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FACULTAD
DERECHOS Y CIENCIAS POLÍTICAS
TEMA:
CICLO : II
Huancayo – 2011
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INDICE
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DEDICATORIA
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INTRODUCCIÓN
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DERECHOS REALES, OBLIGACIONES, SUCESIONES Y PATRIMONIO EN ELDERECHO
ROMANO
1. CONCEPTO :
Derecho real por excelencia es la propiedad, es decir el dominio más amplio sobre la
cosa propia.
Llamados también: “lus in re aliena” es decir derecho sobre la cosa ajena. Los
derechos reales tienen por objeto inmediato, una cosa que está sometida a nuestro
poder, y, en consecuencia, son una relación entre la persona y la cosa. Presentan dos
elementos: Persona titular del derecho sobre la cosa, sobre la cual ese derecho se
ejerce.
Inmediatividad. En los derechos reales hay una relación directa e inmediata entre una
persona y una cosa. ○Exclusividad. El titular de un derecho real excluye a cualquier
otra persona en la relación con la cosa.
Reipersecutoriedad. El titular del derecho real tiene la facultad de perseguir la cosa
cuando ha salido indebidamente de su patrimonio.
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forman parte de esa relación jurídica que constituye los derechos reales tiene el
deber de guardar respeto frente al derecho real y deben abstenerse de interferir
en esa relación entre persona y cosa.
Los derechos reales son transmisibles; por cuanto se trasmite de un titular a otro a
través, de todos los modos de enajenación y adquisición que se establecen en el
derecho civil.
Los derechos reales no se extinguen por el no uso; pero si se aplica la prescripción
adquisitiva.
Los derechos reales son preferentes; es decir que el titular del derecho nada tiene
que temer, aun cuando se constituyeran posteriormente otros derechos sobre la
misma cosa y en beneficio de otras personas.
Los derechos son limitados; en el sentido de que solo pueden ser creados por el
derecho. • Los derechos reales se sancionan y se defienden con acciones reales y
contra cualquier persona que obstaculice su ejercicio, pudiéndose perseguir la cosa
de manos de quien se encuentre.
4. CONCEPTO DE COSAS.
Los romanos denominaban a la cosa como “res”, esta es todo objeto extraño al
hombre que ocupa un lugar en el espacio, en este sentido es todo lo que existe y por lo
tanto en este concepto se engloban las cosas materiales o corporales; así como las
incorporales.
En sentido Restringido: Cosa es todo aquello que procura una utilidad al hombre y es
susceptible de propiedad privada, es este sentido cosa es sinónimo de bien. En sentido
Jurídico: Cosa es todo aquello que puede ser objeto de derecho patrimonial y
representa una utilidad estimable en dinero.
Clases de cosas Las cosas se clasifican atendiendo por un lado a sus características
físicas y exteriores, o por la consideración que merecen al derecho a efectos de su
pertenencia y apropiación por el hombre.
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(mancipables o no mancipables: los primeros son los terrenos situados en
suelo itálico junto con sus servidumbres rústicas y las otras son las de cambio,
no hereditario)
(extra commercium o intra commercium: la primera son de dos tipos por
derecho divino que son las sagradas, las religiosas y las santas y por derecho
humano que son las públicas, comunes a todos los hombres y res universitatis
la segunda son las que no se pueden comercializar con ella)
Diferencias con los derechos reales Para establecer las diferencias entre los
derechos reales y derechos personales, debemos precisar la noción de derecho
personal o conocido también como derechos de crédito o de obligaciones; y
donde el patrimonio de una persona se divide en derechos reales y derechos
de crédito, que son conocidos como obligaciones. El derecho de crédito es la
relación que existe entre dos o más personas donde una es el acreedor que
puede exigir de la otra, el deudor un hecho determinado apreciable en dinero
denominado prestación.
Vista esta noción general de los derechos personales, podemos establecer las
siguientes diferencias:
Ambos derechos varían con referencia a sus caracteres, por cuanto el derecho
real es absoluto, preferente, limitado y se persigue con acciones reales y el
derecho personal es relativo, no implica preferencia, es amplio y se defiende a
través de las acciones in personam ( acciones personales).
A) Los fundos romanos: Tenían límites sagrados, igual que los muros de las
ciudades, mediante la ceremonia de los limitativos se procedía al señalamiento
de tales linderos. Alrededor del terreno limitado existía un espacio de cinco
pies, los terrenos no limitados aunque tuvieran linderos naturales o artificiales
en el ager publicus, y no eran de propiedad privada.
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B) La propiedad romana sometía al propietario en todos los aspectos, de
manera que era ilimitada para su titular en sentido de ser absoluta y exclusiva
el titular podía disponer como mejor le pareciera de la cosa.
Originarios:
2)In Iure cessio: Es un negocio formal y abstracto de publicidad por el que los
ciudadanos se transmitían el res mancipi como la res nec mancipi. Este
procedimiento se utilizo muy ampliamente en la cesión, constitución y
extensión de todos aquellos derechos que podían ser objeto de un proceso.
Tales como servidumbre, personales y reales, herencias, adopción,
emancipación o manumisión.
3)Traditio: Significa entrega, por lo tanto consistía en la entraba de una res nec
mancipi con intención de transferir la propiedad al adquiriente en virtud de
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una justa causa. Es un negocio causal por lo que exige un motivo inmediato
que aliente a las partes a actuar de esta modo y justificar axial su actuación
Si la cosa era un bien inmueble, por medio del interdictum quem fundum, el
magistrado autorizaba al actor a tomar posesión del fundo. Si se trataba de
una cosa compuesta, se podía reivindicar como una unidad. Si la cosa era
accesoria no podía hacerse separadamente de la principal. Efectos 1) Frutos y
accesiones de la cosa reinvindicada . El demandado a de restituir la cosa con
todas sus accesiones. En cuanto a los frutos habra que distinguir si la posesión
había sido de buena fe o de mala fe.
B) De mala fe: El poseedor debía devolver todos los frutos antes y tras litis
contestatio. 2) Pérdida o deterioro de la posesión: Si la pérdida es anterior a la
litis contestatio la rei vindicatio se extingue, sea el poseedor de buena o de
mala fe. Si la pérdida es posterior a la litis contestatio el poseedor de buena fe
la queda liberado, mientras que el poseedor de mala fe responde siempre a la
perdida incluso en caso fortuito.
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cosa. El poseedor tenía derecho a la indemnización de los gastos necesarios, de
los útiles, tenía derecho a la indemnización La Posesión Es el hecho de tener
una cosa corporal en su poder reteniéndola materialmente con la voluntad de
poseerla y disponer de ella como lo haría su propietario. Como regla general la
posesión acompaña la propiedad, puesto que el propietario no puede utilizar la
cosa que le pertenece no teniéndola a su disposición, aun cuando pueden
también separarse de manera que el propietario no la posea y que el poseedor
no sea el propietario, en cuyo caso subsiste de la misma manera la propiedad
porque es un derecho independiente del hecho de la posesión.
