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MUNDO NARRATIVO: Mundo o universo ficticio que se manifiesta a través de la palabra, conjunto
imaginario de leyes y principios autónomos que regulan una realidad construida y representada a través del
lenguaje. Cada uno de estos mundos literarios es construido teniendo como referente el mundo real en el
cual nosotros habitamos. A partir de este se van construyendo los distintos mundos ficticios, mediante la
presencia de espacios, tiempos, personajes y los cuales son regulados por pactos de lectura preexistentes en
la sociedad.
Mundo Cotidiano: Este tipo de relatos se caracteriza por la fidelidad a la realidad representada, es
decir, la representación del diario vivir de cualquier persona en una época y comunidad determinada. Se
reconoce por la descripción objetiva y detallada de los objetos, paisajes, acontecimientos y acciones en
donde se desenvuelven los personajes. Son referencias que permiten crear, en el lector, la ilusión de una
realidad “original” y por ende, creíble. Los personajes están sometidos a todas las reglas del mundo real,
nacen, viven y mueren. El mundo representado se centra en lo regional y autóctono de un país,
constituyéndose en un cuadro de costumbres. (Baldomero Lillo Subterra y Subsole)
Mundo Onírico: Este tipo de relatos surgen para representar una nueva forma de ver la realidad. En
ellos, ésta muestra el interior del hombre, sus problemas existenciales, la soledad, la angustia, la
incomunicación con el fin de entender mejor la verdad de su existencia, la realidad y la irrealidad. Esta nueva
visión abandona el universo ordenado según la ley de causa y efecto, convirtiéndose en uno confuso,
inestable, contradictorio, cambiante, inesperado, gobernado por la interioridad; de la cual proceden el
sueño, los instintos e intuiciones (Julio Cortázar, La noche boca arriba).
Mundo Mítico: Los mitos son relatos anónimos que nos remiten a un pasado remoto o al origen del
mundo; se caracterizan por la presencia de dioses, semidioses, héroes, acontecimientos y personajes
sobrenaturales. Surgieron como respuesta del ser humano para poder explicar hechos y fenómenos que en
aquel entonces no tenían una explicación objetiva. (El mito de Narciso)
Mundo de lo fantástico: Esta modalidad de relato se caracteriza por transgredir el orden racional de
los acontecimientos. Este universo se relaciona con lo maravilloso, lo extraordinario, lo sobrenatural, lo
inexplicable. Frecuentemente, en la narrativa del siglo XX lo fantástico se hace presente por medio del relato
de una situación cotidiana normal que se ve “quebrada” por la irrupción de un hecho fantástico. Ésta
provoca en el lector un sentido de extrañeza, de sorpresa y de duda acerca del carácter real o fantástico
respecto del universo representado a través de la palabra. La irrupción de este hecho fantástico provoca
suspenso narrativo y el abandono de las reglas y principios del mundo real. (Franz Kafka, La metamorfosis)
Mundo maravilloso: Corresponde a un mundo ficticio en el cual todos los hechos están fuera de las
leyes lógicas de nuestra realidad. El mundo, los lugares en donde transcurre la narración son absolutamente
imaginarios. La geografía de estos lugares y su historia cronológica es narrada detalladamente. Se
caracteriza por la presencia de seres mágicos (hadas, duendes, brujas, ogros, dragones…), hechos ilógicos
que son naturales o normales sólo dentro de ese mundo. Nada de lo que allí sucede se pretende explicar; se
asume que es cierto. Este mundo aparece en los cuentos folclóricos y tradicionales, ejemplo: La Cenicienta,
Blancanieves, Hansel y Gretel, entre otros.
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Mundo utópico: La palabra utopía se compone de dos términos provenientes del griego: “u” que es
una negación y “topos” que se relaciona con el concepto del lugar, por lo tanto, podemos traducir el
significado de esta palabra como el “no lugar” o el lugar que no existe. Este fue el nombre que en el siglo XVI
Tomás Moro utilizó para titular un texto que trataba sobre un lugar imaginario, pero posible donde el
hombre había formado una sociedad perfecta, en la cual no existían las guerras ni las diferencias sociales ni
el rencor ni la envidia; el hombre era completamente feliz viviendo en armonía entre sí y con la naturaleza.
A partir de la publicación de esta obra se comenzó a hablar de utopía para denominar aquellas obras e ideas
que representan un mundo mejor que el real, un lugar imaginario e ideal, donde predomina además lo
colectivo. (Francis Bacon, La nueva Atlántida)