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Los aminoglucósidos contienen amino azúcares ligados por enlaces glucosídicos a un anillo de
aminociclitol; se caracterizan por ser policationes, propiedad que explica por qué no se absorben en
el intestino, ni se detectan en el líquido cefalorraquídeo, al igual que su excreción rápida por el riñón
normal.
Los aminoglucósidos se usan para tratar infecciones por bacterias gram negativas aerobias.
Historia y fuentes. Waksman y colaboradores, en 1943 aislaron una cepa de Streptomyces griseus
sintetizadora de estreptomicina, sustancia antimicrobiana potente, que inhibía la proliferación del
bacilo tuberculoso y de diversos microorganismos gram positivos y gram negativos aerobios. En
menos de dos años de su descubrimiento de la estreptomicina se definió su utilidad clínica; sin
embargo, surgieron microorganismos gram positivos (enterococos) y gram negativos aerobios
resistentes, lo que limitó su utilidad clínica, por lo que se la utiliza muy pocas veces, excepto para
tratar algunos tipos de endocarditis estreptocócica o enterocócica, tularemia, peste y la tuberculosis.
En 1949, se aisló otro microorganismo de la tierra, el Streptomyces fradiae, que produjo un grupo de
sustancias calificadas como neomicina. Todavía se utiliza la neomicina B, en forma local u oral por su
efecto in situ, estando contraindicada su administración parenteral por su notable toxicidad renal y
ototoxicidad.
PROPIEDADES QUÍMICAS. Los aminoglucósidos consisten en dos o más amino azúcares unidos por
enlaces glucosídicos a un enlace de hexosa que, por lo común, está en una posición central. La
hexosa o aminociclitol es una estreptidina como ocurre en la estreptomicina o una 2-
desoxiestreptamina como sucede con todos los demás aminoglucósidos disponibles en clínica. Por
esta razón, estos antimicrobianos son aminociclitoles aminoglucósidos, aunque es con el segundo
término como se los describe comúnmente. La espectinomicina, es un aminociclitol que no contiene
aminoazúcares, y que se lo utiliza en clínica como un antimicrobiano alternativo en el tratamiento de
la uretritis gonocócica en los casos de hipersensibilidad a los betalactámicos.
MECANISMO DE ACCIÓN. Los aminoglucósidos son bactericidas rápidos, cuya actividad destructiva
sobre las bacterias está en relación directa con la concentración, es decir a mayor a concentración,
mayor la rapidez con que destruye microorganismos.
Los aminoglucósidos difunden en los microorganismos gram negativos por las porinas, penetrando
así en el espacio periplásmico. Luego penetran a través de la membrana citoplasmática de las
bacterias por transporte miso que, depende del transporte activo de electrones, puesto que se
requiere la existencia de un potencial negativo al interior de la bacteria. Esta fase ha sido llamada
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fase I dependiente de energía, la que puede ser bloqueada por cationes divalentes como Ca2+ y
Mg2+, hiperosmolaridad, disminución del pH y anaerobiosis. Los dos últimos factores reducen la
capacidad de la bacteria para conservar la negatividad al interior de la bacteria, disminuyendo la
actividad antimicrobiana, condiciones que se dan cuando los aminoglucósidos se encuentran en el
entorno anaerobio de un absceso, en orina ácida hiperosmolar. Cuando los aminoglucósidos llegan al
interior de la bacteria, se ligan a polisomas (grupo de ribosomas unidos por una molécula de ARN
mensajero que contiene el código genético para la síntesis de proteínas) e interfieren la síntesis
proteica al causar una “lectura errónea” de la traducción del ARN mensajero, las proteínas
aberrantes (anormales) que se producen se insertan en la membrana citoplasmática bacteriana
alterando su permeabilidad y permitiendo así el paso de más aminoglucósido. Esta fase es llamada,
fase II que depende de energía (EDP2). Esta alteración progresiva de la membrana citoplasmática,
que permite la fuga de iones y proteínas bacterianas vitales, explican el mecanismo letal de los
aminoglucósidos.
Los microorganismos “sensibles” se definen como los inhibidos por concentraciones plasmáticas que
se logran clínicamente sin una alta incidencia de toxicidad, cuando se administran a intervalos de 8 a
12 horas, dichas concentraciones plasmáticas varían de 4 a 12 µg/ml para gentamicina, tobramicina
y netilmicina, y de 20 a 35 µg/ml para amikacina.
