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SIETE PECADOS CAPITALES DE LA EDUCACIÓN

TRABAJO DOCENTE, ESCUELA Y MERCANTILIZACIÓN DEL


CONOCIMIENTO

Oscar A. Agrada Espinoza


El Perú es como una computadora que tiene malogrado el disco duro. Ningún
programa que se instala funciona. Todo es sofisma enmascarada. Ergo, la
crisis de la educación no empieza ni termina con el cuestionamiento superficial
de la labor docente, es necesario recalar nuevamente en sus múltiples razones
de orfandad o desidia de su tratamiento poco serio. El asunto de su solución no
es sólo técnico, sino político-económico. Principalmente presupuestal.

Se constata en los hechos, la ley de la Carrera Pública Magisterial a sido nás


punitiva que promotora. Todas las reformas educativas han sido de papel.
Fueron "pecadoras". Acaso Hobsbam, presagia con claridad esta situación
cuando dice:”No sabemos a dónde estamos yendo. Solamente sabemos
que la historia nos ha traído hasta este punto y como lo ha hecho. Sin
embargo, una cosa es clara, si la humanidad ha de tener un futuro
discernible, esto no puede lograrse prolongando el presente o el pasado.
Si tratamos de construir el tercer milenio sobre esas bases fracasaremos.
Y el precio de ese fracaso, esto es la alternativa a una sociedad
transformada, es la oscuridad”. Que predice, nada más que la
desinteligencia.

Mientras, el maestro vilipendiado tantas veces por su "incompetencia", es


conducido al cadalso inquisitorial de las potestades educativas. Dicen, por su
"falta" de preparación y dicen su temor a las “evaluaciones”. Pero; ¿es cierto
que el maestro es el culpable de la crisis estructural de la educación?: Alguien
les ha preguntado a los profesores, si tienen tiempo y recursos para investigar
y afianzar su preparación académica. ¿Qué es lo que quieren aprender en las
capacitaciones vanas?. Los docentes en el Perú, sólo están preparados para
implementar currículas de manera unilateral; "modas pedagógicas" propuestas
o implementadas por los teóricos del Ministerio de Educación..

¿Por ello, la responsabilidad esencial de la Educación no es solo del maestro,


porque él no enseña lo que quiere. Lo trágico, además de nuestra frustración,
con tantas reformas educativas sin reforma, es no haber encontrado el norte
adecuado para superar las deficiencias, que se traducen en los consabidos
“siete pecados capitales de la educación” que avasallan todo intento de
“innovación pedagógica” y anidan todavía en las Instituciones Educativas.
Estos “pecados educativos”, son parte de la “herencia feudal” de la Instrucción
Pública, que hoy todavía se manifiestan muy sutilmente en la domesticación
escolar, la repetición, la teorizaciòn, el academicismo, la burocratización, la

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improvisación y la elitizaciòn educativa. Tan bien agazapados en sistemas
dependientes y en los postulados de la Pedagogía tradicional (Valer:
2001:136), que en opinión de muchos estudiosos del tema, no tiene defensores
teóricos sino defensores de hecho Habrá que resarcirnos de cada uno de ellos,
sometiéndolos a la crítica en la misma praxis y el debate pedagógico..

Las deficiencias y carencias de la escuela y sus componentes tienen una


explicación concreta. ¿Entonces por qué la carencia de profesores de calidad?
Una de ellas es la alta tasa de migración de los profesores calificados hacia los
mejores colegios y/o el abandono de la profesión docente por diversas razones,
como los ceses anticipados (18%), familiares o personales (47%; asociadas
muchas veces a bajos ingresos, insatisfacción profesional (30%), la búsqueda
de otras carreras (24%), y la insatisfacción con la administración (10%). Parece
que fuere ayer, pero hace 53 años los que diagnosticaban la situación del
magisterio decían así, “Los problemas más importantes que atañen al
magisterio nacional, posiblemente sean: el de su formación profesional;
el de sus derechos; entre los que cabe mencionar la libertad profesional y
la estabilidad en la función; el de su retribución económica, hoy en día el
más grave y crítico de todos; el del perfeccionamiento profesional e
individual de sus miembros; el de su promoción y justicia al mérito
personal; en fin, el de su constitución en un sólido y valioso organismo
nacional” (Koch:1955:32). Los problemas de ayer son los problemas de hoy.
Preguntamos: ¿la realidad del magisterio ha cambiado desde 1955?.

Para Galeano (1998:05), “en la escuela del mundo al revés, el plomo aprende a
flotar y el corcho, a hundirse”. La escuela no educa, la “posmodernidad
educativa” no ha zanjado todavía con la “herencia feudal” de nuestra
educación. Pernoctan todavía, cual apocalípticos males, “los siete pecados
capitales de la educación” (Suarez); que las tantas reformas no han podido
quebrarlo en su fárrago anquilosado; desde la “modernidad pragmática de la
educación” de Augusto B. Laguia (1919-1930) y los recetarios vía “Carta de
Punta del Este: Alianza para el Progreso.. Así como en las últimas décadas, las
propuestas de “Modernidad Educativa” bajo el armatoste teórico del
constructivismo (“Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la
Educación para el Siglo XXI, presidida por Jacques Delors”1995), no
prosperaron tampoco. Y no lograron plasmarse, desde el aula, en resultados.
¿Pero, son inmunes estos males o “pecados capitales de la educación” en el
sistema educativo?; que los mismísimos teóricos del PLANCAD, con su
honorable sapiencia, no pudieron trascender en la conciencia practica de sus
capacitados. “La escuela en el mundo no ha cambiado de manera significativa.,
la escuela tradicional sigue siendo la escuela dominante” (Julián De Zubiría).

Se constata que la “herencia feudal” en educación no ha sido poca cosa, está


vigente. El sistema educativo no da más, a pesar de los “parches” constructos.

