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HACER PRUEBAS NO ES ENSEÑAR.

Donald H. Graves

Traducido de: Graves, Donald (2002), "Testing is not teaching. What should count in
educatiom". Portsmouth, N. H.: Heinemann. pp. 1-3. Versión al español de Gilberto
Aranda.

Los políticos de todas clases están obsesionados con hacer exámenes,


especialmente de lectura. Debajo de su retórica está la creencia de que hacer pruebas
mejorará las habilidades de lectura.

Desafortunadamente, el principal medio para valorar la habilidad de lectura son


las pruebas de opción múltiple, las cuales no pueden decirnos si los niños han leído
libros, si se los han comentado a otros o si los han ligado a sus propias vidas. Peor aún,
los textos que los niños encuentran en esas pruebas frecuentemente son
significativamente inferiores con relación a aquellos que son producidos por escritores
profesionales. Estos ordenan su información para atrapar a sus lectores, sus personajes
tienen personalidades auténticas, respiran aire verdadero, sortean vidas genuinas.

Todavía peor, este tipo de exámenes excluyen la propia expresión para centrarse
en la habilidad del niño de recibir información. Tienen muy poco espacio para que los
niños manifiesten sus pensamientos serios mediante la escritura, el dibujo, la
conversación y el debate. A los estudiantes no se les pide que usen sus propias palabras
para explicar sus ideas. El enfoque de las pruebas comunes no nos dice si los estudiantes
son capaces de usar información para expresar las ideas que tienen.

Olvidamos que la escritura es un molde de la lectura. Los niños que escriben


aplican conocimientos de fonética y de sintaxis y experimentan un amplio rasgo de
habilidades para componer un texto. Los escritores son lectores más asertivos y menos
propensos a aceptar las ideas y los textos de otros sin cuestionamientos puesto que
realizan la construcción de significados de la lectura por sí mismos. Pero la escritura es
muy difícil de valorar y, a diferencia de la lectura, pocas veces es evaluada.

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El creciente énfasis en examinar y su constante promesa de recompensa ha
llevado a los sistemas escolares a abandonar los enfoques de la lectura que
probablemente producen lectores de toda la vida. Observe el lenguaje empleado para
discutir la enseñanza de la lectura estos días; advierte el énfasis en puntajes y normas
con muy poca discusión acerca de las ideas que pueden abrir las vidas de los niños.
Hemos olvidado el propósito detrás de la lectura y la hemos tratado como si fuera un fin
en sí misma.

Tristemente, una de las grandes tragedias de nuestras escuelas actuales es la


proliferación de niños iletrados, los cuales pueden leer, pero escogen no hacerlo porque
no tienen una auténtica oportunidad de comprometerse con los libros. El pronunciado
énfasis en examinar ha creado un enorme desequilibrio entre las habilidades y los
propósitos subyacentes a esas habilidades. En suma, los niños pierden repetidamente el
sentido de las funciones de la lectura.

Hacer pruebas no es enseñar. Enseñar es elegir las habilidades adecuadas en


base a una cuidadosa observación de las necesidades del niño. Los buenos maestros
conocen los intereses y pasiones de sus estudiantes y saben cómo poner en sus manos
buenos libros. Hacer exámenes ha privado a los maestros del tiempo necesario para
enseñar las habilidades que permiten a los niños convertirse en mejores lectores. Los
maestros saben que hacer pruebas deforma el currículum de manera que los mismos
exámenes se convierten en la asignatura principal. Muchos sistemas escolares tienen
tres o cuatro tipos de pruebas (escolar, de zona, de estado, nacional). El tiempo perdido
realizando los exámenes no incluye el tiempo perdido en la preparación para realizar
esos exámenes. ¿Cómo pueden la lectura, el aprendizaje o cualquier otro aspecto del
currículum ser auspiciado cuando hay tal pérdida significativa del tiempo de enseñanza?

Nuestros políticos creen que todas las pruebas son buenas automáticamente.
Sería mejor que ellos revisaran los enfoques de evaluación y que nosotros los
ayudáramos a ver cómo las evaluaciones comunes son llevadas a cabo usualmente, así
como aquello que realmente implica una evaluación valiosa.

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