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Dialogo Entre Masones

Artículos Masonicos Seleccionados


Año 7 - N° 78

Junio 2020
L

Dialogo Entre Masones


Artículos Masonicos Seleccionados
Año 7 - N° 78

Director General
Herbert Oré Belsuzarri
Directores
Mario López Rico
Vicente Alcoseri
Julio Villarreal III
artículos publicados
- Jesús Tekton y Maestro..............................3
- La masonería tradición viva de Occidente...23
- Las constituciones de Anderson en el levante es-
pañol.....................................................39
- Las constituciones de Anderson algo más que
una querella (I).......................................44
- Las constituciones de Anderson algo más que
una querella (II)......................................53
- Las constituciones de Anderson algo más que
una querella (III).....................................62
- ¿Existió una masonería Inca?....................74

La revista agradece la difusión de los artículos


publicados, mencionando la fuente y la auto-
ría.

Valle de Lima Junio 2020

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JESuS, TEKTON y MAESTRO
Carlos Sanchez-Montaña
3
Los evangelios describen literalmente a Jesús como “TEKTON”
y como “MAESTRO”, lo que equivale a un constructor con cono-
cimientos propios de un ARQUITECTO.

Existen en los evangelios informaciones suficientes como para


reconocer a Jesús en el oficio de ARKHITEKTON, un maestro
constructor.

Muchas de las parábolas, actos, y símbolos que utiliza en su


vida pública están basados en el antiguo oficio que desde niño
le fue enseñado por su padre y sus maestros.

Tekton frente a carpintero

Los evangelios describen a José y a Jesús como un tekton,


lo que podríamos traducir como un constructor, fue San Jus-
tino, en el siglo II d.C, quién estableció como canónico tra-
ducir tekton como carpintero, y desde entonces se asu-
mió como la única verdad esta traducción reduccionista.
Esta polémica entre constructores y carpinteros no es poca cosa,
el esfuerzo por parte de la ortodoxia de asignar a la familia de
Jesús el medio de vida propio del antiguo oficio de los carpin-
teros ha necesitado de multitud de “églogas” a los trabajadores
de la madera.

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Si se considerasen ambos oficios, no por el aspecto de la im-
portancia actual, sino en el de su etimología respectiva, es bien
cierto que los carpinteros y los constructores casi nada tienen
en común.

Carpintero: constructor de carretas, (Del lat. carpentarius, car-


pentum, carro en forma de cesto), de donde también provienen
el francés “charpentier” y el inglés “carpenter”.

El latín carpentarius deriva de carpetum (carreta;), palabra


de origen céltico, como otras que designan diferentes tipos de
carros: “benna”, “carrus”, “essendum”, “petorritum” o “raeda”.

Tekton: Artífice perteneciente a la construcción o estructura


perteneciente o relativo a los edificios u otras obras de arqui-
tectura Tekhne.

TEKS* : ( raiz etimologica indoeuropea.) tejer, fabricar.

En efecto, de manera general en la antigüedad las construccio-


nes eran propias de los tekton, fueran de madera o de piedra. El
empleo de la madera correspondía, en las culturas sedentarias,
a un estadio inferior que el de la piedra, o, dicho de otra mane-
ra, a un menor grado de establecimiento o permanencia en el
territorio.
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Que en la época de Jesús ciertas partes de los edificios se rea-
lizasen en madera o en piedra, no significa cambios respecto a
las características propias del oficio de tekton. Se puede pues
decir que el oficio del tekton, frente al del carpintero, tiene ca-
racterísticas propias más allá que la simple cuestión de adapta-
ción de la traducción de una lengua a otra.

En la antigüedad un carpintero construía carros o carretas,


era un artesano que podía realizar su trabajo en su propio ta-
ller, grande o pequeño, y su producto podía ser conducido lue-
go al lugar a donde fuera demandado. Los conocimientos de
un carpintero, como hacedor de carros, eran los propios para
la realización de las piezas de los carruajes y su ensamblaje,
pero muy inferiores a los necesarios por los constructores de
edificios, quienes de manera forzosa deberían de manejarse de
manera eficaz y completa en disciplinas como el dibujo, la geo-
metría, la aritmética, y las propias de la construcción y la arqui-
tectura. Eran artesanos habituados al uso del martillo, el com-
pás, la plomada y el nivel, herramientas propias de su oficio.
Además los constructores de edificios debían de saber manejar
los recursos humanos y financieros precisos y necesarios para
levantar cualquier edificación independientemente de su tama-
ño.

Dice Vitruvio en su tratado unos pocos años antes del nacimien-


to de Jesús: “pues no es posible llegar a ser un diestro arquitecto
si posee talento pero carece de conocimientos teóricos, o vicever-
sa. Conviene que sea instruido, hábil en el dibujo, competente en
geometría, lector atento de los filósofos, entendido en el arte de
la música, documentado en medicina, ilustrado en jurisprudencia
y perito en astrología y en los movimientos del cosmos. He aquí
las causas de estas exigencias: es conveniente que el arquitecto
sea una persona culta y conozca la literatura para fortalecer su
memoria con sus explicaciones; conviene que domine el arte del
dibujo, con el fin de que, por medio de reproducciones gráficas, le
sea posible formarse una imagen de la obra que quiere realizar;
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también la geometría ofrece múltiples ayudas a la arquitectura,
pues facilita la práctica mediante el uso de la regla y del compás,
con los que fácilmente se plasman los diseños de los edificios en
los solares, mediante los trazados de sus líneas, sus niveles, sus
escuadras; gracias a la óptica se sitúan correctamente los puntos
de iluminación, según la disposición concreta del cielo; por me-
dio de la aritmética se calculan los costes de los edificios, se hace
ver el porqué de sus medidas y mediante el apoyo y el método de
la geometría se descifran los difíciles problemas de la simetría;
conviene que conozca a fondo la historia ya que, con frecuencia,
se emplean abundantes adornos y debe contestar a quien pre-
gunte las razones de sus obras, apoyándose en argumentos histó-
ricos.” De Architectura.

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No debemos de olvidar que durante la vida de José, y del pro-
pio Jesús, fueron muchos los arquitectos romanos que llevaron a
cabo trabajos de construcción de importantes edificios en Ga-
lilea y los territorios cercanos: la construcción de la ciudad de
Cesárea fundada por Herodes “el grande” antes del nacimiento
de Jesús y en honor del emperador Augusto y proyectada se-
gún Marco Agripa, la construcción de las ciudades de Séforis y
Tiberíades, ambas próximas a Nazaret, y la reconstrucción del
segundo Templo de Jerusalén. En estas importantes obras par-
ticiparon miles de constructores dirigidos por los maestros de
obras y arquitectos de Israel, y que el propio Josefo describe
que al comienzo de las obras hubo que ocupar 10.000 obreros
laicos y 1.000 sacerdotes adiestrados.

En la Palestina de los tiempos de Jesús el oficio de tekton


alcanzaba un altísimo reconocimiento social, varios eran los
oficios que estaban valorados en la cúspide de la estructura
social. En el libro: “Jerusalén en tiempos de Jesús” escrito por
Joachim Jeremias podemos comprobar como el oficio de tekton
era compatible con el de doctor o alto funcionario del Templo:
“....Era un signo extraordinario de respeto, porque todo el mundo
tenía que saludar a los doctores poniéndose en pie, mientras que
los artesanos no estaban obligados a levantarse a su paso durante
el trabajo’. “

“La gran estima que se tenía por los artesanos y su trabajo se re-
fleja también en el hecho de que en esta época la mayoría de los
escribas ejercía una profesión.....Entre las profesiones que ejer-
cían los más antiguos doctores mencionados en el Talmud figuran
las siguientes: sastre, fabricante de sandalias, carpintero, zapate-
ro, curtidor, arquitecto, barquero”. pag. 17-18

Más adelante el autor describe que además de doctor, los


constructores podían ser sacerdotes. Siendo estos lo que ejecu-
taban los recintos sagrados. “El segundo templo fue construido
en cuarenta y seis años. Herodes el Grande comenzó las nuevas
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obras en el año 19-20 antes de nuestra Era, y no se terminaron
definitivamente hasta el año 62-64 d.C. Josefo dice que, al comien-
zo de las obras hubo que ocupar 10.000 obreros laicos y 1.000
sacerdotes adiestrados. Aun teniendo en cuenta la continua exa-
geración de Josefo, hay que admitir que se ocupó a un verdadero
ejército de obreros. Principalmente se necesitaron canteros, car-
pinteros, plateros, orfebres y fundidores de bronce. Para la cons-
trucción de los sagrados recintos, prohibidos a los laicos, tuvieron
que ser utilizados constructores que a la vez eran sacerdotes, es
significativo que unos eran expertos en la talla de la piedra ya
otros en la carpintería” pag 42

Y como ejemplo de la máxima representación sacerdotal:


“Pinjás antes de llegar a ser Sumo Sacerdote, era simple sacerdo-
te rural con el oficio de cantero.” pag 212

En resumen, en tiempos de Jesús el oficio de tekton era el


propio de los constructores de edificios, este oficio tenía una
altísima valoración social y por sus conocimientos y prácticas
era muchas veces compartido por sacerdotes, escribas y doc-
tores. Un tekton tenía por su oficio la obligatoriedad de realizar
un aprendizaje propio de su disciplina, muy próximo a las ense-
ñanzas que recibían los hombres sabios del templo.

Jesús por oficio, y por herencia, compartía conocimientos pro-


pios de la clase sacerdotal y en su vida pública hizo demostra-
ción práctica de todos sus aspectos. Jesús como tekton alcan-
za la maestría descrita por Vitruvio en su tratado: “Conviene
que sea instruido, hábil en el dibujo, competente en geometría,
lector atento de los filósofos, entendido en el arte de la música,
documentado en medicina, ilustrado en jurisprudencia y perito
en astrología y en los movimientos del cosmos.”

El oficio de Jesús de Nazaret

La palabra “oficio” viene del latín officium y este de opificium


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compuesta de opus (obra) y facere (hacer).

En la antigüedad la pertenencia a un oficio específico deter-


minaba la posición social de cada individuo. Los gremios que
agrupaban a los artesanos en función de sus conocimientos y
las “obras hechas” no solo estaban constituidos por hombres
iguales, sino que en la mayoría de las ocasiones, por familiares
que constituían la agrupación gremial a lo largo de generacio-
nes. Los gremios “formaban un círculo con mentalidad carac-
terística; sus ideas sólo eran comprensibles para quien estaba
familiarizado con aquella mentalidad”. Y los secretos de cada
oficio solo eran transmitidos de maestros a aprendices y de ge-
neración en generación.

Escribe Vitruvio en el siglo I a.C.: “Por ello, me siento profunda-


mente agradecido a mis padres ya que, obedeciendo las leyes de
los atenienses, pusieron toda su preocupación y cuidado en que
yo me instruyera en un arte que no puede cultivarse sí no es gra-
cias a una educación completa y a un total conocimiento de todo
tipo de instrucciones. Paulatinamente se fueron acrecentando mis
conocimientos de las artes prácticas, gracias al cuidado de mis
padres y a las enseñanzas de mis maestros; .... Los mismos arqui-
tectos enseñaban exclusivamente a sus propios hijos o parientes
y educaban como hombres de bien” Vitruvio. De Architectura,
Libro I

La estirpe de Jesús

En el Judaísmo, el reinado de David representa la formación


de un estado judío coherente, con su capital política y religiosa
en Jerusalén y la institución de un linaje real que culminará en
la era Mesiánica.

En el Cristianismo, David tiene importancia como el ancestro


del Mesías. Muchas profecías del Antiguo Testamento indica-
ban que el Mesías descendería de la línea de David; los Evan-
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gelios de Mateo y Lucas trazan el linaje de Jesús hasta David
para completar este requerimiento.

Tal y como narran los evangelios, a José lo recordamos como


descendiente del linaje de David (Mt 1,20 y Mt 13,55), la estirpe
humana de la que nació Jesús.

Aunque de José únicamente conocemos algo de su padre, y


aún con ciertas dudas, ya que aparece con dos nombres distin-
tos en los evangelios. Según Mateo se llamaba Jacob (Mt 1,16)
y según Lucas Helí (Lc 3,23). Algunos exegetas han afirmado
que Jacob y Helí eran hermanos y que por la “ley del levirato”
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uno era el padre biológico y el otro el legal. La “ley del levirato”
es descrita en el libro del Deuteronomio (Dt 25,5-6) y consistía
en que si dos hermanos vivían juntos y uno de ellos moría sin
hijos, su hermano se casaría con la esposa de éste, o sea, con su
cuñada.

Según Mateo y Marcos, San José y su hijo Jesús comparten el


mismo oficio, ambos son según las escrituras “Tekton”, palabra
griega que significa en particular que tenían el oficio de cons-
tructor.

Jesús por herencia y linaje pertenecía a la estirpe de los cons-


tructores del Templo, la que proviene del Rey David y de Salo-
món, los constructores del primer Templo de Jerusalén.
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La investigación sobre la vida de Jesús

Recomiendo a los interesados en conocer el “estado de la


cuestión” de los estudios sobre Jesús de Nazaret la lectura del
artículo titulado: “La investigación sobre la vida de Jesús”, es-
crito por D. Alvaro Cadavid, Profesor de la Facultad de Teolo-
gía Universidad Pontificia Bolivariana de Medellin, Colombia.

El propósito del artículo es presentar el estado actual de la in-


vestigación, describiendo los presupuestos, logros y cuestiones
discutidas en torno a la búsqueda que hoy se hace del Jesús his-
tórico. El texto, después de hacer un recorrido por la antigua y
nueva investigación sobre el Jesús histórico, fija la atención en lo
que se ha denominado como la Third Quest.

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En el detallado trabajo de historiografía se desglosan los tres
momentos en que se clasifican las investigaciones llevada a
cabo sobre la vida de Jesús de Nazaret, y como en el proceso, y
a lo largo de la historia, se han venido usando algunos términos
técnicos cuya significación el autor cree conveniente precisar:
El Cristo de la fe, del Jesús histórico y del Jesús real.

Por último el autor describe la llamada “Third Quest”. En esta


nueva etapa se “rebasan los ámbitos de la filosofía y la teología,
dando entrada a numerosos estudios de diversos campos: socio-
logía, psicología, historiografía, arqueología, etc. La nueva meto-
dología histórica se ha tomado en serio el judaísmo de Jesús, pues
las fuentes que hoy se poseen permiten argumentar con fuerza la
influencia religiosa y cultural del judaísmo nativo de Palestina en
la vida y el mensaje de Jesús. Es tan cierto y completo el judaísmo
de Jesús que si se dice que Jesús es verdaderamente hombre y
verdaderamente Dios, hay que afirmar que la humanidad de Jesús
no es algo meramente genérico, pues es verdaderamente hombre
porque es precisa y verdaderamente judío. Es este un dato que
debe incorporarse hoy a cualquier reflexión cristológica.”Alvaro
Cadavid.

El propósito de Jesús Tekton es reconstruir algunos aspectos


sobre la biografía de Jesús de Nazaret a través de una metodolo-
gía triple: la antropología social, el análisis histórico y la herme-
néutica textual. El procedimiento se considera desvinculado de
cualquier corriente religiosa y tiene como punto de partida el
oficio reconocido en los evangelios de Jesús y de su padre José.

Judas Tomás, hermano de Jesús, apóstol y arqui-


tecto.

El apóstol Judas Tomás es nombrado en los evangelios dos


veces como uno de los hermanos de Jesús:

¿No es éste el hijo del tekton? ¿No se llama su madre María, y sus
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hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas (Tomás)? (Mt 13,55)

¿No es éste el tekton, hijo de María, hermano de Jacobo, de José,


de Judas (Tomás) y de Simón? ¿No están también aquí con noso-
tros sus hermanas? Y se escandalizaban de él. (Mc 6,3)

En el Evangelio, Judas Tomás es llamado varias veces “el Me-


llizo”, en griego, “Dídimo”- (Jn. 11, 16; 20, 24; 21, 2), pero no se
aclara de quién era mellizo. Esto ha dado lugar a innumerables
hipótesis, incluyendo una que lo hace hermano gemelo de Je-
sús; por eso en ocasiones se representa a Tomás con los rasgos
de Jesús.

A Tomás, que es reconocido en los evangelios como hijo de


José, de oficio tekton, y hermano de Jesús, de oficio tekton, se le
da el oficio de “maestro-tekton” de “arkhitekton”, arquitecto…

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Según los “Hechos de Tomás”, apócrifo del siglo III, el apóstol
Judas Tomás era arquitecto, y habría sido invitado por un rey
de la India (Gundoforo, Gondoforo o Gundafar) a levantarle un
palacio. Tomás recibe el dinero para la construcción y lo distri-
buye entre los necesitados. Cuando el rey quiere ver el palacio,
Tomás le anuncia que, al dar el dinero a los pobres, le edificó al
monarca un palacio en el cielo. El rey, irritado, lo arroja a prisión,
pero más tarde lo perdona. A raíz de este episodio legendario,
Tomás es representado frecuentemente con una escuadra de
arquitecto. Gracias a investigaciones recientes, se han hallado
monedas de mediados del siglo I con el nombre del rey Gunda-
far, lo que da algún sustento histórico a esta tradición.

Judas Tomás, arquitecto, celebra su fiesta en el santoral cristia-


no el 21 de diciembre, día del solsticio de invierno, y una de las
puertas del calendario romano del dios Jano, dios de los arqui-
tectos antiguos. A Tomás se le representa con una escuadra de
madera, instrumento propio de su oficio, el de arquitecto. Santo
Tomás es en la actualidad, y según el santoral católico, patrono
de arquitectos; constructores; trabajadores de la construcción;
albañiles; agrimensores. Tomás es patrono de los actuales suce-
sores de los antiguos “tekton”, de los integrantes del gremio del
oficio común de su padre José, y de su hermano Jesús.

La estirpe del Rey David, de la que descienden José, Jesús y


Judas Tomás, es la de los constructores de templos, los construc-
tores del primer templo de Jerusalén. Y el dato cierto del oficio
que los tres personajes comparten, y sus conocimientos y su
práctica en la Galilea de este momento histórico, es un dato que
debe incorporarse hoy a cualquier reflexión cristológica.

Rito fundacional de la Primera Piedra

El Rito fundacional del cristianismo es el encuentro entre Jesús


y su discípulo Simón descrito por Mateo en su evangelio:: 

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“Y yo a mi vez te digo que tú eres “Cefas” (Piedra), y sobre esta
piedra edificaré mi “ecclesia” (asamblea), y las puertas del Hades
no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los
Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo
que desates en la tierra quedará desatado en los cielos”. (Mt 16,
17-18)

Jesús pertenecía al gremio de los constructores, sus palabras


en el relato evangélico le delatan como un maestro conocedor
de la técnica que se precisa para edificar. En concreto muchas
de sus parábolas son coincidentes con los textos escritos por
Marco Vitruvio en su tratado de Arquitectura, existiendo un cla-
ro paralelismo en el sentido de sus enseñanzas.

Jesús conocía los procedimientos de un arquitecto para calcu-


lar la correcta cimentación de un edificio, o el presupuesto de
una obra y la vergüenza que significa en el oficio no hacerlo de
manera correcta.

En la antigüedad quién alcanzaba el mayor grado entre los


iguales de su oficio recibía el nombre de maestro, del latín
magíster, derivado de magis (más), en los oficios artesanos el
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maestro representa el nivel más alto en su respectivo estamento.

Maestro era el más alto grado a que podía aspirar un plebeyo


en su oficio y se usaba como tratamiento. Su misión no solo era
adiestrar a sus discípulos en unas habilidades muy concretas de
su oficio, sino también el dirigir la organización de las obras, a
las propias agrupaciones o gremios y de su relación con el resto
de la sociedad y otros gremios.

Para que Jesús pudiera alcanzar el grado de maestro debió


ejercer el oficio enseñado por su padre y otros maestros y al-
canzar el término de su “maestría”.  Jesús es llamado “maestro”,
al menos 45 veces en los evangelios.

Se da a Jesús de manera explícita el nombre de “maestro”,


ese es el título con que se dirigen a él personas que le pregun-
tan algo: “Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para alcanzar la
vida eterna?” (Lc 18,18; Mt 19,16; Mc 10,17).

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Existen en los evangelios datos suficientes como para reco-
nocer a Jesús en el oficio de arkhitekton, maestro constructor,
muchas de sus parábolas están basadas en el oficio que desde
niño le fue enseñado por su padre y sus maestros. Lc 6, 47-49. Mt
7, 24-27. Lc 14, 28-29.

En resumen, en tiempos de Jesús el oficio de tekton era el


propio de los constructores de edificios, este oficio tenía una
altísima valoración social y por sus conocimientos y prácticas
era muchas veces compartido por sacerdotes, escribas y doc-
tores. Un tekton tenía por su oficio la obligatoriedad de realizar
un aprendizaje propio de su disciplina, muy próximo a las ense-
ñanzas que recibían los hombres sabios del templo.

Jesús por oficio, y por herencia, compartía conocimientos pro-


pios de la clase sacerdotal y en su vida pública hizo demostra-
ción práctica de todos sus aspectos. 

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Jesús alcanzó el mayor grado posible en su gremio: el grado
de maestro, con el que pasó a ser reconocido por sus “alum-
nos” (significado del término discípulos) en el transcurso de los
acontecimientos de los siguientes tres años de su vida por todos
conocidos.

Acto fundacional de la iglesia

“Y yo a mi vez te digo que tú eres “Cefas” (Piedra), y sobre


esta piedra edificaré mi “ecclesia” (asamblea)... (Mt 16, 17-18).
Este ritual descrito por Mateo y que aún hoy recibe el nombre
de “Rito de la Primera Piedra” aparece prescrito por el Pontifi-
cal Romano como el que describe la fundación y dedicación de
iglesias y de altares.

Jesús como tekton de oficio y en grado de maestro, lo utiliza


para constituir lo que sería la “nueva iglesia de los judíos” se-
gún se establece en el Rito fundacional de las iglesias. Este Rito
descrito en los evangelios es propio de los Pontífices romanos
del siglo I.

Jesús como “rabbi” y “tekton”, por oficio y conocimientos,


puede ser asimilado a un pontífice romano y por eso utiliza ese
rito para fundar la Nueva Iglesia. Pontífice es un título utilizado
en la antigua Roma, originalmente era el funcionario que tenía
a su cuidado el puente sobre el río Tíber. Más tarde el término
tomó otro significado, los pontífices eran hombres que pertene-
cían al consejo religioso supremo de la antigua Roma, llamado
Colegio de Pontífices (Collegium Pontificum), en el que el Pon-
tifex Maximus poseía la máxima representación religiosa.

