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ISEOORIA, Revs de ilostia Moral y Pls 1738, jeden, 2008, 238.250 SS: 11302097| Mesianismo impolitico Unpolitical messianism ALFONSO GALINDO HERVAS Universidad de Murcia [REsuMN, Este aticulo examina Ia dimensién politica del concepto de mesianismo. Se sos- tiene que el recurso a este concepto en ciertos fbsofos contemporinees, sobre todo Agam- bben, es deudor de las tesis de Schmit, Benja- ‘min y Taubes sobre el pensamiento paulino Desde estas premisas, se examina la relevan= cia Blossfico-politice del mesianismo a partir 4e su cuestionamionto de todo noms, jusii- cando su eargeter impolitco, ET mesianismo ‘mpoliice es la anttesis de la telogia ps Palabras clave: mesianismo,teologa, tiempo, politico, impolitico, ley, propiedad, comuni- ad, Schmitt, Benjamin, Taubes, Agamben, 1. El mesianismo como concepto fAloséfico y politico Entre politica y religion existen relacio- nes que se dejan describir y explicar des- de categorias sociolégicas, juridicas o politicas, entre otras. Es el caso, por sgjemplo, del odio @ la democracia que trasluce el resurgir del poder de los pue- blos de Dios —coneretado tanto en el te- ror ¢jereido por el islamismo radical ‘como por el Estado que lo combate desde la fe evangelista !. Junto a ello, también ¢s posible apreliender tales relaciones sir- vigndose de categorias filoséficas, esto es, desde una perspectiva més abstract, Tal acercamiento se ha concretado en el denominado «teorema de la seculariza- [Recbide Jul 08 Aceptedo: Oct 08] Aastnact. This article analyzes the political aspect of the concept of mesianism. I is held thatthe resort to this concept in some contem- porary philosophers, particularly Agamben, is Aebior of Smith, Benjamin and Taubes'opi- nions about Pauls thinking, From these pre= rises, itis examined the philosophical-politi- cal importance of mesianism from its question of everything nomos, justifying its unpoitical character. The unpolitical messianism is the complete opposite of the politcal theology. Key words: messinism, theology, time, polit ical, unpolitical, law, property, community, Schmit, Benjamin, Taubes, Agamben, cin», que si bien no agota lo impicado en el concepto de teologia politica, si ex- plica parte de su significado *. En este contexto tedrico debe ubicar- se el analisis de la dimensién politica del resianismo, que puede considerarse una varianteo declinacién de la teologia poli- fica. Esta constituye un dmbito terico complejo y confuse. Asi, cabria diferen- ciar enire una teologia politica confesio- nal y otra moderna, En la primera —re~ nisible alas obras de, entre otros, Johann B, Mets y Tirgen Moltmann—, el cone cepto remite ala derivacién de un orden juriico-politica desde determinadas con- Cepeiones teoldgicas, que son resultado de sistematizar eiertis verdades de la fe que asumen el rol de instancia regulativa 239 Monto Galindo Hers de ejercicio del poder. Frente a ell, la teologia politica relevante para aprehen- der la especificidad del Estado moderno es deity aquella que permits estable- cer una confinuidad entre. Hobbes y Schmitsupone un soberano personal no limitado en su decision y en su obrar por orden superior alguna, asi como wna Situacién de desteologizacion del pensa- Iniento que demanda un nuevo objeto de fe garante de las promesas y de la paz, a la par que representante de‘una realidad trascendente: el Leviathan *. La revitalizacién schmittiana de ta teologia politica en el contexto de Wei- mar respondea estas premises, debiéndo~ se intrpretar a partir del objetivo de ha cer viable el orden en ausencia de funda mentos para él, Es esto lo que explica la dimension representaiva y decisionista del soberano. A propbsto de étas, es co nocido que Schmitt ecurrié a Ts analogia ene conceptos teologicosyjuridico-po- lticos para su empresa, pero tambien ala habida entre la representacion ejrcida por la Teesie catia y Ia que debe fer el soberano#. Est se legitima, ade- tis, por su eapacidad para decidir un es tado de excepein y seislar un enemigo lo que equivale ainstaurat la normalidad indispensable para la vida del derccho que de este modo evidencia su absoluta ontingenciay su dependencia dena an- (pesimista®, Desde estas pre- a de que lo mesidnico tiene que ver con lo politico se debe a Sehmitt, ‘buen lector de las cartas paulinas, que ca racterizé (y legitim6) al Estado como ka techon, esto es, el que retrasa la parusia (y sus consecuencias paralizantes, and micas)’. Pero la propagacién de la conscien- cia de la dimensién politica del evento ‘mesidnico tione su arigen en las Cartas de Pablo de Tarso, y esta presente en la teo- logia de los primeros siglos del cristianis- 240 mo (que a su vez la hereda de las ereencias apocaliptcas judias) antes de fecundar la Modernidad '. Dicha cons- ciencia ha dado lugar