Professional Documents
Culture Documents
...................
capacitadores
GESTIÓN ESCOLAR
eje 3
...................
Saberes
específicos
módulo para
Ministerio de Educación de la Nación
Eje 3 saberes específicos : módulo para los docentes. - 1a ed. - Buenos Aires :
Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación, 2008.
192 p. ; 28x22 cm.
ISBN 978-950-00-0678-1
Ministro de Educación
Lic. Juan Carlos Tedesco
Secretario de Educación
Lic. Juan Carlos Tedesco
Autora
Sandra Ziegler
Supervisión técnica
Analía Segal
Valeria Cohen
Margarita Marturet
Adriana Santos
Fernanda Florez
Silvia Storino
Revisores de contenidos
Ana Lía Crippa (Matemática)
Gisela Andrade (Ciencias sociales)
Susana Fripp (Ciencias naturales)
Lilian Molinelli (Lengua)
Referentes curriculares
Paola Llinás
María Adelaida Benvegnu
Ana Espinoza
Adriana Díaz
Silvina Quinteros
Gabriel Serafini
Desarrollo editorial
Siglo XXI Editores Argentina S.A.
Coordinación editorial
Ruth Schaposchnik
Supervisión editorial
Raquel Franco
Desde comienzos de nuestra gestión hemos apostado a apoyar y fortalecer la tarea de las
escuelas y a generar las condiciones para que todos nuestros niños y niñas encuentren en ellas
un espacio vital de aprendizaje. En este sentido, buscamos acompañar y enriquecer una pro-
puesta pedagógica que permita que todos aprendan más y mejor. La escuela es el mejor lugar
para que ellos transiten su infancia porque es la institución destinada a garantizar sus derechos
a acceder a los saberes y a la cultura y a participar de una experiencia en común con otros.
Hoy, las múltiples transformaciones sociales, políticas, económicas, culturales y tecno-
lógicas se hacen presentes en las escuelas y nos plantean el desafío de reflexionar acerca de las
formas de diálogo que tenemos con la contemporaneidad. Esos cambios afectan a la infancia,
a nosotros como docentes, a los vínculos intergeneracionales y sociales, a los modos de pro-
ducción y acceso al conocimiento y a sus procesos de transmisión.
Sin dudas, estos procesos de cambio cobran formas particulares en Argentina al entrecru-
zarse con contextos de desigualdad, pobreza y exclusión, y nos plantean la necesidad de re-
flexionar acerca de los modos de inclusión en la escuela que estamos proponiendo a la infancia.
Porque la brecha digital es –en el presente– una de las formas de construcción de la desi-
gualdad, entendemos que para lograr una inclusión más plena es necesaria la generación de
espacios para conocer y dialogar con los nuevos lenguajes. No se trata solo de contar con el
equipamiento tecnológico sino de analizar sus implicancias en la relación pedagógica.
La Ley de Educación Nacional nos brinda el marco para pensar esos nuevos horizontes
educativos y culturales y para hacer de la escuela el lugar donde nuestros niños y niñas puedan
analizar los contenidos de los nuevos lenguajes y, al mismo tiempo, convertirse en producto-
res críticos y creativos. En estas líneas venimos trabajando para producir las condiciones y
apoyar la tarea de los docentes en el sostenimiento de la escuela como un espacio público pri-
vilegiado para el cuidado de la infancia.
Por eso, esta propuesta de formación generada para el Fortalecimiento Pedagógico de las Escuelas
del Programa Integral para la Igualdad Educativa constituye una oportunidad para continuar abonan-
do un camino compartido que nos permita ofrecer a los niños y niñas una mayor participación
en la cultura común.
El Programa Integral para la Igualdad Educativa (PIIE) viene integrando, como ustedes saben,
un conjunto de políticas a escala nacional orientadas a garantizar el derecho a una educación
de calidad para todos. Las acciones del Programa cuentan con el apoyo pedagógico de la
Dirección Nacional de Gestión Curricular y Formación Docente, y están dirigidas a escuelas estatales,
urbanas y primarias a las que asisten niñas y niños en situación de vulnerabilidad social.
El PIIE tiene como propósito promover la igualdad de oportunidades en términos de polí-
tica educativa y la igualdad como punto de partida de las prácticas pedagógicas; asimismo pro-
cura movilizar los recursos materiales y simbólicos para garantizar mejores condiciones de
aprendizaje para los niños y niñas; promover y alentar acciones conjuntas entre la escuela y la
comunidad; acompañar y apoyar el desarrollo de iniciativas pedagógicas escolares en cuanto a
espacios de acción y reflexión de las propuestas de enseñanza institucionales y de aula. Para
esto se vienen organizando acciones de intercambio y formación con los docentes que apun-
ten a mejorar su desempeño y fortalezcan la enseñanza.
En el marco de la implementación del PIIE, surge el Proyecto Fortalecimiento Pedagógico de
las Escuelas del Programa Integral para la Igualdad Educativa (FOPIIE), que suma a los recursos del
Estado Nacional el aporte de fondos de la Comunidad Europea. Este proyecto fue concebido
como un apoyo al PIIE, y tiene como objetivo específico producir las condiciones para mejo-
rar y renovar las propuestas de enseñanza para la adquisición de saberes básicos de las alum-
nas y los alumnos que asisten a las escuelas bajo cobertura del Programa.
De esta forma, el FOPIIE fortalece la labor que el PIIE viene desarrollando en la amplia-
ción del horizonte cultural de las escuelas. Es en este marco que se inscribe la capacitación en
el Uso Pedagógico de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).
La inclusión de las TIC en las escuelas presenta un abanico diverso de temas a pensar y
resolver. Algunos ligados a las maneras en que la institución escolar incluye en su cotidiano y en
los procesos de enseñanza las prácticas culturales que los niños realizan fuera de la escuela;
otros son los aspectos ligados a los problemas pedagógicos y didácticos que esta inclusión nos
presenta: ¿cómo se estructura una experiencia escolar en la que los niños a veces saben –sobre
la herramienta– más que sus maestros? ¿Es esta una situación que necesariamente signifique
debilitamiento de la autoridad pedagógica? ¿Qué saberes le cabe producir a la escuela en torno
de las TIC? ¿Qué espacios de enseñanza, intencionalmente diseñados, pueden potenciar el
aprendizaje de nuestros niños y favorecer procesos de inclusión?
Creemos además que a través del uso de materiales multimediales es posible resignificar
en las aulas las narrativas y experiencias culturales propias de cada comunidad, potenciando la
posibilidad de construir y mostrar las identidades de manera múltiple y diversa.
Esta capacitación en el uso pedagógico de las TIC invita, entonces, a un trabajo colec-
tivo en el cual las experiencias, los saberes y las expectativas conformarán el espacio desde el
cual abordar preocupaciones comunes sobre los contenidos, y sobre las posibilidades y estra-
tegias para construir intervenciones docentes más enriquecidas.
En este sentido, parece necesario evitar tanto el miedo como la confianza extrema en las
posibilidades de las herramientas tecnológicas. Ni cielos ni infiernos pueden guiar nuestra dis-
cusión sobre la inclusión de las TIC en las escuelas. Antes bien, la antigua costumbre de con-
versar entre maestros, con la ayuda de viejos y nuevos recursos, experiencias y encuentros serán
una oportunidad para construir un saber más preciso y pertinente en esta materia. Esperamos
que este espacio de formación contribuya a enriquecer estos intercambios.
1. Lengua Presentación 13
El desafío de enseñar a leer y a escribir 14
Hablar para escribir, leer para escribir:
la escritura en el centro de la escena 37
La organización del trabajo de Lengua en el aula 48
2. Matemática Presentación 61
Matemática, sociedad y escuela 62
Multiplicación y división, primeras aproximaciones 74
Multiplicación y división, técnicas de cálculo 92
A modo de cierre: acerca del recorrido propuesto 111
Introducción
El Eje 3, Saberes específicos, presenta una propuesta de capacitación destinada a abordar proble-
mas de la enseñanza en los campos específicos de conocimiento en que estos saberes se cons-
truyen, tomando como punto de partida los problemas abordados a lo largo de los ejes de
Formación cultural contemporánea y Problemáticas educativas contemporáneas. Este eje propone reflexio-
nar sobre los sentidos desde los cuales se piensan las cuestiones disciplinares y didácticas, y el
papel de las intervenciones docentes.
Nos interesa brindar un espacio de debate que promueva nuestro compromiso de cons-
truir las condiciones para que los derechos educativos de nuestros chicos se hagan efectivos.
Los recorridos que las áreas de Lengua, Matemática, Ciencias Sociales y Ciencias
Naturales proponen en esta etapa de la capacitación abordan las cuestiones mencionadas ante-
riormente desde recortes particulares. Presentan desarrollos que vinculan opciones y defini-
ciones disciplinares con hipótesis de trabajo sobre los sentidos de la escuela y de la enseñanza,
e intentan ubicar a nuestros alumnos y alumnas en las situaciones concretas de enseñanza.
Se trata de poner en evidencia que los conocimientos en que todos fuimos formados no
son inamovibles y eternos, sino que tienen una historia y una genealogía político-cultural que
siguen operando sobre ellos. A través de estos movimientos buscaremos contribuir a que, allí
donde esté roto, vuelva a ligarse el pacto que valoriza el conocimiento.1
Este módulo presenta propuestas de trabajo para las cuatro áreas: Lengua, Matemática,
Ciencias Sociales, Ciencias Naturales. Si bien usted participará de la capacitación exclusiva-
mente en una de las áreas, creemos que será de sumo interés disponer del resto de las pro-
puestas formativas, a fin de intercambiar ideas con sus colegas y profundizarlas fuera de este
espacio de capacitación, en el marco de instancias de encuentro que se puedan propiciar a
tal efecto.
Presentación
El curso que compartiremos pretende constituirse en un espacio para reflexionar sobre el len-
guaje escrito, sobre los procesos que conducen a su aprendizaje por parte de los niños, y sobre
las condiciones de enseñanza más adecuadas para conseguir que ese aprendizaje efectivamen-
te se lleve a cabo.
Esta reflexión supone la puesta en juego de las perspectivas de los diversos actores de la
vida escolar (maestros, bibliotecarios, directores, supervisores), para componer una mirada com-
partida que permita pensar en proyectos de trabajo que no se limiten a la tarea del aula, sino
que avancen hacia la construcción de acuerdos institucionales. La capacitación pretende favo-
recer una acción colaborativa, orientada a encontrar maneras de sostener la tarea de formación
de los niños en la lectura y la escritura de un modo continuado a lo largo de toda la escolari-
dad, y, en particular, en el Primero y el Segundo Ciclo.
Las actividades y los desarrollos teóricos que aquí se proponen toman como punto de par-
tida la necesidad de asegurar en nuestras escuelas la enseñanza de los contenidos seleccionados
como Núcleos de Aprendizajes Prioritarios (NAP). A través de ellos, la escuela se hace cargo del
compromiso ineludible de hacer posible que todos los niños ingresen en la cultura letrada, es
decir, no solamente en el dominio del sistema de escritura sino en su uso como herramienta para
el acceso al patrimonio cultural que la humanidad ha producido a lo largo de la historia.1
El contenido a trabajar parte de un marco de referencia general acerca de la enseñanza
del lenguaje escrito en la escuela, y pone de relieve el análisis de las actividades de escritura
como situaciones de aprendizaje. Para desarrollar estos contenidos se prevén situaciones de lec-
tura de textos, debate grupal acerca de algunos aspectos relevantes, situaciones de escritura gru-
pal o individual, y análisis de experiencias didácticas. La tarea supone un ida y vuelta reflexivo
y permanente entre la práctica cotidiana y la conceptualización.
1 En relación con la decisión política y pedagógica que fundamenta la opción por el proyecto alfabetizador y sus alcan-
ces, se sugiere consultar Cuadernos para el aula, Área de Lengua: “Aprender a leer y escribir en la escuela” (MECyT, 2006),
o el documento “La alfabetización inicial y las condiciones para la alfabetización avanzada” (MECyT, 2002).
14 Eje 3. Saberes específicos
Los textos escritos que se mencionan en este párrafo –por tomar solo unos pocos ejem-
plos– ilustran la gran variedad de situaciones en que se usa la lengua escrita en la vida
cotidiana. Los textos siempre se producen en situaciones comunicativas concretas, y su sen-
Ministerio de Educación
tido está ligado al contexto en el cual surgen; ese sentido es compartido por los integran-
tes del grupo social.
Así, por ejemplo, los habitantes de centros urbanos compartimos el sentido de los nom-
bres de las calles y no los confundiremos con las inscripciones de las lápidas; sabemos qué sig-
nifica cada uno y cuál es el sentido de su presencia en una esquina o sobre una tumba.
Para la comunidad científica, la producción y circulación de los textos especializados
forma parte de la producción de saber, y se establece para la escritura una serie de rigurosas
Lengua 15
normas vinculadas con la actividad que les da origen (la investigación); quienes no comparten
esa actividad no asignan a esos textos el mismo sentido.
Todos los y las jóvenes conocen las implicancias de escribir o recibir una carta de amor...
Participar de la “cultura letrada” implica ser capaz de construir e interpretar, en diferen-
tes situaciones, textos adecuados y eficaces (orales o escritos). Para esto es necesario no sola-
mente tener conocimiento de las reglas lingüísticas que nos permiten producir oraciones
gramaticalmente correctas (competencia lingüística), sino manejar también las reglas sociales
que nos permiten ubicarnos adecuadamente en las situaciones comunicativas (competencia
comunicativa).
Las nuevas tecnologías, por otra parte, exigen flexibilidad en el uso de la lengua escrita,
y de la mano de esos medios se generan también nuevos estilos de habla y de escritura. Cada
vez es más evidente que pensar en alfabetización incluye, por ejemplo, saber navegar por inter-
net. La escuela es la que asume la responsabilidad de comunicar estos conocimientos; su tarea
indelegable consiste en formar a todos los niños como personas capaces de integrarse activa-
mente en la cultura escrita.
No es una tarea sencilla, en especial porque los niños llegan a la escuela habiendo tran-
sitado disímiles experiencias alfabetizadoras: muchos no han asistido a salas de Nivel Inicial,
o provienen de hogares en que el contacto cotidiano con experiencias de lectura y escritura es
escaso o casi nulo. Por otra parte, implica trabajar por la inclusión de la diversidad lingüística;
esto significa tomar en cuenta no solamente las variedades culturales del lenguaje sino también
la diversidad de sentidos que esos lenguajes comportan.
Cada lenguaje, cada variante de cada lenguaje contiene una historia, una lectura del
mundo, una idea del tiempo, ciertos puntos de vista... Cada lenguaje tiene sus vueltas,
sus giros, sus precisiones y sus ambigüedades. Los paisanos de la campiña de Buenos
Aires conocían, a mediados del siglo XIX, decenas de nombres de pelajes de caballo.
Los pueblos pesqueros suelen desarrollar metáforas populares en las que intervienen
redes y aparejos. Algunos lenguajes tienen muchas maneras de matizar la acción de mirar
y muy pocas maneras de decir “tocar”... Los hay que no tienen sino un tiempo verbal...
Cada palabra en cada lenguaje tiene su historia. Un “barrigón”, un “panzón” o un “gua-
tón” no son exactamente lo mismo. (Graciela Montes [2006], La gran ocasión. La escuela
como sociedad de lectura, MECyT, pág. 3.)
M Enralidad
el CD pueden consultarse los siguientes textos y experiencias sobre intercultu-
e inclusión educativa:
octubre.
◗ M. Zidarich (2005), “Culturas en convivencia”, en: El monitor de la educación,
N º 3, mayo.
◗ A. Abramowski (2005), “Aulas de puertas abiertas”, en: El monitor de la
educación, Nº 3, mayo.
16 Eje 3. Saberes específicos
Para ampliar
Se sugiere consultar también las siguientes obras, proporcionadas por el PIIE:
El desafío es conseguir que las propuestas de aprendizaje que presentemos a los chicos en el
área de Lengua les permitan construir conocimientos lingüísticos, a la vez que reconstruir
el sentido que el lenguaje escrito tiene en la vida cotidiana.
En la búsqueda de respuestas a este desafío tendrá central importancia el modo en que
consideremos la lectura y la escritura.
Las actividades de lectura siempre tienen una finalidad. En nuestra vida cotidiana siem-
pre nos acercamos a un texto con un propósito determinado, y es esa búsqueda la que deter-
mina no solamente qué leeremos sino también de qué modo. Por ejemplo, de acuerdo con el
tipo de información que requerimos, no comenzamos a leer el periódico desde el primer ti-
tular y seguimos ordenada y linealmente página tras página, sino que nos bastará leer los títu-
los y el primer párrafo para saber de qué se trata cada artículo y en cuál nos detendremos.
Cuando leemos por placer decidimos cómo avanzamos en la lectura de un cuento o novela
(si salteamos las descripciones, si volvemos atrás para retomar la trama o para recordar cómo
era un personaje, si releemos pasajes que nos gustaron). Un texto jurídico o comercial reque-
Ministerio de Educación
rirá, en cambio, una lectura minuciosa y alerta, con muchas relecturas e, incluso, consultas a
expertos.
Ya se trate de textos literarios o no ficcionales, leer consiste siempre en un trabajo acti-
vo en el que el lector construye un significado a partir del texto, de acuerdo con sus propósi-
tos y sus conocimientos acerca del tema, el mundo y el lenguaje. No se trata de “extraer la
información” contenida en el texto a través del descifrado parte por parte, sino de construir
una interpretación lo más ajustada posible a la que el autor ha querido comunicar.
Lengua 17
Para ampliar
◗ I. Solé (1993), “El reto de la lectura”, en: Estrategias de lectura, Barcelona, Grao.
◗ J. Jolibert (1992), Formar niños lectores de textos, Buenos Aires, Hachette, cap. 3:
“¿Qué situaciones de lectura? ¿Qué textos? ¿Qué formas de lenguaje escrito?”.
◗ D. Lerner (1996), “¿Es posible leer en la escuela?”, en: Lectura y Vida, Año 17,
Nº 1.
◗ M. Petit (2001), Lecturas: del espacio íntimo al espacio público, México, Fondo
de Cultura Económica.
◗ G. Montes (2006), La gran ocasión. La escuela como sociedad de lectura, MECyT,
Plan Nacional de Lectura.
Las actividades de escritura siempre tienen una finalidad y un destinatario: antes de empe-
zar a escribir –por lo general– sabemos para quién y para qué escribiremos, y ello determi-
na el vocabulario utilizado, la estructura del texto, la manera de presentarlo, el cuidado en
los detalles, el enfoque del tema, la extensión. Si lo que se busca es convencer al lector, ele-
giremos escribir un texto argumentativo; si necesitamos redactar una denuncia a través de
una carta de lectores, daremos a la argumentación un formato epistolar; si, en cambio, desea-
mos comunicarnos con un familiar que emigró a otro país, la carta tendrá características
completamente diferentes de la anterior; si se desea narrar una anécdota cómica se busca-
rán recursos humorísticos que consigan divertir al lector. Adecuamos la estrategia a la fina-
lidad de la producción escrita: recurrimos a la lectura de otros textos para buscar información
pertinente o para identificar alguna característica del género que estamos escribiendo, o
para identificar los recursos que otros escritores utilizaron para provocar los efectos que
nosotros buscamos.
Escribir es, en síntesis, un proceso complejo que supone poner en juego un conjunto de
estrategias lingüísticas y cognitivas al servicio de la producción de un texto adecuado a la
Gestión escolar
situación, y eficaz en relación con sus propósitos. Además de ser una herramienta para la comu-
nicación, la escritura es una poderosa herramienta para reflexionar sobre el propio pensamien-
to, para reorganizar y sistematizar el conocimiento. Volveremos sobre esto más adelante.
18 Eje 3. Saberes específicos
Para ampliar
Acerca del sistema de escritura y su enseñanza consultar en la biblioteca escolar:
Leer y escribir son actividades complementarias. Suponen procesos diferenciados que no con-
sisten en codificar y decodificar un mensaje, sino en procesos mucho más complejos de pro-
ducción e interpretación de sentido, insertos en situaciones sociales específicas.
A lo largo del tiempo, el término “alfabetización” ha ido cambiando, ya que los alcances
de lo que implica estar alfabetizado se modifican en función de los cambios en las distin-
tas sociedades (políticos, sociales, culturales e ideológicos, entre otros).
Actualmente, la palabra “alfabetización” se utiliza en sentido amplio al hacer referencia a
las habilidades lingüísticas y cognitivas necesarias para el ingreso, la apropiación y la recrea-
ción de la cultura escrita que la humanidad ha producido en el transcurso de su historia
(en la ciencia, el arte, y los lenguajes simbólicos y matemático). (Cuadernos para el aula.
Lengua 1 [2006], Primer Ciclo EGB/Nivel Primario, MECyT, pág. 19.)
Existe, sin dudas, un momento (que suele iniciarse tempranamente, incluso antes de comenzar
la escolaridad) en el que los niños se apropian del sistema convencional de escritura, es decir,
construyen conocimientos acerca de las letras, acerca de las relaciones entre las marcas gráfi-
cas y los sonidos del habla, acerca de los modos de combinarlos “para que diga”, acerca de las
relaciones entre texto y contexto, etc. Llamamos “alfabetización inicial” al primer tramo del
proceso de aprendizaje de la lengua escrita, que incluye esa “reconstrucción de la alfabeticidad
del sistema de escritura” por parte de los niños y que supone, además, aprendizajes vinculados
con los textos y su sentido comunicativo social.
Pero el proceso de alfabetización no comienza ni se detiene en esas construcciones ini-
ciales, sino que se desarrolla durante muchos años y constituye un propósito de formación que
guía la enseñanza a lo largo de toda la escolaridad básica. Dentro del proyecto alfabetizador,
Ministerio de Educación
Para conciliar ambos propósitos es necesario que consideremos a los chicos como lectores y escri-
tores plenos desde el principio, evitando colocarlos en el lugar de descifradores o codificadores.
La postura que sustenta esta afirmación es que el aprendizaje del sistema de escritura no es ante-
rior al aprendizaje del lenguaje que se escribe sino que se accede a él a través de la lectura y la
escritura: solo leyendo es posible aprender a leer, y solo escribiendo es posible aprender a escri-
bir. No es verdad que sea necesario “primero” dominar el sistema de escritura para “más tarde”
poder leer y escribir textos con significado. Por el contrario, el modo en que podremos ayudar
a los niños a avanzar en la comprensión de cómo funciona el sistema de escritura es interactuan-
do con textos verdaderos, en lugar de separar artificialmente los dos aprendizajes, como si el sis-
tema fuese un “código vacío” que es preciso dominar para recién después llenarlo de sentido.
Han sido bastante difundidas las investigaciones que muestran que el conocimiento acer-
ca de la lengua escrita comienza a construirse mucho antes de entrar en la escuela, y que esta
posibilidad está directamente vinculada con las oportunidades que tienen los niños de interac-
tuar con textos y de presenciar actos genuinos de lectura y de escritura en su ambiente social.
Como consecuencia de la desigualdad social, los niños presentan diferencias –a veces muy gran-
des– en su conocimiento acerca del sistema de escritura y del lenguaje escrito como tal. Pero la
escuela asume la responsabilidad de hacer que “todos” los niños se transformen en lectores y
escritores competentes. No desconocemos sus construcciones espontáneas sino que, por el con-
trario, nos apoyamos en ellas para enseñar el sistema de escritura como un aspecto de la lengua
puesto al servicio de la construcción y la interpretación de significados. En este sentido, el tra-
bajo en el área de Lengua colabora también con el propósito de asegurar los derechos educati-
vos de los niños, tal como se ha venido planteando a lo largo de los ejes 1 y 2 de este curso.
Para ampliar
Se sugiere también la lectura del capítulo “Enseñar Lengua en primer año”, especial-
mente el apartado “La alfabetización inicial” (págs. 21 a 28), de Cuadernos para el aula.
Lengua 1 (2006), Buenos Aires, MECyT.
20 Eje 3. Saberes específicos
Desde el inicio del primer año, aun cuando no dominen completamente el sistema de escritu-
ra y solo reconozcan algunas letras, los niños son capaces de realizar y confrontar interpreta-
ciones sobre los textos leídos por un adulto. Pueden, por ejemplo, comparar dos párrafos
similares que están en dos versiones diferentes del mismo cuento y decir cuál les parece mejor
y por qué; diferencian tipos de textos, y algunos hasta saben cuándo acudir a cada uno en fun-
ción de cierta necesidad o deseo; anticipan el contenido de los textos a partir de las caracte-
rísticas del soporte, el momento en que se lo lee, las ilustraciones, etcétera. Estos constituyen
comportamientos lectores que todos los chicos deben tener oportunidad de desarrollar desde
el principio para iniciar un proceso alfabetizador que los forme como lectores competentes.
Al proponer a los chicos participar de diversas situaciones de lectura, ellos tendrán la
posibilidad de notar que en cada situación se lee de un modo diferente según la finalidad, y de
descubrir cómo hacerlo en cada caso.
Así, las situaciones de lectura en las aulas del Primer Ciclo incluyen actividades variadas
en las que: el maestro lee en voz alta a los niños; los niños leen a su manera; leen niños mayo-
res u otros adultos a los pequeños; lee el maestro en silencio frente a los niños y comenta luego
el texto; lee un adulto y luego el niño relee el texto; leen individualmente, en grupo, en pare-
jas. En todas las situaciones se leen textos reales con algún propósito concreto: cartas, cuen-
tos, canciones, poesías, programas de cine, algunas noticias interesantes del diario, artículos
científicos sobre algún tema que se está trabajando; palabras del diccionario cuyo significado
se desconoce o se busca precisar; recetas de cocina, libros de Historia, de Geografía, de Ciencias
Naturales; chistes, historietas, la lista de asistencia.
Los niños anticipan el contenido del texto a partir del soporte, a partir del título, a par-
tir del autor; hojean el libro, buscan indicadores que les permitan verificar o corregir sus anti-
cipaciones; usan las letras que conocen para construir el significado de las palabras escritas. Y
a medida que lo hacen se apropian de nuevos conocimientos que los acercan a las convencio-
nes del sistema alfabético.
Como ejemplo de una situación cotidiana de interacción con los textos en un aula de
primer grado/año, transcribimos el registro de una actividad vinculada con la organización
de la biblioteca.2
La maestra ha reunido en el aula libros de lectura, manuales de cualquier grado, varias revis-
tas, algunos diarios y dos enciclopedias. Uno de los primeros trabajos consiste en explo-
rar los libros. Se forman grupos de tres o cuatro niños a los que la maestra les entrega
entre siete u ocho libros.
Ministerio de Educación
Docente: Tenemos que ordenar la biblioteca. Vayan mirando estos libros para ver cómo
nos conviene ponerlos.
2 Esta experiencia ha sido tomada de M. E. Cuter y M. Torres (1995), Alfabetización: los aportes de la psicogénesis del sistema de
escritura a la didáctica de la lengua escrita, Buenos Aires, Ministerio de Cultura y Educación.
Lengua 21
(Durante los primeros momentos se producen algunos tironeos, hay más de uno que quiere el mismo libro y
bastante desorden. La maestra decide no intervenir. Al cabo de un rato, se acerca a los grupos y establece un
diálogo con algunos niños acerca de los libros.)
D: ¿Qué libro encontraste?
Francisco: Este. (Se lo muestra, es un manual de 4º año, abierto en la parte de Ciencias Sociales.) Tiene
rutas y camiones.
D: ¡Qué lindo! (Lee.) Los camiones recogen diariamente la leche en los tambos y la condu-
cen hacia la planta pasteurizadora...
(Mientras lee señala el texto.)
F: ¿La llevan en tarros la leche?
D: Sí, en tarros... ¿se ven en el dibujo?
(Francisco se queda mirando.)
D: ¿Y vos, Anita? ¿Qué estás leyendo?
(Anita está quietita en un rincón.)
D: Vení, vamos a leer juntas. (La maestra agarra un libro.) Este. ¿De qué será?
Anita: Yo no sé leer...
D: ¿Quiénes serán estos de la tapa? (Le muestra.)
(Anita levanta los hombros.)
D: Sí, mirá... (Lee.) Es un cuento: “El flautista de Hamelin”.
A: (Dudosa.) ¿Son ratones?
D: ¿Cómo empezará? (Lo abre.)
A: Había una vez...
D: Ah, sí. (Retoma el texto.) Había una vez, en un pueblo lejano... (Lee un pedacito, hasta la apa-
rición del flautista, y la deja hojeando el libro.)
Manuel: (A la maestra.) Acá hay uno de las tripas...
D: ¿De las tripas, Manuel? (Se acercan varios chicos.)
M: Sí, mire... (Muestra un libro de Ciencias Naturales.)
D: Tenés razón. (Señala el texto, la imagen del aparato digestivo y sigue una flecha con el dedo.) Intestino
grueso. Intestino delgado.
M: ¿No dice tripas?
D: Son las tripas, pero se llaman intestinos.
José: (Señala.) ¿Esto qué es?
D: Acá dice estómago.
(Los chicos se quedan mirando.)
D: (A Juan Carlos.) ¿Qué estás leyendo en ese libro?
Juan Carlos: Es la época de antes... (Se trata de una enciclopedia escolar.)
D: (Señala el globo de la historieta y lee:) Velas, velitas, velones para alumbrar los salones.
JC: (Recuerda el pregón y dice a coro con la maestra:) “...para alumbrar los salones”.
Gestión escolar
D: (Se dirige a otro grupito. Echa un vistazo y descubre que Rosita mira “Había una vez una vaca”.)
¿Alguno de ustedes encontró una poesía?
(Nadie contesta.)
D: Me parece que la tuya es una poesía, ¿no, Rosita?
(Rosita la mira.)
22 Eje 3. Saberes específicos
D: Había una vez una vaca en la quebrada de Humahuaca; como era tan vieja, tan vieja...
(Lee todo el texto.)
Rosita: (Se ríe.) Léala de nuevo.
(Varios se acercan a escuchar.)
D: (Lee otra vez un pedacito. Se sienta al lado de María.) Y vos, María, ¿qué encontraste?
(María está solita sin mirar ningún libro.)
D: (Busca un libro.) Mirá, María, acá está el de Caperucita. (Se lo muestra y lee.) Caperucita roja.
(María mira de reojo.)
D: Mirá, ¿sabés quién es este? (Señala la imagen del lobo.)
(María, nada.)
D: ¡El lobo! ¿Querés que te lo lea, María?
(María, nada.)
D: (Va mostrándole las imágenes.) Había una vez una niña... (Lee hasta el primer encuentro con el lobo.
Varios se acercan a escuchar.) ¿Te lo dejo, María? (Le da el libro.) Llevátelo para mirar en casa.
(María lo agarra, pero no lo abre.)
D: Mañana seguimos leyendo. (A todos.) Vamos a dejar esto por hoy. ¿Cómo nos conviene
guardar los libros para seguir mañana?
Discuten, hablan todos a la vez.
Cada grupo decide dejar sus libros en una pila separada de las demás.
M EnPrimer
el CD pueden consultarse los siguientes textos relacionados con la lectura en
Ciclo:
Para ampliar
Ministerio de Educación
En relación con la escritura, es fundamental que los niños –desde el inicio mismo de la escola-
ridad– asuman la escritura de textos de géneros diversos, para cumplir con propósitos diver-
sos: afiches para la fiesta escolar; listas3 (de compras, de ingredientes para una receta, de
integrantes de los grupos, de libros leídos, de materiales necesarios para una actividad, etc.);
notas a los padres, a las autoridades escolares; cuentos, chistes para una revista, epígrafes para
un álbum de fotos, etc. Y que lo hagan cada vez de acuerdo con sus posibilidades: en algunas
producciones darán muestras de conocer ciertos elementos del sistema de escritura y en otras pro-
ducciones evidenciarán conocer otros.
Si restringimos a los niños que están en una etapa inicial a escribir solo palabras, impe-
diremos que asuman, utilicen y prueben distintas posibilidades del sistema de escritura. Si, en
cambio, favorecemos la escritura de textos con sentido comunicativo, estaremos permitiendo
que se planteen problemas semánticos, sintácticos, ortográficos, desde los momentos iniciales.
Para que esto sea posible, el maestro organiza situaciones que avancen progresivamente hacia
la delegación en los chicos de las responsabilidades involucradas en la escritura. Así, en el Primer
Ciclo, se alternan situaciones en que el maestro actúa como mediador de la escritura (los chi-
cos dictan al maestro) con otras en las que ellos escriben por sí mismos.
El dictado de un texto al maestro consiste en la elaboración de una producción colec-
tiva que permite a los chicos centrar la atención en la composición del texto al delegar pro-
visoriamente en el adulto los problemas vinculados con el sistema notacional. El maestro
tiene la oportunidad de hacer evidentes los problemas que enfrenta un escritor: al “pensar en
voz alta” comparte con los chicos las decisiones que debe tomar para escribir y los hace par-
tícipes del papel de escritor, explicitando acciones que generalmente permanecen implícitas
en el proceso de escritura. Por ejemplo: abre un espacio para la planificación de lo que se va
a escribir, favorece los acuerdos en relación con el contenido, el registro, el lugar del enun-
ciador, el orden de las ideas, etc. Muestra distintas posibilidades para “decir” aquello que se
acordó e invita a intercambiar opiniones sobre cuál opción resulta más conveniente en fun-
ción de lo planificado. Lee y relee lo que se va escribiendo (pide a los chicos que lo hagan)
para controlar el avance del texto en relación con la coherencia, los propósitos, el efecto
deseado, etc. Modifica lo escrito en función de los nuevos acuerdos, haciendo visibles los
Gestión escolar
3 Entendemos por listas el conjunto de palabras vinculadas entre sí por su pertenencia a un mismo campo semántico. Es
en este sentido que las incluimos como textos.
24 Eje 3. Saberes específicos
Al actuar de ese modo, el maestro provoca el desdoblamiento de los roles de lector y de escri-
tor, que son simultáneamente asumidos por la persona al escribir. Este desdoblamiento favore-
ce el distanciamiento de la propia producción, lo cual constituye un aprendizaje fundamental
que permitirá tomar el texto como objeto de análisis para retrabajarlo en función de los pro-
pósitos, el destinatario, las restricciones de la situación, etc., hasta conseguir una versión con
la que el escritor pueda sentirse satisfecho.
Cuando los chicos escriben por sí mismos, el maestro interviene especialmente para ense-
ñarles a valerse de la lectura como apoyo para la escritura, no solamente durante la construcción
de la convencionalidad del sistema, sino también cuando avanzan en el dominio de los pro-
cesos de composición de textos. Cuando los chicos escriben “solos” es posible plantear situacio-
nes individuales, grupales o en parejas. (Volveremos sobre estas posibilidades más adelante.)
Transcribimos a continuación el registro de una clase de tercer año/grado, en la que los
chicos escriben colectivamente una carta. Esta actividad se enmarca en un proyecto mayor de
nivel institucional: la organización de una Feria del Libro.4
La escuela organiza una Feria del Libro. Los chicos de tercer año desean invitar a Elsa
Isabel Borneman, pues les gustaron mucho algunas de sus poesías. Escriben:
“Querida Elsa:
Puede venir el sábado a la Feria del Libro de la escuela 78 para...”
“Estimada Elsa”,
“De mi mayor consideración”
“Distinguida autora de...”
(Hasta aquí los niños discuten el grado de formalidad que debe tener una carta de acuerdo con la relación que
se tiene con el destinatario.)
Carlos: Y, ¿qué le ponemos?
Ana: Nos gustó mucho la poesía “Se mató un tomate”, por eso...
Carlos: Por eso queremos conocerla y charlar con usted.
Ministerio de Educación
(Ana y Carlos tienen en cuenta al receptor y tratan de organizar el texto para causarle una impresión
favorable.)
(El texto queda: “Nos gustó mucho la poesía ‘Se mató un tomate’, por eso queremos conocerla y charlar con
usted puede venir el sábado...”.)
4 Esta experiencia fue tomada de M. Torres y S. Ullrich (1994), Qué hay, qué falta en las escrituras alfabéticas de los chicos,
Buenos Aires, Aique.
Lengua 25
Marisa: Pero ahora me parece que le mandamos que venga... Hay que poner “podría venir”
el sábado...
Susana: No, poné: si por favor podría venir... Así viene.
(Marisa y Susana modifican el tiempo del verbo e incluyen la cortesía para convencer a su interlocutor. Los
chicos conocen los recursos lingüísticos a los que se apela para conseguir lo que se desea, y pueden emplear-
los si la situación realmente lo exige.)
Manuel: Hay que poner qué sábado y a qué hora.
Pablo: Y la calle de la escuela; si no, adónde va a ir.
(También ajustan, por lo tanto, los datos que necesitan incluir en la carta para que esta cumpla su función.
Es evidente que los chicos pueden reflexionar acerca de la mayor o menor formalidad del mensaje que elabo-
ran [tipo de registro], adecuar sus expresiones de acuerdo con la impresión que desean producir en el destina-
tario [intencionalidad] y seleccionar la información para que la comunicación sea clara [organización del
mensaje]. Por otra parte, toman en cuenta detalles formales que les parecen importantes:)
—En las cartas la fecha va de este lado, mirá (recurre a una carta en donde una editorial invita a
los docentes a cursos de capacitación).
—Seño: ¿puedo llevarme la carta y que mi hermana la pase a máquina? Estas van a máquina.
Todos estos ajustes solo se concretan cuando los chicos participan en situaciones comuni-
cativas.