El término, de raíz latina, y referido a altas personalidades po-


líticas del Imperio romano, está formado por las palabras pons,
“puente” + facere, “hacer”, con un significado real de “cons-
tructor de puentes”. Los pontífices eran conocedores de las téc-
nicas que se precisan para edificar, construir. 
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El término se refiere al Papa, jefe supremo de la Iglesia Cató-
lica Apostólica Romana y sucesor de Pedro. Quién fue investido
como primer Pontífice por el mismo Jesús poniendo en práctica
el “Rito de la Primera Piedra” descrito por Mateo en los evange-
lios. El término se aplica también a obispos y arzobispos, por lo
que suele diferenciarse al Papa llamándolo Sumo Pontífice

Rito de la primera piedra por el sumo pontífice de Roma

El acontecimiento que se describe en el evangelio de Mateo


es el momento fundacional completo que permite comprender,
no solo la actual estructura de la iglesia de Roma, sino que tam-
bién ofrece todo el sentido al propio oficio de Jesús y a su com-
portamiento durante su vida pública. 

Tomado de:

Blog Jesús Tekton de Carlos Santos Montaña: http://jesustekton.


blogspot.com/2008/01/jess-tekton-y-maestro.html visitado el
15-04-2020 a las 20:32 hora de Perú.
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22
LA MASONERIA TRADICION VIVA DE OCCIDENTE
Francisco Ariza
23
Este título nace de una certeza: que la Masonería no es una
reliquia del pasado trasnochada y ajena a la realidad del hom-
bre y la mujer de hoy día, sino que se trata de una tradición que
está viva y que conserva en sus ideas toda la potencia intelec-
tual capaz de dar respuesta a las preguntas esenciales que, hoy
como ayer, continúan haciéndose quienes se interrogan acerca
de sí mismos y desean emprender un camino a la búsqueda
de su verdadera identidad. “¡Conócete a ti mismo!” exclama la
antigua sentencia socrática, y que la Masonería hace suya como
uno de los lemas que mejor define su principal objetivo y razón
misma de ser.

Está claro que son esas ideas, vehiculadas por los códigos
simbólicos, las que dan verdadera “fuerza y vigor” a la Maso-
nería. Además, y como iremos viendo, dichas ideas han tenido
también un papel activo en la historia de Occidente, especial-
mente a partir del momento en que ésta empieza a conformarse
durante los primeros siglos de nuestra era, a lo que contribuye
decisivamente toda la herencia cultural de la Antigüedad Clási-
ca. En este sentido debemos recordar que desde sus orígenes
la Masonería pertenece a un ámbito mucho más amplio: el de
la Tradición Hermética, que está a su vez comprendida dentro
de la Tradición Unánime, también llamada Filosofía Perenne,
términos que expresan muy bien la idea de un Saber presente
ininterrumpidamente en todos los pueblos y civilizaciones a lo
largo de la historia.

Podemos entonces decir que dichas civilizaciones han existi-


do gracias a ese Saber y a los conocimientos que de él derivan
y que han conformado la idea misma de cultura, como podemos
apreciar estudiando, y sobre todo comprendiendo, la concep-
ción del mundo (esto es la cosmogonía y la metafísica) que ellas
nos han dejado a través de la sacralidad de sus códigos simbó-
licos, sus ritos y mitos fundacionales.

La Masonería tiene también sus símbolos, sus ritos y sus mitos,


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todos los cuales configuran en efecto una concepción del mun-
do y del hombre basada fundamentalmente en el Arte Cons-
tructivo, imbricado con las restantes disciplinas que conforman
la médula del Hermetismo: la Alquimia, la Teúrgia, la Magia Na-
tural y la Astrología-Astronomía, también llamada Ciencia de
los Ciclos y de los Ritmos, sin olvidarnos de las distintas co-
rrientes de pensamiento que procedentes de las Religiones de
Misterios, del Pitagorismo, del Neoplatonismo, de la Gnosis ju-
día y cristiana y la herencia de la antigua sabiduría Egipcia, fue-
ron fijadas, bajo la advocación del dios Hermes, en la Alejandría
de los primeros siglos de nuestra era, y de la que surgirían las
ideas-fuerza que han hecho posible el desarrollo de la cultura
occidental en su más amplia expresión, y que lejos de apagarse
con la llegada de las ciencias materialistas que han generado
al mundo moderno, continúan estando vigentes a través de di-
ferentes instituciones, grupos y personas, vinculadas de una u
otra manera con la Tradición de Hermes.[1]

Qué duda cabe que la Masonería constituye hoy en día una


de esas instituciones, y aunque nacida bajo su forma actual en
el siglo XVIII porta sin embargo en su seno la profunda huella
dejada por las antiguas tradiciones de constructores, como lo
testimonian muchos de sus símbolos, entre los que destacan los
geométricos y los relacionados específicamente con la cons-
trucción, como el compás, la escuadra, el nivel, la plomada, etc.
Existe también todo un código ritual que se vincula con esa sim-
bólica, y desde luego los nombres de sus tres grados (aprendiz,
compañero y maestro) revelan indudablemente un origen arte-
sanal y de oficio. Además, el propio trabajo iniciático conserva
en la Masonería un carácter colectivo y grupal, lo que está ex-
presado perfectamente en la llamada “cadena de unión”.

No es poca cosa esa herencia, teniendo en cuenta además


que esas mismas corporaciones de constructores eran también
herederas, por distintas vías, de las que se conocieron a todo lo
largo y ancho de la cuenca mediterránea, y muy especialmente
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de aquellas que existieron en Egipto y el Cercano Oriente.[2]

Como sabemos la gran civilización egipcia fue en su último


período contemporánea de la civilización greco-latina, y es so-
bradamente conocido lo mucho que ésta debe a Egipto, cuyo
saber milenario se dejó sentir en los más importantes filósofos
griegos, especialmente en Pitágoras y Platón, de los que preci-
samente surgirían la mayor parte de las ideas que contribuye-
ron a conformar la concepción del mundo propia de la cultura
occidental. Recordemos que Pitágoras, heredero al igual que
Platón de la tradición órfica de raigambre puramente griega,
fue asimismo iniciado por los sacerdotes egipcios, con los que
pasó numerosos años participando plenamente de las ense-
ñanzas emanadas de Thot-Hermes (o sea de la Sabiduría), pues
como se sabe aquellos sacerdotes eran los que conservaban y
transmitían la Ciencia Sagrada revelada por esa Deidad, sien-
do precisamente la arquitectura una de sus expresiones más
importantes y significativas, como podemos ver en el caso de
las pirámides y otros monumentos que continúan desafiando el
paso del tiempo.

Hermes Trismegisto, detalle. Pavimento de la catedral de Siena


26
Precisamente las ideas de que se valieron los constructores
de la Antigüedad Clásica están en gran parte ligadas a las en-
señanzas de los pitagóricos, es decir a las Ciencias del Número
y la Geometría, como ocurre por ejemplo con los Collegia fa-
brorum romanos, quienes pervivirían como tales hasta los albores de
la Edad Media, sobre todo en Bizancio y el norte de Italia, momento en
que se cristianizan, inaugurando así un nuevo ciclo pero conservando
y difundiendo a través del Arte Constructivo lo esencial de su herencia
secular. A este respecto, no estará de más referirnos a una leyenda
medieval difundida entre las cofradías de constructores de habla inglesa,
según la cual un tal Peter Gower, originario de Grecia, trajo a los
países anglosajones determinados conocimientos relativos al
Arte de la construcción. Algunos autores, entre ellos René Gué-
non, afirman que este personaje, Peter Gower, no era sino el
mismo Pitágoras, o mejor dicho, las ciencias del Número y la
Geometría que a través de las cofradías de constructores se in-
trodujeron en las islas británicas al mismo tiempo que en todo el
continente, especialmente en Francia y los países germánicos.
Precisamente en Gran Bretaña esas cofradías asimilan también
la cosmogonía de las tradiciones de los constructores locales
de origen celta y pertenecientes a un linaje que se remontaba
a aquellas culturas del Neolítico (herederas más o menos direc-
tas de la civilización atlante) que levantaron por ejemplo Sto-
nehenge y otras edificaciones prehistóricas, algunos de cuyos
restos (entre muchos otros el del propio Stonehenge, o el “tem-
plo estelar” de Glastonbury)[3] revelan un alto conocimiento de la
astronomía y las leyes que rigen el Cosmos en su realidad sutil y física.
 
Y puesto que hablamos de Pitágoras y Platón, hemos de te-
ner en cuenta que en las antiguas civilizaciones muchas veces
los nombres de las personas, ya históricas o legendarias, de-
signan más que a esos personajes mismos a los conocimientos
que ellos vehicularon y que con frecuencia se transmitieron por
el conducto de las escuelas o cofradías que fundaron. Es lo que
en cierto modo ocurre también con el pitagórico Euclides, uno
de los jefes de la Escuela Matemática de Alejandría allá por el
27
siglo III a.C., y que es mencionado en los “Antiguos Deberes”
(Old Charges) como el “padre” de la Geometría, recalcándo-
se que ésta no designa sino a la propia Masonería.[4] Y ya que
mencionamos a los Old Charges hemos de decir que éstos constituyen
una serie de manuscritos originarios de la Masonería inglesa y escocesa,
los primeros de los cuales aparecen hacia el fin de la Edad Media (el Re-
gius y el Cooke concretamente) y los últimos hacia el siglo XVIII
(el  Graham  y el  Dumfries), período de unos trescientos años durante
gran parte del cual tiene lugar el cambio de la Masonería del oficio
en la Masonería especulativa. Esos manuscritos contienen sobre todo
una historia legendaria de la fraternidad masónica, desde los orígenes
míticos y antediluvianos hasta los propiamente históricos pasando por
la construcción del Templo de Salomón.[5] En ellos aparece por tanto
una verdadera genealogía espiritual donde los personajes humanos (la
“cadena de unión” horizontal) están en permanente comunicación con
los dioses y los poderes divinos (la “cadena de unión” vertical), lo que
caracteriza por otro lado a toda cultura y civilización tradicional.

Escultura de Pitágoras en la catedral de Chartres

28
En este sentido debemos decir que la historia es también una
simbólica, un código de signos y hechos significativos a través
de los cuales nuestros antepasados, de cualquier época y civili-
zación, pudieron tener conocimiento de las realidades superio-
res. Cuando se toma así, la historia revela también la cosmogo-
nía y se convierte en un soporte para acceder a lo suprahistórico
y metafísico. Como decía un masón anónimo de hace un par de
siglos, autor de Los verdaderos hijos de la luz:

Nosotros no vivimos en el tiempo histórico, profano, sino en el


tiempo sagrado.

O como decía también el sabio taoísta Chuang-Tsu, citado por


René Guénon en el prefacio de El Simbolismo de la Cruz:

La misma verdad histórica sólo es sólida cuando deriva del


Principio.

Pero cuando ese Principio, que es el Gran Arquitecto del Uni-


verso, se ignora o se lo considera como una entelequia sin re-
lación alguna con la vida y el destino del ser humano y las civi-
lizaciones, entonces la propia historia, y en definitiva todas las
cosas, se convierte en un mosaico de fragmentos dispersos y
desordenados faltos de la auténtica unidad que proporciona el
conocimiento metafísico y simbólico.

Volviendo de nuevo a los constructores medievales, hemos


de decir que lo que éstos hicieron fue “adaptar” las formas de
una tradición de origen milenario a otra de reciente cuño: el
cristianismo, lo que no fue muy difícil debido a que el propio
cristianismo había “absorbido” ya muchas cosas de las civiliza-
ciones y corrientes esotéricas anteriormente nombradas, sobre
todo a través de los primeros Padres de la Iglesia, algunos de
los cuales, como Dionisio Areopagita, Orígenes, Clemente de
Alejandría y San Agustín, lograron la síntesis entre la espiritua-
lidad cristiana y la tradición de Hermes, Pitágoras y Platón, sín-
29
tesis de la que surgirían las ideas de que se valdrán más tarde
los arquitectos medievales, plasmándolas primeramente en el
románico (llamado así porque estaba inspirado directamente
de los Collegia fabrorum romanos), y posteriormente en el gótico.
En este contexto no deberíamos olvidarnos de Boecio, uno de los úl-
timos representantes de la Academia Platónica de Atenas allá
por los siglos V y VI, y a la que habían pertenecido los más ilus-
tres neoplatónicos (Proclo a la cabeza) de los primeros siglos
de nuestra era. La contribución más importante de Boecio, autor
de La Consolación de la Filosofía, fueron sus estudios sobre as-
tronomía, geometría, aritmética y música, es decir las ciencias
y artes del Número, la Medida, la Armonía y el Ritmo, esencia-
les en la arquitectura y el simbolismo constructivo. Todo esto
fue recibido por los filósofos medievales llamados a ser los au-
ténticos continuadores de ese Saber, difundido a través de sus
obras y de las distintas escuelas que fundaron por toda Europa
(Chartres y Oxford entre las más destacadas), y en las que era
muy importante el estudio del Timeo de Platón, que es por cierto su
libro más pitagórico, y donde se describe la Organización del Cosmos en
base a principios de orden numérico y geométrico, los que cohesionan
y fundamentan el discurso creacional en cualquiera de sus manifes-
taciones. De ahí, precisamente, se extrajo la imagen del Dios
creador, del Ordenador del Mundo, revestido con los atributos
de un arquitecto, con el compás en la mano trazando los límites
del cosmos, como podemos ver en tantos grabados de la época.
  
Cuando más arriba comentamos que los Collegia fa-
brorum romanos se cristianizaron[6] queríamos decir que asumieron
la herencia cristiana, o para ser más precisos: la herencia judeocristiana,
pues la civilización medieval es fundamentalmente judeocristiana, y
los gremios de constructores no fueron ajenos a esa realidad, hasta el
punto de que las catedrales y otras edificaciones se construyeron teniendo
su modelo simbólico en el Templo de Jerusalén, o de Salomón, hecho
éste que podemos considerar como crucial en la historia posterior de
la Masonería y en general del esoterismo occidental. En efecto, los
constructores medievales al tomar el Templo de Salomón como su modelo
30
simbólico se convirtieron también en los herederos de los constructores
que edificaron aquel Templo. Sin embargo, hay que tener en cuenta que
cuando hablamos de modelo simbólico en este caso no nos estamos
refiriendo propiamente a la forma arquitectónica como el elemento prin-
cipal de esa herencia, pues sólo hay que consultar los pasajes
bíblicos donde se habla de la construcción del Templo de Sa-
lomón para darse cuenta que existen diferencias substanciales
entre éste y el templo cristiano.[7] Nos referimos más bien a que los
constructores cristianos, es decir los masones medievales, se sentían en
verdad herederos de un “modelo espiritual”, es decir de la “idea” misma
que inspiró igualmente a Salomón y que éste transmitió a los constructores
del Templo, y en este sentido la forma en que dicha idea fuese manifestada
no era lo realmente importante. Ese “modelo espiritual” no es otro que
la “Jerusalén Celeste”, o sea la Ciudad Mítica, que ya describieron el
profeta Ezequiel y posteriormente San Juan en el Apocalipsis, cuyo
origen es en esencia atemporal y enlaza directamente con una genealogía
espiritual (los antepasados míticos e históricos, habitantes del “Oriente
Eterno”) que supera a la una tradición específica (como pudiera ser
en este caso la judeocristiana o la masónica), remontándose al origen
mismo de la humanidad. Ni qué decir que ese “modelo celeste” es el que
recibieron también los constructores renacentistas, los que “renovaron”
la arquitectura occidental integrando dentro de ella las formas clásicas de
la arquitectura grecolatina.

En este sentido, hemos de recordar que todas las civilizacio-


nes tradicionales han nacido y se han desarrollado de acuer-
do a la idea de un origen celeste y sagrado de su cultura, idea
permanentemente reiterada por sus símbolos cosmogónicos y
metafísicos, sus ritos y sus mitos. Dice a este respecto Federico
González:

La ciudad celeste es un espacio distinto, un país que coexiste


con el nuestro, una patria de cuerpo espiritual en donde habi-
tan los dioses, y los difuntos. (...) Lo que la ciudad celeste es
al símbolo espacial, las genealogías, o los antepasados, lo son
al temporal, y ambas confluyen para cimentar la realidad y la
31
El Anciano de los Días como Gran Arquitecto del Universo. W. Blake.

vida tribal. Coexisten en el mundo de las Ideas platónico y con-


forman el arquetipo. (...) Casi todas las tradiciones han sentido
que son heredadas en esta tierra de aquella ciudad del cielo y
descendientes de sus moradores, y de allí que hayan pensado
invariablemente que su patria constituía el centro del mundo; o
32
sea, un lugar especialmente ‘cosmizado’, en donde las energías
del cielo y la tierra, de los vivos y los muertos, se conjugaban
permitiendo el desarrollo de la vida y de esa comunidad en el
tiempo. (...) Los grandes mitos y leyendas se refieren siempre
a los génesis cosmogónicos mediante los cuales se explica la
existencia y se encuentra un orden y un sentido en la inesta-
bilidad del devenir. La cosmogonía es siempre actual, al igual
que el tiempo, y se regenera continuamente; en la eternidad del
presente, el pasado y el futuro son abolidos. La ciudad celes-
te y los antepasados son aquí y ahora, y el hombre un vínculo
permanente entre dos realidades, o mundos. Por la reiteración
ritual del mito ancestral y por medio de los símbolos que lo re-
velan se puede efectuar el pasaje de lo conocido a lo desco-
nocido. Ese es el propósito de toda enseñanza y la razón de los
secretos del oficio.[8]

No podría explicarse mejor la concepción del mundo de una


sociedad tradicional, por muy arcaica y “primitiva” que ésta
fuese, o tal vez por ello, puesto que lo antiguo y lo arcaico no
debe confundirse con lo viejo y lo caduco sino que más bien
se relaciona con todo aquello que es perenne y que refleja las
ideas o arquetipos universales (...) En este sentido lo antiguo es
perfectamente actual.[9]

Y si ese centro del mundo de que se habla más arriba lo extra-


polamos a la época medieval, y posteriormente a la renacentis-
ta, vemos que éste, en efecto, no es otro que el propio Templo
de Salomón y como decimos es precisamente la Idea que pro-
mueve esa Ciudad la que impulsa realmente a los constructores
a cumplir con su oficio, dejando la huella de su Arte y su Ciencia
grabada en la piedra de la catedral románica y gótica, y por
tanto plasmando en ellas una cosmogonía tejida de relaciones
permanentes entre el mundo natural y el sobrenatural, entre el
mundo físico y el metafísico, siendo el símbolo el intermediario
entre ambos y el que hace posible su unión en la mente y el
corazón del hombre.
33
Allí, grabados en los muros, en las columnas, capiteles, tím-
panos y bóvedas, vemos representados a los tres reinos de la
naturaleza: el mineral, el vegetal y el animal, lo mismo que el
mundo del hombre y el plano intermediario, poblado de seres
fabulosos, dioses y héroes, y que comprende también los di-
versos cielos planetarios y el zodíaco, rematándose todo ello
con las jerarquías y potestades angélicas que circundan el trono
donde mora la Deidad, el Pantocrátor, el Señor del Mundo. En
verdad la obra del arquitecto medieval es un libro de imáge-
nes y símbolos herméticos que nos muestran la estructura del
Cosmos y los diversos planos o niveles de que se compone, de
los más densos y groseros hasta los más sutiles, los que viven
igualmente en el hombre, por lo que éste siempre tiene la opor-
tunidad de acceder a ellos y conocerlos en sí mismo, lo que es
igual a la identificación con el Ser Universal o Gran Arquitecto
del Cielo y de la Tierra.

Por eso mismo entre los antiguos constructores (y no nos re-


ferimos tan sólo a los occidentales, sino a los de todas las civi-
lizaciones), que estaban inmersos en un “cosmos sacralizado”,
el proceso de la edificación, la ejecución de la obra, adquiría
un carácter esencialmente ritual. Esto es obvio en los templos
y recintos sagrados, aunque ese carácter se extendía también
a la vivienda, en donde lo práctico se combinaba perfectamen-
te con su significación simbólica, pues lejos de estar pensadas
como “máquinas de habitar” (como pretendía Le Corbusier, uno
de los padres de la arquitectura moderna), su estructura tenía
siempre una significación cósmica, exactamente igual que los
templos, que a este respecto poco se diferenciaban de las vivien-
das.[10] En efecto, según la concepción de los antiguos constructores
todo el edificio, ya fuese casa o templo, debía representar al Cosmos en
su totalidad, o sea con los diferentes mundos que lo integran: el mundo
terrestre, el mundo intermediario y el mundo celeste, de tal manera que
era verdaderamente una imagen simbólica realizada “según el orden”
establecido por el Arquitecto Supremo, también llamado “Espíritu de la
Construcción Universal”.
34
Esos mismos constructores conocían perfectamente la estruc-
tura cósmica y otorgaban un enorme valor a las ciencias y artes
que la revelan, entre las que destaca la Geometría, la “ciencia
de la medida”, a la que no hay que entender tan sólo en su as-
pecto cuantitativo sino sobre todo cualitativo, que es el que está
especialmente ligado al simbolismo de la “luz”, pues mediante
sus rayos luminosos mide la totalidad del espacio realizado, y, al
mismo tiempo que las ilumina, manifiesta las cosas que contie-
ne, de ahí que la luz se haya tomado siempre como un símbolo
del acto cosmogónico por excelencia. Recordemos, sin ir más
lejos, el Fiat Lux del Génesis. En este sentido el proceso de la
construcción sigue las pautas marcadas por el Dios Arquitecto,
o Dios Geómetra, en la elaboración del Plan Cósmico surgido
de su Pensamiento y manifestado mediante su Inteligencia (la
que todo lo hizo en “medida, número y peso” según el versí-
culo bíblico), que es justamente la que el constructor humano
ha de encarnar e imitar en su obra. Y ambos, el proceso de la
construcción y el de la creación del Mundo, se ven reflejados en
el proceso alquímico de transmutación que el hombre realiza
consigo mismo, por lo que la Geometría sagrada expresa ver-
daderamente esas pautas, leyes y principios que constituyen la
guía intelectual que ordena el devenir de ese proceso interior,
que necesita previamente de una “materia prima” en la que se
pueda “obrar” o “trabajar”, “materia” que actualiza todas sus
posibilidades gracias a la presencia constante del fuego sutil
del amor y la pasión por el Conocimiento.