tanto a una actitud politica como a otra mista 0 impolitica pero ambas fundadas en la creencia en Ja finitud del tiempo. La primera, en sa declinacién imperial-estatal, legitima el orden como freno de la snornia mesiini- ca; en su declinacién revolucionaria, da lugar a las diversas formas de milenars- mo yapocalipticisme, voleadas en la contribuei6n a la aceleracién del final y en ls edleulos sobre el apocalipsis ?. La segunda, impolitica, posibilita aprchen- der otra serie de actitudes politicas funda- das en una comprensi6n de tempo como airés, como irrupcion imprevisible de la discontinuidad —frente a Ia experiencia del tiempo que nos induce (indica y pro- dice) el Estado—, sentando las bases para un cuestionamiento integral de toda rnomos, que reclama una concepcin de Ia historia como realidad homogénea. Es la actitud que cabe rasteartanlo en la re- cepeidn radcalizada de las tsi joaquini- tas por los franciscanos espirituaes, como en la influencia de éstas en las obras de Ficino, Luter y diversos grupos antinomistas ". ¥ todo ello sin dejar de mencionar las manifestaciones de mesis- nismo impolitico —esto es, realizado y euestionador de la Fey— en a historia del Jjudaismo y del islam, vebiculadas en ten- dencias misticas hersticas tales como la cabala, el sabatianismo o el sufismo Este breve baceto de una posible bis- toria del concepto politico de mesianismo (6, mejor, del mesianismo en tanto que concepto politic) puede serie para com- prender el sentido de diversas filosofias aque actualmente retoman dicho coneepto en su dimension politica. En efecto, el concepto de mesianismo se muestra hoy, on cierta literatura contempordnea, com concepto filosotico, Més alin: como eon- cepto politicamente relevante. Evidente- Mesinisne impoico ‘mente, sus origenes son eonfesionales, jue dios Pero la atualidad de lo mesisnico traseiende su eomprensin religiosa. Los autores que se sven de dicha categoria, y 2 los que aqui me referiré,desaroan un uso aconfesional de la misma, defendion- do igualmente su heterogeneidad respecto de toda secularizacién programatica. Més ain: en este eoncepto vehiculan um tpo de ddenuncia del poder politica que incide jus- tamente en los peligros impliitos en tal secularizacién. Es por esto que la poten- cialidad poitica de lo mesiinico demanda ser nombrada de manera que se mucstre su distineiénrespecto de toda teologia po- ltica, tanto confesional como modema En consecuencia, en este aticulo se pro- pone la expresién mesianismo impolitico para subravar justamente que lo implicado fen ella €s un cuestionamiento ab integro de todo ordenamiento juriico-poitco a partir de la experiencia mesianica (que ppuede aprehenderse como una determina- ddaexperiencia dl tiempo) !. La categoria 4c lo impolitic evidenciaria un intento de pensar la politica ms alld de toda idea de representacion y de decision, que, como ‘imos, consttuyen los pilares dela teolo- sia politics moderna En este escrito sostendré la tesis de que el mesianismo recoge la experiencia de la ausencia de sentido a la que se en- frenta hoy la filosofie. En esta medida, también alberea una respuesta para el hhombre que ha apurado dicha experiencia del sinsentido de las divisiones y jerar- 4quias, de las instituciones y reglas que lo rodean, La razén es que sélo un hombre asi, justamente por haber experimentado tal nihilism y auseneia de fundamentos, puede ain, en verdad, esperar algo nuc- Xo, algo no previsto (en y po dichasdivi- siones y jerarguias). Sélo un hombre asi puede medi su responsabilidad con una exigencia que tasciende las norma esta- blecidas. El pensamiento mesidnico le dice a tal hombre que su experiencia es ISEGORIA, N83, julo-icambre, 2008, 99-250, ISN: 11902057 legitima. Pero que, por ello mismo, ante 1 se abre una posibilidad que trasciende dichos drdenes, que trasciende lo dado en y por cl tiempo cronolégico inginitamen- te repetible, Una posibilidad que, sin ne~ cesidad de apelar a la fe, puede constatar extremando la sensibilidad hacia deter- minadas experiencias de suspensién del ticmpo. De esta manera, el mesianismo puede comprenderse como el resultado del esfuerzo por pensar la historia tras el fin de la historia (y sin incurrir en una rmueva filosofia de la historia) LI. La dimensién politica del me- sianismo paulino, El interés de fil6sofos contempordneos como Agamben, Zizek, Badiou o Negri por las Cartas paulinas es hherencia directa del andlogo interés de Carl Schmitt y Walter Benjamin, Un in- terés que, de la mano de Taubes, se expli- ca por la dimensién mesidniea —esto es, cuestionadora del nomos, impolitica—de las mismas, marginada a lo largo de la historia del cristianismo *. ‘Como hemos visto, Schmitt subrayé Ja importancia de 2 Tes 2, 7-9 para la comprensién del sentido del Estado. Para Pablo, todo poder constituide es kate- chon, fuerza