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Sin imaginación ni identidad pedagógica, hemos llegado al absurdo de que el
pensamiento convencional que está en revisión en los países de vanguardia
educativa para ser dejado de lado, se ha convertido en pensamiento de
“vanguardia” de los capacitadores docentes de ayer y ahora, sin la menor idea
de investigar sus fundamentos teóricos y prácticos, ni propender a la
construcción de una pedagogía nacional. ¿Hay desgano? Descartes tenía
razón, al decir que para investigar y conocer “es necesario, al menos una vez
en la vida, poner en duda todas las cosas”. Investigar es descubrir algo nuevo
dicen los entendidos. ¿Acaso la “posmodernidad” y el neoliberalismo, nos han
envilecido tanto para caer en la inacción y el conformismo? Pero, más allá de
los desencantos “virtuales” de una seudo educación pragmática constructivista
que ha fracasado desde la década del 90. ¿Qué atributos y características
tienen esos “7 pecados capitales de la educación” que el sistema condiciona?.
”Lo que no es bueno para el enjambre no es bueno para la abeja” (Marco
Aurelio). Analicemos entonces, cada “pecado”.

1.- LA DOMESTICACIÒN.- Esta demás decir, que la educación no comienza


con la escuela y ni termina con ella. Aunque para algunos, la educación se
convierte en una obligación porque la sociedad debe asegurarse un “grado de
domesticación mínima” que asegure la posibilidad de la convivencia. Pero esta
domesticación no es el común denominador sino solamente un punto de
arranque que exige otro tipo de educación. La alienación del hombre, para
despersonalizarlo es su fin por eso lo domestica. Por eso y muchas razones, la
educación actual es alienante. Para Sanz Adrados (1985:242), “todos los
grupos políticos, culturales, económicos, sociales o religiosos que pretenden
reducir al hombre y a los pueblos a un sistema dado, han querido utilizar la
educación como un arma de domesticación y de dominio de la mente humana
introyectando en la conciencia individual y colectiva las normas de
subordinación y dependencia al sistema”. Desde la infancia y aún antes la
sociedad o el sistema, que es nuestro verdadero seno materno y agente de
educación, se convierte en domesticadora, adoctrinadora, (Iván Illich) e
inculcadora de falsos valores un tanto hipocritones que el sistema lo acepta a
través de la pedagogía de la simulación o fingimiento.

Partiendo de la “perversidad” de la naturaleza humana, se llega a imponer al


niño toda una serie de costumbres y actitudes, sin darle el derecho de patalear,
tomar posición no opinar. Las estructuras escolares todo lo imponen desde
arriba (programas, horarios, profesores, etc.) sin consultar las reales
necesidades e intereses de los educandos y de la comunidad de la cual forma
parte. Está de moda la promulgación de leyes educativas, estatutos, normas
docentes (como la Ley de la Carrera Pública Magisterial), sin participación de
quienes son sus agentes u usuarios, olvidando que la labor educativa, tanto en
su planificación como en su desarrollo y evaluación, debe ser obra de las
fuerzas vivas de la sociedad civil y la comunidad educativa en su conjunto. Esta

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ley no es la solución al problema estructural de la educación. Al decir de Illich
(Sanz: 1985:242), la escuela domestica a los niños en el plano educativo. La
escuela se ha convertido en fábrica mercantilizada de la educación, el saber es
programado y anticipado. Lo que debemos conocer y el cuanto podemos
consumir ya está previsto. Para Suárez (1996:43), la educación se ha
convertido es un instrumento ideológico que de acuerdo a quién lo maneja,
puede servir para la liberación y el desarrollo de las conciencias, o para
promover la domesticación, la pasividad y el conformismo.

Bajo el aparente disfraz de "educación moral", "educación cívica", ´"educación


de calidad", "educación democrática", "educación virtual" etc. El sistema
domesticador es credulòn: concede demasiada importancia al estudio del
pasado y de la ciencia existente, considerándola como inmutables.

La relación domesticadora profesor- alumno es una relación de autoridad y


dominio del primero hacia el segundo; la misma relación que el joven debe
tener con sus gobernantes, los jefes industriales para que este sistema de
sociedad funcione. Las estructuras educativas domesticadoras están copiadas
de afuera, con el fin de moldear y conformar al educando al mando o a la
obediencia a dichas estructuras La enseñanza ha dejado de ser creativa por
definición y los maestros se han convertido en administradores de un producto
elaborado por la industria escolar; a lo sumo llegan a ser chequeadores de
cantidad consumida y supervisores de calidad del producto consumido.

En definitiva la educación ha dejado de ser una tarea vital y personal para


convertirse en algo que se puede tener sin merecerlo. Se pretende prever todo,
programar todo y organizar todo rígidamente, ignorando la versatilidad de las
condiciones y reacciones humanas. Se somete a los educandos a digerir un
programa que se les impone, sin consultar sus necesidades e intereses, y que
el maestro debe seguir rígidamente y hacer repetir a sus estudiantes. Para
lograrlo se recurre al autoritarismo domesticador, que a su vez fomenta el
conformismo, esteriliza la creatividad y niega el proceso de libre investigación y
análisis crítico de los hechos. La domesticación cultural y educativa, es
contraria a la libertad y a la dignidad del hombre.

2.- LA REPETICIÒN.- El hombre, en la medida en que es receptivo no es nada


como ser pensante. Dicen que toda repetición es una ofensa, pero todavía se
repite en la escuela conceptos y contenidos alejados de la realidad. El niño
aprende a desvalorizar lo cotidiano, le da importancia solo en cuanto tenga
relación con lo aprendido en las clases escolares. El niño aprende que existen
dos mundos: uno real, el cual le es proyectado hacia el mañana, en el que
algún día podrá participar; el mundo sagrado, la escuela lugar santo donde se
le encierra para enseñarle como debiera vivir civilizadamente. (Barriga:
1997:201). La escuela tradicional, es proclive a la repetición, enfoca el

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desarrollo del niño como una acumulación de aprendizajes impuestos por los
mayores. El niño es como un recipiente que se llena. El lo recibe todo de
Dios, de sus padres, de sus maestros; se les niega el desarrollo dinámico que
nace de la intervención entre sus potencialidades, vivencias y contenidos, con
el medio exterior. Solo se le considera en su capacidad de adquisición y no en
razón de la creatividad y originalidad de comportamiento. El niño va perdiendo
su identidad y su acto creador frente a un mundo protervo que le somete a un
aprendizaje vertical.

