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DESARROLLO EMBRIONARIO DEL SISTEMA NERVIOSO

Al observar la complejidad de nuestro organismo, resulta imposible admitir que


partimos de algo tan insignificante. Como menciona Lagman (1981) el desarrollo
comienza con la fecundación, proceso por el cual, los gametos masculino y femenino,
espermatozoide y el ovocito respectivamente, se unen en el tercio superior de las
tubas ováricas (Figura 1). Cuando el cigoto ha llegado al periodo bicelular
experimenta una serie de divisiones mitóticas que producen un incremento del
número de células Alrededor de 3 días después de la fecundación, las células del
embrión elevan su número a 16, y es denominada mórula, ésta empieza a formar un
grupo interno de células con una envoltura externa que se llama blastocito (Figura1).
Al inicio de la tercera semana de gestación, el embrión entra en el período de
gastrulación (figura 1), el cual comienza con la aparición de la línea primitiva que en
su extremo cefálico presenta el nódulo primitivo. En la región del nódulo y de la
línea, las células epiblásticas se desplazan hacia el interior (se invaginan) para formar
nuevas capas celulares: endodermo y mesodermo. Las células que no migran a través
de la línea, sino que se mantienen en el epiblasto forman el ectodermo (Figura1)
(Lagman, 2007).

FIGURA 1 (División celular, después de la fecundación; mórula, blástula,


gástrula)
Un grupo de células mesodérmicas, originadas en el nódulo primitivo, forman una
columna medial que avanza entre el endo y el ectodermo hasta la región cefálica del
disco y constituye la notocorda (Bustamante, 1978). Las células ectodérmicas
suprayacentes a la notocorda proliferan y forman una zona engrosada del ectodermo,
la placa neural; cuando ésta alcanza su máximo espesor empieza a invaginarse en
sentido longitudinal y se desarrolla el primordio (estado rudimentario de un órgano
que empieza a formarse) del surco neural, el cual se profundiza paulatinamente hasta
que al principio de la cuarta semana, cuando el embrión tiene siete pares de somitas
(Figura 2), sus bordes se fusiona para formar el tubo neural. (Figura 2) (Francisco
Javier Ortiz Nesme, 1993), cuya formación se inicia en la parte central del disco
embrionario simultáneamente con la formación de los primeros somites, La fusión de
los bordes o labios del surco avanza luego tanto en sentido rostral como en sentido
caudal y con ello los orificios del tubo neural, llamados neuroporos rostral y caudal,
van quedando cada vez más distanciados. Entre los días 23 y 25 se cierran también
los neuroporos, haciéndolo un poco más prematuramente en el neuroporo rostral. Para
esta edad ya el embrión a cambiado de forma y de disco a evolucionado a una forma
cilíndrica en la cual se aprecian la cabeza, el tronco y las extremidades. (Bustamante,
1978) (Figura 2).

Bustamante afirma que la formación del tubo neural se inicia en la parte central del
disco embrionario simultáneamente con la formación de los primeros somites, La
fusión de los bordes o labios del surco avanza luego tanto en sentido rostral como en
sentido caudal y con ello los orificios del tubo neural, llamados neuroporos rostral y
caudal, van quedando cada vez más distanciados. Entre los días 23 y 25 se cierran
también los neuroporos, haciéndolo un poco más prematuramente en el neuroporo
rostral. Para esta edad ya el embrión a cambiado de forma y de disco a evolucionado
a una forma cilíndrica en la cual se aprecian la cabeza, el tronco y las extremidades.
FIGURA 2 (Formación del surco, la cresta y el tubo neural a partir del estadio
trilaminar)

En la zona de unión entre la placa neural y el restante ectodermo, se produce una


proliferación de células ectodérmicas que emigran de inmediato a los lados del tubo,
donde forman una larga columna, la cresta neural, de la cual de derivan los ganglios y
la cresta neural da origen a diversos derivados neurales y no neurales. Los neurales
incluyen (Bustamante, 1978):

a) Neuronas en los ganglios sensitivos, autónomos y entéricos.

b) Las células de la piamadre y aracnoides y las capas esclerótica y coroidea del


ojo.

d) La medula de las glándulas suprarrenales.

e) Células receptoras del cuerpo carotideo.