Se trató, por lo tanto, de rescatar –algunas veces forzadamente– aquellas situaciones en
que, en el aula, se “hacía necesario” el empleo de la escritura. Así se reveló como suma-
mente valiosa la producción de textos que llevaban explícita la presencia del interlocutor
ausente: los niños escribieron para invitar a sus padres a los actos escolares, enviaron car-
tas a sus compañeros enfermos, solicitaron información a la directora para realizar un paseo,
invitaron a chicos de otro grado a una función de títeres, escribieron la obra de títeres
teniendo en cuenta el público ante quien iba a ser representada, etc. En todos los casos los
niños tenían presente para qué escribían y a quién se dirigían.
Empezaron entonces a advertir, poco a poco, la necesidad de respetar las convenciones
ortográficas para “jerarquizar” sus producciones, y de valerse de los signos de puntuación
para presentar su intención comunicativa.
MECyT.)
◗ M. Castedo y C. Waingort (2003), “Escribir, revisar y reescribir cuentos repe-
titivos” (Partes 1 y 2), en: Lectura y Vida, Año 24, N° 1 y 2.
◗ M. Nemirovsky (coord.) (2003), “Coescritores de recetas de cocina”, en:
¿Cómo podemos animar a leer y a escribir a nuestros niños?, Madrid, CIE.
26 Eje 3. Saberes específicos
Para ampliar
En internet:
◗ www.redalfa.retina.ar, sitio de la Red Latinoamericana de Alfabetización.
◗ www.chicosyescritores.gov.ar, sitio sobre lectura y escritura para niños de 4 a
12 años.
Ya desde tercer grado/año se espera que los chicos puedan leer y escribir de un modo conven-
cional cada vez con mayor fluidez. El trabajo didáctico en el área de Lengua en el Segundo
Ciclo se orientará, entonces, a conseguir que avancen como participantes activos de la cultu-
ra escrita. Esto implica trabajar para que –en tanto lectores– sean capaces de localizar y selec-
cionar aquellos textos que les permitan resolver un problema determinado o comprender mejor
algún aspecto de la realidad; puedan elegir y sostener la lectura de textos literarios cada vez
más extensos y complejos, ejerciendo los derechos propios de un lector literario (comentar, cri-
ticar, recomendar, confrontar interpretaciones con las de otros lectores, abandonar la lectura
cuando se comprueba que no resulta interesante, construir el propio itinerario de lectura, com-
parar versiones de la misma obra, volver a leer, etc.); sean capaces de asumir una postura críti-
ca frente a los textos orales y escritos de circulación social (mensajes de los medios de
comunicación masiva, internet, publicidad, etc.) construyendo y sosteniendo una opinión pro-
pia; puedan comprender y retener los contenidos escolares de todas las áreas a través de una
lectura cada vez más independiente.
En tanto escritores, la escuela trabaja durante el Segundo Ciclo para que los chicos sean
capaces de construir sus propios textos para informar a otros, para dar a conocer sus ideas o
convencer a los demás de lo que consideran justo o conveniente; para expresarse a través de la
Ministerio de Educación
creación literaria, conmover, hacer reír, asustar, intrigar...; para reorganizar sus pensamientos
y usar la escritura para avanzar en la comprensión de los contenidos escolares.
De modo específico, el Segundo Ciclo asume las tareas de contribuir a la formación cívi-
ca de los alumnos preparándolos para enfrentarse a otros interlocutores, escuchando crítica-
mente y haciendo oír la propia voz (también a través de la escritura), de ahondar en la formación
de lectores literarios y enseñar a estudiar, preparando a los chicos para desenvolverse de un
modo adecuado en la vida académica.
Lengua 27
El aporte que el área de Lengua puede hacer en este ciclo a la formación de los chicos en tanto
participantes críticos de la vida cívica –propósito que comparte con otras áreas, como la de
Ciencias Sociales– se vincula con la posibilidad de comenzar a instrumentarlos para la lectura
crítica de los mensajes de circulación masiva y para usar la escritura como un instrumento de
participación en la vida social, comenzando por la propia escuela y proyectándose hacia otras
instancias menos próximas (el barrio, el municipio, el pueblo o la ciudad, etc.). Durante este
ciclo comienzan a abrirse espacios –que se volverán sistemáticos durante el Tercer Ciclo– para
la lectura de la prensa y el trabajo sobre el lenguaje periodístico, y para la reflexión acerca de
las posibilidades del lenguaje para persuadir, dominar, manipular, a través del contenido de los
mensajes y también de los recursos que se utilizan para construirlos.
Resultará importante brindar a los chicos instancias de confrontación y debate que les
permitan comenzar a construir, expresar y sostener sus opiniones y puntos de vista, es decir,
que los ayuden a ampliar su competencia argumentativa oral y en el dominio de la interpreta-
ción de textos argumentativos escritos.
En relación con la formación de lectores literarios, durante este período será necesario
asegurar el acceso de los chicos a obras de valor universal, como una parte de la responsabili-
dad de la escuela en la democratización del bagaje cultural de la humanidad. La experiencia
literaria forma parte de ese bagaje al permitir al lector extender sus horizontes participando de
otras aventuras, viviendo otras vidas, mirando el mundo desde otras perspectivas.
Esto será posible si se consigue abrir y sostener en el aula un lugar para la literatura, en el que
circulen fluidamente obras de calidad.
A través de la planificación de espacios sistemáticos y permanentes dentro del tiempo
destinado a las clases de Lengua, el docente tendrá oportunidad de ayudar a los chicos a sos-
tener la lectura de obras extensas, de colaborar con ellos para superar pasajes complejos o difí-
ciles de entender, para apreciar la riqueza de los recursos literarios, para identificar el estilo de
un autor, etc. La experiencia de lectura de años anteriores, el itinerario recorrido (las obras leí-
das), los intereses actuales del grupo, y también la posibilidad de acceso material a los libros
constituyen criterios posibles para seleccionar qué se leerá en cada grado/año y cuál es la pro-
puesta más adecuada para cada caso.
Gestión escolar
Por ejemplo: para que los chicos puedan leer novelas largas –que resulta imposible comen-
zar y terminar en la misma sesión– será necesario que adquieran estrategias que les permitan
no perder el hilo durante las interrupciones. Podrá comenzarse por compartir en clase la lec-
tura de los primeros capítulos, poniendo en común maneras de retomar la trama entre una y
otra sesión; de recordar las características de un personaje, o un lugar o un hecho ocurridos en
28 Eje 3. Saberes específicos
A lo largo de muchas lecturas compartidas, eligiendo a veces bien y otras veces no tan
bien, escuchando lo que tienen para decir los lectores, dándoles la palabra, permitiendo
también que le pongan voz al texto, comentando, remitiéndose a otros textos, cruzan-
do hallazgos, hipótesis, fantasías, el maestro habrá estado contribuyendo a la formación de
una sociedad de lectura. (G. Montes [2006], La gran ocasión. La escuela como sociedad de lec-
tura, MECyT, pág. 30.)
Para ampliar
Se sugiere, asimismo, consultar:
◗ www.el-libro.com.ar (Sitio de la Feria del Libro): conferencias y ponencias de
los sucesivos congresos internacionales de Promoción de la Lectura y el Libro.
◗
Ministerio de Educación
La biblioteca proporcionada por el PIIE cuenta además con una amplia e interesante
selección de obras literarias para niños y adultos, cuya consulta se recomienda.
Para posibles recorridos de lectura y otras propuestas de trabajo en el aula véanse
Cuadernos para el aula - Lengua 4, 5 y 6. Eje Literatura.
La formación de un estudiante que sea capaz de desenvolverse con éxito en los distintos nive-
les de la vida académica constituye una de las responsabilidades específicas de la EGB, que
cobra importancia en el Segundo Ciclo y se acentúa en los años siguientes. Es necesario ense-
ñar a estudiar –y no solamente evaluar el resultado del estudio– para garantizar que todos los
chicos tengan la oportunidad de aprender un uso particular de la lengua escrita que habi-
tualmente no forma parte de las prácticas fuera del ámbito académico; si se asume la responsa-
bilidad democratizadora de la escuela no puede dejarse este aprendizaje por cuenta de las familias,
porque eso reforzaría las desigualdades entre los chicos.
Estudiar implica aprender nuevas modalidades de lectura: se lee de un modo más lento y
profundo, y se recurre a actividades adicionales, como tomar notas, subrayar, elaborar esque-
mas, apelar a otros textos, etc. La escritura se pone al servicio de la lectura con el propósito de
comprender y retener la información para evocarla cuando sea necesario, lo cual implica des-
tinar a la tarea esfuerzos intelectuales superiores a los que requiere la simple lectura. El estu-
diante reelabora y reorganiza la información teniendo en cuenta además de su propia
perspectiva, el punto de vista del profesor que ha encargado la lectura (y que será además quien
lo evalúe). Muchas veces las notas que se toman durante la lectura son un primer paso para la
elaboración de un resumen, que servirá para “refrescar” lo leído de un modo rápido (y en oca-
siones constituye la única fuente con la cual se prepara un examen), y otras veces se pondrá al
servicio de la comunicación de lo leído a otros estudiantes.
Todas estas actividades vinculadas al estudiar deben ser enseñadas a través de situacio-
nes que les permitan a los chicos ir apropiándose de ellas progresivamente a partir del Segundo
Ciclo. Obtener información, reelaborarla, reorganizarla, integrarla con informaciones prove-
nientes de otras fuentes son operaciones complejas que podrán ir abordándose poco a poco a
través del trabajo conjunto y de la interacción con materiales variados.
El maestro puede propiciar con frecuencia la lectura compartida de textos difíciles como
una situación adecuada para hacer evidentes los problemas que se presentan al estudiar y per-
Gestión escolar
mitir que los chicos tomen conciencia de las estrategias más eficaces para resolverlos. Por ejem-
plo: leer detenidamente el texto marcando aquellos indicios que permiten avanzar en la
construcción de sentido (“sostendremos que...”, “sin duda...”, “en primer término...”, “sin embar-
go...”); resolver dudas sobre el significado de una palabra apelando al contexto, a relaciones
con otras palabras conocidas, al diccionario, a algún experto, y decidir sobre la acepción más
30 Eje 3. Saberes específicos
adecuada al sentido del texto; marcar o subrayar el texto; tomar notas de los aspectos impor-
tantes para comprender o para recordar mejor; resolver qué partes del texto resultan importan-
tes y cuáles superfluas en función del propósito que se persigue.
También será importante contemplar situaciones didácticas que predispongan a los chicos
para ser oyentes activos de exposiciones orales: debatir acerca de la experiencia de “prestar aten-
ción” y de las estrategias más eficaces para registrar los aspectos importantes, para preguntar sobre
lo que no se ha entendido, para no perder o retomar el hilo de la exposición, etcétera.
M En el CD puede consultarse:
◗ “Entrar al mundo de un texto. Enseñar a leer en Sociales” (2004), entrevista
a Beatriz Aisenberg en: La educación en nuestras manos, Suplemento digital
Nº 72, octubre. También en: www.suteba.org.ar
◗ “Leer para estudiar” y “Leer textos difíciles” (2001), en: Propuestas para el
aula. Lengua EGB 2. Material para docentes del Programa Nacional de
Innovaciones Educativas, Ministerio de Educación de la Nación.
Una de las actividades de escritura más usuales vinculadas con el estudio es el resumen.
Aprender a resumir no constituye un objetivo en sí mismo, sino que es importante en tanto
resulta útil para aprender los contenidos escolares de otras áreas, especialmente en dos sen-
tidos: para facilitar la organización y la memorización comprensiva de un tema determina-
do (en cuyo caso el alumno resume para sí mismo) y para comunicar a otros lo que se ha leído
(porque los demás no tienen acceso al texto, o porque este resulta demasiado largo, o por-
que se ha dividido el trabajo entre varias personas o grupos para encarar e integrar diversos
aspectos de un tema).
Para que el resumen se constituya en una herramienta útil para el estudio será necesario
que los chicos, a lo largo del Segundo Ciclo, se enfrenten con muchas situaciones en las que
se resuma con diversos propósitos.
Cuando se resume, se seleccionan y reorganizan aquellos aspectos del sentido del texto
que son fundamentales para el propósito que persigue el lector: aquello que se considera esen-
cial o superfluo (“ideas principales y secundarias”) se define en relación con lo que el lector
busca al leer. Por lo tanto, no puede pensarse que existe un solo resumen posible sino tantos
resúmenes del mismo texto como propósitos diferentes puedan establecerse para su lectura.
Como en cualquier situación de escritura, el propósito y el destinatario constituyen paráme-
tros que definen las características del texto que se producirá.
Entre las estrategias que se ponen en juego al resumir, diversos autores coinciden en seña-
Ministerio de Educación
lar la supresión (a través de la selección de lo que se considera esencial en función de los pro-
pósitos y del destinatario, y de la eliminación de lo trivial, innecesario o redundante), la
generalización (englobamiento de varias ideas en una más amplia a la cual aquellas se subordi-
nan jerárquicamente) y la construcción (elaboración propia de una idea central, a partir de la
cual se organizan las informaciones que se encuentran en el texto).
Una secuencia didáctica orientada a la enseñanza del resumen podría contemplar un pro-
ceso de avances progresivos, desde un primer momento de elaboración colectiva con partici-
Lengua 31
pación activa del maestro hacia el resumen grupal y, finalmente, el resumen individual. Esta
progresión permitiría partir de situaciones en las que se discutan profundamente los aspectos
importantes de la información del texto y su relación con los propósitos de la actividad, e
identificar los problemas con los que se van encontrando los chicos para construir estrategias
que permitan resolverlos. Ellos se irán apropiando paulatinamente de esas estrategias en la medi-
da en que tengan variadas y frecuentes oportunidades de enfrentarse con situaciones en las que
resumir les resulte útil y necesario. Al tiempo que se progresa en este sentido, también será
posible avanzar hacia la elaboración de resúmenes “para otros”.
Por ejemplo, una vez que los chicos hayan tenido muchas oportunidades de elaborar resú-
menes para sí mismos estarán en condiciones de enfrentar las dificultades adicionales que impli-
ca tener en cuenta el punto de vista del lector potencial. El maestro podrá entonces proponer
a cada grupito de alumnos la elaboración de un resumen a partir de un texto acerca de un aspec-
to particular de un tema en el que toda la clase se encuentra trabajando, con la intención de
cubrir un espectro de información que llevaría demasiado tiempo si todos leyeran todo. Los
resúmenes podrán tener luego dos utilidades: por una parte, servirán de base para la exposi-
ción oral en que cada grupo comunicará al resto la información trabajada, y por otra parte,
constituirán la fuente para estudiar el tema completo.
En esta secuencia, el primer momento se dedica a la lectura silenciosa de los textos. Luego,
los grupos deberán debatir para ponerse de acuerdo acerca de una cantidad de cuestiones: ¿cuá-
les son los aspectos realmente importantes para comunicar de acuerdo con los objetivos de la
tarea?, ¿qué información ya tienen los futuros lectores, y cuál no debe faltar en el resumen?,
¿se copian algunas partes o se parafrasea al autor?, ¿se limitarán a los ítem que les resultaron
más interesantes o incluirán todos los que aparecen en el texto?, ¿respetarán el orden de pre-
sentación del texto original o lo reorganizarán en función de otra lógica, vinculada con sus
objetivos?, ¿conviene incluir subtítulos?, ¿podrán usar el mismo orden para escribir el resumen
que para exponer oralmente?
El maestro podrá intervenir en el trabajo grupal para orientar la tarea, repreguntar y hacer
evidentes problemas que los chicos no han notado.
Los resúmenes grupales pueden intercambiarse para una primera lectura que permita seña-
lar aspectos confusos, omisiones que impiden comprender, redundancias, etc. Luego vuelven
a sus autores para ajustar el texto de acuerdo con las recomendaciones recibidas y elaborar la
versión definitiva que será utilizada como se ha previsto.
◗ “La exposición oral a partir de varios textos”, en: Propuestas para el aula, op.
cit., Segunda Serie.
◗ F. Perelman (2005), “El resumen escrito escolar como práctica de adquisición
de conocimientos”, en: Lectura y Vida, Año 26, Nº 2, junio, págs. 6-21.
32 Eje 3. Saberes específicos
Para que los chicos se conviertan progresivamente en personas capaces de utilizar el lenguaje
escrito de un modo efectivo en todas las situaciones que lo requieran será necesario esforzar-
nos por construir en el aula condiciones que les permitan actuar como verdaderos lectores y
escritores. A partir de la aproximación realizada hasta el momento, podemos ya enunciar algu-
nas de esas condiciones generales:
a) Ofrecer oportunidades para familiarizarse con diversos escritos sociales. Para ello será preciso
incluir en el trabajo del aula –desde el primer grado /año– una variedad de textos rea-
les, además de los específicamente diseñados para la escuela, como los manuales y los
libros de lectura. La lista deberá incluir libros de literatura, científicos, enciclopedias,
revistas, páginas de internet, etc. La disponibilidad permanente de textos variados de
buena calidad y su presentación reiterada en diferentes momentos de la escolaridad
permitirán, además de trabajar sobre lo que los textos contienen, conocer cada vez
mejor cada tipo de texto y apelar a ellos como modelos cuando haya que producir
escritos de esos mismos géneros (por ejemplo, una nota de enciclopedia, un ensayo,
un informe, un relato de ficción, etcétera).
b) Explicitar siempre el sentido con el que proponemos cada actividad, para que los chicos conozcan
el propósito con el cual les pedimos que lean o escriban en una situación determina-
da. Es imprescindible recordar que, en la lectura, el propósito determina en gran parte
el modo de leer que asumimos en cada caso; si no permitimos que los alumnos se ente-
ren y se apropien de los sentidos por los que les proponemos leer, estaremos impi-
diendo que puedan aprender a decidir, por ejemplo, cuándo es necesario leer una o
más veces, dónde detenerse, qué notas tomar, que información desechar, etc. En rela-
ción con la escritura, la necesidad de tener en cuenta el propósito y el destinatario
del texto que producimos nos obliga a resolver problemas específicos como, por ejem-
plo, qué decir, en qué orden, qué omitir, qué sugerir, si el enunciador estará presente
o no en el texto, qué recursos me ayudarán a conseguir el efecto deseado, cómo enca-
denar las ideas, etc. La situación tradicional que supone al docente como único des-
tinatario de los escritos de los alumnos se aleja irremediablemente de la posibilidad
de enfrentar a estos últimos con esos problemas y, por lo tanto, de producir aprendi-
zajes valiosos acerca del uso del lenguaje escrito.
Ministerio de Educación
c) Incluir elementos variados como soporte de las escrituras de los alumnos, de acuerdo con el texto que
escriban, con los propósitos y con los destinatarios: folletos, fascículos, libretas, fichas,
carteles, texto electrónico, etc. Será necesario resignificar el uso del cuaderno o la carpe-
ta de clase para que ya no sean los únicos soportes de los textos escritos por los alumnos.
d) Otorgar tiempo suficiente para permitir distintas aproximaciones a los textos que se pro-
pone leer: exploraciones, relecturas, toma de notas, confrontación de interpretacio-
Lengua 33
nes, vinculaciones con otros textos, etc. Y también tiempo suficiente para desarrollar proce-
sos de escritura que incluyan un plan de texto, actividades previas –como búsqueda de
información y modelos del tipo de texto–, múltiples borradores, revisiones de diver-
sos aspectos, intercambio de roles entre lectores y escritores.
M En(Primera
el CD pueden consultarse las Propuestas para el aula. Lengua EGB 1 y EGB 2
y Segunda series) (2001). Material para docentes del Programa Nacional
de Innovaciones Educativas, Ministerio de Educación de la Nación. En especial la
introducción y las síntesis finales. (En algunas escuelas se encuentran ejemplares
impresos como parte del equipamiento provisto por el MECyT.)
ACTIVIDAD PRESENCIAL 1
1) Lean los apartados “Leer y escribir desde el comienzo: enseñar Lengua en Primer Ciclo”
y “Algunas condiciones generales que harían posible el aprendizaje de la lectura y la escri-
tura en la escuela”.
1) Lean los apartados “Enseñar a leer y a escribir en el Segundo Ciclo” y “Algunas condicio-
nes generales que harían posible el aprendizaje de la lectura y la escritura en la escuela”.
◗ ¿En qué sentido las actividades usuales de lectura y escritura aportan a la formación
de los chicos como estudiantes?
◗ ¿Como ciudadanos?
◗ ¿Como lectores de literatura?
34 Eje 3. Saberes específicos
◗ ¿En qué sentido las condiciones enunciadas favorecerían el trabajo sobre el lengua-
je escrito en cada año/ grado del ciclo? ¿Qué otras condiciones creen que haría falta
construir en cada caso?
1) Lean los apartados “El desafío de enseñar a leer y a escribir” y “Algunas condiciones gene-
rales que harían posible el aprendizaje de la lectura y la escritura en la escuela”.
◗ ¿De qué modo podrían articularse las estrategias de coordinación relativas a cada
uno de los roles institucionales para favorecer la construcción en la escuela de
las condiciones enunciadas? ¿Qué otras condiciones creen que sería necesario
construir?
◗ ¿En qué aspectos la formación de los maestros podría contribuir a generar algunas
de las condiciones enunciadas?
ACTIVIDAD NO PRESENCIAL 1
una exposición oral acerca de un tema específico, enterarse de algún acontecimiento reciente,
informar por escrito a otros compañeros acerca de algún aspecto de la novela o el cuento que
cada uno ha leído, etc. Al hacerlo, se enfrentan con la necesidad de resolver problemas espe-
cíficos vinculados con aspectos semánticos, sintácticos, ortográficos o morfológicos, aun desde
los primeros momentos del primer año, en que muchos problemas aparecen ligados a la cons-
trucción de la alfabeticidad del sistema. Para resolver esos problemas se podrá diseñar secuen-
cias de actividades en las que se lee y se escribe “para aprender a leer y a escribir”. Es decir, al
mismo tiempo que se atiende a los propósitos de la lectura o la escritura en función de una
situación concreta se trabaja para sistematizar los conocimientos lingüísticos que forman parte
de los contenidos a enseñar en cada nivel de la escolaridad.
Los momentos de trabajo sobre aspectos puntuales de la lengua pueden resultar descon-
textualizados, pero los contenidos que se aborden en ellos estarán dotados de sentido porque
aportarán respuestas a los problemas que se debe resolver cuando se emprende una tarea deter-
minada de lectura o escritura.
Los conocimientos que se han de sistematizar a partir de situaciones significativas se
irán convirtiendo en herramientas para el dominio progresivo de los procesos de producción
e interpretación por parte de los niños.
Desde el Primer Ciclo podremos asumir una línea de trabajo que avanza desde el “saber
hacer” hacia la conceptualización de contenidos gramaticales:
ACTIVIDAD NO PRESENCIAL 2
A partir de la lectura del apartado “Enseñar y aprender acerca de la lengua: hacia la sistema-
tización de los contenidos”:
◗ Identifique en los NAP del eje “Reflexión sobre la lengua” de su grado/año aquellos
contenidos que requieren ser transmitidos a través de la práctica; piense y debata
con sus colegas posibles maneras de contextualizar su enseñanza.
◗ Reúnase con los demás maestros de su Ciclo e identifiquen los NAP del eje “Reflexión
sobre la lengua”, entre los que se podría pensar una continuidad para su enseñanza
a lo largo de los tres años. Elijan uno de ellos y piensen maneras articuladas de reto-
marlos y avanzar en cada año.
◗ Hagan una lista de los aspectos vinculados con la reflexión sobre la lengua como con-
tenido escolar que consideran interesantes para debatir con los maestros de su
escuela (o con los estudiantes de profesorado, o con el conjunto de los docentes de
las escuelas de su zona, según el caso). Piensen estrategias concretas para su trata-
miento conjunto.
Hasta aquí hemos realizado un primer acercamiento general a la lectura y la escritura como
Gestión escolar
objetos de la enseñanza escolar en el Primero y Segundo Ciclo. Esta presentación nos permi-
te estimar lo amplio y complejo del tema, y justifica la necesidad de avanzar focalizando cada
vez sobre distintos aspectos.
En la situación de capacitación –como en todas las situaciones didácticas– se impone la
necesidad de tomar decisiones acerca de qué aspectos del objeto privilegiar, cómo organizar
38 Eje 3. Saberes específicos
los contenidos en una secuencia que resulte significativa para los alumnos (o, como en nues-
tro caso, para los docentes), qué reflexiones proponer que permitan conceptualizar la práctica
cotidiana, qué aspectos dejar afuera sin renunciar a la riqueza del análisis... entre otras.
En función de estas necesidades –y con la intención de posibilitar un paso más en la com-
prensión y la instrumentación de nuestra tarea de enseñanza– proponemos tomar como eje de
análisis los procesos de escritura en la escuela.
Durante los procesos de escritura (más que durante los de lectura) los alumnos se enfren-
tarán con problemas que los llevarán a reflexionar sobre aspectos del lenguaje escrito tales como
los recursos discursivos y lingüísticos y la ortografía. Nos interesa, en particular, reflexionar
sobre las posibilidades que la escritura ofrece como instrumento para el aprendizaje.
Trataremos de aportar elementos para pensar en qué sentido las situaciones de escritura
producen efectos en la persona que escribe (y no solo en aquellos a quienes se dirige la escri-
tura), cómo intervenir pedagógicamente vinculando los procesos de hablar y leer con las posi-
bilidades de construir un texto escrito, qué tipo de actividades de escritura podemos proponer
a los niños de Primero y Segundo Ciclo en función de los propósitos que se plantea la escue-
la, y qué condiciones será necesario construir en el aula y en la escuela para que esos aprendi-
zajes sean posibles.
El siguiente fragmento se refiere a las reflexiones que realiza una maestra española de ter-
cer año en relación con los modos de encarar el trabajo con sus alumnos de manera que mejo-
ren la calidad de sus escrituras.
En Barcelona (como aquí) los maestros cursan instancias de actualización pedagógica en
las que tienen la oportunidad de acercarse a nuevos marcos teóricos, nuevos intentos por com-
prender y explicar los problemas de la enseñanza. Pero cuando llega el momento de encarar la
tarea cotidiana con el grupo de alumnos, es el maestro quien debe tomar una cantidad de deci-
siones articulando esos nuevos conocimientos con su experiencia.
Barcelona, escuela pública, primer día de clase. El año anterior las maestras de Primer Ciclo
asistieron a un curso de reciclaje5 cuyo título era “La escritura y el lenguaje escrito: proce-
sos de adquisición y actividades didácticas”, y este año tratarían de instrumentar algunas
de las cosas que se habían elaborado en ese curso.
¿Cómo encararían la enseñanza de la lectura y la escritura? ¿Qué diferencias fundamenta-
les habría este año respecto a lo hecho otros años? (...)
La maestra de tercero (...) tenía el firme propósito de conseguir que sus alumnos disfruta-
ran de la producción de textos, que fueran capaces de escribir un informe de las observa-
ciones realizadas, una nota justificando su inasistencia a clase o solicitando materiales de
estudio. Que pudieran redactar por sí mismos “problemas de matemática’ y la descripción
Ministerio de Educación
5 A pesar de las posibles asociaciones que pueda evocar el término “reciclaje” para los maestros argentinos, resolvimos
transcribir el fragmento tal como figura en el texto original.
Lengua 39
sidad de que cada niño se transforme en un escritor profesional. La idea es que el proceso
de producción de un texto –aunque sea una invitación de cumpleaños– sirva como reor-
ganizador de las propias ideas y expresiones lingüísticas, y no solo como disparador de lo
que podemos producir automáticamente. (De: “Escribir en la escuela” [fragmento], en: L.
Tolchinsky [1993], Aprendizaje del lenguaje escrito, Barcelona, Anthropos.)
40 Eje 3. Saberes específicos
ACTIVIDAD PRESENCIAL 2
Los dos modelos “que aparentemente explicaban los procesos de producción textual” a los
que se refiere la maestra de tercer año han sido elaborados por Marlene Scardamalia y Carl
Bereiter en Canadá en 1987, como resultado de una investigación acerca de la composi-
ción escrita. Intentaban encontrar maneras de describir las diferencias entre los procesos
que siguen los escritores expertos y los novatos. Ellos sostienen que la mayor diferencia
entre ambos procesos es cómo juega el conocimiento en ese proceso, y qué le ocurre a ese
conocimiento durante la escritura. Creen (y nosotros lo compartimos) que esta cuestión
puede tener interesantes implicaciones educativas: pretendemos justamente reflexionar
sobre las maneras de intervenir didácticamente para enseñar a los chicos a usar la escritu-
ra para aprender.
Al avanzar en esta reflexión prestaremos atención a dos advertencias:
El siguiente texto de Ana María Kaufman6 complementa las ideas que se han venido desa-
rrollando.
a) El primer modelo sugiere que la gestación del texto es la siguiente: a partir de una repre-
sentación sobre lo que debe escribir, el escritor localiza los identificadores del tópico y
del género (es decir: del tema y del tipo de texto que se le pide que redacte). Estos iden-
tificadores sirven como pistas para buscar en la memoria y ponen en marcha, automática-
mente, conceptos asociados. Surge así la primera frase del texto. “Una vez que se ha
producido algo de texto (ya sea mentalmente o por escrito) este sirve como fuente adicio-
nal de identificadores de tópico y de género. Estos identificadores adicionales no solo ayu-
dan a la recuperación de contenidos sino que aumentan la tendencia hacia la coherencia,
ya que el próximo ítem que se recuperará se verá influenciado por los ítem previamente
recuperados.” (Scardamalia y Bereiter, op. cit.)
Los autores señalan que este proceso de pensar-decir (o pensar-escribir), puede continuar
hasta que se acabe la hoja o las ideas que vienen a la memoria.
Si nos detenemos un instante aquí, podremos advertir claramente que el conocimiento ade-
cuado de los distintos tipos de texto (evocados como “género” por estos autores) sería una
condición necesaria pero no suficiente para producir buenos textos. (...)
6 A. M. Kaufman (1994), “Escribir en la escuela: qué, cómo y para quién” (fragmento), en: revista Lectura y Vida, Año 15,
Nº 3, septiembre.
7 El entrecomillado corresponde al original.
42 Eje 3. Saberes específicos
muchos casos lo ha logrado) de lo siguiente: si el que enseña explica bien y el que apren-
de (o debe aprender) está maduro y atento, la tarea debe salir impecable o, a lo sumo, con
pocos errores. De esta manera el maestro explica, los niños atienden y luego escriben.
Una vez. Luego el docente corrige. Si no encuentra fallas, ambos están satisfechos. Si apa-
recen pocos errores, la situación es subsanada rápidamente. Pero si el texto presenta dema-
siadas dificultades y debe ser reescrito, algo huele mal en Dinamarca...
Una buena situación pedagógica es aquella que plantea un problema, es decir que los niños
dispondrán de algunos recursos y estrategias para resolverlo y carecerán de otros que debe-
rán construir en el proceso de resolución.
Lo interesante de este punto se relaciona no solo con el perfeccionamiento de la obra sino
con lo que sucede con el que la escribe. El modelo “transformar el conocimiento” alude a
los procesos del escritor y Scardamalia y Bereiter mencionan que numerosos autores expe-
rimentados aseguran que su comprensión de lo que están intentando escribir crece y cam-
bia durante el proceso de composición.
Considero de fundamental importancia reconceptualizar el tiempo de las revisiones, correc-
ciones y reescrituras a fin de que nuestros alumnos no solo produzcan buenos textos sino
que puedan, también, transformar su conocimiento.
M Enescrita
el CD pueden ampliarse los conceptos relativos a los procesos de composición
en:
Para ampliar
ACTIVIDAD PRESENCIAL 3
ACTIVIDAD PRESENCIAL 4
◗ A partir de los textos que han leído y de su propia experiencia, escriban un texto (de
una extensión máxima de una carilla) argumentando la necesidad de proponer situa-
ciones de escritura que favorezcan en sus alumnos procesos orientados a transfor-
mar el conocimiento. Los textos producidos por los diferentes grupos formarán parte
de la fundamentación de un proyecto de capacitación para docentes.
provocan el efecto deseado; tacha, reformula, vuelve a escribir... Durante todo el proceso
se alternan momentos de planificación, de textualización (o escritura) y de revisión. No se
trata de pasos ordenados temporalmente, sino de momentos recursivos, que se desarrollan
a lo largo de la escritura en relación con distintas partes o aspectos del texto que se está
elaborando.
44 Eje 3. Saberes específicos
Una situación escolar que realmente pretenda enseñar a escribir deberá ofrecer a los alumnos
posibilidades y tiempo suficiente para desarrollar, entre otras, las siguientes actividades:
◗ Planificar el texto que escribirán: quién será el destinatario, qué efectos se pre-
tende producir en él; generar las ideas que desarrollarán y un modo tentativo
de encadenarlas; el modo de comenzar, el lugar del enunciador.
◗ Reunir la información necesaria acerca del contenido del texto que escribirán,
pero también acerca de las características del género, los recursos que suelen
utilizar otros escritores.
◗ Intentar múltiples borradores hasta conseguir un texto con el que se sientan con-
formes.
◗ Revisar mientras escriben: volver atrás, cotejar el avance del texto con el plan
previo (modificar eventualmente el plan).
◗ Buscar uno o varios lectores “externos” que colaboren con la revisión y aporten
puntos de vista sobre el desarrollo del contenido.
◗ Tomar críticamente las sugerencias recibidas e incorporarlas a la versión defi-
nitiva.
◗ Pasar en limpio el escrito.
el sujeto que fija la palabra la ve ahora transformada en objeto; y segundo, al fijarla en una
superficie, con materiales que le permiten perdurar, hace posible una comunicación dife-
rida y a distancia. Como consecuencia de esto, el hombre pudo volver sobre sus palabras
en otro tiempo, revisarlas, revisar sus ideas, modificarlas, cuestionarlas. La escritura hizo
posible una reflexión crítica respecto de las ideas propias y ajenas, e hizo posible el análi-
sis y la disección del lenguaje y del pensamiento. (M. Alvarado y A. Yannoteguy (1999),
La escritura y sus formas discursivas, capítulo 1: “La escritura”.)
Lengua 45
Para los escritores expertos la revisión forma parte del proceso de desarrollar y redactar ideas:
revisan para mejorar globalmente el texto; producen cambios locales y generales, afectando
fragmentos extensos del texto, incluidas las ideas principales; dedican tiempo a detectar y modi-
ficar los aspectos del escrito que presentan problemas. (Entre esos problemas, las cuestiones
gramaticales constituyen solo una parte de la revisión: en ningún caso se limita a ellas.)
Las tareas vinculadas con la revisión no ocurren espontáneamente durante la escritura
sino que deben ser enseñadas progresivamente a través de situaciones específicamente desti-
nadas a volver sobre los textos para reformularlos y mejorarlos. Aceptar la necesidad de revi-
sar lo escrito y aprender a hacerlo requiere un trabajo sostenido durante toda la escolaridad,
porque, para ello, es necesario asumir simultáneamente la perspectiva del escritor y coordinar-
la con la del posible lector, y lograrlo no es fácil. Los chicos podrán comprometerse con su
escrito y aceptar retrabajarlo en la medida en que se los incluya, ya desde el Primer Ciclo, en
proyectos y situaciones de escritura auténticos, en los que la revisión tiene sentido porque los
escritos involucran diferentes lectores.
La corrección de los textos resulta una responsabilidad compartida entre cada chico, sus
compañeros –que colaboran como lectores– y el maestro, que orienta la revisión, incita a releer,
pone la atención sobre diversos aspectos, hace notar problemas que no son evidentes para los
alumnos, etc. En las situaciones de revisión los chicos intentan distintas respuestas a los pro-
blemas, discuten e intercambian opiniones entre ellos y con el maestro, consultan otros textos
u otros escritores. Estas tareas implican una actividad reflexiva que les permite, además de cre-
cer como escritores, aprender más acerca del sistema de la lengua.
¿Hasta dónde llegar con la corrección? La calidad aceptable de la versión final de cada
texto –en especial durante las primeras experiencias de escritura– dependerá de la situación
comunicativa en que se inserte. Así, por ejemplo, cuando se escribe para uno mismo, cada autor
revisará aquello que considere necesario para asegurarse la recuperación de lo que escribió.
Cuando los destinatarios son los miembros del propio grupo, el maestro llevará al grupo a visua-
lizar la mayor cantidad de problemas de que sean capaces. Si en cambio el texto será leído por
otras personas, como los padres, se revisará con especial cuidado y solo se dejarán sin corregir
los aspectos que se encuentren muy lejos de las posibilidades de comprensión de los chicos.
Por último, en el caso de un texto que será publicado (como una carta de lectores, un artículo
para la revista escolar, un cartel para la comunidad), es imprescindible que el maestro comple-
te la corrección que los chicos no pueden hacer por sí mismos.
Para ampliar
Sobre revisión de textos se sugiere la lectura de Reparar la escritura. Marco teórico
para la corrección, de D. Cassany (1993), Barcelona, Grao.
Gestión escolar
En tercer grado se ha planteado un proyecto de larga duración; a lo largo del año van a
implementar las acciones que estén a su alcance para mantener la escuela en buenas con-
46 Eje 3. Saberes específicos
diciones. El 23 de abril descubren una caja de luz sin tapa, consideran que no pueden arre-
glarla ellos mismos, y, por lo tanto, se dirigen por nota al presidente de la cooperadora:
Trabajar para conseguir que los chicos se hagan cargo de la revisión de sus escritos de un
modo cada vez más autónomo, comprometiéndose con un proceso que va más allá de los
cambios “cosméticos”, es una tarea de largo plazo. La corrección ha quedado concentrada
tradicionalmente en manos del maestro, quien identificaba y señalaba los errores sobre el
producto terminado, y el alumno se limitaba a aceptar el fallo del maestro, o a enmendar sus
faltas de acuerdo con lo que aquel indicaba. Poner a los chicos en el lugar de verdaderos
escritores implica una redistribución de las responsabilidades dentro del aula que no se logra-
Gestión escolar
rá de un día para el otro sino a lo largo de toda la escolaridad, a partir de decisiones peda-
gógicas compartidas por toda la escuela.
