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REGIÓN CARIBE EN EL CONTEXTO DE LA REGIONALIZACIÓN

La región del Caribe Colombiano ha sido caracterizada de acuerdo a las condiciones


históricas de la nación. Los últimos intentos por hacer que un proyecto funcione han estado
matizados por la burocracia y la ineficiencia. El texto evalúa el papel de la región, de las
políticas de desarrollo regional y sus posibilidades para mejorar el actual panorama de
atraso y pobreza1.

Con la disolución de la Gran Colombia soplaron vientos desintegradores por toda la


República. A esto no fue ajena la Costa, al punto que poblaciones como Sabanalarga,
Soledad y Barranquilla plantearon su separación de Cartagena, al tiempo que lo hacían
otras provincias como Panamá, Santa Marta y Riohacha. “La guerra civil de 1840-1842
llamada de los Supremos, tuvo en la Costa un desarrollo interesante: cinco Estados
proclamaron su soberanía (Manzanares, Cibeles, Riohacha, Cartagena y Mompox) y
decidieron federarse de manera independiente del resto del país”2.

El sentimiento regionalista a vuelve aparecer en la segunda mitad del siglo XIX. Un


antecedente de alianza regional fue la “Sociedad de Representantes de la Costa Atlántica”
que se reunió en Barranquilla, en enero de 1875, integrada por los representantes liberales
para apoyar, “en términos regionalistas” la candidatura de Núñez a la presidencia.

En la historia del regionalismo caribeño, la campaña política de 1875 marca un hito por
cuanto de allí surge, políticamente, la figura del más grande estadista colombiano del siglo
XIX, el cartagenero Rafael Núñez. Al respecto dice Posada: “Una convención nuñista que
representaba a Magdalena, Bolívar y Panamá, reunida en Barranquilla el 5 de enero para
lanzar a Núñez como candidato costeño, añadió una nueva dimensión regionalista a la

1
Restrepo A, .Juan Guillermo. Región y regionalismo ¿Autonomía o integración? Bitácora 8 enero -
diciembre de 2004. Página 44.
2
Fals Borda, Orlando. “El Presidente Nieto”. En: Historia doble de la costa 2. Valencia editores. Bogotá,
1981, P. 62b.
campaña”3. Desde entonces, “...el regionalismo costeño es excesivamente emocional,
emotivo, primario, y, si bien eso es importante para la constitución de una región, no lo es
suficiente4”. La costa Caribe ha carecido de un proyecto político y de la decisión y la
unidad de los líderes locales. “Lo cierto es que las rivalidades entre las distintas ciudades de
la Costa habían sido desde antes uno de los factores sobre los cuales el gobierno central
basaba su confianza en mantener dominada a esa región del país”5.

Es innegable que el Caribe existe como una presencia geográfica, histórica y cultural, sin
quien las interprete. Entre tanto, surgen o se acentúan factores como la violencia, el
empobrecimiento social y los cambios producidos por la globalización, los cuales hacen
preveer que aún se requieren nuevos esfuerzos y condiciones propicias para construir la
región autónoma o el “Cuasi-Estado” regional, del que nos habla Boisier. Los primeros
balances sobre los resultados de la apertura económica, para una región que teóricamente
saldría beneficiada con éste modelo, son negativos. “A pesar del entusiasmo que hace
pocos años se percibía en la Región Caribe por los proyectos de autonomía regional
supuestamente bendecidos por el nivel central de las administraciones Gaviria y Samper, el
balance de los mismos resulta precario. El CORPES de la costa Atlántica languidece en la
penuria presupuestal y en la visión de feudo de muchos gobernadores y parlamentarios, con
una cuenta regresiva en el reloj de su existencia hasta el año 2000”6

El desarrollo del pensamiento político y académico sobre el tema es el que ha mantenido


viva la idea; Moscarella y Rey7, intentan una clasificación del pensamiento sobre la
“Autonomía Caribe” en tres “tendencias fundamentales”: La representada por el llamado
“bloque costeño” de parlamentarios, y su ya tradicional unidad para presionar ante los
3
Posada, Eduardo. Estado. “Elecciones y Guerras Civiles en la Colombia del Siglo XIX: La campaña
presidencial de 1875”. Revista Historia y Sociedad Nº 4. Medellín, Universidad Nacional. Diciembre de 1997,
pp. 80-121; “Región y Nación en la historia de la costa Atlántica colombiana: Notas sobre la alianza regional
de 1919”. En: El Caribe Colombiano. p. 61.
4
Bell, “La Región Caribe, perspectivas y posibilidades”. Documentos Ceres N° 11. Barranquilla, Universidad
del Norte, 1993. P. 1.
5
Ibíd., pág. 47.
6
Parada, Jairo. “Globalización, Competitividad y Regionalización en el Caribe Colombiano: Un Debate un
Marcha”. Rev. Económicas CUC. Barranquilla, diciembre 1997 Pp. 4-12.
7
Moscarella, Javier; Rey Sinning, Edgar. El Heraldo. Barranquilla, junio 14 de 1998.
poderes centrales en procura de ampliar la inversión y las transferencias presupuestales para
la región. Los resultados de ésta acción, en la práctica, han sido desafortunados al no poder
frenar el rezago económico y social de la Costa, tal como lo ha demostrado, en diversos
estudios Adolfo Meisel. “En la actualidad el ingreso per cápita regional está por debajo del
promedio nacional en un 35%..., tenemos los dos departamentos con las más altas tasas de
analfabetismo, los índices de cobertura y calidad más baja en todos los niveles”8

