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Título: La Prueba de la Fe y la Verdadera Religión 1ª Parte.

Lugar: Iglesia Cristiana Nezahualcóyotl


Pasaje: Santiago 1:26 Fecha: 2 de Marzo de 2008
Propósito: Alentar, Confrontar, Autoexaminar.
Idea Central: Una fe viva siempre tiene como respuesta obediencia a la Palabra de
Dios.

La religión siempre ha sido el intento del hombre por tratar de agradar a


Dios. Sin embargo siempre lo ha hecho desde la perspectiva propia, egoísta, humana,
corrompida. Nunca la ha buscado a través de la Palabra de Dios.

Solo cuando el hombre voltea hacia Dios, y deja que sea Él quien le muestre
las características de la verdadera religión, solamente entonces podrá realizar las cosas
a la manera de Dios, para Su gloria y para Su honra.

Este texto de Santiago nos muestra las características de la Falsa Religión. El


concepto que el hombre ha creado de una religión que se acomoda a sus
pensamientos y deseos más profundos. La religión descrita en el v.26 muestra la
intención del hombre de no someterse a Dios ni a Su palabra.

Cuando existe un concepto correcto de Dios y de Su Palabra, entonces, y


solo entonces el hombre tiene un concepto correcto de la “religión” que le agrada a
Dios.
El título de esta predicación es: La prueba de la Fe y la Verdadera Religión
1ª Parte. El texto muestra 4 características de la Falsa Religión:
El texto dice: “Si alguno se cree religioso, pero no refrena su lengua, sino
que engaña a su propio corazón, la religión del tal es vana.”

La primera característica que vemos en este texto es que la Falsa Religión:


1. Es Egoísta. Si alguno se cree…
En primer lugar, este texto comienza con una condicional: “Si”. Al
igual que con 1:5 donde se habla de pedir sabiduría, Santiago utiliza la misma
fórmula. Lo que está diciendo Santiago es lo siguiente: “Se que no lo vas a
admitir, pero si en alguna ocasión llegas a tener un pensamiento sobre tu
piedad, o llegas a pensar ‘que piadoso soy’ ten cuidado”.
Esto es cierto, especialmente cuando tenemos cierto tiempo de
conocer al Señor, llegamos a pensar que tenemos más piedad que otras
personas, cuando la realidad es otra.

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A nadie le gusta que le digan que es egoísta, o que tiene un
pensamiento erróneo de sí mismo. Al contrario, a todos nos gusta que nos
elogien, que nos aclamen, que nos hagan sentir bien, que nos digan que nos
quieren. Sin embargo la Biblia enseña que cuando una persona tiene un
concepto más alto de sí mismo, está practicando una religión que no le agrada
a Dios.
Lucas 18 es una ilustración hermosa de esta característica de la falsa
religión. Leamos Lucas 18:9-14
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Refirió también esta parábola a unos que confiaban en sí mismos
como justos, y despreciaban a los demás: 10 Dos hombres subieron al
templo a orar; uno era fariseo y el otro recaudador de impuestos. 11 El
fariseo puesto en pie, oraba para sí de esta manera: “Dios, te doy
gracias porque no soy como los demás hombres: estafadores, injustos,
adúlteros; ni aun como este recaudador de impuestos. 12 “Yo ayuno dos
veces por semana; doy el diezmo de todo lo que gano.”

Observemos como este hombre tiene un concepto erróneo, torcido


sobre él. Piensa que es justo porque practica ciertas actividades externas. Es un
hombre que se elogia a sí mismo, y esto, es el fundamento de la falsa religión:
ser amador de si mismo.
Este es el problema del hombre que no conoce a Dios: crea su propia
religión creyendo que es merecedor de todo: elogios, aplausos, reverencia, etc.
El origen de la Religión Falsa es considerarse superior, o pensar que se tiene
más privilegios que otras personas. En otras palabras, tener un concepto tan
alto como pueda de sí mismo.
Hay que observar que Santiago se está dirigiendo a su audiencia como
"individuos", no como una comunidad. En otras palabras, cada uno es
responsable por el concepto que tenga de sí mismo. Dios ha llamado a
individuos al arrepentimiento, no a una comunidad. Esto explica que la
salvación es algo individual, no es algo que se adquiere por herencia o por
otros medios. Dios llama a individuos, y juzgará a individuos.