Mycobacterium tuberculosis es sensible a estreptomicina y en menor grado a kanamicina, amikacina
y gentamicina.
Los aminoglucósidos son cationes fuertemente polares por ello su absorción es muy escasas en las
vías gastrointestinales. Los fármacos no son inactivados en el intestino y se les elimina
cuantiosamente en las heces. Sin embargo, en los casos de insuficiencia renal crónica asociada a
enfermedad gástrica e intestinal (úlceras, enteropatía inflamatoria), pueden alcanzar
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concentraciones plasmáticas tóxicas, al aumentar la absorción en tubo digestivo. La instilación de
aminoglucósidos en la cavidad pleural o en la peritoneal, puede dar lugar a una rápida absorción y
toxicidad inesperada, como sería el bloqueo neuromuscular. De igual manera la intoxicación puede
aparecer si se aplican en forma local por períodos largos, en grandes heridas, quemaduras o úlceras
cutáneas, en particular al haber insuficiencia renal.
Todos los aminoglucósidos se absorben con rapidez de los sitios de inyección intramuscular. Las
concentraciones plasmáticas máximas se alcanzan después de 30 a 90 minutos y son semejantes a
los observados 30 minutos después de haber terminado el goteo intravenoso de una dosis igual en
un lapso de 30 minutos.
La ligadura de los aminoglucósidos a las proteínas séricas es baja, habiéndose demostrado que
solamente en el caso de la estreptomicina llega al 35%, y para el resto de derivados es menor al 10%.
Las concentraciones de los aminoglucósidos, en los tejidos y secreciones son bajas, excepto en la
corteza renal endolinfa y perilinfa del oído interno.
La excreción de estos antibióticos se efectúa casi completamente por filtración glomerular, en forma
activa e inalterada, lográndose niveles en orina de 50 a 200 µg/ml.
FARMACOPSOLOGIA
Es importante considerar que todos los aminoglucósidos presentan un margen de seguridad estrecho
y que pueden provocar alteraciones relacionadas especialmente con ototoxicidad, nefrotoxicidad y
neurotoxicidad. La administración de este grupo de antibióticos debe efectuarse, por lo tanto,
adoptando precauciones adecuadas.
Todos los aminoglucósidos afectan las funciones: coclear y vestibular, pero es evidente que hay
alguna toxicidad “preferente”. La estreptomicina y gentamicina originan más bien efectos
vestibulares, en tanto que la amikacina, kanamicina y neomicina afectan más bien la función del
nervio auditivo, mientras que tobramicina genera efectos por igual a ambas funciones.
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Si se afecta la función coclear, el primer síntoma será el tinnitus, sensación de llenura en los oídos,
dificultad para escuchar sonidos de frecuencia alta y luego la sordera. Habitualmente la pérdida de la
función es bilateral.
Cuando se afecta la función vestibular se presenta cefalea, náusea, vómito, vértigo y dificultad para
conservar el equilibrio, cuadro que persiste durante una o dos semanas.
Se conoce que la ototoxicidad se incrementa con dosis altas de aminoglucósidos, o con las
administraciones prolongadas, en especial en pacientes deshidratados, pacientes obesos, ancianos,
con presencia de septicemia, fiebre o con alteración de las funciones renal y hepática. Existen drogas
que pueden incrementar la ototoxicidad como los diuréticos ácido etacrínico y furosemida.
Nefrotoxicidad. Entre el 8 al 26 % de los individuos que reciben un aminoglucósido por varios días
mostrarán toxicidad renal, casi siempre reversible al suspender su administración, este efecto
adverso es el resultado a la acumulación y retención del antimicrobiano en las células tubulares
proximales, lesión que afecta la capacidad de concentración del riñón, asociándose además a
proteinuria, hipopotasemia, hipocalcemia, hipofosfatemia, y presencia de cilindros hialinos y
granulosos. La falta de la capacidad de la concentración del riñón se debe a que el aminoglucósido
disminuye la sensibilidad del epitelio de los conductos colectores a la hormona antidiurética
endógena. En raras ocasiones, aparece necrosis tubular aguda y grave, pero el dato importante más
frecuente es el aumento leve de la creatinina de 0.5 mg/dl a 2 mg/dl. La reversibilidad de la función
renal se debe a que las células tubulares proximales poseen la capacidad de regeneración.
