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Perdona y desátate

El perdón y la liberación de antiguas ataduras son fundamentales


para recibir plena bendición en el matrimonio.
Por: Pastores Alberto y Mariam Delgado , octubre 20, 2010

Hay tantas situaciones fuera de orden debemos


aprender a perdonar. Cosas que pasan dentro
del núcleo familiar donde el hombre es
responsable porque es cabeza en todo. Así lo
definió el Señor. El adulterio por ejemplo, debe
perdonarse aunque no significa que debas
regresar con tu cónyuge. Pero si además de
perdonar, Dios te da la iniciativa de darle otra
oportunidad a tu matrimonio, debes olvidar y no
pensar más en ello. Si no lo haces, arrastrarás
un lastre que será de estorbo para tu felicidad.
La razón del fracaso de tu relación ya no será la
infidelidad sino tu actitud equivocada.

También es importante comprender que una


mujer no debe tolerar la infidelidad de su
marido porque al hacerlo está formando parte del pecado. La mujer debe darse
valor porque Cristo murió por darnos ese valor que ahora tenemos. El hombre
y la mujer deben ser fieles en el matrimonio, perdonar las ofensas y ser
capaces de darse oportunidad de restauración.

Cristo está contigo para que reconozcas tu errores y los enmiendes, además,
para resuelvas y perdones. Él es parte del ministerio de la restauración, no de
la condenación. Perdónate y perdona para superar las dificultades y ser feliz.

En un matrimonio, ambos tienen necesidades. La mujer necesita ser deseada y


amada, el hombre necesita ser respetado, de lo contrario se frustra porque
desafortunadamente se siente acomplejado. Varón, debes demostrarle a tu
mujer que la amas, ella debe sentirlo, esfuérzate por lograrlo. Mujer, debe
hacer sentir a tu esposo que lo respetas porque es lo que necesita para estar
completo y reaccionar bien en la relación. No critiques sus defectos con otras
personas porque es una falta de respeto. Ambos deben ser sabios y darse lo
que necesitan.

En Apocalipsis 12 leemos sobre el dragón que quiere devorar el fruto del


vientre de la mujer que está a punto de parir. No permitas que el enemigo
devore tu matrimonio y tus sueños. Tú y tu cónyuge han nacido con un
propósito, estás preñado de sueños que deben realizar juntos porque son una
fuerza imparable.

Liberarse de antiguos pactos y hacer nuevos

En Proverbios 18:21 vemos que la lengua y los labios, es decir las palabras
tienen gran poder. Dios es un dios de pactos y nos ha dado el poder de
establecerlos. Un pacto liga y enlaza. Estamos ligados a Él por el pacto de
sangre que inició con Abraham. El matrimonio es un pacto que se sella con la
intimidad de la relación sexual.

El libro de Corintios dice que cuando te acuestas con una ramera estableces
una conexión porque los dos se vuelven una sola carne. Cada vez que tienes
relaciones sexuales con alguien, estableces una ligadura del alma y al hacer un
pacto matrimonial, debes deshacer cualquier otro pacto que hayas hecho en el
pasado. Eres una nueva criatura en Cristo y tienes autoridad para cambiar las
cosas y estableces un nuevo reino con otras reglas y principios.

Hay pactos sexuales que deben ser quebrantados para poder recibir bendición.
A veces sentimos que las cosas van bien pero hay algo que no funciona y
pueden ser esas relaciones anteriores de las que aún no te has liberado las que
estorban. Debes liberarte de esas ligaduras, pronuncia con tu boca que rompes
toda cadena anterior. Toma autoridad y dominio sobre tu alma en el nombre
de Jesús.

Cuando le dijiste a otra mujer que era el amor de tu vida, al decirle a otro
hombre que no amarías a nadie más, al aceptar un anillo de compromiso,
todas son situaciones que atan y debes liberarte de ellas. Proclama con tu boca
que borras toda atadura anterior y pides perdón por cualquier dolor que hayas
causado en el pasado. Ahora eres libre en el nombre de Jesús para que tu
matrimonio prospere y reciba bendición.
Dios dará respuestas aceleradas y unción a tu vida conyugal porque desea
prosperarte y verte realizado en tu matrimonio. Él quiere parejas fuertes y
libres para amarse. Varón, toma el lugar que te corresponde en el hogar, ama
a tu esposa que te respetará porque ambos tienen espíritu de vencedores.

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