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GESTALT - CINE

Utilizamos la corriente de la Gestalt para analizar la película Cordero de Dios.


Decidimos tomar en cuenta dos perspectivas diferentes, y observamos que las dos
nociones básicas de la Gestalt se acoplan en los dos casos. La primera es la
visión del espectador, que va armando la historia conforme a los fragmentos que
se le van presentando, aquí encontramos un buen ejemplo de una de las bases de
esta corriente de la psicología: El todo es más que sólo la suma de las partes.

La segunda perspectiva fue adentrándonos en la historia desde el punto de vista


de uno de los personajes (Teresa). Estudiamos la manera en que busca un
equilibrio entre sus percepciones de la situación, así como sus reacciones ante las
contradicciones que se presentan, aquí aplicamos el otro principio de la Gestalt:
La organización de las percepciones tiende a ser tan “buena” como lo permitan las
condiciones1.

La primera noción básica de la Gestalt afirma que debe considerarse que los
fenómenos psicológicos ocurren en un “campo” – como parte de un sistema de
factores coexistentes y mutuamente interdependientes que poseen como sistema
ciertas propiedades que no pueden deducirse del conocimiento de los elementos
aislados del sistema -.

La historia que se cuenta en la película Cordero de Dios es un todo unitario. El


espectador va percibiendo por partes una totalidad que es el relato de la vida de
los Valencia. A pesar de eso, los realizadores encontraron la manera de
presentarla por fragmentos, como piezas de un rompecabezas. Es necesario
encontrar la relación entre cada una de estas piezas para entenderlas todas, pues
la explicación de cada una se encuentra en la totalidad de la historia; aunque esta
característica deben poseerla todas las historias bien contadas, la interrelación
entre los fragmentos resalta más en Cordero de Dios por la manera en que se
presenta el filme.

1
M. Deutsch y R. M. Krauss, Teorías en Psicología Social, pág. 27
De manera alternada se muestran dos momentos trascendentales de la vida de
esta familia: el asesinato de Paco, el esposo de Teresa y padre de Guillermina, en
1978; y el secuestro de Arturo, padre de Teresa, en 2002. La parte de 1978 ni
siquiera se cuenta en orden, por lo que cada fragmento cobra vital importancia,
pues en todo momento el espectador busca el sentido y su por qué en la historia
completa. Vemos a Paco que es periodista en una estación de radio; a Arturo, un
rico hacendado que no está de acuerdo en que su hija Teresa se haya casado con
un “rebelde”; y a Guillermina, hija de Teresa y Paco, quien en ese entonces tiene 4
años de edad y resulta ser el hilo conductor de la historia.

Al mismo tiempo vemos a la familia en 2002, Paco ha muerto hace mucho tiempo
y el abuelo Arturo es secuestrado. Guillermina, muy apegada a él, busca
desesperadamente los medios de reunir la recompensa que exigen los captores. Y
es aquí donde Teresa adopta una actitud incomprensible: hay algo que no le
puede perdonar a su papá, parece que no le molesta el hecho de que esté cautivo,
entre la vida y la muerte.

El espectador, en este punto, trata de imaginarse qué pecado tan grave pudo
cometer este hombre para que su hija lo odiara tanto. No hay que perder de vista
de la Gestalt, en el que la historia se va armando gracias a los elementos que se
van presentando, y para ir entendiendo cada uno, son necesarios todos los
demás, especialmente el desenlace de la parte de 1978.