Las otras dos tendencias se refieren a la que representan “los técnicos que actúan en las
entidades territoriales del Caribe [que] se han dejado cautivar por el lenguaje centralizado
de las directrices del Departamento Nacional de Planeación”. Y la de los “humanistas que
tienen una visión política sobre la organización del territorio, acompañada de una forma de
acción participativa”. Esta última representa una clara postura autonomista del desarrollo
regional y en ella sobresale el trabajo intelectual de Fals Borda. No obstante hay voces
disidentes. Según Adolfo Meisel, “para resolver el problema del estancamiento relativo
regional en las actuales circunstancias, la estrategia más adecuada no es la de una mayor
autonomía, sino la de una mayor integración a la economía nacional”9

“La variable clave para la regionalización del Caribe no será precisamente la instancia
económica sino la política. Sólo mediante la movilización de la sociedad civil se logrará
mejorar el poder negociador de la región para garantizar las condiciones adecuadas en
infraestructuras y desarrollo social que permita negociar la pre-modernidad en la Costa
Atlántica.

Creo que si no se brindan las condiciones adecuadas para que se puedan aprovechar las
oportunidades del nuevo régimen de acumulación, mediante políticas estatales agresivas de
regulación y soporte a la actividad productiva, la región Caribe corre el riesgo de quedar
excluída del proceso de globalización. Podría repetirse la triste historia del “desarrollo

8
Meisel, Adolfo. “Como Región la Costa se quedó sin dientes”. Entrevista. El Heraldo. Barranquilla, abril 6
de 1997.
9
Meisel, Adolfo. “¿Autonomía o integración? Reflexiones en torno al problema de la Costa Caribe” En:
Documentos Ceres N° 11.
hacia afuera” de mitad del siglo XIX convirtiéndose en lugar de tránsito del proceso
mismo10”
Por último, en un análisis de los aspectos legales relacionados con la regionalización, como
desarrollo de la Constitución de 1991, Alexandra García muestra que, para el caso de la
Región Caribe, la existencia de regiones como entes territoriales, aparte de ser un proceso
largo y sinuoso, “no va a ser la solución mágica de los problemas de la Costa Caribe.
Muchas de las desigualdades sí han sido originadas por el tratamiento diferencial negativo
que se le ha dado a la región, aunque no ha sido ésta la única causa. La región debe ser más
agresiva en su intercambio comercial y en su voluntad de integrarse más a la economía
nacional11”. Los proyectos sobre ordenamiento territorial presentados al parlamento, en
términos generales, se inclinan por mantener casi intactas las actuales estructuras
territoriales, a las que agregaría las previstas en los artículos 306 y 307 de la Carta Política.
Es claro, entonces, que no cabe esperar grandes cambios por esta vía; por cuanto la
intención es conservar, a pesar de las críticas y opiniones en contrario, los departamentos,
asambleas y demás instituciones territoriales, como base de los proyectos de región. Y de
empotrar sobre ellas el nuevo ente, previa aprobación de una nueva Ley Orgánica de
Ordenamiento Territorial, que hoy se ve más lejos que en 199112.

Visto lo anterior, plantear más autonomía regional o mayor integración nacional, no parece
ser la disyuntiva al atraso, al empobrecimiento del Caribe colombiano hoy, que son los
problemas de fondo. Tomando como unidad de análisis a los ocho departamentos costeros
en su conjunto, sus gobiernos, empresas, academia y sociedad regionales, no les queda otra
alternativa real de bienestar social que mantener y consolidar los ya ganados espacios en la
descentralización. Se esperan en éste campo mejoras substanciales y eficiencia en los
sectores educativo, de salud y medio ambiente; en el campo productivo, en vías,
comunicaciones, minero-energéticos, turístico, y el aprovechamiento de sus ventajas
competitivas para una economía exportadora13.

10
Parada Op. Cit.
11
García, Alexandra. “El Proceso de regionalización de la Costa Caribe colombiana.”.
12
Restrepo., Op. Cit., pág. 54.
13
Ibíd., pág. 54.
Fomentar la modernización de la gestión institucional de los Distritos y Municipios, con
una visión regional alternativa de planear el desarrollo y el ordenamiento territorial. En
años recientes se ha vuelto a plantear el tema de las complementariedades de las grandes
ciudades puertos del Caribe, como un sistema armónico de economías integradas. Por los
años setenta un arquitecto de origen cubano, pero afincado en Barranquilla desde los años
treinta, Manuel Carrerá, formuló algunas propuestas sobre la creación de Macro-ciudades
en el Caribe. Las “Hecópolis”, sobre el supuesto de una Barranquilla gigantesca, epicentro
de la Costa, que se uniría por anillos viales (circunvalares) con Cartagena y Santa Marta.
Esta propuesta es compatible hoy con la del llamado “corredor turístico”, que se inicia al
oriente de Cartagena, hacia Barranquilla; se une con Santa Marta a través del Parque
Natural Isla de Salamanca. Entre esta última y Riohacha mediaría el Parque Tayrona. Esta
gran área de conservación y desarrollo alcanzaría a derramar su influencia a toda la
región14.

