impartir justicia.

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(Blanco White 1775-1841)

Capítulo XIV: El constitucionalismo de Blanco White

No sólo Frédéric, nuestro querido Juez de paz, posee notables antepasados. Sino
que también D. Pascual, el cura centenario de Matahambre, asevera que desciende
del controvertido pensador liberal español: Blanco White (1775-1841). Mas si
atendemos a sus sermones dominicales, algo de los perspicaces razonamientos de aquel
erudito sevillano pudiéramos descifrar en ellos.

Su padre, William White, un católico irlandés, huyó de Inglaterra en 1745, para


instalarse en nuestro país, concretamente en la ciudad de Sevilla. Recalando aquí al
intentar escapar de la persecución a la que fue sometido a manos de los protestantes
ingleses. Y paradojas de la vida, su hijo Blanco White, muchos años después, tuvo que
exiliarse de nuestra patria ante los ataques que ciertos sectores de la época le infligieron.
Estableciendo su residencia, hasta su muerte, en suelo británico.

Un espíritu contrariado que anhelaba fervorosamente alcanzar una paz interior


que nunca encontró. Defendía la razón sobre todas las cosas y la tolerancia como
una de las grandes virtudes humanas. Poseedor de un alma sensible y espiritual, que
lo llevó a ejercer primero de cura, bajo el catolicismo en España y después como
sacerdote anglicano en Inglaterra. Renunciando igualmente a éste último dogma al final
de sus días. No obstante, si por alguna faceta lo hemos de recordar es a través de sus
escritos, en donde pretendía plasmar la visión política, económica y social de esta
España nuestra.

Abogó porque las Cortes Constituyentes, erigidas tras la Batalla de Bailén y el


abandono de José Bonaparte del Trono Español, elaboraran un texto
constitucional fundamentado en: una Monarquía Parlamentaria, un Estado laico y
bicameral. Esbozando la necesidad de compatibilizar entre el cargo de Ministro y
la condición de Diputado. Prerrogativas recogidas en cualquier carta magna

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actual. Decantándose por el prototipo liberal inglés para mirar al futuro y dejar atrás el
absolutismo de regímenes anteriores. Un sistema integrador donde nadie quedase
excluido, evitando así cualquier tentativa de rebelión futura.

Sin embargo, el modelo por el que se optó para aprobar la primera Constitución
española, la de 1812, fue el francés. Este texto, extremadamente rígido, ha sido el más
extenso de nuestra historia, con 384 artículos. Con una forma de gobierno de
Monarquía Moderada, con Cortes monocamerales. Asimismo contemplaba que el
cargo de Diputado era incompatible con el de Ministro. En su artículo 12 se
acordaba además la confesionalidad del Estado y la unidad religiosa: “La religión de la
Nación española es y será perpetuamente la católica, apostólica, romana, única
verdadera. La Nación la protege por leyes sabias y justas y prohíbe el ejercicio de
cualquiera otra.”

Resultando el arquetipo galo de difícil desarrollo aquí. Mayormente por nuestra propia
idiosincrasia, por el eterno enfrentamiento entre dos bandos: uno minoritario e ilustrado;
y el otro poseedor de ancestrales privilegios que sometían al pueblo, gracias a las
supersticiones, fanatismos y el gran analfabetismo reinante, convirtiendo a las frágiles
almas en simples reos. Postulados que quedaron demostrados al ser derogado por
Fernando VII el mencionado documento, el 4 de Mayo de 1814. Retrotrayendo a los
que ya vitoreaban aires de libertad al punto de inicio.

Blanco White fue criticado por ambos bandos. Sobre todo por la mala interpretación que
se hizo de uno de sus razonamientos. Publicados en el periódico “El Español”. Rotativo
por él editado y que contó con una enorme difusión. Sus adversarios lo culparon de
instigar a las colonias de ultramar a la independencia. Aunque su alegato
verdaderamente se sustentaba en constituir una entidad de comunidades autónomas
iguales entre sí, con idénticos derechos y obligaciones, y unidas por la misma
monarquía.

White dedicó su vida a buscar el brebaje que curase a España del mal que la
afligía. Pero, como constante durante prácticamente dos siglos, los liberales han
sido víctimas de sus adversarios y también de aquellos a los que querían proteger.
Postreramente aplastados por el choque de dos lados opuestos. Quienes se muestran
incapaces de encontrar la fórmula para apartar lo que los desune y abonar aquello
en lo que coinciden. Realidad a la que tampoco escapa este pequeño pueblo
castellano-manchego.

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Capítulo XV: Mayor carga impositiva, menor competitividad turística

Los rayos de sol atravesaban el cristal de la ventana, anunciando que un nuevo día ya
estaba allí. La brisa mecía pertinazmente las ramas de los longevos árboles del jardín,
como queriendo transmitirnos un mensaje inminente. Y fue entonces, cuando sonó el
timbre de la puerta. Di un salto de la cama y mi dirigí raudo hacia la entrada, en pro de
averiguar quién era aquel que llamaba insistentemente a la humilde morada de los
Gutiérrez.

Era mi querida prima, mi infatigable heroína. Apareció ante mí, cual musa sibilante,
con sus mejores galas y una amplia sonrisa que le llegaba de lado a lado de la cara.
Asiendo fuertemente de la mano a su amado Luis, como temiendo que pudiese
deslizarse entre sus frágiles dedos para marcharse nuevamente. Parecía otra,
rebosante de felicidad y plenitud, muy distinta del último día en que la vi. Habiendo
vuelto a brotar en ella su inalienable espíritu de lucha por Matahambre y sus gentes.

Libertad portaba una bolsa con churros, porras y chocolate caliente, para
convidarnos a mi padre y a mí a un exquisito desayuno. Manjares preparados con
esmero instantes antes por Soledad, la taciturna cocinera del bar municipal. Para la
ocasión sacamos el mantel que celosamente se guardaba en la alacena, blanco salpicado
por multitud de rosas, calado décadas atrás por las laboriosas manos de mi difunta
madre. Lo dispusimos todo encima de la mesa y como una gran familia nos
congregamos en torno a ella. Hasta Juan se sumó al convite, avisado previamente por
su hija. Encuentro que poco a poco se tornó en una vibrante tertulia matutina. En tanto
en cuanto sonaba en el transistor la canción de Mercedes Sosa: “Todo cambia”, emitida
por el programa “te rondará morena” en “Radio Vecindad”.

Luis nos habló sobre su trabajo en el departamento de administración del “Hotel


Concorde”, enclavado en el centro de Palma de Mallorca. Quejándose de las
turbulencias económicas que azotaban virulentamente a cada rincón del país y
especialmente a la industria turística. También nos comentó el no entender como
reportando el Turismo el 11% del PIB nacional, erigiéndose en el mayor sector
productivo después de la construcción, no se le prestaba la atención suficiente en
virtud a su importancia. Representando allí el 48% del PIB comunitario y en el otro
archipiélago español, Canarias, el 30%. Así, en esta última autonomía, de diez puestos
de trabajo generados, cuatro corresponden a actividades turísticas. Lo que explica en
gran medida el por qué sufren una de las más altas tasas de paro estatal, casi un 30%.
No quedándose atrás tampoco Baleares, con el 31% de los contratos laborales
registrados, llegando inclusive al 39% en temporada alta.

Más perplejo lo dejaba todavía la noticia que pudo leer, a través de Internet, en el
vespertino periódico “El Pobrecito hablador”, en su columna nacional. Artículo
concerniente a la controversia suscitada entre los Ministros de fomento y el de
economía e industria, al respecto de una hipotética aplicación de un impuesto
ecológico sobre los combustibles. Preguntándose si es que los políticos no intuían
que para que los turistas llegasen a las islas necesitaban del avión. Si además de

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subir el IVA, gravan a las compañías de transporte con otro tributo, consecuentemente
se encarecerá el destino ¿Qué sentido entonces tendría el haber reclamado la supresión
de las tasas aeroportuarias, acordando el Ejecutivo la bonificación del 100% de las
mismas, hasta el 25 de Marzo del 2010, siempre y cuando las empresas aéreas
incrementasen el número de pasajeros? Medida lanzada después de que Grecia, uno de
nuestros más fuertes competidores, eliminara el canon cobrado por aterrizar y despegar
en sus aeropuertos de abril a septiembre del presente año, al objeto de incentivar a los
touroperadores europeos.

¿O es que ya nadie se acuerda de las perjudiciales consecuencias de la polémica


“ecotasa” promulgada en Baleares? Circunscrita a las estancias en los alojamientos
turísticos, con una media de un euro por persona y noche. Lo que repercutió
directamente en el producto, al forzar al comprador a abonar 10 ó 12 euros más al
adquirir el paquete. Propiciando que durante los tres años que estuvo en vigor la
mencionada norma se perdieran más de 700.000 turistas. Relegando al destino del
primer puesto al cuarto español.

Y alguien podría pensar, que lo lógico no sería vender por precio sino por marca. Ya, lo
más razonable, aunque para ello se requiere de esfuerzos titánicos en “branding”.
Redactando un libro de estilo donde se marquen nítidamente tipos y usos de la marca
principal y sus submarcas, con especial hincapié en sus elementos diferenciadores, para
que no se solapen unas con otras. Y esto ni se ha hecho, ni se espera. Pues si bien las
competencias en materia de promoción se encuentran claramente delimitadas,
postreramente se enmarañan en el laberíntico tejido gubernamental de: corporaciones
locales; cabildos o diputaciones; gobiernos autonómicos y central.

Sin olvidarnos que con unos Ayuntamientos casi quebrados, difícilmente se ejecutarán
las obligadas obras de remodelación de las zonas turísticas. Exigidas con la intención de
dotar de una mayor competitividad a dichas áreas, mayormente degradadas por el paso
del tiempo.

Luis hablaba y hablaba, mientras Libertad lo miraba embelesada con ojos


refulgentes de enamorada. Ensimismada por la melodía interpretada por miles de
mariposas, que anidaban en la boca de su enjuto estómago, al batir sus alas. Y fue en
aquel preciso momento cuando me convencí de que ni Golfi, ni sus secuaces, lograrían
jamás acabar con los sueños de un pueblo tan grandioso como éste.

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(Escena parlamentaria del Congreso de los Diputados a mediados del siglo XIX por el
pintor Eugenio Lucas Velázquez)

Capítulo XVI: Adolfo Suárez bien merece un Nobel

El reloj marcaba las 21:00. Esa noche no faltaba nadie a la tertulia política,
organizada por mi padre el primer viernes de cada mes en nuestra humilde
morada. Mi prima Libertad, quien ya había recuperado su inalienable espíritu de lucha
por Matahambre y sus gentes. Junto a su amado Luis, que estaría entre nosotros hasta el
domingo, pues el lunes debía incorporarse a su puesto de trabajo en el departamento de
administración del “Hotel Concorde”, sito en Palma de Mallorca. Mi tío Juan, el
abogado jubilado del Estado, progenitor de Libertad y el que fuera esposo de la única y
difunta hermana de mi padre, Clara se llamaba. Don Pascual, el cura centenario.
Frédéric, nuestro querido juez de paz. Benito, el eterno maestro del “Instituto de
Educación Secundaria Manuel Bartolomé Cossío”. Incluso Manuel, que había dejado a
Soledad a cargo de la cocina y barra del bar municipal. Y Francisco, gerente de “Radio
Vecindad” y editor del periódico vespertino, de ámbito local, “El Pobrecito Hablador”.

Juan se lamentaba de la espiral de acontecimientos en la que estaba inmersa la


nación. Cuando aún era un estudiante de la facultad de derecho, una de las
primeras reglas que aprendió es que el fin último de la política es la regulación de
conflictos entre grupos. Persiguiendo con ello garantizar la cohesión social. Puesto
que desde los albores de la humanidad siempre ha existido, bajo distintas fórmulas, un

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sistema político imperante. Ya que las sociedades son cada vez más complejas y
requieren de un órgano capaz de compeler a las partes en disconformidad a alcanzar
acuerdos, valiéndose para ello de normas vinculantes, es decir, la ley. Al objeto de
mantener cierto orden y evitar la desintegración.

A lo que Don Pascual, perteneciente a la rama más liberal de la iglesia católica,


añadió:

- “Miren, es como aseveraba mi antepasado Blanco White, al cual


malinterpretaron en cuanto a lo que sus planteamientos se refiere. Si realmente lo que
se pretendía con la primera Constitución española, la de 1812, era instaurar un Estado
democrático sólido, resultaba de obligado cumplimiento contar con todos los sectores,
no dejando a ninguno fuera. De lo contrario los que se sintiesen excluidos buscarían la
manera de acceder a los círculos de poder, tornándose “ipso facto” en elementos
subversivos para conseguirlo. Y de ahí la explicación de que durante casi dos siglos los
episodios democráticos hayan sido bastante cortos. Hasta reafirmarse mediante el
refrendo de nuestra vigente carta Magna en 1978. Con anterioridad, las breves
excepciones sucumben ante abruptas etapas totalitarias.

Resumiéndose estos efímeros destellos en: el sexenio revolucionario (1868-1873), con


la Constitución de 1869; la Primera República (1873-1874), con un proyecto de
Constitución federal que no se llegó a promulgar; parcialmente el vituperado periodo
de la Restauración, con la Constitución de 1876; y la Segunda República, proclamada
el 14 de Abril de 1931, dirigida por una norma suprema exigible jurídicamente que
establecía las bases para la descentralización política, y que posibilitó la redacción de
los Estatutos de Autonomía de Cataluña y el País Vasco. Aunque rápidamente, tras
estallar la Guerra Civil (1936-1939) y con la posterior dictadura franquista (1939-
1975), el sufragio universal se deroga inmediatamente.

Es por ello que en ciertos momentos contemplo perplejo el alto grado de división
actual. No entro en si unos u otros alegatos me gustan más o menos, pero sí en que
nuestros mandatarios han de poseer indispensablemente la suficiente destreza para
concitar pactos estables y duraderos, regidos por el máximo consenso. Necesarios en
pro de sortear temibles fracturas.”

Y me quedo con las palabras de Benito:

- “Tal vez el éxito de Adolfo Suárez como Presidente no fuera su gestión, sino
su encomiable habilidad para que posturas tan dispares llegaran a un entendimiento.
Eso sí que merece el Premio Nobel de la Paz, no por lo que pudo hacer, sino por lo
que sí hizo: darnos el periodo constitucional y democrático más largo de toda la
historia española”.

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(Representación de la Declaración de los Derechos del Hombre y
del Ciudadano de 1789)

Capítulo XVII: Diferencias entre planteamientos intervencionistas y liberales

El sábado mi padre y yo aún charlábamos sobre la tertulia política de la noche


anterior. Que como siempre duró hasta altas horas de la madrugada. Y más
concretamente sobre los planteamientos esgrimidos por Frédéric.

Frédéric explicaba que la irrupción de la estructura política bajo la fórmula del


Estado, tal como hoy la concebíamos, se gestó entre los siglos XVI y XVIII. Antes
existieron dispares sistemas: las sociedades prepolíticas, la ciudad o la polis, el imperio,
las poliarquías feudales,…Inclusive se vaticina que con toda probabilidad en el futuro se
darán otros modelos. Además la organización estatal ha ido evolucionando con el paso
del tiempo.

Atendiendo a la óptica del Estado constitucional:

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Primeramente aparecería el “Estado liberal de derecho”, que rompe con el
absolutismo anterior. Cuyo propósito estribaba en proporcionar a los ciudadanos una
serie de libertades individuales. Adoptando el gobierno una postura de no intervención
en el ámbito privado de cada cual. De ahí la célebre frase “laissez faire, laissez paser”
(dejad hacer, dejad pasar).

A continuación, con la industrialización, afloraría una nueva clase social, el


proletariado. En la que estaríamos hoy en día incluidos gran parte de los mortales, claro
que si tenemos suerte y no estamos engrosando las listas del paro. Quienes reclamaban
su derecho a participar en la vida política, en pro de defender sus intereses en sede
parlamentaria. Ya que hasta ese instante exclusivamente disfrutaban del sufragio un
determinado número de personas, los más capaces económica y socialmente. Derivando
tales reivindicaciones hacia la soberanía popular. Ese sería el comienzo del “Estado
democrático de derecho”.

Actualmente el arquetipo vigente es el “Estado social y democrático de derecho”.


Con él se persigue la igualdad entre los hombre, debiéndose proporcionar a
aquellos que no alcancen los mínimos requeridos el acceso a ciertos derechos
sociales básicos, como la sanidad o la educación.

En estos momentos se especula con una nueva generación de derechos, que será
perentorio avalar: a la paz, al medio ambiente y a las tecnologías de la información
y la comunicación.

No obstante, si se ha dado esta profunda trasformación durante los últimos siglos,


resulta irrisorio que ahora se emplee como arma arrojadiza contra el adversario, la
acusación de abogar por la primera etapa del Estado: “El Estado liberal de derecho”.
Cuando esa faceta, la inicial, ya se ha superado sobradamente. Lo que ocurrió por
ejemplo durante los pasados comicios europeos, donde se difundieron reiteradamente
erráticos mensajes electorales sobre este aspecto.

Mas, como bien expuso Frédéric Bastiat, en su obra: “lo que se ve y lo que no se ve”,
muchas de las nefastas consecuencias que acontecen, provienen mayormente de
decisiones políticas. Que originariamente quizás se esbozaran con una excelente
intención, pero que suelen acabar desembocando en una alteración del equilibrio de las
fuerzas espontáneas del mercado. Perjudicando a unos y beneficiando a otros
arbitrariamente.

No mostrándose factible valerse de esos supuestos derechos sociales que se exige


proteger, y que todos defendemos, para engordar el tejido burocrático. España
cuenta con un empleado público por cada 15 habitantes, en tanto en cuanto en EEUU 1
por cada 150. Y desde el 2004 esta situación se ha ido incrementando paulatinamente en
las diversas instituciones. Corporaciones llenas de solapamientos y duplicidades. ¿No es
lo lógico analizar estos factores e intentar corregir las desviaciones en pro de ganar
competitividad como país? Ya que es la actividad privada la que genera riqueza y

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empleo. El Estado subsiste mayormente de nuestros impuestos, cantidades que de no ser
retenidas, contribuirían a dinamizar las transacciones económicas entre los particulares.

Siendo esa la diferencia principal, en el mundo contemporáneo, entre políticas


liberales y otras más intervencionistas. Buscando las primeras que no se use el
aparato gubernamental como acicate de la política clientelar, lo que conduce
inexorablemente al retroceso económico nacional, y por ende al social y cultural
por escasez de recursos. Pero de ningún modo pretende retrotraer a la sociedad a
cientos de años atrás. Una burda mentira más que algunos insisten en argüir, con tal de
no reconocer sus fracasos en cuanto a lo que su gestión pública se refiere.

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(Imagen de París en La Plaza de Europa bajo la lluvia, cuadro del pintor francés
Gustave Caillebotte)

Capítulo XVIII: Era obvio que Libertad necesitaba ayuda

El locutor del programa “te rondaré morena” en “Radio Vecindad” se hacía eco del
último parte meteorológico, anunciando inminentes lluvias. No sé si sería cierto o no, o
tal vez simplemente se tratase de una manera muy innovadora y original de presentar la
siguiente canción: “Esta tarde vi llover”, del gran maestro Armando Manzanero.

El sonido de aquella hermosa melodía, se fusionaba con el bullicio de las


conversaciones mantenidas por los clientes que habitualmente se congregaban a la hora
del desayuno en el bar municipal. Manuel se encontraba, como siempre, atareado tras la
barra, mientras Soledad no paraba en la cocina.

Al fondo estaba ella, sentada ante una taza de té. Con ojos vibrantes y cálida sonrisa.
Al verme agitó levemente su mano derecha, en pro de que me percatase de su
presencia. Realmente parecía otra después del fin de semana pasado junto a su amado
Luis. Llevaba puesto su vestido favorito, el que él le regaló para su postrero
cumpleaños: blanco, largo y vaporoso. Era imposible no mirarla, estaba tan hermosa
esa mañana. Su larga cabellera brillaba más que nunca y sus mejillas habían vuelto a
sonrosarse. Y Libertad con su dulce tono de voz me dijo:

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-“Sabes Pedrín, lo he estado meditando mucho, durante este tiempo he llegado hasta
pensar que quizás lo mejor sería renunciar a mi acta de concejal. Total si a nadie le
importa lo que pase en esa corporación, por qué tendría que interesarme a mí. Lo peor
es que tales comportamientos acaban concibiéndose como lo más normal del mundo.
Mostrándose como un sueño irrealizable el querer modificarlos cuando durante años
ha sido así. Inclusive me he culpabilizado de lo acontecido. Y de lo injusto que resulta
que Luis tenga que sufrir las consecuencias de mi dedicación a la política.

Soportaría cualquier pena que me infligieran a mí, mas no acepto el daño conferido a
mis seres queridos. Luis es un brillante profesional, y por las represalias de Golfi, tuvo
que cerrar “Gestoría la Verdad” y marcharse de aquí. Dejándome en Matahambre
triste y sola.

No obstante, una retirada significaría que mi madre se equivocaba, y que los valores
que me transmitió no sirven de nada. Que lo que le hizo Don Oprobio a nuestra
abuela ya lo hemos olvidado. En ciertos momentos, cuando estoy en la cama y cierro
los ojos, las percibo allí, susurrándome al oído que es inaceptable el transigir.
Precediendo normalmente a esos efímeros instantes una tenue brisa, que reaviva
intensamente los recuerdos de la época que nos tocó vivir.

Es por eso que te pido tu ayuda, pues no sé a quién recurrir, ni por dónde empezar
para lograr ese cambio tan ansiado. Me siento como perdida, y por más que busco no
vislumbro la salida.”

Me quedé callado, paralizado frente a ella. Era obvio que Libertad necesitaba más
apoyo que nunca. Que Matahambre requería terminar con el descarado y
sempiterno ultraje al que Golfi y los suyos la habían condenado. Y fue entonces
cuando comenzaron a caer las gotas de lluvia tras la ventana, vertidas cual lánguidas
lágrimas derramadas sobre los cristales.

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Capítulo XIX: Supuestas arbitrariedades en las licitaciones municipales

Las coloridas buganvillas, repletas de diminutas gotas de lluvia, resaltaban más que
nunca sobre las blancas fachadas. Los primeros rayos de luz, que se asomaban entre los
resquicios de los negros nubarrones, se proyectaban sobre sus hermosas flores,
reflejando su efímera imagen en los pequeños riachuelos surgidos calle abajo con la
tormenta. Al fondo se divisaba el reloj del Ayuntamiento, marcando ya casi las 13:00.
Libertad y yo nos apresuramos, ya que habíamos quedado a esa hora con Frédéric para
almorzar en su casa.

El hogar de los descendientes de Bastiat se hallaba contiguo al impresionante y


longevo consistorio. Tocamos en la enorme puerta de la entrada. El postigo estaba
abierto, por lo que percibimos nítidamente los pasos de alguien que se acercaba. Era
Frédéric, quien nos abrió rápidamente, invitándonos a entrar. Y con una amplia
sonrisa exclamó:

-“¡Hola chicos! He preparado “cuchifrito”, y de entrante, un riquísimo queso. Eso sí,


hecho por ti, Pedrín. El que te compré la semana pasada. Por cierto, te felicito, porque
cada día te superas, está increíblemente delicioso. Sin que falte un estupendo vino de la
bodega familiar. Comprendo que mi abuelo no sea de vuestro agrado, ni del mío
tampoco, para qué disimular, sin embargo, hemos de reconocer que elabora unos
caldos excepcionales.”

Pasamos al comedor directamente. Donde se encontraba la mesa ya dispuesta. Y


después de saborear un poco de queso y jamón, Libertad comenzó a hablar:

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-“Frédéric sé que te pongo en un aprieto, tanto personal como profesionalmente, al
informarte privadamente sobre lo que está ocurriendo en Matahambre. No obstante,
simplemente deseo que me indiques a quién dirigirme para que me asesore
jurídicamente sobre cómo afrontar el asunto en cuestión. No pretendo nada más, pues
nunca me perdonaría el hacer peligrar nuestra amistad. La cual estimo por encima de
cualquier cosa. Y si te preguntas por qué no acudo a mi padre, siendo abogado del
Estado, ahora ya jubilado. La respuesta es bien sencilla, él no quiere oír nada sobre el
tema. Implorándome cada día que abandone cuanto antes la política.

Se rumorea que a Golfi le ha ido bastante mal con los negocios que supuestamente
emprendió en hipotéticos países lejanos. Cuentan además, que para sufragar las
numerosas pérdidas ocasionadas por su incursión extranjera y hacer frente a los
derivados compromisos económicos, en pro de evitar demandas por incumplimiento de
contratos suscritos por él allí, ha amañado con el alcalde actual, para más señas tu
tío, hacerse con las diversas concesiones municipales.

No sé que grado de certeza tendrán tales infundios. Aunque si pasásemos en estos


momentos por ciertas obras locales, recientemente adjudicadas por la corporación en
mesa de contratación, contemplaríamos como al frente de ellas se sitúan íntimos
amigos del ex - regidor. Mas, seguramente, si nos acercáramos al registro mercantil
para constatar la administración y composición de las referidas sociedades, muy
probablemente nos toparíamos con nombres muy distintos a los mencionados. Inclusive
se han planteado incidentes de paralización de un expediente en curso, una vez
publicitado el pliego de condiciones y recibidas las ofertas de cada participante.
Aludiéndose oficialmente, para tan insólito acto administrativo, algún premeditado
defecto de forma. Terminando por ganar el concurso, como no cabría ser de otro modo,
alguien presuntamente vinculado al clan. Al que califican irónicamente como “la
banda de Juan Palomo: yo me lo guiso y yo me lo como”.

A lo que Frédéric contestó:

- “Libertad, no sabes donde te metes, lo que hasta ahora te han hecho a ti y a los
tuyos es poco. Aquí no hay nada personal contigo, no lo olvides nunca, simplemente
eres un estorbo en medio de sus intereses económicos. No dudarán ni un minuto en
eliminarte. Y cuentan con el apoyo de otras personas, ubicadas en los puestos que
menos te imaginas.

Déjalo ya. Acuérdate de los disparos inferidos al primer edil del municipio alicantino
de Polop de la Marina, mientras aparcaba el coche frente a su casa. El asesinato del
de Fago. ¿Quieres acabar así? No tienes pruebas. Aunque los que vivamos en
Matahambre alberguemos fundadas sospechas sobre lo que expones, no existe ningún
documento que lo acredite. Y sin algo que los incrimine es imposible que se les pueda
imputar un determinado hecho delictivo.

No sé si tendrás opción de acercarte a Valencia. Conozco un letrado muy reputado allí,


quizás él te oriente. Es lo único que puedo hacer por ti”.

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Libertad, casi llorando, sólo alcanzó a pronunciar:

-“Gracias Frédéric, y lo siento. La próxima semana precisamente Luis y yo quedamos


en vernos allí. Hemos planificado este viaje con la intención de asistir a la muestra de
Sorolla, expuesta en el Centro Cultural de Bancaja en la ciudad. Te prometo que no
volveré a comentarte nada más sobre este asunto, salvo para anunciarte la
presentación de una denuncia formal, sujeta a irrefutables fundamentos jurídicos.”

Durante largo rato el silencio se apoderó de la estancia. Escuchándose solamente el


ruido de las cucharillas al remover el azúcar en el café. Era como si buscásemos
tenazmente, en los posos del mismo, descifrar la lectura de nuestro futuro más
inmediato. Acontecimientos venideros que se mostraban sumidos en un abismo de
incertidumbre, cubiertos de densas y siniestras sombras.

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Capítulo XX: Desmanes intervencionistas en materia urbanística

Caminábamos en silencio, cabizbajos. Y aunque ella no había articulado palabra


desde que salimos de casa de Frédéric, sospechaba que sus intenciones eran firmes,
y que no daría marcha atrás. Consecuente postura tras tantos años sufriendo y
padeciendo en silencio. Pues resulta utópico el pretender eludir eternamente los
problemas. No quedando otra opción, en algún momento, que plantarles cara y
enfrentarse a ellos. Y tal vez ese temido instante fuera este.

Cuando llegamos a la vivienda de mi padre, se encontraba con él Francisco, el


gerente de “Radio Vecindad” y editor del periódico vespertino, de ámbito local, “El
Pobrecito Hablador”. Quien se había acercado hasta allí con el propósito de hacerle una
visita y charlar un rato. Trayéndole además un libro como regalo, de autoría propia y
publicación reciente.

Al vernos, Francisco se levantó y nos saludó afectuosamente. Inquiriendo a Libertad por


su estado de ánimo. Alcanzando ella a esbozar un lacónico: “¡Bueno, he estado mejor!
No obstante, muchísimas gracias por preocuparte.”

Francisco nos comentó que Miguel, el titular del taller situado frente al bar
municipal, había pasado a primera hora de la mañana por su oficina para

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despedirse, antes de marcharse definitivamente de Matahambre. Partía
sumamente harto de las triquiñuelas de Golfi, perpetradas con la inestimable
ayuda del alcalde actual y bajo las sibilinas directrices de Don Oprobio.
Convencido de que era mejor empezar de cero en otro sitio, que seguir aquí sometido.

Si a las andanzas de “La banda de Juan Palomo: yo me lo guiso y yo me lo como”


unimos la nefasta gestión del vigente grupo de gobierno, empecinados en destruir a
las PYMES y doblegar a los ciudadanos, hacen que la residencia en la localidad se
transforme en un insufrible calvario.

Por ejemplo, suben y suben el Impuesto de Bienes Inmuebles, al igual que el resto.
Cuya recaudación va destinada casi íntegramente a sostener el descomunal aparato
gubernamental, engordado mediante la política clientelar, indispensable para no perder
el “chiringuito” erigido en pro de muy particulares intereses.

Cargan también a los viejos planes parciales, ya consolidados, con irrisorias tasas.
Superficies sobre las que se ubican la mayoría de los locales comerciales. Alegando
que no están culminadas, y por lo tanto tampoco recepcionadas por la administración.
Por lo que han de liquidar un plus anual por los servicios que el Ayuntamiento les
preste: agua, luz, recogida de basuras…Aparte de lo ya exigido por estos específicos
conceptos y regulados por las distintas ordenanzas fiscales. Y yo me planteo, ¿dónde
están los avales que depositaron los promotores al iniciar la urbanización? Fianza
supuestamente asignada a cubrir hipotéticas eventualidades en su ejecución.

El resultado es que al gravar desorbitadamente estas áreas, al empresario que regenta un


comercio cito en ellas, no le queda otro remedio que repercutir en el producto objeto de
su negocio tales costes. Mermando con ello su competitividad. Abocando a los
habitantes de Matahambre a ir a comprar a los establecimientos del municipio
colindante, al ser más económicos que los de aquí. No estando supeditados al tributo
mencionado, por estar fuera de las zonas afectadas. Familias obligadas a ahorrar hasta
en lo indecible a causa de la virulenta crisis. Al desequilibrarse la cuenta de resultado de
dichas sociedades, por escasez de demanda, se origina una destrucción de empleo en
cadena.

Pero lo curioso del asunto es que ningún propietario está dispuesto a levantar la voz.
Principalmente porque son plenamente conscientes de que tarde o temprano requerirán
tramitar algún documento en la entidad local. Y si se quejan de la abusiva contribución,
lo más probable es que les retrasen, cuanto menos, la contestación de sus futuras
licitaciones hasta el infinito.

Don Oprobio es además el dueño de gran parte de las tiendas arrendadas, confiriendo, a
modo de recompensa, la gratuidad de la renta a aquellos que se adhieren a la causa y
miren para otro lado mientras se cometen tan reiterados dislates. Aunque ¿qué más da
que te liberen de sufragar el alquiler, si tampoco, de seguir así las cosas, vas a tener
dinero ni tan siquiera para el seguro autónomo? La continuidad en la misma línea de
hechos conduciría irreversiblemente a devaluar el lugar y a que se esfume velozmente el

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trabajo de múltiples años. ¿A quién le imputaremos tan cuantiosas pérdidas? Seguro que
ni Don Oprobio, ni su hijo y menos Golfi, los indemnizarán económicamente por los
daños infligidos. Cuando ya no quede nada de dónde sacar tajada, para qué se van a
molestar, se largarán como Golfi a países lejanos para invertir allí lo que de aquí se
llevaron.

La realidad es que si alguien se decidiese a recurrir por escrito la aplicación de la


referenciada tasa, inmediatamente le eximirían del pago. A sabiendas el consistorio
de que si fuese a un contencioso-administrativo lo perdería sin lugar a dudas,
dictaminando los tribunales la inadecuación de la norma. Si bien la mayoría se
calla y abona la astronómica cantidad por no importunar. Consintiendo una
arbitrariedad más de las tantas que acontecen en este paraje perdido entre las
estepas castellano-manchegas.

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Capítulo XXI: Las controvertidas Modificaciones Puntuales del Planeamiento

Mientras Francisco, el gerente de “Radio Vecindad” y editor del periódico vespertino,


de ámbito local, “El Pobrecito Hablador”, hablaba al respecto de los desmanes
intervencionistas en materia urbanística perpetrados en Matahambre, Libertad se
mantuvo callada, sin articular palabra alguna. Inclusive en ciertos instantes
aparentaba estar ajena a la conversación. Por lo que Francisco, avispado observador,
optó por preguntarle su opinión acerca del asunto. Y tras un breve e intenso silencio,
Libertad amargamente respondió:

“Francisco, aclárame lo que quieres escuchar y eso te recitaré. Pero si lo que


pretendes es que te de mi personal punto de vista, probablemente no te gustará.

Lo que me explicas es sólo consecuencia de lo que hasta aquí hemos permitido. Por
nuestra apatía, por fingir que no vemos nada con tal de no inmiscuirnos en problemas.
Quizás albergamos la ilusión de que un día llegará un Quijote, que eliminará los
cuantiosos nubarrones que se ciernen sobre este pueblo. Si bien, no nos engañemos, los

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Mecías no existen. Únicamente estos comportamientos se desterrarán, cuando todos, y
digo todos, estemos dispuestos a luchar para erradicarlos de nuestras vidas.

En una ocasión alguien me manifestó, que los Quijotes siempre acaban en el


cementerio. Y tal vez, tristemente, sea cierto.

Hemos visto como Golfi y ahora el alcalde actual, han ejecutado reiteradas y
cuestionables Modificaciones Puntuales del Planeamiento. Alegando constantemente
un supuesto interés general para llevarlas a cabo. Y conociendo los antecedentes, ni
tan siquiera nos hemos cuestionado lo que albergan en su interior. Habitualmente
dudosas licencias concedidas, que se les cubre mediante este acto de absoluta
legalidad. Se entiende que ese interés general invocado es compartido por el conjunto
de la sociedad, no obstante, no lo que a él se intenta adherir. Lo que se interpretaría de
un voto favorable así, es que estamos convencidos de que el fin justifica los medios. Y
categóricamente me niego a defender eso, en un Estado democrático y sometido a la ley
como el nuestro.

Firman rocambolescos convenios, contemplando calificaciones urbanísticas que no


se recogen en el Planeamiento vigente, sujetos a variados y contradictorios informes
técnicos. Mas, semanas antes han gestionado una Modificación Puntual que se
circunscribe precisamente a esas concretas divergencias, en pro de subsanarlas
rápidamente, cuya aprobación definitiva tardará cuanto menos un año aún. ¿Y el
Ayuntamiento previo a ese periodo ya otorga el permiso bajo una determinada
calificación que todavía no es real, pues depende de una hipotética Modificación
inicialmente tramitada? ¿Qué nombre recibe tal infracción? ¿Podríamos calificarla
como presunta prevaricación? Ahora bien, como está engarzada con el citado interés
general, la aplaudimos hasta con las orejas.

Sin olvidar que los referidos contratos suelen contener una cláusula penal de máximo
grado. Compeliendo al consistorio, en caso de incumplimiento, lo más factible si no
prospera la Modificación tramitada o si un tribunal tira abajo el susodicho convenio, a
desembolsar una astronómica indemnización. Por un derecho, que en virtud de lo
expuesto, nunca ostentó la parte originariamente licitante, alcanzado exclusivamente
por la vía de la mencionada firma contractual. Y si más nos adentramos en estos
sucesos, nos percatamos que entre las citadas rúbricas invariablemente se da una
conexión con “La banda de Juan Palomo: yo me lo guiso y yo me lo como”.

Sin embargo, ante semejantes tropelías nos mostramos indiferentes. Como si


competieran al municipio contiguo y no al nuestro. Nos relatas que Miguel se fue, Luis
también. ¿Pero cuántos más deberán emigrar, de este paraje perdido entre las estepas
castellano-manchegas, hasta que empecemos a reaccionar? ¿O dejaremos que acaben
convirtiendo a Matahambre en un execrable erial?”

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Morfeo e Iris, de Pierre-Narcisse Guérin (1811)

Capítulo XXII: Supuesta relación entre partidocracia y corrupción

Libertad no albergaba la mínima duda con respecto a lo hipotéticamente acontecido en


Matahambre. Sucesos protagonizados por “la banda de Juan Palomo: yo me lo guiso y
yo me lo como”. Y a pesar de la complejidad del problema, se mostraba someramente
optimista con su pronta resolución. Convenciéndose de que el fin de esos tristemente
habituales comportamientos, aunque fuertemente arraigados en los cimientos de la
corporación local, ya estaba cerca. Pues resultaba inadmisible que en pleno siglo XXI se
produjeran supuestos casos de: componendas en la facturación del consistorio, amaños
en las licitaciones municipales o arbitrarias Modificaciones Puntuales del Planeamiento.
Amén de una ristra de presuntas tropelías más. Quizás hasta ahora no existiesen pruebas
concluyentes sobre tales hechos, pero, con toda probabilidad, en cualquier momento
emergerían. Sólo era cuestión de tiempo.

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Esa noche al irme a la cama, no pude apartar de mi cabeza la honda preocupación que
me provocaba la degradante situación política en la que se encontraba inmersa
Matahambre. Ni el sufrimiento que a mi prima le suscitaba y a los graves peligros que la
exponían. Por lo que inevitablemente la vigilia se apoderó de mí. Después de
múltiples e infructuosos intentos por dormir, me acordé del libro que Francisco le
regaló a mi padre. Con la esperanza de que tras leer un rato, al igual que había
logrado otras tantas veces, Morfeo me acogiera en sus brazos, transportándome
lentamente hacia un plácido descanso.

La obra se titulaba: “El vituperado sistema electoral de la Restauración y sus


similitudes con la partidocracia vigente”.

El texto partía de un análisis de la concepción de la soberanía popular y más


concretamente acerca de su deriva a continuación de la aprobación de la
Constitución Española, sancionada por el Rey el 27 de Diciembre de 1978. Cuyo
poder constituyente optó por otorgar a los partidos políticos un papel
preponderante, a modo de resarcimiento por el ostracismo infligido durante el periodo
franquista.

Transformándose esa idea originaria en el modelo partidocrático actual.


Preguntándose el escritor si esta desvirtuada forma de proceder democrático, no
tendría algo que ver con los teóricos casos de corrupción que afloran últimamente.

Partidocracia que, en cierta medida, se asemeja a la estructura turnista esbozada por


Antonio Cánovas del Castillo en la Restauración. Etapa en la que la dirección del
gobierno se repartió alternativamente entre dos organizaciones de corte liberal: la
conservadora, liderada por el propio Antonio Cánovas del Castillo y la progresista de
Práxedes Mateo Sagasta.

Planteando asimismo Francisco distintos interrogantes:

• ¿Representa el modelo electoral de hoy en día, basado en listas cerradas o


bloqueadas, a la soberanía popular?

• ¿O por el contrario encarna la supremacía de los partidos políticos, cada vez más
profesionalizados, burocratizados y capitaneados por grupos minoritarios
anquilosados en sus puestos que obstaculizan la renovación de los cargos?

• ¿No favorece esto que señalados sectores, que han hecho de la política su forma
de vida, coloquen como candidatos a las diversas instituciones públicas, a
aquellos que son afines exclusivamente a sus particulares intereses y no a los del
pueblo? Sin tener en cuenta si posean o no los conocimientos y aptitudes
suficientes para desempeñar las funciones que se derivaran de salir electos.

• ¿No propicia también el caciquil clientelismo, como vía de mantenimiento de


los descomunales aparatos partidistas, utilizados para hacerse con los escaños en
las diversas administraciones?

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• ¿Y hasta dónde estarían dispuestos a llegar determinados cargos públicos,
aupados por la “dedocracia” de las formaciones, con tal de no perder su
poltrona?

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Capítulo XXIII: Contradicciones constitucionales del sistema electoral vigente

Proseguía la obra escrita por Francisco: “El vituperado sistema electoral de la


Restauración y sus similitudes con la partidocracia vigente.” Que a pesar de que el
poder constituyente de la norma jurídica suprema, sancionada por el Rey el 27
Diciembre de 1978, optó por otorgar a los partidos políticos un papel
preponderante, a modo de resarcimiento por el ostracismo infligido durante el
periodo franquista, no dictamina en ninguno de sus artículos que el obligado tipo
de votación sea a través de listas cerradas y bloqueadas. Donde el elector
simplemente se dedica a ratificar la candidatura confeccionada previamente por las
distintas formaciones. Sin posibilidad de escoger a los futuribles cargos públicos que
mejor considere, estén en el tercer, cuarto o quinto puesto de una misma o diferente lista
electoral. Será con la promulgación de la Ley Orgánica, autorizada el 19 de Junio
de 1985, concerniente al Régimen Electoral General (LOREG), donde se haga
constancia del referido aspecto, cabiendo su modificación en cualquier momento.

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Mas si atendamos a concretos pasajes de la presente Carta Magna, bien podríamos
interpretar lo opuesto a lo que entraña la lista cerrada y bloqueada hoy por hoy utilizada.

Sin lugar a dudas la alternativa más democrática sería la directa. No obstante, en una
sociedad tan numerosa como la nuestra, resultaría harto difícil congregarnos a todos
para dirimir sobre los múltiples temas. Amén de la complejidad que conllevan las
mencionadas deliberaciones, requiriendo un cierto grado de preparación con respecto a
las variadas materias. Lo que ha conducido a la preferencia por la democracia
representativa.

Sin embargo, con las listas cerradas y bloquedas, distancian al soberano absoluto, el
pueblo, de las decisiones políticas y económicas más significativas. Tomando los
partidos el control. Beneficiándose claramente a los grandes, con el método de
recuento de votos empleado: La Ley D’Hont. Dando lugar a un robusto Ejecutivo que
somete a su mayoría parlamentaria y sólo se encuentra al otro lado a la oposición.
Erigiéndose un Parlamento de simple trámite, limitado a la suscripción de lo ya
determinado por el Presidente y su gabinete, al ostentar éste más escaños, los mismos
habitualmente que asintieron para auparlo en su cargo. Con lo que queda mermada
considerablemente la tan necesaria función de vigilancia que ha de desempeñar este
órgano sobre el gobierno. Desvirtuándose una de las premisas fundamentales de la
división de poderes diseñada por Montesquieu a mediados del siglo XVIII, supeditada a
que todo poder (ejecutivo, legislativo y judicial) estuviera equilibrado por otro, evitando
exceso alguno. Actualmente ese cometido es ejercido por: medios de comunicación,
estamentos territoriales,....Circunstancia que acontece igualmente en las autonomías.
También en las diputaciones o cabildos, y ayuntamientos, con sus respectivos plenos y
grupos de gobiernos.

En base a lo expuesto quedaría sin sentido el artículo 66.1 de la Constitución


Española: “Las Cortes Generales representan al pueblo español y están formadas por
el Congreso de los Diputados y el Senado. (…)”. Puesto que ni es al pueblo español al
que presuntamente representan, sino a los partidos, y su importancia se restringiría en
favor del Ejecutivo. Poniendo además en entredicho el artículo 1.3: “(…) La forma
política del Estado español es la Monarquía parlamentaria”. Monarquía seguro, pero
parlamentaria aunque en la forma sí, en el fondo con numerosas dudas. Y el artículo
1.2: “(…) La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los
poderes del Estado. (…)” Demostrándose reiterativamente en la práctica que son los
partidos los que detentan la soberanía y no el pueblo.

Se plantea igualmente la veracidad del artículo 67.2: “(…) Los miembros de las
Cortes Generales no estarán ligados por mandato imperativo (…)” Usado durante la
Edad Media, cuando los señores feudales hacían oír sus voces a través de sus
portavoces. Y entonces, ¿qué es la disciplina de partido sino un claro
incumplimiento de este artículo constitucional? ¿Es por ello que la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional rechaza la facultad de legislar contra el transfuguismo? Y para

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sortear tal eventualidad las formaciones echan mano de un denostado Pacto
Antitransfuguismo a nivel nacional, que rara vez se cumple.

