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ÍNDICE
1. INTRODUCCIÓN
3. TIPOLOGÍA
3.1 CONCEPTOS
LO LARGO DE LA HISTORIA.
5. EJEMPLOS NOTABLES
6. BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
1. INTRODUCCIÓN
Es indudable que una gran mayoría de los carpinteros habían de conformarse con este
estatus, pero los que alcanzaban la categoría de maestros del oficio necesitaban tener un
saneado capital, sin el cual era imposible que pudieran pretender la adjudicación de ningún
contrato.
En nuestra carpintería histórica se prefirieron las armaduras de pares antes que las
armaduras sobre cuchillos triangulados, bien conocidas en el mundo romano y en su área de
influencia. De las nuestras, la más simple es la denominada parhilera, compuesta por pares
próximos entre sí y que se encuentran en la hilera, pieza horizontal que recorre toda la
coronación de la armadura.
3. TIPOLOGÍA.
3.1 CONCEPTOS.
Por lo general, las cubiertas están formadas por caras planas, inclinadas, que reciben el
nombre de vertientes o faldones, que terminan en una línea horizontal, saliente de los muros
del edificio, que se llaman aleros, o línea del canalón. Estas caras pueden tener todas la misma
inclinación, o no, pero casi siempre la línea de aleros es una misma horizontal.
El dibujo en planta de una cubierta regular, que es aquella que tiene la línea de los
aleros en un mismo plano horizontal y los planos que forman las vertientes, de una misma
pendiente, es muy sencillo, ya que las proyecciones de puntos comunes a dos planos de la
misma pendiente están en la bisectriz del ángulo formado por las intersecciones con el plano
del dibujo y, si son paralelas, es la paralela media. Por lo tanto, las aristas que unen aguas se
proyectan en las bisectrices de los ángulos formados por los aleros y los caballetes en las
TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 5
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paralelas a los aleros y equidistantes de éstos. Según lo apuntado, se han dibujado las
proyecciones horizontales de las cubiertas que se ven en las siguientes figuras.
Otros ejemplos son en los que se ven los encuentros de dos cuerpos de
edificios, de la misma anchura o de distintas dimensiones como se observa en las figuras. Esto
último originará que los caballetes queden a distinta altura.
No siempre interesa dar a los planos de cubierta una misma inclinación, sino que por
razones estéticas, puede ser conveniente, en algunos casos, y para cubrir pequeños espacios,
emplear diferentes pendientes, que, en general, diferirán muy poco entre sí.
Las inclinaciones de las pendientes se puede decir que vienen determinadas por el
clima del lugar. Si éste es pródigo en lluvias y nieves, la inclinación debe ser muy grande,
ocurriendo todo lo contrario si estamos en climas secos. También influye, naturalmente, el
material de cubierta que empleamos.
Los muros perimetrales de los edificios quedan coronados en los canalones, a una
misma altura; los muros medios maestros de un cuerpo de edificio se suelen prolongar por
medio de unas pilastras o machones hasta el caballete y los muros maestros transversales se
terminan siguiendo la inclinación de las vertientes y la altura de ellas.
b) Con vigas de caballete o limas, uniendo los extremos superiores de los machones del
muro central y con pares que sólo distan entre sí de 1,50 a 1,75 metros, apoyados por
un extremo en el muro perimetral y por el otro sobre la lima, independientemente de
la posición de los machones. Con este sistema, se suprimen las correas y la armadura
menor se apoya directamente sobre los pares.
Por tanto, las correas más destacadas, en longitud y grosor, están en las
aristas de unión y separación de aguas, es decir, en las limahoyas y las limatesas.
a) A un agua:
A la molinera
De pares
De cabios
De cuchillas
b) A dos aguas:
De correas
De cabios
De pares:
• Par y picadero
• Par-hilera o parileras
• Par y puente
De cuchillos:
• De par y pendolón
• A la española
• A lo Paladio
c) A cuatro aguas:
De planta rectangular:
• De par y picadero
• De cuchillos
Las cubiertas a una sola vertiente, o una sola agua, no presentan problema alguno, y
generalmente no se emplean más que en edificios de importancia secundaria o adosados a los
principales. Por lo general cubre plantas de forma rectangular y reciben el nombre de
tejadillos. Los muros laterales, sin alero, se llaman hastiales.