Estadio trivesicular y Pentavesicular

Al cerrarse completamente el neurotubo, su porción cefálica o rostral es más dilatada


y en ella se pueden distinguir tres dilataciones o vesículas (estadio trivesicular) que de
adelante hacia atrás se denominan: prosencéfalo o cerebro anterior, de donde surge el
diencéfalo y el telencéfalo; mesencéfalo o cerebro medio y rombencéfalo o cerebro
posterior, de donde surgen el mielencéfalo y el metencéfalo (Bustamante, 1978). Las
estructuras derivadas del estadio trivesicular, conforman junto con el mesencéfalo el
estadio Pentavesicular (Figura 3).

FIGURA 3 (estadio trivesicular y desarrollo del estadio Pentavesicular a partir del


estadio de las tres vesículas)

Prosencéfalo

Aun antes de cerrarse el prosencéfalo, se observan en él dos evaginaciones laterales


llamadas recesos ópticos (Figura 3), que darán origen a los globos oculares
(Bustamante, 1978). Una evaginación hacia adelante para formar el encéfalo y la
cara, y al mismo tiempo un desdoblamiento lateral, para formar vesículas ópticas,
bulbos olfatorios y fascículos pares, para separar el telencéfalo del diencéfalo.
(Ramirez y Madrid, 2008). A continuación se hablara un poco de las estructuras
derivadas.

Diencéfalo

Según Lagman (2007), el diencéfalo se desarrolla a partir de la porción mediana del


prosencéfalo y se considera que consiste en una placa del techo y dos placas alares,
pero que carece de las placas del suelo y las basales. La placa del techo consiste en
una sola capa de células ependimarias cubiertas por mesénquima vascularizada, las
cuales al combinarse originan el plexo coroide del tercer ventrículo (Figura 4).

FIGURA 4 (Placa del techo del diencéfalo con plexo coroideo)

a) Placa del techo y epífisis. El diencéfalo se desarrolla a partir de la porción


mediana del prosencéfalo (Figura 5 A), y se considera que consiste en una placa del
techo y dos placas alares, pero que carece de las placas del suelo y las basales. La
porción más caudal de la placa del techo se convierte en el cuerpo pineal o epífisis.
La primera manifestación de esta glándula es un engrosamiento epitelial en la línea
media, pero que alrededor de la séptima semana comienza a envaginarse (Figura 5 B,
C). Por último se convierte en un órgano macizo situado en el techo del mesencéfalo
(Figura 4) y actúa de intermediario entre la acción de la luz y la oscuridad y los
ritmos endocrinos y del comportamiento (Lagman, 2007).

b) Placa alar, tálamo e hipotálamo. Las placas alares forman las paredes laterales
del diencéfalo. Una hendidura, el surco hipotalámico, divide la placa en las porciones
dorsal y ventral, el tálamo y el hipotálamo respectivamente (Figura 5 B, C). Como
consecuencia de la actividad proliferativa, el tálamo sobresale gradualmente en la luz
del diencéfalo (Lagman, 2007).

Lagman (2007) asevera que el hipotálamo que representa la porción inferior de la


placa alar, se diferencia en varios grupos de núcleos, que sirven de centros de
regulación de funciones viscerales como el sueño, la digestión, la temperatura
corporal y la conducta emocional.
FIGURA 5 (Estructuras resultantes del Diencéfalo, a partir de las placas alares y del
techo: Epífisis, tálamo, hipotálamo e Hipófisis)

Lagman (2007) asevera que el hipotálamo que representa la porción inferior de la


placa alar, se diferencia en varios grupos de núcleos, que sirven de centros de
regulación de funciones viscerales como el sueño, la digestión, la temperatura
corporal y la conducta emocional.

c) hipófisis o glándula pituitaria. La hipófisis se desarrolla en dos partes


completamente distintas: una evaginación ectodérmica del estimado y una
prolongación del diencéfalo hacia abajo, el infundíbulo (Lagman, 2007).

