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Cuentos para niños postmodernos del tercer mundo.

Cuento 1. En correspondencia del robot asesino.

Por Rafael O.López Cárdenas.

El Colegio Maslow se encuentra en la calle de Ayotocatl, en un costado del Barrio Curtidores entre
calles rurales y llenas de tierra que se inundan con las lluvias y hacen el lugar inaccesible.

-Es una buena escuela-decía la gente-, el Colegio Maslow es el mejor lugar en el que
nuestros hijos pueden estar.

El Colegio llevaba varios años y se había ganado el prestigio de los pobladores de varios
barrios. En él había los mejores maestros, alumnos buenos y obedientes, aunque no faltaba uno
que otro flojo y aquel que no hacia la tarea de vez en cuando, pero en general todos los niños eran
muy buenos alumnos. De todos los alumnos había dos en particular Aidee y Joana, ambas eran las
más veloces de la escuela al igual que grandes alumnas y buenas amigas. Fue a estas pequeñas
niñas de 10 años que les ocurrió algo espeluznante.

En una ocasión se encontraban caminando por el pasillo principal del colegio rumbo a la
biblioteca, cuando escucharon que la maestra Alicia dio un suspiro que ocultaba un grito.

-¿Está bien maestra?-preguntó Aidee, mientras miraba su rostro asombrado-, escuchamos


como si algo la hubiera espantado.

-El vaso se movió cuando estaba a punto de servirme agua-respondió la maestra Alicia-, lo
deje en la mesa y cuando iba echarle agua con la jarra se movió. Pero eso no es todo, creo que en
la escuela hay un fantasma y que ese fantasma es un niño, ya que la otra ocasión Bruno se quedo
tarde en la escuela y le pedí que se quedara en el salón de segundo, mientras hacía mis deberes en
la biblioteca. Tocaron el timbre que anunciaba la llegada de su mamá, así que me dirigí al salón
donde había dejado a Bruno, pero al salir de la biblioteca vi que un niño con el uniforme de la
escuela que corría hacia el salón de segundo, por lo que le pedí a Bruno que dejara de jugar y
tomara sus cosas porque habían llegado por él. Al ver se tardaba en salir entre al salón entre y no
vi a nadie, entonces sentí que alguien tocaba mi blusa, grité mientras volteaba de un brinco, otro
grito le siguió, era Bruno que estaba espantado por mi espanto, lo tranquilice y lo lleve a la puerta.

Al escuchar la historia las niñas empezaron a investigar y resulto que la maestra Candy, la
maestra Adi, y la maestra Carmen habían visto a un niño que cuando lo buscaban no lo
encontraban. Incluso algunos niños más chicos decían que lo habían visto en los baños, en el
pasillo, en los salones e incluso en la azotea. Pero fue al llegar con el Director que encontraron una
explicación razonable para sus supuestas apariciones.
-Es cierto he escuchado acerca de las supuestas apariciones-decía en voz tranquila y tierna
el Director-, pero en todos los años que llevo aquí nunca se me ha aparecido nada, salvo algunos
gatos que andan en busca de comida y no importa la hora que sea, por la mañana o por la noche
cuando me quedo trabajando, nunca he encontrado a nadie o nada fuera del horario de la escuela.
Podría ser que las supuestas apariciones a las maestras sean consecuencias de que pierden de
vista a un niño y en su lugar ven a otro, no es raro ver niños en una escuela ¿o sí?

-No, no es raro ver a niños en la escuela –comento Joana-ni tampoco que nos confundan,
alguna vez la maestra Eli me confundió con Lizbeth.

-Pero que pasa con el vaso que se movió y los niños que han visto a otro niño que los
demás no ven-agrego Aidee-.

-Puede ser un efecto óptico lo del vaso como ocurre al ver una sombra en la visión
periférica que afecta la percepción del objeto que estábamos enfocando-dijo el Director, mientras
les ponía algunos ejemplos-. En el caso de los niños que ven a un niño que los demás no, puede ser
que mientan para hacerles una broma o bien que lo están inventando, como un amigo imaginario.

Sin estar tan convencidas agradecieron la explicación al Director y se fueron a su salón, en


el camino manifestaron su decepción, pero también la posible solución para saber si el fantasma
era real o no: una Ouija.

-El novio de mi hermana tiene una-dijo Aidee-la puedo pedir para hablar al niño.

-Genial-manifestó Joana- pero que no debemos de estar en el lugar en donde se aparece el


niño para hablar con él.

-Es cierto pero podemos entrar al Colegio en la tarde cuando todos se hayan ido, conozco
una entrada secreta.

La estrada secreta era un agujero en la reja de la casa abandonada que se encontraba en


el extremo oriente de la escuela. Por él entraron después de las nueve tras haberse despedido de
sus madres y declarar que se iban a acostar. Había pasado ya una semana tiempo suficiente para
tener completamente detallado el plan. Estaba oscuro y siguió así para evitar ser descubiertas,
cada una llevaba una vela que alumbra el camino. Fueron al pasillo principal y ahí colocaron la
tabla, tomaron el objeto que señala las letras y empezaron el ritual, al inicio sin éxito pero
posteriormente las cosas cambiaron.

