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En este trabajo intentaremos dar cuenta de los efectos perceptivos que tiene la actual
institución escolar en todos sus ámbitos, entendida como un medio de comunicación en el
sentido en que lo plantea Marshall McLuhan. Nuestra hipótesis es que el actual sistema
educativo se encuentra fuertemente anclado en el libro como principal tecnología para el
conocimiento. Para eso, trazaremos un mapa conceptual desde la perspectiva mcluhiana,
articulada con la visión de Robert Logan sobre la educación “en la era de la computadora”,
para tratar de explicar y argumentar nuestra hipótesis según la cual la escuela no sólo ha
perdido el monopolio del conocimiento (al competir con los nuevos medios de
comunicación), sino que también ha quedado desfasada respecto a los medios digitales.
“Lo que estamos considerando aquí son las consecuencias mentales y sociales de
los diseños o esquemas en cuanto amplifiquen o aceleren los procesos existentes.
Porque, el «mensaje» de cualquier medio o tecnología es el cambio de escala,
ritmo o patrones que introduce en los asuntos humanos" (McLuhan, 1969:30).
Si es que la visión de McLuhan resulta una completa novedad para la época es dada su
particular forma de considerar a los medios como extensiones corporales y como
ambientes creadores de nuevos ambientes.
Por otro lado, el filósofo canadiense reconoce que a cada cultura (o edad) le es propio un
modelo predominante de percepción y de conocimiento. En este sentido, podemos notar
cómo el sistema educativo (en sentido estricto: la escuela) incorporó al libro como principal
tecnología, en gran parte gracias a la imprenta de Gutenberg, al tiempo que hizo de la
lectura y la escritura las principales habilidades requeridas para la formación –incluso para
el ámbito laboral- lo que modificó notablemente la forma en que desde entonces
realizamos el “aprendizaje formal”.
En un texto llamado “El aula sin muros”, escrito por el propio McLuhan, situado en un libro
de igual nombre, cuyo co-autor es Edmund Carpenter, aparece la problemática del
aprendizaje fuera del aula como una actividad previa al invento de la imprenta, y el
cuestionamiento de la escuela como única vía de acceso al conocimiento. Comienzan a
advertirse algunas características de los nuevos medios que luego reforzará la edad
eléctrica, y que hablaremos más adelante.
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“Antes de que apareciera la imprenta, los jóvenes aprendían escuchando,
mirando, actuando. De este modo aprendían también, hasta hace poco tiempo,
los niños campesinos de nuestros países el lenguaje y los conocimientos de sus
mayores. La enseñanza tenía lugar fuera de las aulas. Solamente aquellos que
querían hacer una carrera profesional iban a la escuela. Hoy en nuestras
ciudades, la mayor parte de la enseñanza tiene lugar fuera de la escuela. La
cantidad de información comunicada por la prensa, las revistas, las películas, la
televisión y la radio, exceden en gran medida a la cantidad de información
comunicada por la instrucción y los textos en la escuela. Este desafío ha destruido
el monopolio del libro como ayuda a la enseñanza y ha derribado los propios
muros de las aulas de modo tan repentino que estamos confundidos,
desconcertados” (McLuhan, 1974:155).
Es así como aparecen dos fenómenos propios de la actualidad en que las llamadas
tecnologías de la información y comunicación (TICs) se encuentran presentes en cada
actividad que realizamos día a día. Por un lado, la existencia de procesos de aprendizaje
más allá de la institución formal. Por el otro, una enorme brecha cognitiva-digital.
“La idea de aprendizaje como proceso continuo está ganando credibilidad. Sin
embargo, y desafortunadamente, no ha llevado a cambios estructurales ni en el
sistema escolar ni en las operaciones del ámbito laboral” (Logan, 1995:5).
