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Karen Horney:

Si bien es cierto en la mayor parte de la bibliografía que he tenido la posibilidad de revisar se señala que los
principales aportes de esta autora a la psicología se encuentran en lo referente a la terapia, no es menos
cierto que Horney es una de las principales representantes de los psicoanalistas culturalistas. El culturalismo
como ya he señalado sustituye las explicaciones fundadas en la biología y da mayor importancia a la
influencia de la cultura y las relaciones sociales sobre los seres humanos, separándose, a mi juicio, en forma
notoria de lo que el psicoanálisis "ortodoxo" pretendía ser originalmente dejando de lado el determinismo y el
reduccionismo que se acentuaba en este último.

Karen Horney según Thompson (1966) propuso un sistema nuevo, una especie de revalorización de muchas
de las observaciones de Freud a la luz de los descubrimientos hechos por las ciencias sociales, y desde luego
de su propia experiencia con los pacientes. Un aspecto interesante de su pensamiento es que destaca la
importancia que tiene para el psicoanálisis la importancia de la situación presente del paciente, así como la
exploración de la situación general de su vida.

Una de la principales preocupaciones de Horney fue el tema de la neurosis. Según Horney éstas son
engendradas muy a menudo por las condiciones de cultura bajo las que vivimos, poniendo énfasis en que
estas, en el caso de las personas enfermas son siempre conflictivas, contradictorias y difíciles (Horney 1951).

Horney desarrolló un modelo para la comprensión de la estructura de la neurosis, en el que tomó en cuenta
las condiciones adversas del entorno y especialmente de la familia en la creación de una "ansiedad básica", el
niño se defiende de ésta mediante estrategias de defensa que adopta como deformaciones del carácter y lo
llevan a alinear su verdadero yo en favor de un yo idealizado el cual se basa en lo que le exige la sociedad.
Es precisamente en este punto de la teoría de Horney, sobre la relación entre el yo real y el yo ideal donde
pretendo centrar mi análisis.

El yo real es un término que comprende todo lo que la persona es en un momento dado, incluye cuerpo y
alma, ya sea de un individuo sano o neurótico. Se hace referencia a él cuando las personas dicen que quieren
conocerse tal cual son, es la fuerza que impulsa hacia el desarrollo individual con la cual se puede lograr total
identificación, al estar las personas libres de la neurosis. El yo real se refiere a lo que realmente la persona
siente, quiere, cree y resuelve, es, o debiera ser, el centro más vivo de la vida psíquica. Cuando el yo real es
fuerte y activo permite tomar decisiones (aprueba o censura) y asumir las responsabilidades de ellas, por lo
tanto, conduce a una sensación de unidad, de totalidad. No sólo son cuerpo y mente, acto y pensamiento o
sentimiento consonantes y armoniosos, sino que funcionan sin un grave conflicto interior. Para Horney el yo
real es la fuente de fuerzas emocionales, de las energías constructivas y facultades de juicio. (Horney, 1950).
Es decir, el yo real es o al menos a mi juicio debiera ser, el conductor de nuestras vidas ya que es quien
representa en definitiva la imagen real de la persona, y representa sus reales capacidades y cualidades.

El desarrollo de la confianza básica, es decir, confianza en sí mismo y en el resto, en un individuo normal está
determinada por un ambiente que satisfaga las necesidades de cariño, cuidado, disciplina, estimulación, entre
otros. Si no se satisfacen, el ambiente, en general, es percibido por el individuo como hostil acompañado con
un sentimiento de frustración hacia sus necesidades lo que lo lleva hacia una separación de su yo real
(Dicaprio, 1989). Esto se produce porque el individuo, para compensar sentimientos de incompetencia y baja
autoestima, crea un ideal muy alto y lo intenta alcanzar por medio de la fantasía, ya que en la realidad no es
posible. Este fantasear se hace cada vez más continuo y vívido llegando a un momento en que su yo real es
confundido y posteriormente reemplazado por su ideal planteado (Horney, 1939). De esta forma el individuo
enajena su propio yo y su personalidad y asume sentimientos, pensamientos, motivos y acciones propios de
su ideal configurándose así su yo ideal. Esta condición, que en un principio fue un conflicto entre necesidades
contrarias (Horney 1939), es la que la autora denomina neurosis (Horney, 1950).  