La repetición es análoga a la domesticación. Partiendo del concepto de


educación como trasmisión de conocimientos y valores, se pretende ajustar al
educando dentro de moldes preconcebidos, generalmente calcados del
pasado. Se cree que aquello que dio resultado o fue válido ayer, lo será
también en el porvenir, Se niega al hombre el derecho a ser sujeto de su propia
existencia y se le frustra en su capacidad creadora. Se olvida que la “ciencia es
progreso” (Manuel González Prada), que la verdad surge de la practica social,
del cuestionamiento y de la búsqueda, y que el camino de la cultura es el
camino de la creación. En la escuela tradicional se repite una partitura
preconcebida en el caso concreto de la historia oficial, donde el educando
corea que fue 28 de julio la independencia del Perú; sin embargo, no se dice
por que fue esa fecha y no otra. ¿Acaso obedecía a una estrategia militar,
como fuel caso de la toma de la bastilla en Francia el 14 de julio de 1789? No
hay investigación o reflexión alguna. Se repite en las escuelas y claustros
superiores que somos un “país pobre” para justificar nuestras
incompetencias, pero no se dice que somos un país blandengue mal
administrado o con una gestión educativa deficiente.

Muchos factores ideológicos y políticos han generado una falta de conciencia


nacional. “Del Perú se ha dicho que es un país sin hombres bravos. Los
mismos civilistas se han encargado de esta propaganda. Ellos nos han
presentado ante el continente como a un pueblo de eunucos, incapaces de una
actitud tenaz de rebeldía y firmeza” (Haya de la Torre: 1946:56). Hoy, cae como
“chicharrón de cebo” la noticia que muchos tacneños se estén nacionalizado
chilenos por “intereses personales” o “comerciales” con el beneplácito de la
geopolítica chilena, ¿Acaso, se repite la “chilenizaciòn” de Tacna de comienzos
del siglo XX? Las generaciones presente deben analizar nuestros males para
enmendar rumbos; para no repetir tragedias del pasado. Tampoco esquemas
de una educación antinacional desprovista de valores éticos y sociales. Será
necesaria una enseñanza que no se base en la pasividad y la repetición o
imitación, sino en la iniciativa, la creatividad, la invención y la capacidad de
resolver problemas, que esté en permanente movimiento y que explote la
compleja realidad, sobre bases del aprender a pensar y transformar.

3.- LA TEORIZACIÒN.- La educación tradicional rindió culto a un exacerbado

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acto de la teorización metodológica y conceptual. Sin embargo, en la actual
“sociedad del conocimiento” todavía se siguen dando nociones teóricas al
margen de la realidad nacional y mundial. Se leen libros sin comprenderlos ni
aplicarlos, a veces se discuten ideas, pero no se aterriza en tierra firme, en la
práctica. No se aprende a pensar y hacer, a resolver problemas concretos. Se
enseña historia, pero no se aprende historia. Se pasan años y años en la
escuela, sin hacer nada útil ni valorativo. No se plasma en los hechos una
Identidad Nacional.En la escuela tradicional, como parte del esquema teórico,
quizás el mayor y más grave problema que encontramos sea el de la
simulación. Es una escuela donde todo el mundo se engaña. Los problemas de
fondo no se tocan y las figuras del director y de los maestros son una especie
de semidioses. Nadie cumple con sus responsabilidades; todos hacen como
que dirigen, como que enseñan, como que aprenden. Existe una confabulación
entre todos para no mirar los problemas, para mantener los mitos y fantasías, y
para no escuchar "la catástrofe silenciosa", de los “desganos para aprender”
como lo sostiene en un artículo Luís Pàsara, (Diario “Perú 21”:20 de junio del
2007).

Estas escuelas, en la teoría, aparentan ser buenas, magnifican sus logros


(cultura del trofeo), los maestros encubren sus deficiencias con su autoritarismo
y los estudiantes se han adaptado, de manera que aprenden a sobrevivir con
falsas buenas notas en sus estudios, pero en realidad ni los maestros enseñan
ni los alumnos aprenden. Lo más grave es que las autoridades educativas son
complacientes con esta situación, y en muchos casos la fomentan y avalan.
“Todo marcha bien”, “hay excelencia y calidad educativa” en los informes
anuales dirigidas a las autoridades de las Unidades de Gestión Educativa
(UGEL).

Ejemplos de esta pedagogía de la simulación son, en el caso de los maestros,


los planteamientos didácticos, que se hacen nada más para cumplir con una
exigencia administrativa y no como principio pedagógico; en el de los
directores, que ocupan todo su tiempo en gestiones administrativas o
materiales y nunca tienen tiempo de atender lo pedagógico. Las evaluaciones
del aprendizaje constituyen la parte más simuladora, pues una escuela puede
reducir sus índices de reprobación sólo con pedir a los docentes que la eviten.
Se elimina la reprobación de un plumazo. Sin embargo, en forma mediática
muchos programas escolares conducen a un seudo pragmatismo utilitarista
que colisiona despectivamente con la teoría “infecunda” del pensar. Las
instituciones educativas más allá de la teorización estéril o la letanía del
practicismo ciego, deben constituirse en grandes escenarios para el encuentro
social y la actividad cultural, artística, deportiva y recreativa (como formas
dinámicas de cohesión y acciones de proyección social hacia la comunidad).
Además, ellos deberán ofrecer espacios de catarsis con dinámicas de grupo
para profesores y para alumnos. No hay teoría sin práctica. Conocer no es una

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simple recolección de información. La teoría debe ser interesante y aplicable si
es científica; toda teoría que no interesa a la vida es inútil.

El conocimiento tiene su origen en la práctica, como criterio de la verdad. No


hay teoría válida sin praxis válida. La práctica es el criterio de verdad; ésta se
aprende y se trasmite careadoramente de modo similar a como se encuentra, o
sea, por búsqueda inquieta en contacto con la realidad. El análisis de la
realidad vivida vale más que muchas explicaciones bizantinas y lectura sueltas.
El libro del estudiante es la realidad vivida, y la energía motora del aprendizaje
en su inquietud creadora. La teoría no puede estar alejada de la práctica social.
Del mismo modo, la práctica es ciega si una teoría no alumbra su camino. Lo
otro es mera teorización infecunda que no permite transformar el mundo.