que retarda el desvelamiento del «misterio de la anomian, que no es sino el misterio dela ilegitimidad sustan- cial de todo ordenamiento en el tiempo mesiénico, que en este sentido aparece como un verdadero «estado de excep- ign», Tal consciencia mesiinica subya- ‘ce como presupuesto dela teologia politi- ceade Schmitt, que adquiere su especifici- dad a partir de la negacién o totalizaciéon del exeeso mesidnico, del resto. Es dicha consciencia la que explica su apuesta ca tlica por la desactivacién juridico-esta- tal del elemento mesiinico y lo que éste supone: la anomia, el caos. Pero tal pa- sién por el orden no implica olvidar que tal consciencia mesidnico-paulina sefala su radical ilegitimidad y auseneia de fun- damentacién. Esta justifica el decisionis- 2a Monto Galindo Hers ‘mo schmitiano, que impliea responder a Ja finitud de la historia emitiendo el fun- damento de todo ordenamicnto aun afue- ra iracional, dada la incxistencia de me~ diaciones que permitan taducit juridica- mente el exceso mesinico. Ciertas ideas de Benjamin, pese a su explicita oposicién alas de Schmitt —quiza por ello—, pueden comprender- Se como enteramente dependientes de cllas. Taubes ha explicitedo esta dcuda al remitir la teologia que brila en las Tesis al pensamiento de Schmitt tanto como a la tradicisn apocaliptica cristina. Res- pecto de lo primero, basta con sefalar Que ladefensa, en la Tesis VIL, de un es- lado de excepcién wefectivor silo ad- quiere sentido desde la definicion de la Soberania a partir de la figura del estado de excepcién en la Teologia politica ®. ‘Agamben ha defendido que ésta puede considcrarse a su vez respuesta al escrito de Benjamin de 1920-21 Zur Kritik der Gewalt, en el que alude a una violencia absolutamente heterogénea al derecho La concepeién de Sehmittpasaria por re= conducir juridicamente tal violencia, ab- Sorbiendo Ta anomia del tumeultus. Fi de= bate culminaria en la citada Tesis VIL que, al sostener que la exeepeién ha de- yenido la regla, invalida el rol que Schmit le otorgaba, definie la situacién normal, reclamando en cambio un estado de excepein efectivo (wirklich), no me. ramente fieticio. ¥ ello implica que se como la soberania que le es paraela, b= Solutamente ajeno al derecho, revolucio- nario. De ahi el paulinismo de Benjamin y de Taubes: para ambos tanto como para Pablo, verdadcramente soberano cs cl rmesias que cumple la ley suspendigndola absolutamente *. En cuanto a lo segundo, el paulinis- Imo de las Geschichisphilosophische The- sen debe remitise ante todo al concepto de tiempo mesidnico, un tiempo-ahora plone heterogénco al tiempo del progreso 22 y afin al kairoligico, que permite aejarel reino mesisnico de toda teleologia inma- nente ¥. Al separar el orden profano del mesiinico, Benjamin evidenciaria su ddeuda con la teologia marcionita-joaqui- nita antijudia, asumida através de la obra de Bloch *. Pero también esti presente Pablo en la alusion a la teologia de la pri- mera tesis, que debe entenderse desde la idea de mesianismo, o en las referencias & le redencién del pasado mediante el re- cuerdo, que opone a la pretensién objet- vista del historicismo el cardcter mesisni- co del narrador? El paulinismo de las Thesen permite a Taubes sostener, contra Scholem, la unidad de la filosofia de Benjamin, vien- do reflejado en el temprano Fragmento teolégico-politico un evo del nibilismo presente en las Cartas alos Corintios y a Jos Romanos. La morphé de este mundo pasa, decac; y sélo cl mesias consuma el acontecer histrico. Se trata del hos me Paulino, del niilismo que trabaja contra el imperio, del nibilismo como politica mundial Esta consciencia apocaliptica y, por tanto, niilista —eompartida por Schmitt yy Benjamin, lectores de Pablo, reconoce el inmanentismo modemo y pretende, de modo divergente, superarlo, Quien mejor Jo ha comprendido es Taubes, para quien no es lo mismo entender el cosmos como inmanente 0 considerar que el milagro, aque la exeepeién, es posible, De ahi sa valoracién de Schmitt, cuyo objetivo de detencidn del caos no le impide recono- cer la debilidad de un derecho piblico ce- rrado sobre si, remitiendo la soberania & la decisién y a lo excepcional Lo rele- vante en la unién schmittiana de decisio- nismo carismitico y representacién caté- lica es lapriorizacin del espiritu sobre la Jey que implica, Fsta es la clave de Ia aft- nidad entre Schmitt y Taubes: la misma coneiencia apocaliptica y mesidnica que, de la mano de Pablo, conduce al primero Mesinisne impoico 4 una teologia politica katechontica que asegura a historia, al segundo a un me~ sianismo impolitico antinémico que inte- rumpe la légica historica. Pero a ambos un decisionismo coherente con la ex- periencia cristiana de que el tiempo es corto % Taubes analiza diversos coneeptos teol6gicos paulinos desde Ia tradicién ju- dia y la