Notas

[1] Para todo cuanto se refiere a los orígenes de la Tradición Hermética y el


desarrollo e influencia de sus ideas en la cultura de Occidente hasta nuestros
días, ver Hermetismo y Masonería, de Federico González.
[2] Sobre esto ver “El Simbolismo Astronómico en la Arquitectura del Cercano
Oriente” de Adrian Snodgrass, en la página “Antología de Textos Her-
méticos” de la revista Symbolos telemática.
[3] Este templo estelar prehistórico es en realidad un inmenso zodíaco cuyas
figuras estaban en cierto modo predeterminadas ya por la topografía y la
35
orografía del lugar. Y quienes acabaron de completarlas debían poseer desde
luego conocimientos del arte de la geometría, lo cual para René Guénon es
un indicio claro de que la tradición que poseía esos conocimientos
“se ha continuado en lo que llegó a ser luego la tradición masónica”.
(“La Tierra del Sol”, cap. XII de Símbolos Fundamentales de la Cien-
cia Sagrada).
[4] En otros manuscritos se dice que el mismo Euclides fue discípulo de
Abraham, lo cual constituye un verdadero anacronismo pues Abraham vivió
aproximadamente dos mil años antes que Euclides. Pero teniendo en cuenta
que las leyendas relatadas en los “Antiguos Deberes” tratan de historia sagrada
y mítica, lo que en verdad se quiere significar con esta leyenda es que Euclides
(o sea la Masonería) fue el discípulo que recibió el saber que el Patriarca
encarnaba: el de la tradición hebrea, entroncada con las antiguas civilizaciones
mesopotámicas (contemporáneas de Egipto), pues Abraham era oriundo de la
ciudad caldea de Ur. Sobre la relación de Euclides con Abraham ver
Denys Roman: René Guénon et les destins de la Franc-Maçonnerie,
cap XII.
[5] De la Masonería medieval en el continente debemos destacar especialmente
las cofradías y guildas de Francia y los países germánicos. En estos úl-
timos las guildas estaban agrupadas bajo el nombre de “Federación
de Logias del Santo Imperio”, conocida como la Bauhütte, cuyos cen-
tros principales se encontraban en Estrasburgo, Colonia, Ratisbona,
Viena y Berna. De esas logias salieron, por ejemplo, “Los Estatutos de
Ratisbona”, “Las Constituciones de los Masones de Estrasburgo”, etc.
Sin embargo, las leyendas que aluden a la historia mítica y tradicional
de la Masonería tan sólo se encuentran en los Old Charges ingleses y
escoceses. Ver aquí mismo la Introducción a la II parte.
[6] Aquí debemos detenernos un momento para decir algunas palabras sobre una
de las cofradías de constructores más importantes que descendían directamente
de los Collegia romanos: nos referimos a los “Maestros Comacinos”, así
llamados porque eran originarios de la región del lago de Como, y
también de Lugano y Mayor, en el norte de Italia, de donde se ex-
pandieron a toda Europa a partir sobre todo de que fueran llamados
por Carlomagno en el 805 para construir la basílica de Aix-La-Cha-
pelle (aunque hemos de decir que ya anteriormente, siglo VII, habían
estado en Inglaterra, lo cual confirmaría sin duda alguna lo que di-
cen las leyendas masónicas sobre la llegada a las islas británicas de
constructores continentales, como recordábamos más arriba). Era
un momento crucial en la historia de Europa, pues recién había sido
creado por Carlomagno el Sacro Imperio Romano, el cual iba a ser el
36
germen de la Cristiandad medieval, la que conocería su esplendor
durante los siglos XI, XII y XIII. Se iniciaba un nuevo ciclo histórico, y
los maestros comacinos fueron los que sembraron la tierra europea
de construcciones sagradas y civiles, y debido a su asentamiento en
los territorios donde edificaban y por su contacto con las tradiciones
locales, con las que se fundieron, poco a poco se fueron creando las
nuevas cofradías de constructores, las guildas o “asociaciones libres
de masones”, ya completamente integradas en la Cristiandad. Asi-
mismo, no deja de ser significativo para el tema que nos ocupa que
maestros comacinos y normandos viajaran a Palestina durante las pri-
meras cruzadas y allí aprendieran determinadas técnicas que incor-
poraron a su arquitectura, de la que saldría el arco agudo o gótico.
Decir, en fin, que el símbolo de los maestros comacinos era el compás
abierto con una rosa en su interior.
[7] En este sentido hay que recordar que los Collegia fabrorum, como he-
rederos del simbolismo pitagórico, también transmitieron a la Edad
Media, a través de los maestros comacinos, la forma de la basílica
romana, lo cual resulta muy evidente en la arquitectura del románico.
En realidad, en cuento a su estructura fundamental el templo cristiano
vendría a ser una síntesis de distintas formas arquitectónicas, incluida
la del Templo de Salomón en lo que se refiere concretamente a la dis-
posición rectangular de la nave principal, y a la división de la misma
en dos partes bien definidas señaladas por las gradas que delimitan
el espacio donde se halla el altar del resto de la nave hasta la puerta,
y que se corresponden respectivamente con lo que en el Templo de
Salomón era el Debir y el Hekal. Precisamente esta misma división
se encuentra en la Logia masónica, con el añadido de que en ésta
el llamado “pórtico de la entrada”, sostenido por las columnas J. y
B., se corresponde con lo que en el Templo de Salomón era el Ulam,
especie de umbral que separaba lo que era el interior del templo del
exterior del mismo. Ver René Guénon “El Simbolismo de la Cúpula”,
en Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada.
[8]  Federico González:  El Simbolismo Precolombino. Cosmovisión de las
Culturas Arcaicas, cap. XVIII.
[9]  Federico González y colaboradores,  Introducción a la Ciencia Sagrada.
Programa Agartha, en Symbolos Nº 25-26, p. 334.
[10] Recordemos en este sentido que en esas civilizaciones el hogar de la casa
equivale a lo que representa el altar en el templo: un lugar “central” ligado
siempre a la idea de sacrificio y ofrenda a la deidad.
 
37
Tomado de:

Blog Francisco Ariza, Tradición hermética, Masonería, Ciclo-


logía, Metafisica de la Historia: https://www.franciscoariza.
com/?fbclid=IwAR1ZKtoljrnd7wDHk5x3X-KYencUrGHIeBnv-
gHbOe7ISf53AcQBKQXRf5iM#textos visitado el 27-05-2020 a
las 18:21 horas de Perú.
LA TRADICIÓN MASÓNICA: https://www.franciscoariza.com/li-
broTradmas/tradicion_masonica_indice.html visitado el 27-05-
2020 a las 18:23 hora de Perú.

Invitacion.

 Esta página Web que ahora presento estará en “permanente


construcción” por la propia dinámica de la misma, pues a los
trabajos publicados a lo largo de los años, y que en ella se reco-
gen, se irán agregando los que vayan apareciendo en las distin-
tas plataformas digitales (facebook, blogs y vídeos) que están a
mi cuidado, o que dirijo junto a Mª Ángeles Díaz.

Quiero manifestar igualmente mi agradecimiento a José Ma-


nuel Río por su inestimable ayuda técnica en la creación de esta
página, y con el que me une una larga amistad desde que a fina-
les de los años setenta recibimos la Enseñanza metafísica direc-
tamente de Federico González.

38
Las Constituciones de Anderson en el Levante español
Víctor Guerra García.

39
Ni en sus mejores tardes neblinosas de la city londinense, el
pastor Anderson hubiera soñado que “sus” famosas The Cons-
titutions of Freemasons, podían tener tanta repercusión después
de tantos siglos.

Obra que le trajo bastantes problemas y quebraderos de ca-


beza al pobre J. Anderson, pese al peso que hoy se le otorga en
base a distintos puntos sometidos a un debate permanente, en
su momento (siglo XVIII, dicho texto no tuvo un peso excesivo,
en parte porque la Gran Logia de Londres no las sancionó como
propias, dado que «no reflejaban el valor colectivo de la Gran
Logia», y pese a ser revisadas por catorce consejeros, estas no
pasaron por el Nihil Obstat de la Gran Logia, aunque según An-
derson fueron aprobada pero con alguna enmienda, tal y como
nos expone  Pierre Mereaux. Les Constitutions d´Anderson.Véri-
té ou Imposture. Éditions du Rocher. 1995. Pág 232-282.

Aunque para liarla más, se puede decir que en realidad las


Constituciones de Anderson de 1723, tampoco parecen ser pro-
piedad de la Gran Logia. El texto que se lee en la página del tí-
tulo de la obra, deja bien claro que los editores y titulares de los
derechos de autor, eran John Senex y John Hooke. Anderson, en
ese momento trabajaba con Hooke en la traducción de Conver-
sations in the Realms of the House of the Dead de David Fassmann,
y recibía su pago por parte de Hooke y Senex, bajo la forma de
pago por página (copy money), es de suponer que por el volu-
men completo de las Constituciones habrá sucedió algo pare-
cido. Así que por mucho que Anderson hubiera reclamado a la
Gran Logia, la edición de 1723, esta no era propiedad suya, ni
parece ser que tampoco de la Gran Logia, sino de los editores.

D. Stevenson en la entrada en el Diccionario Prosopográfico


del mundo masónico de las Luces, nos indica que Anderson no
figura como autor, y que la «aprobación» fue efectuada por los
oficiales de veinte logias entre los que se encontraba Anderson,
que se le cita como autor en el interior del texto.
40
Cuatro grandes referencias intelectuales y estudiosos han tra-
bajado sobre las Constituciones de Anderson:

· Pierre Mereaux. Les Constitutions d´Anderson.Vérité ou Impos-


ture. Éditions du Rocher. 1995.
· Maurice Paillard. The English and French Masonic Constitu-
tions.1938
· Daniel Ligou. Anderson Constitutions. Edimaf.2002
· Andre Kervella. James Anderson Imposteur. ? Pierre Philoso-
phale.2018

En su momento yo mismo, publiqué varios artículos:

-Las constituciones de Anderson algo más que una querella (I):


https://www.ritofrances.net/2009/11/las-constituciones-de-an-
derson-algo-mas.html
-Las constituciones de Anderson algo más que una querella (II):
https://www.ritofrances.net/2009/11/las-constituciones-de-an-
derson-algo-mas_18.html
-Las constituciones de Anderson algo más que una querella (IIII):
https://www.ritofrances.net/2009/11/las-constituciones-de-an-
derson-algo-mas_28.html
·     
Esto viene a cuento, de la pequeña obra que se publicado por
parte de la Universidad de Alicante, titulada Las Constituciones
de Anderson, y que firman como introductores al texto: José Ma-
ría Canales Aliende, como catedrático de Ciencia Política y de
la Administración, y director del Observatorio Lucentino de Ad-
ministración y Políticas Públicas, y Rafael Luis García Messe-
guer, como miembro de la Sociedad Benéfica Constante Alona,
y reconocido francmasón del Gran Oriente de Francia (GOdF).

Obra atrevida en estos precisos momentos que está en sol-


fa, las posibles tergiversaciones que se hayan podido producir,
debido a las malas traducciones del inglés al francés, y que en
parte fue lo que llevó a Mereaux, y Ligou, a sus aportaciones
41
en texto bilingüe para despejar algunas incógnitas, sobre estos
textos y algunos más incide André Kervella, y que serán piezas
imprescindibles si se quiere abordar el controvertido tema de
Anderson y sus Constituciones.

La versión que plasman en el texto editado es la de Federico


Climent Terrer, y publicada  en el Museo Virtual de la Historia
de la Masonería (UNED, dicho traductor muy ligado a la teosofía
que formaba parte de los llamados Jovenes Idealistas , surgido de
los Grupos Rama de Barcelona, siendo  un activo traductor de
masones teósofos como Annie Besant, o Leadbeater.  Federico
Climent Terrer y Ramón Maynadé crearon el Instituto de Educa-
ción Integral y Armónica en 1912 y, en 1926, y la Sección Espa-
ñola de la Fraternidad Internacional de la Educación (vertien-
te española del Trust Teosófico de la Educación inspirado por
Annie Besant y bajo la dirección de la teósofa británica Beatriz
Ensor) y la Escuela Internacional Nueva “Damón.

Una nueva aportación al acervo de las Constituciones en Cas-


tellano, cuya última pieza fue la edición de un facsímil de la
edición de 1936 que se publicó como Las Constitución de 1723,
proyectada por J. Anderson  también traducida por Climent, cuya
introducción se la debemos a Pere Sánchez Ferré, que ya ade-
lanta en su trabajo publicado en  la editorial Alta Fulla, que Cli-
ment Ferré se había dejado llevar por sus tendencias teosóficas
a la hora de traducir el texto andersoniano

Es evidente que no estamos ante unas introducciones de pri-


mera talla en cuanto a que estén dedicadas a lidiar con el texto
de Climent, o a entrar en grandes controversias masonólogicas,
sino más bien textos introductorios dignos, didácticos y sim-
ples. Lo cual a veces se agradece enormemente.

Tal vez queriendo sacar un par de puntas a los textos introduc-


torios, indicar al contrario de lo que expone Canales Aliende,
parafraseando a Benimeli, yo creo que la masonería española si
42
tuvo vocación política, tanto como masones individuales, como
institución, y para ello no hay nada más que ir a las interven-
ciones de las logias y los organismos masónicos españoles en
cuanto a la realidad política y social española, el mismo Ferre
Benimeli, tiene un librito donde recoge parte de las distintas
posiciones  por parte del GOE.

Otra cosa es que esa vocación no tenga los parangones que se


dieron en Francia en el siglo XIX y XX, pero en la medida de lo
que era, en calidad y en cuantidad, la masonería española tuvo
vocación política. Aunque no dudo que son conceptos muy am-
bivalentes y poliédricos.

Por otro lado, Rafa G. Meseguer aporta un dato extraño, que


James Anderson no había sido, más que iniciado, yo diría «reci-
bido» como masón hasta 1738, y digo que extraño, porque en
1723 porque en esa fecha Desaguliers deviene en Gran Maestro
Adjunto y Anderson en uno de los Grandes Vigilantes, después
de una importante querella entre Torys y Whig.

Y tampoco André Kervella en su temático libro sobre James


Anderson, comenta nada al respecto, más allá de haber recibido
la Mot du Maçón de su padre, traída desde la Logia de Aberdeen.

En fin, no es fácil contar con bibliografía extranjera, y la na-


cional ya se sabe y con eso los autores han tenido que lidiar. En
todo caso contamos con una nueva publicación sobre las famo-
sas Constituciones de Anderson, proveniente desde el Levante
español.

Tomado de:

https://www.victorguerra.net/2019/04/las-constitucio-
nes-de-anderson-en-el.html visitado el 27-05-2020 a las 16:55
hora de Perú.

43
LAS CONSTITUCIONES DE ANDERSON ALGO MÁS QUE UNA QUERELLA (I)
Víctor Guerra García.
44
La “Querella entre los Modernos y los Antiguos” Es toda una
asignatura pendiente en España, y lo cierto es que nunca acabé
de entender del porqué de ese olvido, cuando en realidad ex-
plica buena parte de nuestra historia como masones, e ignoro
las razones por las cuales el debate no ha tenido eco en nuestro
suelo patrio, aunque barrunto que por un lado ha funcionado la
barrera de los Pirineos y por otro da la sensación de que se ha
querido huir de las reflexiones conceptuales filosóficas e his-
toricistas, que no parecen  muy al uso en la tradición española,
aunque se debe apuntar  una excepción la Revista Latomia y la
postura de su director el asturiano Pedro González Blanco, de
ir preguntándose diversas cuestiones de cariz masónico y sus
raíces y verosimilitud;  lo que nos viene a demostrar  la poca
preocupación, aun hoy, al respecto de cuestiones que pudiéra-
mos calificar como temas historicistas masónicos.

No puedo negar que me queda la duda, y más cuando esta-


mos en pleno  siglo XXI, y tenemos un acceso casi universal a
la cultura y manejamos lenguas, que este tema de la “Querella
entre Antiguos y Modernos”y  la propia historia y sus actores, y
un libro tenido como capital  The Constitutions of the s Franc-Ma-
sons, o sea las llamadas Constituciones de Anderson, todo ello
sigue quedando enterrado en el lado oscuro de nuestra histo-
ria, esa historia que no escribimos,  pero que tampoco parece
preocuparnos por qué no se escriba o se conozca, o nos la den
como edulcorada.

Es verdad que en parte seguimos ajenos a nuestra propia his-


toria y aceptamos tópicos en virtud de ser la común expresión
de las Obediencias y de algunos popes, sin embargo habría
que hacerse la siguiente pregunta: ¿Dónde está la historia
heterodoxa de la masonería? 

Me asombraba hace poco sobre la propuesta que se hacía en


la ciudad francesa de Blois, donde una serie de masones plan-
teaban una importante modificación de los Rituales, desde la
45
perspectiva filosófica del racionalismo, lo cual en algunos cír-
culos  no se  encaja demasiado bien  todas las apoyaturas que
exponen los rituales para construir su discurso en el cual están
muy presentes las leyendas sagradas que pueblan buena parte
de nuestros rituales, que si bien es cierto que en los Rituales
de Rito Francés aparecen en menor medida que en el REAA, y
menos en los tres primeros grados, luego en los Altos Grados la
presencia es casi omnipotente , háblese del rito que hable.

Personalmente me extraña que hombres que estamos su-


jetos al espíritu crítico como hijos de la razón que somos,
no se hagan estas mismas preguntas, ni cuestionen determina-
das tesis o propuestas historiográficas que a un simple Maestro
Masón de provincias , como el que esto escribe pues le hacen
removerse en la silla.

Puede parecer que el juego que nos traemos tanto mi Hermano


y amigo y hermano Joaquín Villalta con su blog Racó de Llum, y
yo mismo con estos escritos, y el trabajo que impulsamos desde
el Circulo de Estudios de Rito Francés Roettiers de Monta-
leau, a favor no solo del conocimiento de un rito ,sino también 
de la evolución de los trabajos masonológicos se considere
como puro trasteo con las columnas en logia, o en un obsesivo
cambio de cromos con respecto a las denominaciones logiales,
que se remacha  cuando se dice que queremos exaltar o reavi-
var una polémica para separar,  y no para unir lo disperso,  ig-
norando que detrás de todo este trabajo, tanto de uno como del
otro,  hay una revisión crítica de sobre nuestra propia historia y
nuestro propio trabajo como masones.

Ante tanta ignorancia como parece haber en masonería, don-


de nos tragamos las hostias del tamaño que nos las sirvan lo
cual hacen tanto  historiadores, como masonólogos, propios o
externos, ignorando o no queriendo saber que a veces deter-
minadas tesis responden a intereses creados de unos y otros
dando la espalda a aquellas cuestiones que explican el estado
46
de la situación actual, y una de esas cuestiones  como no podía
ser menos es la citada “Querella”  y las interpretaciones, cuan-
do no las modificaciones interesadas de la Constituciones  que
vinieron de perlas para asentar las bases de la existencia del
GODF y la GLUI y el porqué de sus antagonismos.

No nos podemos conformar como Hijos de la Razón que


nos consideramos con masticar  tópicos, o medias mentiras
o verdades dichas a medias, y traspasarlas sin inmutarnos en
logia, cooperando a construir una historia fantasiosa, y llenas
de chimes que hieren la razón., y por tanto no podemos seguir
sin colocar algunos textos y leyendas en el crisol crítico de la
razón, y negarnos a concluir que Adán y el bisoño Noé nada
tienen que ver con la Masonería por más que su presencia sea
alegórica-simbólica.

Ese es mi empeño desde hace años,  y se inserta en una lección


agustiniana tan simple como “ver y comprobar”, y demostrar
no por lo que diga uno mismo, sino mediante la aportación de
trabajos de eruditos y estudiosos,  hasta qué punto nos hemos
creado una historia “rosa” de la masonería, en la cual algunas
cosas rechinan, y otras nos dan bastantes quebraderos de ca-
beza, cuando su realidad esencialista vista o analizada desde
perspectivas críticas colaboran  a despejar  bastantes cuestio-
nes que nos complican la vida.

No hace muchas horas llegaba a la mesa de un editor un tra-


bajo que verá la luz no tardando mucho sobre Ritos Masónicos,
y que concluí que era un trabajo respetable como así también
lo entendió el editor,  pero estaba basado en teorías cuasi tópi-
cas de hace 50años , las cuales   hoy no se sujetan a la luz  del
conocimiento histórico tenemos , por más que el personal diga
amén, salvo que queramos seguir alimentando tópicos y la his-
toria a medida de a cada cual, hoy se siguen escribiendo esas
cosas.

47
Esto sí que deseo ponerlo en evidencia, no son teorías del que
suscribe, o de los posible enemigos de la Orden como algunos
nos condenan, son trabajos de investigación de Hermanos con
espíritu crítico que han estado o están en una u otra Obediencia
“dogmática o adogmática” da igual, pero que en todo caso han
tenido la valentía de mirar a la historia cara a cara y poner en
solfa algunas de las cuestiones que han llamado su atención, en-
tre los que hay que citar por ejemplo de historiadores ingleses
Knopp y Ward y luego franceses Ligou, Porset, Dachez, Negrier..
etc. sin olvidar a investigadores no masones como Stewenson
que aporta nuevos datos para esa revisión metodológica e his-
tórica

Es todo un trabajo de revisión histórica de la masonería que


están rescatando con valentía masones y no masones, lo cual
tuvo sus comienzos allá por la década de los 1950 y 1960, cuyo
movimiento se generó desde las mismas filas de la GLUI, algu-
nos de sus integrantes tras un atento y largo estudio de docu-
mentos comenzaron a poner en cuestión algunos de los tópicos
históricos que manejamos en masonería y que por ejemplo die-
ron lugar al libro de Roger Dachez de la “Masonería Inventada”

Por tanto hay que decir que la “Querella” nace de una distor-
sión histórica que se articuló para conformar y conformarse con
el stablisment político religioso dadas las guerras de religión
que mediaban en esos momentos, es un tema largo y complejo,
que además yo mismo tendría problemas en describir, pero que
deja muy patentes e relatadas de forma documental, y lo hace
alguien tan poco sospechoso de herejía masónica como Patrick
Negrier, que nos viene a demostrar cómo todo ello incide en los
rituales y como no en los desarrollos logiales; personalmente
recomiendo algunos de sus libros en los cuales incide, una y
otra vez en las temáticas de la ofensiva del anglicanismo, frente
a otras corrientes religiosas protestantes que pugnaban en esos
momentos en las logias y en el ambiente general de Inglaterra
y que dan pies ciertos cambios y corrientes que se observan
48
luego en las logias y de las cuales somos herederos.

Varias de las figuras que siempre me llamaron la atención fue


las de Anderson y Desaguliers y sus membresías clericales, y
más si cabe la figura tan agigantada de Anderson, al menos a la
vista de un aprendiz masón como el que esto escribe, era por
tanto una figura extraña ya que se iba tornando huidiza cuando
se le buscaba por los textos españoles, en los cuales se le pin-
ta de forma tópica y generalista si se aceptan a pies juntillas
sus propuestas metodologías y legislativas como el catecismo
ontológico de la masonería, sin embargo cuando se manejan
fuentes francesas e inglesas como referencia, uno empieza a
darse cuenta de que hay muchos claros y oscuros, no solo en las
figuras de los promotores de las Constituciones de los francma-
sones, sino en el mismo texto andorsiano.

En ese sentido conocer la figura del Pastor Anderson es fun-


damental ya que fue una de las manos ejecutora, al menos de
una parte de las Constituciones, tal vez la menos importante y la
que nos ha metido en todo un patatal genealógico, aunque pese
a ello su nombre ha bautizado el texto como las Constituciones
de Anderson. Su nombre, al menos en la literatura española ma-
sónica, es “intocable” y que es como atacar al padre fundador…

En contraposición con esta postura de no cuestionar cosas


que nos atañen, como es la figura de Anderson” contrastan vi-
vamente que se da en otros ámbitos masónicos, a este respecto
conviene no olvidar de que en 1905 un reputado miembro de
la “Quator Coronati” Ch. Crawley comentaba que “a lo largo de
todo el volumen de Anderson, este era muy denso, oscuro y deses-
peradamente estúpido”; de esta guisa se expresan R.F. Gould; H.
Sadler; W. Begemann, este último por ejemplo acusa a Anderson
de “falsear deliberadamente los orígenes y no ser fiel a las ver-
siones originales”; el propio Wirth hace una demoledora des-
calificación de Anderson y hasta critica a la Gran Logia de Lon-
dres por haber dejado en manos de Anderson su prestigio con
49
semejante obra; Lewis Edwars, también miembro de la “Quator
Coronati” pone en evidencia los oscuros orígenes masónicos de
Anderson, deja claro su interés de cara a la Orden, “ siempre
subordinado a sus propias motivaciones y gloria y ambición”.