ACTIVIDAD NO PRESENCIAL 3
A partir de la lectura del apartado “Los momentos del proceso de escritura: la importancia de
la revisión” y de la experiencia de escritura grupal realizada en el encuentro presencial:
◗ Debatan con sus colegas del ciclo algunas propuestas didácticas que incluyan la revi-
sión por parte de los chicos de sus propios escritos, teniendo en cuenta las condi-
ciones enunciadas.
◗ Debatan acerca del valor de la reflexión sobre el proceso de escritura por parte de
los docentes, y sobre las posibilidades de abrir espacios para ello en los ámbitos ins-
titucionales.
En las primeras páginas señalamos que la enseñanza de la lengua en la escuela nos enfrenta con
el desafío de conseguir que las actividades de aprendizaje permitan a los chicos reconstruir el
sentido que el lenguaje escrito tiene en la vida cotidiana, a la vez que construir conocimientos
lingüísticos. Para acercarnos a la elaboración de una respuesta posible a este desafío, desarro-
llamos algunos conceptos vinculados con la naturaleza social del lenguaje y la necesidad de
construir dentro de la escuela ciertas condiciones que contextualicen las situaciones de lectu-
Lengua 49
ra y escritura. Por otra parte, hemos intentado visualizar maneras de abordar la reflexión sobre
distintos aspectos del lenguaje, orientadas a sistematizar algunos conocimientos sobre la len-
gua y los textos, con la intención de que, a medida que sean aprendidos, se conviertan en herra-
mientas para el control de la propia producción e interpretación. También nos hemos detenido
a considerar la complejidad de los procesos de composición escrita y las operaciones cognos-
citivas que se ponen en juego al escribir.
Además de las secuencias didácticas de distinta duración y distinto alcance en cuanto a
sus productos, la organización de las actividades por proyectos constituye una modalidad que
ha mostrado posibilidades de responder adecuadamente a las condiciones derivadas de esas
conceptualizaciones.
Los proyectos implican la realización de una serie de tareas unificadas por un propó-
sito conocido y compartido por el docente y los alumnos. Esas tareas han sido pensadas
por el docente de un modo secuenciado, para dar lugar al planteo y la resolución de distin-
tos problemas vinculados con ciertos contenidos. En el transcurso de estas actividades –que
tienen una duración variable desde unos pocos días o una semana, hasta varios meses o
todo el año– el maestro tendrá la oportunidad de enseñar (y los alumnos de aprender) los
contenidos seleccionados.
Los proyectos son realizaciones colectivas de los alumnos con su maestro y, más allá de
que la escritura del texto termine siendo realizada por grupos, individualmente o con el grupo
total de la clase, en todos los casos suponen la resolución compartida de los problemas.
Las propuestas de enseñanza que toman como eje el desarrollo de proyectos de escritu-
ra (que necesariamente incluyen situaciones de lectura), como, por ejemplo, la publicación de
una revista de divulgación científica, la escritura de una antología de cuentos de hadas –o
de brujas, o de piratas...–, la compilación de recetas de cocina criolla, etc., tienden a la reali-
zación de propósitos específicos que tienen un sentido actual desde la perspectiva de los alum-
nos, porque el grupo lleva adelante la realización de una idea a través de la acción. Al mismo
tiempo, se avanza hacia la concreción de los propósitos de enseñanza.
Los niños de 5º año van a editar una revista; tomaron a su cargo los artículos de algunas
secciones, por ejemplo, “Diversiones y entretenimientos”. Además, solicitaron la colabo-
ración del resto de los grados de la escuela que se ocuparían de: noticias de actualidad y
deportivas, avisos y chistes, poesías seleccionadas por los chicos, noticias increíbles halla-
das en diarios y revistas.
Para desarrollar la sección “Diversiones y entretenimientos” los chicos investigaron sobre
el tema, a partir de una guía que elaboraron con el maestro. La guía incluyó:
Gestión escolar
9 Esta experiencia fue realizada en una escuela del Partido de La Matanza por la docente C. Rodríguez, y publicada en:
Plan Social Educativo, Perfeccionamiento Docente EGB, Área de Lengua, Jornadas IX y X (1995), Ministerio de Cultura y Educación
de la Nación.
50 Eje 3. Saberes específicos
Los niños de este quinto año estudiaron, en el área de Ciencias Sociales, el período de nues-
tra historia que va desde la Conquista hasta 1816; ya habían leído, por lo tanto, algunos
textos que describían aspectos de la vida colonial y a ellos volvieron a recurrir cuando el
docente propuso tomar en cuenta “diversiones de otros tiempos”.
Con la información que obtuvieron de los textos, Melina y Carla se encargaron del prime-
ro de los temas.
Fragmento de registro de clase:
Docente: ¿Qué encontraron acerca del tema?
—Algo del candombe y la lambada.
—De la ombligada, no de la lambada.
D: Ah, qué bien... Las danzas de los negros.
—No, también queremos hablar de los tambores que usaban... (Busca en el libro.)
—Podríamos hablar de dónde se reunían para bailar.
D: Bueno, bueno... Decídanse... ¿qué aspectos van a tomar?
—Las danzas y los instrumentos musicales.
—Y vamos a hablar del barrio de Montserrat.
D: Piensen cómo ordenar la información porque el artículo que van a escribir tiene que ser
bastante breve.
En este quinto año el maestro les propone siempre escribir el texto “hasta donde lleguen”
y dejarlo para el otro día. Esta lectura “diferida” permite que los autores se distancien del
texto y tengan más posibilidades de ponerse en el lugar del lector y realizar las primeras
correcciones.
Melina y Carla producen una primera versión manuscrita:
El maestro solo interviene “de paso” haciendo algunas acotaciones con respecto a cuestio-
nes ortográficas. Por ejemplo:
D: ¿La “t” mayúscula, no la saben hacer o se olvidaron de poner mayúscula?
—Ombligada viene de ombligo.
—¿Ombligada va sin hache? —pregunta Melina.
El maestro les alcanza el diccionario; las nenas buscan y tachan la “h”.
Al día siguiente retoman el texto; esta es la segunda versión pasada en computadora:
Las niñas vuelven a leer una revista que habían consultado y agregan información, pues el
texto “quedó muy cortito”.
El maestro leyó con ellas.
D: Arreglaron lo que tenían bien... (Les señala “usan”.) Existían dos variedades... También se
“usaban” otros...
Agregaron información pero está...
—Está mezclado, ¿no?
D: Sí, un poco mezclada la información.
—Sí... la danza con los instrumentos.
D: A ver, esta parte no la entiendo muy bien. (Lee.) Algunos vivían en la casa de sus amos
y otros en su barrio llamado...
Y otros en África...
—Acá se habla de Buenos Aires colonial...
D: ¿Dónde dice?
¿Y cuál era el nombre del barrio?
¿Monserrat o Barrio del Tambor?
¿O tenía más de un nombre?
—¿Vos te acordás, Meli?
Gestión escolar
—Pongamos “había” —dice Carla— así nos queda bien lo que sigue... En la época colo-
nial había muchos negros en Buenos Aires. Algunos negros...
—Algunos —dice Melina, que es la que está escribiendo—. Dejo “algunos vivían” porque
se entiende mejor... —Al realizar la escritura Melina también altera el ordenamiento sin-
táctico de la oración, pero no lo advierte.
—¿Cómo podemos hacer para que no queden tan mezcladas las danzas con los instrumen-
tos? —pregunta Carla a su maestro.
D: Sepárenlo, prueben poniendo por un lado lo de las danzas y por otro lado lo de los ins-
trumentos. Para ver cómo queda; después siguen arreglando.
—Bueno, probemos... —Y Melina escribe: “Una de las costumbres que tenían los negros
era bailar el candombe...”. Dudan y buscan en el texto cómo continuar.
Una de las costumbres que tenían los negros era bailar el candombe y la ombli-
gada que se bailaba chocando panza con panza y batiendo las palmas y todos
formaban una rueda para concluir la danza. Mientras unos bailaban otros toca-
ban los tambores.
Existían dos variedades de este instrumento, el chiquito llamado tamboril
y el grande macu. También se usaban otros tipos de instrumentos: maracas y
marimbas.
El maestro relee el texto antes de decidir la edición definitiva. Comprueba que se entien-
da, que no haya errores de ortografía ni de puntuación.
El maestro:
Reflexiones gramaticales
Primera versión:
Ma 16-9-1806
El Pato un juego peligroso
El Pato es un juego que da mucho que hablar, se juega en el campo; con gente
montada a caballo que va en busca de un pato para envocarlo en un cesto y
convertir una anotación como consecuencia del alto nivel de rivalidad la alta
velocidad de los caballos, hace que chocan entre sí, provocando muertos y
heridos.
El Cabildo, por pedido expreso de la Iglesia niega sepultura eclesiastica a
aquellos que por su desgracia llegacen a falleser en tan barbaro juego.
Manuel y Bruno
Gestión escolar
Segunda versión:
y convertir una anotación. La rivalidad y la alta velocidad hacía que los juga-
dores chocaran entre sí provocando muertos y heridos. El Cabildo por pedi-
do expreso de la Iglesia prohibió tan “bárbaro juego” y negó sepultura
eclesiástica a los que llegacen a falleser en el juego.
Última versión:
Los niños leen, conversan en los grupos, consultan con el maestro y con los autores y anotan.
D: El grupo de Melina, ¿qué anotó?
Melina: Se armaron lío con los verbos.
Mercedes: La primera estaba copiada de lo que leyeron.
D: ¿Cómo copiada?
Lucio: Dice (lee): El Cabildo niega sepultura... Si ahora el Cabildo es un museo...
Mercedes: En la primera está en presente... como si fuera ahora.
Bruno: Porque la habíamos sacado de una revista.
Manuel: No, de un diario de mil ochocientos (duda). De un diario de esa época.
D: ¿Qué opinan los otros grupitos?
Pablo: ¿Qué opinamos de qué?
D: De los verbos en la primera versión...
Ministerio de Educación
Manuel: Va en pasado...
D: ¿Es el único cambio que se produce?
(Silencio.)
Mercedes: Pusieron en la época de la colonia...
D: (Anota en el pizarrón.) El texto lleva los verbos en pretérito porque refiere hechos que ocu-
rrieron en la época de la colonia.
Me parece que esta conclusión no es correcta. (Lee:) El pato es un juego... está en presente...
Bruno: El pato sigue siendo un juego. Bueno, ya hicimos otra versión.
D: Bueno, en los mismos grupos lean qué pasa con la versión final... y anoten los cam-
bios...
(Sigue el registro.)
Al día siguiente el docente les pide a los niños que comparen los textos “La diversión de
los negros” y “El pato, un juego peligroso”.
Esta es la conclusión provisoria a la que llegan:
Estos dos textos son informativos: comienzan con una presentación general
y luego separan los diferentes temas o subtemas en párrafos.
Reflexiones ortográficas
Mientras los niños están produciendo los diferentes artículos de la revista, el docente inter-
viene varias veces indicando que corrijan algunos de los errores ortográficos:
Por otra parte, el docente recoge algunos de los errores que aparecen en los textos y pro-
pone que los niños reflexionen acerca de ellos.
El maestro escribe estos dos ejemplos en el pizarrón:
Melina y Carla descubren que ellas habían puesto todo al revés: “llegasen a fallecer”.
En clases posteriores, el maestro retomó estas reflexiones para profundizar acerca de los
verbos, la sintaxis oracional, etcétera.
La interacción en la clase
Nuestro modo de entender el lenguaje escrito como una práctica de naturaleza social –y no
solo como un proceso intelectual– implica tener presente que su aprendizaje no se resuelve en
solitario, en el encuentro entre el niño y el texto que debe leer o escribir; requiere establecer
en el aula determinadas formas de interacción entre el docente, los alumnos y el conocimien-
to a ser enseñado. El maestro genera contextos dentro del aula en los que la lectura y la escri-
tura son necesarias para cumplir funciones reales, y construye condiciones para que los alumnos
se relacionen entre ellos y con el lenguaje escrito como lectores y escritores verdaderos. En
este marco, los chicos se irán apropiando progresivamente, a lo largo del trabajo sostenido
durante toda la escolaridad, de los derechos y las responsabilidades que implica participar de
Ministerio de Educación
la cultura letrada.
La escuela brinda un espacio privilegiado para la construcción social de los conoci-
mientos, en el que los miembros del grupo no son solamente individuos que aprenden sino
que son también colaboradores en un trabajo compartido de interpretar y producir textos
adecuados a cada situación; para llevar adelante la enseñanza del lenguaje escrito los niños
hablan, leen y escriben en distintas situaciones que combinan instancias colectivas, grupa-
les, por parejas o individuales. Para decidir sobre la forma de organización más adecuada a
Lengua 57
cada caso será conveniente tener en cuenta algunos aspectos que pueden colaborar con la
elaboración de criterios.
tores/escritores, y a las que deben poder responder por sí mismos. Las situacio-
nes de trabajo grupal pueden diluir este compromiso al distribuirlo entre sus
miembros, y aun cuando los grupos trabajen muy bien no debe suponerse que
los logros colectivos aseguran la misma calidad de los aprendizajes a nivel indi-
vidual. Esta afirmación no implica de ningún modo abandonar o restringir las
58 Eje 3. Saberes específicos
situaciones grupales sino, por lo contrario, potenciar las posibilidades de los chi-
cos a través de la articulación con situaciones individuales.
◗ Trabajar en todos los niveles con todas las modalidades de organización. Las
situaciones de lectura o escritura colectivas son muy frecuentes en los primeros
años porque permiten al maestro mostrar cómo resolver problemas que los chi-
cos aún no están en condiciones de identificar o solucionar por su cuenta (por
ejemplo, al leer textos completos en primer año), o porque le permiten liberar-
los de los problemas de la textualización para que puedan prestar atención a
otros aspectos de la narración (por ejemplo, cuando escribe al dictado en el piza-
rrón). Pero las situaciones colectivas de lectura y escritura presentan posibili-
dades muy interesantes también durante el Segundo Ciclo. Por ejemplo, cuando
se enfrenta la lectura de un texto que resulta complejo el maestro tiene la opor-
tunidad de mostrar el comportamiento de un lector adulto explicitando estra-
tegias lectoras que le permiten inferir ideas implícitas, reponer información,
buscar información extra, pasar por alto problemas que no resultan pertinentes
para el propósito de la lectura, etc. Cuando coordina frente a todos la escritu-
ra de un texto con el aporte del grupo, comparte los problemas y las decisiones
Ministerio de Educación
que se le van planteando a medida que avanza en la composición del texto. Estas
situaciones son especialmente provechosas cuando se trata de enseñar maneras
de usar la escritura como apoyo de la lectura para estudiar: la elaboración colec-
tiva de resúmenes, síntesis, cuadros de sistematización de la información, etc.,
constituye uno de los pocos modos de acceso a estas prácticas.
Lengua 59
M Enanálisis
el CD puede consultarse el artículo de D. Lerner, “La autonomía del lector. Un
didáctico”, en: Lectura y Vida, Año 23, N° 3.
ACTIVIDAD PRESENCIAL 5
Analicen la experiencia sobre el proyecto “Publicación de una revista”, tomando los aportes
de los apartados “¿Por qué trabajar por proyectos?” y “La interacción en la clase”. Se sugiere
la siguiente guía:
Gestión escolar
2
Matemática
Presentación
◗ La matemática.
◗ Por qué y para qué se enseña matemática en la escuela.
◗ Qué es aprender matemática.
◗ Qué actividad matemática esperamos de nuestros alumnos.
◗ Qué vamos a evaluar.
¿Qué significa saber multiplicar? ¿Alcanza con que una persona resuelva una división para reco-
nocer el dominio que tiene sobre dicha operación? ¿Y las propiedades, cuándo intervienen?
¿Cuál es la relación entre problemas y cuentas? Estos son algunos de los interrogantes sobre
los cuales vamos a trabajar, intentando construir propuestas áulicas.
Cabe destacar en esta breve introducción que se parte de considerar la matemática como
una construcción humana y, desde esa concepción, vamos a pensar acerca de cómo enseñarla
en la escuela. Para ello, proponemos un ida y vuelta de los conceptos de la disciplina a las pro-
ducciones de los chicos, de la matemática que utilizan las personas en las situaciones de su
vida cotidiana a la matemática escolar.
Matemática y sociedad
A lo largo de la historia, los seres humanos se enfrentaron a todo tipo de problemas, y a algu-
nos de esos problemas los resolvieron contando, midiendo, calculando, es decir, utilizando
conocimientos matemáticos. El uso de calendarios para regular cosechas y vida religiosa, la
contabilidad necesaria para las transacciones comerciales, la búsqueda de regularidades para
poder predecir un fenómeno físico, la medición de terrenos para la agricultura, la producción
de fórmulas que dan cuenta de una relación entre magnitudes, la estimación de cantidades para
una construcción son tan solo algunos ejemplos.
Podemos sostener –es una verdad epistemológica– que gran parte del conocimiento
matemático surgió de la interacción de las personas entre sí y con su medio, para dar res-
puesta a distintos problemas y necesidades. La matemática evoluciona a partir de la resolu-
ción de problemas.
ACTIVIDAD PRESENCIAL 1
a) Realice un listado de las nociones o los procedimientos matemáticos que usa en su vida
adulta, fuera del ámbito escolar.
b) Intente una clasificación de acuerdo con aquellos que aprendió como alumno en la escue-
la primaria y otras nociones o procedimientos que fue adquiriendo a lo largo de su vida.
Ministerio de Educación
1 E. Ferreiro (1998), “Hijos del analfabetismo: Propuestas para la alfabetización escolar en América latina”, Buenos Aires,
Siglo XXI.
Matemática 63
10, 20, 30, 40, 50, 60, 70, 80, 90, 100, 110, 120, 130, 140, 150, 160, 170...
Por otra parte, ya refiriéndonos a “las cuentas”, cuando los chicos calculan con dinero
parece que utilizan una especie de monitoreo interno del orden de magnitud del resultado;
cuando resuelven un cálculo escolar generalmente no hacen ninguna anticipación del orden de
magnitud del resultado, posiblemente porque ha sido aprendido de manera mecánica, es decir,
aplicando reglas sin hacer la reflexión correspondiente. Cuando se trató de aproximar el saber
64 Eje 3. Saberes específicos
extraescolar al saber escolar, algunos niños que confiaban en su dominio del cálculo con dine-
ro descubrieron que podían encontrar así la manera de resolver las cuentas; otros –también
hábiles en las cuentas con dinero– mantuvieron disociados los resultados, convencidos de que
es perfectamente posible obtener cierto resultado con las monedas y otro con lápiz y papel, a
pesar de que las cantidades involucradas y la operación realizada eran las mismas.
ACTIVIDAD PRESENCIAL 2
A partir del breve relato de la investigación, ¿cómo podría interactuar la escuela con los cono-
cimientos matemáticos que estos niños poseen?
◗ Si los niños resuelven con éxito los cálculos que aprendieron trabajando y no los que
se les enseñó en la escuela, ¿por qué y para qué se enseña matemática en la escuela?
Para ampliar
Sugerimos la lectura del texto de A. D. Schliemann “Escolarización formal versus expe-
riencia práctica en la resolución de problemas”, que forma parte de En la vida diez,
en la escuela cero, libro que integra la biblioteca docente de su escuela.
Le proponemos que identifique las ideas principales que sostiene la autora para dar
cuenta del título del capítulo.
Matemática y escuela
Ministerio de Educación
Parafraseando a Yves Chevallard,2 la sociedad en que vivimos puede ser descrita como una
“obra” o construcción humana que, a su vez, está repleta de otras “obras”. Desde esta idea, la
escuela también es un ejemplo de una obra humana, donde se pone a los alumnos en contacto
2 Y. Chevallard, J. Gascón y M. Bosch (1997), Estudiar matemáticas. El eslabón perdido entre enseñanza y aprendizaje, Barcelona,
Horsori.
Matemática 65
con muchas otras. Toda producción humana evoluciona y tanto la escuela como lo que en ella
se enseña son obras abiertas, inacabadas, en permanente reconstrucción y que evolucionan
según las demandas y necesidades de la sociedad.
El hecho de que se enseñe matemática en la escuela responde a una necesidad a la vez
individual y social: cada uno de nosotros debe saber un poco de matemática para poder resol-
ver, o por lo menos reconocer, los problemas con los que se encuentra mientras convive con
los demás. Por otra parte, todos debemos mantener los saberes matemáticos que poseemos
como sociedad, producto de nuestra época y cultura, y que dan lugar a nuevas preguntas que
permiten avanzar sobre nuevos conocimientos.3
A nuestro entender, una de las características que debe poseer una “obra” para formar parte de aque-
llo que debe conocer toda persona es, además de que la sociedad considere su estudio interesante
por sí mismo, la de ayudar a acceder a muchas otras obras de la sociedad. Desde hace ya un tiem-
po, y en la actualidad, la matemática forma parte del proyecto educativo de nuestra sociedad.
Consideramos fundamental que en la escuela se prioricen aquellas enseñanzas capaces de
desarrollar modos de pensamiento que posean validez y aplicabilidad de carácter general. Un
sujeto formado en este aspecto posee una asimilación crítica y reflexiva de los modos de pen-
samiento fundamentales, como son, entre otros, el deductivo, el experimental, el histórico.
Si se logra que todos nuestros alumnos logren desarrollar estos modos de pensamiento,
seguramente estarán en mejores condiciones para las distintas tomas de decisión que deban rea-
lizar, reconociendo en algunos casos el carácter provisorio de los modelos explicativos4 y gene-
rando auténticas tareas de investigación. De esta manera, las distintas áreas de conocimiento,
construcciones culturales de valor para la sociedad, como la matemática, aparecen no solo desde
su carácter informativo, sino formativo, siendo este último el que da valor sustancial al traba-
jo matemático con los chicos en la escuela.
Numerosos han sido los factores que han dado lugar a la construcción de saberes matemáticos
pero, como ya se mencionó, uno de los principales ha sido la resolución de problemas de dis-
tinto origen: problemas cotidianos, de otras ciencias e internos a la matemática.
Gestión escolar
3 Es importante aclarar que los conocimientos se producen en un contexto particular, es decir, surgen en función de una
determinada finalidad, mientras que los saberes son productos culturales. La tarea de hablar de los conocimientos sin
referirse al contexto en el que surgieron, de vincularlos con otros, de reconocer su campo de validez, da cuenta del
pasaje de los conocimientos en saberes.
4 En términos de Brun (1994), “Los saberes se toman como modelos para comprender y describir organizaciones en
funcionamiento”.
66 Eje 3. Saberes específicos
Sin embargo, pocas veces se tiene en cuenta que el saber matemático no ha sido elaborado de
manera sencilla, de una vez y para siempre. En cada época y comunidad existieron dificulta-
des, avances y retrocesos que dieron lugar a un tipo de trabajo particular: investigaciones, bús-
quedas, simulaciones y experimentaciones, demostraciones, nuevas preguntas, hasta lograr
formalizar un conocimiento, para darle estatus de saber. Este camino, recorrido desde un pro-
blema o pregunta hasta su formalización, no es lineal y, a veces, ha demandado muchos años
de arduos trabajos.
ACTIVIDAD PRESENCIAL 3
A partir de la lectura del párrafo de Bernard Charlot (1986), extraído de La epistemología implí-
cita en las prácticas de enseñanza de las matemáticas, responda las preguntas que se formu-
lan a continuación.
En verdad, el rigor del pensamiento y del lenguaje sigue siendo uno de los objeti-
vos esenciales del aprendizaje de las matemáticas. Pero, precisamente, se trata de
un objetivo y no de la base o el punto de partida de la pedagogía de las matemáti-
cas. El alumno debe aprender a ser riguroso, pero él solo puede llegar a serlo si su
actividad le muestra la necesidad (...)
El punto de partida de la actividad matemática no es la definición sino el problema.
Si ciertos alumnos, a pesar de todo, aprenden matemática con la estrategia pedagó-
gica actual, es ante todo en los momentos donde ellos resuelven los problemas y
deben, para resolverlos, construir un saber matemático apoyándose en las migajas
que han asimilado de los cursos y de algunos párrafos del manual que pudieron com-
prender solos. Desgraciadamente ellos aprenden al margen de la estrategia peda-
gógica oficial, por sí mismos, mientras que el profesor no está allí para ayudarlos a
sobrepasar los obstáculos y profundizar su pensamiento.
(...) Lo esencial no es saber qué propone el problema, sino si tiene sentido para el
alumno, si le permite desarrollar una actividad intelectual y construir los saberes
matemáticos. El curso magistral precediendo el momento de la investigación activa
del alumno no me parece que constituya un método pertinente de enseñanza de la
matemática. Será mucho más eficaz si el maestro, en lugar de presentar los conte-
nidos matemáticos, parte de problemas e introduce los conceptos como instrumen-
tos para resolver esos problemas.
Ministerio de Educación
Desde esta perspectiva, se considera que la enseñanza de la matemática debe permitir a los
niños “entrar” a una obra, a un tipo de cultura y racionalidad matemática diferente de la coti-
diana, distinta de la de otras áreas del conocimiento. Se trata de una forma de pensamiento
y de cultura particular, con la cual se debe tener contacto en la escuela, ya que no es posible
abordarlo en otro lugar. O sea, desde la enseñanza, una vez seleccionados los contenidos, el
problema consiste en cómo reconstruir las obras matemáticas para que puedan ser aborda-
das en la escuela.
Se plantea, en consecuencia, que la matemática en el aula debe relacionarse con el queha-
cer matemático antes descrito. Los alumnos deben tener oportunidad de, entre otras cosas:
Se trata de permitir a los alumnos que exploren las características del pensamiento matemá-
tico, vincularse con esta forma particular de producción, introduciéndolos en la complejidad
que tiene esta tarea.
ACTIVIDAD PRESENCIAL 4
Si usted es docente
liza el tipo de tareas recién enunciadas u otro tipo de actividades más tradicionales
para trabajar un determinado tema?
◗ ¿Qué lugar queda para que los niños elaboren una conjetura si se elige cierto reco-
rrido que prioriza la enseñanza de los algoritmos para operar?
68 Eje 3. Saberes específicos
◗ ¿En qué medida los alumnos tienen margen para asumir la responsabilidad de su pro-
pia producción a partir de las propuestas que presenta en la clase?
◗ ¿Cuál es el lugar para el intercambio entre pares?
2) ¿Qué condiciones debe generar en el trabajo con los chicos para lograr que participen
en el tipo de tareas enunciadas?
Si usted es directivo
◗ ¿Qué indicaciones se les pueden dar a los maestros para ayudarlos en la gestión de
una clase en la que los niños tienen mucho para decir sin que esto desdibuje la figu-
ra del docente?
A partir del listado acerca del tipo de tarea que debe ofrecerse como experiencia del queha-
cer matemático:
En la antigüedad, solo los hombres sabios sabían dividir. Nuestros antepasados emplearon
Ministerio de Educación
métodos muchos más lentos y engorrosos, y, si un escolar del siglo XX pudiera trasladarse
tres o cuatro siglos atrás, sorprendería a nuestros antecesores por la rapidez y exactitud de
sus cálculos aritméticos. El rumor acerca de él recorrería las escuelas y monasterios de los
alrededores, eclipsando la gloria de los más hábiles contadores de esa época, y de todos
lados llegaría gente a aprender del nuevo gran maestro el arte de calcular.5
5 I. Saiz (1994), “Dividir con dificultad o la dificultad de dividir”, en: Parra y Saiz (comps.), Didáctica de las matemáticas,
Matemática 69
Este párrafo intenta poner sobre la mesa tanto la concepción de la matemática como una produc-
ción de un tiempo y lugar determinado, como la provisoriedad de los conocimientos.
“Si consideramos la matemática como una ciencia en permanente construcción, los con-
ceptos y procedimientos que la componen son válidos provisoriamente.” Es decir, pensamos
que la manera particular que conocemos hoy para resolver las operaciones con números natu-
rales, por ejemplo, no es otra cosa que una construcción cultural, la mejor manera que encon-
tramos hasta este momento de responder a algunos problemas.
Para supervisores
A partir de los materiales mencionados, organice una reunión con los directivos
de su región o zona para debatir la viabilidad de las propuestas que en ellos se
enuncia. De ser necesario, proponga que se elaboren las modificaciones que con-
sideren pertinentes.
Reiteramos el concepto: la matemática es una manera particular de pensar, es decir, que la acti-
vidad matemática, además de resolver problemas, de elaborar conjeturas y validarlas, implica
también poder reconocer:
Buenos Aires, Paidós. Este libro pertenece al equipamiento de las escuelas PIIE, Ministerio de Educación, Ciencia y
Tecnología de la Nación.
70 Eje 3. Saberes específicos
Por un momento, antes de ponernos “a pensar en una clase para los chicos”, detengámonos a
reflexionar sobre los algoritmos para resolver multiplicaciones y divisiones. Recordemos que
un algoritmo es una lista ordenada de pasos a seguir en un determinado proceso. Es decir, se
trata de una sucesión de acciones necesarias para resolver, en nuestro caso, un cálculo.
Socialmente, existen algoritmos reconocidos como los habituales para resolver cada ope-
ración. Esos algoritmos tienen íntima relación con el sistema de representación de los núme-
ros. Por lo tanto, a lo largo de la historia, la manera de hacer las cuentas sufrió los vaivenes
vinculados con los distintos sistemas de numeración.
ACTIVIDAD PRESENCIAL 5
1) Egipcia: 28 x 9 = 252
1 28
2 56
4 112
8 224
* 82 17
Ministerio de Educación
* 41 34
* 20 68
* 10 136
*5 272
* 2 544
*1 1.088
Matemática 71
1 5 3 4
1 2
2 0 6 8
3 1 2 6
3 6 0 8 4
3 9 8 8 4
Cada uno de los algoritmos que se acaban de presentar da cuenta de la manera en que se repre-
sentaban los números y del estado de conocimiento matemático que poseían los pueblos que
los utilizaban.6
M Enlizarel con
CD se presentan distintos algoritmos para resolver divisiones. Se propone rea-
ellos un trabajo similar al efectuado con los presentados para multiplicar,
a los efectos de ampliar lo realizado respecto de las propiedades.
6 Algunos pueblos aborígenes de América se caracterizaron por un importante desarrollo matemático. Cabe mencionar
el sistema de numeración por quipus de los incas o la manera de representación de los mayas con reglas del sistema
posicional y hasta un símbolo para el cero. En el territorio argentino, varios pueblos habían logrado sistemas de repre-
sentación oral, antes de la colonia. Sin embargo, ninguno de esos pueblos llegó a establecer una manera o algoritmo
para resolver las cuentas.
72 Eje 3. Saberes específicos
ACTIVIDAD PRESENCIAL 6
a) En la parte final del apartado “Qué matemática, qué enseñanza, qué aprendizaje” se da
un listado de tareas que hacen al quehacer matemático propuesto. ¿Qué tareas del lista-
do realizó al resolver la Actividad presencial 5?
b) Identifique las propiedades de las operaciones que puso en juego en esa actividad.
c) En el contexto de este curso, ¿cuál puede ser la intención didáctica de presentar dicha
propuesta de trabajo?
Con el equipo docente, realicen un listado de todas las tareas realizadas durante la actividad
de los algoritmos e intenten su clasificación.
◗ ¿De qué manera llevaría esta propuesta u otra similar a sus clases?
◗ Analice los diferentes momentos del encuentro.
Actividades no presenciales
En la serie Cuadernos para el aula. Primer Ciclo EGB se desarrollan los contenidos implicados
en el desarrollo del presente enfoque.
◗
Ministerio de Educación
En una reunión de equipo docente, proponga realizar un listado de los contenidos implica-
dos en el desarrollo del presente enfoque, según la lectura de la serie Cuadernos para el
aula. Primer Ciclo EGB.
A partir del texto de Charlot, elabore una propuesta de clase para trabajarla con sus alumnos.
El siguiente método se atribuye a Mustafá de Ankara El-Kotur que, en su libro Canto a Dornaca
(1025), decía: “Multiplicar es la operación cuyo objeto es hallar un número que sea respecto
de otro dado lo que otro número dado es respecto de la unidad”.
Su método era el siguiente:
936 x 4 = (9 x 100 + 3 x 10 + 6) x 4
= 9 x 4 x 100 + 3 x 4 x 10 + 6 x 4
= 36 x 100 + 12 x 10 + 24
= 3 x 1.000 + 6 x 100 + 1 x 100 + 2 x 10 + 2 x 10 + 4
= 3 x 1.000 + 7 x 100 + 4 x 10 + 4 = 3.744
Si usted es docente
A continuación se presentan tres algoritmos distintos para dividir, extraídos de libros de texto
que circulan en la actualidad.
Si usted es directivo
En una reunión de equipo, debata las ventajas y desventajas de cada uno de los algoritmos que
se presentan en esta actividad. Realice un listado con los distintos argumentos utilizados.
Para comenzar, cabe aclarar que al operar aritméticamente se relacionan dos o más números
para obtener un resultado. Suma, resta, multiplicación y división son consideradas las opera-
ciones básicas, pero no son las únicas estudiadas por la Matemática.7
7 Cuando se escucha hablar de cálculos, técnicas para calcular, redondeo, es inevitable que tales referencias conduz-
can a pensar en operaciones con números. Pero, ¿es posible definir operaciones con otros objetos, distintos de los
Matemática 75
Numerosas investigaciones didácticas se han realizado vinculadas con el aprendizaje de las ope-
raciones. Pese a esto, su enseñanza sigue siendo hoy un problema para muchos docentes.
¿Qué significa que un alumno sabe multiplicar o dividir? ¿Es tan solo resolver una cuen-
ta? ¿Qué relación tiene esta con los problemas? Estas son algunas de las preguntas con que
podemos introducir una problemática de la enseñanza de la matemática. Pero antes de conti-
nuar, es conveniente aclarar que se espera que al finalizar su escolaridad básica los alumnos ten-
gan un dominio sólido de las operaciones básicas. Dicho dominio incluye:
ACTIVIDAD PRESENCIAL 7
a) Busque ejemplos que permitan aclarar los aspectos que hacen al “dominio” de una ope-
ración en particular, por ejemplo, la multiplicación.
b) Confronte sus respuestas con las de otros colegas.
Por ello, se propone un tipo de trabajo escolar que apunta a que los alumnos se ubiquen en
una posición de abordar los problemas con los recursos disponibles, desde una posición de
dominio intelectual, donde es fértil la diversidad de relaciones que se ponen en juego. Tal
cual lo enuncia Charlot en el texto transcrito, supone romper con una concepción para la cual
el mundo matemático abstracto es para unos pocos, en contraposición a pensar que la acti-
vidad matemática es un trabajo cuyo dominio es accesible a todos mediante el respeto de
ciertas reglas.
La comprensión que pueda tener cada chico acerca de las distintas reglas del hacer mate-
mático compromete en gran medida su posición frente a esta disciplina, sus posibilidades de
emprender un proyecto personal de aprendizaje, su sensación de éxito o fracaso. Es por eso
que representa un desafío y un compromiso de la escuela sostener un trabajo que incluya a todos
Gestión escolar
los alumnos en su tratamiento. Esto significa generar condiciones para que cada chico pueda
números? Efectivamente, es posible, por ejemplo, trabajando con los puntos de un plano, al considerar la “operación”
que a cada par de puntos p y q le hace corresponder el punto medio del segmento pq.
76 Eje 3. Saberes específicos
evolucionar en sus conocimientos, a partir de actuar con las situaciones propuestas, confron-
tando sus ideas con otros.
Respecto del trabajo con las operaciones, en contraposición con esta idea de “dominio”, la
falta de desafío que trae para los chicos la algoritmización de la matemática escolar puede con-
tribuir a cierta posición de ajenidad que muchos de ellos manifiestan al avanzar en su escolari-
dad en relación con el área de Matemática. Esta posición respecto del conocimiento aparece en
la medida en que se trasmite la idea de que ciertas nociones o técnicas son “algo importante” aun-
que él no entienda para qué sirven. De ese modo, al cerrar el tratamiento de los problemas o de
los procedimientos para resolver un cálculo a un único tratamiento posible se tiende a generar
una posición de dependencia del alumno que puede comprometer su escolaridad futura.
En este marco, nos proponemos abordar los problemas que conlleva el proceso de apren-
dizaje de las operaciones de multiplicación y división. Al centrarnos en esta temática, es impor-
tante incluir los siguientes aspectos:
En los distintos lineamientos curriculares las operaciones aparecen como uno de los ejes de
la enseñanza y, pese a que, en general, se explicita que no es recomendable que el trabajo
matemático se organice exclusivamente alrededor de las cuentas, estas llevan tiempo y esfuer-
zo tanto dentro de la escuela como en las tareas para la casa. Pese a todo, los chicos siguen
sin tener control de los pasos que realizan o los resultados que obtienen.
En este marco, se propone debatir el siguiente párrafo que pertenece al Documento de
Actualización Nº 4 (GCBA, 1997).
tenían que aprender primero a realizar las cuentas y luego a resolver los problemas
en los que se aplica cada operación. Desde esta perspectiva, los problemas se pre-
sentan como ejercicios de aplicación y evaluación de las operaciones.
Sin embargo, sabemos que para que los alumnos puedan conocer las ocasiones de
empleo de cada operación no alcanza con saber hacer las cuentas, es necesario, ade-
más, convertir los problemas en objetos de trabajo en el aula.