A la molinera:
En algunos casos para apoyo de las correas se coloca sobre el muro una madera
llamada durmiente, y para evitar la movilidad de las correas en su apoyo se puede cajear el
tablón que le sirve de apoyo o inmovilizarlas mediante egiones o codales. Dicho durmiente
debe estar anclado a los muros piñones, mediante anclajes metálicos, por ejemplo, pero
cuidando de interponer un elemento impermeable entre ambos (plomo, lámina asfáltica..)
De pares:
Formados por pares que apoyan en muros a través de los durmientes de cumbrera y
alero, formado por el encuentro, por cajeado en los pares, generalmente.
De cabios:
Cuando las luces a cubrir, superan una determinada longitud, generalmente > 4m,
necesitamos disponer un apoyo intermedio, en los pares. Dicho apoyo, lo podemos
materializar de distintas formas, como se muestra en la figura.
Como vemos, pasamos de una estructura simple, con elementos únicamente a flexión,
a estructuras compuestas con elementos de madera a compresión e incluso a tracción. Por ello
es primordial conocer la forma de trabajo de cada elemento, para disponer un anclaje
adecuado en el encuentro con las demás piezas.
De cuchillos:
Las cubiertas de dos aguas constan de dos planos que, como regla general, tienen
pendientes idénticas. En algunas regiones los edificios de dos vertientes reciben el nombre de
cubiertas de choza. Los hastiales también reciben el nombre de frontones. Por ser de trazado
muy sencillo, es la más usada para plantas rectangulares. Sobre esta solución, existen varias
variantes. Se suele evitar, asimismo, el mal aspecto que dan dos muros con aleros y los otros
dos sin él, procediendo a montar la cubierta con faldones. Con ello, toda la planta toma un
aspecto idéntico, ya que vista en todos los sentidos presenta sus correspondientes aleros. Así
vemos en la fig. 53 que se han dispuesto unos faldones, también llamados petos, que son otros
planos de la misma inclinación que los planos de cubierta primitivos y cuyas intersecciones con
los dos anteriores forman las líneas llamadas limatesas. El punto de encuentro de tres de los
planos de cubierta, se llama nudo del caballete. Se puede también adoptar la solución, en caso
de que no nos interese, que los planos de los faldones no sean completos, haciéndolos
terminar antes de las esquinas de los aleros, tal como se ve en la fig. 54. En este caso, estos
faldones reciben el nombre de faldoncillos o faldones quebrantados, lo que da lugar a paredes
con hastiales y en el centro un tramo con su alero.
Para fábricas, almacenes, tinglados, etc., se suele adoptar la forma de cubierta llamada
en diente de sierra. Son éstas a dos aguas y están como dispuestas en serie, de manera que
una de las vertientes suele tener mayor pendiente que la otra y está orientada hacia donde
mejor aprovechamiento de la luz diurna exista, fig. 59.
De correas:
Cuando los apoyos se encuentran próximos, y las luces a cubrir no son importantes, las
correas se apoyan directamente sobre ellos, a través del obligado durmiente, formando
realmente dos faldones a la molinera.
De cabios:
Sobre los cabios se colocarán los listones, los cuales recibirán posteriormente a la
cobertura final (cañizo, tejas, etc.).
De pares:
Quedan constituidas por dos faldones de pares, que apoyan a nivel inferior en muros
de carga, y superiormente en una cumbrera común.
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• Par y picadero:
• De par-hilera o parileras:
También conocidas como cubiertas cabriales, son cubiertas a dos aguas similares a las
de par y picadero en las que el muro central se sustituye por una madera en cumbrera llamada
hilera. Para absorber los empujes horizontales se coloca una pieza que une los extremos
inferiores de los pares, llamado tirante.
• A par y puente:
fácilmente se puede abrir. En este caso, el techado o cielo raso tendrá una superficie muy
singular, por tenerse que adaptar a los muros y luego al contrapar, para seguir más adelante
por el collar o tirante.
Existe la variante de eliminar la hilera uniendo la parte superior de los pares entre sí,
manteniendo el tirante inferior y ayudando a disminuir los empujes horizontales de la base,
colocando en el primer tercio de altura, el tirante llamado puente.
