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TEORÍAS ECONÓMICAS

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            Aprender algo sobre economía es hoy una necesidad indiscutible. Antes bastaba con
capacitarse en la propia especialidad profesional: Médicos, maestros de alemán, herreros o contables,
cada uno tenía su propia habilidad que les permitía realizar su trabajo. La habilidad para fijar los
honorarios y los precios, comprar barato, manejar el dinero del hogar; nada de esto se aprendía en la
escuela o en la universidad, sino en la vida diaria. La vida enseñaba cómo era la economía, ya fuera
en un supermercado, en la propia cocina o en el negocio.
        Hoy esto es diferente: Los hospitales ya no son dirigidos por médicos y el éxito de una escuela
no depende únicamente de la calidad de la enseñanza impartida. La economía de la salud hoy
también le interesa a los médicos; el mercado de la educación es una realidad visible para los
educadores. No sólo en los cursos de marketing, sino también a través de la psicología los
estudiantes aprenden a venderse y entienden lo valiosa que es su conciencia. “El dinero gobierna al
mundo”, dice el slogan. Esta economización de lo social conduce a que hoy el pensamiento de los
economistas trascienda de modo significativo más allá del círculo de las actividades económicas.
        El presente curso virtual enseña importantes teorías económicas. La historia del pensamiento
económico es una historia de ideas donde entran en disputa, junto a las distintas visiones del mundo,
las diversas corrientes de la teoría científica y de los objetivos políticos. Los libros de texto de
economía convencionales siguen con frecuencia la tradición del positivismo y toman a las ciencias
naturales como modelos ideales para la producción eficaz de conocimiento.
            El sistema teórico económico se describe como el resultado de la acumulación de
conocimientos. Se llega a suponer que las opiniones predominantes del presente constituyen el nivel
superior del saber económico, tal como la física actual reflexiona sobre la del siglo XIX. Esta
posición implica poner en entredicho a la teoría de la ciencia. Las teorías están siempre intercaladas
en determinados paradigmas, estos son visiones del mundo y puntos de vista que cambian en función
de los desarrollos económico-políticos. La teoría neoclásica hoy predominante es, por lo tanto,
distinta de la teoría keynesiana que caracterizó las décadas posteriores a la segunda guerra mundial.
Pero no por eso es inevitablemente la mejor: "Bad ideas flourish because they are in the interest of
powerful groups". (Paul Krugman).
 
La teoría económica como discurso
            Las ciencias económicas son una disciplina de las ciencias sociales. Ellas producen para las
ciencias las teorías que deben explicar las relaciones económicas. La producción de teorías
económicas es de ahí un trabajo teórico y acompaña en primera línea a las necesidades de la ciencia.
La teoría económica presenta así una autonomía precisa frente al desarrollo social.
            Las ciencias económicas no producen por sí mismas riquezas, sino que sus pensadores son
pagados por el Estado y por los grandes capitales. De allí que exista una relación material de
dependencia de la ciencia con la política económica de los gobiernos. Las exigencias, en última
instancia diferentes de época en época, son que las ciencias económicas produzcan conocimientos
relevantes, es decir, conocimientos que sean una contribución al desarrollo económico y político.
            La relación entre las ciencias económicas y el desarrollo económico-político es dialéctica. La
teoría influye sobre las acciones políticas así como repercute, en última instancia, sobre la
producción teórica.
            La formación de teorías económicas influye también en el discurso económico político e
interviene de ese modo en los desarrollos políticos. Las teorías pueden permanecer ocultas durante
años y décadas, dormir en los cajones sin adquirir estado público. Sobre los precursores de la hoy
mundialmente dominante teoría neoclásica reinó, tras la publicación de su obra, “an almost complete
silence for a decade” (Screpanti 2001). Recién a través de determinados desarrollos económico-
políticos y el desplazamiento de constelaciones de intereses llegan a ser posibles formas específicas
de la formación teórica.
 
La teoría neoclásica
            La teoría neoclásica es el paradigma dominante en las ciencias económicas, y por ello se la
señala también como Mainstream o la ortodoxia. Esta caracteriza a la economía no tanto como un
sistema cerrado, sino como un método de optimización, el que es aplicable a la sociedad en su
totalidad.
            La teoría neoclásica se diferencia como economía pura de la economía política. Por tal
motivo la designación neoclásica indica erróneamente una relación de cercanía a los clásicos. Es
cierto que los neoclásicos perfeccionaron la metáfora smitiana de la mano invisible formalmente y
con ello las leyes de la oferta y la demanda fueron formalizadas con el método de la optimización.
Hay sin embargo una serie de diferencias con los clásicos.
            Los neoclásicos investigan la economía pura y suprimen por eso el área de la política. La
teoría de la productividad marginal sirve en lugar de la teoría del valor-trabajo como teoría de la
distribución. Con ella es calculada cada distribución del ingreso, porque ésta corresponde a la
productividad producida.
            Los neoclásicos se orientaron en la lógica y la matemática y por ello es estática, mejor dicho
estática comparativa, mientras que los clásicos efectúan un análisis dinámico.
            Los neoclásicos ubican sólo al intercambio en el punto central, mientras que para los clásicos
son significativos el intercambio y la producción.
 
Keynesianismo
            Como keynesianimo se describe una política económica estatal, la que conduce la demanda
de bienes y de servicios y, en caso de necesidad de la economía, la reactiva a través de un incremento
de los gastos públicos.
            Un aspecto central de la revolución keynesiana de los años 1930 fue reconocer que en una
economía de mercado una continua baja de actividad puede llevar a la desocupación, esto es que la
economía no necesariamente debe tender al pleno empleo.
 
Economía política
            La economía política es una ciencia social que realiza un análisis científico social del
capitalismo.
            La política y la economía están interrelacionadas y no son separables. Por eso la ciencia
económica debe investigar estos campos temáticos en conjunto. La economía política es en cierto
modo una corriente predisciplinaria.
            La economía política constituye el origen de las ciencias económicas. La economía política
clásica, desde Adam Smith hasta David Ricardo y John Stuart Mill es entendida como una corriente
de la economía que analizó la economía, integrándola con el desarrollo político. La economía
política clásica elaboró un análisis integrado de economía y política. En tanto los clásicos se basan en
el liberalismo, que caracteriza hasta hoy el discurso en política y economía. Los neoclásicos fueron
los herederos de los clásicos al final del siglo XIX y se convirtieron en la teoría económica
dominante. La teoría neoclásica se entiende expresamente como la economía pura, la que separa la
economía del análisis político. Desde entonces la economía política fue marginalizada del ámbito
académico.
            En 1867 Karl Marx publicó “El capital”, que él entendió como una crítica de la economía
política. Los planteos de la economía política clásica viven aún en el marco de la tradición teórica
marxista. La economía política marxista define el orden social actual dominante como capitalismo.
El capitalismo representa un orden contradictorio en el que se reproducen continuamente fases
estables de desarrollo, con crisis. Los procesos de economía política son fenómenos heterogéneos y
complejos que requieren un análisis interdisciplinario.
 
Base estructural del capitalismo
            La economía política analiza a la sociedad capitalista e intenta descubrir sus estructuras. Las
sociedades capitalistas conforman una totalidad, una unidad que no se basa fácilmente en el juego
armónico de sus integrantes. No existe ningún control automático y ninguna mano invisible, sino la
mano pública y otros actores visibles. En cambio existen confrontaciones masivas y conflictos que
generalmente conducen a disputas sociales. De allí que las sociedades capitalistas sean sociedades
conflictivas: Su historia está plena de luchas, por ejemplo, por la distribución de las riquezas entre el
trabajo y el capital o entre el norte y el sur.
            El capitalismo que divide a la sociedad en propietarios y no propietarios, es un orden injusto,
que no se diferencia de anteriores ordenamientos sociales, en tanto ninguna sociedad logró aún la
abolición del poder. En otros tiempos el poder se fundaba mayormente en la política o en la religión,
también alcanzó éxitos a través del trueque o el robo. Todos estos elementos están presentes en las
sociedades capitalistas, sin hallar por ello su esencia.
 
Capital
            El capital es un concepto económico clave que es definido en forma diferente en la teoría
neoclásica y en la marxista. Entre los neoclásicos el capital es una intrusión y designa una cosa.
Abarca dinero, bienes, inmuebles y el propio saber definido como capital humano. En este sentido el
capital es un recurso, el que es mensurable, porque tiene un determinado precio. Con ello se concreta
el capital.
            El dinero, a menudo por error usado como sinónimo de capital, llega a ser, en una
constelación históricagográfica determinada, capital. Y es cierto entonces, cuando una parte de la
población para llegar a disponerlo -la mayoría por obligación- vende su fuerza de trabajo a los
propietarios de los medios de producción. La explotación -dominación económica en sentido
estricto- expresa en los procesos de producción la obtención de plusvalía (plusvalor).
            En el centro del análisis del capitalismo que hace la economía política, el capital se ubica
como estructura de poder, el que para unos es entendido como actor y aglomeración de recursos y
para otros, como relación social.
            Cuando se junta dinero debajo de un colchón se podrá tener un tesoro, pero no creará valor
alguno. Dagobert Duck es rico, nada en oro. Para los neoclásicos es considerado como un capitalista,
no así en la economía política. Allí es un simple tesorero. Puede llegar a ser capitalista en el caso que
trabajadores asalariados que de él dependan extraigan oro para él. Es decir, la existencia de esa
riqueza es sólo uno de los supuestos para, a través de ella, alcanzar relaciones capitalistas. También
debe haber gente que trabaje para los dueños del dinero, así los que trabajen sean jurídicamente
libres y con frecuencia incluso con semejantes derechos que los dueños del dinero.
            Para el marxismo el capital es un derecho sobre la ganancia, que sólo puede existir en una
sociedad que separa a los trabajadores de los dueños de los medios de producción. El capital produce
una sociedad como relaciones sociales, las que repercuten sobre la propia sociedad, en tanto educa a
la gente para obrar empresarialmente, para comprar y vender continuamente, así sea sólo la propia
fuerza de trabajo. Estas estructuras producidas colocan a las personas en un segundo paso,
enfrentadas las unas con las otras como sirvientes, en una posición aparentemente inmodificable. El
mundo se presenta así con poderosa objetividad a la que todos tienen que someterse. Como un
conjunto de individos optimizadores, para los cuales los otros individuos son meros objetos de
intercambio.
            Todos los actores sociales son caracterizados a través del capital, su posición en la sociedad
se constituye a través del capital. Los profesores, los que estudian en sus tranquilos y silenciosos
colegios, son convertidos por el socialliberalismo en empresarios de las ciencias, en asistentes
sociales empresarios y en maestros productores de capital humano.
 
El capitalismo como totalidad
            La descripción del capitalismo como totalidad ayuda a entender, por qué y cómo en una
sociedad capitalista es posible, a pesar de todo, un orden.
            Se explica por qué, a pesar de la gran cantidad de personas, la diversidad de sus relaciones y
la complejidad de las interrelaciones de la vida y el trabajo, existe una comunidad ordenada. Se hace
entendible por qué algunas de las rutinas cotidianas pueden funcionar siendo que son tantas las
personas que participan con su aporte en el desenvolvimiento de esa vida. Desde el desayuno, en el
viaje hacia el trabajo, la organización de las tareas de los niños y el tiempo libre al final del día,
siempre se interactúa con muchas otras personas individuales. Si uno se detiene a observar parece
una maravilla cómo encajan el consumo y la producción, tanto que las economías de millones de
personas se relacionan entre sí a través de una economía que frecuentemente funciona sin
dificultades.
 
Economía de mercado
            La economía de mercado está estrechamente vinculada con el capitalismo, las relaciones de
intercambio se organizan a través del mercado. Nadie duda hoy en día que el mercado es una
institución importante en la vida económica. Pero la regulación de la sociedad a través del mercado
significa que los objetos, la esencia de la vida y los hombres mismos deben convertirse en
mercancías para poder ser objeto de cambio.
 
Estado
            La estructura fundamental del capitalismo abarca, junto al mercado y las mercancías, al
Estado. El Estado es un campo de poder, con centro y periferia, en el que influyen diversos actores.
No es una imagen cerrada, como por ejemplo un ministerio donde existen muros que separan el
exterior del interior. Tanto el hospital de la ciudad como el provincial, la sala de primeros auxilios de
Caritas como los hospitales lujosos, la seguridad social autogestionada y los sistemas de salud
privados que pueden sobrevivir a través de subsidios masivos; todos ellos forman parte de la política
de salud del Estado. La política de salud pública actúa en un campo estatal que funciona con reglas
determinadas y con medios coercitivos (impuestos, afiliación obligatoria, etcétera) y también por
consenso.
            El Estado es la forma como se organiza el predominio político en el capitalismo. Es un nudo
de una estructura de dominación. En las cortes, los príncipes y reyes establecieron, a través del
tiempo, una administración con un funcionamiento independiente. Esa burocracia tiene intereses
propios y una lógica propia, pero también tiene que administrar el sistema económico ya que es
dependiente del buen curso de los negocios. Junto al ejecutivo que se ocupa del gobierno y la
administración trabajan los que dictan las leyes y administran la justicia. En conjunto conforman las
estructuras fundamentales de los Estados modernos.
Dispositivo
            El dispositivo nombra la totalidad social como un todo, un espacio estructurado de poder de
toda la sociedad. Un dispositivo como un campo de fuerza discursivo es un concepto que no está
unido al capitalismo y con eso bien es aplicable a una sociedad no capitalista.
            El concepto tiene su origen en Michel Foucault “Saber y poder” él escribe: “también acá la
lógica es absolutamente clara, pueden llegar a ser descifradas las intenciones y a pesar de todo
ocurrir que nadie las haya proyectado y casi nadie formulado: carácter implicado la gran estrategia
anónima, la que casi muda, chismosa coordina la táctica, que el inventor o el responsable alcanza sin
hipocresía”.
            Foucault utiliza el concepto de dispositivo para describir el cambio fundamental de discurso
del deseo y del placer. Con el dispositivo de la sexualidad se deja traslucir, que no se trata de
dispositivos para ordenes y estructuras pero sí para contenidos concretos. “Sexualidad es el nombre
que se puede dar a un dispositivo histórico. La sexualidad no es ninguna realidad que sirva de base,
difícil de comprender, sino una gran red superficial que estimula el discurso, la formación del
conocimiento, el fortalecimiento de los controles y la resistencia a encadenar algunos grandes
saberes y las estrategias de poder”.
            Los dispositivos sirven dentro de determinadas estructuras estables durante años para
“estimular discursos”, para estructurar temas, contenidos y maneras de acceso. Pero también en fases
de ausencia de una ideología dominante y crisis de hegemonía los dispositivos pueden permanecer
como desórdenes discursivos y prácticas estables.
            Como campo de poder discursivo se trata de uno, en el que la sociedad en toda su amplitud se
constituye en campo organizativo. La regulación tematiza el orden en el capitalismo a partir de
formas estructurales que establecen la totalidad social. Entretanto un dispositivo estructura no sólo el
discurso, sino también la práctica sin determinar ni armonizar relaciones coherentes. En igual sentido
cabe afirmar que en las crisis tampoco rige un caos desestructurado.
 
Estudios culturales
            En sentido literal Cultural Studies, se refiere a estudios de la cultura.
            El capitalismo crea sociedades en las que la economía es decisivamente significativa, no es
suficiente el análisis de la economía y la política para la investigación de las sociedades capitalistas.
Sobre eso aportaron con los Estudios Culturales además de los nuevos principios teóricos indicados
bajo el título “Cultural Political Economy” los seguidores de Antonio Gramsci, sobre todo la
corriente de investigación fundada por Stuart Hall.
            La economía política se concentra mayormente en investigar el movimiento jurídico de la
economía y la política. Pero eso no significa que se den los pasos para una organización de la
sociedad relevante para las ciencias sociales, porque para la perspectiva de la ciencia social faltan
actores. Los objetivos que los hombres persiguen dependen de la imagen que ellos se hacen del
mundo. Qué formas de vida eligen y cuáles estrategias cambian, dependen de la cultura, las normas y
las instituciones, las que crean una sociedad a través de su cultura. La cultura es entonces el campo
en el que los procesos económicos y políticos adquieren sentido. Las relaciones políticas y
económicas están siempre impregnadas de interpretaciones. Cuáles interpretaciones y con ello qué
discursos desarrollan los hombres y mujeres, expresan el modo de sus relaciones y de las estructuras
que se forman en una sociedad. La cultura es entonces no un mero espacio social en el que los
hombres y mujeres dedican su tiempo libre al arte o a la cultura popular, sino que establece a través
de costumbres, normas e instituciones la base de nuestras relaciones.
 
Derechos de propiedad
            El capitalismo se sustenta, además de los mercados, en la existencia de la propiedad privada.
Esta propiedad privada debe ser claramente definida como los procedimientos para el cambio de
titularidad de la propiedad. Esto último es regulado a través de derechos contractuales. De ahí que un
Estado debe disponer los instrumentos jurídicos para que esa propiedad y los derechos sobre ella
puedan transferirse. Este importante rol de los Estados no es cuestionado por los modelos liberales
radicales. El Estado guardián del liberalismo de Manchester es un Estado que asegura día y noche la
propiedad, siendo esa su única tarea.
 
Capital y poder económico
            En el capitalismo los capitalistas como propietarios de los medios de producción se enfrentan
a los no propietarios, los trabajadores. El capital crea poder económico, que permite ejercer el poder
a través de la disposición de los recursos. Los propietarios de los medios de producción deciden qué
producir y a quién emplear. A través de sus decisiones de inversión pueden, en buena medida, fijar el
rumbo del desarrollo social. Al tiempo que la gama de bienes que los capitalistas pueden consumir es
mucho más amplia que la de los no propietarios.
            La tradición marxista se diferencia entre capital productivo y ficticio. El primero designa
maquinas, etc. mientras que el segundo significa derechos capitalizados sobre futuras ganancias. Un
ejemplo típico de capital ficticio son, de algún modo, las acciones. El proceso de acumulación puede
efectuarse en forma real (por construcción de capacidades productivas materiales) o ficticio (por
aumento del valor del capital financiero). La acumulación ficticia gana a menudo dinámica, cuando
el beneficio en el área del capital productivo es bajo. A menudo los rumores especulativos durante
una crisis pueden desembocar en la devaluación del capital ficticio. La acumulación ficticia y
productiva están indirectamente relacionadas. En la tradición postkeynesiana se designa el capital
productivo como real y el ficticio como capital financiero.
 
El capital como relación social
            El dominio capitalista se centra, en los procesos de producción, en que una parte de la
sociedad dispone de los medios de producción, la otra no. La esencia del poder en el capitalismo
reside en sujetos jurídicamente libres para utilizar la riqueza propia acumulada. En tanto que
hombres y mujeres libres se ven obligados, para atender sus necesidades materiales, a someterse al
poder económico. El capital como relación social reúne a los dueños del dinero y a la fuerza de
trabajo en los procesos de producción, ya sea en fábricas o en plantaciones.
 
Clases
            Los grupos de población se clasifican en clases, las que se diferencian de acuerdo a su
correspondiente rol en los procesos de producción. En la sociedad capitalista se enfrentan en
principio dos grandes clases: por un lado los capitalistas, los que disponen de los medios de
producción y por el otro los trabajadores, o sea, los asalariados, los que únicamente pueden aportar
su fuerza de trabajo en los procesos productivos. Anteriormente la clase de los terratenientes jugaba
un rol significativo. Aunque ambas clases presentan posiciones contradictorias, en algunas causas
individuales actúan de modo semejante. Un caso típico son por ejemplo, los asalariados que colocan
una parte de sus ahorros en fondos privados de pensiones. Por un lado como asalariados están
interesados en que sus salarios sean más altos, por otro, como ahorristas, que los intereses y los
beneficios sean altos. Uno viene sobre los costos de otros. Según las características predominantes,
pueden llegar a ser clasificados individualmente en clases. Además las clases pueden llegar a ser
subdivididas en subclases. Un ejemplo de esto son capital productivo o capital ficticio (como por
ejemplo capital financiero).
            Las clases forman un elemento central en cada estructura de poder.
 
Desarrollo de la fuerza productiva en el capitalismo
            De tal manera el capital es una fuerza productiva que puede mover montañas. El capitalista
como empresario no crea riqueza alguna. En cambio, el capital como principio organizativo
combinado con la fuerza de trabajo y los medios de producción para la creación de más valor es muy
productivo. El capital constituye una estructura a la que no se accede fácilmente. Es un proceso que,
a través de la presión estructural, aspira permanentemente a incrementar sus utilidades. Esta
influencia de las estrategias concretas de poder es decisiva para los diversos grupos sociales. Por eso
el capital es significativo para todas las relaciones sociales, tiene la tendencia de atravesar a la
sociedad por todos sus poros. El capital es incitante en su accionar, productivo y crea realidad,
modifica cosas, hombres, paisajes y espacios.
 
Esquema de reproducción
            En las sociedades capitalistas el proceso de valorización se basa en otra lógica que la del
proceso material. Ambos están en contradicción. Sin embargo la economía puede también en el
capitalismo entenderse como un ciclo.
            Muchos economistas han intentado recrear el círculo de la economía. Observaron en él
diversos elementos básicos de una sociedad. Tanto los marxistas como los liberales coinciden en que
ninguna sociedad puede funcionar sin una economía que funcione. Un esquema de reproducción
describe un ciclo económico que funciona: Lo que se produce sufre una mutación para luego, en una
segunda vuelta, volver a producirse. La cosecha sirve, para el caso, para la alimentación de las
familias campesinas que guardan una parte que luego será invertida en la siguiente siembra. En las
sociedades capitalistas industriales el esquema de reproducción es un poco más complicado. En el
caso del intercambio de mercancías, la actividad económica comienza y termina con el dinero. El
punto de inicio del círculo del proceso de producción, el input, por ejemplo para un empresario,
reside en la compra de la fuerza de trabajo. En un proceso de producción al input de la fuerza de
trabajo le corresponde un output, una salida. Esto significa que son vendidas y el beneficio que
reciben los empresarios se expresa mediante el dinero. Evidentemente los empresarios pondrán en
práctica este ciclo con la expectativa que al final de tal acción obtendrán más dinero.
            Carlos Marx describió este círculo del dinero como un proceso de dinero-mercancía-dinero
(D - M -D) o en otro plano, dinero - mercancía - más-dinero (D - M - D’). Con este más-dinero con
el que está vinculada la reproducción también aparece claramente la tendencia en la sociedad
capitalista a la expansión económica y el crecimiento. La reproducción simple en el mismo nivel,
esto es un orden social estatal con una reproducción anual repetida contradice la lógica empresarial
en el capitalismo. El incentivo, que otros llaman obligación, de incrementar el valor para la
acumulación y la ganancia en el círculo individual de D - M - D está en la esencia del capitalismo y
por tal razón constituye un sistema dinámico. La lógica expansiva del capitalismo de convertir el
valor en más-valor se diferencia de otras lógicas, particularmente de la ecológica. Con la
valorización de la selva subtropical y su explotación para la extracción de materias primas o la tala
surgió una contradicción entre la lógica capitalista y la ecológica.
 
Marxismo
            El marxismo es una construcción teórica que pone el centro del análisis en las
contradicciones del desarrollo social. Los conceptos teóricos fundamentales tienen su origen en
Carlos Marx y Federico Engels. Para el marxismo la historia es considerada como un proceso de
lucha de clases.
 
Conceptos normativos de desarrollo
            Una gran cantidad de investigadores proyectan conceptos normativos de desarrollo, no todos
son meros deseos piadosos y charlas dominicales. Martha Nussbaum, en estrecha colaboración con
Amartya Sen, describió a partir de Aristóteles que las aptitudes básicas del hombre son parte esencial
de una buena vida. Investigadores objetivos no llegan a establecer una relación en torno a una
posición normativa.
    Nohlen y Nuscheler definieron un concepto universal de desarrollo como un “pentágono mágico”
del desarrollo, el crecimiento económico, el trabajo, la igualdad y la justicia, la participación y la
democracia y, finalmente, la independencia y la autonomía. En consonancia con estas reflexiones
surgieron muchos indicadores de desarrollo, a través de ellos se llegó a criticar el ingreso per cápita.
Básicamente esos esfuerzos fueron las reflexiones de Sen al definir el desarrollo no como riqueza
sino como libertad. En la práctica la cooperación para el desarrollo encontró su reflejo en la
elaboración de los Índices de desarrollo humano (IDH) a través del Programa de las Naciones Unidas
para el desarrollo (PNUD).
            El florecimiento de los indicadores y las reflexiones normativas de los conceptos de
desarrollo, los que caracterizaron a los años ’90, no han impedido que en esa década el abismo entre
pobres y ricos se haya hecho más profundo. Las utopías que aceptaron las estructuras capitalistas
como estado final de la historia marchitaron sin esperanza los modelos futuros. La razón estriba en
que no tenían ni una representación de dispositivo ni de regulación. La producción positivista de
“buen desarrollo” requiere de actores capaces de actuar como los que existieron en el campo del
dispositivo planificado (dispositivo de desarrollo). En el modo de desarrollo nacional centralizado el
Estado nacional fue ese actor. En la regulación liberal faltaron actores fuertes y con ello la
producción técnico-social del desarrollo perdió sus fundamentos.
 