Por citar un ejemplo, la Sentencia 5/1983, de 4 de Febrero, del Tribunal


Constitucional expresa: “(…) Los representantes dan efectividad al derecho de los
ciudadanos a participar y no de ninguna organización como el partido político. (…) El
derecho a participar corresponde a los ciudadanos, y no a los partidos; que los
representantes elegidos lo son de los ciudadanos y no de los partidos (…)”

Con la disciplina de partido se fomenta una actitud monolítica de las


organizaciones. Imponiendo la mayoría dirigente su parecer a las minorías.
Castigando a los cargos públicos que no acaten sus órdenes: o bien quedando relegados
de la primera línea, o decretando su expulsión. Frente a estos evidentes hechos, algunos
se justifican con que el parlamentario puede aducir objeción de conciencia,
salvaguardándole con ello de no tener que votar algo en lo que no cree. ¿Pero de
hacerlo, cuál sería realmente el trato recibido por los órganos directivos de su partido?

¿Y esta acumulación de poder de las organizaciones no derivará en despotismo? Decía


Tocqueville, uno de los principales teóricos del liberalismo político a mediados del siglo
XIX: “Sólo Dios puede, sin peligro, ser todopoderoso, porque su sabiduría y su justicia
son iguales a su poder”. Añadiendo el historiador inglés Lord Acton, también en el
siglo XIX: “el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”. ¿Son
esas organizaciones democráticas, atendiendo a lo preceptuado en el artículo 6 de la
Constitución?

• Artículo 6: “Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a


la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento
fundamental para la participación política. Su creación y el ejercicio de su
actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la Ley. Su
estructura interna y financiamiento deberán ser democráticos.”

Deduciéndose de las particularidades esgrimidas que lo más coherente sería


dirigirnos hacia un modelo de listas abiertas, que auspicie una mayor
transparencia. Al tener que responder el elegido por su gestión directamente ante
el pueblo. Lo que acotaría en gran medida los casos de presunta corrupción, que se
propician en parte por la opacidad de la labor en las administraciones. Generando
unas formaciones políticas unidas por ideología y en las que cohabitan grupos y
tendencias diversos.

Al conferírsele al votante una mayor decisión en la elección del candidato, aumentaría


consecuentemente su motivación de participar en unos comicios. Reduciéndose la
abstención, cada vez más pronunciada. Y si además se aúna con una comunicación
telemática directa con el cargo público electo, en pro de conocer la gestión realizada en
cada instante de la legislatura, nos colocaríamos ante un nítido reforzamiento de los
cimientos democráticos.

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El quedarnos cruzados de brazos y no hacer nada, contemplando impasiblemente la
degradación política contemporánea, nos abocaría a caminos sinuosos de alambicado
retorno. La pregunta sería, ¿existe voluntad política para acometer tales cambios?
¿Si no se diesen esos responsables pasos por parte de los partidos, no sería lo lógico que
fuera el pueblo, el titular único de la soberanía, el que los exigiese? ¿Cuántas voces
hasta ahora se han hecho eco de la imperiosa urgencia en implantar las listas abiertas en
nuestro sistema electoral?

64
(Jhon Stuart Mill 1806-1873)

Capítulo XXIV: La representación electoral de las minorías

Tras abogar Francisco, gerente de “Radio Vecindad” y editor del periódico


vespertino, de ámbito local, “El Pobrecito Hablador”, en su última obra publicada, por
el uso de las listas abiertas en los procesos electorales españoles; se cuestionaba
sobre la idoneidad representativa de tal sistema.

Mostrando su comprensión frente al hecho de que la vigente Carta Magna pasara


de puntillas por el modelo de organización territorial. Después de los dos postreros
siglos caracterizados por cortos periodos democráticos que sucumbían
rápidamente a otros dictatoriales. Y ante el temor de que este nuevo intento no
lograse tampoco consolidarse, se prefirió el esbozo de meros principios
conducentes a la descentralización. Decantándose por un estado compuesto, a
camino entre el unitario y el federal.

Puesto que las heridas abiertas a finales del siglo XIX y comienzos del XX por los
nacionalismos, aún supuraban. Movimientos que germinaron con fuerza a partir del
Desastre del 98, es decir, con la pérdida de las últimas colonias de ultramar. Surgiendo
en aquel instante una profunda preocupación por los males que aquejaban a España.
Con una tasa de analfabetismo que rondaba el 60% y un gobierno central incapaz de dar
respuesta a los problemas de las regiones periféricas. Sobresaliendo la corriente catalana
y la vasca, impulsadas por una emergente clase burguesa. Quedando constatada tal
preponderancia con la entrada en vigor de la Constitución de 1978, al hacerse dichas
autonomías con el máximo techo competencial desde un primer momento. Ya que sus

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estatutos se refrendaron popularmente durante la Segunda República. Similar a lo
acontecido en Galicia. Lo mismo sucedió con Andalucía y Navarra, aunque acogiéndose
a distintos pasajes constitucionales. Mas la mayoría se convirtieron en Comunidades
Autónomas por la vía lenta. Así como las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla.

Se entiende pues, que con semejantes prolegómenos, se buscara evitar a toda costa
la fragmentación del voto mediante la potenciación de mayorías estables. Al objeto,
durante los primeros pasos democráticos, de desterrar cualquier tipo de conflictividad.
Su consecuencia fue la derivación hacia el bipartidismo. Salvo el primer mandato
dirigido por la UCD, el poder ejecutivo se ha repartido alternativamente entre el PSOE
y el PP.

No obstante, pasadas tres décadas, resulta imprescindible un análisis del contexto


actual. Siendo conveniente preguntarnos si con el recientemente aprobado modelo
de financiación autonómica y con las controvertidas reformas de los Estatutos de
Autonomía sugeridas, se cumple el principio de igualdad constitucional.

Aseveraba el filósofo liberal, político y economista inglés, Jhon Stuart Mill (1806-1873)
que: “(…) La determinación del principio de progreso, e incluso de permanencia de la
civilización, depende de la diversidad y no de la uniformidad”

Atendiendo a este precepto y plenamente conscientes de que la nación española se


crea con la unión de diferentes identidades, provenientes de las nacionalidades y
regiones que la componen; lo lógico sería el reconocimiento de las mencionadas
singularidades, pero sin entrañar desigualdad alguna entre los territorios que la
integran. Al margen del ampliamente debatido asunto acerca de si nuestra norma
jurídica suprema requiere o no una revisión; parece obvio, si la soberanía reside en el
pueblo, que la amalgama de colectivos se encuentren debidamente representados.
No cabiendo exclusiones.

Sin embargo, en nuestro sistema electoral, se dan notorios desequilibrios


representativos. Quedándose sin voz muchos colectivos. Propiciándose un
sentimiento de apatía en el elector, al no verse identificado con las escasas candidaturas
que cuentan con alguna probabilidad de acceder a un escaño. Lo que junto a la lacra de
la corrupción, que nos sitúa en el puesto 32 del ranking mundial elaborado por la
organización “Transparency Internacional”, desemboca en una cada vez menor
participación ciudadana en los comicios. Y por ende en acrecentar la fractura entre
administradores y administrados. Si uno de los principales cometidos de la política se
presupone que es velar por la cohesión social, se ha de considerar perentorio el
solventar tan preocupante cuestión.

Gracias a los estudios realizados por el sociólogo francés Maurice Duverger a


mediados del siglo XX, hoy sabemos que para tender al multipartidismo, que
recogería la variedad de posturas que albergan los españoles, se ha de ir hacia una
fórmula de doble vuelta, como el arquetipo francés. Porque de lo contrario impera el

66
“voto útil”, el votante se declina no por quien le gustaría, sino por quien piensa que
saldrá electo, favoreciendo al bipartidismo.

Además de permitir al elector escoger preferencialmente al candidato que mejor


considere oportuno de entre los que concurren, independientemente del puesto en el que
se encuentre en una lista. No limitándose su acción, como ocurre ahora, a ratificar
simplemente lo dispuesto por los partidos políticos, sin margen de modificación. El voto
preferencial o de listas abiertas, con variados matices, es el utilizado generalmente por
nuestros homólogos europeos.

En idéntico sentido en 1971, otro erudito, Rae, dedujo que: “La fórmula de pluralidad
(mayoría simple en una sola consulta electoral) está siempre asociada con una
competición bipartidaria, excepto donde existen fuertes partidos locales, minoritarios a
nivel nacional”.

Y con la partidocracia reinante, con organizaciones supuestamente manejadas por


oligarquías profesionalizadas, se acaba por anular a las minorías, sofocadas por la
tiranía de las mayorías. Lo que ya fue preconizado en los albores del Estado Liberal por
el propio Jhon Stuart Mill o Tocqueville, al contemplar lo ocurrido con la experiencia
norteamericana. De análogo modo se pronunciaba José Ortega y Gasset en “La
Rebelión de las Masas”: “El Liberalismo-conviene hoy recordar esto- es la suprema
generosidad: es el derecho que la mayoría otorga a las minorías y es, por tanto, el más
noble grito que ha sonado en el planeta.” Pues no hay verdadera libertad sin el respeto
y el reconocimiento a la diversidad.

Se podría argüir que eso generaría ingobernabilidad, mas al contrario, quizás


incluso hasta un mayor control y transparencia, al recobrar el poder legislativo su
función de vigilancia sobre el ejecutivo. Recordemos los buenos resultados que ha
proporcionado la cultura del consenso a los países nórdicos. Obteniendo elevadas
cotas de desarrollo y progreso.

En definitiva, se trata de guiar a nuestra relativamente adulta democracia hacia


fórmulas más justas y eficaces. Sujetas al máximo respeto de los derechos
fundamentales individuales, sin atisbo de presunta violación de ninguno de ellos por
parte del Estado. Quedando los rumores de un SITEL cualquiera en una etérea leyenda,
circunscrita al guión de una película de acción. Porque como exclamó el expresidente
estadounidense Thomas Jefferson: “El despotismo electo no es el gobierno por el que
hemos luchado”.

67
(José Ortega y Gasset 1883-1955)

Capítulo XXV: Ser de España

Mención especial hacía Francisco al respecto de la controvertida cuestión de los


nacionalismos y regionalismos españoles. Recordándonos nuevamente nuestros ya
casi dos siglos de enfrentamientos continuos. Negándose a pertenecer a ninguna de
“las dos Españas”, como las definiera José Ortega y Gasset. Una “que se obstina en
prolongar los gestos de una edad fenecida”. Y otra “España vital, sincera, honrada, la
cual estorbada por la otra, no acierta a entrar de lleno en la historia.” Lados opuestos
de una misma realidad, que durante largo tiempo han protagonizado todo tipo de lides
intestinas.

Mostrándose el gerente de “Radio Vecindad” y editor del periódico vespertino, de


ámbito local, “El Pobrecito Hablador”, al igual que otros tantos liberales nacionales,
deseoso de pasar página y sumergirse en la Tercera España. Aquella que describió
Salvador de Madariaga como: la de la libertad, la integración y el progreso.

Esa integración aclamada por un atormentado Blanco White en los albores de nuestro
constitucionalismo. Quien preconizó sabiamente que negar tal parámetro nos abocaría a
un contexto de perennes revueltas, auspiciadas por los que se considerasen apartados del

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poder en cada etapa, en pro de retornar al mismo. Y lamentablemente no erró en sus
vaticinios.

Reproducía con amargura el periodista, en su último libro editado, una frase esbozada
por el expresidente Adolfo Suárez, en 1980: “Brindo por el pueblo español, esperando
que tenga unos dirigentes mejores que los que actualmente posee”. Y a veces al
observar con estupor los titulares de prensa, me pregunto si tan excelso político
comenzó a intuir en aquel instante lo que años después acontecería. Cuentan que ha
borrado los recuerdos de su memoria. No obstante, de haberlos conservado intactos,
quizás no soportaría la congoja que le produciría el percatarse de los sinuosos caminos
por los que es conducida nuestra democracia. Empecinada en desandar lo ya andado y
en abrir heridas que se presumían absolutamente cicatrizadas.

Para los analistas del momento nuestra Transición se convirtió en ejemplo a


copiar, por las dictaduras latinoamericanas en la década de los 80 y para el este de
Europa desde 1989. Por su capacidad de consenso, plasmada en la Constitución de
1978. En cuyo artículo 2 se recoge:

“La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria


común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la
autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas
ellas.”

Ya que como bien ha aseverado el Tribunal constitucional, nuestra actual Carta


Magna “(…) no es el resultado de un pacto entre instancias territoriales históricas que
conserven unos derechos anteriores a la Constitución y superiores a ella, sino una
norma del poder constituyente que se impone con fuerza vinculante general en su
ámbito, sin que queden fuera de ella situaciones históricas anteriores. (…)” (STC
76/1998, de 26 de Abril, Fundamento Jurídico Tercero)

Mas la Disposición Adicional Primera de nuestra norma jurídica suprema dice:

“La Constitución ampara y respeta los derechos históricos de los territorios forales.

La Actualización general de dicho régimen foral se llevará a cabo, en su caso, en el


marco de la Constitución y de los Estatutos de Autonomía”.

No obstante, aclara el mencionado órgano en el referido dictamen: “(…) La citada


actualización de los derechos históricos supone, en primer lugar, la supresión, o no
reconocimiento de aquellos que contradigan los principios constitucionales.(…)” Y es
que en virtud del artículo 14 de la CE, todos los españoles somos iguales, no cabiendo
discriminación alguna por razón de nacimiento.

Concluyendo ese capítulo de la obra: “El vituperado sistema electoral de la


Restauración y sus similitudes con la partidocracia vigente”, con una recopilación de
ciertos fragmentos de un enardecido discurso pronunciado por José Ortega y
Gasset, que por aquel entonces ocupaba un escaño de diputado por León, en la sesión

69
de las Cortes del 13 de Mayo de 1932. A tenor del debate suscitado en torno al
Estatuto de Cataluña.

“Siento mucho no tener más remedio que hacer un discurso doctrinal, (…) sobre el
problema catalán. (…)

(…) Porque acontece que el debate constitucional en su realidad no coincide. (…).

(…) Sobre (…) el Estatuto catalán, es preciso que el Parlamento se resuelva a salir de
sí mismo, de ese fatal ensimismamiento en que ha solido vivir hasta ahora, y que ha
sido causa de que gran parte de la opinión le haya retirado la fe y le escatima la
esperanza.(…)

(….) Ahí tenemos ahora España toda, tensa y fija su atención en nosotros. No nos
hagamos ilusiones: fija su atención, no fijo su entusiasmo. (…)

(…) Lo más inmediato y concreto con que nos encontramos del problema catalán es ese
proyecto de Estatuto que la Comisión nos presenta y alarga; y de él, el artículo Iº del
primer título. (…) Antes de ese primer artículo del primer título hay otra cosa, para mí
la más grave de todas, con la que nos encontramos. Esa primera cosa es el propósito,
la intención con que nos ha sido presentado este Estatuto. (…) Lo habéis oído una y
otra vez, con persistente reiteración, desde el advenimiento de la República. Se nos ha
dicho: “Hay que resolver el problema catalán y hay que resolverlo de una vez para
siempre, de raíz. La república fracasaría si no lograse resolver este conflicto que la
monarquía no acertó a solventar”.

Yo he oído esto muchas veces y otras tantas me he callado, porque a las palabras
habían precedido los actos y por muchas otras razones. Aunque me gusta grandemente
la conversación, no creo ser hombre pronto ni largo en palabras. A defecto de mejores
virtudes, sé callar largamente y resistir a las incitaciones que obligan a los hombres,
que les fuerzan para que hablen a destiempo. Pero ha llegado el minuto preciso en que
hay que quebrar ese silencio y responder a lo tantas veces escuchado, que si se trata no
más que de una manera de decir, de un mero juego enunciativo, esas expresiones me
parecen pura exageración y, por tanto, peligrosas; pero si, como todos presumimos, no
se trata de una figura de dicción, de una eutrapelia, que sería francamente intolerable
en asunto y sazón tan grave, si se trata en serio de presentar con este Estatuto el
problema catalán para que sea resuelto de una vez para siempre, de presentarlo al
Parlamento y a través de él al país, adscribiendo a ello los destinos del régimen, ¡ah!,
entonces yo no puedo seguir adelante, sino que, frente a este punto previo, frente a este
modo de planteamiento radical del problema, yo hinco bien los talones en tierra, y
digo: ¡alto!, de la manera más enérgica y más taxativa. Tengo que negarme
rotundamente a seguir sin hacer antes una protesta de que se presente en esta forma
radical el problema catalán a nuestra Cataluña y a nuestra España, porque estoy
convencido de que es ello, por unos y por otros, una ejemplar inconsciencia. ¿Qué es
eso de proponernos conminativamente que resolvamos de una vez para siempre y de
raíz un problema, sin parar en las mientes de si ese problema, él por sí mismo, es

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soluble, soluble en esa forma radical y fulminante? ¿Qué diríamos de quien nos
obligase sin remisión a resolver de golpe el problema de la cuadratura del círculo?
Sencillamente diríamos que, con otras palabras, nos había invitado al suicidio. (…)

(…)Cualquiera diría que se trata de un problema único en el mundo, que anda


buscando, sin hallarla, su pareja en la Historia, cuando es más bien un fenómeno cuya
estructura fundamental es archiconocida, porque se ha dado y se da con abundantísima
frecuencia sobre el área histórica. Es tan conocido y tan frecuente, que desde hace
muchos años tiene inclusive un nombre técnico: el problema catalán es un caso
corriente de lo que se llama nacionalismo particularista. No temáis, señores de
Cataluña, que en esta palabra haya nada enojoso para vosotros, aunque hay, y no
poco, doloroso para todos.

¿Qué es el nacionalismo particularista? Es un sentimiento de dintorno vago, de


intensidad variable, pero de tendencia sumamente clara, que se apodera de un pueblo o
colectividad y le hace desear ardientemente vivir aparte de los demás pueblos o
colectividades. Mientras éstos anhelan lo contrario, a saber: adscribirse, integrarse,
fundirse en una gran unidad histórica, en esa radical comunidad de destino que es una
gran nación, esos otros pueblos sienten, por una misteriosa y fatal predisposición, el
afán de quedar fuera, exentos, señeros, intactos de toda fusión, reclusos y absortos
dentro de sí mismos. (…)

(…) Los españoles (…) estábamos poseídos por el formidable afán de ser españoles, de
formar una gran nación y disolvernos en ella. Por eso, de la pluralidad de pueblos
dispersos que había en la Península, se ha formado esta España compacta. (…)

(…) En el pueblo particularista (…) se dan, perpetuamente en disociación, estas dos


tendencias: una, sentimental, que le impulsa a vivir aparte; otra, en parte también
sentimental, pero, sobre todo, de razón, de hábito, que le fuerza a convivir con los otros
en unidad nacional. De aquí que, según los tiempos, predomine la una o la otra
tendencia y que vengan etapas en las cuales, a veces durante generaciones, parece que
ese impulso de secesión se ha evaporado y el pueblo éste se muestra unido, como el que
más, dentro de la gran Nación. Pero no; aquel instinto de apartarse continúa
somormujo, soterráneo, y más tarde, cuando menos se espera, como el Guadiana,
vuelve a presentarse su afán de exclusión y de huida. (…)

(…)Afirmar que hay en Cataluña una tendencia sentimental a vivir aparte, ¿qué quiere
decir, traducido prácticamente al orden concretísimo de la política? ¿Quiere decir, por
lo pronto, que todos los catalanes sientan esa tendencia? De ninguna manera. Muchos
catalanes sienten y han sentido siempre la tendencia opuesta; de aquí esa disociación
perdurable de la vida catalana a que yo antes me refería. Muchos, muchos catalanes
quieren vivir con España. (…)

(…) No, muchos catalanistas no quieren vivir aparte de España, es decir, que aun
sintiéndose muy catalanes, no aceptan la política nacionalista, ni si siquiera el
Estatuto, que acaso han votado. (…)

71
(…)Frente a ese sentimiento de una Cataluña que no se siente española, existe el otro
sentimiento de todos los demás españoles que sienten a Cataluña como un ingrediente y
trozo esencial de España, de esa gran unidad histórica, de esa radical comunidad de
destino, de esfuerzos, de penas, de ilusiones, de intereses, de esplendor y de miseria, a
la cual tienen puesta todos esos españoles inexorablemente su emoción y su voluntad.
Si el sentimiento de los unos es respetable, no lo es menos el de los otros, y como son
dos tendencias perfectamente antagónicas, no comprendo que nadie, en sus cabales,
logre creer que problema de tal condición puede ser resuelto de una vez para siempre.
Pretenderlo sería la mayor insensatez, sería llevarlo al extremo del paroxismo, sería
como multiplicarlo por su propia cifra; sería, en suma, hacerlo más insoluble que
nunca. (…)

(…)Este problema catalán y este dolor común a los unos y a los otros es un factor
continuo de la Historia de España, que aparece en todas sus etapas, tomando en cada
una el cariz correspondiente. (…)

(…) En vez de pretender resolverlo de una vez para siempre, vamos a reducirlo, unos y
otros, a términos de posibilidad, buscando lealmente una solución. (…)

(…)¿Cuál puede ser ella? Evidentemente tendrá que consistir en restar del problema
total aquella porción de él que es insoluble, y venir a concordia en lo demás. Lo
insoluble es cuanto significa amenaza, intención de amenaza, para disociar por la raíz
la convivencia entra Cataluña y el resto de España. Y la raíz de convivencia en pueblos
como los nuestros es la unidad de soberanía. (…)

(…) Soberanía es la facultad de las últimas decisiones, el poder que crea y anula todos
los otros poderes, cualesquiera sean ellos, soberanía, pues significa la voluntad última
de una colectividad. Convivir en soberanía implica la voluntad radical y sin reservas de
formar una comunidad de destino histórico, la inquebrantable resolución de decidir
juntos en última instancia todo lo que se decida. (…) Por eso es absolutamente
necesario que quede deslindado de este proyecto de Estatuto todo cuanto signifique,
cuanto pueda parecer amenaza de la soberanía unida, o que deje infectada su raíz. Por
este camino iríamos derechos y rápidos a una catástrofe nacional. (…)

(…)¡Creed que es mejor un tipo de solución de esta índole que aquella pretensión
utópica de soluciones radicales! La utopía es mortal, porque la vida es hallarse
inexorablemente en una circunstancia determinada, en un sitio y en un lugar, y la
palabra utopía significa, en cambio, no hallarse en parte alguna, lo que puede servir
muy bien para definir la muerte. (…)

(…) Tenemos delante la empresa de hacer un gran Estado español. Para eso es
necesario que nazca en todos nosotros (…) el entusiasmo constructivo. (…) Este
entusiasmo constructivo es un estado de ánimo en que se unen inseparablemente la
alegría del proyectar y la seriedad de hacer. (…)

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(…) Vayamos, pues, con celeridad, pero sin acritud, con decoro, con exactitud y viendo
bien qué es lo que hoy en su profundo corazón múltiple desea el país que hagamos
(…)”

Interpelándonos postreramente Francisco acerca del mal que aquejaba a nuestra


patria, incapaz de aprender de su pasado y condenada a repetir una y otra vez
idénticos errores. Porque como brillantemente reflejó el poeta Blas de Otero:

“(…)Siento a España sufrir

sufrimiento de siglos.(…)

73
(Sello alemán conmemorativo de la firma del Tratado de Roma de 1957)

Capítulo XXVI: Nacionalismos y regionalismos españoles (I)

Parece ilógico proseguir inmersos en esa perenne disputa entre los distintos territorios
españoles. Y más cuando a nivel internacional se muestra como irreversible la
consolidación de la globalización. Desencadenando un auténtico vaciamiento del
poder de los Estados, que se manifiesta en tres vertientes:

• Hacia arriba. Cediendo determinadas decisiones nacionales a organizaciones


supranacionales: Unión Europea, OTAN, ONU,…

• Hacia abajo. Dotando de un mayor protagonismo a las entidades locales, por


ser las instituciones más próximas al ciudadano.

Sin embargo, urge acometer ciertas reformas en el ámbito municipal. En la línea de


sustituir la figura del “strong-mayor” actual, de corte presidencialista, por la del
“city-manager”. Aplicada, por ejemplo, en Estados Unidos, con la que han logrado
prácticamente acabar con los casos de corrupción y el sangrante clientelismo
político. Fórmula implantada también en Australia, Noruega o Irlanda, con
excelentes resultados.

El “city-manager” se fundamenta en contratar a un administrador para la localidad,


de probada solvencia y perfectamente conocedor de los procedimientos
reglamentarios. Seleccionado como gerente municipal para liderar los proyectos

74
aprobados por el Consejo Plenario. Su mandato tendrá una duración diferente a la de
la legislatura, evitando así vinculación política alguna. Quedando ceñidas las
funciones de los concejales, votados por el pueblo en las urnas, a la legislativa.
Circunscrita a su manifestación en el Pleno, donde avalarán o retirarán el apoyo de
las acciones efectuadas por el “city-manager”. Y limitando el papel del Alcalde, al
otorgarle un exiguo margen ejecutivo.

De este modo se culminarían los proyectos, habitualmente paralizados por cambios


de gobiernos o incapacidad por desconocimiento de los propios ediles. Se agilizaría
la tramitación de los expedientes, aminorando la carga burocrática, simplificando los
procesos. Adelgazaríamos el capítulo uno del presupuesto, destinado a personal.
Contando únicamente con los sujetos más preparados e idóneos, acorde a las
particulares labores y no conforme a su afiliación ideológica. En definitiva
ganaríamos en transparencia y optimizaríamos convenientemente los escasos
recursos de los que disponemos.

• Hacia el mercado. Por la vía de la privatización y desregulación. Se trata de:


incentivar el emprendimiento; bajar las cargas fiscales en pro de poner tales
importes en circulación; reducir las trabas innecesarias para conferir una mayor
seguridad y agilidad a las transacciones; y sobre todo reduciendo el aparato
gubernamental; sin olvidarnos de potenciar la I+D+i (Investigación, Desarrollo e
innovación). Lo que consecuentemente nos conduciría a una mayor riqueza y
generación de empleos.

En base a estos planteamientos, a mediados de los años ochenta del siglo XX se


deja de hablar de gobernabilidad. Como suficiencia de un país para resolver sus
conflictos colectivos internos, mediante la aplicación de las políticas públicas más
adecuadas. Para dar paso al concepto de gobernanza. Donde la garantización de la
cohesión social no sólo depende de la gestión gubernamental nacional, sino de su
capacidad de coordinación con entidades públicas y privadas, estatales y
transestatales. Obligando a los dirigentes de cada Estado a compartir su autoridad
dentro de las propias fronteras con otros estamentos, en materias tales como:
inmigración, seguridad, economía, medio ambiente,…

Resultando imprescindible, al objeto de alcanzar una democracia más justa y


participativa, contar con todos. Lo que exige la conversión de nuestro sistema electoral.
A través de la imposición de listas abiertas y la instauración de la segunda vuelta.
Desterrando fórmulas bipartidistas y concibiendo las multipartidistas, en las que los
residentes de cualquier región española se encontrasen plenamente representados. Pilar
primordial para construir una España más competitiva, eficaz y eficiente. Y esto no pasa
por desgajar nuestra patria, sino por adaptarla a la época en que vivimos.

75
(“El Coloso”. Atribuida su autoría a un discípulo de Goya. Alegoría de la Guerra de la
Independencia, donde el gigante simboliza al pueblo español que emerge de los
Pirineos para alzarse contra las tropas napoleónicas. Expuesto en el Museo del Prado.)

Capítulo XXVII: Nacionalismos y regionalismos españoles (II)

España es una de las comunidades políticas más longevas. A pesar de ello al


arrancar la centuria decimonónica se erige como un Estado pluriétnico, aunque en
ningún caso plurinacional. Debido a que su concepción originaria parte de la suma
de distintas regiones independientes. Previamente Castilla, a la que se anexionará
León. Con la incorporación posterior de Córdoba, Jaén, Sevilla, Granada, el reino de
Murcia y Almería. Por otro lado, Aragón, el principado de Cataluña y el reino de
Valencia se fusionarán de desigual modo; conservando cada una de ellas su
ordenamiento jurídico, político y organizativo.

Esto que cabría ser considerado como el germen de la controvertida situación


contemporánea al respecto de los nacionalismos y regionalismos españoles, no es
más que una característica igualmente compartida por la mayoría de los países
europeos. A excepción de Portugal, cuya entidad estatal sí se correspondía con una

76
única identidad nacional. Naciones que aún albergando identidades colectivas
diferentes, lograron exitosamente inculcar en sus habitantes un profundo
sentimiento patriótico, mediante la defensa de idénticos símbolos y valores.

No obstante, no fue esto lo acontecido en España. A causa básicamente de la tímida


acogida que se prodigó a los flamantes aires de la Ilustración que soplaban con
fuerza desde Europa. Lo que provocó una débil aplicación de los mismos. Ideología
que promulgaba romper con las fórmulas del Antiguo Régimen, para dar paso a los
primeros “Estados Liberales de derecho”.

Estos innovadores planteamientos conllevarán a que al inicio del siglo XIX, a raíz
de la independencia de Norteamérica y la Revolución francesa, se consagre el concepto
de igualdad ante la ley. Al objeto de desterrar las arbitrariedades y privilegios de la
etapa precedente. Dando lugar a la redacción de novedosas Constituciones, cuya
ratificación resulta indispensable para calificar a cualquier democracia como tal.
Recogiéndose al comienzo de dichos textos una serie de inéditos derechos
fundamentales inalienables al conjunto de ciudadanos. En la misma línea se concibe
codificar la multitud de normas jurídicas. A modo de presentar una
homogeneización reglamentaria en la globalidad del territorio. Con el propósito de
mostrar un sistema de orden, que favoreciera la seguridad jurídica y posibilitara que su
destinatario supiera a qué atenerse en cada momento.

Será la primera Constitución española, la de Cádiz, refrendada en 1812, la que se


haga eco de las sucintas teorías. Dictaminando en su artículo 258 la obligatoriedad
de un mismo código civil, criminal y de comercio para toda la monarquía. Bajo ese
precepto de nación moderna, compuesta por una colectividad sujeta a una ley
común.

Mas los efímeros periodos constitucionales españoles desde ese instante, rotos por
otros dictatoriales, impidieron la consolidación de la referida doctrina en España.
Siendo una peculiaridad de nuestro país la convivencia de un derecho civil común,
con otros forales o especiales. Al llevarse también al ámbito del Derecho el agitado
enfrentamiento ideológico que se mantenía en el terreno político.

Ni los románticos: Larra, Goya…; Benito Pérez Galdós con sus celebérrimos
“Episodios Nacionales”; los institucionistas, con Francisco Giner de los Ríos a la
cabeza; la generación del 98; la del 14 ó la del 27; entre otros muchos, conseguirían
insuflar en la población un auténtico sentimiento patriótico compartido por todos.

Y es que este fracaso fue precisamente el caldo de cultivo en el que se gestarían los
nacionalismos y regionalismos durante el último tercio del siglo XIX. Cuyo auge se
impulsa además por la aparición en escena de una próspera burguesía proveniente del
desarrollo industrial de ciertas regiones: País Vasco, Cataluña, Asturias.
Desencadenando abismales desequilibrios territoriales, con unas zonas mucho más
productivas que otras. No obstante, esa primacía económica, no se vio reflejada en el
ámbito de decisión política. En escasas ocasiones, se escogerán mandatarios a nivel

77
nacional de tales circunscripciones. Lo que unido a la lejanía de la Administración
Central y su exigua comunicación con las dispares comarcas españolas, acrecentarán la
brecha entre el centro y la periferia. Y por ende su difícil entendimiento.

El perpetuo antagonismo entre las dos Españas, la que aún se agarraba al Antigua
Régimen y la liberal, propiciará que iniciativas que se robustecían en otros Estados
europeos, aquí escasamente llegasen a brotar. Manteniéndose un sistema político
caciquil y oligárquico. Abonado por la alta tasa de analfabetismo, que en esa época
concreta rozaba un espeluznante 60%.

Extendiéndose consecuentemente la creencia entre el pueblo, de que poco se podía


esperar de la Administración central para que solventara los múltiples problemas que
atenazaban a la patria. Restando como única vía, en pro de erradicar los referidos males,
la de la iniciativa nacida en las propias regiones periféricas. Contexto desde el que
manarán los anhelos de algunos grupos. Pasando de un embrionario pretendido
federalismo, hasta un postrero secesionismo.

Si bien el pasado no se puede modificar, se muestra imprescindible aprender de él.


Siendo capaces de extraer objetivamente, desde la distancia que marca el tiempo,
las suficientes conclusiones para que aquellos elementos que no se afianzaron en su
momento, se perpetúen en nuestro presente y futuro. Y precisamente fue este el
pensamiento imperante que presidió la redacción de la Constitución de 1978.
Careciendo de sentido que aquellos mismos que la votaron, se desdigan ahora de lo
suscrito.

78
(H.G.Wells 1866-1946, célebre escritor. Autor de míticas novelas de ciencia ficción, y
considerado junto a Julio Verne como uno de los precursores de este género)

Capítulo XXVIII: El país de los ciegos

De repente la estancia se iluminó, sobresaltado corrí hacia la ventana. Pero al pasar la


cortina únicamente alcancé a vislumbrar la inmensa oscuridad, si bien, rota en efímeros
instantes por furibundos relámpagos que mostraban brevemente las fantasmagóricas
calles de Matahambre. A modo de presagio de una truculenta tormenta.

No obstante, aquel libro me tenía atrapado entre sus páginas, resultándome


imposible abandonar su lectura, a pesar del intempestivo temporal que se avecinaba y
de ser ya casi las 03:00 de la madrugada. Al contrario que otras veces, a medida que

79
me deslizaba por sus múltiples palabras, más se agudizaba mi parte consciente.
Expectante ante el hiriente lamento que rezumaban sus hojas.

Capítulos que narraban la historia de España y su eterna pugna entre luces y


sombras. Pasajes que jamás debiéramos olvidar, en pro de no repetir nuevamente
idénticos errores. Relato de un incipiente Estado constitucional que tuvo grandes
dificultades para implementar plenamente los aires liberales de la Ilustración,
brotando con la aprobación de nuestra primera Constitución, la de 1812, de fugaz
vigencia. Principalmente a causa de nuestra débil burguesía, que allí donde sí
arraigó, terminó derivando en la irrupción de los nacionalismos y regionalismos.
Motivados por la falta de entendimiento entre regiones periféricas y
Administración Central. Como así aconteció en Cataluña o en el País Vasco.

Empresariado que hoy, después de un gran auge, merma en número y lazos de


unión. Y es que cuando a partir de la década de los ochenta el liberalismo supuso el
desplazamiento de los axiomas keynesianos en prácticamente todo el mundo, aquí tales
planteamientos se tambalearon tras su contundente defensa durante la Transición.
Posturas adoptadas por las dispares ideologías y férreamente defendidas por la Unión
Europea. Quizás no en una línea de suma coincidencia con el liberalismo anglosajón,
aunque sí con similares fundamentos. Cuyo matiz diferenciador estriba, en cuanto al
área europea, en el amplio desarrollo otorgado a las políticas sociales. Y es que al fin y
al cabo el liberalismo era coherente con el objetivo primordial de la Unión Europea, y
que no es otro que la supresión de barreras dentro del mercado único europeo.
Facilitando con ello las transacciones entre sus miembros.

Una España actual donde lentamente el poder político penetra en cada uno de los
ámbitos que atañen a nuestra existencia: económico, social, cultural,….Imponiendo
controvertidas medidas como la Ley de Economía Sostenible. SITEL. O inclusive la
presunta inspección de los contenidos difundidos en la red a cargo de una comisión
creada al efecto por el Ministerio correspondiente y no exclusivamente por la propia
justicia, lo más coherente en pro de preservar su absoluta independencia y el equilibrio
entre los distintos poderes (legislativo, ejecutivo y judicial); entrando además
previsiblemente en colisión con derechos fundamentales reconocidos en nuestra Carta
Magna. Habiéndose caracterizado nuestro pasado por la alternancia constante de etapas
de evolución e involución, pareciera que ahora nos adentrásemos en otro periodo
involutivo. En vez de guiar a nuestra ya adulta democracia hacia posturas más abiertas,
justas e innovadoras, acordes con el presente siglo XXI, a semejanza del resto de
naciones occidentales.

Se revela inconcebible que desde las Cortes se dicte a la patronal como regir sus
órganos internos, que se ataque, al parecer, impunemente a sus miembros y los
demás callen. Se le hiela a uno la sangre sólo con imaginar que desde el aparato
gubernamental se ose extinguir la vida de cualquier supuesta sociedad, cuyo hipotético
presidente no resulte afín a los designios de la clase dirigente. O cuyas alocuciones
suenen molestas y demasiado altisonantes.

80
Conduciendo factiblemente esta vorágine de pétreo control a la parálisis de la
inversión y a la fuga de capitales hacia otros territorios que otorguen una mayor
seguridad jurídica y respeto a la empresa privada. Provocando la consecuente
pérdida de riqueza y destrucción de empleo. Claro que siempre quedará el recurso de
volver a fustigar al sufrido contribuyente vía impuestos, en pro de mantener el denso
engranaje de ayuntamientos; cabildos o diputaciones; gobiernos autonómicos; sin
olvidarnos del central. ¿Aunque sin retribución alguna salarial, cómo abonaremos la
amalgama de tributos? Todo con tal de no virar el rumbo, y afrontar las impostergables
reformas. Mientras los diversos sectores nada comentan al respecto, al objeto de no
importunar. Qué como dice aquella popular frase: “el que se mueve no sale en la
foto”.

Preguntas lanzadas por Francisco en busca de respuestas que le indicasen el


correcto camino a seguir. Recordándome su trágica proclama a la mítica novela
del célebre escritor H. G. Wells: “El país de los ciegos”. Donde su protagonista,
Núñez, irrumpe accidentalmente en una región poblada por personas invidentes.
Narrando la metafórica desesperación de aquel hombre por mostrarles a los ciudadanos
de dicho lugar que el mundo era totalmente diferente a lo que ellos creían. Lleno de luz,
color e infinidad de matices. Sin embargo, tales individuos acostumbrados generación
tras generación al negro y al gris, no daban credibilidad alguna a esos argumentos,
tachando las sugeridas posturas por Núñez de mera locura. ¿Será este el mal que sufre
España? ¿Han sido tantos años de adormecimiento, que no somos capaces de advertir
que hay otras opciones que la de vivir contumazmente tutelados por el Estado? ¿En casi
200 años bajo el yugo del clientelismo y el caciquismo nada hemos aprendido? ¿O por
el contrario también cerraremos los ojos y continuaremos haciendo caso omiso a los
desgarradores alegatos de Francisco, Libertad, Luis, Miguel, Benito,…? ¿Los
consideraremos igualmente, como los personajes de la obra de Wells, meras
invenciones, carentes de parecido alguno con la realidad?

81
(Toma de la Bastilla, París, el 14 de Julio de 1789)

Capítulo XXIX: La irrupción de las revoluciones liberales

El Estado Constitucional viene impulsado pues por una nueva clase social: la
burguesía. Quienes habían alcanzado un cierto status gracias a su propia valía y no a
razón de título hereditario alguno. Erigiéndose en los auténticos propulsores de la
Ilustración. Relegando así a la privilegiada nobleza, baluartes del absolutismo
imperante hasta ese momento.

Corriente liberal que dará prioridad al individuo. Abogando por la separación de


poderes, al manifestar que el control dispensado entre los distintos órganos (legislativo,
ejecutivo y judicial) conlleva al equilibrio de los mismos. Otorgando igualmente el
papel central a la ley y declarando a la Constitución como norma jurídica
suprema. Carta Magna que recogerá una serie de derechos inalienables a todos los
hombres. Bajo el auspicio de un principio innovador que afirma la igualdad entre los
seres humanos. Documento que además plasmará las reglas organizativas
fundamentales de los poderes públicos. Preceptos que buscaban erradicar las
arbitrariedades precedentes, propias del Antiguo Régimen.

Precisamente será la debilidad de la burguesía española, la que ocasionará que en


nuestra patria no se desarrollen plenamente tales tesis. Y allí donde sí gozó de
preponderancia (País Vasco o Cataluña), debido al fuerte desarrollo industrial de dichos
territorios, derivará hacia movimientos nacionalistas y regionalistas. Que se gestarán en
gran medida, durante el último tercio del siglo XIX, a consecuencia de la falta de
entendimiento entre las regiones periféricas y la Administración Central.

Siendo ese eterno choque entre los aires provenientes del Antiguo Régimen y los
liberales los que acarreen una diversidad de efímeros periodos constitucionales,

82
depuestos por continuos pronunciamientos. Aderezado con el caciquismo reinante y la
desvirtuación constante de las disposiciones constitucionales, con una profusa
vulneración del sufragio. Lo que no permitió tampoco una plena transformación de las
estructuras sociales, económicas y políticas nacionales.

Inglaterra es mayormente considerada el paradigma de aquel incipiente Estado


Liberal. Donde, tras la Gloriosa Revolución de 1688, se fue confiriendo
gradualmente el máximo protagonismo al Parlamento, en detrimento del poder
real. Fijando la creación de un gobierno o gabinete y la figura del Primer Ministro, a los
que se les exige responsabilidad política. Asimismo con la aprobación del “Acta de
Establecimiento”, en 1701, se fortalecerá la independencia judicial.

La singularidad del constitucionalismo británico estriba en que no existe un único


escrito llamado Constitución, sino que se conservarán los textos históricos, que
convivirán con otros nuevos, conformando las denominadas convenciones
constitucionales. Perfiladas por la interpretación jurisdiccional. Modelo difícilmente
extrapolable a otro país. Y que se ha desenvuelto sobresalientemente en el Reino Unido
gracias a su fuerte tradición democrática y parlamentaria.

El teórico por antonomasia de la revolución inglesa será Locke (1632 – 1704).


Quien sintetizará las aspiraciones burguesas, e influirá posteriormente en los
postulados ensalzados por revolucionarios estadounidenses y franceses.
Esgrimiendo como objetivo esencial de la política la búsqueda de la felicidad. Para
lograr tal fin, los gobernantes han de proporcionar a los gobernados: la paz, la armonía y
la seguridad necesaria en pro del pleno desarrollo individual. Ya que el hombre nace
dotado de unos derechos inalienables que el Estado ha de proteger: a la vida, a la
libertad y a la propiedad.

Incluso defendió la legitimidad de los administrados para derrocar un gobierno, si usa el


poder otorgado por el pueblo de manera tiránica e injusta. Línea argumental a la que se
supeditarán los revolucionarios norteamericanos para revelarse contra Gran Bretaña en
1776. Y de la misma manera los revolucionarios franceses para alzarse frente al
absolutismo de Luis XVI en 1789.

Thomas Jefferson (1743 – 1826), Presidente de EEUU entre 1801 y 1809, esbozará
los susodichos axiomas del erudito británico cuando redacte el borrador de la
“Declaración de Independencia”, aprobada el 4 de Julio de 1776. Suscrita después
del malestar generalizado que provocó la subida de los impuestos sobre el té por parte
del gobierno de Jorge III. Decisión tomada por el monarca sin previa consulta a las trece
colonias dependientes de la corona británica, radicadas en la Costa Atlántica de
América del Norte. Lo que fue interpretado por los colonos como un acto sumamente
abusivo, motivo por el que la sublevación, a su parecer, estaba más que justificada.
Postulados inconfundiblemente lockianos que quedan evidenciados en el siguiente
fragmento: “(…) Todos los hombres han sido creados iguales (…)”. Quienes “(…)
recibieron de su Creador ciertos derechos inalienables, entre los cuales están la vida,
la libertad y la búsqueda de la felicidad; así, para asegurar esos derechos, se han

83
instituido los gobiernos entre los hombres, derivándose sus justos poderes del
consentimiento de los gobernados; de tal manera que si cualquier forma de gobierno se
hace destructiva para esos fines, es un derecho del pueblo alterarlo o abolirlo, e
instituir un nuevo gobierno, basando su formación en tales principios, y organizando
sus poderes de la mejor forma que a su juicio pueda lograr su seguridad y
felicidad.(…)”

Línea argumental igualmente expuesta con anterioridad por un visionario jesuita


español, El Padre Juan de Mariana (1536 - 1624) en su obra publicada en 1598: “De
regie et regis institutione”. Donde excusaba la ejecución del soberano a mano de sus
súbditos, siempre y cuando aquel dirigiese de modo despótico. Situando los derechos
naturales del individuo por encima de los del Estado.