Pr todo lo dicho, y conocedores de la gran biodiversidad que posee el Caribe colombiano,


con incidencia a nivel mundial, como ecosistemas y riquezas de obligado control para
evitar las degradaciones que ha sufrido en las últimas décadas producto, principalmente del
desconocimiento de los agentes planificadores y ejecutores, y de una inadecuada
explotación de los grandes recursos allí contenidos, es necesario alcanzar el compromiso de
la población con metas alcanzables y verificables en la preparación del capital humano
arrancando desde el parbulario hasta la formación avanzada; con claras políticas de calidad
y ampliación de la cobertura educativa, la investigación y la recuperación y divulgación de
la memoria histórica y la producción artística y científica regional 15. En este sentido y
referenciando a Guardiola Ibarra, más que un proceso político, administrativo y económico,
debe entenderse la regionalización del Caribe colombiano, como el proceso de
fortalecimiento académico y educativo de la población vista desde las diversas culturas que
la conforman desde una acertada reforma en la distribución equitativa de los recursos, así

14
Restrepo., Op. Cit., pág. 54.
15
Ibíd., pág. 54.
como la asertividad en la formulación de las reformas educativas que viabilicen la calidad
en la gestión educativa, en pro de una mayor competitividad y productividad del capital
humano en la región Caribe colombiana. En este contexto, lo que se debe hacer para
materializar la regionalización del Caribe colombiano, resulta importante desarrollar como
propuesta, de manera conjunta (departamentos y municipios), además del proceso de
competitividad regional a través de la conformación de clústeres productivos, consecuencia,
dentro de las tareas inmediatas que la región, iniciar el proceso de gestión y fortalecimiento
del conocimiento del talento humano, principalmente en la educación secundaria y
superior, por su incidencia en el aparato productivo –en las que la Costa se encuentra por
debajo de los promedios nacionales–16, la puesta en práctica de la Ley 1014 de 2006 o Ley
de Fomento al Pensamiento Emprendedor, donde en los Planes Educativos Institucionales,
se debe adoptar la asignatura de Emprendimiento, desde el nivel Cero (0) hasta el grado
Undécimo (11), así como el ser impartida en la Educación Tecnológica, Técnica y Superior,
a fin de promover el desarrollo social, económico y por ende el mejoramiento de las
condiciones de vida de la población de la región Caribe colombiana.

BIBLIOGRAFÍA

Bell, “La Región Caribe, perspectivas y posibilidades”. Documentos Ceres N° 11.


Barranquilla, Universidad del Norte, 1993.

Fals Borda, Orlando. “El Presidente Nieto”. En: Historia doble de la costa 2. Valencia
editores. Bogotá, 1981, P. 62b.
García, Alexandra. “El Proceso de regionalización de la Costa Caribe colombiana.”.

Guardiola Ibarra, Aroldo. La regionalización del Caribe colombiano: Ideas políticas y


enfoques económicos 1981 – 1999. Segunda Edición. Bogotá, 2010. Ediciones Indira del
Mar. ISBN 978-958-44-6725-6.

16
Ministerio de Educación-CORPES C.A. Montería, octubre de 1996. P 44
Instituto Colombiano De Normas Técnicas Y Certificación. Normas colombianas para la
presentación de tesis de grado. Bogotá: ICONTEC, 2011.

Meisel, Adolfo. “Como Región la Costa se quedó sin dientes”. Entrevista. El Heraldo.
Barranquilla, abril 6 de 1997.

Meisel, Adolfo. “¿Autonomía o integración? Reflexiones en torno al problema de la Costa


Caribe” En: Documentos Ceres N° 11.

Ministerio de Educación-CORPES C.A. Montería, octubre de 1996.

Moscarella, Javier; Rey Sinning, Edgar. El Heraldo. Barranquilla, junio 14 de 1998.

Parada, Jairo. “Globalización, Competitividad y Regionalización en el Caribe Colombiano:


Un Debate un Marcha”. Rev. Económicas CUC. Barranquilla, diciembre 1997 Pp. 4-12.

Posada, Eduardo. Estado. “Elecciones y Guerras Civiles en la Colombia del Siglo XIX: La
campaña presidencial de 1875”. Revista Historia y Sociedad Nº 4. Medellín, Universidad
Nacional. Diciembre de 1997, pp. 80-121; “Región y Nación en la historia de la costa
Atlántica colombiana: Notas sobre la alianza regional de 1919”. En: El Caribe Colombiano.

Restrepo A, .Juan Guillermo. Región y regionalismo ¿Autonomía o integración? Bitácora 8


enero - diciembre de 2004. Página 44.

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