Liberalismo
            El liberalismo se basa en una utopía pragmática, la de las pequeñas mejoras en el marco de
una sociedad abierta. El liberalismo fue señalado, no ocasionalmente, como la ideología desprovista
de utopía, así como el no hay alternativa de Margret Thatcher -TINA, there is no alternative-.
            El liberalismo es una corriente política social, para el que cuanto menos gobierno haya,
mejor. El orden existente en una sociedad de mercado liberal es aceptado como la forma más natural
y más alta del ser humano. El liberalismo quiere en este presunto orden natural dar a los individuos,
si es posible, mucho espacio para su desarrollo personal. La estructura de la sociedad, especialmente
el orden desigual sobre la propiedad privada, debe ser aceptada. El cambio de estructura es
contranatural y rechazado.
            Generalmente se diferencia entre un liberalismo económico y un liberalismo político. El
político se construye sobre el Estado de derecho y la democracia y el económico sobre el mercado y
la libre empresa.
            Se diferencia entre un socialliberalismo y un liberalismo autoritario. El socialliberalismo se
proclama como una reforma del neoliberalismo. En tanto el neoliberalismo sería una fijación
económica, el social liberalismo dedica mayor atención a lo social. Precisamente por eso hay que
entender al socialliberalismo como la radicalización del neoliberalismo, el que implementa la lógica
neoliberal, de modelo neoclásico de mercado, sobre lo social.
 
El liberalismo económico
            El liberalismo económico desde el siglo XVIII es la ideología precisa para la explicación de
la economía capitalista de mercado. Es una corriente del liberalismo, la que se orienta en la
economía política clásica de Adam Smith y David Ricardo. A partir de allí la economía sigue, con
las leyes del mercado, reglas propias. Oferta y demanda logran, a través de la “mano invisible” el
equilibrio económico. Ese orden burgués tiene, junto al mercado, la propiedad como fundamento de
un presunto orden económico natural. El liberalismo político ocupa, frente a ello, un orden
secundario.
 
Liberalismo político
            El liberalismo político es en muchos aspectos ambivalente, sobre todo por no presentar como
problemática la relación de los derechos políticos y personales, por un lado, y los derechos
económicos de la propiedad privada, por el otro. La alianza de democracia y liberalismo fue
histórica, pero absolutamente ambivalente.
            La política liberal tuvo su apogeo en el siglo XIX, cuando los partidos liberales triunfaron en
elecciones limitadas. Los británicos Whigs son un ejemplo típico. Hayek dice en sus escritos
teóricos: El complejo de ideales que caracterizó esta tradición se puede resumir bajo tres principios
coherentes la “libertad de expresión", "el imperio de la ley" y especialmente el "derecho de
propiedad privada" junto con la competencia económica.
            La historia de los liberales del siglo XIX mostró que eran siempre menos importantes la
libertad de expresión y el Estado de derecho que la defensa de la propiedad privada y con ello el
statu quo. Esto último ha conservado vigencia en el siglo XX, como se pudo comprobar con el apoyo
de Hayek al golpe militar en Chile en 1973.
            El comportamiento del liberalismo con la democracia no fue disociado sólo en el siglo XIX y
en situaciones extremas. Lo importante fueron las decisiones políticas con independencia de quien
ejercía el gobierno.
 
Neoliberalismo
            El neoliberalismo es una forma de liberalismo económico que considera a la economía de
mercado como el bien más preciado. El interés de la economía libre de mercado es el de regular con
el poder del mercado y la competencia, ante todo a los monopolios. El derecho a la competencia es
esencial para el funcionamiento de la economía de mercado.
            El concepto de neoliberalismo es acuñado, como continuidad del liberalismo clásico, por
algunos economistas como Friedrich August Hayek y Walter Eucke. Eucken fue el fundador de la así
llamada Escuela de Fraiburgo (Freiburger Schule), los que impresionados por las consecuencias
sociales producidas en Alemania por la crisis económica mundial de los años 1930, como Keynes en
Inglaterra, formula medidas de política económica de control global de los procesos económicos. Su
aparición política se produjo por primera vez en los años 1970, estrechamente asociado al nombre de
Milton Friedman, así como el liberalismo autoritario se asocia al nombre de Hayek, a quien se
considera un precursor de esta última corriente.
 
Socialliberalismo
            El socialliberalismo es fruto del movimiento del ´68 que, con su ímpetu libertario emergió
como contraposición al neoliberalismo. Ya los gobiernos reformistas de Willy Brandt en Alemania y
de Bruno Kreisky en Austria fueron frecuentemente señalados como socialliberales, aunque la
política reformista de los años 1970 se basó esencialmente sobre la alianza entre los partidos
socialdemócratas y los sindicatos.
            A comienzos de los ´90, junto a Clinton y Blair, llegaron al poder en el centro muchos
gobiernos de izquierda. En América Latina el neo-cepalismo prometía una “transformación
productiva con equidad”. La discusión pública demandó durante diez largos años la responsabilidad
social. La desorientación ideológica del establishment en los países centrales alcanzó su punto
cúlmine.
            En una mirada retrospectiva, el liberalismo económico en comparación con el
socialliberalismo aparece como un proyecto modesto. Adam Smith y sus simpatizantes reivindicaban
que lo económico se resolvía en función de los criterios del mercado. Los socialliberales niegan no
obstante la propia lógica de lo social y lo político. El abordaje de lo social con criterio economicista
somete a la sociedad y a la política a la lógica del capital y del mercado. “Lo que no tiene precio,
tampoco valor” rige desde larga data, no sólo para productos sino para toda actividad humana. La
formación y la salud crean capital humano, la amistad, capital social. Los hombres y mujeres
estudian para poder venderse mejor, los asesores tienen su precio y las organizaciones se venden al
mejor postor. ¿Quién debe pagar cuando una paternidad irresponsable trae como resultado niños
discapacitados? Estas representaciones pueden ser aceptables como imágenes y metáforas pero
pueden ser peligrosas cuando son imágenes de lo que pasa en la realidad, cuando alcanzan a producir
la disolución unilateral de las contradicciones y no sólo los discursos, sino también las prácticas.
¿Quién y qué determina las fronteras o los límites entre el capital social, el que es utilizado por la
burocracia del Estado para las relaciones, y la corrupción? Cuando todo tiene su precio, ¿cuánto
cuesta una ley, cuánto un niño, cuánto cuesta el mundo? ¿Acaso pedir un millón por una noche
ocurre sólo en la ficción como en la película “propuesta indecente”?
 
La privación de los derechos sociales
            El socialliberalismo incorpora un nuevo modelo de Estado en el que las áreas de educación,
salud así como el sistema de pensiones y jubilaciones son, en parte, incorporadas a los mercados y en
parte, se convierten en mercados; lo que de una u otra manera desvirtúa su esencia. En el
socialliberalismo no existen más “derechos”, sólo asistencia ofrecida por el Estado, mediante pago y
condicionada a la capacidad financiera.
            La privación de los derechos sociales es la esencia del socialliberalismo que implica sin
dudas un paso ideológico hacia atrás. Para las clases bajas, la diferencia entre un Estado social
precario cuya red, sobre todo en la periferia, está cada vez más perforada y el social liberalismo, es
pequeña. En ambos casos una parte de la sociedad son ciudadanos de segunda clase, no forman parte
del mercado ni pueden acceder a servicios sociales caros y adecuados. Para buena parte de la clase
media, esa que ni advierte ni se resigna a aceptar su descenso social, el socialliberalismo es
particularmente adverso en tanto los obliga a adecuarse al mercado para poder acceder a los servicios
sociales. La clase media debe enfrentar el dilema: O pagar una escuela privada o limitar las chances
de sus hijos de acceder a una profesión; o pagar un seguro de salud privado o padecer las
interminables colas en los sistemas públicos de salud. El socialliberalismo ya produjo esas
modificaciones en los países de la periferia, la clase media latinoamericana se ha reducido y
atraviesa situaciones precarias. Entre tanto, por sobre el discurso de la certeza, buena parte de la
clase media europea prefiere limitar el Estado social.
Palabras plásticas
            Los diversos intentos por definir el desarrollo alternativo tienen su origen en buena parte en
los años ´80. En los ´90 esos conceptos se volvieron hegemónicos y fueron utilizados en los
sermones que ofrecían los domingos en las “iglesias seculares” los representantes del establishment.
Las conferencias de la ONU se ocupaban de temas de desarrollo sostenible (Río de Janeiro, 1992),
sobre las mujeres (Pekín, 1995) y racismo (2001). Hoy, a la hora de hablar de desarrollo, nadie puede
dejar de formular preguntas sobre medio ambiente, mujeres, participación y cultura. Así pues, los
principios del desarrollo alternativo alcanzaron un reconocimiento oficial, obtuvieron tal status al
tiempo que cambiaban en algún sentido. En las teorías sobre el desarrollo la crítica al pensamiento
que proponía un concepto de desarrollo lineal y universal era unánime: los países del tercer mundo
alcanzarían paso a paso el nivel de USA y Europa; al interior del sistema de investigación
reconocido, nadie puede sostener seriamente la opinión que Europa alcanzó su punto máximo de
desarrollo.
            Pero con el cortejo triunfal del liberalismo se acumulan en los últimos años renovadamente
las voces de los que opinan que el oeste ha alcanzado el punto culmine en el desarrollo: desde
Somalía hasta Kosovo y Afganistán se consolida un hilo argumental según el cual el norte tiene el
sagrado deber de llevar la modernidad y la civilización hasta los más oscuros rincones del planeta.
Los temas del desarrollo alternativo: Los derechos humanos y de la mujer cumplen la función de
sustituir a la religión como instancia moral. Al discurso unificado sobre la misión imperialista del
siglo XIX, con la que el hombre blanco llevó el progreso, hoy se le incorporan temas como los
derechos humanos y la seguridad para la paz. La idea dominante, la que sostiene que un desarrollo
superior fue una bendición para la periferia es, en esta nueva concepción liberal, la visión
predominante, hoy renovada y conocida en todo el mundo.
 
Concepto alternativo de desarrollo
            El movimiento del ´68 puso en evidencia, con la crisis ecológica y la crisis instalada a raíz
del agotamiento del otrora exitoso modelo fordista de la postguerra, la necesidad de formular nuevas
respuestas acorde con los nuevos tiempos. En el campo de la política de desarrollo una de las
respuestas fue la adopción del concepto de desarrollo alternativo. La crítica al crecimiento
económico con desarrollo se fundamentaba en la denuncia a la tentativa de los Estados nacionales
por reducir a la nación a la condición de depósito. El Estado no podía planificar más con
autoseguridad positivista un fenómeno tan complejo como el desarrollo -eso era totalitario, reprimía
las más de las veces las representaciones que regían las bases de la sociedad-. En tanto, el Estado
persevera en planificar la economía nacional con criterio economicista y de ese modo desatiende
temas tan importantes como la naturaleza, la cultura y la mujer. Con el crecimiento de la conciencia
colectiva sobre el medio ambiente las fronteras del estilo de vida occidental se volvieron evidentes:
Es difícil imaginar qué pasaría si mil millones de chinos produjeran los mismos efectos sobre los
cambios climáticos como los norteamericanos. Resulta inimaginable no sólo que seis mil millones de
hombres y mujeres, sino seis mil millones de automóviles dañen la capa de ozono; junto con
millones de heladeras, televisores, computadoras, etcétera. Convertir en universal el modo de vida
occidental sobre la base de la utilización generalizada de materiales no contaminantes es impensable.
¿No es necesario en este punto encontrar un proceso de desarrollo en función de la ecología? Esto se
persigue al afirmar el concepto de la sustentabilidad; el confort y el Estado de bienestar del presente
no se puede sostener a costa del sacrificio de las generaciones futuras; ésta debiera ser la aspiración a
la hora de marcar el camino de la vida y de la economía. Sin duda vendrán los cuestionamientos y las
críticas de las investigadoras en el sentido que el desarrollo resultó provechoso sólo para los
hombres. Por eso, el desarrollo debería crear relaciones más justas entre los géneros. De idéntica o
parecida manera se escuchan argumentos relativos a la cultura, donde el etno-desarrollo es la
respuesta al eurocentrismo.
 
Good governance
            El nuevo consenso respecto a qué es el desarrollo trajo consigo el concepto del good
governance que se apoya en dos pilares. Uno de los pilares universales es la democracia y el Estado
de derecho: Todos los hombres deben tener el derecho a elegir sus representantes. En condiciones de
un procedimiento legal transparente es posible alcanzar ese derecho. Los derechos humanos no se
pueden partir, el derecho a la libre expresión no es un mero privilegio de los ciudadanos bien
orientados, sino y particularmente es un derecho fundamental para los estudiosos y para la oposición.
Los derechos humanos son derechos universales y uno de los objetivos de la política de desarrollo es
procurar su vigencia en todo el mundo. El otro pilar del desarrollo, en este esquema, es el
sostenimiento de la economía de mercado y el capitalismo. Cuando se concede la libertad de
mercado para consumir y producir, el desarrollo verdadero está a la vista. Democracia y economía de
mercado son, desde esta concepción, el fundamento para procurar un determinado orden social y
económico. El tercer mundo tiene que recuperarse no sólo con referencia al bienestar, sino
especialmente con referencia a sus instituciones.
 
La actuación en el marco del socialliberalismo
            El socialliberalismo se construye sobre una dialéctica determinada de estructura y acción y la
interrelación de lo universal con lo particular. Las necesidades de las circunstancias económicas, así
como el pasado se heredan, se carga con ello como con el lastre de la historia. La civilización
capitalista moderna y la historia como un desarrollo lineal alcanzó un punto culminante, pero
tampoco es inquietante. En el fondo, los hombres y mujeres del siglo XXI bien pueden felicitarse; las
generaciones precedentes no tuvieron a su alcance tantas mercancías, tantas posibilidades para su
propio desarrollo.
            Los espacios de acción se dan por lo tanto exclusivamente como reacción sobre el marco de
las condiciones estructurales, o hablando formalmente, sobre la ampliación superficial de la
arquitectura, sin la posibilidad de cambiar la casa en su esencia. La ampliación de la arquitectura
interna puede adquirir significados diferentes, de igual modo podemos diferenciar diversas formas
del socialliberalismo. La forma reaccionaria del socialliberalismo niega que el espacio pueda llegar a
producirse y restringe las acciones sobre ello, de ese modo encontrar los espacios existentes está
fuera de su alcance. Para ese socialliberalismo reaccionario cuenta la retórica, la tranquilidad y el
ocultamiento de los problemas. El moho de las paredes puede pintarse fácilmente. Cuenta la
apariencia y no la salud de los habitantes de la casa. Pero también existen otros socialliberales, los
que no sólo quieren ocultar los problemas con bellas palabras, sino estableciendo direcciones y
algunas veces desplazando paredes. Estos socialliberales se orientan, con conciencia o sin ella, en la
teoría de la estructuración de Giddens, la que habla de las acciones capaces de modificar las
estructuras. Pero como el socialliberalismo aceptó el orden del mercado por encima de la
democracia, las posibilidades de acción en el mercado económico capitalista están limitadas. La
cogestión y la organización tienen pocas posibilidades. El socialliberalismo aceptó irreflexivamente
ese dispositivo de la competencia (dispositivo de glocalización) y el discurso neoclásico de mercado,
por tal razón tampoco puede profundizar en ningún análisis social crítico. Las estructuras, tal como
las describe la economía política desde hace más de 200 años, pueden de este modo perderse de
vista. En cambio, cuando falta el conocimiento sobre la estructura de las casas cualquier tipo de
reforma aparece como una empresa arriesgada. La falta de un análisis integral del dinero, el trabajo,
la competencia y la naturaleza conduce a los socialliberales a poner grandes expectativas en
pequeñas medidas y establecer best-practices. Así los socialliberales críticos sobrestiman las
posibilidades arquitectónicas parciales, pequeñas refacciones, mientras subestiman el significado de
la arquitectura en su conjunto.
            La vida en lo existente no es siempre mala. Todos los hombres y mujeres valoran las
tradiciones y las costumbres. Como propietarios no siempre estaríamos dispuestos a cambiar algo en
esa casa. Esto es exactamente lo que demanda el modelo de mercado neoclásico, que el mundo tal
como está delante nuestro no vislumbra en sus estructuras fundamentales una mejor dirección. De
allí que quiere prohibir hablar siquiera de hacer cambios sustanciales en la arquitectura de la casa
común. Pero últimamente existen los que no sólo quieren construir la casa totalmente a nuevo como
revolucionarios. Los que quieren desplazar las paredes son vistos como locos, los que quieren
ordenar la casa, como subversivos. En el dispositivo de la competencia la prohibición de este modo
de pensar y actuar se convierte en una feliz prisión: dentro de las reglas establecidas todos tienen
derecho a alterarse, hacer su vida más agradable y, cuando se desea incluso actuar solidariamente,
hacer donaciones, comprar con conciencia o sostener un trato honorable.
 
La ideología de los instruidos
            El socialliberalismo, con su supuesta valoración de lo social, perturbó la voluntad de reforma
porque no reconoció que ocuparse con lo social en sí, no era de ninguna manera progresista. El
socialliberalismo fragmentó lo social, lo sometió, debido a la lógica de mercado, a una perspectiva
cortoplacista y se encegueció por las estructuras. La generalización de la forma de mercancías es por
eso incompatible con la realización de los ideales de libertad y justicia en las relaciones complejas de
un mundo globalizado. El socialliberalismo, como ideología de los instruidos, integró el modelo
neoclásico de mercado con el positivismo. La política puede integrar los efectos externos, como la
contaminación del medio ambiente en el modelo de mercado; también puede aumentar los ingresos
con cheques, sobre todo de los grupos más débiles de la población. Este es el espacio de acción de la
política. Una vez puestas en práctica esas correcciones del mercado, lo que se contabiliza como
beneficio, rige socialmente como verdad. Sólo aquello que se puede contar, llega a ser establecido.
Las orquestas pueden convertirse en víctimas del mercado del mismo modo que las cooperativas de
campesinos que toman en consideración el cuidado del medio ambiente. Los núcleos urbanos
históricos corren tanto peligro como los museos y pueden carecer del dinero necesario para su
conservación y cuidado tanto como los asilados. Una civilización es una forma de
institucionalización y la convivencia no se basa sólo en los dictados del poder. De allí que sea mucho
más que un mercado, es una conquista de la civilización cuya defensa no siempre es tomada en
consideración. Por eso es necesaria una reorientación fundamental en la teoría y la práctica para no
perder los estándardes mínimos de civilización.
 
Proyecto cultural y fragmentación del conocimiento
            Con la economía de mercado como orden económico, la democracia y los derechos humanos
como ordenamiento político alcanzaron su punto cúlmine como modelo de un global governance
globalizado. En el centro rige, domina, este estadio final civilizatorio, en la periferia aún no logró
consolidarse. Así la política llega a ser trabajosa y para la organización social existe todavía un
espacio para la adaptación social y la organización de la global governance. De manera tal que los
proyectos establecen formas organizacionales privilegiadas. La organización social es, en este
sentido, la aplicación competente de los mejores proyectos internacionales disponibles, los así
llamados modelos de best practice.
            El socialliberalismo, que por ese camino se diferenció del neoliberalismo en tanto se ocupó
de lo social, condujo en los años 90 a una ampliación del proyecto cultural en diversos campos
sociales: Desde el trabajo en conjunto sobre las políticas sociales hasta la ciencia. Así como el
positivismo se basaba en los proyectos culturales y en la planificación estatal. A diferencia de la
planificación estatal que abordaba la organización del todo, el proyecto cultural descansaba sobre un
acceso fragmentado a la sociedad, sólo brindaban soluciones para una parte del problema. El
pensamiento positivista aspira a alcanzar la comprensión sólo a través del conocimiento que se
adquiere de los detalles mediante la especialización. La consecuencia son las disciplinas científicas y
los especialistas. Pero también los postmodernos gustan de los detalles, el estudio de casos y la
resistencia local. Esto conduce a la formación de expertos en distintos campos que son muy
competentes en sus respectivas áreas. Ellos pueden brindar explicaciones parciales perfectas. Pero
ellos se muestran, por regla general, incompetentes para implementar, a partir de las explicaciones
parciales, soluciones a problemas complejos.
            El avance de los especialistas resulta en la muerte del conocimiento general. La formación
general y las miradas más abarcativas sobre los problemas llegan a ser desvalorizadas frente a la
competencia de las disciplinas. El pensamiento postmoderno acentúa, frente al positivismo, la
diversidad de acceso a los problemas. Así se puede reflexionar sobre la realidad de manera distinta,
no fragmentada, de tal suerte que las diversas culturas y disciplinas incomparables pueden convivir
una al lado de la otra. Aquí también puede llegar a impedirse la reconciliación de la argumentación
fragmentada del diálogo de las culturas y las disciplinas. Esta conceptualización se dirige hacia una
forma de la política que se concentra sobre los aspectos parciales suprimiendo el todo.
 
Ejemplo: El movimiento de comercio justo
            El movimiento de un comercio justo (fair trade) ofrece en Europa productos de África, Asia y
América Latina que posibilita a los productores mejores condiciones de vida y de trabajo al cobrar
por sus productos precios más justos y contratos seguros. Mucha gente se entusiasma con este tipo de
pequeños pasos para el mejoramiento de las chances de desarrollo en el sur. Ellos no buscan ninguna
explicación del mundo sino proyectos concretos para ayudar a la gente del sur. Esto expresa el deseo
de encontrar caminos para hacer algo. Cuando se cambian las costumbres, cuando cada uno
comienza dando un paso, en uno siguiente puede llegar a cambiarse lo grande. Si se asume tal
conducta se puede llegar a separar nuestras vidas y nuestras relaciones del mundo exterior con sus
estructuras problemáticas, como si esas estructuras no tuvieran nada que ver con nuestras vidas. De
esta manera se llega, no obstante, rápidamente a un callejón sin salida: ¿Por cuánto tiempo pueden
los pequeños vendedores adaptarse a la lógica de los grandes? ¿Por cuánto tiempo pueden participar
de sus estructuras internas y establecer la justicia cuando los apremia el frío viento de la
competencia? ¿Cuánta solidaridad es esperable de las contrapartes del norte que miran por los
precios, en tanto favorecen el comercio masivo con productos que no son ecológicos ni tienen
componentes sociales?
            El movimiento de comercio justo no toma en cuenta que la globalización ha transformado a
los ciudadanos en clientes y como tales, en nuevos sujetos. La libertad, la organización de la
comunidad, ponen en evidencia que muchas necesidades circunstanciales son ilusorias; la libertad de
los clientes de elegir el mercado se exhibe como una posibilidad realista de la organización de la
vida, pero ello sólo es posible en el marco de lo existente.
 
Ejemplo: La política de medio ambiente socialliberal
            Desde hace alrededor de 20 años la problemática ecológica se convirtió en un tema político
esencial. Inclusive se estableció una determinada práctica ecológica a través de acciones: Se llegaron
a impulsar ciclos económicos duraderos, lo que se tomaba de la naturaleza debía poder devolverse a
la región. Las iniciativas para la explotación de la bioeconomía se apoyaron sobre consumidores
adultos, los que compensan el esfuerzo de los campesinos con precios más altos. El análisis y la
práctica de relaciones ecológicas se conforma frecuentemente observando a la ecología como un
problema parcial social, que no tiene nada que ver con cuestiones estructurales. Apenas existe un
curso sobre economía sostenible que critica el libre comercio de la OMC o el mercado interno de la
Unión Europea como un peligro. Con la Agenda local 21 vinculada a los cambios climáticos
surgieron algunas iniciativas que querían transformar el “pensamiento global-acción local”, pero
hasta ahora hubo pocas iniciativas sobre “pensamiento global y acción global”. Las tentativas para
cambios locales son importantes, aunque en los últimos tiempos han perdido mucho de su fuerza
utópica porque no se ha llegado a avanzar en la producción de conexiones de lo local con lo global.
Mientras se compra carne bío se defiende el dogma del mercado común europeo; se defienden los
ferrocarriles locales y al mismo tiempo se liberaliza la política de tránsito. Resulta indispensable una
relación estrecha entre las actividades locales y los procesos globales, con ello se puede lograr que
las estructuras, como imposiciones de las circunstancias, no dificulten los buenos proyectos locales.
Existen críticas intelectuales a la aceleración provocada por los mercados financieros. Esta crítica
señala que los tiempos de valorización del capital financiero son mucho más cortos que los ciclos de
la cosecha. La lógica determinante de los tipos de interés de los mercados financieros y, los
rendimientos acordados a partir de ello, contaminan ecológica y socialmente las iniciativas
económicas duraderas que tienen diferentes horizontes temporales. Las críticas a las estructuras
básicas capitalistas en proyectos ecológicos y sociales quedan en gran parte enmudecidas.
 