Tras varios años de guerra, y ayudado por Francia y España, EEUU se constituirá en un
Estado Federal con la promulgación de la Constitución de 1787. Ampliada con las 10
primeras enmiendas de 1791, incorporando un listado de derechos naturales. Norma
jurídica suprema que servirá de referente a las naciones de América Latina, a medida
que vayan adquiriendo su independencia.

También en la revolución francesa tendrán fuerte arraigo las ideas lockianas.


Aunque aquí la ruptura con el Antiguo Régimen se hará de modo considerablemente
traumático. El apoyo prestado a EEUU, en su lucha por la independencia, lastrará sus
finanzas. Lo que unido a otra serie de condicionantes, desencadenará la caída de la
monarquía absoluta ostentada por Luis XVI. Revolución que comenzó en 1789 y
concluyó en 1799 con el golpe de estado de Napoleón Bonaparte.

Correspondiendo a Montesquieu (1689 – 1755), uno de los pensadores políticos


franceses más relevantes, el desarrollo de la teoría de la separación de poderes de
Locke. Siendo esta la concepción supuestamente empleada actualmente. Si bien repleta,
cada vez más, de múltiples condicionantes que favorecen paulatinamente el incremento
desmesurado del aparato gubernamental.

Montesquieu concebía tres poderes primordiales: legislativo, encargado de la


elaboración de las leyes; ejecutivo, con facultades preventivas, coactivas y
sancionadoras; y judicial, que intervendría en caso de conflicto.

Pudiéndose leer en el artículo 16 de la “Declaración de los Derechos del Hombre y del


Ciudadano”, aprobada por la Asamblea Nacional francesa, el 26 de Agosto de 1789:
“Toda sociedad en la que la garantía de los derechos no esté asegurada, ni la
separación de poderes establecida, no tiene Constitución.” La promulgación de la
Constitución tendrá que esperar hasta 1791.

Tanto en Inglaterra, EEUU, como en Francia, el paso del Antiguo Régimen al


nuevo Estado Liberal fue irreversible. Mas con diferencias sustanciales. En
Inglaterra la conversión fue tranquila y paulatina, reforma ejecutada
progresivamente sobre las instituciones del pasado. En EEUU se crea una sociedad

84
nueva, a partir de la cultura jurídica inglesa, ya que en aquel territorio anteriormente
no existía el feudalismo. En Francia la evolución se propiciará a costa de
abundantes derramamientos de sangre.

Sin embargo, en España se suceden durante casi doscientos años reiterados


avances y retrocesos. Siendo el periodo vigente, tras la aprobación de la Constitución
de 1978, la etapa democrática hasta ahora más estable.

85
(Alegoría de La Niña Bonita sobre la I República Española, publicada en La Flaca,
revista humorística y liberal del siglo XIX)

Capítulo XXX: El constitucionalismo español hasta la Restauración

Los prolegómenos constitucionales españoles arrancarán con el Estatuto de


Bayona, promulgado por Napoleón el 6 de Junio de 1808. Aunque no era
exactamente una Constitución, sino una Carta Otorgada. Con la que se concebía
una monarquía dependiente de Francia, al frente de la cual el dictador colocó a su
hermano José. Pese a las insuficiencias de legitimidad del documento, lo cierto es que
estaba influido por atisbos liberales. Al tratar someramente acerca de los derechos y
libertades, además de la división de poderes. Fundamentos de los que se impregnará la
Constitución de 1812.

86
La primera Constitución española se gestará tras la batalla de Bailén y el
abandono del Trono por José Bonaparte. Suscrita el 19 de Marzo de 1812. Si bien
entre esa fecha y 1837 únicamente se encontrará en vigor seis años y no
consecutivos. A tenor del fuerte enfrentamiento entre absolutistas y liberales. Optando
por unas Cortes monocamerales y una monarquía moderada, en la que el rey, todavía
conservando amplias facultades de ejecución y dirección política, no ejerce el poder
absoluto. Recayendo en esta fase la corona en la figura de Fernando VII, mas su
relación con la Carta Magna rubricada se caracterizará por una continua contradicción y
suspicacia.

La Constitución de 1812 fue interpretada, fuera de nuestras fronteras, como símbolo del
liberalismo y el progreso. Y serán los partidarios de la misma los que acuñarán
originariamente el término liberal. En su artículo 2 se declaraba: “la nación española es
libre e independiente y no es ni puede ser patrimonio de ninguna persona”.
Desplazando el mandato representativo al imperativo. Usado hasta ese instante por los
nobles para ordenar a sus representantes los postulados a defender en cada momento.
Texto articulado bajo el precepto de sufragio activo universal masculino. No existiendo
mención alguna en torno a la posibilidad de disolución de las Cortes por parte del Rey.
Se decreta la libertad de imprenta y la de expresión de pensamiento, se deroga la tortura
y se liberaliza la economía.

El 18 de Junio de 1837, la Regente María Cristina, designada testamentariamente


por su esposo Fernando VII, aceptará y jurará otra norma jurídica suprema,
actuando en nombre de su hija Isabel, menor de edad. Mucho más moderada que la
anterior, quizás aspirando a alcanzar el máximo consenso entre los distintos sectores en
pugna. Tal fue el caso, que el sufragio universal masculino fue sustituido por el sufragio
censitario directo. Basada en la soberanía compartida entre el Rey y las Cortes, las
cuales serán en este caso bicamerales: Congreso de los Diputados y Senado.
Denominaciones que llegarán hasta nuestros días. Disponiendo el Rey del veto
legislativo y la capacidad de disolución de las Cortes. Mecanismo del que se abusará
reiteradamente.

Finalmente María Cristina será obligada a exiliarse por el General Espartero,


quien ocupará el cargo de Regente hasta 1843. Adelantando las Cortes la mayoría
de edad de Isabel II en un año.

Correspondiendo ya a la Reina Isabel II la ratificación de la Constitución de 1845.


Pasajes que reducirán la autonomía de las Cámaras y reforzarán la autoridad de la
Corona sobre las mismas. De apariencia más conservadora que la de 1837, si bien
igualmente supeditada a la fórmula de Cortes bicamerales: Congreso y Senado.
Mostrándose, por tanto, como un periodo involucionista con respecto al precedente.
Restringiéndose las libertades individuales. Impulsándose la codificación civil a través
de la unidad de fueros. Punto que fracasará estrepitosamente por la escasez de diálogo
con las diversas regiones afectadas. La férrea represión que acompañó a la vigencia

87
de esta Carta Magna conducirá a la elaboración de una nueva, la de 1856, que no
llegará a ser refrendada. Conocida como la Constitución nonata.

Desde 1866 las proclamas de levantamiento se suscitan a lo largo de la geografía


nacional. Inmersa en un persistente estado de excepción. Partiendo de Cádiz igualmente
la contienda. Extendiéndose después a Andalucía, Levante y Cataluña. Abocando a
Isabel II a dejar el país para refugiarse en Francia. Irrumpiendo así la
Constitución de 1869.

La Constitución de 1869 se insuflará de un claro aire progresista. Asumiendo los


principios de: soberanía nacional y el sufragio universal masculino. Aseverando su
artículo 32: “la soberanía reside esencialmente en la nación, de la cual emanan todos
los poderes”. Albergando una de las declaraciones de derechos más largas de las
manifestadas en las dispares constituciones españolas. Se erigirá sobre la figura de la
Monarquía parlamentaria. Constituida la Corona como un poder más, adscrito a las
concretas potestades conferidas en el documento. Decantándose por un bicameralismo
perfecto o cuasi-perfecto, con prácticamente igualdad de funciones entre ambas
Cámaras. Imponiéndose en el Trono a Amadeo de Saboya. No obstante, la falta de
seguridad decisoria en el ejercicio gubernamental terminará en otro episodio de
convulsión política y social.

Amadeo de Saboya abdicará el 11 de Febrero de 1873, proclamándose la I


República. Que esboza un proyecto constitucional federal, a imagen del
federalismo estadounidense. Pero manteniendo señaladas semejanzas con la
Constitución de 1869. Mas no llegó a ser promulgado. La entrada a caballo del
General Pavía en el Congreso pondrá fin a esta época, el 3 de Enero de 1874.
Prosiguiendo una relativamente larga y estable etapa: La Restauración.

88
(Antonio Cánovas del Castillo 1828-1897)

Capítulo XXXI: ¿Está nuestro actual sistema político agotado?

El ajetreo de mi progenitor en la cocina me despertó. Marcando el reloj situado en


la mesilla, contigua a la cama, las 07:00 de la mañana. Había pasado casi toda la
noche leyendo. Y es que cuanto más profundizaba en aquella magnánima obra más
interesante se tornaba. Pero los quehaceres diarios me reclamaban, por lo que
hasta bien entrada la tarde no podría sumergirme nuevamente entre sus vibrantes
páginas. Rebosantes de sabiduría y de hirientes lamentos por una patria incapaz de
aprender de su pasado, condenada a repetir una y otra vez idénticos errores.

Acostumbraba Pedro Gutiérrez al alba encender el longevo transistor del salón, al objeto
de escuchar la tertulia política matutina de “Radio Vecindad”, la emisora local. A la
cual precedía el programa musical “Te rondaré morena”, consagrado a deleitar a sus
oyentes con las mejores canciones del panorama nacional. Alcanzando a percibir en ese
preciso instante la ineludible voz de Joan Manuel Serrat, interpretando: “Un pueblo
blanco”.

La mesa yacía engalanada, cubierta por nuestro venerado mantel blanco. Salpicado por
multitud de rosas, caladas décadas atrás por las laboriosas manos de mi difunta madre.
Pedazo de tela que se erigía en el más excelso tesoro de nuestra humilde morada. Y allí
sentada estaba ella, mi querida prima Libertad. Increíblemente hermosa y dulce, a cuál

89
más. No obstante, a veces temía que su inmensurable amor por Matahambre y sus
gentes, acabaran por romper vilmente su frágil corazón en infinidad de pedazos.

Al entrar me regaló una amplia sonrisa, entonando:

-“Pedrín, ven y siéntate. Tu padre ha preparado unas suculentas tortitas. ¿Qué


prefieres café o té?”

Retirándose él a continuación de aquellas melódicas palabras, en pro de dejarnos, a mi


prima y a mi, a solas. Conocedor de nuestra más absoluta complicidad, robustecida por
prolíficas y reiteradas confidencias. Enunciando:

-“Chicos os dejo. Pues D. Pascual está esperándome en el jardín, quien se ha acercado


hasta aquí para charlar un rato de nuestras cosas. De lo terrenal y lo divino. Con el fin
de prepararme, como a él le gusta definirlo, para cruzar, en la hora que a todos nos
llega, el umbral. Y que en mi caso, lo más probable, es que no ande demasiado lejos.”

Riñéndole Libertad, de forma cariñosa, con un tono casi maternal:

-“Tío, siempre arguyes lo mismo, si estás de maravilla.”

Y mientras yo disponía un par de tortitas en el plato ella me preguntó:

- “Pareces cansado. ¿Una mala noche quizás?”

A lo que contesté:

-“No, al contrario. Aunque lo cierto es que he dormido poco, se debe a que he estado
absorto en el último libro escrito por Francisco: “El vituperado sistema electoral de la
Restauración y sus similitudes con la partidocracia vigente.” Donde se esfuerza en
explicar la historia del Estado Constitucional español, repleta de cuantiosos
contratiempos hasta llegar al momento vigente. Etapa actual de la que asiduamente
alardeamos por sus altas cotas de democraticidad. Convirtiéndose realmente, según el
autor, con el devenir de los años, en un Estado despótico, regido por una oligarquía
partidocrática.

Aún no lo he acabado, me quedé dormido en el capítulo donde argumenta cómo el


régimen político de hoy en día, guarda una increíble semejanza con la denostada
Restauración.”

Alegando Libertad, tras tomar un pequeño sorbo de té:

-“Cuánta razón tiene Francisco. Hace días, me encontraba estudiando una


documentación que se debatirá próximamente en una Comisión Especial en el
Ayuntamiento. Ya que pretenden acometer cuanto antes, es decir, con anterioridad a la
celebración de las venideras elecciones municipales, por lo que pueda pasar, la
Revisión del Plan General de Ordenación Urbana. Ahora se han vuelto de lo más
generosos y nos han invitado a la oposición al completo a conformar la susodicha
Comisión Especial. Claro que lo que se esconde bajo esa dadivosidad, es organizar

90
otra polvareda populista y demagógica cuando pronunciemos un no rotundo a lo que
ambicionan. Vislumbrando como exclusiva salida, para lograr sus propósitos, la
presión popular. Ya que continúan erróneamente creyendo que temerosos, por un
hipotético castigo en las urnas, pronunciaremos un sí a unos expedientes
presuntamente espurios, donde las áreas urbanas y la aleatoria edificabilidad se
otorgan supuestamente a tenor de quién ostente la propiedad. Pareciendo aquello, en
vez de planos, un enfermo de sarampión, plagado de dispersos puntitos pálidos y
oscuros, sin consolidación de núcleo poblacional alguno. Eso sí, con la colaboración
inestimable de sus adláteres en variadas administraciones. Pierden el tiempo, mas si
quieren que participemos en la Comisión allí permaneceremos.

Pues bien, analizando la dispar legislación sobre el asunto, hallé un vídeo de un


debate, televisado por Antena3, correspondiente al mítico programa: “La Clave”.
Emitido el 1 de Noviembre de 1991. Presentado por el periodista José Luis Balbín y
titulado: “500 claves de la Transición”. Interviniendo, entre otros: Antonio García-
Trevijano Forte, abogado y uno de los más acérrimos opositores a la dictadura de
Franco; ó Ramón Tamames, prestigioso economista y político español. Donde se hacía
alusión, exactamente, a eso que apunta Francisco: el gran parecido entre el sistema
político vigente con el de la Restauración; al déficit democrático de la partidocracia
actual; a la imperiosa necesidad de una reforma constitucional en cuanto a estos
aspectos,…Y desde entonces, hasta ahora, nada sobre ello se ha hecho. Más al
contrario, casi podríamos afirmar, que todavía ha ido paulatinamente empeorando la
situación.

Afirmando Trevijano, en la referida intervención, que en España no existía democracia,


por dos cuestiones principales:

- Porque la soberanía no reside en el pueblo, sino en los partidos. Los políticos no son
los verdaderos representantes del pueblo, sino de los partidos ¿No es realmente una
oligarquía partidocrática la que impone a los distintos dirigentes y no el votante? ¿No
se circunscriben las votaciones de los cargos electos a lo decretado por los órganos de
las dispares formaciones? ¿No es la disciplina de partido acaso un camuflado mandato
imperativo? Con lo que no viviríamos en una democracia, sino en una partidocracia.

- No dándose tampoco una auténtica separación de poderes. Siendo el ejecutivo el que


ejerce el dominio sobre los restantes. El legislativo, queda diluido a causa de la presión
del ejecutivo sobre el grupo político que apoyó al Presidente del Gobierno en su
investidura. Transformándose en un mero órgano de ratificación. Y el judicial, ¿Quién
escoge al Fiscal General del Estado, a los representantes del Tribunal
Constitucional,…?

Inclusive en las Comisiones de Investigación creadas por las Cámaras, en pro de


desentrañar cualquier asunto. Encargadas de elaborar un dictamen sobre el que
deberán deliberar posteriormente las propias Cámaras. Dependiendo su configuración,
igualmente, de la mayoría parlamentaria. Muy diferente a lo acontecido en Alemania,

91
donde esta función recae en una minoría cualificada. Sirviendo allí de control y no de
mero paripé como aquí.

Asimismo en un determinado momento José Luis Balbín sibilinamente menciona como


el poder gubernamental, hipotéticamente es tal, que si cualquier periodista osase
contradecir al régimen sería contumazmente relegado. ¿Y no es esto precisamente lo
que ha sufrido Francisco? Un escritor como ninguno, que por hablar alto y claro, y dar
un no como respuesta a determinados dirigentes, es de cada medio o editorial
proscrito.

Empresas que al fin y al cabo viven mayormente de la publicidad contratada por sus
clientes. Encontrándose el empresario frente a la disyuntiva de escoger entre un
empleado con talento u optar por su principal fuente de ingresos. Habitualmente suelen
decantarse lamentablemente por lo segundo. Tal vez inevitablemente sea una abyecta
reacción de supervivencia.

Inicialmente, al tener conocimiento de su genialidad y trabajo, todo son halagos y


parabienes. No obstante, las sentidas alabanzas se transforman en variopintas evasivas.
Luego de recibir la llamada o visita de algún mandatario, recordándole al editor de
turno de donde surgen los fondos de financiación de numerosas noticias,
publireportajes o libros patrocinados.

Defienden concretos historiadores que el sistema político de la Restauración, ideado


por Antonio Cánovas del Castillo, fue la mejor opción dadas las circunstancias de
aquel periodo. Sin embargo, lentamente se desvirtuó, y tras el fallecimiento de sus dos
grandes protagonistas: el propio Cánovas y Práxedes Mateo Sagasta, murió por
ausencia de líderes que los sucedieran y por agotamiento después de 50 años de
vigencia. No obstante, la presente etapa democrática, surgida con la promulgación de
la Constitución de 1978, lleva apenas treinta años, ¿y no se perciben ya muestras de
cansancio?”

92
(Desastre de Anual. Cadáveres en Monte Arruit. Alrededor de 2.900 militares
españoles perecieron el 9 de agosto de 1921 en esa posición.)

Capítulo XXXII: El sistema político de la Restauración

Llegó la tarde y con ella mi anhelado retorno a las sinuosas páginas de aquella
magnífica obra. Habiéndose acrecentado, tras las argumentaciones de Libertad, aún más
si cabe, mi curiosidad por tan enigmática época. Donde después de continuos avances y
retrocesos nuestro Estado Constitucional creyó alcanzar, por fin, la paz y tranquilidad.
No obstante, nada más lejos de la realidad. Puesto que al culminar el referido periodo,
con cincuenta años escasos, sobrevino nuevamente una Dictadura. Siendo el Capitán
General de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, quien se haría con el poder mediante el
habitual, en nuestro territorio patrio, golpe de Estado, el 13 de Septiembre de 1923.

Erigiéndose la Restauración como una larga etapa de relativa estabilidad, en la


que España optó por instituirse como un Estado liberal de derecho. Iniciándose el
29 de Diciembre de 1874 con el pronunciamiento del General Martínez Campos en
Sagunto. Momento histórico en el que confluyeron prestigiosas mentes liberales.
Personajes de la talla de: Antonio Cánovas del Castillo (1828 – 1897), Práxedes Mateo
Sagasta (1825-1903), Manuel Alonso Martínez (1827-1891), Francisco Silvela (1843-
1905), Antonio Maura (1853-1925) y José Canalejas (1854-1912), entre otros muchos.

Su ideólogo indiscutible sería Antonio Cánovas del Castillo, propulsor del


liberalismo doctrinario en España. Movimiento que aboga por el “justo medio”, a
imagen y semejanza del sistema británico, que tan buenos resultados ha dado en
aquellas tierras. Donde recordemos que no existe un único texto denominado
Constitución, sino que se conservarán los históricos, que convivirán con otros nuevos,
conformando las llamadas convenciones constitucionales. Perfiladas por la
interpretación jurisdiccional. Y que en la práctica conferirán gradualmente el máximo
protagonismo al Parlamento, en detrimento del Poder real. De ahí la mítica frase del
constitucionalismo inglés tradicional: “El Rey estaría obligado incluso a firmar la Ley
que lo condenara a muerte”. Sin embargo, España adolecía de la larga trayectoria

93
parlamentaria y democrática británica. Configurándose este punto como significativo
óbice para la consolidación del susodicho régimen político en nuestro país.

Extrayendo los seguidores de esta corriente su asunción en relación al estudio del


Derecho Público y su desenvolvimiento en el pasado. Mostrando un gran pragmatismo
en la toma de decisiones. Siendo quizás por ello igualmente calificada esta línea como
conservadora, por anteponer la conciliación de posturas, eludiendo cualquier abrupta
ruptura. Diferenciándose así, del liberalismo progresista, sintetizado por Práxedes
Mateo Sagasta. A quienes no preocupaba en demasía decretar medidas tal vez más
inmediatamente controvertidas. Aunque en la práctica los dispares matices terminaron
por ser casi imperceptibles.

Pero para Francisco estos apelativos inducían a error. Ya que la primordial


desavenencia entre ambos sectores radicaba en la toma de decisiones. Los primeros
aspirando al máximo grado de cohesión social, fin último de la política. Y los segundos
anteponiendo la facción programática del grupo a lo descrito. Mas si progreso es desear
la mejora de un Estado, en suma todos somos progresistas. Estribando el disentimiento
en la forma de llegar al prefijado objetivo.

No obstante, el partido liberal conservador encabezado por Cánovas, su líder hasta


1897, pasaría a calificarse exclusivamente como conservador a partir de 1884. Lo
mismo sucedería con el partido liberal fusionista dirigido por Sagasta, que acabaría
llamándose solamente partido liberal. Creándose ambas formaciones dinásticas bajo la
fórmula de “notables”. Notables locales agrupados entre sí, en torno a cierto número de
diputados y con una efímera cohesión.

Las sugeridas teorías lograron su aplicación gracias a los convulsos prolegómenos


y al Rey de la dinastía borbónica restaurado, Alfonso XII. Cuya injerencia será
mínima, dejando a los parlamentarios la dirección política y a Antonio Cánovas
diseñar libremente el sistema que habría de regir esa era. Supeditada a la
Constitución de 1876. Una síntesis de: la Constitución de 1845, en cuanto a la
soberanía compartida entre el Rey y las Cortes, aseverando en su artículo 18: “la
potestad de hacer las leyes reside en las Cortes con el Rey”; y la de 1969, con respecto
a la amplia declaración de derechos individuales y la tolerancia. Documento breve,
flexible y elástico. Que abordaba exclusivamente los asuntos fundamentales y
dejaba el resto a lo que determinasen futuras leyes. Ambigüedad que se reflejó
también en la Constitución de 1978, al objeto de concitar en torno a ella la
variedad de fuerzas.

Los órganos constitucionales serían:

• El Rey. Dotado de amplias prerrogativas, características de una monarquía


limitada. Entre las que se encontraban: la iniciativa legislativa, el derecho a veto, la
capacidad de disolución de las Cortes y el libre nombramiento del Gobierno. Si bien
su discrecionalidad fue escasa con el reinado de Alfonso XII (1875-1885); y
asimismo en la Regencia de María Cristina (1885-1902), su esposa, al
advenimiento de su pronta muerte; se produjo un cambio sustancial con la

94
entronización de Alfonso XIII, su hijo, jurando la Constitución en 1902 e
iniciando así su reinado personal. Abuelo de nuestro actual monarca, Juan Carlos
I.
Las negativas consecuencias que suscitó la intromisión de Alfonso XIII en la
actividad parlamentaria, propició que la susodicha cuestión se tuviese muy
presente en la redacción de la vigente Constitución, la de 1978. Optando sus
constituyentes por privar al rey de implicación alguna en el debate político
cotidiano. Circunscribiéndose las actuaciones de la corona a funciones
fundamentalmente simbólicas y representativas del Estado.

• El Gobierno. Será a partir de ahí cuando se defina la figura del Presidente. Aunque
no estuviese tácitamente reconocida en la norma jurídica suprema, se distinguirá del
resto de miembros del gabinete. Componentes penalmente responsables, acusando el
Congreso y juzgando el Senado.

A pesar de que la Carta Magna establecía que correspondía al Rey nombrar y cesar, bajo
su justo criterio, a los Ministros, esta potestad sería ejercida por quien recibiera el
encargo del monarca para conformar Gobierno, es decir, el Presidente.

• Las Cortes: Congreso y Senado, con similares facultades (bicameralismo


perfecto).El Senado estaría constituido por: Senadores por “derecho propio”
(Grandes de España y alta jerarquía eclesiástica); vitalicios, nominados por la
Corona; y aquellos que resultasen escogidos por los ciudadanos. Conteniendo
plenitud de Diputados electos el Congreso.

• La Administración de Justicia. Sometida a la Ley de 1870, modificada


posteriormente mediante decretos y finalmente reformada por la Ley Adicional de
1882. Promulgándose asimismo la Ley de Enjuiciamiento Civil (1881); la de
Enjuiciamiento Criminal (1882), la cual ha perdurado hasta nuestros días; y la Ley
del Jurado de 1888.

Además, uno de los grandes logros fue el Código Civil de 1889, en el que resultaría
crucial la figura del político liberal y jurista: Manuel Alonso Martínez. Quien
concibió la idea de que el Parlamento se limitase a establecer una Ley de Bases, en la
que se contemplarían los principios a desarrollar luego por una Comisión técnica creada
al efecto. Entendiendo que se trataba de un trabajo especializado y no político, y el
dejarlo plenamente a la discusión parlamentaria dilataría en el tiempo su culminación.
Procurándose dar una respuesta a la calificada como “cuestión foral”, a través de la
elaboración de Apéndices que describían las instituciones forales a conservar en las
provincias donde existiesen.

El régimen pivotaba sobre el “turnismo”, teóricamente la alternancia pacífica entre


las dos formaciones mayoritarias: el Partido Liberal-Conservador de Cánovas y el
Partido Liberal-Fusionista de Práxedes Mateo Sagasta. Ya que Cánovas, que había
sido Ministro por la Unión Liberal, bajo el reinado de Isabel II, esgrimía que su debacle
fue motivada por la ostentación exclusiva del poder por parte de los moderados.

95
Esperando con la fórmula del turnismo, dar cabida a ambas posturas
mayoritarias, a semejanza del bipartidismo británico. Idénticamente a lo que
acontece presuntamente hoy en día en nuestro país. Persiguiendo con ello una
supuesta estabilidad, atendiendo a los agitados precedentes. Siendo cierto que lo
consiguió originalmente, posibilitando el desarrollo económico de la nación, el sistema
fue desvirtuándose poco a poco, al ser incapaz de insertar en el mismo a las
contrarias voces, que aunque en inferioridad, progresivamente fueron acerando
sus proclamas: los carlistas; los republicanos; el movimiento obrero (anarquistas y
socialistas); la oposición intelectual; y los nacionalismos y regionalismos, en
Cataluña y el País Vasco.

Otro aspecto candente se desencadenará en lo tocante al sufragio. Aprobándose al


comienzo el censatario, restringido a un concreto número de personas.
Paradójicamente en pro de erradicar la influencia de los caciques locales sobre el voto.
Para en 1890 aprobarse la Ley de Sufragio Universal Masculino, convirtiéndose
España en la pionera europea en la proclamación de esta medida. No obstante, la
manipulación del mismo, fue el gran Talón de Aquiles del sistema.

Alzándose como una de las épocas más prósperas económica e intelectualmente,


conocida como la “Edad de Plata de las letras y las ciencias españolas”. El Desastre
del 98, con el que se pierden las últimas Colonias de Ultramar estimulará la aparición en
escena de una serie de pensadores: “Los Institucionistas”, liderados por Francisco
Giner de los Ríos; “La Generación del 98”, a cuya cabeza se situará Unamuno; “Los
Regeneracionistas”, destacando Joaquín Costa; y “La Generación del 14”,
capitaneados por José Ortega y Gasset. Preocupados por salvar a España de los males
que la aquejaban.

Y por otro lado, el Desastre de Annual, que llevó a la retirada de las mal pertrechadas
tropas españolas del Rif, al Norte de Marruecos. No sólo promovería el
pronunciamiento de Miguel Primo de Rivera, hipotéticamente para evitar que el
expediente abierto por las negligencias que ocasionaron aquel hecho se le diese curso en
el Parlamento, sino que alumbraría a otro futuro dictador: Francisco Franco. Batalla
desde la que se relanzaría su carrera militar. Entregándole Alfonso XIII, en Enero de
1923, la medalla militar y el cargo honorífico de gentilhombre de cámara. Brindándose
el monarca, más tarde, como padrino de la boda de Franco, representado en el enlace
por el Gobernador Civil de Oviedo, el General Losada.

96
(Caricatura satírica del semanario La Flaca al respecto de la farsa electoral)

Capítulo XXXIII: Resulta perentorio reformar nuestro sistema político

Me quedé petrificado ante las poderosas palabras pronunciadas por el insigne


jurisconsulto y político liberal Manuel Alonso Martínez (1827-1891). El que fuera
Presidente de la Comisión encargada de redactar el proyecto de Constitución de 1876,
órgano férreamente tutelado por su ideólogo, Antonio Cánovas del Castillo. Y también
figura clave para la elaboración del Código Civil de 1889. En las que amargamente
aseveraba en los albores de la Restauración: “(…) No hay nada más desigual en
España que la lucha del elector con el gobierno; el poder, que tiene en sus manos
medios inmensos, es por lo general pródigo y dadivoso con el elector amigo, mientras
que es injusto y hasta cruel con el elector adversario (…). Los electores que quieren
dar una muestra de independencia arriesgan mucho, sufren en sus personas o en sus
familias, o en sus intereses y propiedad (…) Cuando esto sucede un año y otro año, el
elector acaba por (…) sentirse con cierto desmayo y desaliento, y por encerrarse en el
escepticismo (…)”

Al concluir aquel pasaje no alcanzo a describir la inmensurable congoja que inundó mi


corazón. Memorando el preciso instante en el que Luis nos dijo adiós en la estación.
Una tarde gris de un domingo de Septiembre. Quedando Matahambre tras su marcha
cada vez más vacío, triste y frío. Abocado a abandonar a su amada Libertad, tras las
presiones de Golfi al objeto de que cerrara “Gestoría la Verdad”. Había pasado más de
un siglo de aquellos vocablos lanzados al viento, pero paradójicamente cada vez se
tornaban más patentes. Quizás no en el resto del Estado, no sé. Sin embargo, en esta
pequeña comarca de la Comunidad Castellano Manchega se manifiestan continuamente.

Afirman los historiadores que la alternancia pacífica de los partidos dinásticos en el


gobierno durante la Restauración, “turnismo”, se sustentaba en el fraude electoral. En el

97
momento en que la formación gobernante entraba en crisis el monarca escogía a otro
Presidente. Confeccionándose desde el Ministerio de Gobernación una lista de
futuribles diputados, detallando sus nombres y apellidos y el distrito por el que
resultarían electos, suficientes para aupar en el poder al nuevo sector y siempre
reservando un determinado número a la oposición. Lo que recibiría el calificativo de
“encasillado”. Correspondiendo al cacique local que las mencionadas candidaturas
fuesen votadas por el pueblo. Logrado mediante componendas varias: otorgando favores
a diestro y siniestro, ofreciendo puestos de trabajo en la corporación, prometiendo la
agilización de trámites administrativos,…En definitiva, creando una auténtica red
clientelar en torno suyo. Y si fuese oportuno empleando técnicas tales como: el
pucherazo, insertando en las urnas más votos del candidato que se quiere que gane; o
inscribiendo o borrando del censo a quien se estimase, incluso apuntando a difuntos si
fuese menester (“lázaros”). Dando apariencia legal a unos comicios abyectamente
manipulados.

Mas otro fragmento de la obra “Oligarquía y caciquismo como forma de gobierno


en España”, escrita por Joaquín Costa (1846–1911), me recordó a Don Oprobio y a
“La banda de Juan Palomo: yo me lo guiso y yo me lo como”.

Joaquín Costa promulgaba una ideología eminentemente liberal, aunque marcadamente


diferenciada del liberalismo doctrinario imperante en esa etapa. Adscrito al movimiento
denominado como “regeneracionista”, considerándosele como su sumo exponente.
Corriente que manteniendo al igual que: “Los Institucionistas”, “La Generación del
98” y “La Generación del 14”, una honda preocupación de los males que aquejaban a
nuestra patria, adquirieron su máximo relieve en el lenguaje político, por encima del
literario.

Narrando Costa magistralmente y quizás exageradamente, o no, lo acontecido en


aquel periodo, lo que en cierta forma serviría para definir, si bien llevado al
paroxismo, lo ocurrido igualmente en la época vigente:

“(…) No es verdad que la soberanía resida en la nación (…) no es verdad que el


régimen político de ésta sea el Parlamento (…). ¿Cuál es, pues, ese régimen? (…).
Partidos, Constitución, Administración, Cortes, son puro papel pintado con paisajes
de sistema parlamentario (…). Resultando que tenemos todas las apariencias y
ninguna de las realidades de un pueblo constituido según ley y orden Jurídico (…).
¿Cuál es, pues, la forma de gobierno de España?

Por los efectos, sabemos que esa forma de gobierno, sea la que fuere, no nos sienta
bien y que necesitamos mudarla por otra, o dicho de otro modo, que necesitamos
redimirnos de ella. Ahora bien: es sabido que, para ponerse en cura, lo primero que
hace falta es conocer la enfermedad. (…)

(…) La historia política de España es la absoluta ineficacia (…), haciendo preciso


reponer el problema de la libertad, de la soberanía nacional y de “España con honra”
(…)

98
(…) Cada región y cada provincia se hallaba dominada por un particular irresponsable
diputado o no, vulgarmente apodado en esta relación cacique, sin cuya voluntad o
beneplácito no se movía una hoja de papel, no se despachaba un expediente, (…), ni se
acometía una obra (…) No había que preguntar si tenías razón, (…) para saber como
se fallaría (…) el expediente: había que preguntar si le era indiferente al cacique, y por
tanto se mantenía neutral, o si estaba con vosotros o contra vosotros. (…) Se
extraviaban los expedientes (…) que él quería que se extraviasen; (…) se imponían
multas si era su voluntad que se impusieran (….); las carreteras iban no por donde las
trazaban los ingenieros, sino por donde caían sus fincas (…); era diputado, alcalde o
regidor a quién él designaba o recibía para instrumento de sus vanidades, de sus
medros o de sus venganzas (…). Tenía demarcado por los jerarcas supremos su feudo,
el cual abarcaba ora una región, ora una provincia, o bien uno o más distritos dentro
de ella. (…)

(…) Todo aquel estado de corrupción y de servidumbre, (…) que acabo borrosamente
de bosquejar, subsiste íntegro (…) años después, salvo haberse agravado con la
hipocresía de la soberanía nacional y el sufragio universal, escarnio e inri de la
España crucificada. Lo mismo que entonces, la nación sigue viviendo (….) a los pies
del cacique, a cambio de los votos necesarios para fabricar las mayorías
parlamentarias en que los pocos centenares de políticos tienen que ampararse para
dominar el país. (…) El español vive a merced del acaso, pendiente de la arbitrariedad
de una minoría corrompida y corruptora, sin honor,(…) humanidad, infinitamente peor
que en los peores tiempos de la Roma pagana. En Europa desapareció hace ya mucho
tiempo: si algún rastro queda aquí o allá, es un mero accidente. En España no: forma
un vasto sistema de gobierno, organizado (…) por regiones, por provincias, por
cantones y municipios, con sus turnos y sus jerarquías, sin que los llamados
Ayuntamientos, Diputaciones Provinciales, Alcaldías, (…), Ministerios, sean más que
una sombra y como proyección exterior del verdadero Gobierno, que es ese otro
subterráneo, instrumento y resultante suya, y no digo que también su editor
responsable, porque de las fechorías criminales de unos y de otros no responde nadie.
Es como la superposición de dos Estados, uno legal, otro consuetudinario: máquina
perfecta el primero, regimentada por leyes admirables, pero que no funciona;
dinamismo anárquico el segundo, en que libertad y justicia son privilegio de los malos,
donde el hombre recto, como no claudique y se manche, sucumbe.

Fue la «libertad» bandera de la España nueva (…) Generaciones se pasaron la vida


gritando ¡viva la libertad! (…). Luego que la vieron, (….), vestida con traje de ley, de
decreto, de Constitución, de sufragio, de Parlamento, nos dimos por pagados y
satisfechos, y el grito aquel fue mandado recoger, persuadidos de que había quedado
sin objeto, de que España había entrado por fin en el concierto de los pueblos libres y
propiamente europeos. De esa convicción hemos estado viviendo (…). Difícilmente la
psicología (…) podría señalar en la historia un caso de autosugestión más asombroso
que éste. Sentíamos la opresión, tocábamos sus frutos en las oficinas, (…), en las
Corporaciones, en los colegios electorales, (…), pero no atinábamos con la causa,
limitándonos a extrañarnos de que las cosas siguieran lo mismo después que la libertad
se había hecho carne (…). Ahí estaba cabalmente el error: las cosas seguían como
antes porque la libertad se había hecho papel, sí, pero no se había hecho carne. (…) La
verdadera libertad (…) que no hemos conocido todavía. (…)

99
(…)Eso que complacientemente hemos llamado y seguimos llamando «partidos», no
son sino facciones, banderías o parcialidades de carácter marcadamente personal,
caricaturas de partidos formadas mecánicamente, a semejanza de aquellas otras que se
constituían en la Edad Media y en la corte de los reyes absolutos, sin más fin que la
conquista del mando, y en las cuales la reforma política y social no entra de hecho,
aunque otra cosa aparente, más que como un accidente, o como un adorno, como
insignia para distinguirse o como pretexto para justificar la pluralidad. (…)

(…)Las definiciones de Aristóteles, se adaptan perfectamente a nuestro estado político


actual. Define el gran filósofo griego la oligarquía por relación a la aristocracia, como
la demagogia por relación a la democracia y la tiranía por relación al reinado o
monarquía. Aristocracia (dice) es el gobierno ejercido por una minoría, y se la
denomina así, porque el poder se halla en manos de los hombres de bien, ya porque su
objeto no es otro que el mayor bien del Estado y de los asociados. La desviación o
degeneración de esta forma de gobierno (añade) es la oligarquía, la cual no tiene otro
fin que el interés personal de la minoría misma gobernante. (…)

(…)Significando aristocracia el gobierno del país por una minoría, pero minoría de
los mejores, la forma de gobierno en España es lo contrario, el gobierno del país por
una minoría también, pero minoría de los peores. (…)

(…)Los cargos concejiles no los desempeñan las personas de más ilustración, de más
respetabilidad, de más valía por su posición social, por su sensatez, integridad y
espíritu de justicia, quienes se mantienen alejados de las Corporaciones locales por no
mancharse, sino los vividores, serviles, sin escrúpulos, que en los oficios de república
no ven más sino una granjería. (…) Alcaldes y concejales que, sin oficio ni beneficio,
viven magníficamente a costa del común. (…)

(…)Caciques (…), que tiranizan como les place a los convecinos, siempre que guarden
las formas legales, para lo cual todos son maestros» «Mientras no se corte de raíz esa
planta maldita, (…), y el pobre lugareño siga siendo explotado como una bestia, y
víctima el desvalido de todo género de injusticias, humillaciones y vejámenes por parte
de los seres más abyectos, fuertes con la protección del centro, las personas cultas y
decentes seguirán huyendo de vivir en tales lugares, y. serán inútiles cuantos esfuerzos
se hagan (…) para difundir la cultura, el bienestar y la riqueza, porque lo secará y
esterilizará todo la ponzoña del caciquismo. (…)

(…)Completa con el cuerpo de caciques las llamadas clases directoras y gobernantes;


(…) los oligarcas, la plana mayor de esas mismas clases, domiciliada en (…) Madrid.
(…)

(…)El (…) oligarca no es más que el remate de esa organización, el último grado de
esa jerarquía. Y es claro que para que el sistema funcione con regularidad y responda
a su fin (la apropiación y monopolio de todas las ventajas sociales) es condición
precisa que todas las piezas que entran a la parte se muevan armónicamente,
inspiradas en un común espíritu, que aprecien de idéntico modo los medios, como
aprecian de idéntica manera los fines, y, por tanto, que sea una misma en todos su
naturaleza moral. (…)

100
(…)Personajes y ministros que no darían la mano a algunos individuos, que no los
admitirían a su mesa ni en su casa, que si los hallaran en despoblado se llevarían
instintivamente las manos al bolsillo, no tienen inconveniente en entregarles una o
muchas municipalidades, una Comisión provincial o una Diputación entera (…)

(…)Hasta aquí los dos componentes fundamentales del régimen oligárquico, extraños a
la nación y contrapuestos a ella: los prohombres, oligarcas de primer grado; y los que
en la jerarquía feudal ocupan grados inferiores, bien que no menos fundamentales y
sustantivos, y a que solemos apellidar más determinadamente caciques, de mayor y de
menor cuantía, locales, cantonales, provinciales y regionales.(…)

(…)Es el gobierno y dirección de (…) los peores; violación torpe de la ley natural, que
mantiene lejos de la cabeza, fuera de todo estado mayor, confundida y diluida en la
masa del servum pecus, la élite intelectual y moral del país, sin la que los grupos
humanos no progresan, sino que se estancan, cuando no retroceden. (…)

(…)No (…) preguntéis, después de esto, por qué nos estancamos primero y
retrocedimos y caímos después: por qué, siguiendo así, no nos levantaremos jamás
(…)

(…) La forma actual de gobierno en nuestro país: lo dicho hasta aquí es más que
suficiente para dejarla definida como una oligarquía pura en el concepto aristotélico:
gobierno del país por una minoría absoluta, que tiende exclusivamente a su interés
personal, sacrificándole el bien de la comunidad. (…)

(…)Conocemos el mal; sabemos ya cuál es la forma de gobierno en que se ha


empantanado España y por la cual vivimos ajenos a los progresos políticos del siglo:
procede ahora que inquiramos cómo debe practicarse la sustitución; qué medidas
deben ponerse en juego para sustituir la oligarquía medieval por el régimen de
selfgovernment europeo. (…)”

101
Capítulo XXXIV: La Revolución desde arriba

Mas aquella farsa electoral en la que desembocó la Restauración, suscitó variados


alegatos que abogaban por su perentoria modificación. Como los del político liberal
Francisco Silvela (1843-1905), que sustituiría a Cánovas en el liderato del Partido
Conservador, tras su muerte en 1897. Instando a una reforma total del gobierno
municipal, al objeto de erradicar el caciquismo y el clientelismo político. Un proyecto
regeneracionista, supeditado a una intervención quirúrgica desde la cúspide hasta la
base. Influido mayormente por las teorías de Joaquín Costa (1846-1911), el máximo
exponente del movimiento regeneracionista.

Después de la retirada de Silvela, Antonio Maura (1853-1925) se haría acopio de tales


pensamientos en la susodicha formación. Consciente de la obligación de acabar con la
corrupción política cuanto antes. Autor del famoso discurso “La Revolución desde
arriba”.

En base a ello Maura aseveraría: “(…) España entera necesita una revolución en el
gobierno radicalmente, rápidamente, brutalmente; tan brutalmente que baste para
que los que estén distraídos se enteren, para que nadie pueda ser indiferente y tengan
que pelear hasta aquellos mismos que asisten con resolución de permanecer alejados
(…)

(…) No; más que nunca es ahora necesario restablecer aquella ya casi olvidada, de
tiempo que ha que fue perdida, confianza entre gobernantes y gobernados; y ya no
hay más que un camino, que es la revolución audaz, la revolución temeraria desde el
Gobierno, porque la temeridad es, no obra de nuestro albedrío, sino imposición
histórica de los ajenos desaciertos. Nunca habría sido fácil la revolución desde el
Gobierno, nunca habría sido recomendable, si hubiera podido dividirse la facultad y

102
esparcirse la obra en el curso del tiempo; pero cada día que pasa, (…), es mucho más
escabrosa, mucho más difícil, y el éxito feliz mucho más incierto; y no está lejano el
día en que ya no quede ni ese remedio (…)”.

Y a este propósito se dedicaría en cuerpo y alma durante la presidencia de su “gobierno


largo”, acaecido entre 1907 y 1909. Manifestando que la ampliación de la autonomía
local, en detrimento del intervencionismo central, conduciría a que la sociedad se
implicase en la consecución del plan esbozado. Pero la brutal represión que mantuvo el
ejecutivo por él dirigido, con la intención de sofocar los altercados de “La Semana
Trágica de Barcelona”, provocarían su dimisión sin lograr una renovada Ley para la
Administración Local.

Luego le tocaría a José Canalejas (1854-1912), por parte del Partido Liberal, retomar las
referidas reflexiones. No obstante, su asesinato el 12 de Noviembre de 1912, a manos
del anarquista Manuel Pardiñas Serrano, mientras transitaba por la zona madrileña de la
Puerta del Sol, imposibilitaría el objetivo por tantos anhelado. Accediendo
postreramente el Conde de Romanones (1863-1950), quien carecería de la convicción
necesaria para abanderar tan magnánimos planteamientos. Circunscribiéndose la
situación política, a partir de 1913, a un perenne apagar fuegos, soslayando cualquier
medida de profundo calado.