Telencéfalo

Lagman (2007) señala que el telencéfalo es la vesícula encefálica más rostral, que
desde su diferenciación inicial está formado por dos vesículas, las vesículas
cerebrales, que cubren dorsal y lateralmente el diencéfalo. La cavidad del diencéfalo
o tercer ventrículo se comunican con cada una de las cavidades de las vesículas
cerebrales, ventrículos laterales, por un orificio llamado agujero interventricular de
Monro (Figura 5 B, C).

Hemisferios Cerebrales: los hemisferios comienzan a desarrollarse a partir de la


quinta semana de vida intrauterina como evaginaciones bilaterales de la pared lateral
del prosencéfalo (Figura 5 A). A mediados del segundo mes la porción basal de los
hemisferios; comienza a crecer y sobresalir hacia el interior del ventrículo lateral y
también en el suelo del agujero Monro (Figura 5 B, C). Esta que posee un crecimiento
rápido tiene en los cortes transversales un aspecto estriado por lo cual es llamado
cuerpo estriado (Figura 6 B) (Lagman, 1978).
FIGURA 6 (Formación de los hemisferios cerebrales a partir del Telencéfalo)

La pared del hemisferio debería haber formado el techo de este, pero a causa del
crecimiento desproporcionado de varias partes del hemisferio, sobresale en el
ventrículo lateral siguiendo una línea llamada fisura coroidea. Inmediatamente por
arriba de la fisura coroidea (Figura 6), la pared del dicho se espesa y da lugar al
hipocampo (Figura 6). El cuerpo estriado (Figura 5 C) que forma parte de la pared del
hemisferio también se expande posteriormente y se divide en el núcleo causeado y el
núcleo lenticular (Figura 6). La pared medial del hemisferio y la pared lateral del
diencéfalo se fusionan y quedan en íntimo contacto el núcleo caudal y el tálamo
(Lagman, 2007).

Lagman (2007) propone que el crecimiento continuo de los hemisferios cerebrales


en dirección anterior, dorsal e inferior origina la formación de los lóbulos frontal
temporal y occipital, respectivamente. Sin embargo, como la región subyacente al
cuerpo estriado crece con mayor lentitud, la zona situada entre los lóbulos frontal
temporal se deprime y recibe el nombre de ínsula de Reil (Figura 7 A). En el periodo
final de la vida fetal la superficie de los hemisferios cerebrales crece con tal rapidez
que presenta muchas circunvoluciones (Cada uno de los pliegues de la superficie
exterior del cerebro) separadas por cisuras y surcos (Figura 7 B).
FIGURA 7 (Cerebro humano, circunvoluciones y cisuras)

La corteza se desarrolla a partir del palio (Figura 5), que presenta dos regiones
(Lagman, 2007):

a) El paleopalio o arquipalio inmediatamente lateral al cuerpo estriado (Figura 6


B, C).

b) El neopalio, entre el hipocampo y el paleopalio (Figura 6 B, C).

En el neonato, la corteza tiene aspecto estratificado por la diferenciación de las


células en distintas capas. En el adulto, los hemisferios derecho e izquierdos están
conectados por varios haces de fibras, las comisuras, que atraviesan la línea media.
(Antúnez, 1983). La comisura más importante es el cuerpo calloso (Figura 4).
Aparece en la decima semana del desarrollo y comunica las áreas no olfatorias de la
corteza cerebral derecha e izquierda.

Mesencéfalo

En este cada placa basal presenta dos grupos de núcleos motores (Figura 8)
(Lagman1981):

a) un grupo medial, eferente somático, representado por los nervios


oculomotores y troclear que inervan los músculos del ojo.
b) un pequeño grupo eferente visceral general, representado por el núcleo de
Edinger-Westphal, que inerva el esfínter de la pupila.