4. EL ACADEMICISMO.- Con este “yerro”, se reduce el proceso de educación


y la escuela a un conjunto de salones, con su profesor, tablero, tiza y unos
alumnos que asisten a clases soporíferas y responden a exámenes para pasar
de grado u obtener títulos o diplomas que comulguen con el “tercio superior” si
es posible, para no ser desaforados mañana en un concurso de nombramiento
o simple contrata. Como sostiene Trahtemberg (2000:52), la mayoría de los
colegios siguen siendo “cajas grandes”, sin personalidad, sin adecuación a las
modernas estrategias pedagógicas y comunicacionales. Siguen respondiendo
al modelo de una fábrica en la que el alumno casi literalmente entra por un
extremo del edificio, se mueve por el corredor central coleccionando discretas
porciones de conocimientos y emerge del otro extremo con un diploma para un
mundo mercantil de la inacción y la falsa pertinencia. En esta connivencia, una
pedagogía acumulativa induce a los profesores a dirigir y orientar a los alumnos
sin atender a otra consideración que los resultados escolares como las notas,
exámenes, competiciones, felicitaciones, cuadros, cuadros de honor,
condecoraciones.Olvidase a menudo que la escuela es sólo una de las
ocasiones y medios de aprendizaje, y que las clases no constituyen su
actividad académica más importante y mucho menos la única. El diálogo
personal y en grupo, la investigación de las fuentes y de la realidad. Los
trabajos de laboratorio, las discusiones en grupo, los seminarios, las charlas
poco frecuentes en la comunidad, los medios de comunicación, etc., son
instrumentos aún más eficaces de aprendizaje. Se aprende más expresión oral
hablando ante una asamblea o representando un papel teatral, que
participando durante un semestre en un curso de comunicación lingüística. Se
aprende más psicología de las masas mediante una participación analítica en
una asamblea o manifestación, que leyendo una abundante literatura al
respecto. Sin embargo, en las universidades o en muchos Institutos
pedagógicos del país no hay grandes foros sobre la realidad nacional, mundial
Sobre la caducidad o vigencia de la Escuela Nueva.Foros estudiantiles
surgidos desde abajo, serian verdaderas cátedras de economía política, de
filosofía de la educación o historia no ramplona.”¿Quien estudia –dice José

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Carlos Mariàtegui – la crisis mundial, sus raíces, sus fases, sus horizontes, y
sus intérpretes? ¿Quién explica los problemas económicos y sociales de la
sociedad contemporánea? Nuestros catedráticos parecen sin contacto, sin
comunicación con la actualidad europea y americana. Nuestros catedráticos no
se preocupan ostensiblemente sino de la literatura de su curso…Mediocres
mentalidades; temperamentos burocráticos, sin alas y sin vértebras,
orgánicamente apocados, acomodaticios y poltrones” (Temas de Educación:
1972:83). Muchos maestros “posmodernos”, se preocupan y quieren una
didáctic1a maravillosa, plena de aparatos digitales para corregir errores, piden
salones alfombrados con aire acondicionado, carpetas excelentes, ventanas
polarizadas, motas que funcionen con electricidad, que ya no sean las tizas que
ensucian las manos, piden laptop, etc., etc. Pero de conciencia social, de
Identidad Nacional, nada.,

Muchas universidades han perdido su esencia se han mercantilizado. Hay


crisis de maestros y crisis de ideas. El academicismo, los ha alejado del mundo
real. Como que a un maestro, no debe interesarle tanto aquello que sus
estudiantes dirán en los exámenes, como lo que harán en la vida. Esa vida
concreta, a su vez, no está hecha sustancialmente de cálculo y de matemática,
sino de la problemática económico-social y sus implicancias. Como cuando un
niño perspicaz pregunta: “papá por qué la Inca Kola, ahora es chilena” ¿Cómo
responder a esta pregunta inquisitorial de los futuros ciudadanos?. ¿Qué saca
un joven con aprobar todos sus exámenes si después fracasa en la vida, en su
propia patria que ya no es suya? ¿Qué logra un estudiante con sacar un título,
si después no va a conseguir empleo ni tener ocasión de aplicar sus
habilidades y conocimientos específicos, o si para lograrlo deberá renegar
prácticamente de su condicione humana y social? Claro, como la competencia
es zoológica opta por conseguir “harto currículo”, una maestría o un doctorado
“al paso” para ingresar al mercado laboral y tener poder en el sistema. Pero
¿por qué no preguntarse por la eficacia de los programas y por su utilidad vital?
¿A cuántos esfuerzos inútiles se someten estudiantes y profesores cuando la
educación se ha desfasado en el espacio-tiempo-histórico de la imitación
pedagógica?Cuando sucumba el academicismo letárgico alejado de la realidad
social, el sistema escolar a base de calendario carecerá de sentido y tendrá
que cambiar. Ya no habrá esquematismos, tampoco niveles, sino grupo de
discípulos.

El aprendizaje no se distribuirá según el almanaque sino por tareas. Los


salones de clase podrán permanecer vacíos; no así las salas de conferencia o
de consulta de expertos, los laboratorios, las bibliotecas y el campus ecológico
y social de cual taller abierto de aprendizaje e investigación. La enseñanza no
se dividirá rígidamente por disciplinas se organizará alrededor de problemas
concretos. El acto docente consistirá fundamentalmente en enunciar
problemas, motivar y orientar a los discípulos para que ellos, individualmente o

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en grupos, encuentren su adecuada solución. Entonces, ¿cuál es el destino del
Perú, sino hay valores existenciales? Como decía Henry Millar, “hay que salvar
a las nuevas generaciones de la obra nefasta de la educación. Hay que abrirles
los ojos a nuestros hijos, por fin, después de muchos años de oscurantismo, los
grandes hombres del pasado, Sócrates, Jesús, San Francisco, todos ellos
fueron terribles corruptores. Sus palabras y sus ejemplos disgregaron el orden
establecido, liberaron los sentimientos reprimidos, dieron nuevo valor a los
estímulos de la mente y el cuerpo. Pero ahora nos hallamos en una
encrucijada: felicidad o destrucción. El hombre debe elegir o quiere seguir el
destino del dinosaurio, Por eso, para forjar patria hay que exigir no solo “tercio
superior”; empecemos a exigir calidad en todos los estamentos de la
administración educativa, para solucionar problemas, al margen de toda
incompetencia académica y burocrática. También, es necesario evaluar a las
autoridades educativas.