103
Capítulo XXXV: Vuelva usted mañana

Una lágrima se deslizó lentamente por mi mejilla, por primera vez atisbaba a
comprender mínimamente el dolor que atormentaba perennemente a Libertad. No
obstante, el mal que ella achacaba a Matahambre quizás no se circunscribiese
exclusivamente a esta comarca. Ni tan siquiera a Golfi y sus secuaces, o al
todopoderoso Don Oprobio. Tampoco a un concreto espectro político. Amargamente
empezaba a intuir que tal como definiera Unamuno a la envidia: “la carcoma del alma
española”. Igualmente esta dolencia estuviese pudriendo las raíces de la democracia en
nuestra patria.

Y es que aquellos pasajes, concebidos por Joaquín Costa hace ya casi un siglo, eran
lo más parecido a la vigente realidad. Y la proclama de Maura una imperiosa
necesidad.

Recordé las promesas de Golfi a los frágiles jóvenes de Matahambre: “Vótame”, les
decía, “Y tendrás un puesto en el Ayuntamiento”. Abandonando los estudios a edades
sumamente tempranas. Convirtiéndolos en carne de cañón ante cualquier eventual crisis,
al carecer, al alcanzar la treintena, de oficio, ni beneficio. Y futuriblemente sujetos a
más que probables Expedientes de Regulación de Empleo, cuando la recaudación
municipal aminorase. ¿No se englobaría esto en la definición enunciada por Costa al
respecto del clientelismo político? Porque si Golfi realmente pensase en sus vecinos,
ante todo desearía el máximo grado de formación para las nuevas generaciones, porque
al fin y al cabo a ellas concierne el futuro. Lo contrario es pretender que nada cambie,
manteniéndose el poder gubernamental constantemente en las mismas manos. Aquí
constreñido a: “La banda de Juan Palomo: yo me lo guiso y yo me lo como”.

Memoré a Don Oprobio eximiendo del pago a sus inquilinos comerciales a cambio
de apoyar semejante causa, exigiéndoles mirar para otro lado mientras se

104
perpetraban multitudinarias fechorías. La historia de Miguel y las facturas
consistoriales. El relato de Libertad en torno a la Revisión del Plan General de
Ordenación Urbana.

Igualmente evoqué la leyenda de Soledad, la taciturna cocinera del bar municipal.


Madre del pobre Mario que un triste día sucumbió a las redes del cacique mayor.
Le garantizaron fiesta y diversión sin parangón, y poco a poco la adicción lo
atrapó. Despojándolo de autocontrol. Se sirvieron de su ser para coaccionar o intimidar.
Conminándolo a entrar en ajenas moradas, al objeto de amedrentar a sus legítimos
propietarios. Y para cuando fue un estorbo, pues a alguien podría delatar, lo desterraron
del pueblo, sin oportunidad de retornar jamás. No sin antes introducir a otros tantos en
tan nefasto desenlace, empleado como otra arma más para ejercer la supremacía y el
dominio sobre los ciudadanos de estos parajes. Si bien supuestamente los susodichos
casos acontecen con demasiada asiduidad, sobre ellos preferimos correr un tupido velo,
por ser tan dantesco el horror que ni los más execrables ojos prefieren verlo.
Tratándolos algunos de meras supersterías o simples habladurías.

O los famosos hipotéticos expedientes agilizados o retrasados, incluso dejando que


se caduquen los sancionados. Lo extraño de todo es que la Administración posee
eficientes sistemas informáticos. En los que con sólo introducir el número de los
referidos expedientes te indica en qué departamento está, cuándo fue su entrada y
cuándo ha de ser su salida, así como su número de orden dentro de los pendientes
de informar por el área correspondiente. Habilitado para que con la Ley de acceso
electrónico de los ciudadanos a los Servicios Públicos, aprobada en el 2007, los
administrados desde sus casas pudiesen consultar sus gestiones en la corporación y
conocer a través de la red el estado de su petición en cada momento. Mas
misteriosamente estas casillas raramente se rellenan. Conllevando a que si osas
preguntar por la documentación registrada, se transforme en realidad aquel jocoso
artículo escrito por el gran maestro, Mariano José de Larra, y titulado: “Vuelva
usted mañana”:

“(…)Presentóse con todo, yendo y viniendo días, una proposición de mejoras para un
ramo que no citaré, (…)Vivió el expediente dos meses en informe, y vino tan
informado como era de esperar.(…)Vuelto de informe, se cayó en la cuenta (…) de que
el tal expediente no correspondía a aquel ramo; era preciso rectificar este pequeño
error; pasóse al ramo, establecimiento y mesa correspondiente, y hétenos caminando
después de tres meses a la cola siempre de nuestro expediente, como hurón que busca
el conejo, y sin poderlo sacar muerto ni vivo de la huronera. Fue el caso al llegar
aquí que el expediente salió del primer establecimiento y nunca llegó al otro. (…)

(…)–De aquí se remitió con fecha de tantos –decían en uno.


–Aquí no ha llegado nada –decían en otro.(…)

(…)Hubo que hacer otro. ¡Vuelta a los empeños! ¡Vuelta a la prisa! ¡Qué delirio! (…)

(…)Por último, después de cerca de medio año de subir y bajar, y estar a la firma o al
informe, o a la aprobación, o al despacho, o debajo de la mesa, y de volver siempre

105
mañana, salió con una notita al margen que decía: “A pesar de la justicia y utilidad
del plan del exponente, negado (…)”.

106
Capítulo XXXVI: La mal usada vía de urgencia

Mas las fechorías de “La banda de Juan Palomo: yo me lo guiso y yo me lo como”,


no se quedaban exclusivamente en lo reseñado. Pues su mofa hacia la democracia era
perseverante y desproporcionada, provocando su perpetuo mancillamiento.

Que no creían en la separación de poderes resultaba sumamente evidente. Fieles


seguidores de una gestión a golpe de decretos, eludiendo en todo momento el
exigido debate en el Consejo Plenario. Transmitiendo con ello el Alcalde a modo
subliminal: “yo hago lo que quiero y vengo aquí cuando lo deseo, simplemente para
dar conocimiento de lo únicamente por mí resuelto”. Que digo yo, mejor sería que se
limitase a remitir a los concejales por burofax la crónica de sus unilaterales decisiones.
Ahorrándole a la comunidad todo tipo de dispendio en asistencia a plenos. Pues si la
oposición sólo va a escuchar y no a deliberar, no alberga ningún sentido presenciar estos
enardecidos monólogos. Vetando además, con semejante comportamiento, cualquier
iniciativa que no dimane del propio grupo de gobierno. Cercenando las escasas vías de
pronunciamiento popular, negándoles a los vecinos, de esta pequeña comunidad
castellano-manchega, el derecho fundamental expuesto en el artículo 23 de la
Constitución Española (CE): “Los ciudadanos tienen el derecho a participar en los
asuntos públicos, directamente o por medio de representantes, libremente elegidos en
elecciones periódicas por sufragio universal. (…)” Pues la dictadura erigida sobre la
mayoría de ediles en el poder, no necesariamente correspondiente a una superior cuantía
de sufragios, imposibilita prosperar cualquier reivindicación contraria a los
planteamientos o espurios intereses del susodicho clan.

107
Memoré también la constante queja de Libertad, acerca del mal uso de la vía de
urgencia en los distintos Plenos celebrados en el recinto consistorial. Según mi
prima, existen tres modalidades de sesiones del Pleno, a tenor de lo dispuesto en el
artículo 77 del Real Decreto 2568/1986, de 28 de Noviembre, por el que se aprueba el
Reglamento de organización, funcionamiento y régimen jurídico de las Entidades
locales (ROF):

“(…) a) Ordinarias.
b) Extraordinarias.
c) Extraordinarias de carácter urgente.”

Definiendo el artículo 78 del ROF las ordinarias como: “(…) Aquellas cuya
periodicidad está preestablecida.” Es decir, las que vienen decretadas en virtud del
artículo 46.2.a de la Ley 7/1985, de 2 de Abril, Reguladora de las Bases de Régimen
Local (LRBRL): “El Pleno celebra sesión ordinaria como mínimo cada mes en los
Ayuntamientos de municipios de más de 20.000 habitantes (…); cada dos meses en los
Ayuntamientos de los municipios de una población entre 5.001 habitantes y 20.000
habitantes; y cada tres en los municipios de hasta 5.000 habitantes (…)” Y en las que
media previamente una comisión informativa, donde se exponen los asuntos a
debatir en el Pleno. A la que suelen asistir los técnicos, en pro de aclarar las
diversas dudas suscitadas a los ediles, planteadas sobre los informes por ellos
redactados, ya fueren técnicos o jurídicos. Con el fin de esclarecer cualquier
farragoso asunto, posibilitando la absoluta coherencia en el ulterior voto. Ya que
no olvidemos que un negligente pronunciamiento puede acarrear inclusive
consecuencias penales.

Asimismo corresponde al artículo 78 del ROF fijar las extraordinarias: “(…) Aquellas
que convoque el Alcalde o Presidente con tal carácter, por iniciativa propia o a
solicitud de la cuarta parte, al menos, del número legal de miembros de la
Corporación.” En este tipo también ha de celebrarse con anterioridad una
Comisión Informativa.

Las extraordinarias de carácter urgente se recogen en el artículo 79 del ROF: “Son


sesiones (…) convocadas por el Alcalde o Presidente cuando la urgencia del asunto a
tratar no permite convocar la sesión extraordinaria con la antelación mínima de dos
días hábiles exigida por la Ley (…)” Donde no media comisión informativa y osan
facilitarte un grueso expediente un día para votar al día siguiente. Que puestos a
pensar mal, será para que no lo estudies y emitas un juicio al azar, lo que les otorgaría
más probabilidades de que sus arbitrariedades pasen desapercibidas.
Circunscribiéndose habitualmente esta modalidad en Matahambre a las
alambicadas y cuantiosas Modificaciones Puntuales del Planeamiento.

Llegando Golfi y los suyos al paroxismo de los descritos comportamientos, con un


integral descaro, en el instante en que tratan de colar igualmente por la vía de
urgencia un punto añadido al orden del día del Pleno Ordinario. No disponiendo la

108
oposición ni siquiera de una nimia hora para estudiar la referida documentación,
sino que ha de pronunciarse “ipso facto”. Correspondiendo estas cuestiones
normalmente a la desestimación de variadas alegaciones, o sea, opuestas voces a los
proyectos por la citada camarilla ratificados.

En definitiva sin información es imposible que los grupos políticos no gobernantes


cumplan con el objetivo esbozado en el artículo 22.2 de LRBRL: “Corresponden (…)
al Pleno las siguientes atribuciones: a) El control y la fiscalización de los órganos de
gobierno” ¿Cómo se puede fiscalizar algo que se desconoce? Hasta cuando los
expedientes requeridos para su consulta han de ser solicitados en los juzgados, por la
negativa del máximo regidor a facilitar el acceso a los mismos. Obviando el artículo 77
de LRBRL, el cual se pronuncia de esta manera: “Todos los miembros de las
Corporaciones locales tienen derecho a obtener del Alcalde o Presidente o de la
Comisión de Gobierno cuantos antecedentes, datos o informaciones obren en poder de
los servicios de la Corporación y resulten precisos para el desarrollo de su
función.(…)”Declinándose finalmente el órgano judicial a favor de la parte demandante.
No obstante, para ese entonces, ya nos encontramos ante una política de hechos
consumados, desvirtuándose con ello nuevamente el principio de representación
democrática.

Conclusivamente: ¿Es esto democracia? ¿O caciquismo puro y duro? ¿Estamos en el


siglo XXI o hemos retornado a la Restauración? O quizás incluso de allí nunca nos
fuimos. ¿Por qué la vigente negativa a instaurar la fórmula del city-manager ya, si
se muestra obligado una reforma en la Administración Local? Siendo lo lógico,
ante la flagrante situación actual, caminar hacia posturas más eficaces, en pro de la
optimización de recursos y la transparencia en la dirección gubernamental.

109
Capítulo XXXVII: Irrupción de los partidos de masas

Igual que la irrupción de los nacionalismos y regionalismos se gesta en nuestro país


durante el último tercio del siglo XIX. Cuyo auge se impulsa por la aparición en
escena de una próspera burguesía proveniente del desarrollo industrial de ciertas
regiones: País Vasco, Cataluña, Asturias. La Revolución industrial, paralela al
“Estado Liberal”, suscitó la cristalización de una nueva clase, el movimiento
obrero. Quienes reivindicarán su derecho a participar en la vida política, al objeto
de defender sus intereses en sede parlamentaria. Dando paso, tras la aprobación del
sufragio universal, primeramente masculino y después también femenino, al “Estado
democrático de derecho”. Corrientes fuertemente influenciadas por el pensamiento
filosófico de Karl H. Marx (1818-1883). Siendo abanderadas en nuestra patria por Pablo
Iglesias (1850-1925), el que fuera fundador, junto a otros, del PSOE.

Teorías que germinan en España gracias al importante desarrollo económico, social y


cultural que aconteció bajo el reinado de Alfonso XIII de Borbón. No en vano esta etapa
es calificada como la “Edad de Plata de las letras y las ciencias españolas”. Periodo
que queda magistralmente descrito por Salvador de Madariaga: “Bajo Alfonso XIII,
España llega a ser nación industrial, alcanza el mayor nivel de población desde época
romana, retorna a adornar el mundo de la cultura, que casi había abandonado desde
que con tanto esplendor brilló en el siglo XVI, vuelve a plena participación en la
política internacional durante la guerra europea y al abrirse la cuestión de Marruecos;
reconquista espiritualmente la América que había descubierto, poblado, civilizado y
perdido, y, por último, ve grandes problemas sociales y nacionales surgir en su vida
interior y estimular su pensamiento político.” (“España. Ensayo de historia
contemporánea”).

Mostrándose como un elemento trascendental a valorar, para comprender nuestra


política actual, el surgimiento de los partidos de masas, vinculados al referido
colectivo: el proletariado.

110
Habiendo predominado hasta ese momento los partidos de notables o de cuadros.
Categoría en la que se circunscribían las formaciones liberales de Cánovas y Sagasta.
Cuyos miembros eran reclutados a razón de determinadas cualidades especiales:
capacidad económica, prestigio social, influencia intelectual. Configurándose en una
amalgama de intereses particulares, muy a tener en cuenta en cualquier decisión final a
tomar. Esta fórmula subsiste únicamente hoy en día en Estados Unidos, donde sus
principales partidos se erigen como inmensas confederaciones compuestas de dispares
grupos locales. Donde en el voto de un cargo electo, ya pertenezca a la Cámara de
Representantes o Senado, prima muchas veces más el temor a rendir cuentas ante el
ciudadano, de quien depende que renueve o no otra vez el escaño, que lo decretado por
su propia organización. Manifiestamente desigual a lo que sucede habitualmente en
nuestro territorio nacional, debido mayormente a las considerables disparidades entre
ambos sistemas electorales.

Los partidos de masas, en pro de su subsistencia, intensificarán sus esfuerzos hacia


la masiva captación de afiliados. La preponderancia que otorgan a la cantidad y no la
calidad, se ha de explicar atendiendo a dos vertientes: por un lado la exigencia de cubrir
carencias económicas mediante la aportación de cuotas por parte de sus afiliados,
valiéndose además de su colaboración voluntaria en las variadas actividades de la
organización; y por otra parte brindando al pueblo la oportunidad de acceder al poder
sin restricción alguna. Entre los efectos adversos que este modelo ocasiona se
englobarían la tendencia a la burocratización y a la profesionalización de sus
dirigentes. Lo que desencadena su gradual distanciamiento de las bases.
Significativo obstáculo para que no se de la obligatoria renovación en los cargos
orgánicos, y por ende en los públicos, ya que de los orgánicos depende la elección de
estos últimos.

Hacia finales del siglo XX los mencionados partidos de masas evolucionarán hacia
el prototipo actual: “partidos atrapa-todo”. Denominados de esta forma porque su
fin último es concitar el máximo número de apoyos en las urnas, para lo que
diluyen su ideario y lo envuelven con axiomas universales, de fácil asimilación por
el conjunto de la sociedad. Eludiendo identificarse excesivamente con segmento
alguno, para no ser rechazados por el resto. Utilizando mensajes vagos, que sufren
una constante transformación, atendiendo a los requerimientos de cada momento.
Burocratizándose los partidos en demasía y transformándose sus dirigentes en absolutos
profesionales de la política. Quienes ya no son individuos civiles que, en un momento
determinado de su trayectoria laboral en el ámbito privado, optan por volcar sus
conocimientos en la vida pública, sino sujetos que no conocen más oficio que la propia
política.

Conduciendo, en su grado sumo, a organizaciones afectadas por el síndrome de


regresión paranoide. Con una clara sintomatología. Fragmentación en diversos grupos,
atrincherados en pequeños reinos que ya no comparten un proyecto común, sino
únicamente el propio. Tendencia a la traición. Ahondamiento de las heridas, hasta
convertirlas en insalvables. Promocionando a caudillos que se valen de cualquier atajo

111
para sostenerse en su puesto, exclusiva forma de ganarse su sustento. En tanto en cuanto
los demás callan por temor a ser sancionados y verse expulsados de los núcleos del
poder. Avocando a los afiliados de valía a echarse a un lado, con tal de no ser arrollados
por el turbulento vendaval. Amordazando normalmente a su máximo líder, el cual está
abocado a ceder a sus caprichos en pro de no ser derrocado. Estado que conforma el
paso previo para la refundación o extinción de la dolorida formación.

112
(Karl Marx 1818-1883)

Capítulo XXXVIII: El socialismo ha muerto

“El socialismo ha muerto”, esta era la conclusión a la que llegaba Anthony Giddens
a finales del siglo pasado. Uno de los más eminentes sociólogos ingleses, después de
Jhon Maynard Keynes (1883-1946). Y es que los axiomas keinesianos, proclives al
intervencionismo estatal mediante una fuerte política de inversiones públicas, al objeto
de crear el pleno empleo, supliendo en parte la labor del mercado, regirían la gestión
económica mundial durante largo tiempo. Concretamente desde los años treinta hasta la
década de los ochenta. Momento en el que se verían desplazados, en prácticamente todo
el mundo por el Liberalismo. Coincidiendo con el triunfo de los liberales tanto en Gran
Bretaña, como en los Estados Unidos. Puesto que a la postre se ha demostrado el
desmesurado inflacionismo que provocan las teorías keinesianas. Pensamiento
explicado, de la manera más sencilla posible, por Margaret Thatcher, empleando el

113
coherente criterio de una pragmática ama de casa: “la (…) filosofía del señor Keynes de
gastar más de lo que se ingresa.”

Giddens, Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en el año 2002, es el


autor ideológico de la “Tercera Vía”. Corriente auspiciada por los laboristas
ingleses, bajo el liderato de Tony Blair, y los demócratas de Bill Clinton en Estados
Unidos. Donde se propone un punto intermedio entre el liberalismo y la
socialdemocracia, con la intención de articular una nueva ideología tras el fracaso
del programa económico socialista, lo que se evidenció con la caída del muro de
Berlín acontecida el 9 de Noviembre de 1989. Filosofía motivada por la creencia de
Guiddens y Blair de que “la política no es nada sin ideales.” Definida por el ex
Primer Ministro del Reino Unido del siguiente modo: “Es una Tercera vía porque
está más allá de una vieja izquierda preocupada por el control estatal, los impuestos
elevados y los intereses de los productores.”

Y es que los preceptos marxistas se hilvanan desde una perspectiva económica,


surgiendo con la única pretensión de transformar la sociedad burguesa de su
época. Para ello el filósofo alemán de origen judío, Karl Marx (1818-1883) estudiaría la
economía política inglesa de Adam Smith (1723-1790). El que fuera considerado el
padre de la misma, quien aseveraba que el mercado competitivo era el mecanismo más
eficiente de asignación de recursos. Eso sí, cuyos beneficios sólo se alcanzarían en una
sociedad bien gobernada. Donde la clave del bienestar social radicaría en el crecimiento
económico, que se potencia a través de la división del trabajo. Reclamando la mínima
interferencia del Estado en la economía.

Ideario regido por tres leyes:

• Ley de iniciativa: Es cuando tras detectar una necesidad en la sociedad, se brinda


un servicio o se fabrica un producto con el objetivo de satisfacerla.

• Ley de competencia: Después de que alguien tomara la primera iniciativa, otros


comienzan a competir manufacturando lo mismo, u ofertando igual servicio.

• Ley de mercado: Integrada por la oferta y la demanda. Si en el mercado hay más


oferta que demanda, se genera un proceso de depuración aguantando el que
tenga mejor relación: calidad/precio.

Marx abogaba por la supremacía del proletariado y el control del Estado por este.
Sociedad en la que se expropiarían los medios de producción a los particulares,
que pasarían a formar parte de la colectividad, recayendo en el gobierno la
planificación de los recursos.

Siendo la agencia de planificación central la encargada de determinar: ¿qué


producir?, ¿cómo hacerlo? y ¿para quién? Radicando aquí su primordial error,
puesto que es imposible procesar la plenitud de datos existentes, al objeto de dictar

114
una certera resolución. No existiendo nada más eficiente para coordinar la
actividad económica que el propio mercado.

Conclusión a la que igualmente llegaría la extinta Unión Soviética, al poner en


práctica el proceso radical de reforma económica denominado Perestroika.
Disolviéndose en 1991 y renunciando el nuevo estado ruso a cualquier
identificación con el marxismo. Luego de contemplar:

• La desmedida burocracia surgida, en pro de canalizar la infinidad de


información y controlar a las empresas estatales.

• La aparición de un vasto mercado negro, que trataba de bordear la injerencia


de la agencia de planificación central.

• La indisciplina financiera, desencadenada al no tenerse en cuenta la relación


coste-beneficio, primándose exclusivamente el cumplir unos objetivos de
cantidad. Con lo que los gestores solicitan cada vez mayores aportes monetarios
para acometer el plan prefijado. No dándose quiebra alguna de las empresas,
puesto que aunque deficitarias, sus directivos siempre esbozarán que su misión
es trascendental o de “interés general”, ese vago término en el que todo cabe.

Defendiendo Karl Marx una única postura, llegando a decir que: “El significado de paz
es la ausencia de oposición al socialismo.” Lo que será llevado a los extremos con la
revolución rusa de Lenin, donde una élite revolucionaria, supeditada a una férrea
disciplina de partido, acapararía el poder. Cuyas órdenes nunca podrían ser
cuestionadas. Y que desencadenarían las sangrientas purgas de Stalin. Estado que debía
gobernarse bajo un régimen de monopolio político, exclusiva forma, para ellos, de
convertir a la sociedad burguesa en la “dictadura del proletariado”.

Un punto que todos perseguirán será crear el hombre nuevo, capaz de servir fielmente a
la causa revolucionaria. Proceso meridianamente descrito por Ernesto Che Guevara en
un artículo publicado el 12 de Marzo de 1965:

“(…) Para construir el comunismo (…) hay que hacer al hombre nuevo. (…)

(…) Es necesario el desarrollo de una conciencia en la que los valores adquieran


categorías nuevas. La sociedad en su conjunto debe convertirse en una gigantesca
escuela. (…)

(…) La educación directa (…) se ejerce a través del aparato educativo del Estado en
función de la cultura general, técnica e ideológica, por medio de organismos tales
como el Ministerio de Educación y el aparato de divulgación del partido. La educación
prende en las masas y la nueva actitud preconizada tiende a convertirse en hábito; la
masa la va haciendo suya y presiona a quienes no se han educado todavía. (…)

(…) En este periodo de construcción del socialismo podemos ver el hombre nuevo que
va naciendo. (…)

115
(…) Es un proceso que requiere tiempo.

En nuestra sociedad, juegan un papel la juventud y el Partido.

Particularmente importante es la primera, por ser la arcilla maleable con que se puede
construir al hombre nuevo sin ninguna de las taras anteriores. (…)

(…) La arcilla fundamental de nuestra obra es la juventud (…).”

Fragmentos en los que algunos atisban a concebir ciertos paralelismos con determinadas
políticas implementadas recientemente en nuestro territorio patrio.

Y es que, como opinara el eminente filósofo liberal Karl Popper, los grandes males
de la sociedad habitualmente no nacieron de seres malvados, ni malintencionados,
sino que brotaron como resultado de las premisas planteadas por sujetos adscritos
a los más nobles ideales. Quien negara tajantemente la posibilidad de un pensamiento
único, manifestando: “el acuerdo del Occidente en torno a una sola idea, a una sola
creencia, a una sola religión, sería el fin de Occidente, su capitulación, su rendimiento
incondicional a la idea totalitaria.” Amparándose siempre en la tolerancia: “Creo que
tenga razón, pero yo puedo estar equivocado y ser usted quien tenga la razón; en todo
caso discutámoslo, pues de esta manera es más probable que nos acerquemos a una
verdadera comprensión que si meramente insistimos los dos en tener la razón.”

116
(Pablo Iglesias 1850-1925)

Capítulo XXXIX: PSOE, del marxismo al pragmatismo liberal

El PSOE se articula en torno a la figura del ferrolano, Pablo Iglesias (1850-1925),


viendo la luz el 2 de Mayo de 1879, en la celebérrima reunión de Casa Labra, en
Madrid. Si bien su constitución como partido nacional tendrá que esperar al
Congreso celebrado en Barcelona, del 23 al 25 de Agosto de 1888. Habiendo
quedado también configurada por idénticos promotores, poco antes, del 12 al 14
del mismo mes, la organización sindical “Unión General de Trabajadores” (UGT).
Y es que ambas formaciones nacen como sendas caras de una misma moneda, al
objeto de cubrir la lucha obrera en todas sus vertientes: tanto la económica,
mantenida con las empresas; como la política, en lo tocante a las administraciones
públicas. Es más, hasta la pasada década de los ochenta los militantes del PSOE
estaban igualmente obligados a la adscripción a UGT.

El PSOE mantendría su adhesión a la filosofía marxista desde sus inicios hasta 1979.
Ideología que queda sintetizada mediante la siguiente frase de su eminente fundador,
Pablo Iglesias: “El Partido Socialista es la entera emancipación de la clase
trabajadora: es decir, la abolición de todas las clases sociales y su conversión en una
sola (…)” Oponiéndose al orden económico burgués.

En 1905 lograrían hacerse con 30 actas de concejales en distintas corporaciones


locales. Accediendo el mismo Pablo Iglesias, como edil, al Ayuntamiento de Madrid.
No obstante, los escasos resultados conseguidos hasta ese momento los abocó a cambiar
de estrategia y buscar la confluencia con parte de ese sector burgués que previamente
había sido demonizado, por representar el modelo social al que ellos aspiraban a
transformar. Así el 17 de Noviembre de 1909 se formalizará la “Conjunción
republicano-socialista”, con la que en 1910 Pablo Iglesias obtendría un escaño como
diputado.

117
En 1921 sufrirían la escisión de un grupo, quienes crearán el Partido Comunista de
España, de ideología igualmente marxista. Convirtiéndose posteriormente en
importantes protagonistas de la oposición al régimen de Franco. Intentando aglutinar a
las diversas fuerzas existentes en ese momento en un único movimiento para derrocar al
caudillo, abogando por desterrar cualquier halo de rencor y revancha, en pro de reforzar
exclusivamente los lazos de unión alrededor de un mismo propósito. De lo que dan fe
las siguientes palabras esbozadas por Santiago Carrillo en 1956: “(…) Nosotros
entendemos que la mejor justicia para todos los que han caído y sufrido por la libertad
consiste, precisamente, en que la libertad se establezca en España. Una política de
venganza no serviría a España para salir de la situación en que se encuentra. Lo que
España necesita es la paz civil, la reconciliación de sus hijos, la libertad.”
Auspiciadores, a partir de 1950, de la concreción de Comisiones Obreras.

Sin embargo, el papel del PSOE como resistencia a Franco resultó cuanto menos difuso.
De lo que sí se tiene constancia es de la connivencia que mantuvo con la dictadura de
Miguel Primo de Rivera, acontecida desde su pronunciamiento, el 13 de Septiembre de
1923, hasta su dimisión el 28 de Enero de 1930. De quien diría Indalecio Prieto, uno de
los máximos dirigentes del PSOE y líder del sector más moderado del mismo, que era
un “Dictador sin muertos” y que “ojalá todas las dictaduras fueran como la suya”.
Con una notable influencia en dicho gobierno en lo concerniente a legislación social,
parte de la cual se recogió en el Código de Trabajo (1926). Incluso Primo de Rivera
supuestamente llegó a albergar la idea de erigir un sistema turnista, similar al de la etapa
anterior, con el PSOE. Presuntamente gracias a ello UGT tendría un desarrollo
exponencial. Mientras que la CNT, fundada en 1910 bajo el espíritu del anarquismo
español, el otro gran sindicato obrero, sería fuertemente represaliado, viendo
drásticamente sus fuerzas mermadas. Igual fortuna sufriría el Partido Comunista de
España.

Del marxismo inicial se terminará abdicando en 1979. Pronunciándose en 1976


Felipe González, el joven secretario general del PSOE en aquel entonces, así: “Nosotros
somos socialistas porque somos fundamentalmente anticapitalistas.” Para diez años
después, siendo ya presidente del gobierno, aclarar: “El capitalismo es el menos malo
de los sistemas económicos.” Terminando por aprender, cuando no pudo cumplir su
promesa electoral de crear 800.000 puestos de trabajo en su primera legislatura, que
“los empleos los dan los empleadores y no el Estado.” Manifestación realizada a finales
de Diciembre de 2008.

Presentándose como revelador al respecto un fragmento de un artículo publicado


en “El Independiente”, a comienzos de Septiembre de 1988, redactado por el ilustre
escritor Antonio Gala: “A aquel marxismo inicial renunció nuestro socialismo en
1979. Ya no volvió a definirse en relación a él y desde entonces se produjo la
inevitable defenestración de la ideología. Por ambición, adaptaciones y presiones se
pasó a una tibia socialdemocracia, y luego a un tolerante liberalismo. (…)”

118
Además el PSOE se hará eco de la “Tercera Vía”, al parecer, en su XXXV Congreso
Federal, del que resultaría electo como secretario general, el actual presidente del
gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Movimiento al que se conocería, en nuestro
territorio patrio, con el nombre de Nueva Vía. Corriente promovida por los laboristas
ingleses, bajo el liderato de Tony Blair, y los demócratas de Bill Clinton en Estados
Unidos. Donde se sugiere un punto intermedio entre el liberalismo y la
socialdemocracia, con la intención de articular una nueva ideología tras el fracaso del
programa económico socialista, lo que se evidenció con la caída del muro de Berlín
acontecida el 9 de Noviembre de 1989. Es por ello que resultó sumamente
contradictorio el furibundo ataque del PSOE contra el liberalismo, durante las
elecciones al Parlamento Europeo, del 7 de Junio de 2009.

En aquel XXXV Congreso del PSOE, que tuvo lugar en Madrid, en Julio del 2000, el
nuevo secretario general, José Luis Rodríguez Zapatero, haría un llamamiento a la
“pasión por la libertad”, premisa que para él habría de imperar perennemente en el
socialismo. Sin olvidar su dos grandes slóganes: “talante” y el “cambio tranquilo”. Así
en el discurso de clausura de dicho Congreso aclamaría: “No practicaremos ni la
crispación, ni la infamia, ni la injuria; no buscaremos la destrucción de nuestros
adversarios, porque ellos también son parte necesaria de esta sociedad.” Interpelado
sobre el significado que entrañaba el cambio tranquilo, contestaría: “Proponer y aceptar
acuerdos (…) Si cada gobierno destruye todo lo anterior, absolutamente todo, será muy
difícil que prosperemos.”

Una Historia de España que se reescribe cada día, poniendo sobre el tamiz las dicciones
y contradicciones de sus trascendentales protagonistas.

119
(Miguel Primo de Rivera 1870-1930)

Capítulo XL: ¡Españoles: reconstruid vuestro Estado!

El Desastre de Annual, que llevó a la retirada de las mal pertrechadas tropas españolas
del Rif, al Norte de Marruecos, supuestamente suscitaría el pronunciamiento
liderado por el que fuera Capitán General de Cataluña, Miguel Primo de Rivera
(1870-1930). Acaecido el 13 de Septiembre de 1923. Hipotéticamente para evitar
que al expediente abierto, por las negligencias que ocasionaron aquel hecho, se le
diese curso en el Parlamento. Del cual se desprendía una enardecida crítica al
decadente régimen de la Restauración y a la monarquía, encarnada en la figura de
Alfonso XIII (1886-1941).

El degradante sistema político de aquel momento: herido profundamente por un rancio


comportamiento caciquil, que corroía lentamente las raíces del mismo, cual letal toxina;
y una naciente burguesía que no se sentía representada en él, propulsora de incipientes
grupos nacionalistas y regionalistas que aclamaban un ferviente protagonismo; facilitará

120
que el golpe de los sublevados militares se tope con una exigua oposición. Osando
mostrarse su personaje estelar ante la opinión pública, como el “cirujano de hierro”,
sugerido por el regeneracionista Joaquín Costa (1846-1911), que salvaría a España de
los males que la aquejaban. Citando el autor en su obra “Oligarquía y caciquismo como
forma de gobierno en España” al respecto lo siguiente: “(…) El sanar a España del
cacique, el redimirla de esa cautividad, supone dos distintas cosas: operación
quirúrgica, de efecto casi inmediato, y tratamiento médico, de acción lenta y paulatina.
(…)” . Lo cual fue espuriamente interpretado por el dictador para hacerse con el poder.
Erigiéndose como el remedio contra “los profesionales de la política”. Siendo
nombrado Presidente, por el Rey Alfonso XIII, el 15 de Septiembre.

Su primera acción al frente del Ejecutivo sería disolver las Cortes y formar un
Directorio Militar. Compuesto por él mismo, como máximo jefe, y mayormente por un
general de cada capitanía. Entre cuyas competencias se hallaban dictar decretos con
fuerza de ley. Permitiendo la operatividad de un único partido político, la “Unión
Patriótica”, dirigida por el propio Miguel Primo de Rivera.

Su gestión económica se basaría en un desmesurado intervencionismo estatal. El


Consejo de Economía Nacional será el encargado de regular el mercado, los precios y la
producción. Potenciando la burocratización, favoritismos, monopolios y oligopolios.
Impulsando aún más el desarrollo industrial de determinadas regiones como Cataluña o
el País Vasco, a través del exponencial desarrollo, entre algunas, de la industria pesada
y la minería. Y la pauperización de otros territorios. Lo que ocasionaría considerables
migraciones en el interior de España. Asimismo llevará a cabo una fuerte inversión en
infraestructuras y un eminente plan hidrológico, que era precisamente una de las
recomendaciones de Costa a ejecutar por los gobernantes de nuestra patria.
Desencadenando su negligente dirección económica en el excesivo endeudamiento de
las arcas del Estado, lo que repercutiría negativamente en los posteriores gobiernos.

A partir de 1925 el caudillo se percata de la imposibilidad de sostener la


provisionalidad del régimen dictatorial y sustituye el Directorio Militar por uno
compuesto por políticos civiles. Ya que la Dictadura inicialmente se presentó como
una situación transitoria para restablecer el orden nacional, ante la finalmente caótica
Restauración, y dar paso a la normalidad democrática. No obstante, el sufragio
universal, tal como era solicitado por la población, no sería restituido, ni el caciquismo
radicado. Alzándose paulatinamente las voces en contra del Régimen. Uno de sus
últimos intentos por mantenerse se concretaría en la elaboración de la fallida
Constitución de 1929, cuyos rasgos fundamentales serían:

• Declaración de la soberanía del Estado, ni monárquica, ni nacional.


Característica de sistemas totalitarios.

• Organización territorial marcadamente unitaria.

121
• Cortes unicamerales. Conformadas por: treinta diputados designados por el rey a
modo vitalicio; la mitad electos mediante sufragio universal y el resto resultarían
de representación corporativa.

Pero la creciente contestación del proyecto constitucional y del gobierno en sí, más
la gradual pérdida de apoyos, incluso dentro del ejército, abocó a Miguel Primo de
Rivera a presentar su dimisión el 28 de Enero de 1930 y a exiliarse. Sustituyéndolo
en el cargo Dámaso Berenguer (1873-1953), nombrado igualmente por Alfonso
XIII, etapa que sería calificada como “La Dictablanda”, en contraposición con la
anterior.

Sin embargo, el desencanto, con la monarquía y con los sucesivos gobiernos que
hasta ese momento se habían conformado, era palpable. Agrandando abismalmente
la brecha entre gobernantes y gobernados. De lo que dan fe las excelsas palabras del
sempiterno maestro, José Ortega y Gasset (1883-1955), que bien servirían de
aplicación al periodo vigente. Fragmentos extraídos de un artículo publicado en el “El
Sol”, el 15 de Noviembre de 1930, titulado “El error Berenguer”:

“(…) El Estado (…) se ha ido formando un surtido de ideas sobre el modo de ser de
los españoles. Piensa, por ejemplo, que moralmente pertenecen a la familia de los
óvidos, que en política son gente mansurrona y lanar, que lo aguantan y lo sufren
todo sin rechistar, que no tienen sentido de los deberes civiles, que son informales, que
a las cuestiones de derecho y, en general, públicas, presentan una epidermis
córnea.(…)

(…) Entre las ideas sociológicas (…) que sobre España posee el Régimen actual, está
esa de que los españoles se compran con actas. (…)

(…) Hemos padecido una incalculable desdicha. (…). No existe el Estado español.
¡Españoles: reconstruid vuestro Estado! (…)

(…)Somos nosotros, y no el Régimen mismo; nosotros gente de la calle, de tres al


cuarto y nada revolucionarios, quienes tenemos que decir a nuestros conciudadanos:
¡Españoles, vuestro Estado no existe! ¡Reconstruidlo!”

122
(Ramón Pérez de Ayala 1880-1962)

Capítulo XLI: Las dos Españas

En Diciembre de 1930 se produce la sublevación de Jaca. Organizada por representantes


de distintas corrientes, previamente reunidos en Agosto de ese año en San Sebastián, al
objeto de diseñar la estrategia para derrocar a la Monarquía. No obstante, el conato
disidente fue controlado por el gobierno y encarcelados sus confabuladores. Mas los
acontecimientos que provocarían la caída del régimen se precipitarían.

En Febrero de 1931, lo más granado del liberalismo español: José Ortega y Gasset
(1883-1955), Gregorio Marañón (1887-1960) y Ramón Pérez de Ayala (1880-1962),
crean la “Agrupación al Servicio de la República”. Teniendo lugar su primer acto
público el 14 de Febrero, en el teatro Juan Bravo de Segovia, presidido por el poeta
Antonio Machado. Inicialmente se erigiría exclusivamente como un colectivo de
intelectuales y profesionales que pretendían promover la concepción de un nuevo
Estado. Transformándose posteriormente en partido político, luego del amplio respaldo
social recibido. Presentándose en las elecciones constituyentes convocadas el 28 de
Junio de 1931 con un programa eminentemente liberal, donde sus promotores, entre
otros miembros de la formación, obtendrían acta de diputado. Si bien su aparición

123
como futuro movimiento se escenificaría mediante el manifiesto fundacional
publicado el 10 de Febrero de 1931 en “El Sol”. Del cual destacan, por su
premonitoriedad al respecto de la etapa actual, los ulteriores pasajes:

“Cuando la historia de un pueblo fluye dentro de su normalidad cotidiana, parece


lícito que cada cual viva atento sólo a su oficio y entregado a su vocación. Pero
cuando llegan tiempos de crisis profunda (…) es obligatorio para todos salir de su
profesión y ponerse sin reservas al servicio de la necesidad pública. Es tan notorio,
tan evidente, hallarse hoy en España en una situación extrema de ésta índole, que
estorbaría encarecerlo con procedimientos de inoportuna grandilocuencia. (…)

(…) El Estado español tradicional llega al grado postrero de su descomposición. No


procede ésta de que encontrase frente a sí la hostilidad de fuerzas poderosas, sino que
sucumbe corrompido por sus propios vicios sustantivos. (…) Un sistema de Poder
público (…) que ha sido una asociación de grupos particulares, que vivió
parasitariamente sobre el organismo español, usando del Poder público para la
defensa de los intereses parciales que representaba. Nunca se ha sacrificado
aceptando con generosidad las necesidades vitales de nuestro pueblo (…).

(…) Nosotros creemos que ese viejo Estado tiene que ser sustituido por otro
auténticamente nacional. Esta palabra “nacional” no es vana; antes bien, designa una
manera de entender la vida pública, que lo acontecido en el mundo durante los últimos
años de nuevo corrobora. (…) Un pueblo es una gigantesca empresa histórica, la cual
sólo puede llevarse a cabo o sostenerse mediante la entusiasta y libre colaboración de
todos los ciudadanos unidos bajo una disciplina, más de espontáneo fervor que de rigor
impuesto. La tarea enorme e inaplazable de remozamiento técnico, económico, social e
intelectual que España tiene ante sí no se puede acometer si no se logra que cada
español de su máximo rendimiento vital. Pero esto no es posible si no se instaura un
Estado que, por la amplitud de su base jurídica y administrativa, permita a todos los
ciudadanos solidarizarse con él y participar en su alta gestión. (…) Que despierte en
todos los españoles, a un tiempo, dinamismo y disciplina, llamándolos a la soberana
empresa de resucitar la historia de España, renovando la vida peninsular en todas sus
dimensiones, atrayendo todas las capacidades, imponiendo un orden de limpia y
enérgica ley, dando a la justicia plena transparencia, exigiendo mucho a cada
ciudadano, trabajo, destreza, eficacia, formalidad y la resolución de levantar nuestro
país hasta la plena altitud de los tiempos. (…)

(…) Importa mucho que España cuente pronto con un Estado eficazmente constituido,
que sea como una buena máquina en punto, porque, bajo las inquietudes políticas de
estos años, late algo todavía más hondo y decisivo: el despertar de nuestro pueblo a
una existencia más enérgica, su renaciente afán de hacerse respetar e intervenir en la
historia del mundo. (…) Pero su realización supone que las almas españolas queden
liberadas de la domesticidad y el envilecimiento en que (se) las ha mantenido. (…)”

El 16 de ese mes cae el gobierno de Dámaso Berenguer (1873-1953), tras lo que


Alfonso XIII designaría a Juan Bautista Aznar-Cabañas (1860-1933) como

124
Presidente del mismo. Quien convocaría elecciones municipales para el 12 de
Abril. Comicios que tomaron un marcado carácter plebiscitario sobre la monarquía y la
propia figura de Alfonso XIII.

La rotunda victoria de los republicanos en las grandes ciudades y sobre todo en


Madrid, y teniendo en cuenta el profundo conocimiento que sobre el fenómeno
caciquil radicado en los núcleos rurales albergaban la plenitud de fuerzas políticas,
determinaron la proclamación de la Segunda República el día 14. Fecha en la que se
exiliaría igualmente el Rey. De lo que dan fe sus siguientes declaraciones, redactadas el
día 13:

“(…) Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas en eficaz
forcejeo con quienes las combaten. Pero, resueltamente, quiero apartarme de cuanto
sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil (…)

Enunciando al abandonar España rumbo a París tan memorables palabras:

(…) Espero que no habré de volver, pues ello sólo significaría que el pueblo español no
es próspero ni feliz.”

Con ello se daba por culminada la era monárquica, acusando las Cortes al soberano de
alta traición a través de una ley promulgada el 26 de Noviembre de 1931. La cual sería
derogada por otra rubricada por Franco el 15 de Diciembre de 1938. Pese a la amistad
que unía a ambos, al concluir la guerra civil y no restituir Franco al soberano en su
puesto, Alfonso XIII manifestaría: “Elegí a Franco cuando no era nadie. Él me ha
traicionado y engañado a cada paso.” No volviéndose a restaurar la Monarquía hasta
1975.

A pesar de que la Segunda República comenzó con gran algarabía y júbilo por
parte de la población, quienes se lanzaron rápidamente a la calle para celebrarlo,
pronto se transformaría en confrontación y confusión. Una vez más el espectro de
“las dos Españas”, como las definiera José Ortega y Gasset. Una “que se obstina en
prolongar los gestos de una edad fenecida”. Y otra “España vital, sincera, honrada, la
cual estorbada por la otra, no acierta a entrar de lleno en la historia.” Sembraría de
lúgubres sombras el horizonte. Y es que nuestra historia nos evidencia
pertinazmente, desde hace casi dos siglos, nuestra incapacidad para pasar página y
sumergirnos en la Tercera España. Aquella que describió Salvador de Madariaga
como: la de la libertad, la integración y el progreso.