Liberalismo autoritario
            El liberalismo autoritario es una forma de liberalismo, en la que la protección del Statu Quo
de una sociedad burguesa de propietarios se posiciona sobre una economía libre de mercado. Estado
y capital están entrelazados. El liberalismo autoritario es una forma agudizada de liberalismo
económico donde las libertades políticas son consideradas de segundo orden frente a lo político. El
orden en una economía capitalista de mercado se asienta por encima del orden político democrático.
Para ello, y no ocasionalmente, es necesario un estado fuerte que con violencia impida el acceso de
las mayorías a las decisiones. Teóricamente esta posición fue sostenida por F.A. Hayek y la
dictadura militar chilena bajo Pinochet es un ejemplo histórico clásico de puesta en práctica de esta
corriente ideológica.
            Con el 11 de septiembre de 2001 no cambió el mundo de un día para otro. No obstante, hoy
nos encontramos ante una nueva coyuntura del desarrollo mundial en la que se puede observar una
pequeña crisis, la crisis del socialliberalismo. Las tendencias que los socialliberales blanquearon
mediante una buena retórica, procesos que sólo se anunciaban, fuerzas que apenas se formaron,
ganaron de pronto voluntad y poder. Los gobiernos socialliberales de los años 90 ya habían mostrado
tendencias autoritarias, ya sea con la política policial de Clinton o al interior de la UE en relación a
los derechos de los extranjeros o, como se pudo observar, la desdemocratización generalizada de las
políticas económicas. El socialliberalismo fue el que aceptó este proyecto como rumbo y modelo
para todas las formas de organización. No se pueden dirigir las organizaciones no-económicas como
empresas, las ONG´s transformadas de igual modo que el Estado.
            Junto con la familia y un Estado fuerte esas estructuras tradicionales adquirieron una
renovada relevancia. Con respecto al Estado esto conduce a una nueva variante del patrimonialismo;
el fortalecimiento del ejecutivo y el rigor en los procesos de decisión favorecieron la des-
democratización. Los gerentes burocráticos, que son quienes toman las decisiones en estos tiempos e
imponen la voluntad general con plenos poderes, son déspotas estructurales. No todos los déspotas
deben usar siempre su poder y pocas veces abusar. Pero es un hecho que hoy en día las escuelas, los
hospitales, las universidades, los gerentes de ferrocarriles y planificadores urbanos han dejado de ser
en gran parte controlados, mientras duran en sus cargos, por las legislaturas y la justicia frente a la
población. Ellos pueden en ese tiempo hacer o dejar de hacer lo que les parece, los controles se
reducen y las evaluaciones se suelen hacer posteriormente, con una eventual presencia mientras los
contratos están vigentes o, tras nuevas elecciones. El legislativo pierde cada vez más significado, los
medios masivos de comunicación apenas dejan espacio para una discusión pública razonable. Con
ello la discusión democrática entre el gobierno y la oposición queda reducida a luchas visuales en los
medios como ocurre en las conferencias de las Naciones Unidas, en las que los jefes de Estado del
mundo se dirigen infructuosamente a los presidentes de USA o a los gobernantes de los países ricos,
ya se trate de reclamos sobre la protección climática, la prohibición de armas bactereológicas o la
autorización para la creación de un tribunal de justicia internacional. En los países los gobiernos
nacionales esgrimen, legitimados por elecciones o no, el derecho de representación por un tiempo,
que es autoritario y casi monárquico. La denuncia de los argumentos de la oposición tanto como los
de una minoría son la expresión de la falta de comprensión del Estado de derecho. Políticamente esto
es la representación de un “absolutismo sobre el tiempo”, es una dictadura constitucional de la
mayoría. La separación de poderes en el “Estado empresario” parece obsoleta, vestigio del pasado.
El razonamiento esgrimido es que cuando las privatizaciones son económicamente útiles, los jueces
no deben arriesgar los programas de saneamiento económico mediante “sutilezas jurídicas”. Esta
forma de “Estado empresario” difícilmente puede ser democrático, mucho menos una “escuela
empresa” o una “universidad S. A.”
 
Socialismo
            El socialismo surgió en torno al movimiento de los trabajadores y tiene como objetivo, a
diferencia del liberalismo, el cambio de las estructuras de la sociedad liberal burguesa. El marxismo,
como la crítica de la economía política, aportó las bases teóricas para el análisis del capitalismo. El
movimiento político del socialismo se dividió muy pronto en dos alas, la reformista y la
revolucionaria. La utopía de un socialismo democrático cayó en el olvido.
 
Comunismo
            En el comunismo serán superadas las estructuras capitalistas de la sociedad. El camino para
un cambio social es la revolución. En el comunismo existente (socialismo real) el Estado tuvo un rol
central en la conducción de la economía y la sociedad. Se realizó una administración central de la
economía, es decir, una economía central planificada. La superación del capitalismo fue identificada
con la nacionalización de la propiedad privada, desprovista de la lógica permanente de la
acumulación a través de una forma de planificación democrática.
            James Petras, investigador sobre Latinoamerica, es un representante de la tradición
comunista.
 
La socialdemocracia
            La socialdemocracia no pretende una superación de las estructuras de la sociedad capitalista.
Más bien intenta transformar el capitalismo a través de reformas. Los partidos socialdemócratas
estaban unidos, hasta hace pocos años, estrechamente con los intereses de la clase trabajadora, hoy
muchos partidos socialdemócratas se han quasi “emancipado” de la clase trabajadora y aspiran ahora
como partidos del centro atraer el favor de amplios sectores del electorado. Como socialdemócratas
muchos se transformaron en socialliberales.
 
Democracia
            Democracia significa gobierno del pueblo. Cómo es organizado este gobierno del pueblo,
cuenta como tarea esencial para una democratización de la política. Democratización es un problema
de organización.
            En la democracia griega se hizo realidad que los hombres llegaran a ser personas, cosecharan
reconocimiento y mejoraran su personalidad en un esfuerzo de todos por hacer realidad el bien
común. Ese ideal elitista de la antigüedad se revivió en la Edad Moderna. Al principio fueron los
ciudadanos propietarios, luego los ciudadanos, los que como pueblo formaron la base de una
comunidad territorialmente definida. Paso a paso en la modernidad se estableció junto al capitalismo,
la democracia.
 
Co-Organizar
            Las personas no quieren soportar un destino sino quieren darle sentido a su vida. Lo que la
gente espera de su vida es organizar su propio espacio vital organizando al mismo tiempo también al
mundo. Puede haber quienes limitan sus pretensiones a su vida personal perdiendo de vista su
oportunidad de incidir en el mundo. Sin embargo, todos recuerden con alegría aquellos momentos
donde el propio accionar le dio un vuelco a lo que pareció un destino inevitable. Al fin de cuentas,
son estos acontecimientos que perduran en nuestra memoria y no la rutina de la vida de todos los
días. La utopía de la participación abre la posibilidad a todos los hombres de organizar en conjunto
su vida y también al mundo.
            Cuando se construye una casa, no se trata solamente de adornar las cuatro paredes sino de la
construcción de una casa nueva, es decir un mundo nuevo. Pensamientos críticos y la creación de lo
público son condiciones esenciales para que la organización (formación, creación) de la sociedad sea
nuevamente el eje central de la política.
            La organización es la máxima expresión del accionar político y al mismo tiempo siempre
existe el peligro que las elites queden restringidas en pequeños círculos. Una utopía de la
participación no debe olvidar, en la creación de espacios para la organización, que el acceso a estos
tiene que ser lo más abierto posible.
 
Libertad para todos
            La demanda de libertad para todos es, por encima de las ideologías una de las principales
reivindicaciones de nuestro tiempo. Ninguna utopía concreta se puede entender hoy sin una
representación de lo que significa la libertad para todos en otra sociedad.
            En el acceso a las estructuras dominantes Foucault enfrentó, y con él todo el movimiento del
68, una práctica de libertad y liberación, que debía poner el énfasis en la autodeterminación por
encima de las estructuras. Foucault experimentó, en este caso, con nuevas formas de organización
social. El señalaba un espacio social que sobrepasara al orden existente y creara un lugar para una
individualidad social, donde la preocupación alrededor del ser existiera siempre relacionada con el
otro (Foucault 1989). “Las formas de la libertad no son una cuestión de “derecho natural” sino una
pregunta sobre su prioridad en el análisis concreto en vías de cambiar determinadas relaciones de
poder y del cambio de prácticas concretas.” (Schmid 1991: 266f).
            El esbozo de práctica de libertad de Foucault pudo ser la base de un proyecto político
alternativo que respetara el espíritu individualista e hiciera posible al mismo tiempo una nueva
síntesis de individuo y colectivo. La libertad debe ser entendida como la razón en la necesidad. Sólo
si una persona se sometió a las reglas del juego, puede participar en el juego, sólo cuando tiene en
cuenta las presiones de una estructura, puede ser capaz de actuar, pues sólo luego puede percibir a las
estructuras como acción posibilitada. Así puede volverse una resistencia creativa. “Nosotros
debemos jugar el juego y simultáneamente no aceptar -y no aceptar, mientras se juega de otro
modo”. (Lemke 1997:369). Libertad es sólo posible cuando también se puede participar en la
elaboración de las reglas del juego. Sin discusión de los objetivos no hay ninguna libertad, en tanto
las reglas acordadas con presión restringen también determinadas libertades. Libertad y coerción
conforman una unidad, en ella la mejor supresión es sólo posible en la organización democrática y
conjunta de la coerción. Es válido organizar la dialéctica de la libertad y la coerción.
            A una definición negativa de libertad, o sea ser libre de prescripciones, enfrenta Foucault una
positiva. “La pregunta de qué libertad se cambia por la pregunta de cómo la libertad: cómo, de qué
manera es la libertad puesta en acción?” (Schmid 1991:267). Este concepto abierto de libertad abre
espacios para la organización de la vida social y propia. El concepto de libertad es relevante
socialmente cuando ese proceso de organización se basa en reflexiones razonables, sobre la
comunicación y la revisión colectiva de los conflictos de intereses.
 
Crear lo público
            Crear lo público significa crear un espacio al que todos tengan acceso, en vista de que
normalmente sólo unos pocos tienen acceso a los espacios de decisión. El Estado paternalista por un
lado, la economía por el otro - así se presenta la vinculación entre Estado y economía. Se identifica
al gobierno con el Estado y a los empresarios con la economía. Sin embargo, tanto la política como
la economía tienen muchos más actores, también los ciudadanos, el parlamento, los empleados
públicos son el Estado, también los empleados y los trabajadores conforman la economía. Una
política para la comunidad y una economía necesitan lo público para hacer posible la mayor libertad
para el mayor número de sujetos posible.
            El sujeto clásico de este tipo de comunidad son los ciudadanos como seres políticos
soberanos. En la Grecia antigua, el máximo privilegio consistía en participar en las decisiones sobre
el destino de la polis, es decir, la comunidad. En vista del avance del modelo de Estados
patrimoniales y liberal-autoritarios, un lema de la participación es - retomando el lema de la
resistencia de Europa oriental contra el socialismo de Estado- diciendo no solamente “somos el
pueblo”, sino “somos el Estado”. Es necesario hacer público el Estado paso a paso, crear un Estado
abierto.
 
Público
            “El término “público” indica dos fenómenos estrechamente vinculados pero no idénticos.
Significa que todo lo que se presenta ante el público en general sea visible y audible para todo el
mundo. De esta manera tiene la mayor publicidad posible. Cuando algo se presenta y lo percibimos
como tal igual como lo perciben los demás, decimos en el mundo humano que es real... Ahora,
cuando solamente hablamos de cosas que pertenecen a experiencias privadas e íntimas, las sacamos
de su lugar y las colocamos en un espacio donde adquieren una realidad que antes no tenían - no
importa la intensidad que habíamos experimentado personalmente. Un excelente ejemplo es que la
sensación más intensa que experimentamos, la experiencia de fuertes dolores físicos que apaga todos
los demás sentimientos, constituye al mismo tiempo la experiencia más íntima, en realidad ya no se
puede transmitir” (Arendt 1981:49f).
            “El término de lo público significa el mundo mismo, en la medida que es algo que tenemos
en común y como tal es diferente de lo íntimo, es decir, el lugar que consideramos nuestra propiedad
privada... .. El mundo es tanto un conjunto formado por humanos como también la síntesis de todos
los asuntos entre seres humanos y estos se presentan en el mundo formado.” (Arendt 1981:52)
            El libro de Hannah Arendt “Vita activa” es una ferviente defensa de lo público como espacio
de la política. Solamente allí el ser humano puede desenvolverse y realizar su libertad. “Ser visto y
escuchado por otros tiene su importancia a partir del hecho que cada uno ve y escucha desde una
posición diferente. Esto es el sentido de una reunión pública. Comparado con esto, la vida familiar
aunque sea la más rica y satisfactoria ofrece solamente una ampliación y multiplicación de la propia
posición y de sus aspectos y perspectivas inherentes” (Arendt 1981: 56)
            El público burgués que empieza a formarse al final de la Edad media se compone
exclusivamente de propietarios (Habermas 1990). Estos conforman el público literario cuando
discuten sobre literatura y arte y conforman un público político cuando se hacen escuchar en el
parlamento o cuando están leyendo periódicos y están conversando en las cafeterías. Al mismo
tiempo, el liberalismo introduce el mercado presentándolo como un proyecto económico que
supuestamente es capaz de construir de la suma de intereses particulares el bienestar público. El
mercado como espacio público económico parece ser una maquinaria divina que ya no requiere de la
creatividad humana.
            Con el auge del movimiento obrero y el surgimiento de los medios de comunicación masiva y
los partidos políticos, el concepto y el espacio público burgués entran en crisis. A la par del público
de eruditos y propietarios ahora aparecen actores que están empezando a utilizar el espacio público
de la política a favor de sus intereses particulares. De allí en adelante, la lucha por la opinión pública
está en el centro del conflicto político por la hegemonía . Allí se decide quién es capaz de ganarse los
corazones y las mentes de la gente. El proceso de monopolización en el mercado de medios de
comunicación y por ende la difusión de determinadas interpretaciones del mundo resulta en que las
ideas de aquellos que dominan se conviertan en las ideas dominantes.
 
Estado público
            El estado público (abierto) se basa en la participación de todos y crea esta participación;
facilita el acceso al Estado y al mundo público a todos cuando las decisiones son tomadas
democráticamente y son hechas transparentes. Esto impide la privatización del Estado, ya sea por
venta total o por patrimonialismo. El Estado público es un concepto normativo y facilita la
participación de todos:
            Todos los habitantes deben tener acceso al Estado: un Estado de bienestar universal debe
proveer los bienes públicos para todos, salud, educación y vivienda no deben ser mercancías.
            Para todos los habitantes debe haber oportunidad de cogestión en las decisiones estatales.
            El Estado abierto es un Estado transparente en el que las decisiones y los procesos de toma de
decisiones se dan a conocer públicamente y llegan a ser democratizados en el sentido de un
reformismo radical de la sociedad que permite a sus habitantes cambiarla paso a paso. Para eso es
importante democratizar el proceso de discusión del presupuesto, tal como se viene practicando con
éxito desde hace 13 años en Porto Alegre en el sur de Brasil. El presupuesto es una cuenta
impregnada de política, las asignaciones presupuestarias pueden hacer posible o impedir la
concreción de proyectos sociales; construir calles o subvencionar escuelas comunes, promover la
organización autónoma de las mujeres o sanear bancos, fomentar la economía de los sectores medios
o ayudar a los desempleados, es decir: Un Estado abierto no es Jauja, en un Estado abierto existen
presiones, de ningún modo se puede decir que la construcción de calles, el saneamiento de bancos o
la promoción de los sectores medios no tengan sentido y a la vez sean medidas deseadas
democráticamente. Sin embargo resulta inaceptable la imposición de leyes totalitarias impuestas por
la coacción de las circunstancias que no sean sometidas a la discusión pública. El Estado abierto
confronta las presiones circunstanciales con la representación válida de la sociedad: Si en una región
se decide a favor o en contra de la tecnología genética, no es una cosa acordada, sino que debe ser
discutida hasta llegar a un acuerdo. Lo que se puede llegar a asegurar con esto es la relación abierta
entre la burocracia del Estado y los intereses económicos. No se impide el lobby de los poderosos
pero se hace públicamente. Un Estado abierto puede, por respeto a cada ser individual y por respeto
ante el pueblo que es el soberano, tomar las decisiones centrales para la sociedad en su conjunto
públicamente y nunca a sus espaldas.
            El Estado como área limitada, como institución, como la suma de sus empleados estatales
con sus reglas y su burocracia es sólo una parte de este nuevo concepto de Estado. La utopía de
Estados abiertos no se orienta por la dimensión sino por la forma del Estado. Un Estado abierto
necesita, además de las instituciones estatales, sectores de voluntarios, organizaciones no
gubernamentales y otras que pueden brindar contribuciones públicas. El Estado público apunta a
dejar que todos participen en el Estado y la sociedad. El Estado abierto se diferencia de los Estados
socialliberales en que propugna el derecho de organización del conjunto social. En el área de los
servicios públicos como la salud, la educación y el tránsito, el Estado abierto no sólo asegura sus
fundamentos en el sentido de un modelo asistencial, sino sobre la puesta a disposición con
contribuciones de alta calidad para todos. La diferencia central con el modelo socialliberal reside en
que la sociedad civil participa para poner a disposición de los pobres una oferta mínima de educación
y salud. En el modelo socialliberal una educación y salud de calidad es sólo posible para los que
tienen medios para pagarlos. Se basa en un pensamiento clasista y hace soportable la división social;
un Estado abierto no puede nunca conformarse con tal modelo.
 
Economía pública
            Una economía pública hace realidad la democracia económica. Se trata de una economía que
ya no es un asunto privado donde la mayoría de la población queda excluida. Todos los habitantes
son la economía ya que solamente en conjunto se puede producir el bienestar. De ahí resulta que es
una decisión colectiva de una comunidad para determinar lo que se produce y como es distribuido el
bienestar. Una economía pública es un concepto normativo basado en la participación de todos:
            El acceso a la economía debe ser posible para todos. La propiedad privada no puede ser
distribuida de tal manera que una parte de la población no tenga la oportunidad de realizar su
proyecto de vida. Por este motivo hay que diferenciar entre propiedad que sirve para asegurar las
oportunidades de vida particulares y la propiedad que sirve como base del poder colectivo.
            La cogestión en asuntos económicos es parte esencial de los derechos soberanos de una
comunidad. Esto se refiere tanto a la estructuración del presupuesto como a las decisiones sobre
inversiones. Tanto el monto como el tipo de inversión requiere una decisión colectiva.
            El gran desafío consiste en aprender de los errores de la economía socialista planificada, pues
una economía pública forma parte tanto de la tradición del keynesianismo como del socialismo
democrático. Es una forma de economía democrática, la que tiene como objetivo central la
organización de la participación y no tanto el contenido de los asuntos.
 
Hacer visible lo privado
            Una exigencia principal del feminismo era la politización de lo privado. De esta manera se
subrayaba que de ninguna manera el espacio privado es libre de dominación sino más bien está lleno
de estructuras patriarcales y otros tipos de dominación. En el centro de una política de participación
no está el hecho de que existen espacios públicos y privados sino en el modo como se distingue entre
lo privado y lo público.
            “Lo público como espacio ofrece oportunidades de acciones conjuntas, pero requiere un
concepto del individuo - que necesita la privacidad como derecho y espacio para el ejercicio de su
autonomía y para su protección, un espacio también de “acceso restringido”. Lo público-político es
aquel espacio donde son visibles las posiciones de poder y de dominación, y donde son tratadas y
debatidas como conflictos entre seres humanos” (Sauer 2001:6f) La utopía de la participación
necesita lo público, sin embargo, tampoco puede prescindir del ideal feminista de lo privado:
            “La reformulación feminista de lo privado tiene que distinguir dos aspectos, primero la
privacidad como un derecho humano a la dignidad e integridad física y psíquica, y segundo como la
libertad que siempre está en peligro ante la intervención estatal” (Sauer 2001:10)
 
Participación
            Significa formar parte de algo. Esto significa por un lado ser admitido y por otro lado, tener
la posibilidad de participar. El lado pasivo y el lado activo de la participación se necesitan el uno al
otro. Una política de participación supera las divisiones sociales -agudizadas en la actualidad por el
liberalismo económico- y permite a la gente organizar su mundo. Por este motivo, en la visión de la
participación se trata de abrir el acceso de lo público a la comunidad y darle la oportunidad a todos
de organizar en conjunto tanto su vida privada, como su entorno y el mundo.
 
Acceso
            Participación significa también pertenencia. La condición es que todos los habitantes tengan
acceso a su comunidad.
            En la Polis de los griegos, los hombres libres estructuraron su mundo mientras que al mismo
tiempo excluyeron a la mayoría de ese mundo. La utopía de la participación debe tener la base
material y jurídica de una comunidad política. Todos los habitantes deben tener la oportunidad de
tener acceso al espacio político. Esto significa tener los mismos derechos, pero también tener
seguridad material, la cual -desde la antigüedad y hasta el siglo XX- era garantizada por el derecho a
la propiedad. Tener acceso es el requisito para el ejercicio pleno de la participación.
            Acceso se ha transformado en un concepto político central, porque la economía política
liberal de las dos últimas décadas produjo masivas divisiones sociales. Muchos son hoy y en muchos
aspectos excluidos de la vida social. El primer y más importante objetivo de una política de
participación es el pleno empleo, el que posibilita el acceso a la actividad. En la sociedad capitalista
el acceso a la sociedad está estrechamente vinculado al acceso al mercado de trabajo. Es verdad que
la utopía de la participación apunta a la superación precisamente del orden capitalista y quiere
realizar la distribución de lo producido no solamente entre los trabajadores. No obstante se
distribuyen las oportunidades de vida en el mediano plazo esencialmente en el mercado de trabajo.
            Jeremy Rifkin popularizó el concepto del acceso. En su libro “Acceso. La desaparición de la
propiedad” sostiene que la posesión de cosas pierde importancia ante el acceso a cosas (membresía,
leasing...): “En una economía cuya única constante es el cambio, no tiene mucho sentido acumular
valores”. La dialéctica del cambio y la permanencia se resuelve a favor del cambio.
 
La utopía abierta de la participación
            La utopía de la participación está abierta y en permanente cambio y no puede, a diferencia de
las utopías tecnocráticas y normativas, nombrar ningún pretendido estado final. La creatividad y
libertad humana excede la fuerza de la imaginación del pensamiento de hoy. La esencia humana
común se caracteriza porque cada nuevo ser que viene al mundo trae consigo la posibilidad de
realización de una nueva utopía. “Que se confíe en el mundo y que se pueda esperar del mundo, no
está quizás en ninguna parte tan bellamente expresado como en las palabras del oratorio de navidad
que anuncian “el alegre mensaje”: nos nació un niño””. (Arendt 1981:243)
            Como utopía, en cuyo centro está la organización de la comunidad, debe unirse la utopía de
la participación con la tradición democrática de las ciudades estados griegas. La antigua Polis fue el
primer espacio de poder donde se hizo realidad la igualdad de derechos de los propietarios en
libertad y la buena vida. Fue este un experimento social grandioso, aunque basado en un claro orden
de dominación que excluía a las mujeres, los esclavos y los niños.
            La segunda referencia importante para una visión de la participación es la revolución
francesa, la que desde entonces se debe nombrar cada vez que se piense en una utopía concreta que
contenga los ideales de libertad, igualdad y fraternidad, que hoy bien puede denominarse solidaridad.
            Lamentablemente en la discusión entre izquierda y derecha, entre liberalismo y socialismo,
frecuentemente se discute como una contraposición, libertad frente a igualdad. En tanto se prioriza la
libertad se coloca a la igualdad en un segundo plano. Cuando la izquierda acepta esa concepción y
valorización, ya ha perdido la discusión ideológica. En lo que sigue se propone con el concepto de la
participación, una visión concreta que, a partir de una redefinición de libertad e igualdad, la libertad
ocupa el punto central de un proyecto político progresista. Libertad e igualdad emergen así como
conceptos inseparables
 
La igualdad
            La reivindicación de igualdad constituye una parte de los ideales de la revolución francesa.
La historia enseña que la igualdad de los hombres es algo artificial, algo construido por ellos
mismos. La forma natural de organización del hombre animal es la jerarquía, sea ésta por la edad, el
género o el origen (linaje). De allí que la historia de la humanidad es también una historia de la
dominación. Las estructuras de poder solidifican las jerarquías y dejan aparecer la desigualdad como
normal.
            La Polis griega presentaba en la antigüedad una forma de organización política de iguales.
Los ciudadanos propietarios podían participar con iguales derechos en la vida pública. El espacio de
poder artificial creado de la Polis se basaba en límites hacia afuera y que permitían promulgar las
leyes hacia adentro. La igualdad de los ciudadanos era la condición para que ellos desarrollaran su
libertad. Esto fue una innovación histórica, que no es suficientemente evaluada. Fue en cierto sentido
una forma de dominio evidente porque la igualdad artificial estaba limitada a los propietarios y con
ello se limitaba el espacio privado a las mujeres, niños y esclavos, que estaba bajo el mando de los
señores de la casa.
            Con la revolución francesa fueron por primera vez considerados todos los hombres de una
comunidad como iguales. La igualdad de todos los hombres y mujeres llegó a ser un derecho
humano, que llegó a ser considerado como artificial, pero en ningún caso como derecho natural. Por
eso, los derechos humanos son siempre sólo realizables dentro de espacios de poder internos.
Asimismo la comunidad internacional de Estados puede introducir los derechos humanos sólo donde
cooperan los gobiernos.
            Igualdad como igualdad de trato, es decir, como igualdad legal posibilita las formas liberales
de libertad, la que se restringe a la ausencia de presión. Este concepto de igualdad exige una justicia
pública funcionando, que garantice la igualdad de trato.
            Igualdad se puede definir también como igualdad social. La exigencia de igualdad de
oportunidades parte del hecho que las estructuras de dominación distribuyen las oportunidades de
vida de la gente de manera desigual. En los hechos los hijos de los trabajadores domésticos tienen
otras chances de vida que los hijos de los académicos. Esta consideración de la desigualdad conduce
a que el Estado se comprometa con medidas activas y de esa manera establezca la igualdad de
oportunidades. Esto es hoy la condición necesaria para hacer posible el desarrollo, entendido como
libertad para todos.
            “El hecho de la pluralidad de los hombres, la condición fundamental de las acciones como el
hablar, se manifiesta de dos maneras diferentes, como la igualdad y la diversidad. Sin homogeneidad
no habría ninguna comunicación entre los vivientes, ninguna comprensión de los muertos y ningún
plan para un mundo, el que no estará más poblado por nosotros, pero sin embargo siempre de
semejantes. Sin diversidad, ese absoluto ser diferente de cada persona, el que es, fue y será, no
necesita ni del idioma ni de las acciones para una comunicación (Arendt 1981:164).
            Con cada persona que nace, llega un nuevo ser al mundo, que es distinto. Dotado con la
capacidad para actuar, que será influenciado en su transcurrir en el mundo. Se pondrán iniciativas y
se moverán cosas. La variedad en las acciones que resultan en una comunidad es una riqueza a la que
jamás se podrá renunciar en el sentido de la igualación. La variedad en la cultura, en las opiniones,
en los paisajes y en las personas hace la vida interesante. Recibir siempre lo mismo sería aburrido.
De allí que la igualdad nunca puede ser un objetivo por el que la gente pueda de verdad apasionarse.
 