Adquisición de la Posesión Para adquirir la posesión hay que reunir los dos
elementos de que se compone, o sea el corpus o corpore y el animus, o sea la
detentación material de la cosa y la voluntad de disponer de ella como su
dueño; pero, para que elcorpore se considere cumplido no es necesario el
contacto directo entre el poseedor y el objeto, pues basta que el objeto se
halle a disposición del poseedor; así, el que toma posesión de un fundo no
necesita poner los pies sobre el fundo.
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La posesión se pierde sóloco rpore cuando sobreviene un obstáculo que
impide al poseedor disponer de la cosa a su voluntad, ejerciendo físicamente
su poder sobre ella. Ejemplo: El poseedor de una cosa deja de poseerla cuando
el sitio donde se encuentra se hace inaccesible para él.
En relación con la posesión los interdictos tienen por objeto: 1.- Retener la
posesión, o sea los llamados “retinendi possessionis”, que tienen por objeto
conservar la posesión de una cosa haciendo cesar el acto que perturba su
ejercicio. Son ellos el “uti possidetis”, cuando se trata de bienes inmuebles en
el que triunfaba el poseedor actual; y el interdicto“utrub i”, en el caso de
bienes muebles, en el que resultaba victorioso el que hubiera poseído por más
tiempo durante el año anterior.
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possessio iuris en consecuencia la posesión prolongada o el ejercicio
prolongado de la servidumbre, durante diez años, entre presentes, y veinte
años, entre ausentes, hacia adquirir la servidumbre.
2. Por la pérdida o destrucción de uno de los dos fundos; pero si luego el fundo
destruido era reconstruido en el mismo sitio la servidumbre resurgía. 3. Por
confusión, es decir, por reunirse en una misma persona las cualidades de
propietario de ambos fundos, lo que ocurría, o porque el propietario del fondo
dominante adquiría el fundo sirviente, o viceversa; o porque un tercero
adquiría la propiedad de ambos fundos.
4. Por el no uso, durante dos años, según el derecho civil, y durante diez o
veinte años, según Justiniano.
6.
II. OBLIGACIONES EN EL DERECHO ROMANO
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deber en general, de la misma manera que pagar y pago (solvere y solutio) significan
cumplir con un deber y cumplimiento.
Al igual que otros conceptos romanos, la obligación sufrió transformaciones a lo largo
de su vida jurídica y por tanto se hace necesario seguir su evolución en las distintas
etapas históricas.
DERECHOS REALES Y PERSONALES
Los derechos que componen el patrimonio de los particulares se dividen en derechos
reales y derechos de crédito.
DERECHOS REALES: Un grupo de derechos subjetivos se reúne bajo la
denominación de derechos reales o derechos sobre cosas. Tal denominación no es
romana, pues la expresión ius in re, es propia de los romanistas del medioevo. Los
derechos reales, que consisten en los diferentes beneficios que el hombre puede
obtener de una cosa, son en número limitado.
“El derecho real es un derecho, oponible a cualquier tercero, que permite a su titular el
goce de una cosa, sea en forma máxima que conoce el orden jurídico (propiedad), sea
en alguna forma limitada, como en el caso de los derechos reales sobre cosas ajenas.”
Es característico de estos derechos ser oponibles a todos, razón por la cual, la dogmática
moderna los considera como relaciones jurídicas en las que todos los habitantes del
planeta, con excepción del titular del derecho, figuran como sujetos pasivos.
Las legislaciones modernas no han aumentado su lista. Quedando sobre poco más o
menos, los mismos que había en Derecho Romano. Unos han sido organizados por el
Derecho Civil, y los otros han sido admitidos y sancionados por el Derecho Pretoriano:
a) El Derecho Civil reconoce,
por una parte e implícitamente, la propiedad, que es el más completo de todos los
derechos reales, y por esta razón los romanos confunden muy a menudo con su objeto;
por otra parte, y expresamente, las servidumbres, que se dividen en servidumbres
personales y servidumbres reales o prediales;
b) Más tarde, el pretor concedió en ciertos casos a personas cuya situación le parecía
digna de este favor la protección de una acción in rem, por la cual podían hacer valer
contra todos, sus derechos sobre una cosa. De esta manera quedó sancionada la
existencia de nuevos derechos reales, que son: la superficie, los derechos de los colonos
de los agri vectigales, a enfiteusis y la hipoteca.
DERECHOS DE CRÉDITO U OBLIGACIONES: Hemos visto que los derechos
que componen el patrimonio de los particulares se dividen en derechos reales y en
derechos de crédito; hemos concluido el estudio de los derechos reales, y nos falta
hablar de los derechos de crédito. Se les llama también obligaciones.
El derecho de crédito, es en efecto, una relación entre dos personas, de las cuales una, el
acreedor, puede exigir de la otra, el deudor, un hecho determinado apreciable en dinero.
Ahora bien, esa relación puede ser considerada desde dos puntos de vista diferentes;
del lado del acreedor, es un derecho de crédito que cuenta en el activo de su
patrimonio, del lado del deudor es una obligación, una deuda que figura en su pasivo.
Los jurisconsultos romanos se sirven exclusivamente de la palabra obligado, en un
sentido muy amplio, para designar el crédito lo mismo que la deuda. La teoría de las
obligaciones es la que los romanos han llevado al más alto grado de perfección.
“El derecho personal, en cambio, permite a su titular reclamar de determinada persona
la prestación de un hecho positivo o negativo que puede consistir en un dare (transmitir
el dominio sobre algo), facere (realizar un acto con efectos inmediatos) o praestare
(realizar un acto sin inmediatas consecuencias visibles, como cuando se garantiza una
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deuda ajena o cuando uno se hace responsable de cuidar de un objeto o se declara
dispuesto a posponer el cobro de un crédito).
A estos conceptos podemos añadir los de non facere y de pati (tolerar). “ 2 Es que ella
fue la obra de la razón misma de los jurisconsultos, que, interpretes juiciosos de la
voluntad de las partes, se aplicaron a desarrollar sus principios con la delicadeza de
análisis que era su cualidad propia. Gracias a su influencia, las reglas de las
obligaciones, sustraídas muy pronto al formulismo primitivo, se ampliaron hasta el
punto que han acabado por constituir un fondo común, aplicable a pueblos de
costumbres y de civilizaciones diferentes.
Por eso, a pesar del importante puesto que ocupa en el Derecho, los legisladores
modernos han podido aceptar esta teoría, en sus elementos esenciales, tal como los
romanos la habían concebido. La distinción sin embargo, no se plantea en el campo de
los derechos subjetivos, sino en el derecho procesal romano, en materia de defensa de
los derechos patrimoniales; así, la actio in rem se opone a la actio in personam; mientras
la primera representó la posición avanzada de la propiedad y de los otros derechos
sobre las cosas, la segunda fue la defensa normal de los derechos personales.