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Capítulo XLII: Un sistema más justo y equitativo

Caí vencido con los primeros rayos de sol. Aquel libro me atrapaba poderosamente.
Mostrándose ante mí como el más preciado cofre. Recipiente que guardaba celosamente
la pócima que curaría a nuestra patria de los grandes males que la aquejaban. Pesares
que durante casi dos siglos han provocado que sus dos lados opuestos se enfrenten
perennemente. Sendas caras de una misma España, que inocula su letal veneno en todo
aquel que ose transitar por sus entrañas. Resultando de clamorosa vigencia los tristes
versos del poeta Antonio Machado (1875-1939) cuando entonaba:

“Ya hay un español que quiere

vivir y a vivir empieza,

entre una España que muere

y otra España que bosteza.

Españolito que vienes

al mundo, te guarde Dios.

Una de las dos Españas

ha de helarte el corazón.”

Historias de odios y rencores, de envidias y traiciones, que nos atrapan entre sus redes,
imposibilitándonos alcanzar la tan anhelada Tercera España. La que describiera
Salvador de Madariaga como: la de la libertad, la integración y el progreso.

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Con tales pensamientos me fui adentrando lentamente en los dominios de la
ensoñación. Campo plagado de escenas reales e irreales, de susurros y lamentos.
En ese momento, inesperadamente, un aire frío inundó la estancia, irrumpiendo,
entre difusas imagines del más allá, los espíritus de mi abuela y mi tía Clara.
Ambas compungidas y con lágrimas en los ojos me aclamaban: “Cuida de Libertad.
No permitas que Don Oprobio llega a ella.” Propiciando tan fantasmagórica escena
nuevamente mi desvelo.

Y allí tumbado en la cama, percibía nítidamente los intensos bramidos del aire que
tocaban en mi ventana como para que los dejara entrar. Desde hacía tiempo intuía un
grave presagio, mas me negaba a advertir tal premonitoriedad.

Siempre ella, Libertad, mi querida prima Libertad. Hermosa y ausente. A veces, si


cierro los ojos, aún la veo de pie en la estación. La misma tarde gris de un domingo de
septiembre, cuando le dijo adiós a su amado Luis. O sentada ante una taza de té en el
bar municipal, mientras el programa “te rondaré morena” de “Radio Vecindad”, emitía
un dulce bolero del célebre maestro Armando Manzanero.

Incluso memoré las graves advertencias que le hacía Frédéric:

“Libertad, no sabes donde te metes, lo que hasta ahora te han hecho a ti y a los tuyos es
poco. Aquí no hay nada personal contigo, no lo olvides nunca, simplemente eres un
estorbo en medio de sus intereses económicos. No dudarán ni un minuto en eliminarte.
Y cuentan con el apoyo de otras personas, ubicadas en los puestos que menos te
imaginas.

Déjalo ya. Acuérdate de los disparos inferidos al primer edil del municipio alicantino
de Polop de la Marina, mientras aparcaba el coche frente a su casa. El asesinato del de
Fago. ¿Quieres acabar así? No tienes pruebas. Aunque los que vivamos en
Matahambre alberguemos fundadas sospechas sobre lo que expones, no existe ningún
documento que lo acredite. Y sin algo que los incrimine es imposible que se les pueda
imputar un determinado hecho delictivo.”

Fragmentos pronunciados por el descendiente de Bastiat, que más parecieran el epílogo


de un dramático relato. Donde confluyen todo tipo de tragedias, salvo un dichoso
desenlace.

Tal vez fuera cierto y las nefastas costumbres que lastraban a nuestra frágil
democracia fuera harto difícil erradicarlas. Arraigadas poderosamente en su
simiente. Corroyendo sibilinamente sus adentros. ¿Y qué podría hacer Libertad
para terminar con semejante infortunio? ¿Tendría idéntico fin al del salmón, que tras
luchar denodadamente contra la adversa corriente, acaba pereciendo en el ocaso de su
angustiado viaje?

127
Ideas que torturaban mi débil mente, aplacadas si cabe, ligeramente, por la melodía
proveniente del longevo transistor del salón. Un hermoso poema de Antonio Machado
cantado: “A un olmo seco”, que rezumaba melancolía y esperanza. Sentimientos que
embargaban en ese instante mi quebradizo corazón. Esperanza en un mañana mejor y en
un feliz término para Matahambre y sus gentes.

Debía proseguir, no podía dejar de leer aquella obra. Pues quizás, entre sus
fragmentos, surgiera la respuesta a nuestras plegarias. Aquella que nos indicara el
camino a tomar, hacia un sistema mucho más justo y equitativo. Donde las
inquietas almas como la de Libertad encontrasen plena cabida y encaje.

128
(Revista la Flaca, ironizando sobre el Unitarismo o centralismo y el Federalismo)

Capítulo XLIII: Rápida desvirtuación de una joven democracia

Por raro que pareciese el cambio de régimen en España esta vez no se producía a
manos de un pronunciamiento militar, sino de forma natural, sobre los cimientos
de un sistema ya agotado. El largo periodo de la Restauración, capitaneada por
una longeva Monarquía que no supo adaptarse a los nuevos tiempos, daría paso a
la Segunda República mediante unas elecciones democráticas.

Los anhelos de regeneración brotaban en gran parte de la sociedad. La cual era


eminentemente rural, desempeñando un 45,5% de la población activa funciones
agrícolas, mostrándose perentoria una reforma agraria. Dedicándose el resto a la
industria y sector servicios. Propiciando abismales desigualdades regionales, por lo que
se requería no sólo una profunda modernización política, sino también
socioeconómica. Además de una mejora de las condiciones laborales. Economía
enormemente lastrada por la crisis que azotó virulentamente al mundo durante la
denominada “Gran Depresión”, la cual no se superaría hasta después de la Segunda
Guerra Mundial.

Por otro lado el gran analfabetismo reinante, denunciado vehementemente desde hacía
tiempo por: los institucionistas; regeneracionistas; Generación del 98; y del 14; a la que
se sumarían la savia nueva del 27, considerablemente influenciada por el pensamiento
de José Ortega y Gasset; lucharían por universalizar la educación, intentando llegar a
sectores hasta ese momento marginados. Aumentando el cuerpo de maestros
estatales, incrementándoles el sueldo y mejorando sus condiciones.

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Uno de los aspectos que se trataría igualmente estribaría en torno a las espinosas
cuestiones suscitadas a tenor de los nacionalismos y regionalismos. Asimismo se
pretendía ejecutar una reconversión del colectivo militar, buscando restarle
protagonismo en el área pública, además de su fiel adhesión al nuevo gobierno
republicano. En cierta manera quizás para evitar que se repitiese otro golpe de Estado,
fórmula a la que tantas veces se recurrió en el pasado. Augurio que postreramente se
cumpliría.

No obstante, sería en el ámbito religioso donde se enfrentarían los sectores más


radicalizados de las dos Españas. Encono que alcanzaría su momento álgido el 11
de Mayo de 1931, tras el incendio y asalto de numerosos conventos, colegios y
centros católicos a manos de un grupo de exaltados.

A pesar de que el Vaticano dio claras órdenes a los obispos para que aceptasen al nuevo
orden político instaurado, siendo por lo general la actitud de éstos bastante prudente al
respecto, acatando lo mandatado, inevitablemente surgieron tempranamente notas
discordantes. El 1 de Mayo de 1931 el cardenal primado Pedro Segura (1880-1957),
lanzaba a través de una pastoral una incendiaria soflama: “Cuando los enemigos del
reinado de Jesucristo avanzan resueltamente, ningún católico puede permanecer
inactivo”. Instando a los monárquicos a reorganizarse para arrebatar el poder en las
urnas a los republicanos.

Siguiendo tales indicaciones, el 10 de Mayo se inaugura en Madrid un Circulo


Monárquico, que aspiraba a aglutinar el máximo número de apoyos, al objeto de
concurrir a los siguientes comicios. En un momento del acto, uno de los asistentes al
mismo, puso en funcionamiento un gramófono, escuchándose inmediatamente la
Marcha Real. Lo que fue interpretado por los republicanos que alcanzaron a oír la
melodía en el exterior como un auténtico ataque. Iniciándose a partir de ahí los caóticos
disturbios. Provocando finalmente la destitución del cardenal primado por la Santa
Sede, ante la gravedad de los sucesos acontecidos y por su negativa a modificar su
beligerante actitud.

Episodio que llevaría a José Ortega y Gasset a manifestar su pública repulsa, editada en
el Sol, el 11 de Mayo de 1931: “(…) Quemar (…) conventos e iglesias no demuestran ni
verdadero celo republicano ni espíritu de avanzada, sino más bien un fetichismo
primitivo o criminal que lleva lo mismo a adorar las cosas materiales que a destruirlas.
El hecho repugnante avisa del único peligro grande y efectivo que para la República
existe: que no acierte a desprenderse de las formas y las retóricas de una arcaica
democracia en vez de asentarse desde luego e inexorablemente en un estilo de nueva
democracia. Inspirados por ésta, no hubieran quemado los edificios. (…) La imagen de
la España incendiaria, la España de fuego inquisitorial, les habría impedido, si fuesen
de verdad hombres de esta hora, recaer en esos estúpidos usos crematorios. (…)”

El 28 de Junio de ese año el gobierno convocaría elecciones a Cortes


Constituyentes, con el fin de dotarse, a la mayor brevedad, de un entramado legal
sobre el que se consolidara el nuevo régimen. A quien les correspondería elaborar

130
la Constitución. Agrias sesiones de debate en las que se escenificaría la
confrontación entre las dos formas de entender España.

Entre los diputados electos se encontraría el sempiterno maestro, José Ortega y


Gasset, adscrito a la Agrupación al Servicio de la República. Quien ya comenzaba a
atisbar el triste desenlace de la joven democracia. Declarando, el 9 de Septiembre de
1931 en Crisol, a modo de presagio:

“(…) ¡No falsifiquéis la República! ¡Guardad originalidad! ¡No olvidéis ni un instante


cómo y por qué advino! (…)

(…) ¿Cuál es la República auténtica y cuál la falsificada? ¿La de “derecha”, la de


“izquierda”? Siempre he protestado contra la vaguedad esterilizadora de estas
palabras, que no responden al estilo vital del presente –ni en España ni fuera de
España. (…) No es cuestión de “derecha” ni de “izquierda” la autenticidad de nuestra
República, porque no es cuestión de contenido en los programas. El tiempo presente, y
muy especialmente en España, tolera el programa más avanzado. Todo depende del
modo y del tono. Lo que España no tolera ni ha tolerado nunca es el “radicalismo” –es
decir, el modo tajante de imponer un programa-. Por muchas razones, pero entre ellas
una que las resume todas. El radicalismo sólo es posible cuando hay un absoluto
vencedor y un absoluto vencido. Sólo entonces puede aquél proceder perentoriamente y
sin miramiento a operar sobre el cuerpo de éste. Pero es el caso que España –
compárese su historia con cualquier otra- no acepta que haya ni absoluto vencedor ni
absoluto vencido. (…)

(…) Las Cortes Constituyentes deben ir sin vacilación a una reforma, pero sin
radicalismo –esto es, sin violencia y arbitrariedad partidista-. En un Estado
sólidamente constituido pueden, sin riesgo último, comportarse los grupos con cierta
dosis de espíritu propagandista; pero en una hora constituyente eso sería mortal.
Significaría prisa por aprovechar el resquicio de una situación inestable, y el pueblo
español acaba por escupir de sí a todo el que “se aprovecha”. Lo que ha
desprestigiado más a la Monarquía fue que se “aprovechase” de los resortes del Poder
público puestos en su mano. Una jornada magnífica como ésta, en que puede colocarse
holgadamente y sin dejar la deuda de graves heridas y hondas acritudes, al pueblo
español frente a su destino claro y abierto, puede ser anulada por la torpeza del
propagandismo.

Yo confío en que los partidos (…) no pretenderán hacer triunfar a quemarropa, sin
lentas y sólidas propagandas en el país, lo peculiar de sus programas. La falsa victoria
que hoy, por un azar parlamentario, pudieran conseguir caería sobre la propia cabeza.
La historia no se deja fácilmente sorprender. A veces lo finge, pero es para tragarse
más absolutamente a los estupradores.

Una cantidad inmensa de españoles que colaboraron con el advenimiento de la


República con su acción, con su voto o con lo que es más eficaz que todo esto, con su

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esperanza, se dicen ahora entre desasosegados y descontentos: “¡No es esto, no es
esto!”

La República es una cosa. El “radicalismo” es otra. Si no, al tiempo.”

Posteriormente, el 8 de Noviembre de 1931, en el Sol, haría un llamamiento a la


exigida unidad, en aras del progreso nacional. Alertando de que el no rectificar el
perfil de la República conduciría indefectiblemente al suicidio:

“(…) En estos días, con la aprobación del texto constitucional y la elección de


Presidente, queda establecida jurídicamente la República española. Tenemos ya un
cauce legal por donde pueda fluir fecundamente nuestra vida colectiva; tenemos ya
bajo nuestras planteas un suelo de Derecho donde hincar los talones e iniciar la
marcha histórica. Termina, pues, en estos días el primer acto de la implantación de la
forma republicana en nuestra vieja, en nuestra viejísima España. No es el momento
excelente (…) para que hagamos un alto y recogiendo bien las riendas de la atención,
miremos en rededor, percibamos claramente la situación interna de nuestro país; (…) y
sobre todo, proyectemos en grande la arquitectura de nuestro porvenir. (…)

(…)Van transcurridos siete meses de vida republicana, y es hora ya de hacer un primer


balance y algunas cosas más que un balance.

Son (…) instantes de rango sublime, o ¿es que creéis que podemos entrar en tan
soberana faena como es organizar una nación, edificar un fuerte Estado, si seguimos
los españoles como hasta aquí, con un temple de ánimo chabacano, flojas las mentes y
el albedrío sin una formidable tensión de disciplina? (…)

(…) ¿De dónde va a venir el tono y calidad a nuestra historia, sino del tono y calidad
que logren alcanzar nuestras vidas individuales? Como en el deporte es necesario un
especial entrenamiento y hace falta seguir un régimen de vida que mantenga el cuerpo
en forma, asegurando la plena elasticidad de sus facultades, para hacer historia es
menester que el ciudadano, el simple ciudadano, se halle moralmente en forma, (…)
tenso como un arco que va a disparar su flecha hacia lo alto. Sin eso no habrá nada. Y
uno de los crímenes más insistentes de la Monarquía fue el fomentar continuamente
nuestra propensión a la chocarrería, el chiste envilecedor, a las ridículas disputas de
casinillo. Bajo atmósfera tal, estad seguros de que las almas no pueden querer lo
grande; antes bien, minusculizadas, encanalladas, miopes como ratones se perderán en
el laberinto miserable de las querellas de rincón, y no podrán ver las líneas sencillas,
pero gigantes, que orientan al pueblo en sus renacimientos. (…)

(…) Hermanos españoles, no toleréis en vosotros ni en vuestro alrededor el triunfo de


la chabacanería; mirad que por ese punto se ha ido siempre la media toda de las
posibilidades españolas; ni consintáis tampoco que domine la vida pública el falso
apasionamiento atropellado y pueblerino. (…)

(…) La ocasión es magnífica para hacer de España un pueblo de vida contenta y


plenaria, respetado por todos los extraños. ¿No es una enorme pena que se desvirtúe

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esta ocasión para dejar que triunfen las pequeñeces, las manías, las palabras hueras y,
sobre todo, la angostura de visión histórica? (…)

(…)Nada grave, por fortuna, ni irremediable ha acontecido; pero es evidente que si se


compara nuestra República en la hora feliz de su natividad con el ambiente que
ahora la rodea, el balance arroja una pérdida, y no, como debiera, una ganancia. No
disputemos sobre la cuantía de la pérdida, no disputemos sobre el más o el menos de
esta pérdida. Lo que tenemos que hacer es reconocerla. No se han sumado nuevos
quilates al entusiasmo republicano; al contrario, le han sido restados. Y si esto es
indiscutible, lo será también extraer la inmediata e inexcusable consecuencia: que es
preciso rectificar el perfil de la República.

Nació esta República nuestra en forma tan ejemplar que produjo la respetuosa
sorpresa de todo el mundo. Caso insólito y envidiable; acontecía un cambio de
régimen, no por manejos, ni por golpes de mano, ni por subversiones parciales, sino de
la manera inevitable, exuberante y sencilla, como brota la fruta en el frutal. Este modo,
diríamos espontáneo, de nacer la República, nos garantiza que el grave cambio no era
una ligereza, no era un capricho, no era un ataque histérico, ni era una anécdota, sino
que había sido una necesidad profunda de la nación española, que se sentía forzada a
sacudir de sobre sí el cuerpo extraño de la Monarquía.

Lo que no se comprende es que habiendo sobrevenido la República con tanta plenitud


y tan poca discordia, sin apenas herida, ni apenas dolores, hayan bastado siete meses
para que empiece a cundir por el país desazón y descontento, desánimo; en suma,
tristeza. ¿Por qué nos han hecho una República triste y agria bajo la joven
constelación de una República naciente? (…)

(…)La época moderna vivió impulsada por el racionalismo y el capitalismo, dos


principios emanados de cierto tipo de hombre que ya en el siglo XV se llamaba "el
burgués". Y si España se apagó al entrar en ese clima como una bujía se apaga por sí
misma al ser sumergida en el aire denso de una cueva, fue sencillamente porque ese
tipo de hombre era en nuestra raza escaso y endeble, y el alma racional se ahogaba en
la atmósfera de aquellos principios. Y si no ha gozado España de salud durante la Edad
Moderna porque era insuficientemente burguesa. (…)

(…)Se reconocerá no haber grandes probabilidades de que en el mundo actual, al


acontecer un cambio de régimen, el nuevo Estado que nazca sea, hablando con
propiedad, un Estado burgués. Y como yo voy ha hacer un llamamiento a todas las
fuerzas eficaces del país, entre ellas a las llamadas burguesas, especialmente a las
capitalistas, y quiero que este llamamiento mío sea entusiasta, pero a la vez serio y
riguroso, me interesa que quedan claras ciertas cosas elementales. Una de ellas, ésta:
cualesquiera que sean las diferencias políticas que existen o puedan existir mañana en
nuestra vida pública, es preciso que nadie cometa la estupidez de desconocer que desde
hace sesenta años el más enérgico factor de la historia universal es el magnífico
movimiento ascensional de las clases obreras. Se trata de una corriente tan profunda y
sustancial, que tiene la grandeza e incoercibilidad de los hechos geológicos. Toda

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política, pues, inspírela uno u otro temperamento, tendrá que ir a la postre inscrita
dentro de este formidable influjo. Tiene que contar con él y aceptarlo, como se acepta
el avance de nuestro sistema solar hacia la constelación de Hércules. (…)

(…) No cabe tampoco confundir ese movimiento ascensional de la humanidad obrera


con el laborismo, socialismo, sindicalismo o comunismo, que son meras fórmulas,
propagandas, ensayos, todo lo importantes que se quiera, pero que a la postre no
representan sino interpretaciones transitorias y relativamente superficiales de aquella
realidad, mucho más profunda e inexorable.

De modo (…) que el triunfo de la República no podía ser el triunfo de ningún


determinado partido o combinación de ellos, sino la entrega del Poder público a la
totalidad cordial de los españoles.

Porque no se ha hecho eso, o para hablar con más cautela y tal vez con más justicia,
porque se ha dado la impresión de que no se hacía eso, sino que se aprovechaba ese
triunfo espontáneo y nacional de la República para arropar en él propósitos,
preferencias, credos políticos particulares, que no eran coincidencia nacional, es por lo
que resulta que al cabo de siete meses ha caído la temperatura del entusiasmo
republicano y trota España, entristecida, por ruta a la deriva. Y eso es lo que hay que
rectificar. (…)

(…)España es el país, entre todos los conocidos, donde el Poder público, una vez
afirmado, tiene mayor influjo, tiene un influjo incontrastable, porque,
desgraciadamente, nuestra espontaneidad social ha sido siempre increíblemente débil
frente a él. Pues bien: la Monarquía era una Sociedad de socorros mutuos que habían
formado unos cuantos grupos para usar del Poder público. Esos grupos representaban
una porción mínima de la nación (…)

(…) El Estado contemporáneo exige una constante y omnímoda colaboración de todos


sus individuos, y esto, no por razones de justicia política, sino por ineludible
forzosidad. Las necesidades del Estado actual son de tal cuantía y tan varias, que
necesita la permanente prestación de todos sus miembros, y por eso, en la actualidad,
gobernar es contar con todos. Por tal necesidad, que inexorablemente imponen las
condiciones de la vida moderna, Estado y nación tienen que estar fundidos en uno; esta
fusión se llama democracia. Es decir, que la democracia ha dejado de ser una teoría y
un credo político que unos cuantos agitan para convertirse en la anatomía inevitable de
la época actual. Por tanto, es inútil discutir sobre ella; la democracia es el presente, no
es que en el presente haya demócratas.

Pues bien, señores: la República significa nada menos que la posibilidad de


nacionalizar el Poder público, de fundirlo con la nación, de que nuestro pueblo vague
libremente a su destino, de dejarlo fare da se, que se organice a su gusto; que elija su
camino sobre el área imprevisible del futuro, que viva a su modo y según su interna
inspiración. Yo he venido a la República, como otros muchos, movido por la entusiasta
esperanza de que, por fin, al cabo de centurias se iba a permitir a nuestro pueblo, a la

134
espontaneidad nacional, corregir su propia fortuna, regularse a sí mismo, como hace
todo organismo sano; rearticular sus impulsos en plena holgura, sin violencia de nadie,
de suerte, que en nuestra sociedad cada individuo y cada grupo fuesen auténticamente
lo que son, sin quedar, por la presión o el favor, deformada su sincera realidad.

Eso es lo que significaba para mí eso que algunos llaman "simple cambio de forma de
gobierno", y que es, a mi juicio, transformación mucho más honda y sustanciosa que
todos los aditamentos espectaculares que quieran añadirle los arbitrarios y angostos
programas de angostísimos partidos.

Y el error que en estos meses se ha cometido, ignoro por culpa de quién, tal vez sin
culpa de nadie, pero que se ha cometido, es que al cabo de ellos, cuando debíamos
todos sentirnos embalados en un alegre y ascendente destino común, sea preciso
reclamar la nacionalización de la República, que la República cuente con todos y que
todos se acojan a la República. Al día siguiente de sobrevenido el triunfo (no se olvide
que en unas elecciones, no en una barricada) pudo elegir el Gobierno, en pleno
albedrío, entre una de estas dos cosas: o seguir siendo el antiguo Comité
revolucionario o declararse representante de una nueva y rigurosa legalidad que
iniciaba su constitución. Al preferir lo primero, por lo menos al preferirlo más bien que
lo otro, quedó ya en su raíz desvirtuada la originalidad del cambio de régimen, de ese
hecho histórico esencial que ha emanado directamente de nuestro pueblo entero como
un acto de su colectiva aspiración: ese hecho que no es de ningún grupo, ni grande ni
pequeño, sino de la totalidad del pueblo español, hecho al cual debiera volver su
atención y debiera atenerse todo el que no quiera equivocarse en el próximo porvenir.
Este hecho es la verdad de España, superior a todo capricho, y que aplastará cualquier
frívola intención de interpretarlo arbitrariamente. Aquella conducta del pueblo español
es el texto fundamental de que nuestra política tiene que ser el pulcro y fiel comentario.
Y esa conducta significaba un ansia de orden nuevo y un asco del desorden en que
había ido cayendo la Monarquía: primero, el desorden pícaro de los viejos partidos, sin
fe en el futuro de España; luego, el desorden petulante y sin unción de la Dictadura.

A esa unidad de la voluntad nacional que la República tiene que significar es preciso
que volvamos, porque hay a la puerta de la República, instalados en hilera, unos
hombres que perturban la obra de los gobernantes e impiden el ingreso en la
República del buen español, pacífico y mesurado. Hacen ellos grandes aspavientos de
revolución, la cual podrá en alguno ser sentimiento sincero; pero revolución que hoy
en España sería no buena o mala, sino algo más definitivo: históricamente falsa.
Exigen esos hombres pruebas de pureza de sangre republicana y se dedican a recitar
sin parar las más decrépitas antífonas de la caduca beatería democrática. Urge salvar
a la República de esa vieja democracia que amenaza arrastrarla cien años atrás; urge
salvarla en nombre de una nueva democracia más sobria y magra, más constructiva y
eficaz; en suma: la democracia de la juventud. Esta tenemos que constituirla.

La composición del Gobierno provisional era un documento de carne y hueso que


acreditaba y simbolizaba el carácter nacional, y no particular o partidista, del cambio

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de régimen. Era natural que existiesen elementos dispuestos a tergiversar su sentido y
pretender que eran ellos quienes habían traído la República, y en consecuencia, que la
República había venido en beneficio de ellos. El Gobierno no debió tolerar ni un
minuto este falseamiento del gran hecho nacional.

Muy pocas veces acontece, señores, que la voluntad prácticamente integral de un


pueblo se concentre en unánime decisión para dar una embestida sobre el horizonte,
abriendo en él ancho portillo hacia al futuro. Por lo mismo, cuando esto acontece, es
un radical deber impedir por todos los medios que esa unificación maravillosa de la
vida colectiva quede sin fértil aprovechamiento y recaiga demasiado pronto en la
habitual disociación. Es menester conservar este tesoro de unidad, y a los quince días
del triunfo, dueño de los resortes más imprescindibles del Poder público, debió el
Gobierno declarar que empezaba a constituirse un Estado integral superior a todo
partidismo, riguroso frente a toda ambición arbitraria. Hubiera podido hacerlo
perfectamente; hubiera podido, aprovechando la mágica ocasión, lanzar al país, en
mole solidaria, hacia un plan de sistemáticas reformas dirigido desde arriba, el cual
ofrecería a cada uno la ilusión de un nuevo quehacer. Por ejemplo, para no referirme
sino al orden de la vida pública, que es el más agudo en todas partes, pudo crear, desde
luego, un Consejo de Economía, que rápidamente dictaminase ante el país sobre la
situación de nuestra riqueza, sobre los peligros o dificultades probables, sobre lo que
se podía esperar y lo que se debía evitar. De esta suerte, cobrando el país conciencia
de su situación material, se evitaban muchos apetitos parciales e inconexos, que han
deprimido, no diré que gravemente, pero sí en dosis injustificadas, la economía
española.

En vez de una política unitaria, nacional, dejó el Gobierno que cada ministro saliese
por la mañana, la escopeta al brazo, resuelto a cazar al revuelo algún decreto vistoso,
como un faisán, con el cual contentar la apetencia de su grupo, de su partido o de su
masa cliente. (…)

(…) De esta suerte quedó la República a merced de demandas particulares, y a veces


del chantaje que sobre ella quisiera ejercer cualquier grupo díscolo; es decir, que se
esfumó la supremacía del Estado, representante de la nación frente y contra todo
partidismo. (…)

(…)Es preciso rectificar el perfil y el tono de la República (…) que interprete ésta
como un instrumento de todos y de nadie para forjar una nueva nación, haciendo de
ella un cuerpo ágil, diestro, solidario, actualísimo, capaz de dar su buen brinco sobre
las grupas de la Fortuna histórica. (…)

(…)La nación es el punto de vista en el cual queda integrada la vida colectiva por
encima de todos los intereses parciales de clase, de grupo o de individuo; es la
afirmación del Estado nacionalizado, frente a las tiranías de todo género y frente a
las insolencias de toda catadura; es el principio que en todas partes está haciendo
triunfar la joven democracia; es la nación, en suma, algo que está más allá de los
individuos, de los grupos y de las clases; es la obra gigantesca que tenemos que hacer,

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que fabricar, con nuestras voluntades y con nuestras manos; es, en fin, la unidad de
nuestro destino y de nuestro porvenir.(…)

(…)De ordinario, no se ve de la economía sino una pululación de intereses múltiples


que divergen y que se contraponen: se habla del interés del capitalista, del interés
obrero, del industrial, del comerciante; pero no se advierte que todos esos intereses
viven espumando una realidad más amplia que hay tras ellos, distinta de cada uno de
ellos: la realidad objetiva de la economía nacional; es decir, el sistema de la riqueza
efectiva y posible de un país, dados su clima y su suelo, dadas las condiciones de saber
técnico de sus habitantes, las virtudes y los vicios de su carácter. (…)

(…) Proclamaba el socialista Wissel, que fue ministro de Trabajo en Alemania. "La
participación de los obreros no puede crecer -decía- sino en la medida en que crezca el
rendimiento total de la economía nacional." Por eso añado yo: un partido de amplitud
nacional que acepte ese movimiento ascendente de la humanidad jornalera y que cuide
de que sus empresas tengan la seriedad que garantiza el cumplimiento llevará en su
programa el máximo aventajamiento del obrero, pero sólo el compatible con la
integridad de la economía nacional.

Para colaborar en el engrandecimiento de esta economía bajo el régimen republicano


se llama desde aquí a las clases productoras españolas. Todo el mundo advierte que,
habida cuenta de las condiciones de nuestro suelo, del retraso de nuestra técnica, es
nuestro país el que en más breve tiempo y con más facilidad puede lograr un progreso
relativo mayor. Todo está por hacer: en la técnica de la producción y en la técnica de
la administración. (…)

(…)Está, pues, todo por hacer. Tarea posible es para encender la ilusión de todo el que
no sea un inerte, sobre todo si la República consigue contaminar a los españoles de
entusiasmo por la técnica. (…)

(…)Piensen, les digo, que la obra por hacer es ingente, y tiene que serla también el
instrumento; se trata de tomar a la República en la mano para que sirva de cincel con
el cual labrar la estatua de esta nueva España; para urdir la nueva nación, no sólo en
sus líneas e hilos mayores, sino en el amoroso detalle de cada villa y de cada aldea. Se
trata, señores, de innumerables cosas egregias que podríamos hacer juntos y que se
resumen todas ellas en esto: organizar la alegría de la República española.”

Fragmentos entre los que algunos creen encontrar un determinado paralelismo


con la etapa actual. ¿Falacia o veracidad? De ser cierto, ¿tan poco hemos
aprendido de nuestra más reciente historia?

137
(Miguel de Unamuno 1864-1936)

Capítulo XLIV: La Constitución de la Segunda República

El 09 de Diciembre de 1931 el Presidente de las Cortes promulgaría la


Constitución por la que se regiría la Segunda República. Donde se recogía una
extensa variedad de derechos individuales, políticos y sociales. Decretando la
soberanía popular y el sufragio universal, tanto masculino, como, por primera vez,
femenino, para los mayores de 23 años. Se declaraba la división de poderes:
legislativo (Cortes), ejecutivo (Presidente de la República y Gobierno) y Judicial.

La Administración de justicia se organizaba en base a: la independencia de los jueces, la


unidad de fuero, gratuidad para los ciudadanos que carecieran de los recursos
económicos suficientes y participación popular en la configuración de Jurados.
Creándose el Tribunal de Garantías Constitucionales, fuertemente criticado por disponer
de una composición demasiado politizada. El cual resolvía sobre: recursos de
inconstitucionalidad; de amparo; cuestiones de inconstitucionalidad de las leyes: sobre
la responsabilidad criminal del Presidente de la República, del Presidente del Gobierno
y de los ministros, así como de los magistrados del Tribunal Supremo. Por último
también se encargaría de dirimir en torno a las controversias suscitadas por conflictos de
competencias entre el Estado y las regiones autónomas.

La organización territorial se adscribiría a un modelo que se calificó como Estado


integral, a medio camino entre el unitario y el federal. Aspecto influenciador en la
ulterior Constitución de 1978. Y su economía se supeditaba a un sistema mixto,
siguiendo la estela de los postulados keynesianos.

Los órganos constitucionales serían los siguientes:

• Las Cortes. A semejanza de la Constitución de 1812: unicamerales.


Suprimiéndose el Senado, al estimarse anacrónico y no auténticamente
representante del pueblo español, así como un elemento que inevitablemente
retardaría cualquier decisión.

• El Presidente de la República. Encargado junto con el Presidente del Gobierno


de la dirección política del Estado. Elegido por seis años por los propios
parlamentarios y un número igual de compromisarios, escogidos mediante

138
sufragio universal, directo y secreto. Una vez concluido su mandato, no le sería
factible acceder al mismo cargo hasta transcurridos otros seis años. Entre sus
funciones se encontraban designar y separar de su puesto al Presidente del
Gobierno. Igualmente, y a propuesta de este último, nombrar a los ministros. La
promulgación de las leyes, ostentando también la facultad de ejercer el veto
suspensivo sobre las mismas. Siendo su figura política y jurídicamente
responsable ante el Congreso. Correspondiendo al Tribunal de Garantías
Constitucionales instruir cualquier causa, con indicios de criminalidad, abierta
contra él, previa acusación de las Cortes.

El Presidente de la República podía además disolver el Congreso hasta dos veces


en su mandato, en cuyo caso, a los diputados entrantes se les permitiría analizar
la conveniencia de tal determinación y dictaminar, si así lo deliberasen, su
destitución. Hecho que sucedió en 1936 sobre la persona de Niceto Alcalá
Zamora (1877-1949).

• El Gobierno. Compuesto por el Presidente o Jefe de Gobierno y los ministros.


Dedicados básicamente a la alta dirección y gestión de los servicios públicos. En
cuanto a su poder normativo se ceñiría a: elaborar los proyectos de ley que
posteriormente se someterían al debate y dictamen parlamentario, dictar decretos
y la potestad reglamentaria. Requiriendo el gobierno de una doble confianza, la
concedida por el Presidente de la República y la proveniente de las Cortes.
Quedando evidenciada la inestabilidad política de la época, al tener en cuenta
que desde el 14 de Abril de 1931 al 18 de Julio de 1936 se sucedieron
diecinueve gobiernos. La media de duración sería de poco más de tres meses.
Inclusive alguno se mantuvo únicamente cuatro o cinco semanas en el poder.

Este convulso periodo, donde chocaron frontalmente dos ideologías: la liberal y la


marxista, estuvo liderado por lo general por representantes públicos de gran talla,
quienes quizás obviaron, que ante todo, el fin último de la política es garantizar la
cohesión social. Objetivo que debe primar sobre cualquier decisión gubernamental, en
pro de evitar la fractura, como postreramente aconteció. Resultando sumamente
irresponsable muchas de las diatribas lanzadas desde los escaños del Congreso. Las
cuales fueron utilizadas en la calle para justificar todo tipo de particulares actitudes. Y
por ende para enfrentar a la población.

La Segunda República fue una iniciativa en gran medida de los intelectuales, al


frente de los cuales se situaría la generación del 14, capitaneada por José Ortega y
Gasset (1883-1955). Quien viendo el cariz que tomaban las cosas, al parecer
decepcionado, decidiría disolver la Agrupación al Servicio de la República en 1932.
A través de un manifiesto, publicado en el periódico Luz el 29 de Octubre, “dejando en
libertad a sus hombres para retirarse de la lucha política o para reagruparse bajo
nuevas banderas y hacia nuevos combates”. Cuyos miembros se repartieron entre el
Grupo Republicano Independiente, el Frente Popular o la Falange Española.

139
Un contexto eminentemente conflictivo. Repleto de abruptas contiendas
protagonizadas por las dos eternas Españas. Impidiendo la fraternal reconciliación
bajo la bandera de la tercera: la de la libertad, la integración y el progreso.

Y en cierta medida pareciera que los puntos candentes de aquel momento,


volviesen a surgir en esta era: la controvertida constitucionalidad del polémico
Estatuto catalán, la presunta politización del Tribunal Constitucional, los recelos a
tenor del reparto competencial,…Incluso la Gran Depresión mundial que azotaba al
mundo en aquel instante, bien pudiera pensarse que se reproduce ahora igualmente.
Dificultando la recuperación en España su crisis político-social, lo que provocaría un
retraimiento de la inversión del capital privado, el cual terminaría por buscar refugio en
países más estabilizados.

Como nota anecdótica, supuestamente existe hasta una coincidencia en la obligación de


retirar los crucifijos de las escuelas. Disposición dictada el 16 de Enero de 1932,
mediante Orden del Director General de Primera Enseñanza.

El grado de desencanto fue tal, que Salvador de Madariaga (1886-1978) llegaría a


definir a la Segunda República como el “trágico disparate”. Incluso Unamuno
(1864-1936) apoyaría inicialmente a los rebeldes, cuya sublevación y fallido intento
de Golpe de Estado desencadenaría la cruenta Guerra Civil. Queriendo ver en los
militares la autoridad regeneracionista necesaria para encauzar la deriva nacional.
Rectificando rápidamente su actitud y arrepintiéndose públicamente el 12 de
Octubre de 1936, en el acto de apertura del curso académico de la Universidad de
Salamanca, ante los improperios lanzados por el general José Millán-Astray: “Se
ha hablado aquí de guerra internacional en defensa de la civilización cristiana; yo
mismo lo hice otras veces. Pero no, la nuestra es sólo una guerra incivil. (...) Vencer no
es convencer, y hay que convencer, sobre todo, y no puede convencer el odio que no
deja lugar para la compasión. Se ha hablado también de catalanes y vascos,
llamándolos anti-España; pues bien, con la misma razón pueden ellos decir otro tanto.
Y aquí está el señor obispo, catalán, para enseñaros la doctrina cristiana que no
queréis conocer, y yo, que soy vasco, llevo toda mi vida enseñándoos la lengua
española, que no sabéis”

Para acto seguido, luego de los encendidos ataques del militar, continuar: “Venceréis,
pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta; pero no
convenceréis, porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo
que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil pediros que penséis en
España”.

140
(Niño vestido con el atuendo anarquista)

Capítulo XLV: Del bienio reformista al radical-cedista

Luego de promulgarse la Constitución, arranca una renovada etapa, bajo la


dirección de un gabinete conformado por republicanos de izquierda y socialistas,
ostentando la presidencia Manuel Azaña (1880-1940). Recayendo en Niceto Alcalá
Zamora (1877-1949) la Jefatura del Estado. Ejecutivo que emprendería amplias
reformas en distintos ámbitos: agrario, educativo, militar, laboral. Quizás el error no
estuvo en el fondo de las mismas, las cuales en su mayoría resultaban bastante
acertadas, sino en las formas. Mostrando en ciertos momentos ausencia de tacto y una
aparente ansia de revancha. Lo que contribuyó a reforzar los argumentos de los sectores
más fanáticos.

Además surgía una divergencia de planteamientos dentro del grupo. Los socialistas,
tradicionalmente recelosos del modelo liberal representado por la burguesía, aspiraban a
poner en práctica las ideas marxistas. Aceptando sólo a sellar la alianza electoral como
medio para acceder al Poder. Sin embargo, para los republicanos se tornaba prioritario
consolidar la democracia burguesa.

Al margen se colocarían los anarcosindicalistas. Quienes perseguían transformar


la sociedad y erigir una sin clases, ni Estado. Irrumpiendo dos vertientes: la más

141
moderada, encarnada por la CNT; y la extrema, protagonizada por la Federación
Anarquista Ibérica (FAI). Estos últimos supuestamente responsables de la enardecida
conflictividad laboral y de los amotinamientos en el campo, cometidos para dificultar el
asentamiento del sistema político recientemente nacido.

En esa línea, en Junio de 1931, un grupo de anarquistas sevillanos y suboficiales del


Ejército fueron acusados de conspiración, por la supuesta tentativa de llevar a cabo un
levantamiento el día de los comicios a Cortes. Asimismo incitarían a los campesinos a
la ocupación de fincas, en pro de exigir al gobierno una reforma agraria que les
entregase de forma inmediata tierras. El 6 de Julio convocan la huelga nacional de la
Compañía Telefónica, aunque con desigual seguimiento, ocasionó sangrientos
sucesos. El 4 de Agosto le tocaría a la metalurgia de Barcelona. Y así una
concatenación de violentos episodios que se desarrollarán durante el primer bienio,
el calificado por los historiadores como reformista, de 1931 a 1933.

En Agosto de 1932 el general Sanjurjo trataría de suscitar la habitual en España


insurrección militar, denominada la “Sanjurjada”. Aunque se frustró, el gobierno
comenzaría a dar claras muestras de desgaste. Lo que junto con el incidente de
Casas Viejas, donde perecieron varios campesinos anarquistas a manos de la
Guardia de Asalto, culminaría con la convocatoria de nuevas elecciones para
Noviembre de 1933.

La derecha considerablemente mermada durante el primer bienio, se reorganiza para


la siguiente contienda electoral, alrededor de tres nuevas fuerzas:

• La Confederación Española de Derechas Autónomas. Auspiciada


eminentemente por la Iglesia católica y liderada por Gil Robles.

• Renovación Española. Donde se concentraban los monárquicos y al frente de la


que se situaría Calvo Sotelo.

• Falange Española. De corte fascista y dirigida por Jose Antonio Primo de


Rivera. El que fuera hijo del Dictador Miguel Primo de Rivera.

En tanto en cuanto la izquierda concurrió disgregada, solicitando los anarquistas la


abstención. Más las incendiarias soflamas vertidas por algunos políticos, como la de
Largo Caballero, Ministro de Trabajo y posteriormente Presidente del Gobierno por el
PSOE, el 9 de Noviembre de 1933, durante la campaña electoral, generarían en parte de
los votantes un sentimiento de miedo a una hipotética revolución. Alegato publicado en
el periódico “El Socialista”. Desafortunadas palabras que únicamente podrían
contribuir a exacerbar los ánimos en un contexto, ya de por sí, sobradamente convulso:
“Se dirá: ¡Ah, ésa es la dictadura del proletariado! Pero ¿es que vivimos en una
democracia? Pues ¿qué hay hoy, más que una dictadura de burgueses? Se nos ataca
porque vamos contra la propiedad. Efectivamente. Vamos a echar abajo el régimen de
propiedad privada. No ocultamos que vamos a la revolución social. (…) Mucho dudo

142
que se pueda conseguir el triunfo dentro de la legalidad. Y en tal caso, camaradas,
habrá que obtenerlo por la violencia… nosotros respondemos: vamos legalmente hacia
la revolución de la sociedad. Pero si no queréis, haremos la revolución violentamente.
Eso dirán los enemigos, es excitar a la guerra civil… Pongámonos en la realidad. Hay
una guerra civil… No nos ceguemos camaradas. Lo que pasa es que esta guerra no ha
tomado aun los caracteres cruentos que, por fortuna o desgracia, tendrá
inexorablemente que tomar. El 19 vamos a las urnas… Mas no olvidéis que los hechos
nos llevarán a actos en que hemos de necesitar más energía y más decisión que para ir
a las urnas. ¿Excitación al motín? No, simplemente decirle a la clase obrera que debe
preparase… Tenemos que luchar, como sea, hasta que en la torres y en los edificios
oficiales ondee, no la bandera tricolor de una República burguesa, sino la bandera roja
de la Revolución Socialista”

Desencadenando todo ello, el 19 de Noviembre, el triunfo de las organizaciones


conservadoras: El Partido Republicano Radical creado por Alejandro Lerroux (1864-
1949) en 1908, más centrado, quien incluso apoyara las iniciativas planteadas por
Manuel Azaña durante el primer bienio, manifestando: “Yo no me he hecho
conservador, hablo como gubernamental.”; y la CEDA. Dando paso al bienio
nombrado como radical-cedista, que abarca de 1933 a 1936.

Durante el primer año, la CEDA, a pesar de ser el grupo más numeroso en el Congreso,
se limitó a otorgar su apoyo al gobierno desde el Parlamento, sin incorporarse al
Ejecutivo. Nuevamente la inestabilidad de los gabinetes fue la nota imperante. Lerroux,
presionado por la CEDA, acometería una política de involución con respecto a la etapa
anterior.

Pero en Octubre de 1934, acaecerán los incidentes más trágicos. El día 7 una parte
del PSOE se embarcaría en una insurrección armada. 30.000 hombres adscritos al
llamado “Ejército Rojo” tratarían de hacerse con el Poder en Madrid. Fracasando,
pero dejando aquel fatídico capítulo el saldo negativo de 4.000 fallecidos. A las
pocas horas de entrar la CEDA en el Gobierno se convoca un “Paro general”. Con
destacada acogida en Asturias. Encargando el Ejecutivo a Franco la sofocación de
la sublevación. Lo que motivó enormes destrozos y más de mil muertos.