situacién de la époce, presentan- do su critica de la ley como fundamento de una nueva alianza social universal, ‘opuesta tanto al imperio romano como a Ja unidad émica judia. Este es la dimen- sién politica del mesianismo paulino: ningiin orden politico es. legitimo Frente a la apoteosis del nomas, presente tanto en la mentalidad pagana como en la jiudia, Romanos lanza el mensaje de la sue peracién de toda ley en Cristo, que en coherencia aparece como el que decide el estado de excepeién, esto es, como sobe- ano *, Al aceptar un mesias erucificado segtin la ley, Pablo debe desarrollar una teologia mesidnica en forma totalmente antinémica, declarando que el_ mesias cnucificado es el cumplimiento-fin de la Ley”, La comunidad universal que se constituye en tomo al acontecimiento rmesidnico difiere, por lo tanto, de toda institucién eclesial o estatal, debiéndose remitir su cardcter politico revoluciona- rio a una interiorizacin de Ia idea mesid- nica que le lleva a deslegitimar todo po- der constituido En suma, mientras que la teologia politica schmittiana permitio sostener tuna soberanfa decisionista, la del Fier, que hizo compatible la declaracién de es- tado de excepcién con la radicalizacién de la arbitraviedad y del terror de la ley, el :mesianismo impolitco benjaminiano-tau- besiano reconoce ese afuera de Ia ley (la decision y la exeepeién) en orden a de- clarar su radical superacién, convirtién- dose en un persuasivo constructo teérico desde el que pensar las relaciones entre ISEGORIA, N83, julo-icambre, 2008, 99-250, ISN: 11902057 religin y politica tas In experiencia de Anschvsit Este es el contexto en el que puede ubicarse Ia rellexion t2oldgieo-polties de Agamben, que también ha defendido gue las cartaspaulinas consituyen el ms antiguo y exigentetratado mesiinico de Ja tradicion judia. Su reflexign profundi~ za en el cuestionamiento del noms imt- Plicado en la experiencia dl tiempo me II, El tiempo mesiénico Lo mesidnico tiene que ver con una de~ ferminada forma y experiencia del tiem- po diferente a la del tiempo cronolégice hhomogéneo Una forma que pretende su- perar las comprensiones espaciales habi- tuales del mismo, que impiden aprehen- der la no contemporaneidad del presente consigo mismo, esto es, que impiden pensar el tiempo de manera estrictamente temporal, ‘AL igual que Lévinas®, Agamben cree que un acabamiento perfecto del tiempo (esto es, una representacién) es imposible, Benjamin lo argumentaba re- mitiendo dicha dislocacién al asedio que el presente experimenta por el pasado Sus tesis sobre Ia historia (sobre todo XII, XVI, XVII_y XVIla) pretenden ‘cuestionar fa linealidad y la homogenei- dad del tiempo, denunciando as las id logias del progreso—y evidenciando con ello su deuda romntica y, en esta medi- da, sabatiana *, Agamben, por su parte, argumenta que’ cl tiempo’ jams puede coincidir con sus representaciones, ya que éstas siempre dejan fuera un tiempo anterior: el tiempo que empleamos para completar nuestra representacin del tiempo, un tiempo que resta, A diferencia de las representaciones del tiempo crono- logico, que nos lo ofrecen como realidad homogénea e idénea para la regulacion de la vida, tal tiempo seria un tiempo ‘operativo que coincide con nosotros mis- 243 Monto Galindo Hers ‘mos, el {nico tempo real que tenemos, no tanto el final del tiempo cuanto el tiempo del finaly, por ello, wa situacién resiinica por excelenciay ® Lo decisivo de tal experiencia de suspensién del tiempo eronoldgico, que ‘Agamben remite al poems, es que preter de legitimar Ia esperanza y Ia revolucién, a la par que redimir las posibilidades de pasado no realizadas, andlogamente a lo que defiende Benjamin en las Tesis Il y XVia, Al sugerit un afuera dela historia (evitando sustancislizarlo), este pensa~ riento hace viable la posibilidad de un cambio radieal y de una espera que tras- ciende lo que puede offecer el tiempo previsibley calculable; permite, en suma, dotar de sentido la revolucién =, unto a ello, la recapitulacién mesiéniea es ane Joga al recuerdo mediante el que el pasa do se torsa posible. Para entender este argumento¢s tt rtomar una idea de Zi- ek, quien, asumiendo que una perspecti- va verdaderamente histrica (opuesta al historicismo teleol6gico) no considerara el pasado como simplemente pasado —sino albergando en si su propia prome- sa histrica de una redeneién fature sostiene que afirmar que el presente redi ine el pasado no implica incurrt en el re- lativisme de que no existe una historia pasada objtiva, sino algo mis radical, a saber: defender gue no existe el propio presente, pues éste solo puede concebitse como resultado (también) de las poten- cialidades de futuro aplastadas, conteni- das en el pasado ™ ‘Agamben ha queridoalejar su pensa- siento de los elementos de «espera inde- finida suspendiday que pareerian serie