Por lo tanto, el concepto que tengamos de nosotros muestra, en


realidad, el concepto que tenemos de Dios.
Hace 2 semanas caminaba por el centro de la ciudad con un
conocido. Él me platicaba que practica el yoga, y que una de las oraciones que
más le gustaba repetir es: “Honra al dios que está dentro de ti”

Ese es precisamente el eje sobre el que gira la falsa religión: creer que
son dioses y que merecen todo el respeto de los demás. Hacen a un lado al

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Dios verdadero para que ellos ocupen su lugar. Su egoísmo los sega y no les
deja ver más allá de su nariz.
Esta es la falsa religión: quitar a Dios de Su lugar y ocuparlo nosotros
mismo, creyendo que somos más inteligentes, sabios y justos que Dios.

Pero este es un problema que ha penetrado a la iglesia. Es importante


que entendamos que delante de Dios todos somos absolutamente iguales. Sin
embargo Dios ha ordenado que dentro de la iglesia existan hombres capaces
de gobernar a la iglesia (como lo vimos la semana pasada).

No someterse a la autoridad que Dios ha puesto en la iglesia, es


rebelarse contra Dios, porque esa persona que se rebela piensa que es mejor
que el líder que Dios ha puesto. Por lo tanto, es necesario que cada uno de
nosotros nos examinemos para eliminar de nosotros un pensamiento de
superioridad, un pensamiento ególatra. Dios nos llama a negarnos a nosotros
mismo.

2. Es excesiva. … religioso, pero no refrena su lengua…


La palabra “religioso” literalmente quiere decir: exceso religioso; culto
incorrecto.
Es interesante observar que es el único lugar de la Biblia en el que
aparece la palabra religión aplicándose a los creyentes. En otras partes se habla
de ser religioso pero en referencia a los judíos del sanedrín. Y esto es muy
significativo, ya que los destinatarios de la carta tenían como contexto
Jerusalén, lugar donde estaba el templo y se observaba de manera directa el
comportamiento “religioso” de los fariseos.

Probablemente ellos creían que ser religioso era imitar las costumbres
que practicaban los fariseos. Pero debemos aclarar algo en este punto: las
tradiciones son el resultado de tener un concepto mayor de sí mismo que de
Dios porque están basadas en las preferencias que tiene el hombre. Dios
nunca nos ha dicho que practiquemos tradiciones.

Esto es, si una persona es egoísta siempre va a tratar de que las cosas
se hagan a su manera. Un significado de la palabra “religión” es tener “un
culto incorrecto, centrado en los aspectos externos”. El hombre que es egoísta,
siempre se fijara únicamente en los aspectos externos de su comportamiento.
Nunca se fijará en los internos ni en las intenciones que provocan dicho
comportamiento.

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Un ejemplo de una persona “religiosa” la vemos en Lucas 11:39, 42,
43, 46.
Solamente se fijan en el comportamiento tradicional, el
comportamiento externo. Esto es ser religioso: aparentar delante de la gente,
pretender ser alguien de gran importancia. Nunca se han sometido a Dios. Su
sistema legal está dirigido por su tradición, por lo que ellos piensan, no por lo
que Dios ha enseñado.
Son personas exageradas que creen que porque realizan ciertas cosas
son hijos de Dios.

Pero además observen lo siguiente: no refrenan su lengua. Es decir,


hablan, pero hablan mal. No hablan lo que honra a Dios, no hablan para
edificar, sino que hablan para herir, hablan con la intención de lastimar. En
general, hablan de más. No pueden contener su propia lengua, pero pretender
enseñar a otros.
Efesios 5:1-4 explica un poco de esto:
1
Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados; 2 y andad en amor,
así como también Cristo os amó y se dio a sí mismo por nosotros,
ofrenda y sacrificio a Dios, como fragante aroma. 3 Pero que la
inmoralidad, y toda impureza o avaricia, ni siquiera se mencionen entre
vosotros, como corresponde a los santos; 4 ni obscenidades, ni
necedades, ni groserías, que no son apropiadas, sino más bien
acciones de gracias.

Debe existir un control en lo que se dice. Si una persona piensa que


es piadosa, religiosa, su forma de hablar y el contenido de lo que dice debe
coincidir, de otra manera existe un engaño, y está practicando una religión
fundada por él.
Pensar que se es algo no es suficiente. El pensamiento es subjetivo, y
la Biblia nos llama a que seamos OBJETIVOS. Es decir, que lo que hagamos
realmente refleje lo que hay dentro de nuestro corazón. Si una persona se cree,
piensa, tiene el concepto de que en un gran religioso, pero no lo demuestra a
través de realizar obras piadosas y de hablar palabras edificantes, ese
pensamiento que tiene de sí mismo no vale para nada.