Hechos que terminarán por convencer a la derecha de las pretensiones bolchevizantes de


la izquierda. Augurios que se reforzarían, además de por los diversos actos perpetrados,
por las múltiples y públicas declaraciones. Como la del último manifiesto de los líderes
obreros a los mineros asturianos antes de rendirse (18 de Octubre de 1934): “La lucha
entre el capital y el trabajo no ha terminado, ni podrá terminar en tanto que los obreros
y campesinos no sean dueños absolutos del poder. El hecho de organizar la paz con
nuestros enemigos no quiere decir que reneguemos de la lucha de clases. No. Lo que
hoy hacemos es, simplemente, un alto en el camino, en el cual subsanaremos nuestros
errores para no volver a caer en los mismos.”

Igualmente la negativa de los partidos de centro republicano a aplicar las


desproporcionadas indicaciones de castigo que exigía la CEDA, suscitó en ésta dudas

143
acerca de la fortaleza gubernamental. Estimando que la única vía para restablecer el
orden se circunscribía a la militar, fórmula eterna y tristemente consagrada en el
panorama nacional.

No obstante, el Ejecutivo quedaría notablemente tocado por los casos de


corrupción, que afectarían a algunos dirigentes del Partido Radical de Lerroux.
Disolviendo el Jefe de Estado las Cortes y convocando elecciones generales.

El 15 de Enero de 1936 la izquierda suscribiría un pacto en torno al Frente


Popular. Ganando las votaciones celebradas el 16 de Febrero de 1936. Niceto
Alcalá Zamora es destituido como Presidente de la República, relevándolo Azaña.

El 19 de Marzo de 1936 el Partido Socialista emitiría otro manifiesto revelador de su


línea de actuación, publicado en el órgano socialista Claridad: “El partido socialista
tiene por aspiración (…) la conquista del poder político por la clase trabajadora (…) la
transformación de la propiedad privada individual o corporativa de los instrumentos de
trabajo en propiedad colectiva, social o común. En el período de transición de la
sociedad capitalista a la socialista la forma de Gobierno será la dictadura del
proletariado, organizado como democracia obrera. (…)”

Acentuándose profundamente los fanatismos. Articulándose dos estructuras


monolíticas y enfrentadas: la derecha y la izquierda, quedando los centristas y
moderados relegados a la mínima expresión. El miedo a las represalias y a la que
pareciera inminente revolución bolchevique aceleró los contactos para propiciar un
alzamiento. El reciente gobierno designado, conocedor del peligro, intentó alejar a los
militares más proclives al mismo. Franco fue destinado a Canarias. Mola a Pamplona.
Goded a Baleares.

En una punta la CNT abogaba por la rebelión como vía para la conquista de la riqueza
social, en pro de instaurar una sociedad sin clases, ni Estado. Otro concreto sector
socialista prefería no entrar a formar parte del gobierno, a la espera de la debacle del
modelo burgués que facilitara la conquista del Poder por el Proletariado. En las
antípodas la derecha más reaccionaria promulgaba una ruptura del orden constitucional.
Fractura que se evidenció también en las calles de modo muy violento. Más de un
centenar de iglesias fueron quemadas. El Gobierno decretó el cierre de los colegios
religiosos con la excusa de evitar más altercados, contrariando a la Iglesia que
inicialmente había respetado a la mayoría gobernante del Frente Popular.
Desembocando tales hostilidades en un espíritu de “cruzada”, de suma trascendencia
durante la guerra civil. A lo que se aunaba la beligerancia laboral del mundo rural.

En la madrugada del 13 de Julio es asesinado José del Castillo Sáez de Tejeda.


Socialista y Teniente de la Guardia de Asalto. Correspondiendo a pistoleros de la
extrema derecha la autoría del execrable crimen. Como respuesta, sus
compañeros, acabarían con la vida de Calvo Sotelo. El 14 de Julio, se daría sepulcro
a sendos cuerpos inertes. Enterrados en cementerios contiguos, en medio de una enorme
crispación y tensión. Detonante justificativo del fallido parcialmente golpe de

144
Estado del 17 de Julio, que finalizará en una cruenta guerra civil. La cual se
prolongaría hasta el 1 de Abril de 1939, instante en el que se rinden las últimas
tropas republicanas.

Según por donde uno transite en España las historias narradas de ese aberrante periodo
de la contienda, son en el fondo iguales, aunque diferentes en matices y colores. Niños
huérfanos, como mi padre, Pedro Rodríguez. Que pertenece a una época ya pasada.
Curtido por los miedos de la infancia, la hambruna de la guerra y por los odios
fratricidas de una España dividida.

Azaña aseveraría: “Cuando los españoles puedan emplear en cosa mejor este
extraordinario caudal de energías (...) sustituirán la gloria siniestra y dolorosa de la
guerra. Y entonces se comprobará, una vez más, lo que nunca debió ser desconocido
por los que lo desconocieron: que todos somos hijos del mismo sol y tributarios del
mismo río”

Hermanos y conocidos vilmente aniquilados, por cualquiera de los dos bandos


enfrentados. Para ejemplo el caso de Federico García Lorca y José Antonio primo de
Rivera, grandes amigos y admirador éste último de la poesía del primero. El propio
Lorca relataría: “(…) José Antonio. Otro buen chico. ¿Sabes que todos los viernes ceno
con él? Solemos salir juntos en un taxi con las cortinillas bajadas, porque ni a él le
conviene que le vean conmigo ni a mí me conviene que me vean con él.”

Federico García Lorca fue fusilado por los sublevados presuntamente en la madrugada
del 19 de Agosto de 1936. Al igual que la heroína de su obra: “María Pineda”,
publicada en 1927, Lorca moriría en Granada siendo inocente. Narrando al escribirla,
sin saberlo, lo versos de su propio epitafio:

“(…)¡No puede ser! ¡Cobardes! ¿Y quién manda


dentro de España tales villanías?
¿Qué crimen cometí? ¿Por qué me matan?
¿Dónde está la razón de la Justicia?(….)
(…)Ahora sé lo que dicen el ruiseñor y el árbol.
El hombre es un cautivo y no puede librarse.
¡Libertad de lo alto! Libertad verdadera,
enciende para mí tus estrellas distantes.
¡Adiós! ¿Secad el llanto!(…)
(…)¡Yo soy la Libertad, herida por los hombres!
¡Amor, amor, amor, y eternas soledades!
(…)¡Oh, qué día triste en Granada,
que a las piedras hacía llorar (…)”

José Antonio Primo de Rivera fue ejecutado por conspiración y rebelión militar, durante
los primeros meses de la Guerra Civil Española, por el gobierno republicano. A modo
de última voluntad pronunciaría: “Que sea la mía la última sangre española vertida en
discordias civiles”. Sin embargo, para desgracia de todos, esto no fue así.

145
Y después de la Guerra Civil vendría el gris y la oscuridad, nota común de todas las
dictaduras, sean del signo que fueren, donde la libertad no existe. Muerta a manos del
miedo y la imposición. Porque como diría el gran médico y célebre liberal Gregorio
Marañón (1887-1960): “Vivir no es sólo existir, sino existir y crear, saber gozar y
sufrir, y no dormir sin soñar”. Soñar en defender libremente nuestros ideales sin temor
a ser bruscamente acallados o apartados. Soñar con una España libre, donde impere la
razón y la tolerancia. En definitiva, soñar con esa venerada y mil veces aclamada
Tercera España: la de la libertad, la integración y el progreso.

146
(Franco y el presidente norteamericano Eisenhower durante su
Visita a España en 1959)

Capítulo XLVI: La dictadura de Francisco Franco Bahamonde

Muertos los generales Sanjurjo (1872-1936) y Mola (1887-1937) durante la


contienda civil, Franco se erigirá como líder indiscutible de los militares golpistas.
Planificadores junto a Gonzalo Queipo de Llano (1875-1951) de las actuaciones para
derrocar al gobierno del Frente Popular. Convirtiéndose Franco, a pesar de sus
vacilaciones iniciales para implicarse en el parcialmente fallido Golpe de Estado, en el
jefe y sumo Caudillo de España, encontrándose el resto de los órganos del Estado
supeditados a su persona y sólo responsable ante Dios y la Historia. Si la Segunda
República reprodujo un enfrentamiento entre la concepción liberal y la marxista, este
periodo se caracterizó por la férrea defensa del totalitarismo en contra tanto del
liberalismo, como del comunismo.

El rechazo de Franco por cualquier atisbo liberal era máxime, por lo que no optó,
como otras veces aconteció en nuestro pasado constitucional, por elaborar una
norma jurídica suprema, al atribuirle una connotación democrático-liberal.
Aspecto que sí abordó, por ejemplo en la anterior etapa dictatorial, Miguel Primo de
Rivera, con la fallida Constitución de 1929. Lo cual no se podría considerar de ningún
modo como tal, en base al célebre artículo 16 de la “Declaración de los Derechos del
Hombre y del Ciudadano”, aprobada por la Asamblea Nacional francesa, el 26 de
Agosto de 1789: “Toda sociedad en la que la garantía de los derechos no esté
asegurada, ni la separación de poderes establecida, no tiene Constitución.”
Decantándose Franco por construir la estructura jurídico-política mediante siete
leyes fundamentales, aprobadas entre 1936 y 1975:

• “El Fuero del Trabajo”, decreto rubricado el 9 de Marzo de 1938. Donde se


recogen derechos y deberes laborales, de nula exigibilidad práctica a causa del

147
pétreo control del Estado, fijando éste las condiciones de trabajo, creando al
efecto una Organización Sindical bajo los fundamentos de Unidad, Totalidad y
Jerarquía. Con la obligatoriedad de adherirse a la misma y quedando prohibido
el recurso de huelga. Tal fue la situación de sumisión de dicho órgano al Estado,
que el gobernador civil de Barcelona entre 1945 y 1947, declararía: “Que las
masas obreras no siempre se encuentran representadas en sus sindicatos es
cosa evidente. Muchas veces los obreros no reconocen autoridad moral a sus
propios delegados, diciendo que son servidores del patrono tal o cual. Otras
llegan a afirmar que los mandos están previstos, al amparo de influencias del
orden político, en personas que los ocupan no en beneficio de los productores,
sino en pro de sus iniciativas personales o de partido y para hacer posibles
particulares apetencias.” No obstante, en 1958 se ratifica la “Ley de Convenios
Colectivos Sindicales”, resultando igualmente considerable la intromisión
estatal en el proceso de negociación colectiva. Irrumpiendo en este contexto
Comisiones Obreras, auspiciada por el Partido Comunista de España y
produciéndose un aumento progresivo de la conflictividad laboral desde 1961
hasta el ocaso del Régimen.

• “La Ley Constitutiva de Cortes”, de 17 de Julio de 1942. Hasta 1967 se erigen


como mero órgano colaborador de la Jefatura de Estado, recayendo la labor
legislativa en Franco. A partir de ese año y a través de la “Ley Orgánica del
Estado”, se le reconoce la facultad de aprobar leyes. Unas Cortes de elección
corporativa, indirecta y controlada, con representación de: la familia, el
municipio y el sindicato. Inspirado en los brazos o estamentos del Medievo, así
como del modelo fascista italiano.

• “El Fuero de los Españoles”, de 17 de Julio de 1945. Se basaba en parte en la


Constitución de 1876. Otorgando inicialmente libertades civiles comunes
propias de una democracia occidental, para posteriormente ser recortadas por
ciertos preceptos del texto. Franco presuntamente manifestaría, en 1949, durante
una conversación privada: “(…) Yo no daré a España ninguna libertad en los
próximos diez años. Pasado ese plazo, abriré algo la mano”. Y por extraño que
pueda parecer así fue como sucedió, no confiriéndose transformaciones
sustanciales hasta finales de los 50.

• “La Ley de Referendo Nacional”, 22 de Octubre de 1945. Haciéndose uso de la


misma en 1947, para la “Ley de Sucesión”, y en 1966, para la “Ley Orgánica
del Estado”. Y siempre recayendo en Franco la decisión de convocar
plebiscitos.

• “Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado”, 22 de Julio de 1947. Definiendo a


España como Reino y un Estado católico, social y representativo.
Correspondiendo la Jefatura de Estado al Caudillo de España y de la Cruzada,
Generalísimo de los Ejércitos, Don Francisco Franco Bahamonde. Reservándose
la potestad de nombrar al sucesor real, para luego ser refrendado por las Cortes.
No haciendo mención de ningún derecho dinástico. Lo que enconó aún más la
mala relación de Don Juan, Conde de Barcelona e hijo de Alfonso XIII,
partidario de una monarquía constitucional, con el Régimen, padre de Juan
Carlos, actual rey de España. Don Juan, considerado por Franco demasiado
liberal, abogaba por devolver la democracia a nuestra patria, con el

148
reconocimiento de los derechos fundamentales de los ciudadanos, libertad
política, constitución de una asamblea legislativa designada por sufragio
universal, reconocimiento de la diversidad regional,…, argumentos de los que
dejó constancia en el Manifiesto de Lausana, que redactó el 19 de Marzo de
1945 en Suiza. Proyecto desarrollado muchos años después por su hijo, quien
sería finalmente el sucesor de Franco.

• “La Ley de Principios fundamentales del Movimiento Nacional”, de 17 de


Mayo de 1958.

• “Ley Orgánica del Estado”, de 10 de Enero de 1967.

Tras la victoria en la Guerra Civil Franco aclamaría: “(…) Nuestra victoria


constituye (…) el triunfo de unos principios económicos en pugna con las viejas
teorías liberales (…)” Su desprecio por el liberalismo, tan acuciado como por el
comunismo, lo llevarían a inclinarse en el ámbito económico por un sistema
autárquico, con el que se perseguía la autosuficiencia económica, sujeto a una
fuerte intervención estatal. Lego en la materia, creía que la mejor manera de dirigir la
economía era a través de la planificación central, a semejanza de las otras dictaduras del
momento: Alemania, la Unión Soviética e Italia. Desencadenando el inevitable
afloramiento del mercado negro, el estraperlo y la corrupción. Lo que junto con el
aislamiento internacional en el que se encontró el país después de la Segunda
Guerra Mundial, agravarían la situación.

Sin embargo, el comienzo de la “Guerra Fría” y la declarada postura anticomunista del


Régimen propiciarían una tímida apertura. Ayudando EEUU económicamente a España
desde 1951, si bien en menor medida en comparación con otros Estados beneficiarios
del Plan Marshall. Poniéndose fin al racionamiento de alimentos en 1952, imperante a
continuación del fatídico enfrentamiento entre los dos bandos españoles.

La entrada en el gobierno, ante la angustiosa situación financiera nacional, de un


grupo de tecnócratas del “Opus Dei” en 1957 conllevará el giro definitivo de la
política económica hacia cierta liberalización, que se concretará en el Plan de
Estabilización de 1959. Puesto en práctica a pesar de las dudas de Franco, lo que
posibilitó el disfrute de una de las etapas de mayor prosperidad de nuestra patria.
Se recortó el gasto público, se cerraron distintas agencias de control
gubernamental, se devaluó la peseta, se derogaron diversas regulaciones, se facilitó
la inversión al capital extranjero el cual aumentó
vertiginosamente,…Produciéndose igualmente el boom del sector turístico, que iría
en ascenso durante las siguientes décadas. El periodo comprendido entre 1961 y
1973 fue uno de los más florecientes gracias a la llegada masiva de turistas, la
merma del paro por la emigración a Europa y las inversiones extranjeras. El cual
se vería interrumpido por la crisis internacional de 1973, que azotaría
virulentamente a España por la falta de respuesta del Gobierno de Arias Navarro.

149
Lo que supuso la defenestración de la dictadura, tratándose de atajar semejante
tesitura con posterioridad a través de los Pactos de la Moncloa en 1977.

Acaeciendo al unísono de la transformación económica de los años sesenta, la


social y cultural, de la mano de la sociedad de consumo. Como ejemplo, en 1969 dos
tercios de los hogares disponían de televisión y un cuarto poseían automóvil. Si en 1950
la clase alta suponía el 0,1%, la media el 34,1% y la baja el 65,8%; se iría cediendo
terreno paulatinamente en favor de la media. Ya en el periodo 1962-65 la clase alta
oscilaba entre el 2% y 5%, la media entre el 41% y 47%, y la baja entre el 49% y el
57%. Para llegar en 1975 a un 5% de la clase alta, un 56% de la media y un 39% de la
baja.

La sociedad de consumo trajo consigo una nueva mentalidad social. Conllevando


la irrupción de distintos movimientos disidentes.

Si tras la represión que sufrió la Iglesia durante la Segunda República ésta se acercó
inicialmente al Régimen, comenzará a distanciarse, tensando la relación, a partir de
1962, coincidiendo con la renovación de la Iglesia Católica en el Concilio Vaticano II.
Criticando la falta de respeto a los derechos humanos y apostando por el fin de la
dictadura. Incluso en 1971 los obispos y sacerdotes de toda España piden perdón al
pueblo por no haber desempeñado un papel conciliador después de la Guerra Civil. A
causa de la creciente actitud de protesta se abre en 1968 una cárcel en Zamora, al objeto
de confinar exclusivamente a los clérigos discrepantes.

Las protestas estudiantiles proliferan, mayormente de hijos de los vencedores criados


en el Régimen que comenzaban a oponerse al mismo. Entre 1965 y 1975 las
Universidades se convierten en un hervidero de organizaciones.

En Junio de 1962 Salvador de Madariaga aglutina en Munich a las diversas facciones


opositoras: liberales, democristianos, socialistas, socialdemócratas, nacionalistas vascos
y catalanes. A excepción del Partido Comunista de España. Lo que fue calificado por el
diario falangista “Arriba”, de manera despectiva como “El Contubernio de Munich”.
En respuesta a la petición de España de adherirse a la CEE, la cual será declinada,
teniendo que esperar hasta 1986 para nuestra incorporación. Aprobando por unanimidad
los 118 delegados españoles asistentes a la reunión germana la ulterior resolución: “(…)
La integración, ya en forma de adhesión, ya de asociación de todo país a Europa, exige
de cada uno de ellos instituciones democráticas, lo que significa en el caso de España,
de acuerdo con la Convención Europea de los Derechos del Hombre y la Carta Social
Europea, lo siguiente:

1.- La instauración de instituciones auténticamente representativas y


democráticas que garanticen que el Gobierno se basa en el consentimiento de
los gobernados.

150
2.- La efectiva garantía de todos los derechos de la persona humana, en
especial los de libertad personal y de expresión, con supresión de la censura
gubernativa.

3.- El reconocimiento de la personalidad de las distintas comunidades


naturales.

4.- El ejercicio de las libertades sindicales...

5.- La posibilidad de organización de corrientes de opinión y de partidos


políticos... (…)”

Franco enfurecido frente al revés propiciado, encarceló, deportó y exilió a los


participantes al susodicho congreso según regresaban a España. Una vez más la isla de
Fuerteventura, en Canarias, acogería a un liberal castigado por un dictador. Si con
anterioridad Miguel Primo de Rivera había desterrado allí a Unamuno, ahora Franco
haría lo propio con el abogado y político liberal español Joaquín Satrústegui. Como si
aquel singular rincón archipielágico escondiera entre sus infinitas playas doradas,
bañadas suavemente por las cristalinas aguas turquesas del Atlántico, el antídoto para
destruir cualquier indicio de libertad.

Por otro lado se recrudecerían las fricciones nacionalistas, apareciendo en escena ETA
en 1958.

Si el final del siglo XIX significó la pérdida de las últimas colonias de ultramar (Cuba,
Pto. Rico y Filipinas), la etapa final del franquismo supuso las de las posesiones
españolas en África. Coincidiendo la agonía del Régimen con la entrega del último
bastión, el Sáhara Occidental Español, a Marruecos y Mauritania, en contra de la
resolución de la ONU que reconocía el derecho del pueblo saharaui a la
autodeterminación. Franco había potenciado su meteórica carrera militar en África y su
final concluía con sus grandilocuentes aspiraciones coloniales en dicho territorio. La
“Marcha Verde”, organizada por el rey Hassan II de Marruecos e iniciada el 6 de
Noviembre de 1975 cerraba una de las etapas más recientes de nuestra convulsa
Historia.

La falta de adaptación del Régimen a los nuevos tiempos, fueron erosionándolo


poco a poco. Dividiéndose internamente por las luchas entre “aperturistas”, que
abogaban por reformas en un sentido democrático y parlamentario. Entre los que se
encontraba Manuel Fraga Iribarne, fundador con posterioridad de Alianza Popular. Y el
“bunker”, reacios a cualquier transformación.

La avanzada edad de Franco hizo que se separara por primera vez en distinta
persona la Jefatura de Estado, de la Presidencia del Gobierno. Siendo nombrado
Presidente, en 1973, Carrero Blanco, inmovilista y ultraconservador. Asesinado el 20 de
Diciembre de ese año por ETA. Lo que supuso un fuerte varapalo para el Régimen,
sustituyéndolo el inseguro Carlos Arias Navarro. Franco moriría el 20 de Noviembre
de 1975, asumiendo sus funciones Don Juan Carlos, quien obligaría a dimitir a

151
Carlos Arias Navarro el 1 de Julio de 1976, designando para el puesto a Adolfo Suárez.
Convirtiendo Franco en realidad sus palabras alumbradas muchos años antes,
cuando dijo a sus generales: “Yo no haré la tontería de Primo de Rivera. Yo no
dimito; de aquí al cementerio.”

152
(Don Juan de Borbón, 1941-1993, hijo de Alfonso XIII y padre del actual rey de
España, Juan Carlos I)

Capítulo XLVII: La Transición, Suárez y el Rey

La Transición es el período que acontece desde el fallecimiento de Franco, el 20 de


Noviembre de 1975, hasta la aprobación de la Constitución española, el 29 de
Diciembre de 1978. Aunque lo más acertado sería incluir igualmente la etapa que
abarca hasta 1982, donde se siguen detectando elementos similares a los anteriores.
Año este último en el que accede al gobierno el PSOE, tras ganar
abrumadoramente las elecciones.

Pero si algo caracteriza a esa época es las ansias de libertad que respiraba la sociedad y
desde ese sentimiento irrumpe un espíritu de consenso en todos los ámbitos, buscando
alcanzar ese bien tan preciado. Nada mejor que las palabras de uno de los más

153
importantes conductores de aquel momento, el expresidente Adolfo Suárez, para
entender tan trascendental contexto:

“Sobre España pesaba una reciente historia plagada de desaciertos políticos,


económicos y sociales que nos había conducido a dramáticos enfrentamientos civiles.
Nuestro siglo XIX y buena parte del XX es buena prueba de ello. La guerra civil de
1936 no sólo había desgarrado en profundidad las vidas sino, también, las conciencias
de muchos españoles. El dilema de las dos Españas, siempre excluyentes y
permanentemente enfrentadas, había fabricado en nuestra conciencia colectiva un
extraño complejo de inferioridad. Se decía que los españoles no éramos capaces de una
convivencia democrática y libre, pacífica y fecunda.

Lo que precisamente se hizo en la Transición fue arrojar por la borda tal lastre.
Debíamos convencernos de que nuestra aptitud para la convivencia en libertad no era
menor que la de cualquier otro país que viviera una democracia plena. Éramos, a pesar
de nuestra larga historia, un pueblo joven. Las generaciones que no habían conocido
la Guerra Civil estaban construyendo una realidad económica y social, abierta al
mundo y a los nuevos tiempos.

Pocas veces en nuestra historia política hemos tenido los españoles la sensación de que
los objetivos soñados por varias generaciones de compatriotas estaban al alcance de
nuestras manos y los podíamos conseguir.”

Y si primordial fue la figura de Adolfo Suárez, no menos la del monarca Juan


Carlos I, que desde el instante inicial en que fue erigido sustituto de Franco en la
Jefatura del Estado hizo suyo el deseo de su padre, Don Juan de Borbón (1913-
1993), que no era otro que el de instaurar la democracia en España. Inaugurando
una nueva Restauración de los “Borbones” en el trono. Como ya sucediera
anteriormente con su bisabuelo Alfonso XII a finales de 1874. Cumpliendo
minuciosamente, como si de una hoja de ruta se tratase, lo proclamado por Don Juan de
Borbón en el Manifiesto de Lausana el 19 de Marzo de 1945: “(…) Primordiales tareas
serán: aprobación inmediata, por votación popular, de una Constitución política;
reconocimiento de todos los derechos inherentes a la persona humana y garantía de las
libertades políticas correspondientes; establecimiento de una asamblea legislativa
elegida por la nación; reconocimiento de la diversidad regional; amplia amnistía
política (…)” . Además apuntaba a modo de conclusión: “(…) Espero el momento en
que pueda realizar mi mayor anhelo: la paz y la concordia de todos los españoles.
(…)”

Mas esa oportunidad sólo se presentó con el ascenso al poder de su hijo. Dando
muestras Juan Carlos I de su propósito durante el discurso de su proclamación
pronunciado, ante las Cortes, el 22 de Noviembre de 1975:

“(…) Hoy comienza una nueva etapa en la historia de España. (…)

(…) La institución que personifico integra a todos los españoles. (…)

154
(…)Un orden justo, igual para todos, permite reconocer dentro de la unidad del Reino y
del Estado las peculiaridades regionales, como expresión de la diversidad de pueblos
que constituyen la sagrada realidad de España. El Rey quiere serlo de todos a un
tiempo y de cada uno en su cultura, en su historia y en su tradición.

(…) Una sociedad libre y moderna requiere la participación de todos en los foros de
decisión, en los medios de información, en los diversos niveles educativos y en el
control de la riqueza nacional. Hacer cada día más cierta y eficaz esa participación
debe ser una empresa comunitaria y una tarea de gobierno. (…)”

Plenamente consciente de que únicamente mediante la reconciliación de todos los


españoles seríamos capaces de adentrarnos en otra etapa democrática. Pues como
aseverara Winston Churchill: “Todos debemos volver la espalda a los horrores del
pasado. Debemos mirar al futuro. No podemos permitirnos arrastrar durante los años
venideros los odios ni las venganzas que han surgido de las heridas del pasado.” Lo
que queda meridianamente explicado por Suárez:

“En mi opinión fue esencial para el éxito del camino emprendido la eliminación del
espíritu de revancha. Había que asumir la historia entera de España, sin pensar que el
patriotismo y la españolidad eran patrimonio exclusivo de nadie.

No se podía convertir a los vencedores en vencidos y a los vencidos en vencedores. Se


trataba de que, de ahora en adelante, no hubiera ni vencedores ni vencidos sino sólo
españoles. Había que lograr la definitiva reconciliación nacional cerrando las viejas
heridas de la Guerra Civil, sin abrir ninguna nueva.”

Pero la Transición no fue producto de unos pocos, sino de una sociedad entera que
estaba decidida a reconquistar la libertad que le había sido usurpada. Porque,
parafraseando a Adolfo Suárez: “Hay algo que ni siquiera Dios pudo negar a los
hombres: la libertad”.

155
Capítulo XLVIII: De la ley a la ley

Otra de las figuras claves de aquel momento, e injustamente olvidada, es la de


Torcuato Fernández-Miranda (1915-1980). Al que le tocó desempeñar un papel
similar al de Cánovas del Castillo (1828-1897) en la nueva Restauración de los
“Borbones” en el trono. Presuntamente autor ideológico de la “Ley para la Reforma
Política”, así como facilitador y diseñador del camino que nos conduciría hasta la
presente etapa democrática.

Fue profesor de Derecho Político de Juan Carlos I. Incluso hay quien asevera que
el monarca le propuso presidir el gobierno de la nación a lo que supuestamente
respondió: “Majestad, el animal político que llevo dentro me pide la presidencia del
gobierno, pero creo que le seré más útil desde la presidencia de las Cortes.” Cargo
que comportaba igualmente la dirección del Consejo del Reino. Y será desde esos
puestos desde donde logre desmantelar el antiguo régimen, mediante la “Ley para
la Reforma Política”, optando, según sus palabras, por ir “de la ley a la ley a través
de la ley”. Además de hacer factible la inclusión de Adolfo Suárez, en la terna
elaborada por el Consejo del Reino, entre cuyos candidatos Juan Carlos I debía escoger
al sustituto de Carlos Arias Navarro. A la salida de la postrera sesión del Consejo, al
dirigirse para hacer entrega al monarca de la referida lista, exclamaría: “Estoy en
condiciones de ofrecer al Rey lo que me ha pedido”. Una vez aprobada por las Cortes
la norma que supondría el “hara-kiri franquista” dimitiría, al estimar cumplida la
labor que le fue encomendada por Su Majestad, antes de que se celebraran las
primeras elecciones libres desde Febrero de 1936, y que se convocarían para el 15
de Junio de 1977.

La “Ley para la Reforma Política” transformó el marco jurídico franquista, considerada


como una norma puente entre éste y la etapa constitucional. Era un texto breve que
buscaba erigir mediante las urnas unas nuevas Cortes, que serían las encargadas de
elaborar la Constitución. Se decantaba por el bicameralismo (Congreso y Senado),
frente al unicameralismo del franquismo. Introduciendo innovadores preceptos:

156
democracia, soberanía popular, inviolabilidad de los derechos fundamentales de las
personas,…Cercenando las amplias prerrogativas del Monarca previstas en las leyes
franquistas. Las Cortes aún franquistas le otorgarían su beneplácito el 18 de Noviembre
de 1976, obteniendo: 425 votos afirmativos, 59 negativos y 13 abstenciones. Siendo
refrendada por los españoles el 15 de Diciembre del mismo año, suscrita por el 94,16%
de los votantes, estimándose la abstención en un 22,3%.

Previamente a los comicios del 15 de Junio el gobierno de Suárez legalizará los


Sindicatos y reformará la Ley de Asociaciones, al objeto de permitir la
participación de los diversos partidos políticos. Aún así se mantendrá el artículo
172.5 del Código Penal, que prohibía las asociaciones que “sometidas a disciplina
internacional, se propongan un régimen totalitario”, en clara alusión al Partido
Comunista. No obstante, el 9 de Abril, el que será conocido como el “Sábado Santo
Rojo”, por coincidir con la Semana Santa, el Presidente decretará su confirmación.
Santiago Carrillo al conocer la noticia declarará públicamente: “(…) Yo no creo que el
Presidente Suárez sea un amigo de los comunistas. Le considero más bien un
anticomunista, pero un anticomunista inteligente que ha comprendido que las ideas no
se destruyen con represión e ilegalizaciones. Y que está dispuesto a enfrentar a las
nuestras, las suyas. Bien, ése es el terreno en el que deben dirimirse las divergencias. Y
que el pueblo, con su voto, decida. (…)” Determinación que provoca el encono de cierto
grupúsculo militar, entrañando un ingrediente más a añadir al caldo que se estaba
gestando y que terminará por bullir el 23 de Febrero de 1981, el aciago 23-F. Mas en
ese instante únicamente aflora la dimisión irrevocable del Ministro de Marina, el
almirante Pita de Veiga. Situándose Suárez, a partir de ahí, en la diana de infinidad de
conjuros, motivado por lo que es interpretada para algunos como una decisión
demasiado osada y para otros como una auténtica traición.

El 15 de Junio tendrá lugar el tan anhelado plebiscito. Resultará vencedora la


formación de Adolfo Suárez, la coalición electoral UCD, aunque no con mayoría
absoluta, se hará con 165 escaños del Congreso y 106 senadores. Le seguirá el PSOE
con 118 diputados y 35 senadores. El PCE con 20 escaños en el Congreso. Alianza
Popular, liderada por el incombustible Manuel Fraga Iribarne, con 16 Diputados y 2
senadores. Asimismo conseguirán representación, entre otros, las distintas facciones
nacionalistas: Convergencia i Unió (CIU), Partido Nacionalista Vasco (PNV),…

El 22 de Julio de 1977, el Rey aperturaría solemnemente las primeras Cortes


democráticas con esta alocución: “Este solemne acto de hoy tiene una significación
histórica concreta: el reconocimiento de la soberanía del pueblo español. El camino
recorrido hasta el día de hoy no ha sido fácil, pero ha resultado posible por la sensata
madurez del pueblo español, por el realismo y capacidad de evolución de los líderes y
por la favorable actitud de los altos órganos del Estado. Hemos conseguido que las
instituciones den cabida en su seno a todas aquellas opciones que cuentan con respaldo
en la sociedad española. Entre todos hemos construido los cimientos de una estructura
sólida para la convivencia en libertad, justicia y paz.” Mensaje que deja entrever su

157
paso a un segundo plano y el constreñimiento de su labor a funciones meramente
representativas.

El Congreso constituye, el 26 de Julio de 1977, la “Comisión de Asuntos


Constitucionales y Libertades Públicas”. Quien a su vez nombrará el 1 de Agosto de
1977 la Ponencia encargada de redactar el proyecto de Constitución, formada por:
3 miembros de UCD, 1 por el PSOE, 1 del grupo comunista, otro de la minoría
catalana y el último de Alianza Popular. No interviniendo el PNV, causa probable de
la escasa acogida que tuvo el texto constitucional en el País Vasco, donde sólo votó el
30% del electorado. El documento fue ratificado tanto por el Congreso, como por el
Senado el 31 de Octubre de 1978, y será sometido a referendo el 6 de Diciembre de
1978. El PNV hará campaña por la abstención, alcanzando ésta el 32,88 % en todo el
país. Finalmente resultaría apoyada por el 87,87 % de los españoles, entrando en vigor
el 29 de Diciembre de 1978.

Documento de gran extensión, sólo superado en nuestra historia constitucional por la


norma fundamental de 1812. Influenciado por la Constitución de 1812 y 1931.
Compuesto por 11 títulos, 169 artículos, cuatro disposiciones adicionales, nueve
disposiciones transitorias, una derogatoria y otra final. A tenor del artículo 1.3: “La
forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria.” Nace el Estado
de la Autonomías, a medio camino entre el unitario y el federal, en virtud de lo
dispuesto en el artículo 2: “La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de
la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y
garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y
la solidaridad entre todas ellas.” Donde aparecen los tres principios básicos del Estado
Autonómico: autonomía, unidad y solidaridad.

Otra peculiaridad será el bicameralismo asimétrico de las Cámaras, con


preeminencia del Congreso, limitándose el Senado a prácticamente un órgano de
segunda lectura de los proyectos remitidos por el Congreso. Pretendiéndosele dar un
fuerte componente territorial mediante una reforma aún en proceso. Por otro lado se
definirá el Estado como aconfesional, si en etapas anteriores esta cuestión suscitó
acalorados debates, en la vigente Constitución se consiguió un acuerdo unánime acerca
de este punto. Debido a su difícil modificación es valorado como un texto rígido.

El rasgo más destacable de la norma jurídico suprema fue su gran consenso, nunca
antes se había dado en la historia española tan amplia conformidad en torno a una
Constitución. Lo que se logró a costa de la claridad y precisión del documento,
hallándose: reiteraciones, dobles regulaciones de un mismo supuesto, expresiones
vacías de contenido en sentido jurídico. Siendo característico también su ambigüedad.
Ya desde su redacción, en pro del pretendido consenso, se daba por sentado que
habría que recurrir al Tribunal Constitucional por las controvertidas cuestiones
autonómicas. Entendible en esa etapa quizás ante el recuerdo de los trágicos
precedentes históricos, mas con la consolidación de la democracia esta cuestión no sólo
no se ha sabido solventar sino que se ha agravado considerablemente. Mostrándose ya

158
difícilmente compatible con el marco constitucional discutibles pretensiones regionales,
a no ser que optemos por otro tipo de modelo estatal, que pasa inexorablemente por la
modificación de la norma jurídica suprema.

Otro punto que nos reportará enormes quebraderos de cabeza a la postre sería esa
preponderancia que se conferirá a los partidos políticos, a modo de resarcimiento
por el ostracismo infligido durante el periodo franquista, recogida en el artículo 6:
“Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y
manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la
participación política. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del
respeto a la Constitución y a la ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser
democráticos.” Lo que derivará en la partidocracia vigente, convirtiéndose en vez de
en la aclamada vía de participación ciudadana, en un muro infranqueable para la libertad
individual.

El espíritu de consenso alcanzado durante la elaboración de la norma jurídica suprema


será sintetizado magistralmente por Suárez en la ulterior opinión: “(…) Nuestra
Constitución es obra del más amplio y profundo consenso y es, por tanto, punto de
encuentro y marco de diálogo de todos los españoles y de todas las partes territoriales
que integran la nación española y del estado de derecho. Es signo de reconciliación
nacional y punto de partida para la profundización de nuestra convivencia
democrática. Por primera vez en nuestra historia política no quisimos una constitución
que implicara la imposición de unos españoles sobre otros, aunque esta proviniera del
ejercicio legítimo de la mayoría parlamentaria.”

159
“Mundo Obrero: Órgano del Comité Central del Partido Comunista de España” – Año
XLVII Número 43 (27/10/1977)

Capítulo XLIX: Los Pactos de la Moncloa

Si durante la etapa de la Transición resultaron destacables las funciones


desempeñadas por: Su Majestad Juan Carlos I, el expresidente del Gobierno
Adolfo Suárez o Torcuato Fernández-Miranda, entre otros muchos, no menos
brillante se mostró la labor de Enrique Fuentes Quintana (1924-2007). Prestigioso
economista, Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 1989. Designado por
Adolfo Suárez, tras las elecciones del 15 de Junio de 1977, como Vicepresidente

160
Segundo para Asuntos Económicos, cargo que ostentaría hasta su dimisión, el 23 de
Febrero de 1978.

La situación económica del momento era acuciante. La inflación rozaba el 44%,


mientras que la media en el resto de las naciones de la OCDE se situaba en torno al
10%. Propiciando el gran endeudamiento empresarial un alarmante incremento
del paro. Quintana dejaría claro en una intervención en Televisión Española, poco
después de su nombramiento, que únicamente aceptaba el puesto al objeto de intentar
encauzar la difícil tesitura económica en la que se hallaba inmersa nuestra patria.
Atribuyéndosele la mención de las célebres palabras de un político republicano de 1932:
“O los demócratas acaban con la crisis económica española o la crisis acaba con la
democracia.”

El 25 de Octubre se rubricarían, por parte de los representantes de los principales


partidos políticos, los “Pactos de la Moncloa”, ratificados por el Parlamento el día
27. Las medidas adoptadas se encaminaban hacia una reforma fiscal, que evitara
el fraude generalizado, tónica hasta aquel entonces imperante. A lo que hay que
añadir una política presupuestaria que buscaba reducir el déficit público. Así
como la flexibilización del mercado laboral, en pro de crear nuevos empleos. Por
otro lado incluía ciertos aspectos políticos como libertad de reunión y expresión, y la
reforma del Código Penal.

Los resultados no tardaron en llegar, a finales de 1977 la inflación ya se había


reducido hasta el 26%, y un año más tarde al 16%. Pero el debilitamiento del
Gobierno de la UCD, luego de los comicios de 1979 y el recrudecimiento de la
oposición socialista, ralentizarían la toma de decisiones en materia económica,
reproduciendo un marco semejante al del ocaso franquista, adentrándonos en otra
virulenta crisis. En 1981 el paro tocaría su máximo histórico hasta ese instante, el 15%.

El gobierno del PSOE, electo tras la contienda de 1982, se hacía cargo de un país con la
tasa de desempleo más alta de Europa. Provocada por la falta de flexibilización del
mercado laboral. Y con una inflación y déficit público igualmente bastante superior a la
media europea. Mas durante su mandato no se consiguió que descendiera el paro del
16%, al no afrontarse las requeridas reformas estructurales en materia laboral. En cuanto
a la inflación lo más que se logró fue restringirla al 7%. En lo tocante a control
presupuestario no se puede considerar una gestión demasiado brillante, aumentando el
número de trabajadores públicos en un millón y medio. Hacia 1992 daba la impresión
de que nos adentrábamos nuevamente en otra etapa de recesión.

Hay quien asevera que en el modelo Aznar-Rato de política económica que se


inicia en 1996, con la victoria del PP, se dejan entrever los postulados liberales de
Enrique Fuentes Quintana. En Diciembre de 1997 España entraría en el Euro, después
de cumplir con las exigencias del “Tratado de Maastricht”, impuestas por Europa, con
una inflación menor del 2,7%. El Déficit de las Administraciones Públicas pasó del
6,6% en 1996 al 1% del PIB en el año 2000. En 1999 se concretaría una reforma fiscal,
rebajando el Impuesto sobre la Renta en un 13,7% de media, con lo que cinco millones

161
de españoles ya no se verían obligados a presentar declaración alguna. La tasa anual de
crecimiento del Producto Interior Bruto se ubicaría en torno al 4%. Si en 1996 el índice
del paro era de un 22,8% en el 2004 descendería hasta el 11,5%.

Lo cierto es que a tenor de los datos, las épocas de mayor prosperidad económica
española han sido aquellas donde se han aplicado políticas económicas
encaminadas a la liberalización del mercado. Lo que aconteció con el Plan de
Estabilización de 1959, aunque tímidamente y bajo un siempre execrable régimen
totalitario, desembocando en el floreciente periodo económico comprendido entre 1961-
1973. Y ya en la presente era democrática con “Los Pactos de la Moncloa” y el modelo
Aznar-Rato.

162
(“Duelo a garrotazos”, Francisco de Goya y Lucientes 1746-1828)

Capítulo L: El Estado de las Autonomías

Desde los albores del constitucionalismo español hasta la Transición la lucha fratricida
de “las dos Españas” fue un mal perenne que aquejó a nuestra patria. Incluso hoy,
tristemente, continúa estando plenamente vigente. Aquel famoso cuadro de Goya,
“Duelo a garrotazos”, sin duda estuvo presente en la mente de los constituyentes al
elaborar la Carta Magna de 1978. Porque en esa pugna, descrita magistralmente por
José Ortega y Gasset, entre: “Una España que se obstina en prolongar los gestos de
una edad fenecida. Y otra vital, sincera, honrada, la cual estorbada por la otra, no
acierta a entrar de lleno en la historia”; nadie gana, perdiendo eternamente España.
Muchos, en aquellos instantes, mediante el perentorio consenso, ingenuamente creyeron
adentrarse en la Tercera España, la de, para Salvador de Madariaga, la libertad, la
integración y el progreso.

Y es que aquel diseño inacabado de nuestro modelo de Estado, que iniciaba su


bosquejo recurriendo a una fórmula creada al efecto, el Estado de las Autonomías,
a medio camino entre el unitario y el federal, al objeto de concitar la máxima
conformidad en torno a la Constitución de 1978, todavía no se ha completado. Los
constituyentes concibieron que tal culminación sería recomendable postergarla
para mejor ocasión, en una subsiguiente etapa donde ya nuestras bases
democráticas se hubiesen asentado y no se resintiesen ante la compleja tarea. De lo
que dan constancia las ulteriores palabras de Suárez: “Algunos han criticado el texto de
nuestra Carta Magna denunciando las lagunas y tachándola de ambigua. En nuestra
larga historia constitucional son muchas las constituciones, técnicamente perfectas, que
apenas han tenido vigencia. En ésta no quisimos dar por resueltos los problemas que,
en realidad, no lo estaban. Pero se señaló el camino para su encauzamiento y la meta
final. (…)” Si bien precisaría: “El proceso autonómico tampoco puede ser una vía para
la destrucción del sentimiento de pertenencia de todos los españoles a una Patria
Común. La autonomía no puede, por tanto, convertirse en un vehículo de exacerbación
nacionalista, ni mucho menos debe utilizarse como palanca para crear nuevos
nacionalismos particularistas.” Como ya los definiera, durante la Segunda República,
José Ortega y Gasset en aquel enardecido discurso pronunciado en la sesión de las

163
Cortes del 13 de Mayo de 1932, cuando ocupaba un escaño de diputado por León: “(…)
¿Qué es el nacionalismo particularista? Es un sentimiento de dintorno vago, de
intensidad variable, pero de tendencia sumamente clara, que se apodera de un pueblo o
colectividad y le hace desear ardientemente vivir aparte de los demás pueblos o
colectividades. Mientras éstos anhelan lo contrario, a saber: adscribirse, integrarse,
fundirse en una gran unidad histórica, en esa radical comunidad de destino que es una
gran nación, esos otros pueblos sienten, por una misteriosa y fatal predisposición, el
afán de quedar fuera, exentos, señeros, intactos de toda fusión, reclusos y absortos
dentro de sí mismos. (…)”

Mas ese momento lejos de alcanzarse, cada vez se muestra más remoto,
enmarañándose progresivamente el engranaje gubernamental. Grandes quebraderos
de cabeza han traído la distribución de competencias, de suma ambigüedad. La cuestión
financiera pareciera que se otorga en base a quién ejerza más presión, o albergue mayor
sintonía con el gobierno de la nación en cada instante. La conversión del Senado en
Cámara de representación territorial, como foro de participación de las distintas
regiones, todavía espera su tan ansiada reforma. De la colaboración con el ejecutivo
central en cuestiones que atañan a la política de la Unión Europea nada se sabe.
Provocando una constante improvisación en la toma de decisiones a tenor de la
coyuntura imperante según el color gobernante. Reproduciendo 17 gobiernos
autonómicos de similar composición al estatal, llenando la administración de
solapamientos y duplicidades. Complicando excesivamente el entramado burocrático y
multiplicando sus costes. Propiciando una descomunal red clientelar, sustentada en un
presunto y vetusto pilar caciquil. Incrementando no sólo sustancialmente el número de
empleados públicos, sino igualmente el endeudamiento de las comunidades.