La sociedades actuales no necesitan encerrar al niño o al adolescente en un


recinto determinado durante muchas horas del día, varios días a la semana
para trasmitirle simple información mediatizada. Por eso, cuando los
educandos hayan resuelto un problema como seres pensantes, se continuará
con otro acto docente enteramente diferente y dialéctico para superar el
academicismo. El maestro no será tanto un abanico de soluciones, sino más
bien un generador y orientador de inquietudes.

5.- LA BUROCRATIZACIÒN.-. En sociedades donde impera el capitalismo


burocrático y la tecnocracia, es un símbolo de ineptitud y letargo en asuntos de
eficiencia administrativa. El término burocratismo, designa tanto la adhesión a
una ideología burocrática, como un sistema político social caracterizado por el
predominio de la burocracia dominante. Con fines y objetivos previstos.
Etimológicamente, viene de los vocablos: bureau, francés, que quiere decir
mesa de escribir y, por extensión, oficina, y el griego tratos, equivalente a poder
o gobierno, y significa, por tanto, literalmente, el poder o gobierno de las
oficinas, o, con más exactitud, de los funcionarios o empleados que trabajan en
ellas. La burocratización tiene sus raíces en el desarrollo de las sociedades
excluyentes que no han vivido en una democracia plena. O tienen un Estado
paquidermo

El Perú es una extensa prisión administrativa. Históricamente, se reconoce ya


la existencia de la burocracia en los grandes imperios esclavistas, China,
Egipto, etc., y especialmente en Roma. En la Edad Media, el dominio de los
bárbaros, así como el establecimiento posterior del régimen feudal, dificultaron
grandemente, salvo en el caso de la burocracia de la Iglesia, su resurgimiento y
desarrollo. Éste empezó a producirse de nuevo con el fortalecimiento de las
ciudades, la formación de las nuevas naciones, el aumento del poder real, la
creación de tributos permanentes y la invención de la imprenta. La

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centralización del poder que supusieron las monarquías absolutas favoreció
también su progreso. La Revolución francesa y el liberalismo burgués no
significaron en realidad un retroceso de la misma. Antes al contrario, se sitúa
en este periodo el origen de la burocracia de corte moderno, ya que tiene lugar
en el mismo su organización racional, que inicia Napoleón, y el principio de la
evolución científica y técnica contemporánea. A partir de entonces, la
burocracia presenta un ritmo ininterrumpido y acelerado de desarrollo, debido
al progresivo avance tecnológico, a la creciente intervención pública en todos
los dominios de la vida burguesa.

A la masificación de la vida social, a la concentración y gigantismo de las


empresas y organizaciones y a la tendencia cada vez más acusada hacia la
racionalización de sus actividades. El régimen capitalista asimiló el
burocratismo para sus propios fines de acumulación pretoriana y someter a la
clase trabajadora.

La evolución de la burocracia muestra claramente la efectividad de un proceso,


que todavía se halla en curso, de extensión e intensidad crecientes de la
significación e influencia de la burocracia en la sociedad. Esta transformación
cualitativa consiste esencialmente en que, en sus orígenes, la actividad
burocrática, a pesar de su carácter intelectual, no presenta una organización
racional depurada, mientras que en la actualidad se basa en las ciencias de la
administración y de la organización, que abarcan múltiples ramas y disponen
de los medios y adelantos técnicos modernos, especialmente en el campo
revolucionario de la cibernética La burocracia se caracteriza por la
impersonalidad, la rigidez y la superorganización que genera toda esa
complicada red de trámite y papeleo decimoniaco y lento como la tortuga.
Como es tecnócrata, da más importancia a los medios y técnicas que al
aspecto de la eficiencia humana y a los fines y objetivos que se deben cumplir
en plazos breves o mediatos.Hoy todavía tenemos, modelos de escuela
anclado en el burocratismo administrativo, gobernado por prácticas autoritarias
aparentemente “democráticas”, con una gestión centrada en lo administrativo y
con prácticas pedagógicas rutinarias y tradicionalistas. Para decirlo con
palabras de Paulo Freire, sería un modelo de escuela bancaria. Una escuela
donde el poder se concentra en la autoridad absoluta del director (como
déspota administrativo) o de los docentes (como déspotas intelectuales), y
donde los estudiantes son sólo objetos o son la “tropa” militar mandado
verticalmente por un “general victorioso”.

Esta escuela está secuestrada por las políticas de los administradores de turno,
que exigen el cumplimiento de la norma y mantienen "usos y costumbres"
obsoletos como leyes intocables, haciendo girar las dinámicas de las escuelas
alrededor de concursos académicos, culturales y deportivos, y ocupando a
directivos y docentes en reuniones administrativas y académicas que nada

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impactan en el supuesto mejoramiento de la calidad educativa. Además, estas
instituciones educativas sobreviven en la inercia, el conformismo y la cultura de
la simulación Algunas características de esta escuela indican que es autoritaria,
jerárquica, jerarquizadora, memorística, verbalista, enciclopedista,
uniformadora, pedante, represiva, aburrida, clasista, selectiva, disciplinaria,
rutinaria, pasiva, monótona, trasmisiva, acrítica y alejada de la realidad y de la
vida. Una “escuela irresponsable” al decir de Julián de Zubiría. Donde los niños
llevan cada día a casa un fárrago de “tareas” excesivas que deben ser
desarrolladas por el papá o la mamá. ¿Acaso no se deben regular o hacer las
tareas en el aula conforme normas del Ministerio de Educación? No, se
imponen “tareas” para los niños de los primeros grados; sin los diagnósticos
correspondientes, o dejando de lado la formación de valores.

El burocratismo, planifica la educación a la manera de cualquier empresa con


base en tres elementos: insumo, proceso, y productos. Se requiere pues:
profesores, estudiantes, aulas, libros, etc., los cuales son sometidos a un
proceso (selección, método, evaluación) para producir individuos educados,
aptos para desempeñar un papel dentro de un sistema social, económico y
cultural. Se condiciona al hombre y se le automatiza, quitándole su creatividad
y dinamismo. Tal organización, burocratiza a los educadores, tornándolos en
simples empleados “establecidos” y haciendo de su profesión, sólo un medio
para el propio sustento dimitiendo a su misión de guías sensitivos del desarrollo
humano de los educandos, comprensivos de los hechos y situaciones.