Al respecto, existen numerosos autores: Stephen Downes, George Siemens, Brian Lamb,
Juan Freire, Dolors Reig, Tiscar Lara, Alejandro Piscitelli, Cristóbal Cobo Romaní y Diego
Leal, entre otros) que plantean -con diferentes matices- una pedagogía digital 2.0, centrada
en la participación, donde el aprendizaje tenga lugar de forma distribuida. Muy lejos del
actual modelo institucional, donde prima la memoria, el apunte y la repetición (Piscitelli,
Adaime, Binder, 2010:11). Esencialmente, lo que se intenta es el rediseño del dispositivo
áulico con la introducción de TICs, para lograr la recuperación de procesos de aprendizaje
que llevamos en nuestros hogares, en la oficina, etc.
Del segundo fenómeno, poco han advertido en general desde las instituciones educativas.
Pero Alejandro Piscitelli nos da una pista al respecto en su libro “Nativos digitales: Dieta
cognitiva, inteligencia colectiva y arquitecturas de la participación” (2009):
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“(…) sería ingenuo y arriesgado suponer que no existe una brecha
cognitiva/emocional en creciente conformación entre los que nacimos antes y
después de determinadas tecnologías cognitivas, en particular las asociadas a la
informática masiva, Internet y el uso multipropósito de la telefonía celular, la
conectividad permanente, el acceso irrestricto a Wikipedia, Youtube, MySpace,
Facebook, Twitter, los weblogs y las redes sociales como matrices de
subjetivación, y que esta brecha no tiene implicancias cognitivas, psicogenéticas y
pedagógicas insuturables, entre quienes nacimos antes y después de la década de
1980/90” (Piscitelli, 2009:20).
Esta brecha se evidencia cada vez más en el actual sistema educativo (en casi todos sus
niveles), entre quienes hoy día son estudiantes (preferentemente entre 6 y 20 años), cuyo
lenguaje nativo es el de la televisión interactiva, las computadoras, los videojuegos e
internet; y profesores “inmigrantes digitales”, quienes adoptaron las TICs en el aula. Para
ellos, “lo digital” es una especie de segunda lengua (Piscitelli, 2009:46). Por supuesto, este
fenómeno es producto de lo que McLuhan denominó “la Galaxia Gutenberg”, en donde el
libro y la lectura constituían (y aún hoy están presentes) un privilegiado acceso al
conocimiento.
(McLuhan, 1969)
Con lo cual no sólo tenemos contenidos desactualizados a los avances que se producen en
el ámbito laboral y en la escala social en general, sino que también tenemos graduados con
escazas o nulas competencias digitales. Además, no hemos advertido las consecuencias
tanto cognitivas como sociales del libro como tecnología predominante en el sistema
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educativo. La fragmentación y la linealidad que trae consigo la era mecánica es una
muestra de ello. “En la lectura hay algo intrínsecamente privativo”, nos dice Robert Logan.
Y McLuhan continúa avanzando, y redobla la apuesta al considerar al libro como el primer
producto de producción masiva:
“(…) seguimos pensando que el libro constituye la norma y los otros medios son
incidentales. Pensamos también en los nuevos medios (prensa, radio y televisión)
como medios de comunicación de masas y en el libro como forma individualista,
porque el libro aísla al lector y ha contribuido a crear el Yo occidental. Sin
embargo, el libro fue el primer producto de una producción para la masa”
(McLuhan, 1974:155).
La escuela es una construcción histórica, y su vínculo con la cultura impresa se da desde sus
albores. Y la idea que pone a consideración McLuhan en “El aula sin muros” es la
denominación de medios auxiliares que plantea el sistema educativo, para hacer referencia
a la radio, la televisión, la prensa en general, la fotografía, etc. Pero, en tiempos de la
cultura tribal esto no era así. Los libros eran auxiliares, hasta que el desarrollo de la
imprenta logró masificar su acceso. Paralelamente, la escritura se constituyó como la
tecnología central en los procesos de administración y de comunicación social.
"Un medio caliente permite menos participación que uno frío: la lectura deja
menos lugar a la participación que un seminario, y un libro menos que un diálogo.
Con la imprenta, fueron eliminadas de la vida y del arte muchas formas anteriores
y otras muchas se vieron dotadas de una extraña y nueva intensidad. Nuestra
época también está repleta de ejemplos del principio de que los medios calientes
excluyen y los fríos incluyen" (McLuhan, 1969:47).