El Pastor Anderson para dar complacencia a los nobles y a


la aristocracia inglesa y queriendo lucirse tras el encargo de
Desaguliers, que para mí todavía es una incógnita de porqué
Desaguliers medió o realizó ese encargo, de cuyas resulta le en-
dosó a la Gran Logia de Londres, pasadas y pesadas herencias
genealógicas, que además de ser pirateadas a otros colegas es-
critores, heraldistas y estudiosos históricos, hoy sirven para que
nos pasen factura a otras corrientes masónicas, sin olvidar tam-
bién que se las creído medio mundo y han jugado un papel im-
portante a la hora de descalificar o de fijar criterios masónicos.

De este modo tenemos un amplio repertorio de autores como


Le Forestier D. Knoop,o Daniel Ligou, a los que se ha de sumar el
listado ya comentado de autores críticos, aunque no debe olvi-
darse que será M. Paillar quien escriba en un trabajo interesan-
te pero de muy difícil acceso “La francmaçónnerie et le GDAU,.
destructeur de son ideal” quien abra toda una brecha en ese
sentido de analizar la figura de Anderson y su obra.

Se critica a Anderson por esa vieja costumbre de dar lustre y


buscar orígenes nobles por aquello de hacernos dignos y hasta
maravillosos, y si hasta me apuran hasta pudiéramos entenderlo
y seria hasta perdonable si ello no contrajera otras conclusiones
que distorsionan nuestra propia historia, y dan pie a diversas
justificaciones como “regularidad, Tradición” etc.

En este juego de noblezas heráldicas que introduce Anderson


en las Constituciones Masónicas, yo no las calificaría de Ander-
son, que me parece un impostor ya que no sólo traiciona el con-
cepto que deseaba imprimir Desaguliers, y la Royal Society del
espíritu abierto que se planteaba con la opción de la religión
50
natural, como punto de partida para el encuentro del creyente,
del agnóstico e incluso del ateo doctrinal, dejando al margen al
ateo estúpido, tal como han venido trabajando en sus diferentes
libros Patrick Negrier.

Volviendo a mal llamadas Constituciones de Anderson, si


las analizamos en conjunto y hacemos un estudio comparativo
como lo hicieron Paillar o Mereaux o el propio Ligou, vemos
que Anderson mete la mano en el cajón historiográfico de otros
autores y “construye” una genealogía muy propia e interesan-
te, pero para sus propios intereses permitiendo además que la
Gran Logia de Inglaterra se reclamarse como la auténtica here-
dera de la “Tradición Masónica”[1].

Por colocar un ejemplo que nos ilustre, un prestigioso profesor


e historiador además de reconocido masón, planteaba no hace
mucho un tema sobre Masonería y tradición iniciática y tras
un repaso por todas las tradiciones habidas y por haber,[muchas
de tipo cristiano], planteaba lo siguiente “Las Constituciones de
Anderson, que es el texto fundacional de la masonería moderna
(ediciones de 1723 y 1738)afirman que Adán fue el primer masón
y también lo fue Noé, quien construyó el Arca , según “los prin-
cipios de la Geometría y las reglas de la Masonería” Moisés es
llamado “Maestro Masón General “ y cerraba este texto con la
referencia a las Constituciones de Anderson , publicadas en la
editorial Alta Fulla en 1998. [2]

Es evidente que el texto sirve de referencia “no tanto para ha-


cernos tontos”, como dice el autor del artículo, pero sí para indi-
carnos que “las leyendas de los orígenes no pretendían historiar,
sino instruir, conservar una Tradición y revelar ciertos misterios,
puesto que se referían a una verdad y no a un hecho “.

Como vemos la famosa genealogía que Anderson se saca de


la manga, o mangándosela a otros, sirve a la “regularidad” para
endosar a la masonería un cierto espíritu tradicionalista y cris-
51
tiano y hasta operativo que además va a contrastar fuertemente
con la segunda parte de estas Constituciones las cuales e vie-
nen de mano de Desaguliers: “las Obligaciones del Francmasón
y los Reglamentos Generales”

NOTAS.

[1] No hay que confundir la Gran Logia de Inglaterra fundada en


1717 con la Gran Logia Unida de Inglaterra fundada en diciem-
bre de 1813, con la fusión de Gran Logia de 1717 con la Gran
Logia de 1751.
[2] Hay que comentar que las Constituciones de Anderson
publicadas en 1723 fueron conocidas por las primeras logias
francesas por la intermediación de las logias de Países Bajos
y Alemania, y traducidas del inglés por Jean Kuenen en 1741.
Diputado Gran Maestro de las Logias regulares de Holanda. En
1746 habrá otra edición un tanto diferente. Y las ediciones de la
Tierce no son una traducción, sino una adaptación de los textos
andorsianos.

Tomado de:

Blog Rito Frances.


LAS CONSTITUCIONES DE ANDERSON ALGO MÁS QUE UNA
QUERELLA (I): https://www.ritofrances.net/2009/11/las-cons-
tituciones-de-anderson-algo-mas.html visitado el 27-05-2020 a
las 17: 05 horas de Perú.

NOV
18

52
LAS CONSTITUCIONES DE ANDERSON ALGO MÁS QUE UNA QUERELLA (II)
Víctor Guerra García.
53
Como veíamos en el post anterior, la famosa genealogía que
Anderson se saca de la manga, para adornar nuestra historia
servirá a la “regularidad” como excusa para ahondar en ese
cierto espíritu tradicionalista y cristiano y hasta operativo que
nos muestra el abate Anderson, y a cuya tradición se empeña
la propia “regularidad” en enraizarse y en reinterpretarla a su
conveniencia pese a que los avances historiográficos nos están
indicando que esa operatividad de las logias, o esa historia de la
transición no fue tal. Además esa pretensión de la rama más or-
todoxa de masonería va a contrastar vivamente con la segunda
parte de estas Constituciones, llamadas de Anderson, “las Obli-
gaciones del Francmasón y los Reglamentos Generales”, que
no vienen de la mano de Anderson sino de Desaguliers.

Es más, la codificación en la que se basa la “regularidad” de


1929 es la negación misma de las Obligaciones del Francma-
són y los Reglamentos Generales, en los cuales queda nítida-
mente mostrado que se “aspira a establecer la fraternidad entre
los hombres irrevocablemente ligados por la voluntad revelada
de un Creador“ sin que por ello esa figura tuviera alguna esen-
cia más allá de una “declaración de reconocimiento” basada en
un espíritu ecuménico que describe Negrier en su libro “Eclec-
ticismo Masónico”, donde nos expone que el paso del catoli-
cismo al anglicanismo es como bastante insensible en los “Old
Charges” mientras que el pasaje de ese anglicanismo imperan-
te a la religión natural es como más evidente en las Constitucio-
nes; y es por ello que ese cambio, esa tensión que se halla en
las Constituciones entre Operatividad y Ecumenismo debemos
tenerla en cuenta porque será lo que condicione toda nuestra
historia.

Historia que arranca precisamente en el momento en que se


escriben entre dos concepciones parecidas pero a la vez sibi-
linamente distanciadas las famosas Constituciones de Ander-
son dando origen de este modo a la llamada “Querella entre
Antiguos y Modernos”.
54
Tensión que se va a dejar notar, no tanto en Inglaterra, sino
cuando la masonería se traslade a Francia, ya que los masones
franceses se plantean prometer y respectar los “Old Charges”
pues entienden que son las prescripciones fundamentales de
la Orden francmasónica, pero no ignoran que detrás también se
esconde su esencialidad católica y anglicana, y se encuentran
en cómo nos dice Marius Lepage “Ils conçues qu´on ne Pert en
prende et en laissez. Il faut les prende en bloc ou les remeter en
bloc”.

A este respecto hay que apuntar también que la figura de An-


derson y sus Constituciones, ha cobrado vida en Francia y más
en estos últimos tiempos, ya que cuando se rastrea la bibliogra-
fía de estudiosos como Findel, Baylot, Buonarotti, Blanqui, Ra-
gón, Magnan o Desmons no encontramos en sus escritos dicha
figura, ni apenas si rastreamos citas o anotaciones importantes
a dichas las Constituciones, y cuando se hacen vemos que se
hacen de una forma referencial, como dice Daniel Ligou: “el in-
terés que le ha concedido en el siglo XX la masonería francesa
con relación a las Constituciones de Anderson es puramente oca-
sional”.

Tal vez esa presencia esté más presente en España y posible-


mente más relacionada con el Rito Escocés Antiguo y Aceptado,
el cual parece más interesado en enraizarse con las cuestiones
deístas y la operatividad y la tradición que manifiestan en algu-
na de sus partes las citadas Constituciones.

Las Constituciones de los Francmasones ó las


Constituciones de Anderson, y todos sus cam-
bios.

Estos textos legislativos fueron publicados para su uso de la


Gran Logia de Londres, fundada precisamente en Londres en
1717, y bajos los auspicios fueron editados en 1723, 1738, 1756
en 1767 y 1774, que será la última que los publique la Gran Lo-
55
gia de los “Modernos”.

Estas Constituciones constas de tres partes: 1ª sección históri-


ca, una 2ª dedicada a la parte disciplinaria dividida en otras dos
partes: las Obligaciones del Masón, y Reglamentos Generales
de la Orden Masónica, y una 3ª dedicada al tema cancioneril.

Esta división hay quien como Daniel Ligou, que la divide en


4 al contemplar como parte individual tanto las Obligaciones
como los Reglamentos. Como tales textos hubo unas modifica-
ciones en 1723 y en 1784, donde se cambia por ejemplo: una
palabra en el artículo 1 línea 2; hubo otra a sustitución del grado
de Maestro Masón, por Compañero Articulo IV párrafo 2 línea 2;
y otro cambio fue el de “Maestro de una Logia regular por Com-
pañero” Articulo IV, párrafo 2 línea 6, y así hasta totalizar unos
seis cambios que podemos considerar menores en cuanto a que
no incidían en la esencia.

En la 2ª edición de las Constituciones (1738), Anderson apor-


ta ciertas modificaciones a las “obligaciones de un francma-
són”, que no serán aprobadas y que por tanto no aparecerán
en las ediciones de 1756-1767 y 1784, pero será en 1815 en
función de razones particulares cuando la Gran logia toma el
título de Gran Logia Unida de Inglaterra y por tanto modifica
substancialmente el primer capítulo de las Obligaciones para
darle la forma religiosa que hoy conocemos, desapareciendo
de este modo el espíritu de tolerancia que se quería que tuvie-
ran los textos reguladores de 1723.

De hecho nada nos indica, o nos sugiere en las originales Obli-


gaciones de un Francmasón, ni en los Reglamentos Generales la
obligación en una divinidad como fórmula para ser admitido en
una logia, y es más en el original capítulo 1 dice: “El Masón está
obligado por su “ternure” a obedecer la ley moral, y si debida-
mente comprende el Arte, el no será jamás ni un estúpido ateo, ni
un “libertino” irreligioso”.
56
Pero es más las condiciones del artículo III, que Anderson
confirma en 1738, de que no se niega la entrada en logia por-
que haya una no creencia, ya es bastante revelador, aunque sí
observamos por ejemplo varias modificaciones con respecto al
texto que se presentan de este modo en Las Obligaciones de
un Francmasón (Extraídos de archivos de las logias de ultramar,
de Inglaterra y Escocia e Irlanda y del uso de las logias de Lon-
dres) y cuyo capítulo 1º de 1723 se titula: Concerniente a Dios
y la Religión, y se explaya de esta manera: “Pero aunque en
tiempos antiguos los masones estaban obligados a pertenecer a
la religión dominante en su país , cualquiera que fuere, se consi-
dera hoy mucho más convenciste obligarlos tan solo a profesar
aquella religión que todo hombre acepta, dejando a cada un libre
en su individuales opiniones es decir, que han de ser hombres
probos y rectos, de honor y honradez, cualquiera que sea el credo
denominación que los distinga” .

En cambio en la edición de 1738 podemos observar que el


titulo ya es distinto se le denomina Las antiguas Obligaciones
de los Masones libres y Aceptados. En ese famoso artículo
primero también se observa un cambio (que subrayo) 1. Obli-
gación. Concerniente a Dios y la Religión:  Un masón está
obligado por su “ternure” (carácter) a observar la ley moral, en
tanto que Noachita, [una religión anterior al antiguo testamento
y de dimensión universal, celebrada por un Noé transfigurado
en “ un padre de todos los pueblos”] en tanto que compren-
de “craft” (Cofradía) no será jamás un estúpido ateo ni un libertino
irreligioso.. En los tiempos antiguos los masones cristianos se
tenían que conforman con las costumbres cristianas de cada país
en el que ellos trabajaban o viajaban. Mas la masonería existe en
todas las naciones de religiones diversas…

En 1844 se produce otro cambio importante y el texto ma-


sónico por excelencia ya vuelve a presentar otro cambio en tu
titulación, ahora es: Constituciones de la Antigua Cofradía de
57
Masones Libres y Aceptados, conteniendo sus historias, obli-
gaciones, reglamentos originalmente compilados por orden
de la Gran Logia y extraídos de los antiguos archivos y tradi-
ciones por James Anderson.

El capítulo que estábamos tratando ahora se titula Constitu-


ciones de la Cofradía de los Masones Libres y Aceptados. V
parte. Conteniendo las Antiguas Obligaciones y los Regla-
mentos Generales de la Cofradía y las Tablas Necesarias &
Constitución de 1784.  Antiguas Obligaciones Recogidas de
las Antiguos Archivos, y vuelve a repetir al punto de partida de
1723 “El Masón está obligado por su “ternure” (carácter) a obe-
decer la ley moral, y sí debidamente comprende el Arte, no será
jamás ni un estúpido ateo, ni un “libertino” irreligioso”.

Como podemos ver hay toda una diferente interpretación de


las Constituciones Masónicas originales que ya comienzan en la
forma de titular los textos, y cuyas modificaciones nos están ha-
blando de las diferencias conceptuales que estaban sostenien-
do entre los “Antiguos y los Modernos”, las cuales finalmente
se plasmaron pasando el tiempo en dos entes tan antagonistas
como la Gran Logia Unida de Inglaterra y el Gran Oriente
de Francia y que representan ese espíritu de los “antiguos y
los modernos”.

En este sentido el Gran Oriente se proclama heredero de las


Constituciones de 1717 y 1723 ya que converge con ellas en
que estima que para establecer una Humanidad de lazos frater-
nales entre todos los hombres, no se puede imponer ninguna
creencia, estimando a su vez que la cualidad masónica no im-
plica adhesión a un dogma determinado, a diferencia de lo que
determina y enuncia la Gran Logia Unida de Inglaterra.

Estaba claro que detrás de todos esos cambio, había por parte
de los “antiguos” ganas enraizarse en la tradición operativa que
as u vez preconizaba todo un lazo de convicciones más profun-
58
das como los condicionamientos políticos y religiosos y teoló-
gicos.

La figura de Anderson en todo esto…?

Habría que ir viendo cómo se desarrollan los lideratos en la


Gran Logia de Londres y ver cuáles eran las tendencias político
religiosas de cada momento, puesto que las reuniones trimes-
trales que tenían para ir definiendo el futuro marco legislativo
había determinadas luchas que van a configurar ese marco del
que vengo hablando de la famosa querella entre “Antiguos y
Modernos” y que van en parte a representar Anderson y Des-
aguliers, los cuales no estarán en la portada de las Constitu-
ciones, ya que no eran dignatarios de la Orden, y en todo caso
la figura de Anderson entrará en la historia masónica por el
desarrollo de un conflicto entre los “gentleman” de los cuales
Desaguliers que es su portavoz, y que contemplaba un desarro-
llo de la fraternidad en base a las “clases distinguidas”, frente
al operativismo (tal vez más oportunista por temas religiosos)
de Anderson que además se ve favorecido por el controvertido
Duque de Warthon que en 1721 es quien elimina a dos dignata-
rios apara escoger a dos artesanos operativos y nombrarlos sus
Grandes Vigilantes, lo cual viene a indicarnos la persistencia y
profundidad del conflicto que se estaba dando.

Las cosas cambian en 1723, puesto que la tendencia de Des-


aguliers se coloca en primer lugar colocando al conde Dalkei-
th que deviene en Gran Maestre, viéndose Warthon relegado a
“cubrir el templo”; y aunque Daniel Ligou, plantea que el con-
flicto fue más personal que ideológico o religioso, no hay que
olvidar todo el entramado que nos ha contado en varias ocasio-
nes P. Negrier sobre la composición y mixtura político religiosa
y los desarrollos que se dieron de forma posterior, a comen-
tados a su vez por Roger Dachez, y Meraux, lo cual me lleva a
pensar que la tesis de Daniel Ligou desarrollada en la década
de los años 90, hoy poca solidez ya que hay aportaciones histo-
59
riográficas que vienen a demostrarnos que sí hubo detrás de la
“Querella” y de las Constituciones algo más que desencuentros
personales.

El posterior ascenso del Conde Montagu hace que de nuevo


Anderson cobre relieve y con él toda la vieja tradición de los
“Antiguos Deberes” perdiendo pie el posible contrapeso de
Desaguliers y más cuando ignoramos el rol que estaba jugando
el defensor de la filosofía Natural, y portavoz de la Royal Society,
en unos momentos en que el viejo Cristofer Wren dejaba paso
a regañadientes a la nueva masonería.

La figura de Desaguliers ha estado siempre un tanto desdeña-


da en Inglaterra, pese a que le fue fiel a la masonería hasta su
muerte en 1744. Y aunque personalmente siempre creí que ha-
bía sido Desaguliers quien había encargado el trabajo de la re-
dacción de las Constituciones a Andersón, resulta según cuenta
60
y documenta Daniel Ligou, que en la instalación del Conde de
Montagu de septiembre de 1721 es éste el que le encarga al
pastor Anderson la redacción del texto de los francmasones, en
el cual intenta enlazar los “Antiguos Deberes” con las leyendas
bíblicas en las que aparecen figuras como Adán o Zorobabel,
eso sí mostradas sin llamativas heterodoxias y sin anacronismos
y donde el “Templo” juega todo un papel culminante.

Digamos que lo que hace Anderson es rebuscar en el viejo


tronco de los “Old Charges” una rama nueva que viniera a rede-
finir esa nueva “operatividad” que propone emparentándola a
su vez con los viejos Compañeros constructores de las catedra-
les.

Pero no solo es literatura lo que estaba proponiendo Anderson,


detrás de toda esa cáscara vieja de los Antiguos Deberes que
estaba predicando se encontraba como el concepto de autori-
dad, (recuérdese las frases en las Constituciones sobre el Señor
y servir al señor…) con ello estaba proponiendo de nuevo un
fuerte control de la vida de las logias y por supuesto poder in-
tervenir en los litigios; como deja claro el Manuscrito Cooke, y
como reinterpreta Anderson con sabiduría en la aplicación del
principio de la lealtad “apolítica de la Institución” a este respec-
to se debe tener en cuenta la gran presencia estuardista en las
logias la cual además actuaba como una fuerza política, y por
tanto, Anderson se plegó a todo ello adaptando las viejas obli-
gaciones corporativas a la nieva situación, intentando a su vez
realizar un síntesis entre dos exigencias operativas tradiciona-
les pero desprovistas de sentido en la nueva realidad de 1723.

Tomado de:

LAS CONSTITUCIONES DE ANDERSON ALGO MÁS QUE UNA


QUERELLA (II): https://www.ritofrances.net/2009/11/las-consti-
tuciones-de-anderson-algo-mas_18.html visitado el 27-05-2020
a las 17: 08 horas de Perú
61
LAS CONSTITuCIONES DE ANDERSON ALGO MÁS QuE uNA QuERELLA (III)
Víctor Guerra García.
62
Lo cierto es que hay quien no parece entender nada a cerca de
las diferencias conceptuales y filosóficas entre los Ritos, y plan-
tean que hablar de esas diferencias, es establecer una especie de
guerra ritual o de esencialidades. A este tenor hay que decir que
la  opinión  sobre una supuesta segregación, o guerra ritual,  nace
de la ignorancia histórica y ritualista del  Rito Francés y de otros
Ritos, y de la propia historia de las Obediencias como el GODF,  
ya que no se han leído más que tópicos, y por supuesto ni siquie-
ra  ha abierto un libro al respecto, pero intentan dar lecciones de
prudencia de justo equilibrio a la manera del Caid que exponía
no hace mucho en el Blog Masonería Siglo XXI, pero ignorando
todo lo que ha acontecido al respecto del Rito Francés, y no se
trata de revanchismo, se trata de sacar a la palestra algo que ha
estado sino oculto, si marginado por parte de los que siguen sin
querer compartir mesa y mantel,  ya que entienden que son los 
“príncipes” de toda esta historia, tal y como está sucediendo con
algunos altos organismos de Altos Grados.

Por tanto este espacio es un espacio de trabajo, de reflexión y de


clarificación desde posturas modestas pero honestas, sin entrar
en juegos oportunistas y de oportunidades, y me niego a que este
espacio sea considerado como segregacionista en lo ritual, pero
habrá que ir dando al César lo que es del César, y siguiendo con
esa labor y empeño expongo la tercera parte del trabajo.

En una Inglaterra impregnada de luchas intestinas entre el


catolicismo y las distintas ramas protestantes, entre los masones
operativos que ven decaer su oficio y la nueva presencia de los
llamados masones especulativos, es el escenario o el contexto
en que nace la Gran Logia de Londres, y las Constituciones de
Anderson los cuales intentan aunar dos mundos, por un lado los
“Antiguos Deberes” que estaban presentes en los viejos gremios
operativos con su constante referencia al dios de los cristianos
, y por otro lado los nuevos adeptos los masones especulativos
los cuales apuestan por una nueva apertura sin precedente que
pregona una religión universal y como tal propone esa “religión
63
y moral natural” como un punto de encuentro de los francmaso-
nes, tanto de los creyentes como de los agnósticos, o incluso los
ateos.

El choque entre la tradición que se quería adoptar marginan-


do a la vez a los hombres que la mantuvieron, y los aperturistas
con su religión natural, no hizo más que a poner en solfa los pun-
tos de desencuentro entre los “Antiguos” que en ese momento
lideraba Dermott, los cuales se reclamaban ese espíritu fuerte
en las logias, mantenimiento del control en base a cierto desa-
rrollo del paternalismo, que ya encontramos impreso en la vieja
tradición operativa, a cuyos conceptos y praxis debemos sumar
la exigencia para todos los masones de la creencia en Dios; lo
cual contrasta fuertemente frente al elitismo y la modernidad
de la apuesta que estaban expresando en esos momentos los
llamados “Modernos”.