6.- LA IMPROVISACIÒN.- En sociedades anárquicas todo se improvisa. La


improvisación es una técnica de actuación a través de la cual se representa
algo de forma imprevista haciendo que los diálogos y las acciones surjan
espontáneamente. Para Patricia Mercado, la improvisación puede pensarse
como unidad teórica y técnica. El tema es el espacio de convergencia entre la
investigación teórica, las necesidades de los integrantes y el estilo de trabajo
del grupo, la estética desplegada por éste..

El tema suele constituirse en el hilo conductor de acciones, sensaciones,


emociones, pensamientos de una diversidad enorme, donde cada subjetividad
se despliega, se descentra y encuentra nuevos matices para improvisar. Como
el hilo de Ariadna en el laberinto, permite al grupo alejarse de la superficie,
acercándose a las fauces de lo temido, lo rechazado, lo que se olvidó, con la
posibilidad de retornar cargando el bagaje de una nueva experiencia -cada uno
puede referenciar su exploración no sólo en el coordinador sino en el tema, que
emerge como construcción de un código producto común del grupo. En
sociedades “al paso”, todo se improvisa: la política, la educación, etc.

A menudo se crean escuelas, cuya posición geográfica no corresponden a las


necesidades reales de su conglomerado social o de la misma comunidad. Se

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adaptan programas escolares carentes de objetivos y sin visión a largo plazo.
Para hacerlo se aducen razones sentimentales o de conveniencia política
Comúnmente se toma como paradigma la demanda de profesionales y se
sigue un anárquico criterio mercantilista: más títulos = más eficiencia. Se
construyen edificios antipedagógicos o se crean escuelas en casas-habitación
lóbregas con el aval irreverente de las autoridades de las “UGEL”. Se
promueven programas escolares, pero no se buscan los recursos ni se forman
en calidad a los educandos. Como todo se improvisa, los alumnos también son
“expertos” en la improvisación; lo que no lo pueden hacer en meses de
investigación, lo pueden hacer en pocas horas, o en plena clase con “versada
genialidad”, para “asombro” de los psicólogos constructos

¿El Estado también improvisa? Analicemos como, entre 1987 y 1990 se


contrató más de 70 mil maestros, de los cuales aproximadamente el 51% no
contaba con el título profesional. En 1981, el 77.2% de maestros contaba con
un título pedagógico, pero a fines de los ochenta el número de docentes sin
título para plazas públicas aumento tanto que llegó a superar el número de los
profesionales contratados. En 1988 sólo el 49% de docentes del sector público
eran titulados y el 51% (de un total de 233 mil 880 maestros) no contaban con
el título profesional que los respalde. El magisterio había sido copado por
personas ajenas a la profesión docente. Entre 1985 y 1990 el magisterio
registró la mayor cantidad de profesores sin título profesional (Unidad de
Investigación, diario El Correo, 22 de marzo de 2008), pero con nombramiento
interino. Que se pudo esperar con estas referencias punibles de la Historia de
la Educación peruana.:¿calidad educativa?

Como se improvisa todo, no hay coherencia ni visión futurista para agarrar “el
toro por las astas”; sino centrar en el maestro como culpable de todos los
males de la educación; reclamando “su mejor preparación” y para ello propiciar
“un filtro de calidad”, la nota de 14 para el ingreso a los Institutos Pedagógicos;
mientras en forma increíble se ingresa a la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos con 06 de nota a la Facultad de Educación. Para León Trahtemberg,
“los promedios entre notas máximas y mínimas requeridas para ingresar a la
UNM San Marcos 2008-I sobre 2,000 puntos: Medicina 1,705, Odontología
1,525, Farmacia y Bioquímica 1,361, Ingeniería Electrónica 1,346, Derecho
1260, Educación Primaria 894, Educación Secundaria en Matemáticas y Física
893, Educación Inicial 742, y Educación Secundaría en Biología en Biología y
Química 728 (con ingresos a partir de 598 puntos, o sea 06 en la escala
0.20).Esta segmentación de postulantes por capacidades, en función de las
carrera elegidas es histórica en el Perú” (Diario:”Correo”:21-3- 2008).

¿O sea capacidad menor para el magisterio?, ahora que se trata de soliviantar


el “error” con la presunta eficiencia? ¿Una perla más de la improvisación y la

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subjetividad de los feudos académicos mercantilizados (Morote: 2006). Que
todo lo dictaminan con mente improvisada y locuaz.

7.- LA ELITIZACIÒN.- Asistimos a la elitizaciòn de la educación a todos los


niveles. Se destina a una elite y forma èlites intelectuales y sociales. La
planificación de la educación es realizada por grupos de doctos, expertos y
técnicos teorizantes, desconocedores de la realidad educativa que subestiman
la capacidad de los grupos de estudiantes y educadores. Los programas, hijos
de tales padres, son a menudo teóricos y aristocráticos. O déspotas
intelectuales que nunca bajan de su nube, para analizar y comprender la crisis
de la educación. El proceso de selección, especialmente a nivel universitario,
es un verdadero cuello de botella que hace imposible su acceso a las clases
populares.

