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Imposición de manos.

La Imposición de manos es una práctica religiosa que se encuentra en diversas partes del mundo
asociada a múltiples religiones.

En algunas iglesias cristianas, esta práctica se considera un arte o método de sanidad y de


bendición, dado a los hombres, de parte de Dios, o por la fuente universal de energía, en el caso de
otras religiones. Puede realizarse en forma de oración o de otras representaciones simbólicas,
como los bautismos. También se hace en la ordenación sacerdotal, de ministros, de ancianos, de
diáconos y otros creyentes, dependiendo de las directrices del religioso que dirige la ceremonia.
Este, junto a otros sacramentos y ceremonias religiosas, forma parte de la vida devocional del
individuo y de la congregación.

La Doctrina

Según la biblia la imposición de manos es una doctrina, junto con la resurrección y el juicio
eterno. También era y es usada en las iglesias para dar autoridad para alguna asignación, para
comunicar el don o algún mensaje del Espíritu Santo, así como para evangelizar y para la curación
de los enfermos, junto con el uso de aceites medicinales, o el Aceite de la unción santa dado por
dios para santificar.

Historia

En el Judaísmo

Las primeras referencias bíblicas sobre la Imposición de manos y sus raíces se pueden trazar en las
creencias del judaísmo. En tiempos bíblicos la práctica de la Imposición de manos sobre otro
individuo tenía mucho que ver con la transferencia de poder o autoridad de un patriarca sobre el
siguiente en la línea de mando, es así el caso de Moisés y Josué Números 27:18-21.

Aarón, por ordenanza de Dios, puso sus manos sobre el macho cabrío Levítico 16:21 en lo que
sería la festividad del día del arrepentimiento. La idea era que por medio de este acto los pecados
del pueblo fueran transferidos al macho cabrío y este a su vez regresara a donde provenían, al
desierto o Azazel, dependiendo de la traducción y la interpretación.

Este acto sentaría las bases para el ritual sacerdotal del perdón de los pecados al pueblo, practicado
por los judíos hasta la destrucción del templo, al igual que para la ordenación sacerdotal.

Al igual que Jesucristo puso sus manos para bendecir a los niños y en algunas ocasiones para
sanarles de alguna enfermedad.

En la Cristiandad
La práctica de la Imposición de manos en los inicios de la iglesia cristiana, es asociada al
Bautismo en el Espíritu Santo, el libro de Los Hechos de los Apóstoles lo narra así Hechos 8:14-
20.

En el Cristianismo Primitivo, los apóstoles imponían sus manos sobre algunos creyentes, que
cumplían con unos requisitos básicos para llamarlos al servicio de la obra de Dios; estos creyentes
eran puestos primero en oración, para que Dios diera el visto bueno Hechos 6:3-4. El crecimiento
masivo de la Iglesia Primitiva, demandaba cada vez más tareas para los apóstoles, es por eso que
los apóstoles se vieron en la necesidad de convocar a la multitud de discípulos que ya habían
entregado sus vidas a la fe de Jesucristo, para buscaran entre ellos a esos hombres que se
necesitaban para el ministerio o servicio; luego de ponerlos en oración y de examinar sus 'hojas de
vida', por decirlo de alguna forma, eran puesto a consideración de los apóstoles, si a ellos les
parecía bien y el Dios les daba testimonio de estas personas oraban por ellos imponiendo sus
manos sobre ellos Hech 6:5-6.

El libro de Hechos de los Apóstoles nos describe otras acciones y cosas por las los cristianos
primitivos también imponían sus manos, hay que aclarar que siempre que se imponían las manos
se oraba o se declaraba alguna palabra, pero siempre en el nombre de Jesús o de Dios, claro que si
se mira detenidamente estas prácticas ya veían desde el Antiguo Testamento, estos son algunos
ejemplos:

Imposición de Manos Para Bendecir.

Imposición de Manos Para Consagrar Ofrendas.

Imposición de Manos Para Ordenación al Servicio de Dios.