De cuchillos:
Las cubiertas de cuchillos, típicamente realizadas a dos aguas, aunque se verá que no
exclusivamente, están constituidas, por elementos muy resistentes (cerchas), colocados en los
puntos convenientes, que reciben las cargas de las correas que únicamente soportan esfuerzos
de flexión, debido al peso propio de la cobertura y cargas de viento y nieve.
- Mala disposición del apoyo que transmite flexiones innecesarias y perjudiciales en el tirante:
- Correcta disposición, donde coinciden los ejes de los elementos, transmitiendo a un mismo
punto todos los esfuerzos:
La flexión del tirante, hace que la luz a cubrir por las cerchas simples de tijera sea muy
reducida. Para solventar esta situación y cubrir luces de hasta siete metros, se introduce una
pieza de apeo intermedio, llamada pendolón que proporciona mayor rigidez a los elementos,
dividiendo la luz y limitando el pandeo. Esta pieza parte del punto de unión de los pares
ensamblado a los pares por cola de milano y llega a la mitad del tirante.
Como se indica en la figura los ensambles del par con el tirante se realizan
tradicionalmente con caja y espiga rigidizando con pasadores, y el tirante se cuelga del
pendolón con un estribo metálico a modo de abrazadera que no rigidiza la unión, pero limita
la flexión de dicho tirante.
Los pares tienen por misión recibir la carga transmitida por la armadura superior
(correas, cabios y material de cubrición), y por lo tanto, estos pares empujarán a los muros, a
lo que se opone el tirante, evitando también que aquellos tiendan a separarse o abrirse.
• Cuchillo a la española:
Para reducir la flexión de los pares, en el caso de luces comprendidas entre los siete y
los doce metros, los cuchillos se refuerzan por medio de piezas llamadas tornapuntas. Éstas se
apoyan en la parte inferior del pendolón soportando esfuerzos de compresión. De esta forma
dividen la luz de los pares, consiguiendo disminuir su sección.
Para luces también de doce metros, se pueden emplear cuchillos con contratirante y
dos pendolones como se indica en la siguiente figura:
Para luces mayores, llegando hasta los veinticinco metros, la máxima distancia entre
apoyos, es salvada mediantes cuchillos multitriangulados donde, en ocasiones, se sustituyen
las piezas traccionadas de madera, por elementos metálicos. Su uso está justificado en naves
industriales, almacenes para aperos de labranza, etc.
- Cuchillo Polonceau:
- Cuchillo Belga:
- Cuchillo Alemán:
- Cuchillo Inglés:
- Cuchillo en W:
De planta cuadrada:
Las cubiertas a cuatro aguas es otro caso en el que los faldones que la conforman
concurren en un mismo nudo, punto en que se reúnen las cuatro aguas o vertientes. Se ve
que estos planos tienen la forma triangular y, por tanto, este tipo de cubierta recibe el nombre
de pirámide, o también de pabellón.
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Complicando un poco más la disposición de los planos de la cubierta, así como también
las inclinaciones de los mismos, llegamos al tipo de la mansarda, cuya sección característica es
la línea quebrada. Se suele adoptar esta solución cuando se desea aprovechar como vivienda,
almacén, etc., la parte comprendida entre el último piso y la cubierta.
De planta rectangular:
Constructivamente son similares a las de dos aguas, salvo en los faldones de alero de
menor dimensión, en los cuales deberemos disponer el encuentro de un plano distinto.
• De par y picadero:
De cuchillos:
En las siguientes figuras, podemos observar varias soluciones típicas de estas cubiertas
con distintos cuchillos sustentantes.
- Finalidad de la unión.
I. Ensambles:
II. Empalmes:
Todas las uniones deberán cumplir las siguientes leyes generales de la estereotomía de
la madera:
2. Los ejes de las diferentes piezas, que concurren en un nudo, coplanarias o no, deben
ser coincidentes en un punto, con lo que se evitan los esfuerzos secundarios que
podrían afectar la seguridad del conjunto.
4. La unión debe tener el carácter que deseamos de ella: libre apoyo, articulación o
empotramientos, y ser adecuada para la absorción de los esfuerzos a compresión,
tracción o esfuerzo cortante que actúe sobre ella.
I. ENSAMBLES:
Los ensambles permiten resolver los cruces, encuentros y esquinas, mediante las
siguientes soluciones tipo:
a. De escopleadura
b. De espiga
d. De barbilla
e. De espera
De escopleadura:
Consisten en hacer rebajes, en forma de caja, de modo que una pieza quede
empotrada en la otra. Los más empleados son los siguientes:
- de simple entalladura, en el que sólo se cajea una de las piezas mientras que la otra queda
enteriza.