La diferencia se basa sobre la intentio. La de la actio in personam afirma un deber
jurídico del demandado, mientras la actio in rem la pertenencia de una cosa al actor, o
del derecho de obrar en cierta dirección respecto de alguna cosa, o la no pertenencia de
igual derecho al demandado.
En tanto que la actio in personam no podía concebirse sino en función del deber jurídico
de otro, la actio in rem se dirige en primera línea hacia la cosa que es objeto del
derecho pretendido; el demandado es un obstáculo que se interpone entre el actor y la
cosa.3
DEFINICIÓN Y ELEMENTOS DE LA OBLIGACIÓN.
Las instituciones de Justiniano definieron así la obligación: Es un lazo de derechos que
nos constriñe en la necesidad de pagar alguna cosa conforme al derecho de nuestra
ciudad. La obligación está así comparada a un lazo que une una a otra a las personas
entre las cuales ha sido creada; es, por otra parte, un lazo puramente jurídico. Pero si se
sujeta al deudor, se limita su libertad, no hemos de sacar de ahí la conclusión de que sea
una molestia en la sociedad. El hombre no puede bastarse a sí mismo. Tiene necesidad
de la industria, de la actividad de sus semejantes; es por medio de las obligaciones por
lo que obtiene y por lo que da por sí mismo servicios recíprocos. Cuanto más se civiliza
una nación, más se desenvuelve en ella el derecho de obligaciones; de donde surge la
importancia capital de esta materia, que no ha cesado de perfeccionarse desde los
orígenes de Roma hasta nuestros días.
De la definición de la obligación surgen los tres elementos de que se compone: a) Un
sujeto activo, el acreedor; puede haber uno o varios. Al acreedor pertenece el derecho
de exigir del deudor la prestación que es objeto de la obligación. El Derecho Civil le
da, como sanción de su crédito, una acción personal; es decir, la facultad de dirigirse a
la autoridad judicial para obligar al deudor a pagarle lo que se le debe. Esta sanción
organizada según los principios del Derecho Civil romano, caracteriza a las
obligaciones civiles, las únicas que son verdaderas obligaciones, que consisten en un
lazo de derecho.
En ciertos casos, sin embargo, se encontró bien admitir que una persona pudiese más
que según el Derecho Natural; era un simple lazo de equidad. Resulta de consecuencias
que los jurisconsultos y el pretor acabaron por precisar. Pero estas obligaciones
imperfectas, calificadas de naturales, no han sido jamás sancionadas por una acción. a)
Aquel en provecho del cual habían sido reconocidas no podía contar más que con una
ejecución voluntaria de parte del deudor; b)
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Un sujeto pasivo, el deudor, es la persona que está obligada a procurar al acreedor del
objeto de la obligación. Puede haber en ella uno o varios deudores, como uno o varios
acreedores. c) Un objeto.
El objeto de la obligación consiste siempre en un acto que el deudor debe realizar en
provecho del acreedor, y los jurisconsultos romanos lo expresan perfectamente por
medio de un verbo: facere, cuyo sentido es muy amplio, que comprende a una
abstención. Al lado de esta fórmula general están más precisos ciertos textos.
Distinguen en tres categorías los diversos actos a los cuales puede ser obligado el
deudor, y los resumen en estos tres verbos: dare, praestare, facere.
La obligación tiene siempre por objeto un acto del deudor, que esta personalmente
obligado; resulta de ello que nunca ni aun cuando ella consiste en dare, transfiere por si
misma ni la propiedad ni ningún otro derecho real. El deudor está obligado solamente a
efectuar esa transferencia por medio de los modos especiales creados para este
efecto.4
CONCEPTO DE OBLIGACIÓN.
Las instituciones Gayanas no definen la obligación; el comentario se inicia, con un
simple nunc-
transeamus ad obligaciones. Una definición que se atribuye a un glosador postclásico de
Gayo se encuentra en las instituciones justinianeas: La obligación es un vínculo de
derecho que nos constriñe en la necesidad de pagar alguna cosa según el derecho de
nuestra ciudad.
La expresión solvendae rei ha de entenderse como una referencia a cualquier índole de
prestación y no únicamente a la de entregar la cosa. Si se examina con detenimiento la
definición anterior, se ve que la misma está formulada en función del sujeto pasivo o
deudor. Ello se debe a que la obligación es un estado normal, se limita la esfera de
acción de una persona (deudor) en beneficio de otra (acreedor); por eso no puede durar
indefinidamente, está destinada a desaparecer, sea cuando el obligado cumpla la
prestación prometida, en cuyo caso se dice que hay solutio (de- solvere) y se produce la
liberatio del deudor, o bien cuando surgen causas de extinción del vinculo de otra
índole.
También podemos citar otro concepto de obligación que nos dejó el jurisconsulto Paulo,
expuestas desde el punto de vista del sujeto activo “lo esencial de la obligaciones no
consiente en que se haga nuestra una cosa, corporal o una servidumbre, sino en
constreñir a otro a darnos, a hacer o responder de algo”.
En cuanto a su etimología, el término obligación viene del sustantivo latino obligatio;
expresión que a su vez deriva de la preposición ob y del verbo ligare, que significa atar.
Lo que quiere decir que por el sólo hecho de asumir la obligación, el deudor queda
ligado a su acreedor.
En el viejo Derecho Romano la obligación era la sujeción en que se colocaba a una
persona libre para garantizar la deuda que había contraído ella misma o por otra
persona. En caso típico, era la
práctica de un préstamo seguido de un nexum por el cual el deudor se entregaba en
prenda al
acreedor hasta que con su trabajo o por intervención de un tercero extinguía la deuda y
obtenía su
libertad.5
El sistema riguroso anterior termina en el año 326 a. de C., cuando la Lex Poetelia
Papiria, suprimió a la práctica de la entrega de la persona en prenda por deudas civiles,
y estableció el principio de que el deudor sólo podía garantizar sus deudas con sus
propios bienes y no con su corpus.
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ELEMENTOS DE LA OBLIGACIÓN.
La obligación crea un lazo, una liga-vinculum-, que presupone por lo menos dos
sujetos: Uno activo y otro pasivo; el primero creditor sujeta en cierta forma al segundo
debitor para que le preste la conducta debida. Las expresiones creditor y debitor se
usaron tardíamente, reus parece ser el término admitido en la vieja lengua jurídica para
uno y otro sujeto. El vínculo que es un lazo de derecho permite al acreedor usar los
medios coactivos para que el deudor preste el comportamiento debido. El objeto de la
obligación, consistía en la conducta que el deudor debía observar en provecho del
acreedor; así, un dare, facere o praestare.
DEBITUM Y RESPONSABILIDAD.