En la Gran Logia de 1717 más tarde llamada de los “moder-


nos” ya no están presentes los “masones operativos de Wren,
o de aquellas “guildas de francmasones” sino eclesiásticos,
“gentleman” y pequeños comerciantes en los que imperaba un
espíritu de tolerancia religiosa importante, que se logra dado
que el contexto religioso y político en ese momento se estaba
disfrutando.

Atrás había quedado la rebelión jacobita de 1716, y más atrás


la Gloriosa Revolución de 1688 y su objetivo de poner fin al ab-
solutismo de soberanía británica, o la “Hill o Rights” de 1689
contra Guillermo de Orange y su esposa Mary Stuar, y el plan
de sometimiento religioso… tras todos esos estadios el ambien-
te conseguido permitirá que se puedan crear diversos tipos de
asociaciones tan eclécticas como la Gran Logia que recogía a
los hombres de confesiones distintas e incluso a “librepensa-
dores” como Jonh Toland, al cual se le podría encuadrar en ese
perfil que había enunciado Anderson de no ser un “ateo estúpi-
do”, o lo que hoy denominaríamos como un librepensador.
64
Los “Antiguos” por su parte optaran por modificar las Cons-
tituciones en 1738 adaptándolas a sus necesidades, eligiendo
por ejemplo como Gran Maestro al miembro más antiguo, y me-
jor si esta fuera de sangre noble, y mejor imposible si además
fuera Irlandés.

Pero no solo eso sino que optaran por un modelo basado en


el respeto al orden establecido, dado que esa era la esencia de
la tradición operativa donde imperaba la figura del “paterni-
tas” de cuya pérdida acusaban a los “modernos” tildándoles
de esnobistas lo cual ya era grave en un momento en que la
masonería estaba decayendo, aunque esas razones de la poca
atracción hay que buscarlas para ser justos, tanto en unos como
en otros, pues con sus acciones cooperaban a que la fraterni-
dad fuera poco apetecible ya que cuando no se presentaba a
la masonería como un juego de aristócratas ofreciéndoles los
puestos más elevados de la Orden a modo honorífico, los cuales
convertían en juegos florales el trabajo masónico con todo su
riualismo fantasioso, lo cual unido a la revelación de los secretos
masónicos y pertenencia y la incompetencia manifiesta de las
grandes Logias, como la de Londres, que ni federaba logias, ni
se ocupaba de ellas, lo cual finalmente arrojaba todo un pano-
rama muy parecido al de “logias salvajes” en su peor acepción.

Esta situación lo que finalmente conlleva es que los más teme-


rarios formen una nueva Gran Logia, paradójicamente titulada
como “Gran Logia de los Antiguos” que en julio de 1751, muer-
tos Anderson y Desaguliers, pondrá en marcha Dermott en el
albergue Turk´s Heat, situado en el centro de Soho de Londres,
y cuyos orígenes habrá que buscarlos en la vena irlandesa y
sobre manera en aquellos masones iniciado en la vieja Irlanda
e inmigrados a Londres, como bien nos cuenta Patrik Negrier
en “La Tulip”.

La gran figura de esta nueva gran logia, y que lanzará de forma


subliminal una nuevas Constituciones basadas evidentemente
65
en las de Anderson pero a su vez modificadas y presentadas
como digo, de una forma subliminal,  bajo el título de Ahiman
Rezón (Dublín 1760) (cuyo título ha movido a muchas especula-
ciones), es como dice Cecile Revauger: “Una obra , un poco he-
teróclita, compuesta de muchas partes, que antes de dirigirse al
lector, presenta la parte intitulada Ahiman Rezon, una suerte de
profesión de fe sobre los objetivos de la francmasonería, a lo cual
sigue los “Antiguos Deberes” que representan palabra por labra
a Anderson en diversos aspectos”.

Estamos pues ante un anti-Anderson  que realiza una feroz


crítica  hacia la parte histórica andersoniana y por tanto  su tra-
bajo Ahiman Rezon se plantean como  unas “constituciones más
rígidas y también paradójicamente más democráticas” en con-
traposición a las que usaban los “Modernos” ya que en 1753 la
Gran Logia de los “Antiguos” nombraba un Ejecutivo que esta-
ba compuesto por un Gran Comité enteramente elegido, siendo
además mucho más rígidos y observantes en los temas refe-
ridos a la creación de logias, o al otorgamiento de patentes o
reconocimiento de visitantes.

Otro de sus grandes marchamos y que hoy todavía es una


enseña en la grandes Logias regulares son el establecimiento
de los “Comités de Caridad” que estaban inscritos en esa ideo-
logía paternalista. Por su parte los “Modernos” se contentaban
con que el Gran Maestro nombrara a parte de ese Gran Comité
para regir los destinos de las logias, y eran mucho más laxos
en cuanto al control de la organización masónica, estando los
temas de beneficencia más sujetos, a lo que hoy se vive en la
masonería adogmática de plantear no un Comité de Caridad o
de Beneficencia , sino la institución de un Hospitalario inscrita
su acción en ese “si alguien que reclama el tronco de la Benefi-
cencia para sí u otras obras….

A este respecto ya escribí una plancha sobre la Hermandad y


la Fraternidad como dos conceptos que distinguen a Antiguos
66
y Modernos, y en la cual expongo en el plano de la metáfora,
de entender la Hermandad operativa como la “familia que era la
célula de la base de la sociedad del Antiguo Régimen” y familia
del latín famuli : habla de esclavos, de siervos, etc... Como vemos
no solo la familia, siguiendo con esa metáfora, era el parentesco
sino que tenía otra trascendencia, y era la que aglutinaba a una
serie de individuos que para vivir dependían de un señor, enten-
diendo a este como un “pater familias” y por tanto según algu-
nos medievalistas[1] la palabra familia en aquellos momentos
apunta a relaciones de dominación y dependencia, de subalterni-
dad respecto a un señor patriarcal. Hasta el término “homo” llegó
a significar en la Edad Media, como “dependiente” o sea: Siervo,
Vasallo…” de hecho Dermott va a buscar las elites financieras y
aristócratas para conformar su proyecto de la Gran Logia de los
“antiguos” basado en ese concepto de dependencia.

Toda esa ideología la contrapongo frente al otro concep-


to que estaba más en la mentalidad que van a desarrollar los
“Modernos” y que Marat[2] exponía de este modo: “Ya vemos
perfectamente, a través de vuestras falsas máximas de libertad y
de vuestras palabras de igualdad que, a vuestros ojos, no somos
sino la “canalla”. La “canalla” no quería quedarse fuera de la nue-
va sociedad civil prometida por la revolución, no quería seguir
permaneciendo por más tiempo en el mundo subcivil y por tan-
to quería acabar con el despotismo de la ley de familia. Todos
artesanos, pobres, trabajadores, asalariados, urbanos, y criados
sujetos a servidumbres querían elevarse y alcanzar la condición
de una vida civil de libres e iguales, fuera del Antiguo Régimen
tutelar y paternalista que asolaba a toda Europa y en especial a
Francia”

En todo caso ambas grandes logias buscaran sin pudor el cor-


tejo de la nobleza siendo esto causa de reproches, llegando en
algunos casos a titular a la Gran Logia de los Antiguos como la
Gran Logia de Atholl, dada la presencia de estos condes en la
cúspide masónica de los “Antiguos” aunque no será una cues-
67
tión circunstancial o de lideratos sino de toda una praxis que
Dermott trata de magnificar en su Ahiman Rezon, al igual que
lo intenta plantear Anderson de tener unas elites cuando me-
nos “neutras”, partiendo de que nunca jamás los masones o la
masonería estará presente en un complot, o que ningún masón
atentara contra el estado, o será culpable de un crimen… ser
fieles respetuosos con el orden establecido e instituido.

Todo ello estará inserto en el gran mundo filosófico que desa-


rrolla la “Gran Logia de los Antiguos”, compuesta por católicos,
e irlandeses y masones, que admite a los hombres de confe-
siones diferentes, incluidos los judíos, los cuales también son
aceptados por los “modernos” además en un momento de cru-
do antisemitismo, pero estos últimos no llegan a modificar las
reglas del juego masónico que marcan las Constituciones de
1717, pero para Dermott y los “antiguos” es necesario que ese
magma estuviera presente en las constituciones de ahí el texto
modificado de 1738.

1. Obligación. Concerniente a Dios y la Religión: Un masón


está obligado por su “ternura” a observar la ley moral, en tanto
que Noachita, y en tanto que comprende “craft” (Cofradía) no será
jamás un estúpido ateo ni un libertino irreligioso. En los tiempos
antiguos los masones cristianos se tenían que conformar con las
costumbres cristianas de cada país en el que ellos trabajaban
o viajaban. Mas la masonería existe en todas las naciones de
religiones diversas…

Podríamos decir que pese al carácter en cierta manera univer-


salista y de cierta tolerancia religiosa de los “antiguos”, éstos re-
chazaban a los deístas y a los ateos ya que no estaban en la base
doctrinal adoptada por algunos teólogos anglicanos del siglo
XVII, y que asumían los “modernos”, que para los “antiguos”
estos interpretaban de forma laxa las enseñanzas cristianas, ya
que defendían que había salvación fuera de la Iglesia, recha-
zando dogmas, y dan preferencia a la razón sobre la Biblia y las
68
tradiciones, interesándose más por la moral que por la doctrina
y defienden una amplia tolerancia en materias religiosas.

Aunque unos y otros manifestaban su repulsa por la rigidez


de la bula papal de 1738, Dermott se mantiene fiel a la tradición
cristiana de las primeras logias operativas, reprochando tanta
“arrogancia filosófica y social” por parte de los “modernos”
que se reclamaban como hereditarios en todo caso a la tradi-
ción operativa de York, aunque a su vez eran acusados de des-
cristianizar el ritual y abrir en la fórmulas de apertura y clausura
los trabajos masónicos a los deístas en base a la famosa religión
natural, que Dermott presentaba como toda una superstición.

Esta posición, como no podía ser menos, va a tener su reflejo


en los Rituales sobremanera con la inversión por parte de los
“modernos” de los signos y de reconocimiento en el primer y
en el segundo grado, con dos intenciones más o menos claras
la de desenmascarar a los posibles profanos que querían entrar
en las logias, hay que tener en cuenta que esas fechas pulula-
ban las obras antimasónicas que ponían al descubierto pala-
bras, gestos y toques, y también estaba la intención de mostrar
toda una trabazón para impedir la entrada de los inmigrantes
irlandeses en las logias “modernas”, cambios que sus “contrin-
cantes” estimaban como ilegítimos dado que ello también afec-
tó a los días festivos o patronales de San Juan de Verano y San
Juan de Invierno y otras consideraciones rituales, como veni-
mos explicando y exponiendo tanto Joaquín Villalta en su Racó
de Llum , como yo mismo, u otros autores.

El encontronazo ritual aún llevó a un ataque aún más feroz por


parte de los partidarios de Dermott por otras cuestiones como
fue el recorte en las recitaciones de los catecismos masónicos,
o la falta de referencia a los “Antiguos Deberes”, o el destierro
de la ceremonia de instalación del Venerable, frente a lo cual
adoptaran una posición más purista practicando el ritual lo más
sólido posible, e introduciendo por ejemplo el porteo de espa-
69
das, u optando por una cosa que habían abolido los “modernos”
como eran las manifestaciones públicas imputadas al espíritu
católico y al gusto personal de Dermott.

Como respuesta al trabajo de inversión en los grados de


Aprendiz y Compañero, y en las palabras de paso, los “Anti-
guos” optaran por introducir el cuarto grado del Arco Real, el
cual hace su aparición en 1740, con ello se lograba de facto con
tal institucionalización la posible visita de los “modernos” que
evidentemente ignoraban por completo el secreto del cuarto
grado el Arco Real.

Si bien hay ciertas tesis que plantean que este grado es una
importación francesa heredada del Caballero Ramsay, que re-
cobran los “antiguos” el cual lo disocian del tercer grado de
Maestro haciéndolo autónomo, teniendo además que ser otor-
gado por los Capítulos del Arco Real, y como una distinción cor-
porativa otorgada por los “Antiguos Venerables”; y pese a que
reinaba la prohibición de visita de unos a otros, esto realmente
era en muchas ocasiones una lucha más de los grandes Oficiales
o de las logias más significativas que del pueblo masónico llano
que seguía sus propias costumbres de visita y rituales, a veces
en contra de los dictámenes de las Grandes Logias, aunque no
se puede olvidar que el conflicto traspasó las fronteras ingle-
sas llegando a Nueva Inglaterra y generando no poco proble-
mas personales e institucionales con “affaires” como los de W.
Preston, o Smith… mediando en todos estos desencuentros por
ejemplo el tema de la condenación de la Revolución Francesa
como obra masónica que no solo venía de la mano de autores
no masones como Barruel o John Robinson ,sino que manifiesta
en este sentido el masón Edmund Burke defendiendo la tesis
del complot masónico…

Finalmente, la Unión de 1813…?

La situación se va haciendo tanto para “Antiguos como para Mo-


70
dernos” insostenible al menos en Inglaterra, en tanto que  1799
el primer ministro William Pitt aprobó la “ley de Sociedades Ile-
gales, pensada “para perseguir a las sociedades con objetivos
de sedición y traición” , en un primer momento quedó eximida
la francmasoneria hannoveriana los “ Modernos”  aunque final-
mente tuvieron que pasar por el aro junto con los “Antiguos” en
registrarse ante las autoridades, en Francia se desarrollará con
fuerza la visión de los “Modernos” pujante y muy activa. Pero en
Inglaterra se va desarrollando todo un movimiento pro la “uni-
ficación” que terminará materializándose en 1813, ya que no se
estaban cumpliendo los regímenes de prohibición de visitas,
etc., además de que había una cierta presión como describe el
Príncipe de Gales al Duque de Atholl “de que sería “ deseable
que pudiera  ser una unión con la otra hermandad de masones,
sólo podría ser deseable si se produce sobre la base de la anti-
gua institución y con el mantenimiento de todos los derechos del
antiguo Oficio”

Será de nuevo la nobleza quien juegue por ambas parte un


papel preponderante, tanto por parte de los “Antiguos” el Du-
que de Atholl, como por los “Modernos el Duque de Moira, y
los Príncipes de Kent y Sussex, con posiciones más honoríficas,
pero con fuertes presiones políticas sobre las hermandades
masónicas en liza, por ejemplo el Duque de Kent había forzado
a los Antiguos a doblegarse  al control de los “modernos”  pero
un poco  antes ya en 1809 los “Modernos” suprimirán las modi-
ficaciones rituales introducidas en los años 1730 a 1750, siendo  
creada  logia “Promulgación” con la idea de estudiar el retorno
a las prácticas rituales de antaño y poder reunirse con los “her-
manos separados”.

Se restablece por ejemplo la instalación del Venerable y las


plegarias en la apertura y clausura de los trabajos, creando dos
de las figuras que ya tenían los “antiguos” la de los Diáconos,
dotándose la Gran Logia de los Modernos de talleres de ins-
trucción, a la vez que los “antiguos” empiezan un trabajo de ir
71
armonizando y homogeneizando el ritual a lo largo del rosario
de logias que ya poseen y finalmente se termina creando la lo-
gia “Reconciliation”

Cuando uno estudia esta querella y su resultado final, en el


ámbito geográfico inglés, saca la conclusión de que la victoria
final fue de los “antiguos” ya que se reconoce el cuarto grado
del Arco Real, se reglamenta el tema del Tronco de Beneficen-
cia, se tiende al homenaje a la figura del rey en tanto que se or-
ganiza la fiestas patronales de la masonería inglesa tanto a San
Juan como San “Georges”, lo cual como nos indica Revauger, “se
muestra la frecuente confusión entre “simbolismo y protocolo”
que además cuando se consolida la “Unión” se hace a través de
todo un ritual basado en la ansiada presencia religiosa con un
ceremonial de promesa ante la Biblia y las plegarias solemnes
en los trabajos de clausura.

Dándose de este modo una fuerte conjunción que perseguían


los “Antiguos” de la ligazón entre masonería y religión, en este
caso la anglicana, que tiene su culminación cuando en los arti-
culados de las Constituciones de 1815 aparecen los términos
referenciados a “Dios, la Gloria del Gran Arquitecto de la Tierra,
cuestiones enteramente nuevas, y no solo eso sino que sino que
se prohíbe toda interpretación deísta o agnóstica y se proclama
la creencia en una religión revelada, desapareciendo del mapa
masónico la gran tolerancia religiosa y filosófica que intentaban
preconizar las Constituciones de 1723 y 1738.

En definitiva las “razones de Estado” se habían impuesto, y


por tal se constituye de este modo una masonería “respetable”
en tanto que se había conseguido la armonía entre la Corona
y la Iglesia, entre la pequeña burguesía de los “Antiguos” y la
nobleza de los “Modernos”, se instituía la Gran Logia Unida de
Inglaterra que adelante repartirá las patentes de “regularidad”
“urbi et orbe” realizando un “marriage a la mode” como ridi-
culizaba en sus grabados, uno de los masones “modernos” Wi-
72
lliam Hogarth y que abre este post.

Notas:

[1] Miermeyer , por ejemplo llegó a recopilar no menos de nue-


ve  sentidos de esta consideración.
[2] Su primera logia fue King Head Gerad Street Soho , logia afi-
liada a la Gran Logia de Londres. Y se certifica su pertenencia
el 15 de julio de 1774 como Maestro, y también fue un asiduo
visitante de la logia holandesa La Bien_Aimée.

Tomado de:

LAS CONSTITUCIONES DE ANDERSON ALGO MÁS QUE UNA


QUERELLA (III): https://www.ritofrances.net/2009/11/las-cons-
tituciones-de-anderson-algo-mas_28.html visitado el 27-05-
2020 a las 17: 10 horas de Perú.
73
Espectacular conjunto de pirámides en Caral (Perú) de noche

¿EXISTIO UNA M
74
Herbert Oré B
MASONERIA INCA?
Belsuzarri 33° 75
LOS PRIMEROS MASONES.

Los masones operativos y los masones especulativos, afir-


man que el primer masón fue Adán, quien recibió de Dios las
enseñanzas de la masonería y la arquitectura, y este fue instalado
en el huerto del Edén -Bereshit y Génesis (2; 8)-, de donde “un
río salía del Edén para regar el jardín, y desde allí se dividía, y
se convertía en cuatro cabezas, llamados: río Pisón, que se dice,
rodeó toda la tierra de Havila (Arabia); el río Gihón, que habría
rodeado toda la tierra de Cus (Etiopía); el río Hidekel (río Tigris)
que cruza Turquía, Siria e Irak hasta que se une al Éufrates cerca
de Al Qurna; y el río Éufrates que cruza los actuales Turquía, Si-
ria e Irak para desembocar en el Golfo Pérsico”. Estos ríos están
mencionados en el Tanaj y la Biblia, en el Bereshit y el Génesis
2: 10 al 14 respectivamente.

El primer nombre conocido del río Tigris en sumerio era Idig-


na o Idigina, que puede ser interpretado como el río rápido o el
río que fluye. Las antiguas ciudades sumerias de Ninive, Ctesi-
fonte, Lagash y Seleucia estaban en su orilla.

En sumerio el río Éufrates se llama Buranun y en acadio Pu-


rat-tu. Así el Buranun aparece en una inscripción del siglo XXII
a. C. asociado con el rey sumerio Gudea, y muchas ciudades su-
merias importantes estuvieron en o cerca del río Éufrates como:
Mari, Sippar, Nippur, Shuruppak, Uruk, Ur y Eridu.

Adán y Eva habitaban en el huerto del Edén de donde fueron


expulsados. Los descendientes de esta pareja primigenia fue-
ron Caín y Abel, y según la tradición hebrea Abel fue muerto
por Caín. “Y conoció de nuevo Adán a su mujer, la cual dio a luz
un hijo, y llamó su nombre Set: Porque Dios (dijo ella) me ha sus-
tituido otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín” (Bereshit y
Génesis 4: 25).

El tercer hijo de Adán que fue Set, engendro a Enos, y este a


76
Mahalaleel cuyo hijo fue Jared (Bereshit y Génesis 5: 6 al 15) y
continúan los descendientes. El primer hijo de Adán fue Caín
que engendro a Enoc; aquí debemos hacer un paréntesis, por-
que hay eventos previos y posteriores a este nacimiento que
tienen gran significación para la masonería.

Por su desobediencia Adán y Eva fueron castigados.“Y lo sacó Je-


hová del huerto del Edén,para que labrase la tierra de que fue tomado.
Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén
querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos
lados, para guardar el camino del árbol de la vida” (Bereshit y
Génesis 3: 23 y 24), por tanto Adán y Eva fueron a habitar la tie-
rra al “oriente del huerto del Edén”.

Luego que Caín asesino a su hermano Abel, Jehová lo maldijo,


y “Salió, pues, Caín de delante de Jehová, y habitó en tierra de
Nod, al oriente de Edén” (Bereshit y Génesis 4:16). “Y conoció
Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc; y edificó una
ciudad, y llamó el nombre de la ciudad del nombre de su hijo,
Enoc” (Bereshit y Génesis 4: 17), de tal manera que Caín fue
el primero que utilizo los conocimientos de masonería que el
Gran Arquitecto del Universo Jehová enseño a Adán y construyo
una ciudad. Los descendientes de Caín habitaban en ciudades,
mientras que los descendientes de Set eran pastores nómadas.

Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multipli-


carse sobre la faz de la tierra, “Y vio Jehová que la maldad de los
hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pen-
samientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.
Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le
dolió en su corazón.Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra
a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y
hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos
hecho” (Bereshit y Génesis 6: 5 al 7).

Los hombres pecaron y sufrieron la furia de Dios: “Y he aquí


77
que yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir
toda carne en que haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo
que hay en la tierra morirá” (Bereshit y Génesis 6: 17). Noé un
hombre justo y su familia se salvó en un arca construida expre-
samente con ese propósito, luego sus hijos Sem, Cam y Jafet se
instalaron en la tierra del Sinar (Sumeria), donde construyeron
un gran zigurat al que conocemos como la Torre de Babel.

Lo dicho está escrito en el Tanaj y la Biblia (Bereshit y Génesis


11: 1 al 9): “Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas
mismas palabras.Y aconteció que cuando salieron de oriente, ha-
llaron una llanura en la tierra de Sinar, y se establecieron allí. Y
se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con
fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra y el asfalto en lu-
gar de mezcla. Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una
torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por
si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra. Y descendió
Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de
los hombres.Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos estos
tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará
desistir ahora de lo que han pensado hacer. Ahora, pues, descen-
damos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda
el habla de su compañero. Así los esparció Jehová desde allí sobre
la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad. Por esto fue
llamado el nombre de ella Babel, porque allí confundió Jehová el
lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de
toda la tierra.”

LOS MASONES SE ESPARCEN POR LA FAZ DE


LA TIERRA.