atines y que, a sujucio, si son evidentes nla figura de «lo mesiinico sin mesianis- smo» de Derrida ®, Pero, aun asumiendo la existencia del riesgo de ineurriren un pen= samiento do la abstencién o no implica- cin en la historia las apreviaciones de ‘Agamben no parecen evidentes. Y ello 2s tanto en lo referente al earéeter meramente dilatorio (negativo) del pensamiento de Derrida, cuanto por su pretendida lejania de él, En efecto, éste radicaliza la aporia de la promesa —como Agamben se de- sempefia con la figura de la ley y el estado de excepeién, © con la representacion del tiempo; 0 como Blanchot hizo, de la mano de Kojéve, con Ia del propio sujeto, En conereto, localiza en el marxismo una pro- mess heterogénea a todo programa, y equivalente a una «estructura universal de Ja experiencia», puramente formal, sib litadora de cualquier programa y, por elo, su superacién 7, La importancia de la es- ‘ructura performative de Ja promesa de cara a aprehender la posibilidad de una justicia mas allé del derecho radica en que ella muestra que el fundamento de la ley 5 un acontecimiento que no puede perte- necer al conjunto que él funda o justift ca, Analogo, por lo tanto, a la decisién soberana en Schmitt, que ‘crea derecho siendo extema a él; pero andlogo igual- mente a todas aquelas figuras con las que ‘Agamben indica la funcionalidad mesié- nica del mero poder suspendido en si, esto es, que no da lugar a acto alguno (ya que toda forma es inadecuada): la enunciacion —en tanto que pura capacidad de pasar a hablar y devenir sujto, pero que no llega a serlo—, el singular cualsea en tanto que pura capacidad de adquirir ma forma de vida determinada, pero que no llega a adquirinia—, el poder constituyente 0 fuerzacde-ley —en tanto que pura capaci- dad de alumbrar poderes constituides, ‘pero que no llega a alumbrarlos, La promesa adguicre en Derrida el rango de situacién mesidniea (como, en cierto modo, lo es el tiempo restante 0 el estado de excepcion en Agamben), el Iu- gar (atdpico) donde se abren las posibil- dades (en tanto que) irealizables, ina: tualizables. ;Implica todo ello una invita- cidn a la pasividad, la desacreditacion de la revolucién? Es lo que piensa Haber- Mesinisne impoico ‘mas, que parece no eaptar [a normativi- dad encerrada en este -mesianismo ™, Pero el propio Derrida aclara que la espe- 1a prohibe abstenerse, que la promesa no cs incompatible con la accién, sino que la cexige, y que tal ver ello demande otto concepto de lo politico ". Y sobre este ‘unto, tampoco el envite de Agamben di- fiere mucho. Como tampoco en lo con- ‘cerniente ala formalidad (esto es, ala va~ ciedad normativa) de la decision por la autenticidad, que Agamben reclama en su definicién de la vida mesidnica desde In ontologia heideggeriana de la potencia, Fsta le permite caracterizar al hombre ‘como una pura potencia, localizando la clave de una «politica» antiestatal en pensar la potencia sin ninguna relacién ccon el ser en acto, Sila politica es una area metafisicas de actualizacién 0 in-formacién de lo meramente potencial «informe (Ia nuda vida que, por ello, pre- cisa una biopolitica), sélo desde una on- tologia de la potencia puede cuestionarse la politica que reduce las posibilidades dol hombre al remitirlas a la efectividad de formas coneretas de vida. Si toda de- terminacion es una negacién, la unica forma de escapar a los terrores de Ta ex- clusién es existiren la potencia, esto es, ser un singular cualquiera *. En conse~ ‘cueneia, la ética es sustituida por la onto- logia, ya que sila fuente del mal es onto- logica, la salvacidn también lo debe ser. El ethos del hombre se reduce a la praxis de existir como una singularidad cual- quiera, como pura posibilidad o inactua- Tidad. Al igual que en Heidegger, no hay fin alguno que aleanzar diferente del mero gesto de existir tal cual se es. Pero {que la estrategia para escapar del bando soberano pase por asumir una abstracta ‘«existencia en la potencia», no sélo im- plica renunciar a regular el intransferible poder personal y claborar procedimientos para la aceién social, sino que motiva el calificativo de «a-normativa», ISEGORIA, N83, julo-icambre, 2008, 99-250, ISN: 11902057 IIL La (im)politica mesidnica La dimensién préctica del uso agambe- nano de la categoria de lo mesidnico se concentra en su capacidad para mostrar la desfundamentacién ¢_ilegitimidad de todo ordenamiento juriieo-politic. ILI. La des-activacién de ta ley. Agamben desarrolla una interpretacién dde Romanos que, asumiendo las conoci- das dificultades de la posicién de Pablo sobre la ley (de su santidad en Rm 7, 12 a su superacién en Rm 10, 4), localiza su clave en la desactivacion de la misma ®. La vocacién mesifnica (que, al igual que la llamada heideggeriana del ser, no exi- ge abandonar la propia condicién) anula © neutraliza todas las