La obligación comprende dos elementos el debitum: “Schuld” de los alemanes, es decir,
el deber de prestar cierta conducta y la responsabilidad: “Haftung” que otorga al
acreedor un medio de ejecución. Tales elementos, sin embargo, no siempre se
conjugaron, pues el debitum en un principio no fue estrictamente jurídico ya que frente
al deudor remiso, el acreedor no podía lograr la ejecución forzada de la prestación
misma, porque la obligación en su origen no llevaba aparejada responsabilidad, pues
para que ésta naciera era necesario que el acto que originara a la obligación (así, a la
promesa contractual) se añadiera otro nuevo que fundamentara la responsabilidad para
el caso de incumplimiento. Es hasta el momento en que el debitum y la responsabilidad
están unidos en un mismo negocio cuando se puede hablar de obligación tal como en la
actualidad se conoce.
DIVISIÓN DE LAS OBLIGACIONES.
Las obligaciones pueden dividirse como sigue:
-Obligaciones de Derecho Civil y de Derecho de Gentes.
Eran obligaciones de ius civile, las derivadas de los contratos sancionados por el
Derecho
Quiritario: nexum, sponsio, etc.; y el Derecho de Gentes, las que se originaban en
contratos reconocidos por este derecho: comodato, compraventa, etc. En un principio,
sólo se conocían las obligaciones del Derecho Civil, que eran limitadas, formalistas y
sólo vinculaban a los cives. Así, la sponsio que se verificaba mediante el empleo de
palabras solemnes. Las obligaciones del
Derecho de Gentes no necesitaron el empleo de formalidades solemnes para su
perfeccionamiento, fueron además accesibles a los extranjeros, tales como las que
nacían del comodato, depósito, compraventa, etc.
-Civiles y honorarias.
En las instituciones de Justiniano se dice que la división principal de las obligaciones se
reduce a
dos clases: Civiles o pretorianas; son civiles las que han nacido por las leyes, o
reconocidas por
Derecho Civil. Son pretorianas, las que el pretor ha establecido por su jurisdicción,
llamadas también honorarias.
-De derecho estricto (stricti iuris) y de buena fe (bonae fidei).
Las primeras provenían del Derecho Quiritario (nexum, stipulatio y contrato litteris). El
deudor en una obligación de éstas debía cumplir lo estrictamente pactado, tal como se
ve en el siguiente caso. Lo que se dijese al celebrar un nexum o un mancipatio tenga
fuerza de ley. De modo, que el juzgador no podía apartarse de las palabras
sacramentales que debía observar como ley, y referirse a otros elementos extraños,
como sería la intención presunta de las partes, la equidad,etc.
En cambio en las obligaciones de buena fe, el juzgador tenía facultad de interpretar la
obligación del sujeto pasivo; así, debía fijar el monto de la condena fundando su fallo en
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la equidad, en la voluntad presunta de las partes y demás circunstancias del caso. En
este tipo de obligaciones que nacen de los contratos bilaterales, las partes podían
invocar la compensación, los vicios del consentimiento, etc.
Posteriormente, las diferencias apuntadas fueron desapareciendo con lo cual perdió
interés la división que comentamos. Dado que el pretor, basándose en la equidad,
concedió al deudor de una obligación stricti iuris que acreditara haber sido víctima de
maniobras dolosas por parte del acreedor, la exceptio doli; y en caso de violencia, la
exceptio quod metus causa: excepción por miedo.
-Civiles y naturales.
Las primeras, eran obligaciones provistas de una acción, que permitía al acreedor
compeler judicialmente al deudor en caso de incumplimiento, y las segundas, eran
aquellas que aún cuando carecían de acción producían consecuencias jurídicas, así: el
acreedor insatisfecho podía retener el importe de lo pagado voluntariamente por el
deudor, sin que éste pudiera alegar pago de lo indebido. También la obligación natural
podía asegurarse su cumplimiento mediante garantía real y personal; asimismo, podía
ser novada y compensarse con una obligación civil. Como casos de obligaciones
naturales, se pueden citar los siguientes: las obligaciones de los esclavos con extraños,
cuando el hijo de familia recibía un préstamo en dinero y luego de salir de la patria
potestad lo cubría al mutuante, sin prevalerse del S. C. Macedoniano, no podía reclamar
ese pago.
Las deudas extinguidas por la litis contestatio; la obligación extinguida por capitis
deminutio, etc.
Junto a las obligaciones naturales anteriores, se suelen señalar las obligaciones naturales
impropias fundadas en motivo de índole religiosa o moral, de piedad o de buenas
costumbres.
Tales obligaciones no podían repetirse cuando se cumplían en el Derecho Justiniano.
Como ejemplo de ellas tenemos la prestación de alimentos a parientes a quienes
civilmente no se está obligado a proporcionarlos; la constitución de dote por parte de la
mujer en orden a sí misma, si creía estar obligada; el pago de los gastos del funeral de
un pariente; y el pago hecho por la madre para rescatar al hijo en esclavitud.
-Obligaciones divisibles e indivisibles.
Una obligación es divisible cuando la prestación es posible ejecutarla en partes sin
alterar su esencia; y será indivisible en caso contrario. Son divisibles aquellas
obligaciones cuyo objeto consiste en un dare. En efecto, la propiedad y los demás
derechos reales pueden constituirse en pro parte. Sin embargo, no lo son las
servidumbres prediales, pues su división alteraría su naturaleza. Son indivisibles
aquellas obligaciones que consisten en un facere, ejemplo: pintar un cuadro, porque la
prestación no puede fraccionarse. Las obligaciones indivisibles en el Derecho Clásico,
se estiman solidarias, mientras que el Derecho Justinianeo las consideró diversas de las
solidarias reconociéndoles, en caso de pluralidad de sujetos activos o pasivos los
efectos siguientes:
1. Si eran varios los acreedores, cualquiera de ellos podía perseguir al deudor por la
totalidad de la deuda, pero este último podía exigir al acreedor que cobra, una caución
que lo ponga al cubierto de una ulterior persecución por parte de los demás acreedores.
2.- Si concurren varios deudores frente a un solo acreedor, éste puede perseguir a
cualquiera de ellos por el todo, a su vez, el deudor interpelado puede pedir que le
otorgue un plazo para dirigirse contra sus demás codeudores y exigir, antes del pago una
indemnización por las cuotas de éstos.
3.- Si a virtud de la prestación uno solo de los deudores cubre toda la deuda, podía
dirigirse contra los demás para recuperar lo que hubiese pagado en su descargo por
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medio de una acción que varía de acuerdo con las relaciones del derecho que entre ellos
existiere, que puede ser: la comuni dividundo, la familia erciscundae, la negotiorum
gestorum, la pro-socio, etc.
4.- Cuando la obligación indivisible se traduce como consecuencia del incumplimiento
en la de indemnizar por los daños y perjuicios causados se hace divisible puesto que
estos se pagan siempre en dinero.