La Libertad
            La libertad es la capacidad de hombres y mujeres para organizar su propia vida y el mundo.
La antigua Polis fue el espacio de libertad. “Igualdad, la que en la edad moderna siempre fue una
exigencia de justicia, constituyó por el contrario, la esencia orginal de libertad en la antigüedad: ser
libre era ser libre de todas las relaciones de dominación inherentes a la desigualdad, moverse en un
espacio, en el que no haya ni dominantes ni dominados” (Arendt 1981:34).
            En el liberalismo se entendió la libertad como autonomía e independencia. Esto es la
capacidad para hacer lo que se quiera. Libertad se reduce por lo tanto a la ausencia de violencia. La
fuerza se corporiza en las reglas y las estructuras y por esto el liberalismo es un “movimiento para el
que cuanto menos gobierno, mejor” (Schmid 1991:62). Menos reglas, más libertad, cuanto más
espontaneismo, más libertad. En este sentido hay una relación cercana entre el anarquismo y el
concepto liberal de libertad.
            Se muestra mediante un juego infantil el error de comprensión liberal de la libertad. “El juego
es para el niño exactamente lo contrario de una expresión espontánea” (Sennett 1990:396). “Jugar
exige libertad frente al mismo; pero esta libertad sólo se puede crear con la ayuda de reglas” (Sennett
1990:401). El niño aprende en el juego qué acción necesitará posteriormente para la organización de
la comunidad y para cada transformación de estructura: Las reglas no son verdades inmodificables,
sino convenciones. Si un niño es educado sólo por los padres y la escuela y no aprende a jugar, luego
le será difícil poder ser un ciudadano. “Los padres le aportan las reglas a cumplir; el juego le enseña
que las mismas reglas son modificables... .En el juego el niño se crea un entorno, ese que él es capaz
de controlar” (Sennett 1990:404f). Organizar el mundo es una cuestión lúdica.
 
La solidaridad
            Los artesanos pueden trabajar en una buhardilla silenciosa, los artistas crean solos sus obras.
Pero el mundo se puede organizar sólo con la gente. “El actuar y el decir ocurre en la relación
entretejida entre las personas, originado como lo actuado y lo dicho y debe permanecer con ello en
continuo contacto”. (Arendt 1981: 180). De esta relación se podrá crear solo una comunidad
artificial, frágil y siempre amenazada.
            La edad moderna es un movimiento, que pone en el centro al individuo: con su: “dudo, luego
existo” fundó Descartes la filosofía moderna. De allí en más la autorreflexión se encuentra en el
centro del pensamiento cada vez más, el su-suyo-propio -llegar a ser consciente. Esto contiene el
peligro de perder el mundo en un instante. En este sentido es el homo oeconomicus una típica
construcción moderna.
            La imagen de un hombre abierto en cambio, cuya relación se fundamente en la individualidad
en relación con los otros y con la naturaleza va de la mano de la solidaridad. Los preocupaciones se
relacionan con su alrededor y con el mundo (Foucault 1989). Ambas giran en torno a
representaciones totalitarias y promueven modos solidarios de vida e interpretaciones del mundo.
Vivir y pensar diferente no es ninguna empresa individual, por el contrario, pensar y vivir diferente
es una creación colectiva. De allí que las visiones sólo tienen sentido si son desarrollables en relación
con los movimientos políticos y sociales; sólo a través de la práctica colectiva de los movimientos
puede llegar a ser realidad un proyecto hegemónico que cambie la vida y el trabajo.
 
Debe: Utopía concreta
            El segundo paso en el método didáctico de los tres pasos -es, debe y hacer- es la elaboración
en conjunto de una utopía realizable.
            La visión (utopía) concreta aporta al respecto una representación concreta donde el mundo
puede desarrollarse. Esa representación forma parte de un proceso colectivo con, y de una práctica de
los hombres. Se trata de una utopía que en el tiempo en que vivimos puede avanzar sobre los
problemas, las esperanzas y las contradicciones. Una utopía que sólo puede formularse luego de un
acabado análisis de la coyuntura. Una orientación para la propia acción y una ayuda para la
valoración de lo existente. Orientada a partir de la práctica del presente y del pasado y toma como
referencia un movimiento social y político existente.
            El futuro también será determinado en función de lo que los hombres y mujeres esperan y
desean: ¿En qué casa deseamos vivir? ¿Como lucirá, con qué material será construido y cuántos
pisos tendrá? ¿Qué vivienda deseo y cómo la voy a disfrutar con mi familia y mis amigos? Utopía,
visiones y sueños riegan la fantasía y permiten esperar algo distinto para nuestra existencia. Como
quiera que sea, hoy la fantasía no está en el poder y la casa global existente es tenida como medida
de todas las cosas; resulta provechoso imaginarse otras casas y otros mundos.
            La pérdida de las utopías observables en la actualidad es negativa en tanto disminuye la
esperanza de alcanzar en el futuro algo distinto a lo existente. Aún así, esta fijación actual de nuestra
sociedad debiera ser un estímulo para la crítica. El pasado enseña que el camino del futuro está
abierto para ser recorrido. En este sentido los análisis histórico-geográficos crean las hipótesis para
poder diseñar las utopías. Frente a la autocomplacencia burguesa del establishment socialliberal
emergen otros pensamientos que son prioritarios para aquellos que tienen esperanzas en otro futuro,
porque ellos se ven como parte de un gran todo, porque no aceptan las injusticias como naturales,
porque para ellos su propio bienestar está relacionado con el bienestar de los otros.
 
Utopías tecnocráticas
            Las utopías tecnocráticas son representaciones indefinidas sobre el futuro y son fácilmente
incorporadas y diluidas por los intereses del poder: Un científico piensa en un mundo saludable,
escribe un libro al respecto y reduce la utopía presentada a un estado final deseado. Finalmente
termina quejándose cuando los hombres no la aceptan como propia. El fracaso nunca reside en la
utopía, sino siempre en los que la ponen en práctica. Las utopías son intervenciones técnico-sociales
continuas, objetos que se producen. Las estructuras de poder permanecen moralmente cargadas de
retórica, grandes proyectos expuestos en conferencias internacionales y simposios científicos y
pronto su luz se apaga. El modo de exponer son apenas sermones, al mismo tiempo retóricos y
conciliadores. La brutalidad del desarrollo real, en el estado en que se encuentra, aparece inaccesible
y lejano. Esa utopía tecnocrática amena de un mundo mejor es como una carta al niño Jesús.
            “Que las construcciones conceptuales adquiridas sean apropiadas para la elaboración de
utopías políticas, es evidente. Platón que diseñó la primer forma de Estado utópico, en el que pueden
ser reglamentadas técnicamente las relaciones humanas, fue propiamente el fundador del
pensamiento utópico en la política. Pero el rol histórico de esta utopía es insignificante -su
realización en la realidad ha sido un fracaso en la mayoría de los casos y la relación entretejida entre
las personas es en absoluto técnicamente controlable- su rol fue importante sin embargo, en la
autorreflexión teórica y en la tradición del pensamiento político, también orientó en la producción y
en sus categorías allí donde no se tenía conciencia del carácter utópico para comprender las acciones
políticas conceptualmente.” (Arendt 1981:122)
 
La didáctica de los tres pasos
            La didáctica de los tres pasos es el método que permite construir un puente que supere el
abismo entre la utopía y la realidad. El método relaciona en un proceso didáctico los momentos del
estado del análisis (es), las evaluaciones políticas y éticas (debe) y las posibilidades de acción
concretas o sea estrategias (hacer).
 
Es: Análisis coyuntural político económico
            El primer paso en el método didáctico de los tres pasos -es, debe, hacer- es el análisis de la
actualidad, el que es entendido como un momento en el paso del pasado al futuro. Un análisis
coyuntural permite entender una situación histórico-geográfica concreta. Esto es importante, cuando
las perspectivas de la acción se pueden elaborar para ahora y aquí. Lo que ayer era correcto no tiene
por qué necesariamente serlo hoy. Para todo existe un tiempo; la palabra griega kairos describe el
hacer lo adecuado en el momento oportuno. Para encontrar respuestas a preguntas éticas concretas es
necesaria una racionalidad práctica que los griegos denominaban phronesis. Una razón democrática
que se puede adquirir por doquier; no existe una receta y una Best-practices universal es diferente en
cada sitio. Para establecer la phronesis como una utopía necesaria de la racionalidad es condición
que pueda ser fácilmente reproducida como la racionalidad técnica con sus modelos simples y
universales vigentes. Para señalar correctamente el kairos es necesario reflexionarlo en conjunto.
            Los hombres y mujeres con experiencia vital y comprometidos con movimientos sociales y
políticos deben, en el marco de un análisis coyuntural, hacer un análisis del contexto en el que se
desarrollan las relaciones. De ese modo se puede aunar el análisis de la ética, el reconocimiento de
las opiniones y pensamientos sobre una sociedad, con una práctica política. ¿Qué pasa hoy, aquí y
ahora? ¿Cómo deben entenderse los acontecimientos, cómo se interrelacionan los sucesos entre sí?
¿Adónde conducen esos desarrollos?
            Una coyuntura describe un momento concreto de un largo período respaldado en sucesos
ocurridos en un desarrollo estructural mayor. Entender una coyuntura hace posible el actuar aquí y
ahora correctamente. Por eso influye la calidad del análisis en la eficacia de las acciones. Realizar
incorrectamente un análisis tiene consecuencias sobre el actuar.
            El análisis coyuntural investiga en qué medida interactúan en el presente los elementos de la
estabilidad y el cambio. Las coyunturas son difíciles de determinar porque siempre se pueden afirmar
elementos tanto del cambio como de la persistencia. Por eso se trata de aseverar cómo y dónde las
situaciones sociales estables, sean ellas los dispositivos, la regulación o la acumulación alcanzan el
punto de inestabilidad.
            El desarrollo social en su conjunto es conducido, a través de estructuras fortificadas, en una
dirección determinada sin establecer en detalle el futuro. A causa de la dependencia de un camino la
locomotora del desarrollo se encuentra en una vía determinada y humea mientras marcha en ese
carril. Bajo tales condiciones el futuro, es decir, el lugar del siguiente viaje es previsible. A quién no
le satisface el objetivo y está disconforme con la marcha de las cosas deberá, o bien utilizar el freno
de emergencia para descender o desplazar las vías para que el tren tome otro rumbo.
            En las crisis menores, en las que el panorama político y económico permanecen sin cambios,
la mirada debe dirigirse atentamente sobre ello. La de-construcción y la crítica es de importancia
vital para poder desconcertar a quien conduce el tren y a sus pasajeros y obligarlos a una
reorientación.
            En crisis mayores, en las que los rieles son destruidos, se trata de una construcción; los
carriles se vuelven a colocar y el futuro queda habilitado. En la medida de lo posible lo prioritario no
es la crítica, sino el diseño de lo nuevo. En estas situaciones se desencadena la confrontación en
torno a la hegemonía y se abren las posibilidades para la construcción de un proyecto contra-
hegemónico.
 
Coyuntura
            El concepto de coyuntura permite intermediar entre los sucesos y el largo plazo, entre la
estructura y la acción. Una coyuntura es el presente intercalado en una estructura; es el momento de
la realidad de la historia intercalado en el hormigón de lo social, el que determina el curso del
tiempo. Esa realidad no es igual en cada tiempo puntual, en cada uno de ellos los hombres, las
mujeres y las organizaciones pueden adoptar decisiones significativas distintas.
            Una coyuntura es un momento, pero inicia un proceso del devenir de una estructura y de ese
modo permanece abierto para el futuro y para la estructuración. En el análisis coyuntural económico-
político el presente es analizado como un momento concreto de un desarrollo estructural. Describe
un contexto en el que los actores sociales son activos. Las tesis, tal como deben ser hoy abordadas se
deducen y derivan del pasado y se presentan con una mirada sobre el futuro.
            La consideración puesta en la intercalación de las estructuras de los eventos concretos
diferencia un trabajo científico de análisis coyuntural de los trabajos empíricos de los periodistas. Por
último, disponer de un conocimiento detallado sobre hechos e informaciones sin un análisis
coyuntural no es significativo. En tal caso se renuncia a un análisis estructural más amplio,
sobreestimando el grado de libertad de los actores y el significado de los eventos y subestimando la
fuerza persistente de lo existente. De modo semejante cobran relevancia los actores locales
concretos. Por el contrario, los análisis estructurales tienden en la dimensión coyuntural, a dejar de
lado la -selectiva- apertura de las discusiones políticas e ideológicas concretas para sobrestimar la
legitimidad del poder de lo social. Los acontecimientos emergen así como irrelevantes. La relación
dialéctica de tensión en un análisis coyuntural resulta de tal modo siempre un camino riesgoso, entre
la opción por la acción o por la lógica de las estructuras. Sólo cuando se logra sostener esa tensión
puede ser comprendido un tiempo histórico concreto.
 
El movimiento del 68 y la crisis de 1973
            El Estado de bienestar de la post-guerra, también llamado fordismo, fue el modelo que
permitió desde puntos de vista democráticos y sociales compatibilizar las contradicciones del
capitalismo con los intereses de la mayor parte de la población, esto es, a institucionalizarlos
transitoriamente. Se puede llegar a afirmar, sin por ello rebosar de felicidad, que la incidencia de la
población sobre decisiones relevantes nunca ha sido importante, ni antes ni después del fordismo.
            Los movimientos estudiantiles de 1968, la guerra de Vietnam y la quiebra simultánea de
Breton Woods de 1973 fueron en conjunto la expresión de una crisis que en el transcurso del tiempo
abarcaría todos los aspectos de la vida y destruiría el orden de la posguerra. La regulación del Estado
nacional centralizado y la acumulación intensiva desembocó en crisis; el dispositivo de la
planificación quebró. Eso fue una gran crisis del capitalismo y muchos tenían la esperanza que sería
su propio fin. En 1973 el futuro no aparecía como utópico. La Unión Soviética junto con los demás
países socialistas fueron una competencia significativa para occidente. En la periferia el ideario
socialista alcanzó gran fuerza y en el propio centro el movimiento del 68, una revolución cultural
para la libertad y la democracia, sacudió los fundamentos del orden y el progreso. Emergió una
sociedad poscapitalista.
            Los postmodernos emergieron como fundamento ideológico de ese orden. Su crítica expresó
la penosa situación del fordismo: La estructura básica patriarcal, el modelo estatal burocrático, el
descuido del medio ambiente y la adaptación a las presiones que ejercía la nación sobre los sistemas
socioculturales locales. “Pensamiento global, relaciones locales”, el mejor lema para la
deconstrucción de la regulación nacional estatal. En los hechos la posmodernidad fue muy eficiente
en la destrucción del antiguo campo de poder.
            Con la ampliación de los stock de bienes para consumo masivo, cayeron las tasas de utilidad
y productividad y los empresarios vieron el peligro de perder el control sobre la sociedad. En el
curso de 1968 la disputa sobre la hegemonía fue visiblemente severa. Los progresistas dominaron el
discurso y la práctica después de 1968. Los socialdemócratas pensaron en expandir el modelo de la
posguerra como un espacio global keynesiano o su profundización a través de la democratización. Al
mismo tiempo los movimientos feministas, pacifistas, regionales y ecológicos demandaban una
reforma radical del capitalismo.
 
Los neoliberales en los años 1980
            Mientras en los años 1970 la izquierda estaba hiperactiva, la derecha no sólo molestaba, sino
que también trabajaba en el nuevo modelo. Los Think Tanks liberales criticaron las estructuras
fundamentales del modelo de desarrollo de los Estados nacionales. El fundamentalismo de mercado
neoliberal fue una estrategia política exitosa para el restablecimiento de jerarquías espaciales y
sociales. Las estructuras de la desigualdad, las que habían comenzado a debilitarse fueron
legitimadas nuevamente.
            Después del golpe de Estado de 1973, Chile fue un campo experimental de las políticas
neoliberales y, con Thatcher y Reagan en los años ‘80 se estableció en los países anglosajones una
regulación liberal. El neoliberalismo destruyó en el centro y en la periferia los regímenes de
acumulación intensivos que se basaban en una dinámica orientada hacia el mercado interno.
            Como ya había ocurrido tras las revoluciones en el curso de la primera guerra mundial, la
regulación del dinero ocupó un rol clave en las disputas sociales. Con un régimen de cambio flexible
emerge una competencia monetaria global que tuvo consecuencias fatales para la democracia en un
territorio político limitado. El mercado privado Euro-Dólar de Londres sirvió al centro como medio
de presión para el control del flujo de capitales nacionales. En los años ’80, nación tras nación
condujeron a la liberalización de los mercados de capitales. La suma de las liberalizaciones
nacionales fueron pasos para la creación de un mercado financiero global. La liberalización de los
mercados de capitales fue, a través de la crisis de la deuda, un aparente alivio para la periferia. Con
la incorporación generalizada de las comunicaciones el dinero se desplazaba en segundos. Fue
creado el capital global móvil. El capital financiero ganó de ese modo poder frente a la clase obrera y
a las políticas nacionales. La globalización globalizó la competencia y facilitó la competencia del
capital móvil en muchos sitios locales. Este desplazamiento dramático del poder sacudió los
compromisos sociales del fordismo y el ordenamiento económico de la posguerra. Las otras formas
estructurales se adaptaron con retraso a este cambio de la regulación del dinero. Los cambios en las
reglas de la competencia hicieron retroceder las preferencias por los capitales nacionales y en
política social y laboral fueron socavadas las negociaciones de los contratos colectivos de trabajo así
como los sistemas colectivos de seguridad social.
            En la década de los ´80 en los países centrales accedieron al poder gobiernos liberales como
Thatcher y Reagan; simultáneamente en ese mismo periodo, en la periferia se agudizó la crisis de la
deuda externa. Esa década es hoy reconocida como la “década perdida”. La aplicación de los
programas impulsados e impuestos por el Fondo Monetario Internacional significaron, en los países
de la periferia, un fuerte deterioro de las condiciones de vida de la mayoría de sus habitantes. En los
países centrales, con el neoliberalismo se comenzó también a manifestar una tendencia que apunta al
debilitamiento del “Estado de bienestar”. La brecha entre ricos y pobres también se profundizó en los
países ricos.
 
Los socialliberales en los años 1990
            Cuando los dictadores fueron expulsados del poder y los representantes del neoliberalismo
fueron electos -en el final de los años 1980- hubo motivos para que renaciera la esperanza.
            En la década de los ´90 el péndulo parecía que comenzaba a moverse en dirección opuesta.
Fue un aparente paso adelante, que se puede señalar como de pequeña apariencia, que intentó acuñar
el socialliberalismo. Pero no fue más que un intento estéril, acaso una pantalla o un disfraz. Tanto la
“Tercera vía” propuesta por el brillante sociólogo británico Anthony Giddens, como la euforia en
favor de la globalización asumida y expresada por Fernando Enrique Cardoso, -el lúcido teórico
brasileño de la dependencia-, o la persistente lucha contra la pobreza, planificada bajo la supervisión
de los expertos del Banco Mundial, así lo muestran; todos esos intelectuales, los mismos que
frecuentemente sostuvieron posiciones contrarias al neoliberalismo, modificaron sus posiciones y se
pusieron, más allá del socialismo y del conservadurismo, al servicio del poder.
 
Pero ¿en qué dirección avanzó en los ´90 la “Tercera vía”?
            Los gobiernos socialliberales, junto con las organizaciones financieras fijaron las normas
para la puesta en práctica, mejor dicho para darle continuidad, a la economía neoliberal y sostener las
estructuras aunque con criterios diferenciados: En los países centrales de Europa promovieron y
desarrollaron el proyecto del mercado común y una saludable política monetaria, mientras que a los
países periféricos les exigieron una total apertura y liberalización económica y una política de
privatizaciones como parte de las recetas del Fondo Monetario Internacional. Las correcciones al
modelo neoliberal quedaron restringidas a perfeccionar aquellos sectores del comercio, acorde a la
presión de la realidad, que imponía la propia cultura del capitalismo liberal, cierto respeto por el
medio ambiente y los límites que la propia sociedad estaba dispuesta a aceptar.
            El balance de esta etapa es por demás elocuente: A fines de la década de los ´90 el
crecimiento económico del Sudeste asiático llegó a su límite, Africa continuó en el estancamiento y
se profundizó la crisis en toda América Latina. Cuando las críticas fundamentadas fueron públicas
fueron sobre todo fundamentalistas, sea bajo la forma de ultranacionalismo, chauvinismo del
bienestar o fundamentalismo.
            Cabe como crítica radical el no haber intentado desarrollar una alternativa no sólo como
propuesta científica, sino como alternativa política.
            Hasta las protestas de Seattle del año 1999 en contra de la Conferencia Mundial de Comercio,
no había surgido ningún movimiento social y político que criticara las estructuras y políticas de la
economía mundial.
 
