Después de muchos esfuerzos, llegas a la conclusión de que la jardinería no es lo tuyo.
Las plantas te roban el tiempo libre a cambio de muy pocas alegrías. Los rosales son un asentamiento de pulgones, los jacintos si salen caen enfermos, el perro se pone perdido de fango, y año tras año el césped no crece en algunas zonas como si estuvieran malditas.
Ha llegado el momento de hacer un cambio en el jardín. Y sin remordimientos, al fin y
al cabo eres el propietario de la casa, no un guarda forestal. Solando una parte del jardín ganarás un espacio que podrás dedicar a otras actividades felices: jugar al ping pong, trabajar al aire libre, montar el cenador para tus mejores reuniones… ¡Lo que más te apetezca!
Una zona de este jardín rústico se ha
solado con cemento, dejando libres dos árboles. Unos sencillos adornos con los mismos ladrillos macizos que delimitan los alcorques dan interés y amenidad al suelo.
Otra idea parecida, ahora es una
cuadrícula realizada con los ladrillos puestos de canto. El suelo de guijarros es un acabado clásico, que hoy vuelve a estar de moda. Esta idea resulta muy atractiva en dependencias del interior de la casa, como la entrada o la cocina.
Las tablas apoyadas en la arena que
vemos en la imagen son en realidad placas de hormigón impreso. El acabado imita a la madera, y la resistencia del material resiste perfectamente el tránsito de vehículos.
La opción más barata y menos trabajosa
para ganar suelo limpio es cubrir la tierra con una malla geotextil y después extender grava.
Otra idea parecida, ahora es una
cuadrícula realizada con los ladrillos puestos de canto. Una zona de este jardín rústico se ha solado con cemento, dejando libres dos árboles. Unos sencillos adornos con los mismos ladrillos macizos que delimitan los alcorques dan interés y amenidad al suelo.