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Después de la derrota que sufrieron las fuerzas floreanas bajo el mando de Carlos
Wright en la hacienda La Elvira, Flores tuvo que rendirse tras la creación de un
gobierno provisional en todo el país que desconocía su autoridad por medio del golpe
de estado. Finalmente el 17 de junio se firma un tratado por lo cual quedó
oficialmente asentada la capitulación de Flores, y marcaría el inicio de una nueva
forma de gobierno en el país de carácter civilista-militar conocida como período
marcista.
Antecedentes
Tras la creación de la República del Ecuador, después que los territorios que
conformarían dicho estado pertenecieran a la Gran Colombia, se convocó a una
asamblea constituyente para el 10 de agosto de 1830, con el fin de redactar una
constitución para el nuevo país. Debido a una mala organización, la asamblea se
reunió en Riobamba el 14 de agosto con 20 diputados y redactó la primera
constitución política del Ecuador.[Nota 1] Entre las resoluciones que se tomaron en
aquella Convención Nacional se encuentra la decisión de designar al general Juan
José Flores como Presidente de la Nación.[Nota 2]
El gobierno de Juan José Flores tuvo falencias en el aspecto económico, debido a las
asignaciones de pagos de sueldos a funcionarios públicos, favoreciéndose con ello la
cúpula de gobierno y perjudicando a los funcionarios de bajo nivel. También no
tenían pagos las tropas del ejército, por lo cual varios batallones se sublevaron. El
producto de la mala administración económica se vio reflejado en la falta de obras
públicas y en las deudas internacionales contraídas. Su poder estaba apoyado por la
poderosa aristocracia de los terratenientes de la serranía (especialmente en Quito).
El período de gobierno de Flores terminó en 1834, dando con ello paso a la
administración del guayaquileño Vicente Rocafuerte de pensamiento liberal y
apoyado por la creciente fuerza de los comerciantes y banqueros del litoral. Las
políticas aplicadas por Rocafuerte se basaban en la defensa de la libre empresa, la
expansión del comercio, y en ciertos casos el anticlericalismo. Ciertamente estas
acciones favorecían a las ideas progresistas de Guayaquil, mientras entraban en
conflicto con la élite serrana. Rocafuerte decidió convocar un congreso constituyente y
con ello se redactó la II Constitución.
Luego del mandato de Rocafuerte, el general Juan José Flores volvió a ocupar la
presidencia de la república, este período comenzó en 1839 y se estimaba su
culminación para 1845.[Nota 3]
Constitución de 1843
Artículo principal: Constitución de Ecuador de 1843
El general Flores tuvo que gobernar con la Constitución de 1835 durante los primeros
años de su segundo período de gobierno, lo cual no le daba las facilidades para
instaurar su modelo de gobierno conservador nuevamente. Debido a esto, el
presidente ordenó la creación de una nueva Convención Nacional con el objetivo de
redactar una nueva constitución en bases a sus criterios de gobernabilidad.[Nota 4]
Otros inconveniente fueron los requisitos para ser ciudadano, ya que para serlo se
debía poseer una propiedad de 3000 pesos o una renta de 300 pesos. La libertad de
imprenta también fue fuertemente restringida que se estipulaba castigos hasta para
los vendedores de diarios impresos en el exterior. Por último, el presidente se dio
amplias facultades como elegir a los jueces, autoridades eclesiásticas y militares, entre
otros.
Revolución
Inicio de la revolución
Los promotores del movimiento eran José Joaquín de Olmedo, Vicente Ramón Roca,
y Diego Noboa. También desde el Perú, el ex presidente Vicente Rocafuerte arremetía
en sus escritos en contra de Flores, lo cual generó conciencia en el pueblo. La parte
armada del movimiento estuvo a cargo del general Antonio Elizalde. Y también se
recibía ayuda económica por parte de la cúpula de comerciantes y banqueros
guayaquileños.
Capitulación de Flores
Bandera nacional de Ecuador adoptada tras la Revolución marcista en 1845. Esta
bandera sustituyó al tricolor colombiano que se había adoptado en 1830.[Nota 8]
El presidente Juan José Flores se atrincheró en su hacienda "La Elvira", a las afueras
de Babahoyo, mientras que sus tropas estaban encabezadas por Carlos Wright. Dicha
hacienda se convirtió el fortín para los combates contra los revolucionarios dirigidos
por Elizalde, quienes en los dos primeros enfrentamientos soportaron derrotas, sin
embargo, finalmente vencieron a las fuerzas gobiernistas con el apoyo de Urbina.
Juan José Flores fue obligado a capitular el 17 de junio en la hacienda "La Virginia",
de propiedad de José Joaquín de Olmedo, con lo cual entregaría el poder al gobierno
provisorio marcista. Sin embargo, en los términos de la rendición se pactó la firma de
un convenio, con el se le daría varios beneficios al general Flores.
Consecuencias
El derrocamiento del general venezolano Juan José Flores significó el comienzo de
una nueva etapa en la política ecuatoriana, denominada "período marcista". Tras los
Convenios de la Virginia, se instauró oficialmente el gobierno provisorio que se había
levantado en Guayaquil con anterioridad. El triunvirato de José Joaquín de Olmedo,
Vicente Ramón Roca y Diego Noboa gobernó desde el 18 de junio de 1845 hasta el 8 de
diciembre de ese mismo año.