El yo ideal es lo que el neurótico cree que es o que puede o debiera ser, es una visión de sí apartada de la
realidad con características muy halagadoras y que compromete su conducta. Los rasgos particulares del yo
real están determinados por factores reales de la persona, es así como los ideales del yo ideal tienen una
base en las potencialidades del yo real. Los componentes esenciales del yo ideal son inconscientes por esto
el neurótico confunde las demandas de su yo ideal con las que puede cumplir el yo real. El yo ideal que
comienza a crecer afecta la actitud hacia sí mismo de distinta manera dependiendo de donde centre su
atención: si el individuo quiere convencerse de que él es su yo ideal, desarrolla las creencias adecuadas a
éste (pasa a creer que es un gran científico aunque sólo sea un alumno de física); si, en cambio, dirige su
atención a su yo real, y al compararlo con su yo ideal, el primero es muy despreciable, el individuo se
autodegrada. Si se centra en la diferencia entre su yo real y su yo ideal busca acortar las diferencias tratando
de alcanzar la perfección con gran exigencia.  

El mantenimiento del yo ideal ya consolidado obliga al individuo a realizar una serie de conductas que tienden
a mantener esta imagen frente a lo cual el individuo puede reaccionar de tres formas distintas las cuales
según Horney (1945) serían:

1. Identificación con su yo ideal creyendo que todo está bien así como está, pasando a ser éste más
real que su yo real. Esta cambio se produce en lo más profundo de su ser involucrando sus
sentimientos, motivaciones, pensamiento, etc.
2. Perfeccionismo, el individuo quiere llegara ser como su yo ideal y vive esforzándose por ello y
criticándose por lo que "debiera" ser y hacer.
3. Revelación, el neurótico se torna irresponsable y negativo hacia las exigencias de su yo ideal.

Estas actitudes se dan en forma combinada y van de una a otra ya que ninguna es completamente
satisfactoria y traen diversas consecuencias para los individuos. El yo ideal, por ser una imagen falsa, es débil
y vulnerable, lo que hace que el individuo restrinja su vida para no exponerse al peligro de que su imagen sea
atacada y pongan en relieve las diferencias entre ésta y su yo real. (Por ejemplo el individuo puede rechazar
un trabajo por la posibilidad de que existan compañeros que se desempeñen mejor que él). Además el yo
ideal es un obstáculo al crecimiento porque los ideales de esta imagen no son un móvil para el individuo sino
que es una idea fija que cree cierta y que es venerada por él. La persona no es capaz de ver sus errores, sino
que los niega para poder mantener su yo ideal intacto (Horney, 1945). Esto, a mi entender, también le crea
problemas al medio social que rodea al individuo, ya que un sujeto que no tiene claras sus limitaciones puede
emprender tareas para la cuales no esta capacitado, dañando así al medio social en el que se desenvuelve, lo
que a la vez constituiría un circulo vicioso ya que la aparición de este yo idealizado sería determinada por la
hostilidad que el individuo percibe hacia el mismo en el medio en el que se desenvuelve. A la vez, el neurótico
necesita de la aprobación del resto para mantener su yo ideal, por esta razón odia a cualquiera que lo supere
en alguna característica de su yo ideal y se siente bien con personas que halaguen sus supuestos dones.

Por último cabe destacar que el objetivo de la terapia para Horney es que el neurótico vaya eliminando las
defensas que ha creado para mantener su imagen y pueda ver o reconocer sus propios ideales, motivaciones
y sentimientos, vale decir, que la persona se reencuentre con su yo real. Para que esto ocurra es preciso
hacer ver al paciente los conflictos que le crea el mantenimiento de su yo ideal y convencerlo de que
volviendo a su yo real podrá identificar su conflicto y enfrentarlo de manera adecuada. Este proceso se realiza
en forma gradual ya que el volver hacia su yo real puede resultar extremadamente doloroso y puede que la
persona termine aferrándose a su yo ideal sin dar cabida al cambio (Horney, 1945). Lo importante, en mi
opinión, sería entonces que el individuo tenga una correspondencia lo más estrecha posible entre lo que él es
y lo que cree ser, así también debe también tener claro cuales son sus ideales y metas, con el objetivo de ir
en busca de ellos, pero sin perder la perspectiva de cuales son sus propias potencialidades y debilidades de
modo que su actuar y desear sean realistas. De esta forma el individuo podría desarrollar sus potencialidades
y evitar entrar en una neurosis.

http://www.apsique.com/wiki/PersHor_rog_yo#titulo3

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