Los nacionalismos y regionalismos españoles se gestaron durante el último tercio


del siglo XIX. Germinando con fuerza a partir del Desastre del 98, es decir, con la
pérdida de las últimas colonias de ultramar. Surgiendo en aquel instante una
profunda preocupación por los males que aquejaban a España. Con una tasa de
analfabetismo que rondaba el 60% y un gobierno central incapaz de dar respuesta a los
problemas de las regiones periféricas. Sobresaliendo la corriente catalana y la vasca,
impulsadas por una emergente clase burguesa. Logrando reconocimiento durante la
Segunda República. Situación que volvería a enquistarse con el franquismo, a
causa de su exacerbada centralización y represión hacia los movimientos
periféricos. Con la llegada de la Transición renacería ese sentimiento regionalista
tanto en Cataluña, como en el País Vasco, expandiéndose con posterioridad al
resto de comunidades. Sin embargo, en ambas zonas las reivindicaciones
acontecieron de modo marcadamente diferenciado.

Uno de los papeles primordiales para la moderación en Cataluña fue el desempeñado


por Josep Tarradellas (1899-1988). Contrario a la independencia, defensor de la
identidad catalana, pero siempre integrada en el marco español. Presidente en el exilio
del gobierno catalán desde 1954. Y es que con la aprobación del Estatuto de Autonomía
de Cataluña por las Cortes Republicanas en 1932, Cataluña contaba con un gobierno y

164
parlamento propios, el cual tuvo que exiliarse con la llegada del franquismo. Por lo que
Suárez en 1977 reconocería a Tarradellas la legitimidad del cargo que ostentaba,
designándolo presidente del gobierno preautonómico. Restableciéndose
provisionalmente la Generalitat de Cataluña con el Real-decreto ley del 29 de
Septiembre de 1977. Pronunciando Tarradellas el 23 de Octubre, en el balcón del
palacio de la Generalitat la mítica frase: “¡Ciudadanos de Cataluña. Ya estoy aquí!” De
enorme trascendencia al escenificar la llegada de la democracia. El nuevo Estatuto de
Cataluña se refrendaría en Octubre de 1979. Concretándose para Marzo de 1980 las
elecciones al Parlamento catalán, donde el partido de Pujol, Convergencia, se haría con
28 de las 38 comarcas catalanas. Retirándose Tarradellas, una vez cumplida su función
conciliadora, de la vida política.

A grosso modo el nacionalismo catalán de aquella época se caracterizaba por su gran


pragmatismo. Tendente a una posición centrada, aunando distintas corrientes
ideológicas: liberalismo progresista, democracia cristiana, socialdemocracia. Aspirando
a las mayores cotas de gobierno, pero dentro del Estado español y Europa. Con plena
aceptación de la Constitución de 1978, como queda demostrado con su implicación en
el proceso de redacción.

Muy distinto del contexto que se dio en el País Vasco, cuyo Estatuto no sería
promulgado durante la Segunda República hasta Octubre de 1936, ya iniciada la Guerra
Civil. Restaurándose provisionalmente la autonomía mediante Real Decreto-ley del 6 de
Enero de 1978. No participando los parlamentarios vascos en la elaboración de la
Constitución de 1978. Haciendo el PNV campaña por la abstención y votándola
finalmente sólo el 30% de los vascos.

Uno de los condicionantes del País Vasco fue ETA (Euskadiko Ta Askatasuna), “País
Vasco y Libertad” en castellano. Fundada en 1958 por un grupo de jóvenes expulsados
del PNV. Quienes abogaban por la independencia de Euskal Herria (Vizcaya,
Guipúzcoa, Álava, Navarra, en España; Benaparre, Laburdi y Zuberoa, en Francia) a
través de la lucha armada. Declarándose independentistas y marxistas-leninistas.
Comenzando su acción violenta en 1961. Concitando apoyos, durante el régimen
franquista, por su oposición a la dictadura, transmitiendo una imagen errónea a la
sociedad. Matiz que se deja entrever en las poderosamente llamativas declaraciones de
Xavier Arzalluz, líder del PNV en tan trascendental etapa, a la televisión alemana
(ZDF). Y que sólo son asimilables dentro del clímax vivido. Si para Cataluña la premisa
principal era el restablecimiento de la democracia, en el País Vasco era superada por la
solicitud de amnistía para los presos y el fin de la represión.

“Si el gobierno de Madrid continúa con la represión, con el terror como hasta ahora,
entonces continuarán las posturas extremistas. Yo opino que en estos momentos el País
Vasco es un polvorín que si hace explosión lo que suceda será aún más grave que en
Irlanda del Norte.

En este caso se llegaría a acabar con cualquier esperanza de democracia en el Estado


español. Primero que podamos creer que la democracia va a ser auténtica. Exigimos la

165
amnistía para todos, una amnistía total. Bueno, asesinos terroristas, para nuestro
pueblo son luchadores por la libertad.”

No obstante, con la llegada de la democracia ETA no cambiaría su postura. Si en el


franquismo asesinó a 41 personas, hasta el momento cuenta en su haber con la macabra
cifra de más de 800 muertos. Siendo su repulsa actualmente prácticamente unánime.

En Octubre de 1979 se votaría el Estatuto del País Vasco, con un 90% de votos
afirmativos y una participación del 60%.

El PNV, la fuerza mayoritaria nacionalista vasca, se erige básicamente bajo postulados


demócrata-cristianos. Conservando, aunque con una clara modernización, ese halo de
nacionalismo romántico impregnado, desde su fundación en 1895, por Sabino Arana.

El Estatuto de Galicia aunque refrendado en Junio de 1936, no llegaría a ratificarse por


las Cortes Republicanas. Decretando el Gobierno de Suárez un régimen provisional de
autonomía, conforme a la Ley para la Reforma Política de Enero de 1977.

Considerándose a Cataluña, País Vasco y Galicia “nacionalidades históricas” por


haber promulgado sus respectivos Estatutos de Autonomía durante la Segunda
República. Accediendo a la autonomía por la “vía rápida”, según el artículo 151 de
la Constitución Española de 1978, adquiriendo el máximo techo competencial
desde el inicio.

Mas Andalucía, con dificultades, se uniría pronto a este grupo. El 28 de Febrero de


1980 se convocaría el referéndum andaluz a propuesta del Gobierno, empleando una
pregunta de difícil comprensión. Reputado como uno de los mayores errores de Suárez,
al defender un marco competencial inferior al de Cataluña, País Vasco y Galicia, en pro
de encauzar el proceso autonómico, del que ya se comenzaban a albergar serias dudas
sobre su sostenibilidad y desarrollo. Saliendo derrotada la UCD y considerándose el
prolegómeno de su ocaso. Alzándose como destacado benefactor el PSOE, que supo
aprovechar la indignación de los andaluces ante lo que consideraban un agravio
comparativo con el resto de regiones.

Las demás accederían a la autonomía, a través de la “vía lenta”, recogida en el


artículo 143 de la Constitución Española. Disponiendo las Ciudades Autónomas de
Ceuta y Melilla de previsiones específicas, en virtud del artículo 144.b. Y Navarra
no ha ejercido ningún tipo de iniciativa, acogiéndose a los derechos históricos
declarados en la disposición adicional primera.

Consiguiendo gradualmente las 17 Comunidades Autónomas un similar techo


competencial, a través de las diversas reformas estatutarias emprendidas. Lo que ha
llevado aparejado un afán diferenciador de Cataluña y el País Vasco, apelando
supuestamente a ese declarado historicismo, pretendiendo posicionarse en cada
momento un paso por delante del resto. En 1992 el PSOE y el PP lograron un principio
de acuerdo para la homogeneización competencial de todas las regiones, salvando los
aspectos claramente diferenciales a nivel: lingüístico, insular o foral. No obstante, la

166
exigencia de apoyos políticos en las Cortes, que han buscado la connivencia de las
formaciones periféricas representadas en el arco parlamentario, además de los pactos de
gobernabilidad regionales, ha impedido que tal pacto se ejecute.

167
(Adolfo Suárez)

Capítulo LI: La dimisión de Adolfo Suárez

Una vez aprobada la Constitución Española de 1978 se disuelven las Cortes y se


convocan elecciones generales para el 1 de Marzo de 1979. Proclamándose la UCD
como fuerza más votada, aunque sin mayoría absoluta, haciéndose con 168 escaños
de los 350 que componen el Congreso. El PSOE lograría 121, el PCE 23 y la formación
liderada por Fraga, Coalición Democrática, 9, donde estaba integrada la originaria
Alianza Popular, redefinida para los comicios de 1982 como Coalición Popular, que
desembocaría en 1989, luego de su refundación, en el vigente Partido Popular. El resto
se repartirían fundamentalmente entre formaciones regionalistas. Iniciándose a partir de
ahí el vía-crucis de Adolfo Suárez.

En el discurso de investidura del viernes 30 de Marzo de 1979, el Presidente


anunciaría el fin de la etapa del consenso y el camino hacia la consolidación de la
democracia, donde se desarrollaran plenamente la tan necesaria labor ejecutiva
del gobierno, como la fiscalizadora de la oposición. Destacando, por su trascendencia,
el siguiente pasaje, donde expuso clarividentemente los peligros que nos acechaban:
“Creo que es impropio decir que, ganada ya la libertad, es preciso plantearse nuevos
objetivos. La libertad nunca se alcanza plenamente. Es preciso afianzarla, promoverla
y extenderla a nuevas parcelas, y así como hay quien teme y recela que son posibles
retrocesos de la libertad porque siempre están predispuestos a confundir el ejercicio de
la autoridad con el retorno del autoritarismo, algunos pensamos que frente a la
tentación dirigista en áreas impropias de la correcta formulación de una sociedad
libre, frente a la abdicación de la capacidad de autodefensa de la sociedad en áreas de
un paternalismo providente que considera al pueblo en perpetua situación de minoría
de edad, se requiere la potenciación de la capacidad auto-organizativa de los entes

168
sociales, la transferencia de funciones, la descentralización de competencias y el
ejercicio pluralista del poder y de la responsabilidad. Y a todo ello, lógicamente, hay
que aplicar la necesaria atención en la próxima etapa, no sólo, para cerrar o erradicar
situaciones anacrónicas, sino para evitar desviaciones que habría que lamentar.”
Vaticinios que en cierta medida se manifestarían posteriormente a través del gradual
aumento del ansia intervencionista gubernamental, lejos de los parámetros exigidos para
la moderna gobernanza. Concepto donde la garantización de la cohesión social no sólo
depende de la gestión gubernamental nacional, sino de su capacidad de coordinación
con entidades públicas y privadas, estatales y transestatales. Obligando a los dirigentes
de cada Estado a compartir su autoridad dentro de las propias fronteras con otros
estamentos, en materias tales como: inmigración, seguridad, economía, medio
ambiente,…

No obstante, la jornada estuvo precedida por una controvertida interpretación del


artículo 99 de la Constitución Española, el cual recoge en su apartado segundo: “El
candidato propuesto (…) expondrá ante el Congreso de los Diputados el programa
político del Gobierno que pretenda formar y solicitará la confianza de la Cámara.”
Pues se pretendió ratificar en el cargo a Adolfo Suárez antes de que diera a conocer en
el Congreso su programa, lo que provocó una enorme algarada entre sus señorías, al
estimar que se trataba de omitir el debate. Obteniendo finalmente el apoyo para su
investidura de: los 168 diputados de su partido, los nueve de Fraga, los cinco del Partido
Andalucista, uno del navarro y otro del aragonés. Absteniéndose los ocho
parlamentarios de Convergencia i Unió (CIU).

El 3 Abril de ese mismo año tendrían lugar los comicios municipales, los primeros
de la democracia. UCD consiguió 29.000 concejales. Si bien los socialistas
solamente lograron 12.000, gracias a los acuerdos suscritos con los comunistas, que
sacaron 3.600 actas edilicias, se hicieron con importantes cotas de poder en las
principales ciudades españolas. Y reseñable fue la alcaldía de Madrid, al frente de la
cual se situaría el profesor Enrique Tierno Galván, fundador del Partido Socialista
Popular (PSP) integrado en el PSOE en Abril de 1978. Y donde militara igualmente,
entre otros conocidos políticos, José Bono, Presidente de Castilla la Mancha (1983-
2004), Ministro de Defensa (2004-2006) y Presidente del Congreso de los Diputados
desde 2008. Enrique Tierno Galván se mantendría como máximo regidor madrileño
desde ese instante hasta su fallecimiento en 1986.

Además del fuerte recrudecimiento del terrorismo, 1980 se convertiría en el año más
sangriento de la historia de la banda terrorista ETA, saldándose con 124 víctimas; el
gobierno tendría que lidiar con el agravamiento de la crisis económica; y con las
demandas autonómicas. Acrecentándose la conflictividad de la cuestión autonómica en
comunidades donde hasta ese momento tal punto no se mostraba prioritario, pero que se
irá posicionando en un marcado nivel reivindicatorio.

Ahora bien, los mayores pesares para Suárez provendrían de su propia


organización. La Unión de Centro Democrático (UCD), que aparecería en 1977 bajo la

169
fórmula de coalición electoral, transformándose en partido político el 4 de Agosto de
1977. Compuesta por democristianos, liberales, socialdemócratas, así como otras
figuras independientes. Comienza a irrumpir una idea a propuesta, al parecer, de
los democristianos, la mayoría natural, que pasaba por la unión con el partido de
Fraga. Así como las disensiones de este sector con los socialdemócratas, a tenor de
dispares posturas políticas, como ocurrió, por ejemplo, en lo tocante a la polémica ley
del divorcio.

La conformación del gabinete inicial pretendía aunar a las distintas facciones.


Erigiéndose un gobierno, con predominio del vicepresidente y amigo de Suárez,
Fernando Abril Martorell. En Febrero de 1980 los barones de UCD se rebelan
contra él en una Comisión Permanente del partido, y elevan sus quejas a Suárez,
provocando finalmente su salida. El 2 de Mayo se renueva el ejecutivo, sin inclusión
ya de socialdemócratas. Lo que es aprovechado por los socialistas para presentar
una moción de censura, que no prosperaría, pero que dañaría irreversiblemente la
imagen del Presidente y contribuiría a minar su moral. Atribuyéndosele en aquel
entonces su célebre reflexión: “He perdido la batalla en la calle, he perdido la batalla
en la prensa y ahora he perdido la batalla en mi propio partido.” Situándose el PSOE,
desde las encuestas del verano, por delante de la UCD en intención de voto.
Aumentando sustancialmente Felipe González su proyección ante los ciudadanos, que
comenzaban a verlo como una seria alternativa.

Para Octubre los democristianos insistirían en su propósito de caminar hacia una


mayoría natural y harían prevalecer su hegemonía en el Congreso. Resultando
elegido, como portavoz del grupo parlamentario de UCD, Herrero de Miñón.
Derrotando al candidato oficialista, Santiago Rodríguez Miranda, quien tendría
sólo 45 votos. Lo que significaba la pérdida de autoridad del Presidente dentro de la
organización, extremo que reconocería años más tarde de esta manera: “Fue un
varapalo absoluto, una prueba clara de que mi autoridad como presidente del partido
había sufrido una grave erosión. Ni siquiera me fueron comunicados los acuerdos
alcanzados por algunos dirigentes del partido la noche anterior.” En Diciembre los
democristianos firmarían un manifiesto en el que exigirían la “necesidad de
reequilibrar el partido”. Turbulento contexto al que se sumaría el artículo, con
inclinaciones golpistas, editado el 17 de Diciembre en el diario “El Alcázar” y
titulado: “Análisis político del momento militar”. Rubricado por un grupo de
militares y civiles bajo el apelativo de “Almendros”.

Frente a esta asfixiante situación Suárez concebirá como única salida la dimisión,
que hará pública el jueves 29 de Enero de 1981, mediante una intervención en TVE,
en horario de máxima audiencia. Alocución entre la que sobresalen los ulteriores
fragmentos que vislumbran su tormento:

“(…) Hay encrucijadas tanto en nuestra propia vida personal como en la historia de
los pueblos en las que uno debe preguntarse, serena y objetivamente, si presta un
mejor servicio a la colectividad permaneciendo en su puesto o renunciando a él. He

170
llegado al convencimiento de que hoy, y, en las actuales circunstancias, mi marcha es
más beneficiosa para España que mi permanencia en la Presidencia. (…)

(…) Todo político ha de tener vocación de poder, voluntad de continuidad y de


permanencia en el marco de unos principios.

Pero un político que además pretenda servir al Estado debe saber en qué momento el
precio que el pueblo ha de pagar por su permanencia y su continuidad es superior al
precio que siempre implica el cambio de la persona que encarna las mayores
responsabilidades ejecutivas de la vida política de la nación. (…)

(…) He sufrido un importante desgaste durante mis casi cinco años de presidente. (…)

(…) Mi desgaste personal ha permitido articular un sistema de libertades, un nuevo


modelo de convivencia social y un nuevo modelo de Estado. Creo, por tanto, que ha
merecido la pena. Pero, como frecuentemente ocurre en la historia, la continuidad de
una obra exige un cambio de personas y yo no quiero que el sistema democrático de
convivencia sea, una vez más, un paréntesis en la historia de España. (…)”

171
(Congreso de los Diputados)

Capítulo LII: El aciago 23-F

El candidato escogido por la UCD y sugerido por Adolfo Suárez para sustituirlo en
la presidencia del gobierno sería Leopoldo Calvo Sotelo (1926-2008). Quien se había
educado en el centro liberal de Madrid, “Colegio Estudio”, devoto aplicador de las
teorías de Francisco Giner de los Ríos y de su “Institución Libre de Enseñanza”.
Leopoldo era poseedor de una vasta cultura. Hablaba perfectamente: inglés, francés,
italiano, alemán y portugués. Concluyendo su formación como ingeniero de Caminos,
Canales y Puertos en 1951 y doctorándose en 1960.

Proveniente del mundo de la empresa, arrancaría su incursión política como procurador


en Cortes por el tercio sindical, puesto en el que permanecería cuatro años, para en 1975
ser nombrado Ministro de Comercio dentro del gabinete de Carlos Arias Navarro.
Primer gobierno conformado bajo el reinado de Juan Carlos I, en el que se encontraban
igualmente Suárez y Fraga entre otros. Siendo ya Suárez máximo jefe del ejecutivo lo
designaría Ministro de Obras Públicas en 1976. Cargo del que dimitiría para organizar
la contienda electoral de 1977 por la UCD. Portavoz del Congreso del grupo
parlamentario de UCD entre 1977 y 1978. Ministro para las relaciones con la
Comunidad Económica Europea de 1978 a 1979. Y previamente a erigirse como
Presidente ostentaría la Vicepresidencia del Gobierno para Asuntos Económicos (1980-
81).

Nuevamente el artículo 99 de la Constitución Española resultaría de gran


trascendencia en una investidura. Concretamente su apartado tercero, donde se
expone: “Si el Congreso de los Diputados, por el voto de la mayoría absoluta de sus
miembros, otorgare su confianza a dicho candidato, el Rey le nombrará Presidente. De

172
no alcanzarse dicha mayoría, se someterá la misma propuesta a nueva votación
cuarenta y ocho horas después de la anterior, y la confianza se entenderá otorgada si
obtuviere la mayoría simple.” Pues al sólo contar Leopoldo Calvo Sotelo con el
apoyo de la UCD, quien no albergaba mayoría absoluta en el hemiciclo, hubo que
repetir la votación del viernes 20 de Febrero, el lunes 23. Fecha sumamente aciaga
para nuestra historia, donde pareciera que una vez más los aires de libertad serían
acallados por el tan común, en nuestro pasado constitucional, pronunciamiento.

El día 23, a las 18:22, el teniente coronel de la Guardia Civil, Antonio Tejero,
irrumpiría en la Cámara con un grupo de guardias civiles armados. Instando a los
parlamentarios a que se tirasen al suelo, bramando aquella mítica frase: “¡Quieto todo el
mundo!”. Imágenes que quedarían grabadas para la posteridad por las cámaras de
Televisión Española.

Automáticamente el general Gutiérrez Mellado (1912-1995), Vicepresidente primero


para Asuntos de la Seguridad y Defensa Nacional del Gobierno, se levanta de su escaño
y conmina a los asaltantes a deponer las armas, haciendo uso de la posición que le
confería ser el militar de mayor rango allí presente. Como respuesta, al objeto de
reducirlo, Tejero disparará al aire, lo que será seguido por una ráfaga de fusiles,
mientras otros asaltantes forcejeaban infructuosamente con el casi septuagenario y
gallardo mando. En cuanto al resto acatarían las prescripciones de Tejero, siendo Adolfo
Suárez y Santiago Carrillo los únicos diputados que se mantengan sentados.

Suárez presuntamente manifestaría, con anterioridad a su dimisión: “La clase dirigente


de este país ya no me soporta. Los poderes fácticos me han ganado la batalla.” Y es
que para un sector del Ejército era considerado como un traidor, tras decretar la
legalización del Partido Comunista. Turbulento contexto al que se sumaba el
recrudecimiento de la crisis económica; la organización territorial con la inauguración
del Estado de las Autonomías, vaticinando algunos la fractura de España como Nación;
más la difícil adaptación de determinados sujetos al régimen democrático. Quedando
evidenciada la inquina de los militares en aquel 23-F al dirigirse a él. El cabo Burgos le
increparía: “¿Tú que te crees el más guapito?”. A las 19:10 Suárez se pondría en pie
solicitando hablar con el principal organizador de tan tremendo dislate. Decretando
Tejero su reclusión en una habitación aparte y permaneciendo aislado durante diecisiete
interminables horas.

El desmantelamiento del golpe no sólo se debió a la postura contraria de la


mayoría de la sociedad civil y política, que concebían como irreversible el Estado
democrático, sino también a las gestiones del monarca. Así como a la dirección que
había llevado al frente de su cartera Gutiérrez Mellado, la cual buscaba
reorganizar el Ejército y constreñirlo a lo meramente castrense, relegando a
puestos de menor importancia a aquellos que se reputaban menos afectos al
sistema democrático. Determinante se mostraría pues su política de
nombramientos, oficiales que se reafirmarían durante el 23-F en su deber
constitucional. Como fue el caso de los generales: Gabeiras, primer jefe del Estado

173
Mayor; Quintana Lacaci, gobernador militar de Madrid; Aramburu Topete, director
general de la Guardia Civil y Sáenz de Santamaría, que dirigía la Policía Nacional.

Al acto de indisciplina de Tejero lo acompañaría el de Jaime Milans del Boch, sacando


en Valencia los carros de combate a la calle. Mas se logró aplacar la pretensión de otro
conato disidente que tramaba copar la sede de Radiotelevisión Española en Madrid.
Entretanto Su Majestad sería el encargado de requerir uno a uno a los mandos militares
nacionales para garantizar su fidelidad al régimen constitucional.

Poco antes de las diez de la noche intervendría, a través de Radio Nacional y Radio
Exterior, Jordi Pujol, presidente de la Generalidad de Cataluña, llamando a la
tranquilidad.

A la medianoche llegaría al Congreso el general Alfonso Armada, quien se ofrecería


para presidir un gobierno de concentración entre las distintas facciones políticas.
Espetándole Tejero: “Yo no he asaltado el congreso para esto”, pues él esperaba un
gabinete netamente militar en el que apareciera Milans. Probablemente las discrepancias
fueron un detonante más del fracaso del pronunciamiento. La estocada final la
aportaría el Rey, con su aparición en televisión a la una de la madrugada.
Ataviado con el uniforme de Capitán General de los Ejércitos declararía: “(…) La
Corona, símbolo de la permanencia y unidad de la patria, no puede tolerar en forma
alguna acciones o actitudes de personas que pretendan interrumpir por la fuerza el
proceso democrático que la Constitución votada por el pueblo español determinó en
su día a través de referéndum.” En la jornada posterior al golpe Santiago Carrillo
afirmaría: “Hoy todos somos monárquicos”.

Días después, Leopoldo Calvo Sotelo, el que sería Presidente de la Nación hasta
Diciembre de 1982, manifestaría: “Es momento para proclamar nuestra fe en el orden
constitucional y declarar paladinamente que hoy un auténtico grito de “¡Viva España!”
no encierra una verdad distinta que la de “¡Viva la Constitución! y “¡Viva la
democracia.””

En Febrero de 1982 se juzgarán a 32 de los implicados en la trama golpista,


primeramente por el tribunal militar, trasladándose posteriormente la causa al
Supremo, en pro de endurecer las penas. Milans del Bosch, Alfonso Armada y
Antonio Tejero Molina, serían condenados a 30 años de prisión. Acierto que se le
atribuye al ejecutivo de Leopoldo Calvo Sotelo y que él explicaría de la ulterior
manera: “Creo que mi Gobierno cumplió el objetivo de hacer justicia civil y de
devolver a los españoles la fe quebrantada en la monarquía parlamentaria.”

Al 23-F hay que sumar tres conspiraciones golpistas, que no llegarían a ejecutarse al ser
antes abortadas, auspiciadas durante la vigente etapa democrática. La “Operación
Galaxia”, prevista para el 17 de Noviembre de 1978, con la intención de paralizar los
procesos de reforma democrática iniciados, contando también entre sus protagonistas
con Antonio Tejero. La desarticulada igualmente por el gabinete de Leopoldo Calvo
Sotelo, dispuesta para el 27 de Octubre de 1982, la víspera de las elecciones generales,

174
con implicación de cerca de 400 personas. Y la última, que se sepa, al parecer estaba
ideada para el 2 de Junio de 1985, ya bajo el gobierno socialista, jornada coincidente
con la efeméride del Día de las Fuerzas Armadas, a celebrar ese año en la Coruña.

175
Capítulo LIII: La consolidación de una ficticia democracia

El gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo, aparte de la consecución del


endurecimiento de las penas contra los promotores del 23-F, tuvo otros reseñables
logros. Y todo a pesar de la difícil situación nacional que le tocó afrontar, sin olvidarnos
de la grave descomposición que sufría su partido. Pues Adolfo Suárez no sólo había
dimitido de la presidencia del gobierno, sino también de su propia formación, la cual
perdería con su marcha su principal nexo de unión.

Uno de los éxitos del último gabinete de la UCD sería nuestro ingreso en la
Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Culminando con lo apuntado
por Suárez durante su discurso de investidura en las Cortes del 30 de Marzo de 1979:
“(…) Unión de Centro Democrático – es conocido de todos - es partidaria de la
adhesión de España a la Alianza Atlántica por coherencia con su vocación europea y
occidental. Pero entiende que nuestro ingreso en la OTAN debe plantearse, en su caso,
teniendo en cuenta los condicionamientos que derivan de nuestras peculiaridades y de
nuestras exigencias de seguridad, así como la necesidad de un amplio respaldo
parlamentario. A esta Cámara corresponderá en su día debatir el tema, analizando con
rigor e imaginación las condiciones y modalidades de esa eventual adhesión en la
forma en que resulte más favorable para nuestros intereses políticos y estratégicos.
Porque, en verdad, son múltiples los factores de tipo económico, militar y político que
tienen que ser adecuadamente sopesados y muy variadas las soluciones posibles a que
puede llegarse en cada uno de estos terrenos. (…)” Si inicialmente el PSOE enarbolaría
la bandera opositora a la integración, utilizándola como arma arrojadiza durante la
contienda electoral de Octubre de 1982, al llegar al poder cambiaría radicalmente su
postura. El 17 de Noviembre de 1985 Felipe González aseveraría en el periódico “El
País”: “Creo que los intereses de España se defienden mejor permaneciendo en la
Alianza. Nuestra anterior valoración sobre la Alianza y sobre su funcionamiento no era
correcta (...) En la Alianza, de verdad, están los países que tienen mayor ejercicio de la
soberanía popular del mundo, mayor nivel de desarrollo económico, de democracia, de

176
libertades y de respeto a los derechos humanos y mayor nivel de paz”. Incluso
convocaría un referéndum, el 12 de Marzo de 1986, apoyando la permanencia y que se
saldaría con un favorable resultado. El escrutinio otorgaría: un 52% de votos
afirmativos, 39% en contra, 6% de papeletas en blanco y un 40% de abstenciones.

Asimismo Leopoldo Calvo Sotelo y su equipo serían los encargados de preparar las
bases para la entrada en la actual Unión Europea, que se haría efectiva en 1986.
Denominada en aquel entonces Comunidad Económica Europea (CEE), para pasar a
llamarse posteriormente Comunidad Europea (CE) y desde 1993 Unión Europea.

Por otro lado negociarían con el PSOE el cierre del mapa autonómico, quedando
conformado por las diecisiete Comunidades Autónomas hoy en día existentes. Ya
bajo el gobierno socialista se aprobarían los Estatutos de Autonomía restantes. Y es que
a pesar de la dura oposición ejercida por Felipe González, Leopoldo Calvo Sotelo
afirmaría en Noviembre de 2006: “Echo de menos todos los días a Felipe González. El
PSOE era entonces un partido de Estado y con sentido de la responsabilidad.” En
cuanto a la cuestión autonómica se pronunciaría de la ulterior manera: “Sí, sin
vacilaciones ni reservas mentales ni de ningún otro orden, a las autonomías (…) Pero
no, claramente no, a un entendimiento ligero de las autonomías como disolución de una
patria común forjada por la historia.”

Además promulgaría la controvertida ley del divorcio, lo que dividiría aún más a la
ya maltrecha UCD. Organización afectada por claros síntomas de “regresión
paranoide”. Fragmentación en diversos grupos, atrincherados en pequeños reinos que
ya no comparten un proyecto común, sino únicamente el propio. Tendencia a la traición.
Ahondamiento de las heridas, hasta convertirlas en insalvables. Imagen que fue
percibida nítidamente por los ciudadanos.

En Noviembre de 1981 el líder del sector socialdemócrata, Fernández Ordóñez,


abandonaría la UCD. Al arrancar 1982 varios diputados se adherirían a Alianza Popular.
En Marzo otros 10 del ala socialdemócrata se aglutinarían en torno al Partido de Acción
Democrática, que recalaría finalmente en el PSOE. El 29 de Julio de 1982 Adolfo
Suárez fundaría el Centro Democrático y Social (CDS). Después le seguirían un grupo
de democristianos creando el Partido Demócrata Popular, que concurrirá en coalición
con Alianza Popular a la contienda de 1982. La originaria Alianza Popular
desembocaría en 1989, luego de su refundación, en el vigente Partido Popular, donde
acabarían integrándose la mayoría de los democristianos, entre los que se encontraban
políticos tan conocidos del panorama actual como: Jaime Mayor Oreja o Javier Arenas.
En Agosto Leopoldo Calvo Sotelo ante tan dantesco panorama determinará la
disolución de las Cámaras y convocará elecciones.

El 28 de Octubre de 1982 se celebrarían los comicios generales. Los grandes


derrotados serían: la UCD que pasaría de los 168 escaños de 1979 a 11, disolviéndose
el 18 de Febrero de 1983; y el PCE que se quedaría con exclusivamente 4 de los 23
diputados de 1979. Sin embargo, el PSOE de los 121 parlamentarios de 1979
ascendería hasta 202. Nutriéndose de la mitad de los votos comunistas y el 30%

177
centrista. Coalición Popular, donde estaba integrada la originaria Alianza Popular,
rebautizada en 1979 como Coalición Democrática y que convergerá postreramente, en
1989, luego de su refundación, en el vigente Partido Popular, se haría con otro 40% del
electorado de UCD y conquistaría 107 escaños, número muy superior a los 10
obtenidos con anterioridad. Configurándose a partir de ese momento como primera
fuerza opositora.

Periodo que concluiría con la consolidación de una ficticia democracia, cuyas fallas
iniciales, producidas en pro de poder suturar las pasadas heridas, se han ido
agrandando paulatinamente. Concluyendo en un sistema muy similar en sus usos y
costumbres al de la Restauración. Donde se muestra urgente ejecutar la proclama
de Maura: “La Revolución desde arriba”: “(…) España entera necesita una
revolución en el gobierno radicalmente, rápidamente, brutalmente; tan brutalmente
que baste para que los que estén distraídos se enteren, para que nadie pueda ser
indiferente y tengan que pelear hasta aquellos mismos que asisten con resolución de
permanecer alejados (…).

(…) No; más que nunca es ahora necesario restablecer aquella ya casi olvidada, de
tiempo que ha que fue perdida, confianza entre gobernantes y gobernados; y ya no
hay más que un camino, que es la revolución audaz, la revolución temeraria desde el
Gobierno, porque la temeridad es, no obra de nuestro albedrío, sino imposición
histórica de los ajenos desaciertos. Nunca habría sido fácil la revolución desde el
Gobierno, nunca habría sido recomendable, si hubiera podido dividirse la facultad y
esparcirse la obra en el curso del tiempo; pero cada día que pasa, (…), es mucho más
escabrosa, mucho más difícil, y el éxito feliz mucho más incierto; y no está lejano el día
en que ya no quede ni ese remedio (…)”.

Porque, parafraseando a Adolfo Suárez cuando pronunció en las Cortes, el 9 de Junio


de 1976, aquellos famosos versos del célebre poeta liberal de la Generación del 98,
Antonio Machado:

“Está el hoy abierto al mañana.


Mañana, al infinito.
Hombres de España: ni el pasado ha muerto
ni está el mañana,
ni el ayer escrito.”

178
Capítulo LIV: Adolfo Suárez, centro-reformista y liberal

Que Adolfo Suárez estaba tocado por las musas del carisma y del liderazgo, eso nadie lo duda.
Características de las que resultan ungidos escasos políticos. Su perseverancia y auto-
motivación le hicieron labrarse un futuro desde el primer escalón. Hay quien le achacó incluso
un exceso de ambición. Mas su progreso provenía de su propio esfuerzo y trabajo. Lo contrario
de la posición alcanzada por otros, gracias a su nacimiento en el seno de una influyente familia.
No obstante, lamentablemente, esta cualidad es denostada incluso en nuestra época.
Inculcándose el conformismo y la autocomplacencia. Venerándose como una virtud la
mediocridad. Y todo para que el poder siga perennemente atrapado entre las mismas manos.
Erigiéndose en poderosa semilla que se traspasa de generación a generación. Y cuando alguien
logra rebañar algunas migajas de efímero éxito, alguien sin apellido, ni condición, se le
recrimina por su exceso de ambición, al osar penetrar en un coto para él absolutamente vetado.

Su capacidad de persuasión, de comunicación, así como sus grandes dotes para las relaciones
públicas, le permitieron abrirse puertas en un mundo hostil y arbitrario. A lo que hay que unir su
mágica clarividencia, percibiendo antes que los demás lo que acontecería en el futuro más
inmediato. Enfocando sus esfuerzos a la consecución de objetivos. Lo que sumado a su
magistral aptitud para concitar a las más numerosas y divergentes fuerzas en torno suyo, lo
convierten en un referente del panorama político nacional. Baluarte del centro-reformista
y liberal.

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Incardinado en un proyecto humanista de la sociedad. Manifestando: “Pienso que toda
acción política se ha de fundamentar en el valor de la persona, de su dignidad y libertad. Pero,
entiendo a la persona no como un yo aislado de los demás y de su propio entorno, sino como un
ser racional y sociable que sólo se desarrolla en la comunidad.” Conllevando “una ordenación
de la vida colectiva que tenga como principio el respeto a la dignidad del ser humano.” Porque
como aseverara el filósofo griego Aristóteles (384 a.C – 322 a.C): “El ser humano es un ser
social por naturaleza.”

Imbuido por el pensamiento de José Ortega y Gasset (1883-1955) se da cuenta, desde un


primer momento, que sólo a través del centro era posible alcanzar la Tercera España,
aquella infinidad de veces aclamada por Salvador de Madariaga (1886-1978). Porque para
él: “El centro es el lugar de concordia y esperanza.” Explicándolo del ulterior modo: “Frente
al eterno dilema “derecha-izquierda”, intuí que la España del equilibrio y la moderación, la
España del centro, debía asumir el protagonismo y la responsabilidad del cambio político.” Y
es que parafraseando nuevamente a Aristóteles: “La virtud está en el punto medio.”

Al igual que su inspirador ideológico, estaba poseído por un poderoso espíritu


regeneracionista. Avisando, desde 1989, de la irrupción, en nuestro sistema, de: “algunas
deficiencias o desviaciones que urge suplir o rectificar para cortar por lo sano los efectos
regresivos que se han empezado a producir.” Proponiéndose como fin un continuo
reformismo. Ya que para él nuestro Estado Democrático y Social de Derecho, definido así por el
artículo primero de nuestra Carta Magna, concretamente en su párrafo inicial: “(…) es una
creación de la razón y una construcción de la voluntad que entre todos, día a día, hay que
arraigar y perfeccionar.”

Defensor de un proyecto claramente liberal, de la “flexibilización y liberalización de la


economía, en el convencimiento de que proteccionismo e intervencionismo sólo pueden tener
efectos negativos.” Aspirando a: “Una sociedad de hombres libres, protagonistas de su destino
individual y colectivo.” Según sus palabras: “(…) a nosotros, y a aquellos que están con
nosotros, nos preocupa más que las personas sean libres que su felicidad; preferimos que se
equivoquen al escoger a que no puedan hacerlo; porque pensamos que, a menos que elijan , no
podrán ser felices o infelices en ningún sentido en el que valga la pena una condición u otra; el
concepto mismo de “valer la pena” presupone la elección de fines, un sistema de preferencias
libre: y que esto se destruya es lo que nos sacude con frío terror, peor que el más injusto de los
sufrimientos, porque este último al menos permite y deja abierta la posibilidad de su
conocimiento – de juicio libre- que permite condenarlo.” Afirmando: “No puede hablarse de
política democrática si no se fundamenta en la libertad y se orienta continuamente a la
libertad.”

Porque como escribiera Miguel de Cervantes en su célebre obra “Don Quijote de la


Mancha”: “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron
los cielos; y con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra y el mar encubre.”

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Evolución de los escaños obtenidos por Alianza Popular (1977), Coalición
Democrática (1979), Coalición Popular (1982-1989) y por el
Partido Popular (1989–2008) en las elecciones generales de España

Capítulo LV: La disputa por el centro

Adolfo Suárez luego de su dimisión como Presidente del Gobierno, el 29 de Enero de


1981, y su renuncia igualmente a la dirección de la UCD, que terminaría por disolverse
el 18 de Febrero de 1983, fundaría, el 29 de Julio de 1982, el Centro Democrático y
Social (CDS). Organización declarada como de centro-reformista y liberal, sujeta a un
proyecto humanista de la sociedad. El 31 de Julio de 1982 presentaría su propuesta en
una nutrida rueda de prensa, aspirando a recuperar el electorado de centro que hasta
ese momento se decantaba por la UCD.

Si bien las encuestas comenzaban a indicar el progresivo acercamiento del referido


voto centrista hacia el PSOE, quien ya se había percatado de lo decisivo que
resultaba ese segmento para pelear por la mayoría absoluta. En pro de alcanzar tal
objetivo intentaría moderar considerablemente su mensaje. Renunciando en 1979 a
la defensa del marxismo. Llegando incluso a manifestar su líder, Felipe González, en
1986: “El capitalismo es el menos malo de los sistemas económicos.” Hasta llegar al
enunciado de Anthony Giddens, a finales del siglo pasado: “El socialismo ha muerto”,
creando una nueva base ideológica denominada “Tercera Vía”, que propone un punto
intermedio entre el liberalismo y la socialdemocracia. Corriente auspiciada por los
laboristas ingleses, bajo el liderato de Tony Blair, y los demócratas de Bill Clinton en
Estados Unidos. Y de la que se haría eco el PSOE en su XXXV Congreso Federal, del
que saldría investido como secretario general, el actual presidente del gobierno, José
Luis Rodríguez Zapatero. Movimiento que aquí se conocería con el nombre de “Nueva
Vía”. En el susodicho Congreso, celebrado en Julio del 2000, Zapatero haría un
llamamiento a la “pasión por la libertad”, premisa que para él habría de imperar

181
perennemente en el socialismo. Aunque algunos intuyen atisbar actualmente un cierto
retrotraimiento en su ideario y una ostensible inclinación de posturas.

No obstante, lo pretendido por Suárez no se produjo. Primeramente por la Ley


Orgánica, aprobada el 19 de Junio de 1985, concerniente al Régimen Electoral General
(LOREG), que vino a reemplazar al Real Decreto-Ley del 18 de Marzo de 1977,
empleado hasta ese momento. Fomentando el bipartidismo y la preponderancia de
los partidos mayoritarios. Donde la fórmula electoral utilizada para repartir los
escaños, a tenor de los votos conseguidos, es la regla D’Hondt, que robustece a las
principales organizaciones. No prefiriendo otras como la de Lagüe o el método
Danés que se muestran sustancialmente benevolentes con las fuerzas minoritarias.
Y es que ya lo pronosticaría José Ortega y Gasset en “La Rebelión de las Masas”: “(…)
La salud de las democracias, cualesquiera que sean su tipo y grado, dependen de un
mísero detalle técnico: el procedimiento electoral, todo lo demás es secundario.”
Mostrándose evidente, que mediante el sistema vigente, las minorías quedan
condenadas al ostracismo y sin voz que las represente.

Así en las elecciones generales del 28 de Octubre de 1982 el CDS lograría


exclusivamente 2 diputados, uno por Madrid, el propio Adolfo Suárez, y otro por
Ávila, Agustín Rodríguez Sahagún, ex ministro de UCD. Casualmente en Ávila habían
nacido los dos el mismo año, en 1932. En las municipales de 1983 el CDS sacó 658
concejales y 172 alcaldes.

Sin embargo, en las generales del 22 de Junio de 1986 se harían con 19 escaños. Y
eso a pesar de que un nuevo movimiento trató de erigirse como máximo garante del
centro, el Partido Reformista. Encabezado por Miguel Roca i Junyent, por lo que
también fue denominada como “Operación Roca”, en clara alusión a su cabeza de lista.
Mas, con sólo 194.538 votos, no consiguieron representación alguna.

En el plebiscito de Junio de 1987, que sería municipal y europeo. El CDS se


consolidaría como la tercera fuerza política con 681 alcaldías. Colocando en
Estrasburgo a siete parlamentarios de renombre, entre los que se encontraban el célebre
escritor y divulgador científico catalán Eduardo Punsent.

En 1988 el partido de Adolfo Suárez se adscribiría a la “Internacional Liberal”. Creada


en 1947 en Oxford, donde se reunieron los Partidos Liberales de Europa, nombrando
como Presidente a Salvador de Madariaga y redactando un Manifiesto que describe su
marco doctrinario:

“Nosotros, liberales de 19 países, reunidos en Oxford, en una época de desorden,


pobreza, hambre y temor provocados por dos guerras mundiales;

Persuadidos de que esta situación del mundo es, en gran parte, debida al abandono de
los principios liberales;

Expresamos nuestras convicciones en esta Declaración: (…)

182
(…)El Estado es solamente el instrumento de la comunidad. No debe arrogarse ningún
poder que entre en conflicto con los derechos fundamentales de los ciudadanos y con
los requisitos esenciales de una vida creadora y responsable. Estos requisitos son:

- Libertad de la persona, garantizada por una administración de la ley y de la justicia


independiente;

- Libertad de conciencia y de creencias;

- Libertad de palabra y de Prensa;

- Libertad de asociación y de no asociación;

- Libre elección de profesión;

- Oportunidad para una educación plena y pluriforme, según las capacidades


individuales, con independencia del origen o de las riquezas;

- Derecho a la propiedad privada y a la iniciativa individual;

- Libertad de elección de los consumidores y oportunidad para la explotación total de


las riquezas del suelo y de la industria humana;

- Seguridad frente a los riesgos de enfermedad, desempleo, incapacidad profesional y


edad;

- Igualdad de derechos del hombre y de la mujer.