Matemática 77
(...) Creemos que la enseñanza directa de los algoritmos con su posterior aplicación
en problemas, como el abandono del cálculo, son el resultado de una falsa dicoto-
mía: cuentas versus problemas. Esta dicotomía oculta el complejo interjuego exis-
tente entre los procedimientos y recursos de cálculo y la construcción y ampliación
de sentido de las operaciones. Efectivamente, usar propiedades de las operaciones,
anticipar, estimar, controlar resultados, son recursos que ponen en juego el senti-
do de las operaciones, a la vez que constituyen herramientas imprescindibles para
abordar nuevos problemas.8
a) En una reunión de Ciclo, con el equipo docente, se plantea trabajar con un par de cua-
dernos o carpetas por grado escolar.
A partir de las producciones escolares, seleccione alguna de las operaciones en un
determinado campo numérico e identifique el tiempo escolar (o espacio en el cuader-
no) destinado a:
◗ problemas, y
◗ cuentas.
Desde nuestra propuesta, intentar responder estas cuestiones significa que los alumnos reco-
nozcan qué problemas se resuelven con esas operaciones y también que puedan establecer las
relaciones existentes entre la multiplicación y la división y otros contenidos que ya dominan,
como, por ejemplo, ciertas regularidades en la representación de los números o las operacio-
nes de suma y resta.
Al resolver una variada gama de problemas, los chicos deben seleccionar los modos ade-
cuados para llegar a la respuesta utilizando para ello algunos conocimientos ya adquiridos y
otros que surgen de la interacción con distinto tipo de situaciones. Poder llegar a la respuesta
no implica solo desplegar técnicas operatorias sino también otras estrategias que ponen en
juego, por ejemplo, las relaciones entre las operaciones.
Gestión escolar
En el trabajo escolar, es fundamental que los alumnos puedan decidir sobre la pertinencia
de utilizar una u otra operación construyendo, además, mecanismos de control sobre lo que están
haciendo. Es decir, se trata del dominio tanto en lo que respecta al tipo de operación a utilizar
para llegar a la resolución como de los resultados numéricos que obtengan al operar.
Consideramos que el dominio de los mecanismos de cálculo no permite a los niños resol-
ver todos los problemas ligados a estas operaciones. Por ello, se propone para el aula un tipo
de quehacer matemático que propicie el desarrollo por parte de ellos de las capacidades para
analizar datos, anticipar y tomar decisiones respecto de las estrategias de resolución, analizan-
do la pertinencia entre las anticipaciones y lo que va decidiendo en cada paso.
Es necesario aclarar que esta manera de plantear el trabajo en el aula no deja de lado los
algoritmos de las operaciones, la manera convencional o no de resolver los distintos cálculos.
Nuestro planteo valora especialmente el trabajo conjunto, el abordaje complementario de los
aspectos vinculados con los distintos significados de cada uno de estos conceptos y aquellas
tareas relacionadas con lo que habitualmente se denominan en la escuela “cuentas”. Desde esta
perspectiva, se espera que en la programación de la enseñanza se propongan actividades en las
que el debate sobre las posibles maneras de resolver las operaciones sea un trabajo que habili-
te a los alumnos en la construcción de las propiedades involucradas en ellas, ya que, como ya
se mencionó, son parte de estos conceptos matemáticos.
ACTIVIDAD PRESENCIAL 8
El siguiente texto extraído del libro Enfoques puede resultar un buen disparador para deba-
tir entre colegas. El trabajo pertenece al prestigioso matemático argentino Luis Santaló. A
partir de su lectura, desarrolle argumentos a favor y en contra de la siguiente propuesta.
… Iniciar en la matemática formativa. Hay que tender a que los alumnos no solamen-
te operen, sino que piensen y empiecen a razonar. No hay duda de que ello es posi-
ble: a la edad de la escuela primaria los alumnos conocen los juegos que implican
razonamiento y se trata tan solo de modelar estos razonamientos dándoles forma
matemática. Hay que saber las reglas y la operatoria del juego, pero hay que saber
elegir, en cada caso, las reglas apropiadas. La enseñanza clásica pone más énfasis en
las operaciones mismas que en su planteo y organización previa.
(...) El alumno debe participar en el aprendizaje, debe sentirse motivado por los pro-
blemas y debe intentar resolverlos por sí mismo, apelando a todos los recursos a su
alcance y no pensando en recordar tal o cual regla o fórmula de las que ha apren-
dido y figuran en el texto o manual. Los conocimientos no deben ser “embucha-
Ministerio de Educación
claro” una cuestión borrosa. El alumno, por otra parte, se acostumbra más fácilmen-
te a recordar que a razonar: la memoria es pasiva, el razonamiento es acción, que
supone mayor esfuerzo. De aquí que, si la misión del maestro es que los alumnos
aprendan un determinado programa en un cierto tiempo, no hay duda de que el
método memorístico es el mejor. Los alumnos aprenden a recitar programas, que-
dan contentos los inspectores, pero no han aprendido matemática (L. Santaló et al.
[1994], Enfoques. Hacia una didáctica humanista de la matemática, Buenos Aires,
Troquel).
¿De qué manera se puede utilizar el párrafo anterior para explicar en una reunión de padres
la manera de trabajar matemática en su escuela?
Es importante reiterar que pueden considerarse distintos tipos de aprendizajes que involucran
a la multiplicación. El espacio de problemas relacionado con esta operación abarca aquellos
que se resuelven con la idea de “tantas veces como”, introduciendo las primeras nociones de
proporcionalidad directa, las de combinatoria, las estrategias de cálculo mental, las propieda-
des, las diferentes técnicas de cálculo. Para comenzar, se distinguen aquellos problemas que
permiten construir los diversos significados de la multiplicación, a saber:
Problemas de proporcionalidad
Se trata, en general, de los problemas que aparecen en la escuela, ya que permiten partir de la
suma para luego avanzar hacia escrituras multiplicativas. Por ejemplo: “Tengo 7 paquetes de
figuritas, cada uno contiene 5 figuritas, ¿cuántas figuritas tengo en total?”.
Este problema involucra una relación de proporcionalidad entre paquetes y figuritas que
es posible representar a través de una tabla de valores –que puede construirse en forma hori-
zontal o vertical– que da cuenta de sus propiedades:
Paquetes 1 2 3 4 5 6 7
Figuritas 5 10 15 20 25 30 35
Los problemas que aparecen en los libros de texto en los primeros grados pertenecen a este
tipo, ya que el cálculo que responde al problema enunciado puede resolverse a través de 7 x 5,
Gestión escolar
ACTIVIDAD PRESENCIAL 9
Si bien no se espera que en los primeros años de la escuela los chicos reconozcan las propie-
dades de la proporcionalidad, sí es común que las utilicen de manera intuitiva a partir de la
resolución de este tipo de problemas. Por otra parte, estas situaciones se complejizan durante
el transcurso del Segundo Ciclo en función no solo del rango de los números –con más de dos
cifras–, sino con respecto al campo numérico involucrado (racionales positivos, ya sea como
expresiones fraccionarias o decimales), dando lugar a otros significados.
Plantear este tipo de situaciones desde primer grado tiene como finalidad realizar un
trabajo colectivo, donde la reflexión acerca de las resoluciones es fundamental. En la con-
frontación de procedimientos, los chicos pueden reconocer cómo, en este tipo de situacio-
nes, a diferencia de otras en donde aplicaron la adición, no se suman los números que aparecen
en el enunciado.
Hasta aquí, hemos sostenido la idea de que los problemas de proporcionalidad per-
miten otorgar sentido a la multiplicación en tanto operación que puede resolver cierto tipo
de situaciones; del mismo modo, el concepto de proporcionalidad adquirirá sentido en fun-
ción de la diversidad de problemas que se planteen, que no se agotan en los presentados
para abordar la multiplicación. Es necesario tener en cuenta que, cuando aparecen en la
escuela problemas de porcentajes o de escalas o de equivalencias en distintos sistemas de
medida, los chicos ya han construido algunos procedimientos para abordarlos, a partir de lo
trabajado con la multiplicación. Por ello, es adecuado mostrar las relaciones existentes entre
lo que ya saben y lo nuevo de estas situaciones, para profundizar su estudio. Lo “nuevo”,
entonces, apunta al análisis de las relaciones entre variables, la noción de constante y el tipo
de trabajo que se genera alrededor de la formulación conceptual de las propiedades de pro-
porcionalidad.
ACTIVIDAD PRESENCIAL 10
10 El libro que se menciona, C. Broitman (1999), Las operaciones en el Primer Ciclo, Buenos Aires, Novedades Educativas,
forma parte de las obras proporcionadas por el PIIE.
82 Eje 3. Saberes específicos
Y también:
◗ Ana quiere darle a cada una de sus amigas 5 semillitas de girasol. Si tiene 45 semilli-
tas, ¿a cuántas amigas podrá darle?
◗ Mi mamá quiere hacer una torta y necesita 25 galletitas de chocolate. Si en cada
paquete vienen 5, ¿cuántos paquetes necesita?
De las investigaciones didácticas surge la importancia de trabajar con los chicos variedad
de problemas distintos, donde cada operación cobre sentido. En este camino, un gran
aporte fue realizado por Gérard Vergnaud (1976), quien define al campo conceptual de
las estructuras multiplicativas como el espacio de problemas que se resuelven por medio
de multiplicaciones y divisiones, tal como sucede con los problemas de proporcionali-
dad. La importancia de vincular nociones pertenecientes a un mismo campo conceptual
reside en el hecho de que el trabajo con estas demanda el mismo tipo de operaciones y
relaciones.
Para resolver estas situaciones, al principio los niños recurren al conteo. A partir de las dificul-
tades que se les presenten en sucesivos problemas (por ejemplo, porque el piso tiene una alfom-
bra que no permite contar todas las baldosas, o bien porque el terreno es demasiado grande),
buscan otros procedimientos: suman reiterando una de las magnitudes dadas y, finalmente,
Ministerio de Educación
resuelven multiplicando.
M Enciónel CD se presentan diez producciones de chicos de tercer grado, al resolver una situa-
donde la multiplicación aparece en organizaciones rectangulares de baldosas.
Frente al planteo, algunos niños comienzan combinando todos con todos, pueden hacer lista-
dos o dibujar, encontrando muchos casos, pero no la totalidad. En la clase se debe proponer:
n factores decrecientes
Gestión escolar
¿cómo nos aseguramos de que están todas las posibilidades? Y, quizá, proponer el armado de
cuadros o diagramas de árbol.
Frutilla
Ananá
Chocolate
Limón
Durazno
Frutilla
Ananá
Vainilla
Limón
Durazno
Frutilla
Ananá
Dulce de leche
Limón
Durazno
Aclarando un poco estas ideas, en este tipo de problemas subyace el tratamiento de cómo orga-
nizar los datos o colecciones de manera que ningún caso quede sin contabilizar (exhaustivi-
dad). Listados, cuadros, diagramas de árbol son algunos de los recursos que se ponen en juego.
Por otra parte, en este tipo de situaciones, la multiplicación aparece como la operación perti-
nente para resolverlos, es la operación que anticipa el registro y el conteo de cada caso.
ACTIVIDAD PRESENCIAL 11
A continuación se presenta una secuencia para abordar la multiplicación que fue realizada
por un grupo de docentes mexicanos en 1984, a partir de una investigación llevada a cabo por
la CINVESTAV.11 Le proponemos que la analice en función de las siguientes preguntas:
◗
Ministerio de Educación
11 I. Fuenlabrada (resp.), M. Dávila y C. Espinosa (1984), La multiplicación. Las máquinas que multiplican y los arreglos rectangu-
lares. Cuaderno de trabajo N° 4, del Laboratorio de Psicomatemática, México, DIE-CINVESTAV.
Matemática 85
Material
Consignas de trabajo-ficha
1) Con el material, fabricá todos los barcos diferentes que sea posible hacer. Los triángu-
los son las velas y los trapecios, los cascos de los barcos.
3) ¿Estás seguro de que construiste todos los barcos diferentes que se pueden hacer?
Escribí una manera de registrar los barcos construidos, para que no haya duda de que
“están todos los que deben estar”.
4) ¿Sabés a qué barco se refieren cuando se habla del barco verde y rojo? ¿Qué tipo de
acuerdo puede establecerse para que expresiones de ese tipo (“barco verde y rojo”) no
resulten difíciles de reconocer?
5) Una de las convenciones posibles para designar a los barcos puede ser “decir primero
el color de la vela y después el del casco”. Con esta convención o con la que hayas idea-
do, designa los barcos construidos, según el diagrama presentado a continuación.
12 Respecto de la enseñanza de la división, se recomienda la lectura del artículo “Dividir con dificultad o la dificultad de
dividir”, de Irma Saíz (1994), en: Didáctica de matemáticas, Buenos Aires, Paidós Educador. El libro forma parte de las
obras proporcionadas por el PIIE.
86 Eje 3. Saberes específicos
ficado de las operaciones, donde las técnicas de cálculo pueden ser trabajadas a partir de las
estrategias de resolución puestas en juego por los chicos a partir de estos.
Sin embargo, cabe aclarar que la enseñanza del concepto de división debe contemplar
el estudio de la relación dividendo = divisor x cociente + resto, por lo que se debe proponer
un conjunto de problemas que permita a los niños analizar esta relación a lo largo de toda su
escolaridad, otorgando sentido a cada uno de los números en juego, atendiendo particular-
mente a estas relaciones.
Se trata de las situaciones en las que para dar la respuesta se debe hallar el valor resultante de
cada parte, producto de una distribución. Por ejemplo: “Doña Carmencita nos regaló 17 galle-
titas, ¿cuántas nos toca a cada uno, si somos 5 chicos?”.
Enfrentados al problema, los niños, para resolverlo, suelen usar como recurso el dibujo
Ministerio de Educación
de las galletas y los chicos, haciendo un esquema con líneas que permita dar cuenta de la vincu-
lación entre ambas colecciones; en ocasiones ensayan con algunos números, intentando obte-
ner una distribución equitativa. O sea, si eligen el 2, lo repiten 5 veces, una por cada chico;
luego suman, ven si sobra o no, y si sobra buscan otro número para seguir repartiendo.
Al igual que con las otras operaciones, para avanzar hacia aquellos procedimientos que
involucren números es necesario aumentar el rango de las cantidades que se utilizan. Por ejem-
plo: “Para ir de excursión, 40 chicos junto a 3 maestros van a viajar en 5 combis. ¿Cuántos via-
Matemática 87
jan en cada camioneta, si todas llevan la misma cantidad de personas, sin contar a los chofe-
res?”. O: “355 alumnos de una escuela se van de campamento. Cuentan con 12 micros esco-
lares. ¿Cuántos alumnos deben viajar en cada micro, para que en todos vaya la misma cantidad
de personas?”. En este caso, además de resolver el reparto equitativo, deben analizar qué hacer
con los alumnos restantes.
M enseñanza
En el CD se encuentra el Documento Nº 2 (2001), Orientaciones didácticas para la
de la división en los tres ciclos de la EGB, de la provincia de Buenos Aires.
Le recomendamos realizar la lectura de las primeras páginas donde se propone el
trabajo en primer grado, a partir de repartos no equitativos. (Disponible también
en: www.abc.gov.ar/lainstitucion/sistemaeducativo/egb)
Al igual que en el caso anterior, también se trata de hallar el cociente y el resto, pero la dife-
rencia consiste en que se conoce el valor de cada parte. Para aclarar el tema se considera nue-
vamente un problema de reparto ya analizado:
◗ Doña Carmencita nos regaló 17 galletitas, ¿cuántas nos toca a cada uno, si somos
5 chicos?
◗ Doña Carmencita nos regaló 17 galletitas. Si quiero dar 5 a cada chico, ¿para
cuántos chicos me alcanzan las galletas?
Ambos problemas se resuelven utilizando 17 ÷ 5, dando como resultado 3 y resto 2. Para quie-
nes reconocen que se trata de problemas de división resuelven la cuenta sin notar diferencias.
Pero para algunos niños la tarea involucrada en cada caso es distinta.
◗ En el segundo, se conoce el valor de la parte, son 5 galletas para cada uno, pero
es necesario averiguar en “cuántas partes” puedo dividir el total de galletas; para
dar la respuesta no es posible repartir de uno en uno, se debe ir restando 5 a 17,
y luego determinar cuántas veces se pudo realizar esa operación.
Como se mencionó al comenzar a trabajar con problemas de división, los números que inter-
vienen y cómo se relacionan dan lugar a cuestiones que es importante considerar.
Respecto del resto, al margen de que su condición matemática en el conjunto de los natu-
rales indica que se trata de un número mayor o igual a cero y menor que el divisor, es intere-
88 Eje 3. Saberes específicos
sante debatir en clase si se puede seguir repartiendo lo que sobra, o no. En este sentido, dos
problemas que permiten confrontar al respecto pueden ser:
◗ Julio tiene 28 autitos para repartir en partes iguales entre 8 chicos, ¿cuál es la
mayor cantidad de autitos que puede dar a cada uno?
◗ Julio tiene 28 alfajores para repartir en partes iguales entre 8 chicos, ¿cuál es la
mayor cantidad de alfajores que puede dar a cada uno?
ACTIVIDAD PRESENCIAL 12
a) Caracterice cada uno de ellos, indicando (de ser posible) a qué aspecto hace referencia.
1) Se quiere repartir 20 globos entre 6 chicos, de manera que a todos les toque la misma
cantidad. ¿Cuántos globos le corresponde a cada chico?
2) Se quiere repartir 20 globos entregando 6 a cada chico, ¿para cuántos chicos alcanza?
Ministerio de Educación
3) Se quiere colocar 110 figuritas en un álbum. En cada página entran 8 figuritas. ¿Cuántas pági-
nas se pueden llenar?, ¿cuántas figuritas más se necesitan para completar otra página?
4) Hay 725 pasajeros para ser trasladados a un congreso en ómnibus. En cada ómnibus
pueden viajar 45 personas. ¿Cuántos micros se necesitan? ¿Pueden viajar más perso-
nas sin agregar otro ómnibus?
Matemática 89
5) Para las fiestas de carnaval se quieren ubicar 3.500 sillas en la plaza. Por las dimen-
siones, se pueden colocar 150 butacas por fila, ¿cuántas filas se pueden armar?
¿Sobran sillas?
9) Se dividió un número por 13, el cociente dio 4 y de resto, 12. ¿Cuál es el número
que se dividió?
10) Se dividió un número por 13 y el cociente dio 4. ¿Cuál es el número que se dividió?
11) Una madera de 12 m se corta en 5 pedazos iguales. ¿Cuál es la longitud de cada tramo?
12) Si debemos repartir 178 pesos entre 12 personas, ¿cuánto le corresponde a cada una?
Luego de resolver la actividad anterior, proponga a los docentes debatir acerca de:
◗ ¿Cuál es el objetivo de proponer problemas diferentes? ¿No es más difícil para los
niños reconocer tanta diversidad?
◗ ¿De qué manera se puede continuar una vez realizada dicha clasificación? Justifique
su respuesta.
90 Eje 3. Saberes específicos
Actividades no presenciales
En el marco de una investigación13 referida a la imagen que los niños van construyendo res-
pecto de la Matemática, frente a las preguntas “¿Para qué sirve la suma?”, “¿Por qué sumas?”,
sobre un total de cuarenta chicos entrevistados, los resultados obtenidos fueron:
Desarrollo
intelectual
Situaciones de la
vida infantil
Situaciones de la
vida adulta
Ejercicios
escolares
En su escuela, ¿cómo imagina que perciben los chicos la Matemática? ¿Cómo quisiera que
fueran sus respuestas? ¿Cómo puede intervenir al respecto?
14
M aborda
En el CD se encuentra parte del video del Programa Nº 15 de 12(ntes) donde se
el trabajo didáctico respecto de la enseñanza de la multiplicación en el
Primer Ciclo.
d) Proponga una manera de continuar, utilizando como recurso las sugerencias que figu-
ran en el apartado “Plantear situaciones para multiplicar y dividir con distintos significa-
dos” (págs. 73 a 83), de la serie Cuadernos para el aula. Matemática 2.
13 Moreno Montserrat et al. (1983), “La enseñanza de la matemática y el aprendizaje de la alineación”, en: La pedagogía
operatoria, Barcelona, Laia.
14 Programa dirigido a docentes, emitido por Canal 7, gentilmente cedido por la producción.
Matemática 91
A partir de compartir el video, ¿qué propuesta de trabajo organizaría con los docentes de su
escuela?
Respecto de la gestión de una clase de multiplicación, ¿qué otros aspectos trabajaría con un
grupo de futuro docentes? ¿Por qué?
ACTIVIDAD NO PRESENCIAL 6
(Grupal, de entrega obligatoria)
En el Tercer Ciclo, se busca fortalecer el sentido de las operaciones a través de problemas que
exijan el análisis de los elementos que forman parte de esa operación. La intención es que
los alumnos se enfrenten a situaciones a través de las cuales deban trabajar la fórmula divi-
dendo = divisor x cociente + resto, no solo como comprobación de una cuenta ya realizada,
sino como una relación que permite analizar y anticipar resultados. La familiaridad con la ope-
ración en el marco de los números naturales es un buen punto de apoyo para el tratamiento
de lo general, que es un tema característico de este ciclo.
1) Proponer una cuenta de dividir en la que el divisor sea 45 y el resto, 12. ¿Hay una sola?
¿Cuántas hay? ¿Por qué?
2) Proponer una cuenta de dividir en la cual el divisor sea 5 y el cociente, 12. ¿Hay una sola
cuenta? ¿Cuántas hay?
3) Proponer cuentas de dividir en las cuales el cociente sea 12 y el resto, 6. ¿Cuántas hay?
4) ¿Es posible que en una cuenta de dividir, el dividendo sea 32, el cociente 12 y el resto 1?
¿Por qué?
◗ ¿Qué necesitan saber los alumnos para poder enfrentar estos problemas? ¿Qué
deben haber trabajado en el Primer Ciclo? ¿Y en el Segundo?
◗ Elaboren un listado de acuerdos respecto del trabajo con problemas de división de
primero a séptimo grado.
Mientras la construcción de sentido de una operación implica poder diferenciar las situa-
ciones que resuelve de las que no, los algoritmos implican la comprensión de las relacio-
nes entre una serie de pasos encadenados que se ponen en marcha frente a determinada
información, la comprensión de las leyes del sistema de numeración en el que están repre-
sentadas las cantidades y de las propiedades del conjunto numérico con que se opere.
(...) En síntesis, se trata de: problematizar la enseñanza de las operaciones a partir de con-
siderar los procedimientos de cálculo como herramientas para resolver problemas y como
objeto de reflexión.15
Cada vez que se comienza el trabajo escolar con un nuevo campo de problemas se debe tener
en cuenta que se trata de una cuestión compleja, tanto para los alumnos que inician su apren-
dizaje como para el docente que tiene que planificar su enseñanza. Pero esta complejidad no
debe resultar tan costosa que se traduzca en que los niños no puedan aprender al término del
proceso estipulado para tal fin, que, en el caso de los algoritmos de multiplicación y división,
es de aproximadamente dos años. Desde esta perspectiva didáctica, se debe partir de los cono-
cimientos construidos hasta el momento buscando establecer relaciones entre lo viejo y lo
nuevo, sin esperar que los niños sustituyan en forma inmediata lo que les resulta familiar por
algo menos conocido. Partiendo desde esta perspectiva es probable que el aprendizaje de los algo-
ritmos tradicionales resulte menos costoso.
Para avanzar, es necesario hacer mención, aunque sea de manera sucinta, el modo en que
Ministerio de Educación
tradicionalmente se enseñan estas operaciones, para así poder ampliar nuestras opciones
didácticas. Esto se sostiene considerando que un nuevo concepto se construye a partir de los
conocimientos anteriores, porque, enfrentados a distintas situaciones, los alumnos amplían y
complejizan su uso, o los rechazan.
15 M. Agrassar (2000), “La enseñanza de las operaciones en los primeros años de la escolaridad”, en Estrategias de enseñan-
za de la Matemática, Buenos Aires, UVQ.
Matemática 93
ACTIVIDAD PRESENCIAL 13
Realice el análisis didáctico de la clase; para ello, puede considerar las siguientes cuestiones:
Para su trabajo de formación, es importante analizar los libros de texto que circulan en las
escuelas donde sus alumnos realizarán las prácticas.
Se trata de comparar en distintas propuestas editoriales, por ejemplo, la manera en que abor-
dan el trabajo con las técnicas de cálculo para multiplicar, es decir, los algoritmos de multi-
plicación.
Para realizar esta tarea es útil tener en cuenta:
a) La estructura:
◗ Variedad de situaciones;
◗ preguntas abiertas;
Matemática 95
◗ Aplicación de reglas/definiciones;
◗ variedad de representaciones;
◗ relación con otras operaciones;
◗ uso de las propiedades.
Por otra parte, avanzando con el trabajo algorítmico, los chicos necesitan disponer de un conjun-
to de cálculos sencillos para resolver ciertos problemas y para realizar otros más complejos; por
ejemplo, es útil saber que 8 x 7 = 56 para luego resolver 80 x 70. Memorizar ciertas relaciones
numéricas es, sin duda, un recurso indispensable. En este sentido, es necesario trabajar en la cons-
trucción de un repertorio multiplicativo, donde la Tabla Pitagórica juega un papel fundamental.
Apoyándose en el algoritmo de la suma, es de esperar que los alumnos avancen con estra-
tegias de cálculo dando lugar a alguno de los algoritmos no convencionales que ya fueron
presentados.
Entre los recursos memorizados con que los niños deben contar, se encuentra la multi-
plicación por la unidad seguida de ceros. Para ello, se pueden abordar algunos problemas con
cálculos de diferentes números x 10, x 20, x 30, x 100, x 200, etc. Esto es necesario ya que el
algoritmo tradicional por dos o tres cifras es más complicado, pues lleva en sí varias aplicacio-
nes de la propiedad distributiva.
ACTIVIDAD PRESENCIAL 14
Gestión escolar
Usar que el resultado de 1.345 x 96 es 129.120, para establecer, sin hacer la multiplicación, el
resultado de:
96 Eje 3. Saberes específicos
1.345 x 32
2.690 x 96
2.690 x 48
◗ ¿Qué se debe trabajar en el Segundo Ciclo para que los alumnos puedan resolver
estas situaciones al continuar su escolaridad?
◗ ¿Qué tipo de trabajo matemático se está propiciando?
◗ ¿Qué condiciones se deben favorecer en la clase para que este tipo de trabajo forme
parte de ellas?
◗ En esta actividad, ¿cuál es el lugar de la argumentación en el trabajo matemático?
◗ En general: ¿desde qué momento de la escolaridad se puede comenzar a “debatir”
en Matemática? ¿Por qué?
Dado que se trata de un material de circulación masiva, se sugiere trabajar entre cole-
gas algunos elementos que, desde el mismo título, generan debate.
Luego de su lectura, respondan:
ACTIVIDAD PRESENCIAL 15
Continuando con el estudio de la división iniciado en el Primer Ciclo, los niños pueden anti-
cipar el cociente, apoyándose en una serie de productos memorizados. En el caso de continuar
la exploración del concepto con números naturales, el estudio de los divisores de un número
se apoya en la división exacta, es decir, la división con resto 0; apuntando al análisis de las rela-
ciones multiplicativas entre los números desde una perspectiva estrictamente matemática.
Por ello, cabe destacar que dentro de la concepción que se adopta respecto del cálculo
mental17 se considera tanto el cálculo exacto como el aproximado, el oral como el escrito. A
partir de las dificultades que se plantean en relación con los resultados que los niños obtienen
en sus cálculos de dividir, se pueden abordar actividades diversas que les permitan trabajar en
las aulas con resultados estimativos, anticipaciones previas y, así, controlar posteriormente los
resultados exactos. De esta manera los chicos pueden, antes de realizar un cálculo algorítmico
o con calculadora, obtener un resultado anticipado y controlar el obtenido posteriormente.
Por todo lo expuesto hasta aquí, surge como una necesidad comenzar con diversos pro-
blemas de división, en los que gran parte del esfuerzo consista en comparar y analizar los dis-
tintos procedimientos puestos en juego por los chicos, haciendo visibles las relaciones entre
las operaciones conocidas y la nueva. O sea, parece fundamental socializar para el conjunto de
la clase la idea de que esos problemas se pueden resolver sumando, restando, multiplicando, o
realizando más de un tipo de cálculo. El trabajo, entonces, es sobre el análisis de las diversas
Gestión escolar
expresiones para registrar los cálculos. Al mismo tiempo, de manera complementaria, se deben
acercar propuestas que favorezcan el dominio de un conjunto de cálculos multiplicativos, aque-
17 En el siguiente apartado se trabaja, de manera particular, con propuestas áulicas que contemplan el cálculo mental de
números naturales, para avanzar con la multiplicación y la división.
98 Eje 3. Saberes específicos
llos que conforman la Tabla Pitagórica y, también, multiplicaciones por la unidad seguida de
ceros. También se puede proponer la resolución de cálculos “horizontales”, de divisiones con
y sin resto, como por ejemplo:
1.000 ÷ 5 61 ÷ 10 = 6 y sobra 1
3.000 ÷ 6 53 ÷ 5 = 10 y sobra 3
3.500 ÷ 7 70 ÷ 5 = dos veces 7 = 14
Este tipo de abordaje permite presentar un algoritmo extenso, donde el dividendo es conside-
rado globalmente, sin descomponerlo, y donde aparecen las multiplicaciones y restas que se
van efectuando.
ACTIVIDAD PRESENCIAL 16
Se presenta una serie de actividades que pueden ser abordadas para avanzar en el control de
los resultados de las cuentas de división.
2) Sabiendo que:
36 x 10 = 360
36 x 100 = 3.600
36 x 1.000 = 36.000
Ministerio de Educación
36 x 10.000 = 360.000
Las propuestas presentadas en la actividad anterior sirven a los alumnos para desarrollar estrate-
gias de control. El uso de diferentes maneras de resolver los cálculos, sobre todo aquellas que dan
cuenta de estrategias personales, favorece el análisis acerca de la pertinencia de los resultados
obtenidos, ya que los niños se apoyan en relaciones entre el sistema de numeración y las propie-
dades de las operaciones. Por otra parte, en el caso de la división el trabajo de encuadramiento
del cociente no solo favorece la anticipación y el control de los resultados, sino que en los gra-
dos superiores permite analizar la relación existente entre dividendo, divisor, cociente y resto.
Se considera que a partir de este trabajo reflexivo cobra sentido el algoritmo, pese a que
se obtiene una forma de representación más extensa, que debe ser condicionada en el trabajo
en clase, para acercarlos de manera paulatina al algoritmo que es socialmente aceptado.18
Para aclarar esto, se muestran dos posibles maneras de resolver 6.630 ÷ 24.
– 6.630 24
–
6.630 24
2.400 100 4.800 200
4.230 1.830
– –
2.400 100 1.680 70
1.830 150
– –
480 20 144 6
1.350 6 276
–
480 20
870
–
480 20
390
–
240 10
150
–
120 5
30
Gestión escolar
–
24 1
6 276
18 Para ampliar el análisis didáctico de este abordaje y sistematizar el trabajo se sugiere la lectura del Documento Nº 4, del
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, op. cit.
100 Eje 3. Saberes específicos
M Ensin elsaber
CD, se incluye un artículo del matemático Adrián Paenza, “Cómo dividir
las tablas de multiplicar”, aparecido en el diario Página/12 el 10 de
setiembre de 2006.
Cálculo mental
“El cálculo aritmético está ligado a la necesidad de resolver múltiples situaciones. La naturaleza
y el contexto del problema determinan el grado de exactitud exigido en la respuesta y la necesi-
dad de uno u otro tipo de cálculo.”19 Esta reflexión da cuenta de que el tipo de cálculo, el instru-
mento utilizado, la técnica puesta en uso dependen de la situación que se deba resolver.
La estimación de una compra en el supermercado, el cálculo de los ingredientes en una
receta, la preparación de un presupuesto familiar para una salida o el festejo de un cumplea-
ños, la determinación del importe de un descuento son situaciones que, en lo cotidiano, nos
enfrentan con cálculos mentales. Por lo tanto, nadie pone en duda que son socialmente impor-
tantes. Sin embargo, cuando se lleva esto a la escuela, para algunos se asocia indefectiblemen-
te a la repetición memorística de las tablas o a la capacidad admirable que ostentan algunas
personas para realizar ese tipo de cálculos.
Por otra parte, varias veces se ha mencionado la necesidad de trabajar con cálculos men-
tales, otorgándoles estatus de “contenido” en el aula. Este tipo de cálculo se refiere al “conjun-
to de procedimientos que, analizando los datos por tratar, se articulan sin recurrir a un algoritmo
preestablecido, para obtener resultados exactos o aproximados”.20 En su abordaje, es posible
distinguir dos cuestiones:
19 G. Chemello (1997), “El cálculo en la escuela: las cuentas ¿son un problema?”, en: Los CBC y la enseñanza de la matemáti-
ca, Buenos Aires, A-Z Editores.
20 C. Parra (1994), “El cálculo mental en la escuela primaria”, en: Didáctica de la matemática, op. cit.
Matemática 101
Como plantea el equipo Ermel (1991): “El cálculo mental es el dominio privilegiado en el que
se debe dejar a los alumnos asumir su individualidad y utilizar a fondo el grupo para dar a cada
uno la ocasión de adherir a las soluciones propuestas por otros”.
ACTIVIDAD PRESENCIAL 17
1) Analice los cálculos para anticipar cuáles darán el mismo resultado. Explique cómo se pensó.
6 x 2 x 10 = 12 x 100 =
60 x 2 = 6 x 10 x 2 x 10 =
6 x 2 x 10 x 10 = 6 x 20 =
2) a) Multiplicar 7 x 20 resulta fácil. ¿Cómo se puede utilizar esa cuenta para calcular 7 x 19?
b) Calcule mentalmente:
3 x 19 5 x 19 70 x 19 30 x 19
3) Si se conocen los primeros cuatro productos, ¿se pueden completar los otros sin volver
a hacer toda la cuenta? Explique cómo se pensó.
2 x 26 = 52 6 x 26 =
3 x 26 = 78 8 x 26 =
4 x 26 = 104 20 x 26 =
5 x 26 = 130 50 x 26 =
260 x 30 =
Gestión escolar
360 x 30 =
460 x 20 =
5) La multiplicación y la división por 10, 100, 1.000, etc., ayudan a resolver otros cálculos.
Por ejemplo, para resolver 36 x 5 se puede tener en cuenta que el resultado es la mitad
de 36 x 10 = 360, ya que 5 es la mitad de 10. Es decir, 36 x 5 = 360 ÷ 2 = 180.
Investigue que cálculos pueden ser útiles para resolver:
31 x 50 = 52 x 25 =
480 ÷ 5 = 2400 ÷ 25 =
6) Complete la tabla, indicando en qué columna está el cociente de cada una de las divi-
siones. En cada caso, justifique la anticipación.
Es importante destacar que la gestión de una clase en la que se proponga este tipo de activida-
des requiere de las mismas condiciones que para cualquier actividad matemática en general, por
lo cual, se debe favorecer que los alumnos anticipen, conjeturen, argumenten en la producción
y el análisis de las distintas expresiones matemáticas que involucren en la resolución de los cál-
culos planteados.
En este camino, las intervenciones del docente deben propiciar el intercambio para socia-
lizar aquellos acuerdos y conocimientos generados en estos espacios. Es tarea del docente iden-
tificar los conocimientos que se van elaborando, sobre todo aquellos que pueden tener un
carácter de aplicación más general.
Por otra parte, no se trata de que estas propuestas sean abordadas de manera aislada,
sino que debe ser contemplada su secuenciación en el proyecto formativo del área.
La construcción paralela y vinculada del cálculo pensado y del cálculo automático requie-
re que se lleven adelante, sistemáticamente, dos tipos de actividades:
– un trabajo de memorización de repertorios y reglas, a medida que se han ido cons-
truyendo, y
Ministerio de Educación
21 Ibídem.
Matemática 103
La calculadora
Las calculadoras estimulan la actividad matemática. Hacer hipótesis es uno de los rasgos
de una actividad matemática más abierta en la que los niños exploran los problemas numé-
ricos con menos dirección del profesor, con más oportunidad de tomar decisiones, y con
una mayor libertad para discutir, para identificar los problemas, para definir sus términos,
para establecer sus propios límites y, en general, para trabajar como matemáticos... (Fielker
[1986], Usando las calculadoras con niños de 10 años, Valencia, Generalitat Valenciana).
◗ Resolver problemas.
◗ Tomar decisiones.
◗ Producir estrategias propias.
◗ Comparar y apropiarse de estrategias ideadas por otros.
◗ Controlar los recursos que utiliza y sus resultados.
Esto no significa que las cuentas, los algoritmos tradicionales para resolver las operaciones
no deban estar en la escuela, sino que deben acompañarse con otras herramientas. Es nece-
sario un cierto dominio de las estrategias de cálculo pero, respecto de ese dominio, es indis-
pensable proponer actividades que muestren a los alumnos sus límites de utilización, así
como otras técnicas y otros instrumentos. Según lo abordado en el apartado anterior, el
desarrollo de estrategias de cálculo mental, por ejemplo, es un recurso que no debe faltar
en las clases de Matemática, así como la estimación de los resultados de las operaciones.
Gestión escolar
22 Se hace uso de las categorías de organización que figuran en el Documento Nº 6: Aportes didácticos para el uso de la calcula-
dora en los tres ciclos de la EGB (2001), provincia de Buenos Aires, www.abc.gov.ar/lainstitucion/sistemaeducativo/egb
104 Eje 3. Saberes específicos
bajo en el aula. Los números involucrados deben ser tomados como variables didácticas,23 es
decir, deben adecuarse según las condiciones y los propósitos que el docente quiera darle a la
situación.