Imposición de Manos Para Sanar.

Imposición de Manos Para Ministrar El Espíritu Santo.


E. IMPOSICION DE MANOS

Referencia Bíblica:

Marcos 16:18 “. . . sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.”

Este también es el ministerio del anciano (el pastor) que ora. Esto aparece en la lista de señales que
seguirán a los que creen. Dios honra el ministerio de imposición de manos, y a través de esta
acción, el poder de Dios está impartido.

Hay un ministerio definido de imposición de manos.” El apóstol Pablo le exhortó a Timoteo que
no descuidara el don que le fue dado con la imposición de manos (1 Timoteo 4:14; 2 Timoteo 1:6).

LA IMPOSICIÓN DE MANOS

Uno de los gestos más repetidos en la celebración de los Sacramentos es la imposición de manos.

ES éste un gesto en verdad polivalente, con la elocuente expresividad de unas manos que se
extienden sobre la cabeza de una persona o sobre una cosa, a ser posible con contacto físico. Puede
indicar perdón, bendición, transmisión de fuerza... Su sentido queda concretado por las palabras
que le acompañan en cada caso: "yo te absuelvo de tus pecados", "envía, Señor, tu Espíritu sobre
este pan y este vino", "envió Señor la fuerza de tu Espíritu sobre estos siervos tuyos"...

La mano ha sido siempre símbolo de la fuerza, del trabajo, de la comunicación interpersonal: la


mano de Dios que obra proezas, la mano del hombre que manda, que pide, que toca, que
comunica... La mano que quiere expresar la transmisión de algo invisible.

El modo mejor para captar el sentido de la imposición de manos es repasar, aunque sea
brevemente, los pasajes bíblicos del A.T. y del N.T. en que este gesto es empleado, y también su
realización actual en los Sacramentos.

Su sentido en el A.T.

En verdad este signo lo hemos heredado del lenguaje simbólico de Israel en el que es muy variado
el significado que se le da. A veces significa bendición. Así Jacob bendice a sus nietos Efraím y
Manasés, los hijos de José, "extendiendo su diestra y poniéndola sobre la cabeza de Efraím, y su
izquierda sobre la de Manasés", mientras pronunciaba las palabras de bendición: "Dios... bendiga a
estos muchachos, y multiplíquense y crezcan en medio de la tierra" (Gen 48,14-16). También
Aarón, en su calidad de sacerdote, "alzando las manos hacia el pueblo, le bendijo" (Lev 9,22).

Otras veces el gesto quiere indicar la consagración para una tarea, la designación de una persona
para una misión. Moisés, por ejemplo, y por encargo de dios, eligió a Josué como sucesor suyo, y
delante de todo el pueblo "le impuso su mano" y le transmitió las órdenes divinas, para que
condujera a su pueblo con autoridad (Núm 27,18-23). Por eso se podrá decir después: "Josué
estaba lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés le había impuesto las manos" (Deut 34,9).

Con frecuencia la imposición de las manos tiene un tono sacrificial. Se hace el gesto, por parte del
sacerdote o de los asistentes, sobre la cabeza del animal que va a ser sacrificado. Es algo más que
el mero señalar: de alguna manera se quiere indicar que las personas se quieren identificar con el
animal ofrendado a Dios (cfr., por ejemplo, Lev 1,4; 3,2; 4,15 8,14.18.22). El rito más solemne
sucede en la fiesta de la Expiación cuando un macho cabrío es enviado al desierto "cargado con los
pecados del pueblo, cosa que se simboliza con la imposición de manos: "imponiendo ambas manos
sobre la cabeza del macho cabrío vivo, hará confesión sobre él de todas las iniquidades de los hijos
de Israel y de todas las rebeldías y todos los pecados de ellos, y cargándolas sobre la cabeza del
macho cabrío, lo enviará al desierto" (Lev 16,21-22).

El gesto simbólico significa, pues, según las circunstancias, la invocación de los dones divinos
sobre una persona, su designación y consagración para una tarea oficial, la elección y consagración
de una ofrenda sacrificial, la comunicación de poderes y fuerzas...