divisiones, tanto las de la ley como las de las condiciones ‘mundanas en general ara aprehender el estatuto de Ia ley bajo el efecto dela kardrgesis mesisnica, esto es, suspendida y Hevada a eumpli= miento, Agamben recurre a Schmit, sub- rayando que, aungue su concepeién de ley y soberania es antimesidnica, «no puede evitarintroduciren ella theologor- ‘mena genuinamente mesiénicosy “. Tal recurso se funda en que el ordenamiento juridico soberano aparece en. Schmitt ‘como realidad frgil, dependiente de una decision, abierta a un acontecimiento, a Jo anémico*®, Como sabemos, para Schmitt el paradigma que define la es- truectura y funcionamiento de la ley no es a norma, sino la excepeién, que al cluiralgo de la norma, lo inciuye. Agam= been sostiene que los rasgos dela ley en el estado de exeepeién (la indeterminacion del dentro y del fucra de la ley, la indife- renciabilidad de observancia y transgre- sion —incumplibilidad de la ley— y la {nformulabilidad de la ley) aparecen en la katérgesis mesiénica. Dicho de otro modo: también el evento mesidnico, esto ¢s, viviren el (tiempo del) mesias,procu- ratuna desactivacion de la ley merced ala 25 Monto Galindo Hers inroducen de un resto que torn indis- cemibles el fuera y el dentro de l ley, su aplicacin y su desaplicacién, exigiendo Ja contraparida del gesto de fe que, dada {a incumplibilidad e informulabiidad de Iaey en el estado de excepei6n, excluye las obras *, Con ello localiza en el estado de excepeion, tanto Ia eiffa oculta de la violencia eilegitimidad dela ley, como la posibilidad de iberacin, Por ello Agam- ben (una vez mas, en deuda con Taubes) denuncia la valoracién schmittiana del katechon que frena Is anomia —que, se- gin Pablo, «ya esté en acton {De qué forma puede afectar & la vida del singular el estado de excepein ‘naugurado por el aconteeimiento mesié- nico? Esto es, en qué puede consistir tina vida mesidnica? En os versiculos de 1 Cor7, 29-32 localiza Agamben a clave de dicha vida: el Hos me (como no). En concrete, ve en los wv. 30, (los que ompran come no poseyentes y los que usan el mundo como no abusantes») una referencia ala definicién de propiedad en el derecho romano, Su interpretacién es ue Pablo opone el usus mesiénico al do- ‘minium romano, haciendo del primero in- dice y factor de i lamada. Una vida me- sidica seria aguéllaen la que se rechaza {oda propiedad juridico-féctica —pero no para instalarse en la pardliss, sino para hhacer uso, Sobre este trasfondo interpreta la reivindicacion de las corientes espiri- tuales franciscanas del usus contra el do- rinium, que tornaba inaplicable el dere- cho ivi, pues implicaba una forma de vida por fuera del derecho (respecto de los bienes, el usus paper) *. En suma, vivir mesinicamente equi- vale a vivir en el hos me, y ello implica viviren la permanente apertura o posibi- lidad que define al hombre, desposeyén- dolo de toda propiedad, incluso de la identidad. Con ello aleanza Agamben un referentetebrico desde el que reforzar su angumento a favor de una vida feliz, esto 26 es, emancipeda de toda formacde-vida- conereta y, en esta medida, que mantiene su potencia intacta; una vida emancipada del uso regular del derecho ®, ML2, La comunidad mesidnica, et resto, Agamben se sirve de la categoria, mesiinica de resto para repensar las de pueblo y democracia. El pueblo, en tanto ue sujeto politico, debe ser’ pensado como resto, es decir, como lo que se re- siste a considerarse acabado o realizado, como lo que cuestiona toda division que pretendiese articularlo. La expresin re- mite a una experiencia en presente: la de Je disposicién a acoger una auténtica no- vedad, el mesias, y en esta medida, a re- sistir a todo acabamiento y homogene dad ®. Larelevancia de la categoria de resto se evidencia al reparar en que tna con- cepeién de la politica sin resto encerraria la relacién entre lo constituyente y lo constituido en una totalidad armoniosa, disolviendo los conflictos y la violenci de las instituciones, BI concepto de resto mostraria la imposibilidad de que ese po- der instituyente pudiese ser totalmente integrado en las instituciones, isuelto en reglas. Desde este andlisis se comprende larelevancia de la ontologia dela posibi- Jidad de Agamben, pues de lo que se trata es de impedir que la potencia se reabsor- ‘ba enteramente en el act. 0, sise pref re, de mantener la conciencia de la inade- cuacién de toda racionalidad politica que pretends normalizar acabadamente la praxis humana. ‘Agamben propone una figura de €o- munidad sin resto, esto es, @ la que no se puede no pertenecer. Es imposible dete- nerse aqui en la complejidad de este co- ‘munitarismo impolitico *!. Tan s6lo des- tacaré que tal comunidad es inrepresenta- ble, pasiva y carente de condiciones de pertenencia, Sila politica del Estado so- bberano reposa en la accién exeluyente