Bush y el liberalismo autoritario
            Georg Bush Jr. inició evidentemente un nuevo estilo de política liberal autoritaria. El
liberalismo autoritario une con medios autoritarios la libertad de mercado y el autoritarismo político
y social.
            Se sirve de la contradicción del concepto de libertad socialliberal con el enaltecimiento del
individuo aislado. En la actualidad vivimos una agudización de la hegemonía liberal. Hace tiempo ya
que nos movemos en la vía del liberalismo, lo que facilita la construcción de este pensamiento que se
presenta casi con carácter religioso, tanto que quien expresa otro pensamiento es considerado un
hereje. El credo vigente es que no existe otro mundo fuera del liberalismo. El liberalismo autoritario
avanza tanto que de hecho cierra los caminos para las relaciones a los que no comulgan con él. Otro
discurso distinto al liberal no es tolerado, y éste no se agota en el modelo neoclásico de mercado,
sino que se basa en el autoritarismo tradicional de la familia y el poder del Estado. Los trabajos
clásicos sobre el totalitarismo se escribieron sobre el nazismo alemán y el stalinismo soviético, no
obstante, hasta el día de hoy diversas sociedades totalitarias fueron sometidas por dictaduras
diversas. Ya hace 60 años Adorno y Horkheimer llamaban la atención sobre los elementos
totalitarios que habitan en las sociedades capitalistas de masas. Esto es igualmente válido para el
discurso del homo oeconomicus cuando no es una mera interpretación de la economía, sino que
penetra por todos los poros en la sociedad y su discurso dominante impregna las discusiones políticas
y la cultura cotidiana. Esa tendencia al totalitarismo es institucionalizada a través de la ideología del
libre comercio de la OMC y fortalecida en el mercado interno de la UE. Todo está cortado por la
misma tijera y apenas existen posibilidades de ponerle límites a los principios del mercado. En la
actualidad se desarrolla la ideología del mercado libre desde el fundamentalismo de mercado hasta
una posición totalitaria. Abordar lo social con criterio economicista promueve la transformación de
todo en mercancía. Antes se aplicaba sólo al comercio con productos, ahora también a patentes y a
los servicios. En la Unión Europea ya fue establecido en torno al transporte público, siguiendo esta
lógica de mercado es probable que se extienda a las áreas de educación y salud. En ese sentido existe
una relación entre el modelo de mercado neoclásico y los regímenes políticos totalitarios, ninguno de
los dos admiten la diversidad. Ambos totalitarismos son igualmente peligrosos y no se excluyen
como mostró el modelo neoliberal de Chile y su dictador Pinochet.
            El modelo de mercado socialliberal perdió su carácter libre emancipatorio y lo autoritario
ganó influencia. El Estado, las empresas y limitadamente también la familia asumieron la
responsabilidad de establecer las relaciones sociales mediante el poder. El Estado y las empresas,
pedagógicamente o a través del castigo renueva los límites del inmoral homo economicus. Buena
parte de los países ricos no tienen problemas en caso de necesidad de poner la libertad de mercado
por encima de la moral y la lucha contra el terror. La vigilancia y las limitaciones sobre el derecho de
disposición de las cuentas anónimas de capital, que a veces ocultan el tráfico ilegal, significan una
transgresión del fundamentalismo de mercado, el que nunca llegó a ocuparse seriamente con la
defraudación impositiva, la política sobre drogas y el tráfico de armas. Es decir que en las sociedades
capitalistas puede existir algo que es más importante que la libertad de los propietarios y la libertad
de los mercados. Se trata de una moral que glorifica la libertad individual por encima de la religión
de mercado. Junto a la libertad de elección, en el mercado el liberalismo autoritario reduce el
concepto de libertad y afirma la revalorización de la coerción. Para los conservadores la pregunta
sobre derecho, moral y orden es un juego de niños. Siempre han tenido problemas con todos los
diferentes, aquellos que no tenían una vida normal y ordenada, sean ellos asilados, homosexuales,
delincuentes menores o autodidactas. La izquierda, que en los años 90 se corriera hacia el
socialliberalismo está definitivamente desorientada. Por todas partes suenan las campanas por la
muerte del socialliberalismo. No a todos les fue tan mal como al presidente de Argentina De La Rúa
que fue expulsado de su puesto. Los demócratas de USA debieron, ya antes del 11 de septiembre,
dejarle la delantera a Bush; los gobiernos socialliberales de Europa perdieron uno tras otro las
elecciones y apenas quedan pocos que todavía encuentran atractiva la tercera vía de Tony Blair.
Sobre el ideal de una orientación consumista, pero de un individualismo solidario, como lo
propagaron los postmodernos, emerge renovada la voluntad de asumir la regulación de la totalidad
social. En lugar de la diversión y los sucesos sociales de lo postmoderno regresa nuevamente al
primer plano el ordenamiento de la economía y la política. La ponderación de la libertad y la
opresión son nuevamente temas centrales del desarrollo mundial.
 
Ruptura en el dispositivo de la regulación
            Las contradicciones fundamentales del capitalismo perduran también en el nuevo siglo. El
mundo se ha convertido en un sistema económico común, la globalización favoreció un
acercamiento de los pueblos y los espacios. Pero al mismo tiempo se profundizó el abismo entre los
ricos y los pobres y desde las crisis del sudeste asiático y América Latina a partir de 1997 creció
drásticamente la desigualdad. Con África sumergida en una crisis duradera, el cambio de milenio
comenzó con una crisis económica en toda la periferia. El poder y la riqueza se concentran en la
tríada USA, el oeste europeo y Japón. En la historia de la humanidad nunca se vivió en condiciones
de desigualdad tan notorias. Las estructuras espaciales del mundo del siglo XXI como un mundo con
un centro y una periferia casi no sufrieron cambios a través de los últimos cien años. La posición de
África, Asia, América Latina y el este de Europa, con pocas excepciones, permanecen sin cambios.
            Lo mismo es válido para las estructuras al interior de algunos países: Hace 100 años los
chances de sobrevivencia de los hijos de los trabajadores eran, respecto a los de las familias de la
burguesía, semejantes. La polarización espacial y social que se agudizó en la actualidad es una
característica de la economía mundial capitalista desde siempre. Así la concentración del poder y el
espacio en manos de una minoría, tal como se observa en la actualidad, sigue siendo el problema
central. Por ejemplo, en Gran Bretaña el ingreso per cápita de la población que pertenece al quintil
más rico creció en el periodo 1970-1991 aproximadamente un 60%, mientras que el quintil más
pobre sólo alrededor del 10%.
            Ante la inseguridad generalizada apenas se percibe cómo los políticos, después del 11 de
septiembre de 2001, rápidamente vuelven a ser los señores de su nación, sus gobernantes.
Dependiendo del gobierno nacional bajo el que se viva será nuevamente significativa la
globalización. En la era de la globalización existen muchas diferencias dependiendo del territorio al
que se pertenece. De pronto la Geopolítica fue nuevamente, como la paz y la guerra, el modo de
relacionarse entre los Estados. De pronto la cuestión no era contra quién se hacía la guerra sino a qué
objetivos servía. De pronto los gobiernos tienen conciencia que se puede llegar a averiguar que ellos
son los nombres y las direcciones de los capitales globales. El dinero no tiene ninguna marca y es
muy ingenuo preguntar sobre dinero y mezclarlo con la moral, así aprendemos que el dinero del
terror puede llegar a confiscarse. En síntesis, el 11 de septiembre muestra cuán frágil es el
omnipotente y omnipresente pensamiento único. El dispositivo de la competencia, al que finalmente
adaptó la izquierda a través de su socialliberalización, muestra rupturas y grietas profundas.
 
Hacer: pasos a la participación
            El tercer paso en el método didáctico de los tres pasos: Es, debe y hacer, se ocupa de las
posibilidades de acción. Es válido observar como la acción transformadora de la sociedad es posible
en las condiciones de la actual coyuntura y puede contribuir a la realización de una utopía concreta.
Se trata de pasos concretos hacia la participación.
            En la marcha de los procesos de democratización social se presenta el desafío central para los
movimientos políticos y sociales críticos. Una forma “de derecho político ampliado de participación”
(Dörre 2002:406ff) diferencia entre el proceso y la dimensión del contenido de la participación.
Participación significa como derecho socioeconómico el acceso a la comunidad, esto es, la
posibilidad de tener participación en la vida social y el acceso a los bienes y servicios. Esto asegura
un Estado de bienestar. Esto hace una diferencia, si la formación es un derecho o es una mercancía, y
si el Estado promueve capital humano y conocimientos o cultura general. Organizar la sociedad en
su conjunto y la propia vida por medio de la cogestión y la coorganización, expresa democratización.
Tanto en el barrio como en la empresa dormita en los habitantes y en los trabajadores un potencial
creativo, el que sería puesto en práctica para los intereses del bien común. Sobre esa base la
participación es un concepto que concretiza la utopía de una organización democrática del futuro en
las actuales condiciones político económico dominantes. Una forma “de derecho político ampliado
de participación” es el contra proyecto al mercado mundial de bienes y servicios controlado por las
corporaciones.
            El derecho político ampliado de participación permite transformar un Estado de bienestar
burocrático en un Estado de bienestar republicano. La res pública sería por lo tanto el espacio
político, pero también el espacio socioeconómico al que tendrían acceso todos los miembros de una
comunidad. Esta utopía concreta de otro Estado de bienestar se diferencia en tres puntos esenciales
del modelo burocrático de Estado de bienestar. El primero de estos se trata de una nueva forma de
poder y conocimiento, donde el conocimiento técnico de los expertos sea aceptado como el
conocimiento práctico de los usuarios de bienes y servicios. En este sentido es entendido un Estado
republicano de bienestar como una forma de tecno-democracia. En segundo lugar están las formas de
organización a desarrollar, las que unen una coacción negociada democráticamente “por encima” con
los espacios de organización para la libertad y la individualidad “por debajo”. La organización
concreta en el área de formación será de otro modo como en la política tecnológica, la problemática
fundamental (de esencia) es la compatibilidad de la capacidad de organización con la libertad y la
diversidad. En tercer lugar se trata de un modelo dinámico, donde se experimenta con formas de
organización social justas y libres. Espacios libres para experimentos e innovación son
imprescindibles para invitar a la crítica y el cambio del orden existente. La salida racional de la
propia minoría de edad no permite ningún orden estático, sino requiere de un proceso de cambio
individual y social.
 
Crear un dispositivo de la democracia
            Los dispositivos son órdenes que estructuran el discurso y la práctica. Con esto se quire decir,
qué problema se vió y cuál es el modo y la forma como será enfocado. La planificación se presentó
durante largo tiempo como el dispositivo dominante, luego fue reemplazado por la competencia. Hoy
es el momento para un nuevo dispositivo, o sea una nueva naturalidad para la solución de los
problemas sociales, entonces es el momento de poner un límite a la primacía del mercado, las
mercancías y el crecimiento. Es también el momento de un dispositivo de la democracia: partiendo
de la base que la democracia dispone del discurso y las órdenes prácticas para solucionar los
problemas pendientes.
 
Crítica al dispositivo de la competencia
            El comienzo del esbozo de otra sociedad trata de la crítica de lo existente. La visión sostenida
de arrogancia hasta hace poco tiempo, concuerda con la que niegan las experiencias históricas y
geográficas con todas las formas sociales no mercantiles; se exponen como extravíos premodernos,
lo que muestra la autosuficiencia recuperada por el establishment. Esto demanda una resistencia
intelectual. La esencia del liberalismo autoritario debe ser criticada y volver a colocarse en la
discusión pública los diversos objetivos y argumentos. La razón no es sólo racionalidad de mercado.
Mucho más importante es criticar y socavar los fundamentos de las estructuras de poder del
capitalismo existente. La estructura del capitalismo debe ser entendida tanto como debe ser
comprendida correctamente la coyuntura presente. Para eso es necesario tener conocimientos de
economía política y enseñarse a pensar críticamente. Un pensamiento abierto y creativo debe
apartarse de cualquier enfoque de totalitarismo. Lo otro del modelo de mercado -sea el socialismo, el
feminismo o la democracia- no debe nunca llevarse a cabo con los mismos medios como ocurrió con
el dispositivo de la competencia.
 
Cogestión
            La demanda de cogestión se ha convertido hoy en día en un lugar común. Existen pocos
proyectos para el desarrollo que no utilicen métodos participativos, pocos son los documentos sobre
estrategia que no adviertan sobre la importancia de la participación. El segundo punto crítico esencial
puede ser citado en los diferentes conceptos de cogestión (participación):
            No hay diferencias entre la micro y la macro participación (cogestión). El modelo estatal
socialliberal limita la cogestión sobre la participación a los resultados, es decir a la microcogestión.
Por otro lado está la copromoción, concretamente la búsqueda de decisiones democráticas para el
encauzamiento del desarrollo futuro, la macrocogestión que significa una dramática erosión: Los “de
abajo” quedan excluidos, los actores en el modo de desarrollo del Estado nacional centralizado son
marginados.
            La utopía de la participación es conservativa, en este sentido quiere proteger logros
democráticos: la participación no reemplaza a la democracia y tampoco la complementa, sino que
crea una nueva forma, organizar la democracia. Por eso deben ser fortalecidas las instituciones del
Estado de derecho. Ante eso la conciencia del derecho no debe limitarse al derecho privado, al
cumplimiento de los contratos y la protección de la propiedad, sino que debe abarcar el derecho
público, el que constituye la base de la comunidad y establece las reglas para la vida comunitaria. La
constitución y el derecho de los pueblos, los derechos sociales y laborales corren el riesgo hoy en día
de convertirse en reliquias de la antigüedad. La utopía de la participación demanda avanzar en pos de
una comprensión pluralista y dialoguista de la política. Es tiempo para que la sociedad, a partir de la
discusión, la reflexión y el aprendizaje encuentre el tiempo para alcanzar decisiones colectivas.
 
Control democrático de los capitales
            La política democrática no debe enfrentar unos contra otros espacios de poder y grupos
sociales. La internacionalización del capital agudizó las diferencias entre el centro y la periferia y
con ello la contradicción del capitalismo. La competencia entre espacios -ciudades, regiones y
naciones- ha aumentado y la oposición del norte y el sur es evidente. Con eso se agudizan los
problemas globales, desde la migración y el medio ambiente hasta la criminalidad y el
fundamentalismo. La política debe basar la nueva construcción de la casa común de un mundo
común en el principio de la solidaridad. Esta es la exigencia del movimiento crítico de la
globalización, desde Seatle hasta Génova. Su principal referente es ATTAC, fundada por iniciativa
del diario francés Le Monde Diplomatique en favor de la implantación de un impuesto sobre las
transacciones financieras (Tobin tax) y en general para el control democrático del mercado
financiero. ATTAC quiere limitar la movilidad del capital que impulsa la competencia espacial, para
darle la posibilidad a los hombres y mujeres de organizar la política local. En los territorios donde las
grandes empresas y el capital financiero se ven frente a frente, la autodeterminación democrática
deviene en una farsa. En este marco una regulación global del comercio mundial y del capital
financiero tiene una particular significación. El dispositivo de la competencia debe ser cambiado
para encontrar soluciones creativas y solidarias de los problemas del presente entorno local, regional
y nacional. Sobre el plano global esto significa la crítica a la Organización Mundial de Comercio
(OMC), así como la crítica a la primacía del mercado común europeo. Para llevarla a cabo es
necesaria una alianza entre aquellos Estados del centro y la periferia que quieran tomar medidas para
impedir que en sus territorios se introduzcan trabas a través de la OMC y la Unión Europea.“Stopp
GATS” es un movimiento que tiene este objetivo exactamente.
            Por todas partes se escucha nuevamente la demanda que la política recupere la primacía sobre
la economía. Esta es una demanda de soberanía, en pos de la subordinación de las decisiones
económicas al deseo de la población que resulta afectada por tales decisiones. La primacía de la
política requiere estrategias de territorialización, esto significa la creación de nuevos espacios de
poder y el fortalecimiento de los existentes.
            Las grandes omisiones discursivas en el dispositivo de globalización están en esos espacios
políticos en los cuales es posible la organización de la comunidad tomando en cuenta los puntos de
vista sociales, culturales y ecológicos. La primacía política empero no es un fin en sí mismo, sino
miradas atentas ante las crecientes tendencias autoritarias. El comunismo capitalista en China, el
monopolio del poder por parte de los viejos cuadros en Rusia que fomentan el capitalismo y
controlan al terrorismo, todo en su conjunto muestra que no siempre el rol de la política deba ser
puesto de relieve. Mucho más importante es la primacía de la democracia, otro modo de hacer
política, una política en la que se amplíe el espacio de las relaciones de los hombres y mujeres en su
entorno de vida, en lo público y también frente a otros estilos de desarrollo. Se trata de una visión
democrática que haga posible que la población que habita un territorio decida sobre el desarrollo de
ese territorio y de su entorno de vida.
            Aristóteles esbozó el ideal de la Polis como un espacio de poder para la organización en
común, Marx señaló a la comuna de Paris como ejemplo de un reino de la libertad post-capitalista.
Las decisiones de los hombres a través de la participación en primer término, luego la primacía de la
política como control de un espacio de poder. La libertad y la justicia en un espacio de poder
concreto sólo podrá llegar a establecerse y ser duradero cuando se limite la destructividad de las
estructuras globales. Sólo con la limitación de las opciones de acción del capital global pueden
establecerse espacios de poder nacionales y locales ecológicamente sustentables y con reglas sociales
justas. El espacio de poder estructural no se puede desmontar de la noche a la mañana, sí se le deben
poner límites. Se necesita crear una presión global que haga posible establecer democráticamente la
libertad para todos. Este modo de globalización democrático debe crear códigos globales que haga
nuevamente posible una política democrática territorial.
            Se trata por eso tanto de avanzar en estructuras globales que establezcan límites al espacio de
poder del capital, como de la creación de comunidades locales en las que la democracia, la
persistencia y la justicia lleguen a ser realidad para todos los habitantes. El arte de la política debe
realizar esto de manera radical pero reformista sobre un territorio fijo, con la mirada puesta en el
mundo en su conjunto.
 
La cultura de la solidaridad
            Una cultura de la solidaridad que haga posible la organización de un mundo común debe, en
el camino del desarrollo, elegir una forma que se corresponda con el ideal de la participación.
Inclusive todas las libertades deben respetar en igual medida a los ricos y poderosos como a los
marginados de la periferia. Al mismo tiempo se debe proteger a través de un diálogo ancho y abierto
a las minorías mediante derechos sociales ciudadanos demandables pues la democracia no se puede
equiparar en ningún caso con la dictadura de las mayorías. En conjunto se trata de una visión del
desarrollo como un proceso conjunto del desenvolvimiento de la libertad.
            El desafío de la propia conducta humana reside en la continuidad de la crítica radical del
homo oeconomicus. En una cultura de la solidaridad los hombres y mujeres son entes sociales con
deseos propios, ellos aspiran a la individualidad pero siempre en relación con los otros. La relación
entre el yo y el medio ambiente es dialéctica, ambos se condicionan mutuamente. Cada
simplificación amenaza el desenvolvimiento de la individualidad tanto como la solidaridad. Los
individuos son desafiados a una reflexión sobre su conducta de vida que permita acciones solidarias
en pocas estructuras solidarias. El desafío social apunta al cambio de las estructuras. Las estructuras
deben fortalecerse para que puedan emerger nuevamente como útiles, para la acción solidaria.
 
El reformismo radical
            El concepto de reformismo radical constituye el punto de partida de los pasos concretos hacia
la realización de la utopía de la participación. Para el análisis estructural de fondo, el cambio de la
sociedad es un proceso lento y reflexivo en el que los instruidos son sólo una parte de una dinámica
incompleta. Los directamente afectados locales y los que tienen una experiencia práctica concreta
son los actores principales en el escenario del proceso social real. Ellos hacen el desarrollo y tienen
una representación clara sobre lo que hacen y por qué lo hacen. No existe ningún desarrollo sin que
los actores piensen y actúen en cambiar su entorno. Esto surge de la visión de la dialéctica de la
estructura y la acción. Se trata del proyecto de otro modo de individualidad y libertad que no llegue a
ser reducido a la apropiación burguesa.
            Estructuras y acciones llegan a ser una unidad de cambio, como dos momentos de un proceso
dialéctico. Para eso es necesario producir cambios en el modo en que los individuos interactúan entre
sí, con otros valores sociales y con otra visión del mundo. El reformismo radical aporta, como lo
formularon Esser, Görg y Hirsch, la intención de la expresión que “las estructuras sociales pueden
llegar a transformar su esencia material, las relaciones de producción paso a paso apoyándose en la
experiencia, el estudio y el proceso de autoexplicación de los actores y, en la confianza de su
capacidad para la innovación social. Esto puede sonar contradictorio pero es sólo un reflejo crítico de
la contradicción de la sociedad” (Esser et al. 1994: 228). El objetivo del reformismo radical es
revolucionario y utópico porque aspira a otra sociedad más allá del capitalismo. La manera de
proceder es no obstante modesta, con conciencia de la fuerza persistente de las estructuras
fortificadas existentes. Pero ni el capital y con ello el poder económico, ni el Estado con el poder
político pueden llegar a producir los cambios fácilmente de la noche a la mañana. Las
representaciones de Esser et al. pueden ser señaladas como una forma de socialismo democrático.
 
Construir una nueva alianza
            La participación puede sólo llegar a hacerse realidad con una clara alianza política entre las
clases medias y bajas. Cada una de ellas por separado tiene poco poder, los fundamentos de esta
alianza son una política universal de derechos, con anclaje en el Estado de bienestar con rango
constitucional, que garantice derechos demandables y realizables. El Estado de bienestar debe regir
para todos y debe reunir en un territorio a todos los hombres y mujeres como espacio social público.
Una política de derechos universales es una política que brinda servicios públicos para todos, para
hacer del espacio público un espacio común para todos los ciudadanos. Las tendencias a la
segregación social y política, la separación de los grupos según su pertenencia de clase, sus
domicilios, las escuelas y hospitales que ellos visitan ponen en peligro la cohesión social. Se trata de
articular una nueva regulación social basada en la igualdad de derechos para todos.
 
Organizar la sociedad
            El desarrollo entendido como totalidad crea el espacio para la contradicción y consigue
abarcar con una mirada el dispositivo en su conjunto. De tal modo que el desarrollo no sigue ninguna
lógica propia, ningún rumbo propio en el que los hombres y mujeres no puedan intervenir. Los
mercados, la lógica de las ganancias, del clima o las singularidades culturales que los hombres
degradan a la condición de objetos, no son leyes sobrehumanas. Los hombres y mujeres no son
simples marionetas que juegan su parte en un drama divino o diabólico, sino sujetos del desarrollo.
No son sólo parte de las aptitudes humanas pensar en el ciclo del nacimiento y la muerte, los
hombres pueden llegar a hacer algo distinto, tomar una iniciativa y con ella llegar a hacer del mundo
un lugar distinto al que encontraron.
 
Jugar otro juego
            Actuar radicalmente no es lo mismo que resistencia heroica. En ningún caso las venerables
ciencias deben abjurar del ideal existente sobre las cosas que actúan abnegadamente y con idealismo.
La mercantilización de lo social hoy ha progresado; muy pocos pueden retirarse del juego de su
propia comercialización. Ni un roble majestuoso puede sobrevivir a esta tormenta de los nuevos
tiempos: Evaluación, profesionalización y comercialización se han convertido en componentes
esenciales del nuevo orden. Los diferentes métodos del total quality management producen una
realidad majestuosa que arrastra todo detrás de sí, a veces arrastra también a la resistencia.
La libertad es entendida como la mirada en la necesidad, el juego al que podemos jugar. El junco
cede ante la tormenta para de ese modo poder recuperar su posición vertical cuando la tormenta pasa.
El juego de una continua comercialización y solicitud es para tomar en serio, pero al mismo tiempo
produce risa al exhibir con toda claridad sus contradicciones. Existen muchos que en el presente se
enamoran y se orientan por el corto plazo en lo referido al modelo. ¿Qué pasa cuando la ciencia
escribe solicitudes de proyectos y luego los informes sobre los proyectos las desmoronan? ¿Qué pasa
cuando las acciones de largo plazo son eficientes pero el tiempo de evaluación es breve? ¿Qué pasa
cuando son necesarios equipos de trabajo y al mismo tiempo la evaluación del rendimiento
individual se vuelve complicado? La crítica puede tener significado para pocos privilegiados; para
los profanos, la falta de una opinión puede ser fatal. Profesores universitarios con estabilidad
aparecen cada vez más como dinosaurios de un mundo pasado, siendo que se les paga para que sean
críticos de su propia sociedad. Hasta tanto no sea aceptado nuevamente por la sociedad que la
institucionalización de la autocrítica tiene sentido para la comunidad, la mayoría seguirá trabajando
para su propio beneficio. Nosotros jugaremos el juego que estamos obligados a jugar y al mismo
tiempo no lo aceptaremos y por eso jugamos diferente. En ese sentido la crítica es una actividad de
búsqueda de nuevas y distintas reglas de juego para finalmente, cambiar el juego. Una crítica
competente de la competencia y la profesionalización es una tarea importante para la ciencia:
problematizar la objetividad, denunciar los intereses del poder y politizar las características del éxito
y todo eso, con el “mayor respeto” frente a la necesidad “fundamental” de las relaciones
profesionales, la permanente evaluación y la adjudicación mediante la competencia, a “los mejores”.
            Quien analiza el desarrollo como totalidad reconoce diversas lógicas que son eficaces en una
sociedad. La reproducción del capital y la regulación del desarrollo establecen determinadas lógicas
estructurales. Los hombres, no obstante, actúan al mismo tiempo en la totalidad social y sus acciones
y pensamientos nunca son previsibles. Ellos pueden, pero no deben comportarse como el homo
economicus.
            Puede sonar paradójico, pero únicamente el análisis de la política y la economía como
totalidad protege de las uniformidades totalitarias.
            Pero aún con la mirada sobre la totalidad no es posible alcanzar todo. Nunca se debe perder
de vista que en el fundamento de la creatividad humana siempre existe algo más, algo que muestra
más allá de la práctica actual y la lógica. Esas son las contradicciones irresueltas, los objetivos no
alcanzados y las consecuencias impensadas de lo existente. Esto es vertiginoso porque como crítica
al sistema recuerda qué es o puede llegar a haber fuera del sistema: Un mundo del ocio, un mundo de
la solidaridad, de la aventura y, tal vez, de la contemplación. El libro de Adorno sobre la dialéctica
negativa comienza con la frase: “La filosofía, una vez que parece superada se instala en la vida
porque el momento de su realización se desaprovechó”. Ella toma sueños y pensamientos del pasado
y los pone frente a la realidad como un espejo. Las diversas resistencias en la teoría y en la práctica
contra una sociedad cuyo objetivo principal es aspirar a la ganancia y la acumulación de mercancías
fueron las más de las veces derrotadas a través de los siglos y las esperanzas fueron desilusionadas.
Pero esto no impide seguir trabajando sobre otras sociedades posibles.
 