5.- Cada deudor responde sólo de su propia culpa.
-Obligaciones genéricas y obligaciones específicas.
Son genéricas aquellas cuyo objeto no está determinado individualmente, sino tan solo
por sus razgos generales, ejemplo: un esclavo, diez sacos de trigo, etc. La obligación es
específica si versa sobre un objeto cierto, individual y concreto, así: el esclavo Estico.
Tiene interés esta división en caso de pérdida de la cosa por fuerza mayor antes del
cumplimiento de la obligación; en efecto tratándose de obligaciones genéricas éstas no
se extinguen por perecimiento del objeto: genus perire non censetur. El deudor continúa
obligado, en cambio, si la cosa específica perece por caso fortuito, el deudor queda
libre: especies perit ei cui debetur.
-Obligaciones alternativas y facultativas.
Las primeras son aquellas en las que se señalan varias prestaciones para que el deudor
cumpla sólo alguna de ellas, bien a elección suya o bien al acreedor. Ejemplo: dare
bominem stichum aut decem. En estas obligaciones el aspecto de mas interés es
indudablemte el relativo a la elección de la prestación a cumplir; lo normal es que la
elección la haga el deudor, salvo convenio en contrario. El deudor tenía la facultad de
cambiar de opinión (ius varandi) hasta el momento de pago; y si la elección compete al
acreedor, el derecho a cambiar de opinión duraba hasta la litis contestatio (Derecho
Clásico) o hasta que hubiere reclamado judicialmente uno de los 0bjetos
(Derecho Justinianeo). El derecho de elección se transmite a los herederos del deudor o
acreedor, según que lo tuvieran uno u otro.
Problema también importante es aquel que se refiere a la pérdida de las cosas
comprendidas en estas obligaciones. Esta pérdida puede originarse, por el hecho del
deudor, del acreedor o bien por caso fortuito. En relación a este problema el Derecho
Clásico adoptó soluciones acordes con la peculiar estructura de la obligación alternativa
y con las normas que rigen en materia de responsabilidad civil. En cambio el régimen
Justinianeo se resume en estos dosprincipios : 1º. Si corresponde la elección al deudor y
sin culpa suya perece una de las cosas debidas, puede liberarse pagando la aestimatio de
la que pereció: 2º Si perece una cosa por culpa del deudor siendo de éste la elección, y
la otra sin culpa, no se libera, dándose al acreedor la actio doli para obtener un
resarcimiento. Concentración de la obligación sobre el objeto que no ha perecido en el
primer caso, y extinción de la obligación en el segundo fueron las soluciones dadas por
los clásicos.
-Las obligaciones facultativas.
Son aquellas en que el deudor se obliga al cumplimiento de una prestación determinada
aunque reservando para sí la facultad de liberarse cumpliendo con otra distinta. Así, el
obligado por un fallo condenatorio a resarcir los daños causados por un animal de su
propiedad, podía liberarse haciendo entrega del animal naxae deditio. Cabe advertir que
el nuevo objeto no afecta al contenido de la obligación, esto es, no entra in obligatione
sino completamente in solutione. Por lo tanto, si el objeto principal perece por caso
fortuito, la obligación se extingue y el deudor queda liberado.6
FUENTES DE LAS OBLIGACIONES
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Se llaman fuentes de las obligaciones a aquellos hechos a los cuales el ordenamiento
jurídico romano atribuía eficacia de hacer surgir un vínculo obligatorio entre dos o más
personas.
Según Gayo, las obligaciones derivan de dos fuentes: el contrato y el delito, pero en la
res cottidianae, surge una clasificación tripartita de las causas de las obligaciones: las
obligaciones nacen del contrato o del delito, o por un cierto derecho peculiar de varias
especies de causas, la doctrina se inclina hoy por creer que tal división no es clásica y
que las Res Cottidianae que atribuyen a Gayo no son de éste. Los jurisconsultos
romanos al referirse al tercer término, indicaban a veces que la obligación se
desarrollaba en ellos de un modo parecido como se desenvolvía la procedente de un
contrato determinado o de los delitos.
En las instituciones justinianeas, la tripartición de las fuentes de las obligaciones se
transformó en cuatripartición: Por lo tanto provienen las obligaciones de un contrato o
de un cuasicontrato, o de un delito o de un cuasidelito. Científicamente, la
cuatripartición, que puede considerarse justinianea, tuvo el solo mérito de reafirmar de
una vez y para siempre el concepto de contrato como acuerdo de voluntades productivo
de obligación.
Esta clasificación tiene la cualidad de señalar de forma definitiva cuáles son las
principales fuentes de las obligaciones, pero adolece de defecto de que dentro de ellas
no quedan comprendidos todos los hechos que pueden dar origen a una obligación,
hechos que por ningún motivo fueron desconocidos por Justiniano y que fue
enumerando a lo largo de s obra.7
CONCLUSIÓN
Esta clasificación de las fuentes de las obligaciones llegó a ser insuficiente a medida que
el Derecho Romano se perfecciona. Los jurisconsultos, tratando de determinar las
causas de las obligaciones sancionadas por el Derecho, reconocen que se puede estar
obligado sin que haya habido contrato ni delito, cada obligación toma en Derecho
Romano una fisonomía particular, según la causa que la ha producido. Por eso los
jurisconsultos no estudian las obligaciones en sí mismas según sus caracteres generales,
sino que se limitan a describir las diferentesfuentes de donde nacen.
Normalmente, cuando el deudor cumple con sus obligaciones, éstas se extinguen; pero
el simple cumplimiento no disolvía la obligación, pues ésta era una especie de ligadura
que requería un desligarse, en términos inversos a los empleados para obligarse. A esta
liberación se le conoce con el nombre de contrarius actus. Por tanto, para que se
extinguieran las obligaciones formales debía seguirse un procedimiento inverso al
realizado para constituirse.
Así tratándose de un préstamo celebrado por el antiguo contrato del nexum, la extinción
de las obligaciones se lograba mediante una acceptilatio (pregunta seguida de una
respuesta), así pues, el simple pago no extinguía la obligación; sólo en la época clásica,
el Derecho Civil reconoció al pago como modo de extinción de las obligaciones.
Alicia Vicente Rodríguez
Enviado por:
Carla Torreado
Castiza2341@yahoo.com.mx
FUENTES CONSULTADAS
Margadant F, Guillermo S. Derecho Romano. Decimaséptima edición. Editorial
Esfinge.
21
México, 1991.
Morineau Iduarte, Marta. Román Iglesias González. Derecho Romano. Cuarta edición.
Editorial
Oxford. México, 2000.
Petit, Eugene. Derecho Romano. Décimo quinta edición. Editorial Porrúa. México,
1999.