y nla representacién, se comprende que la Mesinisne impoico {imppolitica de la comunidad que viene ddeba ser heterogénea a toda negatividad y a toda obra, a toda presencia y a todo pro- IV. El reto impolitico de lo mesiinico una revolucién pasiva contra la secularizacién teoldgico-politica Es el momento de offecer un argumento sobre la relevancia filos6tiea en general, ¥ filos6fico-politica en particular, de este pensamiento mesifnico. Desde las premi- sas de la historia conceptual de Kose- Teck, segiin las cuales los conceptos son indices pero también factores de una épo- cca, habria que decir que el mero hecho de {que broten filosotias «de lo mesidnico» puede entenderse como indice de una ‘Spoca y de sus politicas. Como ya sefialé: la €poea de la conciencia generalizada de Ia ausencia de sentido, Pero, ;contribu- yen ellas también a (Ja transformacién 4de) dichas politicas? {De qué forma? Hemos comprobado que la categoria de lo mesidnico incluye la sugerencia de ‘otra modalidad de experiencia del tempo ¥, en esta medida, cuestiona las figoras ‘de Ia historia idealizada (progreso, eman- cipacién, ete.) asi como todo noms edi- ficado sobre ellas. Un derecho acabado 0 ccumplido seria un derecho que no con- templa reserva o duda alguna acerca de ssw adecuacién (al ideal, ala justiia), ducigndose entonces a mera represién, En cierto modo, podria decirse que el me- sianismo es al derecho lo que la falsabili- dad a a ciencia; su criterio. En el caso de ‘Agamben, la estrategia para evidenciar la fesiructural impropiedad de toda repre- sentacién (ya sea la del tiempo, ya la de la ley, el lenguaje o la comunidad) pasa por sefialar el rol constituyente que en cual- ‘quier representacion desempefia un exce- so inabarcable por la misma, que por ello permanece como afuera legitimante- ‘cuestionante: fuerza-de-ley, tiempo que resta, comunidad que viene, poder no ISEGORIA, N83, julo-icambre, 2008, 99-250, ISN: 11902057 no-ser. Ese exceso, afin tanto a la estruc~ tura de performatividad de Derrida tanto como a la violencia divina de Benjamin —pero afin igualmente a Jo implicado en la decisin soberana de Schmitt—, que- ria ser nombrado por lo mesiinico, Laresistencia mesidnica, su insisten- cia en la inadecuacién esencial del no- ‘mos, podria servir a la renovacién del ‘mismo. Aun sin olvidar que el diagnés- tico de inadecuacién propuesto por cl argumento mesidnico-impolitico la con- sidera estructural y, por tanto, insupera~ ble (por ello puede’considerarse una es- fructura formal de la experiencia), no es ‘menos cierto que el derecho vive del rea juste permanente bajo la presién de situa- cones singulares refractarias a su inte ¢gracién, que obligan al desempeno de la imaginacin en la busqueda de alternati~ vvas, El eardeter subversivo del concepto de lo mesiénico estribaria justamente en que pone nombre a la posibilidad de un resto jamés integrable, No sugiere tanto luna oposicién entre lo constituyente y lo constituido, cuanto una tension que ‘muestra la existencia de un afuera del de- recho que puede iluminar ciertas praxis subversivas (afines a ese uso-sin-derecho medieval) Tal vez el rasgo més llamativo de este abstracto pensamiento impolitice sea su paralela heterogeneidad respecto de lo social —evacuado como elemento rele- vante en la argumentacién—. Ello parece coberente en un pensamiento que, como el de Agamben, remite la emancipacin a Jn instalacién en Ia posibilidad, esto es, a la sustraceién a todo acto, a toda for ma-de-vida-concreta, Coherente igual ‘mente con un pensamiento que, de la ‘mano de Benjamin, establece un jorismés insuperable entre historia y politica, por un lado, y tedencién, por oiro, Coherente, por dtimo, con un argumento que, como el del italiano, cifra el valor de lo mesid- nico en la disolucién de todas las divisio~ 27 Afonso Galindo Hers nes. Asi, lo social se confunde y transi {acon lo politico, lo ético con lo estético, esto iltimo con aquello * Por iltimo, es preciso alu, sin que ello pueda ser aqui desarrollado, @ las complejas y frtles conexiones entre me- sianismo impolitico e historia de los con- ceptos politicos, sobre todo en lo referen- tea la valoracién de los vencidos en or den a reseribir la historia. Pero también para dejar constancia de los problemas encerrados en el uso de categorias pre- modemas, como Ia de mesianismo, para comprender lo modemo y post-moderno. ‘Asi mismo, desde las premisas de la his toria conceptual, podria cuestionarse Ia posibilidad de una novedad tan radical que rebasara todas las condiciones es- tructurales, pues un acontecimiento tal seria totaimente incomprensible, ina- prehensible e inconstatable Pero quiza se trate de eso en el evento mesiinico. Notas Ago Bueos Ais, Amoco, 2006, pp. 1355, ® Seqin Schmit abundeado del teams dea se- colarosi, ts agen tain que ace de nn poe tne la