Recordemos, también, que es el medio el que moldea, controla los ritmos, la escala, la
forma en que interactuamos, nos asociamos, etc. Ahora bien, cabe preguntarnos entonces
¿en qué medida existe un desfasaje entre el actual sistema educativo (heredado de la
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cultura impresa) y sus implicancias cognitivas-perceptivas, con respecto a la introducción
de nuevos medios como la computadora, internet y dispositivos móviles? Es decir, ¿cómo
se da esa conflictiva relación entre la escuela y estos nuevos medios?
Tal y como la escuela en un momento dado adoptó al libro como principal tecnología y se
ancló en la escritura, es necesaria hoy la redefinición del sistema escolar analizando otras
oportunidades para pensar en nuevos ambientes mediáticos. A eso vamos…
Hay una hipótesis dando vuelta en algunos círculos académicos heterodoxos llamada "El
paréntesis de Gutenberg", escrita por Lars Ole Sauerberg, del instituto de literatura,
medios de comunicación y estudios culturales de la University of Southern Denmark. Esta
hipótesis se refiere a que internet constituye una oralidad secundaria y que viene a cerrar
un paréntesis abierto hace aproximadamente quinientos años atrás con la invención de la
imprenta.
Según este planteo, parecería ser que las nuevas tecnologías vienen a retribalizar la cultura,
a devolverle al hombre ciertas pautas del mundo oral: lo re-creativo, lo colectivo, lo
contextual, lo inestable, etc. Pero no se trata simplemente de un restablecimiento de
aquella cultura. En internet, la estructura con la que se presenta la información es
hipertextual y los entornos son "hipermedia", concepto trabajo por Carlos Scolari (2008),
refiriéndose a la convergencia de medios y lenguajes. Ambas características no se hallaban
presentes en lo tribal.
Sauerberg sostiene que aproximadamente a partir del año 2000 en adelante estaríamos
cerrando el paréntesis de Gutenberg, tras quinientos años en Occidente de cultura
tipográfica. Aparentemente, entonces, estamos ante un cambio de escala, en la medida en
que parece cumplirse aquello que predecía McLuhan hace unos cuarenta años atrás. Es
decir, la idea de que los nuevos medios de comunicación están recreando el mundo a
escala de una aldea global. Además, es una interesante oportunidad para advertir los
cambios que ya se están produciendo:
"Ahora se nos ha explicado que los medios o prolongaciones del hombre son
agentes que hacen suceder cosas, pero nunca que son agentes para tomar
conciencia de ellas. La hibridación o mezcla de estos agentes brinda una
oportunidad especialmente favorable para que veamos sus componentes
estructurales y sus propiedades" (McLuhan, 1969:70).
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Algunas propiedades como la simultaneidad, la coexistencia, la modificación en la pauta
temporal y espacial, ya habían comenzado a darse con lo que McLuhan llamó la "era
eléctrica". El alumbrado eléctrico como nuevo medio ya había cambiado el ambiente
mediático y había creado otro distinto, alterando la relación entre la proporción de los
sentidos, y quitando al sentido de la vista el lugar hegemónico en la configuración
perceptiva. Y estos efectos no se produjeron a nivel de las opiniones, sino en los índices
sensoriales. El mensaje de la luz eléctrica, a la manera mcluhiana supuso un cambio total,
de "información pura", carente de contenido. Porque el contenido de este medio
constituye ya otro medio.
Aquí cabe nuevamente, retomar la distinción entre medios cálidos y fríos. Para la época
que escribe el filósofo canadiense, la televisión no presentaba la definición de hoy en día.
Hubiera que respetarle al autor la metáfora y considerar al consumo televisivo como un
acto en el que el espectador completa y recupera información. Con el advenimiento de la
televisión digital la imagen será de alta definición (high definition). Veremos si le sigue
correspondiendo la categoría de medio frío, ya que es probable que este nuevo sistema de
televisión cambie la forma en que experimentamos y traduzcamos la realidad. En última
instancia, lo que contará es la existencia de un nuevo modo en que nuestros sentidos
responden a este medio o participan en él, distinto al de la tv analógica. Algunas visiones
plantean a la tv digital como algo con mayor "interactividad".