Además de conocer el teclado es necesario hacer visibles ciertos aspectos del funcionamiento
de las calculadoras, que no son evidentes. En este sentido, un par de ejemplos pueden ser:
Otro elemento a tener en cuenta es la diferencia entre la calculadora estándar, que realiza los
cálculos a medida que se incorporan, y la calculadora científica, que contempla la jerarquía de
las operaciones. En este caso:
Como ya se vio, muchas veces los niños trabajan con el algoritmo tradicional de cálculo sin
tener una real comprensión de su funcionamiento. En esos casos, puede resultar de utilidad pre-
sentar actividades en las cuales deban acercarse al resultado de una cuenta a través de otras ope-
raciones, generando estrategias propias.
Por ejemplo:
23 Ciertas características de una situación de enseñanza pueden ser modificadas por el docente a fin de cambiar las estra-
tegias de resolución necesarias para resolverla. De este modo, también cambian los conocimientos que se ponen en
juego. Estas características variables se denominan “variables didácticas”.
Matemática 105
Ya abordamos la necesidad de que los chicos aprendan a controlar los resultados de sus cálcu-
los, avanzando con diversidad de propuestas de actividades para anticipar, estimar y desarro-
llar estrategias de cálculo mental. Esta afirmación es válida tanto cuando operan utilizando lápiz
y papel como cuando usan la calculadora.
En este sentido, se puede proponer:
4.848 ÷ 8 = 66
4.848 ÷ 8 = 606
4.848 ÷ 16 = 33
4.848 ÷ 16 = 303
La calculadora también es un recurso importante para el trabajo con las propiedades de las
operaciones, así como con las relaciones entre operaciones inversas y con nuestro sistema
de numeración.
25 x ... = 100
Gestión escolar
25 x ... = 1.000
25 x ... = 10.000
25 x ... = 100.000
Regularidades y problemas
Tal cual se anticipó, la calculadora es un instrumento útil para investigar sobre ciertas regula-
ridades que ponen en evidencia algunas propiedades de los números en cuestión.
◗ Elige un número de tres cifras y forma uno de seis repitiendo dos veces esas
cifras. (Por ejemplo, si elijo el 315, formo el 315.315). Divide ese número por
7, por 11 y por 13. ¿Cuál es el resultado? ¿Por qué?
◗ Multiplica cuatro números consecutivos, por ejemplo:
1 x 2 x 3 x 4 = 24 = 25 – 1 = 52 – 1
2 x 3 x 4 x 5 = 120 = 121 – 1 = 112 – 1
ACTIVIDAD PRESENCIAL 18
a) Antes de comenzar, ¿qué lugar considera que se debe dar al uso de la calculadora en las
clases de Matemática? ¿Por qué? Compartan las conclusiones entre colegas.
b) Identifique en distintos libros de texto actividades que mencionen el uso de la calcula-
dora. Indique en cada caso a qué tipo de tarea hace mención.
c) Seleccione alguna de las activdades sugeridas para el trabajo con calculadora y elabore
la planificación anterior a la puesta en aula. Indique: organización de la clase, posibles
procedimientos de los alumnos, evaluación de la actividad.
Proponga el debate acerca del uso de la calculadora en la escuela a partir del siguiente texto:
... la vieja pregunta: “¿Tienen que usar los alumnos calculadora en clase?” no tiene
ya sentido, dado que las calculadoras existen, están ahí, en las manos de los alum-
nos, y es evidente que tienen una relación íntima con el mundo del cálculo aritmé-
Ministerio de Educación
tico y con las matemáticas en general. La pregunta debería plantearse del siguiente
modo: “¿Cómo hay que usar la calculadora en clase de Matemáticas para que se con-
vierta en un poderoso auxiliar didáctico y para evitar los peligros de su utilización
irreflexiva?”.24
24 F. Udina I Abelló (1992), “Aritmética y calculadoras”, en: Matemáticas: cultura y aprendizaje, Madrid, Síntesis.
Matemática 107
Al cabo del debate, elabore una lista de acuerdos para que este instrumento de cálculo esté
presente en las clases de Matemática.
Entonces, a modo de cierre, queremos destacar que existen suficientes pruebas que fundamen-
tan que el uso de las calculadoras no atentan contra la apropiación de los conocimientos mate-
máticos que debe poseer todo individuo. Es más, se trata de una excelente herramienta que
puede servir para:
En la Escuela Nº 1 de Marcos Paz, la docente a cargo trabaja con diversos algoritmos que se
usan en forma simultánea con la finalidad de que los alumnos controlen los pasos interme-
dios que realizan.
Gestión escolar
◗ ¿Qué sucede cuando encuentra en un cuaderno producciones como las que se aca-
ban de presentar?
◗ ¿Qué tipo de devolución hace al maestro a cargo? ¿Por qué?
◗ En cuanto al trabajo matemático en su escuela, ¿qué considera que se debe priorizar?
3) Teniendo en cuenta lo trabajado hasta aquí, elabore una secuencia para introducir el
trabajo con la multiplicación en tercer grado.
a) Confronten esta propuesta con las planificaciones que guían el trabajo en su institución.
b) Identifiquen las modificaciones que se realizan, justificando las decisiones que las sos-
tienen.
c) Registren los acuerdos a los que se llega y aquellos en los que se debe seguir trabajando.
Para poder analizar con sus alumnos, futuros docentes, el listado de contenidos presentado:
Esta propuesta de capacitación en el área de Matemática fue pensada para motivar la reflexión
acerca de qué significa para cada uno de nosotros esta disciplina, cuestionar el papel que tene-
mos en su enseñanza y acercarnos a mirar las posibilidades de entender cómo se construyen
estos saberes en el pensamiento de los alumnos que habitan nuestras aulas.
Por eso, el texto del curso fue acompañado por distintos tipos de actividades con el pro-
pósito de:
Gestión escolar
Presentación
En este primer bloque trabajaremos aspectos generales de las Ciencias Sociales como saber
escolar. Además de fortalecer conceptos básicos del área, nos proponemos abrir debates que
permitan conectar el estudio del espacio y la vida cotidiana con las demandas y dificulta-
des concretas que presenta la tarea escolar en contextos sociales y geográficos específicos.
Primero nos detendremos brevemente en los fundamentos conceptuales que sostienen el
abordaje de estos temas en la escuela, desarrollando conceptos básicos relativos a las ideas de
espacio y vida cotidiana. Al mismo tiempo, abriremos el debate acerca de las dificultades y
potencialidades del trabajo sobre la vida cotidiana en las situaciones concretas de aula, aten-
diendo también a situar a la escuela en el contexto de una comunidad que plantea sus propias
particularidades. Por último, plantearemos brevemente algunas sugerencias para resolver itine-
rarios posibles de aprendizaje con este eje temático.
Se ha sugerido repetidas veces que las Ciencias Sociales no solo deberían ayudar a compren-
der mejor el mundo en el que se habita, sino también a participar más activamente en él. Resta
todavía mucho debate e investigación didáctica para afirmar con seguridad cuáles son los méto-
dos de enseñanza más apropiados para conseguir esos propósitos. Sin embargo, una idea clave
viene cobrando consenso en la didáctica del área: es disponiendo de contenidos que ayuden a
abordar la complejidad de la vida social como las personas pueden comprender que constru-
yen su espacio, su historia y la sociedad en que viven. Creemos que esta puede ser una de las
funciones clave del área de Ciencias Sociales cuando se trabaja en escuelas que atienden
población vulnerable.
El eje espacio y vida cotidiana ofrece oportunidades inmejorables para orientar la ense-
ñanza de las Ciencias Sociales en esta dirección. A fin de aprovechar todo su potencial en el
114 Eje 3. Saberes específicos
◗ ¿En qué consiste el concepto de espacio con el que trabajan las Ciencias
Sociales?
El siguiente fragmento, perteneciente al sociólogo francés Henri Lefevbre (1973), nos brinda
un punto de partida para abordar la complejidad del concepto de vida cotidiana:
¿Cómo definir la vida cotidiana? Nos rodea y nos cerca; en el mismo tiempo y el mismo
espacio, está en nosotros y nosotros en ella, y estamos fuera de ella, tratando sin cesar de
proscribirla para lanzarnos en la ficción y lo imaginario, nunca seguros de salirnos de ella,
aun en el delirio del sueño. Todos la conocemos (y solo a ella conocemos) y cada uno de
nosotros la ignora.
Este párrafo nos introduce en el problema que plantea la vida cotidiana como objeto de estu-
dio y, por lo tanto, también como tema de aprendizajes escolares. Para cada persona, en cual-
quier tiempo y lugar, la vida cotidiana está constituida por todo aquello que de tan familiar y
habitual resulta banal y ordinario: es el paisaje que no vemos porque lo miramos todos los días,
son los nombres que ponemos a los objetos y las actividades que nos rodean sin percibir su
especificidad; son los hábitos a los que nunca pensamos como parte de una cultura singular,
porque es la nuestra; son los roles que asumimos de manera natural, y las condiciones de vida
que constituyen nuestra “normalidad”.
Convertir la vida cotidiana en objeto de atención y reflexión implica el esfuerzo intelec-
tual de construir una nueva perspectiva para mirar lo naturalmente vivenciado y otorgarle nue-
vos sentidos. Lo inmediato y más conocido empieza a formar parte de una trama más amplia
de significados y se convierte en una puerta de entrada para comprender sistemas de relacio-
nes sociales más complejos y de mayor escala. Si se lo entiende de esta manera, el trabajo
escolar sobre la vida cotidiana ayuda a profundizar aprendizajes que son básicos de las Ciencias
Sociales: identificar actores sociales, reconocer en el espacio vivido la huella de procesos de
Ministerio de Educación
larga duración, detectar cambios y continuidades en las formas de organización espacial y social
a lo largo del tiempo, ejercitar la puesta en juego de distintas escalas de análisis para compren-
der los factores que explican una situación local, analizar los conflictos y las desigualdades
que derivan de las diferentes condiciones de vida.
En este sentido, el desafío de las Ciencias Sociales escolares consiste en:
Ciencias Sociales 115
Junto al esfuerzo por mirar con nuevas herramientas el contexto propio y la experiencia vivi-
da, el trabajo sobre la vida cotidiana en el aula también opera como una apertura a la diversi-
dad de la vida social. De allí que resulta fundamental analizar las formas de organización del
espacio cotidiano en contextos geográficos y culturales distantes y extraños a la experiencia
del grupo de alumnos. Un trabajo como este ayuda a desarrollar la sensibilidad hacia lo dife-
rente y la capacidad para comprender al otro en su propio contexto cultural. Además, la for-
mulación de preguntas comunes para comparar realidades muy diferentes brinda ocasiones para
ejercitar y fortalecer los conceptos (por ejemplo: ¿qué trabajos se realizan para poder cultivar
en dos lugares muy distintos y alejados entre sí que tienen en común el problema de la esca-
sez de agua? ¿Cómo se reparten las tareas a lo largo del día y en distintas estaciones del año
en cada caso? ¿Qué actores suelen entrar en conflicto a raíz de este problema? ¿Qué solucio-
nes se han buscado en cada contexto?).
Construir nuevos significados sobre lo que nos rodea nos permite volver sobre las prác-
ticas cotidianas de una manera más reflexiva y más activa. Por eso, el desarrollo de esa capaci-
dad de distanciamiento y la construcción de diferentes perspectivas sobre la sociedad de la
que formamos parte constituyen uno de los propósitos básicos de las Ciencias Sociales como
saber escolar.
ACTIVIDAD PRESENCIAL 1
Con el apoyo del texto anterior, reflexione sobre las dificultades y potencialidades del traba-
jo sobre la vida cotidiana en el contexto de su escuela. Puede recuperar una experiencia de
trabajo con sus alumnos o una situación concreta de aula como ejemplificación.
El estudio de la vida cotidiana tiene un enorme potencial para enseñar a pensar el espacio como
dimensión de la vida social. Nos detendremos ahora a desarrollar esta segunda idea: ¿en qué
consiste el concepto de espacio con el que trabajan las Ciencias Sociales?
Cuando trabajamos el concepto de espacio en Ciencias Sociales no estamos pensando en
el suelo –sustrato físico de la vida en el planeta–, ni en un soporte neutro sobre el que hom-
116 Eje 3. Saberes específicos
bres y mujeres desarrollan sus acciones. El espacio es una dimensión de la construcción de una
sociedad y expresa los valores y las relaciones entre los actores que la componen. Es un resul-
tado de su acción y a la vez, un punto de partida de su presente. Por eso, el espacio participa
de los cambios y las controversias de las sociedades que lo producen y lo utilizan.
Tanto las formas que resultan de esa acción como los valores que las sustentan cambian
con el tiempo. Desde este punto de vista, el espacio nunca “es”, porque siempre se está hacien-
do. Más que como un objeto, el espacio debe ser pensado como un proceso. Aun así, como
ocurre con otros productos de las sociedades, en ese proceso van decantando formas estables
de organización, que retienen en sus signos visibles y en sus estructuras efectos duraderos de
esas acciones sociales, y que, por ello, condicionan las acciones futuras. Así, por ejemplo, el
sistema de transporte ferroviario construido durante el auge del modelo agroexportador dejó
en el territorio una configuración de redes de circulación y ciudades que persistió en su estruc-
tura espacial y en sus huellas visibles más allá de la transformación de ese modelo productivo,
e incluso más allá de la desarticulación del ferrocarril durante los años noventa.
En cada lugar y tiempo, la organización del espacio es un aspecto de la particular orga-
nización de una sociedad. El modo en que se reparten roles entre personas de diferentes eda-
des y sexos, la división del trabajo que organiza las actividades para aprovechar los recursos y
producir bienes y servicios, son aspectos generales de la organización social que se plasman en
formas particulares de organización espacial.
El espacio también está organizado por instituciones, que regulan las relaciones sociales
y reparten cuotas de poder de decisión y de responsabilidad entre actores. En la división polí-
tica en provincias y municipios, por ejemplo, se expresa una de las tantas tramas instituciona-
les que atraviesan el territorio, aquella que organiza el gobierno y la administración según niveles
y jurisdicciones de competencias políticas y administrativas.
Los lugares habitados, recorridos y transformados en la vida cotidiana de las personas
ofrecen posibilidades de encuentro y colaboración, pero también desiguales condiciones para
producir, para vivir, para gozar de derechos y de posibilidades de crecimiento. El espacio no
solo es diverso y heterogéneo; además es un factor de diferencias y desigualdades entre acto-
res sociales. Algunos servicios que se distribuyen mediante redes técnicas, como el agua o la
electricidad, se expanden en determinadas zonas y no en otras, estableciendo una asimetría en
las condiciones de vida entre quienes quedan abastecidos y quienes no.
La construcción de aprendizajes sobre el espacio de las sociedades requiere observar las
formas visibles en el paisaje, analizar la distribución de roles entre actores sociales, manejar
información sobre las actividades involucradas en la producción de bienes y servicios, atender
a procesos que operan a diferentes escalas, identificar cambios y continuidades en el tiempo.
Una de las mayores dificultades radica en aprehender la idea de que es posible cons-
Ministerio de Educación
truir el espacio en que se vive. Pesa en nuestro sentido común y en la cultura escolar una tra-
dición que nos enseñó a pensar el espacio como algo estático y terminado, dado “por naturaleza”
o por procesos que escapan a la escala de la acción cotidiana. Cambiar ese enfoque requiere
aprender a percibir el espacio como resultado de una dinámica, y para eso deben brindarse
oportunidades al alumno para que se sitúe en ese proceso. “Se debe reconocer que es posible
construir el espacio, y que la forma como él se presenta, en el momento actual, es el resulta-
do de la historia de quien vive en él y de cómo vive en él” (Copetti Callai [1998], pág. 69).
Ciencias Sociales 117
La Escuela San Miguel se ubica en el llamado “Desierto Lavallino”, cerca del límite con las
provincias de San Juan y San Luis. Los suelos arenosos, con elevaciones que no superan
los cien metros de altura, generan bancos de arena y sedimentos en el río San Juan, que
atraviesa la zona. El curso del río se desdibuja, y el agua se desparrama en grandes exten-
siones que forman las “Lagunas de Guanacache”. Estudios y obras realizados en la zona para
dotar de agua a los parajes dispersos han coincidido en evaluar que el agua de las napas
subterráneas no es adecuada para el consumo humano, dada su extrema salobridad y el
alto porcentaje de arsénico en su composición. En consecuencia, resulta imposible dar solu-
ción a la provisión de agua mediante perforaciones subterráneas.
En 2003 la escuela ya contaba con 130 alumnos en la educación básica y 85 en el polimo-
dal, y la demanda de agua seguía creciendo. La solución ofrecida por las autoridades pro-
vinciales seguía siendo siempre la misma: el traslado en camiones cisternas de 6.000 litros
de agua por viaje desde Costa de Araujo –a 135 km–, y su acopio en piletas destinadas a
tal fin en el terreno de la escuela. Este sistema exigía gran esfuerzo para acarrear el agua y
enormes restricciones para su uso en las prácticas cotidianas.
A raíz de un trabajo sobre la biografía de una anciana de la comunidad de origen huarpe,
que recordaba que en su infancia el lugar tenía más agua y podían cultivar, el equipo docen-
te de la escuela se organizó para buscar una alternativa. En lugar de ir a buscar el agua al
río, decidieron traer el agua a la escuela. Con el asesoramiento de la Dirección de Recursos
Hídricos de la provincia, analizaron que el brazo del río San Juan más cercano a la comu-
nidad pasaba a una distancia de aproximadamente 1.000 m. Instalaron una bomba eléctri-
ca y una toma de agua en ese brazo del río, para desde allí tender un canal y transportar
el agua hasta un tanque subterráneo existente en la escuela, que oficiaría como depósito.
A partir del tanque depósito se abasteció con agua a la escuela, al Centro de Salud, al alber-
gue infantil y al edificio del comedor escolar. Una segunda etapa del proyecto consistía
en abastecer también a todas las viviendas cercanas, por medio de una cañería madre con
sus respectivas derivaciones. Los chicos, padres y docentes de la escuela participaron en
la construcción del acueducto.
La experiencia relatada expresa un proceso de discusión colectiva sobre las formas de orga-
Gestión escolar
nización del espacio y las alternativas para transformarlo. Demandó momentos de inves-
tigación y de debate, pedidos de asesoramiento, búsqueda de donaciones para financiar el
proyecto, cooperación entre diferentes actores locales y extralocales, y organización de
jornadas de trabajo comunitario.
118 Eje 3. Saberes específicos
Texto elaborado sobre la base de materiales y relatos de Patricia Souto, quien participó de la
experiencia en su calidad de madrina de la escuela en el marco de la Asociación de Padrinos
de Escuelas Rurales.
ACTIVIDAD PRESENCIAL 2
Si usted es docente: ¿Qué ideas del texto “El concepto de espacio en Ciencias Sociales”
encuentra más potentes para analizar la experiencia relatada?
Si usted es directivo: ¿Cree que la enseñanza de las Ciencias Sociales podría colaborar en
la generación de situaciones de análisis y transformación del espacio local de su escuela?
¿Cómo?
Si usted es profesor de un Instituto de Formación Docente: ¿Cree que el enfoque dado en los pro-
gramas de formación en Ciencias Sociales, y en particular en Geografía, apunta a construir un
concepto de espacio como construcción dinámica de la sociedad? Fundamente su respuesta.
Los conceptos de los que nos valemos en Ciencias Sociales no existen de manera tangible en
la realidad social. Aunque nuestro propósito sea construir una noción cada vez más compleja
de actor social, en la práctica trabajaremos sobre personas, empresas, familias, instituciones. Lo
mismo ocurre con el concepto de espacio y todas las dimensiones que lo enriquecen: para ense-
ñar a observar y comparar formas de organización espacial (tales como un circuito producti-
vo, un sistema urbano o una red de circulación), observamos rutas con micros, autos y camiones
que trasladan personas y productos entre diferentes lugares.
Los conceptos son herramientas de análisis construidas desde diferentes enfoques, que
Ministerio de Educación
llar un trabajo conjunto entre el equipo de conducción y los docentes de aula. Esta tarea requie-
re partir de la distribución de contenidos que indican los diseños curriculares y elaborar una
selección de temas escolares que facilite la complejización gradual de los aprendizajes. Un
aspecto clave de esa tarea consiste en distinguir alcances de trabajo con los conceptos según
ciclos y niveles. Sobre esta base, se podrían analizar en equipo los recursos didácticos dispo-
nibles y elaborar una selección de materiales y actividades adecuada para cada año de estudio
según el grado de dificultad que presenten o la potencialidad que ofrezcan para el trabajo con
los conceptos previstos en cada nivel.
Se ha señalado que “no es esperable, ni posible, que los niños logren complejizar sus
ideas acerca de la sociedad de manera inmediata y automática” (“Enseñar Ciencias Sociales en
el Primer Ciclo”, op. cit., pág. 19). Por este motivo, la planificación de secuencias didácticas
debe contemplar aproximaciones sucesivas a conceptos básicos y proponer variadas situacio-
nes de aprendizaje sobre diferentes temas, problemas y casos, que permitan su profundización
y complejización.
Así, por ejemplo, en el diseño de una planificación anual podemos preguntarnos de
qué manera trabajaremos la noción de actor social en cada uno de los ejes temáticos pre-
vistos en un diseño curricular. Como docentes podemos decidir que en el tema trabajado
a comienzos del año (digamos, por caso, “aprovechamiento de los recursos”) se presenta-
rán situaciones de aprendizaje que permitan ejercitar la identificación de los actores invo-
lucrados, mientras que en los temas que se desarrollen en la segunda parte del año (por
ejemplo, “espacios urbanos”) se profundizarán la comparación de roles y responsabilida-
des, la distinción de las escalas en las que operan, y el reparto de costos y beneficios entre
actores sociales.
También en la articulación entre diferentes ejes del área de Ciencias Sociales sería desea-
ble planificar estos itinerarios de complejización de conceptos. Puede tomarse la decisión de
trabajar algunos conceptos comunes para estudiar la vida cotidiana en contextos del presente y
en sociedades del pasado (por ejemplo, en la sociedad colonial). Nótese que aunque los temas
y contenidos de aprendizaje varíen según el eje del área, los conceptos básicos a trabajar pue-
den ser los mismos (distinción de actores sociales, distribución de roles según sexos y edades,
formas de organización del trabajo). Sería conveniente, entonces, organizar actividades más
básicas y sencillas en el eje que se prevea trabajar primero en el ciclo lectivo, y planificar acti-
vidades que recuperen aprendizajes y complejicen los mismos conceptos cuando se pase a tra-
bajar con los contenios del otro eje.
M Véase el eje “Las sociedades a través del tiempo”, de la serie Cuadernos para el aula.
El mismo procedimiento puede aplicarse a la planificación del ciclo en una institución escolar.
Los temas y casos específicos que se aborden en cada año de estudios pueden variar, ya que se
Gestión escolar
trata, por lo general, de enriquecer el enfoque (por ejemplo, un año podría trabajarse sobre la
organización de la vida en los espacios rurales y otro año, sobre la vida en las ciudades). Sin
embargo, a través del tratamiento de estos dos temas diferentes, en ambos casos podrían dise-
ñarse situaciones de aula cada vez más complejas para aprender a mirar cómo inciden proce-
sos de mayor escala en una situación local.
120 Eje 3. Saberes específicos
También podría ser válida la variante inversa al caso anterior. Si de acuerdo con las prescrip-
ciones curriculares y decisiones del equipo docente se prevé trabajar a lo largo de todo el
Segundo Ciclo sobre los espacios urbanos, teniendo como eje la vida cotidiana, un criterio
para planificar la distribución de contenidos y objetivos a lo largo del ciclo podría buscar que
las propuestas de aula focalicen cada año en un tipo específico de aprendizaje. Por ejemplo:
Cuarto año: Comparación de casos de estudio para trabajar la vida cotidiana en ciuda-
des de diferente tamaño y función.
Quinto año: Análisis de procesos y actores que operan en diferentes escalas y que con-
tribuyen a explicar una situación local (por ejemplo, la transformación de un pueblo rural
en destino turístico).
Sexto año: Interpretación y debate sobre los efectos de una transformación contemporánea
de larga duración, como la modernización tecnológica de las comunicaciones, sobre distin-
tos planos de la vida cotidiana en las grandes ciudades. ¿Qué cambia y qué permanece?
Puede observarse que existen múltiples alternativas para definir itinerarios de aprendizaje a lo
largo de un año o a lo largo de un ciclo. Se trata de adoptar criterios que se refieran, ante todo,
a la construcción de contenidos conceptuales y de apropiación progresiva de las herramientas
y modos de pensar de las Ciencias Sociales, y, en función de esos propósitos, distribuir temas
de enseñanza que brinden las mejores oportunidades para desarrollar esos aprendizajes.
En las siguientes páginas se verán ejemplos concretos en los que se ponen en juego estas
operaciones de selección y secuenciación de contenidos en el diseño de propuestas didácticas.
Introducción
Uno de los ejes de contenido que recorre los diseños curriculares de Ciencias Sociales a lo largo
de la escuela primaria es la organización de los espacios rurales y urbanos. En esta sección tra-
bajaremos sobre dos secuencias didácticas donde se procura desarrollar esos contenidos refe-
ridos a la organización de la vida cotidiana en diferentes contextos rurales. Las secuencias
propuestas no se presentan como modelos a seguir. Procuran brindar un material de trabajo
para estimular la reflexión y el debate sobre las potencialidades de diversas estrategias de ense-
ñanza y situaciones de aprendizaje para generar en el aula.
Ministerio de Educación
Para planificar situaciones de enseñanza, definir alcances de trabajo con los contenidos y
diseñar actividades acordes con estas decisiones, los docentes necesitan considerar la trama
conceptual completa que sostiene un tema de enseñanza, y no solo los segmentos que corres-
ponden al año/grado en el que enseña. Con este propósito, antes de trabajar sobre las pro-
puestas didácticas, proponemos abrir un panorama de la trama conceptual básica que sostiene
los contenidos escolares referidos a la organización del espacio y la vida cotidiana en los
contextos rurales.
En el desarrollo de los contenidos seleccionados, se deben tener presentes algunas ideas
y conceptos básicos referidos al tema de la organización del espacio rural:
◗ En relación con las ciudades, los espacios rurales alojan una menor cantidad y
variedad de actividades industriales y de servicios, y por lo general no son asien-
to de actividades administrativas públicas y privadas de alta jerarquía (geren-
cias, oficinas gubernamentales, etc.). Aun así, hoy en día no es correcto afirmar
que el campo no aloja actividades secundarias y terciarias. Algunas fábricas de
Gestión escolar
◗ Hasta bien entrado el siglo XX, las condiciones de vida que ofrecían los espa-
cios rurales y las ciudades mostraban fuertes contrastes. Pero progresivamente,
con el desarrollo de los sistemas de transporte y comunicación, muchas formas
de consumo y de organización de la vida cotidiana típicamente urbanas fueron
expandiéndose, impregnando a las sociedades rurales. Un ejemplo es el acceso
a tecnologías de comunicación (teléfono, internet, televisión satelital) en sec-
tores modernizados del campo.
◗ Un elemento que vuelve muy diferente la vida en unas y otras zonas rurales es
la movilidad que imponen diferentes formas de organización de las actividades.
Las migraciones estacionales, la transhumancia, la agricultura itinerante, los des-
plazamientos entre localidades urbanas de residencia y unidades productivas,
el éxodo rural, o la inmovilidad y el asilamiento, configuran diferentes experien-
cias de habitar en el campo. Esta experiencia atraviesa a todos los habitantes
rurales: niños y adultos, hombres y mujeres, por razones vinculadas a produc-
ción o por exigencias de otro tipo (asistir a la escuela en el caso de los niños, cobrar
pensiones en el caso de ancianos, cobrar planes sociales en el caso de personas
económicamente activas, adquirir insumos), que deben realizar desplazamientos
que a veces insumen menos de una jornada y muchas otras la superan.
Para ampliar
M Véase el artículo de M. Victoria Fernández Caso (2005), “La organización del espa-
cio rural. Diversidad, desigualdad y conflictos”, en: Guías para el profesorado de
Ciencias Sociales, Barcelona, Praxis.
ACTIVIDAD PRESENCIAL 3
Si usted es docente: ¿Qué aspectos de la caracterización realizada sobre los espacios rura-
les le parecen más significativos para trabajar en relación con el contexto geográfico de su
escuela y el tipo de población que atiende? Fundamente su elección explicando cuáles son
Gestión escolar
las características específicas de ese contexto que se vinculan con las dimensiones elegidas.
medida están presentes en la currícula real de las escuelas? Debata con los colegas modos
de incluir este tipo de reflexión entre los equipos directivos que puedan enriquecer el trata-
miento de estos temas en las escuelas.
Cada selección de contenidos, en cada año y ciclo de la escuela primaria, focaliza algunos de
los reseñados en el punto anterior y define un grado de profundidad y complejidad en su abor-
daje. El trabajo conjunto de un equipo institucional brinda la oportunidad de diseñar procesos
de aprendizaje articulados a lo largo de ambos ciclos de la educación básica, anticipando de
qué manera cada nuevo recorte temático, actividad y recurso ofrecerá oportunidades para enri-
quecer y complejizar una misma trama conceptual.
Aquí se presenta un modo posible de recortar contenidos a partir de los Núcleos de
Aprendizajes Prioritarios correspondientes al área de Ciencias Sociales, específicamente al eje
“Las sociedades y los espacios geográficos”. La intención es compartir algunas decisiones que
guiaron ese recorte y observar el modo en que las propuestas didácticas buscaron trabajar con
los contenidos seleccionados. Se trata de una selección entre otras posibles alternativas, que
se propone con la idea de que sirva de ejemplo o inspiración para reflexionar sobre los crite-
rios puestos en juego.
Efectuar un recorte implica siempre un doble movimiento: poner en foco algunos con-
tenidos, y poner límites que acoten y definan los objetivos de aprendizaje. Se trata nada menos
que de decidir qué se va a enseñar. No hay métodos únicos para realizar esta selección. Aquí
se partió de una pregunta asociada al eje temático del curso: “¿En cuáles temas y conceptos pro-
puestos en el eje ‘Las sociedades y los espacios geográficos’ resultaría más potente desarrollar
situaciones de aprendizaje que trabajen sobre la vida cotidiana?”. Con esa idea en mente, se arri-
bó al recorte que se presenta en página 125.
Puede advertirse que el recorte prioriza algunos contenidos y, deliberadamente, deja otros
Ministerio de Educación
fuera de esta selección. En ese caso, se priorizaron los contenidos más directamente vincula-
dos con la organización social, la movilidad, la relación entre formas de trabajo y condiciones
de vida. En cambio, se dejaron a un lado los contenidos más vinculados con la organización
productiva de las actividades económicas, y con las condiciones naturales y el aprovechamien-
to de los recursos. Ellos podrían dar lugar al diseño de otras secuencias de trabajo dentro de la
planificación anual; por ejemplo, para trabajar en otro período del año.
Ciencias Sociales 125
Para desarrollar los contenidos previstos, elegimos orientar las propuestas de aula hacia la gene-
ración de situaciones de aprendizaje que permitan trabajar sobre la diversidad de la vida coti-
diana en espacios rurales. A fin de abrir el debate sobre este aspecto de la enseñanza de las
Ciencias Sociales, nos detendremos en las sugerencias que en este sentido ofrecen los Cuadernos
para el aula, en el punto “El tratamiento de la diversidad en el Primer Ciclo”:
Gestión escolar
dianas personales, familiares y comunitarias propias, así como sobre escenas distintas, situa-
das en contextos diferentes (del pasado o del presente, urbanos o rurales, de nuestro país
o de otros). En este sentido, aproximar a los alumnos desde pequeños a marcos y situacio-
nes distintos del propio es colaborar con el aprendizaje de la idea de que en una determi-
nada sociedad coexiste una variedad de costumbres, valores, tradiciones y creencias. Al
ofrecerles la oportunidad de que desarrollen una actitud respetuosa hacia la diversidad
cultural, se ayudará a los niños a enriquecer y ampliar el propio mundo. Al respecto, uno
de los objetivos es habilitar un espacio donde se develen aquellas posiciones que puedan
provocar temores o prejuicios frente a lo no conocido, lo no cercano, lo no inmediato.
La elección de este aspecto de los aprendizajes en Ciencias Sociales nos ayudó a realizar otro
tipo de recorte, no tanto conceptual sino más bien estratégico, para definir un objetivo de apren-
dizaje –la comprensión de la diversidad y la interacción con la alteridad–, que atraviesa los con-
tenidos temáticos, pero que va más allá de ellos. Al mismo tiempo, nos condujo a la idea de
trabajar sobre casos, encarnados en personajes que transcurren sus vidas cotidianas en contex-
tos específicos. Con ello se procura una apertura al tema que propicie un mayor involucramien-
to de los alumnos con contextos y formas de vida que podrían resultarles ajenos.
ACTIVIDAD PRESENCIAL 4
Si usted es docente y/o profesor de IFD: A partir de la lectura del fragmento citado de
Cuadernos para el aula, ¿cuál es el aspecto más significativo que usted encuentra en la pro-
puesta de “trabajar sobre la diversidad” en Ciencias Sociales? ¿Qué capacidades cree que pue-
den desarrollar los alumnos mediante un aprendizaje que tome por objeto lo diverso y lo
diferente?
Si usted es directivo o supervisor: ¿De qué manera plantearía una reunión de trabajo con
los equipos que coordina para debatir los problemas implicados en el tratamiento de la diver-
sidad en las Ciencias Sociales? ¿Qué consignas de trabajo propondría para definir una selec-
ción de contenidos para la planificación anual que contemple esta dimensión del aprendizaje?
En este punto presentamos una propuesta didáctica para trabajar sobre la organización de la vida
cotidiana en los espacios rurales. En ella elegimos como estrategia didáctica comparar dos situacio-
nes y dos tipos de actor bien diferentes entre sí: los pastores de la Puna y los tamberos de la Pampa.
La propuesta para el Primer Ciclo se inspiró en la idea de que uno de los sentidos de ense-
ñar Ciencias Sociales en este ciclo radica en “promover situaciones de enseñanza que se hagan
eco de la complejidad de lo social” (“Enseñar Ciencias Sociales en el Primer Ciclo 1”, serie
Ciencias Sociales 127
Cuadernos para el aula, pág. 16). Atendiendo a esta indicación, se buscó abordar el estudio de la
vida cotidiana en contextos rurales muy diversos entre sí, que tuvieran en común únicamente
el tipo de actividad económica, una forma de mantener “constante” una dimensión sobre la
cual se decidió no trabajar en esta secuencia.
Para componer los dos casos de estudio a comparar, la información se organizó recurrien-
do a relatos y descripciones que presentan la vida de dos niños en ambos contextos rurales:
Paula y Tomás. Ambos casos tienen dos elementos en común: los niños viven en el campo, y
sus familias se dedican, como actividad principal, a criar ganado. Por lo demás, toda la orga-
nización espacial y social de sus vidas cotidianas ofrece contrastes que se han buscado resaltar
en las narraciones para trabajar los contenidos conceptuales.
A continuación se presentan los dos relatos elaborados para el desarrollo de la secuen-
cia de actividades:
Relato 1: Paula
Primera parte
Paula tiene 9 años. Vive junto a su madre, su padre y sus cuatro hermanos en una casa de
campo en una región llamada Puna, en la provincia de Jujuy, en el noroeste de la Argentina.
En la zona donde vive Paula no llueve durante la mayor parte del año. Solo en los meses
de verano, entre diciembre y marzo, se producen algunas tormentas. Por eso en esa
región crecen pocas plantas, duras y espinosas, que se adaptan a vivir con muy poca
agua el resto del año.
Como otras familias de la zona, los padres de Paula se dedican a criar animales: ovejas,
cabras y llamas. Estos animales son apropiados para la zona, porque pueden comer pastos
duros y pasar cierto tiempo sin beber agua.
A menudo ocurre que en los terrenos de la casa de Paula se termina el pasto, y entonces
hay que llevar los animales a otros lugares para que puedan comer. En esta zona muchas
personas que crían animales se mueven constantemente con sus rebaños hacia los sitios
donde hay pastos y agua. Por eso se llaman pastores.
La de Paula es una familia de pastores. Ellos tienen un gran rebaño, con unos 300 anima-
les. De ese total, aproximadamente, 150 son ovejas, 100 son llamas y las 50 restantes son
cabras. También tienen algunos burros y mulas.
A veces, los terrenos con buenos pastos no están cerquita, y es necesario llevar a los ani-
males muy lejos, a pie. Pueden tardar en llegar muchas horas, e inclusive un día entero.
Por eso, no pueden ir y venir todos los días desde su casa del pueblo. Para poder quedar-
se a dormir en esos lugares, sus padres construyeron una pequeña choza llamada “puesto”.
A los puestos regresan todos los años con sus rebaños para pastar. En total, construyeron
tres puestos, lejitos uno de otro.
Gestión escolar
Segunda parte
El tambo de Tomás está dividido en tres grandes espacios: la casa, los galpones y los cam-
pos. En la casa duermen, comen, miran la tele, juegan a las cartas, reciben visitas. Junto a
la casa están la huerta, el gallinero y el criadero de cerdos.
128 Eje 3. Saberes específicos
Separados de la casa están los galpones, donde se guardan herramientas, granos, semillas,
y otros elementos necesarios para la producción agropecuaria. Al lado está la sala de orde-
ñe o tambo propiamente dicho, y más allá de los galpones se encuentran los campos, donde
se cultiva y se cría el ganado. Además de los hermanos más grandes de Tomás, allí traba-
jan dos peones, a los que la familia de Tomás les paga un salario. Ellos llegan a trabajar
todos los días al amanecer, en bicicleta, desde unos campos más pequeños, a unos cinco
kilómetros de distancia.
Diariamente, la mamá de Tomás se dedica a las tareas de la casa y a cuidar la huerta, y el
papá se ocupa del mantenimiento de las herramientas agrícolas. Tomás tiene la tarea de
alimentar a los cerdos y ocuparse del gallinero.