Los descendientes de los hijos de Noé (Sem, Cam y Jafet) que


habían construido la Torre de babel se dispersaron por todo
el Orbe, esto está ampliamente descrito en el Tanaj y la Biblia
(Bereshit y Génesis 10: 1 al 32), y de manera resumida les pro-
porcionamos en el siguiente cuadro.
78
Para facilitar la comprensión de esta tabla debemos mencionar
que los descendientes de Jafet son Gomer, Magog, Madai, Javan
y Tubal; los descendientes de Cam son Cus, Mizraim, Fut y Ca-
naan; y los hijos de Sem son Elam, Asur, Arfaxad, Lud y Aram. Los
79
descendientes de ellos también están en la tabla, precisando el
lugar a donde fueron a instalarse. Para efectos del presente artí-
culo debo remarcar que “Tiras” descendiente de Tubal cuyo pa-
dre fue Jafet, poblaron América Latina y en ella se desarrollaron
varios imperios, todos ellos constructores de pirámides, al igual
que sus ancestros que construyeron el zigurat de Babel, que no
es otra cosa que una pirámide de ladrillo y asfalto, como narra
las sagradas escrituras hebreas y que ha llegado hasta nuestra
época a través del Tanaj y la Biblia: “Vamos, hagamos ladrillo y
cozámoslo con fuego.Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra y el
asfalto en lugar de mezcla.” (Bereshit y Génesis 11: 3).

80
A estas alturas algunos lectores posiblemente se estarán in-
terrogando ¿Cómo se vincula lo expresado con la masonería?

LA MASONERIA OPERATIVA Y MASONERIA


ESPECULATIVA.

En la actualidad hablar de masonería necesariamente implica


referirse a un lugar indesligable a ella. Los masones se reúnen
en su Logia, en inglés “lodge”, significa literalmente “taller de
construcción”. En masonería moderna o simbólica, la logia es
un lugar de reunión de hombres, que quieren trabajar en la pro-
pia personalidad. Se trata de una hermandad ética, que toma-
ron como modelo a seguir las hermandades medievales de can-
teros, que estaban bien organizados, a diferencia de los otros
gremios urbanos, y gozaban de privilegios especiales como la
libertad de viajar.

Los masones medievales son los llamados masones operati-


vos, del cual la masonería inglesa tomo sus costumbres, tradi-
ciones y su historia legendaria, la misma que fue publicada en
el año 1723 por Anderson en sus célebres “Constituciones de
Anderson”.

En la “Dedicatoria” de las Constituciones de Anderson, el Di-


putado del Gran Maestre J.T Desaguliers dice: “No necesito de-
cir a Vuestra Gracia, el trabajo que se tomó nuestro erudito AUTOR
para compilar y codificar este Libro de los antiguos Archivos y con
cuánta escrupulosidad ha comparado y expuesto todo lo concer-
niente a la Historia y a la Cronología, a fin de que estas NUEVAS
CONSTITUCIONES sean una justa y exacta descripción de la Ma-
sonería desde el principio del Mundo hasta la GRAN MAESTRÍA
de Vuestra Gracia, conservando todo lo verdaderamente auténti-
co en las antiguas: porque complacerá la obra a todo Hermano
que sepa que Vuestra Gracia la leyó y aprobó, y se imprime ahora
para uso de las Logias, después de aprobada por la Gran Logia
cuando Vuestra Gracia era GRAN MAESTRE. Todos los Hermanos
81
recordarán el honor que les hizo Vuestra Gracia. Toda la Fraterni-
dad recordará siempre el honor que le habéis otorgado, así como
vuestro celo por su Paz, Armonía y duradera Fraternidad, que na-
die siente más intensamente que Mi Señor.”

Debo resaltar que Desaguliers manifiesta que el “erudito AU-


TOR” Anderson tomo “para compilar y codificar este Libro de los
antiguos Archivos y con cuánta escrupulosidad ha comparado y
expuesto todo lo concerniente a la Historia y a la Cronología, a fin
de que estas NUEVAS CONSTITUCIONES sean una justa y exacta
descripción de la Masonería desde el principio del Mundo hasta
la GRAN MAESTRÍA de Vuestra Gracia”. Y ¿Cuáles eran esos an-
tiguos archivos? Indubitablemente Desaguliers se refería a los
“Old Charges” (Antiguos Cargos) o también llamados Constitu-
ciones Góticas de los gremios de construcción medievales de
Alemania, Italia, Francia y otros países de Europa, debido a que
en la época medieval, las reglamentaciones laborales europeas
referidos a normas y reglamentos que gobernaban el arte y la
ciencia de la construcción eran muy numerosas. Existen hasta
120 versiones de “Old Charges” fechadas hacia el año 1400, lo
que demuestra que los albañiles medievales trataban de sor-
tear las diferentes reglamentaciones de cada país como mejor
podían.

El primer original existente de estos documentos en la ac-


tualidad es la Carta o Estatutos de los canteros de Bolonia,
redactados en 1248. Le siguen el Poema Regius o Manuscrito
Halliwell (1390), el Manuscrito Cooke (1410), el Manuscrito
de Estrasburgo (1459), los Estatutos de Ratisbona (1459), los
de Schaw (1598), los de Absolion (1668) y el Sloane (1700). Estos
documentos suelen conocerse como Constituciones Góticas.

En 1717 estos documentos eran ampliamente conocidos en las


logias, por ello Anderson inicia la redacción de sus Constitucio-
nes manifestando: “Historia, Leyes, Deberes, Órdenes, Reglas y
Usos de la justamente honorable FRATERNIDAD de los aceptados
82
FRANCMASONES compilada de sus generales ARCHIVOS y fieles
TRADICIONES de muchos siglos. Para leerla en la admisión de un
NUEVO HERMANO por el Venerable o un Vigilante, o por algún
otro Hermano a quien se le ordene leerla”. De manera que no se
puede negar que efectivamente las Constituciones de Ander-
son se redactaron sobre la base de los “Old Charges” o “Consti-
tuciones Góticas”.

Para los masones operativos europeos y también para la Gran


Logia de Inglaterra y Westminster fundada en 1717 por cuatro
logias inglesas fue “Adán, nuestro primer Padre, creado a imagen
de Dios, el Gran Arquitecto del Universo, debió de tener escritas
en su corazón las Ciencias Liberales, particularmente la Geome-
tría, porque aun después de la Caída, hallamos los Principios de
ella en el corazón de su prole, los cuales, en el transcurso del tiem-
po, se expusieron en un conveniente Método de Proposiciones, al
observar las Leyes de la Proporción inducidas de la Mecánica. Así
como las Artes Mecánicas dieron ocasión a los entendidos para
metodizar los elementos de Geometría, así esta noble ciencia me-
todizada es el fundamento de todas las artes (particularmente de
la Masonería y la Arquitectura) y la regla que las guía y realiza.

Indudablemente Adán enseñó Geometría a sus hijos y el uso de


ella en las varias Artes y Oficios convenientes al menos en aque-
llos primitivos tiempos; porque vemos que CAÍN edificó una ciu-
dad, a la que puso el nombre de su hijo primogénito HENOCH.
Llegó Caín a ser el Príncipe de la mitad del género humano y
sus descendientes imitaron su regio ejemplo, fomentando la no-
ble Ciencia y el útil Arte. No podemos suponer que SETH estuvie-
se menos instruido, pues siendo el Príncipe de la otra mitad del
género humano, y el primer cultivador de la Astronomía, tendría
mucho cuidado de enseñar Geometría y Masonería a sus hijos,
quienes también gozaron de la enorme ventaja de que ADÁN vi-
viera entre ellos.”

Continua Anderson manifestando: “Pero prescindiendo de in-


83
ciertos relatos, podemos seguramente inferir que el mundo an-
tiguo, que duró 1656 años, no podía desconocer la Masonería, y
que las familias de Seth y Caín erigieron muy curiosas obras,
hasta que al fin, Noé, el noveno descendiente de Seth, recibió de
Dios la orden de construir la ingente Arca, que, aunque de made-
ra, fué fabricada según los principios de la Geometría y las reglas
de la Masonería.

Noé y sus tres hijos JAFET, SEM y CAM fueron verdaderos maso-
nes que después del diluvio conservaron las tradiciones y artes
de los antediluvianos y las transmitieron ampliamente a sus hijos,
pues un siglo después del diluvio, en el año 1810 del mundo y
2194 a. de C. vemos a gran número de ellos, sino a toda la raza de
Noé, congregada en el valle de Sinar, ocupados en edificar una
ciudad y una alta Torre que perpetuase su nombre y evitara su
84
dispersión. Pero querían levantar la Torre a tan monstruosa altura,
que por su vanidad desbarató Dios su proyecto, confundiendo sus
lenguas, de modo que se dispersaron. Sin embargo, no por ello
es menos encomiada su habilidad en Masonería, pues emplearon
más de 53 años en aquella prodigiosa obra, y al dispersarse difun-
dieron el potente conocimiento por los lejanos países en donde
fundaron reinos, repúblicas y dinastías. Y lo que después se per-
dió del conocimiento en muchos puntos de la tierra, se conservó
especialmente en Sinar y Asiría, donde NEMROD, el fundador de
aquella monarquía después de la dispersión, edificó grandiosas
ciudades como Erech, Acad y Calneh en Sinar, de donde pasó a
Asiría y fundó Nínive, Rebokoth y Retiñí.”

Luego de una detallada narración de como las tradiciones


iniciadas por Adán llegaron hasta los tiempos de Salomón, An-
derson continua manifestando: “Así es que después de la cons-
trucción del Templo de Jerusalén, progresó la Masonería en las
naciones vecinas, pues los numerosos artífices que a las órdenes
de Hiram Abif habían tomado parte en la obra, una vez terminada
se dispersaron por Siria, Mesopotamia, Asiría, Caldea, Babilonia,
Media, Persia, Arabia, África, Asia Menor, Grecia y otras partes de
Europa, donde enseñaron esta liberal arte a los hijos de varones
eminentes cuya destreza sirvió a los reyes, príncipes y magnates
para construir grandiosos edificios, y llegaron a ser GRANDES
MAESTROS, cada uno en su propio territorio, y porfiaron entre sí
en el cultivo del Arte Real. Lo mismo sucedió en India, con la que
se estableció correspondencia. Pero ninguna nación, ni todas jun-
tas, podían rivalizar con los israelitas ni menos superarlos en Ma-
sonería, y su Templo fue un constante modelo.”

En la parte final de la historia de la masonería, Anderson dice:


“Se necesitarían muchos volúmenes para enumerar los, magnífi-
cos ejemplos que de la poderosa influencia de la Masonería des-
de la creación, en toda época y país, podrían entresacarse de los
relatos de historiadores y viajeros; pero especialmente en aque-
llas partes del mundo con las que los europeos tuvieron comuni-
85
cación y comercio, han descubierto los investigadores tales restos
de antiguas, curiosas y magníficas colonias, que no lamentan bas-
tante la general devastación de godos y mahometanos, y deben
confesar que ninguna arte fué tan cultivada como ésta y que nin-
guna otra es tan útil a la humanidad.”

LOS MASONES ESPECULATIVOS.

Los masones, de acuerdo con los Antiguos Usos y Costumbres


de la Orden, se reconocen entre sí por medio de signos, pala-
bras y tocamientos que le son comunicados en Logia dentro del
secreto del ceremonial del grado.

Es a través de los Signos, Palabras y Tocamientos, como nos


reconocemos en intramuros, es decir dentro de la logia, y el re-
conocimiento de interpares estará dado por la práctica de la
Fraternidad y la Tolerancia. En el mundo profano, nos recono-
cen por nuestras acciones, que llevan en ellas el sello del Honor
y de la Virtud, pues el masón “Es un hombre nacido libre y de
buenas costumbres; igualmente amigo del pobre como del rico
si son virtuosos.” A esta característica añadimos un deber casi
natural: “Huir del vicio y practicar la Virtud”, acciones que con
frecuencia el profano no la práctica, porque es ajeno a los mis-
terios y enseñanzas de la masonería.

Nosotros fuimos hechos masones, porque los hermanos per-


cibieron cualidades en el proceso de selección de candidatos,
y nos calificaron para unirnos, pero “estábamos en tinieblas y
buscábamos la Luz, porque teníamos la impresión que la socie-
dad en que vivimos, esta sólo civilizada a medias, y las verdades
están rodeadas de espesas brumas, en medio de la ignorancia
y los perjuicios. Buscábamos la Luz y ella lo encontramos en los
Templos Masónicos, donde están consagrados al trabajo y al estu-
dio, los hombres probados y escogidos.”

El masón en sus actos, se inspira en ideas de justicia y equidad,


86
que está representado por la “Escuadra”. Tiende a la supresión
de las desigualdades arbitrarias, asociado simbólicamente al
“Nivel”, y sin duda alguna debe contribuir a elevar siempre el
nivel social, asociado simbólicamente a la “Perpendicular o Plo-
mada”.

87
Desde los primeros pasos que se dan como Iniciado en la ma-
sonería, nos entregan un sin número de instrumentos para po-
der progresar, uno de ellos es “la palabra”; las Palabras Sagra-
das que usamos en nuestros Ritos Masónicos, han sido extraídas
del Volumen de la Ley Sagrada y por lo general éstas fueron es-
critas en Hebreo, lo que implica que tendrá un significado más
profundo que el aparente.

Justo a los pies de la columna del Aprendiz, se encuentra una


“Piedra Bruta”, que representa nuestra imperfección. El nombre
de ésta Columna significa Fuerza y en ella recibimos nuestro sa-
lario los aprendices. “Es entonces la constante Fuerza empleada
en la búsqueda de la verdad y la correcta ejecución del modo de
dar la Palabra lo que abre las puertas del Templo a los masones”.

El masón tiene una señal táctil que sirve de reconocimiento


llamado “El Toque”, la cual va acompañada, generalmente de
la Palabra Sagrada. “El Toque general o universal de aprendiz es
antiquísimo”, y es por donde empieza siempre toda prueba o
examen de reconocimiento.

Una vez que nos hemos hecho reconocer como masón ante
nuestros Hermanos al interior de nuestra Orden, nos predispo-
ne a poner lo mejor de nosotros, al servicio de los demás y así
podremos trabajar junto a un grupo de hombres de Honor que
buscan el camino de la Virtud.

El reconocimiento extramural que es un sello de honor y vir-


tud, no es un sello impreso en el pecho o en otra parte del cuer-
po, ella está grabada en la conciencia y se manifiesta en nues-
tros actos.

Cuando nos preguntan sobre la virtud cuya práctica es tan ne-


cesaria para con nuestros semejantes, suelen responder que es
la Caridad. Sin embargo los veréis reunidos a poderosos y hu-
mildes, ancianos y jóvenes, trabajando en sociedad, tratándose
88
con moderación y cordialidad, sin distinción de jerarquías so-
ciales, y nos preguntan nuevamente, ¿Que virtud practican para
poder congregarse en armonía?, se dice que es la Tolerancia.

Al masón se reconoce en la sociedad por sus obras, y estas


llevan el Sello del Honor y de la Virtud.

El Honor está atado al cumplimiento de nuestros deberes y el


masón se liga a ella desde la Cámara de Reflexiones, cuando
espera la Iniciación y escribe su Testamento, luego lo ratifica
cuando le preguntan sobre los deberes para con el prójimo y
con nosotros mismos.

La práctica de la virtud hace al hombre de Honor, y esta se con-


templa a través de los ojos de los demás. El Honor está unida a
la reputación y la respetabilidad, valores que se obtienen por la
ponderación del juicio de terceros. No hay reputación buena o
mala, ni gloria, a menos que un tercero lo certifique. La virtud y
el honor pertenecen al dominio de lo privado, a la intimidad de
su hogar y a su vida. Por eso cuando se pregunta “¿Sois masón?”
Se responde: “Mis Hermanos me reconocen como tal”, porque
que mis hermanos conocen mis pasos y pueden dar fe de ello.
Esto no se logra por nosotros mismos, sino que es otorgado por
los demás en vista de nuestro comportamiento diario.

Buscando la Perfección llegamos al camino de la Virtud. Pasa-


mos por algunos aspectos de la Sabiduría, que nos enseña a no
descartar los métodos de búsqueda, ni sobreponer unos a los
otros, sino más bien complementarlos. Para practicar la virtud
debemos dejar los vicios, los denominados siete vicios capita-
les: soberbia, lujuria, avaricia, gula, envidia, ira y pereza. Las
Virtudes son la Fuerza que mueve al ser para alcanzar el mundo
ideal.

La masonería promueve la superación personal como una for-


ma de entrenamiento de la personalidad, por ello acoge siem-
89
pre los principios de libertad, igualdad, y fraternidad y práctica
la caridad y tolerancia.

LAS FORMAS DE COMUNICARSE ENTRE MA-


SONES

Para conservar el secreto de profesión (albañil, picapedrero,


constructor), los masones operativos necesitaban de determi-
nadas contraseñas y maniobras, que evitaban que este secreto
fuera revelado, estas mismas fueron tomadas por los masones
actuales o también conocidos como masones especulativos. En
esas alianzas de trabajo operativo y luego especulativo, se recu-
rre al simbolismo y al ritual que ya practicaban las hermanda-
des medievales de canteros.

La escuadra y el compás componen el logo de los masones.


El compás representa el círculo de la hermandad; la escuadra,
el buen comportamiento de cada masón. A esto se suman otros
símbolos basados principalmente en las herramientas del cons-
tructor. A ambos lados de la puerta del templo masónico están
dos columnas en similar posición al del templo que construyo el
rey Salomón, pero simbólicamente la logia tiene tres columnas
en tres estilos diferentes de arquitectura como son el Dórico,
Jónico y Corintio, que representan a tres personajes de la leyen-
da masónica: El rey Salomón, Hiram rey de Tiro y Hiram Abif el
legendario constructor, ellos son representados durante la reu-
nión logial por el 1er Vig., 2do Vig. y el Venerable Maestro, que
representan las columnas de la belleza, la fuerza y la sabiduría.
En este templo los masones trabajan en la propia personalidad.

En su forma clásica, la masonería es una alianza de hombres,


ahora hay también logias de mujeres y logias mixtas, pero todos
tienen los tres grados de la masonería y se conducen por el co-
rrespondiente ritual conforme al Rito que practican, pero en los
grados superiores o también llamados grados filosóficos tienen
su propia particularidad conforme al Rito.
90
Los rituales son de cierto modo encuentros festivos de un diá-
logo entre el “Venerable Maestro”, que preside la logia, y sus
Dignidades y Oficiales, durante las ceremonias de la logia.

Para el Masón, la verdad es un punto de referencia ideal, al que


tiende en su proceso de perfeccionamiento iniciático. La ver-
dad es un caso límite al que podrá aproximarse gradualmente
sin por ello llegar nunca a alcanzarla. Ningún masón, por consi-
guiente, puede afirmar que posee la verdad, para eso están los
Trabajos que efectuamos en nuestro Templo, para mejorar día
a día, para pulir nuestra piedra bruta, buscando siempre nues-
tra verdad interior y nuestra verdad espiritual. Sólo nosotros
encontraremos nuestra Verdad, podremos tener guías, pero el
camino nosotros mismos lo escogeremos, por eso es que somos
hombres libres y de buenas costumbres.

¿MASONERIA INCA?

Los masones Europeos u Occidentales, consideran a Adán


como el primer masón que recibió las enseñanzas de Dios o
el Gran Arquitecto del Universo, cuyos descendientes poblaron
todo el Medio Oriente antes del diluvio, y los sobrevivientes del
diluvio, se asentaron en Sumeria (Sinar) para construir un gran
zigurat llamado la Torre de Babel. Luego de tal hazaña se dis-
persaron por todo el orbe.

Siguiendo el hilo de esta leyenda masónica ya se indicó que


los hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet tuvieron sus descendientes,
que se instalaron en diversos lugares de Medio Oriente, Egipto,
África, La India, Europa, Asia, que según el Bereshit y la Biblia
se tiene una lista de 70 nombres que introduce por primera vez
una serie de gentilicios conocidos y topónimos importantes de
la geografía bíblica a partir de los tres hijos de Noé: Sem, Cam
y Jafet, desde los cuales se derivan los semita, camita y jafeita,
así tenemos por ejemplo que algunos de los nietos de Noé in-
cluyendo Elam, Asur, Aram, Cus y Canaán, tuvieron a su vez sus
91
descendientes, pero sus nombres se establecieron como nom-
bres de culturas o ciudades antiguas de gran importancia, ge-
nerando gentilicios como: elamita, asirio, arameo, cusita y cana-
neo; así como otros descendientes incluyendo a Eber (de donde
viene hebreo), el cazador-rey Nemrod, los filisteos y los hijos de
Canaán incluyendo Het, Jebus y Amori, derivándose hitita, jebu-
seo y amorreo. Es decir a cada nombre de estos descendientes
le corresponde el nombre de una gran ciudad o asentamiento
importante.

Como el cristianismo se extendió por todo el mundo romano,


en la época del emperador Constantino I El Grande, quien con-
virtió al cristianismo en religión de Estado, se adoptó la idea de
que todos los pueblos del mundo son descendientes de Noé.
Pero la tradición de las identificaciones judías helenísticas de la
ascendencia de los diversos pueblos, que se concentraban en
gran medida en el mundo mediterráneo y el Cercano Oriente y
que son descritas, se volvió muy cerrada. Los pueblos del norte,
de importancia para el mundo tardío romano y medieval, como
los celtas, eslavos, germanos y nórdicos, no estaban incluidos,
ni tampoco estaban otros pueblos del mundo, los cuales según
la narración del Tanaj y la Biblia surgieron posteriormente a la
fecha de redacción de estas. De manera que los 70 nombres de
la lista expresan simbólicamente la unidad del género humano,
afirmación que no resulta difícil ser aceptada.

El Tanaj o Biblia Hebrea -es decir las Escrituras Hebreas- di-


cen que fue escrita en vida de Moisés y Josué, hace tres mil qui-
nientos años. Después se añadieron escritos de Samuel, David,
Salomón y otros, en el siglo XI a. C. A estos les siguieron, desde
el siglo IX hasta el V a. C. libros históricos, poéticos y proféticos.
Estos libros son conocidos como el “Antiguo Testamento” de la
Biblia, que se complementara con los libros del “Nuevo Testa-
mento” y así es como llegaron hasta nuestros días.

Continuando con el hilo narrativo del Tanaj y la Biblia, “Los


92
hijos de Jafet: Gomer, Magog, Madai, Javán, Tubal, Mesec y Tiras”
(Bereshit-Génesis 10: 2) tuvieron sus descendientes y se insta-
laron en diversos lugares de Oriente, con excepción de los des-
cendientes de “Tiras” que poblaron América del Sur o América
Latina. Por consiguiente los descendientes del Primer Masón
Adán trajeron a estos suelos las enseñanzas del arte de la maso-
nería y la arquitectura, que le fue enseñado por el Gran Arqui-
tecto del Universo.

En nuestro libro: “El Real Origen de la Masonería” hacemos un


análisis amplio sobre la masonería operativa que se desarrolló
desde Sumería hasta la época medieval europea, mientras que
en nuestro libro: “Los Dioses Incas” desarrollamos la masonería
operativa andina desde Sechin-Caral hasta el Imperio inca, cuyo
desarrollo natural fue interrumpido por la conquista española.