- a media madera, cuando en piezas de igual espesor, la doble entalladura tiene en cada pieza
una profundidad igual a la mitad del espesor. Si las piezas no tienen el mismo espesor, las
entalladuras se hacen a media madera de la pieza de menor espesor, con lo que sólo quedan
enrasadas por una de sus tablas.
- a testa oculta, es un ensamble de encuentro cuya caja no cala toda la tabla, con objeto de
ocultar el ensamble por uno de sus cantos.
- de doble caja o con almohadón, que evita el posible movimiento en el plano de la junta, de
dos piezas que se encuentran.
- en inglete, con corte a 45⁰, sólo aparente en una de las caras de la esquina.
- por arista, es un ensamble de encuentro, con doble corte oblicuo que no llega hasta el canto
opuesto.
- en cruz, es un ensamble de cruce, que pese a ser a media madera, no permite colocar ambas
piezas en el mismo plano. Para conseguir esto, sería preciso combinar un ensamble a tercio de
madera, con otro en cruz también a tercio de madera.
De espiga:
- recta, resuelto, generalmente, con espiga en la testa, y caja en el canto o tabla de la pieza con
que se encuentra.
- tronco-piramidal, en el que en una de las piezas se tallan las mortajas, mientras que en otra,
las entalladuras permiten la creación de las espigas que ensamblan el encuentro.
- en cola de milano, talladas o incorporadas. En éste último caso la caja tiene que calar toda la
pieza y separar de la cola de milano una doble cuña que se introduce por la cara opuesta. En
carpintería de taller suele emplearse la solución de espiga recta, transformada en cola de
milano mediante el clavado de una cuña en su corte en testa.
- a inglete, en el que las piezas definen la esquina con sus testas a 45⁰.
- por arista, en el que la espiga toma la forma del ensamble por arista.
De quijera:
Permiten que una de las piezas coja a la otra por sus dos tablas o cantos, gracias a su
forma de horquilla. Sus soluciones más empleadas son:
Tabla, simple
Canto, simple
Testa, simple
Canto, múltiple
- por arista, con cortes oblicuos que no suelen calar ni la mitad de la pieza.
De barbilla:
Simple pasante o en pico de pájaro, que es el ensamble típico del par que monta
sobre el durmiente o la cumbrera y pasa más allá.
A tope simple, en el que las piezas se encuentran con corte en diedro cóncavo en
testa.
A tope con rebajo, en el que se achaflana la arista del corte en diedro cóncavo.
De espera:
- simple y enterizo, ocupando todo el espesor en ambas piezas, con o sin espiga de fijación
transversal.
- múltiple, con cortes a distinta profundidad con objeto de aumentar la superficie de los
planos que resisten a esfuerzos cortantes.
- de quijera, con aspecto exterior de enterizo, pero en el que está impedido el desplazamiento
lateral.
II. EMPALMES
Los empalmes tienen por objeto la obtención de piezas de mayor longitud, por
ensamble de las testas de piezas alineadas. Sus soluciones ofrecen carácter muy distinto,
según que el empalme tenga que transmitir esfuerzos de compresión o de tracción; sus
diferentes tipos de empalmes más empleados son los siguientes:
a. De compresión
b. De tracción
De compresión:
- a media madera:
Normal
Con derrame
Doble espera
- de entalladura:
- de caja y espiga:
Centrada
Lateral
En cruz sencilla
En cruz múltiple
Normal
Doble en la testa
Doble en profundidad
De tracción:
Doble y en diagonal
Simple
Múltiple
- en Rayo de Júpiter, es una solución análoga a la anterior, pero realizada con cortes oblicuos
en las fibras, con lo que ofrece la ventaja de aumentar la longitud de los planos sometidos a
esfuerzo cortante. Puede ser simple o múltiple y con o sin redientes (definidos por pares de
cuñas de madera dura: roble). Se utiliza en los tirantes de cuchillos de grandes luces en los que
no puede ser de una sola pieza.
Simple
Múltiple
- la unión clavada: Se caracteriza por su sencillez y economía de madera que suponen. En ellas
se emplean todos los tipos de clavos, desde el bellote hasta las puntas de París, alfileres,
tabaques, tachuelas, calamones, etc.
