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GANA…
Carlos Blancos
Twitter @carlosblancog
Elecciones paranormales
Una política blanda tiene la tendencia a dejar de lado los reclamos por cambios en
la composición del Consejo Nacional Electoral, la actualización y depuración del
Registro Electoral, el papel de los militares y de las milicias en el proceso, la
automatización en todas sus fases, entre otros temas relevantes. Confiar la
determinación de las condiciones electorales a las reuniones entre dirigentes y
CNE, sin promover iniciativas contundentes desde la calle, puede volver a dejar en
paños menores el esfuerzo opositor.
El pasado y el futuro
Por supuesto que hubo los errores, las desviaciones y los vicios que, entre otras
cosas, hicieron posible a Chávez, pero la única manera de aceptarlos es mediante
la autocrítica de los actores. Asumir la democracia de los 40 años de modo
autocrítico es la mejor credencial que pueden presentar quienes quieren sustituir
al caudillo de esta hora.
La razón más íntima por la que ningún partido político quiere comprometerse a la
defensa de la democracia que Venezuela construyó durante 40 años es que la
única manera de hacerlo es mediante una poderosa crítica a sus vicios. Al no
aceptarlo de este modo, los dirigentes ofrecen un futuro sin pasado, es decir, un
futuro falso.
El cuento de que los partidos que se comen a mordiscos fuera de los reflectores
van a construir la sociedad de la paz, el progreso y el amor, no es que sea
insincero sino que carece de credibilidad. Por supuesto que la autocrítica no es la
payasada empleada por los comunistas desde siempre para complacer a Stalin al
confesar pecados no cometidos; la que se requiere es la que reconoce los errores
de ayer, y hoy cambia radicalmente sus prácticas.
Por supuesto que todas estas preguntas tendrán diferentes respuestas porque
dependen de las condiciones específicas en las que la transición, ya comenzada,
se desarrolle, pero responder acerca del sentido que tendrían daría carne y hueso
a ofertas y propuestas.
El fraude
El fraude ha sido ingrediente de todos los procesos electorales bajo el chavismo.
Al inicio, con las manos libres y luego con más dificultades dado el grado de alerta
que hay que reconocer han tenido los partidos y los representantes de la sociedad
civil en diferentes jornadas electorales. Pero ha existido. Es el desmedido
ventajismo oficial, el uso inescrupuloso de los recursos públicos, la transformación
de resultados o su ausencia en forma completa como en el caso del referéndum
de 2007. Además, el ejercicio del terror como instrumento para torcer la voluntad
de segmentos importantes de votantes que no quieren perder sus empleos o los
magros recursos que provienen de las “misiones”. Enfrentarse a estos elementos
no debilita sino contribuye a hacer más vigorosa la respuesta popular