Luego de leer “Los Dioses Incas”, nuestros lectores quedan con


la expectativa de definir mejor lo que llamaríamos “masonería
inca”, por lo que continuando el estudio sobre la masonería
93
operativa andina o inca, elaboramos este artículo donde entre-
gamos algunos aspectos más sobre ella, sobre su esoterismo,
filosofía, doctrina y enseñanzas.

EL MASON ANDINO.

En los Andes de Sudamérica el foco civilizatorio más antiguo


de América es Caral una imponente ciudad donde se constru-
yeron 7 grandes pirámides rodeadas de 25 pirámides peque-
ñas. Caral se encuentra en el valle de Supe, a 182 kilómetros al
norte de la ciudad de Lima (Perú), se le atribuye una antigüe-
dad de 5000 años y es considerada la ciudad más antigua de
América, pues no se ha encontrado hasta ahora otro sitio más
antiguo con semejante diversidad de edificios monumentales,
con distintas funciones ceremoniales y administrativas. Ha sido
declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco.

La cultura Caral se desarrolló entre el 3000 y 1800 a. C. (Ar-


caico Tardío y Formativo Inferior), fue contemporánea a otras
civilizaciones primigenias como las de Sumeria, Egipto, India y
China. Estas últimas intercambiaron sus logros por su fácil co-
municación entre ellas, pero en el caso de Caral, esta se desa-
rrolló en completo aislamiento. En América, es la más antigua
de las civilizaciones prehispánicas, superando en 1500 años a
la civilización Olmeca, otro importante foco civilizatorio situa-
do en Mesoamérica cuyo desarrollo posterior constituyen los
mayas.

​ omo si todo lo dicho no fuera suficiente, la pirámide más anti-


C
gua del Perú se halla en Sechin Bajo. La ciudad de Sechín Bajo es
un conjunto arquitectónico con una pirámide del periodo Pre
cerámico Tardío del Perú antiguo con una antigüedad estima-
da de 5500 años (es tan antigua como las construcciones pira-
midales o zigurats sumerios y más antiguas que las pirámides
egipcias). Está situado en la provincia de Casma de la Región
Ancash. Se ubica en las cercanías de otros sitios arqueológicos
94
Pirámide Mayor de la Ciudad de Caral.

95
de importancia como Cerro Sechin (o Sechín de las Estelas) y
Sechín Alto. Tanto en la cultura Sechín como en la cultura Caral
ya se hablaba el idioma quechua.

Plaza Circular, Sitio Arqueológico Sechín Bajo, Casma, Perú.

En los espacios territoriales de las culturas Sechín y Caral,


posteriormente se desarrollara el Primer Imperio de los Andes,
el Imperio chavín que se desarrollaba en el actual Perú hacia el
1500 a. C., posteriormente en el 200 a. C. se desarrollara el Im-
perio de tiahuanaco en la meseta del Collao actual territorio del
Perú y Bolivia, estos dos imperios no llegaron a enfrentarse en
guerras, el primero tenía como idioma el runasimi o quechua y
el segundo tenía como idioma el aimara. En el 800 d. C. se desa-
rrolla el Imperio wari que ocupara todo el territorio del Imperio
chavín y se extendieron hasta la actual Región Piura en el Perú,
por el Sur llegaran hasta la parte norte del Imperio tiahuanaco.
El Imperio wari fue en su época, el más extenso imperio de los
Andes del Sur. Cuando declino el Imperio wari surge el Impe-
rio chimú que se desarrolla desde 1200 d. C. en los territorios
96
Templo de Chavín de Huantar
de las culturas Sican, Moche y Chimu (Regiones Tumbes, Piura,
Lambayeque y La Libertad).

El Imperio inca se funda conforme a la leyenda en el 1200


d. C. y comienza a expandirse desde el Cuzco su capital con
las conquistas que realizara el Inca Pachacutec a partir del año
1455 ocupando los territorios del Imperio wari, sometió a los
huancas y tarumas en la zona centro del actual Perú, a los caja-
marcas del norte del Perú hasta los cañarís del actual Ecuador.
Por el sur ocupo todo el territorio del Imperio Tiahuanaco. El
inca Túpac Yupanqui sometió al Imperio chimú y continuó hasta
Quito en el Ecuador, por el sur llego hasta el río Maule en Chile.
El inca Huaina Capac llegó hasta el río Ancasmayo en Colom-
bia. Sus hijos Huáscar y Atahualpa se enfrascaron en una guerra
del que salió victorioso Atahualpa, pero llegaron los españoles
y lo asesinaron.
97
Con esta apretada síntesis sobre culturas e imperios en los An-
des de Sudamérica, se puede apreciar tres cosas importantes:
El primero es que todos ellos fueron grandes constructores de
pirámides en algunos casos con adobes y en otras con piedras.
El segundo es que tenían un idioma en común el quechua. El
tercero es que tenían un dios omnipotente creador del mundo
llamado Wiracocha, que estará retratado en Sechín Bajo en fri-
sos y en Caral en sus mates, posteriormente tallados en pie-
dra, tejidos, pinturas en las cerámicas y otros en los imperios
de Chavin, Tiahuanaco, Wari y Chimu, y persistirá en las narra-
ciones orales durante el Imperio inca. Constituye el dios más
poderoso de este lado del mundo, en las diversas tradiciones
que fueron transmitidas en forma oral hasta nuestros días cons-
tituyendo una trilogía mística: Wiracocha el padre del dios Inti,
El Inti padre del Inca.

El constructor, albañil o picapedrero, que en nuestra época es


llamado “masón”, en el idioma quechua es llamado:

1 Si se trata de constructor o albañil:


- pirqaykamayoj o pirqaykamayuq
- t’uruchaki o turuchaki
- perqaj o pirqaj
2 Si se trata del picapedrero:
- rumich’iqoj o rumichiquq
3 Al constructor picapedrero
- rumiperqaj o rumi pirqaykamayoj

Los masones andinos que trabajaban con adobe o con pie-


dra usaban la plomada que en quechua se llama wipachi. Ellos
realizaban sus ritos de paso o iniciaciones al que llamaban Kar-
pay. Las iniciaciones más antiguas del que se tienen evidencia
fueron halladas en el Imperio chavín, quienes hacían sus cere-
monias en el Templo de Chavín de Huantar, donde se halló un
monolito tallado en piedra, que retrata a Wiracocha, que parece
que pidiera un palabra de pase mientras este ejecuta un saludo
98
ceremonial masónico. En la figura se aprecia al dios Wiracocha
retratado en piedra, en la Estela de Raymondi del Imperio cha-
vín y en el Lazon Monolito del Templo de Chavín de Huantar, el
dios Wiracocha esta realizando un saludo masónico esperando
la palabra de pase, para ingresar al naos del templo, “vivienda
de los dioses” o “gran morada”.

Las construcciones monumentales en los Andes fueron des-


tinados a usos religiosos principalmente, por ello los masones
andinos eran una clase con privilegios, que recibían alimen-
tos y vestimenta ex profesamente elaborados como parte de
las ofrendas a los dioses, personificada por el curaca local o el
Inca, que administraban todos los recursos del imperio con el
auxilio de una casta administrativa, distribuyéndolos de manera
equitativa y oportuna. Ellos hacían censos y disponían de in-
formación sobre los recursos alimenticios almacenados, que se
distribuía entre los pobladores en caso de desastres naturales,
hambrunas o en los periodos previos a la nueva cosecha; y de
99
las producciones artesanales como son las cerámicas y los te-
jidos para distribuirlos entre los sacerdotes, acllas, quipucama-
yos y rumiperjacunas.

LAS ENSEÑANZAS MASONICAS ANDINAS.

EL KARPAY

Los ritos o iniciaciones se llaman Karpay, que se transmiten de


padre a hijo o de maestro a discípulo. El mayor de los Karpay
adquiere el nombre de Hatun Karpay (gran iniciación) y este
representa la más importante transmisión espiritual de ritos ini-
ciáticos andinos.

El primer paso que los nuevos iniciados hacían, era emprender


su viaje personal a las entrañas de las montañas andinas, don-
de interiorizaban la esencia de la cosmovisión andina de modo
directo, rodeado de apus, wamanis, achachilas y de guardianes
del conocimiento ancestral de la propia madre tierra, conduci-
dos o asistidos por los Pampamisayocs, en algunas ceremonias
se hacía uso de plantas alucinógenas como el cactus San Pedro
y polvo de las semillas de acacia, cuyas evidencias de uso se
tiene registrado en los imperios de Chavín y Tiahuanaco espe-
cialmente. También hay evidencia del uso de la hayahuasca.

Los constructores y artesanos en general, interiorizaban en


sus actos de producción, como es el cortar la piedra, pulimen-
tarlo y encajar en los muros de las construcciones, o en el caso
de elaborar adobes y colocarlos en el muro, un profundo com-
promiso con el dios Wiracocha y la Pachamama, una vocación
libre y autentica que se define como “munay” (querer).

El principio del munay (querer), fundamentalmente es el cui-


dado recíproco de la madre tierra como principal fuente de
vida y el hábitat humano que era el Kay pacha, y en ella los ma-
sones andinos, replicaban las construcciones del Hana Pacha
100
en el Kay pacha, para gloria y satisfacción del Dios Credor y la
Pachamama, siendo el Primer masón (constructor) el Inca o la
autoridad religiosa de más alto rango de la zona. Toda ciencia,
medicina, arte o expresión de un pueblo según el munay debe
respetar a la madre tierra como ser viviente y al dios creador
por su bondad con los hombres. Este nivel de respeto implica
cuidado, protección y agradecimiento. Los guardianes de la tie-
rra restablecen las paces con la madre tierra y el creador, que
está representado por la Pachamama y Wiracocha, en los ritua-
les karpay, que son los medios por los cuales se reequilibran
las fuerzas y las voluntades humanas que reciben la bendición
de la madre tierra y el creador, de la cual forman parte. En este
nivel se dice que el runa (la gente) camina con propósito en su
propia kawsay pacha, es decir en su propio cosmos de energía
viviente.

El amor recíproco con propósito es la esencia del munay andi-


no, algo tan sencillo como caminar juntos en la misma dirección
aún si somos diferentes en cuerpo y mente. Desde este punto
de vista la primera función del munay es el amor hacia uno mis-
mo, lo cual implica respetar el propio cuerpo como un templo
sagrado e intentar conducirlo responsablemente por la vía de
la evolución espiritual.

La segunda función del munay es el amor al prójimo que los


masones especulativos llamamos “fraternidad”, que es la capa-
cidad de amar nuestra vida y respetarnos a nosotros mismos,
para que nos concedan el privilegio de amar a todo ser viviente,
a partir del propio contexto (familia, parientes, amigos, maes-
tros, comunidad, animales domésticos, plantas, etc.).

La tercera función del munay es dirigir el amor supremo al


creador y la Pachamama, que crearon y mantienen todo ser
viviente. Significa aprender a agradecer y respetar el hábitat
como único hogar que nos dio el creador.

101
Estas funciones no presentan una jerarquía, pero deben ir de la
mano para alcanzar una posterior etapa de madurez o decisión.

Como se dijo los karpay equivalen a realizar ritos de paso o


iniciaciones. Hay muchos tipos de karpay, los ritos andinos son
variados y se realizan en virtud de los objetivos perseguidos, y
podríamos agruparlos en ritos mayores, ritos especiales y ritos
menores o singulares.

LOS RITOS MAYORES. Implican realizar un conjunto de ritos,


todos unidos entre sí con una secuencia destinada a un trabajo
determinado, a este tipo de ritos se les conoce como hatun kar-
pay (gran iniciación), en el cual se realizan un conjunto de ritos
de paso para entrar en contacto estrecho con el sentido andino
de la medicina de la madre tierra. Estos ritos en su conjunto
pueden ser: La vida, la muerte, la visión, los apus, los ritos de la
ñusta, pachamama, el ayni, la luna, el saludos al Sol, el agua, el
fuego, elemento aire, los ritos del huarachico o del Inca y los de
la Pachamama y Wiracocha, etc.

LOS RITOS ESPECIALES. Estos karpay se ofrecen antes o


después de un hatun karpay, ya que en el mundo andino el or-
denamiento es relativo. Un karpay especial ayuda a motivar al
iniciado a realizar un karpay mayor y viceversa, el hatun karpay
deja abierta la posibilidad de realizar la continuación del cami-
no con uno especial. Dentro de este nivel contamos con el ayni
karpay o karpay ayni, en donde se realiza el intercambio (reci-
procidad) del poder personal y se estimula el nacimiento del
don particular del AYNI, que es un precepto supremo dentro de
la mística andina. Dentro de este tipo de karpay corresponde
también de modo específico: los ritos del lado derecho de la
tradición andina (phaña), del lado izquierdo (lloque) y del lado
del medio (chaupi).

LOS RITOS SINGULARES. Se desarrollan para crear la aper-


tura del corazón, el cual viene sensibilizado a fin que prosiga
102
con una formación posterior o mayor. En este caso es común
realizar el rito del despacho, ofrecido en virtud de un motivo
determinado o un momento especial. En este tipo de ceremo-
nias pueden entrar los ritos celebratorios a Wiracocha, la madre
luna, el padre sol, la iniciación en la mesa andina (pago), etc.

LOS PASOS DEL KARPAY.

Los karpay se inician desde mucho antes que la persona rea-


liza el rito propiamente dicho. Por ello hay momentos impor-
tantes que nos hablan del pasaje de un karpay, que más o me-
nos tienen que ver con el transito al nuevo camino de vida o de
energía viva (Kawsay Puriy):

1 EL LLAMADO DEL APU. De un modo extraordinario muchas


veces sucede en las personas que se despiertan una mañana,
como una forma de llamado o impulso hacia una acción, que en
un inicio no logran definir o determinar (momento ciego), esta
fuerza misteriosa emergente casi siempre conduce de modo es-
pontaneo a realizar una búsqueda espiritual. Es un período que
coincide con el cierre de un ciclo y el cambio hacia uno nuevo
venidero y necesario para la evolución personal. Este período
involucra también la PREPARACIÓN, es decir la disposición
anímica y mental que se invierte para llevar a efectos el rito de
paso propiamente dicho.

2 EL KARPAY PROPIAMENTE DICHO. Este momento es


único e irrepetible y constituye una experiencia crucial en con-
tacto con la medicina espiritual andina, en el cual la transición
llega a su máxima expresión con la aceptación recíproca del
iniciado. En los Andes este es el momento del despertar, es el
nacimiento a lo esotérico del corazón andino, un espacio inter-
no para compartir y vivir de la mano con los guardianes de las
sagradas medicinas del yo interior. Los rituales pueden gene-
rar una mentalidad diferente, pero siempre el objetivo será lo
que llamamos la INCORPORACIÓN. Es decir la apertura de
103
un nuevo camino sin dejar el propio. No es un lavado de ca-
beza por la experiencia mística, pues implica sobre todo, una
experiencia de vida que promueve un modo alternativo de evo-
lución humana, ligado a la madre tierra y Wiracocha, sin dejar
la propia raíz o el pensamiento de origen. Los runas eran muy
respetuosos de las creencias ajenas, no las imponían, preferían
convivir para aprovechar mejor sus bondades.

3 EL CAMINO DE VIDA. El camino o puriy es el momento


de poner en evidencia el rito o karpay adquirido. Para quién
ha recibido un karpay, puede representar un largo período de
tiempo, el asimilar, digerir o dar forma al sentido de su inicia-
ción. A esto llaman CONCRECIÓN, es decir llevar a la práctica
e incorporar el nuevo paradigma adquirido, enriqueciendo el
propio estilo de vida. El camino puede durar toda la vida y pue-
de ser enriquecido toda vez que se considere necesario llevar
un nuevo karpay.

La Pachamama llama y convoca, lo hace por medio de sus


apus, montañas o la propia naturaleza, y en lugar donde viva-
mos nos tutelan, protegen y enseñan las antiguas tradiciones
andinas. Lo hacen del modo menos pensado, y este llamado del
apu, es un primer paso que si se logra superar, se podrá vivir
una vida autónoma y más arraigada en la esencia de la madre
tierra. El karpay es una bendición que solo uno puede coger
de modo voluntario y consciente. Es otra oportunidad sobre la
mesa… Una oportunidad a una vida mejor.

EL RETIRO Y LOS RITOS DE PASAJE.

Si dividimos el año en cuatro períodos o estaciones, corres-


ponde al mes de noviembre la fase de retiro, descanso y reci-
claje.

El retiro es un momento especial del despertar, reencuentro


y centración, constituye la manera más eficaz de realizar un rito
104
de pasaje y marcar ciclos importantes en nuestras vidas, ya que
nos ayuda en el mejor de los casos a tomar decisiones y clari-
ficar valores, necesarios para superar aquellas fases de transi-
ción donde la mejor respuesta es el cambio.

El retiro es una actividad marcadamente espiritual y de in-


teriorización, un período muy íntimo de crecimiento personal,
esto implica movilizarse en un espacio ajeno al lugar de resi-
dencia, tomando distancia temporal del contexto y la rutina ha-
bitual. Este acto es necesario para revisar el curso de la propia
vida y darse cuenta de los cambios que son necesarios para una
consecuente evolución.

El retiro es considerado un rito de pasaje, porque se oficia con


recogimiento y respeto hacia el propio cuerpo, mente y espíritu
del aspirante. Se trata de encontrar la paz y armonía necesaria,
sacrificando o renunciando a viejos hábitos y apegos que frenan
el desarrollo personal. El retiro es la oportunidad para decidir
crecer, y sobre todo es equilibrar la balanza con las fuerzas de
la naturaleza y la madre tierra, que es quién finalmente acoge
al “despertado”, para tutelarlo en adelante con la ayuda de los
espíritus de las montaña o apus.

En el contexto andino del Karpay, los ritos de pasaje ayudan a


desarrollar en nuestro interior el sentimiento de bienestar, sa-
tisfacción o dicha, que en quechua se denomina allin kawsay, el
cual tendrá su culminación, mediante el rito del HATUN KAR-
PAY, que es la gran iniciación espiritual andina, donde la fuerza
de los elementos de la naturaleza, de los animales de poder y
los espíritus que moran en la madre tierra, se integran a nuestra
vivencia futura como elementos tutelares. A partir de ese mo-
mento el iniciado en un hatun karpay, dispondrá de los elemen-
tos de la tradición necesarios, para comenzar a caminar, en un
sendero propio pero enraizado en la Pachamama, para llegar al
Hanan Pacha donde reina Wiracocha. A este proceso llamamos
“nacimiento”. Se puede decir que el retiro son los dolores pre-
105
vios del parto y el hatun karpay el parto.

CUALES SON LOS RITOS.

1 Ayni Karpay: El primer rito que corresponde al intercambio


de poder personal con el linaje real de maestros Incas (yachahi-
qcuna panaka).

2 Unu Karpay (Tipón): Rito de la purificación y bendición del


cuerpo físico y energético con el espíritu del agua. En este rito
se reafirma la voluntad de recibir la bendición de Wiracocha el
creador, que trasmitió su poder al dios Sol, y en su representa-
ción, el Inca y su esposa la Qoya ambos hijos del Sol, bendicen
al iniciado, para que viva libre de culpas a los ojos del creador,
pues él antes ya castigo a todos los seres de su creación por su
desobediencia y no haber guardado sus enseñanzas, con el Unu
Pachacuti (diluvio). A partir de entonces, cada cierto periodo
de tiempo, Wiracocha propiciará el Pachacuti, que es la reno-
vación del kay pacha (el mundo), con el apoyo de los iniciados.

3 Sapan Inca Karpay (Laguna de Wakarpay): En este rito se


trabaja el linaje Inca, con el cual se toma contacto a través del
último inca fallecido. En la tradición este se inicia con Sinchi
Roca, que es el segundo inca y termina la lista real con Atahual-
pa. Este rito es para mantener la tradición viva de los incas.

4 Wañuy Karpay (Q’enqo-Tambomachay): En este rito se tra-


bajará el tema de la muerte. Cerrar un ciclo y comenzar uno
nuevo, con energía renovada, en similitud al despertar de la se-
milla en el seno de la Pachamama.

5 Inti Karpay (Pisac): La apertura del ojo solar y conexión con


Taita Inti, el Sol sagrado de los Incas.

6 Wayra Karpay (Ollantaytambo): Este rito de purificación per-


mite la conexión con el espíritu del viento.
106
7 Pachamama Karpay (Machupicchu-Sector Templo de la
Luna): En este rito se trabaja la conexión con el sagrado espíritu
de la Pachamama.

8 Ñusta Karpay (Machupicchu-Templo de la Luna): Este rito se


realiza para la Ñusta andina.

9 Apu Karpay (Machupicchu-Huayna Picchu): Este ritual per-


mite la conexión con los espíritus tutelares de los Apukunas,
con Huaynapicchu, Machupicchu y Putucusi, incorporando la
guía espiritual de estos Taytas (padres) sobre los iniciados.

10 Phutuy Karpay (Machu Picchu): Este rito permite la


germinación y florecimiento de la semilla del Inca, recibiendo a
su paso la bendición de los tres mundos andinos: Hanan Pacha,
Kay Pacha y Uku Pacha.

11 Willka Ñusta Karpay (Río Urubamba): Este ritual permite


tomar contacto con las Ñustas del río sagrado Vilcanota
(Urubamba) y su espíritu femenino. Ñusta es el nombre que-
chua de las Princesas en el Imperio inca. La ñusta era virgen e
hija del inca.

12 Wiñay Karpay (Moray): Este rito es para propiciar el creci-


miento de la simiente Inca (simbolismo de descendencia), que
se manifiesta con la expansión del estado de consciencia y la
sabiduría ancestral, para que perdure en la memoria colectiva.
En la tradición, en Moray se aclimataba las plantas a un nuevo
clima, distinto a su hábitat natural. En el simbolismo del karpay,
lo que se quería trasmitir es que las concepciones incas se di-
fundieran a todo la tierra, sin importar distancia, clima o cual-
quier vicisitud.

13 Wiracocha Karpay (Raqchi): Este rito final abre la puerta a


la cúspide de nuestra ascensión iniciática, es el tránsito final y
por ello se llama “coronación”, y da al iniciado los conocimien-
107
tos más elevados entre su nivel de consciencia y el pasaje al
tercer nivel o mundo superior que es el Hanan Pacha en la tra-
dición espiritual andina, donde se une al espíritu del creador
Wiracocha dios supremo creador del mundo de los Andes de
América del Sur, para compartir con él todos los misterios y ser
guía espiritual de todos los bendecidos de los karpay.

LOS INICIADORES.

El Pampamisayoc es un personaje que conduce una mesa de


iniciación, éste es de rango inferior a otro personaje superior
conocido como Altomisayoc (el elegido por el rayo). Ambos se
caracterizan por ser paqos (personajes nobles) portadores de
la mesa (jamp´ara), ambos equivalen a los sacerdotes.

El Pampamisayoc es un iniciado en el arte religioso-esotérico


inca, por vocación o elegido como representante de su comuni-
dad, mientras que el Altomisayoc es elegido por las fuerzas de
la propia naturaleza o la misma Pachamama. El Pampamisayoc
recibe su iniciación en un Apu tutelar (montaña), sabe realizar
despachos, ejerce la mesada, conoce las técnicas de oráculo, se
especializa en técnicas de limpieza del mal.