La unión clavada no sólo se basa en el trabajo a esfuerzo cortante de los clavos, sino
que en ella juega un importante papel la presión de la junta, que permite una gran rigidez.
Cuando las tablas o los tablones se han de clavar sobre madera escuadrada o sobre
vigas, según la experiencia práctica de la antigua artesanía se suele escoger una longitud de
clavos que sea de 2,5 a 3 veces el espesor de la tabla. Este enlace trabaja a esfuerzo cortante
sencillo, es decir, con una sola sección resistente a la cortadura.
Cuando un clavo une tres barras o gruesos de madera, de los cuales el de en medio
trabaja en dirección opuesta a los otros dos, se obtiene una unión clavada de esfuerzo
cortante doble con dos secciones resistentes a la cortadura. La fuerza de cada clavo queda
duplicada en este caso. A pesar de todo, en la mayoría de los casos es más conveniente
emplear clavos cortos y delgados con una sección de cortadura, por las siguientes razones: el
clavo abre las fibras y solicita la madera en sentido de desgarrarla tanto más cuanto más
grueso es el clavo y más delgada la tabla. Así pues, a cada espesor de madera le corresponde
un grueso de clavo.
- la unión con pletinas: Las pletinas son piezas metálicas de sección rectangular pequeña en
comparación con la longitud, y que según su forma toman las siguientes denominaciones:
Los estribos, son pletinas con forma de U, que sirven para anclar piezas en tracción, y
cuyo empleo más característico es como solución de anclaje del pendolón al tirante de
un cuchillo español.
Los anclajes son pletinas rectas o reviradas, que permiten anclar a modo de tirafondos,
evitando el movimiento lateral de las piezas.
Las bridas, abrazaderas, cepos o bragas, son las piezas más empleadas y consisten en
dos pletinas ligadas por dos pasadores extremos. Con ellas se garantiza la efectividad
de los ensambles y los acoplamientos por tabla. Pueden ser anillos cerrados que se
colocan en caliente o pares de piezas o cuñas de aprieto.
Los tirafondos son pletinas fijadas con tornillos roscados a la madera de gran
dimensión y cabeza cuadrada o hexagonal.
Una vez se han montado en taller todas las piezas que componen una cercha o cuchillo
siguiendo las técnicas de unión anteriormente citadas, se procede a su apoyo sobre muros.
El apoyo no se realiza nunca directamente sobre el muro, sino que, al igual que las
vigas, lo hacen sobre las carreras o durmientes, aisladas a su vez del muro mediante un
impermeabilizante.
Dichas carreras son piezas de madera colocadas de tabla sobre el muro y que reciben a
los tirantes. Dependiendo del tipo de apoyo dará lugar a diferentes tipos de aleros,
recibiendo su denominación de la forma o función que realizan; así tenemos los llamados
aleros al ras o haces, los abiertos, los cerrados y los dentados.
Aleros o haces:
En realidad no es típicamente un alero, ya que suele entenderse como alero ‹‹la parte
saliente de un tejado››, en términos generales. Esta clase de aleros no cumplen con esta
definición, ya que sólo consisten en una especie de tapa que sirve estrictamente para cubrir los
extremos de las viguetas, tal como se ve en la figura. Esta tapa suele ir clavada o atornillada y
puede estar moldeada para ornamentar el remate del muro.
Aleros abiertos:
Esta clase de aleros suelen ser los más corrientes, ya que basta prolongar los pares o
mejor, calcular la longitud de éstos en el cuchillo de manera que sobresalgan de los muros la
longitud que nos convenga. Para orientación, se suele dar al saliente unos 15 a 20 cm.
Aleros cerrados:
Se llaman así porque van encajados o mejor formados por dos tapas, lo que le da el aspecto
que indica la siguiente figura. Los extremos del par se les sierra de manera que luego pueden
clavarse las tapas de la forma indicada. Estos dos cortes de sierra será ortogonales y el más
bajo de manera que quede horizontal. Esto se consigue dando el corte con un ángulo que sea
igual al de inclinación de la vertiente.