Ahora que Tomás está más grande, algunos sábados sus hermanos lo llevan con ellos a Frank,
el pueblo cercano, y mientras ellos toman algo en el bar, se queda en los jueguitos electróni-
cos, donde ya se hizo de algunos amigos. (Adaptación sobre un texto de Javier Taks [2000],
Modernización de la producción lechera familiar y las percepciones del ambiente físico y social en el sudeste de
Uruguay, Unesco-Uruguay, en: http://www.unesco.org.uy/shs/docspdf/anuario2000/8-taks.pdf)
…la narrativa ayuda a los niños pequeños a comprender mejor la realidad pasada y pre-
sente, ya que permite situar a los protagonistas en un tiempo y un espacio determinados,
reconocer sus acciones e intenciones en una secuencia organizada y encontrar un sentido
a lo que ocurre, a través de la trama. Por tanto, la incorporación de relatos para presentar
los temas de Ciencias Sociales resulta un camino metodológico invalorable, que facilita la
comprensión de aquello que queremos enseñar.
Los relatos aquí propuestos son deliberadamente largos para permitir su adaptación o recorte
según los temas que se prefiera focalizar. En ellos se buscó desplegar información sobre los
siguientes planos:
La apertura de estos múltiples planos de análisis brinda ocasiones para revisar ideas previas y
construir una mirada más compleja sobre lo que significa “vivir en el campo”. Permiten desa-
rrollar situaciones de aprendizaje en las que los alumnos entrenen la capacidad para observar
analíticamente, pudiendo detenerse en las distintas dimensiones que constituyen la vida coti-
diana, y volver a recomponer la escena de conjunto con una mirada nueva y más rica. A su vez,
buscan ofrecer información análoga en ambos casos para facilitar el ejercicio comparativo.
Ciencias Sociales 129
Un material de este tipo podría ser utilizado de diversas maneras, de acuerdo con el año y
el ciclo en que se trabaje, el grado de avance de las habilidades lectoras de los alumnos y los cono-
cimientos previos del grupo sobre las situaciones y los escenarios planteados (el grado de
familiaridad o exotismo que pueden despertar algunas de las escenas narradas se vincula fuer-
temente con la localización de la escuela y el tipo de población que atienda).
Aquí proponemos una sugerencia de actividades secuenciadas que admite adecuaciones
según se quiera utilizarla en primero, segundo o tercer año del Primer Ciclo. Su intención no es
presentar un modelo a seguir, sino un material para iniciar el debate y el análisis acerca de las deci-
siones y alternativas que se ponen en juego en la elaboración de situaciones de aprendizaje.
La siguiente secuencia podría insumir 4 horas de clase, durante la primera semana de tra-
bajo sobre el tema:
1) Presentación de la imagen de Paula con algunas preguntas como: ¿quién será la nena
de la fotografía? ¿En dónde creen que vive? ¿Qué animales se ven en la foto? ¿Qué
estarán haciendo en ese lugar? ¿Y qué estará haciendo Paula junto a esos animales en
ese momento?
M Todas las imágenes están incluidas en el CD, en “Análisis de una propuesta didác-
tica para el Primer Ciclo”.
Este es un momento para que los alumnos anticipen, recuperen conocimientos pre-
vios, elaboren hipótesis, que luego confrontarán con la escucha/lectura del relato.
2) Lectura de la primera parte del texto (en primer grado podría ser leída por el maes-
tro, en segundo y tercero, por los alumnos).
4) Tras el intercambio sobre el texto, o como recurso para estimular el debate, podría
volver a mostrarse la foto 1, con preguntas como estas: ¿dónde está Paula en ese momen-
Gestión escolar
to? ¿Qué está haciendo? ¿Estará acompañada de alguien más? ¿Qué hora del día será?
¿En qué estación del año está tomada la foto? ¿Qué están haciendo las llamas allí en
ese momento? ¿Llegaron solas hasta allí o alguien las llevó?
Aquí se invita a comparar y ajustar la información provista por el texto con aquella
que brindan las imágenes. La presentación de fotografías no tiene la intención de “ilus-
130 Eje 3. Saberes específicos
trar” el relato, sino más bien de ofrecer una perspectiva y un tipo de información dife-
rente sobre la situación narrada. Aprender a leer imágenes constituye un objetivo en
sí mismo, y debería preverse como un momento de trabajo con igual jerarquía que la
lectura del texto.
Para cerrar esta parte, puede mostrarse la foto 5, una vista aérea de los puestos que se mencionan
en la primera parte del texto leído. Podría proponerse a los chicos la siguiente actividad: imagi-
nen que un día Paula va a acompañar a sus hermanos mayores a llevar el rebaño a un puesto.
¿Cuánto tiempo tardan en llegar? ¿Cómo viajan? ¿Dónde paran a tomar y comer? ¿Qué pasará si
un animal se escapa? Dibujen cómo se imaginan a Paula y sus hermanos yendo camino al puesto.
Aquí se invita a los chicos a construir un primer registro propio de la información que se
les ha presentado. Los dibujos producidos pueden mostrar acercamientos diversos de los chi-
cos respecto del problema planteado. Por ejemplo, si en el dibujo solo aparecen Paula y sus her-
manos, sin los animales, podría evaluarse que se ha perdido de vista un contenido básico, a saber,
que el desplazamiento de esas personas está motivado por la actividad ganadera transhuman-
te, que el viaje no es un paseo sino un momento del trabajo productivo del que vive la familia.
Pueden ponerse en común los dibujos producidos con el objeto de realizar comparaciones.
Los propios chicos podrían opinar sobre sus producciones y las de los otros, permitiendo que
sean ellos mismos los que repongan la información faltante (“Te olvidaste de poner a las ove-
jas y las llamas”, por ejemplo, daría ocasión al maestro a dar nuevas explicaciones sobre el pas-
toreo como actividad productiva de la familia de Paula y la función de los puestos y los viajes
en relación con esa actividad).
En general, se ha tratado de que todas las actividades conduzcan finalmente a la producción
de algún registro, entendiendo que, al escribir y representar (en dibujos, croquis o esquemas), los
alumnos “deben pensar lo que ocurrió para mostrar qué entendieron y cómo consiguen expresar-
lo” (Copetti Calai, pág. 68). El trabajo grupal sobre esos registros es un momento fundamental del
proceso, porque jerarquiza la producción realizada y la somete a la consideración de los otros (los
compañeros, el maestro). El análisis de los diferentes modos de registro de lo observado y escu-
chado enseña a atender a los diferentes modos de interpretar la información y comunicarla.
Importa tanto el producto como el proceso para arribar a él, y el momento de explicar
lo que se ha registrado y cómo se lo ha querido comunicar: “Al defender sus ideas, los alum-
nos avanzan en la comprensión de lo que están estudiando, aprenden a hablar en público, apren-
den a oír cuestionamientos y dudas y a intentar responderlos” (Copetti Calai, ídem anterior).
La segunda parte de la secuencia de actividades podría dispararse con el croquis de la
casa de Paula. El maestro podría decir: “En este croquis una persona dibujó la casa de Paula
como si la viéramos desde arriba. Lean el nombre de cada uno de los lugares que se señalan en
Ministerio de Educación
el croquis. ¿Para qué creen que sirve cada lugar, o qué cosas se harán en cada lugar?”. A conti-
nuación, puede leerse la segunda parte del relato de Paula.
Nuevamente, se propone trabajar sobre la comprensión del texto con el apoyo de las
fotografías, con intervenciones como las que siguen:
Foto 2: ¿Qué integrantes de la familia de Paula podrían ser las personas que se ven en la
fotografía? ¿Qué creen que están haciendo en ese momento?
Ciencias Sociales 131
Foto 3: ¿De quién son esos animales? ¿Dónde creen que estarán en este momento? ¿Quién
los llevó hasta allí? ¿En qué estación del año nos encontraremos?
Foto 4: ¿Qué tienen puesto las llamas en sus orejas? ¿Por qué? ¿En qué momento del año
se habrá tomado esta fotografía?
En este trabajo puede interactuarse entre los distintos recursos de información: el texto, las
fotografías y el croquis de la casa de Paula.
Como cierre, puede proponerse un trabajo, grupal o individual, sobre alguna de las
siguientes consignas posibles:
◗ Dibujen (primero, segundo) o hagan una lista (segundo, tercero) de las tareas
que realizan a lo largo de un día los familiares de Paula. Y otros con las tareas
realizan una vez al año. Pónganles etiquetas con el nombre de la tarea y el lugar
donde se realiza.
◗ Imaginen que van a pasar unos días del verano a la casa de Paula. Tendrán que par-
ticipar de las actividades diarias de la familia. Ahora escriban una carta a sus papás,
a un hermano o a un amigo contándoles qué hicieron a lo largo de un día en la
casa de Paula, ayudando a los abuelos, la mamá, el papá o a los hermanos de Paula.
Se apunta con estas actividades a establecer relaciones espaciales y temporales entre las acti-
vidades del relato. Dimensionar la duración (de los desplazamientos, de las actividades) ayuda
a comprender que la organización de la vida cotidiana, en cualquier contexto, demanda un
esfuerzo y una inversión de tiempo y recursos. También se apunta a construir la idea de que la
organización colectiva del trabajo implica una división de roles y tareas. También se sugiere
que las tareas descritas suponen saberes y habilidades específicos, permitiendo poner en valor
el conocimiento local construido en la práctica cotidiana.
Como tercera parte de la secuencia de actividades, pueden desarrollarse algunas activi-
dades similares a las propuestas sobre el otro relato, apuntando a recuperar la información espe-
cífica del contexto de Tomás y su familia.
Luego de un trabajo inicial de comprensión del texto, el material referido al caso de Tomás
podría trabajarse en términos comparativos con el caso de Paula. Se podría crear una situación
imaginaria donde se encuentren Paula y Tomás, y pedirles a los chicos que elaboren un diálo-
Gestión escolar
go entre ambos (proponiendo que formulen preguntas como “¿Dónde vivís?”, “¿A qué se dedi-
ca tu papá?”...). Allí podrían recrearse aspectos de la vida cotidiana que no están presentes en
los relatos, por ejemplo: “¿A qué jugás en tu casa?”, “¿A qué hora te vas a dormir todos los días?”.
El diálogo podría dramatizarse en los años inferiores, y dar lugar a una producción escrita en
tercer año/grado.
132 Eje 3. Saberes específicos
ACTIVIDAD PRESENCIAL 5
Lean los dos relatos vinculados al tema “Espacio rural y vida cotidiana”, los casos de Víctor y
Teresa en Tucumán, y de María en Río Negro.
Víctor y Teresa tienen cinco hijos. Viven cerca de un lugar que se llama Las Cejas, a
5 kilómetros de la pequeña ciudad de Simoca y a unos 55 de San Miguel de Tucumán,
que es la capital de la Provincia de Tucumán. Esta es una familia de campesinos mini-
fundistas. Víctor heredó de su padre un campito pequeño, de 10 hectáreas, donde
se siembra caña de azúcar desde hace más de cien años.
El ciclo del azúcar es así: al final de la primavera se planta la caña. Esta tarea exige
una gran dedicación por parte de toda la familia. Luego hay que esperar que las plan-
tas crezcan. La zafra comienza al final del otoño. Ahí otra vez toda la familia se pone
a trabajar, cortando las cañas, sacándoles todas las hojas, y amontonándolas para
cuando llegue Carlos, un señor que se lleva lo que se produce en todos los campos
de la zona, para transportarlas hasta el ingenio, que es donde la planta se transfor-
ma para obtener azúcar. Este señor es un “acopiador”.
Esta familia, como todos los vecinos de los campos cercanos, son pequeños pro-
ductores. La tierra no es mucha y no tienen muchas herramientas y maquinaria para
trabajar. Además, tienen algunas dificultades para vender su producción. Don Carlos,
como todos lo conocen, no quiere pagar mucho por las cañas que les compra y siem-
pre había discusiones. Antes de Carlos venía otro acopiador, que se llamaba Héctor,
y pasaba lo mismo. Por esa razón, Víctor comenzó a conversar con sus vecinos y a
proponerles que se organizaran.
Durante varios meses, Víctor se reunió con todos sus vecinos. Conversaban sobre
cómo hacer para obtener más ganancia, hacer que sus campos rindieran más y que
no tuvieran que seguir peleándose con los acopiadores, que exigen mucha produc-
ción, pero después pagan poco. Fue así como organizaron una cooperativa. Esta orga-
nización nuclea a 25 pequeños productores de la zona. Desde que se creó esta
cooperativa, que se llama “Sol de Mayo”, porque se creó el 25 de Mayo, Víctor tiene
muchas tareas. Reparte sus días entre el campo, donde se ocupa de su cultivo y de
reparar todo lo que se rompa, y las tareas que tiene en la cooperativa. A Víctor lo
nombraron presidente de la misma.
Ministerio de Educación
A Teresa no le interesa tanto lo que pasa con la cooperativa. Ella, para generar unos
pesitos extras, hace algunas changas. A veces limpia en algunas casas de Simoca y
otras veces toma algunos trabajos de costura. Además, en el campito de la familia
reservaron una hectárea donde, en lugar de sembrar caña, plantaron limoneros.
Están probando a ver si con la venta de limones les va mejor. Ya hay otros vecinos
que también tienen limoneros, y están aprovechando la organización de la coope-
Ciencias Sociales 133
rativa para juntar toda la producción y venderla en una fábrica que está en Simoca
donde producen jugo. Así, Teresa reparte sus días entre las changas, los limoneros
y el cuidado de su casa.
Esta familia tiene una casita muy humilde, con dos habitaciones y una cocina gran-
de. En una habitación duermen Víctor y Teresa con los dos nenes más chicos. En la
otra duermen los hijos más grandes. Uno de ellos ya está por terminar la secunda-
ria y tiene ganas de irse a vivir a San Miguel.
Los nenes más chicos van al colegio a la mañana. Por la tarde se encuentran con sus
amigos que viven más o menos cerca. Unos están a un kilómetro, otros del lado de
enfrente del camino que pasa por la puerta, corridito a unos doscientos metros.
Todos ellos se encuentran y van a jugar a un monte que queda ahí cerquita nomás.
Atrapan animales, juegan a las escondidas y a la pelota. Como en Tucumán casi siem-
pre hace calor, pueden quedarse hasta tarde. Después cada uno va a su casa, a dor-
mir, porque al otro día hay que ir a la escuela.
Relato 2: María
María, de 36 años, vive con su hija de 17 años, su madre y su padre. Como sus
padres están grandes y un poco enfermos, María se hizo responsable del predio
que tienen.
El campo se encuentra sobre la ruta 40, a pocos kilómetros de una ciudad que se llama
El Bolsón, en la provincia de Río Negro. Desde hace ya unos cuantos años, allí plan-
tan diferentes frutales: frutillas, frambuesas, moras y arándanos, entre otros.
El campo es grandecito, tiene unas 20 hectáreas. Desde hace cinco años que a
María le está yendo bien. Lo que más produce es frambuesa. Como le iba tan bien,
arrendó un campo de un vecino, que tiene 15 hectáreas, donde solo hay frambue-
sas. Todo lo que producen lo venden, aunque de diferentes maneras. Casi la mitad
de la fruta María se la vende a una empresa, que se ocupa de transportarla a
Buenos Aires, donde se vende en los supermercados. La fruta restante tiene dos
destinos: se vende en El Bolsón y en la ruta, donde María puso un puesto. También
produce mermeladas.
Por cierto, todo esto sería imposible que lo hiciera María sola. Para ello cuenta
con varios empleados. Para trabajar en el campo contrata a 7 personas durante
todo el año. Ellos se ocupan de cuidar las plantas, podarlas y reemplazar las que
estén enfermas o hayan cumplido su ciclo de vida. Entre noviembre y marzo aumen-
tan las tareas y es necesario emplear a otras 15 personas. Es el tiempo de recoger
la fruta y venderla, y de producir la mermelada. Entre noviembre y marzo son 19
Gestión escolar
las personas ocupadas de cosechar la fruta. Hacen falta muchas personas para
sacar cuidadosamente las frutas de sus plantas, seleccionarlas y ponerlas en cajo-
nes para luego entregarlas a la empresa. Las otras tres personas se ocupan de pro-
ducir mermelada.
134 Eje 3. Saberes específicos
Desde hace un año a María se le ocurrió poner un puesto de venta de sus productos
en la ruta. Como hay muchos turistas en la zona, aprovecha y les vende sus produc-
tos. Para eso contrata a una persona más, que de martes a domingo, de 10 de la maña-
na a 7 de la tarde, atiende el puesto, vendiendo frutas y mermeladas.
A María le está yendo muy bien en el campo. Por eso tiene mucho trabajo. Todos
los días, desde las 7 de la mañana está con su camioneta yendo de aquí para allá,
haciendo trámites en la ciudad, comprando los materiales que hacen falta para el
campo, atendiendo diferentes problemas que surgen cada día. Como le está yendo
realmente bien, tiene pensado comprar algunas máquinas, para cosechar más rápi-
do la producción.
La hija de María se llama Andrea. Ella está por terminar el secundario, que lo hizo
en El Bolsón. Todos los días va con su mamá hasta la ciudad, en la “chata”, y vuel-
ve a la tarde en un colectivo. Cuando puede ayuda en el campo, pero su mamá
no quiere. Prefiere que Andrea estudie. Ella, que ya está terminando la secunda-
ria, piensa ir a la universidad. Para eso tiene que mudarse por un tiempo a la ciu-
dad de Bariloche, que queda más lejos. Está pensando estudiar para recibirse de
ingeniera agrónoma. De esa forma, cuando termine su carrera, va a poder traba-
jar en el campo de su familia y, tal vez, en el campo de sus vecinos.
Actividades no presenciales
ACTIVIDAD NO PRESENCIAL 1
(Grupal, de entrega obligatoria)
Objetivos
Esta actividad propone una situación de trabajo en la que el equipo institucional deberá dis-
Ministerio de Educación
cutir y resolver algunos puntos de partida para definir la orientación general del área de
Ciencias Sociales en la escuela, la selección de contenidos y la planificación conjunta de
aprendizajes para el área. Se invita a recuperar en esta actividad los productos elaborados en
algunas de las actividades realizadas en el encuentro presencial.
La intención de esta actividad es proponer a los docentes un modo de trabajo basado en la
documentación de las preocupaciones, los enfoques y las decisiones que van orientando
Ciencias Sociales 135
la tarea de la escuela en relación con el área de Ciencias Sociales. Se espera que el equi-
po produzca textos que le resultaría útil recuperar en posteriores reuniones de trabajo,
por ejemplo, hacia la mitad y al final del año lectivo. En otras palabras, textos que puedan
constituir una memoria institucional para repensar trayectorias de trabajo colectivo en la
escuela.
Los textos elaborados como resultado de las consignas de trabajo propuestas deberían ser lo
suficientemente precisos y, a la vez, expresivos de las opiniones del equipo como para que
pudieran servir de guía y parámetro de evaluación de resultados del trabajo en el área de
Ciencias Sociales. Al mismo tiempo, deberían ser lo suficientemente sintéticos como para
que resulten potentes y operativos como marcos orientadores de la práctica.
Consignas de trabajo
rían en ellas.
Pueden valerse de los registros tomados en ocasión de resolver la Actividad presencial 6.
136 Eje 3. Saberes específicos
ACTIVIDAD NO PRESENCIAL 2
Objetivos
1) Lea el apartado “Una propuesta didáctica para analizar” y realice esta consigna según el
rol que le corresponda.
Docente: Evoque una escena de trabajo en el aula o bien seleccione una guía de pre-
guntas que haya brindado a sus alumnos para analizar y debatir grupalmente noticias
periodísticas. Señale dos diferencias que puede observar entre el modo de formular las
preguntas en esa experiencia propia y el modo en que se formulan las preguntas de la
propuesta didáctica.
Profesor de IFD: Recupere algunas preguntas que usted utilice como consignas con
los docentes que está formando. Indique qué propósito de aprendizaje, ejercitación
o conceptualización guió la confección de cada pregunta. ¿Cuál de esos ejercicios
cree que podría ayudar a los docentes a reflexionar sobre las preguntas que ellos
Ciencias Sociales 137
como docentes formularán a sus alumnos en las futuras situaciones de clase? Explique
por qué.
2) Con la ayuda del “Instructivo para realizar búsquedas temáticas en internet”, rastree algún
artículo periodístico que le parezca adaptable al trabajo en el aula sobre población urba-
na sin conexión a redes de gas natural en la Argentina.
3) Con la ayuda del “Instructivo para realizar búsquedas en Google Earth y en Wikimapia”,
encuentre, recorte y guarde una imagen de la localidad en la que se asienta su escuela.
Introducción
En esta parte se proponen varias sugerencias de actividades para trabajar sobre la organización
de la vida cotidiana en los espacios urbanos. En la presentación de las actividades se busca com-
partir los criterios que guiaron la toma de decisiones en el diseño de estas propuestas de tra-
bajo, con el fin de que sirvan de guía o inspiración para otros diseños posibles. La idea es analizar
las alternativas que se barajan a la hora de seleccionar contenidos y actividades, el modo en
que se recortan los temas, las potencialidades y dificultades que pueden presentan los materia-
les para propiciar diversas situaciones de aprendizaje.
Primero se desarrollan conceptos básicos sobre la organización de los espacios urbanos
y las formas de vida cotidiana asociadas con ellos. Luego se presentan algunos fundamentos
generales de la selección de contenidos y el diseño de las propuestas. En tercer lugar, se sugie-
ren propuestas de trabajo para el Primer Ciclo (con las variantes sugeridas para cada año), acom-
pañadas de comentarios y propuestas de análisis y reflexión.
Del mismo modo en que iniciamos el capítulo destinado a espacios rurales, proponemos abrir
un panorama lo más completo posible de la trama conceptual que sostiene los contenidos esco-
Gestión escolar
lares referidos a la organización del espacio urbano y la vida cotidiana en las ciudades:
◗ El tamaño de una ciudad no se mide por criterios físicos, sino por la cantidad
de población que habita en ella en forma permanente. En cada país se utilizan
convenciones estadísticas para fijar un mínimo de población por encima del cual
se considera a una localidad como “urbana”, y para clasificar a las ciudades en
pequeñas, medianas o grandes. En la Argentina, por ejemplo, se considera que
una aglomeración es urbana cuando tiene una población superior a 2.000 habi-
tantes. Y se clasifican en pequeñas cuando tienen hasta 49.999 habitantes; media-
nas, de 50.000 a 499.999, y grandes cuando superan los 500.000 habitantes.
◗ Las actividades predominantes en una ciudad definen las funciones urbanas que
cumplen en relación con regiones más amplias y ciudades de menor jerarquía.
Esas funciones urbanas suelen calificarse como administrativas, industriales, turís-
ticas, comerciales, culturales, portuarias, etc. Ciudades como La Rioja o Rawson
cumplen funciones predominantemente administrativas, mientras que otras
como Mar del Plata y Puerto Madryn combinan funciones turísticas, portua-
rias, comerciales y universitarias en su zona de influencia.
que se caracterizan por distintos usos del suelo urbano, formando mosaicos o
solapándose unas sobre otras (industriales, residenciales, comerciales, recreati-
vas). También es diferente el costo del suelo urbano en diferentes sectores de
la ciudad, lo que provoca una diferenciación socioeconómica del tipo de edifi-
cación y servicios que se concentran en diferentes barrios. Así, se pueden obser-
var barrios de viviendas lujosas, barrios de propietarios o inquilinos de medianos
ingresos, barrios de construcción económica o autoconstruidos, asentamientos
Ciencias Sociales 139
◗ En las grandes ciudades puede reconocerse con cierta claridad el centro de los
suburbios. En los centros generalmente se encuentra el origen remoto de la ciu-
dad a partir del cual se fue expandiendo la mancha urbana. Los suburbios sue-
len ser espacios más nuevos o, en algunos casos, antiguos núcleos urbanos que
quedaron dentro de una malla urbana más extensa y compacta. Más lejos se
140 Eje 3. Saberes específicos
encuentra la zona periurbana, franja que bordea las ciudades mostrando una
transición con respecto al entorno rural. En las ciudades más grandes conforma
una especie de “cinturón verde”, donde se localizan quintas y huertas que pro-
ducen frutas y hortalizas para la ciudad.
ACTIVIDAD PRESENCIAL 6
Sobre la base del texto anterior, produzca una caracterización de la ciudad o la zona
urbana/periurbana donde se asienta la escuela en que trabaja. Algunas de las preguntas rec-
toras podrían ser:
Ciencias Sociales 141
De modo similar a lo realizado en la sección sobre “Vida cotidiana en espacios rurales”, en este
apartado buscamos compartir algunos de los criterios que guiaron la selección de contenidos
desde la que se elaboraron las propuestas de actividades que siguen. Partimos de recorrer los
contenidos indicados en los Núcleos de Aprendizajes Prioritarios correspondientes al área de
Ciencias Sociales, en el eje “Sociedades y espacios geográficos”, con una misma pregunta, a
saber: ¿cuáles contenidos referidos a los espacios urbanos ofrecen mejores oportunidades para
abordarlos poniendo en foco la organización de la vida cotidiana?
Como resultado de este recorrido, se seleccionaron aquellos contenidos más directamen-
te vinculados con la comprensión de las redes que sostienen el funcionamiento diario de una ciu-
dad, y los diferentes tipos de ciudades según su tamaño y función. Pensamos que estos contenidos
permiten abordar desde problemas comunes referidos al acceso a los servicios básicos, hasta las
formas de encuentro social, las oportunidades de trabajo y la movilidad de la población urbana.
Si se coteja este recorte con el texto completo de los Núcleos de Aprendizajes Prioritarios podrá
advertirse que fuera de esta selección quedaron los contenidos más vinculados a las activida-
des económicas en las ciudades (industriales y de servicios), los usos del suelo urbano y la rela-
ción con las actividades primarias a través de los circuitos productivos. Ellos podrían dar lugar
al diseño de otra secuencia particular de la planificación anual; por ejemplo, para trabajar en
otro período del año.
El Primer Ciclo debería pensarse como una apertura a la enseñanza de ciertos conceptos
e ideas básicos que sentarán los pilares para complejizar los abordajes sobre problemas urba-
nos en el Segundo Ciclo.
Ministerio de Educación
son las mismas para todos los habitantes de una misma ciudad, el transporte no llega a todos
los puntos por igual, en otras zonas de la ciudad las viviendas lucen distintas y las actividades
son otras, hay zonas donde no hay viviendas y solo hay oficinas o talleres, algunas personas
toman un solo transporte para llegar a su trabajo, y otras deben viajar dos horas y tomar varios
medios de transporte.
Las propuestas de actividades sugeridas para el Primer Ciclo han buscado formas de pro-
piciar estos aprendizajes a través del estudio de las redes de servicios urbanos. Pensamos que
es fructífero instalar desde los primeros años una noción sencilla de red, como conjunto de
vías materiales que vinculan unos lugares con otros, y que permiten la circulación de medios
de transporte, de recursos como el agua, de fuentes de energía como la electricidad y el gas, de
la información, como los teléfonos y la conexión a internet. Otra de las ideas básicas que se
buscó trabajar en estas propuestas es que el abastecimiento de un servicio para la población de
una ciudad, sea pequeña o grande, requiere un trabajo de la sociedad que incluye la construc-
ción de infraestructura (por ejemplo, plantas de captación de agua de la fuente natural, plan-
tas de potabilización, tuberías subterráneas para conducirla hasta los consumidores) y la
organización social para su mantenimiento y funcionamiento.
En estos aprendizajes resulta clave el trabajo con recursos visuales diversos: mapas, foto-
grafías aéreas, imágenes satelitales, croquis. En las propuestas se buscó que el uso de estos recur-
sos y el desarrollo de habilidades de lectura y escritura de recursos gráficos no se abordaran
como temas en sí mismos (por ejemplo, desarrollando actividades de lectura de mapas antes de
plantear un tema o problema concreto de trabajo), sino que ingresaran en escena en la medi-
da que la comprensión de los temas estudiados lo fuera requiriendo.
Ya en el Segundo Ciclo se buscó diseñar situaciones de aula que permitieran profundi-
zar estas nociones básicas, y actividades que ayudaran a construir la idea de que lo que obser-
vamos en cada sector de ciudades de diferente tamaño tiene relación con la red o sistema urbano
más amplio que integra a esas ciudades. Se trató aquí de generar situaciones que requirieran
adquirir plasticidad para operar cambios de escala entre niveles de análisis planteados por los
propios problemas que se está trabajando (por ejemplo, entre el itinerario de una persona entre
su barrio de residencia y su lugar de trabajo, y el conjunto de flujos diarios entre los suburbios
y el centro de esa ciudad, o entre la pequeña ciudad donde se observa el paso de una ruta y la
red regional de ciudades de la que esa ruta forma parte). En ambos casos, se apunta a construir
la noción de la multiescalaridad de los procesos socioterritoriales.
En las sugerencias para el Segundo Ciclo también se propone generar situaciones didác-
ticas que requieran el manejo de diversidad de fuentes, combinando una profundización del
uso de materiales visuales con el desarrollo de habilidades de búsqueda de información en inter-
net, el análisis de datos estadísticos, etcétera.
Gestión escolar
Las actividades propuestas para el Primer Ciclo se inspiraron en la idea de que “… es necesario
seleccionar saberes relevantes para que los niños tengan oportunidades de pensar la realidad
social y de recuperar sus biografías personales en tanto sujetos constructores de conocimiento”
144 Eje 3. Saberes específicos
(Introducción general a la serie Cuadernos para el aula, pág. 17). Se buscó diseñar sugerencias de
trabajo donde la vida cotidiana en contextos urbanos se constituya en punto de partida para un
doble ejercicio: pensar las propias condiciones de vida y desarrollar capacidades para analizar
desde múltiples perspectivas y con diversas herramientas la propia situación en su complejidad.
Elegir un tema es una de las decisiones didácticas de carácter más estratégico. Las pro-
puestas de actividades que se presentan a continuación parten de recortar como eje temáti-
co el acceso a los servicios básicos en las ciudades. Ajustando todavía más este primer recorte,
se ha elegido el problema del abastecimiento del agua en distintas ciudades. Pensamos que
este recorte permitirá comenzar a desarrollar algunos aprendizajes básicos previstos para el
Primer Ciclo:
Caso 1
San Miguel de Tucumán (527.607 hab.) y Tafí Viejo (48.459 hab.) (Tucumán)
El diario La Gaceta señaló que en algunos barrios de la ciudad de Tucumán, actividades ruti-
narias como bañarse, limpiar la casa, lavar los platos y la ropa, regar las plantas se han con-
vertido en un lujo. “Ocurre en algunos barrios de calles polvorientas, en las afueras de la
capital, donde la gente espera al camión cisterna para llenar sus tachos. Sucede en Tafí
Viejo, donde miles de familias programan su día al ritmo de los cortes de agua, y también
en una zona residencial de Yerba Buena, donde sus habitantes casi no pueden usar el baño,
desde la noche hasta el amanecer. Las protestas por la falta de agua van en aumento.”
Ministerio de Educación
(En: http://www.periodismosocial.org.ar/notacompleta.cfm?id=2707)
Caso 2
Villa Ojo de Agua (5.832 hab.) (Santiago del Estero)
Construirán un acueducto para abastecer a Villa Ojo de Agua, Santiago del Estero
El gobernador de la provincia de Santiago del Estero pasó por el paraje La Pampa, donde
se hizo una perforación para dotar de agua potable a las familias que viven en Villa Ojo
Ciencias Sociales 145
Caso 3
Corpus (3.384 hab.) (Misiones)
En Corpus se denuncia la falta de agua potable
Corpus es una pequeña ciudad situada a orillas del río Paraná, de donde se obtiene el agua de
uso diario. La falta de agua se debe a que la vieja planta servía para abastecer a 100 usuarios.
Ahora hay entre 380 y 400 usuarios, cantidad que va en aumento porque se está beneficiando
a lugares que antes no se llegaba. La Cooperativa de Agua Potable adquirió una nueva bomba
de agua, pero el suministro [la cantidad que se reparte] no alcanza. Uno de los problemas es
que la planta potabilizadora, ubicada a unos 4 kilómetros del río Paraná, es muy pequeña.
Además, la Cooperativa está en una situación difícil porque la mitad de los socios no paga su
cuota y la red que provee agua en Corpus es antigua. “Tenemos agua un rato al mediodía y
otro rato a la tardecita. Pagamos 23 pesos y molesta que no haya agua”, se quejó un vecino,
padre de dos hijos. “En invierno es más llevadero, pero en verano es terrible”, y explicó que
para resguardar la salud de sus pequeños busca el agua de un pozo perforado.
Otra vecina, de 62 años, contó que “hay dos o tres días que estamos sin agua y a veces
más. Nos dijeron que es porque estaban colocando cañerías nuevas. Para tomar y cocinar
ocupamos el agua del pozo, que es más limpia y sana, y en verano los vecinos del barrio
vienen a buscar agua para consumir. Es el eterno problema del pueblo”. Otra socia, que
tiene treinta años de residencia en el antiguo pueblo, subrayó: “Jamás tuvimos agua como
la gente, mandé hacer un pozo, puse una bomba y con eso me defiendo en el verano por-
que no hay agua”. (Adaptado del diario El Territorio, 24 de agosto de 2004, disponible en:
http://www.misionescoop.com.ar/detalle.php?id=593)
Caso 4
Castelli (24.333 hab.) (Chaco)
La batalla entre pobres por la sequía en el Chaco
En el centro y norte del Chaco hace nueve meses que no cae agua como debería caer. En
Gestión escolar
Hasta ahora se diseñó un particular modo de controlar el uso del agua: “Damos la mitad
para la ciudad y la otra mitad para las 56 canillas públicas (de los barrios pobres). Un día
se le da a la mitad de la población y al día siguiente a la otra”. Las canillas y los pozos son
públicos. Aproximadamente hay uno cada cuatro cuadras.
En dos barrios pobres, hay gente que pasa las noches en vela para que nadie de otro
barrio saquee sus pozos. “Aquí nomás, anoche hubo una pelea con los del Curiyí (así le
llaman al barrio Quinta 66). Vinieron en la oscuridad a sacarnos agua y los agarramos”,
añade Romina en voz baja, y los diez vecinos que la acompañan con bidones atados en
racimos agachan la cabeza y quedan en silencio. En la 65 viven familias tobas y crio-
llas, en la 66 criollos y wichí. Nadie habla. Hasta que Carlos se anima: “Lo de anoche
no fue la primera vez. Desde hace unas semanas, con algunos nos turnamos para vigi-
lar de noche que nadie del otro lado venga a los pozos. En varios lados hacen así”, ase-
gura. “Tuvimos que juntar firmas para que el intendente nos abra un pozo; y no nos
vamos a dejar robar el agua así nomás”, añade. El pozo se abrió y con él los problemas.
La reconciliación entre los dos barrios parece lejana. La gente está desesperada y donde
encuentra agua, la saca.
Ante el desastre de la falta de agua, la Municipalidad de Castelli alquiló dos camiones con
capacidad de 30 mil litros para reforzar el trabajo de los 14 vehículos de la Cooperativa
de Servicios Públicos. Diariamente necesita un millón de litros de agua para abastecer la
zona. Los camiones recorren 70 kilómetros de ida hasta el Bermejo y otros tantos de vuel-
ta, tres veces al día. (Adaptado del diario Página/12, lunes 21 de noviembre de 2005, dis-
ponible en: http://www.endepa.org.ar/P-12_entresoja_reclamo.htm)
Según el año/grado en que se enseñe, pueden elegirse uno, dos o tres casos para trabajar sobre
distintos problemas. Cada uno de estos textos fue adaptado de las fuentes consultadas para
permitir el trabajo de los contenidos previstos. Los cuatro casos presentan un problema en
común: las dificultades para acceder al agua potable en las ciudades. El primer texto es el más
sencillo y abierto, porque ofrece menos información sobre los sistemas de abastecimiento y
los actores involucrados. Los otros tres casos son más extensos y complejos. Presentan, respec-
tivamente, el anuncio de una solución (Ojo de Agua), un problema sin solución definitiva
(Corpus) y un conflicto social a raíz del problema (Castelli). Cada uno de estos textos puede
trabajarse en sí mismo o en conjunto para comparar. También pueden ser adaptados por los
docentes según las características de cada comunidad.
Como en el caso de los relatos presentados en el tema anterior, el trabajo sobre los tex-
tos que describen los casos amerita una necesaria articulación entre las áreas de Lengua y de
Ciencias Sociales.
Ministerio de Educación
Para ampliar
Sobre esta cuestión se recomienda la lectura del apartado “El lenguaje como verte-
brador de los aprendizajes”, de los Cuadernos para el aula de Primer Ciclo.
Ciencias Sociales 147
Los tamaños de las ciudades pueden ofrecer al docente un recurso para articular las activida-
des de Ciencias Sociales con algunos contenidos de Matemática. En Primer Ciclo puede apro-
vecharse para reforzar la construcción de nociones de cantidad, por ejemplo, pidiéndoles a los
alumnos que ordenen de menor a mayor las ciudades según su tamaño, y conectando ese dato
con el tema (por ejemplo, observando que una ciudad con mayor población requerirá una red
más grande de cañerías y un mayor suministro diario de agua para abastecer a toda la pobla-
ción). También podría brindárseles el dato de población de la propia ciudad, y pedirle a cada
grupo que observe si la ciudad en la que ocurre el problema que analizan es más grande o más
pequeña que aquella en la que viven, y qué conclusión podrían obtener de ese dato.
