esparciendo más tristeza en su vuelo. Y contenerlo dentro yo no puedo, este dolor es un intenso fuego. Espero impaciente luz universal pero sigo rodando en esta espiral sinfin de la que me quiero liberar, pero aunque quiera, no puedo volar. Siento rabia, odio, tristeza y frustración y solo tengo una vil explicación: el destino me mandó una maldición. Ya no sé ni qué hacer ni qué decir a Dios felicidad le quiero pedir, fuerzas que me de para poder seguir.