El tablón que forma la tapa del intradós se clava a los pares, y luego se clava con
cuidado a la otra pieza. Si la madera que se emplea en estas tapas no ha sido bien curada o
está expuesta a fuertes alternativas de humedad y sequedad, lo más corriente es que sufra
contracciones y alabeos, lo que afeará el aspecto de estas tapas y lo que es más, la junta entre
ellas se hará grande e irregular. Esto se debe evitar mediante un ensamblaje a caja y espiga.
Aleros dentados:
A veces, en cubiertas de mucha pendiente se suelen poner aleros dentados. Con ello se
reduce la inclinación de los tejados a la vez que aumentan la superficie del alero y de ese modo
el agua que llega al canalón lo hace más lentamente y en menor caudal.
Estos dientes se clavan en los dorsos de los pares. Los dientes se deben construir de
manera que se adapten al quiebro que forma la cubierta, lo que la da cierta gracia a la
construcción. Un tablón hace de tapa en los extremos.
Por otra parte, en las limahoyas se produce una recogida de agua, de manera que
llevadas a través de la V que forman sus faldones, sean conducidas al lugar de la bajante. Las
limahoyas tienen lugar cuando nos encontramos con dos tejados recostados.
Los soportes del canalón se clavan a los lados de los contrapares, como se indica en
esta figura.
Según la forma que se le dé, se pueden distinguir los canalones llamados ocultos y los
de tenaza.
• canalón oculto
• canalón de tenaza
Entre los materiales de cubrición los más extendidos son los de tierra cocida. Los tipos
de teja de tierra cocida más comúnmente empleados en nuestro país son:
Las dimensiones aproximadas de las tejas elaboradas a mano son de 0,17 x 0,48 cm.
Antiguamente, la teja árabe se colocaba a teja vana (figura 1) , es decir, haciendo descansar las
canales sobre alfarjías dispuestas perpendicularmente a la pendiente y sosteniéndolas con
trozos de ladrillo en seco; inútil es subrayar la facilidad y frecuencia con que estos trozos se
desprendían y las consecuencias que de ello resultaban para las condiciones del tejado.
Otras veces (figura 2)se coloca directamente sobre las alfarjías un grueso de rasilla en
seco (rasillas que suelen blanquearse antes de su colocación a fin de que el tejado quede
mejor acabado por su parte inferior), sobre el cual se sientan las canales, sosteniéndolas con
trozos de ladrillo fijados con mortero.
En Cataluña, la teja árabe se disponía según una variedad de teja vana, la cual tenía
innegables ventajas. Este sistema de colocación supone que las alfarjías estén dispuestas en el
sentido de la pendiente ya que cada canal descansa directamente sobre dos de ellas y,
pudiendo así prescindirse de las cuñas de ladrillo, se reduce muy sensiblemente el peso de
material de cubierta al mismo tiempo que queda considerablemente asegurada la estabilidad
de la canal.
Entre dos listones se colocan las tejas en forma de canal con su parte más estrecha en
la parte inferior, sobre la parte más ancha se coloca la segunda teja, igual que la primera, con
un solape mínimo de 10 cm, recibiendo estas tejas el nombre de canal. La primera canal se
tendrá que calzar en su parte más baja con el fin de ganar la altura del espesor de la teja que le
falta y mantener la pendiente de la cubierta.
Sobre dos canales paralelas se coloca una con el lomo hacia arriba, denominada cobija,
y su colocación es a la inversa. En la parte inferior se coloca la parte más ancha de la teja.
Sobre ésta se coloca otra cobija con un solape también de 10 cm. La separación libre de paso
de agua entre dos cobijas será en su parte inferior como mínimo de 3 cm.
Se debe jugar con los solapes de forma que al llegar a la cumbrera se haga con teja
entera. Como cumbrera se coloca una teja en forma de cobija.
Teja plana:
El primer listón desde el alero debe ser más alto, con el fin de suplir el grueso de teja
que le falta a esta en su apoyo y que tenga la misma pendiente.
Como el solape de una teja sobre otras admite poco margen de variación se tendrá
que replantear con anterioridad y la diferencia dejarla al principio con más o menos vuelo.
Tienen en la parte inferior un orificio para poder atarlas con alambre galvanizado a los
listones, debiendo hacerse en la primera hilada y en la última, o en todas las tejas, si se tratara
de lugares con fuertes vientos.