De mil niños que ingresan al primer grado de educación primaria, solo 200
terminan su educación secundaria En la Universidad Nacional Mayor de San
Marco, cada año se presentan una cantidad promedio de 40 o 45 mil
postulantes para 3,500 o 4,000 vacantes. ¿Cuántos de ellos terminarán sus
estudios profesionales y cuántos de ellos terminaran teniendo un trabajo digno?
¿Acaso por ello el 69% de jóvenes quieren marcharse al extranjero? De cada
dos jóvenes en el Perú, uno vive en situación de pobreza; onda o lironda esa
en la verdad. Para hacer esta discriminación se recurre cada vez más a la tesis
maltusiana de la “superpoblación”. Dicen, “demasiados médicos” en una
sociedad enferma y “demasiados profesores” pero faltan escuelas. Con plena
vigencia del analfabetismo de la masa empobrecida. Pero también el
analfabetismo “funcional”, “científico” y “cultural” en los sectores de poder
mediático que ostentan ciertos títulos y “maestrías y doctorados al paso” en
una país sin identidad y conciencia nacional. . Así los excluidos son “burros” o
“brutos” que deben contentarse con su suerte. “Hemos llegado hoy en día a la
paradoja de que un egresado de primaria, que es propietario de un microbús o
un kiosco para la venta de periódicos, cigarrillos y chocolates, tiene un
patrimonio que le garantiza mejor la estabilidad en el trabajo, la rentabilidad
futura, los ingresos para el momento del retiro y la capacidad de heredarle algo
concreto a sus hijos, que muchos profesionales brillantemente graduados que
hoy en día tienen un limitado acceso al empleo permanente y a la adecuada
remuneración” (Trahtemberg:2000.408).

La sociedad actual, es excluyente y nada democrático. como fue el caso del


concurso último para nombramiento de profesores a nivel nacional donde
postularon más de 180 mil profesores para 23 mil plazas vacantes. Una
competencia zoológica donde los postulantes tenían que saber en qué
gobierno se fundó la “Maternidad de Lima” (¿?), o una respuesta teológica
sobre querubines y serafines. En esta evaluación letal casi letal, el 95% de
maestros fueron desaprobados. Un profesor de Ciencias Sociales debía emular

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al mismísimo Pitágoras o ser “cabeza de Baldor” en asuntos de Razonamiento
matemático para resolver las preguntas excéntricas. En un país con un
sorprendente “desgano para aprender” (Luís Pàsara:) Ese desgano de los
“estudiantes”, desde la educación inicial hasta la educación superior no debería
ser visto con indiferencia, por los educadores y psicólogos.

El “capitalismo del saber”, cuesta y tiene una tarifa de “libre mercado”¿Quieres


superarte?, paga. Quieres estudiar postgrado en “Odontopediatrìa” en una
Universidad “Nacional” (UNMSM): paga, sino chao. Como para estudiar
postgrado en Odontología (2008), en su tríptico reza: Prospecto 60 dólares,
inscripción 160 dólares, matrícula (semestral) 258 dólares, ¡derecho de
enseñanza 300 dólares! Esto es el inicio del apoquinamiento “franciscano”,
luego vienen los ajustes de cuentas para la graduación y otros menesteres que
el sistema te ofrece para el gusto de la zoológica competencia. No bastan
pocos titulas sino muchos, hay que lidear en la jungla liberal con el “vale todo”.
Hoy, nuestra sociedad “ha impulsado la sustitución de una élite cerrada, feudal
y hereditaria, por otra que se dice “meritocràtica”, esta nueva élite se encuentra
abierta solamente a los felices privilegiados que han obtenido un certificado
escolar”. El título o el currículo vitae, “llevado en carretilla” se han convertido en
una “fuente de la felicidad” aparente, un medio de producción y una fuente de
ascenso y “éxito” falaz. En algo capaz de elevar el valor de una persona
“honorable”, “competitiva” y “asequible” que el sistema acepta para sus fines.
¿Acaso en estos tiempos “posmodernos” un hombre neo sofista, arribista e
hipocriton?

Qué diferencia con Heráclito de Efeso (504-501 a.n.e) filósofo griego, que en su
tiempo no le gustó para nada el “carguito publico” por decencia ética. Que
pudiendo ser Rey (le ofrecieron), renunció a gobernar a los suyos; que se
retiraba a regiones apartadas para meditar y volver, no sin desdén a su ciudad
natal. Le interesaba poco o nada el poder burocrático de la democracia
esclavista. A los efesios, le dedicó Heráclito el siguiente dicterio pedagógico:”
¡Ojalà os hagáis ricos, efesios, para que quede más patente vuestra maldad”
(González Calero:2007:17). En los tiempos de Heráclito, se habían desenvuelto
grandes contradicciones sociales, donde también la educación era para una
élite.

En la sociedad neoliberal, la enseñanza es jerárquica, competitiva y


seleccionadora a imagen y semejanza de las “universidades” –corporaciones –
medievales (muchos bachilleres, ciertos licenciados, muy pocos doctorados, y
en ciertos países, una ínfima minoría de postdoctorados). Su estructura
jurídica-administrativa, atomiza la trasmisión de la cultura en escuelas técnicas,
científicas, humanísticas, y a su vez vuelve todo a subdividirlo en escala local.
Todo esto actúa como una especie de filtro a “diferentes niveles “; al ser a él
sometidos una gran masa, condición para que pueda producirse óptimamente

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el producto “diversificado” en las cantidades deseadas que no siempre son.
Emergen de él diferentes egresados, de diferente “valor académico”, esto es,
de diferente costo. No es extraño que hoy se hable de la rentabilidad de la
enseñanza, de la inversión que ella implica. El que básicamente egrese una
mayoría de cuadros de “bajo costo” y una minoría de cuadros de élite de “alto
costo” es, valga la frase, una propiedad de estructura de la universidad
jerárquica, clasista y estratificada internamente, muy acorde por cierto con una
época en donde por obra de la taylorizaciòn que el capital impone a toda
actividad humana, se precisa mucha “mano de obra intelectual barata” y una
exigua minoría de funcionarios o coordinadores de confianza, que el sistema
requiere.Para Flavio Cocho (1980:130), todo esto sucede en nombre de la
“igualdad de oportunidades para todos”. De que el criterio selectivo tiene ya no
solo motivos, sino consecuencias clasistas da cuenta el hecho de que la
deserción académica suele globalmente hacerse a costa de los bajos estratos
sociales. Refiriéndose a los universitarios que se golpean el pecho con
sentimientos de culpabilidad cuando leen las estadísticas relativas al origen
social de los estudiantes de la universidad, Vernot-Gauchy comenta:”No se les
ha ocurrido que la verdadera democratización consiste tal vez en favorecer el
desarrollo de la enseñanza mejor adaptadas a las características, intereses
(necesidades y posibilidades) de los niños provenientes de medios modestos y
poco cultivados…Felices entonces las personas “modestas” que, en su
modestia, no aspiran a nada más, en el fondo, que a lo que tienen, y bendito
sea el “orden social” que se cuida de causar su desgracia, al llamarlos a
destinos demasiado ambiciosos, tan mal adaptados a sus aptitudes como a sus
aspiraciones”. Como decía el libro “Pablito” texto escolar con autorización del
Ministerio de Educación:”No pretenda ser buey quien nació rana. Unos amasan
la harina y otros se comen el. Contentarse con su suerte es el secreto de la
felicidad”. A esos paroxismos alienantes había llegado la educación
“concientizadora” en la década del 70 y 80 del siglo pasado próximo. Si el niño
repetía la partitura, pasaba de año con eficiencia notoria y precaria.

