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DIEGO LÓPEZ F.
sino como medio para someter ciertos hechos al imperio del derecho”.
Alain Supiot
La actual ley laboral chilena tiene una característica excepcional: define qué es
empresa, asociándola a la existencia de una identidad legal determinada. Esta
definición legal de empresa en el Código del Trabajo es una herencia del Plan Laboral;
no existía en la ley del trabajo anterior2 ni existe en la legislación laboral comparada. Su
objetivo fue impedir que las empresas se vieran amenazadas por negociaciones
colectivas supraempresa, estableciendo que la denominación societaria que adopte
cada empresa debía ser un límite jurídico infranqueable que fijara las deudas laborales
que competen exclusivamente a cada firma. El concepto legal de empresa está
diseñado para que los trabajadores contratados por una sociedad determinada no
puedan involucrar a otra sociedad en el cumplimiento de sus derechos laborales.
1 Extractos del libro “La empresa como Unidad Económica” actualmente en imprenta.
2El Código Laboral de 1931 definía en su artículo 2 al patrón o empleador, al empleado y al obrero. No
hacía mención alguna a la empresa. El Decreto Ley 2.200 (D.O.:01.05.1978) actualizó las anteriores
definiciones en un nuevo artículo 3, cambiándolas por empleador, trabajador y trabajador independiente,
agregando el concepto legal de empresa que rige hasta hoy.
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Habitualmente, las leyes no dan una definición de lo que debe entenderse por empresa
y menos aún asocian su significado a la existencia de una razón social determinada,
porque la denominación societaria de las empresas es una y otra vez transformada
para lograr una posición dominante en el mercado, ventajas tributarias, soslayar
requisitos legales de constitución o funcionamiento, etc. En realidad, el formato
societario que adoptan las empresas es meramente instrumental a los fines que
persiguen. De allí que para evitar fraudes, los jueces muchas veces deban prescindir de
la formalidad jurídica que adopta una empresa para detectar casos de abuso: puede
perseguirse judicialmente a una sociedad matriz que opera a través de filiales,
responsabilizando a todas ellas por los negocios realizados; puede indagarse
judicialmente a un individuo que simula la constitución de una persona jurídica para
no obligarse directamente en los negocios que emprenda o puede identificarse
judicialmente al que bajo diversas identidades legales utiliza trabajo subordinado sin
aparecer como el empleador contratante.
De hecho, ninguna otra ley en Chile define qué es empresa: ni el código tributario, ni la
ley de impuesto a la renta, ni la regulación legal de la quiebra operan con un concepto
3
Algunos autores, con encomiable esfuerzo, han buscado una interpretación coherente
al concepto legal de empresa, dándole al intérprete herramientas para que utilice dicho
concepto no contra la ley laboral sino en armonía con ella4. Pero la incompatibilidad
del concepto legal de empresa con las instituciones básicas del Derecho del Trabajo se
hace patente cuando el intérprete debe lidiar con el concepto de empresa y el de
empleador.
La ley define empleador (quien organiza, dirige y utiliza el trabajo contratado (Artículos
3 y 7 del Código Laboral5) y empresa (centrada en la individualidad legal determinada
que identifica a una sociedad específica (Artículo 3, inciso segundo, del Código
Laboral). Esta referencia legal a la identidad societaria que adopte una empresa para
operar válidamente en el mundo de los contratos contradice al principio de Primacía
de la Realidad propio del Derecho del Trabajo, que persigue la identificación del
3 Aparte del concepto de empresa del artículo 3 del Código Laboral, la única norma que define empresa es
una resolución del Servicio de Impuestos Internos, pero la conceptualiza de una forma tan amplia que en
ella caben todas las organizaciones que exploten alguna actividad; o sea, no tiene ninguna capacidad de
excluir organizaciones por no ser empresas: “una entidad integrada por el capital y el trabajo, como
factores de producción, y dedicada a las actividades industriales, mercantiles o de prestación de servicios
con fines lucrativos y con la consiguiente responsabilidad”. (Oficio nº 413 de 10.02.1995., cit. en Rojas y
Aylwin, 2003: 86).