El objeto empezó a señalar las letras que respondían a sus preguntas. Sí era un niño de
nombre Pablo, también estaba muerto y estaba en el Colegio porque ahí había muerto, claro antes
de que fuera una escuela, murió asesinado por sus hermanos que estaban celosos de que su
mamá solo lo cuidara a él. Al parecer ellos eran tres y malos por eso los castigaba su mamá. Los
encerraba en su cuarto sin comida por varios días hasta que se desmayaran, pero cuando
empezaban a portarse mal los volvía a encerrar. Cuando tuvieron más edad empezó a pegarles con
cables de luz y con palos antes de encerrarlos. Un día mato a uno y lo enterró en el patio. Los otros
al ver su suerte decidieron anticiparse a su mamá. La mataron junto con Pablo y enterraron en el
mismo patio que a su hermano. Cuando fueron las doce la tabla empezó a elevarse y una voz
empezó a escucharse –vayase-, decía con voz de mujer y dolor. Las niñas dejaron la tabla y
salieron corriendo.

Al día siguiente sin sospechas de sus madres entraron al Colegio, observaron que ya no
estaba la ouija en el lugar en el que la habían dejado. En el homenaje el Director mencionó que
alguien había entrado y que tuvieran cuidado con algunos objetos que podrían haber dejado, si
encontraban alguno lo debían reportar a la dirección, también agregó que a partir de ese día iban
a subir las bardas cuatro metros para que no se brincaran y una alarma.

Las niñas estaban preocupadas ya que pensaban que las podrían descubrir, sin embargo la
culpa se fue cuando un niño desconocido les hablo, era Pablo, al parecer ellas habían liberado un
portal en el que los muertos que seguían en la tierra podían materializarse y tener más fuerza,
ahora él estaba libre y tenía más fuerza. Él les agradeció con la verdad, quien había matado a su
madre había sido él y por eso lo habían matado sus hermanos, pero ahora no había nadie quien lo
detuviera. Aidee y Joana se espantaron y estuvieron a punto de gritar, pero él les cubrió la boca y
les susurro al oído -no tienen de que preocuparse solo mato a los adultos que me caen mal, como
mi mamá- respondió con una voz de ultratumba mientras desaparecía frente a sus ojos.

Las niñas completamente aterrorizadas y llenas de culpa de lo que habían hecho


decidieron remediarlo. Preguntaron a su Maestra lo que había pasado y ella les respondió que los
intrusos habían dejado objetos como de hechicería, pero que los tenía el Director y solo él los
había visto ya que fue el primero en llegar e insistió en que no se le diera importancia ni difusión al
tema.

En la tarde Aidee le hablo a Joana y acordaron decir todo al día siguiente. Pero la mañana
siguiente el Director desapareció y con él la ubicación de la tabla. Algunos dicen que tuvo un
accidente, otros que se fue con otra mujer, otros que fue con un hombre, otros que solo se cansó
de sus catorce hijos y dejo a su esposa, otros que se cayó en el canal que estaba lleno de las lluvias
del día anterior, otros que secuestraron y mataron o robaron y mataron, otros que se lo llevaron
los extraterrestres. Pero la verdad es que el día que desapareció llego más temprano, todavía no
amanecía y la escuela estaba inundada, así camino en la oscuridad húmeda que en un inicio solo
llegaba a sus zapatos pero que los fue cubriendo poco a apoco mientras caminaba hacia la
coladera más cercana para quitar lo que le estorbaba el flujo del agua, la abrió y siguió a donde
estaban las otras por el pasillo principal y rumbo a los baños. Cuando llego a la mitad del pasillo
contemplo una laguna que cubría como espejo el piso y en él se reflejaba la oscuridad y sus
sombras nocturnas que se aferraban a no ser descubiertas por la luz de la mañana y se escondían
en los salones que lo rodeaban. Avanzó hasta llegar a los baños se inclinó para destapar la
coladera, sintió algo, alzo la vista y vio a un niño a lado de él, se levanto con tal fuerza que cayó de
espaldas en el agua, cuando logro voltear al lugar en el que se encontraba el niño, no había nadie.
Húmedo se apresuro a destapar la coladera, metió la mano y sintió una basura pedazo de comida
que estaba atorada, empezó a sacarla con la mano, su mano entro una vez, otra y otra, pero
parecía no destaparse, desesperado metió más la mano, algo lo sujeto y sumergió hasta
desaparecerlo, con él empezó a desaparecer el agua hasta quedar seco el Colegio completamente.

En el Colegio se sigue apareciendo un niño a los alumnos, a los maestros se les siguen
moviendo los objeto y a veces hasta se pierden; también en la temporada de lluvia se siguen
inundando, esas veces ninguno de los maestros quiere llegar a abrir.

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