La imposición de manos en el N.T.

En el N.T. la acción de imponer sobre la cabeza de uno las manos tiene también significados
distintos, según el contexto en el que se sitúe. Ante todo puede ser la bendición que uno transmite
a otro, invocando sobre él, en último término, la benevolencia de Dios. Así Cristo Jesús imponía
las manos sobre los niños, orando por ellos (Mt 19,13-15) En los textos paralelos se dice que la
gente le presentaba los niños "para que los tocara", y él "abrazaba a los niños y los bendecía
imponiendo las manos sobre ellos" (Mc 10,13-16): la imposición era, pues, también contacto fisco.
La despedida de Jesús, en su Ascensión, se expresa también con el mismo gesto: "alzando sus
manos, los bendijo" (Lc 24,50).

Es una expresión que muy frecuentemente va unida a la idea y a la realidad de una curación. Jairo
pide a Jesús: "mi hija está a punto de morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se cure y
viva" (Mc 5,23). Le presentan al sordomudo de la Decápolis "y le ruegan que imponga sus manos
sobre él" (Mc 7,32), y asimismo al ciego de Betsaida: "le impuso las manos y le preguntó...
después le volvió a poner las manos en los ojos y comenzó a ver perfectamente" (Mc 8,23-25). Era
el gesto más repetido en las curaciones: "todos cuantos tenían enfermos de diversas dolencias se
los llevaban, y poniendo él las manos sobre cada uno de ellos, los curaba" (Le 4,40). No es de
extrañar que la expresividad del signo se prolongue en el encargo que Jesús hace a sus discípulos:
"los que crean... impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien" (Mc 16,18). Pablo,
que fue curado precisamente por la imposición de manos por parte de Ananías (Act 9,17), curará a
su vez al padre de Publio: "entró a verle, hizo oración, le impuso las manos y curó" (Act 28,8-9).

El Espíritu de Dios se da a una persona o a una comunidad íntima y misteriosamente. Pero por lo
general hay un signo exterior que expresa esta donación, y a la vez la mediación eclesial. Es el
caso de los bautizados de Samaria, que reciben la visita de los apóstoles Pedro y Juan para
completar su iniciación cristiana: "les impusieron las manos y recibieron el Espíritu Santo" (Act
8,17). Lo mismo sucedió con los discípulos de Éfeso, "habiéndoles Pablo impuesto las manos,
vino sobre ellos el Espíritu Santo y se pusieron a hablar en lenguas y a profetizar" (Act 19,6).

Imponer las manos sobre la cabeza de una persona significa, en otros varios pasajes, invocar y
transmitir sobre ella el don del Espíritu Santo para una misión determinada. Así pasa con los
elegidos para el ministerio de diáconos en la comunidad primera: "hicieron oración y les
impusieron las manos" (Act 6, ó). Pablo y Bernabé son elegidos y enviados por la comunidad a
una nueva misión apostólica: es un momento importante en la historia de la primitiva comunidad.
El gesto es expresivo: "después de haber ayunado y orado, les impusieron las manos y les
enviaron" (Act 13,3). Por eso Pablo podrá recordar a otro ministro de la comunidad, Timoteo, el
gesto sacramental que estaba en la raíz de su misión: "no descuides el carisma que hay en ti, que se
te comunicó por intervención profética mediante la imposición de las manos del colegio de
resbíteros"

(1 Tim 4,14; cfr.2 Tim 1,6).

También aquí es polivalente el gesto simbólico, pero siempre expresivo de una transmisión de algo
oculto: una bendición, el don del Espíritu, la fuerza divina para una misión, la curación espiritual y
corporal...

Así puede terminar su estudio sobre la imposición de las manos un autor como Coppens, en 1925,
con estas palabras: "la imposición de manos es un antiquísimo rito de bendición y consagración
que expresa la toma de posesión por Dios de una persona o de una cosa, y por la que queda llena
del Espíritu Santo".

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