4 Francisco Tapia propone diluir decididamente los alcances del concepto legal de empresa a solo un
reconocimiento del conjunto de elementos que concurren en ella, los que conforman una unidad gracias a
la identidad legal bajo la que operan (Tapia, 1998). José Luis Ugarte considera que la identidad legal
determinada es sólo el soporte legal que permite que opere la empresa y no necesariamente exige que se
trate de una persona jurídica (Ugarte, 2004: 74).
5 La utilización de trabajo ajeno es condición necesaria pero no suficiente para que haya un empleador. La
definición de empleador del artículo 3 debe complementarse con los elementos propios de la laboralidad:
la subordinación y la dependencia, instituidos en el artículo 7º. De otro modo, todas las empresas que
utilizan subcontratación laboral deberían sin más ser declaradas como empleadoras directas de los
trabajadores subcontratados que ocupan.
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Una aplicación severa del concepto legal de empresa puede arrastrarnos incluso a
interpretaciones desprovistas de la lógica más elemental: una junta de vecinos o un
centro de alumnos pueden ser imputados como empleadores, en tanto y cuanto operan
con una identidad legal determinada, pero no podría imputarse como tal a un holding
6 "El legislador pretendió evitar que mediante el artilugio de introducir modificaciones a las sociedades
empresariales, se prive a los trabajadores de los derechos que la ley les reconoce y consagra en forma
irrenunciable". (Corte Suprema, Rol 6.485/04.12.1984.) El destacado es nuestro.
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¿Sirve de algo el excepcional concepto legal de empresa del Código Laboral? Sólo para
dificultar la identificación del empleador, especialmente cuando quien contrata
formalmente el trabajo no es, en la práctica, quien verdaderamente lo utiliza, dirige y
organiza.
Todas las implicancias negativas del concepto legal de empresa no han dejado
indiferentes a las autoridades. Sucesivos proyectos de ley han tratado de corregir esta
situación, pero hasta ahora en el Congreso Nacional no se ha contado con los votos
suficientes para derogar el concepto legal de empresa o al menos eliminar el requisito
de atender a la identidad legal determinada de la misma. El primer intento que estuvo
cerca de lograrlo fue la tramitación del proyecto de reforma laboral que finalmente dio
origen a la Ley 19.759 (D.O.: 05.10.2001). En aquella ocasión, el gobierno propuso en un
7 Este ejemplo, que distingue entre organizaciones económicamente débiles (una junta de vecinos y un
centro de alumnos) y otra muy poderosa (holding) no es casual: muestra cómo nuestra ley laboral muchas
veces se presta más a una aplicación reglamentaria con los empleadores pequeños, pero es
escandalosamente débil con los grandes.
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Sin embargo, algunos años después se reflotó el debate legislativo sobre el concepto
legal de empresa; al calor de la campaña presidencial de 2005, el gobierno de la época
repuso en la discusión legislativa el proyecto de ley sobre subcontratación y suministro
laboral, que se había desgajado del proyecto original de reforma laboral del 2001. En la
vertiginosa tramitación en el Congreso Nacional que siguió a continuación, el gobierno
acogió varias indicaciones parlamentarias; una de ellas establecía que en las relaciones
de subcontratación el concepto legal de empresa ya no estaría asociado a la existencia
de una denominación social determinada. Por difícil que sea de creer, esta iniciativa
proponía la inserción de un segundo concepto legal de empresa en el Código Laboral,
aplicable sólo a las relaciones de subcontratación laboral entre empresas, que
reproducía todos los elementos de la definición del artículo 3º, salvo el de exigir
identidad legal determinada. La idea era excesiva pero su intención era correcta:
apuntaba a limitar que sociedades de un mismo grupo empresarial se prestaran
servicios de subcontratación como si fueran empresas totalmente diferentes.
Como era de esperar, éste fue uno de los artículos más polémicos del proyecto de
reforma y, pese a ser finalmente aprobado por la mayoría en el Congreso Nacional, su
constitucionalidad fue cuestionada por la oposición mediante una presentación al
Tribunal Constitucional. Pero éste eludió la oportunidad de pronunciarse acerca de la
rareza de que exista un concepto legal de empresa solo en una rama legislativa de toda
nuestra institucionalidad, y zanjó la cuestión detectando un error formal en la
tramitación del proyecto de ley, lo que le permitió anular la propuesta legislativa sin
pronunciarse sobre la constitucionalidad del contenido de la iniciativa legal8. Nada
impide, por tanto, que un futuro gobierno proponga derogar el concepto legal de
empresa que continúa vigente.