También pueden colocarse las tejas planas sobre enlatados, tabicados, y sobre cañizo
enlucido, tomándolas con mortero. La primera teja desde el alero se macizará toda con
mortero, las restantes se cogerán colocando sólo mortero en su extremo superior en el encaje
de la pieza.
LA HISTORIA.
Siglo XVII
En los tratados del siglo XVII se profundiza en las reglas de trazado y dimensionado de
las armaduras de cubierta, se hace una clasificación de armaduras, se describe un proceso
constructivo y se mencionan sistemas y materiales de cubierta. En cuanto a las reglas de
trazado, para determinar el perfil general de las armaduras se emplea el método de trazado de
cartabones. Consiste en dividir una circunferencia en un número entero (n) de partes iguales,
y dibujar el triángulo rectángulo que tiene por hipotenusa el diámetro de la circunferencia y
uno de cuyos catetos es lado del polígono de n lados. La intersección del otro cateto con la
mediatriz de la hipotenusa determina (a la escala del trazado, que suele ser 1/6 de la real) la
altura (h) de la armadura.
La elección del cartabón define por tanto la pendiente de la armadura. En los tratados
españoles del siglo XVII, que hacen referencia a cubiertas generalmente de teja, se suele
recomendar el cartabón de cinco, seguido de los de seis y cuatro.
Para el canto de los nudillos se tomará la altura de la sección normal a los pares. Y para
el dimensionado de limas y manguetas se dan dos soluciones constructivas y estructuralmente
distintas: las armaduras de lima bordón y las de limas mohamares.
También se dan reglas para el dimensionado de ensambles como las quijeras de los
nudillos, copete y barbilla de los pares y asiento del estribo en el tirante.
• armaduras a la molinera
• armaduras de pares
• armaduras de tijera
• cimborrios y capiteles
Fray Lorenzo describe el proceso a seguir para la construcción de las armaduras, que
comienza con la preparación de la estructura de asiento. Para nivelar el apoyo de la estructura
sobre el muro se sitúan zoquetes o nudillos separados una distancia igual al ancho del muro.
Sobre ellos se coloca una solera del mismo grueso que el de los zoquetes y enrasada con la
cara interna del muro. Se procurará que sea enteriza, y en caso de tener que realizar
empalmes, se harán coincidir sobre nudillos.
Sobre las soleras se asientan los tirantes, elementos encargados de resistir el empuje
de las armaduras. La separación entre tirantes se determina en función del ancho de la obra:
1/3 de su valor si el ancho es inferior a 30 pies y 1/6 para obras de entre 30 y 50 pies. Es
importante asegurar con clavos su unión con la solera y que no lleguen a sobresalir por la cara
exterior del muro. Sobre los tirantes se colocan los estribos, cuya cara interna ha de quedar
enrasada con la cara interior del muro. Se utilizarán uniones en cola de milano, que además se
han de clavar con buenas estacas en los tirantes y en caso de no poder ser enterizos, se
empalmarán también en cola de milano. Conviene que las entalladuras del tirante que reciben
los estribos no sean muy profundas, para que puedan recibir los pares, según indica Fray
Lorenzo ( y para no debilitar el estribo, razón que aunque obvia, no se menciona en el texto).
Una vez situadas las soleras, los tirantes y los estribos, la obra queda preparada para
proceder al asiento de los pares o tijeras.
Fray Lorenzo distingue dos tipos de chapiteles: cuadrados y ochavados. En todos ellos
conviene respetar ciertas reglas para asegurar su estabilidad ante el empuje del viento. Su
altura no superará 1,5 veces el ancho de la torre (2 veces si se incluyen la cruz y la bola),
siempre y cuando sea posible colocar una estructura interna de refuerzo. En caso contrario, si
el chapitel ha de ir seguido (si no tiene estructura de refuerzo), la altura se limitará al valor del
ancho de la torre.
Sobre las buhardas, fray Lorenzo indica que se debe situar una en cada cara del
chapitel (4 si es cuadrado y 8 si es octogonal), en el cuerpo inferior, y no deberán ser muy
grandes, puesto que son elementos ornamentales que debilitan la estructura.
• La teja vana, con canal recibida sobre barro y cobija en hueco; adecuado, por su escaso
peso, para armaduras con poca pendiente.
• El tejado a lomo cerrado, con canal sobre barro, encascotada y cuajada también de
barro para recibir la cobija; es más estable, mejor aislante y más resistente a ser pisado
para reparaciones, pero resulta mucho más pesado.