FIGURA 8 (placas basales y alares que conllevan a la formación de los colículos


anterior y posterior)

La capa marginal de cada capa basal aumenta de tamaño y origina el pie de los
pedúnculos cerebrales, los cuales sirven de vía para las fibras nerviosas que
descienden desde la corteza cerebral hacia los centros inferiores de la protuberancia y
la medula espinal (Lagman, 1981). Las placas alares del mesencéfalo aparecen al
principio en forma de dos elevaciones longitudinales separadas por una depresión
poco profunda en la línea media (Figura 8). Con el desarrollo posterior se forma un
surco trasversal que divide a cada elevación longitudinal en un colicuo anterior o
tubérculo cuadrigémina superior y otro posterior o tubérculo cuadrigémina inferior
(Figura 9 B). Los calículos posteriores actuando como centros sinápticos de relevo
para los reflejos auditivos; los colículos anteriores sirven como centros de correlación
y de reflejos para los estímulos visuales (Lagman, 1981). Los colículos están
formados por ondas de neuroblastos que emigran hacia la zona marginal
suprayacente, donde están organizados en capas (Lagman, 2007).

En el mesencéfalo, a nivel de su unión con el metencéfalo, las laminas alares vuelven


a cerrarse y su cavidad da origen a un delgado conducto, el acueducto de Silvio, que
une el tercer con el cuarto ventrículo (Figura 6) (Lagman, 2007). Las laminas alares
forman una capa sobre el acueducto, la lamina cuadrigémina (Figura 9), en la cual
sobresalen cuatro masas redondeadas, los tubérculos o colículos cuadrigéminos
(Figura 9) (Bustamante, 1978). De ellos, los dos rostrales, colículos cuadrigéminos
anteriores, representan centros de coordinación visual refleja y los caudales, colículos
cuadrigéminos posteriores, están en relación con las vías auditivas (Bustamante,
1978). En la zona de unión entre el tegmento y el pie del pedúnculo (Figura 9), se
forman grandes núcleos como substancia negra (Figura 9), derivado de las células de
la lámina alar y el núcleo rojo (Figura 9) (Bustamante, 1978).

FIGURA 9 (Estructuras más generales que indican la formación de colículos)

Rombencéfalo

Está formado por el mielencéfalo, la más caudal de las vesículas encefálicas y el


metencéfalo (Figura 3).

Mielencéfalo

Esta vesícula encefálica origina el bulbo raquídeo; difiere de la medula espinal


porque sus paredes laterales experimentan rotación alrededor de un eje longitudinal
imaginario situado en la placa del piso movimiento que podría compararse con la
acción de abrir un libro (Figura 10). La placa basal, semejante a la de la medula
espinal, contiene los núcleos motores, que se dividen en tres grupos (Figura 10)
(Lagman, 1981):
a) Grupo medial o eferente somático.

b) Grupo intermedio o eferente visceral especial.

c) Grupo lateral o eferente visceral general.

FIGURA 10 (Eje longitudinal situado en la placa del piso y división de núcleos


motores en grupo medial, grupo intermedio y grupo lateral)

El primer grupo contiene las neuronas motoras (Figura 10) que forman la
continuación cefálica de las células del asta anterior (Lagman, 1981). Dado que este
grupo eferente somático (Figura 10) continúa en dirección rostral hacia el
mesencéfalo, se la denomina con una columna motora eferente somática (Lagman,
1981). En el mielencéfalo, se lo denomina representa a las neuronas del nervio
hipogloso que se distribuyen en los músculos de la lengua. En la columna está
representada por las neuronas de los nervios espinal, vago y glosofaríngeo.
El grupo eferente visceral general (Figura 10 C) contiene las neuronas motoras,
que se distribuyen en los músculos lisos del aparato respiratorio, tracto intestinal y
corazón. El grupo eferente visceral especial se extiende desde el metencéfalo y forma
la columna motora eferente visceral especial. La placa alar incluye tres núcleos de
grupos sensitivos de relevo. El mas externo de ellos, el grupo aferente somático
(sensitivo) (Figura 10 C) recibe impulsos del oído y la superficie de la cabeza por
medio de los nervios estatoacustico y trigémino (Lagman, 1981).