Bloqueo neuromuscular. Ventajosamente es una reacción indeseable que se presenta con poca
frecuencia y consiste en un bloqueo neuromuscular, parálisis flácida progresiva que puede terminar
en paro respiratorio. Se presenta en las administraciones masivas de aminoglucósidos,
administraciones “en bolo”, o por administración intraperitoneal o intrapleural. Se asocia
frecuentemente con la administración concomitante de anestésicos generales y/o relajantes
musculares, hipocalcemia o enfermedades como la miastenia gravis.
En orden decreciente la capacidad para producir bloqueo es: neomicina, kanamicina, amikacina,
gentamicina y tobramicina.
El bloqueo neuromuscular parece estar ligado a la capacidad de los aminoglucósidos para inhibir la
liberación presináptica de la acetilcolina, en tanto que también disminuyen la sensibilidad
postsináptica a dicho neurotransmisor. El tratamiento del bloqueo neuromuscular se basa en la
administración de gluconato de calcio intravenoso, así como fármacos inhibidores de la
acetilcolinesterasa como son: el edrofonio y la neostigmina.
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Otros efectos en el sistema nervioso. Con la estreptomicina puede presentarse disfunción del nervio
óptico, neuritis periférica que puede deberse a la lesión directa de un nervio con la administración
intramuscular de este aminoglucósido, o la toxicidad puede afectar nervios en un sitio remoto al de
la administración. Después de la administración del aminoglucósido surgen parestesias que pueden
ser peribucales, faciales o de las manos que surgen después de 30 a 60 minutos de su
administración.
Otros efectos adversos. Los este aminoglucósidos poseen escaso potencial alergénico y son
infrecuentes la anafilaxia y las erupciones. Sin embargo, se han señalado reacciones ocasionales de
hipersensibilidad que incluyen erupciones cutáneas, eosinofilia, fiebre, discrasias sanguíneas,
angioedema, dermatitis exfoliativa, estomatitis y choque anafiláctico.
USOS CLINICOS
En la mayor parte de casos los aminoglucósidos, deben ser empleados por vía parenteral, en las
infecciones sistémicas, procurando no usar estos derivados en infecciones leves o que sean
susceptibles de ser tratadas con antibióticos menos tóxicos. A continuación se enlistan las
situaciones clínicas más frecuentes en las que recomiendan el uso de los aminoglucósidos:
ESTREPTOMICINA
Este antibiótico tiene utilidad para el tratamiento de ciertas infecciones por su efecto frente a los
bacilos aeróbicos gram negativos y ciertas micobacterias como Mycobacterium tuberculosis.
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Dentro de las reacciones indeseables provoca especialmente alteración vestibular, afectándose
también la cóclea, neuritis periférica y óptica. La nefrotoxicidad es menos común. Produce dolor en
el sitio de la administración y formación de abscesos estériles.
Empleos clínicos.- Se emplea la estreptomicina en la tularemia, peste, brucelosis severa siempre que
la instauración del tratamiento sea temprano y en el muermo, en asociación a tetraciclinas o
cloranfenicol. En la endocarditis provocada por enterococos se emplea asociada a Penicilina G.
NEOMICINA
Es un antibiótico que se obtiene del Streptomyces fradiae. Ha demostrado actividad frente a los
bacilos aeróbicos gram-negativos, en especial las Enterobacteriáceas y el Estafilococo dorado.
Es un antibiótico potente pero a la vez el más tóxico del grupo. Se absorbe poco al ser administrado
por vía oral, siempre que el tracto intestinal se encuentre indemne. Si la mucosa está inflamada, la
absorción es impredecible y la toxicidad se convierte en un factor de alto riesgo. Se elimina por las
heces y la fracción que se absorbe a través del riñón.
Dentro de los efectos Indeseables, al administrarse a pacientes con insuficiencia renal a través de la
vía oral, la pequeña fracción que se absorbe se acumula y se presenta toxicidad. Aparte de la náusea,
vómito y diarrea que provoca, se presenta súper infección especialmente por hongos y síndrome de
mala absorción. Si se administra en forma tópica se presentan reacciones de hipersensibilidad. En la
irrigación de cavidades serosas, si la solución contiene neomicina, se presenta bloqueo
neuromuscular y parálisis respiratoria.