Ya en tercer año/grado –o si se trabaja este tema en el Segundo Ciclo– podría proponerse a
los alumnos que aproximen la cantidad de hogares a los que debe proveerse agua en una ciudad,
dividiendo el total de la población por un número que ellos mismos establezcan como promedio
de personas por vivienda (o familia). Podría ser interesante para los chicos saber que este tipo de
estimaciones son realizadas por empresas y gobiernos a la hora de planificar el tendido de una red,
o prever la cantidad de litros de agua que deberá suministrarse a diario en una ciudad.
Una secuencia posible de actividades para primero y segundo año podría partir de la lectura
del texto más corto y sencillo referido a la falta de agua y sus efectos sobre la vida cotidiana,
como es el ejemplo de Tucumán.
1) Luego de leer junto con sus alumnos el texto, el maestro puede proponer preguntas que
evoquen escenas de la vida cotidiana de los chicos en las que el agua tenga algún papel:
¿para qué usan ustedes y sus familias agua potable todos los días? ¿De dónde se obtie-
ne el agua para beber? Y dependiendo del contexto, si se utiliza agua de diferente cali-
dad o fuente: ¿es la misma agua que se utiliza para lavar la ropa o limpiar la casa?, ¿por
qué? De este modo, el maestro puede recuperar de esas escenas la idea de que el agua
es un recurso imprescindible que atraviesa múltiples actividades de la vida cotidiana.
2) A partir de las experiencias narradas por los alumnos, el maestro podrá volver sobre
el texto disparador. Este puede ser un buen momento para incorporar algunas de las
fotografías que se proveen en el CD, donde pueden observarse escenas cotidianas rela-
cionadas con el modo de conseguir el agua, y también algunas de las infraestructuras
de los sistemas de distribución.
comparando las dificultades allí planteadas con las dificultades y/o facilidades para el
acceso al agua en la zona de la escuela.
la escuela?, ¿en qué períodos?, ¿por qué? ¿De quién depende la llegada de la red de
agua potable a las casas y a la escuela? ¿Hay algunos barrios donde el agua llega por
red y otros donde el agua se toma de pozos? ¿Por qué existen estas diferencias? ¿Qué
diferente uso del agua permiten estos dos sistemas?
Una posibilidad para completar esta actividad es realizar una pequeña investigación
sobre el sistema de abastecimiento de agua de la propia localidad. Algunas preguntas
que podrían plantearse son: ¿de qué empresa, cooperativa o área gubernamental depen-
de el suministro de agua? ¿De dónde se extrae el agua?, ¿de un río, un arroyo o una
napa subterránea? ¿Dónde se encuentra la planta potabilizadora? ¿Hasta dónde llegan
las cañerías por las que se distribuye el agua que allí se potabiliza? ¿Todas las vivien-
das tienen agua por red? ¿Qué hacen las familias que no cuentan con este servicio para
obtener agua potable?
4) En localidades pequeñas puede ser factible invitar al aula a algún encargado de la plan-
ta, de la empresa o de alguna dependencia municipal para que los alumnos les formu-
len preguntas sobre este tema. En este caso, el maestro podría construir un cuestionario
junto con sus alumnos antes de la llegada del entrevistado. En otros casos puede con-
seguirse algún folleto de la empresa o cooperativa responsable, y buscar las respues-
tas en ese material.
5) Con la información provista por el técnico (o por los folletos u otra fuente), los alum-
nos podrían realizar uno o dos dibujos ilustrando el “camino” del agua desde la fuen-
te hasta las casas, colocándole las etiquetas que corresponda a cada tramo del circuito.
M Enlizados
el CD se ofrecen dos ejemplos de este tipo de esquemas que podrían ser ana-
por el maestro y utilizados para construir un gráfico análogo sobre el
sistema de abastecimiento de agua local.
Una secuencia didáctica para tercer año/grado –e incluso para cuarto– podría utilizar los tres
casos más complejos, que ponen el foco en el problema del desigual acceso a los servicios
urbanos y permiten observar diferentes actores, responsabilidades y conflictos.
1) El maestro podría abrir el tema con las preguntas relativas al suministro del agua en
el propio contexto, como en la actividad 2) antes sugerida.
M Véase el ejemplo incluido en el CD: “Otros recursos para trabajar el tema del acce-
so al agua potable en las ciudades”.
Una posibilidad para cerrar el tema podría consistir en la confección de un afiche para con-
cienciar a la población o a las autoridades responsables sobre el problema del acceso al agua
potable y las soluciones requeridas. Esta actividad podría aplicarse a los casos analizados –si
ha logrado sensibilizar e interesar a los alumnos– o bien a la propia situación local, si se deci-
de completar este tema con una breve investigación sobre el abastecimiento de agua en la pro-
pia localidad, tal como se sugirió para primer año/grado. En ese caso, la producción del afiche
podría combinar mapas, fotografías, esquemas producidos por los alumnos, breves párrafos con
información y eslóganes o consignas.
ACTIVIDAD PRESENCIAL 7
Si usted es directivo: En una reunión con el equipo docente, ¿qué criterios de evaluación de
los aprendizajes propondría al cabo de la realización de las actividades sugeridas arriba?
¿Cuáles de las consignas propuestas a los alumnos sugeriría a los docentes que recuperen
para diseñar un instrumento de evaluación?
Si usted es profesor de IFD: ¿Qué consignas de trabajo podría dar a los futuros docentes para
que diseñen actividades de aula basadas en el uso de noticias periodísticas?
4
Ciencias Naturales
Presentación
Estos encuentros de capacitación tienen la intención de ofrecer a los docentes un ámbito de re-
flexión sobre la enseñanza de las Ciencias Naturales en la escuela, que dé oportunidad de
aprender a todos los alumnos, reconociendo la heterogeneidad de intereses, tiempos, ritmos y
capacidades que habitualmente se presentan en un aula. Dado que el conocimiento que se
toma como referencia en el área es, fundamentalmente, de naturaleza científica, para alcan-
zar el objetivo señalado será necesario incluir algunas consideraciones acerca de la construc-
ción de conocimiento en este campo y establecer relaciones con la manera en que estas
afectan su enseñanza. Compartimos en ese sentido una reflexión expresada en los Cuadernos
para el aula, en cuanto a que
Nos mueve la idea de compartir algunos caminos, secuencias o recursos posibles, sumar
reflexiones sobre algunas condiciones y contextos específicos de trabajo; poner a conver-
sar invenciones de otros; abrir escenas con múltiples actores, actividades, imágenes y lec-
turas posibles.
Los aportes teóricos y las actividades que se presentan para profundizar las interpretaciones
sobre estas últimas están en estrecha relación con la importancia que le otorgamos a debatir y
profundizar en las escuelas la enseñanza de los Núcleos de Aprendizajes Prioritarios, como
vehículo para favorecer la alfabetización científica, que requiere la participación activa de
docentes, equipos directivos, supervisores y formadores.
M Elconstructivista
tema de la alfabetización científica y tecnológica desde una perspectiva socio-
es discutido por Gerárd Fourez en uno de los artículos incluidos
en el CD.
Refirmamos de este modo los propósitos generales del Proyecto de alfabetización científica del
Ministerio de Educación de la Nación, respecto de su preocupación por “instalar en la socie-
152 Eje 3. Saberes específicos
dad la necesidad impostergable de una educación científica de calidad para todos” y por desa-
rrollar en los estudiantes “la capacidad de crear conocimiento, por encima de reproducirlo”.
Para ampliar
La página respectiva del Ministerio de Educación de la Nación puede consultarse en
http://redteleform.me.gov.ar/pac/
Asimismo, atendiendo a las demandas que los nuevos escenarios plantean a docentes y alum-
nos, compartimos la necesidad de:
◗ Apropiarse de los conocimientos científicos escolares de base que articulan ideas, expe-
riencias y lenguaje sobre los modelos científicos.
◗ Acceder a los nuevos discursos científicos.
◗ Evaluar argumentos, distinguiendo los científicos de otras perspectivas.
El Eje 3 incluye dos encuentros presenciales: el primero tiene una duración de 8 horas y el
segundo, de 4 horas. Entre ambos, se prevé la realización de actividades no presenciales reso-
lubles en 15 horas de trabajo.
En el primer encuentro presencial se trabajará a partir de un relato y de actividades expe-
rimentales, para favorecer la reflexión sobre las características de la producción científica y las
condiciones que posibilitan una aproximación a ella por parte de un sujeto en situación de
aprendizaje.
Las actividades previstas para la instancia no presencial propician nuevas reflexiones sobre
el mismo tema, centradas en los contextos que se les presentan a los alumnos.
El último encuentro presencial apunta a profundizar los temas anteriormente presenta-
dos a partir del análisis y la discusión de los trabajos elaborados por los participantes durante
la instancia no presencial y con el aporte de nuevo material teórico.
Introducción
Amanece. Los primeros rayos del sol delinean el contorno de nubes remotas. Las sie-
nes del hombre perciben el frescor de la brisa que arranca sonoridades de espectros a
las chapas del galpón. En los establos hay un rumor de patas y de dientes. Un aroma
silvestre comienza a fusionarse con la transpiración. El silencio se quiebra, a veces, por
un aleteo entre las sombras o un canto desde las profundidades del bosque. La luz de
Ciencias Naturales 153
El breve texto precedente describe una situación en la que intervienen colores, movimien-
tos, aromas, sonidos. Con un poco de imaginación, podemos pensar que el hombre de la
escena está intentando relacionar, ensayar algún orden, alguna correspondencia dentro de la
enorme complejidad de lo que está ocurriendo. ¿Habrá conexión entre la luz y los sonidos
procedentes del bosque? ¿Y entre el rumor de los establos y la ubicación de las nubes? ¿Serán
los colores del cielo una consecuencia de la posición del sol? ¿Afectará la brisa la cadencia
de su ritmo cardíaco?
Seguramente nos hemos planteado preguntas similares ante un gran número de situacio-
nes de la vida cotidiana, en las que somos espectadores de fenómenos de complejidad seme-
jante a los de la escena anterior. Es muy posible que, en esas circunstancias, nos hayamos
encontrado con las mismas dificultades del protagonista, pues los fenómenos suelen presentar-
se dentro de un intrincado entramado en el que no es sencillo determinar qué guarda relación
con qué.
Un orden posible surge al aplicar las interpretaciones provistas por la ciencia. Recurriendo
a ciertos conocimientos científicos vigentes estaríamos en condiciones de proponer relaciones
dentro de aquel cúmulo de sucesos: el frescor en las sienes está ligado a la evaporación del sudor
incrementado por la brisa, los colores del cielo se deben a la dispersión de las distintas longi-
tudes de onda que constituyen la luz solar, el sonido de las chapas está asociado al fenómeno
de resonancia, etcétera.
Estas interpretaciones, como muchos otros productos humanos, son el resultado de una
construcción de siglos en la que muchas personas aportaron sus esfuerzos, sus talentos y sus
capacidades, y numerosas ideas sirvieron de inspiración para posteriores desarrollos. Al lado
de aciertos y de avances, acaso como una necesaria contracara, también hubo concepciones
erróneas, intentos fallidos, caminos muertos...
Proponemos una actividad que plantea una aproximación a algunos aspectos de la cons-
trucción que mencionamos en los párrafos precedentes. En ella se enfrentará con un conjunto
de acontecimientos “desordenados” que deberán ser procesados y organizados a través de un
intercambio con otros colegas.
El análisis de la situación problemática planteada en esta actividad será encarado en peque-
ños grupos. A partir de la información provista por los acontecimientos de la narración, se debe-
rá formular interpretaciones a modo de hipótesis, es decir: suponer una explicación posible,
presumir un resultado, plantear algún juicio probable a partir de los indicios que serán presen-
tados y –desde ya– de los conocimientos que cada uno posea.
La elección de las peculiaridades del relato responde a varios propósitos. En primer lugar,
que se pueda vivir la trama “desde adentro”, involucrándose. Por esa razón concebimos una
Gestión escolar
historia con un aceptable grado de verosimilitud, escrita en el lenguaje corriente, es decir, sin
complicaciones técnicas adicionales.
En segundo lugar, como se podrá apreciar a medida que se avance en la lectura, la moda-
lidad de trabajo permitirá poner en juego un conjunto de acciones relacionadas con algunos
procedimientos que, aunque no son exclusivos del campo científico, son empleados usualmen-
154 Eje 3. Saberes específicos
te en ese ámbito. A lo largo de las tres etapas del relato, por otra parte, se intenta bosquejar un
paralelo con ciertos fenómenos y con el desarrollo de algunas disciplinas científicas.
Es importante dejar en claro, sin embargo, que esta actividad solo plantea una aproxima-
ción y que, por lo tanto, no debe ser confundida con los procedimientos que usan los científi-
cos, de los cuales se diferencia en varios aspectos fundamentales. Uno de ellos radica, por
ejemplo, en la elección del modo de expresión utilizado: el lenguaje científico, a diferencia del
corriente, requiere suma precisión, y por eso se estructura sobre símbolos, conceptos y expre-
siones matemáticos que configuran un estilo particular de producir y de comunicar el conoci-
miento. Según Lemke:1
ACTIVIDAD PRESENCIAL 1
a) Realicen en grupos la lectura de la primera de las tres partes del siguiente relato, narra-
do desde la perspectiva de lo observado por un joven, Marcelo, que acaba de mudarse
a un barrio para él desconocido.
1 J. Lemke (1997), Aprender a hablar ciencia. Lenguaje, aprendizaje y valores, Buenos Aires, Paidós.
2 El texto es una adaptación del publicado en el Programa de Educación para Adultos 2000: Guía de Estudios de Física
(2004), Secretaría de Educación, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Ciencias Naturales 155
Los edificios más cercanos le impiden observar qué es lo que está sucediendo;
una hora más tarde, a juzgar por el movimiento tranquilo de la gente, todo ha
vuelto a la normalidad. Secretamente, Marcelo se propone averiguar qué es ese
edificio, basándose en lo que vea a través de su ventana. El desafío es, al fin y al
cabo, una forma de soportar el encierro obligado. Como inicio del juego detec-
tivesco, esa noche planea una serie de actividades para el día siguiente, que inclu-
ye observaciones regulares a horas determinadas, y en eso está cuando acaba
por dormirse.
Al día siguiente, a primera hora, presencia la llegada de una veintena de personas,
al tiempo que se retira un grupo más pequeño. Le parece que casi todos llevan cami-
sa celeste, aunque no puede asegurarlo por la distancia que lo separa de ellos. De
la chimenea próxima a las antenas continúa saliendo un hilo de humo. Al frente del
edificio distingue un cartel casi totalmente oculto donde lee una C, que parece ser
la primera letra de una palabra. Media hora después comienza un continuo ir y venir
de personas, que suelen cargar objetos de tamaños diversos. Algunos llegan con un
bulto pero se marchan sin él; con en otros, sucede al revés. Hay un señor con bas-
tón acompañado por un perro, y varios camiones que descargan bultos de formas
aproximadamente cúbicas. Al mediodía llega un hombre que lleva un chico en bra-
zos, quien se mueve grotescamente cuando es abandonado en el suelo.
El tercer día Marcelo no advierte nada novedoso, excepto el grupo de gente que arri-
ba a primera hora.
Al día siguiente, en cambio, ocurre algo notable: un grupo de personas, que calcu-
la cercana al centenar, se reúne con carteles frente al edificio. En uno de los carte-
les distingue, no sin esfuerzo, la palabra “Basta”.
El quinto día se levanta temprano. Desea observar la llegada del grupo habitual que,
de acuerdo con los datos anteriores, debe ocurrir a una hora determinada. Y, en efec-
to, sucede tal cual lo previsto. Más tarde comienza el constante movimiento de gente
con bultos.
Por la noche observa las luces del edificio: nota que las ventanas se van iluminando
progresivamente de una a la vez, a medida que se apaga la luz de la ventana ante-
rior. Finalizada la operación en los dos pisos, solo queda iluminado un cuarto de la
planta baja. Intenta distinguir qué hay adentro, pero se lo impide la luz intensa de
un farol exterior ubicado sobre la ventana.
Al otro día no hay ningún tipo de actividad, salvo la entrada y salida de pequeños
grupos de personas. A la noche repite la observación de las luces y comprueba que
siguen el esquema del día anterior, por lo que Marcelo supone que es una práctica
habitual.
Gestión escolar
b) Les proponemos tomar el lugar de Marcelo y, a partir de los datos suministrados por la
primera parte del relato, contestar la pregunta que se planteó el protagonista: ¿qué es el
edificio?
Para ello sugerimos que analicen cuidadosamente todos los detalles de la narración y
los anoten recurriendo a alguna forma de registro que les parezca efectiva para ese fin.
Durante el procesamiento de los datos, tal vez sea útil distinguir aquellos sucesos que
consideran periódicos de los que ocurrieron de manera ocasional.
Escriban, a continuación, cuál es la interpretación de mayor consenso en relación con el
edificio. Si han surgido varias interpretaciones, agréguenlas a la primera.
c) Dentro del conjunto de hechos narrados, describan cuáles les parecen fundamentales
para sostener la interpretación que acaban de formular. Desde esa perspectiva, propon-
gan una explicación posible para los hechos que consideran relevantes.
d) Dentro del mismo conjunto de datos, mencionen cuáles son secundarios o no significa-
tivos para la elaboración de sus interpretaciones.
e) ¿Es posible que alguno de los datos no “encaje” con la interpretación formulada? Si es
así, indiquen en qué casos se presenta esa situación.
f) Les proponemos ahora un intercambio de opiniones con los otros grupos y con el capa-
citador. Registren los señalamientos que vayan surgiendo a partir de ese intercambio.
Segunda parte
Marcelo consigue un largavista
El panorama es muy diferente a través del largavista. Lo que antes parecían camisas,
ahora son nítidamente guardapolvos. Marcelo advierte la llegada de varios albañi-
les que comienzan a reparar una de las paredes del edificio.
Por la tarde se produce una alborotosa visita: un micro de escolares, cuyos delanta-
les blancos son perfectamente distinguibles con el largavista. Los cuenta: son 31,
acompañados por una señora gorda y alguien que parece ser un celador, y cuyo
aspecto le resulta desagradable. Están unas dos horas en el interior del edificio. Salen
comiendo y arremolinándose, y el celador los hace rápidamente subir al micro. Esta
vez cuenta 30 chicos, pero no está seguro de no haberse equivocado debido a la
Ministerio de Educación
ven los hombres. Más tarde llegan otros camiones que bajan unos cubos que parecen
ser de corcho o telgopor, pues, pese a su tamaño, son transportados sin dificultad.
Estudiando el movimiento de los albañiles, Marcelo ha podido prever el día en que,
una plataforma que utilizan, ocultará el farol que impide ver el interior de la habita-
ción iluminada por la noche. Anota en su registro el instante previsto.
En los días siguientes no sucede gran cosa. Una tarde regresan los hombres arma-
dos. Puede distinguir ahora que sus armas son en verdad extrañas: parecen rifles,
pero poseen una manguera conectada a un tanque pequeño, a manera de unas que
recuerda de una historieta espacial. Además, observando cuidadosamente, descu-
bre que los hombres llevan máscaras. Consulta sus registros de los días anteriores,
y comprueba que ha pasado exactamente una semana desde su anterior aparición.
Al otro día, al regresar a su cama desde la cocina, ve un automóvil negro. Una de
sus puertas es mantenida abierta por un chofer de prolijo uniforme. Marcelo ima-
gina la llegada de un personaje importante, y se reprocha haber descuidado su tra-
bajo de investigación. Poco después ve que una anciana sube al auto, y este parte
velozmente.
Por la tarde es testigo de un sensacional incidente. Uno de los albañiles, que está
trabajando sobre un andamio, comienza a hacer gestos con sus brazos. En la penum-
bra de una ventana, Marcelo distingue a alguien que parece estar vestido con un
tapado de piel o un sobretodo, y que agita violentamente una soga del andamio. El
albañil tiene tiempo para descender y, al llegar a tierra, manifiesta con grandes ges-
tos su enojo frente a sus compañeros.
A última hora Marcelo repara en un detalle que no había notado antes. De vez en
cuando hay personas que salen del edificio con recipientes y frascos, pero regre-
san sin ellos. Del mismo modo, reconoce algunos que salen sin nada, pero regresan
con algo en sus manos. Eso le hace suponer la existencia de una construcción cer-
cana a donde se dirige la gente, aunque no logre verla por las edificaciones que se
interponen.
Un día, por otra parte, se produce lo que Marcelo ya había previsto: por la noche,
cuando el farol queda oculto por la plataforma, puede divisar un hombre de unifor-
me gris en el único cuarto iluminado del edificio.
g) A partir de los nuevos datos y sin olvidar los proporcionados por la primera parte del
relato, vuelvan sobre la pregunta: ¿Qué es el edificio?
Recomendamos recurrir nuevamente a la forma de registro usada en la primera etapa.
¿Por qué creen que es conveniente este procedimiento? ¿Cuál es la ventaja de disponer
de él si se lo compara con el simple registro memorístico?
Gestión escolar
k) Entre los hechos narrados, describan cuáles les parecen fundamentales para sostener la
actual interpretación, cuáles son secundarios y cuáles no “encajan” con la interpreta-
ción formulada.
m) Indiquen si, en algún momento, Marcelo es capaz de inferir la existencia de algo que,
sin embargo, no puede divisar desde su puesto de observación. Si es así, ¿a partir de
qué datos él realiza la inferencia?
n) Señalen un momento del relato en el que una cierta circunstancia hace favorable una
determinada observación y otro momento en el que, al contrario, las observaciones se
ven obstaculizadas.
o) Realicen un nuevo intercambio de opiniones con los otros grupos y con el capacitador.
Registren los señalamientos que vayan surgiendo a partir de ese intercambio.
Tercera parte
A Marcelo le prestan un telescopio
una aleta.
Los nuevos datos son registrados y examinados durante el almuerzo. A la hora de la
siesta ya intuye el resultado de la investigación. En ese instante regresa el auto negro,
del cual desciende nuevamente la anciana. Al salir del edificio lleva un perro entre
sus brazos apretándolo contra su pecho. El perro tiene un pata enyesada. Suben al
automóvil y se marchan velozmente.
Ciencias Naturales 159
Marcelo sonríe con cierta satisfacción. No podría afirmar qué es exactamente el edi-
ficio, pues para ello debería continuar con sus observaciones. No obstante, consi-
dera que la idea que tiene es bastante precisa.
◗ A partir de los nuevos datos y de los provistos por las dos partes anteriores del rela-
to, contesten: ¿Qué es el edificio?
◗ Si sus ideas han cambiado, seleccionen los acontecimientos más importantes de las
dos primeras partes e interprétenlos a la luz de su nueva explicación.
q) Proponemos, a continuación, otro intercambio de opiniones con los demás grupos y con
el capacitador.
Como seguramente habrá advertido, en “El enigma del edificio” hemos hecho hincapié, más
que sobre los resultados obtenidos, sobre el proceso de intercambio realizado por los partici-
pantes dentro de cada grupo y entre un grupo y otro. Su trabajo se ha parecido al que fue atri-
buido al hombre de la escena que inició este cuadernillo, quien intentaba “relacionar, ensayar
algún orden, alguna correspondencia dentro de la enorme complejidad” de los acontecimien-
tos que lo tenían como observador.
Ciencias Naturales 161
Para conseguir ese objetivo, los grupos han analizado la serie de hechos “desordenados” que se
fueron desplegando a través de la lectura del relato, los cuales tuvieron que ser organizados
desde la perspectiva de algún criterio juzgado pertinente. Con esta actividad intentamos, de
algún modo, trazar un paralelo entre la permanente interacción que se dio en los grupos y la
concepción de la ciencia como una construcción social.
Es importante señalar que los grupos han participado de un proceso en el que la impre-
cisión final fue, notoriamente, mucho menor que la inicial. Para poder formular interpretacio-
nes a modo de hipótesis, usted y los demás participantes:
Como resultado del proceso de análisis e intercambio, los grupos construyeron distintos
modelos del edificio. Durante el diseño de la actividad, se ha tenido en cuenta que la habi-
lidad de modelar es “una herramienta del pensamiento que no puede ser aprendida como
un contenido”, sino que únicamente se accede a ella mediante la práctica (M. Guevara y
R. Valdez).
Un modelo es una representación simplificada y arbitraria de un objeto o de un proceso
de la realidad, en el que se describe y explica un número limitado de aspectos de aquello que
se modela. Esto significa que un modelo, por ser incompleto, constituye necesariamente solo
una aproximación a lo real. Los modelos pueden, o no, presentar similitudes formales o fun-
cionales con aquello que representan. Por esa razón pueden tomar diversas formas, desde una
teoría a un artefacto, una maqueta, un prototipo, un diagrama, un esquema, un conjunto de
operadores matemáticos o un programa de computadora.
M Enraleza
los textos incluidos en el CD podrá acceder a mayor información sobre la natu-
de los modelos, los cuidados que requiere su empleo, las características de
sus distintos tipos, etcétera.
Gestión escolar
Al fomentar una reflexión acerca de las diversas operatorias puestas en juego, es decir, las mane-
ras en que cada uno seleccionó y procesó la información, qué datos fueron considerados impor-
tantes y cuáles no, cómo se argumentó y se confrontaron ideas, qué resultados se lograron al
162 Eje 3. Saberes específicos
afinar las observaciones y cómo se fueron modificando las interpretaciones iniciales, intenta-
mos establecer una primera conexión con las formas de proceder propias de la ciencia, a las
que, en general, se suele denominar “método científico”.
De un modo muy general puede afirmarse que el método científico es un conjunto de
prácticas (operaciones, reglas y procedimientos) que son empleadas por la comunidad cientí-
fica y son aceptadas como válidas para construir y poner a prueba sus teorías.
La escuela suele otorgarle un espacio destacado a la descripción minuciosa de las etapas
y la naturaleza de este “método”, al que supuestamente adhieren los científicos para realizar sus
“hallazgos”. Se reproducen entonces, con ligeras variantes, las ideas de Francis Bacon, quien
“no fue un pionero en ningún campo de la investigación, descubridor de ninguna nueva ley de
la naturaleza, ni autor de ninguna nueva gran hipótesis”, pero “se enorgullecía del avance revo-
lucionario que había logrado con respecto al método”.3 Según Bacon, el método científico cons-
ta de las etapas de observación, formulación del problema, recopilación y análisis de datos,
planteo de hipótesis, experimentación, puesta a prueba de la hipótesis por experimentación y
elaboración de teorías.
Esta presentación del tema se asocia frecuentemente con una concepción acerca del desa-
rrollo científico, en la que este se presenta como un conjunto de descubrimientos integrados
en una secuencia lineal de aproximaciones a la “verdad”. En un contexto como ese, señala
G. Fourez,4 el conocimiento científico se erige como el único conocimiento verdadero, con-
fiable y digno de interés, libre de prejuicios, supersticiones y dogmas. Los científicos aparecen
como luminarias intachables diseminadas en el tiempo, casi una raza de elegidos, que descu-
bren fenómenos insospechables a partir de los cuales construyen teorías de un valor general.
El saber que van edificando “es neutral y de un valor universal, por encima de las contingen-
cias históricas y los intereses sociales”.
Desde una visión más actual, en cambio, la actividad científica se sitúa dentro de un marco
diferente, en el que los científicos son, como en otras profesiones, afectados por conflictos e
intereses de lo más diversos, y “... el descubrimiento de un tipo nuevo de fenómeno es necesa-
riamente un suceso complejo”5 en el que participan diferentes actores.
Para el notable científico e historiador de la ciencia John Bernal, numerosas historias
de la ciencia “son relatos acerca de los grandes descubridores que se han ido sucediendo en
una especie de revelación de los secretos de la naturaleza. Naturalmente, la existencia de
grandes científicos ha tenido efectos decisivos en el progreso de la ciencia, pero sus reali-
zaciones no pueden estudiarse aisladamente de su contexto social (...) pues aquellos fueron
hombres de su tiempo que estuvieron sometidos a las mismas influencias formativas. (...)
Ningún gran hombre se basta a sí mismo en ningún terreno cultural, y mucho menos en la
ciencia; no puede realizarse ningún descubrimiento efectivo sin el trabajo preparatorio de
Ministerio de Educación
otros científicos...”.6
Con relación a la supuesta objetividad con que operan los investigadores, el físico Paul
Hewitt7 sostiene que “los científicos deben esforzarse por distinguir entre lo que ven y lo
que desean ver, pues, como la mayor parte de las personas, tienen una gran capacidad para
engañarse a sí mismos”.
También se ocupa del tema la serie de Cuadernos para el aula de Ciencias Naturales. En ellos
se plantean las siguientes reflexiones:
Una postura muy semejante ya fue expresada en 1952 por los físicos Gerald Holton y Stephen
Brush:8
Si por método científico significamos las normas y reglas según las cuales los científicos
de ahora y del pasado han realizado su trabajo, dos cuestiones se presentan de modo obvio:
en primer lugar aquí, como en toda tarea, no hay uno, sino muchos métodos y muy varia-
dos, y, en segundo lugar, estos distintos métodos se suelen exponer después de realizar el
trabajo y, por tanto, resultan más bien artificiales. Se comprende el deseo de establecer
algún procedimiento preciso o conjunto de reglas a seguir en todo trabajo científico, pues
beneficiaría grandemente todos los campos de la enseñanza; pero, como en la búsqueda
de la piedra filosofal, esta esperanza ha tenido que ser abandonada.
Como ejemplos de las diversas alternativas de acción que pueden presentarse para la construc-
ción de un modelo, presentamos dos situaciones. Ambas constituyen casos ampliamente reco-
nocidos en el campo de la historia de las ciencias.
La primera situación tuvo lugar a principios del siglo XIX, cuando los científicos sospecha-
Gestión escolar
ban que entre el magnetismo y la electricidad debía haber algún vínculo. Habían observado que
las brújulas se desviaban al producirse descargas eléctricas en la atmósfera. Sin embargo, nadie
había podido idear alguna experiencia que confirmara la sospecha. Todo parecía indicar precisa-
mente lo contrario, pues, al acercar una pila a un imán, este no era afectado en lo más mínimo.
En 1820, el físico y químico danés Hans Christian Oersted (1777-1851) realizó un expe-
rimento casual que permitió interpretar la relación entre el magnetismo y la electricidad. Oersted
repetía el habitual experimento con la pila y el imán en la Universidad de Copenhague. Pero esta
vez, medio por casualidad, unió con un cable los dos polos de la pila... y la aguja se desvió.
Interpretó ese hecho del modo siguiente: el efecto magnético aparecía solo cuando la electrici-
dad circulaba, y ello ocurría siempre y cuando se estableciera un circuito cerrado con la pila.
El descubrimiento fue el punto inicial de un conjunto de investigaciones realizadas por
varios científicos notables, como el francés André Marie Ampère (1775-1836) y los ingleses
Michael Faraday (1791-1867) y James Clerk Maxwell (1831-1879).
La segunda situación tuvo como protagonista al científico alemán Friedrich August Kekulé
von Stradonitz (1829-1896). A mediados del siglo XIX, Kekulé trabajaba en el marco de los
conocimientos disponibles en la época con la intención de formular una estructura posible para
la sustancia denominada benceno. En esa época, la estructura de los compuestos orgánicos
solo se concebía en cadenas lineales. En 1865 Kekulé propuso una representación, aún vigen-
te: lo imaginó en forma de anillo, a partir de haber soñado una serpiente enroscada mordién-
dose la cola.9
Giré la silla hacia el fuego y comencé a quedarme dormido. Los átomos comenzaron a brin-
car delante de mis ojos, y los grupos más pequeños permanecían en el fondo. Debido a las
visiones que se repetían, mi ojo mental, más afinado, pudo distinguir estructuras mayores
con conformaciones diversas; extensas filas, a veces unidas más íntimamente; todas retor-
ciéndose y agitándose con un movimiento semejante al de una serpiente. Pero... ¿qué era
aquello? Una de las serpientes había tomado con la boca su propia cola y su silueta daba
Ministerio de Educación
vueltas violenta y burlonamente delante de mis ojos. Me desperté como sobresaltado por
el resplandor de un relámpago, y pasé el resto de la noche desarrollando las consecuen-
cias de esa visión.
9 En algunos textos se afirma que Kekulé imaginó dos monos, cada uno agarrándole la cola al otro. Esto, desde luego,
no cambia en absoluto la naturaleza del planteo.
Ciencias Naturales 165
ACTIVIDAD PRESENCIAL 2
a) Ensaye alguna explicación de cómo puede ser que una idea, al decir de Bernal, esté “en
el aire” y su paternidad, como ocurre en el caso de descubrimientos científicos simultá-
neos, pueda ser compartida por más de una persona.
(Para responder este punto, tal vez le sea útil considerar su registro de los comentarios
finales a la actividad “El enigma del edificio”. Mencione aspectos que suelen detectarse
“en el aire” durante el desarrollo de esa actividad.)
b) ¿Le parece que, en algún momento durante el desarrollo de la actividad “El enigma del edi-
ficio”, aparecieron actitudes en los participantes que presentaran puntos de contacto con
lo que afirma Hewitt en el párrafo anterior? Más precisamente: ¿qué relación puede esta-
blecer entre la frase de Hewitt y la reflexión que se solicita en el punto d) de la segunda
parte del relato, sobre las observaciones supuestamente “objetivas” realizadas por Marcelo?
c) ¿Cómo describiría la actitud de Oersted para poder advertir lo que estaba ocurriendo
durante el suceso que se describe?
d) Proponga una explicación para la situación que vivió Kekulé. ¿Cómo interpretaría, en el
marco de las investigaciones que se estaban realizando, la “aparición” de una nueva idea
científica a partir de lo acontecido en un sueño?
e) A partir de todo lo anterior, y a modo de síntesis, debata con los integrantes de su grupo:
¿hay “un método” en la ciencia?, ¿hay muchos?, ¿puede pensarse que los científicos
siguen, paso a paso, algún supuesto itinerario cuando realizan una investigación?
◗ Entre las ideas trabajadas en las actividades anteriores, hay varias que aparecen desa-
rrolladas de distintas maneras tanto en los NAP como en los Cuadernos para el aula.
Seleccione aquellas ideas que le parecen más significativas y trate de localizarlas en
Gestión escolar
◗ Discuta cómo podrían incorporar y trabajar estas ideas en el ámbito de una clase en
el profesorado.
◗ Piense en distintas estrategias que favorezcan su implementación por parte de los
futuros docentes.
Tras debatir en los grupos los puntos incluidos en la Actividad presencial 2, se realizará un
nuevo intercambio colectivo con la participación del capacitador.
Registre las ideas que aparezcan durante esa actividad, pues se retomarán en varias ocasio-
nes en el contexto de los contenidos específicos que habrán de tratarse en las páginas siguientes.
M Enles elsobre
CD se podrá acceder a un conjunto de textos que exhiben visiones más actua-
la naturaleza de la ciencia, tales como las posturas denominadas CTS
(Ciencia, Tecnología y Sociedad).
Uno de los primeros obstáculos para llegar a comprender la naturaleza del conocimiento cien-
tífico se expresa a través de una confusión bastante frecuente entre la descripción y la explica-
ción de un fenómeno. En otras palabras: ¿la ciencia describe al mundo o, en cambio, propone
explicaciones sobre lo que se observa de él? La alfabetización científica concibe la opción expli-
cativa por sobre la descriptiva, y propone una enseñanza de las ciencias orientada a recuperar
ese aspecto central de la producción científica.
Las investigadoras Mercé Izquierdo y Neus Sanmartí10 presentan una perspectiva de cómo
abordar esta pregunta en el campo de la enseñanza:
En las clases de ciencias hay una actividad que se considera básica: “explicar”, porque lo
que nos interesa es la comprensión, el establecimiento de relaciones, la negociación de sig-
nificado en el aula. Los profesores explicamos las ideas que queremos que el alumnado lle-
Ministerio de Educación
gue a hacer suyas, pero también les pedimos constantemente que expliquen cómo han
entendido lo que han leído, cómo han hecho una determinada experiencia, cómo inter-
pretan los fenómenos observados, qué creen que pasará si introducen cambios, etc.
Podríamos afirmar que la palabra explicar engloba un gran número de acciones que se hacen
en clase y al mismo tiempo es el principal objetivo de todo proceso de enseñanza: “que los
alumnos y alumnas sean capaces de explicar”.
(...) No obstante, toda explicación es relativa: depende del reconocimiento previo de un
problema o de una pregunta, y de los conocimientos que proveerán las explicaciones. Por
ejemplo, cuando se plantea la pregunta “Explica qué ha pasado cuando hemos mezclado
el azúcar con el agua”, las respuestas pueden ser muy diversas: “Se ha disuelto” o “las par-
tículas de azúcar se han repartido entre las partículas de agua” (…)
De hecho, la expresión: “Se ha disuelto”, dicha por un experto, incluye todas las demás y
es una buena explicación para uno mismo. En cambio, esa expresión puede ser utilizada de
una manera mimética por un aprendiz sin que tenga ningún valor explicativo (...) Cuando
se pide una explicación científica de algún fenómeno siempre hay que reformular la des-
cripción de las observaciones realizadas utilizando términos procedentes del contexto cien-
tífico, es decir, de las teorías o de los modelos teóricos aceptados en aquel momento.
En esta parte le planteamos una serie de actividades experimentales muy sencillas. Es muy
posible que las tres primeras experiencias le resulten conocidas. Las hemos elegido porque
requieren materiales fáciles de obtener, se realizan en poco tiempo y –sobre todo– porque per-
miten generar una primera reflexión en torno de lo que significa efectuar una descripción y lo
que se entiende por una explicación.
Para realizar las experiencias se trabajará en pequeños grupos, cada uno de los cuales
dispondrá de los siguientes materiales:
ACTIVIDAD PRESENCIAL 3
◗ A continuación, mientras llevan a cabo la experiencia, tome nota de todo lo que acon-
tece desde el momento en que se tapa la vela.