Vivir y trabajar de otra manera
            La visión de la participación necesita espacios donde poder vivir y trabajar de otra manera.
Un otro mundo puede llegar a ser producido a través de nuestros pensamientos y acciones. El
desarrollo no se encuentra sólo allá lejos y “abajo”, sino también nos incumbe a nosotros, lo global
influye en nuestro estilo de vida y trabajo. La visión de un otro mundo incluye otras formas de
relaciones de los hombres entre sí y con el medio ambiente. La imagen predominante en la
actualidad del homo oeconomicus idealiza la autarquía, aún sin otros individuos aptos. La variedad y
la resultante heterogeneidad del mundo llega a fragmentarse cuando se reduce a una máquina de
optimización. El homo oeconomicus, con su enfermizo acoso razonable tolera acciones sobre la
economía y la eficiencia, en tanto ningún pensamiento ni acción lo aparten de su norma. Todo llega a
hacerse según la horma de la optimización.
 
Otro mundo es posible
            Un otro mundo es posible si se llega a romper el dispositivo de la competencia. No se trata
sólo de organizar pequeñas unidades de la vida privada para proyectos y unidades locales, sino de la
casa en un mundo común. Por eso no pertenecen a él los mercados globalizados sino la democracia,
los derechos sociales y una ecología sostenible. Lo esencial de otra globalización no reside en si las
mercancías se embarcan globalmente, sino si el mundo se organiza globalmente. Desde el punto de
vista de la ecología sustentable el retorno en determinadas áreas a pequeñas unidades y mercados
locales tendría poco sentido. No obstante también en una otra globalización los mercados
económicos jugarán un rol, pero subordinado a la primacía de la democracia.
 
Refundación de la ética
            Oponerse a los poderes y a poner el intelecto al servicio de las estructuras dominantes no es
sólo una tarea para la ciencia crítica, sino para cada persona. Esto es muy difícil! Esto puede, en el
modo actual de usar el discurso oficial, tener su precio, costar una carrera o un puesto de trabajo.
¿Cómo escapar, como demandaba Kant, de la culpa propia de la inmadurez?
            Michel Foucault se refiere a una “refundación de la ética”. No investigó técnicas mecánicas
del poder en torno a las estructuras para dejar que aparezcan como todopoderosas, sino que describió
la tortura, la demencia y las cárceles para denunciar al poder. Foucault denuncia y al mismo tiempo
quiere entender las estructuras para alcanzar relaciones personales que no estén regidas
exclusivamente por esas estructuras. Se trata de asegurar la autodeterminación individual ante las
presiones estructurales. En un mundo contradictorio esta autonomía no permanece fija en una
posición exacta sobre una esencia verdadera como aspiran los diversos fundamentalismos. La verdad
es producida y de ese modo llega a ser una parte de las disputas de poder. Las posiciones éticas
necesitan un análisis estructural, así como decisiones individuales. Colocarse del lado de los
oprimidos como lo hacen los intelectuales de los movimientos de trabajadores o los cristianos
comprometidos en la opción por los pobres es un modo de posicionarse. Actuar sin tomar posición es
imposible; entonces quien se afirma sobre una posición se ha decidido: El camino más liviano y
normal consiste en ponerse del lado del poder, que sólo es entendible ante la majestad de las
estructuras. La fuerza de atracción del poder llega a garantizar que ella o él llegue a actuar al servicio
del poder. A la inversa, ponerse del lado de los oprimidos no significa que siempre tengan razón;
ponerse del lado del movimiento de trabajadores no impide criticar a los dirigentes sindicales, por el
contrario, por los intereses de lo que está en juego obligan a una crítica particularmente severa. Los
posicionamientos, ya sean radicales o de oposición pueden llegar a ser peligrosos, se puede terminar
en un esencialismo o crear chivos expiatorios o simplemente embellecer a las víctimas. Esta postura
de la realidad no siempre es sostenible y con frecuencia puede llega a ser reaccionaria. Si respaldo
financieramente un proyecto para niños de la calle ¿tengo que sentirme decepcionado por los niños si
me entero que uno de ellos me roba mi cámara fotográfica? ¿Tengo derecho a ofenderme? ¿Los
niños son malas personas o víctimas de malas estructuras? ¿Si ocurre que los activistas del tercer
mundo resultan robados, ello autoriza a dejar de considerarlos contrapartes confiables o, el turismo
alternativo no encontrará en verdad ningún pobre? ¿Son culpables los opresores por su
comportamiento incorrecto porque ellos pueden llegar a ser responsables por un orden injusto? Para
cada pregunta existe una respuesta concreta como resultado de decisiones éticas. Al mismo tiempo
nunca pueden darse para ello recetas universales de cómo pueden manejarse los individuos en
situaciones concretas con las contradicciones y perversiones del mundo.
 
La técnica social
            La ciencia social positivista visualiza a la sociedad como una máquina social, la que debe ser
reconocida a través de la objetividad científica. La acción política en el positivismo es la técnica
social. Para construir tal visión es menester intervenir en la máquina social. De aquí surge también
una división social del trabajo. La ciencia debe plantear los problemas objetivos y los ingenieros
deben reparar las fallas que aparecen a través del desarrollo, replicando el trabajo de los ingenieros a
la hora de reparar los defectos de cualquier máquina hasta conseguir su buen funcionamiento. Para el
positivismo el orden es condición del progreso.
            En las ciencias económicas estaba determinada la técnica social, sobre todo durante la
predominancia de la política económica keynesiana. La industria y la agricultura fueron planeadas de
acuerdo a los métodos de la técnica social al igual que una máquina, así como la política monetaria y
la fiscal.
 
Teoría de la ciencia
            Pensar es también una forma de la práctica y el lenguaje influye sobre nuestro pensamiento.
La teoría de la ciencia es la Metateoría, la que reflexiona sobre cómo los hombres producen
conocimiento y cómo la ciencia llega a conclusiones. La denominación en inglés de filosofía de la
ciencia (philosophy of science) muestra la relación cercana al modo filosófico de formular preguntas,
con lo cual se le atribuye un especial significado a la posibilidad y a los límites de la racionalidad y
la objetividad.
            Ocuparse con preguntas sobre racionalidad y objetividad no sólo es importante para el trabajo
científico, sino que dada su complejidad cobra particular relevancia práctica para las organizaciones
sociales y para todos los participantes, pues la división capitalista del trabajo entre propietarios y no
propietarios se reproduce en la sociedad como la división del trabajo entre los que tienen
conocimiento y los que no lo tienen, entre expertos y profanos.
            El punto de partida para la reflexión sobre el ideario del positivismo se construye a partir de
la explicación científica de su relevancia. La crítica y la explicación del positivismo tomando la
racionalidad como regla deja planteadas muchas dudas respecto a la organización social. La crítica
racional de la posmodernidad debe ser seriamente abordada para superarla. La única posibilidad de
lograr una organización democrática de la sociedad es basándose en la razón. De la confrontación de
las posiciones del positivismo y la posmodernidad resulta una síntesis, la que en este caso es la
investigación social interpretativa. La investigación social interpretativa debe construir, desde la
racionalidad, sobre la base de una comprensión autocrítica y humilde, una síntesis explicativa
universal y particular. La razón no es otra cosa que el esfuerzo colectivo por interpretar
adecuadamente las reglas comunes establecidas en el mundo. Esta es también una forma de práctica,
como nos lo recuerda Hanna Arendt (1981: 317) con una cita de Cato: “Nunca se está más activo,
que cuando se aparenta exteriormente no hacer nada, nunca se está menos solo, que cuando se está
solo con si mismo”.
 
El positivismo
            El positivismo es una corriente filosófica que desde el siglo XIX ejerció gran influencia sobre
la política y el conocimiento en general. Partiendo de allí, se asemeja al mundo social con el mundo
físico y sobre esa base se pueden establecer normas sociales que pueden ser reconocibles con
idéntica metodología, así como con la ayuda de la física, mistificar a la naturaleza.
            El positivismo es una expresión del racionalismo y del objetivismo. Basa sus supuestos en la
realidad objetiva, con abstracción de lo subjetivo. Con esas premisas la investigación procura
alcanzar el conocimiento de la realidad objetiva. El positivismo propone que con métodos adecuados
se puede construir la realidad y a partir de allí producir la objetividad.
            El positivismo alcanza importancia social a través del fortalecimiento de los Estados
nacionales y la ampliación de la influencia de las autoridades de planificación.
 
La objetividad
            El objetivismo afirma, que la realidad real existe y se distancia de cualquier subjetivismo.
            La tarea científica consiste en reproducir correctamente en la medida de lo posible el mundo
objetivo. Por lo tanto existen sólo mejores o peores imágenes que suministran las teorías sobre la
realidad. La ciencia tiene que:
            Encontrar métodos y procedimientos, que separen las teorías mejores de las peores.
Acumular conocimientos correctos y transmitir este saber acumulado a los jóvenes y a los que no
tienen conocimientos.
 
Acumulación de conocimiento
            El desarrollo de las ciencias naturales esta metodología también fue aplicada a las
humanidades. Las ciencias sociales intentaron desarrollar desde el siglo XIX espacio y tiempo como
regularidades independientes. Se proclamó con alborozo una realidad objetiva, -se habla de la
verdad-, al que el conocimiento científico deseó aproximarse. No obstante, aún reconociendo que
nadie posee la verdad absoluta, el conjunto de la comunidad científica continúa sosteniendo esa idea
de acercamiento a la verdad con representaciones positivistas. El positivismo no tiene ninguna
representación de teorías competentes, paradigmas, conceptos del mundo y discursos como
construcciones sociales de la realidad.
            La acumulación de conocimientos en las ciencias económicas estuvo impregnada de la
representación positivista. El pasado es despreciado, hoy se habría alcanzado el más alto nivel en el
conocimiento. Por eso las teorías económicas de los autores clásicos son apenas leídas y la historia
del desarrollo teórico en la formación científica juega sólo un escaso rol. Las teorías antiguas caen en
desuso y pasan a ser piezas de museos.
 
Racionalismo crítico
            El racionalismo crítico es hoy la variante dominante del positivismo. Desarrolló un
procedimiento que permite rechazar teorías falsas. La falsificación basada sobre el método de la
hipótesis probada somete a las teorías al control empírico. En tanto una verificación es imposible y
de allí en sentido estricto, en el espacio y el tiempo no pueden ser encontradas regularidades
extendidas, es así al menos posible rechazar teorías insatisfactorias. A través de la falsificación se
alcanza, en la empresa científica, la acumulación del conocimiento.
 
Disputa del positivismo
            Como disputa del positivismo fue denominada posteriormente la discusión entre
representantes del racionalismo crítico (Popper, Albert) y la teoría crítica de la escuela de Frankfurt
(Adorno, Habermas), sobre la jornalización de la sociedad alemana para la sociología en 1961 en
Tübingen. Los principales puntos de la disputa fueron el valor de la libertad de la ciencia (métodos
de investigación), la posibilidad del aislamiento de datos y hechos singulares de la compleja totalidad
histórica-social, el significado del nivel de desarrollo social y con eso también la posición de los
científicos en los procesos de investigación -objetivo, método y resultado-, la relación del empirismo
y la teoría, la responsabilidad (política) del científico por su misión, la utilización de su investigación
científica y otros parecidos. En conjunto se trata de las preguntas acerca de si las teorías deben ser un
sistema de principios para la explicación de la realidad o un instrumento crítico para el cambio de la
realidad social hacia una sociedad más madura y democrática. La disputa del positivismo ha
impulsado, en particular en las ciencias sociales, un esclarecimiento y una limitación de los puntos
de vista teóricos científicos.
 
Método de comprobación de hipótesis
            El método de comprobación de hipótesis son testeadas las afirmaciones de una teoría
mediante una investigación empírica concreta. Este método, propuesto por Carlos Popper se orienta a
partir de la deducción, esto es, la derivación de conocimientos concretos a partir de reglas generales.
La deducción, sin embargo, cierra la innovación y limita el progreso científico al mejoramiento de
las teorías existentes. A través de hechos empíricos las teorías pueden ser refutadas (falsificadas) o
demostradas (verificadas). Mientras la falsificación es generalmente aceptada como método
importante, en el cortejo de Karl Popper muchos investigadores dudan que las teorías definitivas
sean verificables. En la práctica, la investigación abandona sólo ocasionalmente las teorías,
mayormente son adaptadas con liviandad. La difusión de la deducción como método esencial de los
cientistas sociales ha contribuido a que las revoluciones científicas ocurran sólo ocasionalmente y las
nuevas teorías fundamentales apenas surjan. Las variaciones y mutaciones teóricas pertenecen a los
radicales, que la ciencia generalmente tolera.
 
Formación del modelo
            El método común, especialmente en la corriente de las ciencias económicas positivistas, es el
modelo para reproducir el mundo objetivo. Los modelos simplifican las relaciones complejas, hacen
una reducción de la complejidad. Aspectos importantes de la realidad son excluidos y a los
irrelevantes no se les presta atención. La suposición ceteris-paribus (todo lo demás permanece
constante) está difundida ampliamente en las ciencias económicas. Aunque “todo se relaciona con
todo” la formación del modelo se basa en una jerarquización de esas relaciones. El conocimiento
acumulado suministra las teorías necesarias e hipótesis.
            Los modelos son tan buenos como las abstracciones sobre las que se basan. Los modelos son
ahistóricos y representan las dinámicas y los procesos sólo deficientemente, con lo que la fuerza de
su explicación queda claramente restringida.
 
Neutralidad del conocimiento
            El positivismo se basa en el supuesto que la ciencia permanece neutral frente a la diversidad
de intereses que existen en la sociedad, que en el campo de la ciencia los hombres se orientan
basándose en la verdad-realidad, el bienestar general y es posible alcanzar todo ello a través de un
proceso racional. En esa autocontemplación de la ciencia reside al mismo tiempo la raíz de su mayor
autoengaño, puesto que ese conocimiento es parte de una sociedad que no sólo está dividida entre
propietarios y los que no tienen acceso a la propiedad, sino también entre los que tienen
conocimiento y los que no tienen acceso a él. Los métodos procuran poder para la dominación.
 
Dualismo
            Dualismo es la representación de una totalidad que consiste en dos polos contrapuestos que
no tienen nada que ver el uno con el otro.
            La teoría dualista del espacio diferencia dos tipos de espacios, los “desarrollados” y los
“subdesarrollados”. El progreso en una ciudad o nación enfrenta el apego a las tradiciones con el
atraso. Los espacios desarrollados alcanzan una dinámica del desarrollo porque son ricos y
poderosos y una gran parte de la población participa en el desarrollo. Este es el desarrollo
homogéneo atribuido a los países del centro, los que según la corriente teórica es denominado país
del norte, industrial, aglomeración o ciudad. Aquí es válido el dicho bíblico según el cual al que
tiene, se le dará.
            Por otra parte existen los espacios “sudesarrollados”, en los que predomina la pobreza. En
esos espacios periféricos, denominados países del sur, en desarrollo, es observable un círculo
diabólico de pobreza. Los pobres son pobres, porque ellos son pobres. Son al mismo tiempo
dependientes, excluidos y tradicionales.
            También en la teoría de las ciencias existe un sinnúmero de dualismos, entre absolutismo y
relativismo, estructura y teoría de la acción. También en los accesos a la ciencia desde el positivismo
y la posmodernidad parecen polos opuestos irreconciliables. Los problemas de este modo de
pensamiento pueden ser demostrados mediante el análisis del subjetivismo y el objetivismo.
            Una vez aceptada la separación del objeto y el sujeto necesariamente el análisis debe concluir
en una simplificación, ya sea hacia el objetivismo o el subjetivismo. En ambos casos la idea de
unidad de los procesos sociales no se visualiza. Tanto el positivismo como la posmodernidad son
meras explicaciones parciales que omiten aproximar las partes para explicar el todo. La
investigación, para el positivismo se reduce a una colección fragmentada de eventos; para los
postmodernos al análisis de una micro realidad. Asimismo, la dualidad entre el pensamiento único
por un lado y la diversidad por el otro constituye una mera descripción superficial de la antítesis.
Ambos trabajan con un concepto de racionalidad reducido. Los positivistas opinan que la ciencia
debe producir leyes sociales generales y los postmodernos denuncian tal pretensión como una mera
presunción. A través de la comprensión superficial de la objetividad el positivismo describe al
mundo social con diversas reglas particulares, a su vez la posmodernidad niega cada uno de los
sinsentidos, sobre todo aquellos que dificultan crear el orden necesario en el mundo social. Ambas
corrientes adolecen de una teoría con conceptos y fundamentos, o sea, de abstracciones.
 
Racionalidad
            Racionalidad es razón, esto es dedicar la inteligencia a la organización de la propia vida y el
mundo.
            El racionalismo es la corriente filosófica que legitima el orden social a través de la razón.
            La aceptación única de la racionalidad como autoridad es moneda corriente por parte de la
comunidad científica. Tradición, moral y prejuicios son desterrados al reino de lo no científico. Una
afirmación es sólo verdadera cuando ella coincide con la realidad. De este modo se mezcla verdad
con realidad, lo que constituye una aparente ventaja: El conocimiento adquirido es aceptado como
neutral y apartidario; las intenciones subjetivas son por definición mantenidas distantes, alejadas del
trabajo científico. Las preguntas sobre la moral o aún interrogantes de valor son apenas observadas
con actitud contemplativa. La esencia de la función de los científicos consiste en aportar pruebas
para el sostenimiento de sus afirmaciones acerca de la verdad.
            En los neoclásicos la racionalidad llega a ser entendida como racionalidad de objetivo y con
ello, reducido a alcanzar objetivos dados, en lo posible con ahorro de esfuerzo.
 
¿Que es el Iluminismo?
            En “¿Qué es el Iluminismo?” Immanuel Kant describe la pretensión emancipatoria del
iluminismo del siguiente modo: “El iluminismo es el abandono por los hombres de sus propias
culpas, de su condición de inferioridad. La inferioridad implica la impotencia de los hombres para
alcanzar conciencia de su propio ser sin dirección y sin amo a quien servir”.
            La imagen del mundo sustentada sobre el misticismo, las costumbres y las tradiciones debe
ser cambiada por otra distinta, llevada adelante por hombres y mujeres racionales capaces de planear
otro orden racional. La tarea de los científicos es conocer las reglas que rigen el mundo para hacer
posible un mejor manejo y control de la sociedad y la naturaleza. Investigar es descubrir. El ideal de
la formación burguesa tiende a lograr que los hombres tengan capacidad de formarse, con
independencia, sus propias opiniones. Individuos con la madurez adecuada deben construir la
sociedad a partir de puntos de vista racionales.
            El positivismo surgió en el siglo XIX y se basa en los ideales del Iluminismo.
 
Max Weber
            Max Weber (1864 - 1920) fue uno de los más importante críticos de Carlos Marx y del
marxismo. Fue el fundador de la sociología comprensiva. Fue sobre todo conocido por sus escritos
sobre el rol de la religión y la ética en el surgimiento del capitalismo. Además trabajó sobre el
significado de las diferentes racionalidades de las acciones. Para esto cuentan las acciones de
objetivos racionales, las acciones tradicionales y el valor racional de las acciones. En la teoría del
Estado diseñó el modelo de la burocracia, el que debía contribuir a la superación de las formas
patrimoniales de Estado.
 
Racionalidad del objetivo
            La racionalidad del objetivo es una racionalidad técnica (Techne). Se trata de encontrar el
mejor medio y camino para alcanzar un determinado objetivo. El tipo de objetivo no juega en este
caso rol alguno. Max Weber ha mostrado que la racionalidad del objetivo fue muy significativa para
la imposición del capitalismo comenzando con la organización de la empresa hasta la organización
burocrática del Estado.
            "Esa capacidad de pensar en procesos armónicos, es lo que en la edad moderna se entiende
como inteligencia o sentido común, en el fondo es un juego de la inteligencia consigo misma, el que
aparece casi automáticamente cuando la capacidad de comprensión de la inteligencia repercute sobre
el pensamiento y, privado de toda realidad sólo se reconoce a sí mismo... y así la antigua definición
del hombre como animal racional gana una coherencia inquietante: cuando nosotros hemos perdido
la razón y nos conformamos con los cinco sentidos, comunes a todos nosotros, no queda del ser
humano mucho más que la pertenencia a una especie animal que se destaca de otra especie animal
porque es capaz de sacar conclusiones” (Arendt 1981:276).
 
Métodos
            Los métodos son maneras de proceder para hacer posible acciones racionales.
            Los métodos para dominar serían una aptitud social clave que divide a la sociedad en
competentes e incompetentes, en entendidos y no entendidos. Los entendidos son los sujetos, los no
entendidos meros objetos del desarrollo. El acceso al método, que presenta posibles formas distintas
de calificación, abre perspectivas singulares de ascenso social. Si las personas están capacitadas,
alcanzan poder. Por eso los métodos no son en ningún caso técnicas neutrales, que son
implementadas sencillamente, sino que producen poder y afianzan las estructuras de poder.
 
La lógica
            La lógica supone relaciones fijas entre unidades invariables. Así puede un globo azul no ser
verde y dos más dos son cuatro. La lógica favorece la forma frente al contenido lo que impide que
pueda ser el fundamento de la investigación en las ciencias sociales. Pero es razonable el objetivo de
fijar un marco donde diferenciar los argumentos útiles de los inútiles, sin embargo la lógica formal
corre siempre el riesgo de ser tautológica. ¿Qué significa la identidad “A=A” o sea “2 + 2 = 4”
diferente a “un perro es un perro”?
            “Se puede utilizar el axioma A=A sólo dentro de ciertos límites. Cuando los cambios
cuantitativos en “A” no son significativos para las observaciones entonces se puede aceptar que
A=A. De esta manera, por ejemplo, observan el comprador y el vendedor medio kilo de azúcar, la
temperatura del sol y, hasta hace poco, se consideraba en forma idéntica el poder de compra del
dólar. Pero los cambios cuantitativos pueden, por encima de límites determinados, transformarse en
cualitativos. Medio kilo de azúcar bajo los efectos del agua o el querosene deja de ser medio kilo de
azúcar. Un dólar en la mano de un presidente podría no seguir siendo un dólar. Determinar en el
momento correcto el punto crítico, donde la cantidad se transforma en calidad es una de las tareas
más importantes y más complicadas en todas las áreas del saber” (Woods, Grandt 2002:115).
            Por eso la investigación de procesos dinámicos requiere métodos dialécticos.
 
Matematización
            El método del pensamiento lógico es la matematización, que establece relaciones lógicas de
manera exacta. Fenómenos empíricos complejos son reducidos a relaciones lineales. Esto se realiza
por medio de complejos métodos matemáticos y estadísticos. Se intentan ordenar las relaciones
mediante teorías. De regularidades se llegará a causalidades, esto es relaciones cerradas causa-
resultado.
            Según la lógica formal, la totalidad es igual a la suma de sus partes. Esto no soporta, sin
embargo, una prueba seria. Para organismos vivos, por ejemplo, este no es el caso. En un laboratorio
es troceada una liebre, la suma de sus trozos no es más, en ningún caso, una liebre. Los defensores de
las teorías del caos y la complejidad han observado este hecho. Mientras la física clásica con su
sistema lineal parte de la base que la totalidad corresponde exactamente a la suma de sus elementos,
la lógica no lineal de la complejidad propugna, en completa armonía con la dialéctica, la afirmación
contraria.” (Woods, Grant 2002:73).
            “El pez Sierra tiene en su larga sierra hasta veinte pares de espinas, que pueden contarse sin
dificultades. Cuando el pez Sierra tira con toda la fuerza de la caña de pescar, de manera que
nuestras manos arden, cuando el pez hace ruido y por poco se escapa para finalmente caer sobre la
borda, con colores brillantes y una cola golpeando en el aire, entonces se encuentra frente a nosotros
una corporalidad en existencia - una unidad, que es más que la suma de un pez y un pescador. El
único camino para contar las espinas del pez Sierra no influenciado por ella, es decir, esa relación-
realidad es en un laboratorio, abrir un tarro hediondo para conservas, sacar un pez tieso y descolorido
de una solución de formol, contar las espinas y escribir la verdad ... ..Allí has retenido una realidad,
la que no puede ser atacada -probablemente la realidad menos importante para el pez como para ti.
Es bueno saber que haces. El hombre ha registrado con el pez avinagrado una verdad y con su
experiencia ha retenido muchas mentiras. El pez no es de ese color, ese tejido, esa muerte y tampoco
huele así. (John Steinbeck, citado en Weick 1985:44).
            La lógica y la matemática pueden asegurar lo muerto, pero no entender lo vivo.
 
Economía política y Positivismo
            Las ciencias económicas se basan esencialmente en el Positivismo. Se postulan y verifican
relaciones universales a través de datos empíricos útiles para el caso, realizando una revisión
matemática de las hipótesis en el marco de los modelos. La economía es entendida o como un
sistema autodirigido, tal como sería descripto un sistema biológico, o es observada como una
máquina, que puede ser conducida por medio de intervenciones técnicas. En el primer caso
predomina lo biológico y en el segundo la metáfora física.
            El Positivismo constituye el fundamento para la intervención racional en la sociedad y en la
economía. La planificación económica simboliza, en el aspecto económico, la técnica social por
excelencia. Esta suministra sobre bases objetivas, o sea, sobre los intereses sociales particulares, los
fundamentos de las decisiones para la conducción de la economía de la mejor manera posible. El
Keynesianismo fue en el Fordismo la aplicación más importante del positivismo. Pero también la
política social y la economía socialliberal se basan en el Positivismo. La economización de lo social
crea modelos en los que los indicadores objetivos estructuran la realidad.
            La teoría neoclásica se basa en una teoría subjetiva de precios. No obstante permite describir
las utilidades subjetivas mediante las curvas de indiferencia y de ahí reproducibles objetivamente, es
decir, la teoría de precios subjetiva exige validez objetiva.
 
