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No solo en el cine de terror o ciencia ficción existe este diseño, también enriquece la información sonora
en concursos, por ejemplo.
La digitalización ha hecho más importante la banda sonora, ha mejorado los sistemas de reproducción de
sonido y ha proporcionado nuevas herramientas creativas a los técnicos.
El sonido contiene más información que la imagen aunque se la subordina y trata con menor importancia.
La verdadera protagonista es la historia, de eso no hay duda. Se ha escrito mucho sobre la relación entre
ambas. Uno de los más importantes escritores es Michel Chion, compositor, investigador de cine y
profesor de la Universidad de Paris III. La función del diseñador de sonido depende de los responsables
del proyecto, del director y del productor y ejecutivo, de si quieren potenciar la fuerza expresiva de la
banda sonora y dedicarle tiempo (Forc Coppola y George Lucas).
Esto requiere de mucho tiempo dedicado a este ámbito, y el tiempo es oro, por lo que también requiere
de presupuesto.
Es importante la implicación del diseñador sonoro desde el comienzo del proyecto, mano a mano con el
director, llegando a condicionar la toma de imagen durante el rodaje. Pero esta libertad como creador no
ha de extralimitarse, pues el sonido ha de encajar en la línea en la que se explica la historia. Además de
que el sonido se corresponda con las imágenes que se muestran.
En cine la música subraya las emociones que sugieren las imágenes. Los efectos sonoros suelen ser
redundantes con la imagen para dar credibilidad.
Para conseguirlo podemos aprovechar el universo sonoro en off: aquel en que la fuente está ausente de la
imagen y se sitúa en un tiempo y un lugar al que esta no evoca directamente. Mientras más distante sea el
sonido de la imagen, dentro de la coherencia, más expresivo será. El sonido metafórico provoca la
imaginación del receptor, le obliga a asociar imagen y sonido.
Para ello se debe experimentar con todos los elementos posibles, pero requiere tiempo.
La compresión entre compositor y diseñador es clave. Si es así la mezcla va sola. Si no, se produce una
lucha efectosVSmúsica
La coordinación entre el técnico y el locutor es básica para mantener un buen ritmo radiofónico. La
creatividad en radio puede ser llevada a cabo por una sola persona. Para ello es necesario tener preparado
el material según la escaleta para no interrumpir con silencios no deseados. Si no se trabaja en directo se
pude trabajar por bloques de mezcla y después se edita para mejorar la grabación.
Los equipos tradicionales se encuentran ahora en un ordenador y los procesos ahora son más simples, por
lo que han desaparecido figuras que ahora reúne el comunicador o el técnico de sonido. Este cambio al
autocontrol se dio a partir de los 90, pasando de las radio-fórmulas a todo tipo de programas.
Además los ordenadores pueden reproducir pistas programadas, lo que supone un ahorro económico y la
innecesaridad de comunicadores y técnicos.
En los ochenta, el programa despertador de Alfons Arus, en la Cadena, aportó nuevas ideas en radio, su
técnico, Jorge Salvador, los llenaba de efectos, músicas y grabaciones televisivas, respectivamente.
En los noventa destaca El Terrat, de Andreu Buenafuente, con Ramon Juncosa en control de sonido, un
rico paisaje sonoro ilustraba la vida de los vecinos de la calle Casp número 6.
Cada cual ha de hacer su propio producto, un producto distinto y elaborado. Hay que ser mínimamente
creativo y paciente. Hay programas en los que son imprescindibles los técnicos. Una persona que domine
la discoteca de una emisora y que tenga sensibilidad creativa para hacer un buen programa es
imprescindible.
Si alguien tiene alguna cosa que decir en radio y es muy joven y piensa que la radio es inaccesible, no es
verdad. La gente con talento está muy buscada. Los grandes de la radio lo son, pero también lo son en
edad. El medio se debe regenerar y no hay tanta gente joven como parece. Existe todo un camino por
recorrer.