El fragmento de 1978 avanza y muestra la encrucijada en la que se vio envuelto


Arturo. Esta pieza del rompecabezas, con su interrelación con el resto, es la que
les da un sentido a todas las demás. Elementos del gobierno toman presa a su
hija Teresa, por lo que un contacto suyo le ofrece su liberación sana y salva, a
cambio de entregar a su yerno Paco. Arturo prefiere ocultar todo este trato a su
hija, pero ella hace sus propias indagaciones y descubre la verdad a medias: su
padre le tendió una trampa a su esposo, fue así como lo asesinaron. Sin embargo,
nunca supo que él lo hizo para salvarla.
Concluimos que con este ejemplo se refleja perfectamente la premisa de la Gestalt
de que lo que forma un todo son sus elementos y las relaciones entre ellos.
Cuando el espectador se entera de que Teresa se dio cuenta de que fue su papá
quien emboscó a su esposo para que lo mataran, sin saber que para protegerla a
ella misma, cobra sentido el hecho de que ella lo odiara tanto, pues tiene motivos.

Ahora nos colocaremos en la cabeza de Teresa, pues lo que ocurre dentro de sus
percepciones ilustra la segunda noción de la Gestalt, que dice que la organización
perceptual tiende a ser tan “buena” como sea posible, es decir, siempre se busca
la simplicidad y el equilibrio.

“Configuraciones equilibradas son, por ejemplo, las que implican (suponiendo que
gustamos de nosotros mismos) que nos gustan las personas y las coas que nos
‘pertenecen’; que nuestros amigos también son amigos entre sí; que nos agrada lo
mismo que a nuestros amigos (…) El desequilibrio sobrevendrá, por ejemplo, si
nos enteramos de que un buen amigo ha robado dinero a un mendigo ciego; que
un hábito profundamente arraigado en nosotros es perjudicial para la salud; que
fue errónea la decisión de concurrir a una universidad y no a otra. Se está
expuesto al desequilibrio si se pertenece a un grupo cuyos miembros tienen
opiniones marcadamente divergentes de la propia…” 2

Aplicando la teoría de la Gestalt en la percepción social, tenemos que las


personas se esfuerzan por ordenar sus percepciones, por hacer coincidir las
positivas con las positivas y las negativas con las negativas. Buscamos un
equilibrio en el que haya una correspondencia entre las cosas que nos agradan o
nos benefician y otra correspondencia entre las perjudiciales o desagradables.

El entorno familiar no está exento de esta visión. Normalmente consideramos a


nuestra familia como el nicho protector y asociamos esa característica a los
miembros de la misma. Están “de nuestro lado”. Por lo tanto un familiar que está
conmigo, debería estar también con otro familiar que esté conmigo: ellos deberían

2
IBIDEM
estar del mismo lado. Por la ley de la semejanza, dos individuos semejantes o de
acuerdo con nosotros, deben también ser semejantes entre sí o estar de acuerdo.

El desequilibrio viene cuando esto no sucede, como en el caso de Teresa. Ella


quería (y era semejante) a su papá; también amaba (y se parecía) a su esposo.
Pero resultó que estas dos personas entraron en conflicto porque eran muy
distintas entre sí e incluso manejaban ideologías diferentes. Durante los primeros
años de su matrimonio, Teresa había intentado suavizar estas diferencias
manteniendo una relación cordial con su padre, pues lo visitaban frecuentemente.

Sin embargo, la imagen que Teresa tenía de su padre se modificó completamente


cuando supo que él tuvo que ver con el homicidio de su esposo. Entonces, hubo
para ella un quebrantamiento tan abrupto de la percepción que siempre había
tenido de su papá como semejante y protector de la familia, que no había manera
de encontrar semejanza entre él y el resto de los miembros de su familia. Fue así
como decidió ignorarlo y excluirlo de la percepción que tenía de sus familiares: él
no merecía ser su padre.

Ya sea viendo desde fuera o desde dentro, Cordero de Dios es un gran ejemplo
de la teoría de la Gestalt aplicada tanto en el sentido de la percepción visual como
a la interacción social y las asociaciones e interrelaciones que tienen lugar entre
las personas como elementos de un todo.

FICHA TÉCNICA
Cordero de Dios (2008)
Dirección: Lucía Cedrón.
Guión: Lucía Cedrón & Santiago Giralt & Thomas Philippon
Fecha de Estreno: 8 de mayo de 2008
País: Argentina
Duración: 91 minutos
Color

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