Planificación
            Planificar significa la organización racional de los procesos. En el siglo XX la planificación
se convirtió en una de las más importantes técnicas sociales, porque permite, no sólo padecer el
futuro como fatalidad, sino influenciar sobre él. El predominio del positivismo tuvo consecuencias
en la forma específica de la organización racional, a saber, la producción de estados sociales
mediante métodos determinados y técnicas sociales neutrales.
            En el fordismo, la planificación estableció la innovación social, como aplicación para la
solución de los problemas políticos y socioeconómicos ampliamente dispersos. La planificación
ganó legitimidad práctica y discursiva por encima de los grupos ideológicos.
 
El discurso de la competencia
            El discurso de la competencia establece diferencias entre aquellos que poseen formación y
conocimiento y los que no lo tienen y quedan por tal razón relegados. Los primeros son sujetos, los
otros meros objetos. Los primeros pueden producir conocimiento, los últimos son meros
consumidores. Se crea un campo jerárquico de conocimiento-poder. La ciencia como forma de
comunicación entre los hombres establece, así, jerarquías sociales. De este modo el positivismo es
una forma de construcción de la realidad que no sólo es una manera notoria de generar
fragmentaciones sociales, sino que es su propio fundamento.
            En el positivismo los expertos investigan la realidad objetiva para toda la sociedad. Técnicas
sociales presuntamente neutrales son aplicadas para producir resultados sociales deseados.
Producción de situaciones sociales en forma semejante a la producción de bienes de uso. Las
ciencias económicas reproducen la realidad lo más correctamente posible, con lo que la política
económica puede adoptar las medidas correctas.
            De esta manera permanecen conectados en este pensamiento sobre la división del trabajo con
trabajo mismo, tanto como la ciencia con la sociedad. Al mismo tiempo, la ciencia -profesionalizada
y competente- incide nuevamente sobre la sociedad hasta constituirse en la nueva estructura de
poder. La ciencia ocupó el lugar de la religión, pero sin romper el esquema básico vigente en la
sociedad: La relación saber-poder.
            Sólo ocasionalmente se asume una actitud crítica y reflexiva sobre los propios roles de las
jerarquías. En el siglo XX se institucionalizó el conocimiento en las universidades y al mismo
tiempo ello condujo a su instrumentalización. La razón, en esta dialéctica del esclarecimiento
legitima tanto al conocimiento como al poder. El desafío es lograr una emancipación en el campo de
la relación jerárquica conocimiento-poder.
 
Investigación social interpretativa
            La investigación social interpretativa es una forma empírica de investigación, que supera el
dualismo de la objetividad y el subjetivismo al conducirlo hacia una relación dialéctica. La
investigación social interpretativa parte de una realidad objetiva que resulta significativa para los
sujetos. La investigación social interpretativa se basa entonces por un lado, en la hermenéutica y por
el otro, en la dialéctica.
            El positivismo persevera en la búsqueda de la objetividad del mundo que nos rodea, encontrar
un punto de partida y hallar caminos transitables para intervenir en él. Los postmodernos acentúan su
atención en la interrelación contextual de los procesos sociales y evalúan particularidades, sean
personales, culturales o de naturaleza social que les permita avanzar en dirección a diseñar una
lógica que las unifique para sostenerla. En la investigación social interpretativa pueden coexistir
ambas propuestas y alcanzar una síntesis. En lugar de optar entre lo uno o lo otro, afirmar el también.
El mundo existe con independencia de los sujetos que en él se mueven. No tiene sentido querer
entender la estructura de las singularidades del mundo por más conscientes que sean los hombres y
mujeres de su propio ser; todas nuestras observaciones están impregnadas por las interpretaciones:
Las cosas o asuntos que se perciben sólo son interpretaciones de las mismas cosas o asuntos. Luego,
esas realidades son recreadas a través de lo que las personas perciben de ellas. Este proceso se
desarrolla a partir de una relación de intercambio entre la mirada prudente de los hombres y mujeres
y su propio entorno social y físico. De tal modo, la sabia mirada de las personas y sus vivencias
regresan al centro de las reflexiones.
            Quien haya estudiado, por ejemplo, la influencia de los espíritus sobre los sucesos bélicos o
los cambios climáticos tendrá en su cabeza un esquema de observaciones que lo hará reaccionar con
determinada sensibilidad ante lo desconocido. Cuando uno de los saberes tradicionales dice que las
fases lunares influyen sobre el crecimiento de las plantas lo hace a partir de la observación realizada
sobre la luna y lo sustenta sobre las particulares observaciones hechas al respecto. Las explicaciones
de los sucesos desafortunados, tales como una guerra, la sequía o la pérdida de una cosecha surgen
como explicaciones esquemáticas de un orden propio y esos eventos adquieren un sentido particular.
Los investigadores confrontan los fenómenos del desarrollo internacional con otros países y gentes,
modos de vida distintos y procesos sociales desconocidos.
 
Hermenéutica
            La hermenéutica como conocimiento del significado de los textos también ayuda a
comprender lo ajeno. En la permanente mirada a uno y otro sitio está presente, para los que poseen
conocimientos y para los que han investigado, el juego de las relaciones entre lo extraño con lo
confiable y conocido. Un texto de lo extraño sólo se vuelve comprensible en su contexto, adquiere
significado real y se va transformando a partir del proceso de la propia interpretación. En los libros,
la ajenidad se expresa a través de meras cifras e ilustraciones. Qué significan para nosotros esas
informaciones, depende de nuestros conocimientos previos, vivencias y preconceptos. Esta provisión
del conocimiento debe ser comprendida por los investigadores, pero sólo puede ser aceptada luego
de un proceso de reflexión. Quien quiera comprender lo ajeno deberá estar dispuesto a escuchar y
observar con atención.
 
Subjetivismo
            El subjetivismo es el polo contrario dualista del objetivismo. Es el punto de vista que pone en
primer plano temático-conceptual a los hombres individuales y/o actores colectivos (“el sujeto”).
            El modo de conocimiento subjetivista focaliza casi exclusivamente los fenómenos subjetivos
(percepciones, estados conscientes, intenciones, representaciones cognitivas, etc.) tal como son
recibidos directamente por las experiencias cotidianas de individuos concretos, se manifiesta por
Bourdieu en la Etnometodología, en la sociología interaccionista, en la sociología de la acción de A.
Touraine, en la filosofía voluntarista de la libertad de Sartre y no menos importante en la
fenomenología social (Principal representante: A. Schütz a continuación de la fenomenología E.
Husserls). Una crítica a estas formulaciones es la reducción del conocimiento científico social a la
reformulación científico-descriptiva de las experiencias previas y con esto, la renuncia a la de-
centralización de la aparente inmediatez de la práctica de la vida cotidiana. De tal suerte, la forma de
conocimiento subjetivo no puede alcanzar una comprensión del mundo como evidente y lejos de
dudas basado “sobre una descripción bien lograda del afuera que caracterice la experiencia vivida del
mundo social como tal. Esto es así y obedece a que esta forma de conocimiento excluye la pregunta
por las condiciones de la posibilidad de tal experiencia, o sea la congruencia de la estructura objetiva
con lo apropiado, la que proporciona la experiencia práctica del mundo confiable, típica ilusión de la
comprensión directa que al mismo tiempo excluye toda pregunta por sus propias condiciones de
posibilidad” (1993, p. 50). El modo de conocimiento subjetivista sugiere además, con su
autolimitación característica en la reformulación de la experiencia cotidiana, una irreal cuasi-
identidad de la práctica-cotidiana y lo teórico científico.
 
Métodos cualitativos
            En los métodos cualitativos confluyen y se relacionan la producción de datos de la
investigación cualitativa con las diversas formas no estandarizadas de entrevistas. El espectro de los
métodos cualitativos es no obstante, muy amplio. Cuentan los diferentes procedimientos, entre ellos,
los de la observación, la discusión y procedimientos “no reactivos” como análisis de documentos y
biográficos.
            Los métodos cualitativos tratan de la descripción, la interpretación y la comprensión de las
relaciones, la designación de calificaciones o tipologías y la formulación de hipótesis. Sirven de base
la investigación cualitativa y mayormente pocos casos, porque el procedimiento usado es la
comprensión-inductiva antes que una explicación-deductiva. Los investigadores parten de la base
que durante la práctica de la investigación emergen nuevos aspectos, y por eso están abiertos a
puntos de vista inesperados que, en el desarrollo de la investigación reestructura el método aplicado
o las preguntas a realizar.
            Como principio esencial en la investigación cualitativa rige el del espíritu abierto. Este
principio se relaciona con la persona investigada, el objeto de análisis y los métodos aplicados. No se
anticipan hipótesis a priori, o sea, en principio se formulan y luego, en el proceso de investigación
son revisados los supuestos. Las hipótesis deben fundamentarse en los procesos de investigación y la
verificación empírica de la información recabada. El espíritu abierto posibilitará los cambios de las
preguntas de investigación (por ejemplo, relación con más personas) el método (el cambio de método
elegido en el transcurso del trabajo) y la interpretación (diferentes variantes).
            Junto al principio del espíritu abierto, en el marco de la investigación cualitativa, se le
atribuye especial significado al principio de la comunicación. La investigación debe ser pensada
como comunicación e interacción entre investigadores e investigados. Ni las informaciones de los
investigados ni las opiniones de los investigadores pueden ser consideradas como teórico-
independientes y expresión segura de la realidad. Por este motivo la interacción comunicativa entre
investigador e investigado es inevitable; se trata de una mutua negociación de la definición de la
realidad.
            La característica de la investigación cualitativa es, además del carácter del proceso puesto de
relieve -en el sentido que el interés de la investigación es dirigido al proceso de constitución de la
realidad y de la interpretación- el modelo de acción, que son de ayuda para aplicar a la práctica y
significado del mundo. El objetivo central de la sociología interpretativa es documentar ese proceso
de constitución de la realidad, reconstruirlo analíticamente y finalmente explicar lo entendido.
 
Interpretación
            Interpretación es comprensión. En la ciencia tiene su acceso a través de la hermenéutica, que
interpreta los textos, ante todo los de la Biblia.
            La interpretación es más que el arte de investigar, es la capacidad requerida tanto para la la
vida cotidiana, como para la profesión y la ciencia. Sus principios basados en el diálogo y la apertura
conforman el fundamento de las sociedades democráticas, las que están envueltas por fenómenos
complejos. El conocimiento de los detalles que brindan las disciplinas fragmenta los fenómenos que
emergen como meras verdades parciales.
 
El método de formulación de las hipótesis
            La investigación cualitativa se sirve no sólo de la generación de hipótesis. A diferencia del
procedimiento de hipótesis verificadas en el que se basan las posiciones teórico científicas del
positivismo y del racionalismo crítico, el procedimiento de formación de hipótesis deja espacio para
el descubrimiento de las relaciones hasta ahora desconocidas. En este punto surge una derivación
lógica, luego creativa, cuando también ocurre a través de la lógica de la reflexión controlada,
llamada abducción.
 
La actitud ante la vida y la enseñanza del arte
            El arte de la interpretación no se limita sólo a la ciencia, sino que representa una actitud ante
la vida. Para muchos fenómenos sociales la prioridad reside en comprender cómo los hombres y
mujeres estructuran su estilo de vida como actores en un campo específico. ¿Cuándo compran y
venden los pequeños campesinos? ¿Qué motiva a alguien a ir a votar y cuáles son las razones para
decidir por quién votar? Los investigadores deben comunicarse con esos modos, estilos y mundos
distintos, deben compenetrarse con lo ajeno para aprender de ello. Esto significa en primer lugar
reconocer el propio anclaje en la clase media europea, tener noción de los propios límites que
implica gozar del privilegio de pertenecer a ese espacio, con lo que ello significa en términos
jerárquicos del lugar que se ocupa en el marco social global. Lo que es “lógico” para nosotros no
tiene por qué serlo para otros.
 
El círculo hermenéutico
            El círculo hermenéutico se sustenta, en la permanente dialéctica de la investigación, sobre las
relaciones cambiantes entre la parte y el todo. El todo sólo es comprensible cuando se entiende la
parte, que resulta plenamente comprendida cuando se alcanza el conocimiento del todo. Por eso nada
aportan los especialistas en búsquedas parciales que formulan explicaciones sobre un fenómeno
desde esa óptica, pues se pierde de vista la noción del conjunto. Ese todo, no obstante, no es en sí
mismo un sistema armónico del que surge una lógica interna, sino que constituye una totalidad.
            Para tomar seriamente el círculo hermenéutico, cada actividad científica debe llegar a ser
concebida, en el marco de la vida cotidiana, como la dedicación plena al conocimiento. No existe
ninguna ruptura insuperable entre la racionalidad del investigador y la racionalidad del que no lo es.
De ello no surge para el investigador un rol privilegiado tal, que otorgue en arriendo el monopolio de
la razón, sino como una vía de acceso para adquirir más de una mirada sobre el mundo que permita
organizar un diálogo entre lo cotidiano y la racionalidad científica. El trabajo científico es por
consiguiente siempre una parte de la actividad en el marco de la práctica social. Ella crea objetos de
conocimiento y establece con ellos una relación social. Sobre esa base es posible aproximarse,
formular preguntas científicas que permitan afirmar algo esencial relativo al objeto de conocimiento.
Quien investiga sobre la agricultura de un país y sólo lo expresa a través de estadísticas sin duda deja
escapar muchos aspectos concernientes al tema, las causas y razones importantes que inciden de
manera relevante en los procesos económicos de la agricultura: La división internacional del trabajo,
así como el género, no son de fácil lectura en las estadísticas, no las reflejan y es necesario
explicarlas, ponerlas en claro, de otro modo la comprensión resulta incompleta. Para lograr la
completitud e interpretaciones correctas es necesario un conocimiento más amplio, éste sólo puede
conseguirse mediante la comunicación con aquellos otros, los que conocen la agricultura del lugar y
así llegar a conocer, con una mirada más abarcativa, la estructura de la actividad agrícola.
 
Conocer el contexto y la estructura como base de la interpretación
            Interpretar significa conocer el contexto pero también la estructura. El conocimiento
contextual remite al conocimiento necesario que debe tomarse en cuenta, la situación concreta del
lugar a clarificar. El conocimiento estructural permite abordar el conocimiento y, desde un contexto
concreto orientarlo de manera tal que lo conecte con otro mucho más amplio; asimismo visualizarlo
desde la totalidad social. El conocimiento contextual y estructural en conjunto aportan el
conocimiento previo necesario para comenzar la interpretación como un proceso circular. El
conocimiento previo nunca puede ser ni tan abarcativo ni exacto, a pesar de ello no siempre será
incompleto, aunque siempre provisional. De allí que el conocimiento teórico resulte para la gente
sencilla tan simple desde lo cotidiano y el sentido común, casi en iguales términos que el
conocimiento previo para los propios investigadores. La diferencia reside sólo en que a través de un
proceso de reflexión y crítica sobre ese conocimiento primario se puede construir nuevo
conocimiento. La investigación social interpretativa es de este modo preeminente como el arte de la
enseñanza, en el curso de largos y a veces tediosos procesos experimentales y, sólo a través de la
investigación y la reflexión práctica y cotidiana puede llegar a ser internalizada. La metodología
utilizada, aún siendo de gran ayuda, no garantiza en ningún caso interpretaciones científicas
confiables. El concepto arte-enseñanza implica, por un lado creatividad y la creación de lo nuevo,
por otro, el esfuerzo por asimilar los instrumentos para llevar adelante la tarea.
 
La Posmodernidad
            Mayo de 1968 significó un importante quiebre ideológico en el siglo XX. Ese movimiento
cultural y político, que luego tomó el nombre de Posmodernidad, debía sacudir en las siguientes
décadas las sólidas bases de la economía política y los compromisos vigentes desde los tiempos de la
posguerra. El fordismo y la forma de desarrollo basada en los Estados nacionales centrados entró en
crisis.
            El movimiento estudiantil, al que también se integraron vastos sectores de trabajadores,
criticó el sentido de orden y progreso establecidos, al punto de convertirse en un movimiento político
que enfrentó los valores del positivismo. Pero más que eso, cuestionaba toda autoridad, cualquiera
que significara tradición, hasta convertirse en un movimiento que exigía una mayor racionalidad
social y la aspiración que el poder se sometiera a la obligación de justificar sus actos. Finalmente, la
posmodernidad fue un movimiento que impulsaba el cambio de la sociedad desde una perspectiva de
mayor racionalidad oponiéndose al cacareado pensamiento único. El respeto por la diversidad y la
reivindicación del pensamiento individual regresaron al centro de la preocupación en pos de la buena
vida. Que nada exterior perturbara la paz de los hombres y mujeres, aún de los marginados y
perjudicados; debía ser bueno liberarlos de la obligación de someterse a comunidad o espacio alguno
que los gobernara. “Déjennos jugar y permítannos hacerlo en paz”, era el mensaje de la
posmodernidad; desde niños enmarcados con flores hasta la parada del amor, formaron parte y se
convirtieron en ocupación y preocupación del así surgido movimiento alternativo.
            Los desarrollos contradictorios evidentes a partir de 1968 son para ser observados con
atención. Por otro lado, sería ingenuo pensar que esa revolución cultural no significaría un cambio en
las políticas económicas. Los desarrollos contradictorios se relacionan con la ambivalencia de las
posiciones teóricas del 68. De este modo es posible, de entre todas las diferencias, describir una lista
de elementos comunes.
 
Diversidad
            Los posmodernos promueven la diversidad, la convivencia a la par de diferentes teorías,
estándares morales y culturas. De tal manera que los postmodernos también critican algunas
pretensiones, por ejemplo que alguien pueda llegar a poseer la verdad.
            La pretensión de verdad sería la pretensión del poder y como tal debía denunciarse. En contra
de una uniformidad impuesta desde arriba proponen la fragmentación como un valor positivo. La
fragmentación rige en el capitalismo esencialmente a través de las estructuras del Estado y el capital
y de allí conforme al poder político y económico. A pesar de su pretensión crítica del poder, los
postmodernos legitiman de esa manera indirectamente la tendencia a la división social.
 
Relativismo
            El relativismo designa una corriente filosófica, la que afirma que la verdad o la falsedad de
un mensaje no sería evaluable ya que guarda relación con una persona o un grupo social. El
pensamiento postmoderno simpatiza con el relativismo, porque está en contra de la estandarización y
de la idea de la verdad universal.
            Se apoya sobre una idea de anti-objetivismo, ya que el ideal de objetividad contiene el
peligro de llegar a ser totalitario. El postmodernismo intenta exigir dentro de la ciencia lo que en la
cultura es la “multiculturalidad”: dejar coexistir la diversidad. Diferentes teorías ven como
enriquecedores los puntos de vista complementarios y las distintas formas de vida.
            El subjetivismo sigue junto al individuo, tal como éste ordena al mundo. La mayor debilidad
del postmodernismo reside en que esa posición limita al individuo, no sólo en sus posibilidades de
acceder al proceso del conocimiento, sino que también le impide participar y valorizar acciones
concretas. Al no existir ninguna instancia objetiva para la apreciación de lo común a todos los
hombres y mujeres, las distintas decisiones y acciones individuales igualmente valederas
imposibilitan de hecho cualquier valoración o comparación. Al acentuar que lo diferente es
igualmente valedero, puede conducir rápidamente a desvalorizar algo valorizable por considerarlo
insignificante. La consecuencia política de sobrevalor a la subjetividad resulta frecuentemente en
relativismo y ello paradójicamente conduce a la indiferencia ante los diversos e individuales puntos
de vista y los distintos estilos de vida.
            “El relativismo en la ciencia teórica contemporánea no es así en ningún caso una
contribución para hacer la sociedad relativamente abierta todavía más abierta, tal como parece opinar
Feyerabend. El habría logrado, en el caso de haber hablado sociológicamente, contribuir a la elección
de los motivos que ponen en peligro esta sociedad abierta. Puede llegar a mostrarse que el respeto a
la objetividad, la verdad en el sentido de la representación o más exactamente dicho, a la distinción
entre la pretensión de verdad de los mensajes empíricos por un lado y por el otro la validez político-
social de las normas (las que deben llegar a diferenciarse de su moral de bondad-justicia); una
suposición es no sólo para la ciencia, sino también para una forma de vida liberal-democrática.
Aquellas, las que intentan no precisar esta distinción, con intención o sin ella apoyan al
totalitarismo”.
            Investigar sobre los sin techo, los desamparados y la cultura de la pobreza como una forma
específica de modo de vida, describirla, puede ser una manera de poner la atención sobre esa cultura,
pero también puede servir como mecanismo para desviar la atención sobre las razones profundas que
condicionan su estilo de vida precario. El análisis de la cultura de los pobres sin echar una mirada
hacia la ciudad global para visualizarla en conjunto con los demás estilos de vida del resto de
habitantes de la ciudad, lleva a una fragmentación de la misma como unidad. De tal manera quedan
relativizados los diversos estilos de vida así expuestos como inconexos los unos con los otros. Por
ver el árbol no se visualiza el bosque.
 
La economía política y la postmodernidad
            La postmodernidad marca un profundo escepticismo frente a la economía. Se entiende a sí
misma como crítica a todo el discurso económico dominante. De allí su rechazo del marxismo, que
es visto como una teoría materialista y centrada en la economía. Cualquier tipo de técnica social es
sometida a idéntica crítica.
            La posmodernidad contribuye concreta y esencialmente a la deslegitimización de la
planificación económica y las intervenciones racionales del Estado en la economía. La
posmodernidad simpatiza más bien, con representaciones del sistema auto conducido, como ofrecen
los cientistas económicos con el paradigma del mercado, donde la oferta y la demanda alcanzan el
equilibrio. La posmodernidad entiende que el mercado no es ningún sistema auto conducido sino que
está altamente jerarquizado y es influenciado por la estructura de poder.
 
La dialéctica
            “La dialéctica es un método de pensamiento y de interpretación, que permite una explicación
del mundo tanto como de la naturaleza y de la sociedad-. Como método que observa el universo, la
dieléctica parte del axioma que todo se encuentra en movimiento y cambio continuo. Más todavía: la
dialéctica explica, que el cambio y el movimiento llevan consigo la contradicción y que los cambios
pueden tener lugar sólo a través de las contradicciones. En lugar de tratarse de una línea de progreso
ininterrumpida, se trata de una línea que es interrumpida por explosivos, repentinos espacios
temporales. En esos espacios de tiempo ocurren un sin fin de cambios paulatinos (cambios
cuantitativos), que en determinado momento, a través de una aceleración rápida, transforman
cantidad en calidad. La dialéctica es la lógica de la contradicción” (Woods, Grant 2002:56).
            “Todo fluye, todo está sometido a un permanente cambio”, opinó el filósofo griego Heráclito,
que fue el precursor de la dialéctica hace más de 2000 años. “No hay nada duradero fuera del
cambio” .
            “Nadie entra dos veces en el mismo río”. Un río es algo permanente, está por siglos sin
cambiar su curso; las piedras que están a sus orillas o en su cauce, la vegetación circundante y el
paisaje permanecen, pero en el río el agua fluye, se renueva, siempre es nueva y diferente. Todos los
años nadan otros peces, viven otros animales en su entorno. Si hoy se entra al tal río seguramente la
temperatura del agua será distinta que tres meses antes y así será después. Un río, siempre igual y a
la vez diferente es un ejemplo vivo para explicar las mutaciones, el permanente juego entre el
cambio y la persistencia; la estabilidad y las variaciones.
            En este sentido la imagen del río es una buena imagen para comprender en que consiste la
esencia de los procesos de desarrollo, la dialéctica entre el cambio y la permanencia, lo dinámico y lo
estático.
            Los desarrollos sociales, especialmente en el capitalismo, son procesos. Su dinámica no
puede ser considerada con un modelo lógico estático sino sólo con la dialéctica. El capitalismo es
caracterizado a través de esa dialéctica de avances y resistencias, de persistencia y desarrollo.
Algunos desean construir sus casas, sus jardines, sus sitios idílicos, otros en cambio prefieren
construir calles, rutas que impulsen el desarrollo económico. Dos modos de proponer la vida, dos
propuestas aparentemente enfrentadas. ¿Acaso la vivienda deberá ser demolida? No existe una
respuesta sencilla. Las mutaciones y lo inmutable deben armonizarse y el avance codo a codo debe
ser el sentido, el motor del desarrollo. Pero este proceso no se da por sí sólo como pretenden los
fundamentalistas del mercado. Necesita, por el contrario, de una práctica colectiva sólida y
permanente para poder concretarlo. Para ello es necesario construir una teoría que le brinde sustento.
 