Pero, a despecho de las preocupaciones políticas que han mostrado permanente interés
en mantener vigente el concepto legal de empresa en el Código del Trabajo, la propia
ley laboral y la jurisprudencia han establecido casos en que una sociedad sí puede ser
responsable de las deudas laborales de otras sociedades jurídicamente diferentes. En
todos esos casos, como veremos, normas legales vigentes operan como expresas
excepciones al concepto legal de empresa y una doctrina judicial ya consolidada
declara inoperante el concepto legal de empresa cuando dos ó más razones sociales se
involucran en la utilización, dirección y organización de trabajo ajeno. El apego al
derecho es irreconciliable con un compromiso formal de no adjudicar
responsabilidades laborales a sociedades de identidad legal distinta de la que aparece
contratando trabajadores. Los jueces lo saben y así lo han fallado en varias ocasiones.
En realidad, el concepto legal de empresa no puede administrarse buscándole un
alcance diferente del que tiene: contradecir una aplicación correcta de la ley laboral.
esta doctrina son radicales: las iniciativas parlamentarias en temas laborales se restringirían severamente
porque virtualmente todos ellos, directa o indirectamente, afectan obligaciones previsionales.
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mundo de los contratos. Sin ella serán las personas naturales dueñas de ese capital las
que como individuos adquieran derechos y asuman obligaciones.
Es muy probable, y de hecho suele ocurrir, que en un ilícito como éste se involucren
dos sociedades: una empresa diferente a la que se presenta en el contrato de trabajo
como empleadora puede comprometerse estrechamente en la utilización, dirección y
9 La verdadera utilidad del inciso primero del artículo 507 es que autoriza a inspectores del trabajo a
detectar una simulación laboral y aplicar multa administrativa por infracción a la ley. Sin él, los tribunales
igualmente pueden valerse del principio de Primacía de la Realidad para sancionar al empleador aparente.
Sin embargo, como se sabe, la consolidada jurisprudencia de la Corte Suprema le ha quitado eficacia real a
este inciso, al despojar a los inspectores del trabajo de cualquier competencia legal para constatar la
existencia de simulación laboral.
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organización del trabajo realizado, tal y como mencionamos que puede ocurrir en la
subcontratación laboral. Esa empresa puede (y debe) ser legalmente imputada como
empleador.
10“Debe entenderse que los trabajadores no se encuentran ligados a un empleador determinado, sino que
a la empresa en sí misma, posición que el legislador ha reconocido en el inciso segundo del artículo 4 del
Código del Trabajo, que separa los alcances de los conceptos de empleador y de empresa, vinculando los
derechos y obligaciones de los trabajadores con esta última y no con la persona natural o jurídica que se
encuentran cargo de ella” (Corte de Apelaciones de La Serena, Rol 53-2005/08.07.2005).
Incluso para la Corte Suprema “el concepto de empresa representa la coordinación de ciertos elementos
orientados a la obtención de finalidades de variada índole y que posee una personalidad propia” (Corte
Suprema, V.Nº 833-04/28.09.2005).
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dirección del trabajo involucrado, todas ellas deben ser imputadas como empleadoras.
Aún más, si las sociedades que comparten la titularidad sobre el trabajo en realidad
están sometidas a la voluntad de otra sociedad dominante, que opera como cabeza del
grupo empresarial que las incluye, y que interviene en la forma como se utiliza,
organiza y dirige el trabajo involucrado, esa sociedad dominante es el verdadero
empleador.
BIBLIOGRAFÍA
Rojas, Irene y Aylwin, Andrés: 2006. Los grupos de empresas en el derecho chileno del
trabajo. Santiago: Lexis Nexis.
Supiot, Alain: 1996. Crítica del Derecho del Trabajo. Madrid: Ministerio del Trabajo y
Seguridad Social.
Tapia, Francisco: 1998. “El concepto de empresa y los derechos sindicales en el derecho
chileno del trabajo”. En Estudios en homenaje al profesor William Thayer A. Santiago:
Sociedad Chilena de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social.
Ugarte, José Luis: 2004. El nuevo derecho del trabajo. Santiago: Editorial Universitaria.