Ventura Silva, Sabino. Derecho Romano. Undécima edición. Editorial Porrúa. México,
1992
22
Concepto de sucesión:
La palabra sucesión, significa o la transmisión, que es el hecho de traspasar la universalidad de
los bienes y de los derechos de un difunto ( cujus ), o esta misma universalidad, en cuyo caso
comprende el patrimonio del difunto considerado en su conjunto. La herencia no es más que la
sucesión en todo el derecho que tenía el difunto.
Son objeto de la sucesión todos aquellos derechos y obligaciones patrimoniales que no sean
estrictamente personales del de “cuius”. El patrimonio recogido por el heredero se llama
herencia o sucesión.
Las adquisiciones patrimoniales pueden realizarse a título universal (“adquisitio per
universitatem”), o a título singular. La sucesión universal “mortis causa” opera sobre la totalidad
de un patrimonio que pasa al heredero y en él se personifica el título adquisitivo, reuniéndose
en su persona todos los derechos que forman el patrimonio hereditario, por el mero hecho de
pertenecer a éste y en virtud del título personal que en el heredero ocurre; por eso se dice que
la adquisición es universal, porque abarca una universalidad de bienes y derechos.
2. La Sucesión “Ab Intestato”.
Muere intestado aquel que no ha hecho ningún testamento, o lo hizo, pero fue invalidad, roto,
inútil, o no ha producido ningún heredero. El hecho de que alguno muera intestado puede
ocurrir de hecho o de derecho; de hecho, si muere sin dejar testamento; de derecho, si ha
dejado uno que no ha sido admitido por el derecho. Se pueden reducir a cinco las hipótesis en
las cuales no hay heredero testamentario: 1) Cuando el difunto era incapaz de testar. 2)
Cuando siendo capaz no había usado su prerrogativa. 3) Cuando el testamento era nulo desde
el principio, o bien. Hecho válidamente, después se volvía nulo “ipso iure” o era rescindido por
inoficioso. 4) Cuando a pesar de la validez originaria y la subsistencia del testamento, la adición
se vuelve imposible tanto por una circunstancia personal del instituido, como la muerte, la
pérdida de la “testamenti factio” o del “ius capiendi” (capacidad testamentaria o del derecho de
recibir por testamento), como por una causa que les es extraña. 5) Cuando finalmente, el
instituido se excluye voluntariamente por una repudiación. En todos estos casos el difunto se
considera como intestado y la sucesión que deja se llama indiferentemente sucesión “ab
intestato” o sucesión legítima, porque la ley misma la atribuye directamente a la persona que
señala.
3. Los Parientes Excluidos.
La herencia de los que morían intestados se entregaba por la ley de las Doce Tablas en primer
término a los herederos suyos, después a los agnados y a veces también a los gentiles, de
modo que el que no era heredero suyo, agnado o gentil, se encontraba excluido de la sucesión
“ab intestato”. En estas condiciones no eran llamados: a) los hijos emancipados o salidos por
alguna otra causa de la familia civil del difunto; b) los nietos nacidos de una hija, porque esta
dejaba de pertenecer a su familia natural, para pasar a formar parte de la familia de su marido;
c) Los hijos no suceden a la madre y viceversa, por no existir entre ellos la potestad paterna,
base de la familia civil; sólo la “manu” modificaba esta situación, porque entonces si entraba la
madre en la familia civil, haciéndose la agnada de sus hijos pero en segundo grado y a título de
hermana (“loco sororis”). Este primitivo derecho se fue modificando bajo la influencia del
derecho pretorio, de los senadoconsultos y de las constituciones imperiales, hasta que
Justiniano crea un nuevo sistema de sus Novelas 118 y 127, dando cabida a todos estos
parientes que anteriormente eran excluidos de la sucesión “ab intestato”.
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4. La Sucesión Testamentaria.
El testamento puede definirse como un acto personal, unilateral y solemne que contiene la
institución de uno o de varios herederos y destinado a producir su efecto solamente después de
la muerte de su autor. Lo que caracteriza al testamento es la institución del heredero, por él son
posibles las demás disposiciones: desheredaciones, legados, fideicomisos, etc.; si falta esta
institución por cualquier causa, las demás disposiciones se desvanecen. La voluntad del
testador debe manifestarse en las formas establecidas, de ahí las expresiones “ordinare,
celebrare testamentum”. El testador dispone para después de su muerte, por tanto, durante su
vida, el testamento no confiere ningún derecho y es revocable.
La transmisión del patrimonio por testamento es de derecho natural, como la propiedad, de la
cual es atributo, pero en Roma está regulada por el derecho civil porque no sólo afectaba
intereses privados, sino públicos: los intereses dela sociedad y de la religión, de ahí que
Papiano haya dicho: la confección del testamento no pertenece al derecho privado , sino al
público. La facultad de hacer testamento es un atributo del “ius commercii”, una ventaja que
tenía el ciudadano romano en el orden familiar.
El filiusfamilias sólo puede disponer por testamento de sus peculio castrenses y “quasi
castrenses”. La mujer “sui iuris” (independiente) en un principio sólo podía testar con la
autorización de su tutor; esta restricción desaparece al terminar la tutela perpetua de las
mujeres.
El menor, el loco, el pródigo, no tienen “testamenti factio” activa (facultad para testar). El sordo
y el mudo pueden hacer testamento con licencia del príncipe. Los rehenes no pueden testar,
salvo con permiso expreso.
5. La Capacidad del Heredero.
Para que la institución del heredero sea válida, se le exige la “testamenti factio”: a) en el
momento de la confección del testamento; b) en el momento de la delación de la sucesión, que
es cuando el derecho se abre en su beneficio; c) en el momento en que el instituido acepta la
sucesión. Entre la confección del testamento y la delación de la sucesión, la pérdida de la
“testamenti factio” no daña al heredero, con tal de que la recobre en el momento de la delación
y ya no la pierda.
Pueden ser instituidos herederos las personas que tienen la relación testamentaria con el
testador, esto es, los que tienen la aptitud legal para ser designados por el testador. Para tener
esta capacidad es necesario poseer el “comercium”, del cual la “factio testamenti” es un
corolario; por tanto no pueden ser designados herederos: a) los latinos junianos, los peregrinos;
b) los esclavos sin amo, pues el esclavo no tiene más que una capacidad prestada; c) por la
misma razón, los esclavos cuyo amo no pueda ser instituido por el testador; d) las personas
inciertas, debiendo entenderse por tales no a aquellas que no haya visto el testador, sino
aquellas de las que no pueda formarse una idea precisa, como cuando quiera instituir a la
primera persona que vaya a su funerales.