La abstracción
            La abstracción es el proceso de conceptualización de los fenómenos y de los objetivos, donde
es separado lo más importante de lo menos importante.
            Un análisis acertado de lo concreto debe ir de la mano con la generación de abstracciones
convenientes. La superficie sólo puede comprenderse cuando se conocen y exponen las estructuras
profundas. Montañas, vegetación y ríos reposan sobre las capas que existen debajo. La geología
estructura la flora y la fauna. Lo mismo es válido para lo social. Las raíces históricas y geográficas
de las sociedades influyen sin duda sobre el presente. Por tal razón, para comprender los procesos de
desarrollo a través de teorías históricas y geográficas es necesario avanzar radicalmente hasta llegar a
sus raíces. El desarrollo del conjunto de la población dice muy poco sobre un lugar en particular si
no se conocen sus fundamentos sociales, sus estructuras económicas y políticas que permitan deducir
sus particularidades abstractas y sus relaciones.
 
Totalidad
            La totalidad como expresión del todo abarca las partes en conjunto, pero es a su vez más que
la suma de ellas. Entonces, analizar es observar cómo interactúan las partes, cómo ellas conforman
una unidad para de ese modo modificarse. En la confrontación de lo opuesto de las partes reside la
fuerza que motoriza el cambio permanente. De allí que el conocimiento -al igual que los desarrollos
sociales- nunca permanece estático, por el contrario es necesario tomar en cuenta los cambios
permanentes para hallar de ese modo el camino que permita encontrar una adecuada representación
de la realidad.
            Dentro de la totalidad existen relaciones internas cuyas propiedades muestran que: Los
elementos integran (1) una unidad o totalidad, ellos son (2) distintos y separados pero al mismo
tiempo (3) idénticos y a la vez (4) dependientes los unos de los otros. Se puede entender tal vez
mejor a través de un ejemplo: Emigrar a la ciudad y el éxodo rural forman (1) una unidad; mientras
(2) la urbanización construye un espacio y a través de la salida de los hombres y mujeres de su tierra
se destruye otro espacio social tradicional; ese fenómeno es conocido como urbanización y éxodo
rural (3) el mismo proceso de desestructuración espacial y la misma realidad (4) de modo que resulta
imposible lo uno sin lo otro.
            Así continúa un tránsito circular-acumulativo en los procesos de investigación que no son
meros círculos, sino que tal movimiento circular se expresa como un espiral.
            Para examinar el desarrollo económico de la ciudad de Montevideo, por ejemplo, es
necesario en primer lugar conocer el desarrollo económico de cada distrito. A su vez, el desarrollo
económico de esa ciudad es sólo una parte del desarrollo conjunto que está condicionado por
fenómenos políticos y socioculturales particulares. Las diversas disciplinas debieran utilizar
semejante óptica para abordar cualquier proceso de investigación. Finalmente se tendrá un dibujo de
toda la ciudad. De esta manera se puede reordenar el conocimiento sobre el desarrollo económico y
proponer nuevos supuestos acerca de las interrelaciones a partir de un nuevo piso, más relevante. La
misma ciudad en el siguiente escalón integra la nación hasta visualizarse en el mundo. Vista desde
esa gran unidad la ciudad aparece apenas como una parte, que influye sobre el todo y a su vez resulta
influenciada por él. Sobre esta base, la hermenéutica de la investigación de la parte y del todo sólo
permite conocimientos provisionales.
 
Contradicción
            La contradicción lógica es una falsa imagen de las relaciones en el pensamiento humano. Con
razón la lógica exige excluir tales contradicciones.
            Esto no se debe confundir con las contradicciones dialécticas, las que son parte de los
procesos de desarrollo reales. Las cosas son y no son. Se pueden convertir en su contrario, las plantas
sagradas en venenosas, electrones cargados negativamente convertirse en positrones positivos. Un
electrón, el que se asocia con un protón se espera que no se destruya, sino que produzca una nueva
partícula, un neutrón con carga neutral (Woods, Grant 2002:88). Tales contradicciones conviven en
procesos extremadamente dinámicos. Las cosas tienen un valor de cambio, que puede ser medido en
dinero, y un valor de uso que indica, qué necesidades satisface el bien. Las dimensiones cualitativas
y cuantitativas de las cosas, su universalidad y particularidad, juntas pertenecen y forman por eso una
unidad, aunque la valoración en dinero y la utilidad de las cosas frecuentemente difieren y de este
modo puede conducir a conflictos.
 
La dialéctica de lo abstracto y lo concreto
            La dialéctica reconoce que todo se encuentra en un proceso de cambio y desarrollo. La
dialéctica de lo concreto y lo abstracto suministra sin duda, el camino más adecuado para, paso a
paso y utilizando el conjunto de instrumentos, profundizar en la búsqueda de las interrelaciones
estructurales. Los hombres y mujeres necesitan directivas para poder, a partir de ellas, deducir ideas
y representaciones. Esas representaciones se pueden aprender, muchas veces lucen oscuras y
confusas, otras, pensadas y aceptadas por tradición y costumbre. Reflexionar ayuda a comprender
cómo los hombres y mujeres reducen la complejidad del mundo con la estructuración de esas
representaciones. El atractivo del positivismo y del fundamentalismo consiste en que expone la
complejidad con una apariencia de “clara” simplificación. Las estructuras no son por cierto leyes
naturales, no obstante pensar en ellas es útil para reconocer las interrelaciones. Estructurar tales
relaciones implica proyectar teorías que ordenan la realidad: ¿Con qué fundamentos se puede separar
lo importante de lo que no lo es? ¿Cuáles conceptos ayudan para intervenir en el mundo social, para
atenuar las injusticias y construir mayores espacios de libertad? Fundamentos, conceptos y teorías,
bien pueden considerarse como herramientas y, la elección de las mejores y posibles, adquieren
significado para los hombres y mujeres en la tarea de diseñar el mundo.
            Carlos Marx empleó para su crítica de la economía política consideraciones fundamentales
sobre las relaciones del análisis general y concreto. En la introducción a el “Grundrissen, la crítica de
la economía política” presentó firmemente que sería falso tomar acríticamente, lo real y lo concreto
-los datos- como punto de partida de la investigación. Estas son “las representaciones caóticas de la
totalidad”.
            El desarrollo de la población en una zona no dice en sí misma nada sobre el lugar, cuando no
es conocida la estructura política, económica y social y de ese modo se pueden descubrir
determinadas relaciones comunes abstractas. Para Marx los análisis concretos no son meras
descripciones sin bases teóricas, por el contrario lo concreto es fruto de elaborados trabajos teóricos
que se traducen en abstracciones.
            “Lo concreto es concreto porque es la síntesis de muchas certezas, la unidad de la diversidad.
De allí, el pensamiento surge como proceso de síntesis, como resultado, no como punto de partida,
aún siendo el verdadero punto de partida y su representación.” (Marx 1974: 21f)
            importante principio no alcanza para establecer, cómo tienen que observarse programas
concretos de investigación. Exactamente allí comienzan frecuentemente las debilidades de los
análisis marxistas, ya que no proporcionan suficiente claridad sobre cuestiones metodológicas. Por
un lado se han orientado los historiadores marxistas, como E.P. Thompson o Eric Hobsbawn, en la
forma de proceder global en Marx, cómo trabajó Marx, en el primer tomo del capital, en la
descripción del sistema de fábricas inglés. Por otro lado, no ha resaltado el marxismo ninguna clara
posición para la cuestión de cuantificabilidad, que se diferencie del racionalismo crítico. Si se toma
de Marx seriamente el método abstracto, que se basa en la conceptualización, pierde significado el
problema de la generalización de su tesis abstracta, como por ejemplo el caso de la tasa de ganancia.
El objetivo de su investigación fue descubrir “las leyes del movimiento de la economía en la
sociedad moderna” (Marx 1983: 15). Además se sirve Marx del método de la crítica, con lo cual la
lógica, o sea el pensamiento consecuente, determina la marcha de la argumentación. En este sentido
se trata de una investigación abstracta en un sentido doble. Para unos es abstracto considerando el
plano de la expresión conceptual, es decir, abstracto en el sentido del realismo. Para otros es también
real “abstraido de las motivaciones y de la interpretación de actores concretos ” (Görg 1994b:106).
Marx instauró en la tradición científica la economía política. En vez de tomar teorías de otros y
probarlas empíricamente, Marx contrastó el análisis crítico conceptual con otros pensadores.
            Lo concreto y con ello la investigación empírica está presente desde el comienzo hasta el
final del proceso de investigación. Investigar es un proceso circular, pero que nunca regresa al punto
de inicio sino que avanza en espiral. Un programa de investigación circular-acumulativo produce, a
través de la dialéctica de lo concreto y de lo abstracto, la base del conocimiento. Investigar un
fenómeno hasta sus detalles proporciona miradas sobre las estructuras esenciales de los fenómenos.
El conocimiento empírico es importante, por ejemplo, para reconocer las diferencias de estructura
entre las familias de los campesinos y de los trabajadores o de las capas medias; o, para comprender
adecuadamente los fenómenos vinculados al desarrollo de la población es necesario conocer el modo
diverso en que es abordada la planificación familiar por hombres y mujeres y sus fundamentos. Esto
nos retrotrae nuevamente al tema de la formación de teorías. Género y condición de clase se
muestran como abstracciones que reproducen las conductas humanas como incertidumbres. Para
abordar estos fenómenos, los de clase, género y muchos más es necesario considerarlos a través de
investigaciones interdisciplinarias consistentes. Con estos conceptos en nuestras cabezas es posible
observar lo concreto con otros ojos, adquirir otra dimensión de verdad. De hecho allí reside su
fundamento. Las generalizaciones son insuficientes, es necesario evaluar las abstracciones
relevantes, como la condición de clase, las diferencias de género y muchas otras que forman parte de
un destino común, el de asumir lo concreto como un problema de toda una población que en
conjunto hacen al desarrollo de un espacio determinado. Los análisis contextuales se erigen así en
conjunto, por un lado, como conocimiento detallado de lugar y, por el otro, como generadores de
teorías a través de abstracciones apropiadas. Por eso es necesario investigar en profundidad con el
propósito de interrelacionar las partes y así poder identificar las estructuras.
 
Economía política e investigación social interpretativa
            La investigación social interpretativa se basa en el diálogo y en la disposición a aprender lo
nuevo. La generación de nuevos conocimientos en la ciencia fluye en un diálogo de los que tienen
conocimiento de igual modo que en la comunicación con los actores sociales. Así el arte es también
aprendizaje.
            Una política económica que se orienta en la investigación social interpretativa, une el respeto
frente a los actores sociales, con el derecho a tener en cuenta los conocimientos científicos.
Relaciona la ciencia con la democracia, en cierto modo una tecno-democracia, la que reúne los
expertos con los afectados, conocedores de la vida cotidiana. El presupuesto participativo en Porto
Alegre es un ejemplo de una forma satisfactoria de tecno-democracia.
 
Investigación interdisciplinaria
            Política y economía son partes de áreas sociales. La economía y las ciencias políticas son
disciplinas científicas. Los procesos económicos, políticos, sociales y culturales no son encasillables
en ningún sistema especial y tampoco pueden ser analizados por una única disciplina. Porque el
mundo en el que vivimos representa una unidad contradictoria, una así denominada totalidad, la
economía es entendible sólo intercalada en la política, la cultura y la sociedad. Una mirada global
debe ser abarcativa, sea ella inter- o transdisciplinaria.
            Las explicaciones científicas, políticas y económicas son fragmentadas cuando son hechas
únicamente por especialistas de disciplinas separadas. Ellas deben ser intercaladas en un análisis
científico social e investigarse interdisciplinariamente.
            La teoría económica se inclina a comprender sus conocimientos como leyes naturales. Así
afirma la teoría económica dominante, la neoclásica, que la ley de la oferta y la demanda tiene
validez independientemente del espacio y del tiempo. Este mensaje puede ser criticado tanto en el
marco de un análisis político económico, como también cuando se exponen con absoluta claridad los
fundamentos teóricos científicos de la teoría neoclásica. Es imposible entender a la sociedad con los
conceptos y métodos de las ciencias naturales. Por eso el positivismo , en el que se basa la teoría
neoclásica en las ciencias sociales, tiene sus límites.
            La investigación social interpretativa estudia al mundo como una unidad, mientras el
pensamiento desde cada disciplina fragmenta la percepción de la realidad. Pensar dentro de
disciplinas es disciplinar el pensamiento. Es necesario aunar las energías, aportar las partes para
lograr más amplitud y claridad. Entonces es necesario en lugar de investigaciones paralelas y
fragmentadas, que algunas veces terminan siendo fundamentalistas, construir una explicación
universal. Por otra parte, la mirada sobre el todo es la mejor protección frente al pensamiento y la
acción del fundamentalismo.
            Ver al mundo como una unidad en la contradicción, es decir verlo como una totalidad,
fortalece la conciencia de la legitimidad de la convivencia de las distintas interpretaciones de la
realidad. Una mirada dialéctica del mundo es al mismo tiempo una mirada frente al mundo y frente a
uno mismo con actitud crítica. Ella demanda, sin duda, reflexión y autorreflexión.
 
Disciplinas
            Las disciplinas son áreas de las ciencias que se distinguen por sus propias teorías, reglas y
métodos. Exigen para sí, a causa de sus conocimientos detallados, tener competencia en
determinadas áreas temáticas. Las disciplinas producen especialistas y parcelan el conocimiento. De
esta manera la ciencia aspira a contribuir al progreso social. Las disciplinas producen al mismo
tiempo una percepción fragmentada de la realidad, porque es muy difícil lograr un análisis y un
diálogo integrado de especialistas de distintas áreas.
            Las disciplinas cerradas, al abordar sólo una parte temática terminan limitándola, encerrando
los problemas en un ajustado corsette. De este modo las disciplinas científicas sólo reclutan a sus
pares. Otros pensadores, los que opinan de otro modo son vistos con cierto escepticismo por las
propias corporaciones científicas. Ser disciplinado significa gozar orgullosamente de la propia
sustancia, observar lo propio en desmedro de lo general. No obstante, quien quiera estudiar para
comprender, y no meramente para conseguir mejores chances en el mercado laboral, necesitará
estudiar para poder ver los problemas desde diversas ópticas. Para ello, el trabajo interdisciplinario o
sea transdiciplinario llegó a ser un nuevo slogan. El análisis desde una sola disciplina permite
abordar un problema parcialmente, extiende su estudio sólo sobre una parte escasa del mismo
dejando de lado el conjunto.
            La ciencia económica es una disciplina, que no se interesa prioritariamente por la explicación
del sistema económico. Mejor dicho, suministra un método, el de la optimización, con el que se
pretenden explicar las más diversas áreas sociales, desde la economía hasta la cultura. Un chiste de
economistas dice, que para los economistas la realidad sería sólo un caso especial, un special case.
 
Los paradigmas
            Los paradigmas son conceptos y visiones del mundo. Ponen a disposición lentes para con
ellos ordenar la realidad. Estructuran el pensamiento, como ocurrió en las disciplinas. Sin embargo
los paradigmas son a menudo interdisciplinarios. En las ciencias económicas hay tres paradigmas.
            El neoclásico, que se basa en el individualismo metodológico.
            El keynesianismo, que se basa en los agregados y que entiende la sociedad como una
máquina compleja. La economía política, que surge de las clases sociales e investiga los intereses de
los distintos actores socioeconómicos.
            El concepto fue popularizado por Thomas Kuhn en su libro sobre la revolución científica.
 
Las ciencias interdisciplinarias
            El estudio interdisciplinario significa abordar un problema simultáneamente con la visión de
distintas disciplinas, principios y a menudo, incluso, paradigmas observando sus diversos
componentes y de ese modo conseguir una visión más aguda, más completa. La interdisciplinareidad
trabaja con distintas disciplinas al mismo tiempo, por ejemplo, se forman equipos de trabajo con
integrantes que provienen de distintas áreas. De ese modo fluyen diferentes puntos de vista en el
trabajo colectivo.
            ¿Qué ve un antropólogo cuando investiga programas de pequeños créditos? ¿Qué un
economista o un estudioso del desarrollo social? La economía permite conocer sobre costos y
beneficios, tasas de interés, ganancias obtenidas y aumento de las transacciones. Los economistas
juzgan el éxito de tal o cual programa a partir de los resultados económicos, manejan los “grandes
números” y luego pueden comparar los resultados con otros programas similares. Desde la
sociología pueden estudiarse diversos actores, pequeños bancos y las relaciones con su personal
contratado, los generosos donantes de los países del Norte, los pequeños emprendimientos llevados
adelante por mujeres o niños que quedan abandonados, sin cuidados o en el mejor de los casos
obligados a trabajar en empresas familiares. Los sociólogos estudian las relaciones entre diversos
actores sociales, observan los conflictos de poder y los registran como modelos culturales
representativos. Los antropólogos a su vez, procuran demostrar el peso, la influencia que ejerce el
dinero al interior de las pequeñas comunidades, pequeños pueblos y aldeas. Ellos reconocen, por
ejemplo, el efecto negativo que ejerce la economía del dinero respecto a las viejas y sólidas culturas
y prácticas de distribución en las aldeas comunitarias. También observan suficientemente lo que de
todas maneras permanece inmutable, por ejemplo y frecuentemente en las profundas estructuras
patriarcales, así como en lo atinente a los espacios y roles de poder en general.
            El trabajo interdisciplinario organiza la intercomunicación entre las distintas investigaciones.
Cada uno aporta su propia mirada y a través del diálogo, el intercambio y la discusión pueden armar
y mostrar el cuadro completo, lo que constituye un trabajo más rico que las observaciones parciales.
 
Traducción
            En el marco de las investigaciones interdisciplinarias, cada disciplina por separado se expresa
a través de distintos lenguajes: El mundo del cálculo del costo-beneficio tiene poco que ver con la
cultura y la religión, por ejemplo.
            Para una buena investigación interdisciplinaria de fenómenos complejos es necesario tener la
capacidad de comprender el significado de cada una de esas miradas para así poder abordar el
desarrollo como una unidad, un todo. Es necesaria una adecuada traducción de los diversos lenguajes
para poder hacer comprensible cada una de las disciplinas por parte de las otras. El centro de la
investigación interdisciplinaria, su esencia, reside precisamente en lograr esa adecuada traducción.
Tampoco existe ningún lenguaje transdisciplinario, que sea aceptado por todas las disciplinas y
teorías.
            La dificultad mayor surge cuando alguna disciplina pretende en el transcurso del diálogo
imponer su propia mirada como la única. La investigación social interpretativa no parte de
preconceptos, no asigna a priori valores absolutos a disciplinas particulares, sino que en el diálogo
reside su fuerza. Para ello es necesaria la discusión pública, integrar y conocer las distintas
disciplinas con sus propios lenguajes y modelos en que se expresan. Costos, utilidades, ganancias,
por un lado; poder, sistemas sociales y perseverancia por otro; y finalmente, ritos, ceremonias y
status nuevamente por otro.
            Para que un diálogo interdisciplinario resulte fructífero es necesario que el mismo se
desarrolle en un ámbito común. Crear ese ámbito común es el objetivo de la investigación social
interpretativa. Finalmente, está claro cuánto hay que trabajar para lograr que la economía resulte tan
comprensible como el conocimiento científico de las lenguas o de otras ciencias sociales.
 
La crítica como posición fundamental
            El conocimiento científico tiene como una de sus principales tareas formular preguntas con el
objetivo de cuestionar los consensos sociales y el conocimiento existente. Para el conocimiento la
crítica es relevante, es importante criticar y producir disensos. El conocimiento siempre puede ser
ampliado, completado, para ello deber ser amplio y abierto, pensar en nuevas ideas, crear el espacio
para la creatividad.
            La crítica es el primer paso para superar lo existente, una cierta manera de invocar el deseo
de buscar otros caminos, otros modos de hacer lo diferente. De este modo emergen nuevos espacios
posibles para futuros procesos.
            Asimismo, resulta imprescindible formularse preguntas acerca de la ética y aunque no todas
tengan futuro posible, su formulación tiene importante valor en sí mismo. Los investigadores deben
reflejar coherencia entre su trabajo de investigación y sus propias actitudes cotidianas. No es posible
investigar procesos de desarrollo de lunes a viernes para luego consagrar los sábados y domingos a la
vida privada o política. Los investigadores son parte de ese proceso, las decisiones al respecto, qué y
cómo investigar y de qué modo transmitir ese conocimiento producido forma parte del proceso de
desarrollo.
            Teoría es práctica y eso es así independientemente del deseo de los teóricos. Pensar es así una
forma de la práctica y en el propio estilo de vida se debe poder reconocer la producción del
conocimiento. En esencia se trata del pensar y del proceso en torno al pensamiento, no aceptar por
completo lo estructurado y construir espacios para crear otra práctica distinta.
            Qué piensan y desean los hombres y mujeres en general es comprensible ya que forma parte
de su propio accionar estructural. Es una construcción individual de la realidad pero que no está
exenta de otras influencias exteriores. Cuando participan muchas personas o comparten esas
construcciones, devienen en construcciones sociales, ninguna verdad y conclusión de reflexión, sino
únicamente un momento de un análisis dialéctico.
 
Ciencia transdisciplinaria
            La transdisciplinaridad aspira a desarrollar un metalenguaje que sea comprendido por todas
las disciplinas. Lograr un metalenguaje semejante es muy complicado a causa de la variedad y la
especialización de las disciplinas. Además, a causa del acoplamiento del saber y el poder, no es
deseable, pues sería muy grande el peligro de convertirse en un nuevo discurso autoritario.
            Elaborar un lenguaje común es un intento tentador. La transdisciplinaridad es por lo tanto el
objetivo de una ciencia democrática, la que organice el diálogo entre personas de diferentes
pareceres. Respetar las diferencias, pero al mismo tiempo intentar llegar a un acuerdo. El diálogo
entre las diferentes disciplinas, teorías y discursos forma el fundamento de la investigación
transdisciplinaria. Esta posibilita la integración de distintos principios, cuando la investigación es
entendida como un proceso de interpretación mientras son integrados los diferentes accesos
disciplinarios.
            Aspectos significativos de la economía política internacional, como modernización,
migración, género o poder, no son ordenables en ninguna disciplina. De allí que los problemas
económicos en el marco de la economía no son explicables suficientemente, de igual modo como los
politólogos tienen el monopolio de las explicaciones de los asuntos políticos o los sociólogos para
los problemas sociales.
            La investigación transdisciplinaria trata, acompañada de una racionalidad práctica
(phronesis), de la solución concreta de un problema práctico.
 
El diálogo como método
            Diálogo significa que la investigación interpretativa, que aborda lo otro y lo diferente enseña
a ser crítico con los criterios propios. Para ello es necesario que los investigadores, con una empatía
fundamentada, se sumerjan delante del sitio de la vida y de esa manera acepten que deben
obligatoriamente, les guste o no, acercarse a nuevas opiniones y criterios. La pertenencia de los
interpretadores a su búsqueda temática deberá ser reconocible, los criterios e ideas deben ser
reflexionados, adaptados y de ser necesario deberán ser verificados. De ese modo avanza el curso de
la investigación a través de afirmaciones y simplificaciones, que son sólo posibles mediante un
proceso crítico de permanente autoreflexión. El objetivo no es acercarse sin prejuicios al mundo.
Esto es imposible. Sin embargo se trata de la ampliación del propio horizonte en el diálogo con los
otros. Este es un principio fundamental de una comunidad democrática.
            Esta forma específica de la investigación de campo como proceso de fusión entre el
pensamiento y la vida de los hombres y mujeres en un sitio determinado es señalado por la
antropología como going native. No es posible una buena investigación sobre procesos de desarrollo
locales sin una dosis de going native: Los investigadores necesitan -dependiendo del caso, en mayor
o menor grado- hablar con la población local en su lengua, compartir sus comidas, sus danzas y su
trabajo. Pero el going native tiene sus límites. Así cita Tzvetan Todorov, un búlgaro residente en
Francia a Hugo von St. Victor: “Tiene tiernos sentimientos el que siente dulce su patria, diferente y
opuesta es la actitud de aquellos para los que cualquier suelo es su patria, no obstante, perfecto es
aquél para el que todo el mundo es una tierra extraña”. Para la comunidad científica este nuevo
espacio de investigación no puede ni debe convertirse en la nueva “patria recuperada”. Junto a los
problemas prácticos, un going native radicalizado conduce al acoplamiento con lo investigado que
proviene de esa sociedad. De este modo, la investigación como diálogo con otra parte puede llegar
ser comprendida sólo de manera fragmentada.
 
Democracia como orden de la sociedad
            La enseñanza del arte de la interpretación abre un marco en el que las diversas disciplinas no
transitan por vías paralelas sino por el contrario se comunican las unas con las otras. Interpretar
significa equilibrar, opinar y conducir al diálogo. Estos rasgos constituyen las aptitudes esenciales de
toda cultura democrática. Se trata pues del arte de las relaciones abiertas con los hombres y las
mujeres, la contextualización de los asuntos en el pasado histórico y tal vez lo más importante, se
trata de la relación con las contradicciones. El proyecto de una investigación social interpretativa
fuerza de este modo las torres de marfil del sistema de investigación y se convierte así en un
proyecto para la convivencia democrática.  

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