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El momento estético en la vida del hombre, no solo juega un papel importante desde el
punto de vista artístico y literario, sino también desde lo que esta experiencia implica en sí
misma: abrirse a otro mundo más allá de la propia cotidianidad; cuando de medio
ambiente se trata, es vital que el hombre no sea solo un observador de su entorno, sino
que se reconozca a sí mismo como un actor en dentro de él, sabiendo que sus acciones
por mínimas que sean pueden generar grandes cambios, tomando parte así del G  

  como un resultado de sensibilidad en el marco dela     
 ) y           

En este punto es importante tener en cuenta el        , ya que una
persona inmersa en su día a día, se centra en su propio rol y estilo de vida: el estudiante,
el político, el policía, la madre, la enfermera y no en su relación con todo lo demás; es por
eso que en esta variable del comportamiento el sujeto es capaz de abandonar su rol
(estudiante, policía, etc.) para reconocerse dentro de un medio ambiente del cual hace
parte y puede asumir posturas diferentes; de esta manera el ser humano tiene la
capacidad de reaccionar frente a lo que pasa en su mundo de manera objetiva y llega
incluso a imaginar lo que puede hacer para generar un cambio desde su propio rol.

El hombre debe cuestionarse, debe incluirse dentro del gran problema moral de cómo él
mismo afecta o no su entorno, ya que a diferencia de los animales el ser humano posee el
sentido de responsabilidad, un rango de libertad que le permite decidir sobre él mismo y
lo que lo rodea. Sobre todo en estos tiempos en donde el tema ambiental se ha vuelto tan
común debido a los cambios que ha sufrido el planeta y no solo en su comportamiento
natural, sino también en otros ámbitos que lo afectan directa o indirectamente como la
economía, la política y la cultura.

Hablando justamente de los factores que pueden afectar el medio ambiente, y por tanto
al hombre, es preciso anotar que la emergencia ambiental que sufre actualmente el
mundo entero, es un tema que aunque resuena constantemente en los medios de
comunicación y en las conversaciones de la cotidianidad, no se está tratando de una
manera sensata, en especial por parte de las potencias económicas con el capitalismo, en
donde el medio ambiente es una externalidad del sistema en función de la economía, no
buscando una sustentabilidad sino un recurso. A esta problemática surge la ecología o la
ciencia ambiental que en veras de un mejoramiento, supone los riesgos y los problemas
para crear normas regidas por el funcionamiento reciproco y justo de todos los sistemas y
no solo una racionalidad económica.
Como consecuencia del paso del tiempo y del desarrollo tecnológico (por ende
económico), el hombre ha perdido su capacidad de asombro, un sentido que aparece
desde la niñez y se pierde a medida que se crece. La percepción infantil gracias a su
carácter inicial y su totalidad sensorial, aprecia su mundo como algo nuevo y
sorprendente, algo que cualquier persona conociendo su valor apreciaría y cuidaría; esta
comprensión lastimosamente se ha disipado gracias a las necesidades creadas por la
misma sociedad, gracias al consumo, al capitalismo y a factores tanto económicos, como
políticos y sociales que han hecho que el hombre no solo olvide el valor de los recursos
que conoce y con los cuales afortunadamente aún cuenta, sino también que abuse de
ellos.

Es aquí en donde la función comunicativa del momento estético entra a jugar un papel
importante, pues depende de cada individuo dar a conocer desde su práctica ambiental y
desde sus propias emociones, la experiencia de reconocimiento dentro del mundo, del
entorno al que pertenece, buscando persuadir y promover el cuidado, el respeto y el buen
manejo de los recursos. El hombre desde siempre ha intentado acoplarse a los modelos de
identificación que tiene a su alrededor, en este caso, las posturas de asombro, admiración,
emoción, compasión, llanto o risa que se expresan sobre cierto tema, pueden llevar al
individuo a introducir en su mundo personal la propuesta de identidad o caer en la
imitación involuntaria, es por esto que la catarsis es un gran método para difundir la
preocupación sobre el problema ambiental, ya que ella en sí misma le permite al hombre
establecer una identificación emocional que lo lleva a alejarse de sus intereses prácticos y
lograr una postura que lo integre en el nuevo mundo del que hasta ahora se ha hablado.

Los marcos de comunicación que se generan gracias a la catarsis, no solo estimulan la


identificación emocional, sino también las propuestas de identificación a modelos de
conducta y de acción, como también a la intención de cuestionar las conductas
tradicionales o actuales, en este caso: asumir una postura de cambio y cuestionar el
manejo que se le ha dado hasta ahora a los recursos, al poder económico y al medio
ambiente.

La compasión en la experiencia catártica que se define como el procedimiento de


reflejarse en el otro, lo que también le permite al ser humano generar actitudes de
cambio, pues la metáfora del espejo (reconocerse a sí mismo en el sufrimiento del otro) lo
lleva a ser consciente del mundo que él mismo le está dejando a las próximas
generaciones, donde los hombres no contaran con los recursos que el mundo ofrece
actualmente; pero no se trata de pensar subjetivamente sobre el futuro, sino de
experimentar la situación en sí misma, por ejemplo como seria la vida sin agua, sin
oxigeno, sin animales, etc.

Es por esto, que cuando se habla de medio ambiente, no solo se hace referencia a la
naturaleza, sino a un ͞ecosistema͟ en donde se relacionan todos los ámbitos, todas las
ciencias, y esto es comprobable en la medida que el hombre recurre al arte para hallar
una solución a los problemas ambientales: la experiencia estética y particularmente la
catarsis le ofrecen las posibilidades de conocer su mundo no como individuo sino como
parte de un todo y a compartir su experiencia para crear nuevas conductas y modelos de
identificación que en masa generen grandes cambios mundiales.

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