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DE VICIOS, VIRTUDES Y GUSTAZOS

Ana Eliette Mora Castro

“Todo lo que me gusta es prohibido, inmoral o engorda”. Frase que nos saturaba a mediados de los
ochenta en camisetas, jarras, afiches y que, según los veinteañeros de entonces, resumía muy bien nuestra
realidad.

Pero resultó que dejé atrás los veinte, los treinta y ya casi los cuarenta, y, al menos en mi caso, sigue
vigente: Comer carne de tortuga o iguana ¡prohibido! Fumar ¡inmoral! Una buena canasta de
chicharrones acompañada de cerveza ¡engorda! (sin contar que este “gustico” tiende a incomodar un tanto
a mis conocidos seguidores del Islam).

Y cuando mi reputación como miembro de la sociedad sufría las consecuencias de tan mal vistos deseos,
y por mi mente ya empezaba a pasar la idea de buscar un escondite para mis inocentes disfrutes, de
Suecia aparece la reivindicación para el más grande de mis vicios: el café.

Mi combustible, mi acelerador, mi motivador resultó ser también un salvavidas, literalmente. Según un


estudio del Instituto Karolinska de Estocolmo, Suecia, publicado la semana pasada, el café, entre otras
virtudes, puede tener un efecto protector contra los derrames cerebrales en las mujeres.

¡Tantos mitos y tabúes tejidos en torno a la aromática bebida! ¡Cuántas miradas de reprobación y
exclamaciones recriminatorias tuve que aguantar al confesarme “cafeinómana”! ¡Hasta el médico me
sugirió insistentemente que evitara al máximo el consumo de café, dada mi predisposición a la
hipertensión y a la diabetes!

¡Ja! ¡Sorpresa! Resulta que el estudio también recalca que mi superhéroe líquido, dadas sus cualidades
antiinflamatorias y antioxidantes así como favorecedoras de la circulación, me puede brindar cierta
protección contra esas enfermedades crónicas, e incluso contra el cáncer de hígado. Mis queridas amigas
mormonas: miren todas las bondades que se están perdiendo al no tener en su dieta un par de tacitas de
café al día.

Aún más: me atrevo a decir que no sólo son buenas nuevas para las mujeres como individuos. ¡Imagino
el beneficio que esta noticia puede traer a un país como el nuestro en que esa semillita color rojo brillante
es llamada “grano de oro”! Aumento en exportaciones, mayores facilidades de inversión, crecimiento del
empleo, ¡Un paso más hacia el país desarrollado de nuestros sueños!

Y antes de que salten mis detractores aclaro que el párrafo anterior no es producto de una exaltación
provocada por el exceso de cafeína en mi organismo, sino más bien un leve ataque de positivismo de esos
que de vez en cuando hacen acto de aparición hasta en las mentes más pesimistas, desesperanzadas o
resignadas.

Si bien, como buena pecadora, nunca tuve entre mis planes eliminar al café de mi dieta, sí había
desarrollado una mínima desconfianza, alimentada abrumadoramente por la mayoría de las personas a mi
alrededor, quienes, a partir de hoy, no se verán librada de mis sermones de reivindicación, ya no
totalmente subjetivos, sino además sustentados en bases científicas y en alguno que otro argumento social
y económico.

Ahora, respirando tranquila, me voy a dar el gustazo de tomarme un buen cafecito negro y completar un
crucigrama, ya que escuché que esa actividad es muy buena para prevenir el Mal de Alzheimer.

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