• La teja clavada se recomienda como solución general para armaduras “de a cuatro” (a
45⁰), pues su pendiente elevada no permite otra forma de sujeción.
Siglo XVIII
1) Armadura molinera. Es una simple tijera cuyos pares pueden prolongarse para
conformar el alero, o bien terminar en el muro y recibir unas piezas adicionales para
formarlo.
2) Armadura de tierra. Descrita como la más antigua y la más segura, “pues no empuja a
ninguna parte”; se trata de una tijera reforzada con nudillo y tirante inferior.
A estas soluciones hay que añadir una cúpula de media naranja con linterna, que
aunque no se incluye en la clasificación de armaduras, es descrita detenidamente en este
mismo Tratado. Se trata de una estructura de arcos radiales de doble curvatura que además de
servir “para poder techar una Medianaranja de cualquier magnitud que sea” y de “no
necesitar de clavos”, representa un importante avance frente a las soluciones tradicionales de
cerchones radiales.
También los dos últimos tipos de armaduras manifiestan una notable evolución
respecto a los que hemos visto en los tratados españoles anteriores. Proponen el empleo de
nuevas soluciones, que utilizan correas, vigas compuestas y refuerzos de uniones con
pasadores metálicos. Las armaduras de Berruguilla evidencian la introducción progresiva de
tipos basados en el uso de la celosía, conocida en Europa a través de los tratados generales de
arquitectura italianos desde el Renacimiento.
• En la armadura de par y pendolón se colocarán tirantes cada tres o cuatro varas (2,5 –
3,3 m).
Para la armadura de tierra deja de aplicarse de forma estricta la regla de situación del
nudillo a 2/3 de la altura, que vimos en los tratados de carpintería española del XVII.
• Se fija en 13-15 varas (unos 11 metros) la dimensión por encima de la cual el tirante de
las armaduras de Tierra deberá construirse ensamblando piezas menores mediante
llaves.
• El tejado vulgar puede tener dos o cuatro aguas; éste último es el denominado
holandés, del que Rieger destaca su belleza y resistencia, según él “porque por todos
los lados de la casa reparte igualmente la opresión del Texado en las Paredes”.
• Los tejados mansárdicos recogen distintas soluciones en las que las vertientes no están
formadas por un solo plano, incluyendo tanto las cubiertas quebrantadas como las
abovedadas (desde la media naranja o emispherio hasta las de doble curvatura tipo
imperial). Se aconsejan por razones estéticas y de aprovechamiento del espacio bajo
cubierta.
Respecto al trazado de las cubiertas a dos aguas, Bails presenta las reglas tradicionales
europeas aconsejando emplear la escuadra (45 de pendiente), una solución moderada en
Francia en esta época, pero no en España, pues resulta demasiado pendiente.
Para la construcción, con carácter general se propone utilizar soluciones de tijeras con
correas, pendientes moderadas y secciones estrictas. Las uniones no siempre se harán con caja
y espiga, sino que dependen de la posición relativa de las piezas y de la dirección de los
esfuerzos. Y en cualquier caso, deberá cuidarse el diseño para garantizar un reparto de cargas
adecuado que no altere el buen funcionamiento del conjunto del edificio.
Por último se dedica un punto a cómo se cubren las armaduras, en el que se describen
las cubiertas de teja, pizarra, plomo, ladrillo y piedra. Según Bails, aunque el de teja “es tejado
muy duradero, y que se conserva largo tiempo”, las cubiertas de pizarra son más hermosas a la
vista de las de teja, y no cargan tanto la armadura”. Además incluye finalmente a modo de
catálogo, una serie de ejemplos de grandes armaduras construidas, entre los que encontramos
los cuchillos de la antigua Basílica de San Pedro de Constantino, de San Andrés de la Val en
Roma, de los teatros de San Carlos en Nápoles y de Parma (ambos con más de 30 m de luz), así
como la armadura de la cúpula de la iglesia del Val de Grace de París.
Siglo XIX
5. EJEMPLOS NOTABLES
Alcázar de Segovia
Catedral de León
Alcázar de Toledo
6. BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Griñán, José. Carpintería de taller y de armar. Barcelona: Ediciones Ceac, S.A. 1976-
1982, 223 pp.