La neomicina se recomienda por vía oral para la profilaxis antibacteriana en la cirugía colorectal, a
pesar de que existen criterios controversiales. Generalmente para estos casos se asocia a la
eritromicina. También se ha empleado como tratamiento asociado en el coma hepático, existiendo
otras alternativas menos riesgosas y que proporcionan mejores resultados como la lactulosa.
KANAMICINA
Es un antibiótico que ha visto declinar su empleo clínico debido a la resistencia que se ha presentado
en forma progresivamente creciente y además a que su espectro no ofrece ventajas frente a los
restantes aminoglucósidos.
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La farmacoquinesis es similar a la descrita para los aminoglucósidos.
Las reacciones indeseables que presenta son ototoxicidad irreversible, en especial para la función
auditiva, La nefrotoxicidad es moderada, reversible, y se incrementa si se administra por vía oral a
pacientes con insuficiencia renal. A semejanza con la neomicina, la administración oral puede
provocar un síndrome de mala- absorción.
GENTAMICINA
Las bacterias que han presentado resistencia, en especial a nivel hospitalario, son las
Enterobacteriáceas y Ps. aeruginosa.
Las reacciones indeseables a nivel auditivo son alteraciones irreversibles tanto de la función coclear
como de la vestibular. La nefrotoxicidad que presenta es reversible y de carácter moderado. La
administración intratecal o intraventricular puede provocar inflamación.
Empleos clínicos.- Gentamicina es uno de los antibióticos más empleados para el tratamiento de las
Infecciones provocadas por bacilos aeróbicos gram-negativos, en especial las Infecciones localizadas
en aparato genitourinario, aparato respiratorio bajo, infecciones abdominales, de tejidos blandos, de
huesos y en heridas quirúrgicas. También se recomienda la gentamicina para el tratamiento de la
bacteriemia y meningitis.
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Dosis, preparados, vías de administración.- (Tabla 89-III)
SISOMICINA
NETILMICINA
La netilmicina es activa frente a bacilos aeróbicos gram-negativos, dentro de los que se incluyen las
Enterobacteriáceas y Ps., aeruginosa y dentro de los gram-positivos el Estafilococo dorado.
Una ventaja de Netilmicina es que ha presentado menor susceptibilidad al ataque de las enzimas que
inactivan a los aminoglucósidos.
Dentro de los efectos indeseables que presenta son alteración irreversible, tanto de la función
coclear como de la vestibular. La nefrotoxicidad en cambio es reversible y de carácter moderado.
Clínicamente se emplea para el tratamiento de las infecciones severas provocadas por los bacilos
aeróbicos gram-negativos y que se presentan en aparato urinario, aparato respiratorio bajo, en
abdomen, en tejidos blandos, huesos y articulaciones. Se indica en el tratamiento de las infecciones
por gérmenes que han presentad resistencia a la gentamicina.
AMIKACINA
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Como reacciones indeseables presenta alteración de las funciones coclear y vestibular irreversibles.
La nefrotoxicidad que presenta es reversible y moderada.
DIBEKACINA
Dentro de su espectro de acción se encuentran los bacilos aeróbicos gram-negativos, en los cuales se
incluyen las Enterobacteriáceas. Es importante la actividad que presenta especialmente frente a Ps.,
aeruginosa, Proteus y Klebsiella. En los gérmenes gram-positivos se encuentra el Estafilococo dorado,
sea o no productor de Beta-lactamasa.
Dentro de los efectos Indeseables se presentan los mismos que los restantes aminoglucósidos, con la
ventaja de que la ototoxicidad es menor que con gentamicina, tobramicina y amikacina, tanto en las
funciones coclear como vestibular. La nefrotoxicidad es moderada y reversible y se ha presentado
con menores características que la gentamicina.
TOBRAMICINA
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Los efectos indeseables se presentan a nivel de las funciones: auditiva y vestibular, y son de carácter
irreversible. La nefrotoxicidad que se presenta es moderada, reversible, y parece ser menor que la
que presenta gentamicina.
Clínicamente la tobramicina se emplea para el tratamiento de las infecciones severas provocadas por
los bacilos aeróbicos gram-negativos, especialmente para tratar infecciones provocadas por Ps.,
aeruginosa, debido a. la gran sensibilidad que presenta este germen.
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