◗ Concluida la experiencia, proponga una explicación para lo que acaba de ocurrir.
b) Hagan una lista de los saberes que puso en juego para proponer su explicación. (Por
ejemplo, que adentro del frasco hay aire; que el aire tiene una determinada composi-
ción; que la combustión es un fenómeno en el que se absorben ciertos materiales y se
liberan otros, etcétera).
d) Imaginen una situación de clase en la que se realice esta experiencia. Discutan en qué
ciclo la plantearían y cuál podría ser el conocimiento que les interesa trabajar.
Al concluir esta experiencia y tras el debate posterior, les proponemos participar de un inter-
cambio de opiniones y conclusiones con los otros grupos y con el capacitador. No olviden
registrar los señalamientos que vayan surgiendo a partir de ese intercambio.
M Para más información sobre contenidos específicos (elementos que participan en una
combustión, los modelos del calórico y del flogisto, la evolución de las ideas sobre el
calor y sobre el vacío, etc.) se pueden consultar los artículos incluidos en el CD.
ACTIVIDAD PRESENCIAL 4
a) En esta ocasión utilizarán tres frascos, ordenados siguiendo un tamaño decreciente. Les
recomendamos que, antes de volver a usarlo, tomen la precaución de airear el frasco
empleado en la experiencia anterior moviéndolo ligeramente hacia un lado y el otro con
la boca hacia abajo.
Ministerio de Educación
◗ Organicen las acciones en su grupo para poder tapar simultáneamente los tres fras-
cos. Lleven a cabo la experiencia.
◗ Concluida la experiencia, propongan una explicación para el nuevo resultado.
b) Hagan una lista de los saberes que pusieron en juego para proponer su explicación.
e) Imaginen una situación de clase en la que se lleve a cabo esta experiencia, después de
haber realizado la anterior. Debatan qué contenidos agregaría esta nueva experiencia
sobre la anterior.
ACTIVIDAD PRESENCIAL 5
En este caso, armen un experimento similar al anterior, pero esta vez con esta disposición:
◗ Antes de realizarla, escriban qué creen que ocurrirá en esta nueva situación.
◗ Organicen las acciones y lleven a cabo la experiencia.
◗ Concluida la experiencia, propongan una explicación para el nuevo resultado.
ACTIVIDAD PRESENCIAL 6
Aunque esta actividad también se realiza en grupos, proponemos que el análisis se realice
por escrito en forma individual. Las hojas escritas se entregarán luego, en forma anónima, al
capacitador, para que efectúe alguna clasificación con la totalidad de las respuestas. La elec-
ción de esta modalidad tiene como propósito generar un clima de debate y búsqueda de expli-
caciones, y para ello es conveniente preservar las distintas opiniones individuales de la
“contaminación” que podría producirse ante otras opiniones y permitir el posterior confron-
tamiento de un espectro de respuestas lo más amplio posible. Por la misma razón, le solici-
tamos que, durante el desarrollo de la experiencia, se abstenga de hacer comentarios y que
solo los formule cuando el capacitador se lo solicite.
El procedimiento es el siguiente: se adhiere una vela al fondo de una fuente, usando un poco
de vela derretida. Luego se vierte un poco de agua en la fuente, como indica la imagen.
◗ En el paso siguiente, van a tapar la vela encendida con un frasco invertido. Antes de
hacerlo, escriba qué cree que ocurrirá.
◗ A continuación, mientras llevan a cabo la experiencia, tome nota de todo lo que acon-
tezca desde el momento en que se tapa la vela. (Tenga en cuenta que este registro
de observaciones constituye una descripción de los fenómenos.)
◗ Concluida la experiencia, proponga una explicación para lo que acaba de ocurrir.
ACTIVIDAD PRESENCIAL 7
b) ¿Cuáles son los saberes que puso en juego para proponer su explicación?
Ministerio de Educación
c) Tal como había sido acordado, entregue su hoja con las respuestas al capacitador.
d) Mientras el capacitador lee las respuestas y las clasifica, les proponemos reflexionar entre
todos los integrantes de su grupo sobre el sentido de haber analizado esta actividad en
forma individual y por escrito.
Ciencias Naturales 171
◗ ¿Por qué suponen que hemos preferido evitar la “contaminación” de las opiniones
individuales?
◗ ¿Cuál es la ventaja de disponer de un espectro de respuestas lo más amplio posible?
◗ Además de poder acceder a respuestas no “contaminadas”, ¿qué otras posibilidades
se habilitan al disponer de un registro escrito?
f) Para enriquecer la reflexión del grupo, les proponemos la lectura de unos breves frag-
mentos, extraídos de la Introducción a los Cuadernos para el aula, que hacen referencia
al rol de la escritura durante el trabajo en el aula.
Si usted es director: Seguramente, una de las tareas que realiza consiste en efectuar obser-
vaciones de clases. ¿Qué tipo de consideraciones plantearía al docente para que, en su pro-
puesta de trabajo, se otorgue importancia no solo a la descripción de los fenómenos por los
alumnos sino también a su explicación?
Una vez que hayan quedado registradas las conclusiones del intercambio grupal, los invita-
mos a participar de un nuevo intercambio con los otros grupos y con el capacitador.
172 Eje 3. Saberes específicos
Durante la interacción con los demás participantes y el capacitador, no olviden anotar todos
los aspectos que consideren relevantes.
M Ende actividades
el material incluido en el CD se presentan sugerencias didácticas y propuestas
para trabajar con sus alumnos, tanto en relación con la presión atmos-
férica como con otros temas que forman parte de los NAP.
el docente intenta imprimirle a la actividad, tendrá pocas posibilidades de “ver” en esa situación
aquello que de él se espera. Los experimentos por sí solos no muestran nada. Lo que “orienta” la
mirada son las preguntas que sobre el fenómeno se formulan y los conocimientos con los que se
cuenta. Por estas razones, un factor que condicionará fuertemente las posibilidades de aprendi-
zaje que se están ofreciendo es la contextualización de la experiencia: cómo se propone, qué se
le dice al alumno, hasta dónde se lo hace participar del proyecto de enseñanza, cómo se incluye
el experimento en una secuencia, qué se hace antes y qué se hace después de realizarlo.
Ciencias Naturales 173
En varias ocasiones los Cuadernos para el aula hacen hincapié en este aspecto. Al referirse a la con-
textualización de las situaciones de enseñanza se señala:
Otro elemento para considerar en la tarea de enseñar ciencias es la elección de los proble-
mas que se propondrán y la planificación de las tareas que se van a realizar. En este senti-
do, se trata de elegir aquellas preguntas o problemas que sean capaces de darle sentido al
trabajo, así como de planificar actividades que permitan a los chicos aprender a hacer explo-
raciones y “experimentos”, para luego poder pensarlos y hablar sobre ellos.11
Actividades no presenciales
Usted deberá, junto con el grupo de la institución a la que pertenece, realizar un trabajo escri-
to en el que se incluyan las consideraciones solicitadas en los puntos a), b) y c) de esta actividad.
dición necesaria tener un laboratorio? ¿Quizás haya que disponer el aula de alguna
forma en particular? ¿Con qué materiales habrá que contar?
11 Cuadernos para el aula. Tercer Grado. Ciencias Naturales (2006), Buenos Aires, Ministerio de Educación.
174 Eje 3. Saberes específicos
b) Las siguientes modalidades constituyen alternativas para proponer a los alumnos las activi-
dades propuestas en el texto sobre la existencia del aire y de la atmósfera terrestre.
Para disponer de más elementos para el análisis, usted podrá realizarlas con sus colegas.
Intenten también implementar con alumnos la modalidad elegida. Ello puede efectuar-
se en el aula o reuniendo un grupo de niños de tercero, cuarto o quinto grado/año.
Registren lo que acontezca para poder reflexionar mejor sobre el tema.
Primera alternativa
Imagine que usted estuvo intercambiando ideas con los alumnos acerca de la existencia de
aire a nuestro alrededor y que ellos han llegado, con distintos grados de convicción, a acep-
tar su presencia. Entonces podría plantearles:
◗ ¿Habrá alguna manera de obtener más datos para ponernos de acuerdo acerca de la
existencia del aire?, o ¿qué podríamos hacer para tener más datos acerca de las carac-
terísticas del aire?
Es posible que, a partir de su pregunta, los alumnos propongan inflar un globo, desinflarlo u
otras situaciones semejantes. Usted podría sugerir la opción de usar jeringas descartables,
que son elementos de fácil obtención. Si se provee a los alumnos algunas jeringas para que
“jueguen” con ellas, es probable que algunos adviertan que, si corren el émbolo hacia afue-
ra y, tapando el orificio de la jeringa, presionan sobre el émbolo, no logran llegar al final de
su recorrido.
A continuación, se incluyen otras experiencias posibles para reflexionar acerca de que el aire
ocupa lugar.
Papel
El papel
no se mojó
aire
Ministerio de Educación
El agua no El agua
entra en entra
el tubo
1 Al inclinar el vaso, el aire
sale en forma de burbujas
Ciencias Naturales 175
Ante este conjunto de propuestas, sería interesante debatir con los chicos cuáles son los argu-
mentos que podrían aportar tales experiencias al problema planteado.
Es difícil que los alumnos puedan proponer una experiencia como la que se relata en la pági-
na 125 del Cuaderno pero, a esta altura de la clase, puede plantearla usted, como una activi-
dad para observar, registrar los datos y analizar de qué manera esta se relaciona con el tema
que se está estudiando.
Al realizar esta experiencia, los chicos tal vez reconozcan situaciones semejantes a la que se
plantea. Probablemente haya quienes jueguen con una jabonera y hayan notado que al sumer-
girla en el agua con la boca hacia abajo, el agua no entra en ella y el jabón pegado en su fondo
no se moja. Estas vivencias podrían conducir al diseño entre todos de una variante del expe-
rimento anterior. Por ejemplo, usar el mismo vaso transparente y colocarle un papel adentro
de modo que no se caiga cuando el vaso se da vuelta (ello, como puede ir probando con los
alumnos, se consigue poniendo el papel “a presión” o usando cinta engomada). A continua-
ción, así invertido, hay que sumergirlo verticalmente dentro de un recipiente con agua. Al
sacar el conjunto vaso-papel se podrá comprobar que el papel no está mojado.
El planteo de este tipo de actividades, como lo muestran repetidas veces los Cuadernos para
el aula, abre puertas a la generación de nuevas situaciones problemáticas que requieren, a
su vez, nuevos diseños. Por ejemplo, a continuación de la última experiencia, usted podría
plantear esta pregunta:
◗ ¿Qué ocurrirá si se repite la experiencia pero esta vez, al sumergir el vaso invertido
con el papel adentro, se lo inclina ligeramente dentro del agua?
Es importante señalar que toda vez que lleve a cabo alguna de las actividades sugeridas, habrá
que tener en cuenta que las observaciones que realiza una persona que ya conoce esas expe-
riencias –y que, por lo tanto, las emplea para corroborar un resultado esperado– suelen no
coincidir con las que efectúa quien no dispone de ese conocimiento.
Las actividades presentadas en páginas anteriores de este módulo, desde “El enigma del edi-
ficio” hasta la sucesión de experiencias con velas, seguramente permitieron reflexionar acer-
ca de que cualquier observación está condicionada por el marco conceptual, por las preguntas
y por los intereses de quien realiza esa observación. No es de extrañar, por lo tanto, que fren-
te a la experiencia propuesta por el texto leído o a las diversas variaciones sugeridas, muchos
alumnos adopten actitudes aparentemente incomprensibles como, por ejemplo, llegar a sos-
tener que la experiencia no permite apreciar resultados con claridad. Incluso puede darse el
caso de quienes afirmen cosas tan “sorprendentes” como que el agua asciende por el interior
del vaso aunque no se vea que el corcho suba, o que el papel permanece seco gracias a algún
Gestión escolar
“truco mágico”. Desde la perspectiva de quien conoce el fenómeno que se observa en la expe-
riencia, esto puede ser considerado como la expresión de una cierta resistencia de los alum-
nos a visualizar lo que parece “evidente”; sin embargo, pone en cuestión lo difícil que resulta
para ellos admitir que algo tan tenue como el aire pueda ofrecer suficiente resistencia al ascen-
176 Eje 3. Saberes específicos
so del agua dentro del recipiente invertido. Por eso, muchos chicos “eligen” poner en duda
su propia observación, antes que cuestionar su idea intuitiva sobre el fenómeno.
Resulta interesante la posibilidad de solicitar a los alumnos que anticipen por escrito el resul-
tado de la observación de la experiencia que se propone y luego pedirles que lean sus opi-
niones. Si, en lugar de por escrito, cada anticipación se formulara a través de una exposición
oral, se podrían “contaminar” las respuestas. En cambio, como usted habrá notado, durante
las actividades con velas que realizó en el encuentro presencial y, probablemente, también
en situaciones de su propia experiencia docente, de esta manera es posible evidenciar el con-
flicto que resulta de confrontar las distintas opiniones que circulan en la clase. Por otra parte,
el registro de las ideas previas permite la comparación clara con las alcanzadas después de
la realización del trabajo, favorece la reflexión sobre el cambio en las interpretaciones y con-
tribuye al proceso de aprendizaje. Como se expresa en los Cuadernos para el aula:
Otro momento importante de trabajo en el aula lo constituye la reflexión con los alum-
nos sobre sus propios aprendizajes. Al discutir con los chicos cómo fueron modifican-
do sus puntos de vista al comparar, por ejemplo, los criterios usados inicialmente para
clasificar plantas, paisajes o materiales y los que son consensuados como aquellos más
confiables desde una mirada científica en la escuela promovemos la autorregulación
de los aprendizajes. También lo hacemos al incentivar el uso del cuaderno de clase, ya
que los registros escritos son insumos valiosos para pensar sobre el propio aprendiza-
je y el de los compañeros, así como evaluar los progresos realizados.
Segunda alternativa
Las formas de plantear primeras aproximaciones al tema del aire son muy diversas, y la apela-
ción a diferentes clases de textos o de imágenes suele ser un recurso fértil. Una de las vías
posibles podría ser que usted les contara a sus alumnos que encontró una adivinanza cuya reso-
lución conduce al título del tema nuevo que van a estudiar y proponerles que, en lugar de dar
simplemente la respuesta, formen grupos de dos o tres chicos para pensar otras adivinanzas
cuya respuesta sea coincidente con esa. Por ejemplo, podría leerles el texto siguiente:
juego sus conocimientos acerca de las propiedades del aire, tales como la transparencia, la
presencia a todo nuestro alrededor, la intangibilidad y la resistencia, o su relación con el vien-
to. La propuesta no está buscando entrar en el tema de manera de procurar un entusiasmo
o interés adicional, que pudiera distorsionar o desdibujar la intención de enseñanza.
Posteriormente, al intercambiar pareceres y opiniones entre todos sobre la pertinencia de
las adivinanzas presentadas, podrán confrontarse las distintas ideas de los alumnos sobre el
Ciencias Naturales 177
tema. Entonces, en el marco de estos debates, usted podrá proponer una experiencia como
la propuesta que hemos planteado. Al finalizarla podría solicitar a los niños que agreguen o
modifiquen sus adivinanzas iniciales sobre la base de los aprendizajes realizados.
c) Después de leer las dos alternativas que se plantean para proponer las experiencias,
deténgase a analizar la diferencia entre la realización de una experiencia sin otra inter-
vención que la información del procedimiento que los niños deberán realizar, y la posi-
bilidad de enmarcarla en alguna de las situaciones anteriormente propuestas.
◗ Discuta cuáles son las ventajas y los inconvenientes que podrían surgir en cada caso.
◗ ¿Qué conclusiones alcanzadas en el primer encuentro presencial, en el que usted
vivenció el trabajo experimental, le resultaron útiles para reflexionar en la situación
planteada?
◗ ¿Cuál alternativa tendería a elegir? ¿Interpreta que la inclusión de aspectos que pue-
den ser considerados lúdicos constituye en sí misma un criterio para su elección?
Justifíquelo.
◗ Considerando su experiencia: ¿qué modificaciones o combinaciones entre las alter-
nativas anteriores propondría? ¿Con qué objeto lo haría?
ACTIVIDAD NO PRESENCIAL 2
se reúnan en pequeños grupos y diseñen un dispositivo que permita que el agua ascienda
dentro del recipiente invertido. Es muy posible que, como resultado de la confrontación de
opiniones, los chicos propongan –o usted puede ofrecerles– la utilización de un recipiente
cuyo material no solo sea transparente sino que además permita ser agujereado.
Con esta nueva situación se intenta generar condiciones que reactiven los debates iniciales,
ya que es posible que el nuevo contexto sea propicio para la reaparición de las representa-
ciones de partida a que hicimos referencia párrafos atrás.
En estas condiciones es posible que se planteen alternativas como las siguientes, en las que
los alumnos propongan:
◗ Agujerear el vaso a una altura tal que, al introducirlo en el recipiente de mayor tama-
ño, el orificio quede sumergido.
◗ Hacer dos agujeros a distintas alturas.
◗ Agujerear la base del vaso e introducir a través de él una pajita por donde se pueda
aspirar el aire del interior.
◗ Realizar un agujero lateral y taparlo hasta que queda sumergido dentro del agua y
recién después destaparlo.
Si la experiencia realizada es la del vaso que se sumerge invertido con el papel, a través de
un intercambio se puede inducir el uso de una manguerita, a partir de lo cual los alumnos
podrían ir probando lo siguiente:
El aire sale
La idea es generar entre todos nuevas discusiones en torno de los argumentos que fueron
considerados para elaborar sus diseños, a los comportamientos que se esperan de ellos, al
registro de los hechos una vez que se lleven a la práctica y al planteo de nuevas situaciones
problemáticas a partir de esas construcciones.
Ciencias Naturales 179
Sale el aire
Si usted es docente
◗ ¿Le parece que tendría sentido la inversión de tiempo que la experiencia supone?
¿Por qué?
◗ ¿Cómo imagina que deberían ser sus intervenciones para favorecer los debates entre
los chicos?
◗ ¿De qué manera y en qué momento sería conveniente introducir información para
explicar el ascenso del agua en algunos dispositivos y en otros no?
◗ ¿Con qué nueva situación podría continuar la secuencia de enseñanza?
Si usted es directivo: El propósito central de esta actividad es reflexionar acerca de los dis-
positivos didácticos que es necesario implementar para ofrecer oportunidad de aprendizaje
a un grupo de alumnos atendiendo a tiempos de aprendizaje diferentes:
◗ ¿Qué intercambios propondría mantener con los docentes de la escuela para compar-
tir las reflexiones realizadas en el desarrollo de la actividad?
◗ ¿Cómo argumentaría acerca de la insuficiencia de haber transitado una situación de
enseñanza para aprender?
La apelación a diferentes clases de texto constituye una herramienta principal para la enseñan-
za y el aprendizaje de las Ciencias Naturales. La primera cuestión importante a considerar se
refiere, desde luego, a la selección de los textos adecuados. Para seleccionar un texto convie-
ne tener en cuenta un conjunto de características tales como su accesibilidad en el discurso, su
lógica interna, su densidad conceptual, la relevancia de los contenidos presentados, la idonei-
Gestión escolar
dad en la información, la pertinencia de las actividades planteadas. Es muy difícil que un mate-
rial responda exactamente a lo deseado, pero siempre es posible diseñar estrategias adecuadas,
tales como consignas, situaciones problema y secuencias de lectura que favorezcan una buena
aproximación de los alumnos a los contenidos de enseñanza. Los textos pueden presentar dis-
tintas funciones didácticas: actuar como motivador, como generador de un problema o de un
180 Eje 3. Saberes específicos
conflicto que deberá intentarse resolver; plantear una ampliación, una nueva mirada de los con-
tenidos trabajados previamente; permitir la corroboración de lo aprendido, ser utilizado como
un instrumento de evaluación, etcétera.
Pero no basta con haber seleccionado un texto que, en el contexto que acaba de explici-
tarse, se juzga como apropiado. También es importante remarcar que la interpretación que de él
se haga será una construcción personal de un lector en interacción con ese objeto texto. Esta
construcción está condicionada por el mayor o el menor conocimiento que se posee del tema,
así como por las razones que motivan la lectura, tales como necesidades propias e intereses genui-
nos o la mera respuesta ante un requerimiento del docente. Por otra parte, si bien no existe una
única interpretación posible de un texto, tampoco es válida cualquier interpretación que se haga.
Por estas razones, la interpretación de un texto expositivo constituye una actividad siempre difí-
cil para un alumno que debe apelar a él para aproximarse a un nuevo conocimiento, para afian-
zarlo o para resignificarlo en un contexto diferente. Por todo ello, la lectura requiere condiciones
que favorezcan la interpretación buscada por el docente. Sin embargo, cuando en el área de
Ciencias Naturales se propone leer un texto expositivo, habitualmente su lectura no es tenida en
cuenta como contenido a enseñar. En contraposición, queremos subrayar que la interpretación
de un texto está afectada por los contenidos específicos, y que no se aprende a leer en un cier-
to momento sino que constituye un proceso que se profundiza en cada acto de lectura.
ACTIVIDAD NO PRESENCIAL 3
Primera parte
Para reflexionar sobre el problema que acaba de plantearse le proponemos discutir la moda-
lidad con la que usted podría encarar la lectura del texto “Sobre la atmósfera terrestre”, que
se incluye en la página 128 de la serie Cuadernos para el aula. Ciencias Naturales 3.
¿Qué interpretación podrían hacer los niños, por ejemplo, de la relación planteada
entre la existencia de la atmósfera y la vida en nuestro planeta? ¿Cuántos conoci-
mientos están involucrados en esa afirmación?
◗ ¿De qué manera propondría la lectura para ayudarlos en la interpretación buscada?
¿Leería usted en voz alta y se detendría a hacer aclaraciones? ¿Propondría la lectura en
parejas? ¿Elaboraría una lista de preguntas? ¿Elegiría otra modalidad? ¿Por qué razones?
Ciencias Naturales 181
Segunda parte
12 Adaptado de A. Espinoza (2006), “La especificidad de las situaciones de lectura en ‘Naturales’”, en: Lectura y Vida,
Año 27, N° 1, marzo.
182 Eje 3. Saberes específicos
que considera importante y que no se muestra sencilla de ser interpretada. Pero para
interpretar el sentido con el que la analogía se propone es necesario comprender
en qué se asemejan y en qué se distancian el análogo y el fenómeno en estudio.
Los textos escolares son difíciles para los alumnos. Para acceder a un conocimiento
del área, siempre hace falta recurrir a otros conceptos con los que está íntimamen-
te relacionado. Es casi imposible concebir, por ejemplo, un abordaje al concepto de
materia sin hacer referencias a las sustancias, la temperatura, el calor, a los estados
de agregación (sólido, líquido y gaseoso), por mencionar solo algunos conceptos
que no constituyen necesariamente el objeto de enseñanza en el momento de la
lectura. Cada uno de estos términos remite a un concepto en el campo científico
que el alumno no posee, aunque disponga de ciertas ideas sobre los mismos.
Muchos de esos términos son polisémicos: tienen una o varias acepciones en el len-
guaje cotidiano, y otra más estricta o rigurosa en el campo científico. Así, cuando
en un texto figura “los gases se escapan del recipiente” se supone que el autor no
quiere atribuirle intencionalidad a ese estado de la materia. Si bien un lector forma-
do en el área no necesita de dicha aclaración, muchos alumnos confieren a la expre-
sión una condición animista. El animismo, la atribución del mismo comportamiento
macroscópico observable a lo microscópico, así como el carácter modélico de lo
que se dice, constituyen dificultades inherentes al conocimiento específico que el
texto no puede aclarar permanentemente.
Un texto admite diferentes niveles de interpretación. En los extremos, se puede
hablar de una lectura más pegada a lo descriptivo y otra de carácter explicativo. Esta
afirmación no supone un proceso cronológico sino diferentes posibilidades, afec-
tadas por los conocimientos de los que dispone el lector y por las condiciones en
las que se efectúa la lectura. Dado que los textos expositivos del área comunican
modelos y teorías científicos, este segundo nivel, de carácter explicativo, permite
comprender de qué y cómo se habla en ciencias y utilizar dichos modelos como
herramienta para la interpretación de los fenómenos en estudio.
Interpretar cuáles son las dificultades y las posibilidades que ofrece un texto lleva a
efectuar consideraciones acerca del recorte particular de contenidos y de la riguro-
sidad con la que el conocimiento es presentado. Para considerar estos aspectos será
necesario entonces identificar lo que el texto “dice” y lo que deliberadamente deja
“sin decir” (la selección de contenidos y su formulación), así como lo que está con-
fusamente dicho y lo “no dicho”.13 La interpretación de un texto, concebida como
Gestión escolar
13 La expresión “no dicho” está tomada de David Olson (1998), El mundo sobre el papel, Barcelona, Gedisa, y refiere al sen-
tido, no explicitado en el texto, con el que lo escrito debería ser tomado.
184 Eje 3. Saberes específicos
sobre ese asunto y busca respuestas para modificar, profundizar, confirmar o deses-
timar las ideas que poseía. No siempre se lee todo un material. A veces se intenta loca-
lizar aquellas partes en las que supone podrá encontrar satisfacción a sus intereses.
Las intervenciones del docente en las situaciones de lectura para aprender ciencias
naturales estarían entonces fuertemente condicionadas por los objetivos de la secuen-
cia y por la manera en que ella se articula con otras secuencias anteriores o posterio-
Ciencias Naturales 185
res a la que se desarrolla. El docente que interviene para ayudar a que el lector pueda
construir un significado ajustado al proyecto de enseñanza intenta “expandir” el texto
“rellenando” selectivamente con aquello que el texto, por su condición de texto o por
cuestiones ligadas a la lógica del conocimiento en juego, no dice, de manera que el
lector pueda aproximarse al significado que se quiso comunicar. El texto se “expan-
de”14 fundamentalmente agregando información: contextualizando la producción de
ese saber (dando información a los alumnos acerca del momento histórico científico
en que aparece esa pregunta en la ciencia); proponiendo otros usos de la teoría en
cuestión (dando ejemplos de cómo la teoría explica fenómenos que se pueden, por
ejemplo, observar en la vida cotidiana); orientando hacia la localización de los datos
en los que se apoya el texto o estableciendo relación con otras situaciones que pue-
den ser del dominio de los alumnos y que el texto no incluye; aportando precisión
sobre los términos técnicos que el texto utiliza y a los que el alumno puede estar otor-
gándoles otros significados, más ligados a su uso cotidiano.
Habitualmente, un lector formado considera la necesidad de confrontar su interpre-
tación en un ir y venir dentro del mismo texto o en un intercambio con otros lecto-
res. Pero esa actitud no suele estar incorporada entre los alumnos, quienes deberán
aprender a buscar marcas en el texto que ayuden a revisar y ajustar la interpreta-
ción alcanzada. En este sentido las analogías, que normalmente aparecen cuando lo
que se comunica es conceptualmente importante y difícil de acceder o interpretar,
demandan al docente anticipar intervenciones para ayudar a los alumnos a identifi-
car pistas textuales que permitan localizarlas (como si fuera, es posible comparar…)
y capturar el sentido con que las mismas son utilizadas.
Las razones hasta acá enunciadas justifican la necesidad de enseñar a leer textos
expositivos del área en clases de Ciencias Naturales en el contexto de una secuen-
cia didáctica que permita a los alumnos una interpretación ajustada del texto.
Tercera parte
Si usted es docente:
◗ En el contexto del texto anterior, ¿qué valor le otorga a proponer la lectura después
de un debate en el que los alumnos pudieran expresar sus propias ideas sobre el
tema? Por ejemplo si, luego de las experiencias realizadas, preguntara: ¿existe rela-
ción entre el aire y la atmósfera? ¿Son la misma cosa?, o ¿por qué siempre hay aire a
nuestro alrededor? ¿A qué puede deberse que el aire, siendo tan tenue, no se esca-
pe de la Tierra? ¿Hasta dónde creen que se extiende el aire si ascendemos?
Gestión escolar
14 Con la expresión “expande” nos referimos a señalamientos que puede efectuar el docente en situación de lectura.
Aunque en este caso no se consideran, es necesario aclarar que dichas informaciones también podrían buscarse con la
apertura a otros textos.
186 Eje 3. Saberes específicos
bién varios imanes de distintas formas y tamaños, y trozos de distintos materiales (diferentes
metales, madera, cartón, plásticos). Ellos serán insumo necesario para realizar una experien-
cia. Le sugerimos también consultar la serie Cuadernos para el aula - Ciencias Naturales 4, dis-
ponible en la página web del MECyT.
Ciencias Naturales 187
Con mucha frecuencia, en el área de Ciencias Naturales las situaciones de enseñanza se con-
ciben como si inevitablemente produjeran aprendizaje. Así, se propone una experiencia con
la ilusión de que, naturalmente, el alumno logrará observar, describir e interpretar lo mismo
que el docente. Con la misma ilusión, cuando se supone que los niños “ya saben” leer, se
propone la lectura de un texto con la expectativa de que su interpretación solo requiere apli-
cación en la tarea por parte del alumno. Sin embargo, en diversas oportunidades el docente
percibe que entre la propuesta de enseñanza y el aprendizaje realizado por los alumnos suele
existir una considerable distancia. Por supuesto, es posible explicar esta compleja situación
desde miradas distintas, muchas veces complementarias.
Por un lado, el aprendizaje es siempre un proceso largo y costoso para todo alumno, cual-
quiera sea su condición social, su capacidad y su aplicación o interés en la tarea. También es
cierto que no todos los alumnos se encuentran en la misma situación. Para poder aprender
es necesario que el alumno se sienta convocado. Algunos niños muestran desde el principio un
comportamiento que los ayuda en la empresa, que les hace sentir que ellos pueden, que están
capacitados para aprender y sentir placer en la tarea. Pero en muchos casos la situación no se
muestra tan favorable, especialmente con niños cuyas vidas están atravesadas por situaciones
que los distraen de aquello que debería ser una de sus actividades principales. Sin embargo,
todos los niños están potencialmente en condiciones de aprender aunque el proceso requiera
redoblados esfuerzos desde la enseñanza.
Si aprender es difícil, mucho más lo será si aquello que se ofrece no despierta curio-
sidad, no se visualiza como un problema o no se muestra como un conocimiento fértil, capaz
de generar preguntas, de desplegar el pensamiento, de desafiar la imaginación y de poner
en duda la mirada que sobre el tema ya tenía. Lejos de mostrar las situaciones de enseñan-
za como propuestas sencillas, llamadas a promover naturalmente aprendizaje, las activida-
des sugeridas en este material tienen la intención de reflexionar sobre la complejidad de la
enseñanza, establecer relaciones entre el contenido que se propone enseñar y cómo se lo
propone, la posibilidad de que los alumnos entiendan qué se espera de ellos, cuál es el valor
o significado de ese conocimiento y para qué les sirve. En este último aspecto, conviene
aclarar que no se le está dando solo un sentido utilitario al conocimiento, como si su inte-
rés se agotara en la resolución de problemas concretos, de índole cotidiana. Por el contra-
rio, se está intentando comunicar la importancia de que todos los chicos tengan oportunidad
de aproximarse a un tipo de conocimiento, el científico, producto de una construcción social,
que lee la realidad desde una mirada diferente de la que se utiliza en la vida cotidiana y que
construye modelos y teorías de naturaleza abstracta. Todas las actividades que se proponen
en clases de Ciencias Naturales, como las experiencias, la lectura de textos y los intercam-
bios entre alumnos y con el docente, deberían entonces contribuir a la construcción por
Gestión escolar
parte de los alumnos de esta interpretación acerca del conocimiento científico. Como se
comunica en los Cuadernos para el aula:
La ciencia escolar [se] muestra como una forma de pensar el mundo que se corresponde
con una forma de hablar y de intervenir en él. Es aquí donde la ciencia escolar encuentra
188 Eje 3. Saberes específicos
puntos de contacto con la ciencia erudita, aunque ambas son construcciones sociales de
orden diferente y son producidas por sujetos distintos y en contextos distintos.
ACTIVIDAD PRESENCIAL 8
ACTIVIDAD PRESENCIAL 9
tienen sobre el tema, constituyendo entonces la actividad experimental una alternativa intere-
sante para concebir situaciones de enseñanza. Pero, como ocurre siempre en el campo de las
ciencias naturales, la lectura de informaciones sobre el tema se volverá, sin duda, necesaria.
Seleccionamos entonces el tema magnetismo para proponer la planificación de actividades
de enseñanza. Se persigue que constituya una posibilidad de revisión y profundización del
trabajo hasta aquí realizado.
Ciencias Naturales 189
a) Forme un grupo de trabajo con los integrantes de su escuela que participan del curso
para planificar algunas de las actividades que podrían formar parte de una secuencia de
enseñanza sobre el tema mencionado. Se espera que las reflexiones y las ideas construi-
das durante el curso constituyan herramientas para pensar la planificación.
Como en toda planificación, en este caso la actividad comienza revisando o profundi-
zando los conocimientos que se tienen sobre el contenido específico.
Organicen la lectura de los textos escolares que pudieron conseguir para analizar los
contenidos que se desarrollan, la manera en que se plantean, la sugerencia de activida-
des experimentales. Comparen la información que aportan con la que figura en la serie
Cuadernos para el aula. Ciencias Naturales 4, para analizar las diferencias y semejanzas
entre ellos y las interpretaciones realizadas.
Tengan en cuenta que los niños de este nivel de la escolaridad tienen una idea bastante intui-
tiva de fuerza, habitualmente vinculada a la fuerza muscular, y que el magnetismo es una fuer-
za a distancia, lo cual agrega una cierta complejidad al concepto, al mismo tiempo que
constituye una oportunidad de trabajar con los alumnos las diferencias entre los conocimien-
tos construidos en la vida cotidiana, desde el sentido común, y aquellos que aportan un cono-
cimiento más riguroso. Por otra parte, el magnetismo es una interacción que ocurre entre un
imán y un objeto que contiene hierro metálico. Esta no es la idea más divulgada, ya que usual-
Gestión escolar
mente se piensa que el fenómeno se da con todos los metales, además de no concebirse como
interacción. Pero el conocimiento científico concibe que un imán atrae un objeto hecho con
un material que contiene hierro metálico y, también, el objeto atrae al imán. Además, cuan-
do la interacción ocurre entre imanes, según cómo se posicionen uno respecto del otro, esta
190 Eje 3. Saberes específicos
b) Les proponemos utilizar los imanes y los materiales recolectados para explorar con ellos
las propiedades de los metales y reflexionar con más elementos qué podría ocurrir con
los alumnos en esas situaciones y cómo las propondrían.
Debatan el diseño de la o las experiencias que llevarán a cabo. Quizás ustedes decidan
explorar libremente las propiedades de los imanes o modificar alguna de las que figuran
en los textos. Observen, registren e interpreten los fenómenos observados.
c) A partir del trabajo realizado, probablemente estén en condiciones de escribir una pla-
nificación.
1) Definan con la mayor minuciosidad posible los contenidos que serán objeto de ense-
ñanza, considerando que se intenta una primera aproximación al tema.
2) Decidan la manera en que van a comenzar a trabajar:
◗ ¿Se iniciaría con un debate sobre el tema que, por ejemplo, haga referencia a las ideas
Ministerio de Educación
que los chicos ya tienen sobre los imanes a partir de su utilización cotidiana? En ese
caso, tengan en cuenta las ideas que se supone mayoritariamente poseen los alum-
nos para pensar intervenciones tendientes a poner en duda esas ideas y generar el
debate.
◗ ¿Propondrían resolver una situación en la que necesitaran, por ejemplo, sostener
un objeto de la pared o la ventana?
Ciencias Naturales 191
◗ ¿Llevarían imanes al aula para que los niños comiencen explorando su comporta-
miento? En ese caso, ¿cómo propondrían la exploración? Por ejemplo, para poner
en duda alguna discusión suscitada en clase acerca de las propiedades de los ima-
nes, ¿pedirían a los alumnos que debatan un diseño posible para esa exploración y
ustedes intervendrían para orientarlos, poner en duda las acciones, pedir argumen-
tos a favor o en contra de lo que se está planificando? Intenten anticipar cómo inter-
vendrían para favorecer el debate entre los alumnos.
◗ ¿Les parece conveniente que los alumnos realicen algún tipo de registro de la o las
experiencias que realizan? En caso afirmativo, ¿sugerirían la confección de una tabla,
un dibujo o gráfico, o un texto, para registrar los datos de la observación? ¿Les indi-
carían como hacerlo, harían sugerencias, lo propondrían como discusión? ¿Cuáles
serían las diferencias entre las diferencias alternativas mencionadas?
◗ ¿Sería interesante iniciarla con la lectura de un texto? ¿Propondrían la lectura a con-
tinuación de un debate o de una experimentación? ¿Por qué?
A modo de cierre
Hemos querido cerrar este recorrido proponiéndole una actividad en la que, junto con sus cole-
gas, podrá poner en juego buena parte de los conceptos trabajados a lo largo de este curso.
Sabemos que el diseño de una planificación abrirá nuevas preguntas. Nos anima el
propósito de fortalecer los espacios para producir colectivamente alternativas que aproximen
respuestas a los problemas de la enseñanza de las ciencias en la escuela apelando, como
seguramente podrá hacer en este caso, a la experiencia de los colegas, a los debates que la lec-
tura de este módulo y los textos ampliatorios hayan suscitado, a los recorridos bibliográficos
Gestión escolar
que este curso haya contribuido a orientar. El diseño de una planificación es, en muchos sen-
tidos, una apuesta, un proyecto, que pone en el centro de la escena a nuestros alumnos, con
sus expectativas y sus intereses. Y a nosotros, docentes, nos pone una vez más en el desafío de
multiplicar las oportunidades que les ofrecemos para recorrer, como decíamos al comenzar estas
páginas, el camino de una educación científica para todos.