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Iniciamos una nueva década. Por cerca de tres meses –los iniciales del año- estaremos
en campaña electoral. Cambiaremos de gobierno –Presidente y congresistas- el 28 de
julio.
¿Qué decir de lo que nos depara en el sector Educación en los meses que le quedan al
actual gobierno? Poco en política educativa. Sí en directivas, que cual ―testamento
paterno‖ deja a los docentes y comunidad lo que se debe hacer para que el proceso
educativo no se detenga. Esto lo repiten de rey a paje en el sector educación ¿por qué
tanta advertencia? Mejor, ¿por qué tanto temor? Y si es así ¿A qué?
Hemos visto que de nada sirve reflexionar sobre cosas concretas en la educación
peruana, salvo para decir que se cumplió con tal o cual cosa, pero nada sustantivo que
vaya acompañado o respaldado por una investigación que se convierta en política
educativa. Todo lo contrario, basta que se realice un estudio, una investigación, un
diagnóstico para que las autoridades del sector reaccionen ignorándolo. Esto lo hemos
tenido durante cinco años y quienes ejercen aún las funciones de confianza son
solamente fieles seguidores de directivas políticas.
Ahí queda la decisión 12 del Acuerdo Nacional, el Proyecto Educativo Nacional, las
Propuestas de políticas de educación del Consejo Nacional de Educación.
De otro lado a inicios del 2010 el CNE dio a conocer un Pronunciamiento titulado
―Impulsar las Mejoras de la Educación Peruana‖ En este documento se reconoce que el
aumento de recursos en el sector permitió ejecutar varios programas orientados al
desarrollo magisterial, las nuevas tecnologías, la alfabetización, el acompañamiento
docente, el manteamiento preventivo de las escuelas. Pero se hacía hincapié en que el
crecimiento del presupuesto de Educación no llega aún al 0.25% anual del PBI
ocasionando déficit de infraestructura y equipamiento y limitaciones para lograr una
cobertura adecuada y aminorar la deserción escolar.
Se advertía en dicho documento que se habían vencido los plazos para el diseño de la
nueva Ley Orgánica del Ministerio de Educación y tampoco se habían definido las
competencias para cada una de las instancias de la gestión. Todo ello interrumpe el
proceso de descentralización e impide el desarrollo de una nueva gestión que permita
tener un diagnóstico de situaciones previas y anticiparse a problemas con soluciones
idóneas e inmediatas.
También preocupaba que no se inicie el año escolar con todas las plazas docentes
cubiertas, y que la Carrera Pública Magisterial estuviera obstaculizada por el
apresuramiento en su implementación, por cambios apresurados en su normatividad, por
denuncias de irregularidades en los recientes concursos de nombramiento y contrato que
perjudican a miles de alumnos y docentes que aspiran a su trabajo. Se recomienda que
se tomen las medidas pertinentes para evaluar lo avanzado y corregir las deficiencias. Se
advierte sobre la corrupción recomendándose que se simplifique y modernicen los
procedimientos administrativos, revisar la normatividad que origina conductas corruptas y
abuso de poder.
Si comparamos este Pronunciamiento 2010 con el del 2009 realizado por el Consejo
Nacional de Educación que, no olvidemos, es el órgano especializado, consultivo y
autónomo del Ministerio de Educación (Art.81 de la Ley General de Educación), podemos apreciar
que de nada han servido las recomendaciones hechas anteriormente. ¿Cómo se podrá
construir una educación de calidad si quien debe brindar el apoyo y decisión política no
escucha al organismo que por Ley el compete hacerlo?
No se trata de buscar culpables sino dejar de manifiesto cómo el discurso desentona con
la Ley General de Educación. Se impone una vez más el personalismo, la megalomanía
frente a la ciencia y la experiencia. Por el contrario se busca demostrar que se puede
hacer por la educación, lo que otros no hicieron. Así se saca de la galera de mago la
creación de un Colegio Mayor Secundario, que contra todo análisis técnico y pedagógico
se ha impuesto Se hizo oídos sordos de quienes opinaron en contrario. Se formuló el
discurso que este Colegio nace porque el Perú necesita contar con líderes representativos
de cada región del país que sirvan como referente, en su proceso de formación escolar, a
sus pares en su localidad. (Prospecto del Colegio Mayor, 2009).
Si esta ha sido la razón para crear al colegio ¿por qué no se tuvo el coraje de cuestionar
el sistema educativo nacional y dar las medias que se requería? ¿Si el sistema educativo
nacional no puede formar a líderes representativos de cada región, para qué se sigue
invirtiendo y no se lo cambia? Si se ha tenido la audacia de imponer el Colegio Mayor, no
se tiene conciencia que con él se profundiza la exclusión a fuer del discurso sobre
educación inclusiva que los responsables de la alta dirección de educación han predicado
por radio, televisión y auditorios.
Otra perla de la inspiración constructiva del Presidente que se va, ha sido la
reconstrucción de los colegios emblemáticos, primero en Lima (claro es en la capital
donde le interesa que se vea la obra) y luego designar otros colegios emblemáticos a
reconstruir en el resto del país. Sin duda se han modernizado y la publicidad se encarga
de hablar de sus bondades. ¿Con qué criterios se hizo la reconstrucción?
El guión para 2011 podría estar representado por la ―Directiva para el desarrollo del año
escolar 2011 en las Instituciones Educativas de Educación Básica y Técnico Productiva.‖
¿Podrán las autoridades de confianza monitorear su cumplimiento? Si nos atenemos a lo
que expresa el rubro Objetivos ―Normar las acciones de gestión pedagógica, institucional
y administrativa, para el desarrollo del año escolar 2011…‖ pocas novedades habrá, salvo
las reiterativas sobre matrícula, cuota de padres de familia, y otras puramente
crematísticas.
Quedan unos meses poco promisorios donde tendremos más de lo mismo y reiterado
protagonismo presidencial interventor en un proceso educativo que debe ser llevado con
profesionalismo pensando en el servicio a los excluidos, pensando en la composición
cultural y étnica de nuestro país. Quedan muchos niños y jóvenes pobres excluidos tanto
en nuestras ciudades como en las zonas rurales, grupos urbanos y aborígenes. ¿Puede
hablarse de "territorios liberados de analfabetismo", si se abona el terreno para sigan
incubándose nuevos analfabetos?