3. Es engañosa. …sino que engaña a su propio corazón…


La palabra engañar es muy interesante. Significa literalmente: “atraer
hacia el pecado”. En lugar de que atraiga su corazón hacia Dios y lo exponga a
su maravillosa verdad, lo aleja de Él y lo lleva para que practique el pecado.
Existen dos tipos de engaño:

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a. El engaño inconsciente. Este engaño es producido por el
corazón. Otra manera de llamarlo es involuntario
(aparentemente). Es decir, una persona actúa así porque es lo
único que hay en su corazón. El hombre piensa que está
haciendo lo correcto, cuando en realidad no lo es. Es un engaño
del hombre natural.
b. El engaño consciente. El segundo, es un engaño voluntario, es
decir, ya no es del corazón hacia afuera, sino que ahora es de
afuera hacia dentro. El cerebro justifica el engaño y lo practica.
Es una maquinación consciente.

Santiago nos está hablando del 2º tipo de engaño. Un engaño


consciente. Lo que sucede es que el hombre religioso piensa que está haciendo
lo correcto, piensa que Dios es glorificado por lo que él hace, piensa que
honra a Dios por la manera en la que habla. Convence a su corazón de que
está haciendo lo justo y recto para el Señor.

Pero debido a que este hombre está cegado por su egoísmo, su


corazón está engañado, y de su razonamiento solo puede salir más engaño. Es
el mismo ejemplo que Cristo ilustro en Lucas 18:9-12. Está tan centrado en sí
mismo que piensa que lo que hace trae gloria a Dios, aún cuando esté
hablando consigo mismo. Piensa que sus acciones centradas en sus fuerzas
exaltan a Dios. Piensa que le está haciendo un favor a Dios cuando lee la
Biblia.
Y el resultado de esto, es que en lugar de traer a una persona hacia
Dios, lo atrae a su propia religión, a su propio pecado, a su propio engaño. Tal
como lo explica Mateo 23:15:
“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque recorréis el mar
y la tierra para hacer un prosélito, y cuando llega a serlo, lo hacéis hijo
del infierno dos veces más que vosotros.”

Una persona orgullosa nunca ve las cosas de manera real. Siempre percibe
todo a su alrededor de acuerdo al mundo que él mismo ha creado. Lo mismo
sucede con la falsa religión. Cree que sus conceptos son mejores que la Palabra
bendita de nuestro Dios, cree que su razonamiento es mejor que el Consejo de
Dios; cree que su percepción del mundo es más real que la que Dios describe
en la Biblia. Cree que su pensamiento es mayor que el de Dios.

4. No tiene valor. … la religión del tal es vana.

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Finalmente la falsa religión es vana. Esto significa que es sin valor por
ser engañosa e ineficaz. No importa cuanto se esfuerce un hombre por tratar
de agradar a Dios. No importa cuanto tiempo invierta en la asistencia a la
iglesia, a los estudio, etc. No importa cuantos versículos se aprenda de
memoria, no importa cuanta ofrenda ha depositado en el cesto. No importa
cuantos esfuerzos haga por agradar a Dios centrado en sí mismo.

Si al realizar un servicio su motivo es quedar bien ante la gente,


entonces su comportamiento es religioso, es corrupto, es futil, no tiene valor
alguno. Si nos esforzamos en nuestras propias fuerzas para realizar las
actividades en la iglesia, pensando que nuestro trabajo le agradará a la gente,
maquinando en como va a ser nuestra recompensa, es un servicio inútil.

¿Cuál es la motivación de nuestro corazón?, ¿Qué es lo que nos trae a


la iglesia semana tras semana? ¿Acaso es seguir con un comportamiento
mecánico, monótono? Si nuestro pensamiento es: vengo a la iglesia porque es
un deber, porque es una obligación que la Biblia me impone, mejor quédese
en su casa. Si usted ha entendido el mensaje de la Biblia, debe entender que
venir a la iglesia es una gran bendición, no es algo que debemos hacer con
pesar, sino como un regalo de Dios de ser parte del cuerpo de Cristo, de ser Su
Esposa.
Cuando en nuestra mente se alberga un pensamiento de obligación,
es porque nos estamos concentrando en nosotros, es porque estamos
engañando a nuestro corazón pensando que con un “cumplimiento de
asistencia” a la iglesia podremos obtener un lugar en el reino de Dios.
Cualquier persona que cree que venir a la iglesia es un pesar, está razonando,
humanizando la Palabra de Dios. La está viendo desde la perspectiva caída del
hombre, no desde la perspectiva de Dios, y vive engañado en su corazón.

Cualquier comportamiento que no esté alineado con el


comportamiento que la Biblia demanda, es una falsa religión. Puede parecer
muy inocente, muy piadoso, muy bondadoso, pero si no está viviendo lo que
la Biblia enseña, es una falsa religión que va camino al infierno.

Pero para el que quiere dejar de practicar esa falsa religión, Dios tiene
una esperanza disponible.

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