Ahora bien, ¿qué pasaría con internet, medio que exige la alta participación de los
usuarios? La saturación en la información es una de las características centrales de este
medio, algo que observó profundamente Scott Lash en “Crítica de la información” (2005) y
que se representa en el concepto de "infoxicación", brindado por el pensador español
Alfons Cornella. En este sentido, se requieren habilidades para procesar la información en
ambientes cada vez más complejos y saturados. Logan, es quizás uno de los pensadores
más lucidos que retoma los conceptos de McLuhan para introducirlos en el sistema
educativo:
Por lo tanto, se torna imprescindible comprender cuál es el desafío que nos plantean las
nuevas tecnologías llevadas al aula. Es simple de formular, pero sumamente complejo de
llevar a cabo: evaluar el modo en que hemos organizado nuestro sistema educativo. Una
idea que recupera Logan de McLuhan es la integración de la currícula escolar, ya que
ambos observan que los planes de estudios actuales están organizados por materias
separadas, y se las piensa de forma independiente. Esta proposición va de la mano de una
de las características intrínsecas a los nuevos medios electrónicos: la tendencia a integrar la
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información, en lugar de fragmentar e individualizar, como lo hacía la edad tipográfica y
como lo sostiene el sistema educativo. El dispositivo escolar forma a una increíble masa de
alumnos con los mismos contenidos en el mismo orden, en una currícula uniforme y de
secuencia lineal, que termina constituyendo un aprendizaje individual y fragmentario.
Pero algo cambia en tiempos de cierre del paréntesis Gutenberg, algo que había
comenzado con la era eléctrica: la técnica eléctrica como inclusiva; pero que se refuerza
profundamente con la llegada de internet.
Y esta inclusión que trae consigo la era eléctrica, nos permite ver en internet la famosa idea
mcluhiana de la aldea global: "Tras tres mil años de explosión especialista y de creciente
especialización y alienación en las extensiones tecnológicas del cuerpo, nuestro mundo, en
un drástico cambio de sentido, se ha vuelto agente de compresión. Eléctricamente
contraído, el globo no es más que una aldea" (McLuhan, 1969:27).
En este sentido, cabe pensar a la computadora, pero sobre todo a internet como el gran
espacio del siglo XXI que da lugar a la remedación. Es decir, esta idea de McLuhan según la
cual “el contenido de un medio es otro medio”. Y también como espacio liberador del
embotamiento sensorial que había producido la imprenta durante siglos, al formar una
cultura completamente visual e individual. Es el propio McLuhan quien nos da pautas para
pensar a la remedación como espacio liberador:
Por otro lado, la computadora y los videojuegos han generado una notable capacidad de
captar la atención de los niños y adolescentes, al igual que la televisión. Pero, a diferencia
de ésta, la computadora permite comunicar a los usuarios a través de la palabra escrita, la
producción de contenido audiovisual, la interacción con enlaces hipertextuales, cuyas
consecuencias cognitivas han sido analizadas profundamente por Pierre Lévy y Derrick De
Kerckhove; y además, permite que los usuarios que interactúan con la computadora (a
fines educativos) desarrollen nuevas capacidades cognitivas e incluso refuercen sus
habilidades literarias.
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“tablets”, etc.) cuya interfaz es enteramente táctil. Esto nos da la posibilidad de poder
interactuar con la pantalla literalmente con los dedos.
Incluso, Logan pone de manifiesto algunas analogías para explicar internet respecto a la
sociedad tribal. Por ejemplo, algo que está pateando varios tableros: la información como
intercambio, como construcción social abierta, y no como modelo privativo. Es el caso del
sistema operativo Unix sobre el que se basa internet, de Wikipedia y de todas las iniciativas
“Open Source” (código abierto). Según Logan, es propio de sociedades tribales
(fuertemente nómades, basadas en la caza y la recolección) el hecho de compartir recursos
para la subsistencia.