Los Pampamisayoc ejercían su oficio en su comunidad, y la co-


munidad se encargaba de su manutención, si era de avanzada
edad ejercía su oficio a tiempo completo, si era joven lo ejercían
tiempo parcial, mezclando actividades productivas y espiritua-
les al mismo tiempo. En la actualidad estos sacerdotes andinos
ha trascendido las propias fronteras de su región geográfica y
las iniciaciones los hacen a las personas sin distinción de credo,
edad, origen, procedencia, sexo o raza.

Sus funciones

Las funciones han sido delimitadas por las actividades que


ejerce.
108
1 Iniciación: Este rol define al Pampamisayoc. Este personaje
elige por vocación realizar un proceso de vida espiritual andina
de por vida desde muy joven, en adelante quedará atento o dis-
ponible a los espíritus de la montaña a una eventual transmisión
mayor -por parte sobre todo del hermano rayo-, debido a que la
Pachamama es quien elige para ser su intermediario con la hu-
manidad. Todo Pampamisayoc tiene la esperanza que le llegue
esa señal de la madre tierra, y ofician como tales, hasta que la
Pachamama designa a sus candidatos para ser hermano mayor
o Altomisayoc. Por ser un iniciado, le está permitido compartir
e iniciar a su vez a otras personas en este arte espiritual del
Karpay.

2 Portador: Esta función del Pampamisayoc le confiere un tí-


tulo metafóricamente hablando de nobleza, porque tiene pres-
tigio reconocido en su comunidad y es parte de un linaje defini-
do de hombre o mujer medicina, una panaca real que proviene
desde la época pre Inca. El pampamisayoc es un portador de
la mesa andina, que está representado por sus objetos rituales
que forman parte de su propio linaje y de la alianza con la Pa-
chamama.

3 Puente: Dentro del arte del Pampamisayoc el rol de la per-


sona puente (Chakaruna) es el de vincular al profano con los
iniciados previa calificación de sus cualidades es decir busca a
los que tienen la vocación.

4 Oráculo: El arte de cocrear un oráculo viene de la mano con


la tradición y es un legado básicamente familiar, donde prema-
turamente los Pampamisayoc desarrollan la capacidad de leer
e interpretar empíricamente las hojas de coca como arte adivi-
natorio. Emplean así mismo la lectura del pulso para determinar
enfermedades mediante la palpación, realizan la “pichca” (mas-
ticado de coca con fines ritualisticos) antes de entrar en trance
adivinatorio haciendo el papel de oráculo; hacen la lectura del
huevo o del cuy como una arúspice andina para diagnosticar
109
enfermedades luego del “jobeo” ya sea de huevo o cuy.

5 Sanador: Este hombre sagrado entiende bien los procesos


de curación humana, probablemente no se centra en sanaciones
físicas y más bien linda con el plano energético por medio de
sus remedios, hierbas y técnicas, destinadas a desbloquear en
primera instancia el cuerpo sutil. Mediante los rituales de sa-
nación se restablecen las conexiones esenciales con la madre
tierra, la cual se lleva la energía pesante de todo asistido, emi-
tiendo al mismo tiempo energía purificadora como acto de re-
ciprocidad.

6 Oferente: Todo Pampamisayoc se especializa en el arte de


la ofrenda y ritualidad hacia la madre tierra, sabe y entiende
qué elementos elegir y cuál debe ser su disposición dentro de
toda ceremonia de Despacho o Haywariska. Esto le permite ser
el encargado primario o responsable material de las celebra-
ciones en honor o agradecimiento a la Pachamama y Wiraco-
cha. Las cuales cuentan con fechas centrales y fechas eventua-
les dependiendo del objetivo que persigue.

7 Oficiante: Esta función de los Pampamisayoc era desarro-


llar una labor de integración social, celebraba los nacimientos,
matrimonios, corte de pelo o uma rutuchi (ceremonia de pre-
sentación del niño a la sociedad), que son actos simbólicos que
le permitían llevar a los pueblos andinos el arte del despacho
(pagos) para inauguraciones, efemérides, celebraciones socia-
les o cívicas.

Las concepciones andinas son variadas a tal punto que un


mismo aspecto de la realidad puede generar diversidad de op-
ciones de respuesta y alternativas de solución, pero todas las
opciones o posiciones respetan los sagrados principios andinos
del respeto a su creador y a la madre tierra, sin los cuales no
tendrían la armonía en el lenguaje religioso-esotérico. Los prin-
cipios a los que se ajusta la filosofía o pensamiento andino son
110
muchas, pero por lo general se consideran supremos: el Ayni (la
reciprocidad), el Munay (el amor con voluntad), el Llankay (el
trabajo) y el Yachay (el saber).

LAS ENSEÑANZAS RELIGIOSO-ESOTERICAS


INCAS.

-LA CONTEMPLACION.

Qhaway es el acto de contemplación dinámica, un estilo de


vida, bien plantado y enraizado en la tierra, no solo como un
principio individual, sino también universal. Este arte reúne la
disciplina de todas las iniciaciones mayores y menores que nos
encaminan a una vida de rectitud, una vida armónica o buen
vivir (sumaq kawsay), y apunta al desarrollo pleno del vivir en
el presente, en el aquí y en el ahora, como eje común de la rea-
lidad, para alcanzar una vida superior libre de ataduras que nos
impiden nuestro desarrollo.

-LA MEDITACION.

El Pachaqhaway es el arte que más se acerca a la meditación


occidental. Se centra en la realidad consciente, que es la suma
de dos aspectos a considerar: una microrealidad (personal o
microcosmos) con otra colectiva y compartida (social o macro-
cosmos). En ambos casos la integración de ambas apreciacio-
nes permite lograr un convenio único que da paso al mundo
pluricomunitario ineludible y fundamentalmente humano.

El Pachaqhaway considera un contexto primario dirigido a


integrar el universo interior del exterior. Todo lo que está den-
tro en la propia unidad es universo personal. Y todo lo que está
afuera -si bien se basa en percepción del mundo a partir de la
propia consciencia- es el universo exterior.

El Pachaqhaway no limita la división del tiempo en los aspec-


111
tos lineales de pasado, presente y futuro. En el mundo andino
el tiempo es más bien circular y en forma de espiral, y todo va
llegando porque el mundo va circulando. Nuestra vida viene a
considerarse como un ciclo, un ciclo que da vueltas y los actos
se van repitiendo y algunos se van almacenando dentro de ese
mismo contexto de espiral. Con esa lógica el mundo del pasado
se va repitiendo gradualmente, como si se tratasen de hechos
que viven en nuestra memoria. El mundo del futuro está allí ob-
servándonos y esperando porque pueda deducirse de la me-
jor manera en el presente. Esto nos permite por ejemplo com-
prender mejor la reencarnación, que no es un concepto de fácil
entendimiento, pero los runas (gente) pueden fácilmente com-
prender la ventaja de pasar a un estado de transición (muerte)
en el Uku pacha (mundo inferior) que nos mantendrá y devolve-
rá a la luz del presente en el reino del Kay Pacha (mundo actual).

La Pachaqhaway nos centra permanentemente en el presente,


en la presencia del aquí y ahora y nos hace comprender que lo
que vale, es lo que tenemos ahora, por lo que estamos haciendo
y lo que está precisamente sucediendo en este momento, es el
único nivel que podemos manejar y cambiar. El presente es el
momento de interrelación entre pasado y futuro en aspecto li-
neal. Por ello es de crucial importancia usar la mayor energía en
este estado de consciencia inmediata, que redundará en nues-
tra nueva vida.

La contemplación o Pachawahway, asigna importancia al po-


der de la intencionalidad. La intención es el acto de asignarle
un gran poder a la propia consciencia humana, a su poder de
mover montañas y cielo con el solo hecho del pensamiento y la
fe individual y colectiva.

La Pachawahway es contemplación en movimiento. Crea un


estilo de vida, en donde solo hay que despertar y realizar ac-
ciones trascendentes, plenas y hasta con gran pasión, esto da a
la vida plenitud. Plenitud que se puede gozar aún con una vida
112
simple en las montañas y con escasos recursos (pobreza mate-
rial), pero una vida de gran riqueza espiritual.

El iniciado o practicante es en este sentido un buscador y


caminante de su propio potencial interior, cultiva dentro de su
vida pragmática un asiduo y perspicaz manejo de métodos y
herramientas a fin de aproximarse a ese estado de ampliación
de consciencia que es permanente, y que se define por el cami-
no a seguir… valorando antes que la simple llegada a una meta
definida y deseada.

Esta característica permite que el iniciado pueda sumar otras


prácticas. El verdadero practicante no entra en contradicciones
y más bien se permite aunar sus propias experiencias y conoci-
mientos sin mayores conflictos.

-EL BIENESTAR.

Allin Kaway, el bienestar andino: “Queremos Vivir Bien, valorar


nuestra historia, nuestra música, nuestra vestimenta, nuestra cultu-
ra, nuestras lenguas, nuestros recursos naturales”, es el amarse
como ser autentico.

Runacunapa (para los hombres y mujeres de los Andes), lo


más importante no es la plata ni el oro. Lo más importante son
los ríos, el aire, las montañas, las estrellas, los insectos, las mari-
posas, las piedras y todo cuanto nos circunda. “Lo más importan-
te es la vida”. El Vivir Bien o Allin Kawsay, busca la armonía entre
la naturaleza y la raza humana. El ser humano necesita amar la
tierra, los bosques, el agua y todo cuanto lo rodea, pues ocupa
un lugar en la creación sagrada del cosmos que comparte con
todos los elementos, y todos son hijos de la gran madre (Pacha-
mama) y del gran padre Wiracocha.

Vivir Bien, es vivir en armonía dentro de una comunidad, don-


de todos los integrantes se preocupan por todos. Lo importante
113
es el desarrollo de la conciencia colectiva, para buscar una vida
sencilla y en armonía con un entorno natural.

El Vivir Bien es buscar el consenso entre todos, aunque las


personas tengan diferencias, al momento de dialogar lleguen a
un punto neutral, en el que todos coincidan y no se provoquen
conflictos.

Es respetar al otro, es saber escuchar a todo el que desee ha-


blar, sin imposición ni sometimiento. No es tolerancia, es respe-
to. Cada cultura o región tiene su forma diferente de pensar, que
es necesario respetar y esto se extiende también a todos los
seres que habitan el planeta, como los animales y las plantas.

Respetar las semejanzas y diferencias entre los seres que vi-


ven en el kay pacha (nuestro planeta); es saber alimentarse,
conforme a las estaciones del año; es saber beber alcohol con
moderación, para no lastimar a nadie; es saber danzar, porque
la danza se relaciona con hechos concretos como la cosecha o
la siembra; es considerar el trabajo como fiesta, porque da feli-
cidad y es una forma de crecimiento; es realizar un control en-
tre todos los habitantes de una comunidad, sobre todo si ocupa
una función pública; es practicar la reciprocidad del trabajo en
las comunidades y en los pueblos, esta práctica se denomina
minka, que no es más que devolver en trabajo la ayuda prestada
(ayni), por una familia o una comunidad, ya sea en una actividad
agrícola de siembra o cosecha, o en la construcción de obras
comunales; es basarse en los principios de ama sua y ama kella
y ama llulla (no seas ladrón, no seas ocioso y no seas mentiro-
so), preceptos que permiten a la comunidad lograr el bienestar
y confianza en sus habitantes; es respetar a la mujer, porque re-
presenta a la Pachamama, que es la Madre Tierra que da vida y
provee los frutos para el sustento, la mujer en semejanza a ella,
está presente en todas las actividades de la vida: cría, educa,
alimenta y es base en la organización comunal

114
Vivir Bien es respetar las arrugas de los abuelos, porque ellos
son nuestras bibliotecas (poquencancha) andantes y debemos
aprender de ellos.

-LA RECIPROCIDAD.

El ayni es la reciprocidad y el intercambio de energía en la


justa proporción, es como una balanza que equilibra las propias
fuerzas del universo. El ayni andino va más allá de la reciproci-
dad occidental basada en el dinero o la compensación material,
esta se basa esencialmente en un profundo sentimiento de gra-
tificación y plenitud espiritual. El ayni permitió el florecimien-
to de la civilización andina, gracias a ello el trabajo colectivo
de los ayllus construyó un sistema social y cultural en donde la
mano del hombre supo convivir con la naturaleza, lejos de do-
minarla o destruirla como si se tratase solo de materias primas.
Hoy somos testigos del legado de nuestros ancestros Incas y del
trabajo de los masones andinos. Por ejemplo al observar sus
edificaciones intactas e imponentes al paso del tiempo, aún en
lugares inaccesibles e impensables para el hombre moderno,
la práctica del ayni o reciprocidad andina, que es su virtud, ha
permitido que las obras comunales de uso colectivo se realicen
con pocos recursos, pero majestuosos e imponentes, ha per-
mitido cohesionar los vínculos familiares (ayllus) y comunales
mediante la construcción de viviendas para los recién casados
y ancianos, así como asegurar la siembra y cosecha de los ali-
mentos, para evitar las hambrunas ligadas al clima hostil, espe-
cialmente por efecto de los “fenómenos del niño”.

-EL COMPARTIR.

Compartir es vivir, lo que fluye es algo muy sencillo, puesto


que lo que tengo lo comparto y si lo comparto siento que algo
he dado a mi propio corazón. Es para mí el ayni más sencillo
y aplicado, no hay que teorizar horas y tratar de convencer
la mente occidental, a veces solo basta un gesto, una acción
115
de cualquier naturaleza, como dar apoyo moral, regalar una
canción, un abrazo, un gracias o dar algo propio. Compartir es
como partir el propio ego en dos, de tal modo que pierde su
firmeza y hasta su arrogancia, y el desprendimiento a ese nivel
comienza a ser una virtud potencialmente alcanzable y agra-
dable, de modo que no se trata de dar por obligación o porque
banalmente se trate de quedar bien, “se comparte porque en el
acto de dar fluye la vida misma y uno entra en sintonía con la pa-
chamama y recibe las bendiciones del Wiracocha (El Creador)”.

Cuando se comparte se vive en el reino del kawsay, que es


algo como sentir que somos parte del universo de realidades
vivas, el kawsay es la vida misma que fluye como la sangre den-
tro de nuestras arterias y venas, con el propósito de convivir
en un estado de paz y armonía, al cual llamaron allin o sumaq
kawsay, que es el bienestar andino.

En esta ley espiritual del ayni, la raza humana lograra su auto-


rrealización si trasciende su propio ego, y que los beneficios de
todo logro material o espiritual deben ser distribuidos y com-
partidos con los semejantes. En simples palabras es la ilumina-
ción, pero “solo no alcanzaras la iluminación, trae otro y entrarás
en el reino de los ascendidos al hanan pacha”.

-LA CORRESPONDENCIA O AGRADECIMIENTO.

Toda ofrenda a los dioses está impregnada de agradecimien-


to y fundamentalmente respeto por los dones concedidos, esto
es la correspondencia o agradecimiento. Cuando el espíritu de
Wiracocha o la Pachamama acepta esta ofrenda lo hace con al-
guna señal que el poblador sabe identificar, puede tratarse de
la visita de un cóndor o un colibrí, el canto de un pájaro, un re-
molino de viento o un suceso inesperado y a la vez crucial. Por
esta simbiosis con el creador y la madre tierra, el corazón del
poblador andino siempre está lleno de agradecimiento, por eso
siempre da las ofrendas, por algo que ya el creador y la madre
116
tierra le da de modo permanente: su vida, su hábitat, el agua, los
alimentos, sus animales, etc.

De manera especial, el iniciado lo siente como propio, un esta-


do de gratitud y paz, que permite su integración a la humanidad
y a la vida, porque está en contacto directo con la madre tierra
y el Wiracocha.

EL TIEMPO EN LA CONCEPCION INCA.

Las profecías andinas centradas en el retorno, renacimiento


o reencarnación, hablan de un tiempo circular cíclico que se
renueva en una suerte de reingeniería espiritual, reunidos en
intervalos de tiempo aproximados de 500 años. Según esto, los
últimos 30 años son parte del último Pachacuti (renovación del
mundo), a modo de un proceso de transición que daría como
resultado el despegue final de la propuesta del modelo andino,
como alternativa espiritual para la humanidad.

Una cualidad de este período de renacimiento espiritual an-


dino, es el reencuentro con nosotros mismos, como un punto de
partida importante para llevar a cabo otros procesos de creci-
miento personal. Reencuentro en la filosofía inca, es encontrar-
se uno mismo, volver a sí mismo… impulsar al protagonista de
nuestro propio desarrollo, que somos “nosotros mismos”. Esta
renovación o Pachacuti tiene fases.

- Rijchariy Runa (Despertar Humano) es una forma de des-


pertar del letargo, del sueño, de la vida programada y de la ru-
tina, y equivale a darse cuenta que todos, somos portadores del
ADN Inca, afirmación coherente con el Tanaj y la Biblia que ya
expusimos, donde afirmamos que los habitantes de los Andes
de América del Sur, somos descendientes de Noé, y al igual que
todos los nacidos humanos, poseemos la capacidad de desarro-
llarnos y de iluminarnos, así como una vez el Inca, lo hizo para
servir a su pueblo.
117
- Puriy Runa (Camino de Vida), el camino de aprendizaje
desde la iniciación hasta un obtener progreso es paso a paso
y depende de la fase evolutiva. En este paso, el anciano no es
considerado como un mero anciano por la edad biológica, el
anciano ya hizo el camino, el que ya llegó… y su ayuda es funda-
mental para impulsar a los que vienen (los jovenes) a encontrar
su propio camino. El Puriy o Kawsay Puriy es la idea para saber
dónde comenzar y de donde partir.

- Yachaq Runa (Maestro Guía) en la concepción andina todos


somos maestros de nosotros mismos y de los demás. La piedra
angular de este proceso está sustentado en el encuentro del
propio maestro interior, en el autoconocimiento, que equivale
igualmente a recordar para que venimos al mundo y cuáles son
nuestros propósitos esenciales. Una vez que surge el maestro
interior en respuesta al ayni andino, este maestro enseña a los
demás su experiencia de vida, esta filosofía circular se regene-
ra y se retransmite en forma permanente desde hace milenios,
desde Sechin Bajo y Caral a través de las obras arquitectónicas
construidos por los masones andinos como testimonio de sus
logros.

- Tinkuy Runa (Contacto Físico) es una manera de concretar


una reunión y establecer contacto interpersonal para la trans-
misión de conocimiento y compartir un mismo tiempo, un mis-
mo hogar (la tierra) y vivir en paz. La idea es convivir con la
humanidad, romper las barreras que limitan y distancian por
prejuicios, color, límites geográficos, credos, etc.

- Taripay Runa (Contacto Humano) es la fase de culminación


del encuentro total, solo se realiza cuando nos auto entendemos
y comenzamos a entender la humanidad.

- Taripay Pacha (Contacto Total), es el conjunto de pasos pre-


vios que invitan al Taripay Pacha (encuentro con el cosmos, el
universo, el espacio y tiempo), que es el punto culminante que
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el ser genera en un tiempo circular al término de su ciclo, para
dar inicio a otro ciclo de vida. Taripay Pacha es una suerte de
comunión de idea, sentimiento y armonía con la totalidad, con
nosotros mismos, con la humanidad y con la fluidez de la pacha-
mama y sus elementos.

Los tiempos del Taripay Pacha nos invitan a un camino de


vida en contacto estrecho con el cosmos, armonizar con todo
orden de cosas y vivir en paz. Esto es propositivo para que el
argumento de vida trascienda al propio escenario y al propio
maestro externo e interno. En la cultura andina es fundamental
despertar y encontrarse con la simpleza de la madre tierra e
imitar sus pasos y su gran ejemplo, en un modo de ser y estar,
creando y recreando las condiciones para la sobrevivencia de la
vida en la faz de la Tierra, en un tiempo circular que se renueva
cada cierto periodo, sucediéndose así el nayra pacha (pasado),
jichha pacha (presente) y el qhipa pacha (futuro), tiempo en el
que el hombre muere y renace pasando del kay pacha (nuestro
mundo) al hanan pacha (el mundo de arriba), para retornar por
el uku pacha (mundo de abajo) en una secuencia helicoidal.

LOS MASONES ANDINOS DE HOY.

Como se podrá apreciar el conocimiento místico andino, que


llego a los españoles a través de los incas, era distinta en su
forma a los conocidos en Europa, Oriente y el Asia, pero a la
vez similar en sus propósitos y finalidad, y a los españoles no se
les ocurrió mejor idea que desaparecerlos, imponiendo su reli-
gión, su filosofía y sus conocimientos, que consideraban supe-
riores. Por ello cuando jactancioso un cura dijo a los “runas” que
debían bautizarse si querían ir al cielo para gozar del paraíso,
ellos le respondieron “no es necesario, nosotros vivimos en el pa-
raíso”. Y cuando con maldad y furia impusieron su religión, los
“runas” sincretizaron su religión en la nueva que les imponían,
de manera tal que los curas de esa época como los de ahora,
festejan fiestas religiosas a dioses andinos, a quienes con de-
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voción llaman “mamacha” o “taitito”, y en muchos casos estas
festividades se inician, previo pago a los apus en mesadas pre-
sididas por los pampamisayoc, que bendicen a los mayordomos
y los danzantes, como se hacía en la época inca.

Los grandes constructores andinos, esos legendarios masones,


guardaron sus secretos que los hicieron admirables, ya no cons-
truyeron ninguna obra monumental más, mientras los hombres
blancos que llegaron del mar estuvieron con ellos. Los templos
que los curas obligaban a construir, los construían, muchas ve-
ces sobre construcciones incas previas, y sin darse cuenta los
curas con este hecho, lo que hicieron fue resaltar más la majes-
tuosidad de los templos incas respecto a la nueva, de manera
que hoy en esos templos, por igual los andinos pueden expre-
sar su devoción a sus dioses ancestrales sincretizados como vír-
genes o jesucristos. Pero los masones andinos no dejaron de
trasmitir su ciencia y conocimientos místicos a sus iniciados,
de manera tal que hoy en las comunidades más alejadas de las
grandes ciudades del Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia, Chile y
Argentina, los encuentras construyendo con sus conocimientos
ancestrales sin mayor dificultad y superando en muchos casos
a los profesionales egresados de las escuelas técnicas y univer-
sidades. Si le preguntas ¿Quién te enseño? Responderán pres-
tos, eso viene de familia, porque vos no comprendería lo que es
un karpay andino, oficiado por un pampamisayoc, en un templo
que es el mundo mismo, bendecido por el creador Wiracocha
y la Pacha mama que es la madre tierra. Estos masones andinos
al igual que sus interpares del mundo, celebran los solsticios
de verano y de invierno, y antes de iniciar sus construcciones
los alinean con los puntos cardinales y los astros, y colocan la
primera piedra (huanca) de forma similar a los masones sume-
rios y egipcios, previo ayuno para recibir la bendición del Gran
Arquitecto del Universo, con los primeros rayos solares del dios
Inti.

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