La decisión de anular los tratados causó que el general Flores tratase de invadir al
Ecuador con ayuda de España, lo cual no prosperó al no conseguir el apoyo
requerido. El triunvirato se disolvió el 8 de diciembre cuando se eligió para la
presidencia a Vicente Ramón Roca, al haber sido electo por la asamblea con 27 votos
a favor, contra los 13 restantes que fueron otorgados a José Joaquín de Olmedo.
El gobierno de Roca inició la etapa civilista del período del marcismo la cual duró solo
5 años hasta la llegada del general José María Urbina al poder, con lo cual se
reinstauró el militarismo (aunque nacional, a diferencia del extranjero del
floreanismo) tras un golpe de estado a Diego Noboa en 1851. Sin embargo el período
marcista duraría hasta 1861, tras la llegada a la presidencia de Gabriel García
Moreno, con lo cual se instauró un nuevo modelo de gobierno de carácter
conservador.
La historia
Artículo principal: Revuelta de Haymarket
Los hechos que dieron lugar a esta celebración están contextualizados en los albores
de la revolución industrial en los Estados Unidos. A fines del siglo XIX Chicago era la
segunda ciudad en número de habitantes de EE.UU. Del oeste y del sudeste llegaban
cada año por ferrocarril miles de ganaderos desocupados, creando las primeras villas
humildes que albergarían a cientos de miles de trabajadores. Además, estos centros
urbanos acogieron a emigrantes venidos de todo el mundo a lo largo del siglo XIX.
La mayoría de los obreros estaban afiliados a la Noble Orden de los Caballeros del
Trabajo, pero tenía más preponderancia la American Federation of Labor (Federación
Estadounidense del Trabajo), inicialmente socialista (algunas fuentes señalan el origen
anarquista). En su cuarto congreso, realizado el 17 de octubre de 1884, ésta había
resuelto que desde el 1 de mayo de 1886 la duración legal de la jornada de trabajo
debería ser de ocho horas, yéndose a la huelga si no se obtenía esta reivindicación y
recomendándose a todas las uniones sindicales que tratasen de hacer promulgar leyes
en ese sentido en sus jurisdicciones. Esta resolución despertó el interés de las
organizaciones, que veían la posibilidad de obtener mayor cantidad de puestos de
trabajo con la jornada de ocho horas, reduciendo el paro.
En Chicago donde las condiciones de los trabajadores eran mucho peor que en otras
ciudades del país las movilizaciones siguieron los días 2 y 3 de mayo. La única fabrica
que trabajaba era la fábrica de maquinaria agrícola McCormik que estaba en huelga
desde el 16 de febrero porque querían descontar a los obreros una cantidad para la
construcción de una iglesia. La producción se mantenía a base de esquiroles. El día 2
la policía había disuelto violentamente una manifestación de más de 50.000 personas y
el día 3 se celebraba una concentración en frente sus puertas, cuando estaba en la
tribuna el anarquista August Spies sonó la sirena de salida de un turno de
rompehuelgas. Los concentrados se lanzaron sobre los scabs (amarillos) comenzando
una pelea campal. Una compañía de policías, sin aviso alguno, procedió a disparar a
quemarropa sobre la gente produciendo 6 muertos y varias decenas de heridos.
El redactor del Arbeiter Zeitung Fischer corrió a su periódico donde redacta una
proclama (que luego se utilizaría como principal prueba acusatoria en el juicio que le
llevó a la horca) imprimiendo 25.000 octavillas. La proclama decía:
¿Quién podrá dudar ya que los chacales que nos gobiernan están ávidos de sangre
trabajadora? Pero los trabajadores no son un rebaño de carneros. ¡Al terror blanco
respondamos con el terror rojo! Es preferible la muerte que la miseria.
Si se fusila a los trabajadores, respondamos de tal manera que los amos lo recuerden por
mucho tiempo.
Ayer, las mujeres y los hijos de los pobres lloraban a sus maridos y a sus padres
fusilados, en tanto que en los palacios de los ricos se llenaban vasos de vino costosos y se
bebía a la salud de los bandidos del orden...
Estos hechos represivos fueron apoyados por una campaña de prensa con citas como:
Qué mejores sospechosos que la plana mayor de los anarquistas. ¡A la horca los brutos
asesinos, rufianes rojos comunistas, monstruos sanguinarios, fabricantes de bombas,
gentuza que no son otra cosa que el rezago de Europa que buscó nuestras costas para
abusar de nuestra hospitalidad y desafiar a la autoridad de nuestra nación, y que en
todos estos años no han hecho otra cosa que proclamar doctrinas sediciosas y
peligrosas!
Prisión
A muerte en la horca
En la actualidad
Manifestación el Primero de Mayo en Bombay (India) (año 2004). El texto de
pancarta dice "Larga vida al Primero de Mayo".
A lo largo del siglo XX, los progresos laborales se fueron acrecentando con leyes para
los trabajadores, para otorgarles derechos de respeto, retribución y amparo social. En
la última década del siglo esos progresos retrocedieron bajo la influencia del
neoliberalismo.
En 1954 el papa católico Pío XII apoyó tácitamente esta jornada de memoria colectiva
al declararla como festividad de San José Obrero. Últimamente se viene denominando
a este día como Día Internacional del Trabajo.