El grupo intermedio, sensitivo visceral especial recibe impulsos de los botones


gustativos de la lengua y del paladar, bucofaríngeo y epiglotis. El grupo medial, o
aferente visceral general (Figura 10 C), recibe información interoceptiva del aparato
gastrointestinal y del corazón (Lagman, 1981).

La placa del techo (Figura 10 B) del mielencéfalo consiste en una capa única de
células ependimarias, cubierta por mesénquima vascularizado, la pía madre. Unidos
forman la tela coroidea. Debido a la activa proliferación del mesénquima
vascularizado, un cierto número de invaginaciones se introduce en la cavidad
ventricular subyacente. Estas invaginaciones a manera de penacho forma el plexo
coroideo que elabora el líquido cefalorraquídeo del sistema nervioso central (Lagman,
2007).

Metencéfalo

El metencéfalo, parecido al mielencéfalo, se caracteriza por sus placas basales y


alares. Sin embargo, se forman dos nuevos componentes (Lagman, 1981):

a) El cerebelo, que actúa como centro de coordinación para la postura y el


movimiento.

b) La protuberancia, que sirve de vía para las fibras nerviosas, entre la medula
espinal entre las cortezas cerebral y cerebelosa.
Cada placa basal del metencéfalo, contiene tres grupos de neuronas motoras
(Lagman, 1981):

1. El grupo eferente somático medial, que da origen al núcleo del nervio motor
ocular externo.

2. El grupo motor visceral especial, que contiene los núcleos de los nervios
trigémino y facial.

3. El grupo motor visceral general, cuyos axones se distribuyen en las glándulas


submaxilares y sublinguales.

La capa marginal de las placas basal del metencéfalo se expande


considerablemente y que sirve de puente para las fibras nerviosas que conectan la
corteza cerebral y la cerebelosa con la medula espinal. En consecuencia esta porción
del metencéfalo se denomina puente o protuberancia. A demás de fibras nerviosas, la
protuberancia posee los núcleos pontinos o protuberenciales, que se originan en las
placas alares del mielencéfalo y el metencéfalo (Lagman, 1981).

Las placas alares del metencéfalo poseen tres grupos de núcleos sensitivos (Lagman,
1981):

a) Grupo sensitivo somático lateral, que contiene neuronas del nervio trigémino.

b) Grupo sensitivo visceral especial.

c) Grupo sensitivo visceral general.

Finalmente, cabe mencionar que todo este proceso transcurre solo dentro del periodo
embrionario y que de no darse las situaciones antes descritas podrían producirse
diferentes trastornos a nivel físico, fisiológico y psicológico, además de afectar a las
personas que le rodean.
BIBLIOGRAFIA

Langman, S. (2007). Sistema nervioso central. Editorial Medica Panamericana S. A.,


Embriología médica con orientación clínica (10ª. Ed., pp. 295-326). Buenos Aires:
Argentina.

Bustamante, B. J. (1978). Embriología del sistema nervioso. (Ed.), Fondo educativo


Interamericano, Neuroanatomía funcional (1ª. Ed., pp. 1-13). Colombia.

Langman, J. (1981). Embriología general, sistema nervioso central. (Ed.), Editorial


médica panamericana S. A., Embriología médica (4ª. Ed., pp. 316-345). Buenos
Aires, Argentina.

Ortiz, N. F. J. (1993). Medigraphic artemisa en línea. Rev. Mex. Anest.16:121-125.


Extraído el 22 de Noviembre de 2009 desde
http://www.medigraphic.com/pdfs/rma/cma-1993/cma932j.pdf.

Mora, R. D. & Madrid, R. A. (2008). Clínica de las malformaciones encefálicas.


Extraído el 22 de Noviembre de 2009 desde
http://www.congresoaep.org/2008/agenda/docs/14453.pdf.

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