6. Nulidad de los Testamentos.
Un testamento hecho legalmente es válido hasta que se rompe o se hace inútil. Todo
testamento que no se ajusta a las formas prescritas, que emana de un testamento incapaz, que
instituye a herederos incapaces, que no satisface las reglas referentes a la institución del
heredero o a la desheredación, es definitivamente nulo según el derecho civil. Cuando es
contrario a la ley se le llama “iniustum o non iure factum” (contra derecho o no hecho conforme
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a derecho); cuando está condenado a permanecer sin efecto se le llama inútil o “nullius
momenti” (vano o de ningún efecto). El testamento puede ser válido en un principio, pero puede
resultar ineficaz por una causa posterior a su confección:
a) “Testamentum ruptum”. Testamento roto, el testamento es “ruptum” por dos causas: 1. Por la
agnación de un heredero suyo que no ha sido ni instituido, ni desheredado legalmente como
cuando le nace al testador un hijo o una hija, o cuando por adopción o adrogación entra una
persona a la “domus” (casa) del paterfamilias. 2. El testamento se rompe también por la
confección posterior de otro testamento.
En los dos casos la ruptura del testamento es el resultado de una interpretación de la voluntad
probable del difunto.
Al ser declarado “ruptum” el testamento por la agnación de un póstumo (“ruptum adgnatione
postumi”) se llamaba al heredero suyo como heredero “ab intestato”, reparándose en esta
forma la omisión del padre. En cuanto a la ruptura por la confección de un testamento posterior,
está fundada sobre una presunción de revocación que su generalización y carácter absoluto la
vuelve criticable, pues es posible que las disposiciones de los dos testamentos no sean
incompatibles y no se ve por qué el testador que las reúne válidamente en un acto no pueda
también separarlas en dos.
b) “Testamentum irritum”, El testamento se vuelve “irritum” (inútil) cuando después de su
confección el testador sufre una “capitis diminutio”; como ésta cambia el status del testador,
impide la confirmación o perpetuación de su voluntad y se reputa que el testamento no ha sido
obra del difunto. Resulta írrito un testamento siempre que sucede algo al testador.
c) “Testamentum destitutum”. El testamento cesa igualmente de ser eficaz cuando es
“destitutum” (desierto), es decir cuando los herederos instituidos o los substitutos no han
querido aceptar la sucesión, o no han podido, como cuando se realiza la condición bajo la cual
se instituía al heredero.
Testamento inoficioso. Se llama testamento inoficioso al que se hace en perjuicio de los hijos
desheredados y no por el deber de piedad o afecto familiar. El testamento inoficioso es aquel
que, regular en su forma, despoja sin causa seria a un descendiente, o a un ascendiente, a
veces a un colateral, llamados a la sucesión legítima; este testamento denota que su autor ha
olvidado los efectos más naturales y los correspondientes deberes del afecto (“officium
pietatis”) y peca menos contra las reglas del derecho que contra los preceptos de la moral.
7. Los Coherederos
Cuando hay un solo heredero instituido, él recogerá toda la sucesión, aunque sólo esté
instituido por una parte; esta disposición se funda en que nadie puede morir en parte testado y
en parte intestado, salvo que se trate de un militar, en cuyo caso se respeta su disposición. Si
son varios los herederos sin atribución de partes, la sucesión se divide por parte iguales. La
herencia está considerada como un todo, como una unidad, de ahí que los romanos la
asimilaran al “as” y que cuando tetaban la repartieran asignando onzas a los herederos hasta
completar el “as”. Cuando se instituía “ex asse”, el heredero recogía toda la herencia; “ex
semisse”, la mitad; “ex triente”, la tercera parte; “ex cuadrante”, la cuarta parte.
8. Los Legados.
El legado es una disposición de última voluntad por la que una persona, directamente o por
intermediario de su heredero, confiere a otra un beneficio económico a expensas de su propia
herencia. Supone por lo tanto, una atribución de derecho por causa de muerte, en beneficio del
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legatario y a título particular, hecha ordinariamente en el testamento o en un codicilo
confirmado en el testamento. Además de la institución de heredero (que es el fundamento del
testamento) el de “cuius” podía imponer cargas al heredero; si eran hechas en forma
imperativa, son los legados; si, por el contrario, eran impuestas en forma de ruego, son los
fideicomisos. El legado es una liberalidad de última voluntad, dejada en forma imperativa por
testamento o por codicilo confirmado, a cargo de uno o varios herederos. El legado es una
“delibatio hereditatis”, una segregación de algo de la herencia por la cual el testador quiere que
se atribuya a alguien algo de lo que en su conjunto va a ser del heredero. El legatario no
continúa la personalidad del difunto, gratuitamente recoge la liberalidad, sin compromiso para
él, puesto que no le pasan ni los créditos ni las deudas del difunto.
El testador puede legar válidamente lo mismo cosas corporales que incorporales y asimismo
una universalidad, el objeto de los legados es amplísimo, pueden ser legadas no sólo las cosas
del testador o del heredero, sino aún las cosas de otro, de tal manera que el heredero esté
obligado a comprarla y darla al legatario, o bien darle el precio, si no puede comprarla.
9. Invalidez de los Legados.
Los legados podían ser nulos:
1. “Ab initio”, cuando le faltaba alguna condición esencial para su validez.
2. Por aplicación de la regla Catoniana. Podía ocurrir que un legado reúna todas las
condiciones para ser válido, pero que en el momento de ser escrito haya un obstáculo
accidental para su ejecución, susceptible de desaparecer más tarde; aunque así suceda, ese
legado será nulo por aplicación de la regla Catoniana que determina que el legado que no
podía tener eficacia si hubiera muerto el testador en el momento de hacer el testamento, no
podía tener validez sea cual fuere el momento en que el testador hubiese muerto.
3. Por efecto de causas posteriores. Por efecto de causas posteriores pueden invalidarse los
legados como cuando el testamento cae, cuando muere o se incapacita el legatario antes del
“dies cedit”, cuando se repudia, cuando no se realiza la condición, cuando se pierde la cosa
legada sin culpa del heredero, cuando el testador lo revoca.
10. El Fideicomiso.
El fideicomiso es una liberalidad dejada en términos preactivos por el “cuius”, de ahí su nombre
(“fidei committi”), ruega a una persona, confía en su buena fe, para que entregue un objeto,
para que cumpla con su voluntad respecto a un tercero beneficiado. Estas son las palabras en
uso para los fideicomisos: te encomiendo, pido, quiero dar y otras semejantes. Podemos dejar
por fideicomiso tanto nuestras cosa como las ajenas, las nuestras desde luego, las ajenas
comprándolas a su dueño o dando su estimación al fideicomisario. La persona encargada de la
ejecución se denomina fiduciario, el beneficiario es el fideicomisario. El fideicomiso debe su
origen al rigor excesivo del derecho sucesorio antiguo que fuera de la institución de heredero y
de legatario, su formalismo intransigente no admitía ningún otro modo de expresar la última
voluntad, de manera que cuando el testador quería favorecer a una persona con la que no
tenía la “testamenti factio”, rogaba a su heredero que ejecutara su deseo para dar a esa
persona bien parte de la sucesión, toda ella, o bien un objeto particular. El primero conservó su
fisonomía, no así el segundo que se fue asemejando al legado, con el cual termina por
confundirse bajo Justiniano.