Esto va de la mano con lo que McLuhan anunciaba en "La galaxia Gutenberg" y en "La
comprensión de los medios como las extensiones del hombre". Algunas ideas respecto a
los cambios producidos en los ambientes mediáticos con el advenimiento de la electricidad
tienen que ver con la prolongación del propio sistema nervioso central, con la posibilidad
de abarca todo el globo, con la consecuente alteración en la relación espacio-temporal y el
restablecimiento de ciertas características de la cultura tribal:
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Algunos caminos posibles. El rediseño ya comenzó...
“De hecho, el corazón de un programa de educación no es la
información que uno logra adquirir, sino la comunicación, el
procesamiento de información, la resolución de problemas y
las destrezas cognitivas que se desarrollan mediante el
entendimiento de ese cuerpo de saberes”
(Logan, 1995)
Podríamos retomar los preceptos de Robert Logan para intentar repensar y reformular el
modo en que aprendemos, en una suerte de ensayo "del nuevo significado de la
educación". Logan es influenciado sobre el uso de las computadoras en el ámbito educativo
por las teorías de comunicación de McLuhan. Entonces, es él quizás uno de los más
apropiados para acercarnos al camino de una nueva aula en la que la tecnología esté al
servicio de nuevas pedagogías. Su hipótesis es que "no podemos continuar
compartimentando nuestras actividades de educación, trabajo y recreación, como lo
hicimos durante la era industrial".
Pero entonces, ¿dónde debe estar situado nuestro eje en el cambio del proceso educativo?
De nuevo Logan tiene la respuesta:
Una vez más, el medio es el mensaje. No importan tantos los contenidos como el dominio
de técnicas de comunicación y de procesamiento de la información. Al igual que en la era
de la imprenta saber leer y escribir eran requisitos indispensables en el ámbito laboral,
ahora lo es el desarrollo de ciertas habilidades cognitivas-digitales.
Una tendencia que observaba este autor era la interacción del uso de la computadora
entre la escuela y el hogar. Parece haber anticipado muchas propuestas que buscan
renovar el sistema escolar mediante la introducción de tecnologías de la información.
Grandes ejemplos de esto lo constituyen todos los modelos de enseñanza “1 a 1”, entre
ellos el programa nacional “Conectar igualdad” y, en Uruguay, el “plan Ceibal”. Lo que
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buscan ambos programas no es sólo reducir las brechas de acceso a las tecnologías
otorgando una computadora por niño en edad escolar (en Argentina a los de nivel
secundario, en Uruguay al nivel primario), sino también reducir las brechas cognitivas y
tecnológicas con sólidos programas de educación centrados en potenciar las habilidades
cognitivas-digitales de los alumnos.
Es clave entender que no se trata de una visión tecnócrata del aprendizaje. Por el contrario,
el objetivo es que los alumnos gestionen de manera efectiva sus redes para lograr el
aprendizaje. Además, recuperar la figura del estudiante como productor de contenidos,
invitándolo a hacer uso de redes sociales como Facebook, Twitter y Delicious, de blogs, etc.
Para ello, el desarrollo de habilidades para una comunicación digital, para procesar la
información, analizar las plataformas, sus arquitecturas, y las nuevas tecnologías como
medios, son competencias que buscan transferir estas novedosas experiencias de
aprendizajes y que deberíamos extenderlas al actual sistema educativo. No sin antes
analizar profundamente las formas de implementación y sus respectivas consecuencias
cognitivas, culturales y sociales. Porque como bien nos indica Logan, “una completa
definición de alfabetización computarizada implica también un entendimiento acerca de las
implicancias sociales de esta nueva tecnología” (Logan, 1995:27).
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Bibliografía
Logan, R. (1995). El quinto lenguaje. Aprendiendo en la era de la computadora. Canadá: Stoddart.
McLuhan, M. (1974). El aula sin muros. En M. McLuhan, & E. Carpenter, El aula sin muros.
Investigaciones sobre técnicas de comunicación (págs. 155-156). Barcelona: Laia.
McLuhan, M. (1969). La comprensión de los medios como las extensiones del hombre. México:
Editorial Diana.
Piscitelli, A., Adaime, I., & Binder, I. (2010). El Proyecto Facebook y la Posuniversidad. Madrid: Ariel.
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