msn ertrucura que su ngaiactn Poli. C. Schmit, Tetogi poo, Eros Poticos wa. FJ Conde, Mad, Caliar Epa, 194t, p84 Blumberg se opus alos dagdstios secant por condense mpi ee mid de lo modeme. Cl I Bumenberg Die Le- [stint der Neo, Frantor, Ska, 1988 S- Brea olsen del eanegpo, ct JC. Monod, Lt evel de i atcalroatin, Thole poles ot ‘Philacphs de hore de Hegel &Bhanenberg ax * ll expla el dagnstico de Voegeliasbee la tsologa pia oben somo an ne-gostosns poltea tai. J. Shock, Madi, Ris, 196% Pp. 19s, 28. Enel misma seat, a shitian io wt como un pusancrasanam, Ci ese te, Der Katechon Lu Carl Sch fendamentaliti= ‘her Krk dor Zot Bevin, Dunsher & Halo, Schmit, Tolga polica, op. et. 3p. 725, Taleo es orien dela polemics cn Ei Peterson (Der Monat al polishes Problem, de 1935) ¥ con Bhumovoerg.coacctada on la plicacion ot {0 de Potitacke Thologe Il IpaimentC Schnit, Caeictme » forma polica, tad Ci, Mads Teoos, 2000 © Seat, Teoloie politics 0. ¢, rp 35, Schmit, concep de a poica (Ese as pois 0. pp IN 81 148,16 ing. Grama, Comuse, 2002, p. 2-25, 54. Kose "isk he moses stn lr Recht ds ado apt a Revolucion rancors Cie Be Ko- sellek, Fave pasedo Pare wea semdatca de los 1998. p.37 * Agamben argument gu la modeidad es as ‘panble de lo mesmo schland gos Later aaj {atargen Umino paling gue scala Is sxpesion del Tey por ye of acontevinieo mesianio, por “uted, gue grea tant abi com cotarsh,¥ Sole ef ue Hepel funda sudden CAG. Agate ‘en, EI tempo que reste, wad. A. Pie, Moi, “ret, 2006p (01 sieve C Caozn y H.TevizneCarzz, La fin ‘des temps Terra et prophites ow Moyen ge, Pa Teneo Enpas de ercer milena. dpocalipen, Meta ‘om, Abtonarioma © Histor, Ea V. Salma Soon, 3 Vilcn wAcera del wo de emp ‘spocliptco nln Edad Moin, legorta, 37, 207, Ppal56 ° aoe del Libre Esp de os alr do, CN. Con, En os del milena. Revlucona "os mulearsasanarusas misteos de la Edad Mediated RA, Mai, Abney, 1997, pp 17, 198s, 214s, 20s" Se euesions el mesizao de Tos libros y In esis de Batallon sobre suite. fs en A. 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Gesshom Seem els promessa messianic, (nF, Tater, If peso del mestaneimo Lettre di “inob Taber Gershom Schalm © alr seit 2 ‘are. iE. Stil, Mace, Quodibe, 2000 Dp. Be Sobre a vlewani del messmo pling los autores menionados, ef 1-C. Monod «Des ‘is do prlssme plfigque: K. Bar, CSch J {Taber Eric 2003, pp. 113128 "Taubes, Lette dace Taubss« Gcsbom Scholes en if porzo asl maven, opt Tio de as Tesis bewjaianas Cir G. Agamben, AP Hongo que eta, op. ct p18, Sobel vinule ene milagre y dicta en Donoso yexcepsin y revlucn en Beojami, cI Mayors, Revucin conervedore 7 comer ‘revoleionara, Balan, Atyopos, 203, pp. 189 196 "7G, Agamben, Estado de excep, ta, A. Gi mono, Vania, Pre-Tetos, 2008, pp. 79.98 "WE Sul, Jacob Tauber. Soran e tempo ‘meine, Desi, Moresinn, 200.280, "Soho Itai del en de soem de Roseameig y Ia del state de la dees6n de ‘ana de emp, especialmente evident en ns Tens I, V-VIl XV, XV y XVI, 66 A.Lucs, Tempo y memoria Ma FTN, 1995, p92, 73 79 hin [ae Tei solve a stra pe Rate, Medianoche er Ie htona, Mai, Trot, 2006 2 Tees, waler Benjani um marine moderne» eal prezo de! messanesina, opt ote 2 or jmp, c as Tesi XI, XI, XIV. XVI y DXVIIL CJ ashes Tetfilsefiadela tora {Waller Benim es Bi. p15 9 2) Taubes La tolgiapoicn de Pablo, tn suismo también peste eb la compres de Ta storia como cio de rina en I argent dra tne eco alond 2 Tid. pp. 9, 101,119. Desde estas premiss, ‘amends red alps epaad ae steers et comin a experiencia de fo. Y aes ensu orion tna expen ct de In sera.) problem dl expo es pole ‘dra fi (9 Y que longa es oral nee ISEGORIA, N83, julo-icambre, 2008, 99-250, ISN: 11902057 to, no etinde I sivas humana, que efit, ¥, ona fa, ee ue cara, oe, oe deci, i pps, 198, 5 aha Cara alos Romanos os una elogapli- ip 31 5% GE impertor oo etal noma sino el lavage pre nomat ala cay Esa ential ep uy femmpracien Son naa todos ls apeadices 6 evoie ‘oman sts veri lo valores pone ps ar Ila elo udeorrmanghelnse de sais frase adn va merolnzs que € elenins loo dela gue det Crscado, Toque gute dec Is iverstn de ods lo valores Be este mand. Lie- fat, pues, de una carga politica qu es aro meal txploivon hid. 38 7). Taubes El esis y su prsin,e Taubes, Defeat cultura, opt, pp. Se Sore el carcer operate dey comuniad smsinia pulonSegin Taubes, fi E- SU ll Imesianeimo come problems pica, <0 If peso {Li meriaesin, op ci 18S. 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Giorgio Agamben, Bibtcon Neva, Masi, sal ver Te gue Rane ha denon taj eico dea esta yl poican CF J. Rance, [lviraje oa dele een» la pla M. ‘Tynan, Saag de Cle, Palio, 208, p22 5 Kosellch, Lr erat del emp: esti sore ta historia tnd. Innere, Barcelona, Pa 5, 2001, pp. T1535, ISEGORIA, N36, juto-iclomte, 2008, 236-250, ISSN 1130-2007

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