En un principio el fideicomiso no estuvo sancionado por el derecho, su cumplimiento estuvo
supeditado a la buena fe del fiduciario.
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Por razón de su origen el fideicomiso obedece a principios más amplios que el legado, pues
puede dejarse en un testamento, instituyendo primero al heredero y después confiándole la
restitución de la herencia o parte de ella a otra u otras personas en un codicilo y aún por
alguien que haya muerto intestado. Una vez entregada al fideicomisario la herencia, el que la
ha entregado no por eso deja de ser heredero; en cuanto al que la ha recibido, debe ser
asimilado ya a un heredero, ya a un legatario.
El fideicomiso puede ser puesto a cargo del heredero, del legatario o a cargo de un primer
fideicomisario de herencia, mientras que sólo se podía legar a cargo del heredero.
El fideicomisario sólo tiene un derecho de crédito en contra del fiduciario, que le permite una
persecución sobre la cual resuelve el mismo magistrado “extra ordinem”, para que le sean
entregados los bienes de la herencia.
Cuales eran los tipos de sucesión:
· Sucesión universal mortis causa
· Sucesión intestada
· Sucesión testamentaria
· Sucesión singular mortis causa.
« El Sistema Tributario
EL PATRIMONIO (Romano II)
noviembre 10, 2010 por Johnny Castillo
Concepto de Patrimonio.
Paulo expresa: se entiende por bona de cualquiera lo que queda después de deducidas,
las deudas.
Justiniano en sus Instituciones las divide en cosas que están en nuestro patrimonio y
cosas que están fuera de nuestro patrimonio.
Algunos autores substituyen la anterior clasificación por una división fundada sobre el
derecho, y así dicen res in commercio y res extra commercium (cosas en el comercio y
cosas fuera del comercio). Pero entre los romanos ésta no fue una verdadera división.
Las res divini iuris están consagradas a los dioses y se encuentran bajo la autoridad de
los pontífices; son cosas de derecho divino las cosas sagradas y las religiosas. También
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son cosas de derecho divino los muros y las puertas de la ciudad. A éstas se oponen las
cosas de derecho humano.
Res sancrae.
Para Gayo las cosas sagradas son aquellas que están consagradas a los dioses de lo alto,
como los terrenos, los templos y los objetos dedicados a su culto. Para que la cosa
sagrada se vuelva profana es necesaria una exauguratio, solemnidad contraria a la
consagración que hacían los pontífices.
Res religiosae.
Las cosas religiosas son aquellas que están dedicadas a los dioses manes, a los
antepasados; son las sepulturas y los monumentos mortuorios unidos a ellas y están
incuestionablemente fuera del comercio, a diferencia de la res sacrae, dan lugar a un
verdadero derecho privado conocido con el nombre de ius sepulcri (derecho de
sepulcro).
Res sanctae.
Cosas santas son las puertas y los muros de la ciudad, porque encerraban a sus dioses.
No significan cosas santas, sino cosas cuya violación está penada.
Las cosas que no pertenecen al derecho divino son de derecho humano, llamadas
también profanas por oposición a las divinas. Éstas se dividen en:
a) Res Comunes. Se llama así a ciertas cosas que por su naturaleza escapan a toda
apropiación privada, tales como el aire, el agua corriente y la mar.
b) Res Publicae. Son las cosas afectadas a un uso público, bien que aprovechen a
todos por el efecto de un disfrute directo e inmediato, como las plazas públicas, los
caminos, los ríos, los puertos, o solamente por una consecuencia de su destino, como los
arsenales y las fortalezas.
c) Res Universitatis. Las univeritates son las corporaciones y las ciudades, son
personas morales que tienen pertenencias para el uso de sus miembros; así, las ciudades
tienen teatros, baños, calles, que son de uso común de los ciudadanos.
d) Res Privatae o Singulorum. Son las cosas que la persona particular puede hacer
entrar a su patrimonio y que los jurisconsultos y sobre todo los comentaristas del
Derecho Romano han subdividido en muchos miembros: res mancipi y res nec mancipi;
res corporales y res incorporales, cosas muebles y cosas inmuebles, etc.
El derecho real es aquel que gravita directa e inmediatamente sobre una cosa
determinada y que exige de todo un respeto igual, pero puramente pasivo. Es absoluto,
se ejerce erga omnes* contra cualquiera que perturbe su ejercicio.
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El derecho de crédito consiste en una relación especial entre dos individuos
determinados, de los cuales uno puede exigir al otro, determinada prestación que según
el derecho común le es debida.
El derecho personal es relativo, por cuanto se ejerce solamente contra la persona del
obligado.
Consecuencias:
1) Por lo mismo que el respeto al derecho real se impone a todos, de hecho está
expuesto a los atentados de cualquiera. El derecho de crédito, por el contrario, no es
violado directamente más que por el mismo deudor.
2) También, mientras que el derecho real puede engendrar acción contra cualquiera,
el derecho de crédito sólo da acción en contra del deudor.
3) El derecho real es mucho más ventajoso que el de crédito, puesto que cualquiera
que lo viole, en tanto que exista el objeto, su titular no pierde nada, por el contrario, el
derecho del acreedor está siempre comprometido por la insolvencia del deudor, si éste
carece del activo el crédito de hecho se reduce a nada.
Los romanos consideraron a la propiedad como el derecho real por excelencia, teniendo
una posición eminente sobre los demás derechos reales, a los cuales llamaron iura in re
aliena (derechos sobre la cosa ajena), siendo éstos las servidumbres prediales (servitutes
o iura praediorum), el usufructo y el uso. Dentro de las servitutes tenemos a las
servitutes personarum (servidumbres personales), establecidas a favor y en beneficio de
las personas y las servitutes praediorum, constituidas en ventaja de los predios.
Posteriormente (por obra del pretor) aparecieron las enfiteusis, la superficie, la prenda y
la hipoteca, estas dos últimas sirven para garantizar obligaciones, por lo que se les
denomina derechos reales de garantía.
*Erga omnes es una locución latina, que significa “respecto de todos” o “frente a
todos”, utilizada en derecho para referirse a la aplicabilidad de una norma, un acto o un
contrato. Significa que aquél se aplica a todos los sujetos, en contraposición con las
normas inter partes (entre las partes) que sólo aplican a aquellas personas que
concurrieron a su celebración. Normalmente, para que un contrato tenga efectos más
allá de inter partes y sea oponible a terceros, es necesario que cumpla ciertas
formalidades que normalmente tienen fines probatorios, como haber sido inscriptos en
un registro público. Las normas, por el contrario, suelen tener siempre efectos erga
omnes, dado que por definición son de aplicación general. Sólo en casos muy especiales
se dictan normas específicas para casos concretos.
Derechos reales
Obligaciones
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