Ahora, los criterios de evaluación se asemejan a un coladero o a un rígido


control de una supuesta calidad, dirigido a escoger a unos privilegiados
intelectuales para darles un título (que ya no vale sin el “tercio superior”), que
los convertirá en privilegiados sociales. Ya afirmaba el norteamericano Thomàs
Jefferson:”Mediante las escuelas públicas, cada año lograremos rastrillar una
veintena de genios de entre las cenizas de las masas”. ¿Acaso ello no pasó
con el último concurso de nombramiento para docentes a nivel nacional? Ese
“rastrillaje” a través de una evaluación unilateral, debe cambiar.

Hoy, nuestra sociedad “ha impulsado la sustitución de una élite cerrada, feudal
y hereditaria, por otra que se dice “meritocràtica”, esta nueva élite se encuentra
abierta solamente a los felices privilegiados que han obtenido un certificado
escolar”. El título se ha convertido en una “fuente de la felicidad”, en algo capaz

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de elevar el valor de una persona por que se ha convertido en una mercancía,
con valor de uso y valor de cambio. La escuela democrática está en el polo
opuesto. El porvenir pertenece a quien sepa reunir en la educación, las fuerzas
de la crítica, de la participación democrática y de la imaginación con los
poderes de la organización operacional, científica y racional, a fin de utilizar los
recursos latentes y las energías potenciales que residen en las capas
profundas de los pueblos. Son tiempos de emprender cambios en el sistema
anquilosado de la educación.

PROBLEMAS Y PROPUESTAS

Con frecuencia a la educación, se le atribuye potencialidades que por sí misma


no posee; se le presenta como determinante para el desarrollo social y como
desprovista de toda contradicción interna. No obstante, dicho planteo resulta
falso, engañoso, iluso y se quiera o no, profundamente reaccionario. Se ignora
así que la misma como elemento de la superestructura, es decir, como
secundario respecto a la base económica, debe a ésta (con la que ciertamente
establece una compleja relación dialéctica y no un mero vínculo entre lo
determinante y lo determinado). Su surgimiento y desarrollo: sin recursos
materiales, existentes en mayor o menor grado, no permite su función gradual y
científica. Se soslaya su carácter excluyente, que este componente
superestructural posee y que su promoción en función o no del bienestar de la
sociedad en general no se realiza partiendo de la supuesta posibilidad de
persuadir a los gobernantes de las bondades que la educación posee para
alcanzarlo; sino en función de los intereses económicos, políticos y sociales de
la clase que detenta el poder.

Ni al esclavista, ni al feudal, ni al empresario capitalista interesa la educación


para otra cosa que para afianzar su poder respectivo sobre el resto de la
sociedad. Hay un abandono de la imágen clásica idealizada por la escuela
burguesa, según la cual la educación debe estar, fundamentalmente, al servicio
del "desarrollo integral de la persona y de la formación de los ciudadanos
capaces de intervenir activamente en su mundo y transformarlo. Ahora, como
sostiene Vergel (2009), el imperialismo se propone promover una educación y
un currículo en función del mercado de trabajo, incorporando nociones
empresariales como la gestión de competencias, la evaluación, la calidad total
y la eficiencia, con el fin de incrementar la competitividad internacional, la
ganancia y la disciplina fiscal.

Con la educación hoy pasa exactamente igual: para promoverla en provecho


general se sigue apelando, ingenua u oportunistamente, a la sociedad entera
sin distinción Urge ejecutar una Plan Nacional de Educación Incluyente a largo
plazo, que permita mejorar los logros del aprendizaje de manera cualitativa,
desarrollar la diversificación curricular con pertinencia intercultural y lingüística,

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dotar oportunamente de textos bibliográficos y otros materiales educativos de
calidad científico, desarrollar la articulación del Currículo Nacional para la
Educación Básica Regular con énfasis en los procesos pedagógicos en las
aulas, vinculando la educación con la producción y la Realidad Nacional.
Actualización permanente y descentralizado de todos los profesores del Perú;
optimando también en ellos, su dignificación económica y cultural. Mejorar la
calidad educativa previa mejora de la salud y la nutrición de los Niños del Perú.

Que el conformismo ni el burocratismo mellen la conciencia del maestro. La


educación no podrá lograr sus objetivos sin la reestructuración del conjunto del
edificio. Por ello, un sistema escolar separado del sistema social es como un
engendro fuera de su matriz. La acción educativa seguirá siendo ineficaz. Por
ello, para financiar el sistema educativo será necesario invertir el 12% de PBI.
Que se comprenda que la educación demanda una mirada dentro de un
horizonte grande pero que ilumina simultáneamente las prioridades del hoy. La
niñez no se merece más años de espera, La educación debe pensarse en el
contexto de los cambios fundamentales que se están produciendo en el mundo
y que parecen configurar un cambio de época. La crisis de la educación no es
solo un problema de evaluaciones, es algo más. Cuando seamos un país
donde la educación esté a la cabeza de todas nuestras preocupaciones
habremos mejorado nuestra civicultura y superado nuestros egos bizantinos. Al
decir de José Antonio Encinas: “Cuando la sociedad actual se sacuda del
egoísmo y de los prejuicios que anquilosan sus más vitales funciones y
cuando el maestro, de su parte, deje la rutina y se transforme en un líder
social, entonces el magisterio habrá sobrepasado en importancia a
cualquiera otra actividad humana".

BIBLIOGRAFÌA CONSULTADA::

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15.- VERGEL Carlos y SOTO Leandro (2009):La Política del Imperialismo


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