4. Estos derechos y estos requisitos sólo están garantizados en una auténtica


democracia. La democracia auténtica es inseparable de la libertad política y se
fundamenta en el consenso consciente, libre e ilustrado de la mayoría, expresado a
través del sufragio libre y secreto, respetando al mismo tiempo las libertades y las
opiniones de las minorías.(…)”

El 12 de Octubre de 1989, en una sesión organizada en París, Adolfo Suárez transmitiría


su reconocimiento “por la confianza que habéis depositado en mí al elegirme para
presidir la Internacional Liberal.” Concluyendo: “En un momento en el que el
comunismo pierde credibilidad, en el que el socialismo abandona y mistifica sus
planteamientos y en que los conservadores quedan relegados a la insolidaridad, el
liberalismo de progreso es una clara opción de futuro que puede emerger con fuerza.
Nuestros antecesores –los padres fundadores norteamericanos, los republicanos
franceses, los constituyentes españoles de Cádiz, los grandes liberales ingleses del siglo
XIX, los alemanes de 1848, los independentistas americanos y de otros constituyentes –
han señalado con frecuencia que el camino hacia la utopía es el camino de la libertad;
no de la utopía estática, sino de la utopía que se puede alcanzar, la que tenemos que
conseguir: una sociedad liberal y democrática, (…), justa y solidaria.”

Por otro lado Fraga estimaría que había llegado a su techo electoral. De los 107
diputados de 1982, pasaría a 105. La Alianza Popular de Fraga nacida el 9 de Octubre
de 1976, gracias a la unión de distintas asociaciones políticas, rebautizada en 1979

183
como Coalición Democrática y en 1982 como Coalición Popular, presentía que debía
modificar su ideario para llegar a un mayor número de españoles. Si en su VI Congreso,
acaecido en Barcelona, del 27 al 30 de Enero de 1984, bajo la presidencia de Fraga y la
secretaría general de Jorge Vestrynge, la organización en el artículo 2 de sus Estatutos
se nomina como demócrata y liberal-conservadora. Pronto irá virando su postura al
objeto de prescindir del aspecto conservador, no compartido por una porción de la
sociedad que lo asociaba a una de “las dos Españas”, lo que le imposibilitaba
convertirse en alternativa de gobierno.

Así en su IX Congreso, que tuvo lugar en Madrid, del 20 al 22 de Enero de 1989,


reputado como el de la refundación, bajo el lema: “Avanzar en Libertad”, se
aprobó la transformación en una única organización, calificada como Partido
Popular. La formación estaba sumida en una crisis identitaria, luego de la renuncia de
Hernández Mancha y su fallida y criticada moción de censura contra Felipe González.
Afirmándose en un párrafo de la ponencia política: “(…) La necesidad de convertir
Alianza Popular en un partido de ancha base (…) centrado en la defensa de la
persona, de su dignidad, responsabilidad y libertad, y de las instituciones que lo
protegen, frente al estatismo dirigista e interventor, que implica al fin todo socialismo,
por reconvertido que esté ideológicamente.” José María Aznar sería escogido para
representar al recién alumbrado PP en los comicios generales de ese año.

En las elecciones del 29 de Octubre de 1989 el CDS se quedaría con sólo 14


parlamentarios, de los 19 sacados en 1986. No obstante, el refundado Partido
Popular, con José María Aznar como candidato, subiría a 107, recuperando los 2
perdidos en 1986 y colocándose ya en la senda alcista.

De lo que se concluye que la debacle del CDS, no sólo dependió de la ley electoral,
sino también de: un PSOE preocupado en conservar el 30% de los votos centristas
arrebatados a la UCD en los comicios de 1982; un PP, liderado por José María
Aznar, empeñado en reubicar el partido en el centro, desplazando inevitablemente
al CDS. A lo que hay que sumar una serie de maniobras políticas acometidas por el
CDS y no entendidas por los votantes suaristas. Como fue la alianza con los
fraguistas para hacerse con la presidencia de la Comunidad Autónoma Canaria el 30 de
Julio de 1987. Donde su candidato Fernández Fernández Martín, doctor en medicina, la
perderá el 28 de Diciembre de 1988 a causa de una cuestión de confianza, recayendo, a
pesar de todo, en su compañero de filas y abogado Lorenzo Olarte, que fundaría
finalmente el Centro Canario Nacionalista (CCN) y acabaría formando parte de
Coalición Canaria hasta que la abandone en 2005. Más el pacto, en 1989, entre los 20
ediles del PP y los 8 del CDS, para llevar a cabo una moción de censura contra el PSOE
en el Ayuntamiento de Madrid, otorgando el bastón de mando, el 20 de Junio, a Agustín
Rodríguez Sahagún del CDS. Desbancando al heredero del querido profesor Enrique
Tierno Galván, Juan Barranco Gallardo. Agustín Rodríguez Sahagún permanecerá en el
puesto aproximadamente dos años, hasta Abril de 1991, renunciando a presentarse
nuevamente por motivos de salud. Falleciendo el 13 de Octubre de ese mismo año
vencido por el cáncer.

184
En Febrero de 1990, las tensiones afloran en el III Congreso del CDS celebrado en
Torremolinos. Principalmente por la pérdida de posiciones y el no entendimiento de los
militantes acerca de las maniobras políticas llevadas a cabo, concibiendo que se podía
transmitir a la sociedad no una postura claramente centrada, sino otra escorada a uno u
otro lado. Lo que podría conducir a los electores a optar por el voto útil, es decir, por el
de las formaciones mayoritarias. Negando el apoyo al CDS por una percepción de falta
de definición. En las elecciones municipales y autonómicas del 26 de Mayo de 1991,
perderían más de la mitad de los votantes. Al día siguiente Adolfo Suárez
presentaría su dimisión como Presidente del CDS. El 8 de Septiembre cesaría en la
“Internacional Liberal” y el 29 de Octubre dejaría la vida política y su escaño en el
Parlamento.

Mientras el PP, y una vez nombrado Aznar, abanderando un “proyecto liberal”,


como su Presidente, en el X Congreso de la formación en Sevilla, del 31 de Marzo
al 1 de Abril de 1990, bajo el título “Centrados con la libertad”, comenzaría su
carrera para convertirse en herederos del centro político nacional. Logrando ya, en
las elecciones generales del 6 de Junio de 1993, 141 escaños, frente a los 159 del PSOE.
En el XII Congreso, acaecido en Madrid del 19 al 21 de Enero de 1996, el lema
escogido será “Gana el Centro”. Sirviendo de presagio a la victoria en las elecciones
generales del 3 de Marzo de ese año, en las que el PP lograría 156 diputados,
quedándose el PSOE con 141.

Los actuales Estatutos del PP, aprobados en el XVI Congreso de la formación, que tuvo
lugar en Valencia del 20 al 22 de Junio de 2008, bajo la presidencia de Mariano Rajoy,
describen a la organización, en su artículo 2, del ulterior modo: “El Partido Popular se
define como una formación política de centro reformista al servicio de los intereses
generales de España, que tiene a la persona como eje de su acción política y el
progreso social como uno de sus objetivos. Con clara vocación europea e inspirado en
los valores de la libertad, la democracia, la tolerancia (…).” Mas presuntamente
algunos de los sectores liberales comienzan a sentirse, dentro del partido, “como un
verso suelto”.

185
(“El sueño de la mentira y la inconstancia”,
Francisco de Goya y Lucientes 1746-1828)

Capítulo LVI: ¿Estamos finalizando una Segunda Restauración?

Concluía Francisco, gerente de “Radio Vecindad”, y editor del periódico vespertino,


de ámbito local, “El Pobrecito Hablador”, en su libro: “El vituperado sistema
electoral de la Restauración y sus similitudes con la partidocracia vigente”,
preguntándose si la situación política actual no era más que el reflejo de los
últimos coletazos de la agonizante Segunda Restauración imperante hoy en día.
Guardando un considerable parecido con la Primera.

Erigiéndose la Primera Restauración como una larga etapa de relativa estabilidad, en la


que España optó por instituirse como un Estado liberal de derecho. Iniciándose el 29 de
Diciembre de 1874 y concluyendo con la proclamación de la Segunda República el 14
de Abril de 1931.

186
Al igual que en la Primera, esta Segunda arrancaría con la Restauración de los
Borbones en el Trono, en este caso a través de la figura de Juan Carlos I, acaeciendo su
entronización el 22 de Noviembre de 1975. El papel de Antonio Cánovas del Castillo
(1828-1897) recaería en Torcuato Fernández-Miranda (1915-1980). Presuntamente
autor ideológico de la “Ley para la Reforma Política”, así como facilitador y diseñador
del camino que nos conduciría hasta la presente etapa democrática.

Más todos los elementos denunciados por los regeneracionistas durante la Primera,
vuelven a reproducirse actualmente. ¿O es que acaso no presenciamos día tras día
vestigios de un sangrante y deleznable caciquismo? Decía Joaquín Costa (1846-
1911) en su obra “Oligarquía y caciquismo como forma de gobierno en España”: “(…)
Cada región y cada provincia se hallaba dominada por un particular irresponsable
diputado o no, vulgarmente apodado en esta relación cacique, sin cuya voluntad o
beneplácito no se movía una hoja de papel, no se despachaba un expediente, (…), ni se
acometía una obra (…) No había que preguntar si tenías razón, (…) para saber como
se fallaría (…) el expediente: había que preguntar si le era indiferente al cacique, y por
tanto se mantenía neutral, o si estaba con vosotros o contra vosotros. (…) Se
extraviaban los expedientes (…) que él quería que se extraviasen; (…) se imponían
multas si era su voluntad que se impusieran (….); las carreteras iban no por donde las
trazaban los ingenieros, sino por donde caían sus fincas (…); era diputado, alcalde o
regidor a quién él designaba o recibía para instrumento de sus vanidades, de sus
medros o de sus venganzas (…). Tenía demarcado por los jerarcas supremos su feudo,
el cual abarcaba ora una región, ora una provincia, o bien uno o más distritos dentro
de ella. (…)

(…) Todo aquel estado de corrupción y de servidumbre, (…) que acabo borrosamente
de bosquejar, subsiste íntegro (…) años después, salvo haberse agravado con la
hipocresía de la soberanía nacional y el sufragio universal, escarnio e inri de la
España crucificada. Lo mismo que entonces, la nación sigue viviendo (….) a los pies
del cacique, a cambio de los votos necesarios para fabricar las mayorías
parlamentarias en que los pocos centenares de políticos tienen que ampararse para
dominar el país. (…) El español vive a merced del acaso, pendiente de la arbitrariedad
de una minoría corrompida y corruptora, sin honor,(…) humanidad, infinitamente peor
que en los peores tiempos de la Roma pagana. En Europa desapareció hace ya mucho
tiempo: si algún rastro queda aquí o allá, es un mero accidente. En España no: forma
un vasto sistema de gobierno, organizado (…) por regiones, por provincias, por
cantones y municipios, con sus turnos y sus jerarquías, sin que los llamados
Ayuntamientos, Diputaciones Provinciales, Alcaldías, (…), Ministerios, sean más que
una sombra y como proyección exterior del verdadero Gobierno, que es ese otro
subterráneo, instrumento y resultante suya, y no digo que también su editor
responsable, porque de las fechorías criminales de unos y de otros no responde nadie.
Es como la superposición de dos Estados, uno legal, otro consuetudinario: máquina
perfecta el primero, regimentada por leyes admirables, pero que no funciona;
dinamismo anárquico el segundo, en que libertad y justicia son privilegio de los malos,
donde el hombre recto, como no claudique y se manche, sucumbe. (…)”

187
En España existen 7.286 Ayuntamientos, para una población de unos 46 millones
de habitantes. Correspondiendo el 80% de ellos a circunscripciones con menos de
5.000 residentes, y un 73% inferior a mil. Lo que resulta llamativo al compararlo,
por ejemplo, con el Reino Unido, con 60 millones de ciudadanos y sólo 340 entes
locales. Aseverando asimismo los últimos estudios que un mayor tamaño
consistorial conduce a una reducción en la arbitrariedad municipal. Cuando el
mundo empresarial se reestructura para ahorrar costes, no así la Administración. Ya lo
dice un famoso anuncio de la televisión que “Villa Arriba”, se ha unido con “Villa
Abajo”, para formar “Villa En Medio” y aumentar sus sinergias, pero parece que ese
mensaje aún no ha calado entre las ya paupérrimas arcas consistoriales.

Urgiendo acometer también otras mejoras en el ámbito municipal. En la línea de


sustituir la figura del “strong-mayor” actual, de corte presidencialista, por la del
“city-manager”. Aplicada, por ejemplo, en Estados Unidos, con la que han logrado
prácticamente acabar con los casos de corrupción y el abyecto clientelismo político.
Fórmula implantada también en Australia, Noruega o Irlanda, con excelentes resultados.

El “city-manager” se fundamenta en contratar a un administrador para la localidad, de


probada solvencia y perfectamente conocedor de los procedimientos reglamentarios.
Seleccionado como gerente municipal para liderar los proyectos aprobados por el
Consejo Plenario. Su mandato tendrá una duración diferente a la de la legislatura,
evitando así vinculación política alguna. Quedando ceñidas las funciones de los
concejales, votados por el pueblo en las urnas, a la legislativa. Circunscrita a su
manifestación en el Pleno, donde avalarán o retirarán el apoyo de las acciones
efectuadas por el “city-manager”. Y limitando el papel del Alcalde, al otorgarle un
exiguo margen ejecutivo.

De este modo se culminarían los proyectos, habitualmente paralizados por cambios de


gobiernos o incapacidad por desconocimiento de los propios ediles. Se agilizaría la
tramitación de los expedientes, aminorando la carga burocrática, simplificando los
procesos. Adelgazaríamos el capítulo uno del presupuesto, destinado a personal.
Contando únicamente con los sujetos más preparados e idóneos, acorde a las
particulares labores y no conforme a su afiliación ideológica. En definitiva ganaríamos
en transparencia y optimizaríamos convenientemente los exiguos recursos de los que
disponemos.

Otro punto escasamente comprensible radica en que entre las dispares


instituciones: Estado, Comunidades Autónomas, Diputaciones o Cabildos y
Ayuntamientos, no se da una perfecta sincronización para evitar solapamientos y
duplicidades. Poseyendo Europa mayores herramientas de control sobre España,
como país miembro, que el gobierno central sobre las propias Comunidades. A las
cuales nadie osa valorar o recriminar por su gasto excesivo o por la tendencia de crear
multiplicidad de fundaciones y consorcios mixtos, que hacen más complicado su
escrutinio. No promulgándose ni la eficacia, ni la eficiencia, ni traduciéndose en un
mayor incremento de prestaciones al ciudadano. Existiendo incluso estudios que
aseveran que un 75% de las partidas destinadas a gasto social son absorbidas por la
burocracia. ¿La tan ansiada reforma constitucional del Senado, en pro de convertirlo en
una auténtica cámara territorial, no serviría para concretar y fiscalizar este engranaje? Si
la Constitución de 1978, optó por el Estado de las Autonomías como un modelo abierto,

188
a todas luces inacabado, ¿por qué no se ha avanzado en su perfeccionamiento? Si bien
se presenta harto difícil modificar el texto rígido de nuestra Carta Magna si no resurge
el obligado espíritu de consenso de la Transición. Requiriendo una absoluta conciencia
acerca de las vicisitudes que ha sufrido nuestro Estado Constitucional a lo largo de los
casi dos siglos precedentes, atacado demasiado frecuentemente y con suma beligerancia
por fuerzas contrarias a la libertad.

Para Francisco esto era un claro síntoma de caciquismo, al sostenerse todo el


engranaje sobre la base. A nivel central se prefiere mirar hacia otro lado antes que
perturbar a las élites regionales o locales. Un aparato cada vez más engordado, en
pro de sufragar con el clientelismo el sostenimiento de los partidos.

Pero no sólo el caciquismo sigue reinante, sino también las fórmulas del encasillado
o pucherazo, quizás más depuradas pero a la postre sujetas al mismo fin. Siendo
un perfecto encasillado las listas cerradas y bloqueadas, donde los futuros
gobernantes serán aquellos que dispongan únicamente las formaciones políticas.
Probablemente no los más brillantes, sino los más sumisos y proclives a la causa de
cada organización o a la del caudillo de turno. Donde el lema imperante es,
parafraseando a un carismático ex dirigente político, “militancia pura y dura”.
Desterrando cualquier atisbo de razonamiento o autocrítica. ¿Se puede considerar a eso
democracia? Bien les vendría a muchos recordar el ulterior pasaje de Karl Popper:
“Una vez que comenzamos a confiar en nuestra razón y a utilizar las facultades de la
crítica, una vez que experimentamos el llamado de la responsabilidad personal y, con
ella, la responsabilidad de contribuir a aumentar nuestros conocimientos, no podemos
admitir la regresión a un estado basado en el sometimiento implícito a la magia tribal.”

Deambula, de boca en boca, una clásica leyenda urbana que narra una turbulenta
historia de personas que merodean alrededor del colegio electoral, el mismo día de los
comicios, repartiendo votos a diestro y siniestro de concretas candidaturas. Si esto fuera
cierto, y alguien te entregase el sufragio correspondiente a la lista del regidor
gobernante, ¿no lo cogerías? Mayormente en pueblos pequeños donde todos se conocen.
Si además resulta que tu puesto de trabajo, o el de algún familiar, depende del primer
edil. Sin olvidar el lema de la Restauración: “para los enemigos la ley, para los amigos
el favor”. ¿Al menos no haría recapacitar a más de uno el declinar la recepción? ¿No
obligando a retirar exclusivamente la papeleta de la cabina habilitada al efecto, no
estaríamos siendo condescendientes con un picaresco intento de pucherazo?

Un parlamento ceñido a ratificar lo que el ejecutivo dispone, apoyado por una


obediente mayoría de diputados, con cada vez menos poder efectivo. Volatizando la
tan necesaria separación de poderes, auspiciada con el objetivo de que unos controlaran
a los otros y ninguno resultara privilegiado sobre el resto. Como diría Adolfo Suárez:
“El control parlamentario no perjudica la eficacia de los gobiernos. Para preservar la
democracia ninguna mayoría absoluta debería poder eludir la función de fiscalización
del Parlamento. En España sí puede.”

Un régimen electoral que conduce al bipartidismo, y a la preeminencia de las


fuerzas mayoritarias, dejando sin representación a las minoritarias. Una absurda
“reglamentitis”. Se calcula que en España coexisten 100.000 leyes y reglamentos, más
las normativas europeas de ejecución directa. La pretensión inicial de la Ilustración era

189
mostrar una homogeneización reglamentaria en la globalidad del territorio. Con el
propósito de presentar un sistema de orden, que favoreciera la seguridad jurídica y
posibilitara que su destinatario supiera a qué atenerse en cada momento. Sin embargo,
con este maremágnum normativo no se muestra factible tan loable propósito. Al
contrario, pareciera que está concebido como una tela de araña con el fin de atrapar
entre sus redes hasta el administrado más avezado.

¿No son claras señales de la necesaria transformación de nuestro régimen? ¿No es


requerida, ahora más que nunca, nuevamente la “Revolución desde Arriba”,
proclamada por Maura? Reforma a ejecutar por los gobernantes, en base a una
transformación del sistema y no una ruptura. ¿Pero quiénes poseerán la suficiente
valentía para desarrollar tales planteamientos, cuando sus cimientos se sustentan
en fórmulas tan arraigadas? ¿Serán capaces los partidos actuales de manifestar a
sus simpatizantes de que se ha terminado el reinado de las prebendas y ya sólo
queda la lucha por defender proyectos, el bien común e ideales? ¿De avisar a miles
de concejales y cargos de confianza que deben reciclarse y retornar al ámbito
privado? ¿O postergarán semejantes decisiones para después de las generales, con tal
de no perder un escaño en el parlamento y el sillón de mando donde se sostienen? No
obstante, al igual que Maura predijera: “(…) más que nunca es ahora necesario
restablecer aquella ya casi olvidada, de tiempo que ha que fue perdida, confianza
entre gobernantes y gobernados; y ya no hay más que un camino, que es la
revolución (…) desde el Gobierno (…). Nunca habría sido fácil la revolución desde el
Gobierno, nunca habría sido recomendable, si hubiera podido dividirse la facultad y
esparcirse la obra en el curso del tiempo; pero cada día que pasa, (…), es mucho más
escabrosa, mucho más difícil, y el éxito feliz mucho más incierto; y no está lejano el
día en que ya no quede ni ese remedio (…)”.

Quizás la única esperanza que nos quede sea profundizar en ese pensamiento de centro-
reformista y liberal, al objeto de dirigirnos hacia fórmulas más justas, equitativas,
eficaces y eficientes. ¿O tal vez se torna en ilusa utopía? Restándonos sólo transitar
perennemente en el país de los ciegos, como en una especie de limbo impuesto como
pena por no vislumbrar los males que aquejan a nuestra patria, a los que una gran
mayoría prefiere hacer caso omiso. ¿Es la mejor opción vivir en el irreal “Matrix” de
los administrados, diseñado y controlado minuciosamente por unos administradores
alzados sobre el resto de los mortales en sus particulares reinos partidocráticos?

190
(“Saturno devorando a un hijo”, Francisco de Goya y Lucientes 1746-1828)

Capítulo LVII: Saturno devorando a un hijo

El mar yacía en calma, resaltando los primeros rayos de sol de la mañana su intensa luz.
Presentándose ante nuestros ojos la playa de la Malvarrosa como una magnífica
estampa, cual brillante retrato del gran maestro Sorolla. Aquel idílico lugar hacía
despertar mi imaginación, evocando los recuerdos de un pasado mejor. Interminables
veraneos con mi padre y con mi madre, de juegos en la arena, de alegres baños,
bendecido todo por las místicas aguas del Mediterráneo.

Mas ese ayer ya había finalizado. Hoy mi compañero de viaje era otro, Luis, mi amado
Luis. Quien se había visto obligado a abandonar Matahambre y sus gentes, perjudicado
por los beligerantes ataques que iban dirigidos hacia mí, perpetrados por Golfi y sus
secuaces. Forzado a abandonar su gran proyecto: “Gestoría la Verdad”, aquel pequeño
negocio de la calle principal.

191
No obstante, la tenue brisa me susurraba levemente al oído que algo iba a cambiar.
Pedrín me había comentado que en el libro escrito por Francisco no se hallaba la tan
codiciada respuesta. Al contrario, nuestra historia constitucional exclusivamente
proyectaba negros nubarrones sobre el futuro más inmediato. Pero como dijera José
Ortega y Gasset: “En tanto que haya alguien que crea en una idea, la idea vive.” Y
yo creía, creía firmemente en que una reforma era factible.

Aquella pequeña tarjeta magenta, con elegantes letras doradas, era la llave del cofre que
custodiaba la auténtica Democracia y la anhelada y venerada, pero casi nunca
alcanzada, Libertad. Pedro Walker ponía. El reputado abogado valenciano que Frédéric
me había recomendado. Encontrándonos en la dirección señalada: Calle de la
Esperanza, número 1, ático centro.

Tocamos en la puerta, y un trajeado caballero nos abrió, saludándonos con una amble
sonrisa de oreja a oreja:

-“Buenos Días, gracias por vuestra puntualidad, el Sr. Walker les está esperando en su
despacho.”

Pedro Walker era de los intelectuales liberales y letrados más afamados, con una fuerte
presencia no sólo en España, sino también en el extranjero. Especializado en
Administración Pública y en defender a los administrados de las injerencias del Estado.
Al vernos se levantó del sillón, donde estaba sentado, tendiéndonos la mano. Su esbelto
cuerpo dejaba parcialmente oculto un impactante cuadro: “Saturno devorando a un
hijo”, pintado por Francisco de Goya y Lucientes. Por lo que no pude reprimir mi
curiosidad acerca de la simbología del mismo. Respondiéndome el abogado en un tono
afable y sosegado:

-“Querida Libertad, ya me avisó Frédéric de tu perspicaz naturaleza observadora. Este


lienzo, que es uno de mis favoritos, bajo mi particular opinión, representa la
Administración Pública, todopoderosa, devorando a los desvalidos ciudadanos. Quizás
Goya con él nos quiso advertir de la fragilidad de aquel incipiente estado liberal
nacional, más tal vez las cosas no hayan variado demasiado.

Me han puesto en antecedentes de lo acontecido en Matahambre. He escuchado


insistentemente los relatos de: “la banda de Juan Palomo: yo me lo guiso y yo me lo
como”; las desventuras de Miguel; las de Soledad, la taciturna cocinera del bar
municipal; incluso las tuyas Luis, acerca de “Gestoría la Verdad”; así como de las
infinitas arbitrariedades municipales. Manuel, se ha convertido en una increíble ayuda
para hilvanar este gran relato, pues tras una barra todo se escucha cuando uno sabe
estar callado. Y como olvidar a Don Oprobio, el perenne cacique. O a Golfi, tan
abyecto por fuera como por dentro. O lo que sucedió con tu abuela y con tu madre.
Pero si quieres que te sea sincero Libertad, estos pasajes aunque execrables, acaso no
sean tan excepcionales. Es la simple manifestación de los síntomas propios de la
virulenta enfermedad que corroe lentamente la raíz de nuestro moribundo régimen.

192
Sé de la devoción que siente Frédéric por ti, y por eso no deseo crearte falsas
expectativas. Mi consejo, si de algo te ha de servir, es que renuncies a tu acta de
concejal, a la política y a tu pasión por los demás. Y hagas sencillamente lo que
afirmaba Blasco Ibáñez, en su novela “El sol de los muertos”, publicada en 1923:
“(…) Para él la existencia era a modo de un lienzo gris, y el gran talento de los
hombres consistía en saber cubrir de colores vivos y risueños ese fondo de tristeza para
ignorarlo, engañándose misericordiosamente.(…)” Y eso te prescribo yo a ti, olvidar lo
acaecido y resignarte a transitar por una adulterada sociedad, a la que se le arrebató,
infinidad de tiempo ya, su idolatrada libertad. Fingiendo que vives en un país moderno
y democrático. Pues si rememoramos, también llamaba Franco “democracia orgánica”
a su larga dictadura.

Lo cierto es que no es libre nuestra patria. Nada más lejos de la realidad. Subyugada
por unos partidos políticos que han usurpado la soberanía nacional. Conminados a
acatar la Constitución de 1978 y el resto del ordenamiento jurídico, más terminando
por hacer caso omiso a tal imperativo legal.

Me resulta sumamente aterrador, cuando algunos pretenden sustituir “el imperio de la


ley” por la presión mediática. Relegando y mancillando los derechos fundamentales del
individuo. Al igual que Saturno se empeñan en engullir a sus quebradizas víctimas.
Aniquilando la separación de poderes, como si proclamaran: “Montesquieu a muerto.
Sepultémoslo pues.” Inicialmente borraron la delgada línea imaginaria que separaba
el Ejecutivo del Legislativo. Para después comenzar a socavar la del Poder Judicial.

Cuando el resto de Estados contemporáneos avanzan en estas lides, aquí se complica


sobremanera lograr un acuerdo en pro de mejorar la calidad e imparcialidad de
nuestro sistema judicial. Si Francia arrancaría su reforma judicial en 1997, en España
hasta Junio de 2001 no se emprendería el primer amago. Como “Pacto de Estado para
la reforma de la Justicia” lo bautizaron, más raudamente el proyecto fue abandonado.
La falta de visión y consenso de nuestros hombres de Estado, fue el causante de tan
lamentable muerte súbita.

No hace mucho que las palabras “sub iudice” comportaban algún significado.
Declinando: cargos públicos, letrados, o cualquier ciudadano, hacer la más mínima
declaración fuera de los juzgados sobre un asunto que estuviese pendiente de
resolución judicial. Y si alguien tenía algo que aportar, responsablemente se personaba
en la causa a través de un abogado. Pero cuando quedó patente que eran los juicios
paralelos lo que más rédito daba, se prefirió abandonar la coherente susodicha forma
de proceder. Contaminando por consiguiente la imparcialidad judicial. Transformando
el derecho a un juicio justo en utopía.

Aunque lo más grave es cuando los embates surgen de aquellos políticos, que se valen
de su cargo para verter infundadas soflamas, libelos envenenados, hiriendo
profundamente, con tan imprudente comportamiento, los cimientos de nuestro Estado.
Lo que cabría interpretarse como “ius puniendi”, o un camuflado propósito de acción
sancionadora proveniente de las propias entrañas de la Administración. Dinamitando

193
lo decretado por el artículo 24 de nuestra Carta Magna, a tenor de la presunción de
inocencia. Osando inclusive los partidos, en un brote de esquizofrenia, conferir penas a
sus militantes sujetos a causas todavía sin resolver, sin mediar el dictamen de un juez,
el único legitimado en el Estado para impartir justicia. Y mayormente, por si esto fuera
poco, sin derecho a audiencia, actuando a golpe de titular. La Inquisición ha vuelto y
no nos habíamos percatado.

Pero esto no sólo ocurre en procesos penales, violando las garantías procesales de los
implicados, sino en los constitucionales. Inclusive presuntamente procurando justificar
el contrario futuro voto de un juez u otro, mediante las amistades que pueda frecuentar
en su ámbito privado. Hemos retornado a los primeros años de la Revolución Francesa,
donde el linchamiento colectivo en la plaza pública era el deporte más practicado.
Porque si alguien tiene algo que decir, en un país donde impera la libertad de
expresión, ¿acaso no es lo mejor esperar a que la causa sea juzgada y se torne en “res
iudicata”, devuelta a los ciudadanos para su escrutinio y valoración?

Y yo me pregunto si el fin de este entretenimiento elucubrado por retorcidas mentes,


además de la intolerable pretensión de influir en una decisión judicial pendiente de
resolución, aspira a erigirse en cruel tortura. Si postreramente, mediante ardides, no se
puede obtener el aniquilamiento del adversario en el terreno judicial, siempre servirá
para minar su moral y la de su entorno más cercano. Una especie de medición de su
entereza y aguante.

Cayendo en este fatídico juego las formaciones políticas, cuando se supone que han de
ser los garantes de nuestro sistema democrático. Mancillando sus reglamentos, que
terminan por ser como “el chicle bazooka, que si lo estiras siempre te toca.” Acabando
por embarrar más la situación, al concebir como salida de tan dantesco contexto la
rúbrica de un nuevo pacto. Como el de “Antitrasfuguismo”, que a la mínima de cambio
con tal de tocar el bastón de mando supuestamente traicionan.

Con esto te quiero transmitir Libertad, que se muestra harto difícil obtener pruebas de
lo ocurrido en Matahambre. Sin las cuales no se puede arrancar una investigación
policial. Muchos murmullan por las esquinas, pero el miedo es humano y es muy
improbable que alguno vaya a declarar al juzgado. Asimismo, ten mucho cuidado,
porque puedes quedar fulminada entre tanto fuego cruzado. Y finalmente, acepta que
no existen los prohombres o heroínas. Las grandes hazañas de la historia se han
conseguido cuando la gente se ha unido. Y hoy por hoy es la apatía de la sociedad el
espíritu reinante. Lamento que hayas hecho tan largo viaje para darte tan simple
recomendación: olvídalo todo, pues ese pensamiento de centro-reformista y liberal que
tanto añoras, quedará rápidamente aplastado por la eterna rivalidad de “las dos
Españas”. ¿No lo ves tú así?”

Luis y yo caminábamos calle abajo, dejando atrás el bufete de Pedro Walker, sin mediar
palabra, asidos de la mano. Pensativos ante el futuro gris e incierto que Pedro
meridianamente nos había descrito. Pero por más que tuviera razón y fueran irrefutables
sus planteamientos, siempre existía una nimia esperanza. Porque parafraseando a

194
Antonio Machado “Hoy es siempre todavía”. Irrumpiendo de repente entre mis labios,
como un irrefrenable suspiro, sus versos. Aquellos que aclamara Adolfo Suárez en las
Cortes, el 9 de Junio de 1976:

“Está el hoy abierto al mañana.


Mañana, al infinito.
Hombres de España: ni el pasado ha muerto
ni está el mañana,
ni el ayer escrito.”

195
Bibliografía obra: “Historias de un pueblo”

• Arte Hitoria: http://www.artehistoria.jcyl.es/

• Historias del Siglo 20, el sitio web de la historia del siglo XX:
http://www.historiasiglo20.org/

• Wikipedia, la enciclopedia libre: http://es.wikipedia.org/wiki/Wikipedia:Portada

• Segunda República: http://www.segundarepublica.com/

• Noticias Jurídicas: http://noticias.juridicas.com/

• Dialnet: http://dialnet.unirioja.es/

• 15 J, 30 años de democracia en España, El Mundo:


http://www.elmundo.es/especiales/2007/06/espana/30aniversario_democracia/

• Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes: http://www.cervantesvirtual.com/

• Centro de Estudios Políticos y Constitucionales: http://www.cepc.es/

• Liberalismo.org: http://www.liberalismo.org/

• Internacional Liberal: http://www.liberal-international.org/

• La Ilustración Liberal: Revista española y americana:


http://www.lailustracionliberal.com/

• elcato.org. Libertad individual, gobierno limitado, mercados libres y paz:


http://www.elcato.org/

• “LOS DISCURSOS POLÍTICOS TELEVISIVOS DURANTE LA


TRANSICIÓN ESPAÑOLA”, Natalia Ardanaz:
http://www.publicacions.ub.es/bibliotecaDigital/cinema/filmhistoria/Art.Ardana
z.pdf

• Retoricas.com: http://www.retoricas.com/

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• Radio Televisión Española – RTVE.es: http://www.rtve.es/

• Fundación Francisco Giner de los Ríos, Institución Libre de Enseñanza:


http://www.fundacionginer.org/

• Almendron.com. Una ventana al mundo cultural, artístico y político:


http://www.almendron.com/

• Club Republicano Tercera República Española: http://clubrepublicano.org/

• Diario Español de la República Constitucional: http://diariorc.com/

• “Derecho Político I”, Yolanda Gómez Sánchez, Servicio de Publicaciones de la


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• “Economía Básica”, Francisco Mochón Morcillo, McGRAW-


HILL/INTERAMERICANA DE ESPAÑA, S.A., 1996 (2ª ed).

• “Economía, teoría y política”, Francisco Mochón, McGraw-Hill, 1998 (3ª ed.).

• “Los nacionalismos en la España contemporánea (siglos XIX y XX)”, Xosé


Manoel Núñez Seixas, Hipótesis Historia Contemporánea, Barcelona 1999.

• “Manuel Azaña y José Ortega y Gasset. Dos visiones de España”, José María
Ridao, Galaxia Gutenberg, Círculo de Lectores, 2005.

• “Lecciones de Historia del Derecho Español”, José Manuel Pérez Prendes y


Joaquín de Azcarraga, Editorial Centro de Estudios Ramón Areces, SA, 1993.

• “La ideología invisible”, Jesús Trillo-Figueroa, LIBROSLIBRES, 2005.

• “PSOE125, 125 años del Partido Socialista Obrero Español”, Fundación Pablo
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• “La Gran Revancha”, Isabel Durán y Carlos Dávila, Temas de Hoy, 2006.

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• “Introducción a la Ciencia Política”, Ramón García Cotarelo y Juan Luis
Paniagua Soto, Universidad Nacional de Educación a Distancia, Madrid, 1995.

• “Estado de Derecho y Democracia de Partidos”, Antonio Torres del Moral,


Servicio de Publicaciones de la Facultad de Derecho de la Universidad
Complutense de Madrid, Madrid, 1991.

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• “Política y Sociedad”, Josep M. Vallès (coordinador). Fundació per a la


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Baón. Ibersaf Editores. Segunda Edición.

• “El coste del Estado Autonómico I”, Grupo de Administración Pública de


UPyD. Fundación Progreso y Democracia. 2010.

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Ortiz. Edición: Tirant lo Blanch y Universitat de València. 2004.

• “CONSTITUCIÓN Y DERECHO A LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA”, Ana


María Ovejero Puente. Tirant lo blanch. Valencia 2006.

199
Datos del Autor

Ibiza Melián nació el 13 de Julio de 1.974 en Arrecife, Lanzarote. Residiendo


mayoritariamente en Fuerteventura, Canarias. Aunque su vinculación a ambas islas ha
sido constante por sus lazos familiares, puesto que sus parientes por ascendencia
materna son lanzaroteños y paterna majoreros.

Encaminó su formación al sector turístico, especializándose en el área de las Agencias


de Viajes. Como Técnico Superior de Agencias de Viajes asiste en la sede central de
Savia Amadeus a la capacitación suficiente para el uso del sistema. Perfeccionándose
como profesional con el estudio de la lengua inglesa y alemana, reforzando esta última
a través de cursos intensivos en el instituto alemán Goethe de Prien, localidad germana
de la zona Bávara. Consciente de la acción directa del turismo sobre el territorio y de la
necesidad de poder tener una visión globalizada de la industria, realiza el Máster en
Asesoría y Gestión de Inmuebles; acreditada también como Asesor de la Propiedad
Inmobiliaria (ADPI). Además de complementar su formación con el Máster en
Comunicación Política y Empresarial.

Perteneciendo a uno de los gremios de máxima evolución y cambio como es el Turismo


y con el objetivo de poder desempeñar óptimamente labores directivas, decide
aumentar sus conocimientos a través de diferentes cursos en: Servicios Avanzados de
Telecomunicación para PYMES; Contabilidad; Contabilidad Fiscal; Gestión de
Costes; Cómo Leer e Interpretar las Cuentas de una Empresa; Dirección de
Reuniones; Excelencia Profesional; Liderazgo y Habilidades Directivas; Básico de
Calidad; Calidad Atención al Cliente; Protocolo Institucional, Empresa y
Organización de Actos; Cómo Hablar Bien Siempre; Formación de Formadores.
Además de participar en el Programa de Apoyo al Pequeño Comercio de la Cámara
de Las Palmas ó en el Seminario de Marketing Político y Comunicación organizado
por la Escuela Superior de Protocolo de Canarias.

Asimismo en la actualidad se encuentra cursando Derecho.

Tras finalizar sus estudios se inicia profesionalmente con labores en el ramo de la


aviación. Pasando posteriormente a desempeñar funciones como Directora de
Agencias de Viajes emisoras y receptoras, donde desarrolla su carrera laboral durante
casi una década. Trabajando primeramente con vinculación únicamente contractual y
posteriormente desempeñando el mismo puesto en una empresa con participación

200
accionarial. Cargo que le permite estar presente en las más importantes ferias turísticas
internacionales y establecer contactos con los turoperadores más representativos a nivel
mundial, así como los principales prestadores de servicios. Obteniendo una
visualización genérica de los diferentes agentes que convergen en el desarrollo del
principal motor económico canario: EL TURISMO.

Además de intentar buscar la mejora continua en la empresa privada, se le despierta la


inquietud de poder aportar su granito de arena para mejorar la calidad de vida de las
personas que le rodean, iniciándose en actividades sociales. Defendiendo como premisa
que para conseguir algo hay que ser proactivos. Llegando a ser Presidenta de la
Asociación de Vecinos del lugar donde reside.

Posteriormente concurre a las elecciones municipales del 25 de Mayo de 2003. Es a


partir de entonces donde entra de lleno en el ámbito político.

Desde el 14 de Junio del 2003 al 07 de Junio de 2005 forma parte del grupo de gobierno
del Ayuntamiento de su localidad como Concejal Delegada de Turismo, Urbanismo,
Playas, Parques y Jardines. Con los conocimientos adquiridos por su formación
académica; el desempeño de su actividad profesional en la empresa privada; así como el
dominio de la realidad social y económica, con sus luces y sombras, del núcleo turístico
y zonas colindantes que adquirió de primera mano como miembro de la Asociación de
Vecinos; le posibilitó diseñar un amplio programa que lograse el éxito sostenido del
destino y por ende el bienestar social de los ciudadanos.

Amplia y ardua labor que culminó con la obtención del premio de la revista
especializada del sector: “Viajes y Turismo”, en el apartado de profesionales al “Mejor
Responsable Municipal Nacional”, por su trabajo de promoción turística de la zona.
Un galardón de reconocimiento a la edil majorera por su esfuerzo en pro de la mejora
continua del sector.

Posteriormente hasta los comicios de 2.007 se mantiene como concejal en la oposición


y ostenta diferentes cargos orgánicos dentro de su formación política:

• Secretaria del Área de Turismo y Comercio Insular.


• Secretaria Ejecutiva de Economía, Empleo y Turismo Insular.
• Presidenta de la Junta de Gobierno Transitoria local.

Del 26 de Julio de 2007 al 22 de Febrero de 2008 desempeña funciones como


Concejala Delegada de Festejos, Comercio, Educación y Playas.

Convirtiéndose también, durante estos años de andadura política, en tertuliana habitual


en televisiones y radios locales de máxima audiencia. Colaborando igualmente en la
elaboración de un programa de debate sobre Turismo en una Televisión local, así
como en especiales de política municipal. Siendo cotidiano poder leer o escuchar
cualquiera de sus artículos de opinión, o editados en diferentes medios, como:

• http://termometroturistico.es/

201
• http://www.dondeviajar.es/

• http://www.rebeliondigital.es/

• http://www.periodicoliberal.com/

• http://www.valenciaopinionrevista.es/

• http://el-liberalismo.com/

• Abordando inclusive temáticas sociales desde un punto de vista literario, como


en http://www.narrador.es/.

Artículos y blogs galardonados:

• “Los grandes retos de la industria turística”. Premio Crónica otorgado por la


Comunidad Hosteltur.

Finalista en la categoría de mejor Blog Político en los premios Bitácoras.com
2009, con el blog: http://el-liberalismo.com/

Libros publicados:

• “La relación de Sorolla con los liberales de su época”, que aborda la sincronía
que tuvo el celebérrimo pintor español con las principales figuras del liberalismo
de su época. Publicado el 7 de Mayo de 2010.

• “Una incipiente aproximación al liberalismo”, adentrándose en los axiomas de


la filosofía liberal. Pasando desde sus postulados, a su significado aplicado a un
buen gobierno, ejemplos prácticos, iniciativas a tomar, así como un somero
estudio de la obra de distintos autores liberales. Un inicial acercamiento a un
controvertido movimiento mayormente incomprendido. Publicado el 21 de
Mayo de 2010.

• “Mi personal visión sobre la industria turística”, donde el autor ha querido


reflejar su particular y humilde opinión sobre uno de los sectores económicos
más preponderantes del panorama español. En base a su experiencia adquirida,
en cuanto a la industria turística se refiere, tanto en el ámbito privado como en el
público, en este último caso concretamente como concejal del ramo en un
municipio archipielágico eminentemente turístico. Publicado el 22 de Octubre
de 2010.

202
• “Historias de un pueblo”. Novela política de corte liberal que nace con el
objetivo de dar respuesta a una pregunta: ¿por qué nuestra situación democrática
vigente se ha desvirtuado considerablemente? Una reflexión que llevó al
escritor, de la mano de las vicisitudes de unos personajes, acaecidas en un
hipotético pueblo español, Matahambre, a abordar los principales problemas que
corroen los cimientos de nuestro Estado y que comienzan por el primer escalón,
los Ayuntamientos. Publicada el 17 de Diciembre del 2010.

Para conocer un poco mejor a Ibiza Melián, puedes acceder a algunas de sus
entrevistas concedidas a distintos medios:

• Entrevista concedida al Blog de Alcides Manrique: “Publicaciones


Manrique”, eminente profesor de Historia y peruano de pro, publicada por
partes. Editándose la primera el 2 de Octubre del 2010, las posteriores el 9, 16,
23 y 30 del mismo mes. Irrumpiendo la última el 6 de Noviembre de dicho año.

• Intervención en “Luz de Gas Radioblog”, miércoles 17 de Noviembre del


2010, concretamente en el programa titulado “Políticos y redes sociales”. Así
como el 22 de Diciembre del mismo año, con motivo de la presentación de la
novela “Historias de un pueblo”.

Menciones a la obra del autor:

• En el blog de Sección Sindical en el Ayuntamiento de Sada (La Coruña)


GALICIA-ESPAÑA. Artículo publicado el 6 de Diciembre de 2010. Donde se
recomienda la lectura de “Historias de un pueblo”, al objeto de invitar a
reflexionar sobre la Constitución Española de 1978.

e-mail: ibizamelian@terra.es

Blog Personal: http://ibizamelian.com/

http://facebook.com/ibizamelian

http://twitter.com/ibizamelian

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(“Aún aprendo”, Francisco de Goya y Lucientes 1746-1828)

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